ANTROPOLOGÍA
CONOCIMIENTOS Y SABERES DE LA MAR EN UNA
COMUNIDAD PESQUERA ARTESANAL CANARIA:
CALETA DEL SEBO, ISLA DE LA GRACIOSA
GLORIA CABRERA SOCORRO
1. INTRODUCCIÓN
La cultura marinera, de "la gente de la mar", es enormemente rica y variada.
La riqueza y multiplicidad de las formas de pesca, de las que los trucos y
técnicas o los mismos utensilios o aparejos de pesca son sólo un botón de muestra,
es inagotable. Contiene miles de campos y conocimientos de los cuales
queremos exponer en este artículo algunas muestras con el fin de comunicar y
ayudar a difundir la enorme importancia de los conocimientos y saberes, de la
ciencia y experiencia de las/os habitantes de muchos pueblos costeros canarios,
normalmente desprestigiados y marginados socialmente, que históricamente
han sido vistos desde arriba como analfabetos ignorantes e incultos cuando, como
demostraremos, la realidad es todo lo contrario, que poseen una vastísima
cultura y cientos de conocimientos sobre el medio ecológico marino que en
muchos aspectos superan con creces los que pueden poseer, la mayoría de
las/os estudiantes universitarios o las/os mismos titulados en estudios afines.
Con este pequeño artículo queremos hacerles justicia, reconocer el mérito
que tienen esos saberes y difundir aspectos que han sido poco estudiados en
nuestras islas y que pueden y deben ser objeto de numerosas y más profundas
investigaciones en el futuro^ Pero antes de exponer el objeto central del trabajo
haremos una pequeña síntesis del contexto ecológico y socioeconómico
de la comunidad de pescadores que nos servirá como ejemplo y en la que hemos
centrado nuestras investigaciones: la Caleta del Sebo de La Graciosa.
1. El trabajo que aquí se presenta, se inserta en una investigación antropolótica más amplia
que tiene como objeto de estudio la situación de las mujeres en las comunidades pesqueras canarias
en el marco de un proyecto de investigación, subvencionado por la C.A. de Canarias, titulado:
"Espacio, sexo y poder. La situación de las mujeres en La Graciosa y las conserveras de
Arrecife". Es resultado, más en concreto, del trabajo de campo realizado en la isla de La Graciosa
durante estancias (de un mes y medio aproximadamente) estratégicamente repartidas a lo
largo de diferentes meses de tres años consecutivos, desde 1991 hasta 1994. En total algo más
de seis meses de estancia real y tres años de seguimiento continuo de las actividades y acontecimientos
sociales importantes de la comunidad.
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La Graciosa es la isla habitada más nororiental del archipiélago canario y
la más pequeña con dos núcleos poblacionales y sólo uno de ellos habitado
todo el año. El acceso a la isla sólo puede realizarse por medio del transporte
marítimo desde la isla más cercana, Lanzarote, de la que sólo le separa un
brazo de mar llamado "El Río" que no alcanza en su parte más estrecha el
kilómetro de ancho (ver anexo mapas).
Pertenece geológicamente a un conjunto de islas e islotes emergidos del
mar en el norte de Lanzarote, conocido como "el archipiélago Chinijo» (archipiélago
pequeño) y compuesto, además de por La Graciosa, por las islas
de Alegranza y Montaña Clara y los islotes Roque del Este y Roque del Oeste
(o Roque del Infierno o Roquete como le llaman los/as gracioseros). La
Graciosa, con sus 27 km. cuadrados, es la mayor y la única habitada de este
conjunto delcarado Parque Natural dado su peculiar patrimonio medioambiental.
Los dos únicos poblados de La Graciosa se encuentran, como no podía ser
de otra forma, en los pueblos marineros, alineados en la costa. El que primero
aparece a la vista del visitante, el pie de La Montaña de Las Agujas, la
mayor de la isla con apenas 257 m. de altitud, es el pueblo de Pedro Barba
que pasó de ser un núcleo de pescadores en los años treinta a ser una urbanización
de carácter turístico-recreativo de residencia estacional (normalmente
estival)^ a partir de los setenta. Pero el poblado realmente importante
de La Graciosa es el de La Caleta del Sebo, capital de la isla, en el que vive
durante todo el año una población de 527 habitantes^.
En total el número de construcciones de La Caleta del Sebo" asciende a
343, de las cuales 319 son viviendas y el resto edificios con funciones variadas,
desde almacenes hasta la infraestructura de servicios tanto públicos
como privados. De las 319 casas: 40 están abandonadas, 49 son apartamentos,
140 están habitadas sólo estacionalmente y sólo 139 están habitadas durante
todo el año, constituyendo la población estable de la isla "los verdaderos
gracioseros" como se autodefinen ellas/os en oposición a los que "sólo
vienen aquí de vacaciones", y que son mayoritariamente "casas de familia"
que viven de la pesca y de la recolección de las especies del mar.
