LA EVOLUCIÓN PROGRESIVA DE LOS RECURSOS
HUMANOS EN LA COMARCA DE ACENTEJO
(1860-1990)
M.» JESÚS GARCÍA LÓPEZ
1. INTRODUCCIÓN
Los municipios de Acentejo, enmarcados en el ámbito isleño, presentan
una evolución demográfica similar al contexto del Archipiélago. Sus recursos
han experimentado una fuerte expansión, al igual que la mayoría de los
términos que conforman el marco canario. Pero, como el resto de Canarias,
Acentejo ha padecido crisis demográficas, más o menos agudizadas, por su
propia situación en el mercado insular y mundial.
La evolución demográfica de la zona ha sido de crecimiento continuo;
así de 1860 al960, en el transcurso de sólo un siglo, ha triplicado con
amplio margen su población (el municipio de El Sauzal ha cuadriplicado sus
efectivos y el de La Victoria sólo los ha duplicado). Esta situación se ha
debido fundamentalmente a unas relativas tasas de natalidad, 34,8 por mil
en 1860 (que si no han sido más elevadas se debe principalmente al fenómeno
de la emigración ), sostenidas durante mucho tiempo; ello pese a la
elevada mortalidad y emigración, motivó este crecimiento continuo. Si bien
es necesario destacar el hecho de que en las dos últimas décadas, la natalidad
ha descendido, paralela al descenso de la mortalidad que lo ha hecho
aún más. En esta última década viene a sumarse el impacto del asentamiento
estacional o permanente de extranjeros y nacionales en esta zona,
de la mano de segundas residencias que, poco a poco, van transformándose
en primeras residencias.
Individualmente, su crecimiento no es igual al de la población canaria
que "multiplicó sus efectivos por cinco en 113 años, lo que supone una tasa
media anual de crecimiento acumulado de 1,43% durante más de un siglo"'.
Se sitúa más cercano a la tónica seguida por municipios como el de
1. E. BURRIEL DE ORUETA: "Canarias: población y agricultura en una sociedad
dependiente". Ed. Oikos Tau.Barna. 1982. Cfr. pág ?>.
257
Granadilla que entre 1857 y 1975 multiplicaba sus efectivos por 3,6, lo que
viene a significar un ritmo de crecimiento medio anual de 1,3%, muy cercano
al del conjunto insular y muy superior al nacional, de 0,70%^
Dentro de su marco evolutivo hemos de distinguir etapas de crecimiento
menos progresivo e incluso en algunos municipios de crecimiento regresivo.
En la etapa de 1857 a 1877-1887 el crecimiento, aunque lento, se deja
sentir, pasando los efectivos poblacionales de 9.023 en 1857 a 12.505 en
1887, siendo los municipios de Santa Úrsula y El Sauzal los que más se
vean afectados por esta situación (Vid. cuadro I de "Efectivos de población
e índices de variación"). Este hecho está relacionado con el auge y caída
del comercio de la cochinilla, implantada en toda la zona costera^. La etapa
de 1887 a 1897 la población disminuye debido a los efectos de la caída
de los precios de la cochinilla en el mercado exterior y a la consiguiente
emigración que produjo, pese a que la crisis de la cochinilla trajo consigo
la potenciación del terrazgo dedicado a vifía'*.
Posteriormente de 1900 a 1910, se inicia una etapa de crecimiento
moderado, duplicándose la población de 1920 a 1970, que se ve frenada en
la década de 1910 a 1920 por el impacto de la I Guerra Mundial que agudizó
aún más la precaria situación en que se encontraba todo el
Archipiélago y en concreto la zona de Acentejo (0,67% de crecimiento),
sobre todo en sus municipios más occidentales: La Matanza, La Victoria y
Santa Úrsula. La I Guerra Mundial significó el incremento de las salidas
de emigrantes, años de hambruna y un consiguiente aumento del número
de defunciones, como consecuencia del hambre que incrementaba la mortalidad
infantil y general. Al final de esta década vendrían a sumarse los
efectos negativos de la epidemia de gripe, ocurrida en el año 1920.
A partir de 1920 se continúa registrando un crecimiento progresivo de
la población hasta la actualidad, provocado por una alta natalidad y una
mortalidad en descenso. Si bien, después de 1960 se registra un considerable
retroceso de la primera y en especial en la década del setenta que ha
motivado una importante muesca, bien apreciable en las pirámides poblaciones,
de los dos últimos quinquenios. Pese a ello entre 1981-1986 el crecimiento
anual acumulado ha sido de 1,29%.
2. M. C. DÍAZ RODRÍGUEZ: "Aproximación a la dinámica poblacional de Granadilla
de Abona (1857-1975)". Revista de Historia Canaria. Tomo XXXVII. pp. 279 a 298. Cfr.
pag. 281.
3. M. J. GARCÍA LÓPEZ: "La evolución del viñedo en la Comarca de Acentejo en la
segunda mitad del siglo XIX". Revista de Geografía Canaria, n." 2.
4. ¡bidem.
258
CUADRO I
ÍNDICES DE VARIACIÓN DE LA POBLACIÓN Y EFECTIVOS POBLACIONALES
DE LOS MUNICIPIOS DE ACENTEJO (1860-1920) (1860=100).
Años
1860
1877
1887
1897
1900
1910
1920
Tacáronte
100,0
123,7
128,7
129.6
134,5
163,9
183,1
El Sauzal
100,0
127,8
144,8
156,3
170,5
185,6
210,2
Municipios
La Matanza
100,0
125,2
143,7
133,6
143.2
164,9
166,8
La Victoria
100,0
119,4
134,3
133,2
145,1
160,6
161,8
Sta. Úrsula
100,0
123,7
147,2
138,2
144,7
169,6
181,3
Total
100,0
123,4
137,1
135,3
143,6
166,5
178,1
Fuente: Censos de Población. Elaboración propia.
A modo de resumen, hemos de exponer que Tacoronte es el único municipio
de los que estudiamos que, a partir de 1860, no conoce ninguna tasa
negativa, ni inferior a la unidad, excepto en el decenio de 1950-1960.
