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La Fiesta del Charco o la antigua embarbascada [Aldea de San Nicolás, Gran Canaria] FRANCISCO SUÁREZ Momo © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 San Nicolás de Tolentino Las Palmas de Gran Canaria o 5 Localización de San Nicolás de Tolentino y poblaciones mencionadas. 10 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 O. INTRODUCCIÓN LA FIESTA DEL CHARCO, que cada 11 de septiembre se celebra en la misma orilla del mar, en la playa de La Aldea de San Nicolás, es uno de los eventos más populares de Gran Canaria, que atrae a miles de visitantes. Fue conocida, antiguamente, como La Embarbascada, y se desarrollaba, como ahora, dentro del contexto general de las fiestas patronales del municipio, en honor a San Nicolás de Tolentino. Al día siguiente de la festividad religiosa principal, el pueblo en masa y numerosos visitantes se desplazan a la playa principal y, tras una jornada de gran jolgorio, a las 5 de la tarde, alrededor de un gran charco costero, a la orden del alcalde a través de un volador, la muchedumbre vestida y calzada se lanza al agua a pescar, remojarse y, de paso, atrapar al despistado espectador y lanzarlo al agua; un evento festivo enraizado en costumbres muy antiguas del pueblo canario. ¿Es una pervivencia del pasado aborigen? ¿Qué relación tiene con su entorno físico y humano y cómo ha evolucionado a lo largo del tiempo? l. UN ECOSISTEMA COSTERO La desembocadura del barranco de La Aldea-Tejeda, la cuenca hidrográfica más extensa de Canarias (177 km2 ), constituye un estuario hundido debido a un basculamiento tectónico unido a las diversas regresiones y transgresiones marinas ocurridas a lo largo de varios millones de años por las variaciones climáticas. Constituye uno de los espacios costeros de Canarias donde mejor se pueden estudiar las coladas volcánicas que, entre los -14 y -9 millones de años, configuraron el primer escudo insular, excavado luego por una casi ininterrumpida actividad erosiva. 161 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 fRAN UHO I UÁ REZ MORENO Fig. 1. Desembocadura del gran barranco de la cuenca de Tejeda-La Aldea, donde se forma la laguna costera o Charco, en otro tiempo de mayores dimensiones. Entre el Pleistoceno reciente y el Holoceno, esa compleja dinámica geomorfológica y climática determinó, en este lugar, la formación de una gran laguna costera de aguas setnidulces. El nivel freático era muy alto frente a una mínima intrusión marina. Esta laguna, que probablemente se adentraba casi medio kilómetro hacia el interior, fue denominada por los primeros colonizadores europeos como La Marciega, topónimo que aún perdura en su entorno. Este relicto de la antigua marciega es hoy un vivo ejemplo de lo que pudieron ser los distintos ecosistemas costeros de charcas en esta isla, como las de Maspalomas y Arguineguín. Pero aquel extenso humedal comenzó a secarse, en el primer tercio del siglo pasado, a consecuencia de la sobreexplotación del acuífero mediante pozos, aunque, a partir de la década de 1980, en parte se recuperó confor- 162 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBA SCADA Fig. 2. Detalle de El Charco, en año de lluvia (mayo de 1982), al fondo El Teide. mando un espeso bosque de tarajales (Tamarix canariensis), sin llegar a reverdecer otras especies muy extendidas siglos atrás, como los juncos merinos (Holoschoenus vulgaris), berros (Nasturtium officinale), berrazas (Apium nodiflorum) , aneas (Typha domingensis) ... donde convivían variadas especies ani-males, sobre todo aves emigrantes (ver figs.l y 2). Pero el último ciclo de sequía, de finales de los años 90 hasta 2003, ha generado un fuerte estrés hídrico, lo que unido a las extracciones de agua salada, mediante pozos, realizadas en el perímetro del mismo Charco para la planta desaladora pública, ha producido fuerte impacto en la masa verde. A un lado de El Charco, en la zona urbana, hoy se encuentran los yacimientos paleontológicos y arqueológicos de Los Caserones y al otro, se extiende un gran espacio agrícola, La Marciega, cultivado a partir del siglo XVIII por colonos de la Hacienda Aldea de San Nicolás, un mayorazgo de la casa no- 163 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 FRA NCIHO Suirn MORENO biliaria lagunera de los Nava-Grimón, donde crecía este pueblo, en litigio por la propiedad de estas tierras. Aquellos primeros colonos rozaron el antiguo bosque de tarajales y juncos, y lo convirtieron en el actual espacio agrícola que aún mantiene el primitivo topónimo derivado de la mar ciega. 11. EL ASENTAMIENTO ABORIGEN Antes de la llegada de los primeros europeos, la población aborigen canaria había evolucionado en sus estructuras socioeconómicas. En el área de la desembocadura del barranco de La Aldea se había formado el asentamiento poblacional más importante del valle y de todo el oeste de la Isla. Separado por el gran charco costero o mar-ciega. Este poblado se extendía en ambos márgenes del cauce y sus restos hoy constituyen el yacimiento arqueológico de Los Caserones. Este poblado lo conformaban de unas 800 a 1.000 casas, varios edificios públicos y muchas estructuras funerarias colectivas, cuya datación (C-14), por restos arqueológicos, arrojan fechas comprendidas entre los años 60 y 1220 de nuestra era. Hacia 1352 se establecieron en Gran Canaria varias misiones mallorquinas con 30 frailes y 12 esclavos convertidos, una de las cuales se ubicó en la playa de La Aldea, donde se erigió una pequeña ermita en honor a San Nicolás de Tolentino, en la misma orilla del mar muy cerca de El Charco y de Bocabarranco, ¿para evangelizar a los moradores del gran poblado de Los Caserones? La localización de la misión mallorquina en este lugar obedeció a la importancia de los poblados canarios cercanos y como punto de penetración hacia el interior de la Isla, a través del barranco principal y no como estrategia frente a la populosa población canaria que en su día conformó las estructuras protourbanas del hoy yacimiento arqueológico de Los Caserones; pues, en aquel momento, debía hallarse completamente abandonado, como otros, del ámbito costero grancanario, ante el peligro latente de los navíos europeos en busca de esclavos. En el mar y charcos costeros encontraban los canarios peces, moluscos y crustáceos que capturaban con variadas estrategias, alguna de las cuales como, aseguran algunas fuentes históricas, era el envarbasco mediante el poder narcotizante de la sabia de determinadas plantas canarias. 164 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBASCADA III. RAMA ¿ABORIGEN? f La orilla del mar constituía el punto final de los ritos que efectuaba la so-ciedad aborigen, en los períodos de calamidades naturales y sequías. Según las crónicas antiguas, después de realizar cultos al dios supremo Acorán, en los lugares sagrados de las montañas, bajaba todo el pueblo, en procesión, con bailes portando ramas y, una vez en la orilla del mar, con estas ramas azotaban las aguas al grito o lamento de ¡Alemen Acoran! Este rito aborigen, de procesiones y llegada al mar, ha sido considerado por muchos como el origen de la fiesta de La Bajada de la Rama, que se celebra en la víspera de la fiesta patronal tanto en La Aldea de San Nicolás, cada 9 de septiembre, como en otros lugares de Gran Canaria, como es el caso de las aún más célebres bajadas de la rama de las fiestas de San Pedro, en el Valle de Agaete y las de la Virgen de las Nieves en Agaete o La Rama de la Fiesta de Las Marías en Guía. Por nuestra parte, en varias ocasiones, hemos escrito en programas de fiestas, artículos y crónicas periodísticas sobre la posible relación de estos eventos festivos con los referidos rituales precoloniales. Pero lo cierto es que, tras largas reflexiones y consultas en archivos municipales continuamos sin documentación escrita que permita relacionar la actual Fiesta de La Rama con los rituales canarios y el posible sincretismo de estos con las fiestas cristianas que nacieron después de la Conquista1 • La referencia escrita más antigua que, por ahora, conocemos es la solicitud de un permiso elevado en Guía, a mediados del siglo XIX, al Ayuntamiento de Artenara para la extracción de ramas en el pinar de Tamadaba con destino a la fiesta de Las Marías de Guía, que ya se celebraba desde principios de aquel siglo. Es posible que desde Guía, a lo largo del siglo XIX, se extendiera la festividad de La Rama a los pueblos de Agaete y La Aldea como fiesta pagana procesional, muy parecida, en símbolos externos, al ritual aborigen canario, con el añadido de la danza de los papahuevos (gigantes y cabezudos) propios de la cultura festiva de muchos pueblos hispanos y centroeuropeos, que también se introduce en Canarias y que, en algún momento, llega a prohibirse, como acaeció en Tenerife hacia 1782, en las procesiones de Corpus (GUERRA, IV: 95). O, más probable, en el contexto popular de bajar de nuestros pinares, en ' Ver la reflexión que sobre el particular hace GALVÁN T UDELA (1987:53-59). 165 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 FR ANC ISCO SUiRE Z MORENO la víspera de las festividades patronales las ramas de pino, poleo y otras plantas aromáticas para enramar caminos, ermitas, santos y vírgenes, surgiera el número festivo de la Bajada de La Rama (quizás primero en Las Nieves de Agaete y luego en La Aldea) nacieran estas celebraciones paradigmáticas, pues las costumbres, fácilmente, con el tiempo se transforman en fiestas. IV. LA EMBARBASCADA ¿ABORIGEN? Las crónicas y relaciones históricas antiguas hacen referencia a varias técnicas de pesca aborígenes, pero no de forma expresa a la embarbascada. De todas formas, a poco de finalizar la Conquista de Canarias, en 1526, un acuerdo del Cabildo de Tenerife prohibía embarbascar en los charcos, fuentes y cursos de agua corriente del interior, lo que se mantuvo a lo largo de siglos por los efectos de tal contaminación en las aguas. Algunos autores han planteado si tal estrategia, empleada con éxito en Canarias hasta tiempos recientes, fue introducida por los primeros colonizadores europeos o ya la conocían los antiguos canarios. La embarbasca/embarbascado/envarbascado . .. en todas sus variantes léxicas del castellano, era conocida en las regiones hispanas y en Sudamérica, y consistía, como ya indicamos, en narcotizar los peces de ríos, charcos o mares con la savia de algunas plantas con propiedades especiales para tal efecto. Por ello, en castellano 'embarbascarse' significa 'aturdirse' y tiene una relación etimológica con 'envarbascar', acción de inficionar el agua para atontar a los peces, con una planta europea, el gordolobo (Verbascum phoeniceum). En el caso canario son los cardones y tabaibas, de la familia de las Euforbias, las plantas que tienen estas propiedades para embarbascar, pues desprenden un látex muy tóxico que satura el agua, restándole oxígeno, pero la cuestión está en el ¿desde cuándo? Las raíces canarias de la embarbasca son expuestas por primera vez, en el siglo XVIII, por un historiador moderno, el enciclopedista Viera y Clavijo, en su Historia de Canarias (1978:139), aunque lo hace como probable hipótesis, tras detallar las técnicas pesqueras recogidas por las crónicas antiguas: «(. . .) Puede añadirse a estos otro cuarto género de pesca que, sin duda, se ha heredado del tiempo de los guanches. Hablo del uso de la leche del 166 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBASCADA euforbio o cardón que mezclada en Los charcos y rías, donde después de la marea quedan estancados los peces, los aturde y mata de modo que se pueden coger con las manos de encima de la superficie. Este es el método que llamamos embarbascar.» [Historia de Canarias, libro II. 6. 