La pesca en La Graciosa ha sido estructural para su desarrollo, tanto que
no es exagerado decir que prácticamente toda la vida social y cultural del
pueblo gira en torno a los ciclos de la actividad pesquera en aquel peculiar
contexto ecológico: con escasa diversidad de recursos económicos dada la
escasa calidad de las tierras, la ausencia de nacientes de agua potable... y que
2. De propiedad privada foránea de la isla tras una operación especulativa llevada a cabo a
finales de los 60.
3. Según los últimos datos actualizados y proporcionados por el médico del pueblo.
4. Según un censo de elaboración propia realizado en febrero de 1994.
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posibilitó el que las/os isleños se dedicaran, para su subsistencia, a la explotación
del recurso más abundante de la isla: la mar que la rodea por todos los
lados.
Desde sus mismos orígenes a finales de siglo pasado, en que las primeras
construcciones de la isla (una factoría de salazón) tenían como objetivo
crear una infraestructura que permitiera desarrollar las explotaciones
pesqueras, hasta la actualidad, en que La Caleta del Sebo es el pueblo
donde, según el Consejero de Pesca del Cabildo de Lanzarote, se da la
mayor proporción de familias de pescadores artesanales de todo el archipiélago
canario y la mayor concentración de flota artesanal de las islas,
además de ser el punto de origen de una de las más importantes flotas industriales
de atuneros de Lanzarote, esta situación no ha variado sustan-cialmente.
"Hay gente que va a la mar y gente que es de la mar"
Este lema marinero de La Graciosa resume de forma clara la idea que
queremos exponer, que de la misma importancia son los medios materiales
de producción (los propios barcos y los aparejos de pesca), como los medios
intelectuales de producción, podríamos llamarlo así, esto es: los conocimientos
y saberes necesarios para poder realizar con efectividad la actividad
económica. Este hecho se acentúa mayormente en el caso de la actividad
cinegética de la pesca en la que extractores y recursos económicos se
encuentran incluso en medios ecológicos distintos y muy poco controlables,
como lo es el propio ecosistema marino sujeto a múltiples variables:
mareas, condiciones meteorológicas, corrientes, estaciones... Todo esto implica
que el desarrollo de la actividad pesquera conlleva un aprendizaje, un
lento, largo y probablemente nunca acabado aprendizaje de los saberes necesarios
para poder pescar, no sólo del medio, de las zonas, las marcas, los
veriles, los cantiles, los Altos y las Bajas, las puntas y caletones, los placeres
y los mariscos...; sino también del recurso, de los pejes, de sus nombres
y sus variaciones, de las carnadas que prefieren, de sus costumbres, de sus
horarios, si son de día o si son de noche, de sus fondos y sus cuevas, de sus
ciclos de desarrollo, de sus zafas, los sexos, tamaños... y de los trucos para
pescarlos, prepararlos, incluso (y cómo no) cocinarlos y consumirlos.
Es por todo lo resumido, por lo que efectivamente, como se oye decir en
La Graciosa "Hay gente que va a la mar y gente que es de la mar". La gente
de la mar es la que sabe de la mar, la que ha crecido desde pequeña en la
mar, que trabaja en la mar y vive de lo que dé la mar. Tan importante es disponer
de experiencia y conocimientos sobre el medio que normalmente el
patrón de cada barco es escogido por "sus ideas", por su sabiduría en los temas
de la pesca. Tal es así que, por ejemplo entre dos hermanos, el que más
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sabe de pesca será el patrón, aunque sea más joven, y será el que dirija las
operaciones de la pesca. Como dice otro refrán "hay patrones de verdad y
patrones de traer y llevar". No sólo basta con llevar el barco y navegar para
conseguir el pescado, también es preciso conocer el medio en el que se trabaja
para ganar en eficacia y reducir al máximo los costos. Así, los que son
de la mar aprenden, desde la infancia, un caudal de información valiosísima
para su futuro, acumulada a lo largo de generaciones de familias pescadoras
y transmitidas, tanto oralmente a través de cuentos, bromas, dichos y refranes
marineros, como en la práctica a lo largo de largos días de pesca, de
abuelos a padres y a hijos, de tíos a sobrinos, de hermanos a hermanos...
Este conocimiento es estructural no sólo para la misma reproducción de
los grupos domésticos que viven de esa pesca artesanal, sino incluso para su
propia conservación. En un medio de trabajo tan peligroso como la mar (según
algunos estudios realizados el colectivo de las/os marineros es uno de
los que sufren un mayor índice de accidentes y mortalidad laboral), es preciso
conocer lo mejor posible en qué condiciones puede o no puede llevarse
a cabo la actividad económica e incluso cómo llevarla a cabo para garantizar
así el desarrollo y mantenimiento de los grupos domésticos, que es, como
se ha visto, el objetivo del proceso productivo.
Hacer una lista completa de los dominios de conocimientos o de los saberes
que manejan los pescadores sería interminable y podría ser ésta el objetivo
único de una investigación. Aquí nos limitaremos a exponer algunos
de dichos dominios para ejemplificar etnográficamente la importancia de estos
medios intelectuales de producción y dar cuenta de esa cultura popular
canaria enormemente desconocida.
