EL EXILIO REPUBLICANO A MÉXICO EN LOS AÑOS
CUARENTA, UNA EMIGRACIÓN ASISTIDA * ^
PILAR DOMÍNGUEZ PRATS
Universidad Complutense de Madrid
* Proyecto financiado por la CICYT; Plan Nacional I+D AME 90-0793.
1. Este trabajo forma parte de una investigación más amplia sobre Las exiliadas españolas
en México, 1939-1950, Tesis doctoral. Universidad Complutense, 1992. .
A la hora de dar una visión general sobre el exilio español de 1939 a México
hay que considerar tres hechos fundamentales: el carácter familiar del exilio,
compuesto por un alto porcentaje de mujeres y niños, pues el 68 % de
los exiliados viajaron a México en compañía de sus familiares ^; la insuficiencia
de su caracterización como exilio intelectual, por tratarse de una emigración
de la élite política de la República, y el hecho de tratarse de una emigración
organizada por las instituciones republicanas y el gobierno de México;
en este último punto centraremos el análisis.
La existencia del SERÉ (Servicio de Evacuación de los Republicanos Españoles)
y la JARE (Junta de Ayuda a los Republicanos Españoles), dos organismos
de ayuda a los republicanos españoles creados en Francia en 1939
y de signo político distinto, marcó decisivamente al exilio a México. Este pasó
a ser una emigración asistida desde su salida de Francia y Marruecos francés
rumbo a México, en las expediciones colectivas organizadas por ambas instituciones.
Esta característica ha sido algo excepcional si lo comparamos con
el mismo exilio republicano a otros países de Europa y América.
La consulta de los archivos de las organizaciones del exilio, en concreto
los documentos de la JARE y la CAFARE (Comisión Administradora del
Fondo de Ayuda a los Republicanos Españoles) proporcionan una nueva visión
de la vida de los refugiados y refugiadas españoles en México durante
la primera década de su estancia en este país. La imagen de unos exiliados
apoyados por los organismos de ayuda y el gobierno mexicano es muy distinta
a la que presentan los documentos orales, las entrevistas realizadas a
aquellos que protagonizaron la emigración de 1939. Ellos se autorrepresen-tan
a menudo como emigrantes desasistidos en México. En ese aspecto, la
«memoria colectiva» del exilio ha influido en la poca atención que han prestado
los investigadores a la labor de estas instituciones, pese a ser decisivas
para la vida de los exiliados en los años cuarenta.
2. Cfr. PLA, D.; «El Exilio español en México: composición y perspectivas de análisis», en:
México en el arte, núm. 22, p. 7, México, 1989.
325
El gobierno del General Lázaro Cárdenas (1934-1940) dio amplias facilidades
a dichas instituciones para actuar en el territorio de la República Mexicana,
sin inmiscuirse en sus actividades, sabiendo que no iban a ocuparse de
la política mexicana; una de las cartas del presidente de México a Narciso Bas-sols,
ministro de México en Francia, lo expresa muy claramente ^. Se advierte,
además, que tanto Negrín como Prieto, sobre todo este último, tenían una
fluida comunicación con el gobierno del país. Indalecio Prieto dio gran importancia
a esta misión diplomática dentro de su organización, la JARE.
A su llegada al nuevo país los exiliados fueron socorridos con las ayudas
que les brindaban dichos organismos (subsidios, préstamos, etc.). Estos servicios
les ayudaron a solucionar problemas básicos como las escuelas de sus
hijos y la asistencia médica durante largos años, sin tener que salir de su propio
grupo étnico. Hay que considerar que los servicios de auxilio de la JARE,
luego CAFARE, continuaron funcionando a lo largo de casi toda la década
de los años cuarenta, la época más dura de adaptación a México. Contando
con estas ayudas, los refugiados españoles, en muchos casos, pudieron, poco
a poco, mejorar su situación económica y ascender socialmente durante estos
primeros años.
No obstante, las ayudas no se distribuyeron equitativamente entre todos
los exiliados; estos organismos se regían por una serie de normas de conducta
que consideraban a los refugiados, en primer lugar, en función de criterios
políticos, pero también en función del sexo pues hacían depender a las mujeres
casadas y a las jóvenes, de la autoridad patriarcal del «cabeza de familia
».
Secundariamente, estos organismos contribuyeron a aglutinar a los exiliados;
los refugiados españoles se constituyen como tal grupo en torno a estas
instituciones —y de otras de carácter político cultural— y seguirán como colectivo
cuando las instituciones desaparezcan.
Otro aspecto a tener en cuenta, en concreto sobre la JARE, es su carácter
de instrumento de poder en manos de los socialistas de Prieto. De esta
manera, contando con cuantiosos recursos materiales, ellos pudieron influir
decisivamente en la política del exilio español '*.
Veamos a continuación cómo se desarrolló esta labor de asistencia.
3. Carta a N. Bassols (3 de julio de 1939). L. Cárdenas escribe: «Considero licenciado que
(los refugiados) no tienen esta vez el propósito de organizarse con fines políticos». Citado por MA-TESANZ,
J. A.: México y la República Española. Antología de documentos, p. 61, México, 1978.
4. Como señala HEINE, H.: La oposición política al franquismo, p. 31, Barcelona, 1983.
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1. LA LABOR DEL SERÉ EN MÉXICO (1939-1942)
En México estuvo funcionando una organización paralela al SERÉ, el Comité
Técnico de Ayuda a los Republicanos Españoles (CTARE), apoyado también
por el Gobierno de la República, representado por Negrín. El ministro
de Hacienda, Francisco Méndez Aspe, hacía remesas periódicas de dinero
para atender a las necesidades de los refugiados españoles en México. Más
adelante se creó una sociedad financiera, la Financiera Industrial y Agrícola,
para hacer inversiones que sostuvieran esta ayuda.
