El Doctor Víctor Pérez, «descubridor» del tagasaste
RI CARDO PÉREZ GALDONA / MILAG ROS LEÓN BARRIOS
Profesores Titulares de Microbiología
Dpto. de Microbiología y Biología Celular
Universidad de La Laguna
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
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AUNQUE NO FUERON muchos los canarios que con anterioridad al siglo
XX pudieron dedicarse al cultivo de la Ciencia, existe un lamentable
desconocimiento en nuestra sociedad sobre los pocos que sí lo hicieron,
y además con éxito. Alguno, como el Ingeniero Agustín de Bethencourt,
sí posee algún grado de reconocimiento, como lo pone de manifiesto la existencia
de la Asociación «Agustín de Bethencourt» de Profesores de Tecnología
de Enseñanza Secundaria o la creación por CajaCanarias de un premio de investigación
que lleva su nombre, pero ¿conocemos sus descubrimientos? Sin
embargo, ¿quién conoce a Juan Perdomo, médico nacido en 1737 en Garachico,
e introductor en Venezuela, y por ende en América del Sur, de la variolización,
primer método científico desarrollado en 1796 por el médico
inglés Jenner, para conferir inmunidad frente a una enfermedad, en este caso
la viruela? Este método fue perfeccionado casi un siglo después por Pasteur,
dando lugar a lo que hoy conocemos como vacunación.
Igual losa de desconocimiento pesa sobre nuestro personaje, el Dr. Víctor
Pérez, médico también, que en la segunda mitad del siglo XIX llevó a cabo importantes
investigaciones sobre el valor como forraje del tagasaste. Originario
de La Palma, pero residente en Tenerife, decimos que el Dr. V Pérez fue el
descubridor del tagasaste, porque, como veremos, fue gracias a su empeño
que este recurso natural, endémico de La Palma, salió del espacio restringido
de esa Isla, para convertirse en lo que es actualmente, un recurso agrícola de
gran valor económico y ecológico en muchas partes del mundo.
El tagasaste es una leguminosa arbustiva perteneciente al género Chamaecytisus
Link. En Canarias, este género se encuentra representado por una sola
especie, Chamaecytisus proliferus (L. fil) Link, formada por tres subespecies,
Chamaecytisus proliferus (L.fil.) Link subsp. angustifolius (Kuntze) Kunkel, conocida
como escobón o tagasaste criollo (La Gomera); Chamaecytisus proliferus
(L. fil.) Link subsp. meridionalis J.R. Acebes, conocida también como escobón
y Chamaecytisus proliferus (L. fil.) Link subsp. proliferus, que compren-
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de cinco variedades con diferentes denominaciones. Una de estas variedades
es el tagasaste, también conocido como tasagaste o satagaste, cuyo estatus taxonómico
es Chamaecytisus proliferus (L.fil.) Link subsp. proliferus var palmensis
(Christ) Hansen & Sund. Otras variedades de esta subespecie son
Chamaecytisus proliferus (L.fü.) Link subsp. proliferus var. proliferus, el escobón
de monte; Chamaecytisus proliferus (L.fil.) Link subsp. proliferus var. canariae,
el escobón blanco de Gran Canaria; Chamaecytisus proliferus (L.fil.)
Link subsp. proliferus var. calderae, el tagasaste blanco; Chamaecytisus proliferus
(L.fil.) Link subsp. proliferus var. hierrensis, el tagasaste de risco. Esta es la
caracterización científica más moderna de este grupo de plantas y fue establecida
por Acebes et al en 1991 [l]. Como puede observarse, se establece una
clara distinción entre plantas cuya denominación popular resulta confusa, al
ser nombrados con el mismo término especímenes biológicamente diferentes.
Aunque diferenciar estas variedades puede no resultar sencillo, en el Cuadro
I se dan algunas características botánicas que pueden ayudar a reconocerlas.
La historia del origen de la denominación científica de estas plantas es
larga, remontándose al año 1782. Como recogen Santos Guerra y Francisco
Ortega [2], en aquel año, Linneo hijo llevó a cabo la publicación de su obra
Supplementum plantarum systematis vegetabilium [3], en la que se recoge esa
primera descripción científica, basada en el estudio del material que le envía
el botánico escocés Francis Masson, quien lo recolectó entre 1777 y 1778 durante
una expedición realizada por esos años a las Azores, Canarias y Madeira,
patrocinada por los Reales Jardines Botánicos de Kew, en Inglaterra. Linneo
hijo procedió a dar la denominación de Cytisus proliferus a un espécimen de
Tenerife conocido ya entonces como escobón.
En 1831, Link [ 4] las incluye en el género recién creado Chamaecytisus, sin
embargo, en 1884 el botánico suizo Hermann Christ visita las Islas Canarias
procediendo a una amplia recolección de material vegetal, lo que le permite
cuatro años más tarde publicar su Spicilegium Canariense [5], en el que propone
el nombre de Cytisus proliferus L. f. var palmensis H. Christ para el tagasaste
y Cytisus proliferus L.f. var canariae H. Christ para el escobón blanco
de Gran Canaria. En 1990, Acebes Ginovés [6] recoge la existencia de nuevas
denominaciones producidas a partir de los trabajos de Christ para nuevo material
estudiado, surgiendo así Cytisus proliferus L. f. var angustifolius Kuntze
[7] para el escobón o tagasaste criollo (en La Gomera) y Cytisus proliferus L. f.
var hierrensis Pit. [8] para el tagasaste de risco. Actualmente, y aunque hay dis-
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1 a.-¡ Flores menores de 21 mm. Flores con estandarte plegado lateralmente (continuar en 2)
1 b.-¡ Flores mayores de 21 mm. Flores con estandarte dirigido hacia atrás (continuar en 7)
2a.- Tamaño medio de las semillas menor de 5 mm. Peso medio de las semillas menor de 0,02 g (continuar
en 4)
2b.- Tamaño medio de las semillas mayor de 5 mm. Peso medio de las semillas mayor de 0,02 g (continuar
en 5)
4a.- HoJas (folíolos) con haz (parte superior) poco peloso y envés (parte inferior) muy peloso
(aspecto plateado). Tenerife en monte verde . subsp. proliferus var. proliferus
4b.- Hojas (folíolos) con haz y envés muy pelosos (aspecto plateado).
Gran Canaria zona norte en monte verde . subsp. proliferus var. canariae
Sa.- Hojas (folíolos) con haz casi sin pelos y envés con pocos pelos (aspecto verde).
La Palma en monte verde y cultivado en medianías de La Palma. Tenerife. La Gomera,
El Hierro y Gran Canaria . . .... subsp. proliferus var. palmensis
Sb.- Hojas (folíolos) con haz y envés de los folíolos densamente pelosos (aspecto plateado)
(continuar en 6)
6a.- La Palma en pinares de la cumbre
6b.- El Hierro en monte verde .
7a.- Hojas (folíolos) estrechos; haz casi sin pelos, envés peloso.
Tenerife en pinar y La Gomera
7b.- Hojas (folíolos) más anchos; haz y envés densamente pelosos.
Pinares del sur de Gran Canaria .
subsp. proliferus var. ca/derae
subsp. proliferus var. hierrensis
... subsp. angustifolius
. . subsp. meridionalis
Cuadro l. Clave con algunas características botánicas que diferencian las subespecies
y variedades de la especie Chamaecytisus proliferus (L. fil) Link.
crepancia entre distintos autores, han sido incluidas en el género Chamaecytisus,
propuesta hecha por Bisby [9] basada en el acuerdo alcanzado en la
Reunión para la Sistemática de Genisteae celebrada en el año 1977 en la Universidad
de Southampton (Inglaterra) .
