HISTORIA
LOS JUDEOCONVERSOS Y LA CREACIÓN
DE LA INQUISICIÓN CANARIA A TRAVÉS
DE UN DOCUMENTO INÉDITO
LUIS ALBERTO ANAYA HERNÁNDEZ
Aunque la Inquisición se creó en 1478 y comenzó a funcionar dos años
después, en Canarias no se instalará hasta 1505. Durante esta época, la represión
contra la heterodoxia correrá a cargo de la justicia episcopal y de la
Inquisición sevillana, que comisionaba generalmente a los provisores para
que efectuaran pesquisas, o realizaran detenciones. Aunque no conservamos
o no disponemos de los procesos episcopales, por otras fuentes sabemos
que sus sanciones en materia de fe, no fueron excesivamente severas.
Respecto a la labor del tribunal sevillano, la primera noticia que tenemos sobre
su actuación, es la comisión que en torno a 1488 encomienda al provisor
Pedro de Valdés, para que recogiera información contra el escribano converso
Gonzalo de Burgos, que será llevado a juzgar a Sevilla. Descendiente
por línea paterna del célebre arzobispo Pablo de Santa María, que antes de
su conversión había sido rabino mayor de la aljama de Burgos, vino a Gran
Canaria con Pedro de Vera, como escribano de la conquista. El favor de este
último, le proporcionó tierras, y el cargo de escribano del Cabildo, cómo
también el librarse de la pena de destierro, a que le condenó el tribunal hispalense.
No obstante, su carácter y su incontinencia verbal, le harán acumular
nuevas acusaciones, que en 1502 le llevarán preso de nuevo a las cárceles
sevillanas, a donde no llegará, por ahogarse en el camino'.
El 12 de febrero de 1493, los bachilleres Pedro de Valdés el viejo, y su sobrino
de igual nombre, comenzarán a recoger testificaciones, por comisión
de los inquisidores sevillanos Pedro Belforado y Pedro Ramos, que se continúan
en noviembre^. Son denunciados Gonzalo de Burgos, y otros conver-
1. RUMEU DE ARMAS, A.: España en el África Atlántica. Yol. I. Instituto de Estudios
Africanos. Madrid, 1957, p. 281. ANA YA HERNÁNDEZ, L.A.: Los Judeoconversosy los orígenes
de la Inquisición canaria. Congreso Internacional judíos y conversos en la Historia. Riva-dabia,
1991.
2. A.M.C.: MILLARES TORRES, A.: Anales de las Islas Canarias. (Ms), Las Palmas,
1877.
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sos, entre ellos el matrimonio sevillano residente en Fuerteventura, formado
por Juan Hernández Crespo y su mujer María Hernández. No parece que se
tomaran medidas contra nadie, aunque Crespo sería procesado en 1495 por
el provisor Martín Sánchez de Barruelos, pero sin consecuencias^
En 1499, el obispo Diego de Muros, publica un edicto ordenando hacer
Inquisición en Tenerife y Gran Canaria, aludiendo especialmente al delito
de judaismo. Ignoramos si la pesquisa de Muros fue iniciativa propia, o bien
obedeció a órdenes de Sevilla. Tampoco sabemos si hubo o no sanciones
episcopales; lo que sí nos consta es que las delaciones se enviaron a esta
ciudad".
En 1501, este tribunal encarga al franciscano fray Pedro de Bobadilla, residente
en Gran Canaria, que vaya a Tenerife a detener al alguacil Diego de
Manzaneque, porque siendo inhábil, usaba este oficio. No obstante el Adelantado,
le impide cumplir su misión, e incluso encarcela a sus acompañantes,
el escribano Arahoz, y el alguacil Pedro de Hervás'.
Pocos años después, llegará a Gran Canaria un alguacil enviado por aquel
tribunal, con objeto de detener al mercader Luis Alvarez, acusado de ser el
rabino de una sinagoga clandestina. Avisado por pasajeros de otro navio
que llegó antes, consiguió huir a Madera, con la complicidad del almojarife,
Juan de Herrera, también converso'.
La última intervención sevillana que conocemos, es la que afecta a los
conversos Pedro Dorador y su mujer Teresa Bernal, que en 1504 son llevados
presos al castillo de Triana, y condenados a reconciliación^.
Las características de la nueva sociedad isleña, que por su reciente formación
y lo heterogéneo de su población, no mantenía el nivel de represión y
discriminación de la peninsular, van a constituir factores de atracción para
los judeoconversos peninsulares, sobre todo de la baja Andalucía. Además
desde las islas podían emigrar más fácilmente de manera ilegal a Indias,
pues les estaba vedado. Por último, ya hemos visto cómo Vera había ayudado
a Gonzalo de Burgos a incumplir su sentencia, y según Millares Torres,
apoyaba también a otros conversos^ Aún más favorable a esta minoría es la
3. ANAYA HERNÁNDEZ, L.A.: Testificaciones y procesos inquisitoriales contra judeoconversos
de Lanzarote y Fuerteventura. III Jornadas de Estudios sobre Fuerteventura y Lan-zarote.
Puerto del Rosario, 1987.
4. A.M.C. Colección Bute, vol. I-l" serie.
5. ANAYA HERNÁNDEZ, L.A.: La problemática de los inhabilitados por el Santo Oficio
de la Inquisición en las Islas Canarias. Homenaje a la Dra. Marrero, Universidad de La Laguna,
1991.
6. A.M.C. Bute, vol. I-P s., f. 93.
7. Ibidem, f. 44.
8. MILLARES TORRES, A.: Historia General de las Islas Canarias. Edirca. Las Palmas
de Gran Canaria, 1977. Vol. H, p. 214.
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postura del Adelantado Alonso Fernández de Lugo, como veremos posteriormente.
