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La Tradición oral en la isla de El Hierro CUENTOS DELA ABUELA SEGUNDA Jaime Padrón Castañeda © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 la Abuela Segunda (que murió el 13 de febrero de 1992 a los 99 años) nos cuenta en estas páginas algunos "casos desos denantes que han pasado ", reviviendo una Tradición Oral casi desaparecida por completo: la de contar cuentos. "Aquí pego a contar ... ". DE MIS ABUELOS Y BISABUELOS ... Hay gente que ni siquiera llega a conocer a sus padres. Algunos nunca vieron a sus abuelos. Y la mayoría no saben absolutamente nada de sus bisabuelos ni de sus tatarabuelos. Alguna foto vieja de la abuela, un cuadro, una trapera, un recuerdo entrañable y ya está ... Es lo único que queda de nuestros antepasados. "Las cosas que no se escriben, se mueren con nosotros", oí decir que dijo una vieja de La Gomera, y así es. Lo malo es que uno se da cuenta de eso demasiado tarde, cuando nuestros abuelos ya no están 329 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Nuestra abuela materna, María Monteverde León ( 1903-1992), hija de nuestro bisabuelo Casiano Monteverde, mutilado de la Guerra de Filipinas (siglo XIX) ... "La bruma se va pa'l monte / en busca de la espesura, / allí se van mis dos ojos ... ". para contárnoslo. Yo he tenido la suerte de conocer no sólo a mis padres, sino también a mis abuelos y a mis bisabuelos. Precisamente a ellos, y más concretamente a mi bisabuela Segunda, va dedicado este modesto trabajo. Mi bisabuela Segunda Gutiérrez Morales (que vivió casi cien años), protagonista absoluta de estas páginas, madre de mi abuelo Benito Padrón Gutiérrez, y abuela de mi padre (Benito Padrón Cejas), me contó una vez una "jartada de cuentos d'esos de antes" que yo-por suerte- tuve la ocurrencia de grabarlos en una cinta casete para no sé qué trabajo de dialectología ... Lo cierto es que me pegué casi un mes (agosto de 1983) yendo a la casa de mi bisabuela Segunda por las tardes, después de almorzar y con el simple propósito de pasar un ratito conversando con ella. 330 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 A veces nos venía a acompañar mi otra abuela, María Monteverde León, por parte de mi madre (Marilola Castañeda Monteverde) que a su vez fue hija también de uno de los últimos mutilados de la Guerra de las Filipinas de 1898; hablo de mi bisabuelo Casiano Monteverde, un hombre que murió con más de cien años y que recibió una paga de por vida que venía a buscar a Tenerife todos los meses, y con la que arregló la plaza de Los Llanillos ... Pero eso es harina de otro costal y del que espero dar detalles en otro trabajo. Las charlas con mi bisabuela Segunda quedaron recogidas en una serie de grabaciones que afortunadamente conservé. En aquellas tardes veraniegas de 1983, las horas pasaban entre coplas, tonaditas, cantares, chistes, y cuentos d 'esos de antes .. . El miedo al aparato Sony que yo portaba era evidente, pues la lucecita roja no era muy familiar para aquellas mujeres del siglo XIX. Así que poco a poco logré que le fueran perdiendo el respeto y el miedo al radiocasete que yo con discreción sacaba de la mochila para no amedrentarlas. Fuimos entrando, como quien no quiere la cosa, cada vez en mayor confianza, hasta que mi abuela Segunda terminó por soltarse el labio del todo, haciendo entonces alarde de una prodigiosa memoria pese a sus noventa y dos años ... De todo el material extraído tras varias tardes de grabación me llamaron poderosamente la atención los cuentos y los chistes de su época que ella presumía conocer. Estos cuentos de antes desgranados por mi bisabuela Segunda me resultaban familiares. Yo los reescuchaba luego, más tarde, por la noche, asomado en el balcón de mi casa, mientras la gente pasaba camino de la plaza de Tigaday para ir al baile. Y a través de los cascos escuchaba la habilidosa y confusa voz de mi bisabuela Segunda, que yo trataba a duras penas de descifrar, dadas las malas condiciones de la grabación debido al ruido de los coches y de los transeúntes que se colaban por la ventana abierta del viejo Casino de La Cruz Alta. Y le daba una y otra vez al rebobinado para volverlos a escuchar porque era evidente que aquellas historias, mitad reales mitad fantásticas, me eran familiares, yo las había escuchado antes, pero no sabía dónde ... Hasta que caí en la cuenta. Claro, tan simple como inaudito: se trataba de los célebres cuentos de La 331 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Cenicienta (que ella denominó La Huerfanita), Blancanieves y los siete enanitos (" .. .Los siete hermanos"), Genoveva de Brabante, La mula coja ... ¡Quién no conocía aquellos cuentos tan ... tan ... universales! Lo sorprendente no eran los argumentos de los cuentos que todo el mundo conocía y conoce; lo verdaderamente original era que mi abuela Segunda los contaba como si fueran historias reales (o por lo menos así se empeñaba en presentánnelas a mí) propias de El Hierro, ocurridas en la isla, ambientadas en el Valle del Golfo, con parajes y diálogos que más bien parecen sacados de una crónica de Machín. Por eso daba datos de los escenarios, de los personajes, de sus formas de hablar, de vestir, que parecían las propias de El Hierro en tiempos de mi bisabuela ... La cadena de transmisión oral exigía la contextualización de esos cuentos tan universales y para eso, mi abuela Segunda, muy acertadamente, los había herreñizado, por decirlo de alguna manera. Ella no sabía leer ni escribir, así que alguien se los había transmitido. Era la Tradición oral que persistía en El Hierro, en los tiempos en que leer y escribir era un privilegio burgués, o de los ricos; como quiera que sea, la mayoría del pueblo eran trabajadores analfabetos que tenían otra fuente de transmisión cultural no por ello menos rica: la Tradición oral. Y era evidente que estaba viva y latente en la memoria de mi bisabuela Segunda. Eso fue lo primero que percibí yo mismo, recién cumplidos los veinte años, al escuchar aquellos cuentos. Mi bisabuela Segunda Gutiérrez Morales murió el 13 de febrero de 1992. A finales de ese mismo año ( el 19 de diciembre) también murió mi abuela María Monteverde León, que aparece en aquellas grabaciones del año 1983 ... El antepasado directo más viejo que me queda es mi abuelo Benito Padrón Gutiérrez, pues mi abuela Orosia Cejas también murió el verano del año 2000 ... Creo que en homenaje a todos ellos, abuelos y bisabuelos, alguno vivo, la mayoría muertos, saco a la luz el testimonio de la más vieja, la abuela Segunda, que con sus cuentos - estoy seguro- nos transportará a otro siglo, a otra época, no sólo por la gracia y acierto que demuestra al narrar las historias, sino también por ser una muestra palpable y viva del singular habla de la isla de El Hierro, para nosotros hoy casi ancestral. 332 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Nuestra bisabuela Segunda con uno de sus tataranietos, Héctor Saúl Padrón. La memoria sigue viva. "Paloma que vas volando / que en el pico llevas flores ... ". Tras muchos años guardados en casete, los cuentos pasaron primero al papel y posteriormente al ordenador. En el disco duro han permanecido algunos años. Lo único que hice es transcribir la voz de mi abuela Segunda, por respeto a la Tradición Oral. Tal como ella me los contó a mí, yo se los cuento a ustedes. Ahí van. 333 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 ÍNDICE de cuentos y chistes "d'esos de antes ... " La Abuela Segunda. Genoveva de Brabante. La mentira del Señor Alcalde o El cuentito del mosco. El desahogo de mi cuerpo. La Mierda, la Caca y la Porquería. ¡Quién fuera braga de ustés! La Huerfanita. Una retajila. Blancanieves y los siete Hermanos. La mortaja. Los rayos de la luna. A una que su novio la dejó. Eso fue mío primero. La Mula Coja. El sol y la luna. LA ABUELA SEGUNDA Yo me llamo Segunda Gutiérrez Morales, tengo noventa y dos, me parece ... Nací en la isla del Hierro, en el pueblo del Pinar. .. ¿En qué año nací? ¡Ay, mijo, no sé ... ! En el mes de mayo nací, pero el día no te lo digo ... Mi padre fue Saturnino Gutiérrez... Vivíamos en El Pinar y nos mudábamos pa 'l Golfo en el verano. De chiquita me acuerdo que venía un hombre ciego, con las barbas por aquí, a casa y nos sentábamos todos en el patio a escuchar los cuentos que él nos decía. ¡Eso sabía de cuentos ... ! ¡Ay, Dios! No había tarde que no nos cogiera la noche allí contando cuentos y chistes y mentiras de ésas. Nos sentábamos siempre en el hormigón, al pie del brocal del aljibe y alrededor del fuego, entonces nos poníamos a contar cuentos, a cantar tonaditas, y mientras mi madre nos freía papas con manteca y nosotros mojábamos el pan en el aceite. 334 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 ¿ Tú te crees que es como ahora que hay televisión y eso ... ? No, mijo, no. Antes no había más que miedo. Ni televisión, ni cine, ni discoteca ni nada. Antes, pa 'bailar, teníamos que ir caminando de un pueblo a otro, hasta donde estaba la casa donde se hacía el baile. Yo tuve suerte, porque en mi casa se hacía baile. Todavía me acuerdo (¡ay, Dios!), de lajuventud de entonces. Claro yo era moza y, claro, yo siempre cantaba y era alegre ... Cuando nos mudamos pa' aquí pa 'l Golfo y nos quedamos a vivir aquí f-¡jo, ya empecé a ir a los bailes, y siempre me decían que cantara. Aquí en La Cruz Alta, en esta casa, se hacía el baile. En todo este salón, estaba la gente por todo ese pasillo, las mujeres sentadas en sillas y los hombres fuera, de pie y en la escalera de atrás, donde estaba un chorrito de agua del aljibe. Entonces los tocadores se ponían allí, al fondo y tocaban. Eran don Rafael Zamora, que tocaba la guitarra y don Gabino, la bandurria. Se empezaba el baile con una jota y se cantaban tonaditas. Don Rafael Zamora solía decirme: -Segunda, si tú no cantas, esparecida noche que queda. Si no cantas la guitarra se despedaza. Yo no cantaba bien pero era alegre y hacía de mi garganta lo que quería. Cuando don Rafael insistía para que cantara, siempre me decía: -Si tú no cantas, te digo el cantar: "El corazón me lo robaron yo no sé dónde me queda, si me lo tendrá escondido Segunda en la faldiquera ". Ese mismo cantar me lo decía siempre si yo no cantaba. Y yo le contestaba con otro cantar. .. Sí, cantares de jotas. Y así se cantaba la jota y, luego, se bailaba la mazurca. Yo me fui a casar y fui a contra mis suegros que vivían en La Albarrada, y fuimos al baile en San Andrés en casa Rafael, que le decían El Cojo. Y fui a cantar aquella noche 6,;o con mis cuñadas y mi novio, 335 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Ramón). Y yo allí sentada al lado de mi suegra, soltera. Y llegó un muchacho, el padre aquí de Margarita, que se llamaba Juan Miguel Casañas, que él cantaba y bailaba el tango como nadie, un tipo de hombre precioso, y le dice a mi novio: - Ramón, ¿tú me dejas bailar una piecita con tu novia? - Si, hombre, cómo no, que baile. Le salí a bailar. Y dice él: - Vamos a bailar la mazurca de dos pasos. -¿Pero no hay más gente que nosotros? Tocaron la pieza para bailar la mazurca de dos pasos: daba dos pasos pa 'allí y dos pa 'aquí y después daba uno la vuelta y otros dos pasos pa 'allí y dos pa 'aquí. Y el hombre, que había venido de Cuba, que sabía que yo la bailaba ... Y los dos solitos la bailamos. Porque también había la mazurca de un paso, que se daba un paso pa 'allí y dar la vuelta los dos ... La mazurca no se cantaba, lo que hacia es tocar la música, p ero no se cantaba. Si me acuerdo yo del tanganillo. Yo cantaba la jota, la malagueña y esas cosas ... Por cierto que una vez, había uno, un chico de farra que venía cantando por ahí con todos, y siempre venían a cantar aquí y le abríamos la puerta y venían a cantarnos a las chicas que estábamos todas juntas, y decía este chico: - Despierta si estás durmiendo y si recordada estás, óyeme lo que te digo y después tú me dirás. - Tres son los que venimos tres somos a por ti, dale la mano al que tú quieras y mira a ver si puede ser a mi. - No la mires, no la mires, que no nació para ti, que su madre me la hizo pa' dármela a mi. 336 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Tocadores de Casino del Valle del Golfo: Antonio Luzardo (laúd) y Benito Padrón Cejas (guitarra). " ... No son cuerdas, que son lazos / que enlazan los corazones". Ya ves, uno atrás de otro, todos cantaron la jota ... Y una vez, todavía me acuerdo, cuando yo estaba soltera que el mío (Ramón, el que luego fue mi marido) estaba embarcado, me acuerdo que dije un cantar, digo: - Cuánto limón, cuánta lima, cuánto perito maduro, cuántas niñas con sus novios y yo no tengo ninguno. 