LA HACffiNDA DEL OCCIDENTE DE
CUBA EN EL TRANSITO A UNA ECONOMÍA
COMERCIAL (1600-1792)
MERCEDES GARCÍA RODRÍGUEZ
Deparlamento de Historia Colonial
Instituto de Historia de Cuba
Cuba
En los albores del siglo XVII se inicia en Cuba el tránsito de una economía
natural a una economía mercantil, proceso por el cual la agricultura comercial
va ganando terreno sobre la primitiva hacienda ganadera, explotada de forma
extensiva a partir del aprovechamiento de los pastos naturales y de la apropiación
del ganado cimarrón a través de las monterías.
Estas enormes haciendas ganaderas, denominadas en Cuba hatos y
corrales', respondían a una concepción feudal de la tenencia de la tierra traída
por los colonizadores, por la cual la posesión de grandes latifundios era símbolo
de prestigio y autoridad, sin que importara mucho el grado de explotación
en que se tuviese la misma; es por ello que muy pronto toda la tierra
quedó mercedada entre un grupo de fieles servidores del Rey, que fue consolidándose
en la llamada Oligarquía de hateros, la cual desde el punto de vista
económico controló la exportación legal y clandestina de cueros y el abastecimiento
de carnes a las ciudades y desde el punto de vista político conformó y
dirigió el Cabildo, detentando de hecho el poder en su localidad.
Pero esta concepción feudal de la tenencia y explotación de la tierra entró
en contradicción con las nuevas condiciones generadas en la Isla a finales del
siglo XVI, a partir de la designación del puerto de La Habana como puerto-escala
de las Flotas y Armadas. La imbricación de Cuba al tráfico intraimpe-rial
brindó un impulso renovador a su economía en formación, abriendo nuevas
alternativas de desarrollo; era evidente la necesidad de abastecer las flotas
1. En Cuba la hacienda ganadera fue doiominada hato o corral, según el uso a que fueran
destinadas sus tierras. Los hatos se mercedaban para la crianza de ganado mayor (novillas, vacas,
muías, toros, etc.), poseían 2 leguas de radio, es decir, 4 leguas de diámetro. Los corrales eran
mercedados para la crianza de ganado menor (cerdos, cameros, ovejas), poseían 1 legua de radio,
2 leguas de diámetro; ambos eran grandes latifundios, explotados de forma extensiva. Es necesario
precisar que una legua española equivale a 421 caballerías y 267 cordeles; mayor información
al respecto en BERNARDO Y ESTRADA, Rodrigo: Manual de agrimensura cubana según el
sistema especial que rige en esta isla, 1.1, La Habana, imprenta de Andrés Grampera.
219
y a un gran número de población flotante que de paso de un continente a otro
recalaban en la villa; es por ello que se gesta una preocupación por la producción
agraria de tipo mercantil y para el autoconsumo de sus pobladores, que
se desarrollará en los minifundios, conocidos como estancias de labora. Es la
época en que se inicia, segiin el doctor Manuel Moreno Fraginals, una economía
de servicios-producción' a la que tuvo que ajustarse necesariamente la
estructura agraria de la región occidental; origen también del diferente desarrollo
que logra La Habana respecto al resto de la isla.
