UN VIAJERO INTERESADO: ALEJANDRO OLIVAN
EN EUROPA Y LAS ANTILLAS AZUCARERAS
(1828-1834)*
MARÍA DOLORES GONZÁLEZ-RIPOLL NAVARRO
(Instituto de Historia, CSIC, Madrid)
Trabajo elaborado en el Proyecto BHA2003-02687 (Ministerio de Ciencia y Tecnología).
.le debo a la isla de Cuba, donde conservo numerosas relaciones,
en cuya tranquilidad estoy particularmente interesado y
cuyas necesidades he estudiado con algún esmero...»
Alejandro Olivan, (1838)'
En el otoño de 1791 Francisco Arango y Parreño se encontraba en Madrid
actuando como apoderado del ayuntamiento de La Habana y mediando
en favor de los intereses de los hacendados azucareros cubanos^.
Conocemos su reacción a las noticias de la sublevación de los esclavos
africanos en Saint Domingue: el acierto a comprender la coyuntura favorable
abierta al azúcar cubano en el mercado internacional por la destrucción
de los cañaverales de Haití y su inmediata elaboración de un escrito
sobre la situación económica de la isla que tituló «Discurso sobre la agricultura
de La Habana y medios de fomentarla» en el que expuso las aspiraciones
de los productores del dulce^.
Aunque hubieron de pasar dos años hasta que Arango vio aprobado un
texto que requirió algunos cambios, sin embargo dos de sus principales
proyectos fueron -con más o menos fidelidad a la idea primigenia- llevados
a cabo: la creación de un Real Consulado de Agricultura y Comercio
' Opúsculo que contiene el discurso que pronunció el señor don Alejandro Olivan diputado
por la provincia de Huesca en la sesión del nueve de diciembre y diferentes documentos
concernientes al relevo y partida del excelentísimo señor don Miguel Tacón, caballero
de la insigne orden del Tosión de oro y capitán general que fue de esta isla. La Habana,
Impr. del Gobierno y Capitanía General por S.M., 1838, pág. 2.
^ He incidido en su papel de mediador en un reciente artículo: «Vínculos y redes de poder
entre Madrid y La Habana: Francisco Arango y Parreño (1765-1837), ideólogo y mediador
». Revista de Indias, vol. LXI, n.° 222, 2001, págs. 291-305.
^ Madrid, 24 de enero de 1792. En Obras de Don Francisco de Arango y Parreño,
tomo I, Dirección de Culmra del Ministerio de Educación, La Habana, 1952, págs. 114-162.
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en La Habana'^ y la realización de un viaje de investigación y estudio de
dos cubanos instruidos que aprendieran las técnicas azucareras de otros
países y contribuyeran a la modernización de la agricultura de la isla. No
exento de espionaje, el periplo fue protagonizado por el mismo Arango y
su buen amigo Ignacio Montalvo y Ambulodi, conde de Casa Montalvo;
los dos, desde Madrid a La Habana y de marzo de 1794 a febrero de 1795,
recorrieron Portugal, Gran Bretaña, Barbados y Jamaica. El resultado fue
la ampliación del conocimiento técnico (máquina de vapor y otros instrumentos),
industrial (proceso de refino del azúcar) y científico (variedad de
caña) de la agricultura cubana y el inicio entonces de una época de continua
experimentación de métodos y maquinaria para aumentar el rendimiento
de hombres y tierras^.
De regreso en Cuba, Francisco Arango y Parreño se convirtió en
síndico vitalicio del Consulado desde su creación y formó parte de una
junta que permaneció estable hasta 1803 y que dos décadas después seguía
bajo su directa influencia. Consciente entonces de la amenaza que
se cernía sobre el futuro económico de Cuba ante el exceso de oferta
pero menor consumo de productos como el azúcar y el café en el mercado
mundial y, permanentemente preocupado por rentabilizar la producción
agrícola de la isla mediante el fomento de la educación y la cultura
científico-técnica, Arango volvía a señalar la importancia de la
observación directa de economías y sociedades similares recordando la
experiencia de su viaje de investigación de 1794. Esta es la razón por la
que en 1827, y junto a Juan Montalvo y Joaquín Pérez Urría, Arango
rindió un informe con las instrucciones y la proposición de la persona
idónea para «pasar a Jamaica a examinar el estado de adelanto en que se
halla esa isla con respecto al cultivo y elaboración de los frutos coloniales
»^.
