EL VALBANERA: HISTORIA ORAL DE UN
NAUFRAGIO
HUMBERTO BALLESTEROS RODRÍGUEZ
Matanzas. Cuba
1. ENCUENTRO CON CUBA
Cuando Ana Jesús Goyes Caballero bajó del tren en el paradero de Crimea
' y miró a su alrededor sin aún haber saludado a sus tíos, pensó muy en
serio en volver a su tierra natal, La Palma ^, donde pese a no tener muchas
comodidades, al menos, el verdor del campo en primavera era más halagüeño
que el espectáculo que se le presentó a la vista.
Semanas antes había concluido la Guerra de Independencia y los estragos
de la tea incendiaria aplicada por los mambises a los campos cubanos, se dejaba
ver en todos los rincones del país y esta región no era una excepción.
Desde que los generales Máximo Gómez y Antonio Maceo con toda su
fuerza invasora acampara en el ingenio Josefita ^, el 24 de diciembre de 1895
y continuara por el sur de Jagüey Grande, hasta la llegada de Ana Jesús, los
campos no dejaron de arder. Sucesivas tropas al mando de Lacret "*, More-jón
^, y otros se habían encargado de no dejar nada que pudiera servir a los
1. Actualmente es un pequeño caserío de algo más de 70 viviendas situado al oeste de Jagüey
Grande. En la época que vino Ana Jesús era un paradero importante por cuanto por la misma
se embarcaban los azúcares de los ingenios Australia, Perla y otros con destino al puerto de
Cárdenas.
2. La Palma es una de las Canarias. Pertenece a la provincia de Santa Cruz de Tenerife.
3. El ingenio Josefita, enclavado en la finca Cejas, era propiedad de Aquilina Cejas Rodríguez,
hija de Alejandro y Josefa. Aquilina nació en 1854 en Corral Falso. Se casó con José Díaz
Ortega y tuvo tres hijos: Leandro José, Pablo Mario y María Josefa. Contrario a lo que se ha
dicho, el nombre de Josefita al ingenio se debe a la madre de Aquilina y no a la hija de ésta.
4. El general José Lacret y Morlot fue prefecto en San Lorenzo, donde cayera Carlos Manuel
de Céspedes. Fue uno de los primeros en alzarse en 1895. Maceo lo nombró jefe de la División
de Matanzas, pero fue destituido por Gómez en 1897 por la desorganización en su mando.
En 1898 condujo una expedición que arribó por el puerto de Bañes con 300 hombres y gran cantidad
de pertrecho.
5. El coronel Eustaquio Morejón, nacido en Santa Rita de Baró en 1856, se convirtió en la
Guerra del 95 en uno de los más temidos insurrectos, infligiendo numerosas derrotas a los españoles.
Tuvo diferencias con el general Pedro Bentancourt, quien lo despojó del mando. Murió
de heridas en combate en las Montañas de Prendes el 9 de septiembre de 1896.
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españoles como sustento. Por eso, con sus 13 años recién cumplidos ^, contemplaba
en su andar los alrededores del camino a la finca La Sirena ^ lugar
donde sabía que la ataría el destino. Se encogió de hombros y quiso más de
una vez preguntar a su padre si ésta era la «bella Cuba de la que tanto hablaban
y por la que tantos españoles habían muerto» *. Pero no dijo nada,
ni aun cuando su primera noche y varias más tuvo que dormir en una vara
de tierra ' forrado con yaguas y amarrados con ariques pues no había puntillas
ni clavos en toda la comarca. Poco después, el mundo comenzó a cambiar
para ella, pues muy cerca de donde su padre don Feliciano ^° y su madre
doña María levantaron una casa bastante cómoda para la época, un coterráneo
suyo, que había llegado a Cuba unos años antes, se enamoró locamente
de ella, aunque «primero pasó algún tiempo en que sólo las miradas
hablaban» ".
Tomás Izquierdo Cruz era el joven veinteañero que la ilusionó. Natural
de Santa Cruz de Tenerife ^^, había llegado a Cuba, como miles de sus compatriotas
antes del inicio de la Guerra necesaria en busca de fortuna y sorprendido
en esa vorágine revolucionaria, no tomó partido en bando alguno,
procurando salir ileso, en una aventura que no les pertenecía, por eso «unas
veces, dando qué comer a los insurrectos, otras dándoselas a los españoles,
pasó la guerra como mejor pudo» '•^.
A casi dos años de su llegada al andén de Crimea, tomó de nuevo el tren,
esta vez de regreso para su terruño pero no sólo con sus padres, sino acompañada
también de Tomás, su futuro esposo.