337 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Y entonces me contestó don Rafael, que estaba tocando la bandurria: Mi niña, tú novio tienes, que lo tienes en La Habana, si quieres mandarle recuerdos, mi corazón va mañana. Y esas cosas así que se hacían antes . . .. Y cuando no había baile, nos poníamos a contar cuentos y chistes d'esos. ¿ Quieres que te cuente uno? Miá tú, uno ... Mi alma, quien dice uno, dice veinte. Yo d'esos cuentos de antes sí sé. Bueno ... Te voy a contar cuentos de ésos ... Uno que ése sí que es bonito ... Verás ... GENOVEVADEBRABANTE De una mujer que se casó, que era guapa, guapa. Se casó y dijo el marido ... Tiene un cuñado, y dijo el marido: -Voy a ir pa' Venezuela. - ¡Ay, hombre! ¿ Te vas a ir y dejarme sola? - Sí, te voy a dejar sola. Mira, pero yo dejo a mi hermano a cargo tuyo, pa 'si a ti te hace falta algo, él te socorra, y te favorezca. Pero que él se embarcó tranquilo y dejó a su mujer allí. Y ella quedó en estado, estaba en estado. Cuando el marido se fue, el cuñado pegó a perseguirla, a perseguirla, y ella que no. Ella: - ¡Hombre, en ver que me dejó a tanto de ti, hombre, y tú hacer semejante desgracia! Nada, que no, que no, que no y que no. Que no le hacía el gusto y que no le hacía el gusto. Donde se va el cuñado, corno no le hacía el gusto, y le escribe al hermano diciéndole lo que pasaba: "Que en vista que él dejó a su mujer pa 'que él la ... sí. .. cuidara por ella, que estaba él viviendo mal porque la 338 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 mujer fo estaba persiguiendo. ¡Hombre, que estaba alrededor de él y que quería dormir con él, y que él por no ofenderlo a él ... ! ¡ Vamos, no podía ser!". Y fue al contrario. Entonces el marido escribió y mandó en el sobre al hermano: "que cogiera y la mandara a matar". Entonces cogió el hermano, y como no le hizo el gusto, la mandó a matar. Y entonces ella se ponía: -¡Ay, me van a matar! ¡No me maten, no me maten, que yo estoy inocente! Yo estoy inocente, a mí no me ha tocado mi cuñado, a mí. .. Yo no he querido faltar a mi marido porque mi marido es muy bueno. Y él, el bribón es quien me ha querido ofender a mí. Y yo soy muy honrada para yo hacer una cosa de ésas. ¡ No me maten! Porque quedaron de decir que le sacaran los ojos, se los pusieran en un plato pa 'saber que la mataron. Entonces dice ella: - ¡Ay, Dios mío! Ustés van a matar a una inocente. Entonces dice que dijo uno al otro: -¿ Vamos a no matarla y vamos a dejarla huir? Vamos a nomatarla. Eso vamos a hacer. - Bueno, a usted no la vamos a matar, pero que nadie lo sepa. No la matamos, la dejamos aquí. Solita en el monte oscuro, ella, la pobrecita, solita allí, con sus cerrajitas y yerbitas del monte que es con lo que vivía, y muy solita en el monte. Y el marido, embarcado. Allá, al cabo de tiempo, tuvo ella su niño, sin favorecerla nadie, apuradita allí, y tuvo su niño en ese monte. Y entonces a ella, cuando tuvo ese niño, se le apareció como una cabra, una cierva (no sé cómo le dicen, con el ubre que aquello divertía. Entonces cogió la cabra y se echó al lado de ella y entonces ella cogía y ordeñaba la cabra en una hojita de nogal de esa ancha. Así ordeñaba y bebía ella, y al niño lo pegó de la otra teta. Una teta para ella y otra para el niño. Y la cabra siempre con ella en la cueva. Así fue criando su niño, criando su niño y ya iba consolándose más con el niño. Entre más grandito, más grandito, creció, grandito ya ... El niño ya era grande, ya salía por allí el niño en los montes y se ponía: 339 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 - ¡Ay, mamá, que yo vi tal animal! Y tiraba corriendo pa 'la cueva donde estaba la madre: - No, mi hijo, no tengas miedo que no te hacen daño. Eso no te hacen daño, los animalitos no te hacen daño. Anda pa' aquí con tu madre. Al cabo un tiempo, el marido, que Dios mío mandó. No lo conocía nadie. Las barbas por aquí, y aquí le partían la boca. Entonces cogió y allegó, y cuando allegó allí, las vecinas (todas sabían quién era) .' "que era una mujer buena y cómo el marido la dejó y llorando, cómo había mandado a matar a su mujer". Y dicen las vecinas "que era muy buena, que el hermano es el que era un bandido, que era quien la perseguía a ella, que él la mandó a matar estando ella inocente, y que él la había matado pa' esos montes ... ". Y, entonces, más pena le dio, entonces, al marido. Era cuando él lloraba: - ¡Ay, Dios mío, yo mandar a matar a mi mujer, tan buena que era, cuando .. . ! Bueno, más pena le daba. Era que lloraba nada más que por eso. Un día estaba un vecino allí, dice: - Hombre, pero quítate ya eso del pensamiento. Vas a enterrarte ya. -Si es pena que no se me cura ya, es haber mandado a matar a mi mujer. -Bueno, hoy vamos a cazar, pa 'que se te quite eso. Era cazador el vecino. Se fue a cazar pa' arriba, pa' que se distrajera el hombre. Y, claro, lejos... Y entonces siente ... El niño salía (ya estaba grande), salía pa 'allá, y siente unos perros ladrando. El niño tira a juir pa' casa, pa' contra la madre. - ¿ Qué traes, mi niño? - ¡Ay, mamá, que yo vi una cosa, una cosa ... ¡auu, auu, auu ... !, que me quería matar. ¡Ay, que me quería matar! ¡Ay, que me quería matar! ¡Ay, mamá, y él lo mata y él lo mata ... ! - No, mi hijo, él no te hace daño. Estaban allí ... Pero el niño se volvió a asomar más allá y el padre vio que el niño juyó. Y entonces dice el compañero Guillén: 340 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 - ¡Ese niño juyendo ahí ... ! Ven acá, mi niño. - ¿ Ustés no me van a matar? - No, mi niño, nosotros no te matamos. - ¿ Qué haces tú aquí solito? -Yo, aquí, estoy con mi madre, con mi madre. -¿ Tienes madre? - Sí. - ¿ Y dónde está tu madre? - Allá en esa cueva. - ¿ Tú cómo te llamas? Al niño le había puesto su madre Desdichado, como no tenía padre. -Yo me llamo Desdichado ... (con el nombre del padre, que el padre estaba allí). ta y ... Y se quedaba bobo el padre. Creyendo que estaba su mujer muer- - ¡Jesús! Vuelve a decir mi niño cómo te llamas tú. -Desdichado "tal" (nombre del padre y el apellido de la madre). El compañero dijo: - ¡Jesús, Jesús, vamos allí adonde nos dice el niño! - ¿Dónde está tu mamá? - Mire, venga aquí conmigo. Pero ella que lo vio venir, dice: - ¡Ay, Dios mío! ¡Ay, Dios mío, que éstos vienen a matarme! Claro, ya ella ya sabía que el marido no existía y como tan barbu-do y tan mal como estaba. -¡Ay, que éstos vienen a matarme! ¡No me maten, que soy inocente! ¡Que soy inocente! Le contó y dice: - A mí lo que me pasó es que yo me casé y mi marido se marchó y me dejó, quedé en estado y yo le dije que "¡marcharse y dejarme!". Y él me dijo que un hermano suyo quedaba a mi cuidado, que él me daba lo que yo quería y todo. Y él lo que me hizo fue pegar a atropellarme. Yo no le hice el gusto. Entonces él escribió a mi marido diciéndole que yo esta- 341 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 ba aguadada de él, que era yo la enamorada. Y entonces me mandaron a matar. Y, entonces, nunca me mataron porque yo dije que estaba inocente. Yo soy. .. Dice el compañero: - ¡Jesús, ésta es tu mujer! -¿ Y tú cómo te llamas? - Genoveva. -¡Jesús, la desgracia! Pues entonces yo soy tu marido. Soy tu marido. - ¿Que tú sos mi marido? - Sí. La mujer cayó pa' atrás, muerta. Se abrazó el niño de él. El amigo dice: -Pues es tu mujer. Le dio apellidos con el nombre, con todo, le enseñó ella un anillo que tenía de él. Se besaron, se abrazaron. - Ya sé que eres mi mujer, vamos conmigo pa 'l pueblo. Y volvieron pa 'l pueblo por el monte, y la cabra, atrás de ella, no la soltó. Y llegaron al pueblo. Contó allí lo que le había pasado. Y dio cuenta al hermano de lo que pasaba y "que lo fusilaran". Y al hermano lo cogieron, lo fusilaron y lo mataron y ella quedó bien con su marido. ¿ Te gustó el cuento? ¡Éste también está bonito! ¿ Verdad? ¡Está bonito también! Un caso de ésos que ha pasado así. LA MENTIRA DEL SEÑOR ALCALDE (El cu en tito del mosco) ... Gente por arriba y ellos usan de echar su merienda, su comida y después cuentos, mentiras, chistes. Y echaron su cena, entonces, y dijeron: - Ahora vamos a ver el que más mentiras cuenta. El que más mentiras cuenta, ése se gana una ... 342 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 No sé ... ¡Tantísimo dinero! El que más mentiras contara. Y entonces estaba el Alcalde, jueces y toda esa gente. Y entonces dice: -Bueno, pues empiece usted, señor Alcalde -cuando terminaron de comer. El Alcalde dice: - Bueno, el mío es ... La mentira que yo voy a contar es que: "Yo vi un mosquito en el cielo, y los huevos le arrastraban por el suelo". Todos se quedaron bobos. Dice: - Peor mentira que ésa no puede ser; así que perdimos ya la ... -Anden a ver. .. -No, no, si más mentira que ésa no puede ser. Entonces, la mujer del hombre, llorando porque había perdido la apuesta. Se iba llorando a casa ... Y tenía una hija soltera. Dice: - ¿Qué traes, papá? Dice: -Lo que traigo es que ya ves que echamos una cena y después dicen que contáramos chistes y mentiras, y que el que más mentiras contaba, que se ganaba las apuesta y tanto dinero. Dice: - ¿ Y qué mentiras contó el Alcalde? Dice: - Contó que él vio un mosquito en el cielo, que los huevos le tocaban por el suelo. Dice: -Bueno, vaya usted y dígale usted que si las hijas pueden sacar la cara por sus padres. Y allegó el hombre: -¿Qué? -Dice mi hija que si ella puede sacar la cara por mí. Que si vale el sacar la cara por su padre. - Sí, sí, sí, cómo no, que venga. Y al Alcalde fue la chica: -Señor Alcalde, ¿ qué mentira contó usted? 343 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 - La mía es que "Yo vi un mosquito por el cielo, que los huevos le tocaban por el suelo". Ahora usted, señorita, diga la suya. - La mía es que "Yo vi los huevos de mi padre, tocándole el culo al señor Alcalde". - ¡Mentiras, señorita!, -dijo un hijo del Alcalde. Y ya era más mentira porque el mismo hijo del Alcalde lo dijo. Ya era más mentira, así que la apuesta la ganó ella. ¿No está bonito? EL DESAHOGO DE MI CUERPO Una señora que pasó por la calle (de esos chistes así) y tenía tres hijas, y estaba un chico al lado de la pared, abajo en esos árboles, y pasó con las tres hijas, y estaba un chico alli y fue y la que quiera que fue se tiró un pedo. Y entonces le dijo: - ¡Oiga, señora, tenga educación, que va usted por la calle! - ¡Cállese, caballero, que ése es el desahogo de mi cuerpo! Queda él pensando, dice: - Bueno, ahora cuando vengan pa' acá, yo las ajeito. Cuando venían ellas pa' acá, entonces él sacó su flor y se puso a orinar, a mear para ellas. Y ella con las tres hijas: - ¡Oiga, caballero, tenga usted educación y métase usted para adentro, que eso no se hace en la calle! - ¡Cállese, señora, que cuando usted pasó yo le dije que si se tiró un pedo, que tuviera educación y que no se lo tirara, y dice que era el desahogo de su cuerpo, y éste es el desahogo ... Yo me estoy haciendo esto por el desahogo de mis cojones! Dice: - ¡ Y si me ven que me vean, que yo sigo en mi tarea! De eso si, de eso sí decían antes, todo eso se decía antes. ¡Mía ustés, cuentos de ésos! 344 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA MIERDA, LA CACA Y LA PORQUERÍA Otro había, que estaban también tres juntas, tres hombres juntos, y pasaron tres chicas. - Ahí vienen la porquería, la mierda y la caca. Ellas bajaron su cabeza, todas risas. Sale una: - ¿Cuáles seremos la mierda? Otra: - ¿ Cuáles seremos fa caca? Y todas risas. Y ellos risas, después, que se partían. Antes no se escondían de decir esas cosas, antes si mija, si no escondían de decir esos contares desvergonzados y eso ... QUIÉN FUERA BRAGA DE USTÉS Después estaban otros juntos y pasaron, dice: - Quién fuera braga de ustés - le dijeron ellos a tres que iban. Dice una a la otra: - ¿Por qué nos dicen eso? - ¿Por qué nos dicen eso? Pa ' verte el conejo. ¿No sabes tú que las bragas es para eso? Chistes así, sí. LA HUERFANITA De una madre que tiene tres hijas y un varón, y el varón se le enfermó y estaba enfermo en un cuarto. Y había una chica que era huérfana allí. Y le dijo a ella, que no tenia padre ni madre: - ¿ Tú te quieres poner aquí conmigo a atender a mi hijo y a estar aquí conmigo? - Yo, sí. .. Al estar solita, yo quiero más estar con usted. - Bueno. 