DINÁMICA DE LA POBLACIÓN
DE LA ISLA DE FUERTEVENTURA:
LA TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA.
ALEJANDRO GONZÁLEZ MORALES
1. LA MORTALIDAD EN FUERTEVENTURA
0. Introducción
El estudio de la mortalidad en Canarias presenta un grave inconveniente,
como es el subregistro señalado por el profesor
Burriel de Orueta ', que existe en los registros civiles, teniendo una
incidencia mayor en la mortalidad infantil.
El propio profesor Burriel señala que las tasas brutas de mortalidad
en Canarias son bajas con respecto a las del resto del país
hasta 1935. En cualquier caso, hay que afirmar que esto no es un
hecho particular de la Sociedad Canaria, sino común a todas las
sociedades de bajo nivel cultural y deficiente organización administrativa
^ constituyendo esto último, precisamente, lo que explica
el bajo índice de la mortalidad en Canarias —y no unas mejores
condiciones sanitarias, como se desprendería de un análisis superficial—,
también interviene, aunque de forma menor, la mayor
juventud demográfica canaria con respecto al resto del Estado I
Pero, insistimos, este es un factor que ayuda a explicar el fenómeno,
no el único, ni tampoco el más importante. J.F. Martín Ruiz,
señala: «(...) no debe tampoco exagerarse el subregistro, porque controlada
en parte la mortalidad catastrófica, los índices medios tuvieron forzosamente
que experimentar un leve decremento, el cual se puede valo-
1. BURRIEL DE ORUETA. E.L.: Las deficiencias de las fuentes demográficas. El
problema del subregistro en Canarias. Estudios Geográficos. 1980.
2. MARTIN RUIZ. J.F.: Dinámica y Estructura de la población de las Canarias Orientales.
Siglos XIXy XX., Cabildo Insular de Gran Canaria, pág. 220-223.
3. Ibidem, pág. 225.
263
rar en dos o tres puntos. Razón por la cual hemos de pensar en tasas
medias del orden de 25%o a 30%o como normales en 1930-40» *.
Corroboramos tal afirmación del profesor Martín Ruiz, pues
en torno a 1930 la tasa de mortalidad en la isla de Fuerteventura
era del 23%o.
En la evolución de la mortalidad en el conjunto del Aichipié-lago
se pueden observar tres etapas diferentes: un primer período
abarca desde la segunda mitad del XIX, hasta el primer tercio de la
actual centuria, con tasas elevadas (según J.L García, para el Valle
de Aridane oscilan entre el 23%o y el 16%o) ^; no obstante, para
Fuerteventura se establecen dos o tres puntos por encima.
Esta primera etapa es comúnmente aceptada por todos los
autores, si bien se barajan distintas fechas de terminación de la
misma, pues, en algunos casos como el nuestro (Fuerteventura) se
retrasa y, en otros como el palmero se adelanta. J.F. Martín Ruiz
«estira» la etapa hasta 1930 ^; nosotros incluso hemos preferido retrasarla
en un quinquenio (1935), año a partir del cual no aparecen
índices de mortalidad superiores al 15%o.
Las razones de esta gran mortandad, a pesar de presentar
índices inferiores a los del resto del país, son el deficitario estado
sanitario. En cualquier caso, estos índices podrían ser mayores de
no contar con el evidente subregistro.
La segunda etapa comienza precisamente en 1935 y se mantiene
hasta finales de la década del 50. Se caracteriza por presentar
unos índices en torno al 10%o \ por una mayor regulación de la
curva en las diferencias interanuales y, por un descenso continuado
de la tasa de mortalidad hasta el mencionado valor del 10%o.
La última etapa es la comprendida entre estas fechas y la actualidad.
Las tasas llegan a estabilizarse en tomo al 7%o para el
Valle de Aridane ^ y entre 4,5 y 5%o para nuestra isla (vid. cuadro
1).
4. Ibidem,pág. 224.
5. GARCÍA, J.L.: La población del Valle de Aridane (1857-1981). Secretariado de Publicaciones.
Universidad de La Laguna, 1984, pág. 144 (236 págs.).
6. MARTÍN RUIZ, J.F.: Op. cit, pág. 227.
7. El profesor!. León García establece dicha cifra en la tasa del 7%o como la que marca
la ruptura entre esta etapa y la siguiente.
8. GARCÍA, J.L.: Op. cit., pág. 144.
264
A) La mortalidad tradicional: Desde mediados del siglo XIX hasta
1935. El sostenimiento de la alta mortalidad.
Un primer factor destacable son los escasos valores de las tasas
de mortalidad comparados con los del resto del Estado. Ello está
en función de dos causas: una inherente a la propia dinámica de la
población canaria, y en particular de la majorera, como es su mayor
juventud, pues, inclusive el estado sanitario de la isla es inferior
al del resto del Estado. Otro está directamente relacionado con
la fuente consultada, el registro civil cuyo déficit ha sido estudiado
por el profesor Burriel de Orueta **.
Asimismo, merece destacarse la elevada variación interanual
que presentan las curvas de mortalidad, sobre todo por las crisis
económicas que tienen su lógica repercusión en la población. Generalmente
en las islas de Lanzarote y Fuerteventura tienen menor
incidencia que en Gran Canaria, por la válvula de escape que supone
la emigración en coyunturas adversas. Hay igualmente otra
causa que no ha sido suficientemente estudiada, tal como es el papel
que tradicionalmente ha desempeñado la agricultura de subsistencia,
como atemperador de la mortandad en las comarcas
eminentemente agrarias.
Influye igualmente el estado sanitario en que se desenvuelven
dichas sociedades, todas ellas proclives a contraer enfermedades
infecto-contagiosas. Así también, la pésima higiene que en determinados
años ocasiona graves epidemias. Sin embargo, y por las
razones anteriormente aducidas, éstas tienen menor relevancia
que en las capitales '", por el mayor hacinamiento de estas últimas.
Este fenómeno es general al Archipiélago, pues también ha sido
detectado en La Gomera " y en el Valle de Aridane '^.
Otra causa de atenuación de la mortalidad catastrófica es el comienzo
del control de enfermedades contagiosas: viruela, fiebre
amarilla y cólera principalmente que producían grandes mortandades.
En cambio, apenas se había iniciado el control de otras: tuberculosis
pulmonar, del aparato respiratorio, tifus, sarampión,
9. BURRIEL DE ORUETA, E.L.: Op. cit. (1980).
10. MARTÍN RUIZ, J.F.: Op. cit., pág. 221 y 236.
11. BURRIEL DE ORUETA, E.L.: Op. cit. (1981), pág. 183-247 o Id.: Marginación económica
y migración: La población de La Gomera desde mediados del siglo XIX. Estudios
Colombinos, n° 2. La La^na 1981.
12. LEÓN GARCLA, J.: Op. cit., pág. 145.
265
meningitis, etc. y, que sólo comenzarán a ser controladas con la
aparición de los antibióticos, sulfamidas, penicilina, estreptomicina
y cloranfenicol". No obstante, ello no se produce hasta bien
entrada la actual centuria. En cualquier caso, no podemos pensar
que las condiciones higiénico-sanitarias canarias mejoraron sus-tancialmente
y, menos aún en Fuerteventura. En tal sentido, hay
que manifestar, que el único hospital que existe en todas las Canarias
Orientales, hasta bien avanzado el siglo XX, es el de San
Martín, ubicado en la parte alta de Vegueta ''*.
Cuadro 1
EVOLUCIÓN DE LA MORTALIDAD GENERAL
(en %o)
1900
1905
1910
1915
1920
1925
1930
1935
1940
1945
1950
1955
1960
1965
1970
1975
1980
1985
España
28,8
25,6
22,9
21,9
23,2
19,4
16,8
15,6
16,5
12,1
10,8
9,2
8,6
8,4
8,2
8,4
7,6
—
Fuerteventura
25,7
17,6
20,3
19,2
19,7
19,3
22,9
15,2
9,6
10,8
8,6
6,6
5,6
4,6
4,7
4,7
4,5
4,3
Valle Aridane(l)
18,6
15,2
21,6
17,9
18,6
15,6
12,4
11,5
12,0
9,6
7,9
8,0
6,4
7,6
7,6
7,3
8,0
—
Fuente: I.N.E. Elaboración propia
I) La población en el Valle de Aridane, de J.L. García.
13. MARTIN RUIZ, J.F.: Op. cit., pág. 237.
14. Ibidem, pág. 238.
266
G.l. Evolución de la tasa bruta de mortalidad y natalidad de
Pto. de Cabras
60^
natal.
mortal.
anos
70 80
267
G.2. Evolución de la tasa bruta de natalidad y mortalidad
anual de Pájara
1.900 10
mortal.
natal,
años
268
G.3. Evolución de la tasa bruta de natalidad y mortalidad
anual de Betancuria
natal,
mortal.
años
1.900 10 20 30 70 75 80
269
G.4. Evolución de la tasa bruta de natalidad y mortalidad
anual de Antigua
1.900 10 70 75 80
mortal,
natal,
años
270
G.5. Evolución de la tasa bruta anual de mortalidad y natalidad
de Fuerteventura
natal.
1.900 10 ^0 ^ 7b 75
mortal,
-años
271
Con todo, los índices de mortalidad son extraordinariamente
bajos; en ello, qué duda cabe, incide el ya mencionado subregistro
y la excesiva juventud demográfica. Mientras para el conjunto español
oscila en torno al 30%o, para Canarias Orientales se establece
entre 21-23%o y 18%o, y por último, para Fuerteventura entre
16%o y 25%o (vid. cuadro 2).
Si observamos las fluctuaciones interanuales, la cifra más baja
corresponde a 1911 (12,8%o). Indudablemente, el que Fuerteventura
ofrezca unas tasas más bajas que el conjunto de Canarias
Orientales, sólo se explica en función del mayor subregistro y por
el papel de la agricultura de subsistencia como atemperador de la
crisis, incluso por impedir «la saca» de granos en coyunturas
adversas hacia Gran Canaria y Tenerife 'I
Este desfase se observa igualmente en las tasas brutas quinquenales,
aunque claro está, suavizadas por el propio matiz de las
medias. Merece, asimismo, destacar el cambio de tendencia surgido
durante la etapa (vid. cuadro 3). Si bien, a principios de la centuria
las tasas de la isla capitalina eran superiores a las de Fuerte-ventura,
a partir del intervalo 1910-15 se invierte la tendencia y ello
hay que relacionarlo más que con el «crack» de la cochinilla a finales
del siglo pasado (1878-1887), con la repercusión del cólera
norteamericano (1891-93) '*' que afectó a todo el Archipiélago.
Por lo demás, el proceso es similar ya que en todas las islas
decae la mortalidad conforme avanza la centuria.
En otro orden de cosas, y en el presente siglo, el bloqueo alemán
durante la primera conflagración mundial incide notablemente,
produciendo una gran carencia de alimentos y las consiguientes
hambrunas, elevando sensiblemente el número de decesos
tanto en la isla como en Canarias.
En efecto, todos los municipios, excepto Betancuria, aumentan
sus tasas de mortalidad entre 1915-1919; ello se explica, a nuestro
juicio, por la mayor autosuficiencia de ésta y por su escaso número
de habitantes.
Igualmente existen, por estas fechas, epidemias que aunque
no llegan a alcanzar la importancia de tiempos pasados sí ocasio-
15. HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, G.: Estadísticas de las Islas Canarias según Escolar
Serrano. C.I.E.S. 3 tomos. Las Palmas de Gran Canaria 1984.
16. MARTÍN RUIZ, J.F.: Op. cit, pág. 250.
272
Cuadro 2
EVOLUCIÓN DE LAS DEFUNCIONES EN FUERTEVENTURA
(1900-1930)
Pto
Antigua Betancuria La Oliva Pájara '. Tuineje Total
N° %o N° %o N° %o N° %o N° %o N" %O N° %<!