El tagasaste es una leguminosa de porte arbustivo que, aunque considerada
endémica de la Isla de La Palma, se encuentra ampliamente introducido en
las islas de El Hierro, La Gomera, Tenerife y Gran Canaria. Su origen real resulta
confuso, si bien Pérez de Paz et al [10] sugieren la posibilidad de que el
tagasaste sea autóctono de esas islas. En 1893 Morris indicaba que fue introducido
en Tenerife por el Dr. V. Pérez unos treinta años antes [11] y en 1862,
V. Pérez decía en El Guanche [12] : «¿Yel tagasaste, árbol de las leguminosas, que
tanto se cultiva hoy en La Palma en los terrenos de secano, por qué no se le introduce
en Tenerifa? Al que desee averiguar si aquí crece con lozanía, bástele saber que
hace pocos días medimos uno de los árboles que plantamos hace dos años en Icod,
y al cortarlo en días pasados por la parte sup erior, pues es árbol que debe cultivar-
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se bajo, encontramos que tenía cinco varas de elevación», sin embargo, en 1879,
en la Revista de Canarias [13], el Dr. V Pérez decía: «En el año de 1865 publiqué
un folleto dedicando algunas pdginas a un arbusto indígena llamado Tagasaste
o Escobón, de la Palma, ya muy conocido en todo el Archipiélago y aceptado como
planta utilísima para forraje y aún para adorno, y así la vemos hoy bastante propagada
en las orillas de las carreteras». Es decir, en el año 1862 se preguntaba
por qué no introducirlo en Tenerife y hace referencia a tagasastes plantados
por él dos años antes en Icod, y en 1865, publica un folleto donde dice que
ya es conocido en todo el Archipiélago donde está bastante propagado.
En líneas generales puede decirse que el tagasaste aparece ligado al área de
«monte verde», siendo en los claros y bordes de esta formación vegetal donde
alcanza su óptimo desarrollo. Es una planta moderadamente heliófila, prefiere
los claros, e higrófila, que encuentra su óptimo climático en cotas de altitud
comprendidas entre los 300/ 400-1300/1400 metros de altitud en las vertientes
N y NE de las islas, con un rango de precipitaciones de 500-1.000 mm y con
preferencia por suelos bien drenados [10]. Al respecto, el Dr. V Pérez comentaba
ya en 1879 [13]: «En los terrenos arenosos, sueltos y pedregosos se produce mejor.
En los de barro vive meno-s, y los animales no lo comen con tanto gusto como el que
crece en los terrenos sueltos» y añade, además,: « . .. débese esto sin duda al predominio
de su aceite esencial del que nos ocuparemos mds adelante, y que parece
mucho mds abundante en los ejemplares cultivados en terrenos fuertes y arcillosos».
Existen evidencias de que el tagasaste es una planta conocida desde muy
antiguo, en un trabajo publicado en 1992 [14], Francisco Ortega et al. hacen
referencia a trabajos de Wolfel y Foucauld [15, 16, 17], según los cuales lapalabra
tagasaste proviene de la palabra tagsest que los bereberes utilizan para denominar
algunas plantas anuales de hojas delgadas y lanceoladas, pero también
especies perennes. En este trabajo, Francisco Ortega et al. hacen mención
de la traducción que Serra, Régulo y Petra hicieron de la obra que a finales
del siglo XVI escribió F~utuoso [18], en la que se informaba de la existencia
en La Palma de arbustos conocidos como tagetes. También mencionan
la que podría ser la primera referencia fechada de la palabra tagasaste, tomada
de un trabajo de Díaz Padilla y Rodríguez Yanes, sobre la historia de las
Islas de La Gomera y El Hierro desde la conquista hasta el siglo XVIII, en el
que se reproduce una página de un testamento de 1659 de Hernando Díaz
de Aguiar, depositado en el Archivo Histórico Nacional, que hace referencia
a la Hoya del Tagasaste en la Isla del Hierro [19].
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, os primeros trabajos de carácter científico sobre el cultivo y valor nutritivo!
del tagasaste realizados en Canarias, y con toda seguridad en el mundo,
fueron llevados a cabo por el Dr. Víctor Pérez, siendo publicados, según su
propia declaración, en 1865 [13, 20]. Vemos su interés por esta planta en un
artículo publicado en 1862 en El Guanche [21] donde dice: «En dicha isla (se
refiere a La Palma) se le da a esta planta gran estimación, y no son por cierto los
campesinos los que menos esmero e interés tienen en su propagación.
»Su semilla se vende ya como la de cualquiera otra planta y el precio corriente
de un celemín es el de 5 rs. vn. Algunos propietarios los cultivan para sus propios
animales; otros los arriendan o venden anualmente, y para que desde luego se
tenga idea de cuales son sus rendimientos, diremos que una cerca que valía en
renta anual cuatro fanegas de trigo, hoy cultivado de tagasastes vale 40 pesos corrientes
y aún este es un precio bajo, si se atiende a que pueden alimentarse cinco
yuntas con la rama que produce, según nos ha informado una persona inteligente
en la materia». Pero matiza: «No se crea que al decir que podrían alimentarse
cinco yuntas, queremos significar que este faese su único y exclusivo alimento,
solo sí, el principal y mds abundante».
Fueron muchas y excelentes las observaciones realizadas por el Dr. V
Pérez, algunas de las cuales siguen «descubriéndose» más de un siglo después,
por citar alguna podríamos destacar: «Aunque en la costa y hasta en las cercanías
del mar se produce con riego, no recomendamos su cultivo, como de cultivo
útil sino a partir de una altura de quinientos metros» [13], o una tan magnífica
como: «Sus raíces son tan faertes y profandas que se les debe considerar como
una de esas plantas desorganizadoras del suelo, que no solo lo mejoran con sus despojos,
sino que lo dividen y van a buscar sus jugos a las capas inferiores; de manera
que, trayéndolas a la superficie, no solo enriquecen la capa superior, sino que
en la estación seca del verano conservan bastante frescura y lozanía para proporcionar
forraje verde, tan raro en esa estación». [13]. Esta observación fue demostrada
en el año 2001 por Lefroy et al [21] mediante el uso de las más modernas
técnicas científicas; estos autores publicaron un estudio sobre la eficiencia
del tagasaste en el uso del agua cuando es cultivado en suelos arenosos
del suroeste de Australia, demostrando que los arbustos son capaces de
producir la elevación de las aguas subterráneas durante la estación seca.