1773] Poco después, en 1779, este ilustre historiador y naturalista canario describe, en una nueva obra, dedicada a la botánica de las Islas, las propiedades del cardón y su uso en la embarbascada, calificándola como una divertida técnica de pesca: «{. . .) El jugo propio del cardón es una leche muy blanca, espesa, acre, corrosiva, nauseabunda (. . .) Bien sabido es el uso que se suele hacer también entre nosotros de esta leche para aquella suerte de pesca divertida, en la cual embarbascando Los grandes charcos de los arrecifes del mar, se embriagan y atosigan los peces, de manera que flotan en la superficie del agua (. . .)» [Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias, 1799: 198] Un siglo después el ilustre investigador canario, el doctor Chil y Naranjo nos dice al respecto, sin que sepamos su fuente directa de información -probablemente de Viera y Clavija- que los aborígenes canarios ya conocían esta técnica y que aún pervivía en La Aldea: «{. . .) En los charcos profundos (los canarios) echaban la savia del cardón y de la tabaiba, con cuya sustancia se narcotizaban los peces que subían luego a la superficie en donde los cogían; método que aún se emplea en varios puntos de la isla y principalmente en La Aldea de San Nicolds y se conoce con el nombre de 'embarbascar'.» [Estudios, históricos, climatológicos ... Las Palmas 1876-1879] Lo cierto es que por toda la geografía canaria se aplicaba la técnica de la embarbasca tanto en los charcos de los barrancos para la captura de las anguilas (Anguilla anguilla), como en los charcos intermareales para variadas especies marinas, sobre todo pulpos, variedades de lisas ( Chelon labrosus y Lim aurata) y lebranchos (Mugil cephalus). 167 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 f RAN CIICO S UÁREZ MORENO Esta peculiar pesca se mantuvo hasta tiempos recientes. La tradición oral recuerda que, en la década de la posguerra (1940-1950), años de crisis y hambre, en todas las Islas Canarias se pescaba la anguila, embarbascando con pencas de cardón (Euphorbia canariensis) y tabaibas amargas o piconas (Euphorbia obtusifolia) en los charcos de los barrancos. En concreto, la anguila es un pez muy curioso (Anguilla anguilla), largo, cilíndrico y de superficie muy lisa, de ambiente marino y de aguas de los barrancos, que probablemente fue consumido por los antiguos habitantes de Canarias2 y por los colonizadores; su degustación, incluso, fue una costumbre culinaria llevada por nuestros emigrantes a Cuba3 • Es probable que, en tiempos de los aborígenes canarios, la ~aptura de anguilas (de no ser una especie introducida), lisas y lebranchos se hiciera embarbascando, aunque no se recoja en las primeras crónicas y relaciones históricas. En ello coinciden varios especialistas y estudiosos del mundo aborigen, aunque hay quienes muestran la lógica cautela en afirmarlo a falta de documentos históricos precisos. Un reciente e interesante estudio sobre la embarbasca, realizado por el matemático y etnógrafo canario, José Manuel González, concluye en términos parecidos a nuestra consideración final, y reconoce que sobre esta pesca: «las referencias siguen siendo vagas, contradictorias y de variopinta procedencia; imposibilitando así la certificación sobre el ámbito de expansión de la técnica del embarbascado»4. 2 LORENZO PERERA, M.J.; JIMÉNEZ MEDINA A.; ZAMORA MALDONADO, J.M.: La Anguila. Estudio Etnogrdfico, Pesca y Aprovechamiento en las Islas Canarias. Edit. Centro de la Cultura Popular Canaria, Cabildo de Tenerife, Ayuntamiento de Arucas. Santa Cruz de Tenerife, 1999, pp. 140-149. Hace referencia a una prolija información oral sobre el embarbascado para la captura de anguilas en rodas las islas. 3 LóPEZ ISLA, M.L.: «Cuba: tras la huella de una tradición», artículo publicado por este autor (Director del Museo Municipal de Cabaiguán) en el programa de Fiestas de La Aldea, 1999. En el mismo recoge una cuarteta de un popular versador, Cuquillo, emigrante canario en Cabaiguán: Si me regalas las p apas/y me regalas las lisas/vas a ver hasta en el mapa/el mojo que hace Luisa. Se refiere a una cocinera «isleña», natural de La Aldea de San Nicolás, de principios del siglo XX. 4 GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, J.M. : «Presencia de prácticas aborígenes entre los pescadores y marineros de Canarias. El embarbascado o envarbascado», en El Pajar. Cuaderno de Etnografía Canaria, nº 16, agosto 2003, La Orotava. Tenerife, pp. 34-36 (El embarbascado o envarvascado). 168 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIE ITA DEL CHARCO O LA ANT IGUA EMBARBA IC AOA V. EMBARBASCA, «DEPRAVADA» FIESTA 1 Cuando, en 1779, el historiador Viera y Clavija contaba que la embar-basca o embarbascada era una pesca divertida, ya hacía tiempo que en La Aldea de San Nicolás tal costumbre se había transformado en una verdadera fiesta, dentro de las patronales en honor al sanco italiano que, hacia 1352, habían traído los mallorquines en su misión de evangelizar a los canarios. Centrémonos en ello. Después de la Conquista, hacia 1570, aquella primitiva ermita mallorquina de San Nicolás, ubicada en una cueva cercana a Bocabarranco, fue tapiada por orden del obispo Hernando de Rueda y trasladada al fondo del valle, donde, lentamente, comenzó a formarse una pequeña aldea que tomó el nombre del sanco. Aducía el prelado que esta ermita (construida en una cueva del lugar) se hallaba muy solitaria, abandonada y ocupada muchas veces por los luteranos (los corsarios y piratas que recalaban en esta playa para el avituallamiento, las aguadas) 5• Y es que, después de la Conquista de la Isla, la gran población aborigen de La Aldea había menguado sensiblemente y la zona de la costa se despobló aún más por la amenaza constante de los corsarios y piratas. Al fondo del valle, con un poblamiento muy diseminado (conformado por las familias de los medianeros enfitéuticos de un mayorazgo, instituido en 1667, en las tierras más fértiles y vinculado a la casa nobiliaria de los Nava-Grimón, los marqueses de Villanueva del Prado), se fue conformando un ente premunicipal, con la denominación de La Aldea de San Nicolás, cuya población pasaba de los 400 habitantes de finales del siglo XVII, a los 1.300 de finales del siglo XVIII. Fue el momento de gran desarrollo del pueblo, gracias a una gran producción cerealística, comercializada en la isla de enfrente, Tenerife; pero, en un permanente litigio socioagrario entre los vecinos y la terratenencia noble; un largo proceso histórico de 300 años de lucha social, denominada El Pleito de La Aldea, que define la historia moderna de este pueblo6 • 5 ARCHIVO DE LA PARROQUIA DE A GAETE. Libro I de Cuentas, fol. 126. Transcripción de Santiago Cazorla. 6 SuAREZ M ORENO, F. El Pleito de La Aldea: 300 años de lucha por la propiedad de la tierra. Santa Cruz de Tenerife, 1990. 169 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Fig. 3. Obispo Delgado y Venegas. Museo Diocesano. Las Palmas de Gran Canaria. fRAHCIICO SUÁREZ MO RENO En la segunda mitad del siglo XVIII, también es el momento histórico en que las fiestas canarias alcanzaron gran esplendor en todas las islas7 • Santos, vírgenes, finados ... tenían sus cofradías que organizaban, en su honor, grandes festejos al amparo de las parroquias, institución creada en La Aldea en 1742 y confirmada en 1783. Al menos en el siglo XVIII (no tenemos otras referencias manuscritas anteriores) y en el contexto de las fiestas patronales en honor a San Nicolás de Tolentino, ya figuraba vinculada la fiesta de El Charco, que en un momento llegó a preocupar a una Iglesia que mantenía vivos los esquemas del Concilio de Tremo. La anti gua técnica de embarbascar estaba consolidada como una fiesta muy popular, singular; de manifiesta alegría, liberación y catarsis de la colectividad aldeana, que aprovechaba el día siguiente a San Nicolás de Tolentino, 11 de septiembre, para bajar a la playa y disfrutar del fin de la fiesta principal del pueblo. ¿La embarbascada como número consolidado de las fiestas patronales tenía relación con algún acto celebrado siglos atrás en la primitiva ermita de San Nicolás ubicada a pocos pasos de El Charco?, ¿se mantenía la tradicional y divertida pesca colectiva en la gran charca costera como legado del mundo aborigen o era una estrategia introducida? Lo único que por ahora podemos dar por cierto es que, en 1766, el obispo Delgado y Venegas, tras su visita al pueblo, debió quedarse perplejo con las informaciones recibidas sobre el desarrollo de aquella fiesta, por lo que intentó «poner orden» imponiendo penas que llegaban hasta la propia exco- 7 H ERNÁNDEZ GONZÁLEZ, M.: La Religiosidad Popular en Tenerife en el siglo XVIII (Las Creencias y las Fiestas). Edit. Universidad de La Laguna. Secretariado de Publicaciones. Madrid, 1990. 