Estudio faunístico de la «Mina de agua de Los Llanetes». (Valsequillo, Gran Canaria)
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INTRODUCCIÓN
Hasta ahora la escasez generalizada de cavidades cono-cidas
en Gran Canaria ha influido enormemente en el
conocimiento de la fauna cavernícola de esta isla; a su vez,
la ubicación de estos tubos volcánicos en zonas áridas pro-picia
que sean secos y polvorientos, condiciones poco ade-cuadas
para la presencia de vida troglobia.
Debido al poco atractivo lúdico que han despertado
las cavidades conocidas hasta ahora, la escasamente moti-vada
actividad espeleológica grancanaria nunca ha llega-do
a alcanzar niveles significativos en cuanto a explora-ción
se refiere que puedan aumentar el número de tubos
volcánicos conocidos. Lógicamente esto repercute en la
investigación bioespeleológica, hasta ahora concentrada
en las cavidades ya divulgadas, que han sido muestreadas
reiteradamente y siempre con resultados pobres. De este
modo, el número de especies troglobias censadas para
Gran Canaria es igualmente muy escaso, no tanto por las
características de su subsuelo –que es similar al de cual-quier
isla con ambientes monótonos de oscuridad absolu-ta,
temperatura poco variable, elevada humedad, escasa
ventilación y un mínimo flujo energético– como por la
carencia de puntos de acceso para su estudio.
También se ha estudiado e investigado el Medio Sub-terráneo
Superficial (MSS), mediante abundantes mues-treos
a lo largo de los últimos 25 años, que han obtenido
resultados tan desalentadores como en las cuevas.
Podríamos decir que hasta ahora Gran Canaria sólo
nos ha presentado pinceladas de su riqueza faunistica,
ofreciendo a los entomólogos algunos ejemplos de sus
posibilidades en las diferentes categorías de clasificación.
Un ejemplo claro lo constituye la quimérica especie Pseu-domyas
doramasensisUytt, 1929, que no se ha logrado vol-ver
a capturar desde que se recogió la serie tipo y de la que
poco se sabe sobre su biología, lo que ha llevado a que
algunos autores planteasen la posibilidad de que ocupara
el subsuelo (Oromí et al., 1989); en cambio, otros la con-sideran
como habitante de la hojarasca de los relícticos
bosques insulares de laurisilva (Machado, 1992). Tam-bién
asociados al medio edáfico, Osella & Pagliano Osella
(1986) encuentran y describen, tamizando la tierra, tres
edafobios del género Torneuma (T. viti, T. canariense y T.
solarii). Igualmente, se ha estudiado el medio freático en-contrándose
fauna estigobionte anchialina como son
Pseudoniphargus fontinalis y P. pedunculatus (Sánchez,
1989). Más recientemente, Izquierdo y Medina (1992)
describen un blátido (Symploce microphthalma) del medio
subterráneo superficial.
Hasta ahora poco más, faunísticamente hablando, se
conocía del subsuelo grancanario. Aún así, la variada y
dilatada historia geológica de Gran Canaria y la diversi-
ESTUDIO FAUNÍSTICO DE LA «MINA DE AGUA DE LOS LLANETES».
(VALSEQUILLO, GRAN CANARIA)
R. GARCÍA(1), O. FERNÁNDEZ1) Y M. MARTEL(2)
(1) tebexcorade@canarias.org; (2) tarima@hotmail.com
GRUPO DE ESPELEOLOGÍA TEBEXCORADE – LA PALMA APARTADO DE CORREOS Nº 591. 38 700, S/C DE LA PALMA.
Abstract
We present here a study of the invertebrate fauna, survey
and morphological description of an artificial tunnel for water
extraction, called «Mina de agua de Los Llanetes», which is
located in the municipality of Valsequillo (Gran Canaria). A
total of 243 specimens corresponding to 21 species from 7
classes and 13 orders were captured. This tunnel has a very
rich community in species: 4 troglobites, 7 trogophiles, 6
trogloxenes and 4 edaphobites.