Similar situación parece haberse dado en El Sauzal, pero con la diferencia
que este municipio conoce dos períodos de crecimiento inferior a 1,
el de 1887-1897 con 0,76% y el de 1900-1910, con 0,87%.
Los restantes municipios sólo presentan crecimientos negativos en la etapa
de 1887-1897, como efecto de la crisis de la cochinilla, que en la década
anterior tanto había afectado al Archipiélago.
La segunda gran etapa de crecimiento se inicia a partir de 1920 y continúa
hasta nuestros días. De 1920 a 1970 presenta un crecimiento moderado
duplicándose la población en estos decenios, ello pese a que la emigración
y la natalidad eran relativamente elevadas hasta los años cuarenta
y la mortalidad iba descendiendo paulatinamente. Este crecimiento no se
debe, en ningún caso, a la inmigración que ha jugado en la zona un papel
totalmente subsidiario, casi anecdótico, a excepción de las dos últimas décadas
que parece haberse incrementado ligeramente.
Si bien es cierto que el mayor crecimiento se produjo tras la década de
los sesenta con el "boom turístico" que potenció la construcción, el auge
de la hostelería y los transportes del cercano Puerto de la Cruz y del desarrollo
de la conurbación Santa Cruz-La Laguna.
2. LA FLUCTUANTE SITUACIÓN DEMOGRÁFICA
DEL SIGLO XIX
Pese a que el análisis que vamos a realizar sobre la población arranca
fundamentalmente de 1857-1869 (fechas en las que comienzan a realizar-
259
se la confección de los censos modernos y oficiales de la población) hasta
la actualidad, estimamos conveniente introducir este epígrafe aportando los
datos disponibles sobre la comarca en la primera mitad del siglo XIX, concretamente
los datos estadísticos ofrecidos por la obra de Feo. María de
León, "Historia de las Islas Canarias (1776-1868)", relativas al año 1835^
y confrontándolos con los aportados por el censo de 1857.
Los efectivos de población pasaron de 9.748 en 1835 a 9.023 en 1857.
Ello supone un ritmo de crecimiento medio anual acumulado de -0,35, lo
que nos permite establecer, al menos a nivel demográfico, una coyuntura
desfavorable en la evolución poblacional de la comarca en la primera mitad
de la pasada centuria.
En 1835, la natalidad registrada en la comarca era de un 34,46%, pero
la mortalidad, especialmente la infantil, mermaba la posibilidad de crecimiento
poblacional, e incluso la anulaba. Sirva de ejemplo el municipio de
Tacoronte, donde las defunciones superan a los natalicios en el citado año
de 1835, circunstancia que sólo se refleja en otro municipio de la isla, en
Garachico''.
CUADRO II
EFECTIVOS POBLACIONALES Y TASA DE CRECIMIENTO ANUAL ACUMULADO
Tacoronte
El Sauzal
La Matanza
La Victoria
Sta. Úrsula
Comarca
1835
3.168
1.001
1.480
2.227
1.772
9.748
1857
3.282
923
1.397
1.928
1.542
9.023
Tasa
0,16
-0,61
-0,26
-0,85
-0,63
-0,35
Fuente: Feo. María de León y Censo de ¡857. Elaboración propia.
Tampoco debemos obviar el papel que jugaban las epidemias', que provocaban
una mortalidad catastrófica, influyendo de manera trágica sobre los
efectivos demográficos. A esta altísima morbilidad contribuyeron a lo largo
del siglo XIX las diversas epidemias que asolaron las islas, en especial
la fiebre amarilla (vómito negro) de 1811-1812, provocó auténticos estragos
en la población, que en numerosas ocasiones huía de la isla temerosa
5. R M. DE LEÓN: "Historia de las Islas Canarias (1776-1868)". Ed. Aula de Cultura
de Tenerife, 1978. pp 404.
6. ¡bidein.
1. Para este aspecto cfr. M .J. GARCÍA LÓPEZ: "El conato de fiebre amarilla de 1838
en Las Palmas de Gran Canaria", (en prensa) pp. 10.
260
del contagio, erigiéndose en propagadora de la epidemia más allá del ámbito
en la que ésta había manifestado el primer brote". A ella se sumaron otras
menos catastróficas y virulentas y algunas de tipo secundario; entre ellas
destacamos la fiebre amarilla de 1851, la de la viruela de 1825 y la del cólera
morbo en 1851'^.
Las medidas sanitarias e higiénicas eran mínimas, y unida a esta circunstancia
estaba la deficiente alimentación debida principalmente a las
malas cosechas, especialmente en la década del treinta, patentizadas en un
escrito que el Ayuntamiento de Tacoronte dirige a la Intendencia ante el
apremio de ésta para la cobranza de los impuestos:
"...en fuerza de sacrificio, de lágrimas y de apremios respecto de los pobres
se lian logrado hacer el presente año en este Pósito, una cobranza que no dejará
de llegar a la conclusión a 500 fanegas; cuando sin esto, apenas hubiere llegado
a la mitad en un año tan trabajoso (año 1837). La hambre y la miseria de
los pobres, se aumenta cada día, aunque realmente humanidad es necesario tenerlos
compación, porque más bien debía ya repartírsele alguna cosa pa.q. no se
muñesen de necesidad..."'".
Por ello deducimos que muchos de los óbitos se produjeron por inanición
o malnutrición que mermaba día a día las defensas de la población,
abocándola a una muerte segura ante cualquier enfermedad que incluso fuese
diagnosticada como benigna.
Tampoco debemos olvidar qué papel jugaban los fuertes contingentes de
población trasladados a América y que disminuía el crecimiento al mermar
el número de varones en edad de procrear, tínica salida posible ante la penuria
económica que padecían las islas". La salida hacia América cobró tal
importancia que en ocasiones fue necesario la promulgación de leyes restrictivas
que frenasen la riada humana'-.
