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PERSONAJES Y RITUALES DEL BIEN Y _l?EL MAL EN LAS COMUNIDADES TRADICIONALES DE LA ISLA DE EL HIERRO Manuel J. Lorenzo Perera © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 INTRODUCCIÓN 1 El Hierro ha sido la isla más pequeña (278 kil ómetros cuadrados), occidental y abandonada del Archipiélago Canari o. Sirvan como ej emplos, de lo últimamente dicho, los sigui entes: - El Puerto de La Estaca, de algo más de cien metros de longitud , prometido por el rey Alfo nso XIII en 1906, tardó cincuenta y cuatro años en ser inaugu rado. - La carretera de tierra que desde el Puerto de La Estaca conduce hasta el centro del Valle de El Golfo -de unos cuarent a y tres kil ómetros ele extensión- se inició en 19 13 y concluyó en 1966, año éste último en que empezó a ser asfaltada. Todas las anti guas pobl ac iones de E l Hierro -incluida su capital , Valvercle- fu eron construidas en las inmedi aciones de la zona alta de la Isl a. Sus razones -según hemos podido constatar a través de la tradi ción oral- son vari as: la proximidad a las zonas de pas tos y a los acc identes productores de agua, as í como e l temor a los ataques pirát icos (berberi scos y de otra índole) pro longados has ta los inicios de l pasado siglo. El Hierro es la única isla occidental del Archipiélago Canario que no cuenta con fo rtalezas de tipo defensivo, lo que obligó a sus habitantes a practicar as idu amente el servicio ele vela o vigilancia en determinadas montañas, así corno a amarra rl e el pico a los gallos con el fin de que no delataran el lugar donde se ubicaban los lugares de población, levantados muchas veces en hoyas o en vaguadas para conseguir una mej or protección. Los herreños di fe rencian entre la Vill a y el Campo. Han sido dos mundos diferentes, contrapuestos. En la Villa Capital o Valverde han res idido, secul armente, los terrateni entes y los grandes comerciantes, grupo di stinguido económica y socialmente al que se ha dife renciado con el ape lativo de los Rabos Blancos. Los hab itantes de los pue blos del Campo, tradicionalmente agricultores y pas tores, son los Rabos Negros. 1 E l conten ido de este artículo ha siclo extraído de nuestra Tes is Doctoral: Estudio etn o-histórico del pastoreo de fa isla de El Hierro, basada e n la ~xa lidacl cul tura l; ini ciada en l 975 fue presentada en la Univers idad de La Lagu na el d ía 30 ele j unio ele l 992; muy pro nto será publicada, gracias a la ini ciati va de l Cabildo Insular ele E l Hi erro y del Centro ele la Cultu ra Popular Canaria. 348 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 "Así vivíamos, entre la esperanza y la desesperanza". Dª Eladia Padrón Amaro. Los Llanillos (El Golfo), 1983 Todas las antiguas poblaciones herreñas tenían configuración pastoril, rodeadas por una pared de piedra seca. En determinados tramos de la misma aparecen cancelas que permitían el acceso a los terrenos circundantes, en muchas ocasiones tierras comunales de suelta dedicadas a la práctica pastoril. Fuerteventura y El Hierro son las islas del Archipiélago Canario que cuentan con una herencia pastoril más acentuada. En el mundo del pastor -la mentalidad pastoril- todo fluctúa entre lo bueno y lo malo. Hay años buenos y años malos en lluvias. Las plantas malas son las que hacen daño al ganado y las buenas son aquéllas que el ganado aprovecha, distinguiendo, en función a su productividad en leche, entre plantas lecheras y muy lecheras. Desde el punto de vista medicinal hay plantas que tienen virtud para curar y otras que carecen de ella. 349 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Durante siglos -dato que se refleja en los libros de via_1e que conocernos, correspondientes a diferentes épocas: Urtusáustegui (1779), Verneau (1891 ) ... - las viejas poblaciones herreñas se mantuvieron inermes o casi inermes. Los logros conseguidos en otros lugares desde hacía muchos años, tardaron un tiempo inmenso en recalar en los pueblitos herreños, todo lo cual también contribuyó a impulsar la emigración, una de las constantes históricas insulares. Sobre ello es bastante explícito el texto de José García Ortega, publicado el año 1931: "Pobreza, olvido, abandono, caseríos dispersos sin comunicación de ningún género; nueve kilómetros de carretera terminada, un médico para toda la isla, unos charcos inmundos para apagar la sed si vienen los aiios malos, una plaga de langosta que jamás se extingue(. .. ), una política menuda y personalista que dispersa las energías y esteriliza los e!;jiterzos; una espera de siglos en el rabioso tormento del infortunado Tántalo (. .. )" 2 • La secuela originada por las deficiencias médicas, veterinarias, farmacéuticas, domésticas y educativas se han dejado sentir hasta nuestros días. También en el apartado educativo-cultural el contraste Villa-Campo y hombremujer han sido otras realidades deficitarias y siempre presentes. A lo últimamente señalado se refiere este texto: "Mis padres fueron medianeros de D. Luis Cano, que era de Valverde, de D. Tomás Padrón ... Que era la ,naestra que había, D" Fernanda Cano (. .. ). Y eran tanto lo que se Llevaban que los hijos fueron mis padrinos, ellos me bautizaron(. .. ). Y a mi herrnano, a él sí le pagaban el colegio, porque a las mujeres no les hacía falta estudios, hoy todo el mundo estudia, pero entonces no (. .. ). Y o estuve diendo a La escuela no sé si fueron ocho aFios, empecé de seis, pero después me quitaron porque en realidad no hacía falta pa estar aquí en casa(. .. ). A ,nipa lo que me querían era pa trabajar(. .. ). Ya ve, mi hermano escribía muy bien, y yo leía mejor que él(. .. ). Leer sf me gustaba(. .. ), pero escribir no; sí dicto una carta bien; pero yo no tengo ortografía ni buena letra"'. 2 GARCÍA ORTEGA, José: 193 1, p. 43. 3 Información oral de Dª Francisca Morales (Pancha Pájara). Taibiquc, V-1982. 350 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 En unas poblaciones tan estáticas -apegadas a sus circunstancias histórico culturales- han surgido una serie de personajes encargados de hacer el bien o el mal a personas, animales o plantas. Estuvieron plenamente contextuados hasta mediados del siglo actual, tiempo en el que la mujer, en el hogar, se encargaba de administrar el uso de plantas y remedios curativos, temas de espléndido desarrollo sobre el que no podemos detenemos en esta ocasión. Dª Francisca Morales (Pancha Pájara), recordada poetisa popular y bendicera. Fiesta de Los Pastores (La Dehesa), IV-1980. 351 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 BRUJAS Y BENDICEROS "La bnijería existe, existe Dios y existe el Diablo . Unos nacemos ele Dios y otros del Diablo. Un.o se engendra de Dios y otro se engendro del Diablo. El que es del Diablo puede hacer bn!jerfa. El espíritu de la 1ni1;jer, más del noventa por ciento, es del Diablo" 4 . Junto a las brujas hacedoras del mal, encontramos en las poblaciones herreñas a los bendiceros-as: hacedores del bien. Aún hoy, aunque menos, se recurre a estos últimos al objeto de curar males o enfermedades a personas y animales, caso por ejemplo del mal de ojo. Las brujas En la isla de El Hierro el tema de la brujería pertenece ya al pasado histórico. Las personas con las que mantuvimos conversaciones acerca ele la brujería, casi todas mayores de cincuenta años de edad, se manifestaron hablándonos de las brujas como seres malignos a los que se tenía gran respeto y temor. Nos hemos encontrado con tres posiciones manifiestas: los que creen (o creían) que son la mayoría; los que no, muy pocos; y los que no creen ni dejan de creer, casi siempre por no haberlas visto, que son unos cuantos más que los segundos. Se nos ha contado que "antes habían 111.uchas bn1;jas" y que el tema formó parte de la vida cotidiana: " antes sí creían en las brujas; cuando yo era chico no salía de noche por el miedo a las hn1;jas". El oficio de bruja se ha heredado por línea matrilineal : "Las hnijas tenían un mw1eco y decían que un.a señora había heredado el muíieco de la abuela convirtiéndose en bruja" 5 . Se les llegó a identificar: 4 lnformación oral de D. Ju an Morales Armas, 80 años. San Andrés, Vlfl- 1976. 5 Información oral de Oª Guadalupe Herrníndez. La Dehesa, Ylll-1975. 352 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 "Nosotros [familia de pastores] nos criamos en La Dehesa, vivwmos todo el ario arriba. Mi abuelo Aquefino, que nunca decía mentiras, acostumbraba a llevar parriba dos cestas de brevas en una burra. Salía de madrugada del pueblo [El Pinar] y una noche oyó' como el lloriqueo de un niiio recién nacido. Se acercó a ver lo que era y halló un revuelo. Acostumbraba a llevar cuchillo, lo clavó en el suelo y aquello se convirtió en una bruja. Era la tíll de Miguel. Dijo: ¡desclava el cuchillo, desclcívalo!.Lo desclavó. Le dijo: pero no vuelvas a hacerme eso" 6 • Otro de los asombros que producía el mundo de las brujas es el relacionado con los viajes que hacían, coincidentes, en ocasiones, con los que emprendían los emigrantes. Viajaban hasta la isla de Cuba o a las islas mayores del Archipiélago, tal como se recoge en el siguiente relato: "El abuelo de Longúws [profesor natural de Sabinosa] discute y asegura que por la madrugada fue a albardar La mula y se encontró una señora desnuda en la corredera de la mula. La recogió, la entró a la casa y le dio un traje a la miijer. Y parece que le dio una cama donde se quedara aquella noche. Por la maiiana, cuando se levantó, no estaba. Y después, al cabo de un año o cosa así, se.fue a Tener~fe y subiendo por la calle del Castillo, Le dice una se11ora: oiga, caballero, ¿ no me conoce?. No, no la conozco. Pues suba para arriba. Entró a la habitación. ¿ Entonces no me conoce?. Dijo: No. ¿ Usted no se acuerda ... ? sí, pues ésa soy yo. Que resulta que era una bn~ja que vino de Tenerife al Hierro y por la noche se.fue otra vez a Tenerife" 7 . Las brujas, en la creencia popular, tenían la facultad de transformarse en objetos tales como ollas, lebrillos o en orzas; en mujeres con apariencia especial o desnudas; o en animales (ovejas, burras, pulgas . .. ). 6 Información oral de D. Joaquín González Machín, 42 años. San Andrés, Ylll-1976. 7 Información oral de D. Matías Machín Casañas, 59 afios. La Dehesa, VJ!l-1975. 353 1 _.J © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 N t E L OEHESA S Km H I E R R O Mocanell GOLFO • Ti.gaday 354 / . - San A.nd1¡_ell • La fil.taca © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 El bailadero brujeril de La Hoya de Fileba, X.1994. Se conocían una serie de artilugios para desencantarlas. Cuando se convertían en ollas, consistía en arrancarle una de las asas. Otro estribaba en virar la pretina de los pantalones o en clavar la punta del asta o un cuchillo en el suelo. Solían verlas o sentirlas en la cumbre de la isla, zona brisenta y de densa neblina. Allí, en la Hoya de Fileba, se encuentra el Bailadero de las Brujas, famoso por los aquelarres celebrados en otros tiempos 8 : " ... Sí habían brujas (. . .). Bailar y cantar en Fileba y subirse encima de los árboles y después se tiraban como cuervos y como pájaros y hacían miles peripecias, y cuando eran las doce de la noche, antes de la noche venían pa casa (. . .). Yo deso (cantares) no me acuerdo, porque yo entonces ni había nacido (. . .)" 9 • 8 Sobre ello hay información en las siguientes obras: URTUSÁUSTEGUI, Juan Antonio de: 1983, pp. 48 y 130. BETHENCOURT ALFONSO, Juan: 1985, p. 99. 9 Información oral de Dª Ana Hemández Montero, 74 años. Valverde, V-1982. 355 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Los restantes días las brujas eran especialmente dadas a ir al encuentro de aquellos hombres que mostraban un estado anímico dominado por el miedo; o a los que estaban embriagados, a quienes zarandeaban tirándolos de un sitio a otro e incluso llegaban a desnudar. A otros los despistaban, llevándolos más allá de sus domicilios, o haciéndoles en ocasiones recorrer largas distancias, imitando el llanto de un niño, encendiendo luces o emulando ladridos de perros. Con parte de lo dicho se corresponde la siguiente poesía, seguida de una interesante reflexión por parte del informador: "Baldomera y María Fonta, mujeres de poco escucho, que esnudaron a Mateo en el Roque del Garucho. Y aunque el sacristán se muera por ellas no tengan pena, en el Roque del Garucho esnudaron al hijo de Rafaela. Y todo era así, y ésa era la vida, ése era el medio, ése era el medio picaresco. De eso no hay nada escrito, mi hijo. Y es una pena que se pt.e rd a, porque e/s os son tesoros y eso es cu l tura "10 . Aparte de su actuación en la cumbre, las brujas también se introducían en las casas convirtiéndose en ollas. Se llevaban a los individuos, dejándolos en otro lugar. Tiraban las mantas al suelo y metían a los niños chicos debajo de la cama. No vamos a hacer aquí, ni lo pretendemos, un juicio de valor sobre las brujas herreñas. Sí es verdad que los cuentos de brujas, numerosísimos, dignos de una detenida compilación, constituyen un mundo repleto de realidades, de ingenio, imaginación y fantasía, que se entremezclan con increíbles y sabrosas posibilidades dramáticas. 111 Información oral recogida en Los Mocanes, IX-1990. 356 I © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 • - ~ "Daba miedo" pasar de noche por la casita donde se guardaba el ataúd comunal. "Casa TaúI'' de Artero (El Golfo), 1997. Acerca de los vínculos y relaciones del Diablo con las brujas, también patentes en otros lugares del Archipiélago, no hemos recogido ningún tipo de información en El Hierro. Bethencourt Alfonso (1847-1913) en una de sus obras manifiesta, según opiniones recogidas por sus colaboradores, que el Diablo se aparecía en figura de macho cabrío, de perro negro o como hombre vestido con casaca blanca y pantalón negro o al revés. Podía ahuyentársele haciendo una cruz con los dedos o ante la presencia de una cruz o medalla colgada al cuello 11 • Aparte de las brujas y el Diablo, otros miedos tenían atemorizados, en aquellos tiempos de infortunios y abandonos, a los habitantes de la isla: "En la cueva de Solimán, hay miedos (han visto una mujer tejiendo); en los valles de Artero, en el Golfo (oyen tropeles de noche y no ven a nadie); en la Cruz de Clara, en Asofa (aquí oyen una voz, como quejidos que suben y bajan de tono con cierta armonía)" 12 • 11 BETHENCOURT ALFONSO, Juan: 1985, p.279. 12 BETHENCOURT ALFONSO, Juan: 1985, p.298. 357 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 La noc10n de maloficio que tradicionalmente se ha asociado con determinadas mujeres a quienes en ocasiones se les ha dado el apelativo de brujas, ha estado vigente hasta nuestros días. "A la casa de Lázaro Corujo iban a ver el miedo". Las Toscas (El Golfo), IV-1995. No falta quienes desligan el maloficio de la brujería, apartado éste último considerado (por personas septuagenarias) como anterior a su tiempo. Según esa misma opinión, la pervivencia del maloficio, en manos de mujeres que se dedicaban a ello, ha tenido una perdurabilidad mayor. Por su interés, y por su relación con lo que estamos contando, ofrecemos el texto siguiente: "Eso es más viejo, ¿no?, eso es ya más viejo, la gente vieja sí creía en eso (. . .). Yo creo que brujas no han existido nunca, yo no sé, maloficio sí creo yo que existe (. . .) las brujas es una cosa y el mal oficio otra, el maloficio es que ponen cosas, ¿no?, y las brujas es pa reírse o yo que sé pa qué opa hacer miedo, yo no sé pa qué era eso (. . .). Las brujas no hacían el maloficio, el maloficio lo hacen unas mujeres que se dedican a hacer porquerías con yerbas y no sé qué cosas pa que tu hermana se case con el mío o pa que no se case.... Muchas se conocen, muchas se dice: aquélla le hizo maloficio a fulana, la otra le dio 358 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 dio porque ya después se sabía, ¿no? (. .. ). A mi madre le pasó una vez una cosa: mi hermano hablaba con una chica; mi madre no la quería (. .. ) y una vez llegó mi hermano con dos duraznos désos grandes, morenos, oscuros (. .. ) y se los dio a mi madre y mi madre Le dijo: ¡ay, qué hermosos duraznos!, ¿quién te los dio ?. Y él le dijo: La Negrita. La Negrita, que la Negrita era ésa. Era novia de mi hermano (. .. ). Los duraznos estaban verdosos y mi madre cogió Los·duraznos y Los puso en un baúl porque esos duraznos dan mucho olor y mi madre los puso en un baúl pa que la ropa le cogiera olor, pero mi madre se olvidó que tenía allí los duraznos y un día no sé cómo que.fue y vio los duramos y dice: ¡ay, esta condenada!, y Los duraznos ya estaban podridos, pero los duraznos antes no tenían bichos, ahora s{, pero antes no criaban bichos, y los duraznos dice que tenían unos bichos tan grandes y le dijo a mi hermano, dice: ¡ay, mi hijo del alma, si te llegas a comer esos duraznos cómo te desgracias!, ¿no? (. .. ), que estaban maleficiados, que tenían maloftcios; ahora, no sé (. .. ). Ella se los dio a mi hermano pa que se Los comiera y atraerlo y no lo pudo atraer, porque mi hermano no se los comió y después mi madre ya le cliio eso y entonces mi hermano la cogió respeto y no la buscó más; después ella buscó por su lado y mi hermano por el otro" 13 . Los bendiceros El primer médico que ejerció en El Hierro fue D. Leandro Pérez, quien llegó en condición de desterrado el año 1823. Ello -aunado a las graves deficiencias sanitarias que siempre ha tenido la isla- obligaba a sus habitantes a buscar el apoyo de los Santos Patronos y de los médicos yerberas o bendiceros. En cada comunidad había uno o mús bendiceros. E l término designa a una persona con supuestos dotes para curar. Curan medi ante rezados una o más enfermedades y conocen, recomend ándolos frecuentemente, e l uso de remedios y plantas medic inales. 