Cavidad Volcánica de Callejones de Abajo (Villa de Mazo, Isla de La Palma, Islas Canarias): Más de 2.000 Años de Presencia Humana
13 Revista de Espeleología del Archipiélago Canario - Volúmen 10
Abstract:
The lava tube to study is known as Cueva de los Calle-jones
(Fernández, 2000) or System of Los Lázaros (Fernán-dez,
2007) and takes the Key LP/MZ-7. It is a modal and a
good example of permanent occupation from the moment
of the arrival of the first settlers in the island of La Palma,
more than 2.000 years ago. For this reason, the volcanic pipe
of Callejones de Abajo, placed in Villa de Mazo, shows us
several and different evidences of the human presence.
Key Words:
Callejones de Abajo, lava tube, Usefulness, awara, La
Palma.
Resumen:
La cavidad volcánica a estudio se conoce como C. de
Los Callejones (Fernández, 2000) o Sistema de Los Lázaros
(Fernández, 2007) y que lleva la Clave LP/MZ-7. Es un re-ferente
y un buen ejemplo de ocupación permanente desde
el momento de la arribada de los primeros pobladores a la
isla de La Palma, hace más de 2.000 años. Por ello, el tubo
volcánico de Callejones de Abajo, situado en Villa de Mazo,
nos muestra numerosas y diferentes evidencias de la presen-cia
humana.
Palabras Clave:
Callejones de Abajo, tubo volcánico, utilidades, awara,
La Palma.
cánicos de la isla de La Palma se encuentra algún
tipo de vestigio o huella de la presencia humana a
lo largo del tiempo. Este es el caso de la cueva de
Los Callejones de Abajo, cuyos primeros rastros se
remontan a los siglos previos al nacimiento de Cris-to,
coincidiendo con el momento de la arribada de
los primeros pobladores a la Isla que se instalaron
de forma permanente en la base del Roque de Los
Guerra, a escasos 300 m de distancia.
LOCALIZACIÓN Y DESCRIPCIÓN DE
LA CAVIDAD
La gruta de Callejones de Abajo se encuentra
en el término municipal de Villa de Mazo, en la ver-tiente
oriental de Cumbre Vieja, cercana a la costa.
Esta ubicación va a determinar las características ge-nerales
del relieve basado en una sucesión de conos
volcánicos, coladas lávicas y malpaíses, así como pe-queños
barrancos debido a su reciente formación
con algunas excepciones como Barranco Hondo en
la costa de Tigalate.
Las cumbres del Municipio superan los 1.800
m de altitud, en algunas zonas el terreno desciende
suavemente y en otras, como El Cabrito, las pendien-tes
son muy pronunciadas. El paisaje vegetal muestra
una gran variedad y contraste según las diferentes
cotas altitudinales y las condiciones climatológicas
predominantes.
En las cimas de Cumbre Vieja se desarrolla el
pinar con otras especies vegetales como el codeso
(Adenocarpus foliolosus) o la crespa (Plantago webbii).
INTRODUCCIÓN
Acercarse al interior de una oquedad subterrá-nea
es adentrarse en un mundo diferenciado carga-do
de incitantes sensaciones de aislamiento, misterio,
extrañeza, temor, belleza… y oscuridad. Allí en tu
soledad la mente es capaz de hurgar en lo más pro-fundo
de tus emociones que te hacen reflexionar y
cuestionar lo más íntimo del ser humano. La natu-raleza
ha creado formas que el hombre ha ido reco-nociendo
con el devenir del tiempo desde la antigua
mitología hasta la más reciente disposición científica.
Buscar respuestas dentro de esa barrera del
tiempo que es el interior de un tubo volcánico es
algo fascinante por su diferencialidad. No es nada
fácil adivinar qué llevó a los awara (antiguos pobla-dores
de la isla de La Palma) a penetrar en el inte-rior
de estas cavidades y dejar restos materiales de
carbones, cerámicos, líticos, malacológicos y óseos.
Sí tenemos claro que las motivaciones varían de unas
cavidades a otras. Numerosas son las incógnitas a las
que nos enfrentamos, pero dentro de ese contexto
podemos interpretar algunas de las manifestaciones
más significativas. Albert Einstein fue uno de tantos
investigadores que destacaron el misterio como lo
más hermoso que podemos sentir.
A partir del siglo XVI la antroespeleología
histórica nos sigue dando muestras de una continua
utilización, incluso modificadora, del interior de las
cavidades volcánicas que intentaremos dar respuesta
en las siguientes páginas.
