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ARCH. SOC. CANAR. OFTAL., 2017; 28: 89-96 ARTÍCULO ORIGINAL
Desprendimiento de retina
regmatógeno: estudio epidemiológico
Regmatogenous retinal detachment:
epidemiological study
PEÑATE SANTANA H1
RESUMEN
Objetivo: Presentamos el estudio epidemiológico de nuestros pacientes con desprendimiento
de retina regmatógeno espontáneo que acontecieron entre el 2003 y el 2007.
Método: Se realizó un estudio retrospectivo transversal con muestreo consecutivo de los pa-cientes
atendidos bajo esta patología en dicho periodo. Se realizó estadística descriptiva de
la muestra resultante.
Resultado: Se diagnosticaron 357 pacientes con DR, 218 hombres (61,1%) y 139 mujeres
(38,9%). La edad media fue de 57,5 años(DE±16,09). 113 pacientes eran miopes magnos
(37,2 %) y 130 pacientes tenían antecedente de cirugía de catarata (41,4%). El 81% de los
pacientes fueron sometidos a vitrectomía.
Conclusion: Los pacientes en nuestra área son predominantemente hombres con edad sobre los 60
años y alto porcentaje de miopía magna y pseudofaquia. La vitrectomía fue la técnica reparadora
más empleada. Las agudezas visuales experimentaron mejoría tras los tratamientos efectuados.
Palabras clave: Desprendimiento, retina, rematógeno, vitrectomía, descriptiva.
ABSTRACT
Objective: To present an epidemiological study of our patients with regmathogenous retinal
detachment (RRD) from 2003 to 2007.
Method: A retrospective transversal study was carried out through a consecutive sampling of
patients suffering from retinal detachment during this period. Descriptive statistic tests were
performed for the resulting sample.
Results: 357 patients with RRD were diagnosed, 218 men (61.1%) and 139 women (38.9%).
Mean age was situated in 57.5 years. 113 of the patients suffered from high myopia (37.2%)
and 130 of the patients had previous cataract surgery (41.4%). 81% of the patients were
treated by vitrectomy.
Conclusion: In our area, patients that suffered from RRD were predominantly men around 60 years
of age and with high percentage of Magnus myopia and pseudophakia. Vitrectomy was the most
common technique used. Most of the patients had visual acuity improvement after treatment.
Key words: Detachment, retina, regmathogenous, vitrectomy, descriptive.
Unidad de retina del hospital universitario de Gran Canaria Dr. Negrín.
1 Doctora en medicina por la ULPGC. Hospital de Gran Canaria Dr. Negrín.
Correspondencia:
Haridián Peñate Santana
Calle Hortensia, 16 1ºA
haridian69@gmail.com
PEÑATE SANTANA H
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INTRODUCCIÓN
La estructura y la función de la retina
tienen alta correlación. La retina es un teji-do
sensorial que está organizado en paquetes
de células con microcircuitos trabajando de
modo paralelo y juntos para codificar la in-formación
visual (1). El desprendimiento de
retina regmatógeno (DRR) es la emergencia
oftalmológica más comúnmente tratada con
una incidencia de 1 por 10.000 personas al
año que, sin tratamiento, conduce inevitable-mente
a la ceguera (2,3). A pesar de los avan-ces
en cirugía vitreorretiniana, el despren-dimiento
de retina regmatógeno supone una
causa importante de morbilidad visual (4).
El tratamiento óptimo para el DRR ha sido
debatido durante décadas. El DRR era vir-tualmente
irreparable hasta el trabajo clásico
de Jules Gonnin quién descubrió la causa de
la enfermedad creando un método de repara-ción
anatómica (reconociendo el cierre de los
rotos como parte esencial del tratamiento del
DRR). Actualmente hay diferentes métodos
de tratamiento que están disponibles para el
cirujano vitreorretiniano incluyendo la ciru-gía
escleral, la vitrectomía y la neumoretino-pexia.
OBJETIVO
Describir el tipo de paciente en el que
acontece el desprendimiento de retina reg-matógeno
en la población del área Norte de
Gran Canaria durante el periodo 2003-2007
y los diferentes tratamientos empleados para
su tratamiento.