El matrimonio pudo haberse efectuado en la Iglesia de Jagüey Grande ^^
o por el Registro Civil del propio lugar, sin embargo ella prefirió ir a Las Palmas
de la Gran Canaria para casarse como Dios manda, y aunque Tomás que-
6. Existe una contradicción entre el carnet de identidad que certifica haber nacido el 23 de
abril de 1887, sin embargo ella y su hija Irene coincidían en que nació en realidad el 3 de mayo
de 1881 en La Palma (Islas Canarias).
7. Esta finca era de don Agustín Rodríguez, uno de los jefes del levantamiento de Jagüey
Grande en la Guerra de los 10 Años. En el 95, sus hijos, José Agustín y Aurelio, tomaron el camino
de las armas.
8. Entrevista a Ana Jesús Góyez Caballero, con fecha 11 de septiembre de 1987.
9. Vara en tierra, término empleado en Cuba para designar una especie de choza que no tiene
horcones ni paredes. Es el techo de un bohío situado en~el suelo. Era usado para guardar semillas
de malangas, maíz y otros productos.
10. Entrevista a Ana Jesús, 11 de septiembre de 1987.
11. Ibidem.
12. Santa Cruz de Tenerife es la capital de Tenerife (Canarias). Por la época que vino don
Tomás (en 1877) tenía 108.080 habitantes.
13. Entrevista a Ana Jesús, 11 de septiembre de 1987.
14. La iglesia de Jagüey Grande fue fundada el 24 de febrero de 1774 en el Caimito del Ha-nábana
bajo la devoción de Nuestra Señora de Altagracia. Se comenzó á construir en Jagüey Grande
en 1865 otra iglesia, trasladándose la primera para esta última el 25 de julio de 1872.
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ría que fuera^en Tenerife, logró con su sonrisa convencerlo, y un día del año
1900 se unieron para siempre, fundando así lo que sería una larga familia cubana.
Pero no sólo se casaron Ana Jesús y Tomás, sino que el amor hizo que
se unieran más las familias, y Feliciano, hermano de Ana se casó con Leonor
a su vez hermana de Tomás. «Así dos hermanos se casan con dos hermanas
como para que nadie pudiera separarnos» ^^.
Poco tiempo después, las dos parejas de recién casados se embarcaron desde
Canarias hacia Cuba, y como la primera vez, Ana Jesús bajó del tren en
Crimea muy bien acompañada, y en lugar de tomar el camino de La Sirena,
se dirigieron a la finca Cejas ^* donde le esperaba la nueva morada; modesta
pero hecha con amor y un pedazo de tierra que su padre don Feliciano logró
arrendar.
Con el paso del tiempo, nacieron sus dos primeros hijos: Tomás e Irene,
mientras que su hermano le daba una sobrina: María Ignacia, quien desde
los primeros días de su nacimiento mostró estar enferma, presentando una
especie de convulsiones, que llamó rápidamente la atención de sus padres y
aunque fue llevada a los mejores médicos, entre ellos Eleuterio Paz ^', no
hubo progreso alguno.
La famiha preocupada por la niña, decidieron de nuevo viajar hacia la patria
chica a fin de que la viera el médico que dejaron allá. En La Habana,
tomaron un barco cuyo nombre no ha llegado hasta nuestros días, aunque sí
se conoce que fue a fines del año 1918, y así a La Palma, llegaron Tomás,
Ana Jesús, sus dos hijos: Tomás e Irene, así como Feliciano y Leonor y su
hija María Ignacia.
Cerca de un año vivieron entre las islas de La Palma y Tenerife, tiempo
más que suficiente para que la niña fuera vista por varios médicos y recibir
numerosos remedios caseros. Todo indica que aquellos ataques o leves convulsiones
fueron curadas por la atención médica o los remedios; eso nunca
se supo, sólo que curó para siempre.
Durante todo este tiempo, Ana Jesús, estuvo deseosa de volver a Cuba.
Si al llegar la primera vez, tuvo una impresión penosa de la tierra cubana, el
tiempo curó la nostalgia de los viñedos, de la cabra montes y del ganso; los
había suplantado por la jugosa naranja cubana, del chivo y la gallina criolla,
que ahora la impulsaba a volver al terruño para seguir siendo feliz en medio
de un aroma que sólo el caimán del Caribe era capaz de dar.
15. Entrevista citada a Ana Jesús.
16. La finca Cejas era propiedad de Aquilina Cejas. Ver nota 3.
17. El doctor Eleuterio Paz y Gómez nació en 1853 en España. Graduado de Medicina, vino
para Cuba en 1875. Diez años después contrajo matrimonio con Eloísa Gutiérrez Hernández, radicándose
en Jagüey Grande en 1896; tras 22 años dedicado a la profesión de manera humilde en
este poblado, falleció el 8 de julio de 1918.
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En realidad se demoraron más de lo debido por la tozudez de su esposo,
quien no quería regresar a tierra cubana.
