FffiSTA RELIGIOSA DEL 17 DE DICIEMBRE
EN HONOR A BABALÚ-AYÉ EN EL POBLADO
DE TORRIENTE. HISTORIA Y TRADICIÓN
JUAN CARLOS PEDROSO
(Historiador. Cuba)
1. INTRODUCCIÓN
Con la introducción a Cuba de esclavos de origen Yoruba, las prácticas
mágico-religiosas relacionadas con el culto a los orichas dieron lugar,
después de un largo y complejo proceso de transculturación y de sincretismo
religioso con elementos de catolicismo español, a la Santería Cubana o
Regla de Ocha.
El objetivo del presente trabajo es profundizar acerca de la Casa de
Babalú-Ayé en el poblado de Tórnente y del lugar que ocupan las fiestas
dentro del sistema de comunicación ritual en la santería, su funcionamiento
e interrelación con otros elementos.
Los creyentes participan en esta fiesta con la convicción de que en
ellas tendrán una comunicación con sus protectores divinos, con la aspiración
de que estos acudan a ellos para que le den sus consejos y brinden
ayuda, mediante la comunicación Oricha-creyente.
Estas creencias se han transmitido de generación en generación hasta
nuestros días, lo que contribuyó a la difusión de estas prácticas.
En este caso hemos escogido el método de trabajo de campo, para
comprobar como perviven de forma general estas fiestas y creencias en el
seno de la sociedad de la localidad de Torriente.
2. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Al sur de la provincia de Matanzas, en el municipio de Jagüey Grande,
existe desde hace casi 150 años, un pequeño pueblo que, al igual que las
grandes urbes del mundo, posee su historia; este poblado, pequeño desde
siempre, ha dado grandes patriotas, importantes personalidades de la vida
cultural, política y tecnológica del país que han estado vinculadas a él de
diversas formas, en fin, que como todo lugar de la tierra tiene cosas que
contar a sus hijos.
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El poblado de Tómente tiene hoy (1994) una población de 9.156
habitantes. En el territorio existen además alrededor de 8.500 estudiantes
de nivel secundario y preuniversitarios repartidos en 17 escuelas en
el campo que están vinculadas a una parte del mayor Complejo Citrícola
del país.
Se encuentra también en Tórnente un Centro universitario (la Filial
Pedagógica «Alberto Fernández Montes de Oca»), el Centro de Experimentación
de Cítricos, que es una institución científica que ha logrado
grandes resultados en investigaciones agrícolas, dos envasaderos de cítricos
que procesan frutas de alta calidad para la exportación y otros lugares
donde se desarrollan labores que cubren esferas productivas, intelectuales
y de servicios.
Tanto los alumnos y profesores de las escuelas en el campo del territorio,
como los de enseñanza primaria y los pobladores en general, no
obstante aman la tierra en que viven, muchas veces desconocen su historia
y en este sentido pueden destruir o no preservar vestigios de su pasado
como son monumentos, sitios históricos, naturales y de otro tipo. En este
sentido se han hecho necesarios desde hace mucho tiempo trabajos que
descubran, aunque de manera muy elemental, hechos relevantes de las
raíces de nuestro pequeño poblado.
Digamos acerca de esto, que los pobladores naturales de Torriente son
en lo general descendientes de inmigrantes, unos forzados, aquellos que
fueron obligados a vivir y trabajar como esclavos en los ingenios y plantaciones
durante el pasado siglo, y otros que llegaron como dueños o en
busca de mejor fortuna.
Los descendientes de antiguos esclavos llevan hoy por nuestras calles
apellidos como Cejas, Montalvo, Torriente, Pedroso y otros, que les fueron
dados a sus antecesores por los amos y que han devenido símbolos de
un pasado extraño a la dignidad humana.
Fueron realmente aquellos esclavos los protagonistas que no disfrutaron
de las riquezas creadas e, ironía histórica inmortalizaron los apellidos
de quienes odiaron.
Otro grupo de llegados a este territorio, lo componían los gallegos e
isleños (naturales de Islas Canarias), que se movían a esta zona apartada
en el siglo xix y la primera mitad del xx en busca de fuentes de trabajo,
sobre todo en la agricultura y la elaboración de carbón vegetal. Los gallegos
fueron menos, pero la población canaria -de la que aún quedan algunos
«isleños legítimos» y muchos descendientes- fue muy numerosa. Aquí
se mezclaron otros descendientes de sus mismas raíces, con negros y chinos
para lograr, todos juntos, ir construyendo nuestra cultura.
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Así tenemos hoy apellidos que fueron traídos de Galicia, Canarias,
Castilla y otros lugares de España, conviviendo con otros que se «cubaniza-ron
» hace más de 100 años.
Los apellidos Galván, Perera, Hernández, Rodríguez, Fernández, llegaron
a esta zona en los humildes canarios que cruzaron el mar para trabajar
junto a los Cabrera, Mantecón, Lorenzo, Almeida y Martínez, que ya
existían en los cubanos de muchos años, aunque también traídos por hombres
de «todas las Españas». Junto a ellos estaban los Chang o Wong,
llegados de China, los Fernández, los Sobredo, los González y los Montero,
de Galicia, y muchos otros que harían interminable la relación.
Lo cierto es que hoy, en el proceso de asentamiento poblacional, viven
en el territorio de Torriente descendientes de hombres llegados de muchas
tierras con sus costumbres, bailes, historia. Aquí se formaron hogares, se
trabajó muy duro, se guerreó por la independencia.
Pero el proceso fue largo... y difícil.