Para dedicarse profesionalmente a la actividad pesquera hay que tener,
entre otros, unos conocimientos mínimos sobre las características del medio
ecológico en el que se trabaja (clima, mareas, morfología...), las características
del propio recurso sobre el que se desarrolla la actividad producitva, las
especies marinas, y sobre los aparejos y las técnicas adecuadas para la captura
de cada especie.
2. LOS SABERES DEL MEDIO
2.1. Sobre el tiempo
El clima es uno de los principales factores determinantes de la actividad
pesquera. Las condiciones metereológicas imposibilitan a veces el trabajo en
la mar y en el caso graciosero, en una isla abierta al norte del archipiélago y
expuesta a los vientos alisios dominantes durante casi todo el año, esto sucede
con mucha frecuencia, siendo más los días que no se puede trabajar que
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los que es posible hacerlo. Por esto, el control cotidiano de la información
metereológica es una ocupación central de las familias que viven de la pesca.
Por esto hablar del tiempo, preguntar por el tiempo y mirar el tiempo es
uno de los temas centrales en la comunidad, apareciendo una y otra vez en
todas las conversaciones tanto entre las/os propios de la isla como las/os foráneos.
Al llegar al "cabildo", donde se reúnen a hablar "los viejos", preguntará
siempre alguno "¿cómo les ve la cara a éste hoy?" y muchos dirán
su opinión "el cabrón sigue fresco¿eh?", está clavao pa la brisa y ni se mueve
tampoco", "hay candela, hay candela", "el parte desía anoche que iba a
seguí asíuna smenana". Al que llega de Lanzarote en el barco de la mañana
o de la tarde le preguntarán muchas y muchos que cómo estaba el tiempo de
Orzóla, que si había viento, que si había reboso... Al levantarse de madrugada
los pescadores, la primera ocupación es salir a mirar el tiempo "a ver
si deja", si tiene duda saldrá al muelle, se reunirá con los otros, como muchos
días, y preguntará las opiniones. Juntos analizarán los indicios (mirarán
el cielo aún oscuro, adivinando las formas de los celajes que indican el
viento, la velocidad con la que se mueven; escucharán el ruido de la marea
en la costa, si es fuerte o si es débil; se fijarán en las proas de los barcos o
las banderas para saber de dónde está el viento...). Juntos tomarán alguna
decisión pero a veces tendrán que esperar a que aclare, "a que apardesca el
día", para poder mirar la mar y saber exactamente la situación. Así es como
las/os que son de la mar aprenden, desde la primera infancia, cómo son los
vientos, cuáles son sus características, en qué meses predominan y cómo cambian
según las estaciones, si son buenos o si son malos para la pesca, si son
pacíficos o traicioneros, qué formas adoptan las nubes y qué significan, cuales
son las señas de que va a cambiar el tiempo, o como dicen en la isla de que
"va a rodarse el viento", asimilando día tras día todo un valioso conjunto de
conocimientos, heredado y traspasado de generación en generación, que en el
futuro les servirá de valiosísima ayuda si continúan con la actividad pesquera
como es la pauta general. Veamos algunos ejemplos ilustrativos de la importancia
de esta información en el testimonio de un pescador de La Graciosa.
"Aquí se ven cuatro vientos y siempre van girando a la redonda, de norte a norte.
El viento del oeste es en esos meses de febrero, marzo... Vamos a pescar por aquí, por los
socos de Montaña Clara y toa esa parte de Punta Gorda. Pa pesca pa fuera no pues ir. Con
éso no pues salí pa ningún lao. El tiempo de Oeste viene mucho aquí con lluvia. Casi siempre
trae agua. El tiempo ese empiesa a pone el sielo gris, de nubes de estas de chubasco, de
garuga, y ya empieza el chipi-chipi ése y ya detrás viene el viento ese fuerte y es un viento
jodio también. El viento del Oeste, como disen aquí, está "pa cuerno cabra" y quiere de-sir
que está la cosa finita y tienes que tené cuidado con el cuemaso que te pué pega si te sales
pa fuera, porque la garuga es lo que te da la señal esa de «escapa o vuela" porque viene
fuerte fuerte. Y después tiene que en tiempos de verano, el tiempo del Oeste son
bendabales, tiempos buenos de carmas. Pero en invierno si sales con fuersa tres paquí, pal
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Oeste, no te vaigas muy lejos, "cómte una pera y la otra la dejas debajo del leíto", como se
suele desir, no eches mucha comida en la mochila que muy lejos no va a ir y a lo mejor a
las 12 del mediodía estás aquí otra ves.
El nortao lo sabes porque con la noche corre la luna y vuelan los papelitos en el suelo. Como
dise el dicho "Viento Norte llaman Brisa las muchacas de Guatisa". Aquí el viento suele
está casi siempre pa la brisa, pal norte. Viene también fresco, con garugas, y mientras se
vean las nubes blancas esas que vienen del Norte no se va el viento.