El Dr. V Pérez también señala otras propiedades de esta planta, así dice en
el mencionado artículo que: «Su leña es de excelente calidad, y su madera es tan
buena, para obra de carros, como lo es la de escobón. Cualidades son estas para un
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RICA RDO PÉREZ GAL DONA / MI LAGRO S LE ÓN BAR RIOS
país como el nuestro, harto preciosas. Su cultivo es, por lo tanto, uno de los medios
que deben emplearse para cubrir de nuevo de tierra vegetal tantas lomas y pendientes
antes vestidas con las magníficas especies que a estas islas le son propias
(Pinus canariensis, ilex, laurus, etc.) y que una lamentable e ignorante codicia ha
destruido, reduciendo aquellas a la esterilidad». Además, hace ensayos sobre procedimientos
de siembra, y señala como mejores tratamientos de las semillas el
escarificado, pequeña lesión en la corteza, o: « .. . se les tenga en maceración en
agua de 40° a 50°, por un par de días, antes de hacer la siembra. El trasplante requiere
que sea en días lluviosos, o que se haga con riego». Aunque estas prácticas
son las más empleadas para conseguir una buena tasa de germinación, Pérez de
Paz et al [10] recogen otras opiniones, como la de D. José María Yánez
González, de El Paso quien dice: « . .. eso de hervirlas, tostarlas y demás, son caprichos
de cada uno. A mí me ha dado buen resultado coger el saco con las semillas
dentro y ponerlo en la azotea o tejado de la casa al sol y sereno durante veinte o
treinta días, con la única condición de irlo volviendo cada dos o tres días. Eso le
viene bien a la simiente». Sin embargo, Pérez de Paz et al [10] hacen un estudio
sobre el efecto de distintos tratamientos en la germinación, encontrando que
el mejor tratamiento resultó ser un hervido de dos minutos, el cual provocó la
germinación del 81 % de las semillas entre los días 7 y 24; con el escarificado
germinan en torno al 60%, aunque eso sí, lo hacen entre los 5 y 1 O días.
Pero no sólo de aspectos relacionados con la siembra trató en estos trabajos
el Dr. V. Pérez, también llevó a cabo estudios sobre el rendimiento de los
cultivos. Establece la conveniencia de hacer dos o tres cortes al año: « . .. pero
cuidando de hacerlo sólo sobre las ramas más crecidas. El rendimiento es mayor y
la planta se resiente menos». Desde el año 1865 lleva a cabo una experiencia en
La Laguna con doscientos ejemplares sembrados en un trozo de huerta de l,-4
de celemín, -(un celemín son 537 m2
)-, huerta que presentaba una capa
de suelo arable de 20 cm, al existir debajo un antiguo empedrado que no fue
removido. Aunque ni la densidad de plantación ni las condiciones del suelo
fueron óptimas, obtuvo los resultados que expresó mediante el cuadro que recogemos
en la página siguiente.
Como consecuencia de este resultado procede a un cultivo sobre una superficie
de siete hectáreas, obteniendo el mismo resultado de rendimiento
anual al tercer año. Una vez determinada la productividad de la planta decide
estimar cuánta cantidad de este forraje es suficiente para criar o mantener
un animal. Nos lo describe de la siguiente manera: «Para nuestras pruebas
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El DOCTOR VÍCTOR PÉREZ, «DESCUBRIDOR» DEL TAGASASTE
1876 Noviembre
{
Febrero
1877 Junio ...
Diciembre
{
Junio .....
1 878 Octubre . .
Diciembre .
RAMA ÚTIL
Ki logramos
71 '000
50'500
115'000
43'000 208'500
129'000
70'000
140'500 339'500
LEÑA
Kilogramos
8'000
10'000
6'000
45'000
43 '250
16'000
88'250
hemos adoptado una mezcla hecha por mitad en volumen de rama de tagasastes,
de un centímetro de largo (picada en máquina) y la otra mitad de paja, trillada
como es costumbre en estas islas.
»Esta mezcla da la proporción, en peso, de 35 libras de tagasaste verdes con 20
de paja. De infinidad de ensayos hemos obtenido, como resultado, que las 55 libras
que suma este peso, o sean dos cestas, es la ración necesaria para sostener en
buen estado de nutrición tanto un caballo de los de raza del país como una vaca
que no esté criando.
»Ahora bien, como ya hemos visto que una fanegada de tierra nos da 16,296
kilogramos, o libras 35,420, o sean, 1,012 días el alimento de un caballo o de
una vaca, obtendremos que calculando en 4 rvn (reales de vellón) al día lo que
cuesta alimentar a uno de estos animales, las 1,012 raciones importarán rvn
4,048; de cuya suma hemos de deducir el valor de la paja que entra en la mezcla,
la que al precio de 15 rvn por manta importará 1,005 rvn, siendo el peso de
una manta 300 libras; y como las 1,012 raciones de 20 libras de paja cada una
componen 67 mantas, resultará que teniendo que deducir del precio total de
ambas sustancias el de la paja, nos quedan para el tagasaste 3,043 rvn.
»De esta cantidad deduciremos aún la mitad, cuya suma, con el valor de
la leña, ha de dar largamente con que hacer los gastos de corte, acarreo, picado
y amortización de la renta del terreno en los dos primeros años, que poco
produce.
Así pues, sin entrar a calcular las ventajas que para la formación de abonos,
etc. proporciona este pasto, nos limitamos solo a hacer constar que no es nada exagerado
el calcularle a una fanegada de tierra cultivada con este fin el producto líquido
de rvn 1,521, cifra bastante significativa».
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RICARDO PÉREZ GALDD NA / MILAGROS LEÓN BARRI OS
Profundamente convencido del valor como forraje del tagasaste, el Dr. V
Pérez estableció contactos con científicos europeos, a los que hizo partícipes
de sus indagaciones y resultados. Así, procedió a enviar semillas a los Reales
Jardines Botánicos de Kew, en Inglaterra, con instrucciones sobre su valor y
uso. Como consecuencia, en 1893 nos encontramos con un informe elaborado
para el Boletín de los Jardines Reales por el D. Morris (11] -visitó Tenerife
ese año, contactando con el Dr. Pérez quien le ilustró in situ sobre el valor
de esta planta-, en el que hace referencia a informes de 1879, 1880, 1881 y
1882 en el Kew Reports y de 1891 en el Kew Bulletin, sobre el tagasaste enviado
por el Dr. V Pérez. Morris dice en su informe: «Esta planta nos fae dada
a conocer por el Dr. Víctor Pérez de la Orotava, Tenerifi, y fue debido al esfuerzo
personal de este caballero que ha sido obtenida mucha información respecto a
ella y que semillas de una planta tan útil han sido puestas a disposición de personas
en distintas partes del mundo con fines experimentales. El Dr. Pérez envió
muchas muestras directas a Kew con resultados ya obtenidos por él». En 1891 se
publican en el Boletín de Kew [22] varios informes y circulares, en los que se
documenta el envío de semillas y resultados de su siembra en Madrás y
Ootacamund en la India; en Adelaida, New South Wales y Brisbane en
Australia y en Pretoria y Durban en Sudáfrica. En 1898 también se documenta
su cultivo en California [23].
El Dr. V Pérez también estableció relaciones científicas y de amistad con
el Dr. P. Sagot, en Francia, con quien publica algunos trabajos de investigación.
En uno de ellos, de 1867 [24], además de una minuciosa descripción de
las plantas cultivadas en Canarias y las condiciones de cultivo, mencionan algunas
características de fisiología vegetal, de las condiciones de vida de los
trabajadores agrícolas, de la propiedad del suelo y directrices para el progreso
de la agricultura en Canarias.
La colaboración entre ambos científicos fue larga, como se pone de manifiesto
en la publicación hecha en 1892 por su hijo G.V Pérez, quien en memoria
a su padre publica una recopilación de sus numerosos manuscritos y
notas diseminadas [25]. En ella se informaba del envío de semillas desde el
Jardín de Aclimatación de Colliure a Argelia; sin embargo, no tenemos información
de que su cultivo se estableciera en dicho país. También, en un trabajo
de P. Sagot publicado en 1893, un año después de su muerte, por el Dr.
