ANÁLISIS HISTOMORFOMETRICO DE MUESTRAS
DE CRESTA ILIACA EN LA POBLACIÓN
PREHISPANICA DE TENERIFE: UN ESTUDIO
PRELIMINAR
MATILDE ARNAY DE LA ROSA,
EMILIO GONZÁLEZ REIMERS,
JOSÉ ANTONIO JORGE HERNÁNDEZ y
ANTONIO MARTIN HERRERA
Agradecimientos:
Los autores agradecen al Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina
de la Universidad de La Laguna (profesores Ferres Torres y Castañeyra
Perdomo) las facilidades otorgadas para la realización de este trabajo.
Se conocen numerosos enterramientos prehispánicos tinerfeños; sin
embargo, son escasos los que han llegado intactos a manos de los investigadores.
Aún así, se ha podido reunir una información copiosa, aunque
fragmentaria, de los ritos funerarios de los aborígenes. Se sabe que estos
enterramientos, individuales o colectivos, se realizaban en cuevas naturales,
generalmente poco accesibles, cercanas a las zonas habitadas. En
ellas se han podido recoger numerosos restos humanos que han posibilitado
su estudio antropológico y paleopatológico, acercándonos así a un
mejor conocimiento del hombre prehispánico tinerfeño. Un hueso es
una estructura anatómica muy resistente en la que es posible distinguir,
entre otros elementos, una cortical compacta y una zona central formada
por trabéculas óseas que dibujan un fino entramado. Es éste el hueso
esponjoso o hueso trabecular.
El hueso no es una estructura inerte. Todo él está sometido a un
continuo proceso de remodelación; unas células especializadas —los os-teoblastos—
sintetizan una matriz proteica, muy resistente, sobre la que
se depositan las sales calcicas. Otro tipo celular —los osteoclastos— poseen
en esencia, un efecto contrapuesto al anterior. Ambos tipos celulares
están sometidos a la influencia de multitud de factores. Estos factores
determinan, por lo tanto, la cantidad de matriz proteica y el grado de
mineralización de la misma.
Existen diversas entidades nosológicas que se caracterizan por un
trastorno en la cantidad de matriz proteica o grado de mineralización de
la misma. Así, la osteomalacia o el raquitismo se caracterizan porque la
matriz proteica no se calcifica adecuadamente. En la osteoporosis lo que
ocurre es que la matriz proteica, normalmente calcificada, existe en menor
cuantía que en el hueso normal. El resultado es que las finas trabéculas
constitutivas del hueso esponjoso se adelgazan y disminuyen anormalmente
en número. Y este efecto es precoz dado que es precisamente
el hueso trabecular el metabólicamente más activo y donde más precozmente
inciden, por lo tanto, estos procesos descritos. Los huesos aborí-
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genes han perdido en su mayor parte los tejidos blandos no calcificados.
La matriz proteica no calcificada —el osteoide— ha desaparecido; pero
las estructuras calcificadas —tanto la trabecular como la cortical— permanecen
intactas, especialmente las primeras, puesto que están protegidas
por la gruesa cortical de la acción de factores ambientales.
Por todo lo dicho se comprende que es sencillo determinar el grosor
de las trabéculas del hueso esponjoso de un aborigen. Si estas trabéculas
están adelgazadas, esto obedecerá o bien a que existía osteomalacia, o
bien osteoporosis. A menos que no se dé la rara circunstancia de que se
conserve la matriz osteoide, no podremos distinguir en un hueso aborigen
cuál de las dos entidades fue la causante del adelgazamiento de la
trabécula.
Ahora bien, osteoporosis y osteomalacia son dos procesos que aparecen
secundariamente a múltiples enfermedades de escasa prevalencia en
una población normal. Pero, sin embargo, ambas, especialmente la primera,
están marcadamente influenciadas por la dieta, la edad y otros
factores. En efecto, a partir de los cuarenta y cinco-cincuenta años se
asiste a una progresiva disminución de la masa ósea. Por lo tanto, un
adelgazamiento trabecular es propio del anciano. De la misma forma,
una dieta hipoproteica va a condicionar menor síntesis de matriz proteica
y así adelgazamiento de las trabéculas. Es por ello por lo que el hallazgo
de una alta prevalencia de osteoporosis en esqueletos aborígenes
correspondientes a adultos no seniles puede proporcionar información
acerca del régimen alimenticio del sujeto'.