Al viento del Este lo desimos de levante, cuando esquí aquí dentro del Río, engaña muchas
veses porque fuera está bonansa, dentro hase viento y fuera está el tiempo botao. Segiín como
esté es malo pa fuera, si tiene un selaje es malo y si no hay nubes está el tiempo botao.
Más de una vez y dos ha engañao al personal. El viento de Levante no daña nada si no viene
con fuersa. Para mí es uno de los más traquilos. Es un tiempito suave, te viene a veses
con rachitas de viento pero no es peligroso.
Pero el viento del sur es el peor, el más traisionero, no te puedes despitar. Es un viento bronco,
amasao, ese lo que coge se lo lleva por delante. Si quieres sales, pero están en el aire.
No están trabajando porque cuando viene rabiando tira a mordé. El vientour-Sudeste es el
que viene derecho a la playa de Bajo el Risco, las rachas que salen de allí, aquel es el sur-sueste
de un compás, clavado y el personal cuando ven salir los rachones derechos al rincón
de la playa Bajo el Risco, cuando ven los selajes así tendíos como liñas de allá ¡fuaj!
te disen «aprepárate», vete a bordo del barco si tienes tiempo y asegura lo que tengas. Eso
hay que mirarlo, y si se pone empedrado el sielo durante el día es que va a vení más fuerte
».
En este discurso se manifiestan muchos aspectos interesantes. Se ve claro,
entre otras cosas, que efectivamente se controlan, "todos aquí lo saben",
las principales características de las condiciones meteorológicas y que incluso
han aprendido a predecir muchas de ellas de forma eficaz. "Pal Oeste
no te vaigas muy lejos, cómete una pera y la otra la dejas en el leito" o "si
está el sueste y están los selajes tendíos veta a bordo del barco si tienes tiempo
y asegura lo que tengas" o "si se pone empedrao el sielo es que va a vení
más fuerte" son claros ejemplos de esto. Otro aspecto que se destaca es
que conocen perfectamente cuándo se puede realizar la actividad pesquera y
cuándo se corre un riesgo importante, todos saben que "el levante es suave"
mientras "el sueste tira a mordé", el que después asuman o no el riesgo dependerá
de muchos factores, sobre todo económicos (si hay algún préstamo
que pagar, si llevan muchos días de viento y los ahorros se van agotando...).
Un último aspecto que podríamos destacar es que muchas de esas informaciones
se expresan de forma reiterativa cotidianamente e incluso en forma
de refranes o consignas, haciendo más fácil aprenderlas y recordarlas. "Está
pa cuerna cabra" "marzo y abril, hambre a morir".
2.2. Saberes de las mareas
Pero las condiciones climáticas, hasta ahora analizadas, son únicamente
uno de los campos de los conocimientos que sobre su medio tienen los pescadores.
Otro campo muy importante para la actividad pesquera es el de las
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propias características del medio marino: las corrientes y mareas a que están
sujetas sus aguas y los seres vivos que las habitan.
A nivel emic, se categorizan las mareas en tres tipos: mareas chifles, repuntes
de marea y mareas grandes. Las grandes se corresponden con la fase
de luna llena, y las cortas o chifles, que suben y bajan poco, se corresponderían
con el resto de las fases lunares, siendo los repuntes de marea los cortos
períodos de tiempo, dos o tres días, de transición, antes de "hacerse la luna"
y después de la luna llena en los que "ya empiezan a crecer las mareas"
o "ya empiezan a menguar pero todavía son grandes".
Además hay otra acepción del término marea y es el que se refiere a la
marea como corriente, así categorizan dos tipos más: las mareas avanti,
cuando la marea va hacia la pleamar, y las mareas a sotavento, cuando "van
pabajo", cuando van hacia la bajamar. Con este vocabulario local elemental
es como se comprenden mejor los discursos y los conocimientos de los pescadores
gracioseros:
"Las mareas chifles son mucho mejores pa pescar. Te bajan en un abrir y serrar de ojos y te
suben igual. Tienes más garantías siempre con esa marea que con estas grandes. Las grandes
son más trabajosas, más jodias. Hay más corriente, "a toa pastilla". Ahora mismo con
esa marea en el Río no puedes pescar. Mucha corriente parriba y abajo. Cualquier cosa que
vayas a hasé te corre más. Pa las nasas mismo, tú vas a buscarlas ahora mismo y no encuentras
la boyas porque la marea sube mucho y multiplica la corriente y con la misma te
arrastra la nasa de donde la dejaste. Y cuando más corren las mareas, cuando más corriente
hay, es con las mareas a sotavento, a sotavento le decimos cuando van bajando. Vasian-do
va con una rapidez impresionante, pero molesta más la corriente avanti, la marea subiendo.
La corriente de la marea llenando es menos fuerte pero molesta más por la forma
en que corre, que a lo mejó te corre pal norte o pal oeste, mientras que la marea a sotavento
te coge una direcsión sola, pa sotavento, to pabajo, pal sur. Así que ¡hay unos tinglados!
Hay que está ahí pa saberlo. Si estás ahí y no te fijas en eso no hases nada".