MATERIAL Y MÉTODO
Se realizó un estudio retrospectivo trans-versal
de los pacientes que fueron diagnosti-cados
e intervenidos entre el 2003 y el 2007 de
DRR en el servicio de oftalmología del hospi-tal
Materno Infantil y el hospital Universita-rio
de Gran Canaria Dr. Negrín. Se incluyeron
en el estudio los pacientes con DRR espontá-neo
que presentaban disminución de agudeza
visual, disminución de presión intraocular y
bolsa de líquido subretiniano (LSR) asociado
a roto o desgarro retiniano, único o múltiple,
detectado tras la exploración del fondo de ojo
mediante lente de 90° y/o oftalmoscopio in-directo
tras dilatación pupilar farmacológica.
Se excluyeron del estudio aquellos pacientes
con patología retiniana previa (RD, RHTA,
infección intraocular) o cirugía vítrea previa
diferente a DR y pacientes con componente
traccional o exudativo. El muestreo fue con-secutivo.
De cada paciente se recogieron las si-guientes
variables: sexo, edad (<30; 30-60;
>60), lateralidad (OD/OI), refracción (mio-pe
magno: >5 dioptrías/no miope magno:
<=5 dioptrías), antecedente de facoemulsifi-cación,
localización del roto retiniano, esta-do
macular al diagnóstico, agudeza visual al
diagnóstico y a los 6 meses del tratamiento
y tipo de procedimiento reparador del des-prendimiento
de retina. La agudeza visual
se registró según la siguiente escala menor
a mayor: No percibe luz (NPL), percibe luz
(PL), percibe luz y localiza (PLL), movi-miento
de manos (MM), cuenta dedos (CD),
0,05, 0,1, 0,15, 0,2, 0,3, 0,4, 0,5, 0,6, 0,7, 0,8,
0,9 y 1. Se registró además la ganancia vi-sual
tras comparativa de AV al diagnóstico y
AV postquirúrgica registrándose tres grupos:
MEJORÍA: Si la AV postquirúrgica era ma-yor
que la AV previa; ESTABILIDAD: Si la
AV postquirúrgica era igual a la AV previa y
EMPEORAMIENTO: Si la AV postquirúrgi-ca
era peor que la AV previa. Se registró la
técnica de reparación empleada: vitrectomía,
explante escleral o pneumoretinopexia.
RESULTADOS
Se realizó estadística descriptiva de las
principales variables, describiendo la media,
desviación típica, mediana y rango intercuartí-lico
para las variables cuantitativas, y frecuen-cia
y porcentaje para las variables cualitativas.
Entre 2003 y 2007 fueron diagnosticados 357
pacientes con DR, 218 hombres (61,1%) y 139
mujeres (38,9%). La edad media fue de 57,5
años (DE±16,09), la mediana fue de 60 años,
la edad mínima fue de 12 años y la máxima
de 88 años. El percentil 25 fue 47,75 años y el
percentil 75 fue 70 años.
La distribución de los casos según el año
de aparición se muestran en la tabla 1 y la
gráfica 1.
El desprendimiento de retina apareció en
el ojo derecho en 176 pacientes (49,4%) y en
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el ojo izquierdo en 180 pacientes (50,6%);
113 pacientes eran miopes magnos (37,2%)
y 175 no tenían miopía magna (60,8%); 130
pacientes tenían antecedente de cirugía de ca-tarata
(41,4%) frente a 184 pacientes que eran
fáquicos (58,6%).
La distribución de estas variables viene
representada en la gráfica 2.
En cuanto a la localización del roto o des-garro
retiniano 78 pacientes presentaban roto
nasal (25,7%), 178 pacientes presentaban un
roto superior (58,6%), 139 pacientes presen-taban
un roto temporal (45,7%), 99 pacientes
presentaban un roto inferior (32,6%) y 18 pa-cientes
presentaban un roto macular (5,9%).
Estos resultados se muestran en la gráfica 3.