170 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBASCADA m ión, gracias a lo cual hoy tenemos la primera, interesante y curiosa referen. cia histórica de La Fiesta del Charco, entonces también conocida como La Fiesta de la Embarbasca. En esta providencia obispal se recogen, además, muchos aspectos sobre relaciones sociales de entonces (fiestas, bailes, veladas de paridas, curanderismo, brujería, etc.) de cuya transcripción sólo recogemos lo referente a El Charco: «(. . .) Que hallandose S Jla informado del desorden que siempre ha avido en este Lugar quando embarbasca el charco, que esta donde disen la mar siega, entrandose en el y mesclandose hombres y mujeres casi desnudos, olvidando con las obligasiones de christiano, aquel pudor y verguenza, natural a todo racional, pecando mortalmente en tan depravada diverción, no solo todos los que entran en el charco, si tambien aquellos que conosiendose ftagiles y en peligro proximo de caer en alguna tentacion se hallan presentes; por lo que siendo presiso dar una providencia que corte este abuso tan perjudicial alas buenas costumbres manda su SSllª pena de excomunion maior ipso facto incurrencia de quatro ducados de multa que se le sacaran aplicados desde luego a la Fabrica de esta Iglª, y de quinse días de Carzel que ninguna mujer se entre en el charco quando se embarbasca ni enotra ocasion juntamte con los hombres, y a estos debajo de las mismas penas no lo hagan delante de mujeres desnudandose enteramte y para esta excusion (. . .) al P Capellan que es o fuere de esta Ayuda de Parroqª (. . .) pondrá en tablilla en la Iglª a los que se hallaren incursos en dhas penas exigiendoles la referida multas y haziendoles poner en la Carzel para lo que impartira el Auxilio el jues R. Y asimismo se le encarga al pa Capel1 " tenga gran cuidado en que en las vísperas y días del Sor Sn Nicolas despues de la oracion (ni antes si conosiera ser perjudiciales) no haia vailes ni se queden mesclados en corrillos hombres y mujeres para lo que se valdra del Alcalde instandole en estas ocasiones y en todos los tiempos ponga maior cuidado y desvelo en quitar toda ocasion de pecar (. . .)» [ARCHIVO DE LA PARROQUIA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO. Libro I de Fábrica, fols. 19-20]. ¿Qué pasaba realmente, en torno a La Fiesta del Charco?, ¿hasta qué punto aquel calificativo de «depravada diversión» emitido en dicha providencia obispal se ajusta a la realidad? Entendemos que el hecho de lanzarse al agua a pescar y de paso a remojar a los concurrentes, debía hacerse remangados, en al- 171 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 FRAN CISCO IUÁRE Z MOR ENO guna ropa menor, con alguna exposición de partes del cuerpo, en aquel tiempo prohibida, producto de la lógica explosión de alegría y espontaneidad de los participantes. Ello fue motivo de preocupación de las autoridades eclesiásticas, pues todas las fiestas canarias, tanto religiosas como paganas, eran y son propicias para las relaciones sociales y por ende las sexuales entre los jóvenes, lo que, incluso, se ha reflejado en el folklore musical. Y en ello radican no sólo las advertencias de este mandato religioso sobre El Charco, sino también en relación a cualquier acto social: bailes, veladas de paridas y otras concurrencias sociales cuyas consecuencias bien eran conocidas en los confesionarios. VI. LA FIESTA A FINALES DEL SIGLO XIX La Fiesta de La Embarbasca continuó, a lo largo del siglo XlX, celebrándose con la misma alegría que antaño la caracterizaba. Fueron décadas muy difíciles para las economías campesinas canarias, arruinadas por la competencia de los granos importados al soco del Puerto Franco, un sistema de libre comercio implantado entre 1852 y 1936. La Aldea apenas progresó en aquel siglo y continuó sometida a las estruc-turas casi feudales preexistentes. La Casa de Nava-Grimón acabó en la ruina entre 1880 y 1890 y su gran latifundio, donde crecía el pueblo, pasó a propiedad de los Pérez Galdós, momento en que nos encontramos con otra referencia histórica de esta fiesta, en 1887, de la valiosa pluma del médico y etnógrafo, primer Conservador de El Museo Canario, don Víctor GrauBassas (1847-1918) quien, además, nos ha dejado valiosos dibujos de escenas de la misma. Poseía un cortijo en el interior de este municipio, en las alturas de Linagua. Su relato sobre la vivencia de La Fiesta de El Charco, nos aporta valiosos datos del desarrollo de la misma: 172 Fig. 4. Víctor Grau-Bassas (ALZOLA,1980). © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBASCADA «(. .. )El viaje de salida fue malo pues nos perdimos en el camino y recalamos, ya oscurecido, en Veneguera en cuyo lugar no hallamos más que perros pues los vecinos se encontraban en la Aldea donde se celebraba la fiesta del patrono San Nicolás. No hubo más remedio, pues, que aquella hora cruzar los malos caminos y dormir en La Aldea (. . .) Al día siguiente, muy temprano fui a mi cortijo distante unas dos leguas y allí descansé todo el día, pues siendo al día siguiente la fiesta del charco debía asistir a ella. No puede usted imaginarse nada más original que esa fiesta (. . .) Allí encontrará V d. el tipo canario puro en la gran mayoría de los concursantes entregados a la expansión más sensual inimaginable. Las mujeres (. . .) bailan y cantan, corren y luchan con frenesí y los alegres alaridos y los sones y la más espontánea expansión no cesa hasta las tres de la tarde en que el alcalde da la voz de ¡al charco! Con anticipación hombres y mujeres provistos cada cual de sus arreos (cestos, guelderas, pedazos de red, etc.) se hallan preparados en la orilla y cuando suena la deseada voz se precipitan en el agua armados de sus correspondientes chismes y no se preocupan de otra cosa más que de recoger abundante pesca, de modo que el imprudente compañero o la inesperada piedra del fondo hacen perder el equilibrio a pescadoras y pescadores tomando posiciones muy artísticas, sí, pero que no permite la Iglesia y enseñando cosas que no son para ser vistas. Estos percances producen en el público estrepitosos aplausos y este jaleo sigue en aquellos organismos hasta que la noche no les permite ver más y se retiran a sus casas cantando y sonando guitarras, corriendo y gritando como locos. ¿Cree usted que a descansar? No señor, a freír el producto de su pesca y a continuar el baile y el jaleo; esta gente tiene algo de demonio por lo incansable, yo salí loco. Yo creo que en esto es donde se caracteriza más la raza canaria (. . .)» [Carta a Padilla. 18-rx-1887. A.M.C. Leg. Grau. VIII-8. ALZOLA, J.M. (1980), 65-668 ] 8 Obras de GRAu BASSAS: Usos y costumbres de la población campesina de Gran Canaria (1885-1888). Edit. El Museo Canario. Madrid 1980. Y Viajes de exploración a diversas sitios y localidades de la Gran Canaria. Edición facsímil de El Museo Canario. Valencia, 1890, pp. 40 v0 -52 (referencia del poblado de Los Caserones con diversos croquis y dibujos a mano alzada). Biografía en ALZOLA, José Miguel: Víctor Grau Bassas, Primer Conservador de El Museo Canario. Edit. El Museo Canario. Madrid, 1980, pp. 65-67 (carta con los cinco dibujos a lápiz de escenas de esta fiesta). 173 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 f RA NCI HO SUÁREZ MO RENO . . ,, i· 1 ' "' '~ Figs. 5, 6, 7 y 8. Dibujos de Grau Bassas con escenas de la Fiesta de El Charco en 1887. El Museo Canario. Grau Bassas confirma nuevamente la alegría y singularidad de esta fiesta, el vigilante papel de la Iglesia y de la Alcaldía que a su orden da comienzo a la pesca, puntualmente, a las 15 horas. Probablemente se había perdido la costumbre de embarbascar en este momento de la fiesta, ya que sólo cita el uso de artes como cestos, guelderas, redes ... En efecto, el primer documento fotográfico que tenemos de El Charco datado entre 1897 y 1903 (fig. 9), de autor anónimo y propiedad de la nueva familia propietaria del gran latifundio, los Pérez Galdós, nos presenta una amplia panorámica, dirección Norte, del momento estelar de la fiesta, con todos los pescadores expectantes, donde se aprecian algunas cañas de pesca. Los tiempos estaban cambiando en todos los órdenes de la vida social y económica. 174 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBASCADA Fig. 9. La imagen fotográfica más antigua de la Fiesta de El Charco, hacia 1898-1900 (Original de la familia Pérez Galdós y cedida por Caridad Rodríguez Pérez-Gáldos) . VII. LAS ALTERACIONES SUFRIDAS A LO LARGO DEL SIGLO XX A principios del nuevo siglo llegaron profundas reformas a los pueblos costeros de Canarias, en el contexto del régimen de librecambio del Puerto Franco, traducidas en un gran desarrollo portuario con las nuevas rutas de Ultramar, en los elementos importados de la segunda revolución industrial y en la orientación económica hacia el mercado europeo de la libra, el capitalismo agrario de la exportación. Los cultivos de tomates y plátanos generaron un nuevo ciclo económico. En La Aldea de San Nicolás, a parcir de 1897, los tomates para la exportación a Europa cambiaron por completo las vigentes estructuras casi feudales. Se revalorizó la cierra y el viejo pleito socioagrario se reactivó con gran virulencia entre 1912 y 1927, lo que obligó al Estado a intervenir directamente. El Decreto Ley de l 5-m-1927 expropió las cierras en litigio que pasaron por venta a los 300 colonos, medianeros perpetuos que las cultivaban desde tiempo inmemorial por transmisión enfitéutica. Solucionado el Pleito y consolidada la economía del tomate, el pueblo inició una auténtica explosión económica y demográfica. Pero aquel cambio social y económico afectó muy significativamente, después del ciclo depresivo de las guerras (1936-1946) al ecosistema y a la propia Fiesta del Charco, de la siguiente forma: 175 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 f RA NCIICO SUÁREZ MORE NO Fig. 10. Familia en la hora del almuerzo y jolgorio a la sombra de los tarajales, antes de ir a pescar lisas al Charco de 1934. * En la organización y desarrollo del acto. La alta participación de concursantes y espectadores como consecuencia de una población, que de los 1.860 habitantes de 1900 pasará a 5 .440 en 1950, obligó a las autoridades municipales a regular la pesca, prohibiendo las artes, a excepción de cestas y guelderas y a controlar otros excesos como el inicio anticipado de la fiesta, el descontrol al tirar a los espectadores dentro del charco, etc. Se impuso, a mediados de la década de 1950, la orden de comienzo con un volador (cohete) lanzado por el alcalde; y una delimitación del espacio con una raya blanca de cal, en torno al perímetro de las aguas, para proteger a quienes no deseaban ser lanzados dentro de las mismas. * Los condicionantes ecológicos. La sobreexplotación del acuífero subterráneo del valle, a través de centenares de pozos para captar aguas con destino al regadío de los cultivos de tomateros, no tuvo su compensación con la recarga natural de la lluvia a consecuencias de largos períodos de sequía. A partir de los años 30, progresivamente, se fue perdiendo el bosque de taraja- 176 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIEITA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBAICADA lesj y, aún más grave, la reducciqn del charco y la sequedad absoluta en muchas fiestas que no pudieron desarrollarse. A pesar de estos cambios, medio siglo después del relato de Grau Bassas, La Fiesta del Charco seguía centrándose en la pesca, sobre todo de las lisas (Liza aurata), lebranchos (Mugil cephalus) y anguilas (Anguilla anguilla), con el tradicional jolgorio de la gente tanto antes del Charco en las comitivas y parrandas que bajaban desde el-pueblo a primeEsta es una escena de las más famosas y típicas fiestas de Canarias "EL CHARCO" desde el año 1956 no se ha podido celebrar, pero la Comisión de Fiestas y Corporación Municipal, a pesar del enor· me sacrificio realizando dragados, celebrará este año 1962 .ea. 