Estas últimas frases del discurso de un marinero nos ponen de relieve el aspecto
central que comentábamos al inicio de este capítulo, esto es: que el conocimiento
sobre el medio es fundamental para la efectividad de la actividad pesquera;
que los medios intelectuales de producción son, en el caso de la pesca, tan
importantes como los medios materiales de producción; o lo que es lo mismo,
expresado a nivel emic, que "si estás ahí y no te fijas en eso, no hases nada".
Efectivamente controlar los ciclos de las mareas y las corrientes que producen
éstas, subiendo y bajando, es fundamental para adoptar una estrategia
u otra en la actividad pesquera: en el marisqueo es fundamental el control de
dichos ciclos y una opción muy común es la de esperar las mareas adecuadas
intensificando la actividad recolectora en esos períodos; para utilizar artes
de malla como la traíña o el chinchorro es igualmente fundamental seleccionar
la hora en la que es más propicia la marea para calar el arte y de
las mareas dependerá la dirección y el sentido en el que se cale, el punto des-
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de el que se debe calar, etc., para la pesca del cordel en determinadas zonas
también es básico este conocimiento pues de ello va a depender el horario
de trabajo (ya que a determinadas mareas es baldío cualquier intento de extracción
pesquera, mientras otras constituyen el momento más propicio), así
como para seleccionar las especies a capturar, el tipo de pescado que se puede
coger y el que no va a picar. Todo esto se advierte claramente en los discursos
de la gente de la mar, mariscadoras y pescadores:
"En verano son las mareas más pequeñas. Lo único que tienen es que son mejores en reboso
y se pueden mariscar bien, pero las mareas en invierno vasía una barbaridad"."
"Too lo del pescao va con las mareas, por lo de la luna. Si la luna va creciendo, en vez de
echar a lo mejor el palagre en un punto, lo tienes que echar más abajo, porque en ese cuarto
cresiente las mareas son malas por esa parte. Y en todo eso hay que fijarse. Si en esa luna
te cuadró que en ese fondo había pescao, coges una libretita y anotas 'tal marea, tal día,
tal sitio, tantas cajas'; que resulta que con las mareas chifles, que suben poco y bajan poco,
la pesca estuvo floja, apúntalo y to eso lo vas guardando, así ya sabes pa otra ves dónde no
tienes que ir".
Las mareas influyen incluso en las condiciones climáticas como el viento
y es importante saberlo, por ejemplo, para no hacerse a la mar pensando
que está el viento calmado cuando lo que se está dando es un pequeño "recalmón"
a causa de la bajamar pudiendo desatarse el viento de forma fuerte
en poco tiempo.
"Cuando descabesa la marea, que es cuando está en su punto, que ni sube más ni vasía más
(que a lo mejor en las mareas chifles es tres cuartos de hora lo que vasía y llena en otro tanto),
ahí el viento siempre afloja un poco, se queda suave. Pero sigue ahí y lo vas a ver cuando
empiese la marea a subir otra ves".
2.3. Saberes de los fondos
Otro de los dominios de conocimiento del medio de los pueblos pescadores
lo constituye el control de las características de los fondos marinos. Esta
asignatura es fundamental para poder sacar rendimientos de las artes de
pesca que se utilicen. Pongamos un ejemplo:
"En esa parte de los Roques, hay que saber dónde están los veriles, y el que pesca fijo pues
mira, conoce el tema. Ya sabe por dónde se pone. To éso va en los fondos, no es que sepas
todo sino más bien que un día te cuadró que caiste aquí y es un fondo bueno y ya te quedas.
Los fondos es importante conocerlos bien porque con las nasas mismo, tú la echas en
un veril que sube y baja, aunque sea pequeño y sacas de allí meros, abaes y pesca buena;
pero lo tiras en el limo ¿y qué vas a coge? Allí no coges na, fulas y pejeverdes".
Los conocimientos sobre la orografía marina son un preciosísimo saber
que se traspasa de generación en generación, la mayor parte de las veces en
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forma de secreto de padres a hijos, y que se acumula y perfecciona a lo largo
de la historia de la comunidad. Los pescadores expertos conocen perfectamente
las orillas de la isla y de los islotes, cada punta y cada caletón tiene
su nombre y asociado a él muchas veces el tipo de pescado que se captura
en esa zona, las características de las corrientes en esos puntos, las formas
de los fondos, dónde hay arena, dónde es marisco, dónde hay una baja y dónde
hay un veril. "Los viejos" son capaces de recordar, sentados en el cabildo,
uno por uno todos los puntos de la costa "en la que crecimos", como dicen
ellos, más de 70 toponímicos en el caso de La Graciosa en sus apenas
24 kilómetros de perímetro, otros tantos en el caso de la "Banda del callo"
o "Banda de allá" como denominan la zona norte de Lanzarote, al otro lado
del Río, y lo mismo de las orillas de Alegranza, Montaña Clara, los roquetes
e incluso, los más viejos, hasta de las Islas Salvajes.
