NOTAS PARA EL ESTUDIO DE LA
POBLACIÓN CANARIA EN PUERTO RICO
DURANTE EL SIGLO XIX
LIBIA M. GONZÁLEZ DE FERRAO
Universidad de Puerto Rico
El presente ensayo es un estudio sobre los habitantes de las Islas Canarias
que emigraron a Puerto Rico durante el siglo XIX. El propósito es mostrar las
condiciones sociales de este grupo para fines del siglo y analizar su papel en
la sociedad decimonónica puertorriqueña.
En la actualidad existen trabajos de destacados historiadores sobre temas
relacionados con la inmigración española y extranjera a Puerto Rico en el
siglo XIXi. Sin embargo, la inmigración del archipiélago canario a la isla
caribeña en los siglos XIX y XX ha sido poco estudiada. Esto quizá se debe a
la ausencia de fuentes, al mayor impacto social de otros grupos de inmigrantes
y a que los propios puertorriqueños no visualicen grandes diferencias
entre los «isleños» y la población nativa.
Este ensayo, sin embargo, no pretende llenar este gran vacío, sino explorar
el tema, así como algunas fuentes para su estudio. Con este fin, se utilizan
como punto de partida las declaraciones de nacionalidad tomadas a los españoles
en Puerto Rico, según las disposiciones del Tratado de París firmado
entre España y Estados Unidos a raíz de la Guerra Hispanoamericana. Según
este acuerdo, todo subdito español establecido en la isla para 1898 tenía la
prerrogativa de retener su nacionalidad o bien renunciar a ella y jurar lealtad,
al nuevo gobierno. Estas declaraciones ofrecen un caudal de información
sobre los inmigrantes y son fundamentales para estudiar sus condiciones socia-
1. Véase CIFRE DE LOUBRIEL, Estela: La inmigración a Puerto Rico durante el siglo
XIX, Instituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan de Puerto Rico, 1964, y La formación del
pueblo puertorriqueño: La contribución de los catalanes, baleáricos y valencianos, San Juan de
Puerto Rico, Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1975; de SCARANO, Francisco A.: Inmigración
y clases sociales en el Puerto Rico del siglo XIX, Río Piedras, Ediciones Huracán, 1981. De
MARAZZI, Rosa: «El impacto de la inmigración a Puerto Rico de 1800 a 1830», Revista de
Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico, vol. XVIH, núms. 1-2, 1974; y de SONES-SON.
Birgit: «La emigración española a Puerto Rico. ¿Continuidad o irrupción bajo la nueva
soberanía?», en SÁNCHEZ ALBORNOZ, Nicolás: Españoles hacia América. La emigración en
masa, 1880-1930, Madrid, Alianza-América. 1988, pp. 296-321.
149
les y los roles que desempeñaban en la isla. Las mismas se encuentran en el
Archivo General de Puerto Rico recopiladas en tres fuentes sustanciales: el
registro denominado Declarations of Spanish Nationality made by persons of
age in accordance with article IX ofthe Treaty of París made between United
States of America and Spain in 1898; los expedientes formulados por cada jefe
de familia de origen español en el municipio de su vecindad; y el registro de los
extranjeros que renunciaron a sus nacionalidades, titulado Alliens who have
sworn allegiance to the goverment ofthe United States of America in 1898.
El primero organiza en columnas la información provista en los expedientes
de cada inmigrante español interesado en retener su nacionalidad. Estos están
identificados con un número de inscripción y la fecha en que se realizó la
misma. Asimismo, indica los nombres y apellidos del declarante, la edad, su
lugar de origen por pueblo y provincia, profesión u oficio, estado civil, y de
estar casado, el nombre del cónyuge y el número y nombres de los hijos. También
menciona el nombre de la madre y del padre, así como el pueblo donde
reside al momento de realizar la declaración.
Los expedientes ofrecen información más detallada. Por ejemplo, señalan los
nombres y apellidos de los padres del declarante y del cónyuge y, generalmente,
informa las edades y lugares de nacimiento de los hijos. Esta última información
es de gran utilidad porque sugiere la fecha de llegada del inmigrante y su estado
civil entonces.
El segundo registro es menos detallado que los anteriores, pero identifica a
los inmigrantes por nombres y apellidos completos, su lugar de origen y el pueblo
de su vecindad al momento de jurar lealtad al gobierno de los Estados Unidos;
también indica la fecha en que se realiza la solicitud.
Estas fuentes, a pesar de ser muy útiles y permitimos algunas aproximaciones,
presentan dificultades para la elaboración de un cuadro exacto del número
de los inmigrantes y la realidad de sus condiciones sociales. Una de estas dificultades
es que los registros parten de la información provista por el jefe de la
familia, quien es el que realiza la declaración. De este modo, aunque en muchos
casos los expedientes individuales ayudan a completar el cuadro, no se indican
los orígenes nacionales y las profesiones de los cónyuges y de sus hijos. Esta
deficiencia no permite ofrecer una cifra exacta sobre el número real de los inmigrantes.