E. Raoul [26], podemos leer su sugerencia de que el tagasaste podría ser introducido,
además de en Argelia, en el sur de España e Italia, en Asia Menor,
en el Cabo de Buena Esperanza, en California, Chile y Australia.
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El DOCTOR VÍCTOR PÉREZ, «DEICUBRIDOR» DEL TAGAIAITE
ctualmente el tagasaste se encuentra distribuido por distintos lugares del
mundo, encontrándose en Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Portugal,
Java, Hawaii, California, Kenya, Tanzania, Norte de África, Etiopía y Chile;
en algunos, como es el caso de Australia, ha alcanzado gran importancia económica,
como lo ponen de manifiesto las expectativas de alcanzar en los próximos
años del orden de un millón trescientas mil hectáreas cultivadas con
esta planta, como referencia digamos que en Canarias, en 1986, el tagasaste
ocupaba una superficie de unas 2.500 Ha, superficie que con el tiempo no
parece haberse incrementado, al menos de forma significativa.
A los resultados de los estudios pioneros anteriormente citados del Dr. V
Pérez sobre la productividad del tagasaste, hoy pueden añadirse los de numerosos
estudios modernos, que en general confirman sus resultados. La mayoría
de estos trabajos, por razones evidentes, han sido realizados en Australia,
los resultados obtenidos varían grandemente en función de factores como
edad de la planta, climatología o características de los suelos, en la Tabla 1 se
recogen algunos de estos resultados.
El Dr. Víctor Pérez también abordó un aspecto tan importante como determinar
su valor nutritivo. Así dice (20]: «En 1865 quise averiguar el valor nutritivo
de nuestras principales plantas forrajeras y encontré que el tagasaste contiene
1.134 por ciento de azoe (nitrógeno), cuyo elemento es el que principalmente
lo representa.
»De todos los forrajes que he analizado es el que me ha dado la más alta cifra;
pues ni aún un heno que formé con tres variedades de nuestros mejores tréboles y
una de lenteja silvestre alcanzó a esa cifra, y solo contenía 1. 028.
»En Europa, los mejores henos dan de 1 a 1,4 por ciento; pero como allí, por
razones triviales en fisiología animal, para producir un resultado dado en carne,
o digamos en sustancia asimilada, la riqueza nutritiva de los alimentos ha de ser
superior, resulta que el tagasaste tiene ya una proporción alta para nuestras latitudes,
donde los pastos, por ley general, son más pobres, o más flojos, como se dice
vulgarmente.
»La práctica en esta parte está de acuerdo con la teoría; pues sabido es que los
animales que se alimentan con el tagasaste se ponen en estado de nutrición que es
raro de obtener con cualquiera otro alimento que no sea grano».
Al igual que ocurrió con sus estudios sobre productividad, sus resultados
sobre el valor nutritivo del tagasaste también han sido confirmados por estudios
más recientes. Sin embargo, existe una gran heterogeneidad en los resul-
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RI CARDO PÉRE Z GA LDONA / MILA GROS LE ÓN BARRI OS
Referencia y lugar
Australia
Milthorpe and Dann ( 1991 ). Condobolin [27]
Eastham, et al. ( 1993). Wongan Hills [28]
Oldham et al. ( 1991 ). New Norcia [29]
Milthorpe and Dann ( 1991 ). Yass [27]
McGowan and Mathews ( 1992). Ellibank [30]
Snook ( 1 982). Perth [3 1]
Snook ( 1986). Margaret River. W Australia [32]
Snook ( 1986). Margaret River. W Australia [32]
Snook ( 1986). Margaret River. W Australia [32]
Snook ( 1986). Margaret River. W Australia [32]
Snook ( 1986). Margaret River. W Australia [32]
Oldham and Mattinson ( 1988). Newsdale.
W Australia 1331
Chile
Klee et al (2003). Quiapo. Arauco [34)
Etiopía
Kaitho et al. ( 1998). Debre Zeit [35]
Nueva Zelanda
Radcliffe ( 1985). South Canterbu2: [36]
Snook ( 1986). Diamond Harbour [32]
Snook ( 1986). Waikari [32]
Canarias
Méndez ( 1993). Valle Guerra [37]
Méndez ( 1993). Valle Guerra [37]
Pluviometría
mm/año
420
440
450
640
1100
875
11 00
1100
1100
1100
11 00
450
1200
800
677
712
372
384
205
Plantas /ha MS (t/ha/año)
o (g.kg·')*
- 3. 1
5000 6.4
- 7
- 5.7
- 12
700 11.2
1000 2.7
1000 5.4
1000 9.5
1000 16
1000 19
- 3
2500 4.9
908*
- 7
10000 16
10000 12
768 4.2-5.4
768 1.2-1.56
Tabla 1. Producción de materia seca por tagasaste en diferentes condiciones climáticas.
tados obtenidos, debido a factores como los comentados para la productividad,
climatología, edad de la planta y tipo de suelo, así como a la época del
año en que se recolectaron las muestras o parte de la planta analizada. En la
Tabla 2 se recogen resultados en cuanto al contenido en proteína, de distintos
estudios en diferentes partes del mundo.
El Dr. V Pérez también estudió sobre el efecto de las raciones portadoras
de tagasaste, en el desarrollo y mantenimiento de los animales. Así nos narra
lo que descubrió [20]: «Sentados y acordes estos resultados (se refiere al contenido
en nitrógeno) del análisis con la práctica, concretémonos más en el estudio de
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El DOCTOR VÍCTOR PÉREZ , «DESCUBRIDOR» DEL TAGASASTE
la ¡ación de 55 libras compuesta de tagasaste y paja, para mejor hacer resaltar el
mérito del primero de sus dos componentes.
»La rama de este arbusto con la que hemos ensayado es fresca, y de las 35 libras
por que entra en composición, reducidas a seco, como lo estd la paja, quedan
solo siete, según lo hemos comprobado repetidas veces. Tenemos, pues, ya convertida
al estado seco la totalidad de dicha ración, resultando que las 55 libras
quedardn en 27, porque recordaremos que en ella entraban 20 libras de paja trillada.
Autores Hojas Tallos Tallos Parte sin Época
tiernos leñosos especificar del año
Klee (2003) [34]* 2 1'8% 9% 3'4%
Klee (200 1) [38]* 20'5% 9% 4'6% Abri l-mayo
22'8% 9'4% 3'4% Junio
23' 1% 9'4% 4'3% Agosto
Kaitho ( 1998¿ [35] 202 g¡kg MS
Borens ( 1986) [39]* 188-250 g¡kg MS Verano
312 g¡kg MS Otoño
375 g¡kg MS Invierno
219-250 g¡kg MS Primavera
Méndez ( 1 997) [ 40] 15% Otoño
16% Invierno
9% Primavera
13'2% Verano
Méndez ( 1993) [37] 13'7 Verano
17'6 Otoño
Chinea ( 1998¿ [41 J 2 1'9%
Ovalle ( 1993) [42]* 25% 14% Primavera
17% 6% Otoño
Pé rez de Paz ( 1986) [1 O] l 9'38% (Vegetativo)
16'77 (en fio r y fruto)
(*) Téngase en cuenta que estos estudios han sido llevados a cabo en Chile y Australia, países del hemisfe rio sur, donde
el clima de las estaciones es contrario al del hemisferio norte.