345 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Pero ella, en vez de estar con ellas, la puso en el cuarto encerrada con el hijo que estaba enfermo, "teticuloso ". Y entonces, ellas iban al baile, salían pa 'aquí y pa ' allá, y ella, la pobre, con él, acompañándolo a él. Una noche se fueron al baile y se le presentó una señora. Y ella llorando. -¿Por qué lloras? - Ya ve, porque soy huérfana. Y se me murió mi padre y mi madre y me coloqué con esta señora, y ahora lo que me tiene es aquí en el cuarto cuidando al enfermo. Y ellas salieron allá a divertirse. -Ahora mismo vas tú al baile conmigo. Te pones este traje que te traigo, te pones estas zapatillas, te pones estos zarcillos, estos anillos y te vistes tu traje mejor que hay. Ella se vistió. Y dice: -Y tú vas al baile ahora y entras a bailar. Y los chicos y chicas, todos, te van a sacar, como te ven del modo que vas vestida, y tú bailas. Nada más que dos piezas y, enseguida que bailes dos piezas, enseguida sales, que yo te estoy esperando por fuera a traerte pa' casa. Hizo así. Se vistió: sus buenas zapatillas, sus buenos zarcillos, ca-denas de oro, anillos de oro ... ¡Cómo sería vestida, que ella era bonita ... ! Y se fue al baile. Cuando la vieron entrar, todo el mundo: -¡Ay, ay, qué chica más preciosa! ¡ Ay, fuerte niña tan preciosa! Todo el mundo amontonado pa' sacarla a bailar. La sacaban a bailar, pegaban a bailar. Después ... Después le decían que si repetía y la chica que no, que no ... Y entonces la volvieron a sacar, y entonces, cuando la sentó, todo el mundo a sacarla. Como ella en el baile no habían. La chica se fue y todo el mundo: -¡Ay, qué chica más hermosa, qué chica más hermosa, chica más preciosa ... ! º.' ' ' ... ¡ ueseyo. Cuando vino del baile, ella vino y se acostó donde estaba el enfermo. Al otro día, las chicas con quienes ella está, dicen: 346 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 - ¡Mira, muchacha, anoche fue una chica al baile ... ! ¡Ay, ay, que todo el mundo quedó enamorado de la chica! Aquello parecía un ángel, aquello vestía de oro, tenía sus zarcillos, sus buenas cadenas y zapatillas y todo. ¡Ay, qué hija más preciosa, qué mujer más preciosa, todo el mundo enamorado de ella! Y ella calladita como un sueño, ella no decía que fue ella, ni nada. Al otro domingo volvieron. Volvieron al baile y la volvieron a dejar. Y volvió otra vez a aparecerse esa mujer. Si mejor traje llevó aquella noche, mejor traje llevó a la otra noche, y mejores zarcillos y mejores pulseras y mejor todo. ¡Que aquello daba gusto! -Tú vuelves a hacer lo que yo te digo. No bailes más que dos piezas. Los chicos y chicas han de estar amontonados por ti y tú no bailes más que dos piezas, para que no te conozcan, ¿eh? Y enseguida sales que yo te espero pa' volverte a traer. Entonces volvió. Cuando la vieron entrar, todo el mundo "¡uh, uhuhuu, uh, uhuuu, uhu, uh, uh. .. !". Todos a ver quién bailaba con ella, a ver quién la sacaba. Y no bailó más que las dos piezas. Todos que "si volvía a repetir" y ella "que no", que volvía a marcharse. Volvió a salir y volvió a acostarse en su cama donde estaba el enfermo. Al otro día, las hermanas, a contarle otra vez: - ... Si bonito traje llevó aquella noche, más bonito llevó anoche. ¡Ay, qué traje más bonito! ¡Ay, qué zarcillos! ¡Ay, qué pulseras! Todos los chicos y chicas a montones a andar con ella. Y ella calladita. Vuelven al otro domingo, otro traje, otras zapatillas, otras pulseras, otros ... ¡Mejor que nunca! Pero que, entonces, el hijo del rey, que era soltero, estaba allí, y desde que la vio, él (¡claro!), todo el mundo (que aquello encantaba) enamorado de ella. Entonces cogió y, a ella al salir, se le cayó, se le salió una zapatilla; al salir se sacó el zapato y se le quedó la zapatilla. Entonces va corriendo el hijo del rey y la cogió: - Con la que tiene la zapatilla ésta, con ésa me he de casar yo. Bueno ... Él guardó sus zapatillas y, al otro día, anduvo en todo el pueblo a ver "cuála" la que tenía la zapatilla hermana a la que él tenía, 347 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 para él casarse con ella. Entonces allegó y acertó a venir donde estaban las hermanas, y ella estaba en el cuarto con el enfermo; de allí no la dejaban salir. Entonces se lo probó a todas las hermanas y no fe servían. -¿No hay por aquí más chicas? -Ahí está una que está con mi hermano, cuál dice que no hay, mire usted ... - Dígale que salga. Y fe enseñó la zapatilla. -¿ Usted no tendrá una zapatilla igual que ésta? - Sí, señor, sí, la mía es. Se puso la zapatilla, bah, salió la chica, la echó en su coche. Se fa llevó a casarse ... Y las hermanas: - ¡Jesús, Jesús, Jesús ... ! Entonces es cuando se tiraban mano a las greñas, que "era ella" ... Cuando se tiraban a las greñas: -¡Mira la suerte de ella! ¿ Y qué resulta dispués? Ellas tres murieron "teticulosas "y la chica se casó con el rey ... ¡ Y una príncipa, creo que eral Y las otras murieron "teticulosas "porque ellas no la mantenían sino pa 'que les cuidara al enfermo. Y Dios le dio a ella suerte. Está bonito también, ¿verdad? UNA RETAJILA Érase una madre mudable, perincutable y caricutable, Tenía tres hijos modijos, perincotijos y caricantijos. Se fueron al monte modonte, perincuntonte y caricuntonte en busca de tres conejos madejas, perincuntejos y caricuntejos. Cuando vinieron del monte modon- [te, perincuntonte y caricuntonte, que llegaron a casa modasa, perincuntasa y caricutasa, ellos vieron a la madre mudable, 348 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 perincutable y carincuntable: - ¿Dónde ponemos los conejos mo- [ dejos, perincuntejos y carincuntejos? - Ponlos en aquel hoyo, modoyo, perincuntoyo y carincuntoyo. Se volvieron para el monte, mo- [ donte, perincutonte y caricuntonte en busca de más conejos modejos, perincuntejos y caricuntejos. Cuando vienen del monte modonte, perincuntonte y carincuntonte, que llegan a la casa modasa, perincuntasa y carincuntasa, dicen a la madre: - ¿Dónde están los conejos mode[ jos, perincuntejos y caricuntejos? - Se los comieron los gatos, moda[ tos, perincuntatos y carintontatos. Se volvieron pa ' al monte modon- [te, perincuntonte, carincuntonte, en busca de una jorca para ajorcar a la madre modable, perincutable y carincontable, por matarle los conejos madejas, perincuntejos y carincuntejos. ¿No te gusta? Es una madre que tenía dos hijos y querían coger unos conejos y.fueron a cazar los conejos al monte ¿entiendes? Y vienen a casa pa 'que la madre se los pusiera en una olla y después la madre se los dejó comer a los gatos ... Y por ahí armaron esa retajila ellos. ¿No te gustó? BLANCANIEVES Y LOS SIETE HERMANOS Era una mujer que tuvo una hija y, ahora, ella era muy guapa, la madre, muy guapa. Y se miraba al espejo y decía: - ¡Ay! ¿Si habrá mujer más guapa que yo? -Sí, tu hija te gana, tu hija te gana. Y entonces ella mandó a matar a la hija de envidia, pa' l monte, que la mataran, pa' arriba. Como decían que la hija era más guapa, de envidia. Entonces cogió y la llevaron pa ' matarla. Y entonces dijeron: -Te vamos a matar. - Pero, ¿por qué? 349 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 - Porque tu madre te mandó a matar, porque dice que tú eras más guapa. -Pues como ustés quieran, como ustés quieran, si me quieren matar, mátenme, pero yo no debo nada a nadie. - Bueno, pues te vamos a dejar, pero tú cuidadito con bajar al pueblo, cuidadito con bajar al pueblo, que no sepa tu madre que estás viva, porque entonces nos mata a nosotros o nos mete en la cárcel. - Pierdan ustés cuidado. Y la dejaron solita en aquel solitario. Y habían tres ... seis bandidos que robaban por ahí, dinero ... Bandoleros. Y había una cueva grande donde ellos iban con el dinero que robaban a dormir en aquella cueva. Y entonces ella era guapa, guapa, y entonces había siete enanos, siete hermanos que eran siete enanos ellos. Entonces ella fue, dio con la cueva, y al momento, cuando entró y vio aquella cueva grandísima y los montones de dinero daba miedo, y habían siete camas, eran siete enanos, siete camas, una mesa a media cueva, no sé ni cuánto había, puesta de todo. Y entonces, ella, como Dios le ayudó, cogió y entró en la cueva, ella solita como vio que estaba todo, entró y barrió la cueva e hizo las siete camas y de cada cosa que dejaron en la mesa cogió un pedazo y volvió a salir antes que la agarraran. Ella lo hizo así y se marchó. Cuando vinieron los siete hermanos, los siete enanos, dice: - ¿ Yyy. .. ? Pues aquí hubo gente, aquí hubo gente ... - Y la cueva barrida .. . - Y las camas hechas .. . -Jesús, ¿quién será? -Mira, y comieron;faltan las quesadillas, falta ... ... Que si falta esto y falta lo otro ... - Ay, ¿quién será? ¿Quién será? - Nada, lo que vamos a hacer es a ver si esa persona vuelve ... Se va a quedar uno esta noche, hoy se va a quedar el más viejo, los otros salimos y el otro se queda acostado, a ver que esa persona ha de volver a la cueva a hacernos algo. Porque como estaba, a todos les gustaba el aseo y esas cosas. Bueno, salieron los otros al campo, y ella llegó y volvió a barrer su casa, 350 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 fregó la loza, hizo las camas y aquélla la dejó como estaba el hombre acostado, y sentía despertarlo. Hizo todo y donde acabó, llegó a marchar. Y él, se levantó, pegó a seguirla y no la pudo agarrar. Cuando los enanitos vinieron privados a casa, dice: - ¿Qué? ¿Agarraste la mujer que estuvo aquí? - No, ya ves como no. -Pues no la oí ... Y barrió y fregó y comió e hizo las camas, y la mía no la hizo, y entonces se marchó y no la sentí. Donde se quedaron todos y ninguno la podía agarrar, hasta que quedaba después el más chiquito. Bien, se quedaron en la cueva y ellos después desconsolados porque veían aquel aseo y aquella cosa, falta de una mujer, como tenían, que le hicieran la limpieza y que no hay ninguna. Se quedó el más chico, entonces se fue a virar, entró, volvió a comer, volvió a barrer, hizo las camas y aquélla la dejó porque estaba el enano durmiendo. Ella saliendo por la puerta, él despertando: - ¡Eh, eh. .. !, -y la abanó. Ella se quedó muerta. Dice: -Ahora me mata, ya ahora me mata ... Pero muero con gusto porque yo no les hago nada. Entonces, dice: - Mire, usted no se asuste, usted espera aquí hasta que vengan mis hermanos, hasta que vengan mis hermanos usted está aquí con nosotros, que nosotros no la matamos ni le hacemos nada, nada usted se está aquí. Ella se estuvo allí con él. Cuando vinieron los hermanos todos se enamoraron de ella. Era tan guapa, la chica, que todos se enamoraron de ella. Entonces dijo el más viejo: -Miren, somos hermanos, somos todos siete hermanos, ninguno tenemos que casarnos con ella, ni enamorarnos de ella, es una hermana que tenemos aquí en nuestra casa para que nos haga todo y no pa' casarnos con ella. 351 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Bueno, así lo hicieron, ellos allí y ella allí en su casa. Le compraron trajes de oro, prendas de oro, de todo ... ¡Miá esos bandidos que tenían dinero! Todo, le compraron de todo, que parecía una virgen. Donde la condenada madre supo que la hija estaba viva. Manda a una amiga. Ya ves que había de antes esas viejas que eran hechiceras ... Bien, pues una de ésas. Y entró la vieja en la cueva. Nada más ver cómo estaba tan bien, los hermanos y qué sé yo ... Donde vino la vieja y dice: - Mira, ¿cómo no te compras aquí algo, que vengo vendiendo esto? - ¡Ajá!, ¿yo pa' que quiero nada si tengo aquí mis hermanos que tienen de lo que yo quiera? Ahí tengo el dinero a montones. Yo tengo de todo, a mí no me hace falta nada, ellos me dan de todo lo que yo les pido, a mí no me hace falta nada. - Pues, cómprate un sostén, cómprate un sostén. Tanto anduvo la vieja donde le hizo comprar el sostén. Claro, dice la vieja: - Ahora, el sostén, no se dan de cuenta de que está hechizado ... Y dormida quedó ... Cuando vinieron los hermanos ... Enseguida que la vieja le puso el sostén, cayó muerta pa 'fuera. Los hermanos vinieron y la muchacha en el suelo, dormida. - ¡Ay, cómo se murió nuestra hermana! ¡Ay, cómo se murió! Y pegaron todos a llorar, a llorar, a llorar y entonces pegaron a quitarle la ropa pa' vestirla, pa' ir a enterrarla. Cuando le fueron a quitar la ropa y le quitaron el sostén, ella pegó a despertar. Entonces pegaron todos contentos, todos contentos ... Dice: -Pero, ¿qué te ha pasado? ¿Qué ha pasado? - Una vieja que vino y me dijo que le comprara y yo le dije que no, que yo no tenía falta de nada, que ustés me daban de todo y qué sé yo, y que yo no tenía falta de nada ... - Bueno, pues, tú no vuelvas más nunca a comprar nada a ella. Tú compra lo que a ti te dé la gana. Mira el dinero ahí, tú pide cuánto quieras. Tú mándala a jugar, tú no hagas caso de ella, que es una vieja hechicera ... 