Esto quizás explica por qué si el censo de 1897 refleja que existían
19.565 españoles en Puerto RicO^, en estos registros contemos sólo 5.576^. En el
caso de los inmigrantes canarios, sabemos que 1.604 de ellos figuraron en el
censo de 1897. De éstos, sólo 328 constan en el regisfro de declaración de
2. COLL Y TOSTÉ, Cayetano: Reseña del estado social, económico e industrial de ¡a isla
de Puerto Rico al tomar posesión de ella los Estados Unidos, Puerto Rico, Imprenta de la
Correspondencia, 1899, p. 28.
3. Esta cifra es la suma de los españoles que declararon su nacionalidad y de los que renunciaron
a ella en 1898. La misma ha sido calculada sobre la base de los datos ofrecidos por los
registros de nacionalidad (DSN) y Alliens who have sworn allegiance to the governmení of the
United States of America, en el AGPR.
150
nacionalidad y 97 que renunciaron a ella, es decir, el 26% del total de los
inmigrados canarios.
Estas incongruencias numéricas fueron, sin duda, ocasionadas por la confusión
del momento histórico y debido al retiro de un gran número de militares,
funcionarios de gobierno y otros subditos españoles que figuraron en el censo
del 97 y que a raíz de la guerra partieron a otros territorios. Otra posibilidad
es que no todos los españoles en la isla acudieran a declarar su nacionalidad o
a renunciar a ella para la fecha en que se realizaban estos informes, ya que el
censo de 1899 refleja que para ese año se hallaban residiendo en Puerto Rico
unos 7.690 españoles*. Por todo esto y para poder construir un panorama más
concreto sobre las condiciones sociales de la población canaria basamos nuestro
análisis en el estudio de casos por municipios. Para ello fue importante
consultar el censo nominal de 1897. Este se encuentra disponible sólo para
algunos pueblos y existe casi en su totalidad para el municipio de Camuy,
uno de los que mayor número de isleños recibió en el siglo XIX.
1. ORÍGENES DE LA INMIGRACIÓN CANARIA A PUERTO RICO
La inmigración canaria a Puerto Rico no es un fenómeno del siglo XIX.
Desde los años de la conquista hasta principios del siglo XX Puerto Rico fue
uno de los primeros destinos en América para el emigrante «isleño». La situación
privilegiada de la isla en el archipiélago caribeño no sólo fue atractiva
para los viajeros aventureros, sino necesaria para el comercio, la trata de
esclavos y para los emigrantes que en búsqueda de trabajo, tierra y riqueza
proyectaban instalarse en América. Para muchos Puerto Rico sirvió de puente
para ir a otras tierras, aunque no fueron pocos los inmigrantes canarios que se
asentaron en la isla, respondiendo en algunos casos a los intentos del gobierno
español por fomentar el crecimiento de la población blanca, la agricultura
y el comercio. Por todo esto el tránsito Canarias-Puerto Rico fue continuo a
lo largo de los tres siglos subsiguientes a la conquista, aunque la inmigración
fue en muchos casos peregrina, dadas las condiciones paupérrimas e insalubres
de la isla.
No es sino hasta principios del siglo XVIII y a lo largo del siglo XDC que
un considerable número de inmigrantes isleños se establecen en Puerto Rico.
Por ejemplo, entre 1720 y 1730 se efectuaron varias expediciones a las Islas
Canarias para traer a Puerto Rico unas 176 familias integradas mayormente
por hombres y mujeres en las edades de 15 a 50 años, para servir como labradores
y artesanos^. Asimismo, se efectuaron inmigraciones como éstas para
mediados y finales del mismo siglo que contribuyeron, junto al crecimiento
4. Informe sobre el censo 1899, Departamento de la Guerra, Washington, Imprenta del
Gobierno, 1900, p. 64.
5. LÓPEZ CANTOS, Ángel: «Emigración canaria a Puerto Rico en el siglo XVín», Actas
del VI Coloquio de Historia Canario-Americana, xomol, 1984, pp. 91-114.
151
natural de la población, a elevar el número de los habitantes, así como a las
fundaciones de nuevos municipios y poblados.
No existen fuentes suficientes para ilustrar con cifras el alcance de esta
inmigración temprana; sin embargo, la presencia canaria fue dejando su huella
a través de la tradición oral, la literatura de la época y en la toponimia de
algunos pueblos que adquirieron nombres de la geografía y tradiciones canarias
». Por esto, algunos historiadores y lingüistas afirman que la temprana presencia
de «isleños» en el Caribe español contribuyó a la aparición del criollo
blanco y del mestizo y ayudó a concebir muchas características del habla y
constumbres puertorriqueñas''.