13 Información oral recogida en Santa Cruz ele Tenerife el mes de noviembre ele 1990. 359 • © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 D. Gregorio Padrón Padrón, afamado folklorista y curador de esconches. Fiesta de Los Pastores (La Dehesa), IV-1980. En El Hierro, la voz curandero se utiliza, con más propiedad, para denominar a las personas que se dedican a tratar esconches y torceduras de miembros. El cometido ejercido por los bendiceros y curanderos fue marcadamente específico y diferenciador. Otros apartados de la salud humana estuvieron en manos de determinadas figuras de los pueblos. Entre ellos podemos citar a los herreros, personajes que contribuían arrancando muelas o, por ejemplo, elaborando sobre el yunque aceite de trigo para sanar los empeines. En nuestros pagos, hasta no hace muchos años, ha pervivido la figura de la nana, comadre o partera, persona sumamente trascendente e importante: la comadrona atiende a la parturienta, corta el cordón umbilical y recomienda lo que considera necesario para lograr un rápido restablecimiento. 360 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Los herreros sacaban las muelas y elaboraban aceite de trigo para sanar los empeines. En la herrería de D. Eloy Quintero Morales. Taibique (El Pinar), XII-1994. Existen varias maneras de transmisión, según opinión de los propios bendiceros: - Una primera, de padres a hijos, que suele ser la más generalizada. - La segunda forma de transmisión es la que se efectúa con algún parti-cular. - En cuanto a la tercera modalidad, se trata de algo innato que se recibe por revelación, sueños, presentimientos e inquietudes en muchas ocasiones inexplicables. Suelen decir los bendiceros que tanto para curar como para sanar, hay que tener una gran fe y mucha devoción (cuadros, imágenes, crucifijos ... en el lugar de curación). El oficio de bendicero no tiene sexo, es decir, se dedican a ello tanto hombres como mujeres pero observando una ligera tendencia que se inclina más hacia las mujeres. 361 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 La bendicera de origen cubano, María Cristina Valdés y Rodríguez, fallecida el 22 de abril de 1957, a los setenta y seis años de edad. Los bendiceros no reclamaban remunerac10n de ningún tipo, gratificándose la dedicación con algún presente (gallina, queso, papas ... ), siempre en forma de agradecimiento y no como pago. El bendicero suele ser un individuo apreciado por las gentes que le rodean, ya que puede beneficiar, en determinados momentos, a las personas y animales que necesiten de su saber y de sus prácticas. Podemos englobar el saber del bendicero en un conjunto de remedios, plantas y rezados que conoce y emplea. Los rezados son éstos: - Para el quebranto o mal de ojo (diversas variantes). - Mal de sol. - Para golpes o desprendimientos. - Erisipela. - Empacho. - Culebrilla. - Rezado para curar las coveras. 362 I © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Hay quienes afirman que tienen unos determinados días buenos para curar e incluso momentos propicios (mareas ... ), mientras que otros bendiceros lo hacen cualquier día. El radio de acción del bendicero puede variar (ámbito familiar, local, insular, a distancia). D. Eloy Quintero Morales y D. Ramón Morales Padrón, bendicero de Taibique (El Pinar). OTRAS PRÁCTICAS CURATIVAS Y CREENCIAS POPULARES El título hace referencia a un conjunto de soluciones y personajes relacionados con las cosas de la mente, que contribuyeron en alguna medida, y durante largo tiempo, a lograr la tranquilidad psíquica o a que, mediante sus recursos, los habitantes de los pueblos herreños auguraran determinadas informaciones con cuyo conocimiento, en muchos casos, llegó a ampliarse el marco de tranquilidad vital. Se trata de la pesadilla, las mujeres que hablaban con las ánimas y las jugadoras de baraja. 363 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 La pesadilla Contra la pesadilla se empleaba un rezado, aprendido de forma tradi c ional en el seno familiar, al que sobre todo los niños y j óvenes recurrían en aque llos momentos de máximo s igilo y oscuridad ( "cuando iba a acostarme lo rezaba "). Dice así: "San Silvestre M ontemayor, guarda mi casa y mi alrededor de brujas, hechiceras, del hombre malhechor, de la m.ala pesada, la mano jorobada, al que juzga la ceniza contra la Luna y el Sol" 14 Las mujeres que hablaban con las ánimas A e llas se refiere Fray Juan de Medinil la (i nqui sidor que estuvo en El Hierro entre 1755 y 1759 15 ) y e l doctor Juan Bethencourt Alfonso (1847- 1913)1 6. Un pastor del pueblo de Sabinosa -D. Matías Machín Casañas, qui en contaba con c incuenta y nueve años de edad en agosto de 1975- nos relató sobre las animeras lo sigui ente: "Venían de noche, cualldo estábamos con el gcznado, y nos decían: tu padre ,ne dijo que estés un mes de romería. Lo cumplíamos y luego le regalábamos un queso, papas o cualquier cosa ". Las animeras eran muj eres de c ierta edad, muchas casadas y con hij os, que, en ocasiones, según se nos ha re latado, llegaron a poseer pode res so brenaturales. Tal es el caso de la conoc ida por la Correpcíjaros (El Pinar) , qui en soñaba cosas y vivía de pedir limos nas, tras ladándose con frecu encia hasta los 14 Información oral de Dª. Luc ía Acosta Quinrero , 51 años. San Andrés, Vlll - 1977. 15 ALZOLA, José Miguel: l 970, pp. 165 - 166. 16 BETHENCOURT ALFONSO, Juan : 1985 , pp. 287-2 88. 364 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 pueblos de l Norte de la isla (El Mocanal. . . ), donde conseguía, a cambio ele sus servicios, un notab le acopio de productos de l campo: ". .. que ,w se snbe có1110 diablos subía el camino, que esa rnujer volaba, que volaba como Los pájaros, que hablaba con las aLnws, que era espiritista, que le decía a la gente cuándo tenía que pagar promesas" 17 Jugadoras de baraja Fue en la emigrac ión donde al_s.,.unos herreños entraron en contacto con las jugadoras ele baraja. En 1980 las técnicas ele adivinación. por medio de las cartas, tan só lo las practicaban dos muje res e n los puebl os del Norte de la isl a. En su sa lidas fuera de El Hierro -en la emi grac ión- conocieron su especial utilización. El quehacer de las echadoras de cartas queda expli citado en el siguiente texto, recogido en e l pueblo ele San Andrés e l año 1976, en boca de un informante que contaba con 74 años ele edad: ''Yo creo que hayan. brujas. Esas jugadoras de barajas tienen un. misterio muy grande. EL corre de las barajas hace pensar de que hay Dios, hay brujas. Yo creo en Dios y en todas esas cosas, pero creo más por lo que veo que por lo que los curas me digan. Por medio de la baraja descubrí yo quién. me hiw a mí un robo (. .. ). Unas cosas son lasjugadoras de barajas y otras la brujería(. .. ). El hombre que tiene cru z. ele vello en el pecho no le hace daíio el maLo.ficio. Eso lo sabía desde que era niño. El otro día vino un in.dividuo a mi casa y me contó él In que le había pasado: que venía de bailarín. él y un compañero y así bajando por la Montaíia de Afosa, por don.de bajaba lo Virgen, le c!Uo unn mujer: ¿quieres beber vin.o?, Le dio una botella pa que bebiera y bebió él y el compaíiero y luego le dio la borella a la mujer. La mujer tiene un.a hzja y esre individuo le estaba dan.do la broma a la hija. Más tarde se queda ... , eso n.o es vino ni sé lo que es. Pues lo mismo te digo yo, dijo el compaíiero. Al cabo de poco tiempo vino una mujer del Barrio (. .. ) a jugar a las cartas y 17 Información oral de D' Valentina 1-lcrn ándcz Pércz, 75 aiios. El Chorrillo (Santa Cruz ele Tenerife), XI- 1990. 365 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 estaba tirando las cartas en una casa. Un amigo le cliio a él que fuera a jugar a las cartas, le dijo que no le gustaba, a tanto que le cliio, fue pa hacerle el gusto al amigo. La 11u1;jer le tiró las cartas al muchacho. La mujer le dijo: ¿a usted también?. Dijo: no. Insistió y luego le elijo que sí. Le tiró las cartas y le sale: en una reunión de mucha gente le dieron a usted pa que bebiera. Dice: en La misma forma que fue me lo dijo la mujer ésa. Esa nn1;jer quería hacerle daiio a usted y no lo hizo porque tenía una cruz de vello en el pecho (. .. ). La baraja tiene un misterio ,nuy grande, muy grande, que no se sabe lo que es, al menos l ,,, 18 yo o creo ast . LAS PERSONAS OCUPADAS EN VATICINAR EL TIEMPO: ADIVINOS, PROFETAS Y PERLOS El encabezado de este capítulo resulta de interés esencial en una isla cuyos habitantes han sido, tradicionalmente, pastores y agricultores. Se medía el tiempo y los herreños diferencian varias clases de tiempos relacionados con su procedencia: tiempo Norte, Sur, Sudeste, Levante ... . Encontramos numerosas señas imbricadas con el propósito de predecir el tiempo. Señas relacionadas con: - Los astros. - Nubes y brumas. - Fenómenos del mar. - Animales del rebaño. - Aves. - Insectos. - Plantas. - Proyección de determinados días del año. Pero, además, aparecen en la cu ltura tradicional herreña una serie de personajes encargados de abarruntar el porvenir. Se les ha escuchado sobremanera cuando hacía falta, es decir, ante la duda o la desesperanza o, simplemente, para prever y asegurar qué era ]o que se podía hacer. 18 Información oral de D. Heliodoro Morales Armas, 74 años. San Andrés, Vlll-1976. 366 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 El estado de la floración del drago servía para predecir cómo se iba a presentar el nuevo año. El Golfo, XI-1997. Adivinos Hemos oído decir en varias ocasiones, que si un nmo lloraba en el vientre de su madre sería adivino. Al parecer tenían la virtud de adivinar el futuro inmediato y el más lejano: "Si un niño lloraba en el vientre de la madre, era adivino. Mi madre oyó a mi hermano y él lo fue. Iba mi padre a pescar y le decía a mi madre: prepare papas que hoy padre va a traer mucho pescado, y otras veces lo contrario" 19 • Profetas Los profetas -hombres y otras veces mujeres- eran seres tremendistas y pesimistas. Su presencia la hemos recogido en diferentes pueblos de la isla 19 Información oral de Dª Guadalupe Hemández. La Dehesa, VIIl-1975. 367 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 (!sora, El Pinar. .. ). Ahora bien, entre los profetas herreños, tal vez la mejor conocida y afamada haya sido una mujer de El Pinar, la tía Jerónima, mujer soltera, dedicada a hacer recados, pelar papas menudas en las casas ... , labores que se gratificaban con alguna limosna ( "gofio, unas papitas, unos higos pasados .. , dinero no había"). Falleció el año 1925. Hablaba en tono profético anunciando cosas tales como que las gentes morirían comidas por bichos, que con el tiempo seríamos mandados por advenedizos, que veríamos a las mujeres con faldas cortas mandando a sus esposas y los niños a sus padres ... : "La gente se acuerda de la Jerónima. Decía que algún día moriríamos comidos de bichos y mandados por advenedizos; por eso la gente cuand o ve a l go raro el ect,a : ves, l o que Gl ect,a La J ero, nu. na " ?-() . El perlo La figura del perlo está totalmente relacionada con los apartados del tiempo y las señas climáticas anteriormente indicadas. El perlo suponía para los pastores y agricultores otro recu'rso a considerar en lo concerniente a la forma en que se iba a presentar el año. Hasta nuestros días, principalmente en aquellos lugares del Archipiélago donde se han mantenido formas de producción primitivas (pastoreo y agricultura de secano), han seguido gozando de enorme consideración los personajes ocupados de predecir y medir el tiempo. En El Hierro, tradicionalmente, han sido denominados perlos. Se trata de labradores que se dedican, fundamentalmente, a vaticinar las lluvias. Su ciencia es completamente empírica, apoyada en circunstancias, fenómenos y detalles contemplados en la naturaleza. Predicen el tiempo interpretando una serie de señas que conocen y que para ellos son indicativas. Dichas señas pueden ser de tipo atmosférico; otras basadas en la observación y el comportamiento de determinados animales; otras, muy notables, relacionadas con el movimiento o la disposición de ciertos astros .... Son configuraciones fundamentadas en la tradición y en la propia observación, señas que paulatinamente, y en muchas ocasiones, el pastor y el agricultor hicieron suyas, aunque no por ello, y para mayor exactitud, acudían o escuchaban al perlo. / 20 Información oral recogida en El Mentidero de Taibique, VITI- 1976. 368 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 D. Juan Morales Armas -curandero y perlo de San Andrés- por fuera de su casa, sentado "al aire, para quitar los nervios". San Andrés, 1983. Al ser un miembro más de la comunidad, pastor o agricultor, no había inconveniente alguno en ir a consultarlos en su casa, aunque era más propio que fuera en la plaza o en la venta donde comunicara su opinión acerca del tiempo que iba a reinar, ya fuese próximo o lejano. Con más asiduidad se le consultaba en septiembre, mes en el que se producían las primeras lloviznas y en el que, sobre todo antaño, se emprendía la sembradura de los campos, tal como reza el viejo refrán: " en septiembre, el que tenga pan que siembre" 2 1 • En ocasiones el ritmo del tiempo se podía alterar ( "este año, la bonanza de septiembre vino en octubre" 22 ), razón por la que se acudía al perlo a buscar consejo sobre la época de la siembra; si ésta debe hacerse mayormente en las costas, medianias o parte alta; o si era más 21 Información oral de Dª Lucía Acosta Quintero, 50 años. San Andrés, VIII- 1976. 22 Información oral recogida en Valverde, 18-X-1977. 369 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 aconsejable dejar a los corderos tempranos o postreros, en función de la época en la que se produzca el reventado de la hierba, lo que favorecerá la alimentación de unos o de otros. La dualidad bueno-malo está presente, también, entre las personas que se dedican a predecir el tiempo. A algunos, como hemos comprobado personalmente, se les abuchea e incluso se Les toma el pelo: "El Político [D. Juan Morales Armas, de San Andrés] es un perlo, se acuesta a las tantas mirando· a los astros y tiene más experiencia que yo. El Quintero [D. Juan Quintero Morales, de San Andrés] no sabe ni un carajo. Nadie sabe cuándo llueve, ni lo saben los astrónomos" 23 . Los perlas no suelen cobrar, aunque casi siempre se Les gratifica. Muchos de ellos han ejercido también el curanderismo. Los buenos perlas son muy respetados, se les escucha con atención, se preocupan por el bien común y su mente lúcida acostumbra a recordar antiguos aconteceres ele la memoria colectiva. Dichas circunstancias confluían en la figura de D. Juan Morales Armas, afamado perlo del pueblo ele San Andrés, fallecido en el año 1989. Ha habido perlas renombrados en los diversos momentos de la historia insular. El escritor José Padrón Machín , que se crió bajo los cánones de la cultura oral, tan patente en El Hierro, su isla, alude en repetidas crónicas al perlo Juan de Arteaga 24 . Antes de la conquista ele la isla, en época de sequía, tenían los naturales la costumbre de encerrar en una oquedad, para que lloviera, al Aranfaybo o cochino sagrado. Más modernamente, y como cosa de vieja tradición, como señala dicho autor, los habitantes de los pueblos próximos a Nisdafe hacían lo mismo con San Andrés, al cual introducían en una profunda cima o pozo cuando transcurría el mes de noviembre, o ele San Andrés, sin que aún hubiese llovido. Un año en que se disponían a llevarlo a cabo, colgándolo como era costumbre, se presentó el perlo Arteaga, diciéndoles que no lo hicieran, que· llovería antes de cuatro días, como así sucedió y copiosamente, lo que determinó su fama y prolongada presencia en las páginas del libro de la tradición oral herreña. La construcción de pozos de agua dulce (algunos en la época de los cuarenta; otros a partir de los años setenta del presente siglo) y la apertura hacia el exterior que en los últimos años ha conocido La isla, ha supuesto, entre otros, un relativo desarrollo de la información, nos explican por qué motivo el 23 lnformación oral de D. Juan Fonte García, 74 años. San Andrés, Vlll- 1976. 