HISTORIA DEL ARTE
NUEVAS RELACIONES ARTÍSTICAS CANARIAS
CON CUBA: UNA ESCULTURA DE BORGES
LINARES EN LA HABANA
JUAN SEBASTIÁN LÓPEZ GARCÍA
(Dpto. de Arte, Ciudad y Territorio, E.T.S. de Arquitectura.
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria)
1. INTRODUCCIÓN
Las relaciones entre Canarias y América se han manifestado en muchos
aspectos a lo largo de los siglos y, si bien cada período ha tenido su
propio perfil, la intensidad de los contactos se pueden medir en relación al
grado de presencia isleña en cada territorio y en cada momento. Aunque
son varios los lugares que han tenido tratos estrechos con nuestras islas,
1998 es un año propicio para profundizar de forma particular con las
tierras que hasta hace una centuria constituían los territorios de ultramar
españoles. Entre ellos, Cuba destaca y se distingue con una vinculación
más fuerte, tanto que las relaciones superaron la emblemática fecha de
1898 y gozan de un peculiar reforzamiento reciente. Un siglo no ha sido
suficiente para reducir los lazos entre ambos pueblos y en el presente
artículo se trata de resaltar, a través del estudio de una obra de arte, la
continuidad y vigencia de los vínculos canario-cubanos.
2. RELACIONES ARTÍSTICAS
El arte ha materializado los contactos canario-americanos y desde distintos
puntos del continente donde había presencia canaria (México, Perú,
Cuba, etc.), los isleños enviaron obras a sus lugares de origen. El carácter
de las donaciones era preferentemente devocional y, en consecuencia, las
iglesias y ermitas de las islas fueron las más beneficiadas en esta práctica
que fue habitual y que tanto ha significado para el legado que hoy se
entiende como patrimonio histórico-artístico de la comunidad autónoma
de Canarias. Esculturas, pinturas y orfebrería, constituyen la parte esencial
del arte americano en Canarias'.
' Entre los trabajos que se han dedicado a este tema, se cuentan los siguientes: AA.VV.
(1988): Canarias y América, dirigida por Francisco Morales Padrón, Col. Gran Enciclopedia
de España y América, Espasa-Calpe/Argantonio, Madrid. ALEMÁN DE ARMAS,
Adrián (1980): «Aportación a un estudio de Arquitectura Popular canario-americana». En
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Lo religioso fue un referente importante, por todo lo que ha supuesto
de identificación con las raíces de origen o con el arraigo posterior de las
personas. Esa particular relación posibilitó el flujo de las imágenes y devociones,
de tal manera que los canarios que marcharon hacia América en-
/ Jomadas de Estudios Canarias-América, Caja General de Ahorros de Santa Cruz de
Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, págs. 119-134. CALERO RUIZ, Clementina (1988):
«Una imagen americana y su cofradía en La Laguna». En VI Coloquio de Historia Canario-
Americana (1984), tomo n, 1.' parte. Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de
Gran Canaria, págs. 413-422. CALERO RUIZ, Clementina (1989): «Presencia iconográfica
americana en relieves canarios». En Cuadernos de Arte e Iconografía, tomo 11, núm. 3,
Seminario de Arte «Marqués de Lozoya», Fundación Universitaria Española, Madrid, págs.