2. INMIGRACIÓN Y SCX:iEDAD EN PUERTO RICO EN EL SIGLO XIX
La inmigración de españoles y extranjeros a Puerto Rico en el siglo XIX
estuvo estrechamente vinculada a las transformaciones económicas que operaron
en la isla y en el orden internacional a lo largo del siglo. La transición
de una economía basada en la agricultura de subsistencia y en el comercio de
contrabando hacia una encabezada por el gobierno y dirigida a la explotación
de monocultivos para la exportación, fueron factores que alteraron sustancial-mente
el panorama económico, agrario y poblacional prevaleciente en Puerto
Rico hasta finales del siglo XVIII.
Estas modificaciones en la política económica comenzaron a manifestarse en
la isla desde mediados del siglo XVIII con la creación en 1755 de la Real Compañía
Catalana y en 1765 de la Compañía Guipuzcoana. Ambas estaban autorizadas
a fomentar el comercio con San Juan y a promover el establecimiento en
la isla de comerciantes y labradores. De éstos, fueron los catalanes los más destacados,
controlando hacia fines del siglo XVIII buena parte del comercio que
se realizaba en la isla. Los inmigrantes canarios que llegaron para esa época
confrontaron una sociedad cambiante. Su antigua posición privilegiada como
inmigrantes blancos con acceso a la tierra fue modificándose con la llegada de
otros inmigrantes, hasta ocupar en muchos casos los estratos sociales más
subordinados de la sociedad puertorriqueña a lo largo del siglo XIX.
Entre 1765 y 1830 circunstancias políticas y económicas atrajeron a Puerto
Rico un número significativo de inmigrantes extranjeros y españoles. Entre
éstos figuraban antiguos plantadores de azúcar, esclavistas, comerciantes,
labradores, profesionales, militares y presos políticos. El contingente estaba
integrado por cientos de miles de esclavos africanos, irlandeses, daneses,
franceses, ingleses, dominicanos, italianos y venezolanos, sucedidos por
peninsulares, gente de las Baleares y Canarias. Muchos de éstos se acogieron
6. Ver ALVAREZ NAZARIO, Manuel: La herencia lingüística de Canarias en Puerto Rico,
San Juan de Puerto Rico, Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1972, pp. 39-47.
7. Ibíd.
152
a los privilegios de la Real Cédula de Gracias de 1815, la cual les otorgaba
tierras, les liberaba de los cargos tributarios y les permitía, entre otras cosas,
conservar su nacionalidad por lo menos durante cinco años*.
Estos inmigrantes fueron bien acogidos por el gobierno español, debido a su
interés por atraer capitales, desarrollar una economía basada en la exportación y en
la competencia intemacicxial del azúcar. De este modo, los inmigrantes de principios
de siglo fueron los protagonistas de las transformaciones económicas que
experimentó la isla, a través de la implantación y desarrollo del sistema de haciendas.
Intereses políticos de España por salvaguardar sus posesiones en el Caribe
fueron fundamentales en el desarrollo de esta política inmigratoria. Se intentaba
crear un bastión antirrevolucionario, católico y monárquico que afirmara
los intereses de la Corona en el Caribe y que ayudara a canalizar los problemas
de desempleo, hajnbruna y crecimiento acelerado de la población en la
península, Baleares y Canarias. Por ello la inmigración española se dio ininterrumpidamente
a lo largo de la centuria, aunque hubo períodos de mayor auge
durante las primeras tres décadas del siglo, los años de 1850 a 1880 y, finalmente,
entre 1885 y toda la década del 90 (ver tabla I).
Inicialmente los pueblos de la costa, cuyos terrenos eran aptos para la
explotación azucarera, recibieron los efectos inmediatos de la inmigración.
En estos pueblos los inmigrantes —en mayoría extranjeros— se convirtieron
en los principales productores de la caña de azúcar, y a medida que fueron
acaparando tierras desplazaron en muchos casos a los antiguos pobladores de
estas zonas'. Esto ocasionó que algunos criollos e inmigrantes canarios
pobres se colocaran como jomderos en estas grandes fincas o se instalaran en
las zonas poco explotadas del interior de la isla.