En este contexto, no es pues de extrañar que en las tres islas de realengo, y
en La Gomera, existiera un considerable número de conversos, que además
ocupaban importantes parcelas de poder político y económico. En 1524, el
recién nombrado inquisidor Martín Ximénez, va a proceder por primera vez
a ejercer contra ellos una dura y sistemática represión, no sin antes hacer
frente a una enconada oposición'. Una de las medidas que tomará, será realizar
en Gran Canaria un padrón de los mismos que continuará su sucesor
Padilla en Tenerife, La Palma y La Gomera. El resultado, teniendo en cuenta
que los que podían evitaban declarar su genealogía, y contabilizando a los
parientes que citan, arroja en 1525 un 9,87% de conversos respecto a la población
grancanaria, y en 1528-1529 un 6,6 de la tinerfeña, un 4,1 de la palmera
y un 3,5 de la gomera'".
Política y socialmente, su status era asimismo privilegiado, máxime si lo
comparamos con sus hermanos peninsulares. Los habría dueños de ingenios,
como en Gran Canaria Gonzalo de Burgos, Alonso Gutiérrez, Juan de
Herrera, Alonso de Matos, Martín Alemán, Cristóbal de la Coba, Juan de
Maluenda, Gonzalo de Segura, Alonso de la Barrera, Hernando Bachicao,
Cristóbal de Moguer, Pedro de Escalona y Juan de Sanlúcar.
Algunos de ellos figuraban asimismo entre los más importantes mercaderes
de esta isla, como Martín Alemán o Alvaro de Herrera.
Participarán en el arrendamiento de las rentas reales, como el sevillano
Francisco Fernández de Córdoba, encarcelado por la Inquisición sevillana,
que las tuvo a su cargo en 1500 y de nuevo desde 1502 a 1505. Al año siguiente
se haría cargo de ellas Pedro del Alcázar, que también las tendría de
1508 a 1516. En 1507 sería el arrendador el converso toledano Diego de Herrera,
y más tarde sus hijos Juan y Alvaro. En 1519, cuando las tenía encabezadas
el Cabildo de Gran Canaria, las administraría Juan de Maluenda.
Asimismo participaron en la gestión de las eclesiásticas, como hizo en 1522
Francisco Marroquí. La bula de la Santa Cruzada la administraron los también
conversos, Alonso de Illescas; en 1522 Marcos de Niebla, y en 1533-
1534 Alvaro de Herrera. Los hubo mayordomos del obispado, como Gonzalo
de Segura, Alonso de Illescas y Francisco de Palma, así como del Cabildo
eclesiástico, como Diego Díaz.
Participaron activamente en la política desde la conquista; Pedro de Algaba
tenía este origen. Juan de Mayorga sería alcalde con Pedro de Vera; los
9. ANAYA HERNÁNDEZ, L.A.: Establecimiento de la Inquisición en Canarias. I Congreso
Internacional Luso-Brasileiro sobre Inquisicao. Lisboa, 1987.
10. ANAYA HERNÁNDEZ, L.A.: Los judeoconversos andaluces a través de los Libros de
Genealogías de la Inquisición canaria. II Congreso de Historia de Andalucía. Córdoba, 1991.
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licenciados Peñalver, Cristóbal de la Coba y Juan de Herrera fueron tenientes
de gobernador en distintos momentos. Pedro de Carmona, Tomás Sánchez
de Herrera, Gonzalo de Mairena y Pedro Castellanos serían alguaciles.
Bartolomé Paez y Hernando Bachicao serían regidores. En 1524, el gobernador
de Gran Canaria, Diego de Herrera, era converso, al igual que los regidores
Juan de Maluenda, Diego de Narváez, Pedro de Peñalosa; el perso-nero
era el ya citado Cristóbal de la Coba. Pedro de Peñalosa, pariente de
Bartolomé de las Casas, era además nada menos que receptor de la Inquisición.
También los hubo en la iglesia, cómo el obispo del Rubicón fray Francisco
de Moya, quién incluso fue acusado de estar circuncidado. En los primeros
años de la Inquisición serían acusados de serlo el beneficiado Martín
Toscano, los canónigos Francisco Millares, Juan de Troya, Zoilo Ramírez y
el capellán de la catedral Gonzalo Sánchez.
Su presencia fue importante en determinadas profesiones, como en las relacionadas
con la sanidad, y entre los escribanos.
En Tenerife, la situación era similar. A poco de constituirse su primer Cabildo,
eran conversos los regidores Alonso de las Hijas, Hernando de Llare-na,
Rodrigo Nuñez de la Peña, y los hermanos Jerónimo de Valdés y Andrés
Suarez Gallinato. Estos dos últimos eran sobrinos de la primera mujer del
Adelantado, al ser hijos de Pedro de Algaba. Pedro de Vergara, cuyos padres
fueron sancionados por el tribunal sevillano, fue regidor, alguacil mayor,
y teniente de gobernador en distintos momentos. También recibió otros
favores del Adelantado, con una de cuyas sobrinas estaba casado. Otro sobrino
de éste, Pedro de Lugo Bahamonde, tenía como esposa a Elvira Díaz,
hija de conversos reconciliados. Varios alguaciles eran de este origen, como
Diego de Manzaneque, Alonso Hernández, y Bartolomé de Castro. Gonzalo
de Lepe fue alcalde de Icod, y Rodrigo Nuñez de la Peña de la Orotava,
etc.".