197-201. CASTRO BORREGO, Femando (1980): «Canarias y Latinoamérica. Relaciones
artísticas durante el siglo xx y problemas de una alternativa cultural». En / Jomadas de
Estudios Canarias-América, Caja General de Ahorros de Santa Cruz de Tenerife, Santa
Cruz de Tenerife, págs. 137-176. CONTRERAS Y LÓPEZ DE AYALA, Juan (Marqués de
Lozoya) (1944): «El arte peruano y sus posibles relaciones con Canarias». Separata de
Tagoro, Anuario del Instituto de Estudios Canarios, La Laguna. FRAGA GONZÁLEZ ,
Carmen (1979): «La aristocracia y la burguesía canarias ante el arte. Importaciones artísticas
». En Anuario del Centro Asociado de Las Palmas. IV Coloquio de Historia Social de
Canarias, núm. 5, Centro Asociado de la UNED, Las Palmas de Gran Canaria, págs. 163-
217. FRAGA GONZÁLEZ, Carmen (1984): «Canarias-América a través del fenómeno
arquitectónico». En Jomadas de Estudios Canarias-América (III, IV, Vy VI), tomo II, Caja
General de Ahorros de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, págs. 115-128. FRAGA
GONZÁLEZ, Carmen (1985): «Nueva relación de pinturas americanas en Canarias». En V
Coloquio de Historia Canario-Americana (1982), tomo I, 2.° parte, Cabildo Insular de
Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, págs. 887-908. FRAGA GONZÁLEZ, Carmen
(1988): «Los modelos arquitectónicos». En Canarias y América. Biblioteca del V
Centenario, Espasa-Calpe/Argantonio, Madrid, págs. 129-140. FRAGA GONZÁLEZ, Carmen
(1988): «La plata de América: Orfebrería». En Canarias y América. Biblioteca del V
Centenario, Espasa-Calpe/Argantonio, Madrid, págs. 205-212. GONZÁLEZ PADRÓN,
Antonio (1990): «Enconchados mexicanos en Gran Canaria». En VII Coloquio de Historia
Canario-Americana (1986), tomo 11, Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran
Canaria, págs. 547-567. HERNÁNDEZ PERERA, Jesús (1955): Orfebrería de Canarias.
Instituto Diego Velázquez, CSIC, Madrid. LEAL SPENGLER, Ensebio (1989): «Diversidad
y afinidad entre las islas». En IX Jomadas de Estudios Canarias-América. Las relaciones
canario-cubanas. Caja General de Ahorros de Canarias, Santa Cruz de Tenerife, págs.
17-28. LÓPEZ GARCÍA, Juan Sebastián (1984): «Constantes en la orfebrería canaria:
arciprestazgo de Gáldar». En Tipologías, talleres y punzones de la orfebrería española.
Actas del IV Congreso Nacional de Historia del Arte (CEHA), Departamento de Historia
del Arte, Zaragoza, págs. 199-212. LÓPEZ GARCÍA, Juan Sebastián (1987): «Otra custodia
americana en Canarias, la de Santa María de Guía». En América y los centros de
estudios locales. Confederación Española de Centros de Estudios Locales, Instituto de
Estudios Canarios, La Laguna, pp. 89-93. MARCO DORTA, Enrique (1960): «Las Canarias
y el arte hispanoamericano». En El Día, Santa Cruz de Tenerife, 1 de noviembre.
MARTÍNEZ DE LA PEÑA, Domingo (1979): «Esculturas americanas en Canarias». En //
Coloquio de Historia Canario-Americano (1977), tomo II, Cabildo de Gran Canaria, Las
Palmas de Gran Canaria, págs. 477-493. MARTÍNEZ DE LA PEÑA, Domingo (1988):
412
viaron o trajeron las indianas, y los que quedaron en el continente difundieron
las isleñas. Entre las que llegaron constituyen un capítulo importante
las esculturas y pinturas mexicanas que tienen por tema a la Virgen de
Guadalupe^ De las devociones que allí se extendieron desde el archipiélago
macaronésico, resalta la de Nuestra Señora de Candelaria\ que en el
pasado era la patrona de la entonces diócesis única de las islas y que posee
una amplia nómina en América; también en la actualidad están presentes
Nuestra Señora del Pino y Nuestra Señora de las Nieves".
«Esculturas y pinturas americanas en Canarias». En Canarias y América, Biblioteca del V
Centenario, Espasa-Calpe/Argantonio, Madrid, Madrid, págs. 213-224. PÉREZ MORERA,
Jesús (1991): «Orfebrería americana en La Palma». En VIII Coloquio de Historia
Canario-Americana (1988), tomo II, Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran
Canaria, págs. 587-616. RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, Gloria (1994): La Platería Americana
en la isla de La Palma. Servicio de Publicaciones de la Caja General de Ahorros de
Canarias, Ávila. ROMERO, Leandro S. (1984): «Orfebrería habanera en las Islas Canarias
». En Universidad de La Habana, núm. 222 («La Habana: 465 Aniversario»), Dpto. de
Actividades Culturales, Universidad de La Habana, La Habana, págs. 389-407. TRUJILLO
RODRÍGUEZ, Alfonso (1979): «Elementos decorativos indianos en el retablo canario».