Basados en estos hechos hemos procedido a estudiar la prevalencia
de esta entidad en la población prehispánica de las islas. Es objeto del
presente trabajo comunicar los resultados prehminares obtenidos del
anáUsis de distintos esqueletos procedentes de yacimientos de la zona
alta de Tenerife. En efecto, existen datos arqueológicos que nos hablan
de la dieta de estos individuos: el análisis del contenido intestinal de una
momia procedente de Roque Blanco reveló la existencia de semillas de
pino (Pinas canariensis) y rizomas de helécho (Pteridium aquilinum, Pte-ris
arguta y Pteris longifolia) ^; en una vasija de la Montaña de Majúa
1. FARRERONS MINGUELLA, J.: «Anatomía y función ósea». Medicine, Madrid,
1984.
KRANE, S. M.: «Tejido conectivo». En Smith, Ll. H., y Thier, S. O.: Fisiopatología.
Principios biológicos de la enfermedad. Buenos Aires, 1983.
KRANE, S. M., y HOLICK, M. F.: «Metabolic bone disease». En Harrison's Principies
of ¡nternal Medicine. New York, 1983.
2. MATHIESEN, F.: «Resultados del análisis del contenido intestinal de una momia
guanche». En Trabajos en torno a la cueva sepulcral de Roque Blanco. Sta. Cruz de Tenerife,
1960, pp. 43-49.
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(las Cañadas) se encontraron restos orgánicos vegetales similares a la
retama (Spartocytisus supranubius) ^. Todos estos datos nos indican una
dieta fundamentalmente basada en productos vegetales y pobre en proteínas
cárnicas.
MATERIAL Y MÉTODO
Se han tomado muestras de pala ilíaca de nueve esqueletos, parcialmente
momificados, procedentes de los yacimientos siguientes: El Portillo*,
Cañada de la Angostura^ y Cañada del Capricho^. En todos los
casos fue posible determinar que el individuo falleció en edad no senil,
habiéndolo hecho en edad adulta (aduho joven), según los criterios de
Saller''. Se procedió al procesado de las muestras según técnica habitual
para estudio del hueso sin descalcificar, cortándolas posteriormente mediante
un microtomo en secciones de 5 mieras de grosor y tiñéndolas
posteriormente con azul de toluidina.
Mediante un autocanalizador de imágenes tipo LEITZ-ASM, y a 66
aumentos, se procedió a la determinación del volumen óseo trabecular
mineralizado (VOT), expresándolo en tanto por ciento del total de volumen
óseo, incluidos los espacios ocupados por la médula.
Como grupo control, y a fin de establecer el rango de normalidad del
VOT, se procedió a la toma de biopsias de cresta ilíaca pertenecientes a
22 individuos fallecidos accidentalmente, de edades comprendidas entre
los veinte y sesenta y cinco años. Dichas biopsias fueron procesadas,
cortadas y teñidas de idéntica manera, determinando, asimismo, el
VOT, y procediendo posteriormente al cálculo del intervalo de confianza
para el 95 por 100 de la población normal.
3. ARNAY DE LA ROSA, M.; GONZÁLEZ REIMERS, E.; MARTIN HERRERA,
A., y GONZÁLEZ PADRÓN, C: «Análisis del contenido de un vaso cerámico
aborigen de Tenerife». Anuario de Estudios Atlánticos (Madrid-Las Palmas), núm, 31,
1985, pp. 613-624.
4. ARNAY DE LA ROSA, M., y GONZÁLEZ REIMERS, E.: «Informe de los
trabajos realizados en una región del Portillo de la Villa (Las Cañadas-Tenerife)». El
Museo Canario (Las Palmas). En prensa.
5. ARNAY DE LA ROSA, M., y GONZÁLEZ REIMERS, E.: Un enterramiento
en la Cañada de La Angostura (Las Cañadas). En prensa.
6. JIMÉNEZ GÓMEZ, M. C: La cueva sepulcral de la Cañada del Capricho (Las
Cañadas del Teide, Tenerife). Tabona, IV (La Laguna), 1983, pp. 11-20.