352 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Bueno, volvieron ellos a salir a su trabajo, y se enteró la vieja que no la había enterrado y se había quedado sentadita. Vuelve la condenada vieja otra vez a ... - Le he dicho a usted que no quiero nada, que a mi no me falta de nada ... - Voy a ponerte ... Vira pa 'acá fa lengua pa 'echarte una pastilla, a ver si te endulza la boca. Entonces echó la lengua y se quedó con la pastilla en la boca. Y vuelve a quedar dormida. Allá cuando vuelven los hermanos, entraron otra vez: muerta. -¡Jesús, la desgracia! ¡Cómo volvió la vieja, otra vez!¡ Volvió la vieja otra vez! Ellos creían que volviéndola a adular, se volvía, que estaba hechizada, que era de que lo que la vieja le había dado. Donde nada, muerta y muerta, la lloraron, muerta y ahí si la llevaron pa 'abajo, pa 'l pueblo, le hicieron su cajón, un cajón que parecía oro. Como ella era tan guapa y no estaba muerta sino asi .. . que tenia su color y aquello daba gusto. Y ahora ésta la pusieron en la casita del mortuorio, unas casitas que hay pa 'enterrarla al otro dia. Y el hijo del rey (tenia el rey un hijo) y paseaba en aquella calle todos los días con su coche, con su coche y venia a tantas horas ... Y ellos la dejaron en el cuarto mortuorio para ir a enterrarla al otro día, y un dia dice: - Niño, ¿qué es lo que tú paseas ahi en esa calle? -Ay, mamá, si usted viera lo que tengo en aquel cuarto. - ¿Qué tienes tú? - Mire, hay un cajón de oro y una niña dentro con unos zarcillos, sus cadenas y todo de oro ... Aquello que da gusto. Si usted la viera, mamá, móntese en el coche para ir a verla. La madre se montó en el coche para ir a verla, con el hijo del rey. Cuando llegó allí, dice: - ¡Jesús!, ¿qué habrá pasado aquí? Tanta gente mirando esto. Y pasó dentro y la madre, asi, la vio toda y le vio una cosa dentro de la boquita. Dice: 353 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 -¿ Y esto que tiene la niña aquí, qué será? Y le sacó una pastilla, la cosa de la pastilla y ella se sienta. -¡Jesús! Más enamorado el hijo del rey de ella, más enamorado de ella. -¡Ay, mamá, ay, mamá, ay, mamá ... ! La niña le contó todo lo que le había pasado con los hermanos, con la vieja, y todo. -Pues, bien, ahora ya no vas a volver más con tus hermanos, ahora me caso contigo, te invito a mi casa. Entonces dijo ella, dice: -No, yo sí me caso contigo, yo sé que tú me quieres, pero tenemos que avisar a mis hermanos, yo sin mis hermanos no me caso. Entonces se montaron ellos en el coche y la llevó a casa de los hermanos y entonces le dijeron lo que había, y entonces los hermanos vinieron a la boda, vino y se casó con él, con el hijo del rey. ¿No te gusta éste también? LA MORTAJA Una que estaba pa' casarse, pa 'casarse y entonces presentó uno que valía más que el novio y ella entonces lo dejó. Y entonces él se mató por ella, y ahora él le canta: Dices que te vas a casar Oye los golpes que dan 2 y que necesitas padrino, 12 fabricándome la caja, a mí entre cuatro vecinos haciéndome la mortaja 4 me llevarán a enterrar. 14 mira qué despacio van. Tu casa debe de estar Las campanas doblarán 6 llena de acompañamiento, 16 por mi muerte lastimosa, la mía de sentimiento, sólo te encargo una cosa: 8 de angustia y melancolía, 18 que no te olvides de mí. se celebrará en un día Llorando me voy por ti, JO mi entierro y tu casamiento. 20 adiós trigueñita hermosa. 354 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Y si a medianoche ves 22 y si encuentras una mortaja, cuatro velas y una caja, 24 no llames ni enciendas luz, ni a nadie de tu familia 26 soy yo que vengo a buscar lo que me ofreciste en vida. Él, entrando pa 'l cementerio; ella, entrando pa' la iglesia; y él, dándose un tiro. Allí quedó. LOS RAYOS DE LA LUNA De una que tenía un novio pa' casarse y, entonces, se presentó otro pa 'casarse también; se presentó y entonces dice: -¿ Tú te quieres casar conmigo? -Yo, sí. -Bueno, pues entonces yo corro a mi novio. Bueno, lo corrió. Entonces él decía: -¡Ay, Dios mío, quién podría vivir sin esta mujer! Es imposible que yo viva sin ella. El remedio que voy a tener es coger y matar al novio. Y entonces ella me querrá a mí. Entonces cogió, lo acechó y lo mató al novio. Lo mató. -¡Mataron a Fulano! ¡Mataron a Fulano! ... Y sin saber quién lo mató. El que ella había dejado fue quien lo mató y entonces ella lo quiso a él. Se casó. Allá a tantos años, durmiendo con su mujer, durmiendo con él, a tantos años y él pega risas y risas en la cama con la mujer, dice: - ¿Por qué te ríes? -Por nada. Y más risas. -Pero dime a ver por qué te ríes. -Por nada. -Pero dime por qué te ríes. -Por nada. 355 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 -Pues tienes que decírmelo -le dijo la mujer. - Mira, yo me estoy riendo porque yo fui el que mató a tu novio y cuando yo lo maté, me dijo, dice "Los rayos de la luna me sirvan de testigos", y ahora me están dando los rayos de la luna y ahora me están dando los rayos de la luna y me estoy acordando. Yo fui quien lo maté y me dijo eso, dice "Los rayos de la luna me sirvan de testigos". Efectivamente. - Ah, ¿túfuiste quien lo mataste? -Sí. Se levantó y fue a contra de la justicia. - Vengo aquí a decir quién mató a mi novio. - ¿Quién? -Mi marido. - ¿ Tu marido? - Sí. - ¿ Tú que quieres que yo haga? - Que lo llamen y que lo fusilen a él porque estoy viviendo con un criminal y conforme le hizo a él, me hace eso a mí. ¿También está bonito? A UNA QUE SU NOVIO LA DEJÓ Vivía una señorita 6 qué desgraciada nací, 2 que su novio la dejó ése se retira de aquí y tres meses se pasó 8 como usted bien lo sabe, 4 llorando, la pobrecita. lo que siento es que se alabe 2 Ella dijo: -Mamita, 1 O de un besito que le di. Pues resulta que se lo encuentra por la calle un día y dice: -Hombre, mira lo que has hecho, 4 que me has dejado la luna, colgando una por una 6 las horas del padecer, ése es tuyo que va a ser esclavo de la fortuna. Y entonces se casó con él después por cuentra de eso. ¿ Te gustó? 356 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 ESO FUE MÍO PRIMERO Hay otro que se casó también con el mismo caso, lo dejó por otro y entonces vivían en la calle y allá a medianoche, pasó el novio que tuvo y dijo él ... dice: - Oye, Fulano, quita la mano de ahí, que eso fue mío primero. Y entonces el novio que estaba acostado con él, dijo: - Quítate el coño tu madre. - Bueno, mañana nos esperamos en la calle, cuando me levante. Cuando se levantó, el otro se levantó a dar con la mujer, se marchó y la dejó y entonces él vivió con ella. Son casos bonitos todos. Ése también está bonito, ¿verdad? LA MULA COJA Era un rey y tuvo una hija que valía, vamos, por arriba, y entonces él la prometió de casarla con el que se le presentara que tuviera un diente de plata. Y entonces se le presentó uno que era el diablo. - Yo caso a mi hija con el primero que se me presente y que tenga un diente de plata. Y entonces se le presentó un caballero. Fíjate cómo sería y entonces al ver que tenía el diente plata, se casó con él. Se casó con él y vivía bien, vivía bien con su marido. Allá viviendo bien con su marido. Ella no tenía/alta de nada. Y entonces le dijo el marido: -Toma las llaves de todo. Únicamente este cuarto no quiero que tú me lo abras. -¿Por qué? - Porque no. Y entonces, ella, la mujer, como curiosa fue, cogió y abrió el cuarto un día que el marido no estaba en casa. Y encontró todo una cuadra como esta casa llena de bestias amarradas que estaban ahí en el infierno pagando sus pecados, en el irifierno con el diablo. Unas estaban en forma de bestias de burras, de mulas cojas, de yeguas, de caballos y de 357 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 todo, según los pecados que cada una cumplía, estaban condenadas allí en el infierno. Y entonces a ella, le dijo una viejita quien siempre iba a su casa a que le diera comida y le daba siempre una tacita comida, siempre, y ésa fue y se murió y estaba en el infierno en forma de mula coja ... Y cuando la vio entrar dice: - ¡Jesús, mi alma! ¿Qué te echó por aquí? - Le dijo la mula coja. -Ya ves ... -¡Jesús, mi hija, que tú estás casada con el diablo! -¿ Qué me dices? -Sí, mi hija, sí. Yo soy la que tú le dabas siempre la comida y estoy condenada pasando en el purgatorio pagando los pecados que debo y me tienen en clase de mula. Ella se quedó suspensa. - Así es que tú, mira ... Tú, ahora ... Él te ha de decir a ti que si tú quieres ir a ver a tus padres y tú le dices "Yo, como tú quieras, como tú quieras", y él ha de sacar dos bestias, una yegua y yo, la mula, la mula coja soy yo, y entonces él te dice "Vamos tal día que tú quieres ir a verlos" y entonces salgo yo y la yegua. Y él te dice que te montes en la yegua, y tú dices que no, que en la yegua no te montas, que tú vas en la coja que soy yo. Y dándome palos, y él me da palos, y tú dices "Déjala ir, hombre, tú no ves que no puede, tú no ves que no puede caminar". Cuando lleguemos a la puerta de tu madre, de tus padres y de tus padrinos, hay una portada y entonces con una clazada, y entonces yo me voy agarrando, agarrando, agarrando y él dándome palos, dándome palos. Y le dices "Déjala ir, hombre, tú no ves que está coja y no puede, que está coja y no puede, déjala ir, hombre". Y él dándome palos hasta que yo me agarro de la baranda de la puerta de tus padres. Entonces dices tú, te agarras tú y dices: "¡ F avorézcanme mis padres y mis padrinos". Y entonces él pega a salir y se marcha aquello pegando fuego, se marcha y tú te quedas con tus padres. Éste es el cuento. ¿También está bonito? 358 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 EL SOL Y LA LUNA El sol le dijo a la luna que si se quería casar con él: -¿ Tú te quieres casar conmigo? Y ella le dijo: - No, yo contigo no me caso, yo sigo mi camino. Eso le dijo la luna al sol y es por eso por lo que dicen: La luna no tiene rayos porque el sol se los quitó con un besito de amor que a su rostro le tiró. Que por eso no tiene rayos la luna. ¡Está bonito también! FIN 359 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 1. SOBRE EL ORIGEN DE LA ACTIVIDAD LOCERA EN HOYA DE PINEDA (GÁLDAR-SANTA MARÍA DE GUÍA. GRAN CANARIA) 2. LOS JUEGOS EN LA HORNADA DE TEJAS (TENO ALTO, BUENAVISTA DEL NORTE. TENERIFE) 3. ANÁLISIS DIDÁCTICO DE LA ENSEÑANZA DEL JUEGO DEL ,PALO CANARIO 4. EL ESTILO AGOSTA DE JUEGO DEL PALO CANARIO. DE LA MEMORIA Y DEL CORAZÓN 5. ESTUDIO SOBRE ALGUNOS JUEGOS DE PALOS EN LA TRIBU DE LOS AiT OUIRRA (MARRUECOS) 6. LAS ANGUSTIAS Y EL PINO, LAS DOS ROMERÍAS DE LA BANDA, LA PALMA 7. "LA SECUESTRADA DE POITIERS" Y "EL CRIMEN DE GABRIEL', DOS MUESTRAS DEL ROMANCERO TRADICIONAL APARECIDAS EN LA ISLA DE EL HIERRO A MEDIADOS DEL SIGLO XX 8. UN RELATO Y UNA REFLEXIÓN SOBRE LA MEDICINA TRADICIONAL CANARIA 9. LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA CANARIA EN EL SIGLO XX 1 O. EL TRABAJO TRADICIONAL DE LA PIEL EN LA ISLA DE GRAN CANARIA 11 . UN INSTRUMENTO MUSICAL DE LOS PASTORES DE LA GOMERA: LA PITORRERA, PITO O FLAUTA 12. LA TRADICIÓN ORAL EN LA ISLA DE EL HIERRO. "CUENTOS DE LA ABUELA SEGUNDA" CAJACANARIAS • CABILDO DE EL HIERRO CABILDO DE TENERIFE ÁREA DE CULTURA Y PATRIMONIO HISTÓRICO• ÁREA DE MEDIO AMBIENTE AYUNTAMIENTO DE ARONA =-= 'Do - ... ... -= -N'<' AYUNTAMIENTO DE PUERTO DE LA CRUZ• AYUNTAMIENTO DE BUENAVISTA AYUNTAMIENTO DE SANTIAGO DEL TEIDE • AYUNTAMIENTO DE VALLE GRAN REY © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
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Calificación | |
Título y subtítulo | La tradición oral en la isla de El Hierro: cuentos de la abuela Segunda |
Autoría principal | Padrón Castañeda, Jaime |
Autores secundarios | Abuela Segunda |
Entidad | Vicerrectorado de alumnado de la Universidad de La Laguna |
Publicación fuente | Tenique: revista de cultura popular canaria |