De igual modo ocurrió con la implantación de la hacienda cafetalera. A
partir de 1850, a la par con la crisis de los precios del azúcar, aumentó la
demanda por el café en los mercados internacionales. Esto impulsó el cultivo
cafetalero en las zonas altas de la isla y, como ocurrió en los mejores años del
azúcar, agricultores y comerciantes inmigrantes comenzaron a poblar la montaña,
a adquirir tierras y a producir para exportar. En esta empresa se destacaron
inmigrantes corsos, mallorquines y asturianos, los cuales llegaron a controlar
no sólo grandes extensiones de tierras, sino la exportación de café y la
política administrativa de sus municipios»".
8. Para una mayor información sobre este tema, ver PICO, Femando: Historia General de
Puerto Rico, Río Piedras, Huracán-Academia, 1986, cap. 9; y CIFRE DE LOUBRIEL, op. cit.
9. Ver A. SCARANO, Francisco, op. cit.
10. Ver W. BERGAD, Laird: Coffee and Ihe Growth ofAgrarian Capiíalism in Nineteenth Cen-tury
Puerto Rico, Princeton, Princeton University Press, 1983; PICO, Femando: Libertad y servidumbre
en el Puerto Rico del sigloXÍX (los jornaleros utuadeños en vísperas del auge del café), Río
Piedras, Ediciones Huracán, 1979; BUITRAGO ORTE, Carlos: Haciendas cafetaleras y clases
terratenientes en el Puerto Rico del siglo XIX, Río Piedras, Editorial de la Universidad de Puerto
Rico, 1982; y GONZÁLEZ, Libia M.: Agricultores y comerciantes en la última frontera del café:
Cíales 1885-1898, tesis de Maestría, Departamento de Historia, Universidad de Puerto Rico, 1988.
153
TABLA I
SAUDA DE PASAJEROS POR MAR PARA PUERTO RICO 1891-1895 CLASIFICADOS POR PROFESIÓN Y SEXOS
PROFESIONALES
Agricultores
Industríales
Comerciantes
Profesionales
Liberales
Funcionarios
Civiles
Militares
Religiosos
Individuos
que viven de
sus rentas
Sirvientes
Sin Profesión
TOTALES
V
1130
119
230
79
35
54
26
26
2
27
1728
1891
H
53
4
1
6
0
—
8
0
5
194
271
total
1183
123
231
85
35
54
34
26
7
221
1999
V
170
116
261
50
31
88
3
22
5
36
782
1892
H
0
1
2
0
0
—
13
1
6
165
188
total
170
117
263
50
31
88
16
23
11
201
970
V
163
206
312
65
30
643
7
28
4
19
1477
1893
H
9
0
0
6
0
0
7
0
3
270
304
total
172
206
312
71
30
643
14
28
7
298
1781
V
125
172
314
85
32
364
15
48
6
7
1068
1894
H
2
1
0
9
0
0
22
0
2
183
219
total
127
173
314
94
32
264
67
48
8
190
1287
V
146
120
254
72
27
3132
5
14
4
56
3830
1895
H
0
0
1
1
0
—
0
1
3
193
199
total
146
120
255
73
27
3132
5
15
7
249
4029
1891-1895
TOTAL
1798
739
1375
373
155
4181
136
140
40
1159
10066
Fuente: Estadística de la emigración e inmigración de España para el quinquenio de 1891-189S, Dirección General del Instituto Geogiáñco y Estadístico, Madrid, 1898.
3. EL PAPEL DE LOS ISLEÑOS
La producción para la exportación creó la necesidad de fuerza de trabajo. Y
como en la isla la esclavitud nunca alcanzó los niveles de Haití, Cuba o Brasil,
los hacendados y el gobierno tuvieron que depender de la mano de obra libre no
sólo para las tareas agrícolas, sino para la construcción de caminos y edificios.
Ante esta necesidad se crearon mecanismos para atraer fuCTza de trabajo a través
de la contrata, la inmigración, el arrendamiento, el jornal y el endeudamiento.
En 1838, por ejemplo, el gobernador Miguel López de Baños emitió el
Bando de Policía y Buen Gobierno, donde obligaba a todo adulto sin terreno
propio a colocarse como jornalero al servicio de algún propietario. De igual
forma, en 1849 el gobernador Juan de la Pezuela creó el Régimen de la Libreta,
el cual consistía en dotar de una libreta o contrato a cada jornalero donde
se indicaban las horas de empleo, el salario, comentarios sobre su conducta,
el nombre de su patrono y las deudas contraídas con éste. El jornalero se veía
en la obligación de trabajar para su tutor o patrono hasta saldar las deudas por
arrendamiento, abastecimiento de víveres en las tiendas de las haciendas,
préstamos u horas no trabajadas».
En este intento de atraer mano de obra libre, y a fin de evitar el aumento de
la población negra, el gobierno fomentó la inmigración de familias canarias y
asiáticas y no de obreros de las Antillas vecinas. Por ejemplo, para 1842 el
gobernador y el intendente en la isla acordaron contratar y transportar a 150
jornaleros de las Islas Canarias para la consüiicción de un cuartel para las tropas
de la guarnición, una Casa de Beneficencia de San Juan y algunos caminos.