'Fiesta del C'1.c.,rco.,. con la pesca de la rica lisa. ¡Visitante, tenga Vd. mucho cuidado con el remojón, pues ese día tiene Vd. que perdonarlo! Fig.11. Cartel de 1962, donde se anuncia la crisis por la que atravesaba la Fiesta de El Charco. ras horas de la mañana, como en la hora del almuerzo bajo la sombra de los tarajales o de los cuevones del litoral; pero la fiesta radicaba ya dentro de las aguas, en la pesca de las lisas y lebranchos, cuando caía dentro algún personaje conocido o quien a la fuerza se veía completamente remojado. VIII. LA FIESTA ENTRA EN CRISIS (1950-1980) Con anterioridad a la década de 1950, e incluso en el siglo anterior, el humedal de El Charco solía secarse, tras veranos largos de períodos anuales de pocas lluvias, lo que impedía algún año el desarrollo del número principal de esta fiesta. Pero la sobreexplotación de las aguas del subsuelo, iniciada a principios del siglo XX con los medios mecánicos de la segunda revolución industrial (aeromotores, motores acoplados a modernas bombas hidráulicas), acentuada después de 1946, determinó, entre 1950 y 1960, la casi desaparición del ecosistema. Sólo en algunos años de copiosas lluvias con la ayuda además del dragado se pudo acondicionar un espacio para la pesca y la consiguiente fiesta. El período de 1954 a 1956 fue de altas precipitaciones. Las autoridades realizaron excavaciones para mejorar y aumentar la superficie del agua y El Charco volvía a ofrecer su ritual remojón. Pero un nuevo período de sequía 177 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 f RANCIHO SUÁREZ MORENO Fig. 12. El Charco de 1966, resultó un completo fracaso. volvió a aparecer, con el constante descenso de los niveles piezométricos de un sobreexplotado acuífero. No obstante, la Fiesta de El Charco cobró un impulso, a finales de la década de 1950, con la programación de bailes en el muelle, cucañas, etc. Seis años después se hacía un nuevo esfuerzo para recuperar el agua con el dragado de la zona de El Charco. El programa de las fiestas patronales de 1962 presentaba la novedad de la recuperación de la pesca c(,e la rica lisa. Las imágenes fotográficas del mismo, tomadas de la fiesta de 1956, recogen a un Charco de espacio reducido pero rodeado de una gran muchedumbre que contempla a poco más de medio centenar de pescadores, pues en este siglo la mujer había quedado relegada al papel de espectadora en la pesca. Finalmente, la crisis cíclica de sequía de los años 60 determinó la sequedad absoluta de la desembocadura del barranco y la fiesta no pudo celebrarse a lo largo de otros seis años. Las autoridades comenzaron a plantearse la construcción de una permanente charca artificial, en el margen derecho de la desembocadura del barranco, en el parque que se estaba construyendo dentro de la 178 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBASCADA Fig. 13. El Charco de 1969 recupera, con gran expectación, la pesca en una charca artificial. propiedad municipal, en la que cada año se introducirían peces de otro lugar para la ocasión. Coinciden estos años de crisis con el derrumbe de la sociedad tradicional y de muchos elementos de la identidad de los pueblos canarios. La celebración de 1966 fue otro fracaso al intentar por los medios naturales de aquel ya completamente dañado ecosistema humedal, recuperar el remojón y la pesca, en medio de una gran presencia de vecinos y visitantes (fig. 12). Tres años después, en 1969, aquel proyecto de charco artificial se hizo realidad (fig. 13). La fiesta en el agua no volvió a interrumpirse más. A medida que avanzaban los años 70, la Fiesta del Charco fue adquiriendo más popularidad a nivel insular y con ello empezó a afectarle la masificación con gran deterioro en su esencia: la pesca comenzó a pasar a un lugar secundario, los concursantes preferían el traje de baño que la ropa y zapatos de rigor; el escenario natural se hizo cada vez más corto por la alta participación en unas aguas, que sin posibilidad de reposición o renovación con agua de mar, resultaban muy apantanadas y sólo servían para el remojón ritual de espectadores, unos voluntarios y otros a la fuerza. No obstante, el día festivo seguía siendo 179 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 fRANCIHO SuiREZ MORENO muy popular, atraía a una gran afluencia de visitantes; se programaban otros números; el baile en el viejo muelle se institucionalizaba y en su conjunto se configuraba como una fiesta muy popular, bulliciosa y alegre; pero sin la identidad de antaño, como así lo añora una, aún viva, tradición oral: «Antes, por la mañanita, caminando porque no había coches, nos íbamos todos para abajo, en grupos, con la comida, cantando en parrandas. Allá abajo, en los tarajales, las familias y los grupos se juntaban para seguir cantando y tocando. Después de comer, a las tres de la tarde de la hora de antes, empezaba la pesca de las lisas, con guelderas, cestas . . . Y no había raya y nadie iba a buscar a otros para tirarlos. Se hacían gracias, boberías para hacer reír. Si alguno se despistada y tenían confianza, le daban un empujón y lo zumbaban al agua . .. » [Josefa Sosa Suárez, Maestra jubilada de Enseñanza Primaria, 86 años, 14.XI.1999] «( . .) A mí me dio coraje cuando pusieron la raya, por los años 50. El Charco no necesita raya, nadie tiene por qué forzar a otro para tirarlo al agua. Antes nos poníamos pegados al agua. Yo recuerdo ver a los viejos con los pantalones remangados, con los sacos y cestas en la orilla, preparados para pescar las lisas. Este pescado entraba al Charco porque es también de agua dulce y entraba por la bocana que abría el barranco cuando corre y antes corría mucho el barranco . . Las anguilas eran más dificiles de coger porque estaban enterradas en el fango. Y eso de «bandiarte» pa dentro ... era distinto: los que estaban pescando o uno por fuera, si veía a un amigo de confianza, le daba un empujón y ... al agua y ese seguía la fiesta dentro del Charco y todos se reían y se divertían; p ero eso de salir a buscar fuera, a la fuerza .. . ¡eso .. . no era el Charco, que va .. . !» [Francisco Valencia del Pino, funcionario municipal, jubilado, 76 años. 14.XJ.1999] IX. LA DIFÍCIL RECUPERACIÓN Tras afrontar esta comarca otro largo período de sequía (1973-1979), comenzaron los años de recuperación del ecosistema de El Charco. Mejoraron las precipitaciones y el agua almacenada en las grandes presas determinó que 180 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBASCADA Figs. 14 y 15. Perspectivas de la Fiesta del Charco, en el momento del inicio, en la actualidad. 181 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 FRANCI SCO SUÁREZ MORENO se modificara por completo la infraestructura hidráulica para el regadío de una próspera y tecnificada agricultura de exportación, basada aún en el monocultivo del tomate. Como consecuencia de estos cambios, se redujo sensiblemente la extracción de aguas subterráneas, por lo que el nivel freático ascendió con la consiguiente recuperación de las aguas de El Charco y todo su ecosistema. A principios de los años 90 (fig.1) ya se observa un ecosistema muy recuperado, para llegar a 2000 en que su masa vegetal se asemejaba mucho a la de principios de siglo, aunque en el último trienio ha vuelto a sufrir un fuerte impacto negativo por un nuevo ciclo seco. En esta década finisecular la charca artificial excavada en 1969 desaparece tras haberse dragado otra en el mismo punto de El Charco tradicional para la celebración este evento festivo, la que cada año en agosto se reexcava, se abre hacia el mar y se le introducen peces, para que se encuentre en condiciones óptimas el 11 de septiembre. Las publicaciones, campañas de concienciación y el sentir popular por recuperar las tradiciones perdidas y la identidad canaria, iniciada en los años de la Transición Democrática, han coadyuvado a la recuperación de la parte humana de la Fiesta. En consecuencia han disminuido los participantes en bañador y aumentado ligeramente en número los pescadores. Pero la publicidad generada desde los años 70 del siglo pasado ha propiciado una excesiva masificación de vecinos y forasteros, muchos de los cuales, desconocedores de la tradición y deseosos de participar sólo del remojón dentro del agua, han impedido la recuperación completa de la principal esencia de la antigua Embarbasca: la pesca y el gracioso remojón. IX. ¿Y EL FUTURO? La Fiesta del Charco continúa encantando a nativos y a visitantes, pues conlleva una interesante singularidad (alegría, emoción estética, rito purificativo con el simbolismo del agua y el barro ... ). Es cierto que, después de una larga crisis, ha entrado por el difícil camino de recuperar su identidad. Pero, como cualquier fiesta es compleja, ambigua y pluriforme, sometida a los cambios del tiempo aunque revitalice el pasado, como ocurre en cualquier evento, en palabras de Galván Tudela (1987). Además, su entorno natural está en trámite para ser declarado como Bien de Interés Cultural. Pero, a pesar de 182 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO D LA ANTIGUA EMBARBASCADA todo, es necesaria la reflexión y el planteamiento sobre por qué senderos discurrirá en este nuevo siglo. La respuesta la estamos elaborando los integrantes de esta generación que hoy acondicionamos los caminos del futuro, pero en muchos casos con unas herramientas diseñadas por un mundo dominado por la propaganda del capital global, donde prima el espectáculo y la noticia, difundidos por unos medios de comunicación a su servicio y por las masas desconocedoras, en muchos casos, de la esencia de las costumbres y festividades ancestrales. X. FUENTES 1.- MANUSCRITAS ARCHIVO DE LA PARROQUIA DE AGAETE. Libro l de Cuentas, fol. 126. Transcripción de Santiago Cazarla. ARCHIVO DE LA PARROQUIA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO, Libro I de Fábrica, fols. 19-20. 183 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 fRAN (IICO Suirn MORENO 2.- ÜRALES: Josefa SOSA SOSA y Francisco VALENCIA DEL PINO 3.- BIBLIOGRÁFICAS ALZOLA, J.M. (1980): Víctor Grau Bassas, Primer Conservador de el Museo Canario. Edit. El Museo Canario. Madrid. BARROSO CRUZ, V (1997): «so s La Rama agoniza», en la revista Noticias de Agaete. --: Historia de La Rama en Agaete (inédito). CHIL Y NARANJO, G. (1876-1879): Estudios, históricos, climatológicos ... Las Palmas 1876- 1879. HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, M.: La Religiosidad Popular en Tenerife en el siglo XVIII (Las Creencias y las Fiestas). Edit. Universidad de La Laguna. Secretariado de Publicaciones. Madrid, 1990. GALVÁN TUDELA, A. (1987): Las fiestas populares canarias. Interinsular/Ediciones Canarias. Santa Cruz de Tenerife. GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, J.M.: «Presencia de prácticas aborígenes entre los pescadores y marineros de Canarias. El embarbascado o envarbascado», en El Pajar. Cuaderno de Etnografía Canaria. N° 16, agosto 2003, La Orotava. Tenerife. 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Título y subtítulo | La Fiesta del Charco o la antigua embarbascada: (Aldea de San Nicolás, Gran Canaria) |
Autoría principal | Suárez Moreno, Francisco |
Entidad | Vicerrectorado de alumnado de la Universidad de La Laguna |
Publicación fuente | Tenique: revista de cultura popular canaria |
