CANARIAS Y CUBA: 1898-1998
HECHOS Y NOTICIAS EN LA ÉPOCA DEL DESASTRE
JOSÉ VÍCTOR MORALES MAGYÍN
Esta época finisecular está plagada de grandes conmemoraciones. España
y América Latina son protagonistas de algunas de ellas. El «Quinto
Centenario» pasó ocasionando el vertido de torrentes de tinta que se derramaron
en dilucidar la conveniencia o no de la «celebración» de dichos
actos. Ahora le toca el tumo a 1898, también ligado indefectiblemente con
América Latina y en este caso con Cuba. La cual, aún no hace mucho tiempo,
formaba parte del imperio ultramarino español siendo, como suele
decirse, la joya de la corona.
Cuba se prepara a conmemorar su independencia que, además de para
sus gentes, tuvo enorme trascendencia en Canarias, pues, como es sabido,
aquella fue tierra de promisión de nuestros paisanos durante el transcurso
de estos acontecimientos. Es motivo de este pequeño trabajo un repaso
somero, mediante la revisión de la prensa de aquellos momentos, de las circunstancias
y hechos que hace ahora cien años atravesaron Canarias y
Cuba en los avatares de la Liberación de esta última.
De la abundantísima prensa canaria contemporánea al conflicto, el
periódico que hemos consultado es «La Opinión»'. Éste entra de lleno en
el seguimiento de una noticia importantísima para el Archipiélago
Canario: La Guerra de Cuba. En este momento episodio final de un largo
proceso de gestación independentista. Este se inició con el legendario
«Grito de Yara» primer capítulo de una incipiente experiencia separatista,
1868 y 1878. Estos sucesos fueron seguidos de una tregua a la que los
cubanos llamaron «La Tregua Fecunda». Este nombre parece deberse a
que debieron mantenerse actividades insurrectas durante este período. Por
último el momento que nos ocupa y que en febrero de 1895 comienza con
el histórico «Grito de Baire», concluirá más tarde con resultado positivo
para los patriotas cubanos. Para España no sólo significó la pérdida de la
La Opinión se publica en Santa Cruz de Tenerife entre 1885 y 1916.
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«Gran Antilla», además hay que añadir la pérdida de Puerto Rico, Filipinas
y archipiélagos del Pacífico.
De una atenta lectura del periódico pueden extraerse varias conclusiones
claras: si bien es una fuente de información relativamente abundante,
adolece de un desmedido partidismo que le lleva, y es esto una impresión
personal, a dudar decididamente de ciertos datos. Este defecto se nos presenta
más patente en la crónica diaria de la guerra, donde en los recuentos
de víctimas, evolución de los combates y en la narración de hechos bélicos,
al desprevenido lector siempre le queda la impresión de que los insurrectos
siempre se llevan la peor parte.
Si tenemos presente en todo momento estas circunstancias, además de
la corriente política en la que se inscribe este diario liberal-conservador y
españolista acérrimo, podemos ensayar una visión aproximada de la realidad
de aquella situación.
El periódico día tras día y sin desmayo defiende frenética y furiosamente
la españolidad de Cuba, y por extensión, la de Canarias. Además tiene
como adalid y principal paladín al general Weyler. De éste se hacen
airadas y contundentes defensas desde el momento mismo de su destitución.
También en cuanto a las acusaciones vertidas contra éste en relación
con las brutalidades cometidas mientras la isla caribeña estuvo bajo su
mando militar.
No podía faltar el ataque, desde fechas muy tempranas, a la actitud
anexionista e imperiahsta de los EE.UU. El periódico logra en sus editoriales
recrear y construir la imagen más lóbrega del imperialismo estadounidense
en sus pretensiones de anexionarse Cuba. No deja de ser irónico lo
bien que se retratan estas posturas ajenas desde posturas similares. Lo más
llamativo, visto con perspectiva, es señalar con qué aires de triunfo se pronosticaba
el resultado de la guerra con EE.UU. La Opinión solía ilustrar a
sus lectores con sabrosísimos artículos explicando, por un lado el tipo de
vida depravada y sin cultura de los estadounidenses, y por otro «.. .la inferioridad
manifiesta de sus ejércitos y marina, que llegado el momento no
tendrían nada que hacer contra los españoles, muy superiores...»^.
Por otra parte sí es destacable la notoria y sincera preocupación que se
desprende de sus páginas por la suerte de los canarios que se encuentran en
Cuba durante la guerra. Estos comprendían desde los soldados canarios
combatientes en la manigua hasta los emigrados y familias campesinas. Es
corriente la publicación de cartas de ambos grupos de canarios, en ellas se
relata la situación y lo sucedido a los isleños. Se advierte también que hay.
Tomado de La Opinión.