La situación de las islas, sobre todo en el primer tercio del siglo XIX,
era realmente crítica, y a ella contribuía la situación socio-política y económica
que reinaba'^ Retlejo de ello es lo recogido en las actas de los
Ayuntamientos:
8. Ibidem.
9. J. F. MARTIN RUIZ: "La evolución demográfica" en Noticias de la Historia
Canaria Tomo III. Ed. Planata.s.a. 1981, pp.lO a ."íó.
10. Archivo Municipal de Tacoronte. Acias Municipales 1850-1840.
11. J. F. MARTIN RUIZ; "Dinámica y estructura de la población de las Canarias
Orientales (siglo XIX-XX)" Ed. Exma. Mancomunidad de Cabildos de Las Palmas. Tomo
I. Cfrp.2.^.V234. ^
12. J. HERNÁNDEZ GARCÍA: "La planificación de la emigración canaria a Cuba a
Puerto Rico en el siglo XIX", Revista Historia Canaria, pp. 201 a 237.
13. E. ROMEU PALAZUELOS y otros: "Las Islas Canarias". Ed. Espasa Calpe. Col.
Selecciones Austral. Madrid. 1982. pp. 259 Cfr p. 233-234.
261
"...esigir de sus vecinos el donativo que S.M. (D.L.G.) reclama con tanta jus-ticiaa
y necesidad para subvenir a los gastos de la guerra que actualmente aflige
a la nación(...) a pezar de la miseria y pobreza de la mayor parte de su vecindario..."
(sic)".
Por todo lo expuesto no debe extrañarnos que entre 1835 y 1857 todos
los municipios de la comarca vieron disminuir su población, a excepción
del municipio de Tacoronte, tínico término que escapa al decrecimiento,
posiblemente debido a la cercanía al núcleo lagunero, que posibilitaba algunos
empleos y asistencia caritativa, a la alta natalidad registrada y a la roturación
y consiguiente asentamiento en las zonas altas, en especial Agua
García. Así el 11 de Noviembre de 1837 el Ayuntamiento de Tacoronte se
dirige en un escrito a la Diputación en el que expone:
"...acerca de los teiTcnos montuosos y baldíos que esta juridon. tubo abien disponer
se repartiesen a censo reservativos redimible a los vecinos más pobres y
laboriosos de este pueblo..."" (sic).
"...Vista la ordenanza de montes que la Exma. Diputación Provincial le he
remitido (...) se previene respecto del deslinde y amojonamiento jurídico de los
de en demarcación se deberá o no esperar a la entera finalización (...) prohivi-ción
de la contrucción de casas pajisas cercanas á los montes se entiende tan
solamente en los adelante ó si también se entienda esta estensiva a hacer demoler
las ya construidas a menos distancia de las cien vasras..." (sic)"".
Ya hemos expuesto el declive demográfico que supuso la primera mitad
del siglo XIX, pero hacia 1857 parece iniciarse un progresivo ascenso, muy
tímidamente al principio, y que se verá frenado en la década 1887-1897,
que analizaremos más adelante.
Sin embargo, durante el período de 1857-1877 también se siguen registrando
tasas de crecimiento negativas para algunos municipios. Así entre
1857-1860 los municipios de Santa Úrsula y Tacoronte continúan dentro de
la dinámica característica de la primera mitad del siglo (-0,10% y -1,01%),
para en el período siguiente, de 1860 a 1877, situarse a la altura de los restantes
municipios. El crecimiento en este período está presidido por un signo
ascendente, en correlación con una próspera coyuntura enconómica que
atraviesa el Archipiélago. Nos estamos refiriendo a la implantación de la
cochinilla en la zona baja de los municipios, especialmente en Tacoronte y
La Victoria". Aunque en la década siguiente ya Tacoronte presenta la sig-
14. Archivo Municipal de Tacoronte. Actas Municipales 1830-1840.
15. Ibidein.
16. Ibidem.
17. M. J. GARCÍA LÓPEZ: La evolución del viñedo... art.cit.
262
nificativa tasa de 0,17%, lo cual revela de alguna manera la situación de
crisis que se está padeciendo.
La cochinilla no sustituyó a los cultivos tradicionales, ya que el nopal
no fue demasiado incorporado a los cultivos de huerta, como veremos más
adelante. No obstante afectó claramente a la comarca, en especial a las
zonas media-baja y baja, sobre todo en aquellos parajes donde la agricultura
tradicional no era tan importante. La relevancia de la misma radica en
el papel de complemento que ejercía en la economía familiar, ya que generalmente
la mujer y los jóvenes eran los que se dedicaban a la recogida del
parásito, absorbiendo por ello mano de obra femenina fundamentalmente'".
Es por esta situación por lo que a pesar del interés por el cultivo, muchos
campesinos siguieron emigrando en el periodo que abarca de 1857 a 1887,
fundamentalmente a Cuba, registrando un saldo migratorio de -980 efectivos
entre 1871 y 1880 y de 1.851 entre 1881-1890; aunque hay que hacer
notar que para Santa Úrsula, los saldos migratorios descienden en algunos
momentos de 115 (1857-1861) a 71 (1862-1866).
A grandes rasgos, hemos de convenir con lo expuesto por Juan Feo.
Martín en su trabajo sobre las Canarias Orientales, cuando afirma que este
largo período intercensal coincide en gran medida con el auge de la cochinilla,
cuyo producto era solicitado por los países de Europa Occidental preferentemente,
y que propició un descenso de la emigración y una etapa de
expansión demográfica''^ En efecto, la Comarca de Acentejo ve incrementar
sus efectivos poblacionales a un ritmo medio anual de 1,13% en el período
de 1857-1887, similar al de la media en la fase de 1860-1920, de 1,4%.
Aunque no se trata de un crecimiento notable, debe tenerse en cuenta que
la sociedad canaria se halla todavía inmersa en un modelo demográfico antiguo,
caracterizado por una relativa elevada natalidad (en realidad disminuida
por la emigración), que se veía recortada por una alta mortalidad,
especialmente infantil-".
