Tiempo meteorológico y tiempo cronológico
en la cultura tradicional del campesino canario
JOSÉ MANUEL GONZÁLEZ RODRÍGUEZ
Catedrático de Economía Aplicada
Universidad de La Laguna
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
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l. INTRODUCCIÓN
EL CAMPESINO CANARIO observa y ausculta el cielo, buscando encontrar
en él respuestas para sus cuitas: cuándo será tiempo de sembrar, cuándo
comenzar la cosecha, si será el año seco o más bien húmedo y lluvioso
... ; y, por tanto, de acuerdo a la respuesta hallada deberá adelantar o atrasar
sus tareas. De forma intuitiva, mas, con el legado atesorado por siglos de experiencia,
ha acumulado un rico acervo de conocimientos tácitos, nada ajenos
al reconocible entre los labradores y pastores de tradición grecolatina.
Por lo demás, la variabilidad climatológica le ha exigido guardar con respeto
y acatar ciertas fórmulas adivinatorias o predictivas, que, tanto en calendarios
agrícolas y en la amplia variedad paremialista hispana, como en su propio
entorno familiar, le han permitido aventurar el éxito o el fracaso de su trabajo
a tenor de ciertos indicios, vagos e imprecisos, pero conformando un extenso
patrimonio de la Tradición Oral. Así, la vinculación, no exenta de credulidad,
entre tiempo cronológico, fijo e inamovible en el calendario litúrgico eclesiástico;
y los avatares del clima; nos muestra en todo el ámbito geográfico nacional,
y, en particular, en Canarias, un rico repertorio de saberes ágrafos, que
han perdurado en la memoria de nuestro pueblo, quien los acepta con singular
reverencia. Algunos de ellos serán comentados en los párrafos que siguen.
2. ¿CóMO FUNCIONA EL CLIMA?
Tras los trabajos de Milankovich, las variaciones climáticas que se han conocido
a lo largo de la historia de nuestro planeta se explican con ayuda del
estudio de la excentricidad de la órbita elíptica de la Tierra, de la inclinación
del plano de la eclíptica y de la rotación del eje que une los polos. La Tierra
no describe una elipse inmutable en torno al Sol: ésta se deforma oscilando
alrededor de la figura de un círculo, con un periodo aproximado de 100.000
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PRECESION
JOSÉ MANUEL GONZÁ LEZ RODRÍGUEZ
Eclíptica
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O¡-
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OBLICUIDAD
s
EXCENTRICIDAD
DELAORBITA
Parámetros orbitales de la Tierra (Labeyrie, p. 23 1)
años. El eje de rotación (el eje de los polos geográficos) tampoco se inclina en
un ángulo constante (la «oblicuidad» de la que resultan las estaciones) con relación
al plano de la elipse (la elíptica): este ángulo oscila aproximadamente
±2° alrededor de su valor medio (en la actualidad vale 23º 27') con un periodo
aproximado de 40.000 años. Por otro lado, este eje de rotación describe
un cono en torno de la perpendicular a la elíptica con un periodo aproximado
de 20.000 años; es la precesión («de los equinoccios», se sobreentiende).
La combinación de estos distintos movimientos hace que un punto cualquiera
de la Tierra no reciba exactamente la misma cantidad de energía solar de
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TIEMPO METEOROLÓGICO Y TIEMPO CRONOLÓGICO EN LA CULTURA TRADICIONAL. . .
un año a otro. De ahí provienen las oscilaciones climáticas de gran amplitud,
so~re todo, las que son responsables de los periodos glaciales.
Estas variaciones han determinado tanto las glaciaciones como el movimiento
de deriva continental y, en consecuencia, la disposición climática de
la Tierra en cada época de su historia. Por otro lado, las diferencias climáticas
anuales y diarias son debidas principalmente a la inclinación de la eclíptica y
la esfericidad de la Tierra. Sabemos que el aire se calienta principalmente a
partir del infrarrojo emitido por la superficie terrestre procedente de la transformación
que en ella se hace de la radiación solar. La energía que proviene
del Sol no incide con igual intensidad en todas las zonas de la Tierra, pues
varía con la latitud, disminuyendo desde el ecuador a los polos. Las zonas polares
reciben menos energía que la zona comprendida entre los trópicos, apareciendo
corrientes donde el aire ecuatorial, más caliente que el resto, tiende
a ascender. Estas corrientes de convección seguirían las líneas imaginarias de
los meridianos, bajando hacia el ecuador por la superficie y ascendiendo hacia
él por las alturas. Ahora bien, como la zona de máxima iluminación fluctúa
por arriba y por debajo del ecuador (debido a la inclinación del eje terrestre y
a su distinta posición a lo largo de las estaciones del año) las corrientes de convección
lo hacen de igual manera.
Por lo demás, esta breve descripción no agota todos los movimientos del
aire en la superficie terrestre, pues, por efecto del movimiento de rotación, las
masas de aire están sujetas a la denominada fuerza de Coriolis, que provoca
una desviación de la trayectoria de las masas de aire en movimiento hacia la
derecha en el hemisferio norte, al bajar éstas hacia el ecuador, y en sentido
contrario en el hemisferio sur.