La zona donde hoy se sitúa el poblado de Torriente era en tiempos
anteriores a la conquista un terreno de bosques donde, según estudios de
diferentes especialistas, pudieron existir culturas pre-agroalfareros sobre todo
en aquellos sitios donde era factible la localización de fuentes de abasto de
agua, que en estos terrenos son las cuevas y «ojos de agua» tan comunes.
Se cree, en tal sentido, que toda esta zona sureste de la actual provincia
de Matanzas tuvo grupos de indo-cubano de manera estable, aunque
hasta hoy los estudios necesarios para afirmaciones científicas no son todo
lo exacto que se requiere.
Tomando en cuenta la raíz de la denominación que existió en la colonia
para toda esta zona: Macuriges, se puede establecer contacto con la
voz indígena Macorix, referida a grupos humanos existentes en la actual
República Dominicana, donde incluso existe la ciudad de San Pedro de
Macorix, que hace pervivir, en su nombre al menos, aquella primaria cultura.
Lo que sí parece cierto es que -a más de la probada emigración de la
antigua isla de Quisqueya a Cuba por la zona oriental- llegaron por el sur
de esta provincia indígenas macorix que poblaron algunas zonas del sur de
Matanzas. Pero todavía se requieren en tal sentido trabajos arqueológicos
bien probatorios.
Con la evolución, lenta por cierto, de la colonización en esta zona, se
fueron creando puntos de avanzada para la presencia española en la misma.
Así tenemos que, según datos eclesiásticos, en 1688 se fundó en Curato
de Monte de La Hanábana, que dio inicio a un largo período de
evolución que culminó con la creación y desarrollo del poblado de Jagüey
Grande (hoy cabecera del término municipal al que pertenece Torriente).
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Por otra parte, la colonización proveniente del centro de la provincia
originó el pueblo de Cuevitas (hoy Agrámente), que perteneció en sus
inicios al partido de Jiquimas, y hoy es un centro urbano perteneciente al
propio municipio de Jagüey Grande.
Torriente por su parte, siempre estuvo vinculado a la zona de Pedro
Betancourt, que en aquellos tiempos era llamado Corral Falso de Macuriges
(aunque se llamó en algún tiempo del siglo pasado Cristina de Macuriges,
en honor a la Reina Regente de España).
Corral Falso, cabecera del Partido Judicial de Macuriges, tenía en sus
terrenos posesiones que, junto a los Partidos Judiciales de Jiquimas y Haná-bana,
son hoy constitutivos del municipio de Jagüey Grande. Torriente,
hasta fines del siglo xix llamado Claudio, fue la zona de Macuriges que
pasó al territorio jagüeyense, ya en tiempos posteriores a 1959.
3. FUNDACIÓN DE CLAUDIO Y ECONOMÍA AZUCARERA
El primer contacto de la hoy zona de Torriente con la colonia fue a
partir de mercedes de tierra que las autoridades hacían a los subditos españoles
con el fin de expandir la «civilización» hacia territorios vírgenes u
ocupados por no cristianos.
Dos mercedes son específicas de esta zona, la del corral Claudio hecha
el 10 de octubre de 1687 a don Juan de Navia Castellanos y la otorgada a
don Juan Díaz de León constitutiva del corral Jardines, de fecha 13 de
diciembre de 1698. Hubo otra merced de tierra mucho mayor, el Hato
Jabaco, dada a don Ambrosio Zayas, el 7 de abril de 1718 y cuyas posesiones
se superpusieron en parte a los anteriores en razón de la no utilización
de las tierras por sus dueños, lo cual permitía a la corona española
adjudicar de nuevo los terrenos mercedados con anterioridad.
Durante el tiempo que va desde el siglo xvii y hasta el xix las grandes
extensiones en que se dividía la tierra eran propiedades poco más que
improductivas, con dueños lejanos y apenas una utilización ganadera y
forestal extensiva.
El Hato Jabaco era entonces -siglo xix- propiedad de los marqueses de
Casa Montalvo, los cuáles segregaron la misma en fincas más pequeñas para
fomentar ingenios y plantaciones cañeras. Los propios miembros de la Casa
Montalvo preservaron al principio algunas propiedades para ellos -aunque
después los vendieron también- que eran las fincas Luchana y Josefa.
La segregación del Hato Jabaco con fines azucareros se realizó en
1851 y entre los que adquirieron tierras y fomentaron ingenios se encontraba
Don Joaquín Pedroso, quien en principio adquirió 140 caballerías.
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El azúcar trajo aparejada la presencia a gran escala de dotaciones de
esclavos, los que con su trabajo fueron, a no dudarlo, los verdaderos protagonistas
del desarrollo impetuoso de la economía en toda la provincia de
Matanzas y por supuesto en el Cuartón de Claudio durante todo el siglo xix.
Claro que mientras en otras zonas más cercanas a Matanzas y a la provincia
de La Habana el fomento y la gran expansión productiva se verificó en
la primera mitad del siglo xix, en estos terrenos del sur ello ocurrió en la
segunda mitad de la centuria.
Algunos hacendados penetran en sus capitales en la zona, que pertenecía
al partido judicial de Corral Falso de Macurijes. Ellos fomentaron la
cultura de plantación con sus ingenios y esclavos. Entre aquellos que fomentaron
el azúcar en esta zona estaban:
«- Don Joaquín Pedroso, dueño del ingenio San Joaquín y del Dos
Hermanos (en el municipio actual de Pedro Betancourt).
- Don Marcial Ponce, dueño del ingenio Santo Domingo.
- Don Carlos Ortiz, dueño del ingenio San Carlos.
- Don Juan Belzaguy, dueño del ingenio Luchana.
- Don Andrés L. King, dueño del ingenio La Luisa.