La isleña triunfó rotundamente, y por eso, ya desde finales de septiembre
comenzaron a realizar los preparativos, y Tomás a despedirse de los suyos en
Tenerife, pues tomarían el barco en la Gran Canaria.
2. PARTIDA DEFINITIVA
Fue en el caluroso verano de 1987 que tuve la ocasión de conocer a Ana
Jesús en su casita de guano allende al batey de Crimea.
Conversadora y con una memoria prodigiosa, pudo relatar todas las vicisitudes
que durante su centenaria vida había llevado a cuestas, aunque para
decir verdad, no todo fueron disgustos, pues vivió momentos felices al lado
de su esposo e hijos y de una veintena de nietos y tataranietos que dio a Cuba.
Algún tiempo después, en diciembre del propio año volví a encontrarme
con ella, pero esta vez en el poblado de San José de Marcos ^*, ubicado en
el municipio de Jagüey Grande.
Semanas antes se había caído y las consecuencias se veían palpables. Su
rostro triste denotaba sentimientos que sólo ella podía saber. Hizo acopio de
fuerzas y se levantó de su cama para atenderme. Le tomé algunas fotos y
pese a no encontrarse bien, me confirmó o corrigió algunos datos aportados
por su hija Irene, por la sobrina Ignacia María y otras personas que para esa
fecha había entrevistado con relación al Valbanera.
Sería también la última vez que la viera ^'.
En esa ocasión, Ana conversó muy poco. Rememoró la partida de su patria
y de una forma muy peculiar, contó cosas nuevas u otras que en el primer
encuentro había confiado, aunque a la verdad, parecía triste y cansada.
Ana Jesús Goyes Caballero.— «Ay hijo, nosotros esperamos la salida de
un barco... no... cualquier barco que nos trajera a Cuba... yo quería venir
para acá... allá dejé La Palma y familiares míos que nunca más los volví a
ver...»
Efectivamente, a principios de octubre de 1919 se alistaron para el primer
barco de pasajeros que pasara por el puerto de La Luz ^° en Las Palmas,
pues ya estaban hacia España los vapores Príncipe de Diana, Valbane-
18. Este poblado fue fundado por la Revolución el 16 de noviembre de 1969. Antiguamente
existió un ingenio que fue demolido antes de la Guerra del 95.
19. Ana Jesús Góyez Caballero falleció el 8 de enero de 1988.
20. Este puerto de la Gran Canaria era conocido también por el nombre de Fondeadero de
La Luz y anteriormente Puerto de las Isletas. En la época en que salió el Valbanera, registraba
hasta la salida y entrada de 100 barcos al mes.
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ra, Monterrey y otros que normalmente hacían la travesía a Cuba y a otros
lugares de América ^^.
El primer barco que atracó en el puerto de La Luz, recogió pocos pasajeros,
por lo que tuvieron que esperar el segundo, el que llegó pocos días después:
el Valbanera ^^.
Así, en el puerto, montaron en orden Tomás Izquierdo con un par de maletas,
Ana Jesús con un bulto en la mano y con la otra asía fuertemente a
sus pequeños hijos: Irene y Tomás, detrás FeUciano, su esposa Leonor y su
hija María Ignacia.
En esta ocasión hizo valijas el hermano de Tomás, cuñado de Ana Jesús,
don Jeremías, que muy dispuesto subió por la escalerilla hasta pisar el tablón
del piso del barco, que a simple vista no era muy cómodo para hacer un viaje
de algunas semanas.
Ana y los suyos, que habían pagado muy bien un buen camarote, tuvieron
que conformarse con uno en el que escasamente podían dormir cuatro,
e iban ocho, aunque en aquel barco prácticamente se confundían por lo estrecho
e incómodos los camarotes de primera con los de segunda y tercera
clase.
Ana agitó su mano en señal de despedida a sus tíos y primos que se encontraban
en el muelle para darle el último saludo, mientras el barco hacía
las maniobras para salir del fondeadero.
A una milla de distancia, ella miró su tierra natal, esperando regresar algún
día de paseo, sin saber que era la última vez que lo haría. Porque Ana
Jesús, como todo buen canario, oriunda de La Palma, se sentía orgullosa de
su terruño, porque de aquí salió Cristóbal Colón para el Nuevo Mundo ^^, y
descubrió a Cuba «esa bella tierra a la que ya tanto amaba».
3. DIALOGO FRUCTÍFERO
Ana Jesús Coyes Caballero.— «Cuando montamos en el vapor había mucha
gente en la cubierta, no sé si 500 ó 600 personas ^'*. La comida estaba
mala y algunas familias se reunían para compartir lo que tenían.»
21. Los que iban a embarcar conocían casi siempre los barcos que estaban para España, pues
a su regreso de América fondeaban en el puerto de La Luz para hacer limpieza de los moluscos
que se adherían a las embarcaciones.