Estos conocimientos costituyen, podríamos decir, una ciencia de lo concreto,
prácticamente inductiva, producto de la repetición de fenómenos a lo
largo de numerosos días de pesca, y muchas veces casual ("no es que sepas
todo sino más bien que un día te cuadró y caíste en un fondo bueno").
Tradicionalmente los conocimientos sobre veriles y cantiles, placeres y
mariscos, piedras o petones, etc., estaban bastante limitados por las dificultades
propias del medio marino ya que a determinadas profundidades no es
posible la observación directa de los fondos y había que desarrollar sagazmente
otras estrategias como el control indirecto a través de los mismos instrumentos
de pesca o a través de otros conocimientos como el tipo de pescado
que se captura, su color o los alimentos que trae en el buche... El más
complejo e interesante de estos métodos ideados por los pescadores artesa-nales
para acceder a los pesqueros lo constituyen sin duda los sistemas de
marcas.
Una vez que se da con un buen pesquero, los pescadores se "marcan" por
la tierra, observando la costa y utilizando su orografía, seleccionan cuatro
puntos de referencia que como un sistema de coordenadas les vuelve a llevar
al mismo punto al día siguiente, cuando de nuevo vuelve a coincidir, por
ejemplo, aquella montaña con determinado morro por un lado, y determinada
caletilla con alguna cueva, por el otro. Este conocimiento es tan importante
para el pesca que, como decía un pescador:
"Si vas a la mar y no miras pa tierra, no estás hasiendo nada. Aunque termines y estés satisfecho
de que estés trabajando, si no miras nada. Hay que mirar hasia adelante y hasia
atrás. Siempre se hase una marca, la que más serca esté una de otra, una punta a otra, una
montaña de otra, un topito que esté entre medio de esas dos montañas, si está empesando a
salí, si está en la mita... y ya cuando sepas éso, ya puedes ir mañana, pasao, ya eres marcador.
No es bueno marcarse por casa, porque las casas cambian, pero a veses también se
usan, la escuela de Orsola mismo, o el cuartel de la guardia sivil de Haría, que se ve clari-to.
Eso es fijarse siempre porque después vas a lo marcado y das con el pescao otra ves. Yo
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las tengo aquí grabadas en el coco. A lo mejó se te olvida una pero si te acuerdas de las
otras tres, la que te falta desde que la ves te acuerdas. El marcado bueno es el que mira paca,
mira palla y dise "aquel morro es y aquel también" y te dise, como una sonda, "larga ahí
que ahí hay tantas brasas de profundidad", y sabe hasta el pescado que te ba a come primero,
porque lo ha hecho siempre así. Ese es el que dises tu 'éste es de la mar'".
En la actualidad, sin embargo, gracias al desarrollo de la tecnología pesquera,
la tarea resulta mucho más sencilla. Satélites y sondas electrónicas
empiezan a ocupar su puesto en los puentes y los lisais de las embarcaciones,
en muchos casos subvencionados a través de las cofradías, y empiezan
a resultar imprescindibles para sus patrones. Con los nuevos instrumentos se
pueden observar directamente, aunque todavía con limitaciones, las características
orográficas del fondo marino sobre el que se va navegando y marcar,
vía satélite, la situación exacta de un buen pesquero.
Todo esto ha permitido desarrollar rápidamente la capacidad productiva,
expresado esto en muchos casos en un aumento del volumen de capturas.
2.4. Del recurso
"Con quien empesé yo a trabajar y a saber algo de la mar, fue con mi padre. El me enseñó
lo más difísil: lo que se podía coger, escoger y no coger".
Nos detendremos en este apartado en un segundo bloque de información
necesaria para la gente de la mar, esto es: el conocimiento ictiológico de las
especies sobre las que se realiza el esfuerzo pesquero.
Es fundamental conocer los hábitos y comportamientos de las especies
para poder pescarlas. Hay que saber, por ejemplo, en qué zonas y profundidades
se encuentran, para localizar los pesqueros óptimos; en qué fechas
abundan más, para saber cuándo puede empezar la zafra; qué comen, para
saber qué carnada es la adecuada; con qué otras especies se relacionan, para
saber cuáles son los indicios o "las señas" de que se anda cerca la especie
que se persigue; cuándo se reproducen, para reducir el esfuerzo pesquero y
permitir la sostenibilidad del recurso; cómo le inciden las corrientes y mareas,
para seleccionar los horarios de trabajo; o cómo muerden el anzuelo,
para seleccionar el aparejo adecuado, etc.
Veamos algunos discursos que nos muestran la riqueza e importancia para
la pesca de estos saberes:
"Mi padre conoce dónde están las cuevas de los pulpos y sabe si hay pulpos dentro porque
sabe los rastros, las piedrecitas que colocan en las entradas".
"El cangrejo es también una cosa asombrosa pal jure. Coges el pecho del cangrejo y las patas
y las machacas y eso emobrracha al pescao, deja loco al juren y te hinchas cogiendo».