Key words: Subterranean fauna, survey, Mina de agua de Los
Llanetes, artificial tunnel, Gran Canaria, Canary Islands.
Resumen
Se presenta el estudio faunístico, topografía y descripción
morfológica de una galería artificial para la extracción de
agua, conocida como «Mina de agua de Los Llanetes» en el
municipio de Valsequillo (Gran Canaria). Se obtuvo un total
de 243 ejemplares pertenecientes a 21 especies repartidas en 7
clases y 13 órdenes. La galería presenta una comunidad
zoológica muy rica, con 4 troglobios, 7 troglófilos, 6
trogloxenos y 4 edafobios.
Palabras clave: Fauna subterránea, topografía, Mina de agua
de Los Llanetes, galería artificial, Gran Canaria, islas Canarias.
ISSN: 1577-1792 García et al., 2007 Vulcania, 8 pp: 46-54
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dad de especies epigeas que la colonizan, debería haber
generado una fauna hipogea cuando menos similar a las
otras islas de nuestro archipiélago.
Sentados estos antecedentes, y teniendo conocimien-to
de una galería artificial en una zona potencial de mon-teverde
que reunía condiciones favorables en su interior,
nos decidimos a realizar un muestreo preliminar en un
hábitat que nunca antes había sido considerado para este
tipo de actuaciones, con la intención de aportar un punto
de vista diferente para la aproximación al estudio del me-dio
cavernícola grancanario.
LA MINA DE AGUA DE LOS LLANETES,
EMPLAZAMIENTO Y DESCRIPCIÓN
Esta galería para la extracción de agua dulce se encuentra
excavada en la margen derecha del Barranco de San Miguel
y tiene el código 07584 en la Carta Etnográfica de Gran
Canaria. Su bocamina se localiza casi a la altura del cauce en
las coordenadas UTM datum WGS84 (28R) X= 452900 m
Y= 3096010 m, a una altitud de 395 m s.n.m. No obstante,
por este lugar solamente se tiene acceso a unos 3,8 m de la
obra (ancho de 1 m), punto en el cual una tapia de mampos-tería
recibida con mortero de cemento impide el paso y sal-vaguarda
la cavidad de actos vandálicos por el aislamiento
que le proporciona. No sabemos con certeza la fecha de colo-cación
de esta tapia, pero algunos comentarios indican que
se levantó en la década de 1980. Bajo este muro, y sustitu-yendo
a la antigua acequia, una tubería de acero permite la
salida del agua, que generalmente está canalizada mediante
surcos en el terreno para regar un cercano cultivo de ñame
(Colocasia esculenta (L.) Schott). También los lugareños la
recogen en garrafas para uso doméstico ya que es posible
acceder en 4x4 hasta la bocamina; en este sentido, análisis
realizados por particulares indican la presencia de trazas de
contaminación fecal (H. López, com. pers.) lo que debería
tenerse en cuenta e indicarse mediante un cartel en la boca-mina
si el agua está siendo usada para consumo humano. En
la lechada de cemento del dintel reza grabado (entre multi-tud
de pintadas posteriores) «14-4-1914», fecha que posible-mente
se corresponde con la finalización de la obra.
