TEBETO. Anuario del Archivo Histórico Insular de Fuerteventura
N.º 20, Puerto del Rosario (2012), pp. 83-103, ISSN: 1134-430-X
JACINTO TERRY: UN PERIODISTA ALIADÓFILO,
EN LA PRENSA DE TENERIFE,
DURANTE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
ORLANDO BETANCOR MARTEL
Universidad de La Laguna
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2018
2 Orlando Betancor Marte): Jacinto· Terry: un periodista aliadófilo ...
Resumen: este artículo aborda la postura aliadófila del periodista Joaquín
Femández Pajares, conocido bajo el seudónimo de «Jacinto Terry», a través de
sus escritos en la prensa de Tenerife durante la Primera Guerra Mundial. Este
articulista mostró al público isleño, a lo largo del conflicto, una clara actitud
pro aliada en diferentes medios informativos: primero en el diario La Prensa.,
luego en el periódico El Progreso y finalmente en el rotativo El Imparcial. ·En
sus crónicas se observa su defensa a ultranza de la causa de la Triple Entente1
su rechazo al militarismo germánico y su denuncia de las acciones llevadas a
cabo por los submarinos alemanes en aguas cercanas al Archipiélago.
Palabras clave: Primera Guerra Mundial; Periodismo; Triple Entente;
Prensa en Canarias.
Abstract: this article analyses the position in favour ofthe allies ofthe journalist
Joaquín Femández Pajares, known under the pseudonymous of «Jacinto
Terry», through his articles in the press ofTenerife during the First World War.
This colurnnist showed to island public, along the confl.ict, a cleat attitude pro
allies in different media: first in the newspaper La Prensa, afterwards in the
joumal El Progreso and finally ín the paper El Imparcial. In his chronicles is
observed his firm defense ofthe cause ofthe Entente Powers, his rejection to the
germanic militarism and his complaint ofthe actions carried out by the german
submarines ínto the waters nearby the Archipelago.
Key words: First World War; Joumalism; Entente Powers; Canary press.
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Orlando Betancor Marte!: Jacinto Terry: un periodista aliadófilo ... 3
1. INTRODUCCIÓN
Este ensayo analiza la posición pro aliada del escritor y periodista Joaquín
Femández Pajares, más conocido por el seudónimo de «Jacínto Terry»,
durante la Primera Guerra Mundial, a través de sus escritos publicados en
los diarios tinerfeños La Prensa, El Progreso y El Imparcial. Para realizar
este estudio se han utilizado las páginas de estos tres rotativos como fuente
de información para conocer la visión de este batallador articulista ante
un conflicto foráneo que despertó vivas pasiones entre los lectores de las
Islas. A lo largo de la contienda, sus artículos y crónicas mostraron con vehemencia
su clara aliadofilia y en algunas ocasiones una postura favorable
a la entrada de España en la conflagración al lado de los aliados.
Durante la guerra europea la prensa canaria se dividió en dos grandes
grupos: los partidarios de la Triple Entente o aliadófilos y los germanófilos,
seguidores de los Imperios Centrales. En el caso de Tenerife, los diarios La
Prensa, El Progreso y El Imparcial se mostraron partidarios de los aliados,
mientras que el periódico conservador Gaceta de Tenerife ( 1910-1939) se
decantó claramente por la causa germana. El primero de estos periódicos
fue fundado en Santa Cruz de Tenerife por Leoncio Rodríguez el 15 de
octubre de 1910 y terminó su andadura el 14 de febrero de 1939, denominándose
a partir de este momento El Día. El Progreso comenzó su tirada
el 4 de septiembre de 1905, dirigido y editado en su propia imprenta por
Santiago García Cruz. Este medio informativo se presentó como sucesor
de otros diarios republicanos como La Federación, El Memorándum y
Las Novedades. Asimismo, desde el 4 de junio de 1907 insertó el término
«autonomista» a su subtítulo «Diario republicano». Finalmente, tras muchos
años de combativa labor, este periódico desapareció el 30 de enero
de 1932. El tercero de los rotativos mencionados, El Imparcial, mantuvo
su edición en el período comprendido entre los años 1916 y 1920.
Desde el comienzo de la contienda europea, este periodista ofreció
su visión contraria al imperialismo germánico y criticó duramente la
vulneración de la neutralidad de Bélgica por parte de Alemania a través
de sus crónicas en el diario La Prensa. Otro aspecto de la guerra que
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acaparó su atención en sus escritos fue la manipulación de la información
que, desde su punto de vista, ejercía el bando alemán durante el conflicto.
Igualmente, analizó el interés que la contienda europea despertó en
la opinión pública de las islas que se convirtió en un tema de especial
trascendencia para los canarios de la época:
«Han variado totalmente las costumbres. Hasta los antimilitaristas
quieren vestir de uniforme y los pacifistas se·han vuelto
provocativos y jaquetones. Si vis pacen, para bellum, dice la
antigua sentencia, y estaba en lo firme el que la pronunció. ( ... )
Los que antes no sabían marcar el paso militar ni les entraba en
la cabeza la necesidad de los ejércitos, se han vuelto grandes
estrategas y manejan brigadas y divisiones como quien manda
a la Recoba por la comida del día. El flanco derecho, el ala
izquierda, el grueso de las fuerzas, la artillería ligera, las secciones
de ametralladora, las posiciones de ayanzadas, los puntos ·
vulnerables de cada núcleo combatiente, nos son tan familiares
como la doctrina cristiana y las cuatro reglas»'.