1900
1901
1902
1903
1904
1905
1906
1907
1908
1909
1910
1911
1912
1913
1914
1915
1916
1917
1918
1919
1920
1921
1922
1923
1924
1925
1926
1927
1928
1929
1930
47
15
43
35
40
35
43
40
50
51
38
29
34
44
33
31
31
48
54
65
36
27
41
29
57
26
30
23
29
32
31
19,7
6,4
18,9
15,7
18,5
16,6
21,1
25,0
25,8
27,1
21,0
15,7
18,3
23,5
17,5
16,3
16,1
24,8
27,6
33,0
18,1
13,8
21,3
15,3
30,7
14,2
16,7
13,0
16,5
18,8
18,6
13
8
8
4
5
11
12
8
11
8
7
5
11
7
19
8
7
16
9
7
4
19
17
16
16
9
10
17
9
9
9
22,1
13,6
13,5
6,8
8,4
18,4
20,0
13,3
18,3
13,2
11,5
8,2
17,6
11,0
29,7
12,3
10,6
24,0
13,4
10,3
5,8
27,6
24,9
23,6
23,7
13,4
15,0
25,7
13,7
13,8
13,9
43
53
33
38
52
41
40
38
39
37
26
25
42
32
41
58
29
54
40
41
37
25
31
32
50
55
42
38
50
48
45
17,5
21,7
13,5
15,7
21,6
17,1
16,7
15,9
16,4
15,7
11,0
10,7
10,0
13,8
17,8
25,3
12,7
23,7
17,6
18,1
16,4
10,2
13,7
14,1
22,1
24,3
18,5
16,7
21,9
21,4
19,7
25
17
28
15
19
22
21
16
15
23
30
8
20
24
30
30
17
27
28
17
20
21
17
19
47
39
19
24
37
23
35
11,3
7,9
13,0
7,0
9,0
10,6
10,2
7,8
7,4
11,7
15,4
4,1
10,2
12,2
15,2
15,2
8,5
13,5
14,0
8,5
9,9
10,2
8,1
8,9
21,7
17,7
8,5
10,5
15,9
9,7
14,6
67
51
60
56
48
44
45
45
43
46
63
43
39
39
46
45
38
62
56
57
74
41
44
51
62
54
69
52
36
62
49
23,5
17,9
21,0
19,6
16,8
16,4
16,9
16,7
14,9
16,0
21,9
14,8
13,3
13,7
15,4
14,9
12,4
20,1
17,9
18,1
23,2
12,8
13,6
15,6
18,9
16,3
20,7
15,5
10,6
18,2
14,2
53
31
29
22
51
43
31
25
63
45
51
27
33
37
22
38
30
47
55
49
52
38
49
50
53
39
44
37
38
34
44
44,8
26,6
25,2
19,4
45,7
39,1
26,1
23,4
59,9
43,5
50.0
26,0
31,3
34,6
20,3
34,5
26,8
41,3
47,7
41,9
43,8
31,8
40,7
41,3
43,5
31,8
35,6
29,8
30,4
27,0
34,7
301
175
201
170
215
196
192
172
221
210
215
137
179
183
191
210
152
254
242
236
223
181
199
197
285
222
214
191
199
268
213
25,7
15,1
17,5
14,9
19,1
17,6
17,4
20,2
20,4
19,6
20,3
12,8
16,6
16,9
17,5
19,2
13,8
22,8
21,6
21,0
19,7
15,9
17,5
17,5
24,8
19,3
19,3
18,5
16,5
17,1
22,9
Fuente: Registro Civil. Elaboración propia.
273
nan fluctuaciones interanuales. Estas atacan fundamentalmente a
la población infantil: tosferina, sarampión, cólera benigno, etc. 'I
Asimismo, merece destacarse los años de 1918-1919 con la
aparición en Canarias de la famosa «gripe española» 'I En La
Palma las tasas llegan a alcanzar un 20%o '^ mientras en Fuerte-ventura
se sitúan un punto y medio por encima, siendo Antigua el
municipio más afectado, con un índice de 27,6%o.
El mayor número de óbitos, dos años después, (1919-1920) se
produce en Pto. de Cabras (vid. gráfs. 1 al 5) pues a ésta se le unen
las nefastas consecuencias que tuvo para el Archipiélago la primera
conflagración mundial (bloqueo marítimo) con gran escasez de
alimentos de importación.
Tras el advenimiento de la Segunda República (14 de abril de
1931) comienza una segunda etapa demográfica y concluye este
primer período.
Durante esta fase habrá importantes innovaciones sanitarias
y educativas que repercuten lógicamente en un descenso de la
mortalidad de carácter exógeno, sobre todo, la infantil que hasta el
momento mantenía unos índices muy altos.
B) Segunda fase: la transición hacia un régimen demográfico reciente
o desarrollado.
Las tasas de mortalidad descienden hasta establecerse en torno
a 1950 en ll%o ^°. Estas decrecen más rápido que las medias nacionales.
En efecto, este descenso está relacionado con la mayor
juventud demográfica canaria, con el inicio del control de la mortalidad
ordinaria y con la definitiva erradicación de la catastrófica
y/o epidémica ^' (vid. cuadro 4).
En tal sentido merecen destacarse dos factores fundamentales
ocurridos en el transcurso de dicho período: el alza del nivel de vida
en general, aunque siguen existiendo unas grandes diferencias
en las rentas familiares, que determina que las familias pobres
estén peor preparadas para combatir una coyuntura adversa.
17. MARTÍN RUIZ, J.F.: Op. cit. pág. 251.
18. MARTÍN RUIZ, J.F.: Op. cit, pág. 252.
19. LEÓN GARCÍA J.: Op. cit, pág. 145.
20. T.B. de Mortalidad Quinquenal para el período de 1945-1950.
21. MARTÍN RUIZ, J.F.: Op. cit, pág. 227.
274
El segundo está relacionado con un evidente progreso en las
condiciones higiénicas, en absoluto relacionados con medidas
adoptadas por el régimen autoritario franquista, pues, es un proceso
a escala mundial ^-. E incluso, se inicia antes del alzamiento
franquista. Esto ocurre precisamente durante el efímero período
de la Segunda República Española ^\ ralentizándose su progresión
y expansión en los primeros años de la dictadura ^^ e, incluso
recortándose logros evidentes como fueron la creación de la Seguridad
Social pública y general. Tras el alzamiento de julio de 1936
se reduce únicamente a los productores ", creando el S.O.E.
En cualquier caso, los bajos índices de mortalidad se deben
fundamentalmente a la mayor juventud demográfica y no a un
mejor estado sanitario, como en ocasiones se ha insinuado (vid.
cuadro 3).
Cuadro 3
EVOLUCIÓN DE LAS TASAS BRUTAS DE MORTALIDAD QUINQUENALES
DE F U E R T E V E N T U RA
(1900-1930)
1900-1904
1905-1909
1910-1914
1915-1919
1920-1924
1925-1929
Antigua
15,8
23,1
19,2
23,6
19,8
15,8
Betancuria La Oliva
12,9
16,6
14,2
9,7
21,1
16,3
18,0
16,4
12,7
19,5
16,4
20,6
Pájara
9,6
9,5
11,4
11,9
11,8
12.5
Pto.
Cabras
19,8
16,2
15,8
16,7
16,8
16,3
Tuineje
32,3
38,4
32,4
38,4
40,2
30,9
Fuertev.
18,5
19,0
16,0
19,7
19,0
18,1
Gran
Canaria 1
21,1
18,8
18,4
16,7
17,8
17,3
Lanzar.
2
19,0
18,7
19,1
21,2
17,8
16,9
Fuente: Registro Civil Elaboración propia.
(1) Dinámica y Estructura de la Población en Canarias Orientales. J.F. Martín Ruiz, pág. 243.
(2) ídem., pág. 243.
22. NADAL I OLLER, J.: La población española (siglo XVI a XX). Ariel. Barcelona, 1973,
pág. 165.
23. NADAL I OLLER. J.: Op. cit., pág. 164.
24. MARTÍN RUIZ, J.E: Op. cit., pág. 256.
25. Aquellos cuyos salarios inferiores a 9.000 ptas. no cubrían ni la subsistencia.
275
Cuadro 4
EVOLUCIÓN DE LAS TASAS BRUTAS DE DEFUNCIÓN ANUAL
DE F U E R T E V E N T U RA
(1930-1950)
Pto.
Antigua Betancuria La Oliva Pájara , Tumeje Total
N° %o N" %o N" %o N» %O N° %O N" %O N° %O
1930
1931
1932
1933
1934
1935
1936
1937
1938
1939
1940
1941
1942
1943
1944
1945
1946
1947
1948
1949
1950
31
25
27
35
32
25
25
18
28
29
18
33
36
66
38
28
16
22
21
15
9
18,6
15,0
16,4
21,4
19,7
15,5
15,5
11,3
17,7
18,2
11,5
20,8
22,4
40,5
23,0
16,7
9,4
12,7
17,0
8,5
5,0
9
11
12
7
10
12
10
6
3
10
3
16
6
5
6
8
9
10
7
2
4
13,9
16,9
18,4
10,7
15,2
18,2
15,1
9,0
4,5
15,0
4,5
23,7
8,8
7,3
8,7
11,6
12,9
14,4
10,0
2,8
5,6
45
36
38
37
44
31
24
27
36
24
18
41
34
35
44
28
31
45
28
19
25
19,7
15,3
15,7
14,9
17,3
11,9
8,9
9,8
12,8
8,3
6,1
14,5
12,4
13,2
17,9
11,9
13,2
19,9
12,9
9,2
12,7
35
29
16
40
17
15
24
32
15
11
12
25
30
22
29
17
26
17
15
14
10
14,6
11,9
6,5
16,1
6,8
5,9
8,9
5,7
4,9
4,6
3,2
6,6
4,4
5,2
4,6
4,0
7,9
2,3
5,2
4,1
3,8
49
46
54
50
43
34
-
-
--
33
36
45
41
41
61
39
64
40
36
36
40
14,2
13,1
15,2
13,9
11,7
9,6
--
--
--
8,4
9,0
11,2
10,0
10,1
14,9
9,5
15,4
9,6
8,6
8,5
9,4
44
28
39
66
52
37
31
40
43
44
39
49
45
54
52
25
36
29
35
30
29
34,7
21,9
30,5
51,3
10,2
28,5
34,0
30,5
32,6
33,2
29,3
35,7
31,9
37,3
34,9
16,4
23,0
18,1
21,3
17,8
16,8
213
175
186
235
198
154
--
--
--
151
126
209
192
223
230
145
182
163
142
116
117
22,9
18,2
14,8
19,3
15,9
15,2
--
--
--
11,5
9,6
15,8
14,4
16,8
17,3
10,8
13,6
12,1
10,5
8,6
8,6
Fuente: Registro Civil. Elaboración propia.
En este período se observa que el descenso es continuo para el
conjunto de Canarias Orientales. Sin embargo, este es más rotundo
en Fuerteventura, sobre todo en el quinquenio 1935-1939, por la
menor incidencia en la isla de la guerra civil indudablemente.
Merece destacar la alta mortalidad de Tuineje (30%o) con respecto
al resto de los municipios, a nuestro juicio, originada por un
mayor subregistro en los restantes términos municipales, pues, no
276
G.6. Evolución de la tasa bruta quinquenalde mortalidad de
Fuerteventura (1900-80)
Fuerteventura
1.900 10
7.
20
10"
. \ h-
1.900 10 20 30 iO
Betancurja
50 to- 70 80
Antigua
1.900 10 20 30 40 50 60
277
G.7. Evolución de la tasa bruta quinquenal de mortalidad de
Fuerteventura (1900-80)
Tuineje
años
Pto.Rosario
años
años
1.900 10 20 30 AO 50 60 70 80
La Oliva
años
hay acontecimiento socioeconómico o histórico que expHque este
mayor número de decesos.