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frente a la administración central, una contradictoria, leve y soterrada protesta
y concienciación ante los evidentes perjuicios que las levas de soldados
canarios significan para las islas. Añadiéndose a esto la falta del aporte
de dinero enviado de Cuba. Aunque siempre el tono de estas protestas
era suavizado apelando a «...la españolidad de Canarias y el patriotismo
de los canarios...».
El romanticismo de la época se expresa en el tratamiento del ingente
número de combates y acciones bélicas. Estos están narrados con singular
calidad literaria. Se reflejan, casi noveladamente, las vivencias de las guerrillas
canarias del ejercito regular español ataviadas con el uniforme de
rayadillo, sus combates con el famoso maüsser, cargas a la bayoneta y de
caballería. No se dejaban de lado las terroríficas cargas al machete de los
patriotas mambises.
El inicio de esta guerra de liberación se entiende como un incidente sin
mayores consecuencias o un problema «...creado por cuatro aventureros
que se dedican a crear confusión y violencia.. .»^ La temprana muerte del
procer Martí no aparece con demasiadas reseñas, sino como un acontecimiento
más, sumable a la necesidad de sofocar un levantamiento que parecía
no demasiado preocupante «...ya que aludimos a Cuba, haremos constar
que la insurrección sigue llevando golpes rudos desde que subieran al
poder los conservadores. Su principal jefe el señor Martí ha sido muerto y
hechos numerosos prisioneros, las partidas entregadas o disueltas, jefes de
importancia huidos como Máximo Gómez y Estrada...»"*.
La realidad se encargaba de contradecir estas impresiones puesto que
en estas jomadas, unos días después de los hechos narrados, parten para
Cuba los primeros contingentes de soldados canarios, pertenecientes al
arma de artillería. Esto es señal de que el movimiento insurrecto comenzaba
a complicarse, teniendo en cuenta que en campañas anteriores no habían
intervenido soldados canarios, exentos, hasta entonces, del servicio en
ultramar. La importancia del proceso va increscendo, indicativo de ello es
que el diario empieza a dedicar una crónica diaria, a dos columnas, en las
que irá desgranando los pormenores del conflicto^
La solidaridad de los canarios del archipiélago comienza a dar sus frutos.
Los sufrimientos de los que combaten en la manigua (canarios en
ambos bandos) calan en el sentir popular y se materializan en la no celebración
de los carnavales de febrero de 1896. Estos hechos están justifica-
' Tomado de La Opinión.
" La Opinión: 28-1-1895.
' La Opinión: 18-10-1895.
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dos sin ninguna duda por la aterradora cantidad de bajas. Las enfermedades
se convierten en el principal verdugo de las tropas. Véase una pequeña
encuesta necrológica aparecida en el periódico «Las Afortunadas» de
Cuba:
Muertos de origen canario en la población de Camajuaní:
Arma blanca: 7
Arma de fuego: 1
Causas naturales (cólera, disentena, tifus, etc.): 24*
Dentro de las iniciativas populares se encuentra la creación de un bazar
de objetos de uso doméstico. Estos se ponen a la venta durante las Fiestas
de Mayo en Santa Cruz de Tenerife. Los fondos obtenidos van destinados
a reparar las necesidades de los combatientes isleños. Estas iniciativas se
repiten todos los años.
El año de 1896 es un período de intensa actividad bélica. Está caracterizado
por una gran cantidad de acciones militares de todo tipo. Se reflejan
en el diario mediante novelescas narraciones de los partes de guerra. Estos
van desde la descripción de los combates a la calidad de los ingenios,
acciones individuales de los soldados que llevan a cabo hechos heroicos y
menciones honoríficas a soldados canarios. Se entrecruzan, además, con
noticias de los emigrantes y las penalidades de su vida en Cuba. En esta
época, mayo de 1896, Weyler será nombrado presidente de honor de la
«Asociación Canaria de La Habana» y como contrapartida la confusa noticia
de que una guerrilla española se pasa completa al bando insurrecto^ Ha
de señalarse la muy escasa información sobre canarios insurrectos.
Causa cierta sorpresa la presencia de informes tales como el número de
insurrectos que operan en la manigua, su parque, caballos y disponibilidad.
Cabe la pregunta de cómo este periódico pudo obtener tan fidedigna y
estratégica información. Se destaca la formación de una guerrilla española
de trescientos voluntarios canarios para combatir la insurrección y la dotación
de una escolta o guardia de corps'para Weyler «.. .compuesta de treinta
canarios escogidos, además, entre los más altos...»'. La muerte de
Maceo y la de José Zayas son celebradas por el periódico. Esta última
narrada en la carta de un canario.
* La Opinión: 16-2-1896.
' La Opinión: 6-4-1896.
« La Opinión: 16-5-1896.
' La Opinión: 27-8-1896.