22. Este vapor pertenecía a la compañía de Pinillos, poderosa entidad con varias embarcaciones
más.
23. Se dice que Cristóbal Colón, en su primer viaje a las Indias (Nuevo Mundo), fondeó en
el puerto de Los Islotes, el jueves 9 de agosto de 1492, y después de algunos arreglos, salió de
aquí el 29 de ese mes, recalando el 2 de septiembre en Gomera, levantando ancla definitivamente
el día 6 de ese mes.
24. Aunque Ana Jesús da esta cifra, segiin datos de la prensa, eran algo más de 300 pasajeros
en total (88 tripulantes y 250 pasajeros).
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Irene María Izquierdo Goyes.— «De la partida de allí no me. acuerdo de
nada, tendría unos 6 ó 7 años, pero siempre oí los cuentos que me hacían mis
padres.»
Hortensia Goyes Izquierdo.— «Yo no estaba nacida cuando lo del Valba-nera,
pero como mi tía Ana y mis padres Leonor y Feliciano estaban en el
barco, me contaron muchas cosas, como que venían muy apretados...»
María Ignacio Goyes Izquierdo.— «A la verdad que ya ni me acuerdo de
esas cosas, tía sí que tiene buena memoria pero yo no.»
Ana Jesús.— «Cuando veníamos en el barco, no sé por qué sucedió, pero
Irene le empezó unas llaguitas por todo el cuerpo y se puso malita.»
Irene María.— «Eso siempre han dicho, que me enfermé, porque había
mucha gente y aquel barco estaba mal, tenía problemas ^^. Sé que mi tía Leonor
venía vomitando, no del balanceo del vapor, sino de la barriga.»
Hortensia.— «Sí ése era mi hermano que ya murió, pero él nació en Canarias,
porque los padres míos, Feliciano y Leonor, volvieron de nuevo a España,
aunque nadie quería que fueran. Y para eso no sé por qué fueron.»
Ana Jesús.— «Yo sí que más nunca fui a Canarias pese a que en más de
una ocasión hice viaje para ir, pero aquí conseguimos tener una finca, que la
nombramos La Esperanza, porque era una esperanza para nosotros.»
El vapor Valbanera comenzó a acercarse a las tierras caribeñas con un
buen tiempo en el Atlántico, sin embargo hacia las Antillas Menores las condiciones
climáticas de aquel mes de septiembre comenzaron con una baja tropical
que desencadenaría en un ciclón que pasaría a la historia.
Sin que se imaginaran los pasajeros del Valbanera lo que les esperaba,
pese al buen tiempo reinante, los Izquierdo-Goyes no lo pasaban muy bien.
Hortensia.— «Mi papá, Feliciano, que padecía de asma, durante toda la
travesía no se le quitó ni por un momento.»
Ana Jesús.— «Feliciano se puso mal, pero muy mal, se le hicieron muchos
remedios, pero no se curaba con nada.»
Hortensia.— «A mí me dijo que para quitarle el asma, consiguieron un
botón de cobre y se lo colocaron en la espalda y le apretaban duro en la carne,
porque así se le quitaba el asma, dolía mucho y no se le quitó.»
Ana Jesús.— «También Irene estaba malita, con los «nacíos» que le habían
salido en la travesía era un problema para nosotros... porque si nos apeamos
en La Habana, nos iban a dejar encerrados hasta que sanara la niña.
Eso le dicen la cuarentena. Aunque nosotros habíamos pagado para La Habana,
decidimos que lo mejor era apearse en Santiago de Cuba porque alh
lo que hacían era «fumigar» a las personas y ya.»
25. Parece que fue cierto, pues publicaciones en ese momento reflejaron que el barco había
hecho el viaje desde Barcelona en malas condiciones y escorado.
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«Cuando el vapor atracó en el puerto de Santiago y comprobamos que
era vefdad, que no miraban mucho, nos bajamos. Pero también bajaron muchos
más, no sé cuantos a la verdad, pero se bajaron.»
María Ignacia.— «Yo hago memoria que en el barco había una epidemia
o algo así, no sé, pero debió ser Irene la del problema, y por eso nos bajamos
en Santiago.»
Irene María.— «Yo estaba maUta, me habían salido unas yaguitas en todo
el cuerpo que me dolía mucho, entonces mamá decidió bajarse, y creo que
después se me curó rápidamente.»
Ana Jesús.— «A los dos días de estar en Santiago, nos montamos junto
a otros que también habían venido en el vapor ^^ en un tren muy bajito, y
me acuerdo bien porque marchaba con piedras de carbón y en ése trabajaban
dos negritos que los conocí... no me acuerdo de sus nombres...
Cuando íbamos en el tren no pasó el ciclón y si pasó no lo sentimos, cuando
llegamos sí... o poco después, más o menos.»