Puesto que los rotos podían tener varias lo-calizaciones
en el mismo desprendimiento de
retina, la distribución atendiendo al conjunto
de las localizaciones se muestra en la tabla 2.
Los desprendimientos con roturas en dos
localizaciones fueron los más frecuentes
(43,7%) seguidos de los desprendimientos
con una sola localización (15,2%), después
los desprendimientos con 3 localizaciones
(6,9%) y por último los de cuatro localizacio-nes
(3,6%) (gráfica 4).
Tabla 1: distribución por año de los desprendimientos
de retina
2003 66 (18,5%)
2004 75 (21%)
2005 85 (23,8%)
2006 86 (24,1%)
2007 43 (12%)
Tabla 2: Localización conjunta de los rotos retinianos
Localización Conjunta (n=304)
Nasal 16 (5,3%)
Nasal y Superior 30 (9,9%)
Nasal, Superior y Temporal 8 (2,6%)
Nasal, Superior, Temporal e Inferior 11 (3,6%)
Nasal, Superior e Inferior 2 (0,7%)
Nasal y Temporal 1 (0,3%)
Nasal e Inferior 10 (3,3%)
Superior 46 (15,1%)
Superior y Temporal 67 (22,0%)
Superior, Temporal e Inferior 9 (3,0%)
Superior, Temporal y Macular 1 (0,3%)
Superior e Inferior 4 (1,3%)
Temporal 21 (6,9%)
Temporal e Inferior 20 (6,6%)
Temporal, Inferior y Macular 1 (0,3%)
Inferior 41 (13,5%)
Inferior y Macular 1 (0,3%)
Macular 15 (4,9%)
Gráfica 1:
Distribución de
pacientes según la
edad.
Gráfica 2:
Distribución
de género,
lateralidad,
miopía y estado
del cristalino.
Gráfica 3:
Localizacion del
roto retiniano por
cuadrantes.
Gráfica 4:
Localización
conjunta
agrupada por
número de
localizaciones.
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La mácula estaba aplicada (ON) en 98 pa-cientes
(32,2%) mientras que estaba despren-dida
(OFF) en 206 pacientes (67,8%) en el
momento del diagnóstico.
Presentamos una gráfica con la distribu-ción
de las agudezas visuales al diagnóstico
(gráfica 5).
Se realizó vitrectomía en el 81% de los
pacientes (282), neumoretinopexia en el
12,1% de los pacientes (42) y cirugía escle-ral
en el 4,5% de los pacientes (16). Se reali-zó
vitrectomía con cerclaje en 219 pacientes
y vitrectomía sin cerclaje en 63 pacientes
(gráfica 6).
Con respecto a la ganancia visual postqui-rúrgica,
el 14,3% sufrieron empeoramiento
de su agudeza visual, el 12,5 % mantuvieron
la agudeza visual que presentaban al diag-nóstico
y el 61,4% experimentaron mejoría
(gráfica 7).
DISCUSIÓN
A la vista de los resultados, podemos defi-nir
a nuestros pacientes con DRR como pre-ferentemente
hombres con un pico de edad a
los 60 años. La incidencia de DRR sufrió un
ascenso entre el 2003 y el 2005, estabilizán-dose
en 2006 y bajando en 2007. Esto puede
explicarse con la evolución de la técnica de
cataratas. Cada vez las cirugías emplean me-nos
ultrasonidos y las incisiones son más pe-queñas.
Las lentes se colocan con inyectores
que las insertan plegadas y su desplegamiento
es normalmente lento y controlado por lo que
la agresión al globo ocular se minimiza. Ade-más,
las cirugías extracapsulares (que son las
más traumáticas) han ido relegándose a las
cataratas muy duras y negras, que, debido al
diagnóstico precoz, van siendo menos cada
año. Todo esto disminuye la agresividad qui-rúrgica
disminuyendo la iatrogenia ocular. El
tratamiento de rotos periféricos predisponen-tes
por parte del oftalmólogo también puede
influir en la disminución de los casos de DR.