24 PADRÓN MACHÍN, José: 1989, pp. 164 - 165 y 194 - 196. 370 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 campesino herreño ha dejado de mirar tanto para el cielo: "están abriendo los pozos, porque antes no hacían sino .mirar parriba " 25 . En la actualidad, las señas son meramente un recuerdo que de vez en cuando suelen evocar, y hasta considerar, los campesinos más viejos. La figura del pe rlo, en otros tiempos apreciado y so lic itado, ya no tiene razón de ser, ha sido en parte sustituida por los adelantos técnicos. Son las cosas de .la tradición y el progreso, que la razón parece entenderlas como incompatibles. REPRESENTACIONES TRADICIONALES ENCAMINADAS A CONSEGUIR EL BIEN O A ERRADICAR EL MAL En las Islas Canarias el capítulo de las representaciones tradicionales es, sumamente, rico y variado. En cuanto a sus orígenes hi stóricos se refiere, llenan el espacio cronológico que abarca desde la Prehistoria a la Modernidad. Las hay de origen africano, europeo y americano. Encontramos manifestaciones correspondientes a dive rsos momentos del ciclo anual : Carnavales, Semana Santa, la Cruz de Mayo, mes de San Juan, Navidad . Y adscritas a fi estas familiares, locales e insulares. Como ocurre con cada una de las parcelas de la cu ltura tradicional, las fuentes escritas alusivas a las representaciones son muy escasas. Es necesario recurrir a la oralidad cu ltural. Vamos a tratar dos escenificac iones propias de los Carnavales: correr el carnero y el e nti erro de la sardina. Los Carnavales -vinculados en sus orígenes a comunidades agropastoriles o pescadoras- ccSmenzaban el domingo de carnaval o domingo gordo y proseguían el lunes y martes; el miércoles de ceniza se enterraba la sard in a y el domingo siguiente se rompía la piñata. Es decir, se desarrollaba a lo largo de una semana. La máxima promotora del Bien es la Virgen de Los Reyes. No suele faltar en cada una de las casas herreñas un cuadro o imagen de la Madre Amada o Madre Sagrada. Su fe se ha transmitido de generación en generación. Es el único apoyo y punto de mira que, durante siglos, ha tenido un pueblo abandonado corno es el herreño. A e lla se le pide la lluvi a, fu e nte de vida y fertilidad. Y hasta se la invoca en el momento de querer lanzar alguna maldición. Delante de su efi gie -en el marco de las fiestas locales e in su laresse baila la danza de camino conoc ida, precisamente, como baile de la Virgen. La danza ( "bailen todos pa que llueva") y el ritual de correr el carnero o los 25 Información oral ele D. Juan Morales Armas, 80 años. San And rés. V ll l-1976. 37 1 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 carneros son actos encaminados a conseguir el bi enestar, es decir, la fecundidad de campos, ganados y mujeres. También hay ritos predispuestos para erradicar el mal. Tal fue la intencionalidad del antiguo entierro de la sardina, un ser de forma antropomorfa al que se prendía fuego y destrozaba. Los carneros y la sardina constituyen representaciones populares -paganas- cuyos orígenes se pierden en la memoria del tiempo. Estuvieron vigentes durante la Edad Media, siendo introducidas en El Hierro tras la conquista y colonización europea emprendida el año 1402. Correr el carnero: estampa del martes de carnaval El martes de carnaval fue siempre el día de mayor participación y jolgorio. Se intensificaba la presencia de las parrandas, los grupos de niños pidiendo huevos y los ranchos de máscaras, animándose el ambiente -en algunos pueblos- con el desarrollo ele escenas de reconocida antigüedad, representadas por el enfrentamiento entre las dos partes ele la misma comunidad, declamando loas, capturando pri sioneros, etc .. La misma tarde del martes de carnaval, en diferentes pueblos de la isla de El Hierro (!sora, Tigaday, El Pinar, Sabinosa, El Barrio ... ), se celebraba el acto denominado correr el carnero o los carneros. Dicha manifestación, apegada a la tradición pasto ril de la isla, aún tiene lugar en el Valle de El Golfo. Se trata de una costumbre antigua ( "costumbres de antes, desde los viejos"), muy sentida y propia: "aquí [El Golfo] si no hay carneros es como si no h. u bt.e se carnavaÍ , como st' fiu ese un Cil w' cua / qui.e ra " "-6 . El retroceso de la tradición que nos · ocupa guarda re lación con el cúmulo de prohibiciones en que se vio envu elto el carnaval tras la finalización de la Guerra Civil española (l 939), contando, además, la circunstancia (al menos en determinados pueblos) del fallecimiento de los promotores y actores de tal muestra: "Julianillo era un viejo pequeíio y flaquito que muria en Argentina, se vestía de carnero" 27 . 26 Información oral de D. Marcelo Benítez Quintero, 80 años. La Cruz Alta, VIJl - 1985. 27 Información oral de D. Juan García, 75 años. Guarazoca, 11-1 989. 372 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 "Ya van más de treinta aíios que esa costumbre se perdió. Después de la Guerra ya no hubo más nada aquí [El Pinar]. Aquí se han perdido muchas tradiciones" 28 . "Se dejaron porque se murieron los viejos que los hacían; cuando yo . d l G l , J " 29 vtne e a uerra o empece a iacer . El tercero de los textos se refi ere al Valle de El Golfo. Bajo la tutela de la mi sma persona, D. Benito Padrón Gutiérrez, los carneros, cada año, no han dejado de celebrarse. Los partic ipantes en el ritual se preparaban y disfrazaban, ayudándose unos a otros, en una determinada casa del pueblo, perteneciente al promotor del mismo, persona preocupada y amante de la tradición. Allí, aparte de los actores pr incipa les, acostumbraban a concentra rse una buena cantidad de nifios , quienes contempl aban el desarrollo de la operac ión a di stancia, y a los que se so lía dispersar: "Se vestían aquí, en la bodega. Y ajuntarse más de cien chicos en ese lomo arriba [por temor] . Los chicos corriendo alante. Pero hoy van alante y atrás, como ya no le tienen miedo .... Hoy hasta se meten aquí, pero entonces arn 'b a ,, 30 . El número de los que se di sfrazaban de carnero, siempre hombres, solía vari ar, aunque generalmente acostumbraban a vestirse los mismos. En 1989 salieron diez carneros, el loco y un pastor. El pastor, que llevaba a uno de los carneros amarrado con una soga, tenía la cabeza cubierta con un paño bl anco con huecos para los ojos y la boca; su ropaj e era de sacos (camisón hasta las rod illas), las piernas negras y calzado con teni s. El personaje di sfrazado de loco, al que hemos hecho referencia, es una creac ión bastante reciente. Sí es tradi c ional la figura del pas tor. Los carneros podían llevar un solo pastor, tal y como hemos recogido en El Pinar, quien portaba una borracheta inflada con la que con frecuenc ia go lpeaba a los carneros y a la concurrenc ia; o un pas tor por carnero, al que llevaba atado, considerac ión recogida en la parte de El Golfo. El pastor -al menos antaño- iba 28 Info rmación oral de D. Juan Quintero Mora les, 70 años. Taibique, Vl ll - 1985. 29 Información oral de D. Benito Padrón Gutiérrez, 71 años. La Cruz Alta. Vlll - 1985. 30 Información oral de D. Beni to Padrón Gutiérrez, 7 1 años. La Cru z Alta, VIII - 1985. 373 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 vestido con los atuendos característicos de los pastores herreños: montera, talega, palo y majos. El disfraz de los carneros, de la cabeza a los pies, se concebía de la manera siguiente. Sobresalían los cuernos que podían ser brocos (enroscados) o camperos (abiertos), aunque, eso sí, de grandes dimensiones. Se amarraban con verga al cesto, es decir, al armazón adaptado a la forma de la cabeza, hecho con varas de mimbre. A fin de que no se desplazara, desde cada uno de los lados del cesto partía un cordel, atándolos a la altura del cuello. El cesto, que dispone de huecos para ver, va cubierto con un trozo de azalea. Dicha máscara es conocida como el cabezón. Disfrazándose de carneros. Las Toscas (El Golfo), 11-1989. Con dos azaleas que van atadas sobre los hombros, se cubrían, hasta la altura de las rodillas, la parte delantera y trasera del cuerpo. Los brazos y las piernas se teñían antiguamente con tizne, hoy con tinte para zapatos. Las piernas (desde los tobillos hasta las rodillas) van cubiertas con polainas hechas también de azalea. Son del mismo material las manoplas (trozos de azalea con un elástico) que cubren las dos manos. Cada uno de los carneros lleva sujetos a 374 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 la ci ntu ra, por medio de un corde l, tres, cuatro o cinco hi erros o cencerros de gran tamaño. Las azaleas y los jierros que los carneros llevaban amarrados a la cintura, los guardaba el promotor del acto en su casa. O, cuando hacía falta, se pedían prestados a los pastores: "Y chacoliaban que eso daba miedo. Estábamos aquí y en ese mentidero se oían claritos. Carninaban todo el pueblo. Entonces venían a pedir los jierros a los pastores y le apretábamos bien los collares pa que no se perdiera alguno. Enton_q:s casi todo el pueblo tenía ganado y zaleas sobraban, las usábamos también pa sacudir centeno. La bulla era lo más que le gustaba a la gente" 31 . Según épocas, circunstancias o gustos, los carneros iban descalzos, con majos, o con zapatos o tenis. El grupo de disfrazados deambulaba de un si tio para otro: "pa Merese, pa Tigaday, pa La Plaza". Los carneros hacían como si cornieran cal cosa o "escarban con las patas, como si fueran a acometer y los chicos cogen miedo". Al tiempo que el pastor emu laba competencias características de la profesión que representaba: "y uno guardando y se ponía a silbar/es y a gri.t arl es, to d o eso se ternu.n o, " 1· 2 . Y hasta en ocasiones se reunían en las plazas los grupos provi,üentes de las diferentes zonas del mismo pueblo: "en partes, los del Gusano, los de Taibique, los de Las Casas, reunirse se reunían en la plaza; allí también el a l ca ld.e reum,a a l os vecu. ws pa arreg l ar un.a ca ll e... " ,., . Con aquel atuendo las personas disfrazadas se convertían en seres irreconocibles: "vecinos y a veces no sabe usted quién es". También se nos ha dicho de ellos que "son imponentes". Y sobre todo lo fueron , imponentes y hasta terroríficos, para los niños y gallotes. La motivación antigua de este ritual -que debió tenerla (ferti I ización de los campos, ganado y mujeres ... )- , al menos en la isla de El Hierro, se ha perdido en el tiempo. Al preguntar por la misma -precisamente al coordinador del espectáculo en El Golfo- se nos contestó lo siguiente: "pa meter miedo a los chicos, a los muchachos, entonces le teníamos un miedo .. . " 34 31 Información oral de D. Fernando Gutiérrez Quintero, 79 afios. Taibiquc, Vlll - 1985. 32 Información oral de D. Juan Quintero Morales, 70 años. Taibique, Vlll-1 985. 33 Información oral de D. Juan Quintero Morales, 70 años. Taibique Vlll-1985. 34 Jn formac ión oral de D. Ben ito Padrón Gutié rrez, 7 J años. La Cruz Alta, V 111 - 1985. 375 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Camero corriendo por la vía principal de El Golfo, II-1989. "Salían juntos, con las caras de negro. Por los chicos, iban detrás; a veces corrían atrás y habían chicos que tenían miedo, los carneros daban miedo. Ellos iban atrás y cuando se viraba el carnero, las carreras daban miedo" 35 . "Yo me acuerdo desde chiquito ver los carneros, los niños gafaditos se suben a las ventanas a mirar o al pie de los padres(. . .). De un lado pa otro y correr detrás de los chicos; es que los chicos los buscan, si van pa 1~v".i erese van l os c hz.c os pal la ' " 36. En la actualidad esas escenas de terror infantil se manifiestan menos. Como se ha señalado en uno de los textos anteriormente expuestos, los niños, 35 Información oral de D. Juan Quintero Morales, 70 años. Taibique VIII-1985. 36 Información oral de D. Marcelo Benítez Quintero, 80 años. La Cruz Alta, VIII-1985 . 376 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 que en el momento de vestir a los carneros se mante nían hace años a di stanc ia, hoy se acercan al lugar donde se efectúan las tareas de enmascarami ento, atreviéndose in c luso (como tuvimos oportunidad de aprec iar en 1989) a provocar a los carneros: "Todavía son borregos ... ". Nos hemos centrado en hacer e l estud io desc ri pti vo de l ritu al ele los carneros en la isla ele E l Hi e rro. Y pensamos que eso es convenie nte llevarl o a cabo con cada uno ele los aparrados de la cultura tradic ional canari a. Después es necesario buscar sus orígenes hi stóricos. E l ritu a l al que hemos hecho referencia, nos retrotrae a las lupe rcales o juegos lu percales de la Antigua Roma, el día 15 de febrero, e n honor del d ios Luperco, celebr..í.nclose en E l Palatin o, ante la cueva sagrada del dios. Se inmo laban corderos y pe rros y a continu ac ión los lupercos, ves tidos con las pieles ele los animales inmo lados, emprendían una carrera durante la cual go lpeaban a la multitud con correas de cuero, sobre tocio a las muje res para concede rles fecund idad . Lupe rco -el eje central ele la celebración- era considerado corno un dios matador de lobos. P rotegía a los rebaños y se le ide ntificaba con Pan, de idad pas toril griega 37 . El entierro de la sardina E l acto mús importante celebrado e l día s igu ie nte, o mi é rco les ele ceni za, lo representaba e l entierro de la sardin a, que en e l viej o carnaval tuvo unas conn otaciones muy peculi ares. Fue práctica común en la mayor parte ele los pueblos ele Canarias. La sardina -con forma humana- empezaba a confecc ionarse desde el atardecer del día ante ri or. Por tradic ión so lía hacerse en determin adas casas del pueblo. De e l lo se encargaba una o varias personas , frecuentemente muje res. Anti guamente se rel lenaba la sard in~ con basa o con colmo ele centeno ( "es como se debe hacer, como lo hacíaJL los viejos" 38 ) , efectu ándose en otras ocas iones con fajina ele mill o, ropas viejas, pape les .. . , es decir, cualquier mate ri al ligero y ele fác il combusti ón que s irviera para tal meneste r. Se forraba, según épocas y circun stancias, con costales, sacos o te las que preparaban, recortaban y cosían las mujeres . Con el fi n ele que ganara en vitalidad "algunos le ponían una cuerda y hacían coJL la cabeza así [ta movían]" 39 . 37 Datos obte nidos en la Nueva E nciclopedia Laroussc. Ed ito ria l P laneta. Barcelon a, 198 J. Tomo XII , p. 5970 y Tomo XV, p. 7435. ,H In fo rmación oral de D. Benito Padrón Gutiérrez, 7 1 afíos. La Cruz Alta , VI 11 - 1985. 39 In fo rmación oral ele D. Marce lo 13cnítez Quintero , 80 afíos. La Cruz Alta, Vlll - 1985. 