Se puede apreciar claramente el proceso de mayor incremento de La
Victoria de Acentejo (1,32%), Tacoronte (1,24%) y El Sauzal (1,40%),
seguido de cerca por los restante municipios, Santa Úrsula (1,20%) y La
Matanza de Acentejo (1,04%).
Cabe pensar que, debido a los cultivos de la cochinilla, la emigración
en Acentejo entre sus zonas altas y bajas tuvo que alcanzar cierta importancia
y que incluso conllevaría al asentamiento en los pagos costeros y al
18. A. GALVÁN TUDELA: "Taganana: Estudio antropológico y social". Cfr. pág .69,
19. J. F. MARTÍN RUIZ: "Dinámica y estructura de la población de las Canarias
Orientales (siglos XIX y XX)". Ed. Exma. Mancomunidad de Cabildos de Las Palmas y
Exmo. Cabildo Insular de Gran Canaria. Madrid, 1985. Tomo I. Cfr. pags. 50-59.
263
fortalecimiento de algunos de ellos, prexistentes, ya que resulta lógico pensar
que un aumento de sus rentas les proporcionaría a estos pescadores una
mejoría en su nivel de vida. Posteriormente, cuando la competencia de las
anilinas provoque la caída de los precios de la cochinilla, parte de la fuerza
de trabajo establecida en los caseríos cercanos a la costa será la que posiblemente
contribuyera a engrosar la emigración, debido fundamentalmente
a la penuria en que se veía abocada ante la pérdida de su trabajo^'.
2.1. Una etapa de crisis demográfica (1887-1897).
En el transcurso de esta década la población evolucionará bajo un marcado
signo descendente, con una tasa media de crecimiento anual de
-0,13%; sin duda alguna se trata del mayor y descenso de la población
experimentado por la comarca. Efectivamente con posterioridad no se ha
detectado otra etapa con una crisis semejante. Es indudable que este período
de crisis está compartido con el resto de las islas, no contribuyendo por
tanto una situación anómala. Por ejemplo, San Andrés (barrio marginal de
Santa Cruz de Tenerife) para el período 1877-1885 registra una tasa media
de crecimiento anual de -2,1%". El Noreste de Gran Canaria -0,14% entre
1878 y 1887 y de -0,31% para 1888-1897"; si bien este último período presenta
una recuperación en la mayoría de las comarcas.
En Acentejo puede observarse como esta crisis arranca ya desde 1877-
1887, en la que el crecimiento registrado fue de 0,91%, inferior al del período
de 1860-1877 de clara tendencia ascendente (1,23%) afectando sobre
todo al municipio de Tacoronte, (1877-1887, 0,17%) que presentaba mayores
extensiones de tuneras dedicadas a la cría de la cochinilla.
Esta crisis iba precedida por unos síntomas, apreciables ya desde la
década de los setenta; que serán los responsables de este retroceso demográfico
en la comarca. Se gesta en el centro del sistema económico pero se
deja sentir en la "periferia", aumentando la dependencia secular que padecen
las islas en su economía y en la que abundaremos posteriormente^''.
Tras el descubrimiento de los colorantes artificiales-anilinas, de modo
gradual se van arrancando las tuneras o nopales en la comarca, especialmente
en los de La Victoria y Tacoronte^\ lo que contribuyó a que una
20. Ibidem.
21. Ibidem.
22. T. PULIDO MANES: "El barrio de San Andrés, en Santa Cruz de Tenerife". Ed.
Aula de Cultura del Cabildo de Tenerife. La Laguna, 1979. P. 218 Cfr. pág. 53.
23. J. F. MARTÍN RUIZ: Opii.s cil. pág. 87.
24. ¡hidem. pág. 86 a 89.
25. M, J. GARCÍA LÓPEZ: Art. cit.
264
población asalariada que en mayor o menor medida dependía de la explotación
del citado parásito perdiese su empleo y se viese abocada sin remisión
a la emigración.
No en vano en esta etapa de crisis se registran unos saldos migratorios
de -13,6% (1881-1890) y de -7,0% (1891-1900), de los más altos de su historia.
En estas circunstancias, la Comarca de Acentejo durante el período intercensal
de 1877-1887 apenas suma nuevos efectivos a su población, toda vez
que su ritmo de crecimiento cae en esta década a un porcentaje de 0,91%
anual acumulado, inferior al de épocas precedentes.
La ralentización del incremento demográfico coincide con el aumento
poblacional que presenta La Laguna, El Puerto de La Cruz y Santa Cruz,
pues no en vano la ciudad acoge en los momentos de recesión económica
a numerosos campesinos en busca de trabajo, ya que es la residencia habitual
de la oligarquía terrateniente y de los grandes comerciantes, a lo que
contribuyen también los servicios sociales y de otro tipo ofertados por los
núcleos urbanos^*.
Sin embargo esta ralentización no llega a convertirse en un crecimiento
negativo gracias a la intensificación de la agricultura tradicional. Parte
de la fuerza de trabajo expulsadas de las explotaciones del nopal vuelve
nuevamente a su lugar de origen para trabajar generalmente en su tierra o
bien en la de los grandes propietarios. Así, ante la crisis de la cochinilla se
intenta introducir cultivos sustitutivos, al tiempo que cobran importancia
otros ya introducidos en los siglos precedentes; es el caso del auge que
comienza a cobrar los plantíos de vid, en especial en aquellos municipios
con mayor superficie dedicadas al nopal, Tacoronte y La Victoria de
Acentejo, que llegará a convertirse, pasadas unas décadas, en el cultivo más
importante desde el punto de vista social y económico".
Por ello puede deducirse que una vez más la agricultura de subsistencia
y de abastecimiento del mercado interior se comportó como un colchón
que frenaba por una parte la emigración al exterior y por otra permitía sostener
a una fuerza de trabajo hasta el momento en que ésta fuese requerida
por los intereses del "centro".