El fondo de ojo rutinario en las consultas de
área localizaría estas lesiones precozmente
tanto en pacientes pseudofáquicos como en
miopes magnos y pacientes con DVP agu-do.
Esto nos habla de la buena praxis que
se realiza en nuestro entorno. Un factor que
puede haber cambiado esta tendencia desde
el periodo estudiado es el aumento de la ciru-gía
refractiva del cristalino transparente, que
hace que se intervengan pacientes cada vez
más jóvenes, con el consecuente aumento del
riesgo de aparición de desprendimientos de
retina subsiguientes.
En Corea se realizó un estudio acerca de
las características demográficas de los DR
regmatógenos de modo retrospectivo du-rante
cinco años recogiendo una incidencia
de 10,39 casos por 100.000 personas y año
siendo la incidencia en hombres significati-vamente
mayor que en mujeres (11,32 fren-te
a 9,47) como en nuestro estudio, aunque
esto no alcanzó la significación estadística.
En este estudio coreano se reconocieron dos
grupos en la distribución por edades, uno en
65-69 años y otro en 20-29 años. La inciden-
Gráfica 5:
Agudeza visual en
el momento del
diagnóstico (AV
previa).
Gráfica 6:
Procedimiento
reparador
empleado.
Gráfica 7:
Ganancia visual
postquirúrgica.
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cia resultó ser menor que en la población cau-cásica
(5). En nuestro estudio la distribución
por edades tiene un solo pico localizado en
60 años (55,62 años) (6). La incidencia no se
pudo determinar dado que solo se recogieron
los casos tratados en la sanidad pública (fal-tando
aquellos operados en clínicas privadas
y también los procedimientos ambulatorios
sin informe) por lo que no contamos con el
total de los pacientes afectados. También de-bemos
tener en cuenta que la finalización de
la recogida de nuestra muestra fue hace 10
años, y, desde entonces han sucedido cambios
significativos en el tratamiento quirúrgico del
desprendimiento de retina tales como la tran-sición
de las esclerotomías quirúrgicas e ins-trumentos
de 20G a 23 y 25G minimizando el
trauma periférico y el tiempo quirúrgico total,
por lo que debemos realizar nuevas compa-rativas
actuales para poder trasladar nuestros
resultados a la problemática actual.
Los estudios epidemiológicos han identifi-cado
la miopía y la cirugía de cataratas como
los principales factores de riesgo de DR. Las
personas entre 60 y 70 años son las más afec-tadas.
La miopía de hasta –3D cuadruplica el
riesgo de DR y mayor de –3D multiplica el
riesgo por 10 (3,7) por lo que cuanto mayor
es el error de refracción mayor es el riesgo
de DR por la asociación de la miopía con las
degeneraciones retinianas periféricas des-critas
(8). En varios estudios, el 50% de los
pacientes con DRR eran miopes (según las
series sobre el 40% (8), más del 50%) (24).
La cirugía de cataratas acelera la liquefacción
del vítreo explicando el alto índice de des-prendimientos
en pseudofáquicos. Seis años
después de la cirugía de cataratas el riesgo
de DR se multiplica por siete y es mayor a
medida que aumenta el intervalo de tiempo.
Un 30% de los pacientes con DR tienen an-tecedente
de cx de cataratas. El aumento en
la edad poblacional incrementa la proporción
de pacientes pseudofáquicos con DRR (3).
La cirugía de cataratas es la intervención qui-rúrgica
más frecuente con aproximadamente
700.000 operaciones al año solo en Alema-nia.
Una de las más serias complicaciones es
el DRR con una incidencia documentada del
0,75 al 1,65% (10). Como sabemos, la dege-neración
vítrea y el DVP son más frecuentes
en estos pacientes (8). En los casos de cirugía
de cataratas en miopes magnos debemos pres-tar
especial atención al fondo de ojo previo a
la cirugía (16% de degeneraciones tratables
con láser) y postcirugía (4% de lesiones pre-disponentes
al DRR tratables) puesto que aún
con todo el cuidado, el desarrollo de un DRR
puede aparecer en el 2% de los pacientes (11).