El articulista, siguiendo la ideología republicana de este medio
informativo, demostró su apoyo a los grupos de orientación socialista
alemanes que se mostraron contrarios al conflicto, tal como queda de
manifiesto en estas líneas:
«Menos mal. Los socialistas alemanes que residen en París
han hecho co~ocer a sus compañeros franceses sus intenciones
pacifistas y el deseo de que lleguen·a Berlín a derrocar un régimen
capaz de desacreditar al pueblo más noble y culto. Menos
mal. Siempre se siente algún consuelo al saber ciertas cosas.
No todos los súbditos del Káiser han de destruir a Lovaina ni
han de poner delante de las patas de sus bélicos caballos a las
mujeres y a los niños para fusilar en masa a los hombres.
Saber que se han cerrado en el imperio todos los círculos
socialistas y suprimidos todos los periódicos demócratas, ya es
un indicio de que hay dos Alemanias, una que quiere vivir fraternalmente
con todos los habitantes del mundo y otra que solo
pretende imponer su voluntad para sostener una dinastía»2•
1 «Hemos variado», La Prensa, 19-8-1914.
2 «La guerra es así», La Prensa, 1-9-1914.
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Meses después de escribir estos textos, «Jacinto Terry» abandona su
cargo como redactor jefe de La Prensa, presumiblemente, tras conocer
el propósito de su director Leoncio Rodríguez de reemplazar el subtítulo
«Diario republicano» del rotativo por «Diario de la mañana». Por otra
parte, Gaceta de Tenerife publica una noticia, el 4 de noviembre de 1914,
en la que informa de la intención de este articulista de desvincularse de su
antiguo periódico. Más tarde, concretamente el 4 de diciembre de dicho
año, asume la jefatura de redacción de El Progreso, tal como se indica
en una nota impresa en este diario, en la cual se le da la bienvenida a su
nuevo puesto. Al día siguiente firma su primera crónica3 en este rotativo,
donde muestra su clara vocación aliadófila.
2. LA SECCIÓN «DIETARIO» EN EL DIARIO EL PROGRESO
En su nuevo periódico, «Jacinto Terry» publica varios escritos durante
1915, en los que aborda con profunda ironía determinados aspectos de
la contienda. Así, destaca «¡Qué casualidad, hombre!»4, donde expresa
su opinión sobre la_ actuación de las tropas alemanas en Bélgica:
«Entraron los germanos en Bélgica arrollándolo todo, dando
puntapiés a los templos católicos, limpiando las botas de montar en
los establecimientos científicos, haciendo dormir sus caballos en los
museos, convirtiendo en cuarteles las bibliotecas y aunque quitemos
mucho a los relatos de los numerosos desmanes cometidos en tierra
belga, siempre quedarán suficientes motivos para dirigir las más
agrias censuras a ese ejército teutón culpable de la ruina mundial».
Posteriormente, enjulio de 1916, aparece en El Progreso la sección
«Dietario», en la que este periodista aborda la situación política que se
estaba viviendo en Europa, en esos momentos, junto a otros temas de
actualidad nacional. Analizará en esta columna la intervención de Portugal
en la co~tienda, la posición del gobierno de Grecia en el conflicto
y la guerra submarina emprendida por los germanos en aguas cercanas
al Archipiélago. La primera de esta serie de crónicas sobre la conflagración
es «El rey Constantino»5, donde examina la postura de Grecia en el
3 «El agua dé Colonia», El Progreso, 5-12-1914.
4 El Progreso, 27-1-1915.
'El Progreso, 18-7-1916.
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6 Orlando Betancor Martel: Jacinto Terry: ur1 perivu,~iu uuuao¡uo ...
conflicto tras el desembarco de las tropas aliadas, al mando del general
francés Maurice Paul Sarrail (1856-1929), en la ciudad de Salónica. Además,
critica la actitud del monarca heleno de mantener la neutralidad de
su país en la contienda y elogia la postura del primer ministro Elefterios
Venizelos (1864-1936) que se mostraba favorable a los aliados:
«Ante el conflicto europeo Venizelos ha pretendido que
Grecia marche junto a los enemigos de Turquía. El rey Constantino,
influenciado sin duda por su esposa, ha permanecido
indeciso, inclinándose unas veces hacia los imperios centrales y
otras alabando a las naciones que tienen a su cargo el desgaste
del militarismo alemán».
Luego, trata nuevamente en otro escrito6 la posición de Venizelos
tras su retirada del gobierno debido a sus desavenencias con el soberano
por su decidido apoyo a Francia y Gran Bretaña. Además, el articulista
estudia las posibles ventajas que para Grecia supondría su participación
en la conflagración junto a los ali<;tdos:
«( ... ) Ninguna ocasión como la presente para que los helenos
colmen sus aspiraciones. Habrá que verter sangre. ¿Quién lo
duda? Pero no están ahora los tiempos para ciertas economías.