La actuación de la fuerza de Coriolis modifica la trayectoria del aire, de
forma tal que aquél que desciende desde el polo norte hacia el ecuador se dirige
hacia el oeste (su derecha) al llegar a una determinada latitud, y pierde
totalmente su primitivo sentido, circulando entonces a lo largo del paralelo
correspondiente hasta que se calienta lo suficiente como para ascender. Por su
parte, una masa de aire que se desplace desde el ecuador hacia el polo norte
en altitud, al llegar a otra latitud se habrá desviado hacia el este (su derecha)
y circulará según el paralelo hasta enfriarse lo suficiente para caer hacia el
suelo. Igual trayecto seguirá cualquier masa de aire que se desplace hacia el
polo norte en este hemisferio, aunque al final, al estar más frío, no tenga, en
principio, tendencia ascensional.
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JOSÉ MANUEL GOHZÁLEZ RODRÍG UEZ
El resultado final sería, pues, la presencia, en cada hemisferio, de dos células
convectivas completamente separadas: una célula ecuatorial que se cierra
a los 25-30 grados de latitud, momento en que el aire ecuatorial que circula
en altura ha sido suficientemente enfriado y desviado hacia su derecha, y
una célula polar que baja hasta los 60-65 grados de latitud, con una desviación
y un calentamiento también suficientes para hacerle ascender.
Así pues, en función de todo lo dicho, el aire de la troposfera queda organizado,
en cada hemisferio, en tres células convectivas, pues, entre los 30 y 50
grados de latitud, la acción conjunta de las dos células adyacentes origina una
nueva célula de convección (ver figura 1).
Por consiguiente, la descripción anterior nos propone un mapa de distribución
de la troposfera bastante estable. En el ecuador, el aire presenta una
activa y constante tendencia ascensional por efecto del calentamiento, y como
consecuencia de ello se generan vientos en las latitudes cercanas (O a 30 grados)
que se acercan a él con un componente este: los alisios. Su convergencia
se realiza en una zona que denominamos Zona de Convergencia Intertropical
(ZCIT), caracterizada por vientos muy débiles del este o calmas.
Los 30 grados de latitud presentan otra zona, donde el aire está en calma debido
a su descenso y que envía, además de los alisios hacia el sur, los Westerlies
hacia el norte, aunque desviados hacia su derecha y que llegan hasta los 60
grados de latitud, donde circulan con componente oeste antes de elevarse.
Finalmente, en el polo norte, el aire que cae genera otra zona de calma y
se disemina hacia latitudes inferiores, torciéndose progresivamente hacia la
derecha (componente este) , hasta llegar a los 60 grados, donde corre paralelo
a los Westerlies, aunque en dirección contraria, hasta ascender.
Justamente, esta aparente estabilidad comporta no pocas aplicaciones para
los terrestres. La existencia de alisios, en particular, facilita enormemente la
navegación por el Atlántico entre las Islas Canarias y el Caribe, circunstancia
que no sólo aprovechó Colón en su primer viaje, sino también los numerosos
emigrantes clandestinos que en la década de los cincuenta y sesenta se embarcaron
sin rumbo hacia América (ver J.M. González, 1993) . Por el contrario,
el regreso de los navíos españoles se vio siempre perturbado por la acción
de piratería de no pocos anglosajones, quienes se vieron favorecidos tanto por
los vientos como por la previsible ruta que estos debían seguir.
Por último, siguiendo el mismo esquema anterior, cabe asignar a cada zona
específica del Planeta una distribución climática considerablemente estable y
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TIEMPO METEOROLÓGICO Y TIEMPO CRONOLÓGICO EN LA CULTURA TRADICIONAL. .
Ecuador Calmas ecuatoriales
Bajas presiones ecuatoriales
- ~- -~- -~ Sub Tropical ~ \
HighPressure~ ~ ~
Belt -~- ~~-~
Cin~ H r.\ H H
templado de ~ (D
baJas pres1on "' ~-.,..~-'"~-~
Polar High
Figura l. Zonas climáticas terrestres (A. Watts, p. 44).
Claves: Polar High = Zona polar de altas presiones; Polar Front = Frente polar; L = Borrasca;
H = Anticiclón; Sub Tropical High Pressure Belt = Cinturón subtropical de altas presiones
duradera; sólo perturbada por la disposición particular de la ZCIT, alterada
anualmente por las especiales peculiaridades orográficas.
En resumen, conocida la explicación convencional de los aspectos más relevantes
del clima, podemos caracterizar aquel, que con mayor frecuencia
afecta a la atmósfera de nuestro Archipiélago. De todo ello cabe entresacar
que las Islas se encuentran en el límite de la zona de convección templada,
muy próximos a la ZCIT y, como consecuencia, gozan de una gran estabilidad
climática, convirtiéndolas en una de las áreas del planeta de mejor clima
anual. Así, observando los mapas meteorológicos habituales vemos que usualmente
nos muestran un anticiclón centrado en las Azores que impide el paso
de las borrascas provenientes del oeste.