4. EL VALBANERA HACIA SU DESTINO
El capitán del navio Ramón Martín dio las instrucciones a su primer oficial
y el Valbanera salió del muelle santiaguero rumbo a su próximo destino:
el puerto de La Habana.
Mercedes Veleiro Miranda, una octogenaria cenaguera, con una prodigiosa
memoria, nos describe este instante en una décima incompleta, pero
que aún recuerda sobre los trágicos sucesos ^^.
El capitán temerario
puso rumbo barlovento
porque en el sotavento
el viento era contrario.
Se puso a leer el diario
y mandó izar la bandera,
todos al oír que pitaba
sabía que se marchaba
el correo Valbanera.
26. Todo indica que fueron numerosas personas que se bajaron en Santiago de Cuba, según
relata Eduardo Robreño en Bohemia (ver Fuentes), además de los isleños que residieron en el
término de Jagüey Grande y cuyo listado aparece en el Anexo 1.
27. Desconoce'mos el autor de estas décimas que, según los informantes, los vendedores ambulantes
las vendían en hojas impresas a cinco centavos.
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Cuando el Valbanera salía del puerto santiaguero era posible que la baja
tropical que se había formado en las Antillas Menores ya se habría convertido
en ciclón.
Oficialmente el 2 de septiembre de 1919 se organizó el fenómeno atmosférico
y avanzó con dirección noroeste.
En horas tempranas del día 3 se dejó sentir en Puerto Rico con rachas
de hasta 100 kilómetros por hora para penetrar con intensidad por la República
Dominicana en el atardecer del día 4 y salir el 5 al mar tomando rumbo
casi al norte, ganando en organización y fuerza.
Las altas presiones que reinaban sobre el Atlántico y el continente americano,
les hizo desviar su trayectoria y tomar la dirección oeste el día 7.
El 8 se encontraba localizado sobre el norte de la antigua provincia oriental
con rumbo aproximado al canal de Las Bahamas.
El vapor Valbanera con su inmensa y preciosa carga, debió estar sobre
esta fecha llegando a la altura del puerto de Matanzas, y pese a tener el ciclón
casi encima, por motivos no esclarecidos continuó su viaje hacia La Habana.
Lo cierto es que entre los días 9 y 10 de septiembre, el ciclón con vientos
de hasta 120 kilómetros por hora, cruzó el estrecho de la Florida, sintiéndose
de manera particular en la ciudad de La Habana, donde el mar penetró en
las zonas bajas.
El vapor Valbanera que hacía viaje de Barcelona-Santiago-Habana-New
York, debió zozobrar sobre el día 9, muy posiblemente antes del anochecer,
entre las provincias de Matanzas y La Habana, según cálculos hechos por investigadores.
El barco «tuvo que recibir sucesivamente vientos del norte, noroeste y oeste
que fueron los causantes de las inundaciones de la ciudad de La Habana
» ^* y por supuesto el principal motivo del naufragio.
Mercedes Veleiro Miranda, la cenaguera, en décima relata de la angustia
de los familiares que esperaban la llegada del barco:
Septiembre diez memorable
de mil novecientos diecinueve
el pueblo se conmueve
ante un caso irremediable.
Las familias apreciables
de alta y baja esfera
pregunta por donde quiera
todos los días sin cesar
por saber en qué lugar
se halla el correo Valbanera.
28. Información de esclarecimiento brindada por el profesor de geografía de la Ciudad de
La Habana Luis E. Ramos a la revista Bohemia, aiío 77, núm. 4, p, 80, 25-1-1985, y del cual tomamos
el mapa que ilustra el recorrido del ciclón.
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Ana Jesús.— «Lo del Valbanera fue muy grande, pero muy grande, y nosotros
nos salvamos por las llaguitas de Irene, eso fue un milagro de Dios
que así sucediera.»
Antonio Carreña Azcanio.— «Dicen que el Valbanera no podía entrar en
el puerto de La Habana porque una ola negra lo halaba y lo halaba hasta
que lo hundió para siempre ^'.»
José González Cheta.— «La gente estaba desesperada porque el barco no
llegaba. Una décima de aquella época nos dice de la situación de los familiares
»:
Pobres familias de España
o cubanas en este caso
apretaban en los brazos
los hijos de sus entrañas,
el huracán en su hazaña
atemoriza a cualquiera
Dios y la virgen quisiera
decía triste un señor
que viniera otro vapor
en auxilio del Valbanera.
En realidad nunca el vapor llegó al puerto habanero y pese a que la prensa
sensacionalista de la época afirmó haber sido visto, oficialmente nunca se
comprobó, y todo indica, que a las 7,30 de la tarde del 10 de septiembre de
1919, hora en que se decía debía llegar al puerto, ya había naufragado con
más de 300 pasajeros y tripulantes.