Salvar la vida de un griego pudiera ser la muerte de Grecia.
Es penoso hablar así. Pero hay que hablar así. Porque el brutal
imperialismo de Alemania ha obligado a los más pacifistas a
desear el exterminio de toda una nación».
La intervención de Portugal en la contienda también despertó el interés
de este periodista. Así, en «Los portugueses»7, analiza el envío de
veinte mil hombres por parte de la república lusitana para luchar en el
frente occidental al lado de la Entente:
«¿Que son pocos? No importa. Pocos eran los belgas que
lograron detener el impulso de.la más poderosa falange alemana.
Mientras existan hombres en Portugal y barcos ingleses para
transportarlos a Francia, la República irá satisfaciendo su tributo
a la causa de los aliados. Irá esa división a Francia e inmediatamente
se organizará otra. ¿Hay material de guerra?( ... )».
6 «Venizelos», El Progreso, 30-8-1916.
1 El Progreso, 19-7-1916.
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Poco después, en la crónica que lleva por título «Tratados»8, retoma
la actuación lusa en la guerra y comenta algunas de las cláusulas del
tratado de defensa mutua, que obligaba a Portugal y al Reino Unido en
caso de conflicto, y aplaude sin reservas la decisión de esta nación de
implicarse en la contienda:
«Algunos preguntan: ¿por qué Portugal se pone a inal con
Alemania? Porque no tenía más remedio. Porque así salva su
personalidad como nación. En Portugal hay hombres que miran
por el bienestar de su país. ~i ocurriese lo mismo en España
no tendríamos que lamentar las botaratadas de los insensatos
amigos del imperialismo».
En «Cien submarinos»9 analiza la figura de. John Rushworth Jellicoe
(1859-193 5), comandante de la flota del Reino Unido en la batalla de Jutlandia,
que tuvo lugar entre el 31 de mayo y el 1 de junio de 1916 frente a las
costas de Dinamarca, a quien el soberano de Gran Bretaña Jorge V felicitó
por su actuación contra los sumergibles alemanes. Este articulista insiste
nuevamente sobre este tema en «Los que huyen»10, en el que comenta con
sarcasmo las tácticas defensivas de los navíos de guerra de Alemania. A
continuación publicará «Los heridos al frente» 11
, donde ofrece su punto
de vista sobre el militarismo germánico en las siguientes líneas:
«( ... )Es .preciso que Alemania viva. Pero es preciso también
que la antigua Alemania muera. Como están las cosas no
es posible que queden. Si de un solo golpe pudiese llegarse al
aniquilamiento efectivo de todo el militarismo alemán, quien
más ganaría sería Alemania».
En la crónica titulada «Parte alemán»12
, elarticulista critica nuevamente
la manipulación de la información realizada por el bando germano,
tomando como ej"emplo los despachos de guerra referidos a la situación
de sus tropas en las localidades de Guqlemont y Maurepas, situadas en el
departamento francés de Somme, y en fa zona norte de Los Cárpatos, en
8 El Progreso."23-8-19 l 6.
9 El Progreso, 22-7-1916.
"El Progreso, 26-7-19 l 6.
"El Progreso, 25-7-1916.
12 El Progreso, 21-8~1916.
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el frente oriental. Posteriormente publicará «Fryatt»13 , en el que aborda
la detención del capitán de la marina mercante inglesa Charles Algernon
Fryatt (1872-1916), que tenía bajo su mando el buque «Bruselas», y que
intentó defenderse del ataque de un submarino de la escuadra germana.
Más tarde, este marino sería encarcelado y juzgado por este hecho en
Alemania por un tribunal de guerra y condenado a muerte. Asimismo,
menciona a Edith Cavell, enfermera británica, ejecutada por las tropas
germanas el 12 de octubre de 1915 por cobijar en su hospital y haber
ayudado a escapar de Bélgica a numerosos soldados aliados. Estas dos
ejecuciones causaron una gran indignación en todo el mundo:
«Y ahora no quieren los directores de Alemania que nos enfademos
los neutrales. Hemos de soportar, si nos atenemos a su
capricho, todas las injusticias que a ellos les parezcan oportunas.
¡Eso no, caramba! Los cónsules podrán exigir de las autoridades
españolas que no se les insulte. Pero nada más que eso. Pedir que
no censuremos los fusilamientos es una tontería que jamás servirá
de norma de conducta. Censuramos, a su tiempo, el asesinato de
Miss Cavell, la desgraciada enfermera inglesa. Censuramos hoy
el fusilamiento de Fryatt, el desdichado marino inglés».
Asimismo, en este escrito, este periodista se muestra especialmente
crítico sobre la actuación de Alemania durante la contienda:
«Aunque Alemania ganase la guerra que, afortunadamente
no la ganará, debieran los países hoy neutrales, si para entonces
también lo son, negarse a admitir en el seno de las naciones
civilizadas a la que de tan insensato modo procede».