377 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Al oscurecer -en medio de una animada y bulliciosa comitiva- se sacaba la sardina recorriendo todo el pueblo, dirigiéndose finalmente al lugar donde se le prendía fuego . A la sardina se la trasladaba de diferente manera: cargada sobre dos palos (sentadita), portándola entre dos hombres, montada sobre un macho cabrío, sobre un burro viejo, a la pela de alguno de los asistentes, o montada en una albarda con un palo por debajo de manera que la cargaran entre dos .... Detrás de ella, con lloriqueo, música alborotadora y cantigas, marchaba la comitiva tünebre: "al ir pallá, como si fuera una procesión". Junto a los que iban con su vestimenta habitual, marchaban algunas mujeres vestidas de negro, e incluso en el pueblo de El Pinar siempre había quien acostumbraba a vestirse de cura: "aquí se vestía Nastasio de cura todos los a,ios, en El Pinar sí" 40 . Entre los asistentes ( ''.jóvenes y viejos también") algunos iban provistos de azadas, "como queriendo enterrar a la sardina"; otros hacían sonar la música propia de la celebración, emitida por bocinas o bucios, sonar de las palmas de las manos, golpeando una piedra contra la azada, cacharros y hasta algún tambor. Se tocaba tanto a la ida como a la vuelta, era la bulla que acompasaba a la cancioncilla que, con I igeras variantes, hemos tenido oportunidad de escuchar en todos los pueblos de la isla y que entonaban los concurrentes al entierro de la sardina: "La sardina se murió, jo, jo, y la fueron a enterrar, jo, jo, veinticinco palanquines, jo, jo, un cura y un sacristán". "La sardina se murió, jo, jo, y la fueron a enterrar, jar, jar, veinticinco palanquines, jines, jines, un cura y un sacristán, jan, jan". La sardina la quemaban al entrar la noche, utilizando para ello "taíios vte1os, sarmientos ... ". Acostumbraba a hacerse en lugares instituidos por la tradición, aunque siempre, eso sí, en parajes ele fácil y amplia contemplación. A la de Merese (en el Valle ele El Golfo) se le prendía fuego en la misma raya de separación con la gente de La Plaza: unas veces encima del mismo burro, otras en el suelo, dándole fuego por la cabeza y cogiéndola de inmediato los 40 Información oral de D. Eloy Quintero Morales, 57 años. Taibique, Yll[-1985. 378 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 jóvenes por los pies, quienes la arrastraban en veloz carrera hasta la plaza de Tigaday; en su recorrido atropellaban a los que iban delante, muchos de los cuales se protegían lanzándose a las parras próximas del camino que por entonces eran de tierra: "La quemaban en Amador. Le dábamos ji.lego allá, agarrada por los pies y corriendo con ella po.rai pallá. Cuando le dan fuego, los que corren atan.te della son los chicos; si no, queman a uno. Algunos se caían, tirarse a las viíias, entonces no era sino un camino (. .. ). Le dábamos fuego por la cabeza y la agarrábamos· por los pies, a carrera abierta, hasta donde durara; los chicos corriendo alante y otros se tt.r a ba n pa l as vt·n-as "41 . Al preguntarle a una de nuestras informantes por la motivación de la quema de la sardina, respondió: "por divertirse, eso es una diversión (. .. ). Desde mis bisabuelos, mis tatarabuelos" 42 . Sin dejar de considerar ese razonamiento, último y difuminado con referencia a la casuística inicial, el entierro de la sardina indica algo más: supone la unidad de los vecinos en pro de erradicar el mal -que en ocasiones era concebido como algo abstracto y otras veces como un ser concreto, terrenal-, simbolizado en la sardina, a quien se da fuego con cosas inservibles (muebles viejos ... ) y a la que inclus ive llega a arrastrarse con e l fin de destrozarla y destruirla. En Valverde -capital de El Hierro- la sardina, el mal , llegó a identificarse con algún destacado personaje de la época, de apreciación negativa para gran parte de la colectividad: "Eso sí se celebró. Pero el entierro de la sardina antes no era un.a sardina, a pesar de que se decía: Jo, j o, la sardina se nutrió y la fueron a enterrar veinticinco palanquín.as, el cura y el sacristán. 41 In formaci ón oral de D. Benito Padrón Gutiérrez, 7 1 años. La Cruz Alta, VHl-1985. La raya de Amador está a med io camino entre La Plaza, topónimo referido al lugar donde se encuentra la plaza de la iglesia de El Golfo, y la plaza de la localidad de Tigaday, perteneciente también a la misma comarca. 42 Información oral de D" Pilar Rodríguez Morales, 67 años. Las Puntas, Vlll-1985 . 379 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Pero, ojo, la sardina era el político que querían quemar. Como en el aiio treinta y seis, te digo, que lo que pusieron fue un. cura (. .. ), pusieron al cura en un sillón, nada más y nada menos que el cura Flores, el padre Flores, eso tiene una resonancia de bienhechor y educador ele toda la vida. El padre Flores era mejicano y lo mandó aquí el obispo como coac(jutor de D. Francisco el cura, ¿no?, entonces este hombre venía con ideas renovadoras (. .. ) un lanzado demasiado, ¿tedas cuenta?, y entonces los que eran de izquierdas, todavía existía la República, por supuesto, cogieron una vez y hicieron un machanga haciendo ver que era el cura Flores (. .. ). El político que no querían (. .. ) ése lo imitaban (. .. ). No era una sardina, le cantaban la sardina, pero no era la sardina, era siempre a lo mejor el recaudador de contribución que no era del gusto del pueblo, lo quemaban, lo imitaban, lo hacían un machanga, eso sí, lleno de paja, a lo mejor lo montaban en un burro, lo ataban en un burro (. .. ) y los chicos jo, jo, la sardina se nutrió... y después lo quemaban, allá siete leguas, la verdad es que en el pueblo nunca lo quemaban, a veces se iban por la Hoya Ajare, otra allá en Asábanos, siempre en un pico que se viera (. .. )" 43_ Todo el carnaval puede llegar a convertirse en un mordaz medio de crítica (social, contra el poder. .. ) en el que el entierro de la sardina es su más preclara punta de lanza y hasta de burla, enfilada en múltiples ocasiones contra los devaneos de la religión oficial. El gobierno que nació de la Guerra y se instauró en el Estado Español tras el "Glorioso Movimiento" no fue capaz de tolerarlo; lo suprimió y persiguió en todos los rincones del Archipiélago Canario: "¡cuando el Movimiento, qué va, tú estás loco, te trancan los curas ... !". Hace algunos años -mediados de la década de los ochenta 44 - en varios pueblos de la isla de El Hierro ha vuelto a celebrarse la sardina, aunque de forma muy distinta y copiando el modelo y hasta la forma pisc iforme que se exhibe, desde hace años, en los carnavales de Santa Cruz de Tenerife: "ahora la están haciendo distinta a nosotros; ahora es una sardina, anres era wz machanga" 45 . Pensamos que el modelo de la antigua y mac hanguesca sardina 43 lnformación oral de Dª Al vara Padrón. Val verde, Il-1 987. 44 En 1961 los carnavales fueron oficializados / tolerados mediante la denominación ele Fiestas ele Jnvierno. En 1977 volvieron a recobrar su nombre tradicional: Fiestas ele Carnaval. 45 Información oral de D. Benito Padrón Gutiérrez, 71 años. La Cruz Alta, Vlfl-1985. 380 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 se quedó anclado en la memoria histórica de los viejos de hoy, los mismos que, otrora, enterraron a sus añoradas y artesanales sardinas: "Hace aíios [que no se celebra] porque ya el humor se ha ido" 46 . "Se ha terminado como se ha terminado todo en la vida, tú sabes que tocio se ha ido perdiendo. Pero este aíio la gente joven se animó y la hicieron otra vez. Ahora , tú sabes que no hay ocurrencias como antes" 47 . BIBLIOGRAFÍA ALZO LA, José Miguel ( 1970): "El manuscrito de Fray Juan de Medini lla (1755-1759)". Homenaje a Elías Serra Ráfols. Tomo I. Secretariado de Publicaciones de la Universidad de La Laguna, pp. 150-166. BETHENCOURT ALFONSO, Juan ( 1985): Costumbres populares canarias ele nacimiento, matrimonio y muerte ( 1901-1902). Introducción, notas e ilustraciones de Manuel Fariña González. Museo Etnográfico. Aula de Cu ltura de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife. GARCÍA ORTEGA, José ( 193 L): Por la tierra de Armiche (Impresiones de mi viaje al Hierro). Librería y Tipografía Católica. Santa Cruz de Tenerife. PADRÓN MACHÍN, José ( 1989): El Hierro (Séptima Isla ). Excmo. Cabildo Insular de El Hierro - Centro de la Cultura Popular Canaria. Santa Cruz de Tenerife. URTUSÁUSTEGUI, Juan Antonio de (1983): Diario de viaje a la isla de El Hierro en 1779. Edición de Manuel J. Lorenzo Perera. Centro de Estudios Africanos - Colectivo Cultural "Valle de Taoro". La Laguna. · VERNEAU, René (1981): Cinco aíios de estancia en las Islas Canarias. 1891. Traducción de José A. Delgado Luis. Notas y mapas de Manuel J . Lorenzo Perera. Ediciones J. A. D. L. . Madrid. 46 Información oral de D" Pilar Rodríguez Morales, 67 años. Las Puntas, VIII - 1985. 47 Información oral de D. Eloy Quintero Morales, 57 años. Taibiquc, Vllf-1985. 38 1 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 TENIQUE, REVISTA DE CULTURA POPULAR CANARIA Nº 4 - 1998 FE DE ERRA TAS "La décima en la emigración clandestina de la isla de El Hierro" Pág. 2, primer párrafo, primera lín ea: Donde dice: "aquéllos (dedicatoria)", debe decir: "aquellos". Pág. 3, tercer párrafo, quinta línea: Donde dice: "rumbo ::i l::i cercana costa africana, b::iju dominio colonial francés, como modo; debe suprimirse (puesto que está repetido en la página anterior}. Pág. 6: Al inicio de la pagina falta el siguiente texto: El primero de ellos fue el Saturnino que partió de la bahía conocida como Las Playas (costa de Jsora) el 12 de octubre de 1949, con 99 personas a bordo. Tardó 86 días en llegar a Venezuela, siendo probablemente la travesía Pág. 7: Las cuatro primeras líneas están repetidas: "en los momentos ........ . ................ ... , con l 17 pasajeros a". Pág. 8, segundo párrafo, primera línea: F::ilta nota pie de página "nº 14", cionde debe decir: 14 Rodríguez Martín, Néstor (1988): Ibídem Páginas 282-283. Pág. 9, primer párrafo>primera línea: Al principio de la pagina falta el siguiente texto: En el año 1940 la población de hecho en la isla de El Hierro era de 8.849 habitantes, diez años después (1950) era de tan sólo 8.182 habitantes. La población había Jisminuido un 7,53% en esa década, debido principalmente a la fuerte emigración. S.i tenemos en cuenta que, según Rodríguez Martín 14, el total de emigrantes ilegales de la isla de El Hierro fue de. Pág. 13, cuarto párrafo, primera línea: La numeración de la décima "8ª" va en la página siguiente. Pág. 25, cuarto párrafo, primera línea: · La numeración de la décima "43ª" va en la página siguiente. Pág. 27, cuarto párrafo primera línea: La numeración de la décima "49ª" va en la página siguiente. Pág. 32: Falta foto de Juan Reboso Mac hín. Pág. 33: Sobra foto de Juan Reboso Machín. Pág. 33 : Se repite pie de foto de la pági na anterior. Pág. 34. primer párrafo , primera línea: Falta al inicio de página el siguiente texto: [ ... ] © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Día 24 de Junio, por ser día de San Juan yo preparo mis matules y me marcho al Berodal. [ ... ] El barco que allí estaba, sin suministro ninguno, pero el pueblo de Sabinosa movilizado se hallaba y suministros acarreaba para el punto de destino. [ ... ] En el momento que escribo estas líneas mal trazadas es el día de San Pedro que por cierto recordaba. [ ... ] Momentos de peligro y desesperación día 20 de junio de 1950 Pág. 38, primer párrafo primera línea: Sobra la página por estar repetidos los agradecimientos en la página anterior. "La elaboración tradicional de tejas y ladrillos en la comarca norte de Gran Canaria: Un estudio etnohistóríco" Pág. 149, cuarto párrafo, primera línea: Donde dice: "agrademos", debe decir "agradecemos". Pág. 149-205 : Donde dice: "D. Antonio Castell ano Díaz", debe decir "D. José Castellano Díaz". Pág. 149, octavo párrafo, segunda línea: Donde dice: "Oficina de Patrimonio Histórico", debe decir ''Servicio de Medio Ambiente y Patrimonio Histó rico". Pág. 149, octavo párrafo, cuarta línea: Donde dice: "miembro coordinador", debe decir "miembro del Servicio de Medio Ambiente y Pat1imonio Histórico .. . " . Pág. 150, cuarto párra fo , primera línea: Donde dic e: "denomi-nado", debe decir "denominado". Pág. 150, quinto párrafo , novena línea: Donde dice: ·'aun-que", debe decir "aunque". Pág. 166, tercer párrafo, tercera lí nea: Donde dice: "Deta- llado", debe decir "Detall ado". © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Pág. 167, cuarto párrafo, primera linea: Donde di ce: "Oficina de Patrimonio Hi stóri co". debe dec ir "Servicio ele Medi o Ambiente y Patrimonio Histórico". Pág. 173, foto nº 7: El sentido de la fotografía debería ser en ver1ical no en hori zontal, tal y como se reproduce. Pág. 206-207: En ambas páginas se cortan varios párrafos; el texto completo debería decir: " El ladrillo se vendía, por lo menos hasta principios de este siglo, por millares. En 1707 una partida de ladrillos (se desconoce la cantidad exacta) va lía [a pa11ir de aquí debería añadirse:] 93 maravedíes, según consta en el Archivo Parroqui al de Arncas ([ibro Segundo de Fábrica, folio 65 rº). Siglos después, en 1920, según la información oral, una docena de ladrillos valía unos quince céntimos, casi un céntimo por ladrillo. El proceso de fa bricación de las tej as y ladrillos, según los entrevistados, era el siguiente: Gonzalo Pérez Falcón (citado anterionnente) nos comentaba: "Después de traer la tierra, la cernían aquí, en üna especie de cedazo, me ... " [y continúa tal y como sigue en el texto de la página 207]. Pág. 207, segundo párrafo, primera línea: Donde dice: "Eriberto Melián Díaz", debe decir "Eribe110 Melián Marrero" . Pág. 219, primer pá1nfo, primera línea: Donde dice: "ú", debe decir "u". Pág. 222, segundo párrafo, cuarta línea : Donde dice: "manufactu-rero", debe decir "manufacturero". Pág. 227, Donde dice: LEY DE PATRfMONIO .. . Debe obviarse las comillas (pues es el título de la publicación, no de un artículo), que comienzan en "Ley ... y terminan en Histórico"; asimismo debe ir en cursiva todo el título: Ley 16/85 de 25 de junio de 1985, del Patrimonio Histórico &pañol y Real Decreto Nº 111 / 198. de 1 O de enero de 1986, de desarrollo parcial de la Ley de Patrimonio Histórico". Además, donde dice Boletín Oficial del Estado: 1 O de enero de 1986, pp.: 5-30, debería decir: Ed. Ministerio de Cultura. Madrid. Pág. 227, entre QUEROL y RIVERO SUÁREZ: Debe añadirse: MIRANDA, Pedro Marcelino ( 1979) (ed . original 1940): Historia de A rucas. Ed. Ayuntamiento de Arncas. Las Palmas de Gran Canaria. Pág. 228: Donde dice "VERNEAU, Rene ( 1992)", debería decir " 198 1 " . Pág. 255, Donde dice: "Aloe saponaria p e1fo /iata" debe decir "Agave americana". "Evolución histórica de la lucha canaria" Pág. 23 7, quinto párrafo , tercera línea: Donde dice: "temí lo", debe dec ir " temí". Pág. 240, tercer párrafo . primera lí nea: Donde di ce: "Cataya", debe decir "Cartaya ". © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 "Los lagares tallados en tosca ele Ta gana na (Santa Cruz de Tenerife)" Pág. 255 , tercer párrafo, tercera linea: Donde dice: ''don Eulogio Ri vera Cabrera", debe decir: "don Eulogio Rivero Cabrera" . Pág.255 , tercer párrafo, quinta linea: Donde dice: "don Conrado González", debe decir "don Conrado Marrero". Pág.255, tercer párrafo, octava línea: Donde dice: "don Antonio Alfonso Manrique", debe decir "don Antonio Afonso Manrique". "Una peregrinación sacro-profana al Norte de La Palma. San Amaro v Candelaria" Pág. 302, al comienzo de la página: Añadir "CHA ATANASIA: Mira como tienen las rudillas toas matás ... FILIPITO: Sí, cuitaítus. Ya vos dije que San Mauro, nuestro patrón, es ... ". · • Pág. 304, al comienzo de la página: Añadir: CUARTO. Pág. 31 O, al comienzo de la página: Añadir"MARIY A: No seas alcagüeta mamá, que van a crer que venimos aquí más na que a pescudar (a pescusar, como aquí acá dicen). Tú sabes que en las fiestas". Pág. 319, al comienzo de la página: Añadir" ... movimiento, desaparecen las mozas del lado de sus madres y éstas como buenas ". Pág. 324, al comienzo de la página: Añadir: "CANDELARIA". "Personajes y rituales del bien v del mal en las comunidades tradicionales de la isla de El Hierro" Pág. 359, primer párrafo, primera línea: Debe obviarse "dio", porque está repetido en la página anterior. • Nota de interés: El comité de redacción de la Revista Tenique pide disculpas por los errores cometidos, debidos - única y exclusivamente- a razones de impresión. Por ello nos hemos visto en la necesidad de incluir esta fe de erratas. - Se ha obviado el ISSN: 1139-2053. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
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Título y subtítulo | Personajes y rituales del bien y del mal en las comunidades tradicionales de la isla de El Hierro |
Autoría principal | Lorenzo Perera, Manuel J. |
Entidad | Vicerrectorado de alumnado de la Universidad de La Laguna |
Publicación fuente | Tenique: revista de cultura popular canaria |