La indicación del tratamiento profiláctico lá-ser
de estas lesiones predisponentes, mientras
no sean sintomáticas, es científicamente cues-tionable
(20). Lo que sí está claro es que se
debe advertir a los pacientes que la aparición
de síntomas que pudieran indicar una rotura
retiniana (miodesopsias, fotopsias, …) deben
hacerles buscar valoración oftalmológica en
el plazo más breve posible de tiempo. En las
cirugías extracapsulares la cápsula posterior
del cristalino se daña en un 68% de los ca-sos
aconteciendo rotura capsular durante la
cirugía en el 48,6% de los casos, vitreorragia
en un 21% de los casos e incarceración vítrea
en las incisiones en un 11,88% de los casos.
Además, hay que añadir el láser YAG que
requieren algunos pacientes pseudofáquicos
para la apertura de la cápsula posterior. Estos
casos aumentan la probabilidad de DRR que
suele acontecer en los 22 meses siguientes a
la cirugía en el caso de no haber complicacio-nes
intraoperatorias o disminuir a 10 meses en
caso de complicaciones. El riesgo de presen-tar
DRR tras YAG se incrementa débilmente
con respecto a la cirugía con complicaciones
y en caso de rotura capsular está determinado
por las circunstancias en las que ocurre y por
el grado de alteración vítrea generada (12).
En el estudio de Glasset-Bernard (13) se de-terminó
la frecuencia de DRR tras láser YAG
para apertura de cápsula posterior de LIO en
un 4,18%. En nuestro estudio que concuerda
en media de edad, el porcentaje de miopes
magnos fue menor (37,2%), el porcentaje de
éxito quirúrgico también fue menor (83,2%).
Un 41,4% de los pacientes con DR tuvieron
antecedente de cx de cataratas en nuestro es-tudio,
porcentaje mayor al descrito. Por tanto,
la miopía, que es una condición ocular en la
que los tejidos retinianos sufren tracciones
que pueden ocasionar rotos o desgarros como
ya hemos introducido, es un factor claro de
riesgo ante el desprendimiento de retina. En
algunos casos los rotos pueden ser maculares.
Aproximadamente un 30-40% de los DR
regmatógenos acontecen tras la cirugía de ca-taratas
(14). El DR regmatógeno en el pacien-te
fáquico tiene una prevalencia de 1/10.000
personas/año y la prevalencia en pseudofáqui-
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cos aumenta al 1-3% (7). La tendencia actual
es la de operar las cataratas cuando aún sean
blandas siempre que estén provocando dismi-nución
en la agudeza visual. Esto, sumado a
la accesibilidad del paciente a la consulta of-talmológica,
está aumentando la frecuencia
de cirugías de cataratas (facoemulsificación e
implante de LIO en cápsula posterior o sul-cus).
La pérdida de vítreo durante la cirugía de
cataratas y la capsulotomía posterior mediante
láser YAG se asocian con un riesgo elevado
de desarrollar DR (8). Esta tendencia podría
estar condicionando a su vez un aumento de
casos de DR en los pacientes que rondan los
60 años. En nuestro estudio el 41,4% de los
pacientes fueron pseudofáquicos.
Con respecto a las características del
DRR de nuestros pacientes, los rotos reti-nianos
se localizaron más frecuentemente
en el cuadrante superotemporal, seguido del
superonasal, del inferotemporal y por últi-mo
el inferonasal. Fueron más los pacien-tes
con rotos múltiples que con roto único y
la localización superior fue la localización
con más frecuencia de rotos múltiples. Los
pacientes con mácula on fueron en torno al
30% de los pacientes con DRR. En un estu-dio
observacional realizado por Shunmugam
y colaboradores se recogen 844 ojos con DR
regmatógeno durante un periodo de 10 años
de los que 60% fueron hombres (oscila entre
el 51,47-70% en otras series) (6,15,16). En
nuestro caso el porcentaje de hombres fue de
61,1%, es decir, muy similar. La edad media
fue de 62 años (47-52 años en otras series)
(6,15,16) y en nuestro caso de 57,5 años. Un
38,9% tuvieron roto solitario y 58,8% rotos
en más de un cuadrante (15) en nuestro caso
hubo roto solitario en un 45,7% y 54,3% en
más de un cuadrante siendo el 12,4% perte-neciente
a DRs con rotos en tres localizacio-nes
por lo que la tendencia está invertida a
favor de los rotos solitarios en nuestro estu-dio.