Días después, en «La lista» 14, abordará la polémica suscitada en la
opinión pública española por la inclusión de una «lista negra» en El
Previsor: revista mensual de seguros, ~anca, industria y comercio, publicación
editada en Madrid y fundada en 1884, que era el órgano de la Liga
Nacional Antimasónica y Antisemita para la rrotección de los Intereses
Católicos, donde se relacionaba una serie de comercios, proclives a la
ideología de este medio informativo, donde los católicos podían adquirir
sus productos. Además, este periodista muestra su indignación ante lo
13 El Progreso, 1-8-1916. ,
14 El Progreso, 22-8-1916.
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que él define como el «germanofilismo católico» de determinados grupos
españoles que apoyaban la causa de los Imperios Centrales:
«Los católicos germanófilos no pueden levantar la frente
como yo. Claman contra «la lista negra», y «la lista negra» es
invención de ellos. La usaron siempre. De ella abusan siempre.
Y ahora la usan también».
La lectura de esta crónica llevaría a un lector anónimo, bajo el seudónimo
de «Uri aliado», a dirigir un escrito15 al periódico, en el que
mostraba su apoyo a su jefe de redacción por las opiniones vertidas en
su texto. Luego, en la crónica titulada «Benedicto XV».16 da por cierta
una información telegráfica que anunciaba la muerte del Sumo Pontífice,
aunque en verdad el Papa fallecería el 22 de enero de 1922, y estudia
las consecuencias que su desaparición supondría en el devenir de la
contienda. Dentro del claro anticlericalismo de este articulista, analiza
el papel de su Santidad como vehículo de presión sobre los distintos
gobiernos en lucha. Asimismo, menciona al cardenal Desiderio José
Mercier ( 1851-1926), arzobispo de Malinas, que había informado a este
Pontífice, tras la invasión de Bélgica, .de los desmanes cometidos por el
ejército alemán en este territorio. La actitud de este religioso se convirtió
en un símbolo para la propaganda aliada por criticar en sus escritos las
acciones realizadas por los germanos contra la población civil belga.
El bloqueo de los submarinos alemanes en el océano Atlántico, que
trajo graves problemas a la economía canaria durante el conflicto, fue
un aspecto ampliamente abordado por el periódico El Progreso. Así, en
«Seguiremos protestando» 17
, este articulista cuestiona las declaraciones
realizadas por el cónsul alemán. en Santa Cruz de Tenerife que había
manifestado sus quejas por la publicación de determinadas informaciones
en este diario. Asimismo, critica las acciones que realizaban los sumergibles
germanos, cerca de Canarias, contra los barcos que transportaban
mercancías hasta los mercados continentales:
«Pero también obramos nosotros con arreglo a los más elementales
principios de justicia, cuando alzamos la voz airada
\
contra los procedimientos marítimos que Alemania emplea
"El Progreso, 24-8-1916.
16 El Progreso, 28-,8-1916.
11 El Progreso, 21-11,.1916.
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en su afán de destruir el poderío naval de Inglaterra. Porque
entendemos que Alemania se apartó de la razón al declarar la
guerra, pusimos nuestros modernos esfuerzos al servicio de las
naciones que hoy son sus enemigos; porque entendemos que
la invasión de Bélgica es el hecho más inaudito que registra la
historia, escribimos desde hace dos años contra las intenciones
alemanas; porque entendemos que la campaña submarina es una
extralimitación de todos los sentimientos humanitarios, protestamos
frecuentemente de los hechos que perpetran los marinos
germanos; porque entendemos que Alemania, dentro ya de la
guerra, tiene derecho a causar perjuicios a sus enemigos, pero no
a los neutrales, hemos escrito más de un centenar de artículos y
estamos d'ispuestos, pese a todas las maquinaciones y con riesgo
de todas las censuras de los señores germanófilos, a escribir
cuanto sea necesario, por si alguna vez· nuestras palabras,juntas
a las de otros·españoles, de mucho mayor valimiento intelectual
que nosotros, hacen brillar la luz de los buenos sentimientos en
los conturbados espíritus de los súbditos de Guillermo II».
Igualmente, en este texto informa del ataque de un submarino alemán,
en aguas del Archipiélago, a· un vapor portugués, que recibía el
nombre de «Machico», eldía 16 de noviembre de 1916. Este buque,
dedicado al transporte de pasajeros, era originariamente alemán y
estaba fondeado en la isla de Madeira, y, al declararse la guerra entre
Portugal y los Imperios Centrales, la primera se incautó de éste. El
Progreso siguió con expectación todas las informaciones generadas
por la agresión a este barco durante varios días. Por otras noticias publicadas
en este rotativo; tenemos constancia de que este navío había
telegrafiado a Las Palmas de Gran Canaria comunicando su situación
y pidiendo urgente auxilio para salvar a su tripulación, a altas horas
de la madrugada, pues había sido cañoneado por un submarino alemán
que le había causado varios boquetes en su casco. El despacho fue·.
recogido por el trasatlántico «Infanta Isabel de Borbón» que estaba
anclado en el puerto de Las Palmas, partiendo inmediatamente para
el lugar del suceso. Este buque, a su vez, trasladó este telegrama a la
Comandancia de Marina de la ciudad. Asimismo, el cañonero español
«Laya», que se había provisto de víveres, también se dirigió a este lugar
para prestar su auxilio. Días después, el 18 de noviembre, se informó
en este diario de la llegada del barco siniestrado al puerto de Cádiz sin
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que su dotación y pasaje hubieran sufrido daños. Además, el periódico
calificó esta acción en los siguientes términos: «( ... ) Creemos que se
trata de una manifiesta e indiscutible violación de la neutralidad de
España, por parte de Alemania»'ª.