Numeración | Número 06 |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | San Cristóbal de La Laguna |
Editorial | Grupo folklórico de la Escuela de Magisterio de La Laguna |
Fecha | 2004 |
Páginas | pp. 159-184 |
Materias | Cultura popular ; Folklore ; Canarias ; La Aldea |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 10226676 Bytes |
Texto | La Fiesta del Charco o la antigua embarbascada [Aldea de San Nicolás, Gran Canaria] FRANCISCO SUÁREZ Momo © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 San Nicolás de Tolentino Las Palmas de Gran Canaria o 5 Localización de San Nicolás de Tolentino y poblaciones mencionadas. 10 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 O. INTRODUCCIÓN LA FIESTA DEL CHARCO, que cada 11 de septiembre se celebra en la misma orilla del mar, en la playa de La Aldea de San Nicolás, es uno de los eventos más populares de Gran Canaria, que atrae a miles de visitantes. Fue conocida, antiguamente, como La Embarbascada, y se desarrollaba, como ahora, dentro del contexto general de las fiestas patronales del municipio, en honor a San Nicolás de Tolentino. Al día siguiente de la festividad religiosa principal, el pueblo en masa y numerosos visitantes se desplazan a la playa principal y, tras una jornada de gran jolgorio, a las 5 de la tarde, alrededor de un gran charco costero, a la orden del alcalde a través de un volador, la muchedumbre vestida y calzada se lanza al agua a pescar, remojarse y, de paso, atrapar al despistado espectador y lanzarlo al agua; un evento festivo enraizado en costumbres muy antiguas del pueblo canario. ¿Es una pervivencia del pasado aborigen? ¿Qué relación tiene con su entorno físico y humano y cómo ha evolucionado a lo largo del tiempo? l. UN ECOSISTEMA COSTERO La desembocadura del barranco de La Aldea-Tejeda, la cuenca hidrográfica más extensa de Canarias (177 km2 ), constituye un estuario hundido debido a un basculamiento tectónico unido a las diversas regresiones y transgresiones marinas ocurridas a lo largo de varios millones de años por las variaciones climáticas. Constituye uno de los espacios costeros de Canarias donde mejor se pueden estudiar las coladas volcánicas que, entre los -14 y -9 millones de años, configuraron el primer escudo insular, excavado luego por una casi ininterrumpida actividad erosiva. 161 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 fRAN UHO I UÁ REZ MORENO Fig. 1. Desembocadura del gran barranco de la cuenca de Tejeda-La Aldea, donde se forma la laguna costera o Charco, en otro tiempo de mayores dimensiones. Entre el Pleistoceno reciente y el Holoceno, esa compleja dinámica geomorfológica y climática determinó, en este lugar, la formación de una gran laguna costera de aguas setnidulces. El nivel freático era muy alto frente a una mínima intrusión marina. Esta laguna, que probablemente se adentraba casi medio kilómetro hacia el interior, fue denominada por los primeros colonizadores europeos como La Marciega, topónimo que aún perdura en su entorno. Este relicto de la antigua marciega es hoy un vivo ejemplo de lo que pudieron ser los distintos ecosistemas costeros de charcas en esta isla, como las de Maspalomas y Arguineguín. Pero aquel extenso humedal comenzó a secarse, en el primer tercio del siglo pasado, a consecuencia de la sobreexplotación del acuífero mediante pozos, aunque, a partir de la década de 1980, en parte se recuperó confor- 162 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBA SCADA Fig. 2. Detalle de El Charco, en año de lluvia (mayo de 1982), al fondo El Teide. mando un espeso bosque de tarajales (Tamarix canariensis), sin llegar a reverdecer otras especies muy extendidas siglos atrás, como los juncos merinos (Holoschoenus vulgaris), berros (Nasturtium officinale), berrazas (Apium nodiflorum) , aneas (Typha domingensis) ... donde convivían variadas especies ani-males, sobre todo aves emigrantes (ver figs.l y 2). Pero el último ciclo de sequía, de finales de los años 90 hasta 2003, ha generado un fuerte estrés hídrico, lo que unido a las extracciones de agua salada, mediante pozos, realizadas en el perímetro del mismo Charco para la planta desaladora pública, ha producido fuerte impacto en la masa verde. A un lado de El Charco, en la zona urbana, hoy se encuentran los yacimientos paleontológicos y arqueológicos de Los Caserones y al otro, se extiende un gran espacio agrícola, La Marciega, cultivado a partir del siglo XVIII por colonos de la Hacienda Aldea de San Nicolás, un mayorazgo de la casa no- 163 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 FRA NCIHO Suirn MORENO biliaria lagunera de los Nava-Grimón, donde crecía este pueblo, en litigio por la propiedad de estas tierras. Aquellos primeros colonos rozaron el antiguo bosque de tarajales y juncos, y lo convirtieron en el actual espacio agrícola que aún mantiene el primitivo topónimo derivado de la mar ciega. 11. EL ASENTAMIENTO ABORIGEN Antes de la llegada de los primeros europeos, la población aborigen canaria había evolucionado en sus estructuras socioeconómicas. En el área de la desembocadura del barranco de La Aldea se había formado el asentamiento poblacional más importante del valle y de todo el oeste de la Isla. Separado por el gran charco costero o mar-ciega. Este poblado se extendía en ambos márgenes del cauce y sus restos hoy constituyen el yacimiento arqueológico de Los Caserones. Este poblado lo conformaban de unas 800 a 1.000 casas, varios edificios públicos y muchas estructuras funerarias colectivas, cuya datación (C-14), por restos arqueológicos, arrojan fechas comprendidas entre los años 60 y 1220 de nuestra era. Hacia 1352 se establecieron en Gran Canaria varias misiones mallorquinas con 30 frailes y 12 esclavos convertidos, una de las cuales se ubicó en la playa de La Aldea, donde se erigió una pequeña ermita en honor a San Nicolás de Tolentino, en la misma orilla del mar muy cerca de El Charco y de Bocabarranco, ¿para evangelizar a los moradores del gran poblado de Los Caserones? La localización de la misión mallorquina en este lugar obedeció a la importancia de los poblados canarios cercanos y como punto de penetración hacia el interior de la Isla, a través del barranco principal y no como estrategia frente a la populosa población canaria que en su día conformó las estructuras protourbanas del hoy yacimiento arqueológico de Los Caserones; pues, en aquel momento, debía hallarse completamente abandonado, como otros, del ámbito costero grancanario, ante el peligro latente de los navíos europeos en busca de esclavos. En el mar y charcos costeros encontraban los canarios peces, moluscos y crustáceos que capturaban con variadas estrategias, alguna de las cuales como, aseguran algunas fuentes históricas, era el envarbasco mediante el poder narcotizante de la sabia de determinadas plantas canarias. 164 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBASCADA III. RAMA ¿ABORIGEN? f La orilla del mar constituía el punto final de los ritos que efectuaba la so-ciedad aborigen, en los períodos de calamidades naturales y sequías. Según las crónicas antiguas, después de realizar cultos al dios supremo Acorán, en los lugares sagrados de las montañas, bajaba todo el pueblo, en procesión, con bailes portando ramas y, una vez en la orilla del mar, con estas ramas azotaban las aguas al grito o lamento de ¡Alemen Acoran! Este rito aborigen, de procesiones y llegada al mar, ha sido considerado por muchos como el origen de la fiesta de La Bajada de la Rama, que se celebra en la víspera de la fiesta patronal tanto en La Aldea de San Nicolás, cada 9 de septiembre, como en otros lugares de Gran Canaria, como es el caso de las aún más célebres bajadas de la rama de las fiestas de San Pedro, en el Valle de Agaete y las de la Virgen de las Nieves en Agaete o La Rama de la Fiesta de Las Marías en Guía. Por nuestra parte, en varias ocasiones, hemos escrito en programas de fiestas, artículos y crónicas periodísticas sobre la posible relación de estos eventos festivos con los referidos rituales precoloniales. Pero lo cierto es que, tras largas reflexiones y consultas en archivos municipales continuamos sin documentación escrita que permita relacionar la actual Fiesta de La Rama con los rituales canarios y el posible sincretismo de estos con las fiestas cristianas que nacieron después de la Conquista1 • La referencia escrita más antigua que, por ahora, conocemos es la solicitud de un permiso elevado en Guía, a mediados del siglo XIX, al Ayuntamiento de Artenara para la extracción de ramas en el pinar de Tamadaba con destino a la fiesta de Las Marías de Guía, que ya se celebraba desde principios de aquel siglo. Es posible que desde Guía, a lo largo del siglo XIX, se extendiera la festividad de La Rama a los pueblos de Agaete y La Aldea como fiesta pagana procesional, muy parecida, en símbolos externos, al ritual aborigen canario, con el añadido de la danza de los papahuevos (gigantes y cabezudos) propios de la cultura festiva de muchos pueblos hispanos y centroeuropeos, que también se introduce en Canarias y que, en algún momento, llega a prohibirse, como acaeció en Tenerife hacia 1782, en las procesiones de Corpus (GUERRA, IV: 95). O, más probable, en el contexto popular de bajar de nuestros pinares, en ' Ver la reflexión que sobre el particular hace GALVÁN T UDELA (1987:53-59). 165 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 FR ANC ISCO SUiRE Z MORENO la víspera de las festividades patronales las ramas de pino, poleo y otras plantas aromáticas para enramar caminos, ermitas, santos y vírgenes, surgiera el número festivo de la Bajada de La Rama (quizás primero en Las Nieves de Agaete y luego en La Aldea) nacieran estas celebraciones paradigmáticas, pues las costumbres, fácilmente, con el tiempo se transforman en fiestas. IV. LA EMBARBASCADA ¿ABORIGEN? Las crónicas y relaciones históricas antiguas hacen referencia a varias técnicas de pesca aborígenes, pero no de forma expresa a la embarbascada. De todas formas, a poco de finalizar la Conquista de Canarias, en 1526, un acuerdo del Cabildo de Tenerife prohibía embarbascar en los charcos, fuentes y cursos de agua corriente del interior, lo que se mantuvo a lo largo de siglos por los efectos de tal contaminación en las aguas. Algunos autores han planteado si tal estrategia, empleada con éxito en Canarias hasta tiempos recientes, fue introducida por los primeros colonizadores europeos o ya la conocían los antiguos canarios. La embarbasca/embarbascado/envarbascado . .. en todas sus variantes léxicas del castellano, era conocida en las regiones hispanas y en Sudamérica, y consistía, como ya indicamos, en narcotizar los peces de ríos, charcos o mares con la savia de algunas plantas con propiedades especiales para tal efecto. Por ello, en castellano 'embarbascarse' significa 'aturdirse' y tiene una relación etimológica con 'envarbascar', acción de inficionar el agua para atontar a los peces, con una planta europea, el gordolobo (Verbascum phoeniceum). En el caso canario son los cardones y tabaibas, de la familia de las Euforbias, las plantas que tienen estas propiedades para embarbascar, pues desprenden un látex muy tóxico que satura el agua, restándole oxígeno, pero la cuestión está en el ¿desde cuándo? Las raíces canarias de la embarbasca son expuestas por primera vez, en el siglo XVIII, por un historiador moderno, el enciclopedista Viera y Clavijo, en su Historia de Canarias (1978:139), aunque lo hace como probable hipótesis, tras detallar las técnicas pesqueras recogidas por las crónicas antiguas: «(. . .) Puede añadirse a estos otro cuarto género de pesca que, sin duda, se ha heredado del tiempo de los guanches. Hablo del uso de la leche del 166 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBASCADA euforbio o cardón que mezclada en Los charcos y rías, donde después de la marea quedan estancados los peces, los aturde y mata de modo que se pueden coger con las manos de encima de la superficie. Este es el método que llamamos embarbascar.» [Historia de Canarias, libro II. 6. 