Con estos datos y con la defensa que hizo de su alguacil Manzaneque, es
obvio que Alonso Fernández de Lugo, no se caracterizó precisamente por
discriminar a los miembros de esta minoría, lo que ayuda a explicar el documento
que adjuntamos'^. La fecha del mismo la podemos situar entre 1508 y
1520; y respecto a su autor, salvo los datos que él mismo nos aporta, no hemos
podido encontrar otros. El documento es prácticamente inédito, pues
sólo conocemos unas pocas referencias de Cioranescu al respecto". Su contenido
es algo confuso, y con alguna línea en mal estado, pero en conjunto
11. Ver nota 5.
12. Archivo Aciálcazar. Legajo Inquisición. También A.M.C., Inquisición, leg. CLIlr2.
13. VIANA, Antonio: La conquista de Tenerife. Edición de A. Cioranescu. Aula de Cultura.
S. Cruz de Tenerife, 1971, Vol. II.
16
inteligible. Va dirigido seguramente a los inquisidores de Sevilla, y llegó a
Canarias porque en diciembre de 1529, el inquisidor Padilla lo solicitó a la
Península, al conocer su existencia por el nuncio del tribunal"*. Como vemos
en él, su redactor, Antón Astero o por otro nombre Pedro Barahona, se
atribuye la autoría de la creación del tribunal de la Inquisición en Canarias,
junto con un Diego de San Martín, a través de las gestiones que realizaron
en Segovia, donde se encontraba el Consejo y la Corte. Para ello contaron
con el apoyo de Pedro Iñiguez de San Martín, hermano del anterior, que les
proporcionó la ayuda del maestro de Azpeitia que vivía con él y les asesoró
en la petición, además de intervenir en ella, haciendo constar que sabía por
marinos vascos, que las islas eran "grandes escondrijos de malos". Posteriormente,
Bartolomé López de Tribaldos, provisor de Canarias, que se encontraba
en esta ciudad, les rogó que intercedieran para que lo nombraran
inquisidor, lo que consiguieron, a cambio de hacer alguacil a San Martín. No
obstante Tribaldos incumplió su promesa, y es acusado de lenidad en sus
funciones insinuando que estaba en connivencia con los conversos, al verlo
comer y tratar con Martín Alemán, rico mercader y propietario del ingenio
de Aguatona, que tenía este origen. Tras esto, Astero, que a través de su oficio
de correo entre las islas y la península, había conocido "grandes secretos",
y había confeccionado un libro donde inscribía a los conversos de
judío y morisco, fue denunciado por este hecho al Adelantado por varios ju-deoconversos.
Uno de ellos, Pedro de Vergara, teniente de gobernador, es
encargado por Lugo de la investigación. Tras comprobar la existencia del libro,
en el cual constaba que los padres del propio Vergara habían sido detenidos
por la Inquisición sevillana, lo torturan y procesan. Fue condenado a
100 azotes y destierro perpetuo por difamador y engañador, saliendo de la
cárcel gracias a las gestiones de Juan de Ariñez, escribano del Cabildo de
Gran Canaria, a donde se trasladó. Posteriormente el Adelantado volvió a
llamarlo a Tenerife, a rogarle que no hablase mal de él ni de sus parientes,
prometiéndole restituirle su honra. No obstante, denunció su caso en la residencia
de Lope de Sosa, llegando incluso a ir a Madrid, pero al ver que no
prosperaba, desistió del tema, y seguramente optó más tarde por esta denuncia.
El resto del documento son acusaciones contra numerosas personas,
fundamentalmente por su origen converso, a lo que nos referiremos más
adelante.
La historia presenta una serie de elementos novelescos, que pueden hacer dudar
de su veracidad. No obstante, hemos podido localizar a la casi totalidad de
los personajes que menciona, y corroborado por otras fuentes muchas de sus
afirmaciones. Así por ejemplo, existió Diego de San Martín, aunque su auténti-
14. A.M.C., Inquisición, leg. CLI-2, f. 287.
17
co apellido era Ifliguez de San Martín, al igual que el de su hermano el
receptor". Había vivido en Gran Canaria, donde fue nombrado alcalde mayor
en 1502", hasta que al año siguiente se trasladó a Tenerife donde recibiría algunas
tierras, y arrendaría un ingenio a Bartolomé Benitez, muriendo en La Oro-tava
en 1516". Paradójicamente, un hijo suyo casaría con una hija del converso
Alonso de Llerena, por lo que sus descendientes tendrían problemas derivados
de su falta de limpieza'*. Asimismo es cierta la afirmación de Astero respecto a
que testificó junto con San Martín ante Tribaldos en Gran Canaria, denunciando
a diversos conversos". Respecto a que Tribaldos incumplió su promesa de
hacer alguacil a éste último, hay una parte de su declaración que parece corroborarlo.
En concreto, al denunciar al converso Bartolomé Páez, refiere que
al preguntarle éste si iba a tener un cargo en la recién creada Inquisición, respondió:
"Ello se habrá", en lo que parece un claro recordatorio a TWbaldos de
su oferta. Si no obtuvo este puesto, en cambio, sí fué nombrado por la Corona
"promotor de los bienes de las personas prohibidas", y encargado por tanto de
comprobar las habilitaciones, lo que parece confirmar su influencia ante la
Suprema^". En los procesos que entabla contra los afectados, con Tribaldos como
juez, es patente su enemistad. Así mientras éste concede a IÍPS hermanos
Gonzalo de Segura y Francisco Boniel, propietarios del ingenio de Aumastil, un
plazo de seis meses para ir a buscar su habilidad a Sevilla, le niega a San Martín
el que pide para buscar pruebas contra el converso Gonzalo de Parrado. Aún
más indicativo de esta hostilidad, y del apoyo de THbaldos a esta minoría, es la
investigación que abre el inquisidor en su contra. La causa es que al parecer San
Martín, valiéndose de su cargo, había obtenido mercancías más baratas del
mercader converso Luis Alvarez, a cambio de no hacerle traer su habilidad de
Sevilla.