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Figura 2. Diferentes mapas del tiempo en distintas épocas del año
en Canarias (Martín Ruiz, J.F., p. 92) .
Cuando el anticiclón se desplaza hacia el Sur por efecto del descenso de la
zona ZCIT, las borrascas sí pueden pasar lo suficientemente bajo, y, tanto la
península Ibérica corno Canarias quedarán afectadas por el paso de los sucesivos
frentes que traerán lluvias. Se da entonces una situación climática típica
del invierno.
De este modo, el factor primordial que modifica la situación del clima en
Canarias es la posición del anticiclón subtropical, que asciende o desciende siguiendo
el desplazamiento de la ZCIT, esto es, aquél que describe el Sol en el
cielo. Cuando éste no es regular y el movimiento de dicho anticiclón se retrasa
o adelanta, se producen situaciones insólitas en el clima de Canarias, que
producen las únicas variaciones del tiempo significativas y, por ende, difíciles
de predecir. Las más relevantes se explican con ayuda de variaciones puntuales,
pero de gran significado climatológico. En la primera la situación de ali-
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TIEMPO METEOROLÓGICO Y TIEMPO CRONOLÓGICO EN LA CULTURA TRADICIONAL. .
sio de verano se puede intercalar un régimen de viento sahariano, que afecta
a C~narias al instalarse en el Sáhara un área de bajas presiones. Éste altera
primero las zonas que se hallan por encima de los 500 metros, puesto que la
corriente marina refresca la capa de aire superficial; y como consecuencia, la
invasión de calima incide menos a las islas orientales, más afectadas por la corriente
oceánica. En la segunda supone la irrupción de las depresiones invernales,
causantes de las mayores precipitaciones anuales y que nacen al sur de
las Azores, originando fuertes vientos huracanados del Sur y del Suroeste.
Provocan el conocido tiempo de «cumbre» en Tenerife, tiempo «palmero» o
«levante» de Fuerteventura, de escasa frecuencia en las islas, pero que originan
los mayores daños en la agricultura (ver figura 2.).
3. TIEMPO CRONOLÓGICO
En el apartado anterior describimos los ciclos que experimenta la Tierra en
su devenir continuo por el firmamento y advertimos su relación con la determinación
del clima a corto, medio y largo plazo. En éste habremos de analizar
las distintas formas en que fueran entendidos estos movimientos periódicos
por civilizaciones varias, en miras a incardinar su perfecta armonía con sus
necesidades materiales, con la sucesión del tiempo cronológico y con las previsiones
de las variaciones meteorológicas.
Comencemos destacando que para las culturas primitivas la llegada de las
lluvias y el cambio de tiempo asociado con el paso de las estaciones representaba
uno de los acontecimientos más relevantes en la organización de sus sociedades.
Aparejados con estos fenómenos cíclicos ordenaban sus tareas de recolección
y siembra; de caza, de pesca y de pastoreo. Por todo ello, predecir
el instante exacto en que se daban las variaciones en el clima se convirtió en
uno de los quehaceres más caros para brujos, hechiceros y astrólogos.
Para estas sociedades el tiempo sigue un ordenamiento no causal, conocido
con el término «pars pro tato» (C.R. Hallpike, J. Cornell). Es característico
de las civilizaciones en fase de unicidad o coordinabilidad numéricas, y
desconoce ordenamiento sistemático ni técnicas de registro algunas. Como
bien reconoce C.R. Hallpike en este estado de desarrollo intelectual: «Es del
todo posible manejar un sistema agrícola sin un calendario». Así ocurre con los
huangos de Nueva Guinea que subsisten del cultivo de la batata; o los papúes
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Jost MANUEL GONZÁLE Z RODR ÍGUEZ
kapauku; habitantes ambos de zonas del planeta con cambios estacionales
prácticamente imperceptibles.
Por contra, en aquellas regiones sometidas a fuertes transformaciones
climáticas las cosas suceden de otra forma. De este modo, tanto los aborígenes
australianos, al igual que los pigmeos africanos (que celebran la fiesta de
la luna nueva justamente antes de la estación de las lluvias) se han preocupado
de ordenar y entender la sucesión de lunaciones y sus implicaciones climatológicas.
La diferencia que cabe establecer entre estas cuatro sociedades en
estados similares de primitividad se entendería por tanto en función de sus
necesidades materiales y, en concreto, en su dependencia de los cambios estacionales
y de la periodicidad en el régimen de precipitaciones.
Como corolario, habremos de admitir que todas las culturas primitivas
que sustentaron su desarrollo en economías agrarias o ganaderas con zonas de
escasa pluviosidad precisaron de un ordenamiento del tiempo para adelantar
sus pronósticos sobre la sucesión de los ciclos secos y húmedos.