Por ello hemos de concluir que en el período de 1888-1897 se produce
un avance demográfico en el Archipiélago que contrasta con el decrecimiento
producido en la comarca (-0,13% anual acumulado), especialmente
notable en los municipios de La Matanza de Acentejo, La Victoria de
26. J. F. MARTIN RUIZ, op. cil.
27. M. J. GARCÍA LÓPEZ: Arr. Cit.
265
Acentejo y Santa Úrsula, los más occidentales y lejanos por tanto de los
núcleos urbanos de Santa Cruz-La Laguna^l
Sin embargo este hecho de efectos retardados tampoco hemos de considerarlo
como un suceso totalmente anormal en el contexto isleño; así
Eugenio L. Burriel apunta lo siguiente: "en el intercensal 1888-1897 se
observa la prolongación de las crisis de la cochinilla, sin la apertura clara
de un nuevo ciclo de cultivos"-*', aunque en este caso no se trata sólo de
efectos sino del embate violento de la crisis en este decenio.
2.2. La recuperación de la crisis: la vuelta al ascenso poblacional
después de 1897.
A partir de 1897 la Comarca de Acentejo inicia un proceso de crecimiento
en su población que contrasta con el estancamiento y descenso anterior.
De los 12.343 habitantes que presentaba en 1897 pasa a 13.101 habitantes
en 1900 y a 15.187 en 1910. Así le corresponden unas tasas de
crecimiento medio anual del 1,98% para el período de 1897-1900 y de
1,47% para el de 1900-1910; en suma, el crecimiento para estos catorce
años fue del 1,58% anual acumulado. En este corto período de tiempo
cuando arroja los saldos de crecimiento más altos de su historia, sólo comparables
a los decenios de 1920-30 con 1,94%; al de 1960-70 con 1,85%
y al de 1970-1980 con un 1,74% y 1,65% para el decenio 1980-1990.
Asimismo, el índice de variación es de 123,04% entre 1897 y 1910 (tomando
como 100 la población de 1897).
La situación de crisis parece haber sido superada por lo menos en cuanto
a evolución poblacional y saldos migratorios, que se ven notablemente
reducidos. Después de 1892 la emigración se contiene pasando de un
189,8% en 1887 a 59% en 1897-"'. Los saldos migratorios se ven notablemente
disminuidos, de un -13,6% para 1881-1890 pasa a un -7,0% en
1891-1900 y a -5,2% entre 1901-1910".
Sin embargo, este auge se ve frenado en 1893 por la epidemia de cólera
que padecieron las islas y sobre todo en la década de 1910-1920 en la
que el crecimiento es de sólo 0,67%. Este descenso afecta sobre todo a los
municipios más occidentales (La Matanza, La Victoria y Santa Úrsula),
mientras que en los Orientales (El Sauzal y Taraconte, más cercanos a las
áreas urbanas de Santa Cruz y La Laguna) se mantienen en posiciones
28. Juan Feo. Martín idéntica situación al referirse al Sudoeste de Gran Canaria.
29. E. L. BURRIEL DE ORUETA: Evolución moderna de la población canaria. Cfr.
pág. 8.
.•^0. E. L. BURRIEL DE ORUETA.
M. Ihidem. pag. 105.
266
adquiridas en épocas anteriores, 1,24% y 1,10% respectivamente. Las posibilidades
de desplazamiento hacían posible la búsqueda de una ocupación
en La Laguna y Santa Cruz.
El Puerto de La Cruz no había llegado a su espectacular desarrollo y
turístico actual, por ello los municipios restantes ven mermadas sus posibilidades
y no ven otra salida que la emigración. A esta situación vendrían
a sumarse las catástrofes de la I Guerra Mundial.
Sin embargo cabe matizar que para la década de 1900-1910, la crisis
demográfica se deja sentir en El Sauzal (crecimiento anual acumulado de
0,87%), pero también en La Matanza, La Victoria y Santa Úrsula, escapando
el término de Tacoronte a esta crisis, aumentan ligeramente su población
con respecto al decenio anterior. Posteriormente, en el período de
1910-1920 es el municipio de El Sauzal el que escapa a la crisis por el ligero
aumento de la natalidad, mientras en el resto de los términos se deja sentir
aún más por una emigración más acentuada.
En el intercensal de 1910 a 1920, la Comarca de Acentejo no sigue la
tónica de los municipios de economía "tradicional", ya que su ritmo de crecimiento
decrece, afectando sobre todo a La Matanza (0,11%), La Victoria
(0,07%), Santa Úrsula (0,11%) y, en menor medida Tacoronte (1,10%);
afectados por los saldos migratorios más negativos de su historia.
La explicación de esta crisis estaría en relación con la crisis del sector
exportador de la economía platanera del Valle de La Orotava, y será un
reflejo de ésta en la comarca, puesto que la superficie platanera en
Acentejo en esta época era muy reducida. Estimamos que también podría
considerarse como los efectos retardados de la crisis iniciada en la época
precedente, de la que escaparía El Sauzal, provocando una situación que
podemos calificar como de anómala.
En la crisis de los años diez, en la isla tinerfeña, algunos municipios
quedan estancados o bien pierden población, entre ellos La Laguna, Santa
Cruz, el Valle de Güímar y Acentejo, mientras que otros como Vilaflor,
Santiago del Teide, El Tanque, Los Silos e Icod, crecen significativamente.
En cambio en los períodos intercensales de desarrollo de la economía
exportadora 1901-1910 y 1921-1930, es el municipio de Vilaflor y casi todo
el Sur de la isla los que tienen un crecimiento menor, mientras que el Norte,
La Laguna y el Valle de Güímar se ven afectado por un importante creci-
32. Ibidem. Cfr. pag. 100.
267
CUADRO III
TASAS DE CRECIMIENTO ANUAL ACUMULADO DE LOS MUNICIPIOS DE
ACENTEJO (%)
Años
1835-57
1857-60
1860-77
1877-87
1887-97
1897-1900
1900-1910
1910-1920
Tacáronte
0,16
-1,01
1,24
0,17
0,07
1,22
1,97
1,10
El Sauzal
-0.16
1,80
1,40
1,03
0.76
2,81
0.87
1.24
Municipios
La Matanza
-0,26
0,61
1,32
1,23
-0,70
2,21
1,40
0,11
La Victoria
-0,85
2,62
1,04
1,17
-0,07
2,83
1,01
0,07
Sta. Úrsula
-0,63
-0,10
1,20
1,64
-0,62
1,50
1,58
0,66
Total
-0,35
0,36
1,23
0,91
-0,13
1,98
1,47
0,67
Fuente: Feo. María de León, Pedro de Olive y Censos de Población. Elaboración propia.
