GEOGRAFÍA
INCIDENCIA DE LA INDUSTRIA TURÍSTICA
EN EL COMPORTAMIENTO DEMOGRÁFICO
DE CANARIAS
M.2 DEL CARMEN SANTANA SANTANA
M.8 JESÚS GARCÍA LÓPEZ
JUAN FCO. DELGADO GÓMEZ
1. INTRODUCCIÓN
El presente artículo plantea la incidencia de la industria turística en el comportamiento
demográfico de las Islas Canarias, centrándose en el desarrollo de
este sector industrial en la íiltima década, en la que se ha producido el segundo
"boom" turístico -el primero se sitúa en los años sesenta-, que ha afectado
de modo intenso a la economía, al territorio y a la población en sus diversas
facetas e implicaciones, superando de modo extraordinario las consecuencias,
tanto espaciales como poblacionales, del "boom" de los años sesenta.
Actualmente, el fenómeno turístico constituye un hecho de gran significación
social, económica y ambiental, pues ha motivado desplazamientos de
un elevado porcentaje de la población, generando desequilibrios demográficos
de una rapidez y magnitud sin precedentes en las islas, la terciarización
de la población activa, la dependencia económica casi exclusiva de este sector,
la saturación de algunos enclaves costeros, la contaminación de las
aguas litorales, etc. Ello ha llevado aparejado la aparición de barrios dormitorios
y barrios autoconstruidos que jalonan en Tenerife y Gran Canaria toda
la franja costera, en detrimento de los espacios de medianías e interior
que se han ido despoblando; tampoco hemos de olvidar la implicación en
procesos asociados, como el negocio inmobiliario y la especulación del suelo
y, aun cuando el consumo de suelo es innegable, quizás es tanto o más importante
el derivado de la ocupación de espacios públicos -playas y acantilados-
o su privatización, mediante la restricción del acceso a ellos, o la emisión
de aguas sin depurar, por ejemplo.
Sin embargo, sería pretencioso intentar valorar y enjuiciar todos y cada
uno de los efectos citados, por ello constreñimos el trabajo al estudio de la
evolución demográfica, la terciarización de la población activa y la carga
ambiental turística.
Hemos querido analizar las consecuencias que el desarrollo turístico de
cada isla está teniendo en la ecología y el medio ambiente de sus territorios.
Si tenemos en cuenta el carácter extremadamente limitado de nuestras islas,
cuya superficie oscila entre los 26,5 km^ de la más pequeña a los 2.034 km^
de la más grande, no podemos obviar los efectos que sobre éstas tienen los
casi 5.500.000 turistas que las visitan anualmente y las 300.000 camas turísticas
que hay en ellas.
2. EL IMPACTO TURÍSTICO EN EL CRECIMIENTO
DE LA POBLACIÓN.
La evolución y progresivo aumento del número de turistas ha llevado aparejado
el crecimiento de la población de derecho de las islas y, en especial,
363
de los municipios turísticos; cuyo espectacular crecimiento es un hecho sin
precedentes en la historia demográfica del archipiélago, produciendo desajustes
territoriales en la distribución de la población.
Las diferencias y desequilibrios espaciales no sólo se manifiestan de una
isla a otra, sino también en el ámbito de una misma isla se ponen en evidencia,
e incluso dentro de un mismo municipio. Así a las islas escasamente
pobladas como La Gomera, El Hierro o Fuerteventura se contraponen las
de Tenerife y Gran Canaria (capitales provinciales); a los despoblados municipios
del interior se oponen los numerosamente poblados de la costa; a nivel
municipal sirva de ejemplo San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria),
donde de sus 334,5 km^, sólo una ínfima parte ha sido impactada por la industria
turística, debido a la ubicación del casco urbano a una considerable
distancia de la costa, donde se ha propiciado el desarrollo turístico de Mas-palomas
que proyecta su dinamismo hacia el vecino término de Santa Lucía,
generando el desarrollo del barrio dormitorio de Sardina, al socaire de la expansión
turística del núcleo citado.
Similar situación se detecta en la isla de Tenerife, donde la conurbación urbano-
turística de Los Cristianos-Las Américas ha motivado la aparición de
otro barrio dormitorio, San Isidro, en el limítrofe municipio de Granadilla.
Las diferencias entre los núcleos turísticos y estos barrios dormitorios son
notables, desde la configuración social de la población que albergan hasta
los servicios, infraestructura y tipologías de los asentamientos, extremadamente
distintas a las urbanizaciones turísticas.