Aunque no hemos podido comprobar su parentesco con Pedro de Her-bas,
parece muy posible, pues aparece representándole ante el Cabildo de
Tenerife en 151P'. La acusación que hace Astero a Tribaldos, de incumplimiento
en sus funciones no andaba descaminada. Sus quince años de ejercicio,
se caracterizaron por una escasa actividad; sólo realizó una relajación
en estatua, y las 76 delaciones contra judeoconversos, únicamente se plas-
15. SERRA RAFOLS, E. y DE LA ROSA, L.: Acuerdos del Cabildo de Tenerife. Instituto
de Estudios Canarios. La Laguna, 1952. Vol. II, pags. 108, 111, 129, 133, 152.
16. AZNAR VALLEJO, E.: Documentos canarios en el Registro del Sello. (1476-1517). La
Laguna, 1981, n° 545.
17. DE LA ROSA, L. y SERRA RAFOLS, E.: El Adelantado D. Alonso Fernández de Lugo
y su residencia por Lope de Sosa. Instituto de Estudios Canarios. La Laguna, 1949. Vol. III,
pags. 65-67.
18. A.M.C., Inquisición, leg. CLII-1, f.55.
19. A.M.C., Bute, vol. I.-P s., fols. 36-49.
20. Ver nota 5.
21. Acuerdos del Cabildo de Tenerife. Vol. II, pags. 111-113.
18
marón en siete procesos y tres condenas a reconciliación o penitencia. Tenemos
además el testimonio del visitador Pedro de Pabia, quien en 1520 escribió
al tribunal sevillano, que Tribaldos era "remiso como se puede ver en
todo el tiempo que tiene el cargo de inquisidor"^^
El "maestro de Azpitia" que cita Astero como asesor para solicitar la Inquisición,
es el protonotario D. Martín de Azpeitia, quién aparece firmando
como miembro de la Suprema en Valladolid en 1509, la sentencia contra el
converso grancanario Pedro Dorador. Canónigo de Santiago y Ciudad Rodrigo,
sería nombrado en 1514 presidente de los consejos de la Inquisición
de Castilla y Aragón". Por último, la cédula de Fernando avisando a las autoridades
isleñas del nombramiento de Tribaldos para que le prestaran ayuda,
está fechada el 25 de agosto de 1505 en Segovia, localidad que concuerda
con la historia de Astero^". Cabe por tanto la posibilidad, que teniendo el
Consejo de la Inquisición información de la situación isleña, como la tenía
por el tribunal de Sevilla, la iniciativa personal de Astero y San Martín, avalada
por el apoyo de Iñiguez y Azpeitia, decidiera la creación del tribunal.
Por otra parte, habiendo cubierto la Inquisición la mayor parte del territorio
peninsular, era previsible que tarde o temprano se hubiera establecido un
tribunal en las islas, que apenas supondría gastos, por sus modestas proporciones.
En cuanto al nombramiento de Tribaldos como inquisidor, pudo pesar en
su favor, además de la influencia de los anteriores, su oportuna estancia en
Segovia, el hecho de que como provisor debía de tener experiencia jurídica,
y el que su cargo de canónigo le garantizaba ya el salario, con el ahorro consiguiente
para el fisco inquisitorial.
Respecto a la parte que describe de su proceso, las referencias que hace a
individuos, concuerdan en muchos casos con otras fuentes. Así los tres "hijos
de herejes" que le denuncian son efectivamente conversos. Hernando de
Llerena, era hijo de conversos, vecinos de Llerena^'. Como conquistador recibió
valiosas datas, y fue asimismo hombre de confianza del Adelantado
que le hizo alguacil, regidor y alcalde mayor^'. Antón de los Olivos, natural
de Ciudad Real, manifestó ante el inquisidor Padilla en 1528 tener 60 años,
ser labrador y criador de ganado, e hijo de padres relajados en ausencia. Estaba
casado con la conversa reconciliada Ana Márquez, y ambos tenían her-
22. ANAYA HERNÁNDEZ, L.A.: Los judeoconversosy los orígenes....
23. A.A., Leg. Capitalidad. MARTÍNEZ MILÁN, J.: La Hacienda de la Inquisición.
C.S.I.C. Madrid, 1984, pags. 20-25.
24. Acuerdos del Cabildo de Tenerife. Yol. II, p. 241.
25. A.M.C. Inquisición, leg. CLII-1, f. 55.
26. Ver nota 13, p. 287.
19
manos en las islas". Alonso de las Hijas, regidor, fue denunciado por el
mismo Astero y otros testigos en 1505 y 1506 ante Tribaldos, por blasfemar,
guardar sábados, y jactarse de descender de judíos y renegados, así como
por estar casado con una hija de relajado^^ Ya hemos mencionado a Pedro
de Vergara, que también sería testificado ante el Consejo de la Inquisición,
en Toro en marzo de 1505. Fue acusado entre otros delitos de atormentar a
cristianos viejos, sin razón, y favorecer "a los conversos contra justicia porque
eran de su ley"^'. Curiosamente uno de sus denunciantes era Alonso de
las Hijas, que había huido de Tenerife por enemistad con Alonso de Lugo.
Sebastián Páez, era efectivamente escribano de la isla, y más tarde regidor, y
Cioranescu corrobora los datos sobre el padre que proporciona Astero'".