Los métodos utilizados para «encajar» la sucesión de lunaciones con los
cambios estacionales y las épocas de lluvias y de sequía varían notablemente
de una cultura a otra. Mas, en todo caso, la operatividad de tales arreglos calendarísticos
se muestra acorde con su grado de desarrollo matemático y con
el estadio de su avance material. Podemos establecer un orden evolutivo en el
grado de sofisticación que van alcanzando las sociedades de acuerdo a lamadurez
de su nivel científico y de sus necesidades productivas. En primer lugar
el ordenamiento de episodios calendarísticos está íntimamente ligado al éxito
que se espera alcanzar en la explotación de un recurso (por ejemplo, el arroz)
que determina casi en exclusiva la economía agraria de la sociedad. Como
ocurrió entre los antiguos egipcios, para los cuales: « ... el Nilo era el verdadero
gobernante y proporcionaba los nombres de las estaciones - inundación, siembra
y crecimiento, cosecha y aguas bajas-» (Hallpike, p. 152). O entre los
aborígenes canarios, como hemos descrito en un trabajo reciente (J.M. González,
2004). La pericia y sofisticación en los arreglos del calendario se encuentran
enteramente emparejados con el grado de desarrollo de los rudimentos
del cálculo en cada sociedad.
El concepto de tiempo cronológico asociado con el término «pars pro toto»,
propio de las tribus saharianas, los buangos y umedas de Nueva Guinea o los
mambikwaro del Mato Grosso brasileño se corresponde con la fase de unicidad
preoperatoria en la génesis del número. Esta fase ha sido superada por buena
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TIEMPO METEOROLÓGICO Y TIEMPO CRONOLÓGI CO EN LA CULTURA TRADICIONAL.. .
party de culturas primitivas; los masai, algunos pueblos lacunaires de Costa de
marml y los sherentés de Brasil, entre otros; que se hallan en la segunda fase de
coordinabilidad. La superación de esta etapa preoperatoria nos conduce al
cómputo calendarístico de los ngulu del Pacífico que usan un ordenamiento
del tipo octaédrico, que, en Occidente, heredamos de caldeos y mesopotámicos.
En estos últimos peldaños del desarrollo cognoscitivo el calendario lunar
gobernó la sucesión de los meses, hasta que cada cultura, con ayuda de adecuadas
herramientas matemáticas, pudo adoptar calendarios luni-solares para
corregir así la falta de sincronización entre las lunaciones y los cambios estacionales.
Tales herramientas se materializaron en sistemas numéricos elaborados,
con signos diferenciados para cada unidad numérica y con términos de
registro concreto: los quipus incas, las tablas de contar del Mediterráneo, las
cuentas y bolas de arcilla sumerias o los ábacos orientales; entre otros.
Acorde con estos avances matemáticos, la elaboración de estos calendarios
iba pareja con el desarrollo de la jerarquización social. Así, entre los griegos
preclásicos las correcciones anuales eran «realizadas cada vez por una decisión
especial de los gobernantes de cada ciudad» (F. Zavelski, p. 15) y en China:
«Una de las señales principales y constantes de autoridad y poder imp
eriales fo.e el derecho y la capacidad para construir un calendario anual
exacto.»
Pues:
«Al ordenar y ayudar a la agricultura [. . .} el emperador demostraba
que era un verdadero "hijo del cielo''. gobernado por medio de y con la autoridad
suprema del Cielo. »
Th. Crump; p. 151.
4.LOSALMANAQUESAGRARIOS
En todo caso, no existe constancia documental de que las culturas citadas
hubieran elaborado almanaques agrarios, y todos los expertos atribuyen su invención
a los griegos pre-clásicos. De la tradición mesopotámica heredaron
sus inquietudes astronómicas y, en particular, las prácticas calendarísticas. Tras
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la fase de concreción teórica que supuso la elaboración de calendarios agrícolas
en época de Hesíodo y Homero, los primeros científicos de la Antigüedad
recuperaron técnicas enteramente idénticas a las recogidas en la segunda tablilla
de la serie mu! APIN de los babilonios para elaborar sus parapegmata:
naparnwvμm, que significa «fijar debajo». Seguramente este nombre se debe
a que los parapégmata estaban hechos de trozos de piedra o de madera en los
que se grababa el pronóstico para determinados días del año. Debajo de dicho
pronóstico había un agujero en el que se fijaban unas estaquillas que llevaban
grabadas ciertas fechas del calendario civil y que se podían mover, de tal modo
que también servían para determinar los meses lunares en el año solar.
Podemos entender esta práctica intelectual como precursora del cómputo
calendarístico sagrado; paso intermedio entre la concreción cognoscitiva de
los calendarios estacionales agrícolas y los elaborados calendarios luni-solares
de las civilizaciones antiguas más desarrolladas. En concreto, los primeros parapegmata
ordenaban la sucesión de las fases de la luna con ayuda del cómputo
octaédrico. Atribuida su invención a Cleostrato (550-500 a. C.) o a
Eudoxo ya fue conocido por los babilónicos por lo menos desde el 528 a.C.;
de tal modo que su sustitución por el ciclo metónico de 19 años solares debe
entenderse como uno de los avances más evidentes de las sociedades enriquecidas
por sofisticados mecanismos de cálculo numérico.