Con todo ello, vemos que hay excepciones. Así, mientras los municipios
de Santa Úrsula, La Victoria y La Matanza presentan todavía un crecimiento
elevado entre 1901-1910, El Sauzal arroja un crecimiento mucho menor que
en la época precedente. En el decenio siguiente, 1910-1920, el crecimiento
es bastante menor en Santa Úrsula, La Victoria y La Matanza; Tacoronte
se mantiene cercano a valores anteriores y es El Sauzal el único que registra
valores en alza.
En resumen de 1900 a 1910 estos municipios padecen una crisis demográfica
en mayor o menor medida, excepto Tacoronte que crece ligeramente,
siguiendo la tónica de un municipio de economía tradicional. Crisis que se
agudiza en el período de 1910-1920 y de la que escapa ligeramente El
Sauzal, que registra un crecimiento moderado, pero que no supera el crecimiento
de 1897-1900. Afortunadamente, esta situación se verá ampliamente
superada en le intercensal de 1920-1930, siguiendo la pauta de La
Laguna, el Valle de Güímar y el resto del Norte de la isla.
2.3. El comienzo de la transición demográfica
En la década de 1920 a 1930, tal como acabamos de apuntar, el área de
Acentejo parece haber cobrado vigor, siguiendo la tónica insular. Así, el
índice de variación es de 124,3% (1920=100) y el crecimiento anual acumulado
es de 1,94%, especialmente importante en los municipios de El
Sauzal (2,56%) y Tacoronte (1,96%).
268
CUADRO IV
TASAS DE CRECIMIENTO ANUAL ACUMULADO DE LOS MUNICIPIOS
DE ACENTEJO (%)
1920-1920
1930-1940
1940-1950
1950-1960
1960-1970
1970-1981
1981-1990
Tacáronte
1,96
2,18
2,18
0,63
1.30
2.23
1.68
El Sauzal
2,56
2,12
1,29
1,25
2,75
1.97
2.48
Municipios
La Matanza
1,63
1,39
1,46
0,88
1.25
1.31
1,52
La Victoria
-
--
0.29
1.39
1.02
0.91
Sta. Úrsula
1,64
1,64
1,58
1,44
2,56
2,21
1,56
Total
1.94
1,83
1,62
0.82
1.85
1,74
1,63
Fuente: Censos de Población y Rectificación Padronal de 1990. Delegac. Prov. de
Estadística. Elaboración Propia.
Una vez superado el conflicto bélico, esta zona, como en general el
Archipiélago, conoce una expansión de sus efectivos poblacionales.
Resultado del descenso secular de la mortalidad y de unas tasas de natalidad
elevadas lo que conlleva a un aumento del crecimiento demográfico,
pero a ello hay que sumar la consolidación del modelo de economía periférica
y el descenso de la emigración-'-'.
Tras la I Guerra, la producción platanera va a enfrentarse a la competencia
de otras áreas, por lo que surge la apertura de nuevos mercados,
constituyéndose Francia en el principal comprador del plátano canario, que
vuelve a adquirir un lugar destacado en los mercados europeos. Las repercusiones
de este hecho se dejan por supuesto sentir en la zona de una manera
positiva, conociendo el mayor índice de crecimiento de su historia: 1,94%
entre 1920-1930, así como el saldo migratorio de +0,3%. Acentejo no volverá
a presentar este crecimiento hasta la década de 1960-1970, fecha en
la que se le aproximará (1,85%). Ello pese a que no se había expandido el
cultivo de platanera, sino a unos niveles reducidísimos, tan sólo en la costa
de Santa Úrsula, debido a su cercanía a las plantaciones del Valle de
Taoro. Sin embargo, la Casa Fyffes había establecido un importante almacén
dedicado al empaquetado en la Cuesta de la Villa (Santa Úrsula) por
estas fechas y había arrendado propiedades destinadas a la explotación
ganadera en La Matanza. Esta situación favorable al mercado platanero
ofrecía gran cantidad de trabajo, conllevando a frenar la emigración secular
de la zona. Este hecho demuestra una vez más la inserción del área en
33. J. F. MARTIN RUIZ: 0¡ws .cit. pag. 74.
269
el modelo de economía periférica y dependiente, no sólo de mercados exteriores,
sino incluso de zonas insulares exportadoras de plátano, como era
el Valle de La Orotava.
Pese a que E. L. Burriel afirma que el ritmo demográfico de las zonas con
actividades agrícolas tradicionales es inverso al de las zonas de economía
exportadora, y que mientras las primeras disminuyen su población en época
de auge, las segundas lo ven disminuir en las épocas de crisis del sector
exportador''*, la zona de Acentejo en el período de 1921 al940 sigue su ritmo
de crecimiento ascendente, viéndose muy afectada en el decenio de 1950-
1960, para recuperarse, demográficamente hablando, a partir de los años
sesenta. Todo ello se ve reflejado también en el cuadro de los índices de
variación de la población de los municipios, que adjuntamos a continuación.
Es en la última década citada (1950-1960) cuando se reflejará nuevamente
una caída del crecimiento anual acumulado en la comarca (0,82%),
que afecta principalmente a los municipios de Tacoronte (0,63%), La
Matanza (0,88%), y especialmente al de La Victoria (0,29%), debido fundamentalmente
a la falta de reproductores. Es ahora cuando la emigración
ha cambiado de signo: la mayoría de los emigrantes son jóvenes y solteros,
a ello también hay que sumar también las consecuencias de la Guerra
Civil. Evidentemente, esta conducta demográfica, como bien apunta Juan
Feo. Martín, no está correlacionada con un bajo saldo vegetativo, sino más
bien con la riada humana que se dirigió hacia América, fundamentalmente
a Venezuela".