El Comité Técnico estaba dirigido por José Puche, que a su vez contaba
con la colaboración, entre otros, de Joaquín Lozano en las oficinas de México,
D.F., situadas en la calle de La Palma y luego en Sinaloa.
La tarea más importante que realizó el CTARE en el año 1939 fue la organización
y recepción de tres expediciones colectivas de refugiados, desde
Francia a México, los viajes del «Sinaia», «Ipanema» y «Mexique». La labor
del CTARE en México —que ha sido ya objeto de varios estudios ^— se centró
en proporcionar recursos y puestos de trabajo a los exiliados que iban llegando
de Europa.
El SERÉ desarrolló su labor asistencial hasta 1942, aunque por entonces
estaban ya agotados sus recursos y era la JARE, la organización rival, quien
asumía estas tareas.
2. LA ORGANIZACIÓN DE LA JARE EN MÉXICO (1939-1942)
La JARE —y su continuadora la CAFARE— fue la principal organización
asistencial que tuvo el exilio español en México. Ello se debió a la cantidad
de recursos que pudo manejar y al amplio período de tiempo en que
desarrolló su actividad, desde el año 1940 hasta diciembre de 1948, fecha en
que se declararon agotados los recursos. Todo ello le permitió prestar ayuda
a la gran mayoría de exiliados y exiliadas llegados a México.
La actividad de la JARE en México, a partir de 1940, se hizo posible gracias
a un acuerdo con el gobierno mexicano que le permitió actuar legalmen-te
en el país y contar con los fondos llegados a México a bordo del yate
«Vita». Estos fondos, cuya cantidad y valor sigue siendo aún un misterio, estaban
compuestos por las joyas y valores depositados por los particulares en
el Banco de España; era éste —según J. Puche— «un cargamento con alto
poder material (que) podía convertirse en alto poder político» *. Pese a ir des-
5. Cfr. RUIZ FUNES, C. y TUÑON, E.: Palabras del Exilio. 2. Final y comienzo: El Sinaia,
1982.
6. ALONSO, M. y otros: Palabras del Exilio 1, p. 58, México, 1980.
327
tinado al CTARE, fue a parar a manos de Indalecio Prieto, dándole un gran
poder de maniobra.
Poseemos cuantiosos datos, procedentes del archivo, sobre la estructura
de esta organización en los años que estuvo funcionando. El único punto que
permanece aún oscuro, a pesar de que se ha escrito bastante sobre el tema '
es, como ya he señalado, el monto de sus recursos financieros al iniciar su
actividad. Los primeros datos económicos globales que ofreció la JARE se
dieron cuando se produjo su disolución, por decreto del gobierno mexicano,
a finales de 1942.
La delegación de la JARE en México fue dirigida y controlada personalmente
por Indalecio Prieto, su principal artífice. Formaban parte de ella José
Andreu Abelló y Carlos Esplá. La sede principal de la organización funcionaba
en la ciudad de México, centro de residencia principal de los refugiados
españoles, en la calle Dinamarca. Además, hubo una delegación en Veracruz
que se encargaba de distribuir los subsidios de llegada a los refugiados que
allí desembarcaban. Más tarde tuvo otro delegado en Ciudad Trujillo al cargo
de los refugiados que solicitaban visados a México desde la República Dominicana.
La política asistencial de la JARE, a diferencia del CTARE, se basaba
en la concesión de socorros, más que en proporcionar medios materiales de
vida a los refugiados, como había tratado de hacer el CTARE invirtiendo en
la creación de empresas. Por ello, el organismo más importante dentro de la
JARE era la Sección de Socorros, al cargo de las ayudas que otorgaba la organización
por diferentes conceptos (pensiones, enfermedad, viajes).
Entre los servicios asistenciales de la Junta cabe destacar los servicios médicos
y educativos, dada su trascendencia para la vida cotidiana de los exiliados,
y el servicio de préstamos.
2.1. Los servicios médicos
La salud era un aspecto primordial para los exiliados que venían de los
campos de concentración franceses —en muchos casos— desnutridos, o que
arrastraban aún las secuelas de la guerra pues, como había dicho el doctor
José Puche:
«Las heridas recibidas en la guerra no fueron solamente heridas en la carne de nuestros
compatriotas, sino también en la conciencia de los mismos» ^.
Las mujeres y en especial las ancianas, con niños pequeños o las emba-
7. Desde la obra de SMITH, E.: México and the Spanish Republicans, 1955; GIRAL, F.,
1977; ALONSO y otros, 1980; RUIZ FUNES y TUÑON, 1982, etc.
8. Boletín al servicio de la Emigración española, núm. 26, p. 6, 22 de febrero de 1940.
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razadas requerían también cuidados sanitarios. En consecuencia, el servicio
médico que organizó la JARE fue una de las prestaciones más solicitadas por
los refugiados.