Este ciclo fue ideado por Meton en el año 432 a. C. (algunos autores atribuyen
su invención a la escuela de Euctemón, Filipo y Calipo o a Phaenios,
quienes lo habrían exportado de Babilonia) y conoció una génesis totalmente
independiente entre los matemáticos chinos del siglo VI antes de Cristo.
Según Meton, 19 años solares de 365,26 días computan exactamente 235
meses lunares. Esto es:
19 X 365 = 235 X 30 = 6.940 días.
Encontramos de esta manera un cúmulo de saberes remotos que fueron recopilados
por griegos y romanos y que, sin duda alguna, conforman el núcleo
central de todos los conocimientos tácitos que podemos extraer de la sabiduría
de los campesinos españoles. En particular, los que hemos podido anotar
entre los labradores canarios se hallan en perfecta conjunción con estas
ideas de sabios ancestrales.
Rescatados por los romanos, estos consejos se propagaron por todo el Imperio
y, ya en la Edad Media, aparecían impresos en forma de pequeños pan-
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TIEMPO METEOROLÓGICO Y TIEMPO CRONOLÓGICO EN LA CULTURA TRADICIONAL. ..
fletas que contenían predicciones del tiempo sólo para un año. En el
Ren4cimiento fueron comunes tanto los almanaques o calendarios tallados en
madera; como la recopilación de eruditos: Rodrigo Zamorano, Alonso de
Herrera y Alonso de Chávez entre otros; quienes popularizaron su uso entre
navegantes y marinos. Las recomendaciones de estos autores se reflejaron en
el refranero tradicional identificando ortos y ocasos helíacos con fechas del
Santoral cristiano y, a partir de los siglos XVIII y XIX, aparecen ordenados en
pequeños libritos encuadernados en rústica antecesores de nuestros calendarios
agrícolas o «piscatores» (M. A. Mareta; p. 31). Hasta nuestros días han
llegado calendarios de este tipo, siendo el «Almanaque Zaragozano» el de
mayor predicamento popular.
La herencia helenista, coaligada con la aculturación propia de la acción
evangelizadora cristiana, ha concitado el éxito de estos Calendarios, que incluyen
un sinfín de consejos para propiciar el éxito de las faenas agrícolas y
ganaderas. Sus recomendaciones muestran un grado de aplicabilidad casi universal
en el hemisferio norte; pero, en Canarias han perdurado algunas otras
de extraordinario valor etnohistoriográfico. En concreto:
- La costumbre de plantar las papas bonitas «por San Vicente» (22 de
enero) aún se reconoce en las medianías tinerfeñas, al propio tiempo que
se aconseja realizar la labor coincidiendo con la fase menguante de la
Luna.
- La poda de la viña debe efectuarse según nuestros viticultores en fechas
próximas a la festividad de la Candelaria (2 de febrero), de acuerdo a una
tradición que ya fijara Hesiodo en su tratado «Los trabajos y los días».
Según el griego:
«Cuando después del solsticio Zeus cumpla sesenta días invernales, entonces
el astro Arturo, tras abandonar la sagrada corriente del océano,
mostrándose por primera vez al anochecer se eleva. Después de este sale a
la luz la golondrina Pandiónida, de agudo gemido, cuando comienza de
nuevo la primavera para los hombres; anticípate a ésta y poda las viñas;
pues así es mejor.»
- Para los ganaderos son de especial cuidado los días prox1mos al 3 de
mayo, celebración de la Santa Cruz, cuando se apartan de sus madres los
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Fiesta de la Apañada en San Andrés (El Hierro, 2002): época de destete de las crías.
baifos en el norte de Tenerife. También en El Hierro las fiestas de los pastores
y de la apañada se realizan entre los primeros y últimos días del
mismo mes, y en Fuerteventura ocurre igual con la repetición del rito de
la «apañá». En concreto, de acuerdo al testimonio recopilado por el orotavense
Juan Antonio de Urtusáustegui, pp. 56-57:
«La primera [apañada} se anunciaba el 3 de mayo en la Parroquia al
tiempo del evangelio, señalando los diezmeros días que se han de tomar, la
cual dura tres días consecutivos y se celebra en tres diferentes parajes, a
saber la Dehesa, Pina! y San Andrés. ]úntase en el primero de 4 a 5 mil
cabezas; en el segundo de 300 a 400 y en el tercero como 600. La otra se
amonesta del mismo modo a voluntad de sus criadores, por junio, para los
días, por lo regular, 25-26 y 27, en Eneces, Anamosa y en la Albarrada
[. .. } Hay muy buenos estatutos acerca de estas apañadas: concurre mucha
gente, que está aguardando a la seña y voz del Alcalde de aquellos distritos,
la cual dada, en un instante, cada uno toma su ganado, que conoce
por sus marcas peculiares.»
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(aunque, en la actualidad se celebran el último domingo de abril: día de
fos pastores y el primero de junio: apañada de San Andrés) y en la isla
majorera las juntas de ganado han venido realizándose de forma periódica,
coincidiendo con festividades señaladas: la fiesta de la Virgen del
Carmen (16 de julio, la mayor de todas), la de la Virgen de Regla, en
torno a las fiestas de Cofete, etc. (información debida al mayoral responsable
de tales eventos Juan Pérez).