El acuerdo se daría de la siguiente manera:
1. El estado pagaría inicialmente el importe del flete y los pasajes del contratado,
su esposa y un hijo, ya que familias con un número mayor de hijos no
eran consideradas.
2. A cada peón se le abonaría 4 reales diarios los días laborables, de los
cuales se le descontaban 2 pesos para abonar al pago de los pasajes y 4 reales
—un día de trabajo— para la creación de un fondo de socorros que sufragara
los gastos en caso de enfermedad.
3. Concluida la contrata, se le darían terrenos baldíos en propiedad, sin más
retribución que el pago de derecho de tierras ascendente a 12 reales por caballería.
4. La contrata duraría por el término de dos años, al cabo de los cuales quedarían
«en actitud de continuar en los trabajos o de trasladarse al punto que
más les convenga»'^.
11. Ver PICO, Femando: Libertad y Servidumbre, op. cit.
12. «Contratación de trabajadores canarios», AGPR, Fondo: Gobernadores Españoles, caja:
192. La importación de mano de obra de las Antillas no españolas comenzó a impulsarse legal-mente
en Puerto Rico durante la segunda mitad del siglo XIX. Sobre este tema ver RAMOS
MATTEI, Andrés: «La importación de trabajadores contratados para la industria azucarera puertorriqueña
1860-1880», en SCARANO, F. A., op. cit., pp- 125-141.
155
Traer inmigrantes canarios a Puerto Rico se tomó más difícil durante la
segunda mitad del siglo, debido en gran medida a que la mayoría de los emigrantes
isleños preferían establecerse en la América recién independiente,
motivados por los incentivos de estos gobiernos para atraer pobladores a sus
territorios. Esta conducta venía observándose desde principios de siglo, pero
fue a partir de 1853 que el gobierno español permitió la emigración legal a
estos países".
Puerto Rico, por otro lado, había experimentado un gran desarrollo demográfico
a lo largo del siglo XIX, debido mayormente al crecimiento natural de
la población, de modo que para 1890 la isla era el «territorio mejor poblado
de América»!*. Esto dejaba poco margen a la inmigración y quizás explica
por qué en el Caribe español, Cuba y no Puerto Rico, fuera el principal destino
para los isleños en este período. Por ejemplo, en 1862, 45.814 personas
oriundas de Canarias figuraban en el censo cubano'^.
La isla, aunque en menores cantidades, no dejó de ser receptora de esta
inmigración, ya que entre 1885 y 1895 salieron con destino a Puerto Rico
alrededor de 808 isleños, entre los que figuraban 577 varones y 77 mujeresi*
(ver tabla II).
4. CONDICIONES SOCIALES DE LA POBLACIÓN CANARIA EN
PUERTO RICO PARA FINALES DEL SIGLO XIX
Los inmigrantes canarios que conservaron o renunciaron a su nacionalidad
en 1898 representaban mayormente a la generación de emigrados que se estableció
en Puerto Rico entre 1860 y 1884 provenientes en su mayoría de la isla
de Tenerife".
Esta era una población madura establecida en Puerto Rico por más de 13
años y cuyas edades fluctuaban generalmente entre los 30 y 60 años. De los
13. Ver HERNÁNDEZ GARCÍA, Julio: La emigración de las Islas Canarias en el siglo XIX,
tesis doctoral, Gran Canaria, Ediciones del Excelentísimo Cabildo Insular de Gran Canaria, 1981,
p.67.
14. Desarrollo poblacional en Puerto Rico 1765-1834:
Años
1765
1782
1800
1834
N.' de habitantes
44.883
81.120
155,426
358,836
Aumento por 100
80,74
91,60
130,87
Fuente: Estadística de la Emigración e inmigración de España de los años de 1882-1890,
Dirección General del Instituto Geográfico Estadístico, Madrid, 1891, pp. 121.
15. Ibíd.,p. 88.
16. Estos datos han sido tomados de la fuente anterior y de la Estadística de la Emigración e
Inmigración de España en el quinquenio de 1891-1895, Dirección General del Instituto Geográfico
y Estadístico, Madrid, 1898.
17. «Padrón de habitantes de Camuy 1897», AGPR, Fondo Municipal de Camuy, cajas: 24.
156
casos estudiados, un 40% era célibe y el 60% se encontraba casado o había
enviudado. La mayoría residía en municipios de gran actividad agrícola y
comercial, como los pueblos de Arecibo, Camuy, Hatillo, Lares y Utuado, así
como en las ciudades de Ponce y San Juaní».