En un principio, se concedía una «tarjeta médico-farmacéutica» por tres
meses prorrogables a los refugiados procedentes de Francia, Norte de África
y Santo Domingo (es decir, a casi todos). En adelante, debían cumplir una
serie de requisitos, dictados por la Secretaría General de la JARE (Norma
del 17 de febrero de 1941) para poder continuar siendo beneficiarios de este
servicio. Estos eran residir en el Distrito Federal y disponer de unos ingresos
familiares que no excedieran unas cantidades, que pueden considerarse bastante
altas, en relación con los salarios medios en el Distrito Federal: 150 pesos
al mes para una persona, 250 pesos para dos personas y 30 pesos por cada
uno más. Los poseedores de la tarjeta médica tenían derecho a que se les pagara
la curación de todas las enfermedades de los beneficiarios (parece ser
que este procedimiento dio lugar a muchos abusos) y además tenían «igualas
» para los casos de maternidad y cirugías. En 1940 se contabilizaron 871
tarjetas médicas correspondientes a ese número de cabezas de familia, más
1.397 famihares, o sea, un total de 2.261 personas; ya en 1941 la cifra ascendía
a 3.287 beneficiarios de la tarjeta médica.
La atención médica estaba a cargo, fundamentalmente, de médicos refugiados
como el doctor D'Harcourt o el doctor Barnés, algunos de ellos dispuestos
a trabajar para sus compatriotas sin cobrar. Ellos mismos crearon en
1942 la Sociedad Benéfica Hispana dedicada a la atención médica externa,
en un consultorio, pues no tenían sanatorio propio.
Las visitas al médico estaban contabilizadas en unas 50 diarias, en 1941.
Las mujeres solían ser aquí las más numerosas; a menudo iban acompañando
a otros miembros del grupo familiar, de manera que la consulta era un lugar
de encuentro para las exiliadas; allí charlaban entre sí de sus problemas con
lo que las relaciones amistosas e informales dentro del propio grupo exiliado
tendían a fortalecerse.
El Sanatorio Español, propiedad de la antigua colonia española prestó su
infraestructura a los refugiados y muchos enfermos fueron allí internados,
pues tenían derecho a ello por el simple hecho de ser españoles; también trabajaron
allí algunos médicos exihados.
La experiencia del servicio médico resultó ruinosa para la JARE y fue calificada
como «fracaso completo» por su sucesora la CAFARE. Sin embargo,
fue un éxito desde el punto de vista de los usuarios que se consideraban
bien atendidos.
El servicio de maternidad —muy bueno, en opinión de las mujeres— atendía,
según las estadísticas de la JARE ', unos 6 partos al mes, una media muy
9. En Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores (AMAE): M-213.
329
baja, en 1941. Las mujeres embarazadas recibían otras ayudas de la JARE,
canalizadas a través del Comité Femenino. Este fue constituido en 1940 y estaba
formado por varias mujeres que tenían en común el hecho de ser, en su
mayoría, viudas o esposas de personalidades ilustres del exilio español, afines
a Indalecio Prieto.
Dicho organismo les daba una ayuda en metálico, que debía solicitar el
cabeza de familia en nombre de su mujer —que se encontraba en estado «interesante
», como escribía un exiliado—, y una canastilla para el bebé, muy
completa al parecer.
2.2. El Colegio Madrid y las tareas del Comité Femenino
El Colegio Madrid —que debe su nombre a la heroica defensa republicana
de la capital durante la guerra civil— fue una de las principales instituciones
educativas fundadas por los refugiados españoles a la ciudad de México
^°. Financiado enteramente por la JARE, abrió sus puertas como colegio
de enseñanza primaria en junio de 1941. Su existencia fue una gran ayuda a
la emigración en estos primeros años por la cantidad de servicios que ofrecía
de forma casi gratuita, como decía una de las maestras del colegio '^:
«(Los padres) tienen la tranquilidad de que sus hijos están seguros, bien alimentados...
vestidos, calzados, progresando en sus estudios, vigiladas sus condiciones de salud
por médico y dentista especializados.»
En efecto, el colegio contaba con comedores, servicio médico y con un
servicio de camiones que recogía a los niños en sus casas para trasladarlos al
colegio donde pasaban casi doce horas. Otro aspecto a resaltar es su utilidad
para mantener la identidad española entre los niños que crecieron en México.
El Comité Femenino de la JARE se ocupaba de los asuntos relacionados
con las familias de los exiliados, es decir, todo aquello referido a las necesidades
de reproducción del grupo doméstico: la comida, el vestido, la educación
de los hijos, etc. Sus competencias eran, pues, en primer lugar, los asuntos
considerados tradicionalmente propios de las mujeres; aquí se hace patente
cómo se traslada la división genérica del trabajo en el seno de la fami-ha
al ámbito público del funcionamiento de un organismo de ayuda. Los asuntos
«familiares» que tramitaba este Comité eran:
a) Las becas y la intendencia de los colegios subvencionados por la
10. Antes el CTARE había creado el Instituto Luis Vives y financiado el Instituto Ruiz de
Alarcón y la Academia Hispano-Mexicana.
11. Entrevista a María Leal.
330
JARE (Academia Hispano-Mexicana e Instituto Ruiz de Alarcón), que se
concedían para pagar la colegiatura (matrícula) y para el comedor infantil.