Tabla 2. Contenido en proteína del tagasaste
»Comparemos, pues, las 27 libras de paja y tagasastes que han formado en
nuestros ensayos la ración diaria, con lo que arrojan los cuadros sinópticos del eminente
agrónomo Boussingault, (. . .) y hallaremos que animales de 250 a 300 ki-
197
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
RI CARDO PÉR EZ GAL DONA / MILAGROS LE ÓN BAR RIOS
logramos de peso, como son los que han servido a nuestros ensayos, debieron consumir
9 kilogramos de heno normal.
»A dicha mezcla, después de hechos los cálculos necesarios, con los que no quiero
recargar este escrito, le falta en azoe O. 034 milésimas de kilogramo, cuyo elemento,
representado en paja, requiere 16'12 libras. Es decir, que dejando en ella
como cantidad constante las 7 libras de tagasastes secos que contiene, debiéramos
aumentar diez y seis y media de paja a las 20 con que figura y que hemos visto ser
suficientes.
»¿De dónde puede provenir esta economía? Sin desconocer que las necesidades
de la combustión y del consumo animal son menores en nuestras islas que en el
norte de Francia, (. . .), no puede solo por esta causa explicarse tan notable diferencia
».
Vemos pues en el Dr. Víctor Pérez a un científico que no sólo es riguroso
en sus análisis, sino que además éstos se encuentran apoyados por los más
avanzados conocimientos de la época. Pero más importante aún, que no sólo
observa y analiza, sino que también experimenta, aportando soluciones sobre
algo que en principio podría suponer un problema. En efecto, en el mismo
artículo que venimos comentando nos dice: «Al principiar nuestro trabajo, indicamos
que el tagasaste contiene un aceite esencial, un principio hidro-carbonado
volátil del que habíamos de ocuparnos.
»En efecto, sin poder hablar aún con entera precisión sobre este punto, por no
haber podido realizar todos los experimentos que se requieren, tenemos ya datos
bastantes para creer que es este aceite el que obrando sobre el organismo animal
como el cafi y otras sustancias obran sobre nuestra economía, es decir, como alimentos
anti-combustibles, de ahorro, como los llaman los franceses, que este aceite
volátil es, repito, el que disminuye las necesidades del consumo en nuestros animales
y hace que se acumulen con facilidad en sus tejidos parte de la grasa que
habían de quemar, y que su estado de nutrición aparezca favorable cuando se les
somete a este régimen.
»Necesitando el organismo, durante el trabajo, desarrollar mayor cantidad de
calórico y de estímulo que la que se requiere en el estado de quietud, es igualmente
lógico que abundando este principio anti-combustible en la sangre de los animales,
su respiración se haga anhelosa, y se sofoquen con el ejercicio. Este es otro
hecho de observación que puede notar todo el que ha trabajado con animales sometidos
a tal régimen. Todos los criados de labranza que conducían el ganado que
yo alimentaba con tagasaste me hacían la observación de que se cansaban pronto.
198
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
El DOCTOR VÍCTOR PÉREZ , «DESCUBRIDOR» DEL TAGASASTE
En {ª Palma es también muy conocido este hecho, que algunos traducen en expresior¡
es que fo patentiwn: <no te presto mi caballo o mi mulo porque está comiendo
tagasaste>; esto quiere decir que en aquel país montañoso y pendiente, donde
la función de la hematosis debe ser completa, no puede ejercerse con esta perfección
cuando este es el alimento que sostiene la economía. Así como es excelente
para cría y cebo, es imperfecto y malo para el trabajo».
Vemos como aunque la experiencia demostraba que el tagasaste era un
buen forraje, también existían problemas que podían limitar su uso. Por ello,
el Dr. Pérez abordó su estudio en busca de soluciones, encontrando que la
planta podía ser sometida a lo que denominó fermentación, con lo que consiguió
mejorar sus propiedades y eliminar esos efectos secundarios. No contento
con ello, y dado que, como decía: « ... sin poder hablar aún con entera precisión
sobre este punto, por no haber podido reafiz;a,r todos los experimentos que se
requieren», se puso en contacto con el Dr. Cornevin, un especialista que había
llevado a cabo numerosos estudios en Francia sobre las propiedades tóxicas de
algunas especies de Cytisus, solicitándole, como éste último indica en su informe:
«si contiene, como gran número de especies del género Cytisus, un principio
tóxico». El Dr Pérez le aporta, además de tagasaste fermentado y no fermentado,
sus indagaciones personales. Los resultados de tales ensayos fueron
publicados por V. Pérez en 1888 [43] siendo dignas de mencionar muchas de
las observaciones del Dr. Cornevin.
Preparó un extracto por cocción de hojas, granos y ramas pequeñas, que
fue inoculado en dosis crecientes, entre 2 y 30 gramos, bajo la piel de perros,
gatos, palomas y carneros. «Con las dosis iniciales se obtiene un poco de agitación
( . .). Con las dosis 3 a 15 veces más fuertes, se provoca sofoco además de somnolencia,
que se traduce por un decúbito prolongado, como si el animal estuviera
muy fatigado. Algunas náuseas, y excepcionalmente vómitos en los animales muy
sensibles.
»Estaba convencido que inyectando bajo la piel cantidades masivas del extracto
concentrado, ocasionaría la fase de convulsiones, de desorden Locomotor, de
apnea que caracteriz;a,n el periodo final del envenenamiento por Cytisus laburnum
y que le produciría la muerte. Me fue imposible alcanz;a,r esa fase cualquiera
que fuera la dosis empleada.
»Por fo demás, M (=Monsieur) Pérez ha dado a conocer en diversas publicaciones,
que sobre los caballos, asnos y mulas a los que ha aportado el tagasaste en
las Canarias, se ven aparecer sudores, sofocos y una cierta disminución de las fuer-
199
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
RICARDO PÉREZ GALD ONA / MILA GROS LE ÓN BARRI OS
zas, pero estos síntomas no se complican con convulsiones y ninguna terminación
mortal ha sido señalada». Aunque los rumiantes resultaban ser insensibles a esa
acción, el Dr. Cornevin se pregunta si estos síntomas son producidos por la
cytisina, compuesto que hace a los Cytisus venenosos, en tal caso se pregunta
¿cómo es que no produce la muerte?
«Para juzgar esta cuestión, un carnero en excelente estado de carne y de salud,
fae sometido durante un mes, del 25 de octubre al 24 de noviembre, a un régimen
exclusivo de hojas, pequeñas ramas y .frutos de tagasaste. Este forraje me había
sido enviado desde las Canarias por M Pérez. Durante ese mes el carnero no recibió
una brizna de ningún otro alimento y, para aumento de la precaución, se le
deja sin cama. Vigilado atentamente durante ese lapso de tiempo, no ha dejado en
ningún momento de gozar de la salud mds perfecta; ha sido imposible, en ningún
momento de la experiencia, detectar los síntomas señalados en los carnívoros, aves
y équidos. Pesado al comienzo y final del régimen, había aumentado 125 gramos
por día, después de haber consumido 61 kilogramos de tagasaste». La conclusión
por tanto era inequívoca: «El tagasaste es aceptado por carneros de razas .francesas
habituados a forrajes menos leñosos. El compuesto especial que contiene no se
acumula en esos animales o la hace de manera insignificante que escapa al ojo del
observador . .. ».