La formación de las conurbaciones turísticas, que han desbordado el marco
de un municipio ha puesto de manifiesto una vez más la falta de un Plan
Insular de Ordenación Urbana que hubiese planificado previamente estos fenómenos
urbanos, evitando situaciones conflictivas intermunicipales y, sobre
todo, desequilibrios territoriales en el crecimiento demográfico tan marcados.
Hemos determinado la realización de una clasificación, agrupando los
municipios según su tasa de crecimiento anual acumulado, para así poder
cuantificar nuestras hipótesis de trabajo.
Con una tasa de crecimiento inferior a la unidad encontramos a los municipios
del interior y los alejados de las áreas turísticas y/o capitalinos en las
dos islas centrales. En este grupo englobamos también a aquellos cuyo crecimiento
es negativo; es decir que, paralelamente al crecimiento de los enclaves
turísticos se ha producido una regresión demográfica de numerosas
entidades de población.
En un segundo grupo integramos los municipios con unas tasas entre el 1
y el 3% de crecimiento. Se trata de gran parte del área periurbana de las capitales
de Tenerife y Gran Canaria (toda la Comarca de Acentejo y Telde),
los cercanos a los centros turísticos y aquellos que tienen una base agrícola
364
importante (La Orotava) y/o además son cabecera comarcal, como es el
ejemplo de Gáldar e Icod.
A continuación y en función de los porcentajes arrojados establecimos un
tercer intervalo, situado entre las tasas de 3 a 5% de crecimiento, en el que
se hallan los municipios limítrofes con la capital tinerfeña, y con las conur-baciones
de Los Cristianos-Las Américas en Tenerife y Maspalomas en
Gran Canaria. También se encuentran en este apartado dos municipios de la
isla de Fuerteventura afectados por el crecimiento turístico de Pájara y las
capitales de Lanzarote y Fuerteventura. Finalmente incluimos el enclave de
Puerto de la Cruz, que a pesar de su gran tradición turística presenta una tasa
de 3,5% que lo diferencia de las áreas turísticas de nueva planta con crecimiento
anual acumulado muy superior. Este moderado crecimiento se debe
a que ha llegado al techo de su desarrollo urbano turístico.
CUADRO I
TASA DE CRECIMIENTO DE DOS NÚCLEOS TURÍSTICOS
Mogán
S. Bartolomé T.
Tías (*)
Teguise
Pájara
La Oliva
Adeje
Arona
Santiago T.
Puerto Cruz
(*) De 1950 a 1981,
PRINCIPALES 1
1970
4.919
12.581
3.018
-
2.284
-
6.510
9.418
3.194
22.009
1981
6.608
17.739
3.484
6.069
3.321
3.185
6.766
13.556
3.591
21.353
(1970-1990)
1990
10.420
32.767
8.934
8.902
5.547
6.224
10.103
25.018
5.325
28.281
perdió población, casi la mitad.
1970-81
3,0
3,5
1,4
-
3,5
-
0,38
, 3,7
1,4
-0,3
1981-90
6,4
9,4
17,4
5,2
7,4
10,6
5,5
9,4
5,3
3,6
Fuente: J. Feo. Martín Ruiz: "Los desequilibrios territoriales en el crecimiento
demográfico de la población de Canarias". Revista Estudios Geográficos,
p. 230 para 1970-81 y CEDOC para 1981-1990. Elaboración propia.
Los municipios turísticos con entidades de poblamiento de nueva planta
son los que arrojan las mayores tasas de crecimiento, superiores al 5% anual,
365
principalmente en la década de los ochenta; sirva de ejemplo Tías en la isla
de Lanzarote, con un índice de crecimiento anual acumulado del 17,4%, en
Fuerteventura, La Oliva y Pájara, con un 10,6% y un 7,4% respectivamente;
en Tenerife, Arona con un 9,4% y en Gran Canaria, San Bartolomé de T¡-
rajana con un 9,4%.
Los municipios citados anteriormente son los más afectados por el denominado
segundo "boom" turístico de las Islas Canarias; el primer "boom"
turístico se produjo en la década de los sesenta y tuvo un menor desarrollo
espacial, constreñido especialmente a las islas centrales, mientras que este
segundo desarrollo ha arrastrado a otras islas y al sur de las islas de Tenerife
y Gran Canaria,
Respecto a la población de hecho, también en ésta se confirma el crecimiento
producido en los ochenta con respecto a los años setenta en los que el crecimiento
fue menor, a excepción del municipio de San Bartolomé de Tirajana que
disminuye ligeramente su crecimiento con respecto a la década anterior.