El Comité Femenino hacía una selección de las solicitudes de becas en función
de la situación económica en que se encontraba la familia del niño, aunque
las recomendaciones siempre fueron útiles. El propio Prieto, en relación
con la intendencia de los colegios, recomendaba en una carta al Comité, escrita
en un tono de súplica, a un estimadísimo compatriota dueño de una fábrica
de alpargatas para que:
«El Comité Femenino vea la posibilidad de adquirir calzado con ese destino a los alumnos
del Instituto Ruiz de Alarcón.» '^
El Comité elaboraba las listas de padres y de niños que solicitaban ser becados;
para ello los padres enviaban cartas e informes al Comité. Es curiosa
la que envió un refugiado marino mercante exponiendo una «relación de ingresos
y gastos para tres personas sin manutención» en la que demostraba la
insuficiencia de su salario con el fin de solicitar una beca para su hija ^^.
Los informes que realizaba la JARE sobre las familias —fechados en julio
de 1940— muestran a los exiliados en una situación de provisionalidad y
penuria considerables. En abril de 1941 los becados eran 424 niños para el
colegio Ruiz de Alarcón y 291 niños para los comedores infantiles. Además
contaban con beca los hijos de los empleados de la JARE.
b) El funcionamiento y las becas para el colegio Madrid.
El personal auxiliar y de comedor del colegio era seleccionado por ellas
y pasaba a depender del Comité. Se conser\'an numerosas cartas de mujeres
que pedían un puesto de trabajo en el comedor o en la limpieza del colegio;
estas peticiones nos dan idea de la situación de necesidad económica que vivían
numerosas familias, pues se refieren, a menudo, a la falta de trabajo o
al escaso sueldo del marido.
c) Las ayudas familiares que se daban en forma de préstamos, para una
máquina de coser, por ejemplo, o bien como ayudas de ropa para las embarazadas
y para las personas sin recursos, los juguetes para los niños que se
daban por la fiesta de «Reyes», etc. A veces se mezclan las peticiones de ayuda
con las de trabajo, como en el caso de una mujer de un combatiente «que
quedó en las garras fascistas» y pide:
«Una ayuda económica y trabajo: coser, servir las mesas, dar de comer a los niños...
Antes cosía para una señorita que se marchó, pero empeñé mi máquina de coser...» '"
12. «Carta del 2 de noviembre de 1940». En AMAE, M-256.
13. ídem.
14. En AMAE, M-257.
331
El Comité Femenino estaba subordinado a otras instancias de la JARE,
cuya organización era totalmente jerárquica. La Delegación y el Comité de
Socorros estaban por encima de estas mujeres. Indalecio Prieto era quien controlaba
personalmente las actividades del Comité Femenino, que no gozaba
de autonomía financiera, ya que tenía que pedir los recursos a la JARE, ni
tampoco de capacidad de decisión sobre los temas importantes.
Su labor pública era igualmente subordinada, en este orden se sitúan las
relaciones con el gobieno mexicano y sus instituciones, en lo que se refiere
a ciertos aspectos formales de la diplomacia: las invitaciones, los agradecimientos,
etc. En esta tarea, de gran importancia para la JARE, queda clara
la autoridad de Indalecio Prieto. El era quien dictaba las iniciativas públicas
que debía tener el Comité —según aparece en la correspondencia que mantiene
con la presidenta Pilar Bolívar—; el texto de una de sus cartas es muy
ilustrativa de ello:
«Estimada amiga: La Delegación de la JARE ha acordado que el Comité Femenino
obsequie con un almuerzo, que puede ser seguido de algún espectáculo, a la señorita Antonia
Fustagueras, secretaria particular del Embajador de México en La Habana, a la cual
debemos muchos favores.» "
El telegrama que envió en junio de 1940 el Comité Femenino a la señora
Roosevelt a Washington cuando la ley de neutralidad americana impedía que
los barcos llegaran a Francia, fue también escrito por Prieto; dice lo siguiente:
«Este telegrama va de madre a madre, de mujer a mujer, de corazón a corazón, para
pedir a usted que ponga toda su ternura femenina al servicio de nuestra súplica de que
se autorice a barcos norteamericanos que se fletarían expresamente, a recoger en Francia
refugiados españoles que por generosa resolución del General Cárdenas tendrán libre entrada
en México. Stop.» "'
Es evidente aquí la utilización política de las «cualidades femeninas»: la
ternura y el sentimiento maternal, siguiendo la línea del discurso más tradicional
sobre el papel social de las mujeres. Pero fue la realidad de la guerra,
más que las peticiones de los exiliados, lo que hizo cambiar en 1941 la postura
norteamericana de neutrahdad, en favor de los aliados.
2.3. El servicio de préstamos de la JARE
Los préstamos de dinero que concedió la JARE, aunque no se dieron tan
masivamente como otras prestaciones, tuvieron gran importancia a la hora
15. ídem.
16. ídem.
332
de mejorar la posición social de los exiliados. En muchos casos les permitió
convertirse en propietarios de pequeños negocios, algunos de los tuales fueron
prosperando con el tiempo, de manera que estos refugiados se incorporaron
a las filas de la pequeña burguesía industrial y comerciante. Este ascenso
social fue particularmente importante en la coyuntura de la guerra mundial,
cuando los dueños de empresas pudieron beneficiarse del proceso inflacionario
que vivía México, mientras que los asalariados resultaron muy perjudicados
por la congelación de los sueldos.