Las variaciones interanuales, como las propias quinquenales
(vid. cuadro 5 y gráf. 6-7) se han atenuado enormemente con respecto
al período precedente, de la misma manera que la evidente
relación entre mortalidad y natalidad tiende a desaparecer por la
considerable disminución de los óbitos infantiles. Esta tendencia a
la baja en el número de defunciones no ocurre con la natalidad al
persistir ésta en unos valores significativamente altos.
Los índices de mortalidad son inferiores a los de la media nacional,
situándose los majoreros entre ll%o y 18%o para el quinquenio
1931-35; para el mismo período los nacionales se establecen
entre 15%o y 16%o ^^ La razón es, sin lugar a dudas, la mayor
juventud demográfica de la población de Fuerteventura con respecto
a la media del Estado y, por supuesto, responde también al
mayor subregistro de la isla.
La mortalidad infantil a pesar de su reducción desde 1930,
motivada por los logros de la política sanitaria —creación del seguro
de maternidad el 30 de septiembre de 1932— que cubre a
16.058 obreras atendidas por 40 médicos y matronas '", sigue siendo
alta en cualquier caso, pero no podemos afirmar que estos sean
suficientes para cubrir la demanda del Archipiélago, del que Fuerteventura
es, por su evidente aislamiento, una de las áreas más
deprimidas.
A pesar del descenso de las tasas en dicho período (1935-1939)
sus índices hay que manejarlos con suma cautela, como indica el
profesor Martín Ruiz: «el problema radica en el hecho de que las defunciones
debidas a los homicidios y asesinatos practicados por las milicias
falangistas, no se asentaban en los Registros Civiles y, probablemente
menos aún en los parroquiales)^ ^l
La «caida» de la mortalidad constituye el principal revulsivo
del aumento demográfico ^', pues, la inmigración carece de importancia
en esta época como fenómeno de masa y, la tasa de natalidad
se mantiene en similares valores de tiempos pretéritos.
El descenso de la tasa bruta de mortalidad se interrumpe en el
26. DEL CAMPO, S.: Análisis de la Población de España. Ariel. Barcelona, 1978, pág. 55.
27. BRITO GONZÁLEZ, O.; Historia del Movimiento Obrero Canario. (Tesis Doctoral).
La Laguna 1982^ pág. 236.
28. MARTIN RUIZ, J.F.: Op. cit., pág. 263.
29. Fuerteventura pasa en el decenio 1930-40 de 11.708 habitantes a 13.173.
279
Cuadro 4
(Continuación)
EVOLUCIÓN DE LAS TASAS BRUTAS DE DEFUNCIÓN ANUAL
DE F U E R T E V E N T U RA
(1950-1981)
Pto.
Antigua Betancuria La Oliva Pájara _ Tuineje
N"
Total
N" %o N° %o N" %O N° %O N" %O N° %O
1950
1951
1952
1953
1954
1955
1956
1957
1958
1959
1960
1961
1962
1963
1964
1965
1966
1967
1968
1969
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
9
14
11
16
10
14
17
12
17
14
12
20
12
23
20
9
9
12
30
11
14
8
10
10
16
9
7
4
4
1
5,0
7,6
5,9
8,5
5,2
7,2
8,6
6,0
8,3
6,8
5,7
9,7
5,9
11,5
10,2
4,7
4,7
6,4
16,4
6,1
7,9
7,9
4,5
5,6
5,6
8,8
4,9
3,8
2,1
2,1
4
8
2
2
9
1
8
5
8
4
4
7
3
2
4
3
5
1
3
1
2
3
4
4
2
7
7
2
3
4
5,6
11,1
2,7
2,7
12,2
1,3
10,6
6,6
10,4
5,2
5,1
9,2
4,0
2,7
5,7
4,4
7,6
1,5
4,8
1,6
3,4
5,2
7,0
7,0
3,5
13,4
12,8
3,7
5,6
7,6
25
31
35
21
19
23
32
35
30
20
17
22
17
15
16
17
15
15
20
20
18
10
21
20
12
17
20
19
11
16
12,7
15,8
17,3
10,0
8,8
10,0
13,6
14,5
12,1
7,9
6,5
8,5
6,7
6,0
6,5
7,0
6,2
6,3
8,6
8,7
8,0
4,0
7,6
6,7
3,7
4,9
5,6
5,3
3,0
4,2
10
20
13
15
13
11
21
6
13
10
9
10
12
7
15
10
7
9
11
8
5
13
9
11
14
14
11
12
9
12
3,2
6,6
4,4
5,2
4,6
4,0
7,9
2,3
5,2
4,1
3,8
4,2
5,0
2,9
5,4
3,7
2,8
3,6
4,4
3,1
1,9
4,7
2,9
3,4
4,0
3,7
2,8
3,0
2,2
2,8
40
37
41
27
39
27
33
53
34
26
32
28
26
35
27
24
24
32
34
30
25
22
33
37
34
47
39
50
49
69
49
9,4
8,3
8,9
5,6
7,8
5,2
6,1
9,6
5,9
4,4
5,2
4,5
4,1
5,6
4,3
3,7
3,7
4,9
5,2
4,5
3,7
2,9
4,0
4,1
3,5
4,5
3,5
4,2
3,9
5,2
3,5
29
30
30
28
28
28
28
38
25
35
28
24
27
18
18
21
23
21
17
27
22
19
14
30
14
25
19
25
12
19
16,8
15,2
13,5
11,3
10,3
9,4
8,7
10,9
6,7
8,8
6,6
5,6
6,3
4,2
4,2
4,8
5,3
4,8
3,9
6,2
5,0
4,2
3,0
6,3
2,8
4,9
3,7
4,7
2,2
3,4
117
140
132
109
118
104
139
149
127
109
102
111
97
100
100
84
83
90
115
97
86
75
91
112
92
119
103
120
98
121
8,6
10,0
9,1
7,1
7,6
6,6
8,5
8,9
7,4
6,2
5,6
6,1
5,3
5,5
5,5
4,6
4,6
4,9
6,3
5,3
4,7
3,8
4,3
5,0
3,9
4,7
3,9
4.4
3,4
4,1
Fuente: Registro Civil. Elaboración propia.
280
intervalo 1941-45, por las dificultades económicas surgidas a raiz
del segundo conflicto bélico mundial, tanto por el inicial bloqueo
alemán en aguas atlánticas que impide el comercio fluido como,
sobre todo, por la posterior política económica (Plan Marshall)
aliada contra el régimen del General Franco'". Ello ocasiona en
las islas una época de auténtica penuria, llegando a generalizarse
el hambre, si bien este fenómeno tiene mayor incidencia en las
ciudades que en el campo. La mortalidad asciende tres puntos,
pasando la tasa del ll,8%o en 1935-39 al 14%o en 1940-45. Tras esta
«crisis» recupera la tendencia anterior, situándose en 1945-49 en
11,1%0.
Al final de este período e inicio de la década de los cincuenta
se consolida de forma definitiva la tendencia a la baja en la mortalidad.
Los índices son excepcionalmente bajos por la gran juventud
demográfica y no por una mejora en el estado sanitario. Incide,
igualmente, la recuperación económica de la década de los sesenta
con la introducción del turismo que supone un auténtico
«boom», como la roturación y puesta en cultivo de nuevas tierras
dedicadas al cultivo del tomate en los municipios de Pájara, Antigua
y, sobre todo, Tuineje (vid. cuadro 5 continuación).
Cuadro 5
EVOLUCIÓN DE LAS TASAS BRUTAS DE MORTALIDAD QUINQUENALES
DE F U E R T E V E N T U RA
(1930-1950)
1930-1934
1935-1939
1940-1944
1945-1949
Antigua
18,2
15,7
23,6
11,9
Betancuria La Oliva
15,0
12,4
10,6
10,3
16,6
10,3
12,8
13,4
Pájara
11,2
7,4
8,4
6,0
Pto.
Cabras
13,6
9,0
11,0
10,3
Tuineje
35,7
32,8
33,8
19,3
Fuertev.
18,2
11,8
14,8
11,1
Gran
Canaria 1
15,7
14,2
13,3
10,9
Lanzar.
2
15,5
14,0
14,7
11,1
Fuente: Registro Civil Elaboración propia.
(1) y (2) J.R Martín Ruiz: Dinámica y Estructura de la Pol)lación de Canarias Orientales. La Laguna, 1982.
30. MARTÍN RUIZ, J.R: Op. cit, pág. 265.
281
C) Tercera Fase: las bajas tasas actuales. Factores del descenso y
del control
Este período que se inicia a finales de la década de los cincuenta,
persiste hoy día. Se caracteriza por toda una serie de logros
higiénico-sanitarios que permiten una reducción mayor de la mortalidad
^\
En efecto, en el descenso de la mortalidad ha intervenido la
creación de la Seguridad Social (1963) ^^ aunque ésta se instaura
en Canarias cuatro años más tarde que en el conjunto del Estado
Español.
Se crea en la década de los setenta el centro asistencial de Pto.
del Rosario con 12 camas y comienzan a establecerse las «casas de
médico» en los municipios, aunque no funcionan de forma permanente;
la primera es la de Gran Tarajal, que por supuesto no
cuenta con cama alguna para internar enfermos.
El número de médicos por habitante dista mucho de ser el
idóneo. En tanto que para la totalidad de Canarias Occidentales el
número de habitantes por médico se establece en 1.089 ", para la
isla de Fuerteventura esta cifra asciende a 2.976 habitantes por médico
^''. Son seis el número de médicos que hay en la isla, es decir,
uno por municipio, existiendo municipios de casi 300 Km^ como
Pájara. Esta situación incluso se agrava, si tenemos en cuenta que
la isla no cuenta con servicio de comadrona alguno, y de los médicos
existentes ninguno es tocólogo ".
El avance de la ciencia médica en general y la generalización
de los antibióticos permite un estancamiento y control de la mortalidad
en unos índices realmente bajos, tal como se desprende del
cuadro 5 continuación.
Sin embargo estos índices resultan sospechosamente bajos y
ello hemos de achacarlo más que a las subscripciones, —que por
esta época no pueden ser muy numerosas— a la inflación producida
por trabajar con la población de hecho, pues contamos a los
"residentes transeúntes" (turistas) ^^ máxime en la fecha que se
31. MARTÍN RUIZ, J.F.: Op. cit, pág. 267.
32. DE MIGUEL, J.M.: La Sociedad enferma, pág. 27.
33. II Plan de Desarrollo. Presidencia de Gobierno. Madrid, 1965, pág. 398.
34. Ibidem,pág. 400.
35. MARTIN RUIZ, J.F.: Op. cit., pág. 271.
36. Ibidem, pág. 273.
282
realiza el censo (31 de diciembre), que coincide con temporada alta
de turistas; en los municipios de escasa o nula actividad turística
(Betancuria y Pto. Rosario), la causa hay que buscarla en la excepcional
juventud demográfica frente a la media nacional, tal como
expresa J.F. Martín Ruiz: 'Y-J la baja tasa bruta de mortalidad —en
tomo al 6%o en la década de los setenta— no es fruto de una inmejorable
situación sanitaria, sino de la gran juventud demográfica de la provincia,
como resultado del sostenimiento tardío de la alta natalidad.
Otras provincias españolas con mejores condiciones sanitarias, registran
tasas brutas de mortalidad superiores en dos o tres enteros por haber
realizado antes su transición demográfica" ".
En efecto, a partir de 1970 el descenso de la tasa bruta de mortalidad
se acentúa, al igual que en el conjunto del Estado ^l Ello
corrobora, una vez más, que el estado sanitario no es óptimo, pues
Cuadro 5
(Continuación)
EVOLUCIÓN DE LAS TASAS BRUTAS DE MORTALIDAD QUINQUENALES
DE LOS MUNICIPIOS DE FUERTEVENTURA
(1950-1985)
Pto.