Era hermano del conquistador García Páez; en cambio no hemos localizado
al Baltasar Núñez, al que Astero atribuye el mismo parentesco. Bartolomé
Benítez, fue uno de los principales propietarios de La Orotava, gracias a las
concesiones del Adelantado, de quien era sobrino y que también lo hizo regidor
y teniente de gobernador. Casó en segundas nupcias con Francisca Benítez,
hija del converso Alonso de Belmente^'. El alguacil Juan Fernández,
quizás pueda tratarse del portugués del mismo nombre que en 1507 es nombrado
por Lugo para tomar unas cuentas y que en 1510 tenía alquilada su casa para
cárcel". El Juan de Aríñez que lo saca de la prisión y lleva a Gran Canaria, era
escribano del Cabildo de esta isla", y Sancho de Vargas era efectivamente alcalde
mayor en 1506'''. Fernando del Hoyo, es conocido como conquistador, rico
propietario y regidor". El bachiller Alonso de las Casas, fue criado del Dr. sevillano
Luis de las Casas, y tras un litigio con el Adelantado, regidor por decisión
reaP*. Fernán García fue asimismo vicario de Tenerife". Gonzalo de Segura
y su hermano Francisco Boniel, fueron dueños del ingenio de Aumastel. El
primero que había llegado a Gran Canaria en 1501, dio su genealogía en 1525,
ante Martín Ximénez'*. Las acusaciones que le hace Astero de blasfemar, son
corroboradas por diversas testificaciones, que además le acusan de guardar sábados,
hacer trabajar a sus esclavos los domingos, etc. Uno de los testigos es
27. A.M.C. Inquisición, leg. CLII-1, fols. 8 y 47.
28. A.M.C. Bute, fols. 107-112.
29. Ibidem, fols. 138-139.
30. Ver nota 13, p. 318. También: Acuerdos.. Yol. II, p. 248.
31. Nota 13, p. 222.
32. Acuerdos. Yol. I. n° 257. Ibidem, Yol. 11. p. 61.
33. Ibidem, Yol. II, p. 111.
34. Ibidem, Yol. 1, n° 206.
35. Nota 13, p. 276.
36. Acuerdos.. Yol. II, p. 210.
37. Ibidem, Yol. I, n° 249.
38. A.M.C. Inquisición, leg. CLII-1, f. 104.
20
Hernando Maldonado, conquistador que vivía en Aumastel^'. Martín Alemán,
padre de Juan y Martín Alemán declaró su genealogía en 1525, y según ésta vivía
en Gran Canaria desde 1495'*. Fué también testificado ante el Santo Oficio
por blasfemar, no comer cerdo, trabajar en festivos, etc". El Gonzalo de
Aguilar que cita como testigo era regidor en 1507"^.
La acusación que implica en Gran Canaria a más conversos, es la que señala
la casa del mercader Luis Alvarez como centro de reunión de esta minoría,
y que hemos corroborado por diversas testificaciones. Una de ellas,
es precisamente la de Diego de San Martín, quien en su declaración ante Tri-baldos
en noviembre de 1505, explica que tres años antes, cuando escribía de
noche en su casa en la calle Ancha, que "va desde la Audiencia al mar", veía
entrar en la casa de Luis-Alvarez, mercader seviUano reconciUado, a numerosos
conversos. Entre ellos cita a los Alemán, los Boniel, los hermanos
Carmona, el bachiller de la Gramática Hernando Ortíz y algún otro"'. En la
misma fecha, un Segura, que coincide en apellido con el de Astero, declara
que Luis Alvarez era el "rabín" de los conversos y que su casa era
sinagoga"". La declaración más extensa e interesante, es sin duda la del regidor
y licenciado Hernando de Aguayo, de quién ya hemos tratado en otro
trabajo"'. Este inquieto personaje, que había sido ayudante del célebre Lucero
en Córdoba, había llegado a Gran Canaria en 1501, donde ocuparía
distintos cíugos, y se caracterizaría por sus continuos enfrentamientos con
los gobernadores, llegando a ser acusado de intentar promover un levantamiento
comunero en la isla**. Según su declaración ante el inquisidor Padilla
en 1527, a su llegada a la isla observó que Luis Alvarez, que había sido escribano
en Sevilla aunque perdió el oficio por hereje, gozaba de gran reputación
entre los conversos, que se reunían en su casa "en conventículos y
congregaciones". Para ayudar al provisor Fernán Pérez de Herrera que investigaba
el tema, consiguió sorprenderles en una reunión, y encontró que
leían el libro de BeUal, y otro del rabino Samuel de Marruecos que concordaba
las historias de la Biblia y ambos prohibidos por la Inquisición. Posteriormente
llegó el rumor a la isla, de que vem'a desde Sevilla un alguacil del
Santo Oficio a prender a Luis Alvarez, y éste ayudado por el almojarife
39. A.M.C. Bute, Vol. I-l' s., f. 72.
40. A.M.C. Inquisición, leg. CLII-1, f. 106.
41. A.M.C. Bute, Yol. VI, fols. 25 y 90.
42. Nota 16, n° 215.
43. A.M.C. Bute, Vol. I, 1» s., f. 48.
44. Ibidem, f. 27v.
45. Ibidem, fols. 95v-96.
46. ANA YA HERNÁNDEZ, L.A.: La repercusión del Movimiento Comunero en Canarias.
IX Coloquio de Historia Canario-Americana, Las Palmas, 1990.
21
Juan de Herrera, huyó a Madeira, dejando a éste último encargado de su
hacienda. En su declaración cita a numerosos conversos, así como otros supuestos
delitos.
En definitiva, que la denuncia de Astero acerca de la existencia en Gran
Canaria de un lugar de reunión de conversos, queda corroborada por las
testificaciones citadas, que además no son las únicas. Todas insisten en el
papel rector de Luis Alvarez en esta comunidad, y por los libros que declara
Aguayo que leían, y por las precauciones que tomaban al entrar, la casa podía
ser un sustituto de la sinagoga. El libro de Belial es sin duda el Processus
Belial, obra de Jacobus Palladinus, obispo de Florencia y arzobispo de Ta-rento
(1349-1417). Tras circular manuscrito, fué impreso por primera vez en
Augsburgo en 1472 y poco después incluido efectivamente en el índice. El
único libro conocido de Samuel de Marruecos, es una epístola dirigida a los
judíos, y muy popular en la Edad Media. La obra que cita Astero que le
consiguió la criada aborigen de uno de los participantes, el "Alborayque",
es en realidad el Libro de Alborayque. Tal como él expone, es una obra de
carácter antisemita, en la que se ataca a los conversos, comparándolos con
el caballo de Mahoma, que es el que da el título a la obra. Era un extraño
animal formado con partes de distintas bestias, a semejanza de los marranos,
que no eran ni cristianos ni judíos. Así si el Alborayque tenía orejas de
galgo, los conversos o alboraycos eran unos perros; tenía cuerpo de buey y
los alboraycos no pensaban sino en los bienes materiales y en atiborrarse, o
su cola era de serpiente como ellos que extendían el veneno de la herejía,
etc."". Por tanto seguramente tenía razón Astero cuando pensaba que lo
usaban para reírse de los cristianos, calificándolos con las comparaciones
que el libro les achacaba a ellos.