En // Coloquio de Historia Canario-Americana (1977), tomo II, Cabildo Insular de Gran
Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, págs. 453-473. TRUJILLO RODRÍGUEZ, Alfonso
(1980): «Interrelaciones histérico-artísticas canario-americanas». En / Jomadas de Estudios
Canarias-América, Caja General de Ahorros de Santa Cruz de Tenerife, Santa Cruz de
Tenerife, págs. 97-117.
^ Algunas pinturas incluyen el relato de su aparición al indio Juan Diego. Véase FRAGA
GONZÁLEZ, Carmen (1983): «Esculturas de la Virgen de Guadalupe en Canarias. Tallas
sevillanas y americanas». En Anuario de Estudios Americanos, tomo XXXVII, Sevilla,
págs. 697-707. MARTÍNEZ DE LA PEÑA, Domingo (1977): «Pinturas mejicanas del
siglo XVIII en Tenerife». En Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 23, Casa de Colón,
Madrid-Las Palmas, págs. 583-601.
' Un ejemplo cubano lo constituye la ermita dedicada a La Candelaria en la ciudad de
Trinidad (provincia de Sancti-Spíritus), al efecto véase ZERQUERA Y FERNÁNDEZ DE
LARA, Carlos J. (1995): «La Emúta de Nuestra Señora de la Candelaria de la Popa en
Trinidad, Cuba». En Aguayro, núm. 215, noviembre-diciembre. La Caja de Canarias, Las
Palmas de Gran canaria, págs. 25 y 26.
" DELGADO DOMÍNGUEZ, Erasmo Juan (1988): «Advocaciones canarias en Canarias
y América». En Canarias y América, Biblioteca del V Centenario, Espasa-Calpe/
Argantonio, Madrid, págs. 126-127. PÉREZ MORERA, Jesús (en prensa 1998): «Un
retrato de la Virgen del Pino en México, en XIII Coloquio de Historia Canario-Americana
(1998). Cabildo de Gran Canaria, La Palmas de Gran Canaria. Las distintas
devociones marianas, con categoría patronal en cada isla, han sido consideradas signos
de identidad canaria: AA. VV. (1997): Los símbolos de la identidad canaria. Centro de
la Cultura Popular Canaria, La Laguna. Véanse los siguientes artículos: «La Virgen de
los Reyes» por Flora Lilia BARRERA ÁLAMO, págs. 479-482; «La Virgen de las
Nieves» por Luis ORTEGA ABRAHAM, págs. 491-498; «La Virgen de Guadalupe»
por Carmen Marina BARRETO VARGAS, págs. 513-517; «La Virgen de Candelaria»
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La corriente migratoria canaria hacia América no desapareció con la
emancipación de los territorios que constituían los diferentes virreinos y
otras jurisdicciones americanas. Argentina, Cuba y Venezuela han sido los
destinos mayoritarios de los siglos xix y xx, estableciéndose nuevos vínculos.
Como es sobradamente conocido, estas relaciones adquirieron una
especial fuerza hacia mediados de la actual centuria entre Venezuela y las
Canarias occidentales, islas donde se ha extendido el culto a Nuestra Señora
de Coromoto, patrona venezolana. Tampoco ha estado ausente la
Caridad del Cobre, titular de la isla caribeña'.
Con respecto a Cuba, la emigración de españoles continuó después de
1898 y la llegada de canarios fue muy numerosa durante las primeras
décadas del actual siglo, mientras en los años veinte se caracterizó más
por los retomos o la estabilización de los emigrados^ Como uno de los
países que acogieron a mayor número de canarios, éstos fueron organizando
distintas colonias en las ciudades de destino más importantes. De todas
formas, la organización de los isleños en la antigua Juana fue anterior al
98, ya que en 1872 nace la «Asociación Canaria de Beneficencia y Protección
Agrícola» en La Habana, que contaba con Juntas Auxiliares en otras
poblaciones^; la Asociación Canaria de Cuba, por su parte, fue fundada en
por María Jesús RIQUELME PÉREZ, págs. 531-534; «La Virgen del Pino» por Felipe
BERMÚDEZ SUÁREZ, págs. 543-546; «La Virgen de la Peña» por Rosario CERDEÑA
RUIZ, págs. 559-562; y «La Virgen de los Volcanes» por Mario Alberto PERDOMO
APARICIO, págs. 577-580.