- Don Rafael Saavedra, dueño del ingenio Adelaida.
- La Viuda de Oña, dueña del ingenio San Luis.
- Don Cosme de la Torriente, dueño del ingenio Cantabria.
- Don Leandro Cejas, dueño del ingenio Josefita.
- Don Juan Pumariega, dueño del ingenio Julia'.»
De los ingenios anteriormente citados todos eran de vapor, a excepción
de Luchana (dejó de moler antes de 1878), lo que muestra el poderío
económico de aquellos inversionistas en la zona de Claudio.
En cuanto a la fundación del pueblo existen, como en muchos aspectos
de la historia universal, diferentes versiones.
Según Ricardo Roussot^ «el barrio de Claudio-Batalla contenía el
poblado de Torriente, que se fundó en 1852».
Otros autores citan fechas diversas. En los apuntes históricos y políticos
de la provincia de Matanzas se afirma que el año de fundación del
poblado fue 185P.
Lo cierto parece ser que en la década del cincuenta fue fundado el
pueblo, en lo que fue determinante el fenómeno de ingenios en la zona.
' FERNÁNDEZ, José: «Cuando Torriente era Claudio». En Revista Claudio, Torriente,
1990, pág. 4.
' ROUSSOT, Ricardo: Historial de Cuba. S/f, tomo H. pág. 92.
' Apuntes históricos y políticos de la provincia de Matanzas. S/f, s/c, pág. 68.
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que necesitaban embarcar el azúcar a los puertos de La Habana, Matanzas
y Cárdenas.
El embarcadero de Claudio existía ya en 1860, según datos obtenidos
por el Lie. Noel Martínez para su estudio sobre los poblados del Municipio
de Jagüey Grande, antes de la llegada del ferrocarril". Es lógico pensar
que aquel punto se fuera fomentando, poco a poco, como centro urbano de
la zona a partir de la propia segregación del Hato Jabaco y el fomento de
ingenios en el Cuartón Claudio.
No fue, sin embargo, hasta la llegada del ferrocarril que se verificó el
desarrollo del comercio en escala apreciable en la zona, la instalación de
bodegas, la estación ferroviaria y otros establecimientos que propiciaban
el crecimiento del poblado.
El ferrocarril, llegado al pueblo en 1863 fue un proceso derivado del
azúcar y lo promovió el propio Cosme de la Torriente, quien era un rico
propietario, dueño de los Ingenios Cantabria e Isabel y de acciones en los
ferrocarriles. El Ramal de Torriente se extendió primero hasta Tramojos
(hoy Pedroso) y después hasta Claudio, fue un vínculo para sacar el
azúcar de Cantabria, San Joaquín y otros ingenios y el nombre del ramal
se transfirió poco a poco al pueblo, pasando de Claudio al de Torriente.
Hacia fines del siglo xix, ya Torriente se convirtió en'el nombre oficial del
pueblo.
Jacobo de la Pezuela, al referirse al ramal que trajo el ferrocarril a
Claudio expresaba:
«Sección de Tramojos a Claudio: Debe destacarse del de Navajas a Tramojos
para recoger los frutos de algunas haciendas. Su longitud reconocida es de 12
kilómetros 780 metros, presupuestadas en 83,915 PS.FS. Emprendidas las obras
en 1859, quedó terminada esta prolongación en menos de dos afios, y abierta al
servicio público en 1863»'.
Los beneficios que trajo el ferrocarril para integración de la zona en
los mercados del proceso de comercio del azúcar, y también de los frutos
menores, incidieron en el desarrollo del poblado y de todo el territorio.
Por otra parte, se lograban más estrechos vínculos con la cabecera del
Partido Judicial en Corral Falso, se podía tener acceso periódico a la Iglesia
de aquel sitio, a las autoridades políticas y judiciales, así como a la
introducción de mejoras sociales, ejemplo de ello fue la instalación del
" MARTÍNEZ, Noel: El proceso de poblamiento en la provincia de Matanzas. Inédito,
gentileza del Centro.
' PEZUELA, Jacinto de la: «Diccionario geográfico, estadístico, histórico de la isla de
Cuba». Supl. y Est. de Mellado, Madrid, 1863, tomo II, pág. 338.
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correo en 1881 al crearse una Cartería en Claudio que era atendida por un
habitante del pueblo de apellido Mantecón y el servicio de telégrafo que se
usaba en el ferrocarril y más tarde se puso en función de los habitantes del
territorio.
4. LA FAMILIA PEDROSO, LA DEIDAD Y EL PANTEÓN YORUBA
La familia Pedroso se asentó en la zona de Claudio a partir de la
demolición del Hato Jabaco, este lugar era propiedad de la familia Montalvo,
la cual lo parceló y vendió a distintos propietarios con el fin de fomentar
ingenios azucareros en la zona.
Don Joaquín Pedroso adquirió 140 caballerías de tierra en los alrededores
de Claudio y fundó el ingenio «San Joaquín»; la compra se efectuó
en el año 1851, y el ingenio se fomentó en breve tiempo a partir de que
don Joaquín comenzó a administrar estas tierras.
Además, don Joaquín adquirió otras tierras en las cercanías del poblado
La Isabel y allí fomentó el ingenio «Dos Hermanos». Habría que
destacar la personalidad de don Joaquín Pedroso (hijo), que llevaba el
mismo nombre de su padre, fue Coronel del Ejército Libertador y Jefe
del alzamiento revolucionario del 24 de febrero de 1895 en Aguadas de
Pasajeros.