Anexa a la sugerencia y diseño del viaje, y con base en la persistente
idea de mejorar la técnica de producción azucarera defendida por el propio
'' Sus inicios en María Dolores González-RipoII Navarro, «Azúcar y política en el Real
Consulado de Agricultura y Comercio de La Habana», Michéle Guichamaud-ToUis (ed.).
Le sucre dans l'espace Caraibe hispanophone. XlXe etXKe siécles, L'Harmattan ed., París,
1998, págs. 31-50.
' «Sobre las noticias comunicadas por el Sr. Síndico D. Francisco Arango y Parreño a
la Junta de Gobierno del Real Consulado de Agrícultura, Industria y Comercio de La Habana,
adquiridas en el viaje que por encargo de S.M. ha hecho a Inglaterra, Portugal, Barbados
y Jamaica», en Obras de Don Francisco Arango y Parreño..., t. I, págs. 243-251.
* Texto del informe fechado en La Habana el 8 de noviembre de 1827 en Obras de Don
Francisco de Arango..., t. II, págs. 411-431.
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Humboldt durante su estancia en la isla^, se hallaba el viejo proyecto de establecer
una cátedra de química, empresa que debía confiarse a «un químico
que salga de alguno de los laboratorios más célebres de Europa,
quien, además de los conocimientos generales teóricos y prácticos sobre
los análisis vegetales, posea una sólida instrucción de la fábrica de azúcar
de remolacha»^. Desatendida la oferta, Arango insistiría infructuosamente
y en años sucesivos (1828 y 1829) para que se dotara académica y financieramente
un puesto que consideraba imprescindible en pro del avance
azucarero no logrado hasta una década después.
1. ALEJANDRO OLIVAN, ENTRE EL EJERCITO Y LA CIENCIA
Es en este contexto de tensión entre los productores azucareros con el
reto añadido de la creciente demanda de azúcar de remolacha cuando, procedente
de Madrid, llegó a La Habana el aragonés Alejandro Olivan, un
cultivado liberal perteneciente al círculo de los Arango en la capital española
y a quien Francisco Arango pensó poner al frente de su ansiada cátedra
de Química. En la monografía dedicada al Jardín Botánico de La Habana,
Miguel Ángel Puig-Samper y Mercedes Valero recogen la
información conocida sobre la figura de Olivan en relación a Cuba y según
la cual habría conectado con los grupos azucareros a partir de su primera
estancia cubana iniciada en 1828, llevando a cabo un viaje de investigación
azucarera a otros países y plasmando sus actividades en informes rendidos
al Consulado de Agricultura y Comercio y en otros textos de carácter agrario^.
Por otra parte, y de no menor significación para el desarrollo de su actividad
posterior, sabemos no sólo de la relación de amistad de Olivan con
miembros de la familia Arango, sino de su parentesco con ellos al figurar
como sobrino de Andrés Arango y Núñez del Castillo, un primo hermano
de Francisco Arango afincado en Madrid'". Todos estos elementos exigen
detenemos en la trayectoria vital, profesional y de relación de la figura de
Alejandro Olivan y Borruel, quien introdujo la ciencia de la administración
^ Miguel Ángel Puig-Samper, Consuelo Naranjo y Armando García González, (eds.),
Ensayo político sobre la isla de Cuba. Alejandro de Humboldt, Ed. Doce Calles-Junta de
Castilla y León, Aranjuez, 1998.
* Ibídem [6], pág. 420.
' Miguel Ángel Puig-Samper y Mercedes Valero, Historia del Jardín Botánico de La
Habana, Ed. Doce Calles, Madrid, 2000, pág. 183.
'" Alejandro Olivan fue sobrino político de Andrés Arango al casarse con Josefa Coello
de Portugal, sobrina de su mujer Dolores Quesada, en la década de los treinta del siglo XK.
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pública en España, hombre interesado en el progreso de la agricultura y de
ideología liberal moderada escasamente tratado por los americanistas y
muy recientemente atendido por las instituciones académicas y políticas de
Aragón, su comunidad autónoma de origen.