' DELGADO DOMÍNGUEZ, 1988, pág. 125: «Entre las advocaciones marianas que
los canarios le debemos a América está la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, y la
venezolana Virgen de Coromoto. Una y otra fueron traídas por los emigrantes que regresaron
de sendos lugares, pero su culto no trasciende más allá de los hogares de estas gentes
y, con el paso de los años, se va difuminando (...)».
' CABRERA DÉNIZ, Gregorio J. (1996): Canarios en Cuba: un capítulo en la
historia del archipiélago (1875-1931). Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas
de Gran Canaria, págs. 44 y 45. Véase también: MARTÍNEZ Y GÁLVEZ, Inmaculada
y MEDINA RODRÍGUEZ, Valentín (1996): «Emigración canaria en el siglo xx: estado
de la cuestión a la luz de la historiografía oral». En Jornadas de Historia Contemporánea
de Canarias, Real Sociedad Económica de Amigos del País, Las Palmas de
Gran Canaria, págs. 70-74. PAZ SÁNCHEZ, Manuel de (1997): «El emigrante». En
Los símbolos de la identidad canaria, Centro de la Cultura Popular Canaria, Madrid,
págs. 217-222. HERNÁNDEZ GARCÍA, Julio (1979): «La planificación de la emigración
canaria a Cuba y Puerto Rico. Siglo xix». En // Coloquio de Historia Canario-
Americana (1977), tomo I, Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran
Canaria, págs. 199-238.
' HERNÁNDEZ GARCÍA, JuUo (1988): «Prensa y asociaciones canarias en América
». En Canarias y América, Biblioteca del V Centenario, Espasa-Calpe/Argantonio, Madrid,
págs. 164-165.
414
1906*. Actualmente los canarios y sus descendientes están agrupados en la
Asociación Canaria de Cuba «Leonor Pérez Cabrera», con sedes en las
ciudades de mayor presencia isleña (La Habana, Matanzas, Cienfuegos,
Cabaiguán, Trinidad, etc.)
Precisamente el origen de la Asociación Canaria de Beneficencia y
Protección Agrícola está en las fiestas que se organizaron en la ciudad de
Matanzas para celebrar el día de Nuestra Señora de la Candelaria en febrero
de 1872'. Como es habitual, las advocaciones marianas más arraigadas
o patronales de origen constituyen uno de los elementos mayores de identidad
y de cohesión social en las colonias de emigrantes.
A lo largo de estos cien años (1898-1998), la situación de los territorios
en cuestión se ha modificado de forma sustancial y la emigración
desde las islas hacia América prácticamente ha desaparecido desde hace
tiempo. Las vicisitudes que han padecido algunas de las naciones americanas
con mayores conexiones canarias motivaron que, en las últimas
décadas, la atención se centrara durante algún tiempo en países que atravesaban
situaciones difíciles como Argentina y Chile. El caso venezolano,
por sus particulares relaciones con las Canarias occidentales posee tal
peculiaridad que se puede considerar de ciclo largo. En estos acercamientos,
en el presente lustro la nota más destacada es la intensificación de los
lazos de Canarias y Cuba, los cuales no han ido siempre paralelos a la
política de las cancillerías estatales. La situación en el momento de la
celebración del centenario es la de unas intensas relaciones humanas que
se manifiestan en distintos aspectos, con la reciprocidad de canarios oriundos
en la Perla de las Antillas y de cubanos de origen canario en las islas.
Las circunstancias particulares que vive el país caribeño ha hecho volver
la mirada hacia el exterior, siendo España y Canarias uno de los destinos
más significativos'".
En este contexto de las identidades y las identificaciones que se renuevan
se inscribe en las islas una mayor devoción a la Virgen de la Caridad
' Véase LÓPEZ ISLA, Mario Luis (1994): «La Delegación Canaria de Cabaiguán».
En Liborio, núm. de mayo. Boletín Informativo de la Delegación Municipal «Canariguan»
de la Asociación Canaria de Cuba «Leonor Pérez Cabrera», Cabaiguán, Sancti-Spíritus,
págs. sin numerar.
' CABRERA DÉNIZ, 1996, pág. 292.
'" La presencia cubana en Gran Canaria se pone de manifiesto en la creación de la
Casa de Cuba en Canarias, cuya sede matriz de Gáldar se inauguró el 21 de marzo de 1998.