"La merlusa es como un niño chico, hay que limpiarle la boquita, cambiarle el pañal y todo,
to ¿la carnada? tiene que ser impecable. Cuando hay cantidá que es cuando la luna es-
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tá cresiendo (la luna llena aboya tol pescao), si te sobró media caja de carnada puedes usarla
al día siguiente, porque hay pescao. Pero si las mareas están menguando ya, si te sobró
media caja de sardinas, guárdala pa las nasas y trae sardinita nueva. Y si es sardina fresca
mejor, te come más. Que esté plateada la sardina, asulita, que le quede escama todavía, ésa
es la buena. Después dejamos de pescarla en el verano hasta agosto por lo menos, porque
en ese tiempo lo que se coge es la criolla ésa que es la que está cresiendo, porque la otra, la
grande, viene de fuera pa desobar en los meses de invierno".
"La morena es media siega con el día, tienes que echarle la cama en los mismos besos, por
la noche si ve. Y los casones también, aunque los pesques con el día. Yo me acuerdo de ir
con mi padre al Roquete y estar la má toa revuelta como chocolate y allí se juntaban los casones
toitos. Y con el día y la mar clara no veían, sino que ven más en lo oscuro y la mar,
como estaba toa revuerta, los amontonaba allí. Hay que ver éso ¿eh?, ese día llegamos con
el barco cargao de casones. Le echaba un cacho de pulpo o un rejo de calamá, cuanto más
podrió mejó por que jié más y le da olor, y traes uno, dos entarugaos".
"La araña es el pescao más venenoso que hay. Te clava la espina que tiene y es como si no
metieras la mano en agua hirviendo, te quema".
"Lo chiquito no se debe mata pa que cresca, pa cogerlo. Mariscando lo mismo, ya no se coge
ná porque las mujeres, te cogen chiquititos así y todo. Hay que dejar lo chico, porque si
coges grande y chico, al otro día está como esa laja, limpio, no coges naíta. Mira yo antes
día a marisca patrás, que a mí me gustaba mucho ir con mi madre, y me acuerdo que en verano,
que estaban los tiempos calientes, se veía en las piedras un semillaje chiquitito chi-quitito
y los húrgaos grandes se queaban y daban la semilla y después éso cresía montón en
los charquitos calentitos ¿sabe? del verano, los burgaos se hasen grandes enseguía, y tú a la
semana o dos ya veías burgaitos parejos. En el verano el burgao grande echa el desobe y en
invierno no porque se lo lleva la mar, con el reboso. Y antes, ya le digo, estaba espeso pero
ahora está to pelao, con tanta gente que viene de fuera en los veranos a mariscar de tó
por esas mareas, lo dejan to pelao".
Estos mtiltiples ejemplos nos muestran hasta qué punto son completos y
complejos los saberes de estos pescadores artesanales, mayores (estamos
convencidos de ello) en muchos casos que los conocimientos que puedan tener
sobre este campo los propios biólogos marinos, ya que sólo recientemente
se están empezando a desarrollar estudios sobre etología de las especies
marinas. A veces consisten en detalles muy concretos que caracterizan a una
especie y que hay que tener siempre presente para evitar accidentes laborales,
como la espina de la araña o la del rascado o la del galludo, o los dientes
de la morena, o el rejo del chucho. Otras veces son caracterizaciones complejas
en las que se humaniza incluso al peje, en las que se les identifica como
personas, dándoles incluso pensamientos, conductas y respuestas
humanas.
"El pescado matero es el que se conoce, el que es goloso pero ise 'a mi no me coje'. Se quea
allí mirando la cama pero no come. Se quea en el fondo y no come porque sabe. Pero después
lo bueno que tiene es que trae compañeros al mismo puesto aquel y vas al día siguiente
y sigues cogiendo pescao pero aquel matrero se quea allí".
"El sargo es un peje que sabe mucho, tanto de día como de noche. Aquí tol personal dise '¿el
sargo?, el sargo sabe más que siete'. Aquí al que tiene muchas ideas le disen 'éste es un sargo,
sabe más que un sargo'. Es que se ve claro, desde que tú llegas ves las fulas, ves las gala-
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ñas, los seifios, pero los sargos que desaparesen, son los más que saben. Tienen la trompita
afilada y saben mucho ¿y si es el sargo breado? ése sabe más todavía, el cabrón ¿eh? Los otros
pejes no, son desidíos a comer, las galanas, los camorros, no es sino tirarse a la carnada y entarugarse,
pero el sargo no. El sargo es listo. Aquí hay un hombre que le disen el sargo".
2.5. De las técnicas de pesca
Igualmente importantes, para el desarrollo de la actividad pesquera, son
los conocimientos y el adiestramiento en la utilización de los medios de producción:
los barcos y las artes y aparejos de pesca.