Nacido en 1796, Alejandro Olivan fue el primogénito de una familia
de terratenientes del Alto Aragón, realizó sus primeros estudios en Jaca y
recibió instrucción militar en el internado francés de Soréze primero y en
el Colegio general militar de San Femando después. En 1815, Olivan ya
ostentaba el grado de teniente tras una valiente actuación en la guerra de la
Independencia, en cuyo transcurso debió encontrarse con algunos representantes
de la familia Arango que también participaron en ella como Vicente
Quesada y Arango y los hermanos Arango y Núñez del Castillo, Andrés,
José y Rafael, todos nacidos en La Habana.
Restituido el régimen borbónico absolutista en la persona de Fernando
VII, Alejandro Olivan se instaló en Madrid y comenzó a trabajar
en el archivo de la secretaria de Guerra del despacho de España e Indias.
Allí debió coincidir con Andrés Arango que, por entonces, acogía en su
casa a Francisco Arango y Parreño, su primo hermano recién llegado de
La Habana en lo que constituía su segunda estancia en la península y a
quien acompañó en la tramitación de gestiones tanto públicas (Francisco
Arango recibió el nombramiento de consejero de Indias en 1815) como
privadas, celebración de matrimonio incluido^^ Por otra parte, la tertulia
organizada en el hogar de Andrés Arango y frecuentada por un selecto
grupo de literatos, empresarios y políticos -algunos de ellos de origen
antillano- propició la discusión de temas relacionados con el
progreso de la agricultura y el fomento de la educación, ambos de interés
primordial para el anfitrión y sus invitados Francisco Arango y Parreño
y Alejandro Olivan. Éste se incorporó a la Sociedad Económica
Matritense, acudía al Ateneo y fue seleccionado para cursar estudios superiores
en el Estudio Físico-Químico fundado en el Palacio Real por el
Infante Don Carlos al que asistían profesores de medicina, cirujía, farmacia,
facultativos del ejército y la Armada^^, siendo su formación como
" Arango se casó a los 50 años con María Rita Quesada, hija de los condes del Dona-dio,
a quien conoció en casa de su primo Andrés de Arango, marido de la hermana de Mana
Rita, M.° Dolores Quesada. La boda se celebró en Madrid el 30 de mayo de 1816 siendo
los padrinos Andrés de Arango y su esposa y tras obtener licencia del presidente del Consejo
de Indias. En Francisco J. Ponte Domínguez, Arango Parreño. El estadista colonial,
Ed. Trópico, La Habana, 1937.
'^ Guillermo Vicente y Guerrero, Alejandro Olivan y Borruel. Vida y obra de un ilustrado
altoaragonés, Univ. Zaragoza, Escuela Universitaria de Estudios Empresariales,
126
naturalista paralela a su interés por la política antillana en el marco constitucional,
debido, quizás, al trato y amistad con los Arango. Aficionado
también a las artes escénicas, en 1822 Olivan participó con Andrés
Arango en una empresa teatral en Madrid y dio comienzo a sus colaboraciones
periodísticas en «La Aurora de España» y «El Constitucional».
De nuevo coincidieron Olivan y Arango, esta vez exiliados en París en
1824, donde ambos dedicaron su tiempo a profundizar en los temas de
común interés: la agricultura y la política española, adaptando y traduciendo
Arango textos extranjeros como el «Atlas histórico y geográfico»
de Lesage y Olivan estudiando la administración francesa y sacando a la
luz, de forma anónima, un «Ensayo imparcial sobre el gobierno del rey
D. Femando VII»'^.
2. EL VIAJE CUBANO
A su regreso a la península, Alejandro Olivan fue recluido en la cárcel
de Zaragoza y liberado en 1826 con pública rehabilitación y causa sobreseída.
Todavía desconocemos las razones que le llevaron a marcharse a Cuba
a finales de 1828, año en el que murió su padre quien ejerció su última voluntad
obHgando a Olivan a disfrutar la herencia a cambio de abandonar la
carrera militar y dedicarse a la administración del patrimonio familiar. Bien
por la experiencia recién vivida en Francia y Zaragoza, bien por la efectiva
renuncia al ejército o, como señalan otras fuentes «cansado de inacción»^"*.
Olivan prefirió dejar Europa y emprender la aventura americana con destino
a La Habana, bajo la indudable protección y respaldo de sus amigos los
Arango y del director del recién creado Jardín Botáiúco de La Habana, el
gallego Ramón de la Sagra, con quien había tratado en Madrid'^.