El apellido Pedroso al igual que el de los Montalvo fue adquirido por
los esclavos de estos hacendados al obtener su libertad. M.^ Caridad Pedroso,
esclava del ingenio San Joaquín fue quien creó el cuidado de la deidad
Babalú-Ayé y la organización de su fiesta, por el deseo de un viejo esclavo
de este mismo ingenio.
La organización de la ñesta, pasó posteriormente a manos de Wenceslá
Pedroso, hermana de M." Caridad, según nos cuenta la informante^ Wenceslá
preparaba un omiero o especie de líquido mágico, con ramas y otros condimentos
para prevenir las epidemias. Dice la informante que cuando ella
era pequeña y asistía a la fiesta de Babalú-ayé, todos los niños del poblado
eran llevados al cuarto donde vive la deidad, y eran limpiados con hierbas
y después se les golpeaba con estas mismas ramas hasta hacerlos llorar,
este rito se hacia con el fin de alejar las enfermedades y que el Oricha
protegiera a los niños durante la entrada del próximo año, contra cualquier
eventualidad u obstáculo que se presentara con respecto a la salud.
Al morir Wenceslá comenzó un ciclo muy importante para la familia
Pedroso con respecto a todas las cuestiones mágicas-religiosas relaciona-
«Entrevista a Martha O Tarril», Tómente, 2 de mayo de 1994.
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das con Babalú-Ayé (San Lázaro); pasó a la dirección de todas las cuestiones
(de la casa y de la deidad) Bernarda Pedroso, nieta de M." Caridad.
Bernarda tenía asentada en su cabeza a la oricha Oyá (Santa Teresa para el
Catolicismo).
Como todos nacemos y llevamos un nombre, en el santo también se
nace y dentro del culto; Bernarda Pedroso llevó, desde su ceremonia de
iniciación, el nombre de Oyá Gaddé. Nos dice la informante Martha
O'Farril, que cuando Bernarda era poseída por el ángel de su guarda, era
capaz de predecir desde una desgracia (entiéndase por esto, enfermedad,
muerte repentina, etc.), hasta la más insignificante fatalidad; pero cuando
lo hacía se podía tener la seguridad de que los problemas quedarían
resueltos.
Como dato curioso podemos añadir que, al ángel de la guarda de quien
tiempo más tarde se convirtiera en la cabeza de la familia Pedroso, no le
hacía falta un tambor o quemilere para bajar a la tierra y comenzar a dar
augurios; es por esto que se distinguieron Bernarda y la familia Pedroso
entre los santeros del lugar.
Después de la desaparición física de Bernarda le sucedió en su mandato
su hija Migdalia Montalvo.
Mirta, como la conocimos, era vecina del poblado de Pedro Betancourt,
el cual se encuentra a diecisiete kilómetros del pueblo de Torriente. Esto
no era impedimento para dirigir la fiesta y la casa de Babalú-Ayé en dicha
localidad.
Ella es hija en santo de Yemayá, nacida de su padrino Babamigua, el
famoso Obbá Romelio. La casa alcanza un esplendor nunca antes visto
debido al respeto y el conocimiento de Migdalia dentro del culto, lo que
constituyó un elemento de gran valor para las generaciones venideras.
Migdalia enfermó y, en el lecho de muerte, le pidió a Estrella Montalvo,
su hermana menor, que se hiciera cargo del templo y de la organización de
las fiestas en honor a Babalú-Ayé.
Es Estrella la encargada de preparar las fiestas hasta nuestros días, su
ángel de la guarda es Ochún y su nombre en el santo es «Ochún Guere»,
es ahijada de Pilar Pedroso (Omi Tonú).
Pilar vivía en La Habana y se hizo santo en esta ciudad, quizás sea por
esto que las fiestas hoy en día tengan similitud con las de La Habana, pues
la organización de la fiesta funciona como un cabildo con su jerarquía, o
sea, con una madrina tesorero, mayordomo y su corte.
Estrella hace la función de madrina del Cabildo, la tesonera es Regina
Pedroso, prima de Estrella; nos dice la informante que Regina desempeña
este cargo porque quiere mucho al «viejo» San Lázaro (Babalú-Ayé), pues
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Regina no tiene santo hecho, pero se encarga de este menester, paga a los
músicos, compra los granos, las especias y los animales de la fiesta.
Ramón Montalvo, hermano mayor de Estrella una especie de mayordomo,
encargado de arreglar todo lo que se deteriore en el recinto sagrado
y velar desde fuera por el buen desarrollo de la fiesta; el resto de la corte
la conforman los santeros y ahijados de Estrella.
4.1. EL PANTEÓN YORUBA
Está constituido por un conjunto de deidades que en ninguna forma
tienen un carácter uniforme con el sistema de culto, sino, que cada culto
usa un número determinado de deidades, es decir, en la Casa Templo de
Torriente dan pertenencia a las deidades que en el transcurso de sus trabajos
religiosos ha mostrado más eficacia. Esto no quiere decir que rechacen
la entrada de cualquier otra. Según la informante Estrella Montalvo, ella
tiene lugar siempre para nuevas deidades.
Mencionaremos a continuación la relación de deidades adoradas de la
Casa Templo de San Lázaro (Babalú-Ayé) de Torriente, que aunque no
viven en la casa son adoradas por la madrina y sus ahijados.
- Olofi.
- Obatalá.
- Orumila.
- Olokum.
- Oggún.
- Argayú.
- Orichaoko.
- Oyá.
- Inle.
- Los Ibeyis.
- Ochogi.
- Elegba.
- Changó.
- Ochún.
- Yemayá.
- Babalú-Ayé.