415
del Cobre, patrona de Cuba", o la difusión de la santería cubana'^ Paralelamente,
la presencia de una imagen de Nuestra Señora del Pino, patrona
de Gran Canaria y de la diócesis de Canarias (provincia de Las Palmas),
constituye un ejemplo paralelo del interés en Cuba.
3. LA OBRA. EL TEMA Y EL ARTISTA
La escultura enviada a Cuba fue realizada por el escultor Juan Borges
Linares en su taller de San Isidro, en Gáldar (Gran Canaria), en 1992". Si
bien el encargo se hizo en la citada isla canaria, los antecedentes se produjeron
en La Habana en uno de los frecuentes encuentros canario-cubanos
que se han organizado en los últimos años.
La iniciativa surgió de la idea de tener una «Virgen canaria» en la
parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en la barriada de Los Pinos (municipio
de Arroyo Naranjo, provincia de Ciudad de La Habana). La inquietud
fue recogida y una vez transmitida a las Islas Canarias, a pesar del
carácter religioso de la propuesta, se fueron sumando a la misma distintas
instituciones civiles y culturales, siendo costeada de forma colectiva con
aportaciones que partieron de diez municipios de Gran Canaria, Colegio
de Abogados de Las Palmas, Real Sociedad Económica de Amigos del
País, El Gabinete Literario, etcétera'".
La advocación finalmente escogida fue la de Nuestra Señora del Pino,
cuya imagen consolidada y más difundida es con el atuendo barroco que
oculta la escultura en su aspecto original. La hermosa talla que se encuentra
bajo los añadidos ropajes fue adscrita por el historiador Hernández
" La advocación de la Caridad del Cobre, como otras americanas, era conocida en
Canarias, pero en los últimos años se ha incrementado su culto, como revela su entronización
en la isla de Gran Canaria: Vecindario (Santa Lucía), Hoya de la Plata (Las Palmas de
Gran Canaria) y El Clavo-La Furnia (Gáldar). En Los Alares (Antigua, isla de Fuerteventura)
se ha levantado una ermita y se celebra su fiesta.
" La demanda social ha motivado la apertura de comercios que venden piezas relacionadas
con la santería cubana o imágenes sincréticas de devociones cristianas como Santa
Bárbara, San Lázaro o la propia Virgen de la Caridad del Cobre.
" La bendición de la imagen se celebró en la Iglesia Parroquial de San Lorenzo, en
Las Palmas de Gran Canaria, el domingo día 2 de agosto de 1992, por el Doctor Don Juan
Artiles Sánchez, Vicario General de la Diócesis de Canarias.
'" El coste de la obra fue de un millón y medio de pesetas. El párroco era Don José del
Pino, sacerdote cubano de ascendencia canaria, y la iniciativa corrió a cargo de Don
Armando Sosa y Doña María del Carmen González, quienes se habían trasladado a Cuba
para participar en el I Festival Internacional de la Décima y el Punto Cubano. En representación
de la Agrupación Cultural Canario Guajiro. Véanse las siguientes referencias de la
prensa: M. R. V. (1992): «Cuba contará con una imagen de la Virgen del Pino». En
Canarias 7, Las Palmas de Gran Canaria, 12 de julio, pág. 22. AYALA, Marisol (1992):
«La Virgen del Pino viaja a Cuba». En La Provincia, Las Palmas de Gran Canaria, 2 de
agosto, pág. 21.
416
Díaz al círculo hispalense de las primeras décadas del siglo xvi, atribuyéndola
a Jorge Femández'^
En la nueva imagen que talla Borges Linares concurren circunstancias
que ya poseían algunas obras suyas. No era la primera vez que realizaba
esculturas para América y también había tratado en múltiples ocasiones el
tema mariano. En efecto, conocida es su estancia en América del Sur
durante varios años, teniendo su centro activo más destacado en Argentina
(1971-1978). Esa etapa americana fue muy importante en su maduración
estilística por el influjo que ejerció en la potenciación del indigenismo
que llevaba desde Gáldar'". Por otra parte, entre las representaciones
escultóricas que había realizado de la Virgen María estaban las
advocaciones de los Desamparados (1965), del Saucillo (1979), del Carmen
(Valterra, Arrecife, 1982), del Mar (1982), etc. También el artista contaba
con la versión de una imagen arraigada, ya que realizó un Santiago para la
colonia grancanaria de Santa Cruz de Tenerife, según el modelo del patrón
de Gáldar".