Numeración | Número 04 |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | San Cristóbal de La Laguna |
Editorial | Grupo folklórico de la Escuela de Magisterio de La Laguna |
Fecha | 1996 |
Páginas | pp. 347-381 |
Materias | Cultura popular ; Folklore ; Canarias ; Curadores ; Folklore |
Notas | Número patrocinado por el Cabildo Insular de El Hierro |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 11932689 Bytes |
Texto | PERSONAJES Y RITUALES DEL BIEN Y _l?EL MAL EN LAS COMUNIDADES TRADICIONALES DE LA ISLA DE EL HIERRO Manuel J. Lorenzo Perera © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 INTRODUCCIÓN 1 El Hierro ha sido la isla más pequeña (278 kil ómetros cuadrados), occidental y abandonada del Archipiélago Canari o. Sirvan como ej emplos, de lo últimamente dicho, los sigui entes: - El Puerto de La Estaca, de algo más de cien metros de longitud , prometido por el rey Alfo nso XIII en 1906, tardó cincuenta y cuatro años en ser inaugu rado. - La carretera de tierra que desde el Puerto de La Estaca conduce hasta el centro del Valle de El Golfo -de unos cuarent a y tres kil ómetros ele extensión- se inició en 19 13 y concluyó en 1966, año éste último en que empezó a ser asfaltada. Todas las anti guas pobl ac iones de E l Hierro -incluida su capital , Valvercle- fu eron construidas en las inmedi aciones de la zona alta de la Isl a. Sus razones -según hemos podido constatar a través de la tradi ción oral- son vari as: la proximidad a las zonas de pas tos y a los acc identes productores de agua, as í como e l temor a los ataques pirát icos (berberi scos y de otra índole) pro longados has ta los inicios de l pasado siglo. El Hierro es la única isla occidental del Archipiélago Canario que no cuenta con fo rtalezas de tipo defensivo, lo que obligó a sus habitantes a practicar as idu amente el servicio ele vela o vigilancia en determinadas montañas, así corno a amarra rl e el pico a los gallos con el fin de que no delataran el lugar donde se ubicaban los lugares de población, levantados muchas veces en hoyas o en vaguadas para conseguir una mej or protección. Los herreños di fe rencian entre la Vill a y el Campo. Han sido dos mundos diferentes, contrapuestos. En la Villa Capital o Valverde han res idido, secul armente, los terrateni entes y los grandes comerciantes, grupo di stinguido económica y socialmente al que se ha dife renciado con el ape lativo de los Rabos Blancos. Los hab itantes de los pue blos del Campo, tradicionalmente agricultores y pas tores, son los Rabos Negros. 1 E l conten ido de este artículo ha siclo extraído de nuestra Tes is Doctoral: Estudio etn o-histórico del pastoreo de fa isla de El Hierro, basada e n la ~xa lidacl cul tura l; ini ciada en l 975 fue presentada en la Univers idad de La Lagu na el d ía 30 ele j unio ele l 992; muy pro nto será publicada, gracias a la ini ciati va de l Cabildo Insular ele E l Hi erro y del Centro ele la Cultu ra Popular Canaria. 348 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 "Así vivíamos, entre la esperanza y la desesperanza". Dª Eladia Padrón Amaro. Los Llanillos (El Golfo), 1983 Todas las antiguas poblaciones herreñas tenían configuración pastoril, rodeadas por una pared de piedra seca. En determinados tramos de la misma aparecen cancelas que permitían el acceso a los terrenos circundantes, en muchas ocasiones tierras comunales de suelta dedicadas a la práctica pastoril. Fuerteventura y El Hierro son las islas del Archipiélago Canario que cuentan con una herencia pastoril más acentuada. En el mundo del pastor -la mentalidad pastoril- todo fluctúa entre lo bueno y lo malo. Hay años buenos y años malos en lluvias. Las plantas malas son las que hacen daño al ganado y las buenas son aquéllas que el ganado aprovecha, distinguiendo, en función a su productividad en leche, entre plantas lecheras y muy lecheras. Desde el punto de vista medicinal hay plantas que tienen virtud para curar y otras que carecen de ella. 349 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Durante siglos -dato que se refleja en los libros de via_1e que conocernos, correspondientes a diferentes épocas: Urtusáustegui (1779), Verneau (1891 ) ... - las viejas poblaciones herreñas se mantuvieron inermes o casi inermes. Los logros conseguidos en otros lugares desde hacía muchos años, tardaron un tiempo inmenso en recalar en los pueblitos herreños, todo lo cual también contribuyó a impulsar la emigración, una de las constantes históricas insulares. Sobre ello es bastante explícito el texto de José García Ortega, publicado el año 1931: "Pobreza, olvido, abandono, caseríos dispersos sin comunicación de ningún género; nueve kilómetros de carretera terminada, un médico para toda la isla, unos charcos inmundos para apagar la sed si vienen los aiios malos, una plaga de langosta que jamás se extingue(. .. ), una política menuda y personalista que dispersa las energías y esteriliza los e!;jiterzos; una espera de siglos en el rabioso tormento del infortunado Tántalo (. .. )" 2 • La secuela originada por las deficiencias médicas, veterinarias, farmacéuticas, domésticas y educativas se han dejado sentir hasta nuestros días. También en el apartado educativo-cultural el contraste Villa-Campo y hombremujer han sido otras realidades deficitarias y siempre presentes. A lo últimamente señalado se refiere este texto: "Mis padres fueron medianeros de D. Luis Cano, que era de Valverde, de D. Tomás Padrón ... Que era la ,naestra que había, D" Fernanda Cano (. .. ). Y eran tanto lo que se Llevaban que los hijos fueron mis padrinos, ellos me bautizaron(. .. ). Y a mi herrnano, a él sí le pagaban el colegio, porque a las mujeres no les hacía falta estudios, hoy todo el mundo estudia, pero entonces no (. .. ). Y o estuve diendo a La escuela no sé si fueron ocho aFios, empecé de seis, pero después me quitaron porque en realidad no hacía falta pa estar aquí en casa(. .. ). A ,nipa lo que me querían era pa trabajar(. .. ). Ya ve, mi hermano escribía muy bien, y yo leía mejor que él(. .. ). Leer sf me gustaba(. .. ), pero escribir no; sí dicto una carta bien; pero yo no tengo ortografía ni buena letra"'. 2 GARCÍA ORTEGA, José: 193 1, p. 43. 3 Información oral de Dª Francisca Morales (Pancha Pájara). Taibiquc, V-1982. 350 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 En unas poblaciones tan estáticas -apegadas a sus circunstancias histórico culturales- han surgido una serie de personajes encargados de hacer el bien o el mal a personas, animales o plantas. Estuvieron plenamente contextuados hasta mediados del siglo actual, tiempo en el que la mujer, en el hogar, se encargaba de administrar el uso de plantas y remedios curativos, temas de espléndido desarrollo sobre el que no podemos detenemos en esta ocasión. Dª Francisca Morales (Pancha Pájara), recordada poetisa popular y bendicera. Fiesta de Los Pastores (La Dehesa), IV-1980. 351 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 BRUJAS Y BENDICEROS "La bnijería existe, existe Dios y existe el Diablo . Unos nacemos ele Dios y otros del Diablo. Un.o se engendra de Dios y otro se engendro del Diablo. El que es del Diablo puede hacer bn!jerfa. El espíritu de la 1ni1;jer, más del noventa por ciento, es del Diablo" 4 . Junto a las brujas hacedoras del mal, encontramos en las poblaciones herreñas a los bendiceros-as: hacedores del bien. Aún hoy, aunque menos, se recurre a estos últimos al objeto de curar males o enfermedades a personas y animales, caso por ejemplo del mal de ojo. Las brujas En la isla de El Hierro el tema de la brujería pertenece ya al pasado histórico. Las personas con las que mantuvimos conversaciones acerca ele la brujería, casi todas mayores de cincuenta años de edad, se manifestaron hablándonos de las brujas como seres malignos a los que se tenía gran respeto y temor. Nos hemos encontrado con tres posiciones manifiestas: los que creen (o creían) que son la mayoría; los que no, muy pocos; y los que no creen ni dejan de creer, casi siempre por no haberlas visto, que son unos cuantos más que los segundos. Se nos ha contado que "antes habían 111.uchas bn1;jas" y que el tema formó parte de la vida cotidiana: " antes sí creían en las brujas; cuando yo era chico no salía de noche por el miedo a las hn1;jas". El oficio de bruja se ha heredado por línea matrilineal : "Las hnijas tenían un mw1eco y decían que un.a señora había heredado el muíieco de la abuela convirtiéndose en bruja" 5 . Se les llegó a identificar: 4 lnformación oral de D. Ju an Morales Armas, 80 años. San Andrés, Vlfl- 1976. 5 Información oral de Oª Guadalupe Herrníndez. La Dehesa, Ylll-1975. 352 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 "Nosotros [familia de pastores] nos criamos en La Dehesa, vivwmos todo el ario arriba. Mi abuelo Aquefino, que nunca decía mentiras, acostumbraba a llevar parriba dos cestas de brevas en una burra. Salía de madrugada del pueblo [El Pinar] y una noche oyó' como el lloriqueo de un niiio recién nacido. Se acercó a ver lo que era y halló un revuelo. Acostumbraba a llevar cuchillo, lo clavó en el suelo y aquello se convirtió en una bruja. Era la tíll de Miguel. Dijo: ¡desclava el cuchillo, desclcívalo!.Lo desclavó. Le dijo: pero no vuelvas a hacerme eso" 6 • Otro de los asombros que producía el mundo de las brujas es el relacionado con los viajes que hacían, coincidentes, en ocasiones, con los que emprendían los emigrantes. Viajaban hasta la isla de Cuba o a las islas mayores del Archipiélago, tal como se recoge en el siguiente relato: "El abuelo de Longúws [profesor natural de Sabinosa] discute y asegura que por la madrugada fue a albardar La mula y se encontró una señora desnuda en la corredera de la mula. La recogió, la entró a la casa y le dio un traje a la miijer. Y parece que le dio una cama donde se quedara aquella noche. Por la maiiana, cuando se levantó, no estaba. Y después, al cabo de un año o cosa así, se.fue a Tener~fe y subiendo por la calle del Castillo, Le dice una se11ora: oiga, caballero, ¿ no me conoce?. No, no la conozco. Pues suba para arriba. Entró a la habitación. ¿ Entonces no me conoce?. Dijo: No. ¿ Usted no se acuerda ... ? sí, pues ésa soy yo. Que resulta que era una bn~ja que vino de Tenerife al Hierro y por la noche se.fue otra vez a Tenerife" 7 . Las brujas, en la creencia popular, tenían la facultad de transformarse en objetos tales como ollas, lebrillos o en orzas; en mujeres con apariencia especial o desnudas; o en animales (ovejas, burras, pulgas . .. ). 6 Información oral de D. Joaquín González Machín, 42 años. San Andrés, Ylll-1976. 7 Información oral de D. Matías Machín Casañas, 59 afios. La Dehesa, VJ!l-1975. 353 1 _.J © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 N t E L OEHESA S Km H I E R R O Mocanell GOLFO • Ti.gaday 354 / . - San A.nd1¡_ell • La fil.taca © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 El bailadero brujeril de La Hoya de Fileba, X.1994. Se conocían una serie de artilugios para desencantarlas. Cuando se convertían en ollas, consistía en arrancarle una de las asas. Otro estribaba en virar la pretina de los pantalones o en clavar la punta del asta o un cuchillo en el suelo. Solían verlas o sentirlas en la cumbre de la isla, zona brisenta y de densa neblina. Allí, en la Hoya de Fileba, se encuentra el Bailadero de las Brujas, famoso por los aquelarres celebrados en otros tiempos 8 : " ... Sí habían brujas (. . .). Bailar y cantar en Fileba y subirse encima de los árboles y después se tiraban como cuervos y como pájaros y hacían miles peripecias, y cuando eran las doce de la noche, antes de la noche venían pa casa (. . .). Yo deso (cantares) no me acuerdo, porque yo entonces ni había nacido (. . .)" 9 • 8 Sobre ello hay información en las siguientes obras: URTUSÁUSTEGUI, Juan Antonio de: 1983, pp. 48 y 130. BETHENCOURT ALFONSO, Juan: 1985, p. 99. 9 Información oral de Dª Ana Hemández Montero, 74 años. Valverde, V-1982. 355 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Los restantes días las brujas eran especialmente dadas a ir al encuentro de aquellos hombres que mostraban un estado anímico dominado por el miedo; o a los que estaban embriagados, a quienes zarandeaban tirándolos de un sitio a otro e incluso llegaban a desnudar. A otros los despistaban, llevándolos más allá de sus domicilios, o haciéndoles en ocasiones recorrer largas distancias, imitando el llanto de un niño, encendiendo luces o emulando ladridos de perros. Con parte de lo dicho se corresponde la siguiente poesía, seguida de una interesante reflexión por parte del informador: "Baldomera y María Fonta, mujeres de poco escucho, que esnudaron a Mateo en el Roque del Garucho. Y aunque el sacristán se muera por ellas no tengan pena, en el Roque del Garucho esnudaron al hijo de Rafaela. Y todo era así, y ésa era la vida, ése era el medio, ése era el medio picaresco. De eso no hay nada escrito, mi hijo. Y es una pena que se pt.e rd a, porque e/s os son tesoros y eso es cu l tura "10 . Aparte de su actuación en la cumbre, las brujas también se introducían en las casas convirtiéndose en ollas. Se llevaban a los individuos, dejándolos en otro lugar. Tiraban las mantas al suelo y metían a los niños chicos debajo de la cama. No vamos a hacer aquí, ni lo pretendemos, un juicio de valor sobre las brujas herreñas. Sí es verdad que los cuentos de brujas, numerosísimos, dignos de una detenida compilación, constituyen un mundo repleto de realidades, de ingenio, imaginación y fantasía, que se entremezclan con increíbles y sabrosas posibilidades dramáticas. 111 Información oral recogida en Los Mocanes, IX-1990. 356 I © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 • - ~ "Daba miedo" pasar de noche por la casita donde se guardaba el ataúd comunal. "Casa TaúI'' de Artero (El Golfo), 1997. Acerca de los vínculos y relaciones del Diablo con las brujas, también patentes en otros lugares del Archipiélago, no hemos recogido ningún tipo de información en El Hierro. Bethencourt Alfonso (1847-1913) en una de sus obras manifiesta, según opiniones recogidas por sus colaboradores, que el Diablo se aparecía en figura de macho cabrío, de perro negro o como hombre vestido con casaca blanca y pantalón negro o al revés. Podía ahuyentársele haciendo una cruz con los dedos o ante la presencia de una cruz o medalla colgada al cuello 11 • Aparte de las brujas y el Diablo, otros miedos tenían atemorizados, en aquellos tiempos de infortunios y abandonos, a los habitantes de la isla: "En la cueva de Solimán, hay miedos (han visto una mujer tejiendo); en los valles de Artero, en el Golfo (oyen tropeles de noche y no ven a nadie); en la Cruz de Clara, en Asofa (aquí oyen una voz, como quejidos que suben y bajan de tono con cierta armonía)" 12 • 11 BETHENCOURT ALFONSO, Juan: 1985, p.279. 12 BETHENCOURT ALFONSO, Juan: 1985, p.298. 