Mercedes Veleiro Miranda.— «Nunca !o encontraron, aunque hubo equivocaciones,
como la vez que decían haberlo hallado cerca de la costa de los
Estados Unidos». Una décima refiere ese hecho:
Examinan el vapor
que allí estaba naufragado
de un modo garantizado
pero el caso fue un error
miran a babor y estribor
y fijan que no era
el vapor que mar afuera
le telegrafiaba al Morro
donde no encontró socorro
el correo Valbanera.
29. Algunos peninsulares, como Carreño, han contado la desgracia de la tripulación que pereció,
atribuyéndola a cuestiones divinas o maleficios que le echaron en Canarias.
353
Pasaron los días y comenzaron los negocios. La consignataria del Valba-nera
y sus armadores de la compañía de Pinillos, para cobrar seguro en contubernio
con publicistas en La Habana, dieron noticias falsas de la aparición
del barco, pero pese a la propaganda desarrollada, donde inventaron hasta
fotos, la poderosa compañía inglesa de seguros, la Lloyd ^°, se negó a pagar,
pues en aquella época, los aseguradores pagaban en presencia del objeto dañado
y como nunca se encontraron los restos, los dueños de la entidad se acogieron
a esta cláusula, la cual estipulaba también que para pagar en esas condiciones,
había que esperar 99 años.
Los pasajeros que en barco hacían esta ruta marítima, estaban temerosos
a partir de esta catástrofe. Al atracar el vapor El Cádiz, gemelo de la nave
desaparecida, en el puerto oriental, los 400 pasajeros desembarcaron en desbandada,
haciendo el resto del trayecto en tren.
Antonio Carreño Azcanio.— «Yo me encontraba en La Palma, cuando sucedió
lo del Valbanera, y poco después regresó un isleño, llamado Manuel
Tadeus que había ido a Cuba en ese barco y me dijo como era la isla, y me
embullé a venir. Llegué a Cuba en octubre de 1920 en el vapor Príncipe de
Diana y aunque había pagado el pasaje hasta La Habana, cuando tocamos
puerto en Santiago, ahí mismo me bajé. Casi todo el barco se bajó, y con lo
peligroso que era el mes de octubre...»
Ana Jesús.— «Siempre tengo presente la desgracia de tanta gente desaparecida
por el ciclón... trajo el luto a las familias... ese fue el desastre más
grande que se ha conocido.»
En realidad han existido desastres marítimos más grandes en la historia,
sin embargo, para los cubanos, que les tocó de muy cerca ha sido uno de los
mayores que se han registrado.
La prensa de la época se encargó de difundir cuantos rumores intencionados
o no del naufragio del Valbanera, llegando incluso a testificarse que
no se le había dado entrada en el puerto habanero, leyenda que la dan por
cierta hoy día, los peninsulares entrevistados por este autor.
Algunos criollos quisieron aprovecharse de las circunstancias y apareció
más de un «sobreviviente» del desastre. De uno de ellos, testimoniaremos brevemente.
30. La Compañía de Seguros Lloyd radicaba en Londres, tenía aseguradas diversas compañías
navieras, entre ellas la de Pinillos. En La Habana, la Casa Santamaría que era la consignataria
hizo esfuerzos inútiles para que la Lloyd pagara, pero ésta, a través de la representación diplomática
inglesa en la capital, estuvo al tanto de todas las mentiras propagadas e hizo fracasar
a los peninsulares en su empeño.
Esta compañía tenía representaciones en los principales países europeos, y ya, desde 1883, la
Lloyd alemana hizo hasta secuestrar un buque torpedo que se construía para la marina española
porque el Gobierno español no le había pagado 6.000 duros por transporte.
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5. CHEO, GUAYABERA
Tres años antes del desastre del Valbanera, nació en Jagüey Grande el
niño José Rodríguez Lozano, para todos, sería «Cheo», así de simple.
Antonio, su padre, ni se preocupó por inscribirle en el registro civil, como
tampoco lo hizo con sus otros tres hermanos mayores. Después del divorcio
de sus padres, tendría otros seis hermanos más por parte de Felicia, su madre.
Su piel era rosada, ojos verdes, de pestañas muy negras, de pelo crespo,
negro y ondeado; así el joven José creció en las calles jagüeyenses hasta la
entrada de la adolescencia.
María del Pilar Gutiérrez Lozano.— «El se fue de Jagüey Grande para
La Habana a los 16 años. El decía cuando chiquito que no le gustaba ser pobre,
que él tenía que ser rico. Cada vez que conseguía un kilo o algún dinero,
lo metía en una latica y lo enterraba, y era para irse a la capital a casa
de su hermana mayor.»