La mayoría de los beneficiarios de los préstamos fueron hombres, quienes,
por lo general, contaban con las mujeres y otros miembros de su grupo
familiar para trabajar en el negocio, aunque gracias a los recursos de la JARE
también numerosas mujeres pudieron comprar una máquina de coser que se
convirtió en su medio de vida.
Las numerosas peticiones de créditos para montar negocios muestran a
los exiliados en una actitud distinta de la que se les atribuye generalmente.
Las solicitudes de préstamos indican la intención de instalarse a largo plazo
en México, hecho que contrasta con la situación de provisionalidad en que
vivían los exiliados, con las maletas hechas para el regreso a España. Es posible
que ambas actitudes aparecieran simultáneamente entre los exiliados:
unos más idealistas soñaban con la vuelta, cuando los más realistas trataban
de adaptarse al nuevo país que les había acogido.
3. LA CONSTITUCIÓN DE LA CAFARE Y SU FUNCIONAMIENTO
(1942-1945)
En enero de 1941 el nuevo presidente de México, Avila Camacho, quiso
continuar con la política de protección a los republicanos españoles, pero fue
menos condescendiente con los exiliados españoles que Lázaro Cárdenas. En
consecuencia declaró sus buenos propósitos de «recibir en suelo mexicano,
sin distinción de sexos y edades... a todos los españoles que se encuentran
actualmente en Francia» ^^, mientras que invitaba a la JARE a transformarse
en una entidad económica mixta en la que participasen representantes del
gobierno mexicano, con el fin de controlar más estrechamente su funcionamiento
**. La entidad mixta, la Financiera Hispano-Mexicana, sólo se creó
sobre el papel. Entonces, en noviembre de 1942, el gobierno mexicano decretó
el fin de la JARE y la constitución de la CAFARE (Comisión Admi-
17. En la Memoria de Relaciones Exterores de México 1940-1941. Citado por MATESANZ,
pp. 85 y 87,-1978.
18. .«Dada la indiscutible naturaleza de la JARE, debe reconocerse que es insostenible su
funcionamiento como órgano representativo de un poder extranjero...», MATESANZ: op. cit.
333
nistradora del Fondo de Auxilio a los Republicanos Españoles) que se encargaba
de «asumir el control, custodia y administración de todos los bienes que
están bajo la posesión de la JARE en México» ^'.
Estas medidas del gobierno mexicano sorprendieron a los exiliados, especialmente
a los miembros de la JARE. Muchos otros también consideraron
el decreto presidencial como una forma de incautación de los bienes que
pertenecían a la Diputación Permanente de las Cortes ^°, pues durante este
período los bienes de la JARE fueron controlados por el gobierno mexicano.
Formaban parte de la CAFARE dos delegados mexicanos y uno español:
Luis Sánchez Pontón, delegado de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Félix
Palavicini, delegado de la Secretaría de Gobernación y José Andreu Abe-lló,
representante de la JARE. Así comenzaba una nueva época de los organismos
de ayuda del exilio español.
Una de las primeras tareas emprendidas por la CAFARE fue la puesta
al día de las cuentas de la extinta JARE, el pago de indemnizaciones a los
trabajadores de la JARE y la reorganización de los subsidios. Para ello el Comité
de Socorros de la JARE se transformó en la Oficina de Auxilios, dirigida
por José Tomás y Fiera y Lucio Martínez Gil (cajero).
El Comité Femenino de la JARE desapareció sin dejar rastro en la nueva
organización de la Oficina de Auxilios; seguramente se le consideraría poco
útil en su vertiente práctica y superfluo en lo que se refería a las relaciones
diplomáticas con el gobierno mexicano, ahora integrado en la CAFARE.
El dinero traspasado de la JARE a la nueva organización en 1943 fueron
14,3 millones de pesos, a los que se añadieron a finales de año otros 3,5 millones
de la venta de valores extranjeros y las inversiones hechas por la CAFARE.
A partir de entonces cada año se presentaba un informe del estado
de las cuentas de la organización. La CAFARE continuó la política de subsidios
a los exiliados aunque trató, en primer lugar, de corregir las discriminaciones
políticas que se habían producido anteriormente. Su objetivo era según
el informe que se elaboró para la prensa en abril de 1943:
«Extender la asistencia al mayor número de personas necesitadas, sin distinción de procedencias,
ni de filiaciones políticas.» ^'
Parece ser que este objetivo se cumplió, pues, como veremos, la mayor
parte de las organizaciones de exiliados —sin carácter político— fueron ayudadas
económicamente por la CAFARE.
La CAFARE tuvo que ocuparse también de los refugiados españoles que
19. Acta 1 de la CAFARE. En AMAE, M-299.
20. Cfr. GIRAL, F. y SANTIDRIAN, P.: La República en el Exilio, Madrid, 1977.
21. En AMAE, M-299.
334
se encontraban en otros países, pues muchos de ellos estaban aún en el Norte
de África, en la Francia ocupada por los alemanes, o en la República Dominicana,
donde vivían en pésimas condiciones. Estos últimos se encontraron
con dificultades para trasladarse a México, pues la nueva Ley General
de Población no admitía a los refugiados procedentes de un país distinto de
aquel en que se hubiera ejercido la persecución.
En cambio, los familiares de los exiliados ya instalados en México recibían
de la CAFARE una ayuda de viaje del 50 % para trasladarse al país,
desde España o Portugal (muchos habían huido a Lisboa para salir a América).