En esta obra para Cuba, el escultor canario acudió directamente al
relato de la Aparición y, por tanto, se vincula con el episodio que la tradición
popular ha sancionado. Según ésta, la talla mariana apareció de manera
sobrenatural un ocho de septiembre, en lo alto de un pino del antiguo
bosque de Aterura. Actualmente, la escultura original se venera, con su
" HERNÁNDEZ DÍAZ, José (1973): «Estudio iconográfico-artístico de la Virgen del
Pino, Patrona de Gran Canaria». En Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 19, Patronato de
la Casa de Colón, Madrid-Las Palmas, págs. 172 y 173. Como obra general sobre esta
advocación, véase: QUINTANA, Ignacio y CAZORLA, Santiago (1971): La Virgen del
Pino en la Historia de Gran Canaria. Lit. Saavedra, Las Palmas de Gran Canaria.
" Véase LÓPEZ GARCÍA, Juan Sebastián (1993): «El indigenismo o la formación de
una iconografía canaria del siglo xx». En Cuadernos de Arte e Iconografía. III Coloquios de
Iconografía, Fundación Universitaria Española, tomo VI, núm. 12, Madrid, pp. 423-429.
" LÓPEZ GARCÍA, Juan Sebastián (1984): «Borges Linares: las vetas de su escultura
». En Aguayro, núm. 154, julio-agosto. Caja Insular de Ahorros, Las Palmas de Gran
Canaria, pp. 18-20. LÓPEZ GARCÍA, Juan Sebastián (1984-1986): «El escultor Borges
Linares. Aproximación al estudio de su obra». En Revista de Historia de Canarias. Homenaje
al Profesor José Peraza de Ayala, volumen II, núm. 175, Facultad de Geografía e
Historia, Universidad de La Laguna, pp. 685-702. LÓPEZ GARCÍA, Juan Sebastián (1983):
«El escultor Borges Linares: sus obras en Lanzarote». En Lancelot, núm. 42, 4-10 de
noviembre. Arrecife, pág. 4. LÓPEZ GARCÍA, Juan Sebastián (1984): «Juan Borges Linares,
la escultura y la imaginería». En Canarias 7, Las Palmas de Gran Canaria, IS.IV. 1984,
pág. 28. QUESADA AGOSTA, Ana María y SANABRIA DÍAZ, Ofelia (1995): «Borges
Linares: su obra en Fuerteventura y Lanzarote». En TV Jomadas de Estudios sobre Lanzarote
y Fuerteventura, tomo II, cabildos insulares de Lanzarote y Fuerteventura, Arrecife, págs.
643-661. SOSA, Chano (1979): Borges Linares. Escultor. Tajamenbidagua, núm. 1, Litografía-
Imprenta Marcelo, Las Palmas de Gran Canaria.
417
indumentaria y adornos barrocos, en la basílica homónima de la villa de
Teror, en el santuario más importante de Gran Canaria y, posiblemente, el
que reciba mayor número de devotos de todo Canarias al ser la patrona de
la isla y de la diócesis más poblada. La imagen asoma en la calle central
del retablo dieciochesco de la capilla mayor, decorado con esculturas y
relieves que aluden y exaltan especialmente a la marianidad, destacando
entre ellos la escena que corona el conjunto en la que se recrea la milagrosa
aparición de la Virgen en la conifera (representando la talla escultórica
sin las vestimentas)'^
La escultura que realizó Borges vino a enriquecer la «varia iconográfica
» de Nuestra Señora del Pino, ya que como afirmó el mismo autor «no
es una réplica tal sino una interpretación propia a la misma escala de la
patrona de la Diócesis Canariense». En estas pocas palabras, el artista
explicó mucho con respecto a la obra, dado que la talla mantiene las líneas
esenciales que hacen reconocible a la advocación, conservando el estilo
del escultor. Borges la reproduce sin las vestiduras añadidas, siguiendo
una recuperación tardía, porque tal como dice Alzóla «si desde el siglo xvi
los grancanarios contemplaban oculta bajo ricas telas la imagen de Teror,
es comprensible que así desearan verla pintada cuando encomendaban a
algún artista un cuadro para sus hogares.»". Correspondió, pues, a las
pinturas el consolidar la virgen vestida con ropajes, núentras fueron los
'* El hecho de que la imagen primitiva esté oculta desde el Quinientos, no impidió
que interesara en el pasado a los estudiosos, de tal manera que fue descrita en el siglo xviii