La mina, sin embargo, tiene un recorrido mucho mayor
tras la tapia, sumando en total unos 455 m entre el túnel prin-cipal
y un pequeño ramal. Gracias al conocimiento de prime-ra
mano que poseía uno de nosotros, pudimos localizar una
«campana1» a mitad de recorrido de la galería, por la cual se
puede acceder al interior. Esta abertura, de coordenadas
UTM (28R) X= 452.689 m e Y= 3.095.838 m se encuentra
en el Barranquillo de Las Hoyas a unos 415 m s.n.m, el cual
vierte a la margen derecha del Bco. de San Miguel. La vege-tación
presente en las proximidades de esta «entrada trasera»
está constituida principalmente por especies introducidas por
el hombre, como tuneras (Opuntia dillenii (Ker-Gawl.) Haw
y O. maximaMill.), piteras (Agave sp), cañas (Arundo donax
L.), eucaliptos (Eucaliptus sp), almendros (Amygdolus commu-nis
L.), entremezclados con plantas propias de la vegetación
potencial como tajinastes (Echium sp), gacias (Teline sp), beje-ques,
(Aeonium sp), granadillos (Hypericum sp), retamas (Re-tama
rhodorhizoidesWebb & Berthel.), cerrajas (Sonchus sp),
Fotomontaje donde se aprecia el tramo de bóveda afectado por el derrum-be
de enero de 2007. Puede observarse cómo la entrada original, ade-cuadamente
entibada, ha permanecido intacta. (Fotos: O. Fernández)
1 Orificio más o menos vertical de aireación que conecta la obra con
el exterior.
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Inserción fotográfica del trazado de la galería en el terreno. Imagen tomada desde el
barrio de Los Llanetes. (Foto: O. Fernández, Render e inserción: Y. Jiménez).
Aspecto de la entrada a la rampa espiral, antes de producirse el desprendimiento de enero
de 2007. Como puede apreciarse, la boca era difícil de localizar. (Foto: O. Fernández)
El barranquillo de las Hoyas, en la zona próxima a la entrada en espiral.
(Foto: O. Fernández)
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vinagreras (Rumex lunaria L.), acebuches (Olea cerasiformis
Rivas-Mart. & del Arco) y tabaibas (Euphorbia regis-jubae
Webb & Berthel.) entre otras.
Esta entrada (que descuidada durante mucho tiempo
se ha ido colmatando con materiales provenientes del
exterior) da paso a una rampa descendente de trazado he-licoidal
y fuerte pendiente (~40°) que, girando a la iz-quierda,
profundiza unos 19 m en el terreno con 35 m de
desarrollo, hasta intersecarse, esta vez en su lado derecho,
con la propia galería. Salvo la entrada, más angosta por la
falta de mantenimiento con 0,86 m de ancho y 0,5 de
alto, toda la rampa se puede recorrer a pie (con medias
superiores a 2 m de altura y 0,7 de anchura), y se encuen-tra
cuidadosamente entibada donde se requiere, median-te
muros de mampostería y mortero de cal en los latera-les,
ejerciendo la función de dinteles gruesas losas basálti-cas
(método de entibado generalizado en toda la galería).
En la última visita realizada (febrero de 2007), se ob-servó
que las fuertes lluvias de finales de enero del mismo
año habían provocado un desprendimiento que afecta al
tramo de rampa inmediatamente posterior a la salida de la
«campana». Todo este segmento final de la rampa estaba
excavado muy próximo a la superficie, y si bien la boca está
adecuadamente entibada (ha resistido el derrumbe y sigue
siendo practicable) el tramo de bóveda unos 3 m hacia el
interior (que carecía de esta protección), acabó por desplo-marse
debido al peso del terreno empapado sobre él. Poco
más abajo, la hélice pasa a estar excavada en materiales más
compactos, por lo cual el riesgo de derrumbes es mucho
menor. Aún así, se aconseja la reparación de esta zona,
mediante contención del talud o un nuevo entibado, que
evite el deterioro progresivo de la obra. En cualquier caso,
ha de ponerse el máximo cuidado a la hora de acceder al
interior, pues a medida que varíe el grado de humedad, será
mayor o menor la posibilidad de derrumbes tanto por el
peso de los sedimentos como por cambios en la cohesión
de los mismos. De este modo, se considerará mayor el ries-go
de desprendimiento cuando las condiciones de seque-dad
o de hidratación del talud sean extremas.
Una vez completamos el descenso hasta la galería, llega-mos
a una sala totalmente entibada, un tanto amplia (la zona
más ancha de toda la mina con 2,8 m y 2,4 de alto), locali-zada
más o menos a 268 m de la bocamina tapiada; algunos
escalones, en parte inutilizados por los sedimentos que
durante años han rodado por la rampa, completan la bajada.