Numerosas mujeres y ancianos llegaron así a México, reclamados por
su marido o hijos. Los exiliados que los acogían debían demostrar ante el gobierno
mexicano su capacidad económica para mantenerlos; especialmente si
eran mujeres, pues se las consideraba incapaces de sostenerse económicamente.
En este período el Colegio Madrid continuó funcionando con normalidad;
la Comisión designó a Alfonso Pruneda como Delegado permanente
ante el Consejo del colegio. La única novedad, bastante importante, fue fijar
cuotas de matrícula, de manera que sólo fuera gratuito para los hijos de padres
«indigentes» y los demás contribuyeran a su sostenimiento. Pero se siguieron
concediendo becas para los estudios de secundaria, preparatoria, comercio
y otros, que no podían realizarse en el Colegio Madrid. Estas becas
—según el informe de 1943— se adjudicaban a todos los peticionarios siempre
que presentasen la documentación necesaria. Respecto al profesorado, la
Comisión, preocupada por mantener su patrimonio, era muy reacia a conceder
los aumentos de sueldo que se pedían repetidamente.
3.1. Las ayudas de la CAFARE a organizaciones de exiliados (1943-1945)
A partir de 1943 el desarrollo favorable de la guerra mundial para los aliados
hizo pensar a los exiliados en la falsa estabilidad del régimen de Franco
y en la posibilidad de establecer un gobierno provisional que lo sustituyera.
Los periódicos mexicanos se hacían eco del reinicio de la actividad política
en la ciudad de México. El diario mexicano La Prensa ^^ recogía, en un artículo
de agosto de 1943, la llegada a México de Diego Martínez Barrio y del
General José Miaja después de una gira por América del Sur, y su posterior
entrevista con los diputados a Cortes de 1936 residentes en México, con vistas
a la creación de un gobierno provisional en esa ciudad.
En noviembre del mismo año se daba cuenta de la división que existía en-
22. La Prensa: «Insisten en formar en México "su gobierno" los refugiados íberos», 16 de
agosto de 1943. En AMAE, M-321.
335
tre los republicanos españoles, evidente tras la formación de la JEL (Junta
Española de Liberación), integrada por D. Martínez Barrio, I. Prieto, A. de
Albornoz, A. Sbert y F. Sánchez Román. La Prensa calificaba de caótica la
situación:
«Sigue el caos en las filas de los republicanos españoles exiliados. Mientras unos grupos
firman un pacto de unidad, otros, también numerosos, desconocen la representación
que se atribuyen los primeros.» (26 de noviembre de 1943)
En efecto, numerosas organizaciones que apoyaban a Negrín (UGT, PCE,
Partido Republicano Federal, PSUC) criticaban el acuerdo alcanzado por su
falta de representatividad.
La CAFARE trató de ser neutral en la lucha política entre los exiliados,
por lo que resolvió no financiar ninguna organización de carácter político y
ayudar sólo a las organizaciones de carácter profesional y cultural. Esta medida
venía justificada por la fuerte división política que existía dentro del exilio
español. Así lo explicaba una carta dirigida por la UNE (Unión Nacional
Española) ^^, una de las numerosas agrupaciones políticas del exiho.
La ayuda a los republicanos encarcelados en España, igual que se hacía
con los refugiados fuera de México, sí era asumida por la CAFARE: en noviembre
de 1943 un grupo de mujeres dedicadas a recoger ayudas para los
presos españoles, el Grupo Femenino Español Mariana Pineda pedía apoyo
económico para mandar ropa y alimentos a España. La CAFARE concedió
el dinero soUcitado con rapidez, ante las reiteradas declaraciones de apoliti-cismo
que hacían las mujeres republicanas que integraban el grupo:
«Nos proponemos continuar fieles al propósito que inspiró nuestra organización, manteniéndonos
al margen de toda actuación política partidista e independientes de toda otra
entidad.» ^*
En junio de 1944 la Comisión dio al Grupo Mariana Pineda una considerable
suma, 10.000 pesos, para remitir prendas y alimentos a los presos españoles
por mediación del Comité de Servicio de la Sociedad de los Amigos
Cuáqueros. Estos tenían un delegado en Lisboa mediante el cual trataban de
encauzar la ayuda a España, pero, a pesar de ello, no consiguieron hacer llegar
a las cárceles la solidaridad de los repubhcanos españoles por los impedimentos
que puso el gobierno franquista.
Pese a este primer esfuerzo en vano, el grupo Mariana Pineda continuó
durante varias décadas dedicado a la solidaridad con los presos españoles
23. En AMAE, M-323.
24. En AMAE, M-300.
336
—cada vez con un matiz más político— aunque no se registra que volviera a
ser financiado por la Comisión.
El Ateneo Ramón y Cajal, una organización profesional de médicos, dedicada
en primer lugar, a «la valorización de la cultura médica española en
el exilio», a «proporcionar elementos de formación a los médicos españoles»
y a conseguirles trabajo, también recibió ayuda para desarrollar sus fines en
los años 1944 y 1945. La Unión de Profesores Universitarios Españoles en el
extranjero en la que participaban numerosos intelectuales y políticos del exilio
(Giral, Ruiz Funes, Puche, Xirau, Bosch Gimpera, etc.) también obtuvo
ayuda de la CAFARE en estas fechas.