TABLA II
PERSONAS DE LAS ISLAS CANARIAS SAUDAS POR MAR
PARA PUERTO RICO 1887-1895
Año
1887
1888
1889
1890
1891
1892
1893
1894
1895
TOTAL
Varones
15
5
3
8
34
33
34
37
408
577
Hembras
8
0
0
I
13
11
9
18
17
77
Total
23
5
3
9
47
44
43
55
425
808
Fuente: Estadística de la emigración e inmigración de España para los quinquenios de 1882 a 1890 y 1891 a
1895. Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico, Madrid, 1891 y 1898.
Una constante sobresaliente en este grupo es que, a pesar de residir en
Puerto Rico por más de una década, su movilidad social fue muy lenta y en
muchos casos nula. Según la información provista en los registros de nacionalidad,
para 1898 la mayoría de los hombres de las Islas Canarias en Puerto
Rico eran predominantemente agricultores, labradores y jornaleros, y entre
las mujeres, un gran número se desempeñaba en labores domésticas. Así, de
los 328 isleños que conservaron su nacionalidad en 1898, un 65% pertenecía
a estos sectores; sólo un 3,6% era propietario y un 5% figuraba entre los
comerciantes (ver tabla III)i'.
Factores relacionados con la contrata, el patrón migratorio y las condiciones
de vida de este grupo a lo largo del siglo pueden explicar de alguna manera
por qué contrario a un buen número de inmigrantes mallorquines, catalanes y
asturianos, los isleños —^salvo pocos casos— no lograron escalar a los peldaños
más altos de la sociedad puertorriqueña. La contrata, como hemos visto,
proveía empleo y vivienda a los jomaleros, pero no representó un mecanismo
18. Ibíd.
19. Ibíd. y DSN.
157
para ascender en la sociedad. En algunos casos, los acuerdos de ésta no se
cumplían a cabalidad. Por ejemplo, entre los jornaleros contratados en 1842
encontramos el caso de Francisco Negrín, quien en 1848 denunciaba al Capitán
General en Puerto Rico que su jornal de 4 reales diarios según la contrata,
los recibió por muy poco tiempo y, en cambio, sólo percibía 3 reales por día,
los cuales «no me alcanzan para cubrir las atenciones de mi familia»^.
Por otro lado, la contrata ofrecía pocas posibilidades para fomentar el ahorro
y la inversión, ya que ante la aparente estabilidad de la oferta de empleo y
de tierras, muchas de estas familias fueron presas de la dependencia del jornal
y del cultivo para la subsistencia. De este modo no exploraron otros medios
de ascenso social, como ocurrió con otros inmigrantes que a pesar de emigrar
muy pobres, comenzaban por instalarse como dependientes y mayordomos en
tiendas o fincas de antiguos propietarios, donde desarrollaban contactos,
adquirían experiencia, fomentaban el ahorro y, en muchos casos, establecían
lazos de parentesco.
Otro aspecto de gran interés es el carácter peregrino de esta inmigración y
el poco interés de muchos isleños por establecerse en Puerto Rico. Algunos
trabajos sobre el tema demuestran que para muchos emigrantes del archipiélago
canario, la isla fue un puente importante para llegar a Cuba, Venezuela,
Uruguay y Argentina^'. Por lo mismo, es muy posible que buena parte de los
que vinieron por contrata emigraran a otros territorios una vez concluido el
término de la misma, dado que en muchos casos el gobierno les autorizaba a
ello^. En este sentido, el margen de libertad de la contrata no fomentó el establecimiento
permanente del grupo ni su arraigo en la sociedad.
Este peregrinaje se dio igualmente en Puerto Rico, entre muchos de los
inmigrantes. Por ejemplo, Miguel López Borges, un labrador oriundo de
Tenerife y residente en 1898 en el municipio de Arecibo, llegó a la isla con su
esposa y un hijo. Desde su llegada residió en tres pueblos diferentes: en Isabela,
donde procreó cuatro hijos; en Quebradillas, cuna de sus hijos de diez y
ocho años, y en Hatillo, donde nacieron sus dos hijos más pequeños^. Como
López, Juan García Domínguez, agricultor natural de Tenerife, había residido
en Lares y en Arecibo antes de establecerse en Camuy, donde residía para
1898*'. Asimismo, Antonio Toledo Torres, agricultor, casado y padre de seis
hijos, residió en San Sebastián y en Adjuntas antes de establecerse en
Camuy25. De la misma manera, Pedro Amador Delgado, casado y con siete
hijos, pasó de Lares, donde nacieron sus hijos de catorce, doce, ocho y seis
20. «Contratación de trabajadores cananos», en AGPR, Fondo: Gobernadores Españoles,
caja: 192.