- San Juan (24 de junio) es fecha de especial relevancia entre las que suponen
significado agropecuario. En San Andrés (El Hierro) se debía acabar
de segar ese día, «para mudarse hacia El Golfo», según M.J. Lorenzo
Perera. En la Vega lagunera se comenzaba con la siega partiendo de las
zonas bajas en dicho día señalado hasta concluir en «los altos», coincidiendo
con la celebración de la Fiesta de la Virgen el 25 de agosto (información
facilitada por Pedro Molina Ramos). También los cabreros de
Benijos y otros pagos del Norte tinerfeño se fijaban en dicha fecha para
emparejar los machos con las cabras parideras. En definitiva, un abanico
extenso de referencias al Evangelista, que cuenta a su vez con el refrendo
de los clásicos, como propone Virgilio en sus «Geórgicas». Según
el latino:
« ... con la nueva primavera, cuando el agua helada se funde en los
montes nevados y el terrón cascado se desmenuza con el céfiro, y entonces,
a mi juicio, empiece a gemir el toro con el arado hundido y a relumbrar la
reja gastada en el surco. La tierra responde, en fin, a los deseos del agricultor
avaro es la que ha sentido dos veces el sol, dos veces los fríos; su inmensa
cosecha revienta los graneros.»
Versos 43-50
- No tenemos evidencia que por San Mateo (21 de septiembre) se estableciera
el cierre del año agrícola, con firmas de contratos y apalabramiento
de nuevas faenas como ocurre en toda la geografía cerealística nacional;
pero, en todo caso, su proximidad al equinoccio otoñal, la coincidencia
con la formulación de ciertas cabañuelas (ver más adelante) y la proximidad
de la tradición norteafricana permite aventurar un cierto fin del
ciclo agrícola por esos días.
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JO IÉ MAN UEL GOHZÁLEZ RODRiGUEZ
- Por Santa Lucía: «los días crecen el tumbo de un piojo» (D .J. Ramírez de
Santa Lucía de Tirajana); se celebra la fiesta de los romeros en dicha localidad
y se inicia la recolección de la aceituna: « ... desde ahora, hasta marzo
o abril. .. » (información recogida en Ingenio).
Son todas estas costumbres que han arraigado profundamente en el corpus
de conocimientos tácitos de nuestros campesinos y ganaderos, que, en
ocasiones, contravienen las limitaciones naturales que imponen nuestras especiales
condiciones climatológicas, adoptando los consejos generales en desacuerdo
con las razones que devienen de la realidad insular. Así, en Teno Alto
se siembra cuando aparecen las «Cabrillas» (la constelación de las Pléyades) en
torno al 28 de noviembre, al igual que recomendara Hesiodo y Virgilio, cuando
aún no se han consolidado las primeras precipitaciones invernales Q.A.
Belmonte). Curiosamente las «Cabrillas» también servían como reloj estacional,
que alertaba de la llegada de la época de la zafra en la Costa CanarioSahariana
(D. Valentín de León, marino de la pesca de altura en la costa canario-
sahariana).
5. CALENDARJOS, SANTORAL Y CLIMATOLOGfA EN CANARIAS
Hemos comentado que los consejos grabados en tablas de arcilla en épocas
de Hesíodo y en posteriores siglos, contenían a su vez elementos de cómputo
del tiempo cronológico, que, en ocasiones, se ordenaban en ciclos de significado
sagrado.
La importancia de estos ciclos sagrados radica en su uso en las correcciones
de las divergencias apreciables entre los calendarios lunar y solar; mas, sin
embargo, se les atribuyó desde el comienzo de su formalización facultades
predictivas análogas a las prospectivas cabañuelísticas y a los calendarios agrícolas.
La aculturación promovida por las autoridades eclesiásticas refundió
ambas técnicas, asociándolas con fechas señaladas del santoral católico; como
comprobaremos a continuación.
Comenzando con las cabañuelas, destaquemos que no existe acuerdo entre
los expertos sobre su origen y etimología. Para Enrique Casas Gaspar; p. 12:
«es una creencia aria» que en Mallorca se conoce como fer es comte de Salomó;
opinión secundada por J. Francisco Blanco que las ha estudiado en la pro-
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TIEMPO METEOROLÓGICO Y TIEMPO CRONOLÓGICO EN LA CULTURA TRADICIONAL..
vinc·a de Salamanca y por A. Carril Ramos, quien las recopiló en todo el entornp
agrícola castellano-leonés. En todo caso, en la memoria de nuestros
campesinos se entiende por cabañuela toda práctica predictiva o «adivinatoria
» de la climatología venidera; clasificables en seis tipos bien diferenciados.
Entre ellas destacan aquéllas que evidencian contenido litúrgico.
