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ARCH. SOC. CANAR. OFTAL., 2018; 29: 137-141 CASO CLÍNICO
Microhemangiomas iridianos como
hallazgo casual
Iris microhaemangiomas as a casual finding
COMBARRO TÚÑEZ M1, PALAZÓN ORTÍZ L1, VIERA PELÁEZ D2,
PEÑATE SANTANA H3
RESUMEN
Objetivo: Describir la presencia de microhemangiomas iridianos como hallazgo casual en la
exploración biomicroscópica rutinaria en lámpara de hendidura, por ser una condición poco
habitual que puede generar confusión en los oftalmólogos.
Material y método: Presentación de un caso clínico en el que se analizan los hallazgos durante
el proceso diagnóstico.
Conclusiones: Los microhemangiomas iridianos pueden generar dudas diagnósticas y confu-sión
con otros procesos vasculares, con importante repercusión para la salud visual de los
pacientes. Es importante conocer su morfología y sus manifestaciones habituales para poder
diagnosticarlos correctamente y evitar pruebas diagnósticas innecesarias.
Palabras clave: Microhemangiomas iridianos, nódulo cobb, tuft iridiano.
SUMMARY
Purpose: To describe iris microhaemangiomas as a casual finding on routine slit-lamp biomi-croscopy,
because is a rare condition that can confuse ophthalmologist.
Material and methods: Clinical case presentation where we the clinical findings are analyzed
during clinical diagnosis.
Conclusions: Iris microhaemangiomas may lead to misdiagnosis and confusion concerning
another vascular pathologies, with an important impact in patient visual health. It is impor-tant
to know the morphology and the common clinical manifestations for a correct diagnosis
and try not to do unnecessary diagnosis tests.
Key words: Iris microhaemangiomas, cobb’s nodule, iris tuft.
Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, Servicio de Oftalmología, Las Palmas de Gran Canaria,
España.
1 Medico interno residente.
2 Médico adjunto Oftalmología.
3 Doctor en Oftalmología.
Correspondencia:
Mercedes Combarro Túñez
Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín, Departamento de Oftalmología. Barranco la Ballena, s/n,
35010, Las Palmas de Gran Canaria, España
mercedescombarro@medicoslaspalmas.es
COMBARRO TÚNEZ M, et al.
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INTRODUCCIÓN
Los microhemangiomas iridianos (MH)
son pequeñas tumoraciones vasculares de na-turaleza
benigna (1) que pueden ser encontra-dos
de manera casual durante la exploración
oftalmológica, en el margen pupilar.
También denominados tufts o glomérulos
de cobbs, por su descripción en 44 pacientes
en 1969 (2) histológicamente se caracterizan
por ser vasos enrollados o lesiones vasculares
quísticas producidas por la dilatación vascular,
con paredes vasculares similares a la de los
capilares de unas 150 micras de diámetro (3).
Aunque su causa es desconocida, existe
asociación ya descrita con la distrofia mio-tónica
(4) y con las teleangiectasias yuxtafo-veales
(5).
Normalmente cursan de una forma asinto-mática,
en ocasiones pueden producir pérdida
de visión debido a su sangrado espontáneo
y a la aparición de hipema o microhipema,
siendo este un cuadro autolimitado que res-ponde
a tratamiento conservador con cortico-esteroides
tópicos e hipotensores tópicos en
caso de aumento de la tensión ocular (6).
Dado su naturaleza vascular y la posibili-dad
de sangrado espontáneo pueden ser con-fundidos
con otras malformaciones vascula-res
iridianas como la rubeosis de iris u otros
tumores vasculares iridianos.
Presentamos un caso con hallazgo casual
de microhemangiomas iridianos con el obje-tivo
de evitar la confusión con otras entidades
mediante la descripción de sus características.
CASO CLÍNICO
Mujer de 75 años, asintomática, que acu-de
a revisión en nuestro servicio. Los antece-dentes
patológicos son: DM tipo 2 de 2 años
de evolución en tratamiento con antidiabéti-cos
orales refiriendo buen control metabólico,
dislipemia e hipertensión arterial. No presen-ta
antecedentes oftalmológicos médicos ni
quirúrgicos de interés.
En la exploración se evidenció una agu-deza
visual con corrección de 0,9 en ojo de-recho
(OD) y 1 en ojo izquierdo (OI), en la
biomicroscopía de segmento anterior (BSA)
se observaron cataratas en evolución y vasos
anómalos en borde pupilar de ambos ojos,
mayores en ojo derecho que fueron cataloga-dos
como rubeosis de iris (fig. 1 A y B). La
presión intraocular (PIO) fue de 10 mmHg en
OD y 12 mmHg en OI. En el fondo de ojo
(FO) no se evidenciaron signos de retinopatía
Fig. 1: A y B.
Biomicroscopía
en la que se
aprecian micro-hemangiomas
iridianos en borde
pupilar de ojo
derecho (A) e
izquierdo (B).
Fig. 2: C, D y E.
Gonioscopía de
OD, en el que se
observa un ángulo
pigmentado pero
sin signos de neo-vascularización.
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diabética (fig. 3 F y G) y presentaba despren-dimiento
de vítreo posterior (DVP) en ojo iz-quierdo.
Se decide derivación a sección de re-tina
para valoración y tratamiento adecuado.