Posteriormente, en «Las cosas que pasan»'9, este periodista analiza
la noticia del fallecimiento del emperador Francisco José de AustriaHungría
y comenta lo siguiente:
«Ha muerto el viejo emperador. Se le acusa de ser el culpable
de esta guerra. Se le echa en cara el haber enviado a la
débil Servia una comunicación inadmisible para los pueblos
que en algo estiman su independencia. Sin embargo, no fue
de él toda la culpa. Leyendo atentamente los documentos que
precedieron a la guerra, publicados por Alemania, Inglaterra
y Francia se deduce que el emperador austriaco no evitó lo
ocurrido porque había alguien que le empujaba a proceder
de la manera que procedió. Alemania, no el pueblo alemán,
· sino la Alemania oficial, mejor todavía la Alemania militar y
quisquillosa, sabe cuál fue el verdadero motor de la actitud
bélica de Francisco José».
En esta crónica retoma nuevamente el tema del buque «Machico»
que, según una información del Ministerio de Negocios Extranjeros de
Portugal, llegó en esas fechas sin más problemas a su país. Asimismo,
el articulista menciona el hundimiento de otro navío de bandera por"
tuguesa el «Emilia», cuyos diecisiete pasajeros, al llegar al muelle de
Las Palmas de Gran Canaria en un bote salvavidas, relataron que un
submarino germano había echado a pique su embarcación. Primero, los
náufragos fueron dirigidos al crucero español «Princesa de Asturias» que
se encontraba anclado en el interior de la bahía, y de este lugar fueron
llevados a la Comandancia de Marina de Las Palmas. Éstos declararon
que a diez millas del puerto de esta ciudad, a las ocho menos cuarto de
la mañana del día 1 7 de noviembre de 1916, uno de los miembros de
su tripulación vio que a corta distancia de la popa del barco aparecía el
periscopio de un submarino. Luego, fueron abordados por el comandante
del buque germano, acompañado por dos marineros de su dotación, or-
1,. «Cómo nos trata Alemania», El Progreso, 16-11-1916.
19 El Progreso, 22-11-1916.
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denando a los tripulantes que abandonaran lo antes posible el barco. La
embarcación recibió varios cañonazos y fue hundida inmediatamente.
Este barco acababa de ser comprado por una empresa española, lo que,
por falta de tiempo, aún no se había llevado a cabo el requisito de su
abanderamiento en España. Igualmente, en este escrito, este periodista
emplea el calificativo de «periódico germanófilo» para referirse a Gaceta
de Tenerife. Estos dos diarios sostuvieron, a lo largo de la conflagración,
enconadas polémicas por su diferente posición en el conflicto:
«No está probado, dicen los germanófilos. ¿Qué es lo que
no está probado? ¿Acaso no dijo el periódico germanófilo
de esta localidad que los tripulantes de la barca «Emilia»
alababan el comportamiento de los submarinos, por haberles
permitido sacar la ropa de uso personal? ¿Lo dijo o no lo
dijo? Luego si éste era un motivo de elogio para los marinos
_alemanes, es que se reconocía la. presencia de submarinos
en estas aguas».
Asimismo, este articulista se muestra partidario en las siguientes líneas
de la intervención de España en la contienda a favor del bando aliado:
«Porque si vamos a sufrir directamente las malas consecuencias
de la guerra, sin ninguna de sus ventajas, entonces vale más
que nos declaremos abiertamente enemigos de la nación que
intenta perjudicarnos».
Paralelamente a la sección «Dietario», «Jacinto Terry» escribió la
colurpna «De pueblo en pueblo», donde también trató diferentes aspectos
del conflicto. En su artículo «España y los submarinos»20 analizó nuevamente
el tema de la piratería submarina en aguas del Atlántico:
«Verdaderamente escandaloso lo que viene ocurriendo con la
campaña de los submarinos alemanes. Anunciaron los germanos
el bloqueo de Inglaterra, y esto, que a nadie debe extrañar, puesto ·
que en estado de guerra cualquiera de las naciones beligerantes
tiene el derecho de bloquear a sus enemigos, se ha convertido
en un abuso incalificable, ya que Alemania no se limita a cerrar
10 El Progreso, 16-11-1916.
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las puertas marítimas de los británicos sino que llega, en sus
intolerables actos de locura, a poner centinelas a la salida de los
puertos españoles, echando al fondo del mar a todos los buques
que los comandantes de sus submarinos, adoptando procedimientos
del bandolerismo de antaño, juzgan peligrosos».