Los restantes conversos que menciona Astero nos son en su mayoría conocidos
por otras fuentes inquisitoriales. Así sucede con los hermanos Ules-cas,
Alonso y Hernando, cuya vida y genealogía nos proporciona el primero
en una declaración ante el inquisidor Martín Ximénez en 1526^^ Eran hijos
del jurado sevillano Pedro de lUescas, que huyó a Sanlúcar "cuando la pestilencia
grande y la Inquisición", donde murió. Su madre Beatriz Hernández huyó
con ellos a Portugal, y más tarde se trasladó a Roma, y los hijos a Castilla.
Alonso comerció con las islas desde 1497, y se instaló definitivamente en Gran
Canaria en 1507, huyendo de la peste en Andalucía. Continuaría siendo mercader,
y también fue mayordomo del obispo y recaudador de la Santa Cruzada.
Pedro de Escalona, que también se instaló en esta isla el mismo año, quizás
también por la peste, fue dueño de la mitad de un ingenio, y figura en los Libros
47. WOLF, L.: Jev/s in the Canary Islands. London, 1926. LAZARE, B.: El antisemitismo:
Su historia y sus causas. Ministerio de Trabajo. Madrid, 1986, p. 124.
48. A.M.C. Inquisición, leg. CLII-1, fols. 54-58.
22
de Genealogías como converso"'.
Los últimos que menciona, Francisco Ximénez y Juan Méndez, vecinos de
Tenerife, estaban efectivamente casados con dos hermanas, Marina Ximénez e
Isabel Ramírez, hijas de los conversos reconciliados Hernán Manuel y Leonor
de Lepe, vecinos de La Gomera'". Francisco Ximénez, que era efectivamente de
Llerena y del linaje de los Trigueros, fue conquistador de Tenerife y almojarife
de La Palma. Juan Méndez provenía de la misma localidad, y participó en las
conquistas de Granada, La Palma y Tenerife.
En definitiva, que tal como hemos visto, la historia de Astero concuerda con
personajes y situaciones de la época en tantos aspectos, que resultaría difícil no
aceptarla. La denuncia que efectúa de la considerable impunidad y de la ausencia
de discriminación que gozaba la minoría judeoconversa en las islas, se corresponde
con la realidad, como sabemos por otras fuentes. Al menos hasta
1524, en que el nuevo inquisidor Martín Ximénez, comienza a imponer la ortodoxia,
con la misma violencia que se había hecho y hacía en la Península.
APÉNDICE
Muy reverendo señor. Antón Astero, hijo de Antón Astero, vec° de Triana,
este nombre usamos por el arte que usamos que mi propio nombre es Pedro Ba-rahona
y no me llamo Barahona en esta tierra.
Haciendo a V* R^ desde el año de quinientos hasta quinientos ocho, yo traté
destas islas en Castilla y Portugal trayendo mensajes como correos a todos los
moradores y estantes, como me aconteció hacer dos caminos y ansí vine a alcanzar
en Castilla y Portugal y Aragón y Navarra grandes secretos en ofensa de
ntro Dios y Señor; yo los registré todos en un libro, y tantas cosas eran, que fué
concierto entre mí y un hidalgo que se decía Diego de San Martín, yerno de Er-bás,
porque el tenía un hermano que se decía Pedro Iñiguez de San Martín que
era receptor del consejo de la Inq., fue criado del prior de Sta. Cruz, con poder
deste y de Cristóbal de la Puebla, un honrado hombre desta isla. Vine en Sego-via
donde moraba este Receptor y estaba la Corte a la sazón, y moraba en su casa
el M° de Aspitia, el cual nos guió la manera que habíamos de tener en pedir la
Inquisición, y dijo ciertas cosas que pusimos en la petición que el era
V
informado de vizcaínos y otras personas como las islas eran grandes es
condrijos de malos. Determinados los S.S. de proveher, llegó Tribaldos Provisor
y supo el secreto que lo venia procurar y vino a nuestra posada, y rogo-nos
pues había personas hábiles en aquella tierra para el Sto. Oficio que
49. Ibidem, f. IX.
50. A.M.C. Inquisición, leg. CLII-2, fols. 161, 163, 184.
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eñalaramos a él y pluguiera a Dios Ntro Señor y venido a la tierra no cumplió
lo que había prometido a los S.S. que había de hacer a San Martín alguacil
y de esto y de vello comunicar y comer con Martín Alemán, ninguno
de nosotros tuvimos confianza que haría fruto. Algunas cosas le denuncié y
como teníamos en voluntad de reclamar del yo no diré de cien partes una,
tenía mi libro en mi arca en Tenerife, como judíos escuchan, alcanzáronlo a
saber tres hijos de hereges públicos y uno me dijo y estaba con el sacramento
que en presencia se puede hacer profiriendo la pena de que en tan alto caso
se proveyere, ayala V* R* por jurada y yo la juro y la afirmo. Fueron Fernando
de Llerena de linaje de hereges y punidos, por ello el que halló en mi
libreta que siendo como es él hijo de quemado. Antón de los Olivos dijo que
cosa es decir allí que habla el diablo en mi cuerpo. El otro era Alonso de las
Hijas, el cual oí yo muchas veces, Antón Astero no me deis mis armas a mí
porque yo soy nieto de Reduán de las Hijas, el mejor brazo que hubo en
tierra de moros, y mi padre era judío como yo lo soy, que mester es . . . las
ramas.