357 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 La noc10n de maloficio que tradicionalmente se ha asociado con determinadas mujeres a quienes en ocasiones se les ha dado el apelativo de brujas, ha estado vigente hasta nuestros días. "A la casa de Lázaro Corujo iban a ver el miedo". Las Toscas (El Golfo), IV-1995. No falta quienes desligan el maloficio de la brujería, apartado éste último considerado (por personas septuagenarias) como anterior a su tiempo. Según esa misma opinión, la pervivencia del maloficio, en manos de mujeres que se dedicaban a ello, ha tenido una perdurabilidad mayor. Por su interés, y por su relación con lo que estamos contando, ofrecemos el texto siguiente: "Eso es más viejo, ¿no?, eso es ya más viejo, la gente vieja sí creía en eso (. . .). Yo creo que brujas no han existido nunca, yo no sé, maloficio sí creo yo que existe (. . .) las brujas es una cosa y el mal oficio otra, el maloficio es que ponen cosas, ¿no?, y las brujas es pa reírse o yo que sé pa qué opa hacer miedo, yo no sé pa qué era eso (. . .). Las brujas no hacían el maloficio, el maloficio lo hacen unas mujeres que se dedican a hacer porquerías con yerbas y no sé qué cosas pa que tu hermana se case con el mío o pa que no se case.... Muchas se conocen, muchas se dice: aquélla le hizo maloficio a fulana, la otra le dio 358 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 dio porque ya después se sabía, ¿no? (. .. ). A mi madre le pasó una vez una cosa: mi hermano hablaba con una chica; mi madre no la quería (. .. ) y una vez llegó mi hermano con dos duraznos désos grandes, morenos, oscuros (. .. ) y se los dio a mi madre y mi madre Le dijo: ¡ay, qué hermosos duraznos!, ¿quién te los dio ?. Y él le dijo: La Negrita. La Negrita, que la Negrita era ésa. Era novia de mi hermano (. .. ). Los duraznos estaban verdosos y mi madre cogió Los·duraznos y Los puso en un baúl porque esos duraznos dan mucho olor y mi madre los puso en un baúl pa que la ropa le cogiera olor, pero mi madre se olvidó que tenía allí los duraznos y un día no sé cómo que.fue y vio los duramos y dice: ¡ay, esta condenada!, y Los duraznos ya estaban podridos, pero los duraznos antes no tenían bichos, ahora s{, pero antes no criaban bichos, y los duraznos dice que tenían unos bichos tan grandes y le dijo a mi hermano, dice: ¡ay, mi hijo del alma, si te llegas a comer esos duraznos cómo te desgracias!, ¿no? (. .. ), que estaban maleficiados, que tenían maloftcios; ahora, no sé (. .. ). Ella se los dio a mi hermano pa que se Los comiera y atraerlo y no lo pudo atraer, porque mi hermano no se los comió y después mi madre ya le cliio eso y entonces mi hermano la cogió respeto y no la buscó más; después ella buscó por su lado y mi hermano por el otro" 13 . Los bendiceros El primer médico que ejerció en El Hierro fue D. Leandro Pérez, quien llegó en condición de desterrado el año 1823. Ello -aunado a las graves deficiencias sanitarias que siempre ha tenido la isla- obligaba a sus habitantes a buscar el apoyo de los Santos Patronos y de los médicos yerberas o bendiceros. En cada comunidad había uno o mús bendiceros. E l término designa a una persona con supuestos dotes para curar. Curan medi ante rezados una o más enfermedades y conocen, recomend ándolos frecuentemente, e l uso de remedios y plantas medic inales. 13 Información oral recogida en Santa Cruz ele Tenerife el mes de noviembre ele 1990. 359 • © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 D. Gregorio Padrón Padrón, afamado folklorista y curador de esconches. Fiesta de Los Pastores (La Dehesa), IV-1980. En El Hierro, la voz curandero se utiliza, con más propiedad, para denominar a las personas que se dedican a tratar esconches y torceduras de miembros. El cometido ejercido por los bendiceros y curanderos fue marcadamente específico y diferenciador. Otros apartados de la salud humana estuvieron en manos de determinadas figuras de los pueblos. Entre ellos podemos citar a los herreros, personajes que contribuían arrancando muelas o, por ejemplo, elaborando sobre el yunque aceite de trigo para sanar los empeines. En nuestros pagos, hasta no hace muchos años, ha pervivido la figura de la nana, comadre o partera, persona sumamente trascendente e importante: la comadrona atiende a la parturienta, corta el cordón umbilical y recomienda lo que considera necesario para lograr un rápido restablecimiento. 360 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Los herreros sacaban las muelas y elaboraban aceite de trigo para sanar los empeines. En la herrería de D. Eloy Quintero Morales. Taibique (El Pinar), XII-1994. Existen varias maneras de transmisión, según opinión de los propios bendiceros: - Una primera, de padres a hijos, que suele ser la más generalizada. - La segunda forma de transmisión es la que se efectúa con algún parti-cular. - En cuanto a la tercera modalidad, se trata de algo innato que se recibe por revelación, sueños, presentimientos e inquietudes en muchas ocasiones inexplicables. Suelen decir los bendiceros que tanto para curar como para sanar, hay que tener una gran fe y mucha devoción (cuadros, imágenes, crucifijos ... en el lugar de curación). El oficio de bendicero no tiene sexo, es decir, se dedican a ello tanto hombres como mujeres pero observando una ligera tendencia que se inclina más hacia las mujeres. 361 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 La bendicera de origen cubano, María Cristina Valdés y Rodríguez, fallecida el 22 de abril de 1957, a los setenta y seis años de edad. Los bendiceros no reclamaban remunerac10n de ningún tipo, gratificándose la dedicación con algún presente (gallina, queso, papas ... ), siempre en forma de agradecimiento y no como pago. El bendicero suele ser un individuo apreciado por las gentes que le rodean, ya que puede beneficiar, en determinados momentos, a las personas y animales que necesiten de su saber y de sus prácticas. Podemos englobar el saber del bendicero en un conjunto de remedios, plantas y rezados que conoce y emplea. Los rezados son éstos: - Para el quebranto o mal de ojo (diversas variantes). - Mal de sol. - Para golpes o desprendimientos. - Erisipela. - Empacho. - Culebrilla. - Rezado para curar las coveras. 362 I © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Hay quienes afirman que tienen unos determinados días buenos para curar e incluso momentos propicios (mareas ... ), mientras que otros bendiceros lo hacen cualquier día. El radio de acción del bendicero puede variar (ámbito familiar, local, insular, a distancia). D. Eloy Quintero Morales y D. Ramón Morales Padrón, bendicero de Taibique (El Pinar). OTRAS PRÁCTICAS CURATIVAS Y CREENCIAS POPULARES El título hace referencia a un conjunto de soluciones y personajes relacionados con las cosas de la mente, que contribuyeron en alguna medida, y durante largo tiempo, a lograr la tranquilidad psíquica o a que, mediante sus recursos, los habitantes de los pueblos herreños auguraran determinadas informaciones con cuyo conocimiento, en muchos casos, llegó a ampliarse el marco de tranquilidad vital. Se trata de la pesadilla, las mujeres que hablaban con las ánimas y las jugadoras de baraja. 363 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 La pesadilla Contra la pesadilla se empleaba un rezado, aprendido de forma tradi c ional en el seno familiar, al que sobre todo los niños y j óvenes recurrían en aque llos momentos de máximo s igilo y oscuridad ( "cuando iba a acostarme lo rezaba "). Dice así: "San Silvestre M ontemayor, guarda mi casa y mi alrededor de brujas, hechiceras, del hombre malhechor, de la m.ala pesada, la mano jorobada, al que juzga la ceniza contra la Luna y el Sol" 14 Las mujeres que hablaban con las ánimas A e llas se refiere Fray Juan de Medinil la (i nqui sidor que estuvo en El Hierro entre 1755 y 1759 15 ) y e l doctor Juan Bethencourt Alfonso (1847- 1913)1 6. Un pastor del pueblo de Sabinosa -D. Matías Machín Casañas, qui en contaba con c incuenta y nueve años de edad en agosto de 1975- nos relató sobre las animeras lo sigui ente: "Venían de noche, cualldo estábamos con el gcznado, y nos decían: tu padre ,ne dijo que estés un mes de romería. Lo cumplíamos y luego le regalábamos un queso, papas o cualquier cosa ". Las animeras eran muj eres de c ierta edad, muchas casadas y con hij os, que, en ocasiones, según se nos ha re latado, llegaron a poseer pode res so brenaturales. Tal es el caso de la conoc ida por la Correpcíjaros (El Pinar) , qui en soñaba cosas y vivía de pedir limos nas, tras ladándose con frecu encia hasta los 14 Información oral de Dª. Luc ía Acosta Quinrero , 51 años. San Andrés, Vlll - 1977. 15 ALZOLA, José Miguel: l 970, pp. 165 - 166. 16 BETHENCOURT ALFONSO, Juan : 1985 , pp. 287-2 88. 364 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 pueblos de l Norte de la isla (El Mocanal. . . ), donde conseguía, a cambio ele sus servicios, un notab le acopio de productos de l campo: ". .. que ,w se snbe có1110 diablos subía el camino, que esa rnujer volaba, que volaba como Los pájaros, que hablaba con las aLnws, que era espiritista, que le decía a la gente cuándo tenía que pagar promesas" 17 Jugadoras de baraja Fue en la emigrac ión donde al_s.,.unos herreños entraron en contacto con las jugadoras ele baraja. En 1980 las técnicas ele adivinación. por medio de las cartas, tan só lo las practicaban dos muje res e n los puebl os del Norte de la isl a. En su sa lidas fuera de El Hierro -en la emi grac ión- conocieron su especial utilización. El quehacer de las echadoras de cartas queda expli citado en el siguiente texto, recogido en e l pueblo ele San Andrés e l año 1976, en boca de un informante que contaba con 74 años ele edad: ''Yo creo que hayan. brujas. Esas jugadoras de barajas tienen un. misterio muy grande. EL corre de las barajas hace pensar de que hay Dios, hay brujas. Yo creo en Dios y en todas esas cosas, pero creo más por lo que veo que por lo que los curas me digan. Por medio de la baraja descubrí yo quién. me hiw a mí un robo (. .. ). Unas cosas son lasjugadoras de barajas y otras la brujería(. .. ). El hombre que tiene cru z. ele vello en el pecho no le hace daíio el maLo.ficio. Eso lo sabía desde que era niño. El otro día vino un in.dividuo a mi casa y me contó él In que le había pasado: que venía de bailarín. él y un compañero y así bajando por la Montaíia de Afosa, por don.de bajaba lo Virgen, le c!Uo unn mujer: ¿quieres beber vin.o?, Le dio una botella pa que bebiera y bebió él y el compaíiero y luego le dio la borella a la mujer. La mujer tiene un.a hzja y esre individuo le estaba dan.do la broma a la hija. Más tarde se queda ... , eso n.o es vino ni sé lo que es. Pues lo mismo te digo yo, dijo el compaíiero. Al cabo de poco tiempo vino una mujer del Barrio (. .. ) a jugar a las cartas y 17 Información oral de D' Valentina 1-lcrn ándcz Pércz, 75 aiios. El Chorrillo (Santa Cruz ele Tenerife), XI- 1990. 365 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 estaba tirando las cartas en una casa. Un amigo le cliio a él que fuera a jugar a las cartas, le dijo que no le gustaba, a tanto que le cliio, fue pa hacerle el gusto al amigo. La 11u1;jer le tiró las cartas al muchacho. La mujer le dijo: ¿a usted también?. Dijo: no. Insistió y luego le elijo que sí. Le tiró las cartas y le sale: en una reunión de mucha gente le dieron a usted pa que bebiera. Dice: en La misma forma que fue me lo dijo la mujer ésa. Esa nn1;jer quería hacerle daiio a usted y no lo hizo porque tenía una cruz de vello en el pecho (. .. ). La baraja tiene un misterio ,nuy grande, muy grande, que no se sabe lo que es, al menos l ,,, 18 yo o creo ast . LAS PERSONAS OCUPADAS EN VATICINAR EL TIEMPO: ADIVINOS, PROFETAS Y PERLOS El encabezado de este capítulo resulta de interés esencial en una isla cuyos habitantes han sido, tradicionalmente, pastores y agricultores. Se medía el tiempo y los herreños diferencian varias clases de tiempos relacionados con su procedencia: tiempo Norte, Sur, Sudeste, Levante ... . Encontramos numerosas señas imbricadas con el propósito de predecir el tiempo. Señas relacionadas con: - Los astros. - Nubes y brumas. - Fenómenos del mar. - Animales del rebaño. - Aves. - Insectos. - Plantas. - Proyección de determinados días del año. Pero, además, aparecen en la cu ltura tradicional herreña una serie de personajes encargados de abarruntar el porvenir. Se les ha escuchado sobremanera cuando hacía falta, es decir, ante la duda o la desesperanza o, simplemente, para prever y asegurar qué era ]o que se podía hacer. 18 Información oral de D. Heliodoro Morales Armas, 74 años. San Andrés, Vlll-1976. 366 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 El estado de la floración del drago servía para predecir cómo se iba a presentar el nuevo año. El Golfo, XI-1997. Adivinos Hemos oído decir en varias ocasiones, que si un nmo lloraba en el vientre de su madre sería adivino. Al parecer tenían la virtud de adivinar el futuro inmediato y el más lejano: "Si un niño lloraba en el vientre de la madre, era adivino. Mi madre oyó a mi hermano y él lo fue. Iba mi padre a pescar y le decía a mi madre: prepare papas que hoy padre va a traer mucho pescado, y otras veces lo contrario" 19 • Profetas Los profetas -hombres y otras veces mujeres- eran seres tremendistas y pesimistas. Su presencia la hemos recogido en diferentes pueblos de la isla 19 Información oral de Dª Guadalupe Hemández. La Dehesa, VIIl-1975. 367 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 (!sora, El Pinar. .. ). Ahora bien, entre los profetas herreños, tal vez la mejor conocida y afamada haya sido una mujer de El Pinar, la tía Jerónima, mujer soltera, dedicada a hacer recados, pelar papas menudas en las casas ... , labores que se gratificaban con alguna limosna ( "gofio, unas papitas, unos higos pasados .. , dinero no había"). Falleció el año 1925. Hablaba en tono profético anunciando cosas tales como que las gentes morirían comidas por bichos, que con el tiempo seríamos mandados por advenedizos, que veríamos a las mujeres con faldas cortas mandando a sus esposas y los niños a sus padres ... : "La gente se acuerda de la Jerónima. Decía que algún día moriríamos comidos de bichos y mandados por advenedizos; por eso la gente cuand o ve a l go raro el ect,a : ves, l o que Gl ect,a La J ero, nu. na " ?-() . El perlo La figura del perlo está totalmente relacionada con los apartados del tiempo y las señas climáticas anteriormente indicadas. El perlo suponía para los pastores y agricultores otro recu'rso a considerar en lo concerniente a la forma en que se iba a presentar el año. Hasta nuestros días, principalmente en aquellos lugares del Archipiélago donde se han mantenido formas de producción primitivas (pastoreo y agricultura de secano), han seguido gozando de enorme consideración los personajes ocupados de predecir y medir el tiempo. En El Hierro, tradicionalmente, han sido denominados perlos. Se trata de labradores que se dedican, fundamentalmente, a vaticinar las lluvias. Su ciencia es completamente empírica, apoyada en circunstancias, fenómenos y detalles contemplados en la naturaleza. Predicen el tiempo interpretando una serie de señas que conocen y que para ellos son indicativas. Dichas señas pueden ser de tipo atmosférico; otras basadas en la observación y el comportamiento de determinados animales; otras, muy notables, relacionadas con el movimiento o la disposición de ciertos astros .... Son configuraciones fundamentadas en la tradición y en la propia observación, señas que paulatinamente, y en muchas ocasiones, el pastor y el agricultor hicieron suyas, aunque no por ello, y para mayor exactitud, acudían o escuchaban al perlo. / 20 Información oral recogida en El Mentidero de Taibique, VITI- 1976. 368 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 D. Juan Morales Armas -curandero y perlo de San Andrés- por fuera de su casa, sentado "al aire, para quitar los nervios". San Andrés, 1983. Al ser un miembro más de la comunidad, pastor o agricultor, no había inconveniente alguno en ir a consultarlos en su casa, aunque era más propio que fuera en la plaza o en la venta donde comunicara su opinión acerca del tiempo que iba a reinar, ya fuese próximo o lejano. Con más asiduidad se le consultaba en septiembre, mes en el que se producían las primeras lloviznas y en el que, sobre todo antaño, se emprendía la sembradura de los campos, tal como reza el viejo refrán: " en septiembre, el que tenga pan que siembre" 2 1 • En ocasiones el ritmo del tiempo se podía alterar ( "este año, la bonanza de septiembre vino en octubre" 22 ), razón por la que se acudía al perlo a buscar consejo sobre la época de la siembra; si ésta debe hacerse mayormente en las costas, medianias o parte alta; o si era más 21 Información oral de Dª Lucía Acosta Quintero, 50 años. San Andrés, VIII- 1976. 22 Información oral recogida en Valverde, 18-X-1977. 