Pues bien, en la gran mayoría de los tubos vol-
CAVIDAD VOLCÁNICA DE CALLEJONES DE ABAJO
(VILLA DE MAZO, ISLA DE LA PALMA, ISLAS CANARIAS):
MÁS DE 2.000 AÑOS DE PRESENCIA HUMANA
M. A. Martín*
*Prehistoriador y profesor de EEMM.
C/ El Pilar nº 8, 2º-4. CP 38700 - Santa Cruz de La Palma. S/C de Tenerife
ISSN:
1989-9122
Recibido:
7-X-2012
Aceptado:
12-I-2013
Publicado:
27-V-2013
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hasta los 14,3 m. A 2,2 m de la entrada se constru-yó
un muro artificial de piedras sueltas. Después de
pasar una pequeña gatera, a los 16,6 m se abre otra
de las bocas en el techo, producida por el derrumbe
del mismo. A partir de aquí los siguientes 40 m son
amplios y uniformes de suelo compacto, se aprecian
algunas grietas en el techo y un pequeño jameo de 60
cm por 30 cm que podemos considerar la tercera en-trada.
Continuando con el recorrido, ahora el suelo
es más terroso y destacan dos muros artificiales de
piedras. A los 66 m se abre la cuarta boca originada
por un hundimiento del techo. El final de la cavidad
lo conforma una enorme roca de casi 2 m de radio y
una acumulación de piedras producto del derrumbe
de paredes y techo (Dumpiérrez et al., 1997).
Fig. 2. El tramo más angosto del interior de la cavidad.
Según descendemos en altura, junto al pinar se in-tensifican
los corazoncillos (Lotus hillebrandii), taga-sastes
(Chamaecytisus proliferus), poleos (Bystropogon
origanifolius), etc. El fayal-brezal tiene un enorme
protagonismo en las medianías, mientras que en la
zona costera empiezan a destacar pequeñas muestras
de bosque termófilo como la sabina (Juniperus phoeni-cea),
el mocán (Visnea mocanera) o la palmera (Phoenix
canariensis) entre otros. La cubierta vegetal más baja
es xerófila con el predominio de las higuerillas (Eu-phorbia
regis-jubae Webb & Berthel.) y otro grupo de
arbustos y plantas halófilas en las cercanías del mar.
La cueva de Callejones de Abajo se localiza a
unos 200 m. s. n. m, distante unos 800 m del mar
y a unos 500 m del cono volcánico de Los Valenti-nes.
Actualmente, el entorno más cercano presen-ta
un paisaje determinado por el típico malpaís con
disposición de muros de piedra, parcelando algunas
huertas, delimitando propiedades y una pista que
pasa cerca de la cavidad. Se han levantado, asimis-mo,
varios estanques o depósitos de agua y se han
sorribado terrenos para usos agrícolas e industriales.
Fig. 1. Panorámica de la zona próxima a la gruta de
Callejones de Abajo.
Se trata de un tubo volcánico lineal de 88,8 m
de recorrido orientado de Oeste a Este. Presenta cua-tro
entradas naturales y una quinta después de salir a
la superficie y proseguir, unos metros más abajo, con
otro pequeño segmento de tubo. La primera boca
más próxima a la costa ofrece unas dimensiones de
1,25 m de alto y 1,5 m de ancho que se mantiene
LA HUELLA DE LOS AWARA
Los trabajos de campo se orientaron a la pros-pección
de la cavidad y entorno adyacente lo que
permitió evaluar el uso que recibió este espacio por
parte de la población indígena y los lugareños his-tóricos.
La manifestación de pruebas inequívocas las
podemos encontrar nada más entrar a la cueva don-de
aparecen restos de cerámica, en concreto tres
pequeños fragmentos de las fases III, IV y una sin
decorar con tonos rojizos. Nuestro compañero D.
Rafael García Becerra encontró y fotografió en una
de las visitas varios trozos de cerámica de la fase II
muy bien conservados.
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Igualmente aparecen restos de carbones, algu-nos
líticos y piezas malacológicas (conchas de lapas).
A lo largo de la gruta se aprecian restos óseos de pe-rro
y ovicápridos, así como otras piezas osteológicas
que no logramos identificar. Todos estos restos bien
pudieron ser más numerosos puesto que los usos
históricos seguro que han afectado a la presencia de
otros materiales.
Fig. 3 y 4. Fragmentos de cerámica awara muy antiguos corres-pondientes
a los primeros momentos de ocupación. Destacan
las decoraciones en metopas de la fase II.
(Fotos: R. García).
Fig. 5. Muestras de líticos y lapa.
Fig. 6. Fragmentos de huesos.