13
También estima muy diferente el trato dado a los pasajeros detenidos
por buques de guerra británicos y franceses que a los interceptados.por
submarinos alemanes:
«¡Qué diferencia del procedimiento alemán! Escondidos los
submarinos entre las miles revueltas de las costas españolas,
aprovisionándose en secreto de cuánto necesitan para.realizar
sus operaciones, aguardan el paso de cualquier buque indefenso
y, ya sea español, holandés, dinamarqués o sueco, alegando
fútiles razones y muchas veces sin explicaciones de ninguna
clase, disponen el abandono del barco por los tripulantes e
inmediatamente, sin dar tiempo en la mayoría de los casos a
que los pequeños botes se aparten del lugar peligroso, echan
a pique al navío neutral. Los submarinos desaparecen luego
cobardemente y es eso toda su labor».
Además, este periodista considera que la verdadera víctima del
bloqueo germano no es Gran Bretaña, sino España, país neutral en la
contienda:
«Pues con la décima parte de lo hecho por los submarinos
alemanes hay suficiente para desear el exterminio de Alemania,
no porque deseemos vengarnos de sus innobles procedimientos,
sino porque es imprescindible defenderse contra los instintos
feroces que se han despertado en el pueblo alemán».
En «Debemos ser aliados de Francia e Inglaterra»21
, este cronista
v_alora las palabras del político republicano Melquíades Álvarez González-
Posada (1864-1936) que pronunció en un mitin en Lisboa, en el
que aplaudió la decisión de Portugal de entrar en el conflicto al lado de
los aliados.
21 El Progreso, 20-l,l-1_916.
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14 Orlando Betancor Marte!: Jat;into Terry: un periodista aliadófilo . .'.
«Ser germanófilo -ha dicho Melquíades Álvarez- equivale
a ser antiespañol, toda vez que querer llevarnos a una
contienda en apoyo de los Imperios centrales, sería tanto
como destruir a España, impotente para defenderse contra
Francia, Inglaterra y Portugal. Por eso, si razones de humanidad,
de justicia y de civilización no nos llevasen por este
camino, causas de supremo interés patriótico nos obligarían
a ser aliadófilos.
Reconoce Melquíades Álvarez que del examen de documentos
que obran en las cancillerías se desprende que la razón está
de parte de Francia e Inglaterra, que Alemania y Austria son las
responsables de -la guerra, que la cultura y la civilización están
defendidas por los países aliados contra los imperios centrales,
que Alemania quiso durante el pasado siglo adueñarse del mundo
y que por amor a España no podemos los españoles sentir
simpatías por la causa germánica».
Asimismo, en este escrito, critica a los grupos germanófilos hispanos
y a la prensa de Madrid que apoyaba la causa de los Imperios Centrales.
Además,. afirma que la única posición de España en el conflicto está con
los aliados de Gran Bretaña:
«Con la excepción de Vázquez Mella y algún otro hablador
de menos importancia, los jefes políticos españoles no se
ocultan para demostrar la conveniencia de que vayamos unidos
a ingleses y franceses. Hasta los mismos germanófilos, los
de mayor cultura entre ellos, claro está, cuando dicen "¡Qué
pueblo más admirable Alemania!", lo dicen por su potencia
militar, por su organización para la guerra, por el desprecip
con que miran la vida; pero al propio tiempo reconocen que
si triunfase Alemania se verían expuestos a perecer los demás
pueblos».
Otro aspecto al que este articulista dedicó su atención fue a la revuelta
irlandesa, que tuvo lugar en plena contienda, y a la ejecución de Roger
David Casement (1864-1916). En una de sus crónicas, titulada «Lo
ahorcaron»22, el cronista criticó abiertamente la pena de muerte decretada
22 El Progreso, 4-8-1916.
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contra este nacionalista irlandés, lo que despertó una viva polémica entre
detractores y favorables a sú opinión.
Posteriormente, en septiembre de 1916, en el artículo titulado «El
Progreso en Francia»23 se informó del viaje de «Jacinto Terry» a Europa.
Primero, se dirigirá a Madrid y Barcelona; y, por último, pensaba
trasladarse a.París, objeto principal de esta empresa, para recoger sus
impresiones sobre la contienda que daría a conocer en una serie de crónicas
que se publicarían en este diario. La importancia de su labor se
resalta en las siguientes líneas:
«El momento actual es para Francia el más importante de la
guerra. Los soldados franceses se aprestan a romper el frente
alemán, no solo para librar el propio territorio de gente extraña,
sino también para defender la libertad de todos los pueblos.
Francia e Inglaterra, con los demás valiosísimos auxiliares que
han ido juntando sus esfuerzos a aquellas dos grandes naciones
durante el curso de la guerra, son objeto hoy de la más viva
curiosidad y todos sus actos han de interesamos grandemente.
En París recogerá nuestro compañero sus impresiones. De París
irá donde las necesidades de la información lo exijan y sea
permitido a los periodistas extranjeros».
A mediados de noviembre, de ese mismo año, se publica una nota
de bienvenida, en el diario El Progreso, donde se recoge su anticipado
viaje de regreso al Archipiélago sin haber podido visitar personalmente
el frente francés24. Días más tarde, el 27 de noviembre de 1916, será la
última vez que su nombre aparecerá como jefe de redacción del periódico,
en la cabecera de este rotativo.