1773] Poco después, en 1779, este ilustre historiador y naturalista canario describe, en una nueva obra, dedicada a la botánica de las Islas, las propiedades del cardón y su uso en la embarbascada, calificándola como una divertida técnica de pesca: «{. . .) El jugo propio del cardón es una leche muy blanca, espesa, acre, corrosiva, nauseabunda (. . .) Bien sabido es el uso que se suele hacer también entre nosotros de esta leche para aquella suerte de pesca divertida, en la cual embarbascando Los grandes charcos de los arrecifes del mar, se embriagan y atosigan los peces, de manera que flotan en la superficie del agua (. . .)» [Diccionario de Historia Natural de las Islas Canarias, 1799: 198] Un siglo después el ilustre investigador canario, el doctor Chil y Naranjo nos dice al respecto, sin que sepamos su fuente directa de información -probablemente de Viera y Clavija- que los aborígenes canarios ya conocían esta técnica y que aún pervivía en La Aldea: «{. . .) En los charcos profundos (los canarios) echaban la savia del cardón y de la tabaiba, con cuya sustancia se narcotizaban los peces que subían luego a la superficie en donde los cogían; método que aún se emplea en varios puntos de la isla y principalmente en La Aldea de San Nicolds y se conoce con el nombre de 'embarbascar'.» [Estudios, históricos, climatológicos ... Las Palmas 1876-1879] Lo cierto es que por toda la geografía canaria se aplicaba la técnica de la embarbasca tanto en los charcos de los barrancos para la captura de las anguilas (Anguilla anguilla), como en los charcos intermareales para variadas especies marinas, sobre todo pulpos, variedades de lisas ( Chelon labrosus y Lim aurata) y lebranchos (Mugil cephalus). 167 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 f RAN CIICO S UÁREZ MORENO Esta peculiar pesca se mantuvo hasta tiempos recientes. La tradición oral recuerda que, en la década de la posguerra (1940-1950), años de crisis y hambre, en todas las Islas Canarias se pescaba la anguila, embarbascando con pencas de cardón (Euphorbia canariensis) y tabaibas amargas o piconas (Euphorbia obtusifolia) en los charcos de los barrancos. En concreto, la anguila es un pez muy curioso (Anguilla anguilla), largo, cilíndrico y de superficie muy lisa, de ambiente marino y de aguas de los barrancos, que probablemente fue consumido por los antiguos habitantes de Canarias2 y por los colonizadores; su degustación, incluso, fue una costumbre culinaria llevada por nuestros emigrantes a Cuba3 • Es probable que, en tiempos de los aborígenes canarios, la ~aptura de anguilas (de no ser una especie introducida), lisas y lebranchos se hiciera embarbascando, aunque no se recoja en las primeras crónicas y relaciones históricas. En ello coinciden varios especialistas y estudiosos del mundo aborigen, aunque hay quienes muestran la lógica cautela en afirmarlo a falta de documentos históricos precisos. Un reciente e interesante estudio sobre la embarbasca, realizado por el matemático y etnógrafo canario, José Manuel González, concluye en términos parecidos a nuestra consideración final, y reconoce que sobre esta pesca: «las referencias siguen siendo vagas, contradictorias y de variopinta procedencia; imposibilitando así la certificación sobre el ámbito de expansión de la técnica del embarbascado»4. 2 LORENZO PERERA, M.J.; JIMÉNEZ MEDINA A.; ZAMORA MALDONADO, J.M.: La Anguila. Estudio Etnogrdfico, Pesca y Aprovechamiento en las Islas Canarias. Edit. Centro de la Cultura Popular Canaria, Cabildo de Tenerife, Ayuntamiento de Arucas. Santa Cruz de Tenerife, 1999, pp. 140-149. Hace referencia a una prolija información oral sobre el embarbascado para la captura de anguilas en rodas las islas. 3 LóPEZ ISLA, M.L.: «Cuba: tras la huella de una tradición», artículo publicado por este autor (Director del Museo Municipal de Cabaiguán) en el programa de Fiestas de La Aldea, 1999. En el mismo recoge una cuarteta de un popular versador, Cuquillo, emigrante canario en Cabaiguán: Si me regalas las p apas/y me regalas las lisas/vas a ver hasta en el mapa/el mojo que hace Luisa. Se refiere a una cocinera «isleña», natural de La Aldea de San Nicolás, de principios del siglo XX. 4 GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, J.M. : «Presencia de prácticas aborígenes entre los pescadores y marineros de Canarias. El embarbascado o envarbascado», en El Pajar. Cuaderno de Etnografía Canaria, nº 16, agosto 2003, La Orotava. Tenerife, pp. 34-36 (El embarbascado o envarvascado). 168 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIE ITA DEL CHARCO O LA ANT IGUA EMBARBA IC AOA V. EMBARBASCA, «DEPRAVADA» FIESTA 1 Cuando, en 1779, el historiador Viera y Clavija contaba que la embar-basca o embarbascada era una pesca divertida, ya hacía tiempo que en La Aldea de San Nicolás tal costumbre se había transformado en una verdadera fiesta, dentro de las patronales en honor al sanco italiano que, hacia 1352, habían traído los mallorquines en su misión de evangelizar a los canarios. Centrémonos en ello. Después de la Conquista, hacia 1570, aquella primitiva ermita mallorquina de San Nicolás, ubicada en una cueva cercana a Bocabarranco, fue tapiada por orden del obispo Hernando de Rueda y trasladada al fondo del valle, donde, lentamente, comenzó a formarse una pequeña aldea que tomó el nombre del sanco. Aducía el prelado que esta ermita (construida en una cueva del lugar) se hallaba muy solitaria, abandonada y ocupada muchas veces por los luteranos (los corsarios y piratas que recalaban en esta playa para el avituallamiento, las aguadas) 5• Y es que, después de la Conquista de la Isla, la gran población aborigen de La Aldea había menguado sensiblemente y la zona de la costa se despobló aún más por la amenaza constante de los corsarios y piratas. Al fondo del valle, con un poblamiento muy diseminado (conformado por las familias de los medianeros enfitéuticos de un mayorazgo, instituido en 1667, en las tierras más fértiles y vinculado a la casa nobiliaria de los Nava-Grimón, los marqueses de Villanueva del Prado), se fue conformando un ente premunicipal, con la denominación de La Aldea de San Nicolás, cuya población pasaba de los 400 habitantes de finales del siglo XVII, a los 1.300 de finales del siglo XVIII. Fue el momento de gran desarrollo del pueblo, gracias a una gran producción cerealística, comercializada en la isla de enfrente, Tenerife; pero, en un permanente litigio socioagrario entre los vecinos y la terratenencia noble; un largo proceso histórico de 300 años de lucha social, denominada El Pleito de La Aldea, que define la historia moderna de este pueblo6 • 5 ARCHIVO DE LA PARROQUIA DE A GAETE. Libro I de Cuentas, fol. 126. Transcripción de Santiago Cazorla. 6 SuAREZ M ORENO, F. El Pleito de La Aldea: 300 años de lucha por la propiedad de la tierra. Santa Cruz de Tenerife, 1990. 169 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Fig. 3. Obispo Delgado y Venegas. Museo Diocesano. Las Palmas de Gran Canaria. fRAHCIICO SUÁREZ MO RENO En la segunda mitad del siglo XVIII, también es el momento histórico en que las fiestas canarias alcanzaron gran esplendor en todas las islas7 • Santos, vírgenes, finados ... tenían sus cofradías que organizaban, en su honor, grandes festejos al amparo de las parroquias, institución creada en La Aldea en 1742 y confirmada en 1783. Al menos en el siglo XVIII (no tenemos otras referencias manuscritas anteriores) y en el contexto de las fiestas patronales en honor a San Nicolás de Tolentino, ya figuraba vinculada la fiesta de El Charco, que en un momento llegó a preocupar a una Iglesia que mantenía vivos los esquemas del Concilio de Tremo. La anti gua técnica de embarbascar estaba consolidada como una fiesta muy popular, singular; de manifiesta alegría, liberación y catarsis de la colectividad aldeana, que aprovechaba el día siguiente a San Nicolás de Tolentino, 11 de septiembre, para bajar a la playa y disfrutar del fin de la fiesta principal del pueblo. ¿La embarbascada como número consolidado de las fiestas patronales tenía relación con algún acto celebrado siglos atrás en la primitiva ermita de San Nicolás ubicada a pocos pasos de El Charco?, ¿se mantenía la tradicional y divertida pesca colectiva en la gran charca costera como legado del mundo aborigen o era una estrategia introducida? Lo único que por ahora podemos dar por cierto es que, en 1766, el obispo Delgado y Venegas, tras su visita al pueblo, debió quedarse perplejo con las informaciones recibidas sobre el desarrollo de aquella fiesta, por lo que intentó «poner orden» imponiendo penas que llegaban hasta la propia exco- 7 H ERNÁNDEZ GONZÁLEZ, M.: La Religiosidad Popular en Tenerife en el siglo XVIII (Las Creencias y las Fiestas). Edit. Universidad de La Laguna. Secretariado de Publicaciones. Madrid, 1990. 