Numeración | Número 05 |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | San Cristóbal de La Laguna |
Editorial | Grupo folklórico de la Escuela de Magisterio de La Laguna |
Fecha | 2003 |
Páginas | pp. 326-360 |
Materias | Cultura popular ; Folklore ; Canarias ; EL Hierro ; Tradición oral |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 9972513 Bytes |
Texto | La Tradición oral en la isla de El Hierro CUENTOS DELA ABUELA SEGUNDA Jaime Padrón Castañeda © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 la Abuela Segunda (que murió el 13 de febrero de 1992 a los 99 años) nos cuenta en estas páginas algunos "casos desos denantes que han pasado ", reviviendo una Tradición Oral casi desaparecida por completo: la de contar cuentos. "Aquí pego a contar ... ". DE MIS ABUELOS Y BISABUELOS ... Hay gente que ni siquiera llega a conocer a sus padres. Algunos nunca vieron a sus abuelos. Y la mayoría no saben absolutamente nada de sus bisabuelos ni de sus tatarabuelos. Alguna foto vieja de la abuela, un cuadro, una trapera, un recuerdo entrañable y ya está ... Es lo único que queda de nuestros antepasados. "Las cosas que no se escriben, se mueren con nosotros", oí decir que dijo una vieja de La Gomera, y así es. Lo malo es que uno se da cuenta de eso demasiado tarde, cuando nuestros abuelos ya no están 329 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Nuestra abuela materna, María Monteverde León ( 1903-1992), hija de nuestro bisabuelo Casiano Monteverde, mutilado de la Guerra de Filipinas (siglo XIX) ... "La bruma se va pa'l monte / en busca de la espesura, / allí se van mis dos ojos ... ". para contárnoslo. Yo he tenido la suerte de conocer no sólo a mis padres, sino también a mis abuelos y a mis bisabuelos. Precisamente a ellos, y más concretamente a mi bisabuela Segunda, va dedicado este modesto trabajo. Mi bisabuela Segunda Gutiérrez Morales (que vivió casi cien años), protagonista absoluta de estas páginas, madre de mi abuelo Benito Padrón Gutiérrez, y abuela de mi padre (Benito Padrón Cejas), me contó una vez una "jartada de cuentos d'esos de antes" que yo-por suerte- tuve la ocurrencia de grabarlos en una cinta casete para no sé qué trabajo de dialectología ... Lo cierto es que me pegué casi un mes (agosto de 1983) yendo a la casa de mi bisabuela Segunda por las tardes, después de almorzar y con el simple propósito de pasar un ratito conversando con ella. 330 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 A veces nos venía a acompañar mi otra abuela, María Monteverde León, por parte de mi madre (Marilola Castañeda Monteverde) que a su vez fue hija también de uno de los últimos mutilados de la Guerra de las Filipinas de 1898; hablo de mi bisabuelo Casiano Monteverde, un hombre que murió con más de cien años y que recibió una paga de por vida que venía a buscar a Tenerife todos los meses, y con la que arregló la plaza de Los Llanillos ... Pero eso es harina de otro costal y del que espero dar detalles en otro trabajo. Las charlas con mi bisabuela Segunda quedaron recogidas en una serie de grabaciones que afortunadamente conservé. En aquellas tardes veraniegas de 1983, las horas pasaban entre coplas, tonaditas, cantares, chistes, y cuentos d 'esos de antes .. . El miedo al aparato Sony que yo portaba era evidente, pues la lucecita roja no era muy familiar para aquellas mujeres del siglo XIX. Así que poco a poco logré que le fueran perdiendo el respeto y el miedo al radiocasete que yo con discreción sacaba de la mochila para no amedrentarlas. Fuimos entrando, como quien no quiere la cosa, cada vez en mayor confianza, hasta que mi abuela Segunda terminó por soltarse el labio del todo, haciendo entonces alarde de una prodigiosa memoria pese a sus noventa y dos años ... De todo el material extraído tras varias tardes de grabación me llamaron poderosamente la atención los cuentos y los chistes de su época que ella presumía conocer. Estos cuentos de antes desgranados por mi bisabuela Segunda me resultaban familiares. Yo los reescuchaba luego, más tarde, por la noche, asomado en el balcón de mi casa, mientras la gente pasaba camino de la plaza de Tigaday para ir al baile. Y a través de los cascos escuchaba la habilidosa y confusa voz de mi bisabuela Segunda, que yo trataba a duras penas de descifrar, dadas las malas condiciones de la grabación debido al ruido de los coches y de los transeúntes que se colaban por la ventana abierta del viejo Casino de La Cruz Alta. Y le daba una y otra vez al rebobinado para volverlos a escuchar porque era evidente que aquellas historias, mitad reales mitad fantásticas, me eran familiares, yo las había escuchado antes, pero no sabía dónde ... Hasta que caí en la cuenta. Claro, tan simple como inaudito: se trataba de los célebres cuentos de La 331 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Cenicienta (que ella denominó La Huerfanita), Blancanieves y los siete enanitos (" .. .Los siete hermanos"), Genoveva de Brabante, La mula coja ... ¡Quién no conocía aquellos cuentos tan ... tan ... universales! Lo sorprendente no eran los argumentos de los cuentos que todo el mundo conocía y conoce; lo verdaderamente original era que mi abuela Segunda los contaba como si fueran historias reales (o por lo menos así se empeñaba en presentánnelas a mí) propias de El Hierro, ocurridas en la isla, ambientadas en el Valle del Golfo, con parajes y diálogos que más bien parecen sacados de una crónica de Machín. Por eso daba datos de los escenarios, de los personajes, de sus formas de hablar, de vestir, que parecían las propias de El Hierro en tiempos de mi bisabuela ... La cadena de transmisión oral exigía la contextualización de esos cuentos tan universales y para eso, mi abuela Segunda, muy acertadamente, los había herreñizado, por decirlo de alguna manera. Ella no sabía leer ni escribir, así que alguien se los había transmitido. Era la Tradición oral que persistía en El Hierro, en los tiempos en que leer y escribir era un privilegio burgués, o de los ricos; como quiera que sea, la mayoría del pueblo eran trabajadores analfabetos que tenían otra fuente de transmisión cultural no por ello menos rica: la Tradición oral. Y era evidente que estaba viva y latente en la memoria de mi bisabuela Segunda. Eso fue lo primero que percibí yo mismo, recién cumplidos los veinte años, al escuchar aquellos cuentos. Mi bisabuela Segunda Gutiérrez Morales murió el 13 de febrero de 1992. A finales de ese mismo año ( el 19 de diciembre) también murió mi abuela María Monteverde León, que aparece en aquellas grabaciones del año 1983 ... El antepasado directo más viejo que me queda es mi abuelo Benito Padrón Gutiérrez, pues mi abuela Orosia Cejas también murió el verano del año 2000 ... Creo que en homenaje a todos ellos, abuelos y bisabuelos, alguno vivo, la mayoría muertos, saco a la luz el testimonio de la más vieja, la abuela Segunda, que con sus cuentos - estoy seguro- nos transportará a otro siglo, a otra época, no sólo por la gracia y acierto que demuestra al narrar las historias, sino también por ser una muestra palpable y viva del singular habla de la isla de El Hierro, para nosotros hoy casi ancestral. 332 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Nuestra bisabuela Segunda con uno de sus tataranietos, Héctor Saúl Padrón. La memoria sigue viva. "Paloma que vas volando / que en el pico llevas flores ... ". Tras muchos años guardados en casete, los cuentos pasaron primero al papel y posteriormente al ordenador. En el disco duro han permanecido algunos años. Lo único que hice es transcribir la voz de mi abuela Segunda, por respeto a la Tradición Oral. Tal como ella me los contó a mí, yo se los cuento a ustedes. Ahí van. 333 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 ÍNDICE de cuentos y chistes "d'esos de antes ... " La Abuela Segunda. Genoveva de Brabante. La mentira del Señor Alcalde o El cuentito del mosco. El desahogo de mi cuerpo. La Mierda, la Caca y la Porquería. ¡Quién fuera braga de ustés! La Huerfanita. Una retajila. Blancanieves y los siete Hermanos. La mortaja. Los rayos de la luna. A una que su novio la dejó. Eso fue mío primero. La Mula Coja. El sol y la luna. LA ABUELA SEGUNDA Yo me llamo Segunda Gutiérrez Morales, tengo noventa y dos, me parece ... Nací en la isla del Hierro, en el pueblo del Pinar. .. ¿En qué año nací? ¡Ay, mijo, no sé ... ! En el mes de mayo nací, pero el día no te lo digo ... Mi padre fue Saturnino Gutiérrez... Vivíamos en El Pinar y nos mudábamos pa 'l Golfo en el verano. De chiquita me acuerdo que venía un hombre ciego, con las barbas por aquí, a casa y nos sentábamos todos en el patio a escuchar los cuentos que él nos decía. ¡Eso sabía de cuentos ... ! ¡Ay, Dios! No había tarde que no nos cogiera la noche allí contando cuentos y chistes y mentiras de ésas. Nos sentábamos siempre en el hormigón, al pie del brocal del aljibe y alrededor del fuego, entonces nos poníamos a contar cuentos, a cantar tonaditas, y mientras mi madre nos freía papas con manteca y nosotros mojábamos el pan en el aceite. 334 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 ¿ Tú te crees que es como ahora que hay televisión y eso ... ? No, mijo, no. Antes no había más que miedo. Ni televisión, ni cine, ni discoteca ni nada. Antes, pa 'bailar, teníamos que ir caminando de un pueblo a otro, hasta donde estaba la casa donde se hacía el baile. Yo tuve suerte, porque en mi casa se hacía baile. Todavía me acuerdo (¡ay, Dios!), de lajuventud de entonces. Claro yo era moza y, claro, yo siempre cantaba y era alegre ... Cuando nos mudamos pa' aquí pa 'l Golfo y nos quedamos a vivir aquí f-¡jo, ya empecé a ir a los bailes, y siempre me decían que cantara. Aquí en La Cruz Alta, en esta casa, se hacía el baile. En todo este salón, estaba la gente por todo ese pasillo, las mujeres sentadas en sillas y los hombres fuera, de pie y en la escalera de atrás, donde estaba un chorrito de agua del aljibe. Entonces los tocadores se ponían allí, al fondo y tocaban. Eran don Rafael Zamora, que tocaba la guitarra y don Gabino, la bandurria. Se empezaba el baile con una jota y se cantaban tonaditas. Don Rafael Zamora solía decirme: -Segunda, si tú no cantas, esparecida noche que queda. Si no cantas la guitarra se despedaza. Yo no cantaba bien pero era alegre y hacía de mi garganta lo que quería. Cuando don Rafael insistía para que cantara, siempre me decía: -Si tú no cantas, te digo el cantar: "El corazón me lo robaron yo no sé dónde me queda, si me lo tendrá escondido Segunda en la faldiquera ". Ese mismo cantar me lo decía siempre si yo no cantaba. Y yo le contestaba con otro cantar. .. Sí, cantares de jotas. Y así se cantaba la jota y, luego, se bailaba la mazurca. Yo me fui a casar y fui a contra mis suegros que vivían en La Albarrada, y fuimos al baile en San Andrés en casa Rafael, que le decían El Cojo. Y fui a cantar aquella noche 6,;o con mis cuñadas y mi novio, 335 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Ramón). Y yo allí sentada al lado de mi suegra, soltera. Y llegó un muchacho, el padre aquí de Margarita, que se llamaba Juan Miguel Casañas, que él cantaba y bailaba el tango como nadie, un tipo de hombre precioso, y le dice a mi novio: - Ramón, ¿tú me dejas bailar una piecita con tu novia? - Si, hombre, cómo no, que baile. Le salí a bailar. Y dice él: - Vamos a bailar la mazurca de dos pasos. -¿Pero no hay más gente que nosotros? Tocaron la pieza para bailar la mazurca de dos pasos: daba dos pasos pa 'allí y dos pa 'aquí y después daba uno la vuelta y otros dos pasos pa 'allí y dos pa 'aquí. Y el hombre, que había venido de Cuba, que sabía que yo la bailaba ... Y los dos solitos la bailamos. Porque también había la mazurca de un paso, que se daba un paso pa 'allí y dar la vuelta los dos ... La mazurca no se cantaba, lo que hacia es tocar la música, p ero no se cantaba. Si me acuerdo yo del tanganillo. Yo cantaba la jota, la malagueña y esas cosas ... Por cierto que una vez, había uno, un chico de farra que venía cantando por ahí con todos, y siempre venían a cantar aquí y le abríamos la puerta y venían a cantarnos a las chicas que estábamos todas juntas, y decía este chico: - Despierta si estás durmiendo y si recordada estás, óyeme lo que te digo y después tú me dirás. - Tres son los que venimos tres somos a por ti, dale la mano al que tú quieras y mira a ver si puede ser a mi. - No la mires, no la mires, que no nació para ti, que su madre me la hizo pa' dármela a mi. 336 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Tocadores de Casino del Valle del Golfo: Antonio Luzardo (laúd) y Benito Padrón Cejas (guitarra). " ... No son cuerdas, que son lazos / que enlazan los corazones". Ya ves, uno atrás de otro, todos cantaron la jota ... Y una vez, todavía me acuerdo, cuando yo estaba soltera que el mío (Ramón, el que luego fue mi marido) estaba embarcado, me acuerdo que dije un cantar, digo: - Cuánto limón, cuánta lima, cuánto perito maduro, cuántas niñas con sus novios y yo no tengo ninguno. 