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Comienza a aparecer en escena EE.UU. al que se ataca furiosamente,
culpándole de la guerra, así como a los liberales progresistas españoles, a
su gestión y especialmente la destitución de Weyler. Estas críticas se van
acentuando y de aquí en adelante se hablará de humillación y vergüenza
para las armas españolas, el hundimiento militar tras la retirada del marqués
de Tenerife y defensa ardorosa de éste, ante las acusaciones de
Mackinley"^. La decadencia militar española es total en la isla, firmándose
en julio de 1898 la capitulación con los Estados Unidos. Los españoles que
vivían en Cuba preferían un gobierno norteamericano antes que cubano
por temor a represalias.
1. EE.UU. EN EL CONFLICTO
Su temprana interferencia se denota en la captura de combatientes de
nacionalidad norteamericana encontrados entre los mambises, de este
modo comenzará la ayuda tan importante para la insurrección. Ante esta
situación y con ánimo poco pacifista aparecen artículos pretenciosos, llenos
de una cierta fanfarronería. En estos se juzga a España como «...una
potencia marítima que pondría en fuga a la escuadra norteamericana en
cualquier momento...»".
A partir de este momento cuanto más aumenta la presencia de los yanquis
en el conflicto más furibundos se volverán los ataques de La Opinión.
Su argumento principal reside en la idea de que EE.UU. favorece a los
insurrectos para después anexionarse la isla. Son atacadas duramente las
voces que en España y en Estados Unidos se alzan pidiendo la sustitución
de Weyler por «.. .el fracasado general Martínez Campos.. .»'^.
Mackinley, presidente de EE.UU., será un blanco constante de los ataques
de La Opinión. Sobre todo por los discursos encendidos del mandatario
norteamericano que criticaba con dureza al ejército español y las
inhumanidades de Weyler. Este periódico, movido por exaltados valores de
patriotismo, es uno de los que van caldeando el ambiente y favoreciendo
situaciones límite cuya solución «.. .honorable es sólo la guerra.. .»'l Ante
la respuesta débil del gobierno español abogan por la guerra sin cuartel.
Transcribimos ahora una noticia, que en la línea de lo dicho, será vital para
el devenir de los hechos de aquellos días: «...el acorazado de la marina de
"> La Opinión: 8-1-1898.
" La Opinión: 15-12-1896.
"La Opinión: 11-6-1897.
" Editorial: «No más humillaciones». La Opinión: 10-1-1898.
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guerra yanquee Maine de cuyo viaje a la Gran Antilla tanto se ha hablado
en los últimos días, ha llegado ya al puerto de La Habana. Su comandante,
en el momento mismo en el que desembarcó ha conferenciado largamente
con el cónsul Mr. Lee, apresurándose a quitar importancia a su visita
y al viaje...»'".
Si se procura leer entre líneas esta noticia levanta la liebre de la sospecha.
Es tan evidente que en sucesivas informaciones el diario se queja de
la misteriosa presencia de este acorazado en los puertos de la Gran Antilla.
Estos rumores y otras exigencias van creando un clima de acusada tensión
que se verá pronto conmocionado: «...telegramas oficiales confirman la
noticia de la terrible catástrofe ocurrida en el puerto de La Habana. El acorazado
de 1." clase de la marina de guerra yanquee, Maine, ha volado a
consecuencia de la explosión de las calderas y de los depósitos de pólvora...
»'^.
El informe negativo de la comisión técnica americana que analizó los
restos del Maine fue la llave de la participación bélica de EE.UU., este
informe dictaminó sabotaje. Por último se puede ilustrar perfectamente el
ambiente de la incredulidad de esta prensa cuando comienzan a llegar las
noticias de los reveses de los españoles: «...centenares de telegramas, de
origen sospechoso, vienen a aumentar el desconcierto que reina y a mantener
en dolorosa incertidumbre la opinión publica. Lo más saliente de
estas fantasías es el relato de un combate naval en el que se fue a pique,
antes que rendirse, el destructor Terror...»"".
2. ALGUNAS REPERCUSIONES EN CANARIAS
El conflicto de Cuba va a incidir en varias vertientes importantes de la
vida de Canarias. Por una parte -y son quejas tempranas- el gran aporte
humano que los pueblos de Tenerife deben hacer para combatir en la manigua.
La gravedad del conflicto obliga a España a enviar canarios a Cuba"
a pesar de claros contratiempos: indefensión de Canarias y que muchos
canarios deserten al bando insurrecto. Otro aspecto son las repercusiones
económicas que se manifiestan en la retención del usufructo de los canarios
que trabajan en Cuba.
'* Del Servicio telegráfico. La Opinión: 26-1-1898.
" Del Servicio telegráfico. La Opinión: 17-2-1898.
•6 La Opinión: 10-6-1898.
" La Opinión: 6-11-1896.