A la Cuba gobernada por el capitán general Francisco Dionisio Vives
llegó la «persona idónea» que requería el informe elevado por Arango al
1997. Sobre la casa del príncipe de Parma, a quien Alejandro Humboldt calificaba de planta
exótica en la corte madrileña por sus conocimientos científicos y literarios, véase E. Gigas,
«Lettres d'un diplomatique danois en Espagne (1798-1800)», Revue Hispanique, IX, 1902,
págs. 393-436.
'^ Fue publicado en París, Lib. de Rosa, 1824; en él reza «escrito en Madrid por un español,
en mayo del presente año y dado a luz en Versalles por un amigo del autor».
''' Eugenio Ochoa, Apuntes para una biblioteca de escritores españoles contemporáneos
en prosa y verso, 2 vols., Pans, Impr. de Fain y Thunot, 1840, pág. 596.
' ' J.S. Pérez Garzón, Milicia nacioruily revolución burguesa. El prototipo madrileño
(1808-1874), Madrid, CSIC, 1978, pág. 184.
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Consulado de Agricultura y Comercio'^. Sin pérdida de tiempo, este organismo
comisionó a Olivan para que recorriera las Antillas inglesas y Europa
en busca de medios mejores para aprovechar la caña de azúcar, además de
reunir información sobre el establecimiento de un pontón de vapor para limpiar
el puerto de La Habana y acerca de pozos artesianos, alumbrado de gas,
caminos, ferrocarriles, cría de ganados, etc. El viaje de más de dos años de
duración llevó a Olivan a Jamaica y otras posesiones inglesas; más tarde, a
Inglaterra, Francia, Bélgica y Holanda, donde visitó las fábricas principales
y contactó con especialistas en cuestiones agrícolas, químicas e ingeniería,
como Humboldt y Gay-Lussac. A su vuelta a La Habana, Olivan presentó
dos memorias sobre el viaje -una de ellas es un extracto de la otra- a la
Junta de Gobierno del Real Consulado que le había contratado, que recibieron
sendos premios consistentes en dos medallas de oro y la concesión a
Ohván del título de socio por parte de la Sociedad Económica de Amigos
del País de La Habana". El informe fue pubhcado en 1831 con el título de
Informe a la Junta de Gobierno del Real Consulado de Agricultura y Comercio
de la siempre fiel isla de Cuba por don Alejandro Olivan, encargado
por la misma de un viaje de investigación a Jamayca, Inglaterra y Francia
para mejorar la elaboración de azúcar y obtener noticias sobre varios puntos
interesantes al fomento de este país^^, y en él Olivan especificaba las zonas
donde se encontraban los ingenios cubanos visitados (Vuelta Arriba,
Güines, Trinidad y Cienfuegos) a fin de compararlos con los establecimientos
extranjeros que examinaría, las «luces» adquiridas de hombres,
empresas e instituciones y el dinero desembolsado.
En su conclusión sobre el futuro de la producción azucarera apelaba a
la mejora de los medios de producción (caminos, ganado, vías de tren...)
para, entre otros retos, poder competir con el azúcar de remolacha. Un año
'* Además, en 1829 Francisco Arango propuso a Olivan para ocupar una cátedra de
química aplicada a la agricultura y en especial a la producción de azúcar en La Habana,
como está documentado en AHN, Ultramar, Cuba, Fomento, leg. 126 n.°^ 11,13 y 14 (M.A.
Puig-Samper y M. Valero, Historia del Jardín Botánico de La Habana, nota 30, pág. 183).
He tratado los viajes de F. Arango y A. Olivan en M.' D. González-Ripoll Navarro, «Dos
viajes, una intención: Francisco Arango y Alejandro Olivan en Europa y las Antillas azucareras
(1794 y 1829)», Revista de Indias, vol. LXII, n.° 224, 2002, págs. 85-102.
" Véanse los trabajos de Izaskun Álvarez Cuartero, Memorias de la Ilustración: las
Sociedades Económicas de Amigos del País en Cuba (1783-1832), Madrid, Sociedad Bas-congada
de los Amigos del País, Delegación en Corte, 2000; y María Dolores González-Ripoll
Navarro, Cuba, la isla de los ensayos. Sociedad y Cultura (1790-1815), Colección
«Tierra nueva e cielo nuevo», CSIC, Madrid, 1999.