En este lugar existe un muro (1 m de altura) de mamposte-ría
a hueso, en sentido transversal a la galería, que ha acumu-lado
gran cantidad de sedimentos cubiertos por limo en su
trasdós. De este modo se ha creado una pequeña presa que
hace posible la presencia de zonas inundadas en la parte supe-rior
de la galería y que preserva limpio de sedimentos todo el
tramo inferior, actuando a su vez como filtro donde se decan-tan
las partículas en suspensión. Dicho muro deja una aber-tura
de 0,9 m encima suyo que permite acceder al tramo infe-rior,
punto donde (gracias a la variación de la altura) es per-ceptible
una tenue corriente de aire. El tramo inferior de la
galería tiene una sección bastante uniforme entre la bocami-na
y la rampa (medias de 0,75 m de ancho por 2,2 m de altu-ra),
está excavado en diversos materiales, como arcillas, depó-sitos
arenosos, conglomerados de barranco y estratos rocosos
fisurados y allí donde el terreno tiene menos cohesión está
completamente entibado con el mismo método de muros de
mampostería enripiada y dinteles de piedras enterizas, sien-do
visibles algunas repisas y hornacinas. Por aquí apenas dis-curren
unos centímetros de agua cristalina.
En las proximidades de la bocamina tapiada, el dintel
pasa de ser enterizo a estar formado por dos losas apunta-das,
con una resistencia a la compresión mucho mayor.
No se observan en ningún lugar indicios del uso de raíles
o vagonetas durante la construcción de la mina.
Todo este tramo de galería es el que se encuentra a
mayor distancia de la superficie lo que, unido a la escasez
de raíces u otros aportes orgánicos apreciables, motivó
que se descartase para el muestreo faunístico casi en su
totalidad, colocándose solamente una estación (T1), en
una repisa a 20 m de la rampa de acceso. El resto de pun-tos
de muestreo, hasta un total de 8, se ubicaron en el
tramo aguas arriba (T2, T3, T4, T5, T6 y T7), así como en
una concavidad con raíces sobre el entibado de la rampa
de bajada (T8), a unos 10 m de profundidad.
Desde la rampa y en dirección aguas arriba, se transita
por una zona inundada de profundidad variable según el
caudal de la galería (se ha medido entre 25 y 70 cm, aun-que
podría alcanzar algo más de un metro a juzgar por las
marcas de nivel en las paredes). En este lugar el trazado de
la mina se desvía unos 30° (Deg) al oeste, discurriendo
paralelo a la barranquera bajo la que se encuentra. A poco
de caminar por este tramo, y antes de que el agua se entur-bie
a nuestro paso, observamos la presencia de abundantes
raíces flotantes, que llegan a ocupar gran parte de la sec-ción
inundada dificultando la progresión al enredarse en
los pies. Poco más adelante aparecen grandes raíces en las
paredes, algunas de las cuales han deteriorado ligeramente
el entibado (punto donde se colocó T2, a 38 m de la
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rampa). Pequeños desprendimientos laterales crean, a su
vez, presas donde el agua se remansa a intervalos, dejando
espacios intermedios de grava terrosa húmeda (lugar de
colocación de T3, a 8 m de T2). Toda esta zona ha demos-trado
ser muy rica, observándose fauna a simple vista.