Olofi: Expresa la idea suprema de dios en un ser omnipotente y omnipresente,
que no se mezcla en los problemas de la vida cotidiana del
hombre, se le habla en tono subjetivo, se le pide paciencia, cordura y
sabiduría para luchar contra el medio, no se le pide nunca resolver una
necesidad inmediata, para esos están los Orichas.
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Obatalá: Dueña de las cabezas, es una supervisora de las deidades,
dueña de la sabiduría, la identifican católicamente con la Virgen de las
Mercedes.
Orumilla: Es médico, dueño del tablero Ifá o Ekuele, se identifica con
San Francisco de Asís.
Olokun: Es el dueño de las profundidades marinas, es una de las hermanas
de Yemayá, suponemos que también es identificada en el catolicismo
con la Virgen de Regla.
Oggún: Es el dueño de el monte, del trabajo y el dueño de los metales
férreos, en la fiesta sus adoradores le dicen Arere.
Argayú sola: Corresponde a San Cristóbal, es el dueño del río y padre
de Changó.
Orichaoko: Es sincretizado con San Isidro Labrador.
Oyá: Es la esposa legítima de Changó, es la dueña del cementerio,
corresponde en la religión católica a la Virgen de Candelaria.
Inle: Es el dios de la agricultura, vive en los agujeros y en las zanjas,
lo sincretizan con San Rafael.
Los Ibeyis: Corresponden a los mártires católicos San Cosme y San
Damián, son hijos clandestinos de Changó y Ochún y se estiman por sus
poderes mágicos.
Ochosi: Dueño de la cacería y de la prisión. Ha sido identificado con
San Norberto.
Los Orichas de más importancia y que en ningún culto son discriminados,
al menos en toda la zona de Torriente, son Elegba, Changó, Ochún,
Yemayá y Babalú-Ayé.
Elegba: Es el dueño de los caminos, del destino, del azar, es llamado
también Echu. Es conocido en el catolicismo como San Antonio de Padua,
los sacrificios a este Oricha se depositan en los cruces de los caminos o las
cuatro esquinas, en la sabana, en la basura y detrás de la puerta.
Ochón: Es la Patrona de Cuba, corresponde a la Virgen de la Caridad
del Cobre. En las fiestas se le dice lyalorde, es la consejera de los enamorados,
es dueña de los metales dorados (oro), es una de las Orichas que
más adoran.
Changó: Es conocido como Santa Bárbara, mártir del catolicismo,
se estima que es el dueño del rayo y el relámpago, del fuego, es el
dueño de los tambores de Bata y es un guerrero vencedor en todos los
combates.
Yemayá: Se sincretiza con la Virgen de Regla, dueña del mar, de la
maternidad universal, de los metales plateados, su atributo es un abanico
al igual que el de Ochún.
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Babalú-Ayé: Se sincretiza en San Lázaro, aparece sosteniéndose en
muletas, el cuerpo lleno de llagas leprosas y acompañado de perros, cuando
alguien cae poseído por este Oricha es derribado al suelo, haciendo
más tarde que ande como si realmente tuviera muletas y el cuerpo se le
retuerce como adolorido por las llagas leprosas. Enciende un tabaco y pide
que le den manteca de cacao (orí), se la come y esto ayuda a que dé
buenos consejos, se le considera como un especialista en dermatología y
amante de las mujeres. Su fama y prestigio en Cuba se debe en parte al
sanatorio de leprosos situado en las cercanías de La Habana, bajo la evocación
de este santo.
Babalú-Ayé tiene muchos caminos importantes. A continuación mencionaremos
dos que según la informante es por donde gusta transitar «el
viejo» cuando baja a la tierra de Torriente.
Ayanu: Es uno de los caminos más viejos de San Lázaro, donde frecuentemente
suele encontrársele en los trajines de hechicería.
Afimayé: Camino donde la divinidad trabaja como si fuera médico,
curandero y conoce los secretos de la vegetación.
5. CANTOS Y BAILES
5.7. LOS CANTOS
Por los datos que se han podido obtener, esta Sociedad o Casa Templo
aparece en el siglo xix, y se supone logró mantenerse porque sus miembros
han estado agrupados en esta zona y son familiares, hermanos e hijos
que trataron de permanecer unidos; en esta Casa Templo los miembros
deben prestarse ayuda mutuamente.
La Casa Templo se convirtió en un santuario con su altar; en esta casa
siempre la prevalencia de las santeras tuvo prominencia y con el tiempo se
hicieron madrinas de gran renombre.
En la Casa de San Lázaro de Torriente se ha conservado bastante bien
la lengua africana original, aunque en la actualidad ha variado y se han
sustituido algunas palabras en lucumí por otras en castellano, esto se puede
ver con más claridad en los cantos.
En esta fiesta existen ceremonias donde se utilizan cantos y rezos
propiciatorios que dan lugar a un repertorio que se practica sin el acompañamiento
de tambores y de toques «sólo», sin la intervención del canto,
ejemplo de esto lo podemos ver en la ceremonia de saludo al sol, donde
las palabras en lenguaje lucumí juegan un papel importante. En el caso de
los tambores se puede observar en el Orun del cuarto, esta ceremonia se
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hace para darle cuenta a las divinidades o como simple saludo para comenzar
la fiesta.
Según nos dice el maestro Argeliers León en su libro Música Folklórica
Cubana:
«Los cantos aluden a divinidades, a momentos de sus vidas, a sus hechos
notables, en complicada mitología yoruba que tomó nuevos caracteres en Cuba al
mezclarse con la no manera compleja de un catolicismo popular. Santos de bulto
y cromos católicas se añadieron a las simples piedras, caracoles, hierros y demás
útiles en que vivían los dioses africanos. En Cuba abandonaron los viejos receptáculos
primitivos, hechos de jicaras y se ocultaron en soperas de porcelanas
tomadas de las vajillas Europeas...»'.