Año Antigua Betancuria La Oliva Pájara „ '. Tuineje Total
° •* Rosario •*
1950-54
1955-59
1960-64
1965-69
1970-74
1975-79
1980-84
6,4
7,4
8,6
7,6
6,5
2,7
3,2
6,9
6,8
5,3
4,0
5,2
8,6
7,8
12,9
11,6
6,8
7,4
6.0
4,6
3,9
4,8
4,7
4,3
3,5
3,4
2,9
2,8
8,0
7,4
4,7
4,4
3,6
4,3
4,5
13,4
8,9
5,4
5,0
4,3
3,8
3,7
8,5
7,5
5,6
5,1
4,3
4,1
4,3
8,3 16,9 6,4 5,6 3,9 5,0 8,2
Fuente: Registro Civil. Elaboración propia.
37. Ibidem, pág. 235.
38. Datos facilitados porE¡País {10-XII-I981), con motivo de la presentación de las cifras
oficiales del censo 1981.
283
al introducir alguna mejora repercute favorablemente en el descenso
de la mortalidad (vid. cuadro 6). En la tasa de mortalidad
influye la excepcional juventud demográfica.
Cuadro 6
ESTRUCTURA POR EDAD DE ESPAÑA Y CANARIAS
(1970-75)
0
20
60
- 19
- 59
y +
Fuerteventura
(1975)
46,0
43,4
10,6
Las Palmas
(1970)
43,3
47,4
9,3
España
(1970)
35,8
50,1
14,1
Fuente: Padrón de 1975 y E. Burriel de Orueta. Elaboración Propia.
En conclusión, podemos afirmar que a lo largo del período
estudiado se pasa de un régimen demográfico antiguo, caracterizado
por una alta mortalidad que propiciaba unas fuertes variaciones
interanuales, debido fundamentalmente a crisis de subsistencia
y/o epidemias, a un régimen moderno, de baja mortalidad y
escasas fluctuaciones.
La mortalidad infantil era enormemente alta debido a causas
eminentemente exógeno-infecciosas; con las posteriores mejoras
sanitarias ésta se atenúa considerablemente.
La primera etapa llega aproximadamente hasta 1930, fecha a
partir de la cual se inicia un nuevo período, caracterizado por una
notable reducción en la mortalidad, debida fundamentalmente a
la excepcional juventud demográfica y en menor medida a los adelantos
sanitarios, que sin duda alguna los hubo.
Con el avance del período se estabilizan los índices de mortalidad
y ello se debe, por un lado a una sensible mejora de la sanidad,
sin llegar a ser la idónea, y a una menor juventud demográfica.
De tal manera que en el último decenio (1975-1985) se observa
una recuperación de los índices de óbitos, excepto en Betancuria
por la particular estructura por edad de su población, es decir, excesivamente
envejecida.
284
2. CAUSAS DE LA MORTALIDAD
A medida que transcurre la centuria se observa cómo enfermedades
que antaño causaban gran número de decesos, se reducen
muchísimo o incluso muchas llegan a desaparecer totalmente.
Esto, sin duda, hay que relacionarlo con una favorable evolución
del estado higiénico-sanitario de la isla, así como a los avances experimentados
en los estudios bacteriológicos y de las enfermedades
infecto-contagiosas en general. En tal sentido J. F. Martín Ruiz
señala: «(...) la morbilidad de origen infeccioso, de carácter epidémico o
no se presentaba siempre como resultado de las malas condiciones higiénico
sanitarias y alimenticias, al margen del escaso desarrollo médico
y en este sentido ofrecían un marcado carácter social» ^'.
En efecto, las epidemias y resto de las enfermedades infecto-contagiosas
afectan de manera más contundente a las clases de bajo
nivel de renta, por razones obvias, y es que éstas tiene menores
medios materiales para impedirlo, vivían frecuentemente en unas
condiciones de hacinamiento muy grandes y, no podían trasladarse
a ningún otro lugar, cosa que por otro lado era frecuente entre
las clases pudientes ante una enfermedad de este tipo, es decir, dichas
clases podían «cambiar de aires»; ello constituye precisamente,
una de las causas diferenciales en los modelos de mortalidad
tradicional y no evolucionados ^.
Estas causas a medida que avanza la biología y la medicina
dejan paso a otras nuevas o poco frecuentes por aquellos tiempos.
Así, conforme disminuyen las causas de defunción infecciosas
—que era enormemente dañina entre los niños—, pues hay que tener
en cuenta que buena parte de las tasas de mortalidad en los
regímenes demográficos antiguos se deben, sobremanera, al gran
número de decesos de la primera infancia, y al aumento de las de
carácter endógeno, especialmente las cardiovasculares y los carcinomas
malignos. A ellas se les une también otras exógenas, entre
las que merece destacar los accidentes de tráfico. Todas ellas conforman
un conjunto, que se le denomina comúnmente «las tres C»
(cáncer, corazón y carretera).
Los avances de la medicina han contribuido enormemente a
aumentar la esperanza de vida, que las enfermedades antes cita-
39. MARTÍN RUIZ, J.F.: Op. cit, pág. 316.
40. Ibidem, pág. 317.
285
das, más toda una serie de hábitos propios de las modernas sociedades
capitalistas (stress, contaminación ambiental, alcohol, tabaco,
etc.) impiden que ésta sea mayor, pues nuestro mal cuidado organismo
apenas tiene tiempo para la recuperación, como afirman
J. Vallin, et al: «lo indudable es la degeneración de las células, unida al
propio envejecimiento del organismo» '".
Hemos creido necesario contrastar estas afirmaciones con
otras zonas del Archipiélago, dándose en todas una evolución similar,
aunque las cifras difieren algo, consecuencia lógica por otra
parte del comportamiento desigual de los distintos espacios de la
Formación Social de Canarias.
Asimismo, hay que afirmar que este fenómeno es característico
de las sociedades agrarias tradicionales, ello es, el neto predominio
de las defunciones exógenas sobre las endógenas, suponiendo
las mismas un 57% para el Valle de Aridane y un 63,5% para
Arucas^l
En la primera etapa (hasta 1930), es frecuente encontrar numerosas
defunciones clasificadas como muerte natural o enfermedad
común. En realidad ello ocurría por un desconocimiento del
médico de la auténtica causa, lo que obligaba a recurrir a este «cajón
de sastre» para ocultar su ignorancia e impotencia, o, mejor dicho,
la del estado de la ciencia médica en esos momentos. De ahí
el abultado número de enfermedades exógenas cuya verdadera
causa se desconocía.
Otra causa de notoria mortandad era la ocasionada por el
parto, más concretamente por el proceso de alumbramiento, tanto
para la madre como para el hijo: complicaciones, malformaciones
congénitas, lesiones ocasionadas durante el propio parto, asfixia y
atelectosia posnatal ''I Este proceso no experimentará mejoría sustancial
hasta bien entrada la década de los treinta, momento en el
que comienza un descenso de la mortalidad infantil. En ello jugó
un importante papel «la quimioterapia, la higiene y el aumento relativo
del nivel de vida» '^, así como todas las medidas sanitario-
41. VALLÍN, J. y NIZART, A.: Les causes de décés en France. Pour une typologie simple et
homogéne: aplication á la periode 1968-1974, pág. 556.
42. Para el Valle de Aridane, vid.: León García, J.: La población en el Valle de Aridane.
La Palma. Secretariado de Publicaciones. La Laguna 1981, pág. 151.
Para Arucas, vid.: Díaz Hernández, R.: Evolución de la población en el Municipio de Anteas.
Excma. Mancomunidad de Cabildos. Las Palmas, pág. 72-75.
43. DE MIGUEL, J.M.: El ritmo de la vida social, pág. 215.
44. MARTÍN RUIZ, J.F.: Op. cit., pág. 324.
286
preventivas que puso en vigencia la Segunda República Española
(1931-1936).
Para la clasificación de los decesos seguimos la tipología empleada
por Salustiano del Campo "^ pues a pesar de las múltiples
críticas que se le pueda hacer por sus excesivas generalizaciones, e
incluso omisiones graves, pensamos que es válida y perfectamente
aplicable para el fin que perseguimos, tal como se indica en el cuadro
siguiente:
Cuadro 7
CAUSAS DE DEFUNCIÓN EN PTO. DEL ROSARIO
(1973-77)
Enfermedades
1) Enfermedades infecciosas, parasitarias y
del aparato respiratorio
2) Tumores
3) Cardiovasculares y sistema nervioso
4) Senilidad
5) Infantiles
6) Accidentes
7) Otras
Total
Número
10
5
6
9
~
2
4
36
%
27,8
13,8
16,6
25,0
...
5,7
11,1
100,0
Fuente: Registro Civil. Elaboración propia.
Observamos cómo los tumores y las cardiovasculares juntas
suponen el mayor porcentaje. Las enfermedades infecciosas están
exageradas por una fiebre tifoidea a lo largo de este período que se
cobró 5 víctimas. Las enfermedades del pulmón desagregadas
suponen el otro 50% de este primer grupo.
Conviene igualmente resaltar la baja cifra de tumores, lo cual
no es extraño, al encontrarnos en un espacio eminentemente agrario.
45. DEL CAMPO, S.: Op. cit.
287
A pesar de los bajos porcentajes estos decesos, o mejor dicho
las causas de los óbitos, nos indican que nos encontramos ante un
modelo demográfico distinto al tradicional que imperó hasta los
años treinta. Para ello ha sido necesario un aumento en la asistencia
médica, un incremento de la infraestructura y de los centros
hospitalarios de la seguridad social, que acojan al conjunto de la
población independientemente de sus ingresos, y al desarrollo
científico de la medicina.
Aunque evidentemente con todo ello, aún no se ha resuelto el
problema de la diferenciación social ante la muerte, pues nuestro
modelo sanitario, propio de un sistema capitalista «periférico», está
basado en el fuerte desarrollo de la medicina privada, al cual lógicamente
sólo tienen acceso las clases de mayor nivel de renta,
dejando, por otro lado, mucho que desear la actual Seguridad Social.
3. L A NATALIDAD: UNAS TASAS SECULARMENTE ELEVADAS, PROPIAS
DE UNA SOCIEDAD AGRARIA TRADICIONAL
Las elevadas tasas de natalidad"^ conjuntamente con los bajos
índices de mortalidad de la isla son los responsables del alto
crecimiento experimentado por la población; todo ello, a pesar de
que los movimientos migratorios han sido igualmente muy importantes
para el período que analizamos.
Ello se debe a un comportamiento de la población eminentemente
natalista, propio de una sociedad agraria tradicional, que
en medida alguna ha practicado el control de la natalidad, tanto
directo como indirecto.
Hay un evidente retraso en este control con respecto a las restantes
regiones del país. Pues es a partir de la década de 1920 cuando
se observa un claro receso en la natalidad, que se estabiliza
veinte años más tarde en torno al 20%o. Esta diferencia, lógicamente,
está más marcada con respecto al Occidente Europeo, por la
inexistencia en nuestras islas de las mejoras sociales y económicas
del continente, pues, según J.F. Martín Ruiz: «La naturaleza de la
Formación Económica y Social de Canarias Orientales, cuyas relacio-
46. Prácticamente hasta la década de los 70 los valores han estado por encima del
25%o.
288
nes de producción precapitalistas adquieren sus rasgos dejinitorios en el
contexto de una sociedad rural, de escasa división del trabajo y bajo nivel
de sus fuerzas productivas, determina el estancamiento elevado de la
fecundidad canaria hasta hace unos pocos años»"".
En efecto, la necesidad del M.P.C. de contar con un importante
«ejército de reserva de mano de obra» unido a la precaria cultura
y altos índices de analfabetismo explican, en buena medida, las
altas tasas de fecundidad.