La galería, anegada a tramos, prosigue su ascenso; a 21 m
de T3 se colocó T4, en una repisa al margen de uno de estos
lagos. A 25 m de T4 y 94 m del final de la rampa, destaca una
doble hornacina que abarca toda la sección, donde se ubicó
T5 y donde el túnel alcanza los 2,9 m de ancho. A 50 m de
dicha hornacina superamos el nivel de inundación, y el agua
es ahora sólo una escorrentía, alimentada por el abundante
goteo del techo. A partir de este punto, la sección disminu-ye
bruscamente en dimensiones (0,6 m de ancho por 0,9 de
alto), a la vez que se incrementa la pendiente (+25 °), lo que
nos obliga a progresar en cuclillas sobre un suelo de grava y
arcilla y bajo un incesante goteo. Tal vez esta variación en las
características de la galería se deba a una ampliación poste-rior
a la obra original. Tras esta nueva rampa, la galería recu-pera
momentáneamente una altura más holgada (1,2 m) a la
Tabla I. Lista de especies capturadas en los dos muestreos por estaciones. Con asterisco se señalan las especies endémicas.
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vez que se bifurca y aparentemente finaliza. En toda esta zona
corre un hilo de agua por el fondo, excepto en el ramal final,
que además presenta un escalón sobre un muro de 75 cm de
alto, donde se colocó T6. El ramal principal sigue más allá de
la parte representada en la topografía, aunque con unas
dimensiones que obligarían a gatear o ir a rastras, cosa que
por motivos de seguridad nunca se hace en una cavidad arti-ficial,
por lo cual se abandonó aquí la prospección espeleoló-gica
(colocando T7). De cualquier modo, y dado que la gale-ría
debió de ser excavada por un operario con necesidades de
espacio similares o más exigentes que las de un espeleólogo,
seguramente el final de la obra esté ya muy próximo.
MUESTREO FAUNÍSTICO
En las estaciones de muestreo, cuya localización exacta
puede apreciarse en el plano topográfico, se colocaron tram-pas
de caída cebadas con queso y actuando como líquido
conservante anticongelante de automóvil (etilenglicol al
20%). El primer periodo de muestreo abarcó desde el 29 de
mayo de 2005 hasta el 14 de octubre de 2005; el segundo,
desde el 30 de noviembre de 2005 al 29 de enero de 2006.
Durante el primer ciclo de muestreo se colocó una trampa
en cada estación. Durante el segundo ciclo, habida cuenta
de los interesantes resultados del primero, se colocaron dos
trampas en algunas estaciones (T2 y T8) aunque el conteni-do
del tarro T2 en un montículo del suelo se perdió por fluc-tuaciones
en el nivel del agua remansada2, quedando sólo el
del techo. El resto de trampas no sufrió inundación.
Se colectaron un total de 243 ejemplares repartidos
entre 21 especies englobadas en 7 clases y 13 órdenes (tabla
I). La identificación a nivel específico de muchas de las cap-
Tramo aguas abajo desde el final de la rampa, donde puede apre-ciarse
la escasa profundidad del agua y el material de conglomera-do
en que está excavado casi todo este tramo. (Foto: O. Fernández)
Marcas de picos y barrenas en la bóveda de arcilla en el tramo desde
la rampa hasta la bocamina. (Foto: O. Fernández)
2 El líquido conservante, aunque haya pasado en algún momento al
flujo de agua de la galería, no es tóxico, y en cualquier caso la cantidad
vertida sería de apenas unos cc.
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turas ha sido imposible debido al enorme deterioro con que
llegaron la mayoría de los especimenes, debido por una
parte, a una prolongada duración de los ciclos de muestreo
(particularmente del 1º) y sobre todo a su envío por correo
postal hasta La Palma, donde se realizaba la identificación
a nivel específico; incluso podemos suponer que el núme-ro
de ejemplares colectados probablemente fuese mayor.
Siguiendo criterios morfológicos ya establecidos en
anteriores trabajos (Martín y Oromí, 1990 y García et al.,
1997) podemos considerar que en esta galería artificial los
troglobios están representados por 4 especies, los trogló-filos
por 7, los trogloxenos por 6 y los edafobios por 4.
Desde el punto de vista cuantitativo los troglófilos son los
más abundantes con 128 ejemplares seguidos de los tro-gloxenos
con 76 ejemplares.
Tanto desde el punto de vista cuantitativo como cua-litativo
es la clase Insecta la mejor representada en esta
mina con un total de 8 especies y 214 ejemplares, que sus-tentan
gran parte de la energía interna de la cavidad.