170 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBASCADA m ión, gracias a lo cual hoy tenemos la primera, interesante y curiosa referen. cia histórica de La Fiesta del Charco, entonces también conocida como La Fiesta de la Embarbasca. En esta providencia obispal se recogen, además, muchos aspectos sobre relaciones sociales de entonces (fiestas, bailes, veladas de paridas, curanderismo, brujería, etc.) de cuya transcripción sólo recogemos lo referente a El Charco: «(. . .) Que hallandose S Jla informado del desorden que siempre ha avido en este Lugar quando embarbasca el charco, que esta donde disen la mar siega, entrandose en el y mesclandose hombres y mujeres casi desnudos, olvidando con las obligasiones de christiano, aquel pudor y verguenza, natural a todo racional, pecando mortalmente en tan depravada diverción, no solo todos los que entran en el charco, si tambien aquellos que conosiendose ftagiles y en peligro proximo de caer en alguna tentacion se hallan presentes; por lo que siendo presiso dar una providencia que corte este abuso tan perjudicial alas buenas costumbres manda su SSllª pena de excomunion maior ipso facto incurrencia de quatro ducados de multa que se le sacaran aplicados desde luego a la Fabrica de esta Iglª, y de quinse días de Carzel que ninguna mujer se entre en el charco quando se embarbasca ni enotra ocasion juntamte con los hombres, y a estos debajo de las mismas penas no lo hagan delante de mujeres desnudandose enteramte y para esta excusion (. . .) al P Capellan que es o fuere de esta Ayuda de Parroqª (. . .) pondrá en tablilla en la Iglª a los que se hallaren incursos en dhas penas exigiendoles la referida multas y haziendoles poner en la Carzel para lo que impartira el Auxilio el jues R. Y asimismo se le encarga al pa Capel1 " tenga gran cuidado en que en las vísperas y días del Sor Sn Nicolas despues de la oracion (ni antes si conosiera ser perjudiciales) no haia vailes ni se queden mesclados en corrillos hombres y mujeres para lo que se valdra del Alcalde instandole en estas ocasiones y en todos los tiempos ponga maior cuidado y desvelo en quitar toda ocasion de pecar (. . .)» [ARCHIVO DE LA PARROQUIA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO. Libro I de Fábrica, fols. 19-20]. ¿Qué pasaba realmente, en torno a La Fiesta del Charco?, ¿hasta qué punto aquel calificativo de «depravada diversión» emitido en dicha providencia obispal se ajusta a la realidad? Entendemos que el hecho de lanzarse al agua a pescar y de paso a remojar a los concurrentes, debía hacerse remangados, en al- 171 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 FRAN CISCO IUÁRE Z MOR ENO guna ropa menor, con alguna exposición de partes del cuerpo, en aquel tiempo prohibida, producto de la lógica explosión de alegría y espontaneidad de los participantes. Ello fue motivo de preocupación de las autoridades eclesiásticas, pues todas las fiestas canarias, tanto religiosas como paganas, eran y son propicias para las relaciones sociales y por ende las sexuales entre los jóvenes, lo que, incluso, se ha reflejado en el folklore musical. Y en ello radican no sólo las advertencias de este mandato religioso sobre El Charco, sino también en relación a cualquier acto social: bailes, veladas de paridas y otras concurrencias sociales cuyas consecuencias bien eran conocidas en los confesionarios. VI. LA FIESTA A FINALES DEL SIGLO XIX La Fiesta de La Embarbasca continuó, a lo largo del siglo XlX, celebrándose con la misma alegría que antaño la caracterizaba. Fueron décadas muy difíciles para las economías campesinas canarias, arruinadas por la competencia de los granos importados al soco del Puerto Franco, un sistema de libre comercio implantado entre 1852 y 1936. La Aldea apenas progresó en aquel siglo y continuó sometida a las estruc-turas casi feudales preexistentes. La Casa de Nava-Grimón acabó en la ruina entre 1880 y 1890 y su gran latifundio, donde crecía el pueblo, pasó a propiedad de los Pérez Galdós, momento en que nos encontramos con otra referencia histórica de esta fiesta, en 1887, de la valiosa pluma del médico y etnógrafo, primer Conservador de El Museo Canario, don Víctor GrauBassas (1847-1918) quien, además, nos ha dejado valiosos dibujos de escenas de la misma. Poseía un cortijo en el interior de este municipio, en las alturas de Linagua. Su relato sobre la vivencia de La Fiesta de El Charco, nos aporta valiosos datos del desarrollo de la misma: 172 Fig. 4. Víctor Grau-Bassas (ALZOLA,1980). © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBASCADA «(. .. )El viaje de salida fue malo pues nos perdimos en el camino y recalamos, ya oscurecido, en Veneguera en cuyo lugar no hallamos más que perros pues los vecinos se encontraban en la Aldea donde se celebraba la fiesta del patrono San Nicolás. No hubo más remedio, pues, que aquella hora cruzar los malos caminos y dormir en La Aldea (. . .) Al día siguiente, muy temprano fui a mi cortijo distante unas dos leguas y allí descansé todo el día, pues siendo al día siguiente la fiesta del charco debía asistir a ella. No puede usted imaginarse nada más original que esa fiesta (. . .) Allí encontrará V d. el tipo canario puro en la gran mayoría de los concursantes entregados a la expansión más sensual inimaginable. Las mujeres (. . .) bailan y cantan, corren y luchan con frenesí y los alegres alaridos y los sones y la más espontánea expansión no cesa hasta las tres de la tarde en que el alcalde da la voz de ¡al charco! Con anticipación hombres y mujeres provistos cada cual de sus arreos (cestos, guelderas, pedazos de red, etc.) se hallan preparados en la orilla y cuando suena la deseada voz se precipitan en el agua armados de sus correspondientes chismes y no se preocupan de otra cosa más que de recoger abundante pesca, de modo que el imprudente compañero o la inesperada piedra del fondo hacen perder el equilibrio a pescadoras y pescadores tomando posiciones muy artísticas, sí, pero que no permite la Iglesia y enseñando cosas que no son para ser vistas. Estos percances producen en el público estrepitosos aplausos y este jaleo sigue en aquellos organismos hasta que la noche no les permite ver más y se retiran a sus casas cantando y sonando guitarras, corriendo y gritando como locos. ¿Cree usted que a descansar? No señor, a freír el producto de su pesca y a continuar el baile y el jaleo; esta gente tiene algo de demonio por lo incansable, yo salí loco. Yo creo que en esto es donde se caracteriza más la raza canaria (. . .)» [Carta a Padilla. 18-rx-1887. A.M.C. Leg. Grau. VIII-8. ALZOLA, J.M. (1980), 65-668 ] 8 Obras de GRAu BASSAS: Usos y costumbres de la población campesina de Gran Canaria (1885-1888). Edit. El Museo Canario. Madrid 1980. Y Viajes de exploración a diversas sitios y localidades de la Gran Canaria. Edición facsímil de El Museo Canario. Valencia, 1890, pp. 40 v0 -52 (referencia del poblado de Los Caserones con diversos croquis y dibujos a mano alzada). Biografía en ALZOLA, José Miguel: Víctor Grau Bassas, Primer Conservador de El Museo Canario. Edit. El Museo Canario. Madrid, 1980, pp. 65-67 (carta con los cinco dibujos a lápiz de escenas de esta fiesta). 173 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 f RA NCI HO SUÁREZ MO RENO . . ,, i· 1 ' "' '~ Figs. 5, 6, 7 y 8. Dibujos de Grau Bassas con escenas de la Fiesta de El Charco en 1887. El Museo Canario. Grau Bassas confirma nuevamente la alegría y singularidad de esta fiesta, el vigilante papel de la Iglesia y de la Alcaldía que a su orden da comienzo a la pesca, puntualmente, a las 15 horas. Probablemente se había perdido la costumbre de embarbascar en este momento de la fiesta, ya que sólo cita el uso de artes como cestos, guelderas, redes ... En efecto, el primer documento fotográfico que tenemos de El Charco datado entre 1897 y 1903 (fig. 9), de autor anónimo y propiedad de la nueva familia propietaria del gran latifundio, los Pérez Galdós, nos presenta una amplia panorámica, dirección Norte, del momento estelar de la fiesta, con todos los pescadores expectantes, donde se aprecian algunas cañas de pesca. Los tiempos estaban cambiando en todos los órdenes de la vida social y económica. 174 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBASCADA Fig. 9. La imagen fotográfica más antigua de la Fiesta de El Charco, hacia 1898-1900 (Original de la familia Pérez Galdós y cedida por Caridad Rodríguez Pérez-Gáldos) . VII. LAS ALTERACIONES SUFRIDAS A LO LARGO DEL SIGLO XX A principios del nuevo siglo llegaron profundas reformas a los pueblos costeros de Canarias, en el contexto del régimen de librecambio del Puerto Franco, traducidas en un gran desarrollo portuario con las nuevas rutas de Ultramar, en los elementos importados de la segunda revolución industrial y en la orientación económica hacia el mercado europeo de la libra, el capitalismo agrario de la exportación. Los cultivos de tomates y plátanos generaron un nuevo ciclo económico. En La Aldea de San Nicolás, a parcir de 1897, los tomates para la exportación a Europa cambiaron por completo las vigentes estructuras casi feudales. Se revalorizó la cierra y el viejo pleito socioagrario se reactivó con gran virulencia entre 1912 y 1927, lo que obligó al Estado a intervenir directamente. El Decreto Ley de l 5-m-1927 expropió las cierras en litigio que pasaron por venta a los 300 colonos, medianeros perpetuos que las cultivaban desde tiempo inmemorial por transmisión enfitéutica. Solucionado el Pleito y consolidada la economía del tomate, el pueblo inició una auténtica explosión económica y demográfica. Pero aquel cambio social y económico afectó muy significativamente, después del ciclo depresivo de las guerras (1936-1946) al ecosistema y a la propia Fiesta del Charco, de la siguiente forma: 175 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 f RA NCIICO SUÁREZ MORE NO Fig. 10. Familia en la hora del almuerzo y jolgorio a la sombra de los tarajales, antes de ir a pescar lisas al Charco de 1934. * En la organización y desarrollo del acto. La alta participación de concursantes y espectadores como consecuencia de una población, que de los 1.860 habitantes de 1900 pasará a 5 .440 en 1950, obligó a las autoridades municipales a regular la pesca, prohibiendo las artes, a excepción de cestas y guelderas y a controlar otros excesos como el inicio anticipado de la fiesta, el descontrol al tirar a los espectadores dentro del charco, etc. Se impuso, a mediados de la década de 1950, la orden de comienzo con un volador (cohete) lanzado por el alcalde; y una delimitación del espacio con una raya blanca de cal, en torno al perímetro de las aguas, para proteger a quienes no deseaban ser lanzados dentro de las mismas. * Los condicionantes ecológicos. La sobreexplotación del acuífero subterráneo del valle, a través de centenares de pozos para captar aguas con destino al regadío de los cultivos de tomateros, no tuvo su compensación con la recarga natural de la lluvia a consecuencias de largos períodos de sequía. A partir de los años 30, progresivamente, se fue perdiendo el bosque de taraja- 176 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIEITA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBAICADA lesj y, aún más grave, la reducciqn del charco y la sequedad absoluta en muchas fiestas que no pudieron desarrollarse. A pesar de estos cambios, medio siglo después del relato de Grau Bassas, La Fiesta del Charco seguía centrándose en la pesca, sobre todo de las lisas (Liza aurata), lebranchos (Mugil cephalus) y anguilas (Anguilla anguilla), con el tradicional jolgorio de la gente tanto antes del Charco en las comitivas y parrandas que bajaban desde el-pueblo a primeEsta es una escena de las más famosas y típicas fiestas de Canarias "EL CHARCO" desde el año 1956 no se ha podido celebrar, pero la Comisión de Fiestas y Corporación Municipal, a pesar del enor· me sacrificio realizando dragados, celebrará este año 1962 .ea. 