CUADRO V
ÍNDICES DE VARIACIÓN DE LA POBLACIÓN Y EFECTIVOS POBLACIONALES
DE LOS MUNICIPIOS DE LA COMARCA DE ACENTEJO (1920-1986)
(1920=100)
Años
1920
1930
1940
1950
1960
1970
1980
1986
Tacoronte
100.0
121,7
151,5
173.5
185,0
210,9
270,1
107,2
El Sauzal
100,0
129,4
160,2
166,1
188,3
248,4
261,2
112,7
Municipios
La Matanza
100,0
117,8
135,4
149,7
163,7
185,6
224,4
106,3
La Victoria
100,0
124,6
150,7
158,7
163,4
188,0
210,3
104,5
Sta. Úrsula
100,0
132,2
155,9
162,8
185,1
256,1
285,5
103,9
Comarca
100,0
124,3
150,7
164,2
178,4
208,7
252,6
106,7
Fuente: Censos de Población. Elaboración propia.
34. J. F, MARTIN RUIZ: Opiis xit. pag, 76.
35. J. F. MARTÍN RUIZ: Opiis xit. pag. 76.
270
En las décadas posteriores, el crecimiento ha vuelto a incrementarse,
muy relacionado con el desarrollo turístico y urbanístico y, en menor medida,
con emigrantes retornados e inmigrantes y del que trataremos a continuación.
3. EL CRECIMIENTO POBLACIONAL A PARTIR DE 1960 Y SU
RELACIÓN CON EL DESARROLLO TURÍSTICO
Antes de referirnos especialmente a la comarca de Acentejo, creemos
necesario apuntar la característica diferencial del crecimiento de la población
canaria para estas últimas décadas. La población de Canarias arroja
unas tasas anuales de crecimiento real entre 1,6% y un máximo de 2,2%
en el decenio 1970-1980, un ritmo extraordinario, similar al que se registra
en los países tercemundistas, frente a la media anual que se sitúa entre
el 0,7% y el 1,1% anual. Los enclaves españoles de más altos saldos vegetativos
son generalmente las zonas de fuertes saldos migratorios, con lo cual
ven mermados su crecimiento real. La única excepción a lo anteriormente
expuesto, la constituyen: Madrid, Barcelona, País Vasco, Valencia y
Canarias, es decir los grandes polos de inmigración, zonas urbanas e industriales.
Sin embargo, Canarias no posee prácticamente ningún tipo de industria,
pero las connotaciones de su crecimiento son como las del resto de las
zonas citadas y, precisamente esto, va a ser la característica diferencial con
respecto a la Península"'.
Para Acentejo, el crecimiento fue de 1,85% para la década de los sesenta;
situándose en la década 1970-1980 en 1,74% y en el que influyen, además
de los factores que expondremos a continuación, los importantes retornos
de emigrantes. Entre estos factores que coadyuvan al crecimiento de la
población se encuentra la mortalidad, que ha descendido fuertemente, sobre
todo la ordinaria, gracias al control de las infecciones; el otro factor es la
natalidad sostenida en unos niveles relativamente elevados que han determinado
ese ritmo de expansión en el desarrollo demográfico^'.
Los recursos poblacionales pasan de 29.002 habitantes en 1960, a 33.506
en 1970 y a 43.765 habitantes en el año 1990, lo que presupone un gran
ritmo de crecimiento, debido principalmente a la alta natalidad que ha registrado
la comarca y que se mantuvo sostenida en toda la década del sesenta.
Esto demuestra en definitiva, el ímpetu de una dinámica interna, cuya
.•?6. E. L, BURRIEL DE ORUETA: "Canarias, población y agricultura en una sociedad
dependiente". Ed. Oikos-Tau. Barna 1981. pp. 242.
?il. M.' J. GARCÍA LÓPEZ: "Acentejo: dinámica de la población y estrategias del campesinado".
Tesix doctoral, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, noviembre de 1993.
271
mortalidad se ha reducido notoriamente, pero cuya natalidad, gracias la
papel reservado por el centro del sistema —oferta de trabajo— continúa
estancada en valores casi seculares hasta los años setenta. Este crecimiento
importante que sufre la comarca arrastra una serie de problemas ya que
existe una constante alta tasa de oferta de mano de obra, sobre todo actualmente
en que el mercado laboral se encuentra saturado, debido al descenso
de la demanda, iniciada a partir de la crisis energética de 1973^*.
Junto a este crecimiento al igual que en otras áreas del archipiélago, se
produce una desagrarización progresiva a partir de los años sesenta'', como
ya hemos estudiado con más amplitud; no debemos olvidar que los cinco
municipios abordados en este estudio eran fundamentalmente agrarios en
1960 y sólo veinte años más tarde, hacia 1980, vemos como este sector ha
quedado relegado; de ahí la magnitud del fenómeno. Estos municipios,
basados en una economía "tradicional" fueron usados como "ejército de
reserva de mano de obra" por el capitalismo. Por ello, La Victoria y Santa
Úrsula, los municipios que arrojaban un mayor porcentaje de activos agrarios
en el año 1960 van a ser los que pierdan mayor cantidad de activa en
este sector, terciarizándose tremendamente, en especial el segundo de los
citados, debido a la cercanía al núcleo turístico del Puerto de la Cruz. Esto
ha conllevado a un envejecimiento de la población activa agraria, además
con un riesgo de la caída de reproducción de la fuerza de trabajo del sector
agrario.
Los trasvases de fuerza de trabajo se han efectuado a favor de los sectores
urbanos de Santa Cruz y La Laguna, fundamentalmente, que tiene su
área de influencia hasta el municipio de El Sauzal aproximadamente; turístico
como es el caso del Puerto de La Cruz, con un área de influencia sobre
otros tres municipios: Santa Úrsula, La Victoria y La Matanza. Estos dos
sectores se han constituido en los dos polos de atracción para la población
joven, activa, lo que ha conllevado, junto con la tremenda tercíarización, a
la potenciación en los cinco municipios de la agricultura a tiempo parcial'"'.