El canto reproduce la vieja estructura alternante solista-coro.
La música ocupa un papel importante, en esta fiesta se utilizan tambores
de distintos tipos que tienen diferentes funciones:
- Tambores bata.
- Tambores de bembé.
- Tambor Güiro.
Tambores Bata: Se utilizan en la ceremonia de más fundamento, poseen
un secreto o deidad que vive dentro de ellos que le llaman «aña», estos
tambores deben someterse a ritos consagratorios, son elementos de culto,
aunque en la fiesta de el poblado de Tórnente son utilizados muy poco,
sólo en raras ocasiones el Oricha pide que se toquen con estos tambores en
su fiesta. Estos tambores forman un conjunto de tres. El mayor y de sonido
más grave es el llamado «lya», el mediano es el «Itótele» y el más pequeño
es el «Okonkolo», poseen dos membranas y son ambipercusivos.
Tambores de Bembé: Son hechos con el tronco de algún árbol hueco,
con un solo parche clavado, se percuten con palos, pero se ha observado
que también utilizan tumbadoras de duelas, estos tambores no tienen un
fundamento ritual aunque nos dice la informante que existe un tambor de
bembé llamado «Tambor de Macagua» que si posee un fundamento ritual.
Concluimos entonces que el bembé es fiesta para divertirse con las divinidades.
Tambor Güiro: Son tres güiros grandes forrados con una malla que
lleva cuentas de semillas, se le añade un pequeño tambor y una hoja de
guataca que complementan el conjunto, el nombre que se le da a los güiros
es abwes.
' ALGELIERS, León: Música folklórica cubana. Ediciones del Departamento de Música
de la Bibhoteca Nacional José Martí, La Habana, 1964, pág. 24.
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5.2. LOS BAILES
Argeliers León en el texto citado antes señala:
«Los bailes también aluden con gestos y pasos, a los Orishas y a sus caminos,
aunque se han simplificado y muchos bailes se han perdido, sin embargo, en el
poseso se da un tipo de danza más expresiva por su mimesis, acompañado de el
traje que se viste y de acuerdo con la divinidad que ha bajado»'.
Para comenzar el baile se colocan los músicos, frente a ellos los
bailadores y a la derecha el abpwon, el coro son los mismos bailadores y
músicos.
La fiesta comienza cantándole a Elegba y después de varios cantos
inspirados por el obpwon los santeros comienzan a hacer una especie de
ñgura y según sea el santero (hijo de un Oricha determinado), el abpwon
deberá cambiar el canto, es decir, que los santeros comienzan a saludar el
tambor.
Cuando un danzante cae poseído por algún Oricha, este imita los movimientos
y expresiones de la divinidad que posee su cabeza; el danzante,
entonces, comienza a utilizar su destreza en un juego con el tambor
que lleva el registro grave, marcando pasos en respuesta al toque, es aquí
donde se pone de manifiesto la relación entre el tambor y el bailarín; una
vez que el danzante cae poseído por el Oricha y pierde el yo, los otros
bailadores lo adornan y engalanan con el vestuario característico de la
deidad.
El tambor se detiene para que los músicos descansen y tomen un trago
de aguardiente, los danzantes poseídos por los Orichas se pasean por el
salón dando augurios.
Las danzas de estas fiestas tienen un carácter peculiar para cada santo,
expresan los caminos por donde las deidades acostumbran a venir; el
danzante acopla sus movimientos y mimética a las expresiones características
de las deidades, las cuáles son expresadas musicalmente en la percusión
de los tambores.
Por todo lo que hemos podido observar en el transcurso de la visita, la
vivienda, sus útiles, las costumbres y en la fiesta su desarrollo, los instrumentos
musicales, la música, los cantos, bailes y también por todos los
datos que tan amablemente nos han aportado Estrella Montalvo y Marta
O'Farril, corroboramos la tradición que tiene esta fiesta en honor a Babalú-
Ayé en el poblado de Tórnente.
ídem., pág. 25.
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6. LA FffiSTA
La fiesta en honor a San Lázaro dura 3 días; desde él quince y hasta el
diecisiete de diciembre. El día 15 se hace una despedida de los muertos
familiares y no familiares (muertos del poblado). Esta despedida se hace
con prácticas espiritualistas, haciendo imploraciones y elevando cánticos
con la idea de elevar más los espíritus y darle luz.
Posteriormente se hace una comida cuyos ingredientes son donados
por los pobladores del lugar. Los ingredientes son todo lo que se coma y
lo que pueda donar cada persona que asista a la fiesta, siendo esta la
primera ceremonia. Este mismo día comienzan los preparativos para la
festividad.
El día 16 por la mañana se comienza a construir un altar fuera del
cuarto donde vive la deidad, este es modesto pero vistoso, construido de
madera que constituye un entarimado en forma escalonada en cuya cumbre
descansa la imagen del santo patrón (San Lázaro) en un cuadro, a
veces de yeso. En algunas ocasiones el altar es relativamente lujoso, debido
al agradecimiento de alguno de sus adoradores; es en este altar donde
la gente viene a cumplir sus promesas.
Desde el día 16 se le enciende una vela a los muertos en un árbol que
hay en el patio de la casa, para que tengan conocimiento de lo que se va
hacer, pues en este templo también se pone de manifiesto el proverbio
Lucumí «IKU Elese OSA» (el muerto parió al santo).