369 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 aconsejable dejar a los corderos tempranos o postreros, en función de la época en la que se produzca el reventado de la hierba, lo que favorecerá la alimentación de unos o de otros. La dualidad bueno-malo está presente, también, entre las personas que se dedican a predecir el tiempo. A algunos, como hemos comprobado personalmente, se les abuchea e incluso se Les toma el pelo: "El Político [D. Juan Morales Armas, de San Andrés] es un perlo, se acuesta a las tantas mirando· a los astros y tiene más experiencia que yo. El Quintero [D. Juan Quintero Morales, de San Andrés] no sabe ni un carajo. Nadie sabe cuándo llueve, ni lo saben los astrónomos" 23 . Los perlas no suelen cobrar, aunque casi siempre se Les gratifica. Muchos de ellos han ejercido también el curanderismo. Los buenos perlas son muy respetados, se les escucha con atención, se preocupan por el bien común y su mente lúcida acostumbra a recordar antiguos aconteceres ele la memoria colectiva. Dichas circunstancias confluían en la figura de D. Juan Morales Armas, afamado perlo del pueblo ele San Andrés, fallecido en el año 1989. Ha habido perlas renombrados en los diversos momentos de la historia insular. El escritor José Padrón Machín , que se crió bajo los cánones de la cultura oral, tan patente en El Hierro, su isla, alude en repetidas crónicas al perlo Juan de Arteaga 24 . Antes de la conquista ele la isla, en época de sequía, tenían los naturales la costumbre de encerrar en una oquedad, para que lloviera, al Aranfaybo o cochino sagrado. Más modernamente, y como cosa de vieja tradición, como señala dicho autor, los habitantes de los pueblos próximos a Nisdafe hacían lo mismo con San Andrés, al cual introducían en una profunda cima o pozo cuando transcurría el mes de noviembre, o ele San Andrés, sin que aún hubiese llovido. Un año en que se disponían a llevarlo a cabo, colgándolo como era costumbre, se presentó el perlo Arteaga, diciéndoles que no lo hicieran, que· llovería antes de cuatro días, como así sucedió y copiosamente, lo que determinó su fama y prolongada presencia en las páginas del libro de la tradición oral herreña. La construcción de pozos de agua dulce (algunos en la época de los cuarenta; otros a partir de los años setenta del presente siglo) y la apertura hacia el exterior que en los últimos años ha conocido La isla, ha supuesto, entre otros, un relativo desarrollo de la información, nos explican por qué motivo el 23 lnformación oral de D. Juan Fonte García, 74 años. San Andrés, Vlll- 1976. 24 PADRÓN MACHÍN, José: 1989, pp. 164 - 165 y 194 - 196. 370 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 campesino herreño ha dejado de mirar tanto para el cielo: "están abriendo los pozos, porque antes no hacían sino .mirar parriba " 25 . En la actualidad, las señas son meramente un recuerdo que de vez en cuando suelen evocar, y hasta considerar, los campesinos más viejos. La figura del pe rlo, en otros tiempos apreciado y so lic itado, ya no tiene razón de ser, ha sido en parte sustituida por los adelantos técnicos. Son las cosas de .la tradición y el progreso, que la razón parece entenderlas como incompatibles. REPRESENTACIONES TRADICIONALES ENCAMINADAS A CONSEGUIR EL BIEN O A ERRADICAR EL MAL En las Islas Canarias el capítulo de las representaciones tradicionales es, sumamente, rico y variado. En cuanto a sus orígenes hi stóricos se refiere, llenan el espacio cronológico que abarca desde la Prehistoria a la Modernidad. Las hay de origen africano, europeo y americano. Encontramos manifestaciones correspondientes a dive rsos momentos del ciclo anual : Carnavales, Semana Santa, la Cruz de Mayo, mes de San Juan, Navidad . Y adscritas a fi estas familiares, locales e insulares. Como ocurre con cada una de las parcelas de la cu ltura tradicional, las fuentes escritas alusivas a las representaciones son muy escasas. Es necesario recurrir a la oralidad cu ltural. Vamos a tratar dos escenificac iones propias de los Carnavales: correr el carnero y el e nti erro de la sardina. Los Carnavales -vinculados en sus orígenes a comunidades agropastoriles o pescadoras- ccSmenzaban el domingo de carnaval o domingo gordo y proseguían el lunes y martes; el miércoles de ceniza se enterraba la sard in a y el domingo siguiente se rompía la piñata. Es decir, se desarrollaba a lo largo de una semana. La máxima promotora del Bien es la Virgen de Los Reyes. No suele faltar en cada una de las casas herreñas un cuadro o imagen de la Madre Amada o Madre Sagrada. Su fe se ha transmitido de generación en generación. Es el único apoyo y punto de mira que, durante siglos, ha tenido un pueblo abandonado corno es el herreño. A e lla se le pide la lluvi a, fu e nte de vida y fertilidad. Y hasta se la invoca en el momento de querer lanzar alguna maldición. Delante de su efi gie -en el marco de las fiestas locales e in su laresse baila la danza de camino conoc ida, precisamente, como baile de la Virgen. La danza ( "bailen todos pa que llueva") y el ritual de correr el carnero o los 25 Información oral ele D. Juan Morales Armas, 80 años. San And rés. V ll l-1976. 37 1 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 carneros son actos encaminados a conseguir el bi enestar, es decir, la fecundidad de campos, ganados y mujeres. También hay ritos predispuestos para erradicar el mal. Tal fue la intencionalidad del antiguo entierro de la sardina, un ser de forma antropomorfa al que se prendía fuego y destrozaba. Los carneros y la sardina constituyen representaciones populares -paganas- cuyos orígenes se pierden en la memoria del tiempo. Estuvieron vigentes durante la Edad Media, siendo introducidas en El Hierro tras la conquista y colonización europea emprendida el año 1402. Correr el carnero: estampa del martes de carnaval El martes de carnaval fue siempre el día de mayor participación y jolgorio. Se intensificaba la presencia de las parrandas, los grupos de niños pidiendo huevos y los ranchos de máscaras, animándose el ambiente -en algunos pueblos- con el desarrollo ele escenas de reconocida antigüedad, representadas por el enfrentamiento entre las dos partes ele la misma comunidad, declamando loas, capturando pri sioneros, etc .. La misma tarde del martes de carnaval, en diferentes pueblos de la isla de El Hierro (!sora, Tigaday, El Pinar, Sabinosa, El Barrio ... ), se celebraba el acto denominado correr el carnero o los carneros. Dicha manifestación, apegada a la tradición pasto ril de la isla, aún tiene lugar en el Valle de El Golfo. Se trata de una costumbre antigua ( "costumbres de antes, desde los viejos"), muy sentida y propia: "aquí [El Golfo] si no hay carneros es como si no h. u bt.e se carnavaÍ , como st' fiu ese un Cil w' cua / qui.e ra " "-6 . El retroceso de la tradición que nos · ocupa guarda re lación con el cúmulo de prohibiciones en que se vio envu elto el carnaval tras la finalización de la Guerra Civil española (l 939), contando, además, la circunstancia (al menos en determinados pueblos) del fallecimiento de los promotores y actores de tal muestra: "Julianillo era un viejo pequeíio y flaquito que muria en Argentina, se vestía de carnero" 27 . 26 Información oral de D. Marcelo Benítez Quintero, 80 años. La Cruz Alta, VIJl - 1985. 27 Información oral de D. Juan García, 75 años. Guarazoca, 11-1 989. 372 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 "Ya van más de treinta aíios que esa costumbre se perdió. Después de la Guerra ya no hubo más nada aquí [El Pinar]. Aquí se han perdido muchas tradiciones" 28 . "Se dejaron porque se murieron los viejos que los hacían; cuando yo . d l G l , J " 29 vtne e a uerra o empece a iacer . El tercero de los textos se refi ere al Valle de El Golfo. Bajo la tutela de la mi sma persona, D. Benito Padrón Gutiérrez, los carneros, cada año, no han dejado de celebrarse. Los partic ipantes en el ritual se preparaban y disfrazaban, ayudándose unos a otros, en una determinada casa del pueblo, perteneciente al promotor del mismo, persona preocupada y amante de la tradición. Allí, aparte de los actores pr incipa les, acostumbraban a concentra rse una buena cantidad de nifios , quienes contempl aban el desarrollo de la operac ión a di stancia, y a los que se so lía dispersar: "Se vestían aquí, en la bodega. Y ajuntarse más de cien chicos en ese lomo arriba [por temor] . Los chicos corriendo alante. Pero hoy van alante y atrás, como ya no le tienen miedo .... Hoy hasta se meten aquí, pero entonces arn 'b a ,, 30 . El número de los que se di sfrazaban de carnero, siempre hombres, solía vari ar, aunque generalmente acostumbraban a vestirse los mismos. En 1989 salieron diez carneros, el loco y un pastor. El pastor, que llevaba a uno de los carneros amarrado con una soga, tenía la cabeza cubierta con un paño bl anco con huecos para los ojos y la boca; su ropaj e era de sacos (camisón hasta las rod illas), las piernas negras y calzado con teni s. El personaje di sfrazado de loco, al que hemos hecho referencia, es una creac ión bastante reciente. Sí es tradi c ional la figura del pas tor. Los carneros podían llevar un solo pastor, tal y como hemos recogido en El Pinar, quien portaba una borracheta inflada con la que con frecuenc ia go lpeaba a los carneros y a la concurrenc ia; o un pas tor por carnero, al que llevaba atado, considerac ión recogida en la parte de El Golfo. El pastor -al menos antaño- iba 28 Info rmación oral de D. Juan Quintero Mora les, 70 años. Taibique, Vl ll - 1985. 29 Información oral de D. Benito Padrón Gutiérrez, 71 años. La Cruz Alta. Vlll - 1985. 30 Información oral de D. Beni to Padrón Gutiérrez, 7 1 años. La Cru z Alta, VIII - 1985. 373 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 vestido con los atuendos característicos de los pastores herreños: montera, talega, palo y majos. El disfraz de los carneros, de la cabeza a los pies, se concebía de la manera siguiente. Sobresalían los cuernos que podían ser brocos (enroscados) o camperos (abiertos), aunque, eso sí, de grandes dimensiones. Se amarraban con verga al cesto, es decir, al armazón adaptado a la forma de la cabeza, hecho con varas de mimbre. A fin de que no se desplazara, desde cada uno de los lados del cesto partía un cordel, atándolos a la altura del cuello. El cesto, que dispone de huecos para ver, va cubierto con un trozo de azalea. Dicha máscara es conocida como el cabezón. Disfrazándose de carneros. Las Toscas (El Golfo), 11-1989. Con dos azaleas que van atadas sobre los hombros, se cubrían, hasta la altura de las rodillas, la parte delantera y trasera del cuerpo. Los brazos y las piernas se teñían antiguamente con tizne, hoy con tinte para zapatos. Las piernas (desde los tobillos hasta las rodillas) van cubiertas con polainas hechas también de azalea. Son del mismo material las manoplas (trozos de azalea con un elástico) que cubren las dos manos. Cada uno de los carneros lleva sujetos a 374 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 la ci ntu ra, por medio de un corde l, tres, cuatro o cinco hi erros o cencerros de gran tamaño. Las azaleas y los jierros que los carneros llevaban amarrados a la cintura, los guardaba el promotor del acto en su casa. O, cuando hacía falta, se pedían prestados a los pastores: "Y chacoliaban que eso daba miedo. Estábamos aquí y en ese mentidero se oían claritos. Carninaban todo el pueblo. Entonces venían a pedir los jierros a los pastores y le apretábamos bien los collares pa que no se perdiera alguno. Enton_q:s casi todo el pueblo tenía ganado y zaleas sobraban, las usábamos también pa sacudir centeno. La bulla era lo más que le gustaba a la gente" 31 . Según épocas, circunstancias o gustos, los carneros iban descalzos, con majos, o con zapatos o tenis. El grupo de disfrazados deambulaba de un si tio para otro: "pa Merese, pa Tigaday, pa La Plaza". Los carneros hacían como si cornieran cal cosa o "escarban con las patas, como si fueran a acometer y los chicos cogen miedo". Al tiempo que el pastor emu laba competencias características de la profesión que representaba: "y uno guardando y se ponía a silbar/es y a gri.t arl es, to d o eso se ternu.n o, " 1· 2 . Y hasta en ocasiones se reunían en las plazas los grupos provi,üentes de las diferentes zonas del mismo pueblo: "en partes, los del Gusano, los de Taibique, los de Las Casas, reunirse se reunían en la plaza; allí también el a l ca ld.e reum,a a l os vecu. ws pa arreg l ar un.a ca ll e... " ,., . Con aquel atuendo las personas disfrazadas se convertían en seres irreconocibles: "vecinos y a veces no sabe usted quién es". También se nos ha dicho de ellos que "son imponentes". Y sobre todo lo fueron , imponentes y hasta terroríficos, para los niños y gallotes. La motivación antigua de este ritual -que debió tenerla (ferti I ización de los campos, ganado y mujeres ... )- , al menos en la isla de El Hierro, se ha perdido en el tiempo. Al preguntar por la misma -precisamente al coordinador del espectáculo en El Golfo- se nos contestó lo siguiente: "pa meter miedo a los chicos, a los muchachos, entonces le teníamos un miedo .. . " 34 31 Información oral de D. Fernando Gutiérrez Quintero, 79 afios. Taibiquc, Vlll - 1985. 32 Información oral de D. Juan Quintero Morales, 70 años. Taibique, Vlll-1 985. 33 Información oral de D. Juan Quintero Morales, 70 años. Taibique Vlll-1985. 34 Jn formac ión oral de D. Ben ito Padrón Gutié rrez, 7 J años. La Cruz Alta, V 111 - 1985. 375 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Camero corriendo por la vía principal de El Golfo, II-1989. "Salían juntos, con las caras de negro. Por los chicos, iban detrás; a veces corrían atrás y habían chicos que tenían miedo, los carneros daban miedo. Ellos iban atrás y cuando se viraba el carnero, las carreras daban miedo" 35 . "Yo me acuerdo desde chiquito ver los carneros, los niños gafaditos se suben a las ventanas a mirar o al pie de los padres(. . .). De un lado pa otro y correr detrás de los chicos; es que los chicos los buscan, si van pa 1~v".i erese van l os c hz.c os pal la ' " 36. En la actualidad esas escenas de terror infantil se manifiestan menos. Como se ha señalado en uno de los textos anteriormente expuestos, los niños, 35 Información oral de D. Juan Quintero Morales, 70 años. Taibique VIII-1985. 36 Información oral de D. Marcelo Benítez Quintero, 80 años. La Cruz Alta, VIII-1985 . 376 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 que en el momento de vestir a los carneros se mante nían hace años a di stanc ia, hoy se acercan al lugar donde se efectúan las tareas de enmascarami ento, atreviéndose in c luso (como tuvimos oportunidad de aprec iar en 1989) a provocar a los carneros: "Todavía son borregos ... ". Nos hemos centrado en hacer e l estud io desc ri pti vo de l ritu al ele los carneros en la isla ele E l Hi e rro. Y pensamos que eso es convenie nte llevarl o a cabo con cada uno ele los aparrados de la cultura tradic ional canari a. Después es necesario buscar sus orígenes hi stóricos. E l ritu a l al que hemos hecho referencia, nos retrotrae a las lupe rcales o juegos lu percales de la Antigua Roma, el día 15 de febrero, e n honor del d ios Luperco, celebr..í.nclose en E l Palatin o, ante la cueva sagrada del dios. Se inmo laban corderos y pe rros y a continu ac ión los lupercos, ves tidos con las pieles ele los animales inmo lados, emprendían una carrera durante la cual go lpeaban a la multitud con correas de cuero, sobre tocio a las muje res para concede rles fecund idad . Lupe rco -el eje central ele la celebración- era considerado corno un dios matador de lobos. P rotegía a los rebaños y se le ide ntificaba con Pan, de idad pas toril griega 37 . El entierro de la sardina E l acto mús importante celebrado e l día s igu ie nte, o mi é rco les ele ceni za, lo representaba e l entierro de la sardin a, que en e l viej o carnaval tuvo unas conn otaciones muy peculi ares. Fue práctica común en la mayor parte ele los pueblos ele Canarias. La sardina -con forma humana- empezaba a confecc ionarse desde el atardecer del día ante ri or. Por tradic ión so lía hacerse en determin adas casas del pueblo. De e l lo se encargaba una o varias personas , frecuentemente muje res. Anti guamente se rel lenaba la sard in~ con basa o con colmo ele centeno ( "es como se debe hacer, como lo hacíaJL los viejos" 38 ) , efectu ándose en otras ocas iones con fajina ele mill o, ropas viejas, pape les .. . , es decir, cualquier mate ri al ligero y ele fác il combusti ón que s irviera para tal meneste r. Se forraba, según épocas y circun stancias, con costales, sacos o te las que preparaban, recortaban y cosían las mujeres . Con el fi n ele que ganara en vitalidad "algunos le ponían una cuerda y hacían coJL la cabeza así [ta movían]" 39 . 37 Datos obte nidos en la Nueva E nciclopedia Laroussc. Ed ito ria l P laneta. Barcelon a, 198 J. Tomo XII , p. 5970 y Tomo XV, p. 7435. ,H In fo rmación oral de D. Benito Padrón Gutiérrez, 7 1 afíos. La Cruz Alta , VI 11 - 1985. 39 In fo rmación oral ele D. Marce lo 13cnítez Quintero , 80 afíos. La Cruz Alta, Vlll - 1985. 