Esta situación permaneció así hasta la década de los setenta; a
partir de este momento se produce un cambio, pues la población
deja de ser fundamentalmente agraria, y se infla peligrosamente el
sector terciario. En definitiva, se produce un auténtico proceso de-sagrarizador-
terciarizador. No obstante, este cambio y consiguiente
reducción de los índices de natalidad, no impide que esta última
(la natalidad) cumpla el mismo rol que antaño, es decir, reproducir
una oferta numerosa y barata de fuerza de trabajo '^l
En tal sentido, afirmamos que las clases dominantes han impuesto
sus condiciones de control ideológico, impidiendo la esco-larización
que se sitúa en uno de los índices más bajos del país,
junto con Andalucía; asimismo impiden el control de los nacimientos,
reforzado éste por la gran influencia de la Iglesia durante
el anterior régimen.
Para nuestro estudio, únicamente, escogimos los nacimientos
del Registro Civil, pues al estudiar sólo la actual centuria, las sub-inscripciones"'
no son tan abultadas como en tiempos pasados, sobre
todo, a partir de 1920^°. En nuestro caso es impensable que las
madres majoreras vengan a parir a la ciudad de Las Palmas, y por
tanto inscriban a sus hijos en este Registro Civil, cosa que por otro
lado sí ocurre en los municipios de G. Canaria ^\ pues, como se sa-
47. MARTÍN RUIZ, J.F.: Op. cit., pág. 482.
48. Ibidem, pág. 485.
49. Entre las causas que el profesor Martín alude para la explicación del fenómeno en
Canarias, basada a su vez en una tipología establecida por la O.N.U., se encuentran las siguientes:
el muy bajo nivel cultural de la población, morfología abrupta y fragmentada,
poblamiento disperso y mal funcionamiento de la Administración Civil, pues las causas de
carácter climático no son válidas para el caso canario. E incluso hay que añadir para el caso
majorero la escasa importancia de los núcleos urbanos y la pésima situación de la red de
carreteras hasta bien entrado nuestro siglo.
50. BURRIEL DE ORUETA, E.L.: La condición periférica de la economía canaria a la
luz de su evolución demográfica. Canarias ante el cambio, pp. 259-293, 1980. (Cfr. pág. 263).
51. DÍAZ HERNÁNDEZ, R.: Evolución de la población del Municipio de Anteas desde
1850 a 1975. Excma. Mancomunidad de Cabildos de Las Palmas, 1979, pág. 43.
289
G.8. Evolución de la tasa bruta de natalidad quinquenal en
Fuerteventura (1900-75)
La Oliva
años
artos
1.900 10 30 ¿O 70 75
Antigua
I años
1.900 10 20
290
G.8. (continuación) Evolución de la tasa bruta quinquenal
de natalidad de Tuineje y Pájara (1900-75)
100-
8a-eo-
40-
20-
1.900 10 20 30 40 50
anos
60 70 75
1.900 10
años
10 75
be hasta 1975, los alumbramientos se inscribían en el lugar del
parto y no en la residencia habitual de los padres.
Igualmente, hemos confeccionado las tasas brutas quinquenales
para observar mejor la evolución de la natalidad, pues las
enormes variaciones interanuales dificultan enormemente la lectura
de los gráficos anuales.
Asimismo, creemos conveniente desagregar el total insular según
los diferentes municipios, pues su comportamiento no es homogéneo.
Es paradigmático, en tal sentido, el caso de Tuineje con
unas tasas más elevadas que el resto, por la importancia de la agricultura
como valedora de los cánones de una sociedad tradicional.
Otras fuentes consultadas, aparte del registro civil, son el Movimiento
Natural de la Población y las Reseñas Estadísticas Provinciales,
pero sólo a partir de 1975, pues para fechas anteriores no
hay datos a escala municipal.
3.1 La evolución de las tasas de Natalidad: unos valores secularmente
elevados, propios de sociedades agrarias tradicionales
El hecho más significativo de la natalidad en Fuerteventura,
es la permanencia de las tasas altas hasta la década de los setenta,
fecha a partir de la cual desciende del índice 25%o (vid. cuadro 8).
Estos índices siempre han estado por encima de la media nacional".
No obstante, la isla presenta unos valores inferiores al
conjunto de Canarias Orientales, lo cual se explica por la emigración
a la ciudad de Las Palmas, al Sahara, y en menor medida a
América. En efecto, al perder efectivos poblacionales, en su mayoría
hombres, decrece lógicamente la tasa de natalidad.
Otro hecho que llama poderosamente la atención son las variaciones
interanuales, con un claro predominio de la alta natalidad.
Precisamente, y como ya mencionamos anteriormente, este
comportamiento demográfico natalista es propio de sociedades
agrarias tradicionales en las que no hay un control voluntario de
los nacimientos, similar al de otras zonas del Archipiélago '^ en las
que predomina la agricultura de autoabastecimiento y de mercado
interno.
52. GARCK J.L.: Op. cit., 1983, pág. 125.
53. GARCÍA, J.L.; Op. cit, pág. 128.
292
Cuadro 8
COMPARACIÓN EVOLUTIVA DE LOS ÍNDICES DE NATALIDAD DE
FUERTEVENTURA, LAS PALMAS (PR0V1NCL\) Y ESPAÑA
(EN %)
Años Fuerteventura Las Palmas (1) España (2) Valle de
Aridane (3)
1901-10
1911-20
1921-30
1931-35
1936-40
1941-45
1946-50
1951-55
1956-60
1961-65
1966-70
1971-75
1976-80
37,6
38,2
38,6
37,8
25,1
32,1
34,4
36,0
35,3
27,3
25,5
21,9
17,2
40,4
35,3
35,0
36,9
29,6
33,7
32,7
29,0
28,4
29,4
28,1
25,9
21,0*
34,5
29,8
29,2
27,0
21,6
21,6
21,4
20,3
21,4
21,3
34,4
28,9
31,2
30,8
23,2
27,0
23,0
22,7
25,0
26,6
22,4
19,9
16,1
Fuente: Registro Civil. Elaboración propia.
(1) J.F. Martín Ruiz: Dinámica y Estructura de la población de Canarias Orientales.
(2) Salustiano del Campo: Análisis de la Población de España.
(3) J. León García: La población del Valle de Aridane.
* Calculado con la Población de Derecho.
Hay que destacar una serie de coyunturas con respecto a los
nacimientos. En 1910 se produce una fuerte caída, que se corresponde
con un período de altas defunciones, ello se debe a una crisis
múltiple ^^ que al ocasionar el finado de muchos padres, repercute
lógicamente en la fecundidad y en la natalidad infantil (vid.
gráf. 8 y 8 continuación). Otra «crisis» en los nacimientos se relaciona
con la llamada «gripe española» de 1918, que incidió en todo
el Archipiélago " reduciendo drásticamente el número de nacimientos.
54. MARTIN RUIZ, J.F.: Op cit., pág. 532.
55. GARCÍA, J.L.: Op cit, pág. 145.
293
Cuadro 9
EVOLUCIÓN DE LOS NACIMIENTOS DE FUERTEVENTURA
(1900-1930)
Antigua Betancuria La Oliva Pájara „ P,t o ' Tuineje Total
N° %o N» %o N" %o N° %o N° %o N" %o N" %o
1900
1901
1902
1903
1904
1905
1906
1907
1908
1909
1910
1911
1912
1913
1914
1915
1916
1917
1918
1919
1920
1921
1922
1923
1924
1925
1926
1927
1928
1929
1930
93
113
44
63
86
77
76
85
84
73
54
62
72
81
87
70
80
83
129
77
54
68
72
84
81
58
90
72
83
77
59
38,9
48,5
19,3
28,4
39,7
36,6
37,1
42,6
42,3
38,8
29,6
33,6
38,7
43,2
46,0
36,7
41,6
42,8
66,1
39,1
27,1
34,8
37,5
44,4
43,6
37,1
50,1
70,8
47,9
45,3
35,3
17
21
15
15
16
23
20
16
20
188
14
20
14
23
21
29
18
17
13
26
14
24
25
33
28
23
27
22
22
25
22
29,0
35,7
25,4
25,3
26,9
38,6
35,5
26,7
33,3
29,8
23,1
32,6
22,5
36,4
32,9
44,7
27,4
25,6
4,4
38,1
20,3
34,9
36,6
48,7
41,6
34,4
40,6
33,3
33,5
38,4
34,0
73
111
74
102
11
100
91
92
97
82
62
82
74
102
72
87
103
88
105
96
73
100
73
135
104
74
106
112
80
183
78
29,6
42,2
30,3
42,2
37,8
41,7
38,0
38,6
49,9
34,4
26,4
35,0
31,8
44,0
31,2
37,8
45,0
38,6
46,6
42,5
32,5
44,4
32,3
59,7
75,9
32,6
46,7
49,2
35,1
80,1
34,1
37
34
25
28
46
32
44
49
34
32
36
32
36
42
43
46
37
50
41
47
34
40
48
52
37
48
36
49
56
51
54
16,8
15,6
11,6
13,2
21,9
15,4
21,5
24,2
17,0
16,2
18,5
16,4
18,4
21,4
21,8
23,2
18,6
25,1
20,5
23,4
16,9
19,5
23,0
24,4
17,1
21,8
16,0
21,5
24,1
21,6
22,5
74
92
38
65
100
90
92
87
115
69
58
54
70
57
83
72
99
55
95
71
62
74
87
99
94
66
92
51
84
92
73
62,6
78,9
33,1
57,4
90,9
83,0
86,1
82,7
109,3
66,6
56,9
52,1
66,5
53,3
76,4
65,3
88,4
48,4
82,3
60,7
52,2
61,9
72,3
81,7
77,1
53,8
74,5
40,7
66,7
72,6
57,3
121
113
79
113
103
130
114
133
129
103
77
93
96
131
123
138
140
121
141
146
76
133
119
133
151
85
114
119
112
125
67
42,5
39,6
87,7
39,6
36,1
45,5
39,9
46,5
45,1
35,5
26,8
32,0
32,7
44,2
41,1
45,6
45,8
39,2
45,2
46,3
23,8
41,4
36,8
40,8
45,9
26,7
34,1
35,1
32,8
36,6
19,5
415
484
275
386
442
452
437
462
479
377
301
343
362
436
429
442
477
414
514
463
313
439
424
536
495
354
465
425
437
553
^100
35,6
41,6
24,0
34,5
39,3
40,6
31,6
42,3
44,2
35,2
28,4
32,1
33,7
40,2
39,4
40,3
43,2
37,3
46,0
41,2
27,7
38,7
37,2
46,9
43,2
30,7
40,2
36,5
37,6
47,4
30,5
Fuente: Registro Civil. Elaboración propia.
294
La «crisis» de mayor importancia de nuestro siglo, sin lugar a
dudas, la constituye la acaecida durante la guerra civil, alcanzando
los índices más bajos de toda la centuria, 15,8%o y 16,3%o para
1938 y 1939 respectivamente. Este receso está relacionado sobremanera
con la pérdida efectiva de fecundidad, tanto al ser unos
años de carestía de alimentos como por la propia dinámica de la
guerra, y todo ello, a pesar de que en Canarias no tuvo las drásticas
consecuencias que en otras zonas del territorio español.
Posteriormente hay una recuperación, en la que puede
hablarse de auténtico «baby boom»^^ que dura prácticamente
hasta finales de los sesenta (vid. cuadro 8), constituyendo una etapa
diferenciada de la anterior. Por último, a partir de los sesenta
los valores comienzan a descender —la mortalidad lo hizo mucho
antes, estableciéndose las tasas en torno al 20%o.