Es por ello que durante la primera mitad del Seiscientos se inicia, lo que a
nuestro juicio podría denominarse la primera fase del proceso hacia una economía
mercantil, cuando la agricultura comercial penetra los linderos de la
hacienda ganadera y se establece en sus predios en forma de explotación
secundaria; penetración legalizada por las Ordenanzas de Cáceres, cuyo artículo
71 establecía que en los términos de cualquier hato o corral pudieran darse
tierras con fines agrarios, autorizándose la creación de estancias de labor dedicadas
a los cultivos de subsistencia, debiendo compensarse al dueño de la
hacienda con una cantidad igual de tierra en otra zona más alejada del centro
de la villa. Según el criterio del doctor Julio Le Riberend, «fue posiblemente
esta disposición uno de los principales fundamentos que propició el fomento
del tabaco dentro de la gran hacienda ganadera*, gestando el proceso de disolución
de la misma, que se operará desde mediados del siglo XVII y durante
todo el siglo XVIII; ejemplos de ellos son: la fundación del poblado tabacalero
de Vereda Nueva, nacido dentro del hato Ariguanabo en 1640; la fundación de
la ciudad de San Phelipe y Santiago del Bejucal en 1713, cuando don Juan
Núñez de Castilla, Marqués de San Phelipe y Santiago, vende a censo 18 caballerías
y media de las de su corral «Bejucal» a un grupo de vegueros de origen
canario, para que en las 11 estancias que se constituyeron al efecto se dedicaran
al cultivo del tabaco; y la fundación del poblado tabacalero de Sania María
del Rosario por el Conde de Casa Bayona, en el corral de igual nombre'.
Es necesario precisar que no sólo el tabaco penetró los linderos de la gran
hacienda ganadera durante el Seiscientos, también lo hizo el azúcar, que va
2. La estancia en Cuba tuvo desde su fundación un carácter fundamentalmente agrarío, aunque
hubo estancias mixtas, sitios donde los cultivos comerciales se combinaban con la cría de
ganado porcino y aves de cotral. Según criterio del doctor Julio Le Reverend: «La Estancia fue la
forma de explotación donde brotaron las plantaciones de tipo comercial, que sin duda llegan a
defínírse como entidades especializadas en el siglo XVn Vegas de tabaco y cañaverales.» En:
«Problemas de la formación agraria de Cuba, siglos XVI-XVII», Revista de la Biblioteca Nacional
José Martí, enero-marzo de 1984, p. 179.
3. MORENO FRAGINAl^, Manuel: «Peculiaridades de la esclavitud en Cuba», en: Del
Caribe, voL 4, n.= 8, Santiago de Cuba, 1987, pp. 4-10.
4. LE REVEREND, Julio: «Problemas de la formación agraria de Cuba», cap. IX, en: Revista
de la Biblioteca Nacional José Martí, enero-abril de 1985, p. 192.
5. Datos tomados de RIBERO MUÑE, José: Tabaco, su historia en Cuba, La Habana, 1965;
ANC: Fondo: Anotaduría de Hipotecas, año 1727, libro 4, ff. I y 2; TORNERO TINAJERO,
Pablo: Inmigrantes canarios en Cuba y cultivo tabacalero, fundación de Santiago de las Vegas,
Gran Canaria, 1982.
220
cobrando fuerza en la isla desde que a finales del siglo XVI, quince propietarios
de ingenios avecindados en La Habana reciben un préstamo real de
40.000 ducados para el beneficio de esta producción, y es que «el nacimiento
de esta industria en Cuba coincide significativamente con la decadencia total
de la de Santo Domingo, con la prohibición real de instalar ingenios en México
y Perú... y con la inexistencia aún de la industria azucarera de las Antillas
menores (francesas y británicas). Solamente el Brasil portugués era un gran
productor contemporáneo»^. De aquí se desprende el interés de los productores
criollos por desarrollar esta alternativa económica y como es lógico la
motivación del apoyo metropolitano, que tuvo como objetivo la obtención de
ganancias posteriores.