Desde pequeños, los niños de La Graciosa están en contacto con todo el
universo material de la pesca, que está regado por todos los espacios de la
comunidad (como no podía ser de otro modo en un pueblo marinero que vive
mayoritariamente de la pesca). En las calles se ven nasas, tambores, cabos
y redes. En los almacenes se amontonan los múltiples útiles marineros:
rociegas, paletas de nylon, cajas de anzuelos, plomos, giratorios, rollos de
hilo para costuras, cañas... Dentro de las casas incluso sirven con motivo de
decoración los cuadros de barcos, los anclas antiguas, los nudos. Hasta la
misma iglesia de la comunidad está plagada de utensilios de la pesca: hay
candelabros para los cirios con forma de remos, el Cristo y la Virgen del
Carmen aparecen en el altar a bordo de una barca, sintomáticamente en el
pulpito del cura aparece un timón de patrón, un ancla es la base de la mesa,
y como detalle final, también muy simbólico, una nasa antigua es el pedestal
de la pila en la que se bautizan todos los nacidos en la isla.
Es así como desde pequeños aprenden los nombres de todos los útiles de
la pesca y cómo, poco a poco, a medida que van creciendo y los mayores solicitan
su ayuda para algunas tareas productivas, son adiestrados en su manejo
y en su mantenimiento.
"Hay que echar la nasa rente al veril pa coger los meros abajo, proque si la dejas arriba...
sí, a lo mejor de casualidad te cogió alguno ¿no? pero no te ha cogió como echando abajo.
Entonses, si no es en una hora es en otra, le mandas el viaje. En otros sitios tienen dos en-traeros:
uno por un lado y otro por otro, pero aquí le basemos uno más bien para que no
despesquen, porque aquí se pasan muchos días que tú no vas a levar porque hay mal tiempo
y si no vas a levar pronto se despescan".
Los trucos y "jeitos" para manejar los útiles de pesca son fundamentales
para la efectividad de la actividad extractiva, pero uno de los aspectos más interesantes
es ver cómo continuamente todo ese conjunto de técnicas y tecnologías
se reforma y perfecciona, cómo se adaptan a los nuevos materiales, a
las ofertas del mercado, al enriquecimiento de la experiencia personal, incluso,
de cada pescador en la actividad productiva, en su mayor adiestramiento.
"El tren del mero es bueno ponerle un nylon más fino delante pa cuando enrocas y además
el peje te come más pronto. Al tiempo de si tienes que reventa es mejor y todo. Después la
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patilla del ansuelo hay que forrársela de hilo de bala, 5 cm o más, pa que no se pique el an-suelo
con el rose de los dientes del pescao. Así no tienes que estar toda la noche revisando.
Si no lo revisas cuando te comen las morenas y está todo rosado, cuando te come el mero
te revienta el nylon fásil.
Los arrollaos na más son los que no le dan hilo, sino empatan nada más el nylon solo y lo
tiran. Los arrollaos son los que no se preocupan, van al trancaso, no llevan el aparejo fino,
ellos se creen que van a pescar, que es tira el ansuelo y ya está. Y no es por lo bonito. Es
que el peje tiene dos ojos y ve a too no se le tira".
El manejo del barco es igualmente vital para los marineros. Desde pequeños
se familiarizan con las unidades productivas ensayando primero en
las pequeñas chalanas con las que sus padres acceden a los barcos. A bordo
de ellas, después de la escuela y en las vacaciones, cuando los tiempos están
buenos, aprenden a bogar desde muy pronto y ya comienzan a manejar
muchos útiles de pesca ejercitándose prematuramente en la profesión que
con muchas probabilidades les tocará ejercer de mayores.
Del buen manejo de las unidades productivas depende no sólo la integridad
física de la tripulación, sino también su volumen de capturas. En pescas
como la de atún "hay que saber entrarle al pescao y hay que saberlo parar".
En pescas como la de la vieja "el remero es el que aguanta el barco sobre el
pescao, es el que hase la mita de la pesca". Y en todos los casos, una vez
más, el buen patrón es el que sabe.
En síntesis, hemos visto cómo, en su lucha por la producción, los pueblos
van a acumulando históricamente, generación tras generación, un caudal de
experiencia e información con un valor incalculable y que, ciertamente en el
caso de los pueblos marineros canarios como el graciosero, no sólo no ha sido
valorado en su justa medida sino que además ha sido socialmente despreciado
dadas las condiciones históricas y económicas de marginación en las
que se han tenido que desarrollar estas comunidades y en las que por falta de
espacio no nos es posible profundizar ahora. Unas condiciones históricas, en
todo caso, entre el subdesarrollo y la miseria económica más absoluta: hasta
hace 20, 30 ó 40 años (según los casos) sin agua corriente ni electricidad, sin
escuelas ni médicos y con una economía prácticamente de subsistencia.
Hemos demostrado, con múltiples ejemplos y palabras de los propios protagonistas,
que se equivocan quienes equiparan analfabetismo con incultura
y que, por contra, sería muy interesante, para el desarrollo del conocimiento
científico, poder unir ese conocimiento eminentemente práctico y empírico
de quienes no tienen títulos académicos pero que conocen bien, porque
trabajan en ello, su entorno; con el de los titulados que conocen teorías y aspectos
determinados pero que desconocen por completo muchísimos otros
que les pueden dar claves para seguir desarrollando las teorías científicas y
solucionar problemas concretos. Consideramos necesario, por tanto, seguir
desarrollando investigaciones y estudios en este sentido.
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