Paralelamente, la Asociación de Militares Republicanos Españoles pedía
una ayuda de 3.000 pesos para desarrollar sus actividades culturales, que eran
la publicación de una revista y ciclos de conferencias. Ya habían solicitado
dinero para apoyar a los guerrilleros españoles, una actividad claramente
comprometida con la política, pese a lo cual se le concedió una subvención.
El año de la victoria aliada —y de la consiguiente euforia entre los refugiados
españoles— es el que más peticiones de ayuda económica registra; de
esta manera se refleja la creciente actividad política y cultural que desarrollaban
los exiliados en contra de Franco.
Los miembros de la UJP, Unión de Jóvenes Patriotas, que fue creada en
mayo de 1944 con un propósito unitario, solicitaron una ayuda periódica a la
Comisión para lograr el pleno desenvolvimiento de sus proyectos. Dichas actividades
consistían en actos culturales de diverso tipo e incluso cursos de instrucción
militar para los jóvenes. A pesar de que el informe sobre la UJP fue
negativo —se decía que la petición no encajaba dentro de las normas de la
CAFARE y se resaltaba la «acentuada tendencia comunista» de algunos de
sus apoyos: José Bergamín y José Ignacio Mantecón— se le concedió una subvención.
Quizá pudo influir en la resolución positiva del caso la entrevista
que mantuvieron los dirigentes de la UJP, Miguel Prieto entre ellos, con el
presidente de la República Mexicana, Avila Camacho.
Las ayudas concedidas a todas estas organizaciones culturales y profesionales,
surgidas al calor de la lucha política de los años 40, fueron claves para
su sostenimiento pero no pudieron impedir su posterior decadencia a partir
de los años 50, cuando la vuelta a España fue de nuevo un objetivo lejano
para los exiHados españoles.
3.2. El establecimiento de casas-hogar
Fue un 'intento de atender a las necesidades de un grupo especial de exiliados,
los llamados «niños de Morelia». Estos 500 niños fueron traídos a
México en 1937 a fin de protegerlos contra los efectos de la Guerra Civil; fue-
337
ron internados en la escuela «España-México» de Morelia donde estudiaron
la enseñanza primaria. A pesar de ser los primeros exiliados en México, ningún
organismo se ocupó de ellos por lo que tuvieron que ser socorridos por
particulares ^^ hasta que en 1943 la CAFARE resolvió crear las casas-hogar.
Con la creación de las casas se trataba de tener a los niños atendidos:
«Para que tanto las niñas como los niños españoles puedan vivir bajo la vigilancia de
personas designadas por el Patronato y atender a sus estudios o al trabajo al que se vayan
dedicando.» ^^
Sin embargo, algunos jóvenes ya llevaban tiempo fuera de la escuela y
fue difícil recuperarlos para el estudio.
El Patronato de Ayuda a los Niños Españoles, presidido en 1943 por Rubén
Landa, conocido profesor institucionista, puso en funcionamiento las primeras
casas-hogar con el presupuesto anual que le daba la CAFARE. Como
primer paso se fundó en abril de 1943 la casa-hogar para «señoritas» de la
calle Michoacán, n.° 64; en septiembre se creó otra para «varones» en la calle
Alfonso Herrera. A medida que los niños que quedaban en la escuela de
Morelia fueron acabando la enseñanza primaria, se crearon nuevas casas-hogar
para acogerlos: una más de señoritas y tres para hombres.
El Reglamento por el que funcionaban las casas-hogar establecía los derechos
y deberes de los residentes en ellas, diferenciando algunas de sus normas
segiín se tratara de chicas o de muchachos. Los derechos de los residentes
eran recibir comida, habitación, asistencia médica, pré (dinero para gastos)
y ropa. A cambio se esperaba de ellos buena conducta en el terreno moral,
caracterizada por:
«La fidelidad a la España republicana que los alejó de la guerra y respeto a México
que los acogió fraternalmente.» ^'
Los primeros directores de las casas-hogar fueron dos conocidos profesores:
Hortensia Salvadores en la de señoritas y Aldolfo Sánchez-Vázquez de
la de muchachos ^*, quien renunció al año siguiente.
Por lo general, según los testimonios recogidos en la monografía dedicada
a los «niños de Morelia», ellos tienen buenos recuerdos de su paso por
estos centros; para muchos significó el reencuentro con su propio grupo y con
25. Cfr. PLA, D.: Los Niños de Morelia, México, 1984.
26. En AMAE, M-303.
27. ídem.
28. Hortensia Salvadores, socialista, había tenido experiencia como directora de escuela en
Tánger durante la guerra, pese a su juventud (27 años en 1940). Adolfo Sánchez Vázquez era entonces
escritor y poeta; luego ha sido profesor en la UNAM.
338
los exiliados españoles, pero para otros la atención y las orientaciones profesionales
llegaron demasiado tarde.
En 1948, el Gobierno Republicano decidió cerrar las casas-hogar, ante la
falta de recursos para mantenerlas. La decisión fue criticada por algunos «niños
» que se vieron en la calle con un subsidio de 60 pesos al mes que les fue
retirado en junio de ese año ^'.
Por otra parte, en los años de funcionamiento de la CAFARE, los exiliados
continuaron disfrutando de un servicio médico eficiente (a cargo de la
Sociedad Benéfica Hispana) y de unos colegios de calidad y baratos para sus
hijos. Las ayudas personales a los exiliados, en forma de subsidios o de préstamos,
se redujeron considerablemente (aunque se mantuvieron las pensiones
a las personalidades) para tratar de ahorrar gastos.