21. Ver HERNÁNDEZ GARCÍA, Julio, op. cit., p. 86, y MAQAS HERNÁNDEZ, Antonio
M.: «Un siglo de emigración canaria, 1830-1930», en SÁNCHEZ ALBORNOZ. Nicolás, op. cit.,
pp. 166-202.
22. Ver los términos de la contrata enumerados en la página 8 de este ensayo.
23. AGPR, DSN. inscripción 4121.
24. Ibíd., inscripción 2799.
25. Ibíd., inscripción 4422.
158
TABLA in
INMIGRANTES CANARIOS POR PROFESIONES SEGÚN LAS
DECLARACIONES DE NACIONALIDAD REAUZADAS
EN PUERTO RICO PARA 1898
Profesionales
Agricultores
Jornaleros
Labradores
Comerciantes
Industriales
Propietarios
Mayordomos
Dependientes
Empleado Civil
Marineros
Tabaquero
2^pateros
Mecánicos
Religiosos
Braceros
Peón
Músico
Su casa
Agente
Viajante
Domésticos
No dice
Varones
170
24
18
15
15
12
9
6
6
5
2
2
3
1
1
1
—
1
1
1
2
Hembras
1
2
13
1
1
1
17
8
Fuente: AGPR, Declarations of Spanísh Nationality made by peisons of age in accordance with anide DC of the
Treaty of París Belween United Sutes of America and Spain 1898.
años, a Utuado, donde procreó a sus hijos de cinco y tres años. Finalmente,
antes de establecerse en Hatillo, se mudó a Camuy, donde nació su hijo de
dos añosas. Estas migraciones intermunicipales sugieren la inestabilidad de
estas familias de agricultores, muchas de las cuales tenían que moverse de
acuerdo al mercado de empleo en el agro.
Otro factor de envergadura fue el estado civil de estos inmigrantes. El
gobierno, con el fin de controlar el mestizaje y retener a su población joven
para el servicio militar, procuró contratar a jornaleros casados que inmigraran
con sus esposas e hijos. Por lo mismo, encontramos que un grupo importante
de los emigrados a Puerto Rico entre 1840 y 1880 habían contraído nupcias
26. Ibíd., inscripción 3581.
159
en Canarias y llegaron con sus familias". Así, al examinar los municipios de
Arecibo, Camuy y Hatillo observamos numerosas familias cuyos dos hijos
mayores nacieron en Canarias^*. Esto, sin duda, limitó el ascenso social de
este grupo a través del matrimonio, ya que en Puerto Rico muchos inmigrantes
lograron progresar socialmente casándose con hijas de propietarios criollos
».
El analfabetismo y la constitución de familias numerosas fueron también
características de buena parte de la población canaria en Puerto Rico. Por
ejemplo, en Camuy de los 80 casos estudiados el 75% de las familias de origen
isleño no sabían leer ni escribir, incluyendo a los miembros en edad escolar
(ver tabla IV)'». Esta cifra contrasta con los niveles de alfabetización del
resto de los inmigrantes españoles en Puerto Rico para ese período, de los
cuales, según el censo de 1899, un 80% sabía leer y escribir". La realidad
canaria, sin embargo, no era distinta de la mayoría de los puertorriqueños,
cuya población era predominantemente analfabetas^.
La procreación de familias numerosas fue muy usual entre los inmigrantes
canarios. En Camuy, por ejemplo, al menos el 70% de estas familias estaban
integradas por más de cinco miembros, siendo la mayor de M^'. Este patrón
se observa principalmente en familias de agricultores y propietarios de los
municipios del interior de la isla. En Hatillo, por ejemplo, de 23 familias
registradas, al menos 15 estaban compuestas por más de nueve miembros. En
Arecibo, igualmente, de las 23 familias estudiadas, nueve registraban entre
tres y cinco miembros, mientras que 14 contaban con integrantes de siete a
trece personasH
Estas circunstancias contribuyeron al anquilosamiento de buena parte de
este grupo en la sociedad del siglo XIX en Puerto Rico. Sobre todo por las
pocas posibilidades que se ofrecían a estas familias numerosas para proveer
alimentación y educación a todo el núcleo.
5. CONCLUSIONES
El estudio sobre la presencia canaria en Puerto Rico durante el siglo XIX
plantea numerosas interrogantes y sugiere posibles ángulos de estudios que
no pueden ser considerados en este modesto ensayo. Un esfuerzo por contactar
con otras fuentes puede contribuir a esclarecer aún más el rol de los inmi-
27. Ibíd.
28. Ibíd.
29. Ver BERGAD. Uird W., op. cit.
30. «Padrón de habitantes de Camuy 1897», op. cit.