'Fiesta del C'1.c.,rco.,. con la pesca de la rica lisa. ¡Visitante, tenga Vd. mucho cuidado con el remojón, pues ese día tiene Vd. que perdonarlo! Fig.11. Cartel de 1962, donde se anuncia la crisis por la que atravesaba la Fiesta de El Charco. ras horas de la mañana, como en la hora del almuerzo bajo la sombra de los tarajales o de los cuevones del litoral; pero la fiesta radicaba ya dentro de las aguas, en la pesca de las lisas y lebranchos, cuando caía dentro algún personaje conocido o quien a la fuerza se veía completamente remojado. VIII. LA FIESTA ENTRA EN CRISIS (1950-1980) Con anterioridad a la década de 1950, e incluso en el siglo anterior, el humedal de El Charco solía secarse, tras veranos largos de períodos anuales de pocas lluvias, lo que impedía algún año el desarrollo del número principal de esta fiesta. Pero la sobreexplotación de las aguas del subsuelo, iniciada a principios del siglo XX con los medios mecánicos de la segunda revolución industrial (aeromotores, motores acoplados a modernas bombas hidráulicas), acentuada después de 1946, determinó, entre 1950 y 1960, la casi desaparición del ecosistema. Sólo en algunos años de copiosas lluvias con la ayuda además del dragado se pudo acondicionar un espacio para la pesca y la consiguiente fiesta. El período de 1954 a 1956 fue de altas precipitaciones. Las autoridades realizaron excavaciones para mejorar y aumentar la superficie del agua y El Charco volvía a ofrecer su ritual remojón. Pero un nuevo período de sequía 177 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 f RANCIHO SUÁREZ MORENO Fig. 12. El Charco de 1966, resultó un completo fracaso. volvió a aparecer, con el constante descenso de los niveles piezométricos de un sobreexplotado acuífero. No obstante, la Fiesta de El Charco cobró un impulso, a finales de la década de 1950, con la programación de bailes en el muelle, cucañas, etc. Seis años después se hacía un nuevo esfuerzo para recuperar el agua con el dragado de la zona de El Charco. El programa de las fiestas patronales de 1962 presentaba la novedad de la recuperación de la pesca c(,e la rica lisa. Las imágenes fotográficas del mismo, tomadas de la fiesta de 1956, recogen a un Charco de espacio reducido pero rodeado de una gran muchedumbre que contempla a poco más de medio centenar de pescadores, pues en este siglo la mujer había quedado relegada al papel de espectadora en la pesca. Finalmente, la crisis cíclica de sequía de los años 60 determinó la sequedad absoluta de la desembocadura del barranco y la fiesta no pudo celebrarse a lo largo de otros seis años. Las autoridades comenzaron a plantearse la construcción de una permanente charca artificial, en el margen derecho de la desembocadura del barranco, en el parque que se estaba construyendo dentro de la 178 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBASCADA Fig. 13. El Charco de 1969 recupera, con gran expectación, la pesca en una charca artificial. propiedad municipal, en la que cada año se introducirían peces de otro lugar para la ocasión. Coinciden estos años de crisis con el derrumbe de la sociedad tradicional y de muchos elementos de la identidad de los pueblos canarios. La celebración de 1966 fue otro fracaso al intentar por los medios naturales de aquel ya completamente dañado ecosistema humedal, recuperar el remojón y la pesca, en medio de una gran presencia de vecinos y visitantes (fig. 12). Tres años después, en 1969, aquel proyecto de charco artificial se hizo realidad (fig. 13). La fiesta en el agua no volvió a interrumpirse más. A medida que avanzaban los años 70, la Fiesta del Charco fue adquiriendo más popularidad a nivel insular y con ello empezó a afectarle la masificación con gran deterioro en su esencia: la pesca comenzó a pasar a un lugar secundario, los concursantes preferían el traje de baño que la ropa y zapatos de rigor; el escenario natural se hizo cada vez más corto por la alta participación en unas aguas, que sin posibilidad de reposición o renovación con agua de mar, resultaban muy apantanadas y sólo servían para el remojón ritual de espectadores, unos voluntarios y otros a la fuerza. No obstante, el día festivo seguía siendo 179 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 fRANCIHO SuiREZ MORENO muy popular, atraía a una gran afluencia de visitantes; se programaban otros números; el baile en el viejo muelle se institucionalizaba y en su conjunto se configuraba como una fiesta muy popular, bulliciosa y alegre; pero sin la identidad de antaño, como así lo añora una, aún viva, tradición oral: «Antes, por la mañanita, caminando porque no había coches, nos íbamos todos para abajo, en grupos, con la comida, cantando en parrandas. Allá abajo, en los tarajales, las familias y los grupos se juntaban para seguir cantando y tocando. Después de comer, a las tres de la tarde de la hora de antes, empezaba la pesca de las lisas, con guelderas, cestas . . . Y no había raya y nadie iba a buscar a otros para tirarlos. Se hacían gracias, boberías para hacer reír. Si alguno se despistada y tenían confianza, le daban un empujón y lo zumbaban al agua . .. » [Josefa Sosa Suárez, Maestra jubilada de Enseñanza Primaria, 86 años, 14.XI.1999] «( . .) A mí me dio coraje cuando pusieron la raya, por los años 50. El Charco no necesita raya, nadie tiene por qué forzar a otro para tirarlo al agua. Antes nos poníamos pegados al agua. Yo recuerdo ver a los viejos con los pantalones remangados, con los sacos y cestas en la orilla, preparados para pescar las lisas. Este pescado entraba al Charco porque es también de agua dulce y entraba por la bocana que abría el barranco cuando corre y antes corría mucho el barranco . . Las anguilas eran más dificiles de coger porque estaban enterradas en el fango. Y eso de «bandiarte» pa dentro ... era distinto: los que estaban pescando o uno por fuera, si veía a un amigo de confianza, le daba un empujón y ... al agua y ese seguía la fiesta dentro del Charco y todos se reían y se divertían; p ero eso de salir a buscar fuera, a la fuerza .. . ¡eso .. . no era el Charco, que va .. . !» [Francisco Valencia del Pino, funcionario municipal, jubilado, 76 años. 14.XJ.1999] IX. LA DIFÍCIL RECUPERACIÓN Tras afrontar esta comarca otro largo período de sequía (1973-1979), comenzaron los años de recuperación del ecosistema de El Charco. Mejoraron las precipitaciones y el agua almacenada en las grandes presas determinó que 180 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO O LA ANTIGUA EMBARBASCADA Figs. 14 y 15. Perspectivas de la Fiesta del Charco, en el momento del inicio, en la actualidad. 181 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 FRANCI SCO SUÁREZ MORENO se modificara por completo la infraestructura hidráulica para el regadío de una próspera y tecnificada agricultura de exportación, basada aún en el monocultivo del tomate. Como consecuencia de estos cambios, se redujo sensiblemente la extracción de aguas subterráneas, por lo que el nivel freático ascendió con la consiguiente recuperación de las aguas de El Charco y todo su ecosistema. A principios de los años 90 (fig.1) ya se observa un ecosistema muy recuperado, para llegar a 2000 en que su masa vegetal se asemejaba mucho a la de principios de siglo, aunque en el último trienio ha vuelto a sufrir un fuerte impacto negativo por un nuevo ciclo seco. En esta década finisecular la charca artificial excavada en 1969 desaparece tras haberse dragado otra en el mismo punto de El Charco tradicional para la celebración este evento festivo, la que cada año en agosto se reexcava, se abre hacia el mar y se le introducen peces, para que se encuentre en condiciones óptimas el 11 de septiembre. Las publicaciones, campañas de concienciación y el sentir popular por recuperar las tradiciones perdidas y la identidad canaria, iniciada en los años de la Transición Democrática, han coadyuvado a la recuperación de la parte humana de la Fiesta. En consecuencia han disminuido los participantes en bañador y aumentado ligeramente en número los pescadores. Pero la publicidad generada desde los años 70 del siglo pasado ha propiciado una excesiva masificación de vecinos y forasteros, muchos de los cuales, desconocedores de la tradición y deseosos de participar sólo del remojón dentro del agua, han impedido la recuperación completa de la principal esencia de la antigua Embarbasca: la pesca y el gracioso remojón. IX. ¿Y EL FUTURO? La Fiesta del Charco continúa encantando a nativos y a visitantes, pues conlleva una interesante singularidad (alegría, emoción estética, rito purificativo con el simbolismo del agua y el barro ... ). Es cierto que, después de una larga crisis, ha entrado por el difícil camino de recuperar su identidad. Pero, como cualquier fiesta es compleja, ambigua y pluriforme, sometida a los cambios del tiempo aunque revitalice el pasado, como ocurre en cualquier evento, en palabras de Galván Tudela (1987). Además, su entorno natural está en trámite para ser declarado como Bien de Interés Cultural. Pero, a pesar de 182 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA FIESTA DEL CHARCO D LA ANTIGUA EMBARBASCADA todo, es necesaria la reflexión y el planteamiento sobre por qué senderos discurrirá en este nuevo siglo. La respuesta la estamos elaborando los integrantes de esta generación que hoy acondicionamos los caminos del futuro, pero en muchos casos con unas herramientas diseñadas por un mundo dominado por la propaganda del capital global, donde prima el espectáculo y la noticia, difundidos por unos medios de comunicación a su servicio y por las masas desconocedoras, en muchos casos, de la esencia de las costumbres y festividades ancestrales. X. FUENTES 1.- MANUSCRITAS ARCHIVO DE LA PARROQUIA DE AGAETE. Libro l de Cuentas, fol. 126. Transcripción de Santiago Cazarla. ARCHIVO DE LA PARROQUIA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO, Libro I de Fábrica, fols. 19-20. 183 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 fRAN (IICO Suirn MORENO 2.- ÜRALES: Josefa SOSA SOSA y Francisco VALENCIA DEL PINO 3.- BIBLIOGRÁFICAS ALZOLA, J.M. (1980): Víctor Grau Bassas, Primer Conservador de el Museo Canario. Edit. El Museo Canario. Madrid. BARROSO CRUZ, V (1997): «so s La Rama agoniza», en la revista Noticias de Agaete. --: Historia de La Rama en Agaete (inédito). CHIL Y NARANJO, G. (1876-1879): Estudios, históricos, climatológicos ... Las Palmas 1876- 1879. HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, M.: La Religiosidad Popular en Tenerife en el siglo XVIII (Las Creencias y las Fiestas). Edit. Universidad de La Laguna. Secretariado de Publicaciones. Madrid, 1990. GALVÁN TUDELA, A. (1987): Las fiestas populares canarias. Interinsular/Ediciones Canarias. Santa Cruz de Tenerife. GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, J.M.: «Presencia de prácticas aborígenes entre los pescadores y marineros de Canarias. El embarbascado o envarbascado», en El Pajar. Cuaderno de Etnografía Canaria. N° 16, agosto 2003, La Orotava. Tenerife. 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