'* Editado en La Habana, Imprenta Fraternal, calle de la Obra Pía, 1831.
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después, Olivan publicaba otro texto resultante de sus conocimientos agrícolas,
una Cartilla para gobierno de los maestros de azúcar^^ integrada en
el denodado esfuerzo de los dirigentes del jardín botánico habanero por difundir
los más novedosos métodos y aplicaciones de la botánica a la medicina
y la agricultura^".
La estancia de Olivan en Cuba se extendió hasta agosto de 1834,
tiempo que dedicó a múltiples actividades, tanto de carácter lucrativo
como lúdico -composición de poemas incluida- al no desempeñar ningún
cargo oficial. Desde entonces y para siempre, le influyó la experiencia vivida
en Cuba, dando inicio en la península a una etapa de acción política
coronada con la concesión de la orden de Carlos III que compatibilizó con
provechosos negocios particulares; así, su conocimiento de la realidad cubana
facilitó su incorporación a instancias gubernativas relacionadas con
América como la Secretaría de la sección de Indias del Consejo Real en
1835 y la concepción menos metropolitana de la realidad colonial que la
que sostenían sus compañeros parlamentarios. Tras una segunda estancia
en Cuba de sólo cinco meses hasta 1837, año en que los representantes de
esta isla. Puerto Rico y Filipinas fueron expulsados de las Cortes, Olivan
se pronunció en contra de la política férrea y discriminatoria impuesta a
Cuba, a través de un discurso que provocaría el cese del capitán general
Miguel Tacón, a quien tachó de ser el «general de un ejército de conquista
y ocupación», sus facultades omnímodas «las de un gobernador de plaza
sitiada» y su gestión «una verdadera dictadura»^'. En la idea de la atracción
y no del sometimiento de las posesiones ultramarinas. Olivan reflexionó
en un artículo titulado «Nada tiene la España que envidiar a otras naciones
respecto a posesiones ultramarinas» publicado en la Revista de
Madrid en \%39^^.
" Habana, Palmer, Impr. Mercantil, 1832. En España, en 1856, Olivan publicó una
Cartilla Agraria, síntesis de un «Manual de agricultura» varias veces reeditada en el siglo
XX por su utilidad pedagógica y cuya edición facsímil de 1912 ha sido publicada en 1997
por la Escuela de Estudios Empresariales de la Universidad de Zaragoza.
^^ Otros textos similares y coetáneos son: «Ceirtilla agraria» de José Espinosa (1822),
«Catecismo de agricultura» de Esteban Pastor (1824) o las cartillas elaboradas en Cuba por
Ramón de la Sagra dedicadas a cultivos específicos o instrumentos de labranza. En M. A.
Puig-Samper y M. Yaiexo, Historia del Jardín..., pág. 148.
^' Opúsculo que contiene el discurso que pronunció el señor don Alejandro Oüván, diputado
por la provincia de Huesca, en la sesión del nueve de diciembre y diferentes documentos
concernientes al relevo y partida del excelentísmo señor don Miguel Tacón, caballero
de la insigne orden del Tosión de oro y capitán general que fue de esta isla. La Habana,
Impr. del Gobierno y Capitanía General por S.M., 1838, pág. 3.
^^ Tomo in, Of. de D. Tomás Jordán, Madrid.
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A modo de conclusión cabe señalar que, como integrante de la familia
Arango en Madrid, Olivan formó parte de la reducida élite de militares devenidos
en políticos y hombres de negocios que, además de su creciente
poder en el foro capitalino contribuyendo a su desarrollo cultural y urbano,
mantuvieron siempre un vínculo estrecho con sus familiares y amigos en
Ultramar -de quienes fungían como representantes y apoderados- y contribuyeron
a suavizar la visión de la política colonial de quienes les rodearon,
aspectos éstos que todavía están por estudiar. Para finalizar, estas palabras
de Olivan escritas poco antes de su muerte, patente muestra de su
ideología moderada y que pueden explicar algunos de los límites del liberalismo
español: «No soy ningún fanático: soy hombre de orden, de razonable
y posible libertad y de verdadero progreso»^^.
^' De locuciones viciosas y de la filosofía flamante, Madrid, Imprenta de D. Rafael
Anoz, n." 14, 1876, pág. 35.
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