Al llegar la noche comienza la velada de San Lázaro y de nuevo hay
cantos espiritualistas y un tambor que dura hasta las 12 de la noche. Los
pobladores del lugar esperan este momento para que la deidad baje a la
tierra por mediación de uno de sus hijos. Esto constituye la pérdida de la
conciencia. El que cae con el santo siempre es una persona predispuesta,
entre los santeros este fenómeno de éxtasis se conoce como «montar el
santo», subirse con el santo y coger la cabeza. Cuando el santo desea
retirarse lo introducen en el cuarto donde vive la deidad, lo sientan y
cubren con una toalla blanca y se le pronuncian unas palabras mágicas en
los oídos que, según nos cuenta una informante son: por ololi, por
olordureare, cofiedemo (tranquilízate).
Cuando llega el Oricha este aconseja y da augurios para el nuevo año
y sobre su vida futura; también asisten al tambor diferentes Orichas, dependiendo
de la cantidad de santeros que asistan a la fiesta. Por tanto en la
ñesta se toca para todos los Orichas.
El día 17 es el de más movimiento, comienza con la ceremonia de
saludo al sol donde se interpretan cantos en los que no interviene ningún
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instrumento musical, exclusivamente el solista y el coro. Después de terminada
esta ceremonia, comienza la de sacrificio a las deidades, pues en
esta casa también viven los guerreros (Elegba, Oggún y Ochosi).
Es requisito indispensable sacrificar un pollo a Elegba para el buen
desenvolvimiento de la fiesta, y la primera canción que se entona en la
fiesta corresponde a esta deidad para que abra los caminos, así también
cuando se va a clausurar la fiesta, de nuevo se le invoca a Elegba para que
cierre los caminos.
Los animales que se sacrifican son de plumas (aves) para los guerreros
y chivo o de 4 patas para San Lázaro.
Antes de comenzar el sacrificio se le da coco a los Orichas para ver si
desean la comida que se les ofrece, en este sistema de adivinación muy
popular se utiliza el fruto carnoso del coco. Este procedimiento consiste
en tomar un coco que fraccionado en 4 pedazos se arrojan delante del
santo y se le hacen preguntas acerca de lo que se desea saber. El Oricha
contesta de acuerdo con los siguientes signos o letras formados al caer los
cocos:
1. Alafia.
2. Eyeífe.
3. Itawa.
4. Ocana.
5. Oyekun.
1. Significa triunfo en todo, los cuatro pedazos de coco caen con la
parte cóncava (blanca) hacia arriba.
2. Significa que sí con firmeza. Es la letra mayor del coco y cuando
a una pregunta sigue esta letra como respuesta, para dar afirmación
absoluta la respuesta es «lo que se sabe no se pregunta», caen
dos partes blancas y dos oscuras hacia arriba.
3. La contestación es también afirmativa, pero con dudas, se deben
volver a tirar los cocos. Tres partes caen con la parte cóncava
hacia y uno con la parte más oscura.
4. La respuesta es negativa, tres pedazos de coco caen con la parte
oscura hacia arriba y una cae con la parte blanca.
5. Todos los trozos caen con la parte oscura hacia arriba. Puede estar
hablando Ikú (la muerte) o el Santo. Inmediatamente se refrescan
los cocos derramándoles pequeñas porciones de agua, se frotan contra
el suelo y se desechan. Se toman cuatro nuevos pedazos de coco.
Este procedimiento es muy simple, aunque no menos eficaz que otros
sistemas de adivinación, como el oráculo de los caracoles.
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En el oráculo de los caracoles existen solamente 2 deidades que hablan
en todos los Odduns que son Obatala, Oricha mayor que tuvo la facultad de
crear al hombre y la tierra y Babalú-Ayé Oricha que vivió en dos mundos,
el de los vivos y el de los muertos, conocedor de todos los secretos.
A continuación relacionamos los Odduns del caracol para un posible
entendimiento.
1. Okana.
2. Eyioko.
3. Ogundá.
4. Iroso.
5. Oché.
6. Obbara.
7. Oddí.
8. Unle.
9. Osa.
10. Efún.
11. Ojuani.
12. Eyila.
13. Métanla.
Los sistemas de adivinación son muy utilizados en la ceremonia de la
casa de Babalú-Ayé en el poblado de Torriente y en su fiesta. Algunas
babaloechas e iyaloechas aprovechan este marco festivo para consultar a
sus ahijados y a personas que visitan la casa.
La ceremonia de reposo a los santos comienza al finalizar la matanza
o sacrificio de animales y este reposo consiste en que los santos quedan
cubiertos con las plumas de los animales que se han sacrificado -en el
caso de los guerreros- y a Babalú-Ayé se le coloca la cabeza del chivo
encima de la sopera.
El tiempo de reposo se utiliza para dar paso a una parte no menos
importante ceremonia llamada «limpieza», que consiste en pasarle un pollo
y una rama a todo el que quiera tener buena salud y alejar las enfermedades
en el nuevo año; esta limpieza tiene mucha sinúlitud con los «despojos
» usados por los espiritualistas, la diferencia consiste en que la primera
por regla general se hace utilizando algunas aves y en la segunda usan
ramas y canciones católicas.
La parte vocal de las limpiezas observadas en la casa templo de Babalú-
Ayé en Torriente está a cargo de quien hace la «limpieza», que pronuncia
palabras yorubas y algunas veces en castellano, pidiendo la salud a todo el
que se limpie.
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Un ejemplo de lo anteriormente referido es el siguiente:
«Asojano aquí esta (se dice el nombre de la persona que se está limpiando)
para que usted lo libre del ano, aro, ofo, iña, tillá-tillá, acobá,
achelu, osorbo y efum»'.