Las Actas del Cabildo Habanero entre 1600 y 1700 poseen ejemplos concretos
sobre la fundación de ingenios y estancias cañeras en el seno de hatos y
corrales ganaderos, lo cual confirma el interés por esta actividad comercial
agraria; sólo por citar algunos ejemplos mencionemos la petición que don
Juan Sánchez Pereira hace al Cabildo, el 1.° de septiembre de 1623, solicitando
licencia para que en su corral de ganado menor nombrado «San Juan», dos
leguas al sur de la ciudad, pueda dentro de sus términos fabricar dos ingenios
de azúcar, una estancia de yuca y caña y un potrero para los caballos y muías
de los ingenios; el Cabildo acordó que se le diera licencia para que en el término
de su corral y sin perjuicio de terceros pueda labrar y edificar los ingenios
que él quiera'. Por su parte, el señor Luis González solicitó al Cabildo, el
6 de julio de 1628, licencia para fabricar un ingenio y una estancia de labor en
el ojo del agua de su corral «Nombre de Dios», alias «El Cano», permiso que
le fue conferido en 1629*. En Cabildo celebrado el 30 de agosto de 1641, don
Alonso Velázquez de Cuéllar, alguacil mayor de La Habana, pidió licencia
para fundar dos ingenios en las tierras de su hato Guacuranao, la que le fue
concedida. Ese mismo día don Melchor de Casas y el capitán Juan Arechaga,
dueño de por mitad del corral y sitio «Río de Piedras», solicitaron licencia al
Cabildo para fundar en sus tierras cuatro ingenios de azúcar, también les fue
aprobada su solicitud».
Esto prueba que en múltiples casos el hacendado ganadero fue asumiendo
las nuevas actividades económicas (tabaco y azúcar) de forma paralela a su
gestión primitiva, logrando combinar las ventas de cuero, carne salada y
ganado en pie, con las producciones agrarias de tipo mercantil.
Sin embargo, la integración de la agricultura comercial a la hacienda ganadera
muy pronto evidenció al hacendado que los beneficios obtenidos de la
comercialización de los productos agrarios eran casi siempre superiores a
los de la ganadería, por razones obvias de oferta y demanda en una época
convulsa, en que las guerras mercantiles caracterizaban el escenario político
6. LE REVEREND, Julio, t^. cit., septiembre-diciembre de 1985, p. 195.
7. Acus del Cabildo Habanero, libro de 1616 a 1624, Cabildo del 1.* de septiembre de 1623.
8. Acus del Cabildo Habanero, libro de 1625 a 1630, Cabildo del 6 de julio de 1628.
9. Actas del Cabildo Habanero, Cabildo del 30 de agosto de 1641, folios 178 y 181.
221
europeo, razón que hacía aumentar la demanda de productos agrícolas americanos
y por ende sus precios. El doctor Moreno Fraginals ha afirmdo en
su obra «El Ingenio» que: «La rentabilidad azucarera de fines del siglo
XVII y principios del siglo XVIII llegó a tal grado que los hacendados y
comerciantes —teniendo en cuenta las guerras— estimaban aseguradas sus
utilidades sólo con que a Europa llegase uno de cada tres cargamentos
enviados»"". Esto estimuló el crecimiento sucesivo de los renglones agrarios
dentro de la primitiva hacienda hasta llegar a rebasar sus límites y penetrar
en tierras realengas y del ejido y más tarde en zonas del interior de la isla.
Por todo ello puede afirmarse que la penetración del tabaco y el azúcar en
los hatos y corrales, cuyo uso primitivo fue exclusivamente la crianza de
ganado, representó el hito más importante en el proceso de disolución de la
hacienda ganadera en la región Occidental, que se inicia en la segunda
mitad del siglo XVII cuando los hacendados en busca de mayores ganancias
comienzan a demoler su predios ganaderos para fomentar en sus tierras
ingenios, vegas y estancias.
Sin embargo, este proceso de demolición de hatos y corrales que se desarrollará
prácticamente hasta los albores del siglo XIX no debe interpretarse
como resultado de una crisis de la ganadería cubana; por el contrario, aunque
las demoliciones alcanzaron un gran número de haciendas habaneras,
otras muchas quedaron en pie y fueron sometidas a un proceso de explotación
más intensiva a partir de la fundación de varias poblaciones de ganado
en sus predios, con el objetivo de mantener una mayor vigilancia y cuidado
de las crías; así, por ejemplo, en 1707 en el corral «Nuesta Señora del Rosario
» se funda un sitio de ganado menor y mayor nombrado «Arroyo de
Naranjos», propiedad de Francisco Báez de Fuentes"; en 1709 don Gaspar
Matheo Martínez de Acosta hipoteca para seguridad del pago de una deuda
su hato «Puercos Gordos», que albergaba en sus tierras un corral llamado
«San Bartolomé de Bacunagoas», y a los sitios «San Joseph» y «San Juan
del Paso»!^. También el corral «Río Hondo», propiedad de don Jacinto
Pedroso poseía en 1711, en sus predios, dos sitios de ganado mayor y
menor nombrados «El brujo» y «Manantiales»i3 y por su parte los dueños
del hato «Santa Ana de Ariguanabo», los señores don Nicolás Castellón y
don Gonzalo Chacón, habían fomentado en sus tierras cuatro corrales nombrados
«San Pedro», «San Antón», «Santa Ana Feé» y «El Corralillo»,
todos dedicados a la crianza de ganado en 1726'*.