por fray Diego Henríquez, en el manuscrito que finaliza en 1714. (Véase ALZÓLA, José
Miguel (1960): «Iconografía de la Virgen del Pino». En El Museo Canario. Homenaje a
Simón Beni'tez Padilla, núms. 73-74, enero-diciembre, Las Palmas de Gran Canaria,
págs. 60 y 61. Gracias a esa y otras descripciones posteriores. Alzóla aprecia algunos
cambios en la escultura a lo largo del tiempo; así, hasta el siglo pasado se habla de la
túnica azul y en el texto de José García Ortega (1936) se afirma que es blanca, cambio
que posiblemente es resultado de alguna restauración. Véase también LÓPEZ GARCÍA,
Juan Sebastián (1989): «El programa iconográfico del retablo mayor de Teror (Gran
Canaria)». En Cuadernos de Arte e Monografía, tomo II, núm. 3, Fundación Universitaria
Española, Seminario de Arte «Marqués de Lozoya», Madrid, págs. 389-399, láms.
CII-CIV.
" ALZÓLA, 1960, pág. 68. José Miguel Alzóla enumera algunas esculturas de la
Virgen del Pino, que están en la misma afiliación de la que aquí se valora. Del siglo xvii
parece ser la que se conserva en la iglesia de San Juan Bautista (San Juan de la Rambla,
Tenerife), pétrea. Del presente siglo es la titular de la parroquia homónima en el Puerto de
la Luz (Las Palmas de Gran Canaria), uno de los precedentes de la de Borges, realizada en
Las Palmas por el imaginero valenciano Agustín Navarro Beltrá en 1920, inspirada en el
grabado de Fatjó. En esta corta relación hay que incluir, además, el relieve que corona el
retablo mayor de la basílica de Teror. (págs. 65-67.)
418
grabados los mayores contribuyentes en la difusión del relato de la aparición
con la estatua original sin añadidos^".
Con todo lo expuesto, el artista tenía dos opciones en el momento de
plantear la obra: acudir directamente a la pieza original de Nuestra Señora
del Pino o a una versión mediatizada por las telas que la cubren, dándole
una apariencia de imagen de vestir. Como ya se ha adelantado, se escogió
la primera fórmula y prevaleció el carácter estrictamente escultórico, con
un planteamiento general de la figura exenta que sigue las directrices del
modelo: María con Jesús en brazos está ataviada con una larga túnica y un
manto. Tallada en madera africana^' y policromada, la escultura mide 1,13
m. de alto y en la parte posterior de la peana lleva la inscripción «Borges
Linares/G. Canaria 92».
Entrando en más detalles descriptivos, en cuanto a la posición, que es
algo hierática y frontal, la Madre mantiene con sus brazos al Hijo en el
lado izquierdo, mientras la mano derecha del Niño descansa sobre el pecho
maternal y la izquierda porta una flor. La cabellera de María es larga
y está oculta en su mayor parte por el manto, aunque apreciable en el
mechón que cae por el hombro derecho. La indumentaria es sencilla, repitiendo
esquemas del artista en el tratamiento de los pliegues ahuecados de
la parte delantera y en las líneas verticales de la espalda, que recuerdan
más los drapeados de otras obras del escultor que al propio modelo.
El destino cultual de la pieza y la larga tradición cromática, prácticamente
consustancial con la imaginería, hacen que el color haya sido un
componente importante, aunque en alguna otra ocasión el artista casi haya
renunciado al mismo en imágenes sacras (como en Santa María del Saucillo,
1979). Los utilizados son el amarillo para la túnica de la Virgen, el
rosado para el vestido del Niño y la saya interior, que apenas asoma en la
parte inferior izquierda, y el azul celeste con forro de tono más claro para
el manto de la Señora. Por lo demás, las carnaciones propias para las
manos y caras de la Madre y el Hijo, así como los cabellos que en ambos
personajes son oscuros.
En la comparación entre la imagen antigua y la obra de Borges, se
pueden apreciar las analogías y la libertad de interpretación. En cuanto a los
^° De los grabados, el realizado por Ángel Fatjó (+ 1889) ha sido el de mayor influencia.