Y así fue. La grandeza de la urbe capitalina le envolvió, pero no pudo
sobrevivir como quería, y tuvo que comenzar a limpiar zapatos. Un buen día,
el abogado Manuel Palma, muy conocido en el mundo de las triquiñuelas, y
más como el «abogado de las putas», conoció de improviso al jagüeyense
quien se le asemejó en todo a uno de los desaparecidos en el vapor Valbanera,
nombrado José Lueñas Laffite, y a quien solamente le quedó una abue-lita
en España que malamente veía.
Al doctor Palmita se le nubló la vista de billetes de todos los colores, y
le dijo a Cheo:
—Yo tengo un porvenir para ti.
Y José Rodríguez le respondió:
—Si es para hacer dinero, lo que sea.
Y se unió la ambición, la avaricia, la codicia, el poder, y ¿por qué no?:
la inteligencia y la sabiduría.
Palmita tomó de la mano a Cheo; lo convirtió en mudo y sordo, lo preparó
para que no respondiera a ningún estímulo, ni aunque le dispararan un
revólver, una escopeta, al borde de ser arrollado... en fin un sobreviviente
traumatizado que solamente conocía que vino de España y en el Valbanera.
La compañía de seguros no tragó el anzuelo pero la abuelita lo abrazó creyendo
ver a su nieto perdido para siempre.
Y de la noche a la mañana, José Rodríguez Lozano, comenzó a vestirse
con pulcritud, con las mejores ropas, con guayabera de hilo y se convirtió
para los jagüeyenses en su «Cheo Guayabera», aunque para el mundo era
José Lueñas, más tarde, el doctor José Lueñas Laffite.
Nunca dejó de venir a su tierra, excepto los dos años de preparación para
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asumir la personalidad de Lueñas; en cada ocasión con una mujer distinta,
con un carro distinto, y luego metido en política, cuando el golpe del 10 de
marzo, se fue junto al ex-presidente Carlos Príes Socarras para los Estados
Unidos, para desde esa fecha residir en la ciudad de Miami, donde radica parte
de su familia.
María del Pilar Gutiérrez Lozano.— «Yo estuve por el año 80 en Miami
a visitar a mis familiares, y me acuerdo que Cheo acababa de cobrar un dinero
de España, por lo del Valbanera. Era como una herencia o algo así.»
Y allí, en una residencia lujosa, como colofón de toda una historia amarga
y cruel, vive hoy día, jugando al poker y a la brisca, un sobreviviente, entre
comillas, del desastre del Valbanera.
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ANEXO 1
Personas que desembarcaron por Santiago de Cuba que venían en el vapor
Valbanera *
1. Juan López (español).
2. Alejandro Sánchez (español).
3. Isabel Perdigón (española).
4. Luis Blanca (francés).
5. Irma (francesa).
6. Tomás Izquierdo Cruz (español).
7. Ana Jesús Goyes Caballero (española).
8. Feliciano Goyes Caballero (española).
9. Leonor Izquierdo Cruz (española).
10. Domingo Izquierdo Goyes (cubano).
11. Irene Izquierdo Goyes (cubana).
12. María Ignacia Goyes Izquierdo (cubana).
13. Jeremías Izquierdo Cruz (español).
14. José León (español).
15. Domingo García (español).
16. Sobrino de Domingo García (español).
17. Silvestre (español).
18. Manuel Tadeus (español).
19. Comerciante (español).
20. Antonio Luis Martín (español).
21. María Gómez Luis (española).
22. Isabel Gómez Luis (española).
23. Juan Gómez Luis (español).
* Para conocer esta relación nos hemos basado en las fuentes orales y periódicas reflejadas
en el testimonio y que por supuesto no es completa.
357
ANEXO 2
Décimas del Valbanera
Estas décimas fueron recitadas por Mercedes Veleiro Miranda, de 84 años
de edad, vecina de Soplillar, Ciénaga de Zapata, al autor del presente trabajo.
Se respetó la forma como lo expresó Mercedes.
I
Septiembre diez memorable
de mil novecientos diecinueve
el público se conmueve
ante un caso irremediable,
las familias apreciables
de alta y baja esfera
preguntan por donde quiera
todos los días sin cesar
por saber en qué lugar
se halla el correo Valbanera.
II
En ese gran vapor salió
con muy buenas direcciones
y dejando a otras naciones
a nuestro puerto llegó
en Santiago descargó
su mercancía a la carrera
y luego en bahía espera
el despacho de la aduana
y hoy la humanidad cristiana
no sabe del Valbanera
358
III
El capitán temerario
puso rumbo a barlovento
porque en el sotavento
el viento era contrario
se puso a leer el diario
y mandó a izar la bandera
1
Al oír lo que pitalja
sabía que se marchaba
el correo Valbanera.
IV
Ese vapor importante
cuando a Santiago llegó
de a bordo se desertó
uno de sus tripulantes
ese ser lleva constante
un santo en la cabecera
le dijo que no siguiera
que midiera bien sus pasos
que iba a sufrir un fracaso
el correo Valbanera.