En Canarias, los mayores expertos en cabañuelas se encuentran en la isla
de El Hierro «Perlas» (en Tenerife, Zahoríes) y son admirados y respetados
por vecinos y allegados como sabios indiscutibles. Estos «Perlas» saben adivinar
el clima del año siguiente con sólo observar ciertos fenómenos atmosféricos
que se dan en días señalados. En concreto, coincidiendo con la
festividad de San Simón en el pago de Sabinosa (28 de octubre), los «Perlas»
auscultan el cielo y a tenor del punto por donde oscurece el tiempo pronostican
el venidero.
También en Fuerteventura se han recogido buen número de dichos adivinatorios,
catalogados por F. Navarro Artiles y R. F. Castañeyra como cabañuelas.
Tienen estas cabañuelas particularidades propias que las distinguen
de las conocidas en el resto de las islas y que ofrecen un claro modelo de originalidad.
Se siguen practicando en la actualidad -como hemos podido
comprobar en entrevistas recientes- y, algunas de ellas, no dejan de concitar
cierto contenido científico.
La más conocida se denomina «cabañuelas de las dueñas». Según esta: «si
al amanecer del día 18 de noviembre, festividad de San Román y San Odón, los
camellos tienen húmeda la pelambre, será buena señal de un próximo año rico en
lluvias, si la tienen seca, pronostican un año seco». F. Navarro Artiles recopila
este método de predicción y nosotros también lo hemos anotado en el pago
de Caldereta, en el municipio de La Oliva (Fuerteventura) .
Otras cabañuelas tradicionales que aún perduran en el imaginario popular
del pueblo de Fuerteventura son:
- La de Las Mercedes, según la cual, si el día 24 de septiembre se presenta
el día lloviznoso, esto implica que el siguiente año será seco. Si, en cambio,
se muestra seco, el año venidero será rico en lluvias.
- La del Padre Gómez que determina el régimen de lluvias del siguiente
año a tenor de que la luna nueva de septiembre coincida o no con el viento
de poniente.
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jO IE MANUEL GONZ ÁLEZ RODRÍGUEZ
- La de los días de San Miguel, que analiza la festividad del Santo Arcángel
que se celebra en Antigua el 29 de septiembre y en Tuineje el día 13 de
octubre. Entonces, cuando llueve entre ambas fechas es pronóstico de
año venidero malo.
- Especial atención se presta a la fiesta de San Juan Bautista, pues si llueve
en ese día, el año por venir será especialmente malo (así lo confirma don
Miguel Ángel Concepción, agricultor de Los Estancos, Puerto del
Rosario) .
Como vemos, son codos estos métodos de previsión falsos augurios que no
permiten predecir la sucesión de variaciones climáticas con el más mínimo
rigor científico, pero que cuentan con una amplia tradición en coda la geografía
continental. Así, conocemos que:
- En Provenza se conoce el «ditton»:
«S'il pleut le jour de Saint-Radegonde (13 de agosto)
Misere abonde sur le monde.»
J. Dutourd; p. 228.
También se encuentran augurios cabañuelísicos similares al que
oímos a D .M. Ángel Concepción, como:
o también
«S'il pleut pour la Sain-jean
Guére de vin ni de pain. »
«La Pluie de Saint-jean
Emporte la noix et le sland »
lbid. Id.; p. 225.
-En la Provincia de Salamanca los días de San Juan Bautista (24 de junio)
y de San Lorenzo (10 de agosto) son propicios para auscultar el cielo. En
concreto:
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TIEMPO METEOROLÓGICO Y TIEMPO CRONOLÓGICO EN LA CULTURA TRADICIONAL. ..
- San Lorenzo: «Es eL día de todos Los aires», y
j «El aire que predomine es eL que rige todo eL año. »
J.F. Blanco; p. 58.
- San Juan: «Agua por San juan, quita vino y no da pan», y «Aguas o nieblas
de San juan, quitan vino, aceite y no dan pan.»
Ibid. Id., p. 122.
Queda establecida, además, una clara dicotomía predicitiva entre ambas
fechas del santoral, por cuanto, en San Juan se atiende a la lluvia y en San
Lorenzo, al viento. Esta especialización de los Santos también se conoce en
Canarias; pues San Mateo (21-9), San Juan y San Miguel (29-9) nos informan
del tiempo venidero a tenor de las lluvias que puedan darse en tales celebraciones.
Por el contrario, el viento por San Lorenzo y por La Virgen de
la Merced (24-9) presagian años de lluvia. En concreto, F. Navarro Artiles,
p. 71, recogió en El Time, Fuerteventura, el siguiente pronóstico:
«Si el día de la Merced, eL estandarte entra en la ermita delante de
quien lo Lleva quiere decir que habrá buen año.»
que cabe explicar con la ayuda del siguiente comentario también recogido
por F. Navarro:
«En La procesión de esta fiesta hay un hombre que Lleva un estandarte.
La ermita del Time tiene la puerta principal mirando al poniente. Si
hay viento del oeste, eL estandarte flota hacia delante y entra en la ermita
por delante del que lo Lleva.»
La auscultación de los vientos, nubes, humedad y temperatura determinan
la pericia de los expertos en estas cabañuelas, que, por lo general, se practican
en fechas próximas a los cambios equinocciales y solsticiales, coincidiendo
con día señalados del santoral católico.