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El otro era el caballero Pedro de Vergara. Hicieron relación al Adelantado
y como el Adelantado era llamado, comételo al Vergara que era su teniente
y préndenme y Uevanme como yo merecía por callar y van a mi posada
y desherrojan el arca y tomanme cuantos libros y escrituras había, entre
los cuales tomaron el de sus historias y desque Vergara vido dos veces preso
en el castillo de TYiana preso su padre y madre y la madre reconciliada y como
en este artículo, hablando de vista de vellos llevar y aquella larga prisión
que tuvo el jurado su padre en el castillo de Triana y dice a dos o tres artículos
del libro como un Sebastian Paez escribano en aquella isla hablan ahorcado
a su padre por sodomítico y tenía parte de confeso, y me atormentaron
y mostraron el libro en el tormento y que dixese que aquellas señales que tenía
en el margen que dixese de que eran que no las entendían, yo dixe esto
que veis ojos téngolos porque son judíos y vienen de ellos, y donde estas lunas
los que son hijos y nietos de moros, yo lo dije que lo hice y lo hice con
verdad si por ello merezco pena dénmela y si V.M. pidiere mi proceso así lo
hallará como lo digo. Paso ante Paez, escribano vecino de Tenerife, el racionero
Samarines amaneció y viniendo para el sacramento de la misa que juro
en esta escritura que estandome atormentando Pedro de Vergara, le dbce no
me seáis cruel porque os toca, en este arancel que he hecho yo a los de Judea
la nueva, dice-Sr. Antón Astero no tengo yo en nada lo que vos decís alli de
mi padre porque yo soy caballero y mas hidalgo que Jesucristo. Eran todos
judíos los que estaban allí. Como me trataban tan cruelmente no tuve otro
remedio sino ratificarme y apelar ante la Reina Nuestra Señora y remití la
apelación al Adelantado, inhibióse el caballero de Vergara, envió una posta
a la Orotava a Bartolomé Benitez que tenía el poder del Adelantado y el
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amaneció otro día y con lumbre me sentenciaron diciendo que liaciendo
Bartolomé Benitez de juez, y un Baltasar Nuñez, un cojo, era letrado y era
de casta de herejes punidos y están asentados en el libro sus genealogías, y el
escribano era Paez su hermano, y era alguacil Juan Hernández y si más había
estaban tras una pared, y luego me tomaron y echaron una mordaza en
la lengua y porque en el principio de mi libro estaba un capitulo que decía:
estos delitos se han de quejar al Rey y a sus otros Consejos, dijeron que decía
mal del Rey. La orden que me hicieron fue que, no había mas de la mitad
de las casas abiertas, decía el pregón: por difamador y engañador mandanle
dar cien azotes y desterrar perpetuamente desta isla.
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Tuvieroimie preso dos meses que recibiese dineros y jurase de no quejarme
a nadie. Paso Juan de Ariñez a la isla; como es hijo de algo, limpio, sin
ningún metal de vileza, fueme a ver a la cárcel, como iban tantos, los hidalgos
y cristianos, y algunos no osaban y pidióme de merced al Adelantado el
cual dijo que él había lavado las manos del justo y que yo había hecho mal
de haberme fecho decidor de verdades. El me sacó de la cárcel y me dio dineros
y me paso en Canaria: deje de decir que cuando me llevaban me llevaban
con un cuaderno el cual no tocaba a nadie diciendo que era aquél y como
pasé por la plaza, trajeron ciertos libros y los quemaron diciendo que en
ellos decía mal de todos. Estando en Canaria era alcalde Sancho de Vargas
en Tenerife, a el cual fué el Adelantado a rogarme él y sus parientes que me
tornase a Tenerife y no fuere diciendo mal de ellos y luego me embarqué a
ruego de Fernando de Aguilar y llegué de nuevo a Tenerife. El Adelantado
me recibió y lloró conmigo y me prometió de me traer en Castilla y me restituir
en mi honra: entonces vino Lope de Sosa por juez de residencia a Tenerife,
quéjeme a él, atravesóse conmigo Fernando del Hoyo y dixo que no
echase a perder al Adelantado y venimos en Castilla en Madrid, pusimoslos
en mucho estrecho y como del libróse, determiné de apartarme de todo.
Señor, si yo estuviese en su tierra donde viese las personas que yo conocía,
yo diría muchas cosas y creo que descubriría muchas cosas por mí industria.
Porque yo sabía en aquél tiempo de muchos hijos de quemados y reconciliados,
moriscos casados dos veces, y había en aquella isla un Juan Fernández,
CEiñaverero, el primero, y decía que era vizcaíno y hablaba vascuence tan
bien como todos los que lo saben y decían que era de un lugar que llaman
Salinas, que es en la provincia de Guipúzcoa y dióme sus cartas para saber
en Miranda del Ebro si era viva una madre suya y cuando llegué a Miranda
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del Ebro era el padre y madre cristianos nuevos y sastres, y hacia dos meses
que la madre era muerta y un Bachiller Cassas que fué criado del Doctor de
las Cassas de Sevilla, la noche que me dieron tormento disputamos allí que
nunca me había querido decir de donde era y que donde él me dixo de donde
era, no se halló que era de aquel lugar, ni en el lugar había hombre de su
nombre, y así lo halló él escrito en mi libro y estandome dándome tormento
le dixe que dixera de donde era y no me lo quiso decir.