Desde finales del Seiscientos y durante todo el siglo XVIII fue usual la
denominación hato-corral para definir una gran hacienda ganadera en que se
habían subdividido internamente sus tierras para un mayor aprovechamiento
10. MORENO FRAGINALS. Manuel: H ingenio, 1.1, pp. 26-27.
11. Anotaduría de Hipotecas, libro 2, folio 251, año 1707.
12. Ibíd.. folio 282, año 1709.
13. Ibíd.. foUo 307. año 1711.
14. Ibíd.. libro 3. folio 257. año 1726.
222
de las aguadas y los pastos, en función de aumentar y mejorar las crías. En el
fondo Anotaduría de Hipotecas del Archivo Nacional de Cuba puede encontrarse
gran número de ejemplos de esos latifundios pecuarios, situados por lo
general en un radio mayor de las 10 leguas a partir del puerto de La Habana;
para sólo citar algunos de ellos mencionaremos el hato-corral «Baynoa» a 12
leguas a barlovento del puerto, propiedad de Juana de Cárdenas en 1715i5;
«San Salvador de Baracaldo», a 30 leguas a sotavento del puerto, propiedad
de Baltazar de Sotolongo en nOó'*; el hato-corral «Pinar del Río», a 48
leguas a sotavento del puerto, propiedad de don Francisco de Cárdenas en
1719", y el hato-corral «Batabanó», a 13 leguas al sur del puerto, propiedad
de don Nicolás Duarte en 1731'*, entre otros muchos que se extendían hasta
aproximadamente unas 60 a 65 leguas del puerto.
Los datos anteriores demuestran que la ganadería como renglón económico
coexitió junto al fomento de otras alternativas agrícolas en occidente hasta
finales del Setecientos, cuando la plantación esclavista revoluciona nuevamente
la estructura agraria en función del latifundio cañero.
Retomando el proceso de demoliciones de hatos y corrales, habría que precisar
que el mismo agilizó la redistribución del suelo para nuevos usos, y fue
la vía que permitió disponer de gran número de tierras para ingenios y estancias;
de esta forma el antiguo latifundio ganadero cedía espacio a la agricultura
comercial.
En 1751 y según informe enviado al Marqués de la Ensenada, por el Gobernador
y Capitán General de la isla, Francisco Cajigal de la Vega, existían en la
región occidental 18 corrales demolidos y otros en demolición, cuya superficie
total, calculada por el Juez de tierras, era de 5.626,5 caballerías, que en su
mayoría fueron vendidas para el fomento de ingenios y estancias".
Algunos ejemplos que a continuación se exponen demuestran cómo operó
en la práctica el proceso de demoliciones en la región occidental.
El 1 de febrero de 1707 se autorizó la fabricación de un ingenio en tierras
del antiguo corral «Ojo del Agua», alias «El Corralillo», perteneciente a
Manuela Sánchez, quien lo demolió y vendió sus tierras para estancias e ingenios.
Ese mismo año se otorgó licencia a Andrés García de la Fuente, dueño
de Bacuranao de Arriba y Bacuranao de Abajo para «desmantelar el ganado
de sus corrales y fundar en él dos ingenios de azúcar»^'».