31. Wa ¡nforme del censo de 1899, op. cit., pp. 194-197.
32. Ibíd.
33. AGPR. DSN.
34. Ibíd.
160
TABLA IV
CUADRO DEMOSTRATIVO DE LAS PERSONAS NACIDAS EN CANARIAS
Y RESIDENTES EN CAMUY PARA 1897
Naturaleza Sexo
Tenerife M
M
F
F
F
M
F
M
M
M
M
F
F
M
M
M
F
M
M
F
F
F
M
F
F
F
F
M
Tenerife M
F
F
F
F
M
M
M
F
M
M
F
Edad
39
37
35
12
77
55
53
45
28
32
23
22
21
40
40
50
40
17
16
15
14
8
60
30
28
25
20
12
55
50
20
19
50
28
30
40
30
18
30
25
Sabe leer
y escribir
X
X
X
X
X
X
X
X
X
No sabe leer
y escribir
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
Profesión
Agricultor
Comerciante
Su casa
Escuela
Su casa
Agricultor
Su casa
Agricultor
»»
"
"
Su casa
»»
Agricultor
"
>*
Su casa
»»
"
"
"
"
Agricultor
Doméstica
**
»»
»»
—
Agricutor
Doméstica
"
»»
—
Doméstico
"
Agricultor
Doméstica
Agricultor
**
Doméstica
Estado
Civil
Casado
"
"
soltera
viuda
casado
»»
soltero
casado
"
soltero
"
*f
casado
"
i>
«>
Soltero
"
"
"
"
Casado
*>
Soltera
**
"
**
Casado
Casada
Soltera
**
Viuda
Soltero
*>
Casado
Casada
Soltero
Casado
f*
Años de
Residencia
16
6
6
6
6
17
17
17
17
17
20
20
20
30
—
9
9
8
11
9
8
8
16
16
16
16
16
12
20
20
20
19
—
25
30
16
16
18
14
14
161
TABLA IV
(Continuación)
Naturaleza Sexo
F
M
F
M
F
M
M
F
M
M
F
F
M
M
M
F
F
M
M
M
F
Tenerife M
M
F
M
F
F
F
M
F
F
F
M
M
F
F
F
F
M
F
Edad
20
26
26
67
60
40
38
30
25
40
67
27
25
18
52
51
22
16
38
53
48
50
43
35
58
37
39
32
37
35
65
40
21
40
32
55
22
20
37
30
Sabe leer
y escribir
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
No sabe leer
y escribir
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
X
Profesión
IT
Agricultor
Doméstica
Agricultor
Doméstica
Agricultor
"
Doméstica
Agricultor
»»
Doméstica
"
Agricultor
>«
**
Doméstica
»»
t»
Agricultor
»»
Doméstica
Labrador
Agricultor
Doméstica
Agricultor
Doméstica
Doméstica
if
Agricultor
Doméstica
—
Doméstica
Agricultor
»»
—
Doméstica
—
—
Agricultor
Doméstica
Estado
CivU
Soltera
Casado
"
"
"
"
Soltero
"
Casado
Viuda
Soltera
"
"
Casado
»»
Soltera
"
"
Casado
>*
Casado
**
"
t»
>>
"
"
"
»•
Viuda
Soltera
"
Casado
"
Viuda
Soltera
"
Casado
Años de
Residencia
14
14
14
13
13
13
13
13
13
13
18
18
18
1
18
18
18
16
10
30
30
19
20
16
14
14
11
15
18
18
14
21
14
20
23
20
20
20
16
16
Fuente: AGPR, «Padrón de habiuntes de Camuy 1897», Fondo Munidpal de Camuy, Caja: 124.
162
grantes canarios en el Puerto Rico del siglo XIX. Por ejemplo, un estudio
sobre la posesión y uso de la tierra por el grupo, podría arrojar luz sobre la
extensión y naturaleza de sus actividades agrícolas.
Asimismo, sería importante estudiar los vínculos matrimoniales entre canarios
y puertorriqueños en los siglos XIX y XX, ya que esto contribuiría a
comprender aún más las similitudes existentes entre ambas culturas.
Preguntas sobre las tendencias ideológicas del grupo y sus relaciones con
la metrópoli pueden explicar por qué muchos de estos inmigrantes en Puerto
Rico, optaron por renunciar a su nacionalidad española en 1898.
De igual manera, conviene analizar la evolución de este grupo bajo el
nuevo gobierno, así como trazar la continuidad y la naturaleza de la inmigración
canaria a la isla durante el siglo XX.
6. SIGLAS UTILIZADAS
AGPR: Archivo General de Puerto Rico.
DSN: Declarations of Spanish Nationality made by persons of age in
accordance with the Article IX of the Treaty of Paris between USA and
Spain.
163