CUADRO II
TASA DE CRECIMIENTO (POBLACIÓN DE HECHO) DE ALGUNOS
MUNICIPIOS TURÍSTICOS DE CANARIAS
MUNICIPIOS 1970-81 1981-90
Mogán
S. Bartolomé T.
Tías
Pájara
Adeje
Arona
Santiago T.
Puerto Cruz
Fuente: J. Feo. Martín Ruiz: art. cit. para 1970-81 y CEDOC para 1981-
1990. Elaboración propia.
Al igual que ocurría con la población de derecho, se observa claramente
como destacan sobremanera los municipios con enclaves turísticos de nueva
planta en Tenerife, Fuerteventura y Lanzarote; sobresaliendo de modo espectacular
el ya comentado municipio de Tías (23,9%), que ha actuado como
polo de atracción de mano de obra insular y foránea (gallegos y andalu-
366
4,6
10,3
5,5
5,7
5,9
4,9
L5
-1,6
15,41
1,41
30,8
19,58
14,46
13,46
7,28
0,07
ees). El crecimiento ha sido cuantitativamente más intenso en el segundo
quinquenio de la década de los ochenta, debido fundamentalmente a la aceleración
del proceso urbano-turístico, que ha incidido de forma notoria en
todos los municipios, incluso sobre el Puerto de la Cruz que presentaba una
tasa negativa para la década de los setenta, producto de la ralentización turística
que padeció en función del desvío del flujo turístico hacia las áreas
del Sur de la isla, que iniciaban su despegue.
3. TERCIARIZACIÓN VERSUS DESAGRARIZACIÓN
Paradójicamente, el segundo "boom" turístico ha afectado a las islas y
municipios más pobres, dependientes hasta hace unas décadas del sector
agrario y afectados por una secular emigración a América, estigma de la historia
de Canarias. Así, los municipios con mayores niveles de terciarización
se encuentran en las islas más áridas, Lanzarote y Fuerteventura, y en el sur
de Tenerife y Gran Canaria,
Aquellos municipios en los que el fenómeno turístico ha impactado más
son los que presentan un mayor porcentaje de activos en el sector terciario,
sostenido básicamente por las actividades con él relacionadas. Por contra, en
los términos municipales menos afectados por la urbanización turística, el
porcentaje de población activa del sector terciario es bastante menor. Al respecto
hemos de realizar la siguiente salvedad y es para los casos de Candelaria
(Tenerife) y Telde (Gran Canaria), cuyos índices están en relación con
su proximidad a las áreas capitalinas.
Las estadísticas de población activa demuestran el grado de ocupación del
subsector de los servicios que eclipsa al resto de las actividades. Son los servicios
junto con el subsector de la construcción los que han provocado la de-sagrarización
de la población activa y su terciarización progresiva, de modo
imparable en la década de los ochenta, si bien en el año 1985 el subsector de
la construcción sufre una reducción, fruto de una contracción del mercado
laboral.
En 1981, los municipios presentan un porcentaje de terciarización superior
al 40%, destacando el Puerto de la Cruz (75%), San Bartolomé de Tira-jana
(73,3%) y Mogán (60,3%), demostrando que a mayor antigüedad del
enclave turístico, más elevada es su tasa de población activa terciarizada.
A falta de datos estadísticos publicados para el año 1990 disponemos de
un estudio del Centro de Documentación Estadística del Gobierno de Canarias
(CEDOC) que revela que en 1986 los municipios turísticos tenían una
población activa en el subsector servicios superior al 50%.
Aparejado a la terciarización de la población se producen movimiento
pendulares de frecuencia temporal o diarias pernoctando en el primero de los
367
casos en los centros turísticos o en un área muy próxima. Es una masa de
mano de obra procedente de municipios agrarios que se dirige a estos enclaves
para trabajar en la hostelería y la construcción.
La economía de las islas, centrada cada vez más en la explotación de los
espacios de ocio determina la dedicación de la población al sector servicios,
donde la mayoría ocupa el escalafón más bajo del mercado laboral, debido
a su escasa cualificación profesional. La falta de vitalidad del sector agrario,
motiva por otra parte el flujo hacia los centros turísticos en los que la creación
de empleo neto se ve potenciada.