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VESTIGIOS HISTÓRICOS EN EL TUBO
Las primeras señales de la presencia humana a
partir del siglo XVI es la construcción de tres muros
de piedras que taponaban el tubo en aquellos lugares
cercanos a las entradas inferior y superior para tabi-car
pequeños tramos. Probablemente fueran confec-cionados
para encerrar ganado. En este sentido, en
el pasado siglo XX el techo de la entrada superior
fue recubierto de cemento para acondicionar la es-tancia
y evitar la entrada de agua de lluvia y los rayos
solares.
Fig. 7. Parte de uno de los muros interiores de la cueva.
Resulta lógico pensar que la cavidad de Calle-jones
de Abajo fuera visitada por los awara desde
el primer momento de la arribada debido a la pre-sencia
muy cercana, unos 300 m de distancia, de un
yacimiento prehistórico muy conocido en la isla de
La Palma que es el Roque de Los Guerra, catalogado
por el arqueólogo D. Mauro Hernández en la década
de los 70.
Se trata de una mole pétrea situado cerca del
mar a una cota de 70 m. s. n. m. y con una altura asi-mismo
de unos 70 m que contiene una serie de pe-queñas
cuevas que se abren en la base de la cara
oriental y meridional. Debido a los movimien-tos
de tierra continuos para construir parcelas
de plátanos se destruyó un importante poblado
de cabañas situado en la base del mismo roque
(Martín, 1997). El conjunto fue afectado por el
volcán de Los Valentines (siglo I), cuyas coladas
rodearon el roque y sepultaron parte del asenta-miento
que fue, poco después, nuevamente ocu-pado.
También se encuentran ejemplos de graba-dos
rupestres con formas geométricas, canales y
cazoletas en la parte superior del pitón. Asimis-mo,
descubrimos en 1993, formando parte de un
muro histórico, un petroglifo que actualmente se
encuentra en el Museo de la Cueva de Belmaco.
El yacimiento arqueológico ha sido exca-vado
mediante sondeos dando como resultado
la existencia de una estratigrafía de más de 7 m,
destacando la presencia de todas las fases cerá-micas
lo que supone un poblamiento continuo
desde la arribada de los awaras hasta la con-quista
castellana de la Isla y la aparición de
enormes cantidades de restos líticos, óseos,
malacológicos, espinas de pescados, etc.
Aunque, sin duda, el hallazgo más sorpren-dente
fue la aparición en el corte 1 de innu-merables
restos óseos de una especie de la-garto
gigante (Pais, 1998) que fue consumido
por los primeros pobladores. Estos reptiles
de grandes dimensiones vivieron hasta los
primeros siglos antes de Cristo.
El acceso a la cavidad es bastante hol-gado,
presentando dos estancias más amplias
que bien pudieron ser aprovechadas para gua-recerse
en determinados momentos de tem-porales
de agua y viento o calores excesivos.
Es aquí precisamente donde se encuentran
los restos materiales. No apreciamos eviden-cia
alguna de aprovechamientos de minerales,
agua o de cualquier uso religioso como sí su-cede
en otros tubos volcánicos de la Isla.
Fig. 8. Techo de cemento en la boca de entrada superior.
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Estas grutas han servido de refugio temporal,
de escondite, de fresquera para guardar alimentos y
pequeños recipientes de agua, aunque la mayoría de
las veces el hombre moderno deja como recuerdo
de su presencia en los tubos volcánicos restos de ba-sura.
En este sentido, a unos pocos metros hacia el
Este de la entrada superior de la cavidad de Calle-jones
de Abajo encontramos restos de una fogata
perimetrada con cinco rocas donde se aprecian pe-queños
trozos de residuos de madera y carbones. Así
mismo, próximo a uno de los muros, encontramos
restos de basura en forma de plásticos y ruedas de
una bicicleta.
En definitiva, la huella de la presencia humana
en el tubo volcánico de Callejones de Abajo tiene
una amplia cronología que abarca desde el siglo II o
III a.C. hasta la actualidad. Sus usos fueron bien di-ferenciados
entre los awara y los palmeros históricos
como hemos podido comprobar.
BIBLIOGRAFÍA
Dumpiérrez, F., M. Fernández, O. Fernández,
R. García, A.J. González, F. Govantes, M.
Mata, & M. Muñoz (1997). Las cavidades vol-cánicas
de Villa de Mazo (La Palma, Islas Ca-narias).
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Martín, M. A. (1997). La vida sagrada de los Benahoari-tas.
Ediciones J.A.C.E. Santa Cruz de La Pal-ma.
121 pp.
Pais, F. J. (1998). El bando prehispánico de Tigalate.
C.C.P.C Tenerife. 451 pp.
Fig. 9. Residuos de carbón y madera.