Lo que me da que pensar
que un señor desembarcó
y en Santiago se quedó
para un asunto arreglar.
Luego tomó el tren central
en un carro de primera
él espera y desespera
y llega a la capital
a su familia esperar
que llegaba en el Valbanera.
VI
Luego daba compasión
cuando pasa los tres días
que en La Habana se decía
se perdió la embarcación
se le aflije el corazón
y dice de esta manera
2
sálvale virgen piadosa
•a mis hijos y a mi esposa
a bordo del Valbanera.
359
VII
Muchas familias de España
y cubanas en este caso
apretaban en sus brazos
los hijos de sus entrañas
el huracán en su hazaña
atemoriza a cualquiera
Dios y la virgen quisiera
decía muy triste un señor
que viniera otro vapor
a auxiliar el Valbanera.
VIII
Las familias que venían
al mirar la tempestad
Virgen de la Caridad
en alta voz decían
como nadie la oían
decían de esta manera
ya la hora por primera
se nos aproxima inclemente
moriremos inocentes
a bordo del Valbanera.
IX
Al bajo de media luna
llegaron los submarinos
en la pista del destino
al busque de la fortuna
los buzos con fe oportuna
se colocan las viseras
bajan y avisan afuera
que en lo profundo del mar
había un vapor casi igual
al correo Valbanera.
X
Examinan el vapor
que allí estaba naufragado
de un modo garantizado
pero el caso fue un error
mira a babor y estribor
y que fijan que no era
el vapor que mar afuera
que le telegrafiaba al Morro
donde no encontró socorro
el correo Valbanera.
1. No se acuerda el verso.
2. ídem.
NOTA. Aunque estas décimas son deficientes técnicamente, y difieren algunas de otras que
se acuerdan personas mayores, hemos querido dar éstas porque nadie que hemos entrevistado se
acuerdan exactamente cómo y cuántas eran.
360
6. PRINCIPALES FUENTES UTILIZADAS
Documentales
Registro Civil de Agrámente. Defunciones.
Registro Civil de Jagüey Grande. Defunciones y Nacimientos.
Registro Civil de Manguito. Defunciones.
Periódicas
Aurora del Yamurí, 25 de junio de 1883, año 55, núm. 252.
El Diario de Matanzas, 19 de septiembre de 1883, año 6, núm. 221.
Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano. Tomo IV s/f. Editor W. M. Jackson,
Londres, Imp. CH. Simonds Company, EEUU.
Bohemia, «El Misterio del Valbanera», por Eduardo Robreño, año 76, núm. 32, agosto
10 de 1984, pp. 13 a la 15.
Bohemia, «El Naufragio del Valbanera», año 77, núm. 4, enero 25 de 1985.
Orales
CARREÑO AZCANIO, Antonio: Batey La Isabel, Jovellanos.
GÓMEZ ABREU, Mirta: Jagüey Grande.
GONZÁLEZ CHETA, José: Comunidad San José de Marcos, Jagüey Grande.
GOYES CABALLERO, Ana Jesús: Batey Crimea, Jagüey Grande.
GOYES IZQUIERDO, Hortensia: Batey Crimea, Jagüey Grande.
GOYES IZQUIERDO, Ignacia María: Pedro Bentancourt.
GUTIÉRREZ LOZANO, María del Pilar: Jagüey Grande.
IZQUIERDO GOYES, Irene María: Poblado Tórnente, Jagüey Grande.
VELEIRO MIRANDA, Mercedes: Batey de Soplillar. Ciénaga de Zapata.
361
Ana Jesús Coyes Caballero, la centenaria isleña, quien hizo la travesía en el Valbancra en septiembre
de 1919.
Ultima foto en vida lograda por el autor del presente testimonio.
El vapor correo español Valbancra de la línea de Pinillos hacía la ruta Barcelona-Santiago de Cuba-
La Habana-Ncw York.
362
Irene María Izquierdo Goyes, hija de Ana Jesús, ai enfermarse en la travesía marítima, no podía
desembarcar por el muelle de La Habana, pues tendría que pasar la cuarentena, para evadir la
misma, se quedaron en Santiago de Cuba y fue la salvación para toda la familia.
*
Ignacia María Goyes Izquierdo, fue a curarse a Canarias y vino en el Valbanera junto a los demás
familiares.
363
Trayectoria aproximada del ciclón que hundió al Valbanera.
EEUU
pt)-i'!;c,o\ ^ [^
Como se podrá observar en el gráfico expuesto aquí, el ciclón debió pasar por las provincias de
Matanzas y La Habana, entre los días 9 y 10, precisamente en los momentos en que el Valbanera
hacía la travesía por dichas provincias.
Jamás se ha podido encontrar ninguna señal que indique al menos el lugar donde se produjo el
naufragio.
364