En enero de 1711 el Cabildo autorizó a Lucas Franco y Francisco del
Barco a demoler su corral de ganado menor nombrado «El Cano» para instalar
en él un ingenio y fomentar varias estancias; en 1714 el capitán Sebastián
Fernández Trebejo adquirió 20 caballerías de este antiguo corral e instaló en
15. Ibíd., libro 2, folio 415, año 1715.
16. Ibíd., año 1706.
17. Ibíd., libro 3, L 4, año 1719.
18. Ibíd., libro 3. f. 13v, año 1731.
19. MARRERO, Lerí: Cuba, economía y sociedad, 17, pp. 13-14.
20. Actas Capitulares de La Habana, 1700-1720.
223
ellas un ingenio; en 1722 Joseph Fernández Pacheco compró 16 caballerías
del Cano y fabricó en ellas dos ingenios nombrados «Nuestra Señora del
Rosario» y el «San Antonio de Padua»^!.
El corral «Sabanilla», situado al este de La Habana, fue demolido en 1722
y en sus tierras fueron construidos dos ingenios: el «San Joseph» y el «San
Patricio», ambos propiedad de don Ricardo O'Farrill, quien se desempeñaba
por entonces como factor del Asiento inglés de negros y que un año más tarde
se avecindaba en La Habana, después de su casamiento con María Arrióla,
viuda de don Miguel de Ambulodi y una de las más ricas hacendadas crio-llas
».
En agosto de 1727, don Francisco Castellón y Nicolás Franco, exponen
ante el Cabildo «que son dueños de por mitad del corral "El Guatao", 6
leguas a sotavento de la ciudad... hallándose con gan menoscabo la crianza de
sus ganados... pues con la demolición del corral "El Cano" y el gran número
de estancias e ingenios que en esas tierras se abrieron, se han ahuyentado y
perdido la mayoría de sus cerdos... y... el corto beneficio que rinden los que
les quedan, no alcanza para soportar los costosos tributos y pensiones que
tiene que pagar un corral... y considerando la falla de tierras de labor y que en
dicho corral Guatao son muy a propósito para este beneficio y que de ello les
puede resultar mayor utilidad propia, mayor incremento de los diezmos y
mayor opulencia en el comercio de los tabacos y además teniendo en cuenta
que esta ciudad está muy bien abastecida de ganado de cerdo por los muchos
que se crían en las haciendas vecinas, han dispuesto que lo mejor es demoler
dicho corral»^. El Cabildo ante semejantes argumentos decidió autorizar la
demolición. A partir de entonces sus antiguas tierras ganaderas fueron vendidas,
una parte para estancias donde se cultivó tabaco verdin y otra para el
fomento de ingenios; entre 1727 y 1729 cinco ingenios se levantaron en este
antiguo corral, cada uno con 20 caballerías; éstos fueron: «Nuestra Señora de
Monserrate» de Nicolás Duarte, «La Divina Pastora» de Lorenzo de Armen-teros,
«San Antonio» de Joseph de Rojas Sotolongo, «San Francisco de Asís»
de Miguel Castro Palomino y «Nuestra Señora de Guadalupe» de Melchor
Cayetano de Armenteros^*.
En 1727 se demuele el corral «Guanabo de Abajo» (alias Guacuranao),
propiedad de Diego Delgado y doña Theresa y doña Ana Baraona, éstas en
1732 subdivieron sus tierras en 10 estancias de labor, cuya área aproximada
fue de 1,5 a 2 caballerías por unidad y las vendieron a censo a razón de 700
pesos de a 8 reales la caballería".
Entte 1732 y 1735 se demuelen tres corrales más nombrados «Guanabo de
Arriba» de Joseph Arauz y Antonio de la Luz, «Managuana» de Mathías de
21. IGLESIAS, Fe: Estructura agraria de Occidente (1700-1760), inédito, p. 27.
22. Ibíd.
23. Actas Capitulares de La Habana, libro 23, folio 373.
24. IGLESL\S. Fe, op. cit., pp. 27-29.
25. ANC: Fondo: Anouduría de Hipotecas, t. 4, folios 32, 32v, 33, 33v, 34, 34v.
224
León y «La Pita» de la compañía de Jesús y Antonio de Sayas Bazán; en sus
predios se erigieron ingenios y estancias.