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Ante esta situación la población toma una actitud beligerante y ocasionalmente
arremete contra los enemigos que tiene al alcance de las manos.
Así, movidas por el ambiente de crispación, algunas personas toman partido:
«.. .en la noche anterior se realiza una protesta popular ante la embajada
norteamericana (consulado), en la calle del Castillo, motivada por la
actuación de EE.UU. hacia España. Intentan arrancar el escudo, son disueltos
por la fuerza pública.. .»'^.
La tónica general de los acontecimientos, por lo menos para Tenerife,
giraba sustancialmente en tomo a las repercusiones económicas de la guerra.
El retomo de emigrantes hace que la abundancia de la mano de obra
abarate los jómales, añadiéndose la falta de ingresos provenientes de Cuba.
Ante esta situación, no es extraño que en determinados medios, como el
Correo Militar Español, se vea claro el dilema que se les presenta a los
canarios emigrados en la Gran Antilla: «...marcharse a su país natal o
ingresar en las filas de la insurrección...»".
Noticias como éstas nos van dando algunas pinceladas sobre la participación
canaria en la insurrección. También en Canarias, en Tenerife, se
dejan traslucir algunos signos de apoyo a los insurrectos, ante la incredulidad
de los redactores de La Opinión: «...por aquí ha corrido con alguna
insistencia la estrambótica noticia de que entre los adeptos a la insurrección
figuran muchos paisanos nuestros...»^'. El alto índice de prófugos
será un fenómeno asociado.
Frecuentemente se insistirá, con el dramatismo propio del momento,
en la debilidad militar de las islas, en relación con sus fortificaciones y la
escasa dotación de tropas. Son recogidas las opiniones del nuevo capitán
general que califica a Canarias de «...abandonado archipiélago...»^^. Será
un tema de constante preocupación y durante todo el año de 1898 se reclamarán
y constmirán en Santa Cmz de Tenerife dichas fortificaciones en
prevención de un ataque. El peligro de invasión norteamericana toma visos
de inevitable realidad cuando en abril de 1898 se rompen hostiUdades con
los Estados Unidos. Son destinados al archipiélago varios batallones de
infantería para reforzar su defensa. Se insta a la población de la capital a
recibir a los soldados que vienen a defender estas «...Islas Canarias siempre
españolas...»^^ Es el comienzo de una situación de tensa espera don-
'" La Opinión: 9-2-1896.
"La Opinión: 3-8-1896.
2° La Opinión: 18-5-1896.
^' La Opinión: 5-8-1896.
^ La Opinión: 26-1-1897.
23 La Opinión: 5-4-1898.
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de se dan todo tipo de rumores y bulos: «.. .susurrase que hay sospechas de
que por alguien se han facilitado planos, datos o lo que fuere sobre la
defensa de estas islas...»^'^.
El ambiente bélico influye en la población y ante el temor de la invasión
varios pueblos de la isla se ofrecen a constituir cuerpos de voluntarios,
cuya base serían licenciados del ejército. Las noticias y titulares no contribuyen
a relajar el ambiente: «...terminado el plazo fijado por Mackinley
para que el ejército español evacúe la isla de Cuba, tendrá lugar de un
momento a otro, el primer choque entre las dos naciones, donde se disparará
el primer cañonazo; Cuba, Puerto Rico o Canarias...»^^
Es evidente el paralelismo de estatus que, sin proponérselo, establece
el redactor entre Canarias y las otras colonias españolas. Esta situación es
preludio del establecimiento del estado de guerra. La seguridad de que
Canarias iba a ser invadida por los americanos llega al punto de especularse
sobre cual isla sería tomada primero^^. Como hecho paralelo y posiblemente
conectado con estos acontecimientos destacan los preparativos
para la instalación de la Guardia Civil en Canarias, para la vigilancia rural
y posiblemente para el control de posibles movimientos sediciosos. Esta
llegada no se vio exenta de problemas: «.. .en la sesión que celebró el excelentísimo
ayuntamiento de esta capital (S/C de Tfe.) en la noche del veinte
último, se negó, por mayoría de un voto, acuartelamiento a la Guardia
Civil... »27.
Como conclusión cabe señalar, con un texto ilustrativo, la clara noción
que se tenía de la situación en la que quedaba Canarias, tras la derrota de
España y en la discusión del Tratado de Paz con EE.UU: «...si España
sigue resistiendo aceptar las condiciones de paz que le imponen, no sólo
perderá la indemnización que se le ofrece a cambio de Filipinas, sino que
perderá también las Islas Canarias.. .»^^
2" La Opinión: 21-4-1898.
^' La Opinión: 23-4-1898.
^-i La Opinión: 14-5-1898.
" La Opinión: 21-7-1898.
™ Editorial: «Protesta». La Opinión: 19-11-1898.
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