(ALZÓLA, 1960, págs. 73-77.)
^' Información del escultor.
Se agradece, asimismo, la colaboración ofrecida por la Dra. Angela Rojas Ávalos,
arquitecta y profesora de la Facultad de Arquitectura del ISPJAE de La a Habana, y por la
Leda. Zenaida Iglesias Sánchez, historiadora e investigadora de la Dirección de Arquitectura
Patrimonial de la oficina del Historiador de la Ciudad.
419
rasgos, el rostro de María apenas guarda referencia con el modelo y está
más cercano a la estética del artista; aunque guarde la frontalidad y los ojos
tallados y pintados de la escultura de Teror, esas son características que
también Borges ha repetido en sus obras. La compostura del Niño es la
misma, con su mano derecha sobre el pecho de la Madre y la izquierda
portando una flor, que parece más una margarita que la rosa a la que hace
referencia el padre Henríquez en su descripción del siglo xvni. Tampoco se
ha supeditado en la aplicación de los colores, ya que la túnicas originales de
la Virgen y el Niño son roja y blanca, mientras Borges las policroma en
amarillo y rosada, respectivamente, al mismo tiempo que mantiene el azul
del manto de la Señora y el dorado del cabello se convierte en negro azabache.
El plegado de las ropas sigue más el modo de tratamiento del escultor que
los ángulos rectilíneos de la terorense, aunque posiblemente en ninguna otra
el modelado haya adquirido una forma tan abstracta como en la mitad inferior
de la túnica. Borges huye, además, de adornos complementarios, como
cuando prescinde de las letras que adornan las telas de la escultura original.
Por lo demás, otros detalles como la melena de la Virgen que sólo cae por
el lado derecho o las mangas de la túnica de Jesús que llegan hasta las
muñecas, cuando en el original el brazo se aprecia casi hasta el codo, no
hacen sino confirmar la originalidad de la versión reahzada para La Habana.
4. CONCLUSIÓN
Las estrechas relaciones entre Canarias y América se materializaron
durante siglos con la llegada al Archipiélago de interesantes piezas de
talleres indianos. Los protagonistas de los envíos eran canarios emigrados
que donaban alguna obra a sus lugares de origen, normalmente destinada
al culto (esculturas, pinturas, custodias, cálices, etc.). Las corrientes de ida
y retomo, difundieron además las devociones más arraigadas.
El devenir del tiempo ha impuesto otras conexiones, que han aumentado
con algunos países en virtud de la continuidad de la emigración canaria
durante el siglo xx. Cuba siempre fue un destino preferente de los
canarios y si los flujos migratorios fueron favorables a principios de la
presente centuria para la isla caribeña, ahora, en los umbrales del siglo xxi,
lo son para el archipiélago macaronésico. Esta nueva situación explica la
cada vez más numerosa presencia cubana en las islas, en su mayoría de
origen canario.
En el marco de las actuales relaciones, la obra de Borges Linares
(Gáldar, 1941) es un exponente más de esta fenomenología de permanencia
y renovación de vínculos humanos. El sistema de donación empleado
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-una escultura destinada al culto- recuerda mucho a la fórmula tradicional,
como si ésa fuera una auténtica invariable en los siglos.
Una centuria después de los acontecimientos de 1898, La Habana posee
una representación de Nuestra Señora del Pino que forma parte y
completa la iconografía de esta advocación grancanaria. La imagen conservada
en Cuba es una creación personal de Borges, quien a pesar de
estar limitado por la idea del modelo, funde los planteamientos generales
que impone la obra original con las características particulares del artista.
Para Canarias y Cuba esta escultura es una muestra más de la continuidad
por medio del arte -y la devoción- de los vínculos entre ambos pueblos,
que permanece con renovados contactos en el emblemático centenario.
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Ntra. Sm. del Pino (Gáldar, 1992), por Juan Borges Linares. Iglesia del Sagrado Corazón
de Jesús (Los Pinos). Arroyo Naranjo. La Habana.
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Ntra. Sra. del Pino (Cáldar, 1992), por Juan Borges Linares. Iglesia del Sagrado Corazón
de Jesús (Los Pinos). Arroyo Naranjo. La Habana. Detalle
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