El corral «Bajurayavo», propiedad de Nicolás Calvo de la Puerta, fue
demolido en 1748 y en 30 de sus caballerías fue levantado un ingenio por don
Sebastián de Peñalver Ángulo^*.
En 1761 Juan Leandro de Palma vendió al capitán don Miguel de Cárdenas
un sitio de tierra y monte de 31 caballerías, que pertenecieron al antiguo
corral «El Perú», demolido en HóO^^.
La señora María Rita Núñez, vecina de Guanabacoa, vendió a don Alfonso
María de Cárdenas 70 caballerías de su antigua hacienda ganadera nombrada
«San Diego del Cangre», situada al sur del puerto de La Habana, en dichas
tierras se deslindaron dos cortes de ingenio de 35 caballerías cada uno, que
comenzaron a construirse en nS3^.
Esta larga lista de demoliciones prueba la sistematicidad del proceso de
disolución de las haciendas ganaderas en la región occidental a lo largo
del siglo XVIII, con vistas al fomento de una economía agraria para la
exportación; proceso que evidencia un reajuste del uso y propiedad de la
tierra, al que siguió paralelamente una revalorización del suelo. Entre
1700 y 1750 el precio de una caballería de tierra oscilaba entre los 250 y
350 pesos; ya desde la propia década del cincuenta en adelante la especulación
con los bienes raíces llegó a ser tal, que una caballería cercana al
puerto se cotizaba entre los 600 y 800 pesos; en los últimos treinta años
del siglo una caballería de tierra en Occidente llegó a valer entre 1.000 y
1.500 pesos^'; no hay evidencia más concreta para demostrar el valor que
la agricultura comercial imprimió a la tierra, que esta curva ascendente en
los precios.
Durante la primera mitad del Setecientos, Cuba quedó indisolublemente
unida al mercado internacional a través de sus vínculos e intercambios con las
compañías comerciales de Portugal, Francia e Inglaterra, que indistintamente
obtuvieron de manos de España y a través de tratados europeos el monopolio
de la trata negrera, este hecho estableció una conexión de vital importancia
entre los hacendados y comerciantes de la isla con los países más desarrollados
del viejo continente, brecha que fue quebrando día a día el monopolio
comercial español y que explica el cambio en la tónica de la estructura agraria
del período en la región habanera.
El cómputo de los datos que brinda la visita eclesiástica del obispo Pedro
Morell de Santa Cruz por toda la isla en 1754 demuestra que en La Habana y
sus jurisdicciones los minifundios agrarios y los ingenios superaban numéricamente
en esta fecha al latifundio ganadero:
26. Protocolos Notariales de La Habana, Escribanía Regueira, año 1742, folio 390.
27. Id., escribanía Fomais, año 1761, folio 29.
28. Id., escribanía Salinas, año 1783, folio 1358.
29. GARCÍA RODRÍGUEZ, Mercedes: «Ingenios habaneros del siglo XVIH», en: Revista
Albor, n.^ 547-548, julio-agosto de 1991, p. 130.
225
Año #de Haciendas Ganaderas #de estancias #de Ingenios
en la Habana y vegas
1754-1757 325 2742 93
Fuente: Gucía del Pino, César. La Visiu Eclesiástica. La Habana. 19SS.
El historiador Douglas Inglis, en sus estudios sobre la demografía de la
Cuba colonial, logró computarizar para la región occidental en el año 1778,
648 haciendas ganaderas, contra la elevada cifra de 4.547 minifundios agrarios
y 182 ingenios de azúcar'". Como puede apreciarse, la agricultura comercial
se impuso a partir de un crecimiento sostenido durante todo el Setecientos,
premisa que unida a la flexibilidad de la entrada de esclavos africanos
después de 1762, garantizó el despegue azucarero de finales del siglo, cuando
Cuba ocupó el lugar dejado por Haití, convirtiéndose en el primer exportador
azucarero al mercado mundial.