3. «JACINTO TERRY» EN EL DIARIO EL IMPARCIAL
Joaquín Femández Pajares abandonará el 15 de diciembre de 1916El
Progreso para fundar y dirigir El Imparcial, el cual llevaba el subtítulo
de «Diario independiente de la capital de Canarias». Este periódico,
impreso en los talleres de Félix Molowny, terminaría su andadura el
año.-1920. Al no poder competir con la línea editorial de La Prensa, este
23 El Progreso, 19-9-!916.
24 El Progreso, 15-11-19 .. 16.
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periodista le proporcionó al nuevo diario una orientación liberal para
conseguir el apoyo de la tradicional clientela del desaparecido diario La
Opinión. Asimismo, el profesor Julio Yanes nos ofrece las siguientes
líneas sobre este rotativo que mostró una clara aliado:filia durante la
contienda europea:
«Su desapasionamiento político inicial y su simultánea
atención a las problemáticas isleña y foránea,. aunque iban
en consonancia con la demanda del momento, no pudieron
. contrarrestar los efectos de la coyuntura, desapareciendo
con el cese de las hostilidades tras haber intentado encontrar
acomodo en las filas del partido liberal aprovechando el cese
de «La Opinión»25 .
En este periódico, «Jacinto Terry» escribe la sección «Desde mi
avión», donde trata temas del conflicto bélico y otros aspectos de actualidad.
Así, en «Lo que es la: guerra»26, este periodista examina.la situación
en los frentes de batalla:
«La guerra presente es de agotamiento de energías, de depresión
cardiaca, de aniquilamiento cerebral. Los hombres que
sobrevivan a esta verdadera catástrofe, cuya magnitud aún no se
aprecia cumplidamente, irán luego muriendo de cansancio, de
asistolia, de idiotez. Los genios militares que tanto lustre dieron
a las naciones, creando con su espada la superioridad bruta de
unas razas sobre otras, proporcionando ocasión a los estatuarios
para desarrollar su fantasía en millares de· monumentos que
adornen las mejores plazas de las poblaciones importantes,
hoy no servirán para llevar una orden desde el cuartel general
a un destacamento avanzado. Esos genios militares, refugio de
poetas y soñadores, eran caracteres impetuosos, que necesitaban
la locura de los soldados para sus heroicas hazañas. Hoy
la impetuosidad es un sacrificio inútil y hasta se castiga al que
intenta sacarla a relucir».
Al día siguiente publicará la crónica «La intervención femeñina en
"YANES (1997), p. 265.
26 El Imparcial, 20-12-1916.
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la guerra»27
, en la que analiza la labor de las mujeres en los hospitales
de campaña durante el conflicto:
«Y sin embargo ahí están, ahí están esas mujeres sublimes,
ahí están esas mujeres abnegadas, teniendo a su cargo el servicio
más duro de la campaña, cual es el de curar a los heridos;
ahí están ellas sin un lámento, sin una protesta, dulces, afables,
sensibles, con la sensibilidad de las almas exquisitas, con la
afabilidad de los sentimientos maternales, con la dulzura de
todas las hermanas, llenas de melancolía, pero sin dar muestras
de cansancio; y así un día y otro dí~ y semanas enteras y meses,
grandes, virtuosas, pródigas, pródigas de cariño, virtuosas
en grado heroico, grandes en la bondad infinita de sus buenas
acciones».
Posteriormente, en su crónica «Los italianos»28, el articulista comentará
sobre la intervención de Italia en la guerra, desde la ruptura del
tratado defensivo que la unía con las Potencias Centrales, pasando por
la ofensiva de Isonzo y la toma de Gorizia y el papel en estas acciones
del jefe del ejército italiano Luigi Cadoma (1850-1928).
«Entraron en la guerra los italianos. Nadie creyó que Italia
se pusiese frente a Alemania. Sus razones tendría para ir contra
· la creencia general. Cuando los amigos del militarismo prusiano
vieron el rompimiento de Italia con Austria, se llenaron de
estupefacción. ( ... ) ¿Así rompía Italia sus compromisos? No se
acordaban de cómo los rompían otros. Y sobre todo no tuvieron
en cuenta que el tratado ítalo-austro-alemán era defensivo.
¿Quién ofendió primero al grupo de naciones contrarias? Esa
era cuestión importante. Italia formó su juicio. Este juicio no
fue favorable para sus antiguas aliadas. Desde ese momento
quedó el tratado deshecho».
En el último tramo de la guerra, este periodista ofreció en sus escritos
una visión más realista de la conflagración. En éstos describe los horrores
de la guerra, la situación de los soldados en los frentes de batalla, los
21 El Imparcial, 21-12-1916.
28 El Imparcial, 21-1-1917.
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fusilamientos indiscriminados de civiles, el bloqueo de los submarinos
alemanes en las costas de Gran Bretaña y tratará la cuestión de la paz en
momentos cercanos al final de la contienda.