Se realizó gonioscopía que resultó normal
sin presencia de neovasos en el ángulo irido-corneal
(fig. 2 C, D y E) y la angiografía fluo-resceínica
(AGF) descartó isquemia retiniana
en ambos ojos (fig. 4 H e I), realizándose foto-grafías
en tiempos tardíos del iris en midriásis
farmacológica que impidieron visualización
de borde pupilar y por ello de microheman-giomas
en el mismo (fig. 5 J y K). Sin embar-go,
en la OCT de cámara anterior se evidencia
pequeña zona hiperreflectante en borde pupi-las
de ojo derecho (fig. 6). Se realizó además
estudio carotídeo para descartar isquemia
ocular, estudio que finalmente resultó normal.
A raíz de la exploración realizada y las
pruebas complementarias concluimos como
diagnóstico definitivo la presencia de micro-hemangiomas
iridianos y se da de alta de sec-ción
de retina, descartando el diagnóstico de
rubeosis de iris en ese momento.
DISCUSIÓN
Los tumores vasculares iridianos repre-sentan
sólo el 2% de todos los tumores del
Fig. 3: F y G.
Retinografías de
OD y OI en las
que se observan
ausencia de signos
de retinopatía
diabética.
Fig.4: H e I.
Angiografía con
fluoresceína
de OD y OI
que muestran
ausencia de zonas
isquémicas por
dentro de arcadas
vasculares.
Fig. 5: J y K.
Angiografía con
fluoresceína
iridiana en
tiempos tardíos
con pupila
en midriásis
farmacológica
que impide la
visualización
de micro-hemangiomas
iridianos.
COMBARRO TÚNEZ M, et al.
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iris. Los microhemangiomas son realmente
infrecuentes, cuando aparecen, normalmente
lo hacen en aquellos pacientes mayores de 60
años (7), como es el caso de nuestra paciente.
Como se ha descrito, en la biomicroscopía
se observan como pequeños vasos arracima-dos
en el borde pupilar, que pueden ser con-fundidos
en un primer momento con neovas-cularización
iridiana, a diferencia de los MH,
la rubeosis de iris se extiende en la superficie
anterior del iris y del esfínter pupilar.
Para realizar el diagnóstico diferencial
con la neovascularización iridiana secunda-ria
precoz, es imprescindible una anamnesis
dirigida a factores de riesgo como la trom-bosis
venosa retiniana, la isquemia ocular y
más frecuentemente la DM de mal control y
largo tiempo de evolución. En nuestro caso,
la paciente presentaba DM, pero refería buen
control metabólico además de poco tiempo de
evolución.
Por otro lado, durante la exploración de-bemos
descartar neovascularización del án-gulo
iridocorneal mediante gonioscopía y el
examen de fondo de ojo con el fin de visuali-zar
zonas de isquemia retiniana, que pudieran
justificar la presencia de rubeosis de iris, au-sentes
en el caso de nuestra paciente. La AGF
retiniana descarta con certeza la presencia de
estas isquemias.
En casos que permanezcan dudosos la
angiografía con fluoresceína iridiana puede
ayudarnos en el diagnóstico, se caracteriza
por una hiperfluorescencia precoz, visible
también en tiempos tardíos, se concentra en
el borde pupilar y puede ser más extensa que
las lesiones que hemos visualizado previa-mente,
a diferencia de la neovascularización
iridiada no se producirá difusión del con-traste,
además permitirá identificar y seguir
lesiones que originen sangrado en casos sín-tomaticos
(8). En nuestro caso, esta prueba
no fue significativa para el diagnóstico de-bido
a la no visualización de las lesiones por
presentar midriasis farmacológica durante la
exploración.
En cuanto a su diagnóstico diferencial con
otros tumores iridianos, destaca el más fre-cuente,
el hemangioma racimoso del iris, a
diferencia de los microhemangiomas que se
encuentran en el borde pupilar estos tumores
vasculares se localizan en la periferia iridia-na
pudiendo extenderse hacia la zona media
o margen iridiano para regresar finalmente a
la periferia (9).
La angiografía fluoresceínica aunque útil,
es una prueba cruenta, nuevos métodos diag-nósticos
como la tomografía de coherencia
óptica (OCT) y la combinada con angiografía
(OCTA) en su modalidad en face y b-scan, nos
ofrece un método no invasivo de exploración
de la vasculatura iridiana, en la que observa-mos
pequeñas masas vasculares en el borde pu-pilar
localizadas en el estroma profundo (10).
En cuanto al tratamiento, normalmente no
es necesario realizar ninguno, al comportarse
como lesiones asintomáticas como en el caso
descrito. En el caso de producir hipema y au-mento
de la tensión ocular el manejo conser-vador
con colirios suele ser suficiente para su
control (6). En casos recidivantes, aumento
de la tensión incontrolable, o cuando se prevé
un riesgo de sangrado durante procedimien-tos
quirúrgicos, como la cirugía de catarata
(11), la fotocoagulación con láser argón de la
lesiones es un tratamiento eficaz (12).
CONCLUSIÓN
Los microhemangiomas iridianos pueden
generar dudas diagnósticas y confusión con
otros procesos vasculares, con importante re-percusión
para la salud visual de los pacien-tes.
Es importante conocer su morfología y
sus manifestaciones habituales para poder
diagnosticarlos correctamente y evitar prue-bas
diagnósticas innecesarias.
Fig. 6: Tomografía
de coherencia
óptica de
cámara anterior
que muestra
pequeña zona
hiperreflectante en
reborde pupilar de
ojo derecho.
Microhemangiomas iridianos como hallazgo casual
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