4. REPERCUSIONES SOCIO-ESPACIALES DE LA INDUSTRIA
TURÍSTICA
La relación entre población de derecho, número de camas turísticas y superficie,
nos permite medir la carga ambiental turística de cada una de las islas
y con ello, conocer el grado de desarrollo que las actividades del ocio tienen
en éstas. Tomando en cuenta las relaciones que se establecen entre dichas
variables, se observa que la carga ambiental es, lógicamente, superior en las
islas con mayor número de plazas de alojamiento: Gran Canaria, Tenerife y
Lanzarote. En ellas, el número de camas por km^ es bastante elevado, destacando
la isla de Gran Canaria con 89,6, seguida de Tenerife con 59,6 y Lanzarote
con 57,5. En una posición intermedia se encuentran las islas de Fuer-teventura
y la Gomera con 15,3 y 11,9 camas por km., siendo la carga ambiental
que soportan las islas de La Palma y El Hierro insignificante, dado su
escaso desarrollo turístico (4,5 y 1, 8 camas por km^, respectivamente).
Esta carga ambiental, producto de la actividad turística, se traduce en una
serie de repercusiones negativas sobre el medio ambiente de las islas. De este
modo, las excursiones diarias que efectúan los turistas por el interior de
los territorios insulares conllevan efectos no deseables como: contaminación
por basuras, destrucción y alteración de habitats naturales (sobre todo a partir
de las irrupciones con vehículos todoterreno), erosión, riesgos de incendios,
etc. Sin embargo, es en los espacios de ocio donde realmente el impacto
ambiental del turismo se hace más patente. Si tenemos en cuenta que
la mayor parte del turismo que viene a Canarias se define por su interés especial
en disfrutar del sol y la playa, advertimos que el impacto de sus actividades
se concentra en zonas concretas. En este sentido, sirva de ejemplo
el caso de Tenerife donde el 90% de la oferta turística de la isla se localiza
en tres municipios: Arona, Adeje y Puerto de la Cruz. La superficie de los
espacios de ocio de estos municipios está en torno al 5% de la superficie total
de la isla, por lo que se constata su grado de saturación de dichos espacios.
En relación al nivel de saturación destacamos el caso del Puerto de la
368
Cruz cuya superficie de 9 km^ soporta un total de 27.118 camas, lo cual supone
3.103 camas por km^.
Las consecuencias más nefastas que podemos advertir en estos espacios de
ocio que han alcanzado un nivel de desarrollo constructivo significativos son
los siguientes: ocupación inadecuada y desmesurada de territorio dando lugar
a problemas de masificación urbanística; construcciones repetitivas y ajenas
a la arquitectura tradicional; contaminación de aguas litorales; proliferación
de ruidos; elevado consumo de agua potable, etc. Este último factor, junto a
la competencia espacial que el turismo viene planteando a la agricultura en
las últimas décadas, ha afectado de manera importante a la superficie agrícola
cultivada de la isla de Tenerife, donde dos de los municipios con mayor número
de hectáreas dedicadas al cultivo de exportación (plátano): Puerto de la
Cruz en el N. y Adeje en el SW. han visto retroceder considerablemente la superficie
agrícola por el avance de las construcciones turísticas.
Respecto a los municipios turísticos más desarrollados, destacan, entre
éstos, por su elevado número de camas respecto de la población local, Tías
(isla de Lanzarote) con 393 camas/100 hab. y Adeje (isla de Tenerife) con
378 camas/100 hab. Estos municipios, cuya actividad económica se centraba
en la agricultura, contaban en 1970 con escasos efectivos poblacionales:
Tías 3.018 habitantes de derecho y Adeje 6.510. A partir de entonces, se inicia
en sus territorios el despegue turístico, y con éste un incremento progresivo
de la población; sin embargo, mientras que la población ha crecido en
progresión aritmética, el número de plazas turísticas lo ha hecho en progresión
geométrica. Así en veinte años, la población de hecho en Tías prácticamente
se ha triplicado al alcanzar 8.934 habitantes, en 1990. Este crecimiento
notable se explica por la importancia de ese municipio en el contexto
insular, al ser el de mayor desarrollo turístico y por tanto actuar como
centro principal de creación de puestos de trabajo y demanda de mano de
obra. Mientras tanto el número de camas turísticas ha pasado de menos de
200 en 1970 a 35.154 en 1990.
En el municipio de Adeje el crecimiento poblacional ha sido más moderado
pues constituye el segundo municipio en importancia turística de Tenerife.
Su población ha pasado de 6.510 habitantes de 1970 a 10.103 de
1990, sin embargo el número de camas turísticas; en veinte años se ha disparado
vertiginosamente, pues de aproximadamente 600 camas que existían
en 1970, se ha elevado a 38.218 camas en 1990.