4. PERFIL BIOGRÁFICO
Joaquín Fernández Pajares nació en San Fernando, Cádiz, el año
1878. Durante su' juventud residió en Algeciras, Lisboa, Tánger, Cartagena,
Badajoz, entre otros lugares, antes de recalar en Santa Cruz de
Tenerife. Este articulista fue redactor fundacional de La Prensa, donde
escribió la celebrada sección diaria que llevaba por título «Comentarios
breves», en la primera página del periódico, que firmaba con el seudónimo
de «Jacinto Terry». Posteriormente, como ya se ha reseñado
anteriormente, entra en el rotativo El Progreso y más tarde funda El
Imparcial. Cuando este periódico desaparece,. regresa nuevamente al
diario La Prensa, escribiendo bajo su habitual sobrenombre, hasta que
al crearse La Tarde ( l 927-1982) pasó a formar-parte de la redacción de
este medio y en el que popularizó el seudónimo «Doctor Acético» en la
sección «Buenas tardes». Durante cierto tiempo, figuró como director de
los diarios La Prensa y La Tarde, en este último hasta julio de 1936, en
sustitución, aunque solo en teoría, de sus auténticos directores, Le~mcio
Rodríguez y Víctor Zurita, los cuales no podían desempeñar el cargo
por imperativos legales derivados de su situación laboral. También, este
articulista escribe para el periódico La Mañana, concretamente en los
números 46 y 50, participando en la polémica que se había originado
por la erección de un monumento a Emilio Calzadilla. Además, colabora
en el semanario La Linterna, dirigido por Rubens Marichal, tal
como se informó en El Progreso el 17 de septiembre de 1915, y donde
interviene también el político republicano Manuel Bethencourt del
Río. Igualmente, escribe en la publicación Canarias: revista literaria
durante el añó 1921.
Este periodista se afilió a la Juventud Republicana de Tenerife y fue
elegido vicepresidente de la misma el 19 de julio de 1909, siendo nombrado
entonces como presidente su correligionario Leoncio Rodríguez.
Durante la guerra europea imparte conferencias en diferentes centros
de la capital tinerfeña, como la entídad anteriormente mencionada,
donde coincidió asimismo con Bethencourt del Río. Después, tal como
se informa en la prensa de la época, participará como ponente en varios
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actos organizados por la Federación Obrera en el año 1926. Además,
trabajó en el bufete del abogado tinerfeño Andrés Oroico Batista que
posteriormente llegaría a ser ministro.
En su faceta como novelista destacan títulos como la comedia
Todos al mismo fin, cuya publicación se reseñó en las páginas del
diario El Progreso el 19 de febrero de 1913; ¡Estos niños de ahora!,
editado por Leoncio Rodríguez en 1925; y Fuego en tu casa, publicado
en 1928 por la editorial dirigida por José Bethencourt Padilla. Este
articulista falleció en Santa Cruz de Tenerife el 25 de julio de 1940;
años antes se había retirado del periodismo activo por su precario
estado de salud.
5. CONCLUSIONES
Durante la Primera Guerra Mundial, los artículos y las crónicas
de Joaquín Fernández Pajares destacaron por su tono apasionado y
encendido en defensa de la causa aliada. En sus textos ha quedado
patente su posición favorable a la Triple Entente y su rechazo al
militarismo germánico. En sus escritos, en los tres periódicos estudiados
en este ensayo, este articulista se mostró especialmente
crítico contra las acciones cometidas- por las tropas germanas en
Bélgica, aspecto al que se refirió en repetidas ocasiones a lo largo
·del conflicto; rechazó con violencia el bloqueo de los submarinos
· alemanes en aguas cercanas al Archipiélago que causó grandes
pérdidas al comercio de exportación de las islas; y se mostró muy
beligerante contra la prensa canaria que defendió los intereses de
los Imperios Centrales durante la contienda. Además, este cronista
consideró a Alemania como la principal responsable del inicio de la
conflagración y demostró siempre su firme adhesión al bando _aliado.
Igualmente, este articulista analizó con detenimiento otros temas de
la contienda como fueron la entrada de Italia en la conflagración, los
avances de las tropas aliadas en los distintos fre_ntes de batalla y la
situación de la población civil en los territorios ocupados por Alemania.
También trataría diferentes cuestiones como el hundimiento
de barcos de países neutrales por parte de los submarinos alemanes
en el océano Atlántico, el papel de la mujer en los hospitales de
campaña y la posible intervención de España en la contienda. Asi_
mismo, en sus ~rónicas, se observa su aguda ironía y su fino sentido
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del humor cuando se refiere a los dirigentes de los Imperios Centrales.
En algunos de sus escritos plasma escenas repletas de ingenio
y sarcasmo, donde sitúa a personajes ficticios que dan voz a sus
pensamientos sobre diferentes temas de la contienda. Por otro lado,
su visión sobre la guerra va evolucionando a lo largo del conflicto.
Así, en un principio, se mostró bastante vehemente en sus crónicas
en La Prensa y El Progreso y, posteriormente, sus escritos se van
volviendo más descarnados en el diario El Imparcial.
Este periodista combativo y radical examinó en sus escritos las
consecuencias de una contienda que quiso contemplar desde el
frente bélico, aspecto que lograría ver cumplido su correligionario
Manuel Bethencourt del Río, que se convertiría en corresponsal de
excepción del periódico El Progreso en Francia. A través de un estilo
agudo y directo, de frases cortas y contundentes, Joaquín Fernández
Pajares, «Jacinto Terry», mostró al público de Tenerife,. ávido de
información sobre la contienda, su personal visión de los principales
acontecimientos de la Primera Guerra Mundial desde una posición
claramente aliadófila.
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