Sin embargo, y pese a toda la riqueza acumulada en tiempos de bonanza
azucarera y tabacalera, la contradictoria mentalidad del hacendado criollo,
que durante casi tres siglos pretendió con trabajo esclavo desarrollar una
empresa capitalista en el agro, viviendo en la opulencia y con el desatino
financiero de un clásico señor feudal, determinó en buena medida la permanencia
de Cuba como país periférico.
30. INGUS, Douglas: Historical demography of colonial Cuba, New York, 1979, p. 7.
226
TABLA I
HACIENDAS GANADERAS DEMOUDAS
EN LA PRIMERA MITAD DEL S. XVIII PARA EL
FOMENTO DE INGENIOS Y ESTANCIAS
Hato o Corral
El Corralillo
Baciiranao
El Cano
-j El Bejucal
El Guatao
Guanabo de Abajo
0 (Guacuranao)
Baracoa
Guanabo de Arriba
Propietarios
Manuela Sánchez e
hijos
A.García de la Fuente
Lucas Franco
Juan Núñez de Casulla
(Marqués de San F. y S.)
Francisco. Castellón y
Nicolás Franco
D. Delgado y Dña. Theresa
y Dña. Ana de Baraona
Convento de los Padres
Belemitas
J. Arauz y A. de la Luz
#de Caballerías
326
159
218
401
398
165
—
165
Ubicación y Linces Fecha de demolición
3 lenguas a sotavento del puerto,
linda con el Corral «El Cano»
y realengos de Mayanabo
10 lenguas a barlovento del puerto
4 leguas a sotavento del puerto
51/2 leguas a sotavento del puerto
7 leguas a sotavento, linda con los
corrales «El Cano», «El Corralillo» y
«Ariguanabo»
7 leguas a barlovento del puerto, linda
con «Guanabo de Arriba»
6 leguas a sotavento del puerto, linda con
los corrales «El Guatao» y «Santa Ana Feé
71/^ leguas a barlovento del puerto
1707
1707
1711
1713
1727
1730
1730
;»
1732
Managuana Mathías de León Castellanos 421 5 leguas al sur del puerto, linda con los
corrales «Aguas Verdes», «Xiaraco» y
«El Bejucal»
1732
TABLA I (Continuación)
Ni
to
00
Hato 0 Corral
San Agustín de
la Pita
Sacalohondo
Viajacas
La Choirera
Sabanilla
Río de Piedra
Propietarios
Compañía de Jesús y
Antonio de Sayas
Francisco Garro
Bolívar
Juan Núñez de Castilla
(Maques de San Felipe
y Santiago
D. Luis de Aguiar
Juan Bautista Borroto
Diego Delgado
#de Caballerías
219
405
60
496
412
357
Ubicación y Límites Fecha de demolición
7 leguas a barlovento, linda 1732
con los corrales «Jaruco» y «El Perú»
7 leguas a sotavento, linda con
«El Bejucal»
6 leguas al sur, lindado con
«El Bejucal», «Aguas Verdes» y
«Managuana»
2 leguas a sotavento del puerto
5 leguas a barlovento, lindado
con «Guanabo de Arriba»
4 leguas a barlovento del puerto
1740
—
—
1748
Fuente: Datos obtenidos a partir de combinar infonnación de varias fuentes:
— Informe de Alférez Bartolomé Lorenzo de Flores, Agrimensor Público, la Habana, 20 de Agosto de 1751. En: A.G.L, Sto. Domingo, 1319.
— A.N.C. Fondo: Anotaduría de Hipoteca. Libros dd I al V.
— Actas Gipitulares de La Habana. Archivo del Museo de la Ciudad de La Habana.
— Lovi, Marrero. Cuba, Economía y Sociedad, Tomo 6.