Pero el Dr. Cornevin, siguiendo la información enviada por el Dr. V
Pérez, hace nuevas indagaciones y en su informe dice: «Otro problema ha sido
promovido por M. Pérez. Desde hace algunos años, este observador ha sometido el
tagasaste a la fermentación, sea en montones, al aíre libre, a la manera de nuestro
heno pardo o heno de Borgoña, sea en silos. Él ha señalado que tratado de esta
manera, no provoca el sofoco y la disminución de faerzas sobre los équidos que se
nutren de él.
»M Pérez, deseoso de no atenerse solamente a sus observaciones, también hizo
llegar a mi laboratorio una bala de tagasaste fermentado. Este forraje, de un olor
mds agradable que el no sometido a fermentación, fae distribuido a una oveja de
raza .francesa como la anterior. Fue aceptado por este animal desde el comienzo
sin ninguna dificultad. Ademds, no recibió ningún otro alimento y fae privado de
cama». Este estudio del Dr. Cornevin fue llevado a cabo durante doce días,
comprobando que el animal mantenía su peso inicial, además, el animal
mostró una apetencia mayor por el forraje fermentado. Al igual que hizo con
el tagasaste no fermentado , preparó extractos que inyectó bajo la piel de un
gato no provocando ningún síntoma: «el animal ronroneó, saltó de un mueble
200
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
EL DOCTOR VÍCTOR PÉREZ , «DESCUBRIDOR» DEL TAGASASTE
a otro, bebió leche, absolutamente como si no hubiera sido objeto de ningún experimento
». El Dr. Cornevin concluye su informe diciendo:
« 1 °. Que el tagasaste puede ser dado con toda con.fianza a los rumiantes sin
temor de accidente para los animales; es bien apetecido sobre todo cuando ha sido
sometido a fermentación.
2°. Que conviene menos a los équidos que, de todos los animales domésticos,
son los más sensibles a los efectos de diversas especies de Cytisus».
Pero, ¿cómo era llevado a cabo ese proceso de fermentación? En otro lugar
del trabajo que venimos comentando podemos leer: « ... el doctor Pérez ha
constatado que todos los animales comen de ese heno fermentado, en cantidad más
grande proporcionalmente que de la planta verde.
»La fermentación se lleva a cabo de la manera siguiente: sirviéndose de un cuchillo
bastante grande y pesado, se separan de las ramas las partes con hojas y las
partes leñosas más tiernas, dejando de lado la madera propiamente dicha. Las
partes provistas de hojas y tiernas son puestas al atardecer en un gran montón que
se caldea y queda en fermentación entre veinticuatro y treinta y seis horas.
Descompuesto y en transformación el montón debe dejarse refrescar un poco, teniendo
cuidado de poner en el nuevo montón las partes que no han ennegrecido
todavía, y que están aún un poco verdes. Este nuevo montón queda un poco más
tiempo formado (no es sino dos o tres días después, que se aprecia por introducción
del brazo que falta volverlo a refrescar) y es deshecho y revuelto durante algunas
horas al sol o al aire; este heno así ennegrecido está como mojado. Se prepara a continuación
en montones más pequeños como para el heno ordinario removiéndose
todavía durante un número de días hasta estar completamente seco. Entonces se
hacen pilas más grandes que quedan por dos o tres meses, de mayo a julio (estación
seca en las Canarias) . ..
»Mientras duran las operaciones descritas más arriba, se desarrolla un principio
meloso que esparce un olor sui generis muy agradable, más faerte que el del
heno ordinario y se constata al mismo tiempo, si se le prueba, que posee un sabor
azucarado que provoca ostensiblemente el apetito de los animales».
En el informe se cita también que el Dr. V Pérez llevaba a cabo la recolección
y fermentación dos veces al año, en mayo y septiembre.
Sobre el procedimiento de fermentación, en 1915 volvemos a encontrar,
publicado en La Región (44], un artículo firmado por Nauj Aganilob (seudónimo
de Juan Bolinaga, director del Jardín Botánico de La Orotava) sobre
cómo proceder para llevar a cabo la fermentación: «Aunque la mayoría de las
201
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
RICARDO PERE Z GALDONA / MILAGROS LE ÓN BARRIOS
veces se le da al ganado en verde, en el momento de cortarlo, lo prefieren y hacen
mayor consumo después de seco y fermentado; para fermentar dicho pasto se procede
como sigue.
»Se poda Tagasastes no desgajando ni cortando de cualquiera manera, sino al
contrario, haciendo los cortes con una buena herramienta, y lo mds limpios posibles,
facilitando así su cicatrización, operación que debe repetirse 3 o 4 veces al
año para obtener pasto abundante y lo menos leñoso posible, no resintiéndose por
esto sino que brota con mayor vigor; a los productos de la poda se le despoja toda
materia leñosa, y se aprovechan los brotitos cubiertos de hojas, flores y frutos, los
cuales se amontonan en el acto dejdndolo fermentar de 24 a 36 horas; como las
capas exteriores no fermentan tan bien como las interiores, se deshace el montón
introduciendo en el centro las primeras y así arreglado se deja fermentar hasta que
todo haya adquirido un color negruzco; luego se tiende hasta su completa desecación,
pudiendo entonces almacenarlo amontonado, en locales apropiados, utilizdndose
en épocas de escasez».
Como podemos ver, tanto en el informe del Dr. Cornevin como en al artículo
de Bolinaga, se hace referencia a con qué podar el tagasaste. Este no es
asunto baladí, y a él dedican gran atención Pérez de Paz et al. [10), encuestando
a numerosas personas sobre este aspecto, fundamentalmente en La
Palma, pero también en Tenerife. La conclusión que alcanzan es que: « .. . la
mayoría opina que es la podona el mejor utensilio para podar la planta. No son
partidarios de empleo de la tijera de poda y menos aún de la hoz. La tijera machaca
la vara y la hoz la ripia, pudiendo observarse que cuando se emplean estos
medios el número de brotes y la vitalidad de los mismos es menor. Desde luego en
lo que sí se estd de acuerdo es en que el tagasaste no debe aprovecharse ni desgajado
con la mano ni mediante ramoneo». En opinión de uno de los encuestados,
don Vicente Pérez y Pérez, en Puntagorda: «Soltar ganado (tanto da que sea vacuno,
lanar o cabrío) dentro de los tagasastes es matar las plantas por completo»,
sin embargo, esta opinión contrasta grandemente con experiencias como las
de Australia, donde se utiliza fundamentalmente en prácticas de pastoreo.
No menos interesante que todo lo anterior es la propuesta de raciones,
cuya composición pasamos a transcribir, de las cuales nos indican que los
animales, cualquiera que sea la proporción, comen más seca que verde, y se
pregunta: «¿Es porque la fermentación ha destruido el principio anticombustible
mencionado por el doctor Pérez . .. ?, ¿Es el principio meloso quién estimula
el apetito?»
202
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
El DOCTOR VÍCTOR PÉREZ , «DESCUBRIDOR» DEL TAGASASTE
p tro aspecto también de gran interés que se recoge en el informe del Dr.
Cornevin que comentábamos anteriormente, es el relativo a la composición
de las raciones que deben utilizarse. Estos fueron sus datos:
Jumento de buen tamaño
Heno de tagasaste
Paja . . ... . ................ ... .
Total
Vaca de 300 kilos
Heno de tagasaste . .... . . . . .
Paja . . . ... .. .. . .