A) Primera fase: tasas secularmente elevadas y variaciones interanuales
manifiestas (1900-1930)
La fecha de 1900 constituye un límite convencional a nuestro
trabajo, pero en absoluto se corresponde con el inicio de la etapa,
pues éste hay que buscarlo a mediados de la centuria pasada.
Esta fase se caracteriza por unos elevados índices, en tomo al
40%o (cfr. cuadro 9), con unas variaciones interanuales realmente
extraordinarias, al igual que las municipales (Vid. cuadro 10).
Tras el análisis de dicho cuadro, desechamos cualquier tipo
de prácticas anticonceptivas ", pues sus valores están próximos a
la fecundidad natural.
También es verdad que sólo en el quinquenio 1915-19 encontramos
valores superiores al 40%o ^*, lo que se explica por la crisis
que produjo el bloqueo marítimo de la Primera Guerra Mundial,
aunque a Fuerteventura, por carecer de productos de exportación
en tal período, no le afecta tanto como a Gran Canaria y Tenerife.
Asimismo, incide menos el derrumbe de los mercados de la cochinilla.
A nuestro juicio este aumento se produce por el descenso de
la inmigración.
56. Entendemos por «baby boom» la elevación brusca de la natalidad, hecho que se
produce tras los períodos críticos.
57. GARCÍA, J.L.: Op. cit, pág. 146.
58. Significando un verdadero «baby boom» tras la época de relativa crisis anterior.
295
Cuadro 10
EVOLUCIÓN DE LAS TASAS BRUTAS DE NATALIDAD QUINQUENALES
EN FUERTEVENTURA
(1900-1930)
Años Antigua Betancuria La Oliva Pájara Pto. Cabras Tuineje Conjunto
1900-04
1905-09
1910-14
1915-19
1920-24
1925-29
34,9
39,7
38,2
45,3
37,5
55,2
28,5
32,8
29,5
28,0
36,4
36,0
36,4
40,6
33,7
42,1
48,9
48,7
15,8
18,9
19,3
22,2
20,2
21,0
37,1
42,5
35,4
44,4
37,7
33,1
64,6
85,5
61,0
69,0
69,0
61,7
34,9
40,4
34,8
41,6
38,7
37,8
Fuente: Registros Civiles. Elaboración propia.
Por su parte, la gripe de 1918 tiene su mayor repercusión en
1920, descendiendo en esta ocasión la tasa al 27%o, siendo altamente
significativa en esta ocasión la del municipio de Pájara, con sólo
16,9%o.
En la década de los veinte hay una recuperación de las tasas,
colocándose en 1929 en el 47%o.
En cualquier caso los índices para la isla de Fuerteventura son
inferiores a la media de Canarias Orientales para el decenio 1901-
10. Ello indudablemente se debe a una fecundidad más baja, del
orden de 1 a 2 puntos, que en la isla de Gran Canaria vino dado
por la emigración, hecho que lógicamente redunda en la tasa de fecundidad
genérica ^'.
En efecto, esta inferior natalidad de la isla majorera no se debe
en absoluto a un comportamiento malthusiano, sino a la menor
nupcialidad, muchas mujeres quedan solteras, al constituir la emigración
una gran sangría de varones, y una más tardía edad de entrada
en el matrimonio ^. Todo ello, por supuesto, relacionado con
el modelo económico imperante (reserva de mano de obra), (cfr.
cuadro 11).
El descenso de la natalidad es considerable en el transcurso de
59. MARTIN RUIZ, J.F.: Opc. cit, pág. 539.
60. Ibidem, pág. 539.
296
estos cuarenta años, lo cual no se debe a causas malthusianas, sino
a diferentes coyunturas económicas y a la corriente emigratoria.
En efecto, Fuerteventura posee una economía cuasi cerrada, al carecer
de productos de exportación en esta época —el tomate se comienza
a exportar en los años treinta*'—. Por tal motivo resiste
mejor a los reveses de la economía mundial y sus tasas no están
sujetas, en gran medida, a los avatares económicos internacionales.
B) Segunda fase: Primeras manifestaciones del posterior descenso
(1930-1970)
Hay un descenso constatable en las tasas, a nivel general, aunque
nunca lo hacen por debajo del umbral 25%o. Las cifras más
bajas del período las constituyen, precisamente, los quinquenios
1936-40 y 1966-70 con unas tasas de 25,l%o y 25,5%o respectivamente.
En cualquier caso, superan a las del conjunto de Canarias
Orientales, excepto en la etapa de 1946 a 1960. Esto se debe al
«baby boom» posbélico y, sobre todo, a una cierta expansión económica
de las «islas centrales» por estos mismos años. A partir de
1960, se generaliza el cultivo del tomate para exportación en Antigua,
Pto. Rosario y principalmente en Pájara y Tuineje, incrementándose
la productividad a pesar de disminuir la superficie.
Con todo, el mayor crecimiento se debe a la introducción de
las actividades relacionadas con el ocio que producen unos intensos
trasvases poblacionales en el interior de la isla, al mismo tiempo
que retienen gran cantidad de población, incluso el balance
migratorio se torna positivo para muchos municipios en estos
años.
Todo ello, deriva en un aumento de la natalidad, sin alcanzar,
en ningún caso, los valores de la centuria pasada, lo cual demuestra
un comportamiento diferencial de la población con respecto al
siglo pasado y principios de nuestra centuria, tal como señala J.F.
Martín Ruiz para el conjunto de Canarias Orientales: «(...) algún
cambio oscuro, desconocido y de discernimiento difícil, se estaba experi-
61. Infonnación obtenida de un antiguo asalariado de la empresa Bonny de Gran
Tarajal.
297
Cuadro 11
EVOLUCIÓN DE LOS ÍNDICES MEDIOS QUINQUENALES DE LAS
CANARIAS ORIENTALES
(1900-1939)
1901-05 1906-10 1911-15 1916-20 1921-25 1926-30 1931-35 1936-39
Total de
Canarias
Orientales
(1) 41,0 39,9 37,4 33,2 32,9 37,2 36,9 29,6
G. Canaria
(2) 42,0 40,6 37,1 32,4 35,6 37,5 37,8 29,7
Lanzarote
(3) 36,8 38,8 38,5 36,7 37,4 34,7 36,5 30,7
Fuertev. 34,9 40,4 34,8 41,6 38,7 38,5 37,8 25,1
Fuente: Registro Civil. Elaboración propia.
(1,2 y 3) J.F. Martín: Dinámica y Estructura de la población de Canarias Orientales.
mentando en la Formación Social Canario-Oriental de estos años, y por
supuesto en la superestructura ideológica de la colectividad... De todos
modos, nos interesa resaltar que no se trata ni mucho menos de un cambio
decisivo, del inicio decidido de la transición demográfica, porque los
índices de natalidad, aunque han descendido algo, permanecen todavía
muy elevados» ''^.
Un descenso muy marcado lo constituye, por razones obvias,
el quinquenio de la contienda civil, (1936-1940) con un 25,l%o,
siendo, fundamentalmente, los años de 1938 y 1939 los de más bajo
índice con 15,8%o y 16,3%o respectivamente (cfr. cuadro 12).
Aunque en el Archipiélago la guerra no fue tan cruenta como
en la península, si tuvo gran importancia la represión y depuración
posterior de las milicias falangistas en el seno de la población,
así como las repercusiones económicas negativas del período
de autarquía junto a las consecuencias de la segunda conflagra-
62. MARTÍN RUIZ, J.F.: Op. cit, pág. 546.
298
Cuadro 12
EVOLUCIÓN DE LAS TASAS BRUTAS DE NATALIDAD DE FUERTEVENTURA
(1930-1965)
Años
1930-34
1935
1936
1937
1938
1939
1940-44
1945-49
1950-54
1955-59
1960-64
Antigua
43,0
45,8
35,5
48,9
22,1
21,6
37,4
40,4
33,8
31,9
26,2
Betancuria
36,2
25,8
21,2
25,6
15,0
11,9
27,1
31,0
29,8
33,0
19,6
La Oliva
43,5
31,8
29,6
32,5
12,1
16,4
32,2
39.1
44,3
40,6
29,4
Pájara
23,1
20,0
14,4
18,8
9,9
10,5
20,1
23,0
23,8
29,4
27,6
Pto. Cabras
27,9
89,2
72,7
67,8
46,2
45,2
26,4
29,9
32,2
29,6
24,6
Tuineje
74,4
20,2
19,9
19,6
9,8
8,9
33,6
21,7
49,0
47,5
31,8
Total
37,8
33,9
28,4
31,2
15,8
16,3
32,1
34,4
36,0
35,3
27,3
Fuente: Registros Civiles. Elaboración propia.
Cuadro 12 bis
SUPERFICIE Y PRODUCTIVIDAD DE LAS EXPLOTACIONES DE TOMATES
EN FUERTEVENTURA
(1960-1984)
Años Sup.(Has.) Kg./Km2
Total Kg.
producidos
1960
1970
1984
400
400
200
1,8
2,5
5,5
7.200.000
10.000.000
11.000.000
Fuente: Cámara Agraria Local de Fuerteventura. Elaboración propia.
299
ción mundial ''^ teniendo graves repercusiones en la natalidad de
Canarias Orientales y particularmente en Fuerteventura. En cualquier
caso, y a pesar de este «bache», los índices se colocan unos
tres puntos y medio por encima de la media nacional (21,6%o)^, e
incluso, más alta que el conjunto de Canarias Orientales *'^ y que el
Valle de Aridane (23,2%o)''^
La recuperación postbélica en Fuerteventura se consigue en
1942, cuando la tasa supera el 30%o, estabilizándose las tasas, a
partir de este momento, por encima de dicha cifra, y ocasionando
el fenómeno conocido como «baby-boom» ^\ que dura prácticamente
hasta 1945. Posteriormente hay un retorno a los valores tradicionales.
El fuerte crecimiento de la interfase anterior lo propició la
propia Administración con una política pronatalista y de protección
a la familia numerosa. No obstante, finalizado el período
postbélico la población se vuelve cada vez más malthusiana, como
señala Severino Aznar: «(...) Pero no nos hagamos ilusiones. El mal
está ya dentro de la casa, ya hay en España ciudades, regiones, Neo-malthusianas
como las de Europa» ^^. Efectivamente el cambio en el
comportamiento demográfico no es novedad en España, pues hay
países que igualmente lo han practicado. Es más, en algunas ocasiones
son defensores aférrimos de la natalidad, y en otras etapas,
por el contrario, partidarios del control de la misma. Sin ir más lejos,
Francia hacia 1920 adoptó una ley que reprimía con todo rigor
las prácticas abortivas y la propaganda anticonceptiva, dicha ley
estuvo en vigor hasta 1968, año en que es sustituida por una estrategia
claramente malthusiana *'.
Según otros autores no es la política estatal, sino las normas
de comportamiento social y psíquicas de las personas, conjuntamente
con los hechos económicos los que variarán el curso de la
política natalista en malthusiana en la sociedad española ™.
63. BURRIEL DE ORUETA, E.L.: El Puerto de La Luz en Las Palmas de Gran Canaria.
Coloquio Canarias-América, pág. 290.
64. CAMPO, S. del; Op. cit.
65. BURRIEL DE ORUETA, E.L.: La economía canaria a la luz de su análisis demográfico.
Canarias ante el cambio.
66. GARCÍA, J.L.: Op. cit. (1983), pág. 128.
67. DE MIGUEL, J.M.: Op. cit, pág. 57.
68. ARNAL, S.: La institución de la familia vista por un demógrafo, pág. 197.
69. PRESSAT, R.: Introducción a la Demografía. Ariel, n° Barcelona 1977, pág. 149.
70. ROS GIMENO, J.: La natalidad en España después de la Guerra y la población futura,
pág. 173.