Tanto los trogloxenos como los troglófilos están presen-tes
en toda la cavidad colectándose en casi toda la galería.
De entre todas las especies recogidas sobresale por su
abundancia y por estar presente en todas las estaciones el
blátido Symploce microphthalma; este interesante ende-mismo
troglomorfo vive en el medio subterráneo superfi-cial
(MSS) del centro y noroeste de Gran Canaria pero
ocasionalmente puede aparecer bajo grandes piedras en
zonas muy húmedas (García et al., 2001), aunque en los
pinares del sur ocupa exclusivamente el MSS (Izquierdo y
Medina, 1992). Con estos nuevos datos se amplía su dis-tribución
hacia el noreste.
Otra valiosa captura es una serie de tres ejemplares de
una especie de pseudoescorpión (orden Pseudoescorpio-nides)
caracterizada por sus marcados rasgos troglomor-fos
y que se encuentra en estos momentos en fase de estu-dio
por el especialista austriaco V. Manhert.
Igualmente interesante es la presencia de un pececillo
de plata (Orden Zygentoma) con marcados rasgos troglo-
Tramo inundado, sin entibar, entre el final de la rampa y la esta-ción
de muestreo nº 2. (Foto: O. Fernández)
Zona de filtración que aporta el caudal de la mina. Se aprecia el
laborioso entibado que protege la galería de los desprendimientos.
(Foto: O. Fernández)
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morfos, del que se capturaron varios ejemplares totalmen-te
deteriorados.
También hemos de destacar la presencia de un estafi-línido
ciego (Orden Coleoptera, Fam. Staphylinidae) del
que lamentablemente sólo encontramos la cabeza.
Asimismo, llama la atención la captura de edafobios
representantes de las clases Symphyla y Protura, especies
que viven en ambientes húmedos, bajo piedras, musgos,
troncos u hojarascas donde pasan desapercibidos, represen-tando
este estudio la primera captura en cavidades canarias.
FUTUROS ESTUDIOS
Dada la riqueza de los muestreos preliminares realiza-dos
por el GE Tebexcorade – La Palma, que aquí publica-mos,
se decidió incluir esta mina en el Proyecto «Fauna
Invertebrada de las Cuevas de Gran Canaria», que actual-mente
está siendo desarrollado de manera conjunta por la
Asociación Entomológica Melansis, el GIET de la Uni-versidad
de La Laguna, el GE Tebexcorade – La Palma y
otros colaboradores puntuales, con el apoyo económico
de La Caja de Canarias dentro de su programa «Obra So-cial
». Como resultado de este nuevo estudio, la cavidad
está siendo muestreada con más frecuencia, y los resulta-dos
transportados cuidadosamente en mano hasta el labo-ratorio
en la ULL, lo que ha permitido no sólo corrobo-rar
la riqueza de las maltrechas muestras tomadas por
nosotros sino confirmar la presencia de varias especies que
podrían ser nuevas para la Ciencia, al menos cuatro en
este punto de muestreo. Esto pone de relevancia la utili-dad
de una galería, bien seleccionada, para el estudio de
la fauna subterránea de nuestras islas.
AGRADECIMIENTOS
A M. Muñoz y A. Brito por la colaboración en la colo-cación
del primer ciclo de trampas y recogida del segundo y
georreferenciación, respectivamente. A F. Mireles, Técnico
de la Carta Etnográfica de la FEDAC, por su amable trato y
aporte de información diversa. A Y. Jiménez, por su colabo-ración
con las imágenes en 3D e inserciones fotográficas.
La publicación de este artículo se ha beneficiado de la
ayuda económica concedida por la FEDAC (Fundación para
la Etnografía y Desarrollo de la Artesanía Canaria), organis-mo
autónomo del Excmo. Cabildo de Gran Canaria.
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ISSN: 1577-1792 García et al., 2007 Vulcania, 8 pp: 46-54