7. SALLER, K.: Leitfaden der Anthropologie. Stuttgart, 1964, p. 139.
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RESULTADOS
El VOT de nuestra población control fue de 22.796 ± 3.623 por 100,
por lo que el intervalo de confianza, dentro del cual se halla el 95 por
100 de la población normal, oscila entre el 15,29 por 100 y el 30.302 por
100. Estos resultados se asemejan notablemente a los obtenidos por
otros autores, como Mcunier** o Bordier^, en sujetos normales. En dos
casos fue imposible determinar el VOT de las muestras obtenidas de los
esqueletos aborígenes debido a que las trabéculas se fragmentaron durante
el proceso de preparación de las mismas para el posterior análisis
histomorfométrico. En cambio, en las siete restantes dicho análisis pudo
llevarse a cabo de forma satisfactoria.
El VOT medio de la población aborigen estudiada fue del
20,27 ± 4,11 por 100, distribuyéndose los valores individuales de cada
uno de los esqueletos analizados tal como muestra la figura 1. En dicha
figura podemos observar, además, que el VOT del esqueleto proveniente
de la Cañada del Capricho se encuentra claramente en el rango osteo-porótico,
por debajo del límite inferior del intervalo de confianza establecido.
Otros dos esqueletos mostraban valores de VOT en el rango
inferior de la normalidad (ambos procedían del yacimiento de El Portillo),
mientras que el resto se encuentra plenamente dentro del rango de
la normalidad, con valores de VOT incluso superiores a la media de la
población normal actual.
COMENTARIOS
Como hemos visto, fue posible estudiar el hueso aborigen, desde el
punto de vista histológico, en siete de nueve muestras (77 por 100), lo
que constituye un esperanzador resultado.
De las muestras estudiadas, seis tenían valor de VOT dentro del rango
de la normalidad, y una era claramente patológica. La disparidad de
los resultados nos indica indirectamente, asimismo, que el método es
fiable dado que si hubieran sido todos patológicos podría haberse pensado
que el resultado estaba artefactado por la mala conservación del hueso
aborigen. Ello no es el caso; además, sólo se eligieron para este estu-
8. MEUNIER, P.; VIGNON, G.; PANSU, D.; EDOUARD, C, y COURPON, P.:
«Lápport de la radiologie dans l'appreciation d'une demineralisatier rachienne». Cahiers
Medicanx Lyonnais, 48, 1972.
9. BORDIER, P., y TUN CHOT, S.: «Cuantitative histology of metabolic bone di-sease
». Clin. Endocrinol. Metab., VI, 1, 1972.
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Fig. 1.—Distribución de los valores de VOT en los restos analizados (M) y la población
control (A). El área rayada representa el intervalo de confianza (95 por 100 de los valores
de VOT de la población normal.
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dio aquellas palas ilíacas que mostraban una cortical continua, no fragmentada
o alterada, a fin de garantizar así la conservación de la esponjosa.
Como ya comentamos anteriormente, una dieta hipoproteica va a
condicionar menor síntesis de matriz proteica, y así adelgazamiento de
las trabéculas, lo que conduciría a establecer que una alta prevalencia de
osteoporosis en esqueletos adultos no seniles puede proporcionar información
acerca del régimen alimenticio del sujeto.
Las muestras óseas analizadas proceden de enterramientos de la alta
montaña de Tenerife, concretamente Las Cañadas del Teide. Se trata,
pues, de restos de pastores aborígenes que murieron mientras llevaban a
cabo las labores de pastoreo estacional —meses de verano— propias de
estas altitudes. Algunos datos arqueológicos inducen a pensar en una
dieta no cárnica durante la temporada de pastoreo. Estos indicios eran:
el contenido vegetal del intestino de una momia infantil en Roque Blanco,
el contenido, asimismo, vegetal de una vasija aborigen de la Montaña
de Majúa y, de forma indirecta, la gran cantidad de molinos circulares
aborígenes que aparecen en los yacimientos enclavados en las áreas
de pastoreo, así como las observaciones preliminares de la escasez de
restos óseos de animales en los fondos de cabana de Las Cañadas al
compararlos con los de las zonas de medianía y costa.
Nuestro propósito, dado el esperanzador resultado preliminar de este
estudio, es analizar esqueletos procedentes de diversos nichos ecológicos
de la isla para tratar de inferir el posible efecto del medio sobre la alimentación
y, asimismo, analizar momificados y no momificados, pues la
diferenciación social que sugiere la momificación podría tener, a su vez,
reflejo en las costumbres alimenticias de las distintas clases sociales.
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