337 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Y entonces me contestó don Rafael, que estaba tocando la bandurria: Mi niña, tú novio tienes, que lo tienes en La Habana, si quieres mandarle recuerdos, mi corazón va mañana. Y esas cosas así que se hacían antes . . .. Y cuando no había baile, nos poníamos a contar cuentos y chistes d'esos. ¿ Quieres que te cuente uno? Miá tú, uno ... Mi alma, quien dice uno, dice veinte. Yo d'esos cuentos de antes sí sé. Bueno ... Te voy a contar cuentos de ésos ... Uno que ése sí que es bonito ... Verás ... GENOVEVADEBRABANTE De una mujer que se casó, que era guapa, guapa. Se casó y dijo el marido ... Tiene un cuñado, y dijo el marido: -Voy a ir pa' Venezuela. - ¡Ay, hombre! ¿ Te vas a ir y dejarme sola? - Sí, te voy a dejar sola. Mira, pero yo dejo a mi hermano a cargo tuyo, pa 'si a ti te hace falta algo, él te socorra, y te favorezca. Pero que él se embarcó tranquilo y dejó a su mujer allí. Y ella quedó en estado, estaba en estado. Cuando el marido se fue, el cuñado pegó a perseguirla, a perseguirla, y ella que no. Ella: - ¡Hombre, en ver que me dejó a tanto de ti, hombre, y tú hacer semejante desgracia! Nada, que no, que no, que no y que no. Que no le hacía el gusto y que no le hacía el gusto. Donde se va el cuñado, corno no le hacía el gusto, y le escribe al hermano diciéndole lo que pasaba: "Que en vista que él dejó a su mujer pa 'que él la ... sí. .. cuidara por ella, que estaba él viviendo mal porque la 338 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 mujer fo estaba persiguiendo. ¡Hombre, que estaba alrededor de él y que quería dormir con él, y que él por no ofenderlo a él ... ! ¡ Vamos, no podía ser!". Y fue al contrario. Entonces el marido escribió y mandó en el sobre al hermano: "que cogiera y la mandara a matar". Entonces cogió el hermano, y como no le hizo el gusto, la mandó a matar. Y entonces ella se ponía: -¡Ay, me van a matar! ¡No me maten, no me maten, que yo estoy inocente! Yo estoy inocente, a mí no me ha tocado mi cuñado, a mí. .. Yo no he querido faltar a mi marido porque mi marido es muy bueno. Y él, el bribón es quien me ha querido ofender a mí. Y yo soy muy honrada para yo hacer una cosa de ésas. ¡ No me maten! Porque quedaron de decir que le sacaran los ojos, se los pusieran en un plato pa 'saber que la mataron. Entonces dice ella: - ¡Ay, Dios mío! Ustés van a matar a una inocente. Entonces dice que dijo uno al otro: -¿ Vamos a no matarla y vamos a dejarla huir? Vamos a nomatarla. Eso vamos a hacer. - Bueno, a usted no la vamos a matar, pero que nadie lo sepa. No la matamos, la dejamos aquí. Solita en el monte oscuro, ella, la pobrecita, solita allí, con sus cerrajitas y yerbitas del monte que es con lo que vivía, y muy solita en el monte. Y el marido, embarcado. Allá, al cabo de tiempo, tuvo ella su niño, sin favorecerla nadie, apuradita allí, y tuvo su niño en ese monte. Y entonces a ella, cuando tuvo ese niño, se le apareció como una cabra, una cierva (no sé cómo le dicen, con el ubre que aquello divertía. Entonces cogió la cabra y se echó al lado de ella y entonces ella cogía y ordeñaba la cabra en una hojita de nogal de esa ancha. Así ordeñaba y bebía ella, y al niño lo pegó de la otra teta. Una teta para ella y otra para el niño. Y la cabra siempre con ella en la cueva. Así fue criando su niño, criando su niño y ya iba consolándose más con el niño. Entre más grandito, más grandito, creció, grandito ya ... El niño ya era grande, ya salía por allí el niño en los montes y se ponía: 339 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 - ¡Ay, mamá, que yo vi tal animal! Y tiraba corriendo pa 'la cueva donde estaba la madre: - No, mi hijo, no tengas miedo que no te hacen daño. Eso no te hacen daño, los animalitos no te hacen daño. Anda pa' aquí con tu madre. Al cabo un tiempo, el marido, que Dios mío mandó. No lo conocía nadie. Las barbas por aquí, y aquí le partían la boca. Entonces cogió y allegó, y cuando allegó allí, las vecinas (todas sabían quién era) .' "que era una mujer buena y cómo el marido la dejó y llorando, cómo había mandado a matar a su mujer". Y dicen las vecinas "que era muy buena, que el hermano es el que era un bandido, que era quien la perseguía a ella, que él la mandó a matar estando ella inocente, y que él la había matado pa' esos montes ... ". Y, entonces, más pena le dio, entonces, al marido. Era cuando él lloraba: - ¡Ay, Dios mío, yo mandar a matar a mi mujer, tan buena que era, cuando .. . ! Bueno, más pena le daba. Era que lloraba nada más que por eso. Un día estaba un vecino allí, dice: - Hombre, pero quítate ya eso del pensamiento. Vas a enterrarte ya. -Si es pena que no se me cura ya, es haber mandado a matar a mi mujer. -Bueno, hoy vamos a cazar, pa 'que se te quite eso. Era cazador el vecino. Se fue a cazar pa' arriba, pa' que se distrajera el hombre. Y, claro, lejos... Y entonces siente ... El niño salía (ya estaba grande), salía pa 'allá, y siente unos perros ladrando. El niño tira a juir pa' casa, pa' contra la madre. - ¿ Qué traes, mi niño? - ¡Ay, mamá, que yo vi una cosa, una cosa ... ¡auu, auu, auu ... !, que me quería matar. ¡Ay, que me quería matar! ¡Ay, que me quería matar! ¡Ay, mamá, y él lo mata y él lo mata ... ! - No, mi hijo, él no te hace daño. Estaban allí ... Pero el niño se volvió a asomar más allá y el padre vio que el niño juyó. Y entonces dice el compañero Guillén: 340 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 - ¡Ese niño juyendo ahí ... ! Ven acá, mi niño. - ¿ Ustés no me van a matar? - No, mi niño, nosotros no te matamos. - ¿ Qué haces tú aquí solito? -Yo, aquí, estoy con mi madre, con mi madre. -¿ Tienes madre? - Sí. - ¿ Y dónde está tu madre? - Allá en esa cueva. - ¿ Tú cómo te llamas? Al niño le había puesto su madre Desdichado, como no tenía padre. -Yo me llamo Desdichado ... (con el nombre del padre, que el padre estaba allí). ta y ... Y se quedaba bobo el padre. Creyendo que estaba su mujer muer- - ¡Jesús! Vuelve a decir mi niño cómo te llamas tú. -Desdichado "tal" (nombre del padre y el apellido de la madre). El compañero dijo: - ¡Jesús, Jesús, vamos allí adonde nos dice el niño! - ¿Dónde está tu mamá? - Mire, venga aquí conmigo. Pero ella que lo vio venir, dice: - ¡Ay, Dios mío! ¡Ay, Dios mío, que éstos vienen a matarme! Claro, ya ella ya sabía que el marido no existía y como tan barbu-do y tan mal como estaba. -¡Ay, que éstos vienen a matarme! ¡No me maten, que soy inocente! ¡Que soy inocente! Le contó y dice: - A mí lo que me pasó es que yo me casé y mi marido se marchó y me dejó, quedé en estado y yo le dije que "¡marcharse y dejarme!". Y él me dijo que un hermano suyo quedaba a mi cuidado, que él me daba lo que yo quería y todo. Y él lo que me hizo fue pegar a atropellarme. Yo no le hice el gusto. Entonces él escribió a mi marido diciéndole que yo esta- 341 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 ba aguadada de él, que era yo la enamorada. Y entonces me mandaron a matar. Y, entonces, nunca me mataron porque yo dije que estaba inocente. Yo soy. .. Dice el compañero: - ¡Jesús, ésta es tu mujer! -¿ Y tú cómo te llamas? - Genoveva. -¡Jesús, la desgracia! Pues entonces yo soy tu marido. Soy tu marido. - ¿Que tú sos mi marido? - Sí. La mujer cayó pa' atrás, muerta. Se abrazó el niño de él. El amigo dice: -Pues es tu mujer. Le dio apellidos con el nombre, con todo, le enseñó ella un anillo que tenía de él. Se besaron, se abrazaron. - Ya sé que eres mi mujer, vamos conmigo pa 'l pueblo. Y volvieron pa 'l pueblo por el monte, y la cabra, atrás de ella, no la soltó. Y llegaron al pueblo. Contó allí lo que le había pasado. Y dio cuenta al hermano de lo que pasaba y "que lo fusilaran". Y al hermano lo cogieron, lo fusilaron y lo mataron y ella quedó bien con su marido. ¿ Te gustó el cuento? ¡Éste también está bonito! ¿ Verdad? ¡Está bonito también! Un caso de ésos que ha pasado así. LA MENTIRA DEL SEÑOR ALCALDE (El cu en tito del mosco) ... Gente por arriba y ellos usan de echar su merienda, su comida y después cuentos, mentiras, chistes. Y echaron su cena, entonces, y dijeron: - Ahora vamos a ver el que más mentiras cuenta. El que más mentiras cuenta, ése se gana una ... 342 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 No sé ... ¡Tantísimo dinero! El que más mentiras contara. Y entonces estaba el Alcalde, jueces y toda esa gente. Y entonces dice: -Bueno, pues empiece usted, señor Alcalde -cuando terminaron de comer. El Alcalde dice: - Bueno, el mío es ... La mentira que yo voy a contar es que: "Yo vi un mosquito en el cielo, y los huevos le arrastraban por el suelo". Todos se quedaron bobos. Dice: - Peor mentira que ésa no puede ser; así que perdimos ya la ... -Anden a ver. .. -No, no, si más mentira que ésa no puede ser. Entonces, la mujer del hombre, llorando porque había perdido la apuesta. Se iba llorando a casa ... Y tenía una hija soltera. Dice: - ¿Qué traes, papá? Dice: -Lo que traigo es que ya ves que echamos una cena y después dicen que contáramos chistes y mentiras, y que el que más mentiras contaba, que se ganaba las apuesta y tanto dinero. Dice: - ¿ Y qué mentiras contó el Alcalde? Dice: - Contó que él vio un mosquito en el cielo, que los huevos le tocaban por el suelo. Dice: -Bueno, vaya usted y dígale usted que si las hijas pueden sacar la cara por sus padres. Y allegó el hombre: -¿Qué? -Dice mi hija que si ella puede sacar la cara por mí. Que si vale el sacar la cara por su padre. - Sí, sí, sí, cómo no, que venga. Y al Alcalde fue la chica: -Señor Alcalde, ¿ qué mentira contó usted? 343 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 - La mía es que "Yo vi un mosquito por el cielo, que los huevos le tocaban por el suelo". Ahora usted, señorita, diga la suya. - La mía es que "Yo vi los huevos de mi padre, tocándole el culo al señor Alcalde". - ¡Mentiras, señorita!, -dijo un hijo del Alcalde. Y ya era más mentira porque el mismo hijo del Alcalde lo dijo. Ya era más mentira, así que la apuesta la ganó ella. ¿No está bonito? EL DESAHOGO DE MI CUERPO Una señora que pasó por la calle (de esos chistes así) y tenía tres hijas, y estaba un chico al lado de la pared, abajo en esos árboles, y pasó con las tres hijas, y estaba un chico alli y fue y la que quiera que fue se tiró un pedo. Y entonces le dijo: - ¡Oiga, señora, tenga educación, que va usted por la calle! - ¡Cállese, caballero, que ése es el desahogo de mi cuerpo! Queda él pensando, dice: - Bueno, ahora cuando vengan pa' acá, yo las ajeito. Cuando venían ellas pa' acá, entonces él sacó su flor y se puso a orinar, a mear para ellas. Y ella con las tres hijas: - ¡Oiga, caballero, tenga usted educación y métase usted para adentro, que eso no se hace en la calle! - ¡Cállese, señora, que cuando usted pasó yo le dije que si se tiró un pedo, que tuviera educación y que no se lo tirara, y dice que era el desahogo de su cuerpo, y éste es el desahogo ... Yo me estoy haciendo esto por el desahogo de mis cojones! Dice: - ¡ Y si me ven que me vean, que yo sigo en mi tarea! De eso si, de eso sí decían antes, todo eso se decía antes. ¡Mía ustés, cuentos de ésos! 344 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 LA MIERDA, LA CACA Y LA PORQUERÍA Otro había, que estaban también tres juntas, tres hombres juntos, y pasaron tres chicas. - Ahí vienen la porquería, la mierda y la caca. Ellas bajaron su cabeza, todas risas. Sale una: - ¿Cuáles seremos la mierda? Otra: - ¿ Cuáles seremos fa caca? Y todas risas. Y ellos risas, después, que se partían. Antes no se escondían de decir esas cosas, antes si mija, si no escondían de decir esos contares desvergonzados y eso ... QUIÉN FUERA BRAGA DE USTÉS Después estaban otros juntos y pasaron, dice: - Quién fuera braga de ustés - le dijeron ellos a tres que iban. Dice una a la otra: - ¿Por qué nos dicen eso? - ¿Por qué nos dicen eso? Pa ' verte el conejo. ¿No sabes tú que las bragas es para eso? Chistes así, sí. LA HUERFANITA De una madre que tiene tres hijas y un varón, y el varón se le enfermó y estaba enfermo en un cuarto. Y había una chica que era huérfana allí. Y le dijo a ella, que no tenia padre ni madre: - ¿ Tú te quieres poner aquí conmigo a atender a mi hijo y a estar aquí conmigo? - Yo, sí. .. Al estar solita, yo quiero más estar con usted. - Bueno. 