En Tenerife se conocen las anotaciones reiteradas que realizara en el Puerto
de la Cruz, D. José Álvarez Rixo, durante un buen número de años de las últimas
décadas del siglo XIX y las actuales «cabañuelas de los marineros», que
se pronosticaban en los días de variación estacional. También en la isla de La
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OSÉ MAN UE L GONZÁL EZ RODR ÍGUEZ
Palma por San Miguel (patrón insular) y en la Gomera, coincidiendo con las
celebraciones de San Mateo y San Juan, se practican las cabañuelas o «carañuelas
» con idénticos procedimientos predictivos (ver Fernando Sanz; p.p.
51-52).
Especial interés tiene la cabañuela que comenta A. Galván, p. 98, en la
descripción de la «Bajada de la Virgen del Socorro» en Güímar. Según el
autor:
«Por la noche (del día 8 de septiembre), muchos romeros regresan a
sus respectivos pueblos... Según la tradición, marchaban disgustados
cuando el día de la fiesta había sido soleado; contentos cuando ha hecho
lluvia y viento, pues saben que en ese caso van a tener un buen año con
su pueblo . .. se predice el tiempo a partir de una operación binaria banda
norte-banda sur. Un tiempo malo en el sur es indicador de año soleado en
el norte y viceversa.»
Esta cabañuela admite diversas variantes: observación del viento en la playa,
sequedad del día, etc.; pero, en todo caso, no aporta ningún método nuevo de
predicción. Sin embargo, se expresa en una celebración que aglutina no pocos
vestigios de la tradición prehispánica; en una festividad de clara raigambre insular,
más próxima a los rituales asociados con la época de recolección entre
los primitivos guanches que a las festividades del santoral católico.
Como vemos, en todas las culturas ibéricas íntimamente relacionadas con
la economía cerealística se acude al Santoral en busca de señales que auguren
temporadas de lluvias abundantes y la riqueza consiguiente de las cosechas.
Mas, no existe evidencia empírica alguna de que tales «señas del tiempo» puedan
contravenir la secuencia cíclica y regular del clima; por ello, habremos de
otorgarles un claro principio de conocimiento tácito no riguroso. En todo
caso, nuestros campesinos y marineros siguen consultando al cielo, coincidiendo
con celebraciones litúrgicas destacadas, y, al igual que procedemos los
urbanitas con la lectura del horóscopo, se aferran a aquellos augurios que confirman
con mayor agrado y reafirman sus deseos y cuitas. Es ésta otra posible
explicación del éxito y universalidad de tales procedimientos, que no dejan de
contar con el natural recelo, propio de la zocarronería del isleño, para quien
«se dice allí, y hay veces que se acierta y otras no» (Dª Nieves Acosta, artesana
de Tazacorte, La Palma).
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TIEMPO METEOROLÓGICO Y TIEMPO CRONOLÓGICO EN LA CULTURA TRADICIONAL. .
•
j
La Virgen de El Socorro entrando el 7 de septiembre en la ermita de Chimisay, Tenerife.
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OIÉ MANUEL GONZÁLEZ RODR ÍG UEZ
MES DEL AÑO FESTIVIDAD MARCADOR ESTACIONAL CABAÑUELA PROCEDENCIA
Enero
Febrero
Abril
Mayo
Junio
Julio
Agosto
Septiembre
Octubre
Noviembre
Diciembre
22, San ~cente Siembra de papas bonitas
2, La Candelaria Poda de la Viña El) Castilla y León
25 Fiesta de los Pastores El Hierro
3, Día de la Cruz Destete de los baifos El Hierro
Tenerife
24, San Juan Poner a padriar las cabras Tenerife
Comienzo/final de la siega El Hierro
Tenerife
El) Auscultación del mar Fuerteventura
Fiesta de la apañada Ell Observación Todo el ámbito
del tiempo occidental
Primer domingo El Hierro
16, Virgen del Carmen Principal apañá Fuerteventura
en Fuerteventura
1 O, San Lorenzo El) Castilla y León
15, Festividad de la Virgen Fin de la siega Tenerife
Poner a padriar
el ganado en Chivisaya
7, Virgen de El Socorro El) Güímar, Tenerife
2 1 , San Mateo Contratos Castilla
24, La Merced El) La Gomera
El) de los marineros Tenerife
El) Fuerteventura
29, San Miguel El) La Palma
Fuerteventura
28, San Simón El) El Hierro
18, San Román y San Odón
Ell cabañuela de
Fuerteventura
«las Dueñas»
29, San Andrés Comienzo de la siembra Tenerife
El) «Las cabrillas vienen
Todas las islas
a beber»
1 3, Santa Lucía Recogida de la aceituna Gran Canaria
«Menguan las noches y Todas las islas
crecen los días»
Calendario de fes tividades con características cabañuelísticas o de interés
como marcadores es tacionales (elaboración propia).
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TIEMPO METEOROLÓGICO Y TIEMPO CRONOLÓGICO EN LA CULTURA TRADICIONAL .. .
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