Estrella es la encargada de coger las cuatro esquinas, esta es una ceremonia
que se hace para el buen desarrollo de la fiesta, antiguamente dice
la informante que se hacía esta ceremonia porque esta fiesta era prohibida
legalmente y muy perseguida la práctica de esta religión.
Las cuatro esquinas se cogen con miniestras, es decir, con granos
de maíz tostado, pan picado en trozos pequeños y algunas monedas (en
ocasiones se sacrifica un pollito chiquito Gío, gío). A todo esto se le
incluye también cascarilla, que actúa como agente inmunizante, es decir
si una persona es embadurnada con cascarilla evita cualquier problema
y adquiere brios para combatir la iku (muerte) y todo temor ante su
presencia desaparece. La cascarilla actúa como medicina que ha de
proteger las partes del cuerpo donde se aplica, marcando simplemente
con una X.
En el patio de la casa se improvisa una cocina como una especie de
bufé para obsequiar a los visitantes con los manjares preferidos de Babalú-
Ayé. Se suprime toda clase de bebida espirituosa, a excepción del aguardiente
que se tiene para en caso de que Elegbá y San Lázaro hagan acto de
presencia.
En la amplia sala se prepara el ruedo para los danzantes, en una esquina
se colocan los tamboleros y queda un gran espacio donde la gente
puede bailar y los Orichas hacer sus evoluciones. Las danzas conducen
siempre a la fuga de el yo consciente para creer en los dominios de la
deidad.
En el caso de Babalú-Ayé, el bailador imita la actitud de un leproso
que anda con muletas, lleno de mucosidades y su andar es lento, gusta de
fumar buenos tabacos, adquiere figuras diabólicas y habla con agudeza.
En la fiesta se cantan canciones conocidas como rezos a los Orichas
que tienen como objeto implorar a las deidades para que desciendan a la
tierra y su significado es místico. Los adoradores de San Lázaro tienen
una amorosa complacencia en elevar cánticos para que este haga acto de
presencia y derrame su bondad y sabiduría en la fiesta.
Mucha de las canciones que se cantan están incompletas o asimilan
palabras en castellano, lo que se explica a causa del olvido. Hemos podido
«Entrevista a Estrella Montalvo». Tómente, 8 de junio de 1994.
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encontrar variantes en un mismo grupo de canciones, como por ejemplo
en los siguientes versos:
Cué mayo, cué azojano
ruga ruga
como quere azojano
Otras veces dice:
Cué mayo, cué azojano
ruga ruga manzaniyo
como quiere azojano
Por lo general en esta fiesta se usa un número muy pobre de estas
canciones, que son innumerables y en algunas se utilizan aquellas que son
propias para hacer descender a las deidades con urgencia, puesto que cada
deidad tiene cierto número de cantos que son estimados como llamamientos
apremiantes al santo.
Para comenzar el baile se colocan los músicos, frente a ellos, los bailadores
y a la derecha el gallo (Apwon). Apreciamos entre sus integrantes
una gran variedad de edades desde eiyalochas y babalochas viejos hasta
jóvenes que recién comienzan a practicar esta religión y otros impulsados
por la curiosidad.
El cantante comienza sus improvisaciones, los bailadores se mueven
al rítmico sonido de los tambores y el canto. Estos cantos en locumí son
combinados en ocasiones con fi-ases en español, poco a poco comienzan a
descender las deidades invocadas por los tambores. La fiesta en honor de
Babalú-Ayé ha comenzado.
7. CONCLUSIONES
- La población esclava del poblado de Torriente surgió de la necesidad
de fuerza de trabajo para la agricultura de plantación y proporcionó
al territorio una singular riqueza folklórica que ha pervivido
hasta nuestros días.
- La familia Pedroso-Montalvo ha transmitido de generación en generación
estas creencias hasta nuestros días, lo que contribuyó a la
difusión de estas prácticas mágico-religiosa; podemos concluir entonces
que la fiesta en honor a Babalú-Ayé en la localidad de Torriente
siempre se han mantenido dirigidas por dichas familias.
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- La ceremonia en honor a Babalú-Ayé constituye un fenómeno de
intercomunicación al brindarle la posibilidad al creyente de establecer
contacto con sus deidades, a través del santero o santera que
caiga poseído por un Oricha.
- Los habitantes del actual pueblo de Torriente tienen, como en cualquier
otro lugar del mundo, motivo suficiente para amar sus raíces,
para vivir orgulloso de un pasado ciertamente modesto, pero también
hermoso de muchas maneras.
- Conocer este fenómeno espiritual, folklórico y cultural ofrece la
posibilidad de disfrutar de nuestro patrimonio a un nivel cercano
entre la deidad y el creyente y es, en definitiva, una acción socio-religiosa
que está ubicada en la vida de la comunidad.
8. FUENTES
BIBLIOGRÁFICAS
FERNÁNDEZ, José: «Cuando Torriente era Claudio». En Revista Claudio, Torriente,
1990.
- Hacendados e Ingenios de la Isla de Cuba. T. Cainé s/1, 1878.
ALGELIERS, León: Música folklórica cubana. Ediciones del Departamento de
Música de la Biblioteca Nacional José Martí, La Habana, 1964.
PEZUELA, Jacobo de la: Diccionario geográfico, estadístico, histórico de la
isla de Cuba. Imp. y Est. de Mellado, Madrid, 1863.
DOCUMENTALES:
- Iglesia Parroquial Hoyos de Santa Catalina Mártir (Pedro Betancourt) Archivo.
- Museo Histórico Municipal de Jagüey Grande. Archivo de Documentos.
- Muestra iconográfica de la Casa de la Cultura Comunal de Torriente.
ORALES:
- Entrevista a Estrella Montalvo.
- Entrevista a Martha O'Farril.
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