A parte de los factores citados, natalidad y mortalidad, que han configurado
básicamente el crecimiento demográfico de la comarca, los movimientos
migratorios han jugado un papel subsidiario, o bien son negativos
o favorecen en poco a los inmigrantes cuando se vuelven positivos, como
es la circunstancia ocurrida en la líltima década. Y, si bien la inmigración
.•^8. J. F. MARTÍN RUIZ: "La evolución demográfica" en Noticias de la Historia de
Canarias. Cupsa Ed, Planeta, S.A., 191 pp. 10-36
.39. J. F. MARTÍN RUTZ: "Dinámica del empleo, trasvases de población activa canaria
(1940-1979)". Canarias ante el cambio. Tenerife, 1981. pp. 113-128.
40. W. RODRÍGUEZ BRITO; "La agricultura, los agricultores y el futuro" en Canarias
ante el cambio. Tenerife. 1981. pp. 315a 324.
272
exterior ha sido y es un tactor de importancia cualitativa, no ha supuesto
un aporte decisivo a! crecimiento demográfico de la comarca, al menos hasta
las dos últimas décadas. Si bien en el pasado reciente, la emigración a
América se había encargado de recortar la expansión demográfica, especialmente
en los momentos de crisis del sector exportador, en los últimos
tiempos ésta se ha visto tremendamente frenada"'.
En las dos últimas décadas es el municipio de Santa Úrsula el que
mayor crecimiento ha registrado, seguido de El Sauzal y Tacoronte; el primero
al socaire del desarrollo turístico del Puerto de La Cruz, los otros al
del desarrollo urbano de Santa Úrsula y La Laguna, contribuyendo el último
de ellos a la ampliación del área metropolitana''^, lo que pone de manifiesto
una vez más la dependencia de estos dos centros, turístico y urbano.
La década de los ochenta ha seguido manteniendo la misma tónica en cuanto
a los municipios afectados por un mayor crecimiento; si bien en este
decenio, es El Sauzal (2,48%) el que rebasa ligeramente a Tacoronte
(1,68%) y Santa Úrsula (1,56%); en función de la saturación de la oferta
de empleo en el Pto. de La Cruz que ha afectado al municipio más occidental,
mientras que son los orientales, Tacoronte y El Sauzal los que más
crecen debido a que se han convertido en un área periférica de la conur-bación
S/C-La Laguna, con gran demanda sobre su suelo rústico, se fue su
cercanía al área capitalina los convierte en municipios idóneos para vivir y
desplazarse diariamente para trabajar, además de ofertar suelos más baratos.
4. CONCLUSIONES
Como colofón hemos de llegar a la conclusión de que si la primera
mitad de la centuria del siglo XIX simboliza una coyuntura desfavorable
para efectivos poblacionales de la Comarca de Acentejo, a partir de 1857
se va a iniciar una lenta pero creciente recuperación de la población, ello
pese a las crisis económicas, a la alta mortalidad y a la emigración.
En el transcurso de un siglo, de 1860 a 1960, la población se ha triplicado;
han sido Tacoronte y El Sauzal los únicos municipios que a partir de
1860 no han conocido ninguna tasa negativa, aunque el segundo ha crecido
a un ritmo inferior al primero. Si bien hay que decir que ha habido fluc-
41. J. F. MARTIN RUIZ: "La evolución demográfica..." art. cit.
42. M.' J. GARCÍA LÓPEZ: "Características del crecimiento periférico de La Laguna.
Su expansión hacia los municipios de Tegueste y Tacoronte". Revista de Geografía Canaria
n." .•?, Universidad de La Laguna, año 1988-1990.
273
tuaciones en este crecimiento debido a crisis estructurales y coyunturales de
nuestra economía.
Así, en la etapa de 1857 a 1877-1887 el crecimiento es lento, pero va
a verse aún más resentido en la etapa de 1887-1897, en función de los efectos
de la crisis de la cochinilla, en tanto que en el Archipiélago se está produciendo
un cierto avance demográfico. Sin embargo de 1897-1900 son la
superación de la crisis, a los que sigue una etapa de crecimiento moderado
entre 1900-1910, frenada en la siguiente década por el impacto de la I
Guerra (que afecta sobre todo a La Matanza, La Victoria y Santa Úrsula),
en la que se registran los saldos migratorios más negativos de la historia
de estos municipios.
A partir de 1920 el crecimiento es progresivo, motivado por una relativa
alta natalidad (disminuida por la emigración) y una mortalidad en descenso.
La década de 1920-1930, supone el inicio de la transición demográfica,
con un crecimiento anual acumulado de un 1,94%, muy importante
en El Sauzal (2,56%); resultado del descenso de la mortalidad y de las tasas
de natalidad elevadas, de la consolidación del modelo de economía periférica
y de la disminución de la emigración.
Este ritmo de crecimiento ascendente se continúa hasta 1940, decreciendo
en el decenio de 1950 a 1960, debido a la crisis de la posguerra y
la consiguiente emigración que aboca a una falta de reproductores, pues la
mayoría de los emigrantes son jóvenes solteros.
El crecimiento poblacional a partir de 1960 está relacionado con el
"boom" turístico, la ubicación de Acentejo, limítrofe con el Puerto de La
Cruz, punto álgido del turismo por esos años, al descenso de la mortalidad,
a una natalidad que se mantiene relativamente alta todavía y al desarrollo
de la conurbación Santa Cruz-La Laguna que ha iniciado en la última década
en el crecimiento urbano y poblacional de esta zona. Entre 1970-1990,
El Sauzal es el municipio de mayor crecimiento, seguido de Tacoronte y
Santa Úrsula, lo que pone de manifiesto la dependencia del Puerto de La
Cruz-Orotava y de Santa Cruz-La Laguna. Tacoronte y Santa Úrsula son los
municipios que más crecen en la década de los setenta, mientras que en la
de los ochenta lo es El Sauzal.
274