345 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Pero ella, en vez de estar con ellas, la puso en el cuarto encerrada con el hijo que estaba enfermo, "teticuloso ". Y entonces, ellas iban al baile, salían pa 'aquí y pa ' allá, y ella, la pobre, con él, acompañándolo a él. Una noche se fueron al baile y se le presentó una señora. Y ella llorando. -¿Por qué lloras? - Ya ve, porque soy huérfana. Y se me murió mi padre y mi madre y me coloqué con esta señora, y ahora lo que me tiene es aquí en el cuarto cuidando al enfermo. Y ellas salieron allá a divertirse. -Ahora mismo vas tú al baile conmigo. Te pones este traje que te traigo, te pones estas zapatillas, te pones estos zarcillos, estos anillos y te vistes tu traje mejor que hay. Ella se vistió. Y dice: -Y tú vas al baile ahora y entras a bailar. Y los chicos y chicas, todos, te van a sacar, como te ven del modo que vas vestida, y tú bailas. Nada más que dos piezas y, enseguida que bailes dos piezas, enseguida sales, que yo te estoy esperando por fuera a traerte pa' casa. Hizo así. Se vistió: sus buenas zapatillas, sus buenos zarcillos, ca-denas de oro, anillos de oro ... ¡Cómo sería vestida, que ella era bonita ... ! Y se fue al baile. Cuando la vieron entrar, todo el mundo: -¡Ay, ay, qué chica más preciosa! ¡ Ay, fuerte niña tan preciosa! Todo el mundo amontonado pa' sacarla a bailar. La sacaban a bailar, pegaban a bailar. Después ... Después le decían que si repetía y la chica que no, que no ... Y entonces la volvieron a sacar, y entonces, cuando la sentó, todo el mundo a sacarla. Como ella en el baile no habían. La chica se fue y todo el mundo: -¡Ay, qué chica más hermosa, qué chica más hermosa, chica más preciosa ... ! º.' ' ' ... ¡ ueseyo. Cuando vino del baile, ella vino y se acostó donde estaba el enfermo. Al otro día, las chicas con quienes ella está, dicen: 346 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 - ¡Mira, muchacha, anoche fue una chica al baile ... ! ¡Ay, ay, que todo el mundo quedó enamorado de la chica! Aquello parecía un ángel, aquello vestía de oro, tenía sus zarcillos, sus buenas cadenas y zapatillas y todo. ¡Ay, qué hija más preciosa, qué mujer más preciosa, todo el mundo enamorado de ella! Y ella calladita como un sueño, ella no decía que fue ella, ni nada. Al otro domingo volvieron. Volvieron al baile y la volvieron a dejar. Y volvió otra vez a aparecerse esa mujer. Si mejor traje llevó aquella noche, mejor traje llevó a la otra noche, y mejores zarcillos y mejores pulseras y mejor todo. ¡Que aquello daba gusto! -Tú vuelves a hacer lo que yo te digo. No bailes más que dos piezas. Los chicos y chicas han de estar amontonados por ti y tú no bailes más que dos piezas, para que no te conozcan, ¿eh? Y enseguida sales que yo te espero pa' volverte a traer. Entonces volvió. Cuando la vieron entrar, todo el mundo "¡uh, uhuhuu, uh, uhuuu, uhu, uh, uh. .. !". Todos a ver quién bailaba con ella, a ver quién la sacaba. Y no bailó más que las dos piezas. Todos que "si volvía a repetir" y ella "que no", que volvía a marcharse. Volvió a salir y volvió a acostarse en su cama donde estaba el enfermo. Al otro día, las hermanas, a contarle otra vez: - ... Si bonito traje llevó aquella noche, más bonito llevó anoche. ¡Ay, qué traje más bonito! ¡Ay, qué zarcillos! ¡Ay, qué pulseras! Todos los chicos y chicas a montones a andar con ella. Y ella calladita. Vuelven al otro domingo, otro traje, otras zapatillas, otras pulseras, otros ... ¡Mejor que nunca! Pero que, entonces, el hijo del rey, que era soltero, estaba allí, y desde que la vio, él (¡claro!), todo el mundo (que aquello encantaba) enamorado de ella. Entonces cogió y, a ella al salir, se le cayó, se le salió una zapatilla; al salir se sacó el zapato y se le quedó la zapatilla. Entonces va corriendo el hijo del rey y la cogió: - Con la que tiene la zapatilla ésta, con ésa me he de casar yo. Bueno ... Él guardó sus zapatillas y, al otro día, anduvo en todo el pueblo a ver "cuála" la que tenía la zapatilla hermana a la que él tenía, 347 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 para él casarse con ella. Entonces allegó y acertó a venir donde estaban las hermanas, y ella estaba en el cuarto con el enfermo; de allí no la dejaban salir. Entonces se lo probó a todas las hermanas y no fe servían. -¿No hay por aquí más chicas? -Ahí está una que está con mi hermano, cuál dice que no hay, mire usted ... - Dígale que salga. Y fe enseñó la zapatilla. -¿ Usted no tendrá una zapatilla igual que ésta? - Sí, señor, sí, la mía es. Se puso la zapatilla, bah, salió la chica, la echó en su coche. Se fa llevó a casarse ... Y las hermanas: - ¡Jesús, Jesús, Jesús ... ! Entonces es cuando se tiraban mano a las greñas, que "era ella" ... Cuando se tiraban a las greñas: -¡Mira la suerte de ella! ¿ Y qué resulta dispués? Ellas tres murieron "teticulosas "y la chica se casó con el rey ... ¡ Y una príncipa, creo que eral Y las otras murieron "teticulosas "porque ellas no la mantenían sino pa 'que les cuidara al enfermo. Y Dios le dio a ella suerte. Está bonito también, ¿verdad? UNA RETAJILA Érase una madre mudable, perincutable y caricutable, Tenía tres hijos modijos, perincotijos y caricantijos. Se fueron al monte modonte, perincuntonte y caricuntonte en busca de tres conejos madejas, perincuntejos y caricuntejos. Cuando vinieron del monte modon- [te, perincuntonte y caricuntonte, que llegaron a casa modasa, perincuntasa y caricutasa, ellos vieron a la madre mudable, 348 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 perincutable y carincuntable: - ¿Dónde ponemos los conejos mo- [ dejos, perincuntejos y carincuntejos? - Ponlos en aquel hoyo, modoyo, perincuntoyo y carincuntoyo. Se volvieron para el monte, mo- [ donte, perincutonte y caricuntonte en busca de más conejos modejos, perincuntejos y caricuntejos. Cuando vienen del monte modonte, perincuntonte y carincuntonte, que llegan a la casa modasa, perincuntasa y carincuntasa, dicen a la madre: - ¿Dónde están los conejos mode[ jos, perincuntejos y caricuntejos? - Se los comieron los gatos, moda[ tos, perincuntatos y carintontatos. Se volvieron pa ' al monte modon- [te, perincuntonte, carincuntonte, en busca de una jorca para ajorcar a la madre modable, perincutable y carincontable, por matarle los conejos madejas, perincuntejos y carincuntejos. ¿No te gusta? Es una madre que tenía dos hijos y querían coger unos conejos y.fueron a cazar los conejos al monte ¿entiendes? Y vienen a casa pa 'que la madre se los pusiera en una olla y después la madre se los dejó comer a los gatos ... Y por ahí armaron esa retajila ellos. ¿No te gustó? BLANCANIEVES Y LOS SIETE HERMANOS Era una mujer que tuvo una hija y, ahora, ella era muy guapa, la madre, muy guapa. Y se miraba al espejo y decía: - ¡Ay! ¿Si habrá mujer más guapa que yo? -Sí, tu hija te gana, tu hija te gana. Y entonces ella mandó a matar a la hija de envidia, pa' l monte, que la mataran, pa' arriba. Como decían que la hija era más guapa, de envidia. Entonces cogió y la llevaron pa ' matarla. Y entonces dijeron: -Te vamos a matar. - Pero, ¿por qué? 349 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 - Porque tu madre te mandó a matar, porque dice que tú eras más guapa. -Pues como ustés quieran, como ustés quieran, si me quieren matar, mátenme, pero yo no debo nada a nadie. - Bueno, pues te vamos a dejar, pero tú cuidadito con bajar al pueblo, cuidadito con bajar al pueblo, que no sepa tu madre que estás viva, porque entonces nos mata a nosotros o nos mete en la cárcel. - Pierdan ustés cuidado. Y la dejaron solita en aquel solitario. Y habían tres ... seis bandidos que robaban por ahí, dinero ... Bandoleros. Y había una cueva grande donde ellos iban con el dinero que robaban a dormir en aquella cueva. Y entonces ella era guapa, guapa, y entonces había siete enanos, siete hermanos que eran siete enanos ellos. Entonces ella fue, dio con la cueva, y al momento, cuando entró y vio aquella cueva grandísima y los montones de dinero daba miedo, y habían siete camas, eran siete enanos, siete camas, una mesa a media cueva, no sé ni cuánto había, puesta de todo. Y entonces, ella, como Dios le ayudó, cogió y entró en la cueva, ella solita como vio que estaba todo, entró y barrió la cueva e hizo las siete camas y de cada cosa que dejaron en la mesa cogió un pedazo y volvió a salir antes que la agarraran. Ella lo hizo así y se marchó. Cuando vinieron los siete hermanos, los siete enanos, dice: - ¿ Yyy. .. ? Pues aquí hubo gente, aquí hubo gente ... - Y la cueva barrida .. . - Y las camas hechas .. . -Jesús, ¿quién será? -Mira, y comieron;faltan las quesadillas, falta ... ... Que si falta esto y falta lo otro ... - Ay, ¿quién será? ¿Quién será? - Nada, lo que vamos a hacer es a ver si esa persona vuelve ... Se va a quedar uno esta noche, hoy se va a quedar el más viejo, los otros salimos y el otro se queda acostado, a ver que esa persona ha de volver a la cueva a hacernos algo. Porque como estaba, a todos les gustaba el aseo y esas cosas. Bueno, salieron los otros al campo, y ella llegó y volvió a barrer su casa, 350 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 fregó la loza, hizo las camas y aquélla la dejó como estaba el hombre acostado, y sentía despertarlo. Hizo todo y donde acabó, llegó a marchar. Y él, se levantó, pegó a seguirla y no la pudo agarrar. Cuando los enanitos vinieron privados a casa, dice: - ¿Qué? ¿Agarraste la mujer que estuvo aquí? - No, ya ves como no. -Pues no la oí ... Y barrió y fregó y comió e hizo las camas, y la mía no la hizo, y entonces se marchó y no la sentí. Donde se quedaron todos y ninguno la podía agarrar, hasta que quedaba después el más chiquito. Bien, se quedaron en la cueva y ellos después desconsolados porque veían aquel aseo y aquella cosa, falta de una mujer, como tenían, que le hicieran la limpieza y que no hay ninguna. Se quedó el más chico, entonces se fue a virar, entró, volvió a comer, volvió a barrer, hizo las camas y aquélla la dejó porque estaba el enano durmiendo. Ella saliendo por la puerta, él despertando: - ¡Eh, eh. .. !, -y la abanó. Ella se quedó muerta. Dice: -Ahora me mata, ya ahora me mata ... Pero muero con gusto porque yo no les hago nada. Entonces, dice: - Mire, usted no se asuste, usted espera aquí hasta que vengan mis hermanos, hasta que vengan mis hermanos usted está aquí con nosotros, que nosotros no la matamos ni le hacemos nada, nada usted se está aquí. Ella se estuvo allí con él. Cuando vinieron los hermanos todos se enamoraron de ella. Era tan guapa, la chica, que todos se enamoraron de ella. Entonces dijo el más viejo: -Miren, somos hermanos, somos todos siete hermanos, ninguno tenemos que casarnos con ella, ni enamorarnos de ella, es una hermana que tenemos aquí en nuestra casa para que nos haga todo y no pa' casarnos con ella. 351 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Bueno, así lo hicieron, ellos allí y ella allí en su casa. Le compraron trajes de oro, prendas de oro, de todo ... ¡Miá esos bandidos que tenían dinero! Todo, le compraron de todo, que parecía una virgen. Donde la condenada madre supo que la hija estaba viva. Manda a una amiga. Ya ves que había de antes esas viejas que eran hechiceras ... Bien, pues una de ésas. Y entró la vieja en la cueva. Nada más ver cómo estaba tan bien, los hermanos y qué sé yo ... Donde vino la vieja y dice: - Mira, ¿cómo no te compras aquí algo, que vengo vendiendo esto? - ¡Ajá!, ¿yo pa' que quiero nada si tengo aquí mis hermanos que tienen de lo que yo quiera? Ahí tengo el dinero a montones. Yo tengo de todo, a mí no me hace falta nada, ellos me dan de todo lo que yo les pido, a mí no me hace falta nada. - Pues, cómprate un sostén, cómprate un sostén. Tanto anduvo la vieja donde le hizo comprar el sostén. Claro, dice la vieja: - Ahora, el sostén, no se dan de cuenta de que está hechizado ... Y dormida quedó ... Cuando vinieron los hermanos ... Enseguida que la vieja le puso el sostén, cayó muerta pa 'fuera. Los hermanos vinieron y la muchacha en el suelo, dormida. - ¡Ay, cómo se murió nuestra hermana! ¡Ay, cómo se murió! Y pegaron todos a llorar, a llorar, a llorar y entonces pegaron a quitarle la ropa pa' vestirla, pa' ir a enterrarla. Cuando le fueron a quitar la ropa y le quitaron el sostén, ella pegó a despertar. Entonces pegaron todos contentos, todos contentos ... Dice: -Pero, ¿qué te ha pasado? ¿Qué ha pasado? - Una vieja que vino y me dijo que le comprara y yo le dije que no, que yo no tenía falta de nada, que ustés me daban de todo y qué sé yo, y que yo no tenía falta de nada ... - Bueno, pues, tú no vuelvas más nunca a comprar nada a ella. Tú compra lo que a ti te dé la gana. Mira el dinero ahí, tú pide cuánto quieras. Tú mándala a jugar, tú no hagas caso de ella, que es una vieja hechicera ... 