Por otro lado, la relación entre población de derecho y camas turísticas,
en algunas islas, supone un notable impacto de carácter sociológico. En este
sentido, las islas de Fuerteventura y Lanzarote son las más afectadas pues
sus habitantes acogen a un número de turistas bastante próximo a su población
local; la relación que se establece es para ambas islas de 1,5 habitantes
por cada cama turística. Esta proporción que es casi de 4 hab/cama en la is-
369
la de la Gomera y de entorno a 5 hab/cama en las de Gran Canaria y Tenerife,
tiene importantes repercusiones en la vida cotidiana del isleño que redundan
en la pérdida de identidad de las poblaciones locales, así como de la
idiosincrasia del territorio y en el elevado grado de aculturación que sufren.
CUADRO III
CARGA AMBIENTAL TURÍSTICA POR ISLA
ISLA SUPERFICIE POBL. DCHO. CAMAS CAMA HABITANTES
(km) (1990) (T990) (x Km) (x cama)
EL HIERRO
LA PALMA
LA GOMERA
TENERIFE
G. CANARIA
FUERTEVENT.
LANZAROTE
269
708
370
2.034
1.560
1.660
846
7.705
82.131
17.485
663.306
704.757
40.012
74.007
479
3.228
4.409
121.402
139.840
25.478
48.726
1,8
4,5
11,9
59,6
89,6
15,3
57,5
16,1
25,4
3,9
5,4
5,0
1,5
1,8
Fuente: INE (Padrón Municipal de habitantes, 1990) y Consejería de Turismo
y Transportes del Gobierno de Canarias,
5. CONCLUSIONES.
El turismo es un fenómeno sin precedentes en la historia demográfica de
las islas Canarias, que ha desencadenado multitud de procesos de gran trascendencia
en nuestro ámbito territorial.
El turismo en la década de los ochenta ha supuesto cambios de gran incidencia
en los comportamientos demográficos y en las relaciones socio-espaciales,
que han motivado una dislocación en el equilibrio territorial tradicional.
Comprobamos que existe un paralelismo entre las tasas de crecimiento
anual acumulado de la población de hecho y de derecho en los municipios
de desarrollo turístico reciente.
Los municipios con menores tasas de crecimiento son aquellos que están
más alejados de la áreas turísticas de nueva planta y de las capitales de provincia;
los afectados por un crecimiento medio-bajo, entre el 1 y 3%, son las
cabeceras comarcales, los de economía agrícola importante y los que constituyen
parte del área periurbana de Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de
Gran Canaria.
370
Frente a éstos estarían los municipios que sufren un impacto indirecto del
turismo, porque se han constituido en barrios dormitorio, al socaire del crecimiento
de las conurbaciones turísticas de Los Cristianos-Las Américas y
Maspalomas, o son municipios limítrofes con los de mayor crecimiento turístico
como es el caso de Fuerteventura.
También se encuentran en este apartado los municipios de Telde en Gran
Canaria y El Rosario y Candelaria en Tenerife que se han transformado en
las áreas residenciales cercanas al área capitalina.
Por último los términos con enclaves turísticos de nueva planta afectados
por el segundo boom turístico de la década de los ochenta son los que presentan
tasas superior al 5% de crecimiento anual acumulado, destacando Tías
(Lanzarote), Pájara (Fuerteventura), Adeje y Arona (Tenerife).
Respecto a la incidencia del turismo en las relaciones socioespaciales destacamos
una serie de impactos territoriales de la importante carga ambiental
turística que padecen las islas donde esta actividad tiene una mayor implantación,
como es el caso de Gran Canaria, Tenerife y Lanzarote. Entre las
afecciones paisajísticas y medioambientales más importantes resaltan la
continuación y destrucción de hábitats naturales; la masificación urbanística
de los espacios de ocio más antiguos; el elevado consumo de agua y la competencia
espacial que el turismo ha establecido con la agricultura dando lugar
a la pérdida significativa de superficie cultivada.
Por otro lado, la incidencia del turismo también se ha hecho sentir en la
vida cotidiana de la población, sobre todo en aquellas islas donde la relación
entre la población local y las camas turísticas es totalmente desequilibrada.
Entre las repercusiones de índole sociológica más significativas destacamos
la pérdida de identidad de las poblaciones, así como el desarraigo del
campo y del modo de vida con él relacionado.
6. BIBLIOGRAFÍA
GARCÍA LÓPEZ, M. J.: "El crecimiento de la industria turística en Tenerife
(el ejemplo del Sur de la Isla)". Anuario de Estudios Atlánticos, n.-
36, 1990, pp. 463-490.
MACHADO CARRILLO, A.: Ecología, Medio Ambiente y Desarrollo
Turístico en Canarias. Consejería de la Presidencia (Gobierno de Canarias),
1990, 121 pp.
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