Total
Jumento pequeño
Heno de tagasaste
Paja
Total
Raciones en ki los
1 O k. 58 gr
4 k. 60 gr
15 k. 18 gr
8 k. 28 gr
4 k. 60 gr
12 k. 88 gr
Jumento de buen tamaño
Tagasaste verde
Paja .
Total (i?).
Tagasaste fresco
Paja.
Total
Misma vaca
20 k. 1 O gr
4 k. 60 gr
36 k. 1 O gr
16k.10gr
9 k. 20 gr
25 k. 30 gr
Ración media de muchos cálculos
6 k. 90 gr
4 k. 60 gr
1 1 k. 50 gr
Heno de tagasaste ..
Paja ..
Total .
8 k. 28 gr
4 k. 60 gr
12 k. 88 gr
Pero el tagasaste no es importante únicamente como forraje, en Australia
el Dr. Snook (32] señala otras funciones también de gran interés. Así, cuando
se protege del pastoreo, la planta puede crecer lo suficiente como para actuar
como eficaz refugio contra el viento, problema éste que en Australia provoca
pérdidas entre los corderos recién nacidos de hasta el 15%; igualmente, se
produce un incremento del rendimiento en cultivos extensivos de grano
cuando estos se establecen entre filas paralelas de tagasaste.
También el tagasaste reduce el efecto de la erosión, permitiendo recuperar
terrenos y facilitar el desarrollo de otros árboles. Además, debido a su capacidad
de transpirar importantes volúmenes de agua, el tagasaste puede bajar los
niveles freáticos en zonas donde el encharcamiento o la salinidad pueden ser
un problema; para confirmarlo, desde hace unos años el Departamento de
Agricultura de Western Australia ha puesto en marcha algunos ensayos en los
que se establecieron parcelas rodeadas por cinturones de tagasastes; aunque
existen resultados sobre su uso con fines silvopastorales, no tenemos datos
203
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
RICAR DO PÉREZ GALDO NA / MILAGROS LE ÓN BARRIOS
sobre los ensayos encaminados al control de la salinidad. Snook también señala
el interés del tagasaste con fines apícolas, para la producción de leña, como
cortafuegos, o simplemente por su belleza ...
No sería justo llegar a finalizar con esta única mención al Dr. Snook, gran
valedor de la causa del tagasaste en Australia, por lo que queremos hacer mención,
según él nos lo describe, de su encuentro con esta planta. Durante la década
de 1920, Mr. H.G. Shugg, director de la Escuela de Agricultura de
Narrogin, demostró, de manera práctica, el valor potencial del tagasaste.
Siendo estudiante de esta escuela en 1925-26, Snook quedó impresionado
por sus cualidades forrajeras, por ello, cuando fue nombrado funcionario de
Nutrición Animal en el Departamento de Agricultura de Western Australia,
comenzó a realizar plantaciones en los terrenos arenosos de Nedlands (Perth).
No disponiendo de información publicada sobre la cantidad de material comestible
ni sobre su valor nutritivo, se propuso iniciar estos estudios antes de
proceder a recomendar su cultivo a los agricultores.
Al cabo de diez años, los resultados indicaban que se consumían dos tercios
del material recolectado y que éste contenía un 27% de materia seca con
un 20 a 24% de proteína cruda. Demostró que 700 arbustos creciendo en una
hectárea proporcionaban 1,5 kilos diarios de material verde de alta calidad, a
cada una de 20 ovejas durante un año. Diferentes valores de producción, recogidos
en la Tabla 1, fueron obtenidos a lo largo de varios años, así como
datos de ganancias en peso de novillas; sin embargo, Snook muestra su sorpresa
cuando comprueba la apatía de los agricultores para poner en marcha su
cultivo. En 1963 deja Australia para trabajar en la FAO, siendo suspendidos los
trabajos con el tagasaste. Una vez jubilado regresa a su país y retoma los trabajos
en una propiedad llamada «A-Alla» en Margaret River, logrando, ahora
sí, que después de algunos años de experiencias el cultivo del tagasaste se asiente
en Australia, convirtiendo a este país en el principal productor mundial.
Pero el tagasaste también es importante como planta que incrementa la
fertilidad de los suelos. En efecto, como todas las leguminosas, establece una
asociación simbiótica con bacterias del suelo conocidas genéricamente como
rizobios, las cuales invaden las raíces de la planta formando unos nódulos, los
nódulos radicales, donde llevan a cabo un proceso de gran trascendencia para
los ecosistemas, se trata de la fijación biológica del nitrógeno atmosférico, es
decir, la conversión del nitrógeno gaseoso inerte, existente en la atmósfera, en
amoniaco asimilable por los seres vivos.
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
El DOCTOR VÍCTOR PÉREZ , «DESCUBRIDOR» DEL TAGASASTE
1
Aunque la capacidad de las leguminosas de enriquecer el suelo es conocida¡
desde el tiempo de los romanos, quienes desarrollaron el concepto de rotación
de los cultivos, alternando el cultivo de cereales con leguminosas, fue
a lo largo del siglo XIX cuando pudo ser resuelto el interrogante de cómo ocurría.
En 1813 H. David publica que: «en todos los casos guisantes y judías parecen
bien adaptados para preparar la tierra para el trigo (. . .) parece que el dzoe
que forma una parte constituyente de su materia es derivado de la atmósfera»,
más tarde, en 1838, Boussignault dio a conocer a la Academia de Francia la
misma conclusión. Sin embargo, Liebig publicó en 1840 su obra «La
Química y su aplicación a la Agricultura y la Fisiología», en la que rechazaba
esa posibilidad y proponía al amonio presente en los suelos como la fuente del
nitrógeno del que se nutrían las planeas.
Boussignault no entró en discusión con Liebig, pero en la década de 1850,
trabajos de campo llevados a cabo en la Estación Experimental de Rothamsted
en Inglaterra, confirmaron la teoría de Boussignaulc. Sin embargo, la primera
demostración experimental de la fijación del nitrógeno no tuvo lugar
hasta 1888, en un trabajo de Hellriegel y Wilfarth, aunque ellos no pudieron
proponer un mecanismo que explicara como ocurría. Ese mismo año Beijerinck
aisló una bacteria de los nódulos a la que denominó Bacillus radicícola
y en 1893 Winogradsky demostró la existencia de fijación de nitrógeno por
bacterias en vida libre. Aunque con lentitud debido a limitaciones técnicas
que sólo pudieron ser superadas a lo largo de muchos años, los estudios sobre
la fijación biológica del nitrógeno comenzaron a desarrollarse a partir de entonces,
quedando claro la importancia ecológica y económica de este proceso
biológico, basten los datos de la Tabla 3 para ilustrarlos .
Soja .
Trébol ... . ........... ... . . . . .
Alfalfa
Lupinos .
ArveJas y lentejas .
. . . 57-94
105-220
128-300
150-1 69
. ..... 85
Tabla 3. Cantidades de nitrógeno fijadas por diferentes leguminosas
(kg/ha x año)
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RICARDO PéREZ GALDONA / MILA GROI LE ÓN 8ARRID1
Recientemente, Unkovich et al [46] llevaron a cabo por primera vez la determinación
de las cantidades de nitrógeno fijadas por tagasaste, encontrando
que cuando se plantaba en forma de calles era d~ 83 kg/ha x año y cuando
lo era en plantaciones más densas de 390 kg/ha x año.