300
A nuestro juicio no son causas únicas las que explican el fenómeno,
sino precisamente la conjunción y concatenación de ellas,
las que propician la caída de la estrategia natalista para ocupar su
lugar la neomalthusiana. En cualquier caso, esto último es sólo
aplicable a las regiones más desarrolladas del territorio español ^'.
Canarias, en general y, Fuerteventura en particular, son regiones
de casi nula industrialización y de fuerte índice de analfabetismo,
lo cual dificulta enormemente la aceptación de prácticas anti-natalistas,
al menos hasta fechas recientes, como señala J.F. Martín
Ruiz: «(...) En la primera década de postguerra parece que comienza
a invertirse la tendencia de la natalidad en las islas más orientales
(Lanzarote y Fuerteventura); si bien hasta el momento registraban
índices inferiores a la media de la provincia, en estos años la superan en
algo» ^l (Vid cuadro 13).
Tal como se desprende del cuadro anterior, hay una tendencia
a la inflexión que se aprecia tanto a escala provincial como insu-
Cuadro 13
EVOLUCIÓN DE LOS ÍNDICES MEDIOS DE NATALIDAD QUINQUENALES
EN LAS CAÑARLAS ORIENTALES
(1930-1970)
1931-35 1936-40 1941-45 1946-50 1951-55 1956-60 1961-65 1966-70
(1)
Provincia 36,9 29,6 33,0 32,7 29,0 28,4 29,4 28,1
(2)
G. Canaria 37,8- 29,7 32,7 32,5 28,5 27,9 29,6 28,7
(3)
Lanzarote 36,5 30,7 36,7 33,9 32,4 29,4 30,0 30,6
Fuertevent. 37,8 25,1 32,1 34,4 36,0 35,3 27,3 25,5
Fuente: Registro Civil. Elaboración propia.
(1,2,3) J.F. Martín Ruiz: Dinámica y Estructura de la población de las Canarias Orientales.
71. ROS GIMENO, J.: Op. cit., pág. 423.
72. MARTÍN RUIZ, J.E: Op. cit, pág. 555.
301
lar. En dicho contexto resulta atípico el descenso experimentado
por Fuerteventura en algo menos de un punto, pues para el mismo
período el conjunto de la nación asciende. Esta alza se inicia en
1957 ", aunque para Canarias Orientales se retrasa el quinquenio
1961-65 con un 29,4%o'''. Sin embargo, en Fuerteventura la inflexión
se acrecienta para el mismo período (1961-65) con tan sólo
una tasa del 27,3%o.
Mientras que para el conjunto de la nación y de Canarias
Orientales, el alza lo explica el fin del período autárquico y el Plan
de Estabilización de 1959 ", en cambio para la isla majorera supone
una pérdida de población por la emigración"*, fundamentalmente
a la capital provincial (Las Palmas), que coadyuva a la
macrocefalia que experimenta ésta ", con la consiguiente caída de
la natalidad, al emigrar principalmente varones.
Ello es un proceso general a todas las áreas del Archipiélago
de economía agraria precapitalista, pues en las zonas agrícolas de
exportación no se repite el proceso, e incluso la introducción del
turismo supone la diferenciación espacial tajante en las islas entre
áreas de explotación del ocio y áreas marginales.
C) Tercera fase: Hacia la consolidación de las nuevas pautas de natalidad
(1970-1986)
Los cambios experimentados en la Formación Social Canaria
en la década de los sesenta tienen un manifiesto impacto espacial
en la misma. El M.P.C. es dominante y determinante en dicha formación,
aunque en ocasiones emplee como estrategias de explotación
formas propias de sistemas precapitalistas, sobre todo, en
Fuerteventura, donde abunda la medianería y la autoexplotación
frente al trabajo asalariado.
En esta década de los 70 se efectúa la transición de una manera
global y completa, pues la mortalidad lo había hecho mucho
antes; los índices se sitúan por debajo del 25%o, excepción hecha
73. DE MIGUEL, AÍ.: Análisis de ¡a población de España, pág. 36.
74. MARTÍN RUIZ, J.F.: Op. cit., pág. 557.
75. DE MIGUEL, A.: Op. cit., pág. 36.
76. Fuerteventura entre 1961 y 1965 pierde unos 1.980 habitantes, en una población de
18.138.
77. Dicha ciudad aumenta su índice en la nada desdeñable cifra de 3 puntos: de un
27,5%o en 1955-1959 pasa a un 30,4 en 1960-1964.
302
de Pto. del Rosario por el papel que juega en la isla como receptora
de población del resto de los municipios (vid. cuadro 14).
Cuadro 14
EVOLUCIÓN DE LAS TASAS BRUTAS DE NATALIDAD ANUALES DE
FUERTEVENTURA
(1970-1984)
A.ños
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
Pto. Rosario
42.8
52,5
52,5
57,4
56,4
46,5
22,4
22,4
21,2
34,3
31,6
33,9
37,9
31,8
34,0
32,1
Total Fuerteventura
21,9
23,7
20,5
21,5
21,5
21,8
22,7
22,4
21,8
22,6
21,3
21,7
21,1
21,3
22,0
21,6
Fuente: Registro Civil. Elaboración propia.
El fuerte incremento de la capital se explica por inscribirse
muchos de los nacidos en otros pagos y municipios en el registro
de Pto. del Rosario).
En definitiva, este nuevo comportamiento demográfico se debe
a toda una serie de innovaciones en la Formación Social Canaria,
tales como: la extensión del M.P.C. dominante en dicha Formación,
al incremento del nivel cultural y de vida, y a la disminución
de la natalidad por la difusión de los métodos anticoncepti-
303
G.9. Los saldos naturales de Canarias orientales
•/.
30[
20-j-L^ r-Tl r-Tl
10
1.90010 20 30 i » 50 60 70 80
G. Canaria
apkjs
Y.
30
20 r-r-í-r
10
1.90010 20 30 ^ 50 60 70 80
Fuerteventura
años
30
20- . -^ „ n
la
1.900 10 20 30 AO 50 60 70 80
Lanzarote
•/.
30
2 0 - n
10
1.900 X) 20 30 40 50 60 70 80 í
Canarias orientales
304
vos. Este control de la natalidad podría quizás ser aún más efectivo
con una ley de abortos no restrictiva.
Hoy día, nos encontramos ante una nueva situación, con una
disminución notable de las tasas de mortalidad por un comportamiento
neomalthusiano, excepto en Pto. del Rosario donde todavía
las tasas son excesivamente altas (32,l%o en 1985).
Este descenso de la natalidad se debe a unas mejores condiciones
económico-sociales, pero, sobre todo, a la importante emigración,
con el consiguiente descenso en la fecundidad. Hay,
igualmente un distinto comportamiento según la renta; las clases
de alto y medio nivel son más proclives a la adopción de posturas
neomalthusianas; mientras, por el contrario, las clases pobres y los
habitantes del campo son más natalistas. En cambio ello no se refleja
en el cuadro 14 por la obligatoriedad hasta 1975 de inscribir
los nacimientos en el lugar del parto y no en la residencia de los
padres '^ lo que explica la inflación de nacimientos de Pto. del Rosario
™.
En síntesis, hay que afirmar que, sin lugar a dudas se está produciendo
un proceso de cambio, ha aumentado el nivel de vida y
mejorado los niveles de alfabetización, lo cual redunda en unas
tasas más moderadas de natalidad. Con todo, aún se está muy lejos
de conseguir los niveles óptimos de renta per cápita y de cultura,
por lo que el proceso sólo se ha iniciado, a nuestro juicio.
4. EL CRECIMIENTO VEGETATIVO: UN FACTOR DIEZMADO POR LA
IMPORTANTE EMIGRACIÓN SECULAR
En el conjunto de la Formación Social de Canarias Orientales
el saldo natural de la población tiene una gran importancia por el
rápido descenso de la mortalidad y el sostenimiento de la natalidad
en unos valores excesivamente altos hasta fechas recientes.
(1970). (Vid gráf. 9).
No obstante, en Fuerteventura el crecimiento real no se
corresponde con el saldo natural, por el importante papel desempeñado
por la emigración. En efecto, han sido muy numerosas las
salidas a América, África y, sobre todo, a las capitales de ambas
78. Como es sabido, esta situación queda solventada por el I.N.E. a partir de 1975, recogiendo
el Movimiento Natural de la población ambos lugares.
79. Martín Ruiz, J.F.: Op. cit., pág. 566.
305
provincias Canarias (Sta. Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran
Canaria)*". Esto constituye, sin duda alguna, uno de los rasgos
más significativos del panorama demográfico majorero.
Generalmente, la emigración es temporal con el fin de reunir
una cierta cantidad de dinero y luego regresar e invertirlo (negocios
y tierras)*'.
Con todo, el saldo vegetativo es muy importante en nuestra
Formación Social como bien apunta J.F. Martín Ruiz: «El elevado
crecimiento vegetativo de la población formaba parte como variable dependiente
de la estructura económica y social en el sentido en que aquella
determinaba una alta tasa de oferta de fuerza de trabajo, fácilmente
explotable por la oligarquía» *^ Es lo que Marx denominó ejército de
reserva de mano de obra que consiste en proporcionar a la actividad
económica especulativa, abundante y barata mano de obra, obteniendo
con ello importantes tasas de plusvalía.
El escaso desarrollo de las fuerzas productivas, la concentración
de la tierra en pocas manos (caciquismo), el predominio del
M.P.C. articulado con otras formas de producción precapitalistas,
el bajo nivel cultural y el creciente proceso desagrarizador-terciari-zador
son los parámetros que definen nuestra Formación Social.
Los trasvases poblacionales regulan el excesivo crecimiento
natural redistribuyendo la población por la isla, aunque en realidad
lo que ocurre es el vaciado de zonas marginales en favor de
zonas altamente especulativas donde se invierten importantes sumas
de capital. En tal sentido, hay que afirmar que el elevado crecimiento
natural no se debe a causas también «naturales», sino
que constituye el resultado de la penetración del capitalismo en el
Archipiélago canario *l
Este crecimiento natural en la isla de Fuerteventura no es homogéneo,
sino que se ha ido incrementando a medida que avanza
la centuria, pasando de 1,7% anual en 1960 al 2,6% anual en el año
1970. A partir de este año, y más concretamente desde 1975, se sitúa
nuevamente en torno a los valores de principios de siglo. No obstante,
estas medias esconden una neta diferenciación espacial muy
80. Martín Ruiz, J.F.: Dinámica de empleo, trasvases de población activa y envejecimiento
rural en Canarias. Canarias ante el cambio. La Laguna, 1981, pág. 113-128.
81. Colectivo 78: Los efectos económicos de un proceso migratorio: La emigración
canaria a Venezuela. Canarias ante el cambio. La Laguna, 1981, pág. 129-145.
82. Martín Ruiz, J.F.: Op. cit, pág. 649.
83. Burriel de Orueta, E.L.: Agricultura tradicional y desarrollo capitalista: El ejemplo de la
agricultura de Canarias. Oikos-Tau. Barcelona, 1981, pág. 129.
306
importante, pues Tuineje y Puerto del Rosario tienen un crecimiento
muy superior al resto de los municipios.
El crecimiento vegetativo alto se debe fundamentalmente a
dos razones: al descenso de la mortalidad iniciado desde principios
de siglo, pero que se agudiza a partir de la década de los treinta,
y a la natalidad sostenida en valores altos, hasta bien entrada la
década de los setenta.
A) Los saldos anteriores a la década de los treinta: balances moderados
por el escaso control de la mortalidad
Hasta la década de los treinta los índices son inferiores al 2%,
excepto en los quinquenios de 1911-15 y 1931-40, pues tanto en uno
como otro hay coyunturas favorables para la expansión del saldo
vegetativo.