377 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Al oscurecer -en medio de una animada y bulliciosa comitiva- se sacaba la sardina recorriendo todo el pueblo, dirigiéndose finalmente al lugar donde se le prendía fuego . A la sardina se la trasladaba de diferente manera: cargada sobre dos palos (sentadita), portándola entre dos hombres, montada sobre un macho cabrío, sobre un burro viejo, a la pela de alguno de los asistentes, o montada en una albarda con un palo por debajo de manera que la cargaran entre dos .... Detrás de ella, con lloriqueo, música alborotadora y cantigas, marchaba la comitiva tünebre: "al ir pallá, como si fuera una procesión". Junto a los que iban con su vestimenta habitual, marchaban algunas mujeres vestidas de negro, e incluso en el pueblo de El Pinar siempre había quien acostumbraba a vestirse de cura: "aquí se vestía Nastasio de cura todos los a,ios, en El Pinar sí" 40 . Entre los asistentes ( ''.jóvenes y viejos también") algunos iban provistos de azadas, "como queriendo enterrar a la sardina"; otros hacían sonar la música propia de la celebración, emitida por bocinas o bucios, sonar de las palmas de las manos, golpeando una piedra contra la azada, cacharros y hasta algún tambor. Se tocaba tanto a la ida como a la vuelta, era la bulla que acompasaba a la cancioncilla que, con I igeras variantes, hemos tenido oportunidad de escuchar en todos los pueblos de la isla y que entonaban los concurrentes al entierro de la sardina: "La sardina se murió, jo, jo, y la fueron a enterrar, jo, jo, veinticinco palanquines, jo, jo, un cura y un sacristán". "La sardina se murió, jo, jo, y la fueron a enterrar, jar, jar, veinticinco palanquines, jines, jines, un cura y un sacristán, jan, jan". La sardina la quemaban al entrar la noche, utilizando para ello "taíios vte1os, sarmientos ... ". Acostumbraba a hacerse en lugares instituidos por la tradición, aunque siempre, eso sí, en parajes ele fácil y amplia contemplación. A la de Merese (en el Valle ele El Golfo) se le prendía fuego en la misma raya de separación con la gente de La Plaza: unas veces encima del mismo burro, otras en el suelo, dándole fuego por la cabeza y cogiéndola de inmediato los 40 Información oral de D. Eloy Quintero Morales, 57 años. Taibique, Yll[-1985. 378 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 jóvenes por los pies, quienes la arrastraban en veloz carrera hasta la plaza de Tigaday; en su recorrido atropellaban a los que iban delante, muchos de los cuales se protegían lanzándose a las parras próximas del camino que por entonces eran de tierra: "La quemaban en Amador. Le dábamos ji.lego allá, agarrada por los pies y corriendo con ella po.rai pallá. Cuando le dan fuego, los que corren atan.te della son los chicos; si no, queman a uno. Algunos se caían, tirarse a las viíias, entonces no era sino un camino (. .. ). Le dábamos fuego por la cabeza y la agarrábamos· por los pies, a carrera abierta, hasta donde durara; los chicos corriendo alante y otros se tt.r a ba n pa l as vt·n-as "41 . Al preguntarle a una de nuestras informantes por la motivación de la quema de la sardina, respondió: "por divertirse, eso es una diversión (. .. ). Desde mis bisabuelos, mis tatarabuelos" 42 . Sin dejar de considerar ese razonamiento, último y difuminado con referencia a la casuística inicial, el entierro de la sardina indica algo más: supone la unidad de los vecinos en pro de erradicar el mal -que en ocasiones era concebido como algo abstracto y otras veces como un ser concreto, terrenal-, simbolizado en la sardina, a quien se da fuego con cosas inservibles (muebles viejos ... ) y a la que inclus ive llega a arrastrarse con e l fin de destrozarla y destruirla. En Valverde -capital de El Hierro- la sardina, el mal , llegó a identificarse con algún destacado personaje de la época, de apreciación negativa para gran parte de la colectividad: "Eso sí se celebró. Pero el entierro de la sardina antes no era un.a sardina, a pesar de que se decía: Jo, j o, la sardina se nutrió y la fueron a enterrar veinticinco palanquín.as, el cura y el sacristán. 41 In formaci ón oral de D. Benito Padrón Gutiérrez, 7 1 años. La Cruz Alta, VHl-1985. La raya de Amador está a med io camino entre La Plaza, topónimo referido al lugar donde se encuentra la plaza de la iglesia de El Golfo, y la plaza de la localidad de Tigaday, perteneciente también a la misma comarca. 42 Información oral de D" Pilar Rodríguez Morales, 67 años. Las Puntas, Vlll-1985 . 379 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Pero, ojo, la sardina era el político que querían quemar. Como en el aiio treinta y seis, te digo, que lo que pusieron fue un. cura (. .. ), pusieron al cura en un sillón, nada más y nada menos que el cura Flores, el padre Flores, eso tiene una resonancia de bienhechor y educador ele toda la vida. El padre Flores era mejicano y lo mandó aquí el obispo como coac(jutor de D. Francisco el cura, ¿no?, entonces este hombre venía con ideas renovadoras (. .. ) un lanzado demasiado, ¿tedas cuenta?, y entonces los que eran de izquierdas, todavía existía la República, por supuesto, cogieron una vez y hicieron un machanga haciendo ver que era el cura Flores (. .. ). El político que no querían (. .. ) ése lo imitaban (. .. ). No era una sardina, le cantaban la sardina, pero no era la sardina, era siempre a lo mejor el recaudador de contribución que no era del gusto del pueblo, lo quemaban, lo imitaban, lo hacían un machanga, eso sí, lleno de paja, a lo mejor lo montaban en un burro, lo ataban en un burro (. .. ) y los chicos jo, jo, la sardina se nutrió... y después lo quemaban, allá siete leguas, la verdad es que en el pueblo nunca lo quemaban, a veces se iban por la Hoya Ajare, otra allá en Asábanos, siempre en un pico que se viera (. .. )" 43_ Todo el carnaval puede llegar a convertirse en un mordaz medio de crítica (social, contra el poder. .. ) en el que el entierro de la sardina es su más preclara punta de lanza y hasta de burla, enfilada en múltiples ocasiones contra los devaneos de la religión oficial. El gobierno que nació de la Guerra y se instauró en el Estado Español tras el "Glorioso Movimiento" no fue capaz de tolerarlo; lo suprimió y persiguió en todos los rincones del Archipiélago Canario: "¡cuando el Movimiento, qué va, tú estás loco, te trancan los curas ... !". Hace algunos años -mediados de la década de los ochenta 44 - en varios pueblos de la isla de El Hierro ha vuelto a celebrarse la sardina, aunque de forma muy distinta y copiando el modelo y hasta la forma pisc iforme que se exhibe, desde hace años, en los carnavales de Santa Cruz de Tenerife: "ahora la están haciendo distinta a nosotros; ahora es una sardina, anres era wz machanga" 45 . Pensamos que el modelo de la antigua y mac hanguesca sardina 43 lnformación oral de Dª Al vara Padrón. Val verde, Il-1 987. 44 En 1961 los carnavales fueron oficializados / tolerados mediante la denominación ele Fiestas ele Jnvierno. En 1977 volvieron a recobrar su nombre tradicional: Fiestas ele Carnaval. 45 Información oral de D. Benito Padrón Gutiérrez, 71 años. La Cruz Alta, Vlfl-1985. 380 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 se quedó anclado en la memoria histórica de los viejos de hoy, los mismos que, otrora, enterraron a sus añoradas y artesanales sardinas: "Hace aíios [que no se celebra] porque ya el humor se ha ido" 46 . "Se ha terminado como se ha terminado todo en la vida, tú sabes que tocio se ha ido perdiendo. Pero este aíio la gente joven se animó y la hicieron otra vez. Ahora , tú sabes que no hay ocurrencias como antes" 47 . BIBLIOGRAFÍA ALZO LA, José Miguel ( 1970): "El manuscrito de Fray Juan de Medini lla (1755-1759)". Homenaje a Elías Serra Ráfols. Tomo I. Secretariado de Publicaciones de la Universidad de La Laguna, pp. 150-166. BETHENCOURT ALFONSO, Juan ( 1985): Costumbres populares canarias ele nacimiento, matrimonio y muerte ( 1901-1902). Introducción, notas e ilustraciones de Manuel Fariña González. Museo Etnográfico. Aula de Cu ltura de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife. GARCÍA ORTEGA, José ( 193 L): Por la tierra de Armiche (Impresiones de mi viaje al Hierro). Librería y Tipografía Católica. Santa Cruz de Tenerife. PADRÓN MACHÍN, José ( 1989): El Hierro (Séptima Isla ). Excmo. Cabildo Insular de El Hierro - Centro de la Cultura Popular Canaria. Santa Cruz de Tenerife. URTUSÁUSTEGUI, Juan Antonio de (1983): Diario de viaje a la isla de El Hierro en 1779. Edición de Manuel J. Lorenzo Perera. Centro de Estudios Africanos - Colectivo Cultural "Valle de Taoro". La Laguna. · VERNEAU, René (1981): Cinco aíios de estancia en las Islas Canarias. 1891. Traducción de José A. Delgado Luis. Notas y mapas de Manuel J . Lorenzo Perera. Ediciones J. A. D. L. . Madrid. 46 Información oral de D" Pilar Rodríguez Morales, 67 años. Las Puntas, VIII - 1985. 47 Información oral de D. Eloy Quintero Morales, 57 años. Taibiquc, Vllf-1985. 38 1 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 TENIQUE, REVISTA DE CULTURA POPULAR CANARIA Nº 4 - 1998 FE DE ERRA TAS "La décima en la emigración clandestina de la isla de El Hierro" Pág. 2, primer párrafo, primera lín ea: Donde dice: "aquéllos (dedicatoria)", debe decir: "aquellos". Pág. 3, tercer párrafo, quinta línea: Donde dice: "rumbo ::i l::i cercana costa africana, b::iju dominio colonial francés, como modo; debe suprimirse (puesto que está repetido en la página anterior}. Pág. 6: Al inicio de la pagina falta el siguiente texto: El primero de ellos fue el Saturnino que partió de la bahía conocida como Las Playas (costa de Jsora) el 12 de octubre de 1949, con 99 personas a bordo. Tardó 86 días en llegar a Venezuela, siendo probablemente la travesía Pág. 7: Las cuatro primeras líneas están repetidas: "en los momentos ........ . ................ ... , con l 17 pasajeros a". Pág. 8, segundo párrafo, primera línea: F::ilta nota pie de página "nº 14", cionde debe decir: 14 Rodríguez Martín, Néstor (1988): Ibídem Páginas 282-283. Pág. 9, primer párrafo>primera línea: Al principio de la pagina falta el siguiente texto: En el año 1940 la población de hecho en la isla de El Hierro era de 8.849 habitantes, diez años después (1950) era de tan sólo 8.182 habitantes. La población había Jisminuido un 7,53% en esa década, debido principalmente a la fuerte emigración. S.i tenemos en cuenta que, según Rodríguez Martín 14, el total de emigrantes ilegales de la isla de El Hierro fue de. Pág. 13, cuarto párrafo, primera línea: La numeración de la décima "8ª" va en la página siguiente. Pág. 25, cuarto párrafo, primera línea: · La numeración de la décima "43ª" va en la página siguiente. Pág. 27, cuarto párrafo primera línea: La numeración de la décima "49ª" va en la página siguiente. Pág. 32: Falta foto de Juan Reboso Mac hín. Pág. 33: Sobra foto de Juan Reboso Machín. Pág. 33 : Se repite pie de foto de la pági na anterior. Pág. 34. primer párrafo , primera línea: Falta al inicio de página el siguiente texto: [ ... ] © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Día 24 de Junio, por ser día de San Juan yo preparo mis matules y me marcho al Berodal. [ ... ] El barco que allí estaba, sin suministro ninguno, pero el pueblo de Sabinosa movilizado se hallaba y suministros acarreaba para el punto de destino. [ ... ] En el momento que escribo estas líneas mal trazadas es el día de San Pedro que por cierto recordaba. [ ... ] Momentos de peligro y desesperación día 20 de junio de 1950 Pág. 38, primer párrafo primera línea: Sobra la página por estar repetidos los agradecimientos en la página anterior. "La elaboración tradicional de tejas y ladrillos en la comarca norte de Gran Canaria: Un estudio etnohistóríco" Pág. 149, cuarto párrafo, primera línea: Donde dice: "agrademos", debe decir "agradecemos". Pág. 149-205 : Donde dice: "D. Antonio Castell ano Díaz", debe decir "D. José Castellano Díaz". Pág. 149, octavo párrafo, segunda línea: Donde dice: "Oficina de Patrimonio Histórico", debe decir ''Servicio de Medio Ambiente y Patrimonio Histó rico". Pág. 149, octavo párrafo, cuarta línea: Donde dice: "miembro coordinador", debe decir "miembro del Servicio de Medio Ambiente y Pat1imonio Histórico .. . " . Pág. 150, cuarto párra fo , primera línea: Donde dic e: "denomi-nado", debe decir "denominado". Pág. 150, quinto párrafo , novena línea: Donde dice: ·'aun-que", debe decir "aunque". Pág. 166, tercer párrafo, tercera lí nea: Donde dice: "Deta- llado", debe decir "Detall ado". © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Pág. 167, cuarto párrafo, primera linea: Donde di ce: "Oficina de Patrimonio Hi stóri co". debe dec ir "Servicio ele Medi o Ambiente y Patrimonio Histórico". Pág. 173, foto nº 7: El sentido de la fotografía debería ser en ver1ical no en hori zontal, tal y como se reproduce. Pág. 206-207: En ambas páginas se cortan varios párrafos; el texto completo debería decir: " El ladrillo se vendía, por lo menos hasta principios de este siglo, por millares. En 1707 una partida de ladrillos (se desconoce la cantidad exacta) va lía [a pa11ir de aquí debería añadirse:] 93 maravedíes, según consta en el Archivo Parroqui al de Arncas ([ibro Segundo de Fábrica, folio 65 rº). Siglos después, en 1920, según la información oral, una docena de ladrillos valía unos quince céntimos, casi un céntimo por ladrillo. El proceso de fa bricación de las tej as y ladrillos, según los entrevistados, era el siguiente: Gonzalo Pérez Falcón (citado anterionnente) nos comentaba: "Después de traer la tierra, la cernían aquí, en üna especie de cedazo, me ... " [y continúa tal y como sigue en el texto de la página 207]. Pág. 207, segundo párrafo, primera línea: Donde dice: "Eriberto Melián Díaz", debe decir "Eribe110 Melián Marrero" . Pág. 219, primer pá1nfo, primera línea: Donde dice: "ú", debe decir "u". Pág. 222, segundo párrafo, cuarta línea : Donde dice: "manufactu-rero", debe decir "manufacturero". Pág. 227, Donde dice: LEY DE PATRfMONIO .. . Debe obviarse las comillas (pues es el título de la publicación, no de un artículo), que comienzan en "Ley ... y terminan en Histórico"; asimismo debe ir en cursiva todo el título: Ley 16/85 de 25 de junio de 1985, del Patrimonio Histórico &pañol y Real Decreto Nº 111 / 198. de 1 O de enero de 1986, de desarrollo parcial de la Ley de Patrimonio Histórico". Además, donde dice Boletín Oficial del Estado: 1 O de enero de 1986, pp.: 5-30, debería decir: Ed. Ministerio de Cultura. Madrid. Pág. 227, entre QUEROL y RIVERO SUÁREZ: Debe añadirse: MIRANDA, Pedro Marcelino ( 1979) (ed . original 1940): Historia de A rucas. Ed. Ayuntamiento de Arncas. Las Palmas de Gran Canaria. Pág. 228: Donde dice "VERNEAU, Rene ( 1992)", debería decir " 198 1 " . Pág. 255, Donde dice: "Aloe saponaria p e1fo /iata" debe decir "Agave americana". "Evolución histórica de la lucha canaria" Pág. 23 7, quinto párrafo , tercera línea: Donde dice: "temí lo", debe dec ir " temí". Pág. 240, tercer párrafo . primera lí nea: Donde di ce: "Cataya", debe decir "Cartaya ". © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 "Los lagares tallados en tosca ele Ta gana na (Santa Cruz de Tenerife)" Pág. 255 , tercer párrafo, tercera linea: Donde dice: ''don Eulogio Ri vera Cabrera", debe decir: "don Eulogio Rivero Cabrera" . Pág.255 , tercer párrafo, quinta linea: Donde dice: "don Conrado González", debe decir "don Conrado Marrero". Pág.255, tercer párrafo, octava línea: Donde dice: "don Antonio Alfonso Manrique", debe decir "don Antonio Afonso Manrique". "Una peregrinación sacro-profana al Norte de La Palma. San Amaro v Candelaria" Pág. 302, al comienzo de la página: Añadir "CHA ATANASIA: Mira como tienen las rudillas toas matás ... FILIPITO: Sí, cuitaítus. Ya vos dije que San Mauro, nuestro patrón, es ... ". · • Pág. 304, al comienzo de la página: Añadir: CUARTO. Pág. 31 O, al comienzo de la página: Añadir"MARIY A: No seas alcagüeta mamá, que van a crer que venimos aquí más na que a pescudar (a pescusar, como aquí acá dicen). Tú sabes que en las fiestas". Pág. 319, al comienzo de la página: Añadir" ... movimiento, desaparecen las mozas del lado de sus madres y éstas como buenas ". Pág. 324, al comienzo de la página: Añadir: "CANDELARIA". "Personajes y rituales del bien v del mal en las comunidades tradicionales de la isla de El Hierro" Pág. 359, primer párrafo, primera línea: Debe obviarse "dio", porque está repetido en la página anterior. • Nota de interés: El comité de redacción de la Revista Tenique pide disculpas por los errores cometidos, debidos - única y exclusivamente- a razones de impresión. Por ello nos hemos visto en la necesidad de incluir esta fe de erratas. - Se ha obviado el ISSN: 1139-2053. © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 |
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