Aunque conocedor, como veremos a continuación, de los trabajos de
Boussignault y Liebig, el Dr. V Pérez no pudo conocer esa otra serie de descubrimientos
posteriores que demostraban la fijación biológica del nitrógeno,
sin embargo, si reconoció la importancia de las leguminosas en la fertilidad
de los suelos, como lo recoge en un trabajo publicado en 1865 [47], aunque
no les atribuye un papel directo. En este trabajo, y en el apartado «Pastos artificiales.
Abonos» dice: «Sabido es que el estiércol que se obtiene de un animal
que se nutre de elementos sustanciosos (azoados) como el tagasaste, es también más
rico en este principio y por consiguiente de un valor fertilizante mucho mayor»,
pero según parece, su criterio debió recibir algún tipo de crítica, porque más
adelante dice: «A aquellos lectores que objeten algo en contra, como me ha sucedido
ya con algunos sujetos queriendo probarme que en nuestras propiedades,
todas de corta estensión, no puede por lo mismo dedicarse una parte al cultivo de
estas plantas, les haré la siguiente citación sacada del interesante tratado de
Química Agrícola de Mr. Malagutti.
»La preocupación de obtener mucho producto sin pastos no se ve ya sino en
aquellos espíritus atrasados que rehúsan comprender que el producto en granos u
otra cosecha, no depende de la cantidad de tierra sembrada, sino de la cantidad y
calidad del abono con que siembra. Esto es incontestable: es un axioma que la
Agricultura moderna ha conquistado. Los prados artificiales son la espresión de la
riqueza de una esplotación rural, porque estos aseguran el mantenimiento delganado
suficiente para proporcionarle el abono que aquella necesita.
» . . . Si tenemos alfalfa, tagasaste, yerba de Guinea, etc. que dar en abundancia
a nuestro ganado, tendremos abonos con que robustecer nuestros sembrados, los
que robustos y flrtiles nos darán tanto y con menos trabajo y menores gastos de cultivo
que otros más estensos pero que carecen de estas condiciones .. .
» Terminaré diciendo que no son para mi meros estudios especulativos los que
hemos expuesto. Los aficionados pueden ver si en la misma cantidad de terreno,
tienen el mismo número de cabezas de ganado que el que nosotros tenemos; si sus
plantaciones están o no tan flrtiles como las nuestras y sobre todo lo que es el punto
capital, si obtienen iguales productos . .. »
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
El DOCTOR VÍCTOR PÉREZ , «DESCUBRIDOR» DEL TAGASASTE
Pero no termina con esto, finalmente dice: «Se cree que el guano podrá sacarhos
de esta dificultad. Es sin duda un auxiliar pero de ninguna manera un
abono suficiente para reparar las pérdidas que las repetidas cosechas ocasionan a
los terrenos.
»Dos autoridades en la ciencia M Boussignault en Francia y el eminente M
Liebig en Alemania se han ocupado recientemente en hacer patente la insuficiencia
del guano y de los abonos artificiales. De las ideas del primero hemos hecho
una aplicación demostrativa referente al cultivo del nopal y cría de la cochinilla
cuyo artículo se encuentra en el nº 69 del Time periódico que se publica en la isla
de la Palma».
Nuevamente nos encontramos con un entusiasta de la ciencia capaz de llevar
a cabo excelentes observaciones amparado en los conocimientos más
avanzados de la época, así como en su propia experimentación, que además
trata de hacer llegar sus conocimientos a sus paisanos.
Pero el tagasaste ha resultado ser una planta no sólo de gran valor económico
y ecológico, sino también de gran interés científico. Como hemos comentado,
los rizobios invaden las raíces de las leguminosas formando nódulos
donde se lleva a cabo la fijación de nitrógeno. La forma cómo se lleva a
cabo este proceso de invasión varía entre distintas leguminosas, habiéndose
descrito dos mecanismos diferentes.
En uno de ellos, el más extendido (Figura 1), la entrada tiene lugar a
través de los pelos radicales, los cuales, en respuesta a los rizobios, se curvan
en la punta de forma característica, en «cayado de pastor», atrapando así a
los rizobios. Ahora, éstos perforan en esa zona la pared de la célula, y entran
en la raíz a través de un tubo de infección que avanza hacia el interior de la
misma. Simultáneamente, los rizobios han emitido señales que inician procesos
de división celular en el córtex interno de la raíz, generándose un foco
de células vegetales, o primordio de nódulo, que van a ser infectadas por los
rizobios. De este modo, después de numerosas divisiones de las células de la
planta, se formará un nódulo radical en el que los rizobios se diferencian a
un estado denominado bacteroide, en el cual pueden llevar a cabo la fijación
del nitrógeno.
El segundo mecanismo de invasión, menos extendido que el anterior y al
que se denomina infección por «crack» (rotura), consiste en aprovechar las heridas
naturales que se producen en las raíces, especialmente cuando emergen
207
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
RICARDO PEREZ GALD ONA / MIL AGROS LEÓN BARR IOS
INFECCIÓN Y GÉNESIS
DE UN NÓDULO
Deformación de pelos radicales
e inducción de divisiones
celulares en el córtex
Formación de un tubo
de infección
Progresión del tubo de infección
Infección de la cédula
hospedadora
Formación de un nódulo radical
Figura 1. Proceso de infección a través de pelos radicales
raíces laterales, para penetrar en el interior de la planta. Ahora los rizobios se
diseminan entre las células del vegetal a través de los espacios entre células,
que posteriormente invadirán diferenciándose a bacteroide.
Sin embargo, en nuestro grupo de investigación hemos encontrado que en
el tagasaste opera un mecanismo de invasión nunca antes descrito, consistente
en una combinación de ambos procesos [48]. Los rizobios se unen a los
pelos radicales de la planta, dando lugar a procesos típicos del primer mecanismo:
provocan la curvatura en forma de cayado de pastor de los pelos radicales,
emiten también las señales que dan lugar a las divisiones de las células
del córtex interno e inducen la formación de un tubo de infección. Sin embargo,
a diferencia del primer mecanismo antes descrito, el avance del tubo
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EL DOCTOR VÍCTOR PÉREZ, «DESCUBRIDOR» DEL TAGASASTE
de ºnfección pronto aborta, impidiéndose así la infección de las células del
córttex interno por este procedimiento. Ahora bien, las divisiones celulares inducidas
hacen que se forme un primordio de nódulo, el cual, al emerger,
rompe la superficie de la raíz, generando heridas a través de las cuales los rizobios
infectan a las células por el mecanismo de «crack».
Con este trabajo hemos querido rescatar del olvido a una figura de enorme
valía como científico, el Dr. Víctor Pérez y, si fuera posible, convencer a
quien proceda, 150 años después, de algo que él no logró en Canarias, pero
sí en otras partes del mundo: que el tagasaste es un recurso natural de gran
valor económico y ecológico.
AGRADECIMIENTOS
Los autores desean manifestar su agradecimiento a don Pedro Malina
Ramos, presidente de la Cooperativa del Campo «La Candelaria», por su
amable invitación a participar en esta publicación. También queremos expresar
nuestro agradecimiento al Profesor Titular de Botánica del Dpto. de
Biología Vegetal de la ULL, Dr. Juan Ramón Acebes Ginovés, por su inestimable
ayuda, nos aportó una parte importante de los artículos de carácter
histórico utilizados y suyo es el Cuadro I, donde se da una clave para el reconocimiento
de las subespecies y variedades de la especie Chamaecytisus
proliferus.
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