En el primer caso, la Primera Guerra Mundial, al impedir el
libre comercio con Europa supone un grave handicap para el desarrollo
del sector exportador^''. Ante esa coyuntura adversa y la
dificultad de encontrar empleo, la población majorera no opta por
la emigración y se reducen los saldos migratorios en casi % con
respecto a épocas pretéritas. Ello, indudablemente, motiva que el
incremento del saldo vegetativo sea muy abultado, pues la población
se refugia en el campo, paliando el hambre y la escasez de trabajo.
Otro período de notable incremento natural se da entre 1931 y
1935. En efecto, en esta etapa, con el advenimiento de la II República
Española hay una serie de mejoras sanitarias e higiénicas ^\
con la subsiguiente reducción en el número de decesos, sobre todo
por causas infecciosas y exógenas (vid. cuadro 15).
Este mayor crecimiento de la isla de Fuerteventura en el quinquenio
1930-35, no se debe, por supuesto, a un mejor estado sanitario
que el resto de Canarias Occidentales, sino a la introducción
del cultivo del tomate como cultivo de exportación, lo que significa,
en el plano demográfico, una importante retención de mano de
obra para las labores de cultivo, así como un tenue despegue económico
para la isla, que, en definitiva, se traduce en este aumento
84. Burriel de Orueta, E.L.: Op. cit. (1973), pág. 211-225. Cfr. pág. 223-225.
85. Martín Ruiz, J.F.: Op. cit., pág. 255 y Brito González, O.: Op. cit. (Tesis doctoral). La
Laguna 1981.
307
Cuadro 15
TASAS DE CRECIMIENTO QUINQUENALES DE CANARIAS ORIENTALES
Y FUERTEVENTURA
(1900-1935)
Años
1901-05
1906-10
1911-15
1916-20
1921-25
1926-30
1931-35
Fuerteventura (i) Lanzarote(l)
17,1
18,5
20.5
19,3
18,9
19,6
24,5
7,8
20,1
19,4
15,5
19,6
17,8
21,0
Gran Canana (2)
20,9
21,8
18,7
15,7
17,8
20,2
22.1
Canarias
Orientales (3)
20.4
19.1
19.1
15,9
19,3
19,8
21,2
Fuente: Registro Civil y Censo de Población. Elaboración propia.
(1,2 y 3) J.F. Martin Ruiz: Dinúmiea y Estructura de la Población de Canarias Orientales.
del saldo vegetativo. Con todo, se pone de manifiesto la articulación
existente entre las variables demográficas y agrarias.
A pesar de que estos dos quinquenios, anteriormente mencionados,
son los más significativos del período, no podemos obviar
que el crecimiento ha sido importante en toda la etapa (1900-1935).
máxime estando ésta inserta en el modelo demográfico antiguo,
caracterizado éste por una alta natalidad y una nada desdeñable
mortalidad''^ No obstante, es posible que exista una supervalora-ción
de los saldos, al ser la mortalidad deficitaria por problemas
de fuente (subregistro)"^; en cualquier caso, no creemos que ésta
tenga excesiva incidencia.
De todos modos, estas tasas quinquenales impiden observar
algunos matices por el efecto distorsionador de las medias. Así, si
contemplamos las tasas de crecimiento anuales podemos constatar
que hay dos años con índices inferiores al 1%, concretamente
1910 y 1920. El primero está relacionado con una crisis natural (se-
86. Martín Ruiz, J.F.; El desarrollo histórico de Canarias: la evolución del régimen demográfico
antiguo y Id.: Dinámica v estructura (cit.). pág. 687.
87. Burriel de Oruetu, E.L.: Op. cit. (1980). p. 15-46.
308
quía), que tiene gran repercusión en la fecundidad, sobre todo, en
un régimen demográfico antiguo. En el segundo caso, el agente
perturbador es la gripe de 1918, que tiene su mayor impacto dos
años más tarde.
B) Los saldos comprendidos entre 1935 y 1945: La década de menores
índices de crecimiento
El acontecimiento cívico-político que marca el inicio de esta
etapa es la Guerra Civil Española, originada por el alzamiento del
General Franco.
Este período de tres años 1936-1939, no afectó de manera particular
a ninguna isla, pues las contiendas entre uno y otro bando
se libraron en territorio peninsular. Ahora bien, no podemos obviar
que fue una época de dura represión que incide naturalmente
en un descenso de la natalidad, tanto por la separación de matrimonios
como por el aumento de la mortalidad.
En cualquier caso, Fuerteventura, al ser un espacio fundamentalmente
rural, con una agricultura de subsistencia altamente
extendida, pudo solventar mejor que otras zonas los avatares de la
Guerra Civil. Es significativo que durante este quinquenio (1936-
40) se obtiene el más bajo índice del período (1.6%).
Esta etapa es especialmente dramática, pues a una trágica
postguerra hemos de añadir los efectos de la segunda conflagración
mundial (vid. cuadro 16).
Cuadro 16
TASAS DH CRIÍCIMIÍ-.NTO Qi;iNQri-.NAi.i.s DI-. CANARIAS ORIHNTALKS LN "«
(1436-1444)
Años Fuerteventura Lan/aroted) Cjran Canaria (2)
Canarias
Orientales (3)
1936-40 11.6 16.7 l.\.^ 15.5
1940-14 18.7 1S.6 19.2 IS.Ü
Fiifiiíc: Rcüislro C'ÍN il y C'cnscis ilc Poblai.ion. 1 l:ihiir;ici(')ii propia.
¡ I. - > ,').!.!-. Martin: Diiiíiinn n \ I.\inn iiiniilc hi Folihitiiiii iii ( iimirias Orícnlulcs
309
C) El incremento natural a partir de 1940: Hacia un crecimiento continuado
tendente a regularse en la década de los setenta
En esta etapa se produce un gran salto en los índices que
alcanzan su máxima cota en el quinquenio 1955-1960, con una
tasa del 2,78%, pero a partir de este momento se atenúa.
Este importante crecimiento natural está relacionado con el
descenso de la mortalidad ordinaria —control de las enfermedades
infecciosas— y de la infantil, junto a un sostenimiento de la
natalidad en índices relativamente altos. En efecto, esto produjo
una auténtica explosión demográfica, no sólo en Fuerteventura sino
en toda Canarias, marcando una notable diferencia con respecto
al resto del conjunto español ^l
A pesar de que el crecimiento es general en la isla, se pueden
establecer diferencias municipales entre Pto. del Rosario-Tuineje y
el resto de los municipios. Ello se debe, en el caso del primero, por
constituir la capital de la isla, con el consiguiente empleo de población
en servicios y funciones administrativas. Para el otro, la
causa hay que buscarla en el desarrollo agrario.
El «baby boom» se mantiene hasta los años sesenta, mientras
en la década siguiente el índice de crecimiento se establece por debajo
del 2%, a consecuencia del descenso de la natalidad. Entramos
así en un nuevo ciclo demográfico más en consonancia con el
resto del país (vid. cuadro 17).
Este descenso en la natalidad produce un mayor envejecimiento
de la población, recortando, igualmente el crecimiento
vegetativo. Hoy día, la isla entera participa de este proceso; con todo,
la juventud demográfica es significativa, teniendo que pasar
una veintena de años para que realmente se deje notar en la estructura
poblacional.
En resumen, los saldos vegetativos de Fuerteventura han sido
considerables, incluso en la época de crisis, pues, la agricultura de
subsistencia permite alimentar a gran número de personas cuando
«la válvula de escape» de la emigración se cierra.
Tampoco hay que olvidar que estos índices vegetativos eran
alentados por las clases dominantes, que tienen en la fuerza de trabajo
una forma de obtención de plusvalía, pagando salarios de
auténtica miseria por la gran oferta de fuerza de trabajo.
Martín Ruiz, J.F.: Op. cit., pág. 658.
310
G.IO. índice de crecimiento de Fuerteventura
1.900/10 1.970/81
Cuadro 17
TASAS DE CRECIMIENTO QUINQUENALES DE CANARIAS ORIENTALES
EN%
(1940-1984)
Años Fuerteventura Lanzarote(l) Gran Canaria (2) Canarias
Orientales (3)
1940-44
1945-49
1950-54
1955-59
1960-64
1965-69
1970-74
1975-79
1980-84
17,3
23,7
27,6
27,8
21,7
20,3
17,5
17,3
17,6
22,0
25,6
23,0
22,3
23,6
24,4
20,7
17,0
—
19,4
21,4
20,3
20,4
22,7
21,9
19,6
14,8
—
19,5
20,7
20,7
21,0
22,3
21,5
19,4
14,6
—
Fuente: Registro Civil y Censos de Población. Elaboración propia.
(1,2 y 3) J.F. Martín: Dinámica y Estructura de la Población de Canarias Orientales.
Hay que recordar igualmente, que a un primer período con un
crecimiento muy lento, e incluso con años de receso por factores
coyunturales (1936-40), le suceden otros de descomunal incremento
(vid gráf. 10).
Por último, la tendencia actual es a estabilizar el crecimiento,
en armonía con el resto del territorio español.
312
FE DE ERRATAS
Por error se ha insertado en el artículo: Demarcación territorial
del municipio de Puerto Cabras en el XIX: un pleito de límites con Tetir,
de D. Francisco Cerdefta Armas, publicado en TEBETO II (año
1989, pp. 105-127), un mapa de Fuerteventura de 1982, en lugar del
plano de 1885 que se incluye a continuación.
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^^Síz,
SERVICIO DE PUBLICACIONES DEL EXCMO.
CABILDO INSULAR DE FUERTEVENTURA
1. Antonio Bethencourt y Aurina Rodríguez: Ataques ingleses contra
Fuerteventura (1740).
2. Francisco Navarro Artiles: Cantares Humorísticos en la poesía tradicional
de Fuerteventra.
3. Francisco Navarro Artiles; Aniciilos y Discursos de i'namii-iu>
sobre Canarias.
4. Domingo Velázquez: Los caminos
5. Dámaso Alonso, Antonio Tovar y Francisco Yndurain: Homenaje
a Unamuno.
6. Domingo Báez Montero: Cuentos de Brujas de Fuerteventura.
1. José M.' Hernández Rubio: Fuerteventura en la naturaleza y en la
historia de Canarias.
8. Genaro Morales: Divina Fuerteventura.
9, Pedro Martin Gómez y Antonio Cardona Sosa: Avifauna Canaria
U. Aves de zonas bajas.
10. Donados por Hermógenes Afonso de la Cruz: Mapas del Siglo
XVIII de Canarias y Noroeste de África.
11. Varios autores: / Jomadas de Historia de Fuerteventura y Lanzarote.
12. Marcial Morera Pérez: Estructura semántica del sistema preposicional
del español moderno y sus campos de usos.
13. Varios autores: Aijuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura.
TeheloI.
14. Varios autores: Simposio Internacional de la explotación caprina en
zonas áridas.
15. Miguel de Unamuno: De Fuerteventura a París.
16. Domingo Velázquez: Poema del sueño errante, (2''Ed.).
17. Varios autores: Anuario del Arcltivo Histórico Insular de Fuerteventura.
Teheto II.
18. José A. Ferrer Benimeli: Unamuno. los derechos del hombre y la libertad
de expresión. Un modelo de campaña masónica. Anuario del
Archivo Histórico Insular Tebeto Anexo I
19. Alejandro González Morales: Estructuras agrarias recientes de
Fuerteventura.
20. Varios autores: IlIJomadas de Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote.
21. Domingo Velázquez: Palabras para volver
22. Marcos Hormiga: Poemas De Pe a Paz.
23. Varios autores: Anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura.
Tebeto III
24. Manuel Lobo Cabrera: Los antiguos protocolos de Fuerteventura.
1578-1606. Anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura.
Tebeto Anexo II.
25. Marcos Fernández: Comic: «La batalla de Tamasite El cuchíllete».
26. A. de Bethencourt y A. Rodríguez: Ataques ingleses contra Fuerte-ventura
(1740). (2» Ed.).