4. LA FORMACIÓN DEL GOBIERNO DE LA REPÚBLICA EN EL
EXILIO Y EL TRASPASO DE LOS BIENES DE LA CAFARE
(1945). FUNCIONAMIENTO DEL NUEVO COMITÉ TÉCNICO
(1945-1948)
En estos años los fondos procedentes de la antigua JARE se destinaron
a promover la formación de un gobierno republicano en el exilio, contando
con el firme apoyo del gobierno mexicano. En 1945 la CAFARE contribuyó
económicamente a organizar la reunión de diputados de las últimas Cortes
republicanas. Con este fin dio un subsidio a Martínez Barrio, que consiguió
una primera reunión de las Cortes en enero de 1945 con la asistencia de 72
diputados y la adhesión por escrito de otros 49. Los diputados prietistas alegando
falta de quorum frustraron una nueva convocatoria; según F. Giral y
H. Heine las razones eran otras ^°.
Las diferencias entre los exiliados trataron de evitarse, a nivel internacional,
ante los preparativos de la Conferencia de San Francisco reunida en mayo
y junio de 1945 con el fin de crear la ONU. Los representantes de los países
asistentes a la conferencia aprobaron una proposición mexicana de repudio
al régimen de Franco, por lo que éste no fue admitido en el seno de las Naciones
Unidas.
Tras el éxito diplomático de los republicanos, éstos vieron la necesidad
de crear rápidamente un gobierno en el exilio. Con ese motivo Negrín llega
a México; poco después, el 17 de agosto de 1945 se reúnen los diputados del
29. Hay una carta de protesta por la supresión del subsidio firmada por 26 «Niños» el 17 de
junio de 1948. En AMAE, M-131.
30. GIRAL, 1977 y HEINE, 1983, coinciden en señalar como verdadera razón de su comportamiento
que los prietistas no querían la presencia de los negrinistas en las Cortes.
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Parlamento español en el exilio y eligen a Martínez Barrio como presidente
interino de la República. Al presentar Negrín su dirnisión como presidente
del gobierno, Martínez Barrio decide nombrar a José Giral primer ministro
del gobierno, en el exilio; el nuevo gobierno se formó, por fin, en otoño de
1945.
Todo este proceso no hubiera podido llevarse a buen término sin las facilidades
otorgadas a los republicanos españoles. El gobierno de Avila Ca-macho
decidió admitir que, de forma temporal, el Salón de Cabildos del Distrito
Federal fuera declarado territorio español, de manera que el Gobierno
Republicano no tuviera problemas jurídicos para manifestarse en el territorio
de México.
Paralelamente a la constitución del Gobierno Republicano se inició una
operación de traspaso de los bienes de la CAFARE al nuevo gobierno. El
representante del Gobierno Español Republicano, Miguel Santaló, destinó
en fideicomiso a la empresa Nacional Financiera ^^ todos los bienes muebles
e inmuebles que poseía la CAFARE, según figura en el contrato de fideicomiso,
cláusula 1 ^^.
Las finalidades del fideicomiso eran continuar la labor emprendida con
los exiliados en lo referente a su transporte a México para los que se encontraran
en peligro, la distribución de auxilios a los necesitados y «el sostenimiento
de las instituciones ya creadas con fines de auxilio o educativos para
asilados republicanos españoles» (cláusula 4). En noviembre de 1945 se creó
un Comité Técnico encargado de administrar los fondos del fideicomiso establecido
por el Gobierno de la República. El presidente del Comité era Roberto
Castrovido, del Partido Socialista y fue secretario Ramiro Ruiz Rebollo.
En 1946 llegó al poder en México el presidente Miguel Alemán. No obstante,
el inicio de un nuevo sexenio no supuso modificaciones en la política
con respecto a los exiliados españoles y sus instituciones. México continuó
sin reconocer al régimen de Franco mientras que daba su apoyo al Gobierno
Republicano en el exilio. La inestabilidad de los gobiernos de la República
en el exilio por la falta de una política común entre todas las fuerzas políticas
antifranquistas, se hizo evidente el año de 1947 con la formación de tres gobiernos
sucesivos de distinto carácter, el gobierno de Giral (1945-1947), el gobierno
de Llopis (febrero-agosto de 1947) y el primer gobierno de Alvaro de
Albornoz (1947-1949).
Estas crisis no afectaron apenas al Comité Técnico del Fideicomiso; dicho
Comité continuó sus funciones hasta diciembre de 1948, plazo en el que
se cumplía el contrato del fideicomiso (fijado en tres años de duración en el
31. Empresa creada por la CAFARE para realizar inversiones.
32. El contrato de Fideicomiso fue firmado en México el 24 de diciembre de 1945. En
AMAE, M-324.
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contrato hecho en diciembre de 1945, cláusula 12). Los subsidios de ancianos,
enfermos y las pensiones de las viudas y las personaHdades ilustres se
mantuvieron hasta entonces. Pero, en junio de 1948, el Comité Técnico informaba
a los beneficiarios de la reducción de los subsidios dada la escasez
de fondos, para no tener que recurrir a la venta de los edificios del colegio
Madrid.
De esta forma, la política de subsidios a los republicanos españoles que
se había establecido a lo largo de la década de los cuarenta tocaba a su fin.
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