El vicario de Tenerife, Fernán García, en Alcaráz se echó con su cuñada,
mujer de su hermano en Alcaraz, y fué traído a San Lucar, de donde
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oí decir que lo soltó un clérigo y se pasó en Canaria. En el Aumastel un día
tenía preso un esclavo y entramos al estruendo y era que en el ingenio de los
Bonieles y el Gonzalo de Segura llegó y tomóle las manos, y quejándose el
esclavo de otro que estaba allí en la casa y arremetió a él y el esclavo dijo:
"Señor por amor de Dios", él dijo reniego de tal y de su pasión, ni os vale
Dios ni Santa María, que hoy no os abra la barriga como tocino, y era judío.
Ahí en Aumastel vivía un hidalgo que se decía Maldonado, ofle decir y jurar
que le había oído renegar a este Segura de la Virgen María y de quién la
parió. Este Maldonado era tal persona y tenía tal crédito del que no diría
otra cosa; el cual Maldonado falleció en el ingenio, y su mujer está casada
en Telde con un hijo de Martín Alemán. Sé que un mancebo se desconcertó
un brazo y vino a él y hizole mil ruegos y clamores que se lo consertase y le
jurar que estando encasando el brazo el mancebo daba unos gritos y llamaba
a nuestro señor y que él le respondió: Calla, que para ésto no es menester
a Dios ni a Sta. María. Era presente Melchor de Solís, yerno de Gonzalo de
Aguilar y era tan especial hombre que me lo dixo y trajo al otro para que me
lo dixese para que lo pusiésemos en mi libro como a los otros hacíamos en
las islas. Gonzalo de Aguilar, su suegro, se halló un día presente a las pláticas
y no se sí con la distancia del tiempo se habrá transportado: andando
una noche de invierno, viniendo de hablar yo y Diego de San Martín con el
licenciado Vargas que vivía encima de la casa d e l . . . pasamos por la puerta
de Luis Alvarez, que era un gran judío viejo, alto de cuerpo, del Condado,
que víamos nosotros los cristianos que nos juntábamos, que todos los confesos
le tenían por cabecera y se juntaban siempre donde estaba y les contaba
grandes cuentos y no dejaban entrar cristianos donde estaban, vimos la barabúnda
y las rizadas que hacían, conocimos a muchos, y estando escuchando
que podía ser, va a nosotros un zapatero que se decía Sigura, cristiano
viejo de Sevilla, y dijonos de éso os maravilláis, están ahí todos rabies que
están todos en esta isla, los cuales son Luis Alvarez que es un hereje, y Cáce-res,
este Cáceres era un hombre bermejo, gordo y cojo, y trataba en mercaduría
y estaba ahí Aliman el viejo y Juan Aliman y Martín Aliman sus hijos,
y estaban allí los dos hermanos lUescas, y conocimos también a f edro de
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Escalona y a dos hermanos Bonieles y otros muchos, y dijonos el Sigura:
Cuando habéis de traer esta Inquisición? a lo cual le repondimos, en eso se
entiende, y él dixo, mañana iré a la casa y vos diré cuatro o cinco cosas
que sé.
Otro día, domingo, estando comiendo
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nos dijo lo siguiente: muchos días ha que los judíos leen un libro y traen a
Luis Alvarez y lo envían a llamar; juro a Dios que creo que es la Biblia, y un
día viniendo yo la calle arriba de la mar que es la que viene a dar a la Audiencia
vieja, frente a la de Juan de Herrera, una casa más o menos, iba
aquel Mares, mercader y dijo: este parece un gran judío, ahí estaba leyendo
el libro y llegó el Segura para entrarse con ellos a ver lo que leían y dixo el
Luis Alvarez: Sr. Segura ios en hora buena, dejadnos en nuestros cuentos,
siendo mi compadre y amigo y nunca tal me dijo en su vida. Otro día sentido
dello dijole mi parecer, y el me respondió que se maravillaba de mí, que
un hombre de tan buen seso quererse meter en cosas que no eran para decir
delante de todos, y entonces encendime yo tanto y quise saber que cosa era y
tuve manera con mi mujer que convidase a una isleña que llamaban Marga-rida,
que servía al Mares, la cual Margarida me dijo que mostraría el libro
que leían conque hacían burla de cuantos cristianos pasaban, con condición
que no se lo tomase. Yo vi el libro y era el que hicieron del Alboray que se
hizo en ofensa de los judíos y leyendo haciendo burla de los cristianos, comparándolo
a las comparaciones que ellos suelen hacer.
Estando en la velada de Sta. María de Candelaria y en otras dos o tres
partes, yo y otras muchas personas, solía decir en aquellos lugares y en otras
muchas partes, Francisco Ximenez, vecino de Tenerife,
.V
natural de la villa de Llerena, de linaje de los Trigueros, casado primero con
una mujer de amores, y segunda vez con una hija de fulano Manuel, de Lepe,
(al margen: Llamábase Hernán Manuel y su mujer Leonor de Lepe, fueron
vecinos de la Gomera; véase el libro 2° de Genealogías: los Ximenez sus
hijos. Fueron los dichos Hernando Manuel y Leonor de Lepe reconciliados)
y Juan Méndez, casados con dos hermanas, en las burletas que suelen hacer
con los cristianos, decía que . . . aban los judíos, y él lo decía de esta manera:
Que traéis ahí? Por que no decís . .. quién quiere ser judío, quién le prestará
la teta de su madre de que se viniera de arrendador para destruir y hacer
mal a los cristianos? Y luego carcajada de la risa, y él se burlaba y bien creo,
pues lo decía delante de muchas personas y en lugares públicos por pasatiempo,
quienes lo habían tocado algunos, quienes yo juro a Dios que lo
oí decir más de diez veces. El cuñado Juan Méndez, de todos costados de U-najes
de judíos y confesos, y las mujeres lo mismo, y al Juan Méndez vi una
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vez riñendo con el cuñado: de que diablos presumís? Y volvióse a mí y dijome:
juro a Dios Antonio Astero de los más ruines judíos de Llerena es este
Juan Méndez, y más de si mismo confeso.
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