352 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Bueno, volvieron ellos a salir a su trabajo, y se enteró la vieja que no la había enterrado y se había quedado sentadita. Vuelve la condenada vieja otra vez a ... - Le he dicho a usted que no quiero nada, que a mi no me falta de nada ... - Voy a ponerte ... Vira pa 'acá fa lengua pa 'echarte una pastilla, a ver si te endulza la boca. Entonces echó la lengua y se quedó con la pastilla en la boca. Y vuelve a quedar dormida. Allá cuando vuelven los hermanos, entraron otra vez: muerta. -¡Jesús, la desgracia! ¡Cómo volvió la vieja, otra vez!¡ Volvió la vieja otra vez! Ellos creían que volviéndola a adular, se volvía, que estaba hechizada, que era de que lo que la vieja le había dado. Donde nada, muerta y muerta, la lloraron, muerta y ahí si la llevaron pa 'abajo, pa 'l pueblo, le hicieron su cajón, un cajón que parecía oro. Como ella era tan guapa y no estaba muerta sino asi .. . que tenia su color y aquello daba gusto. Y ahora ésta la pusieron en la casita del mortuorio, unas casitas que hay pa 'enterrarla al otro dia. Y el hijo del rey (tenia el rey un hijo) y paseaba en aquella calle todos los días con su coche, con su coche y venia a tantas horas ... Y ellos la dejaron en el cuarto mortuorio para ir a enterrarla al otro día, y un dia dice: - Niño, ¿qué es lo que tú paseas ahi en esa calle? -Ay, mamá, si usted viera lo que tengo en aquel cuarto. - ¿Qué tienes tú? - Mire, hay un cajón de oro y una niña dentro con unos zarcillos, sus cadenas y todo de oro ... Aquello que da gusto. Si usted la viera, mamá, móntese en el coche para ir a verla. La madre se montó en el coche para ir a verla, con el hijo del rey. Cuando llegó allí, dice: - ¡Jesús!, ¿qué habrá pasado aquí? Tanta gente mirando esto. Y pasó dentro y la madre, asi, la vio toda y le vio una cosa dentro de la boquita. Dice: 353 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 -¿ Y esto que tiene la niña aquí, qué será? Y le sacó una pastilla, la cosa de la pastilla y ella se sienta. -¡Jesús! Más enamorado el hijo del rey de ella, más enamorado de ella. -¡Ay, mamá, ay, mamá, ay, mamá ... ! La niña le contó todo lo que le había pasado con los hermanos, con la vieja, y todo. -Pues, bien, ahora ya no vas a volver más con tus hermanos, ahora me caso contigo, te invito a mi casa. Entonces dijo ella, dice: -No, yo sí me caso contigo, yo sé que tú me quieres, pero tenemos que avisar a mis hermanos, yo sin mis hermanos no me caso. Entonces se montaron ellos en el coche y la llevó a casa de los hermanos y entonces le dijeron lo que había, y entonces los hermanos vinieron a la boda, vino y se casó con él, con el hijo del rey. ¿No te gusta éste también? LA MORTAJA Una que estaba pa' casarse, pa 'casarse y entonces presentó uno que valía más que el novio y ella entonces lo dejó. Y entonces él se mató por ella, y ahora él le canta: Dices que te vas a casar Oye los golpes que dan 2 y que necesitas padrino, 12 fabricándome la caja, a mí entre cuatro vecinos haciéndome la mortaja 4 me llevarán a enterrar. 14 mira qué despacio van. Tu casa debe de estar Las campanas doblarán 6 llena de acompañamiento, 16 por mi muerte lastimosa, la mía de sentimiento, sólo te encargo una cosa: 8 de angustia y melancolía, 18 que no te olvides de mí. se celebrará en un día Llorando me voy por ti, JO mi entierro y tu casamiento. 20 adiós trigueñita hermosa. 354 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 Y si a medianoche ves 22 y si encuentras una mortaja, cuatro velas y una caja, 24 no llames ni enciendas luz, ni a nadie de tu familia 26 soy yo que vengo a buscar lo que me ofreciste en vida. Él, entrando pa 'l cementerio; ella, entrando pa' la iglesia; y él, dándose un tiro. Allí quedó. LOS RAYOS DE LA LUNA De una que tenía un novio pa' casarse y, entonces, se presentó otro pa 'casarse también; se presentó y entonces dice: -¿ Tú te quieres casar conmigo? -Yo, sí. -Bueno, pues entonces yo corro a mi novio. Bueno, lo corrió. Entonces él decía: -¡Ay, Dios mío, quién podría vivir sin esta mujer! Es imposible que yo viva sin ella. El remedio que voy a tener es coger y matar al novio. Y entonces ella me querrá a mí. Entonces cogió, lo acechó y lo mató al novio. Lo mató. -¡Mataron a Fulano! ¡Mataron a Fulano! ... Y sin saber quién lo mató. El que ella había dejado fue quien lo mató y entonces ella lo quiso a él. Se casó. Allá a tantos años, durmiendo con su mujer, durmiendo con él, a tantos años y él pega risas y risas en la cama con la mujer, dice: - ¿Por qué te ríes? -Por nada. Y más risas. -Pero dime a ver por qué te ríes. -Por nada. -Pero dime por qué te ríes. -Por nada. 355 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 -Pues tienes que decírmelo -le dijo la mujer. - Mira, yo me estoy riendo porque yo fui el que mató a tu novio y cuando yo lo maté, me dijo, dice "Los rayos de la luna me sirvan de testigos", y ahora me están dando los rayos de la luna y ahora me están dando los rayos de la luna y me estoy acordando. Yo fui quien lo maté y me dijo eso, dice "Los rayos de la luna me sirvan de testigos". Efectivamente. - Ah, ¿túfuiste quien lo mataste? -Sí. Se levantó y fue a contra de la justicia. - Vengo aquí a decir quién mató a mi novio. - ¿Quién? -Mi marido. - ¿ Tu marido? - Sí. - ¿ Tú que quieres que yo haga? - Que lo llamen y que lo fusilen a él porque estoy viviendo con un criminal y conforme le hizo a él, me hace eso a mí. ¿También está bonito? A UNA QUE SU NOVIO LA DEJÓ Vivía una señorita 6 qué desgraciada nací, 2 que su novio la dejó ése se retira de aquí y tres meses se pasó 8 como usted bien lo sabe, 4 llorando, la pobrecita. lo que siento es que se alabe 2 Ella dijo: -Mamita, 1 O de un besito que le di. Pues resulta que se lo encuentra por la calle un día y dice: -Hombre, mira lo que has hecho, 4 que me has dejado la luna, colgando una por una 6 las horas del padecer, ése es tuyo que va a ser esclavo de la fortuna. Y entonces se casó con él después por cuentra de eso. ¿ Te gustó? 356 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 ESO FUE MÍO PRIMERO Hay otro que se casó también con el mismo caso, lo dejó por otro y entonces vivían en la calle y allá a medianoche, pasó el novio que tuvo y dijo él ... dice: - Oye, Fulano, quita la mano de ahí, que eso fue mío primero. Y entonces el novio que estaba acostado con él, dijo: - Quítate el coño tu madre. - Bueno, mañana nos esperamos en la calle, cuando me levante. Cuando se levantó, el otro se levantó a dar con la mujer, se marchó y la dejó y entonces él vivió con ella. Son casos bonitos todos. Ése también está bonito, ¿verdad? LA MULA COJA Era un rey y tuvo una hija que valía, vamos, por arriba, y entonces él la prometió de casarla con el que se le presentara que tuviera un diente de plata. Y entonces se le presentó uno que era el diablo. - Yo caso a mi hija con el primero que se me presente y que tenga un diente de plata. Y entonces se le presentó un caballero. Fíjate cómo sería y entonces al ver que tenía el diente plata, se casó con él. Se casó con él y vivía bien, vivía bien con su marido. Allá viviendo bien con su marido. Ella no tenía/alta de nada. Y entonces le dijo el marido: -Toma las llaves de todo. Únicamente este cuarto no quiero que tú me lo abras. -¿Por qué? - Porque no. Y entonces, ella, la mujer, como curiosa fue, cogió y abrió el cuarto un día que el marido no estaba en casa. Y encontró todo una cuadra como esta casa llena de bestias amarradas que estaban ahí en el infierno pagando sus pecados, en el irifierno con el diablo. Unas estaban en forma de bestias de burras, de mulas cojas, de yeguas, de caballos y de 357 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 todo, según los pecados que cada una cumplía, estaban condenadas allí en el infierno. Y entonces a ella, le dijo una viejita quien siempre iba a su casa a que le diera comida y le daba siempre una tacita comida, siempre, y ésa fue y se murió y estaba en el infierno en forma de mula coja ... Y cuando la vio entrar dice: - ¡Jesús, mi alma! ¿Qué te echó por aquí? - Le dijo la mula coja. -Ya ves ... -¡Jesús, mi hija, que tú estás casada con el diablo! -¿ Qué me dices? -Sí, mi hija, sí. Yo soy la que tú le dabas siempre la comida y estoy condenada pasando en el purgatorio pagando los pecados que debo y me tienen en clase de mula. Ella se quedó suspensa. - Así es que tú, mira ... Tú, ahora ... Él te ha de decir a ti que si tú quieres ir a ver a tus padres y tú le dices "Yo, como tú quieras, como tú quieras", y él ha de sacar dos bestias, una yegua y yo, la mula, la mula coja soy yo, y entonces él te dice "Vamos tal día que tú quieres ir a verlos" y entonces salgo yo y la yegua. Y él te dice que te montes en la yegua, y tú dices que no, que en la yegua no te montas, que tú vas en la coja que soy yo. Y dándome palos, y él me da palos, y tú dices "Déjala ir, hombre, tú no ves que no puede, tú no ves que no puede caminar". Cuando lleguemos a la puerta de tu madre, de tus padres y de tus padrinos, hay una portada y entonces con una clazada, y entonces yo me voy agarrando, agarrando, agarrando y él dándome palos, dándome palos. Y le dices "Déjala ir, hombre, tú no ves que está coja y no puede, que está coja y no puede, déjala ir, hombre". Y él dándome palos hasta que yo me agarro de la baranda de la puerta de tus padres. Entonces dices tú, te agarras tú y dices: "¡ F avorézcanme mis padres y mis padrinos". Y entonces él pega a salir y se marcha aquello pegando fuego, se marcha y tú te quedas con tus padres. Éste es el cuento. ¿También está bonito? 358 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 EL SOL Y LA LUNA El sol le dijo a la luna que si se quería casar con él: -¿ Tú te quieres casar conmigo? Y ella le dijo: - No, yo contigo no me caso, yo sigo mi camino. Eso le dijo la luna al sol y es por eso por lo que dicen: La luna no tiene rayos porque el sol se los quitó con un besito de amor que a su rostro le tiró. Que por eso no tiene rayos la luna. ¡Está bonito también! FIN 359 © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 1. SOBRE EL ORIGEN DE LA ACTIVIDAD LOCERA EN HOYA DE PINEDA (GÁLDAR-SANTA MARÍA DE GUÍA. GRAN CANARIA) 2. LOS JUEGOS EN LA HORNADA DE TEJAS (TENO ALTO, BUENAVISTA DEL NORTE. TENERIFE) 3. ANÁLISIS DIDÁCTICO DE LA ENSEÑANZA DEL JUEGO DEL ,PALO CANARIO 4. EL ESTILO AGOSTA DE JUEGO DEL PALO CANARIO. DE LA MEMORIA Y DEL CORAZÓN 5. ESTUDIO SOBRE ALGUNOS JUEGOS DE PALOS EN LA TRIBU DE LOS AiT OUIRRA (MARRUECOS) 6. LAS ANGUSTIAS Y EL PINO, LAS DOS ROMERÍAS DE LA BANDA, LA PALMA 7. "LA SECUESTRADA DE POITIERS" Y "EL CRIMEN DE GABRIEL', DOS MUESTRAS DEL ROMANCERO TRADICIONAL APARECIDAS EN LA ISLA DE EL HIERRO A MEDIADOS DEL SIGLO XX 8. UN RELATO Y UNA REFLEXIÓN SOBRE LA MEDICINA TRADICIONAL CANARIA 9. LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA CANARIA EN EL SIGLO XX 1 O. EL TRABAJO TRADICIONAL DE LA PIEL EN LA ISLA DE GRAN CANARIA 11 . UN INSTRUMENTO MUSICAL DE LOS PASTORES DE LA GOMERA: LA PITORRERA, PITO O FLAUTA 12. LA TRADICIÓN ORAL EN LA ISLA DE EL HIERRO. "CUENTOS DE LA ABUELA SEGUNDA" CAJACANARIAS • CABILDO DE EL HIERRO CABILDO DE TENERIFE ÁREA DE CULTURA Y PATRIMONIO HISTÓRICO• ÁREA DE MEDIO AMBIENTE AYUNTAMIENTO DE ARONA =-= 'Do - ... ... -= -N'<' AYUNTAMIENTO DE PUERTO DE LA CRUZ• AYUNTAMIENTO DE BUENAVISTA AYUNTAMIENTO DE SANTIAGO DEL TEIDE • AYUNTAMIENTO DE VALLE GRAN REY © Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017 |
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