El cuadrante superotemporal (ST) fue
el más frecuente (69%), seguido del supe-ronasal
(SN) (40%) y el inferotemporal (IT)
(32%) El cuadrante menos frecuente fue el
inferonasal en un 17% (6,15). Otros estudios
hablan de la afectación de dos cuadrantes
como la asociación más frecuente (6). En ge-neral,
la distribución cuadrántica de roturas
en ojos con DR es aproximadamente 60%
en el cuadrante temporal superior, 15% en el
cuadrante nasal superior, 15% en el cuadran-te
temporal inferior y 10% en el cuadrante
temporal superior. El 50% de los ojos tienen
más de una rotura y en la mayoría de los ca-sos
están localizadas dentro de los 90° entre
ellas (8). La localización más frecuente en
nuestro estudio siguió la misma distribución
que en este estudio siendo sus frecuencias
de 22% ST, 9,9% SN, 6,6% IT y 3,3% IN
respectivamente. El riesgo de tener múlti-ples
rotos fue mayor en aquellos con rotos
inferiores (el ínfero nasal fue el doble de fre-cuente
que el superotemporal) por lo que la
sospecha de ellos debe ser alta (15). En nues-tro
estudio sin embargo pasa justo al contra-rio,
siendo la frecuencia de múltiples rotos el
doble cuando hay un roto superior (43,3%)
que cuando hay uno inferior (19,1%). Por
tanto en nuestra población los rotos múltiples
son más frecuentes en el cuadrante superior,
esto puede deberse a que en nuestra pobla-ción,
los DRR se deban en mayor medida a
las cirugías previas y a las degeneraciones
miópicas. Las incisiones para la cirugía de
catarata se realizan en las zonas nasal y tem-poral
superior por lo que serían éstas zonas
las que sufren mayor estrés en las presiones
de la facoemulsificación y la base del vítreo
puede arrancarse con más frecuencia en estas
zonas, además, en el colapso vítreo debido
al DVP, la fuerza de la gravedad empuja el
vítreo hacia inferior quedando con más fre-cuencia
aplicada la hialoides inferior pudien-do
la superior haber arrancado la retina en su
colapso de manera más frecuente. La explo-ración
de las zonas superiores a veces está
limitada por la motilidad del paciente al que
en ocasiones le cuesta mirar hacia arriba. La
dificultad para visualizar el área superior con
el oftalmoscopio indirecto puede hacernos
pasar por alto rotos en esta zona. En general
la falta de midriasis también puede hacer pa-sar
desapercibido un roto retiniano.
En un centro terciario de Oman se re-cogieron
36 ojos con DR regmatógeno. Un
18% de los pacientes presentaban mácula on,
(en otros estudios se han cifrado hasta en un
42%) (6,16). En nuestro caso los pacientes
con mácula on fueron casi el doble (32,2%).
El porcentaje de pacientes con mácula on fue
mayor en nuestro estudio probablemente por
la acudida temprana del paciente a su médico
ante los síntomas visuales. Nuestra población
está concienciada del cuidado de la visión. El
buen engranaje médico de atención primaria
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con el oftalmólogo de zona y el oftalmólogo
hospitalario es fundamental para la correcta
diagnosis y tratamiento de la retina.
La elección de la técnica quirúrgica en
el tratamiento del DRR constituye el factor
predictor más importante de la tasa de éxito
anatómico primario y final así como del éxito
funcional. Su elección debe estar basada en
las características del desprendimiento reg-matógeno
y de cada paciente, así como de
la experiencia quirúrgica del cirujano (17).
La cirugía eslceral se considera la técnica de
referencia en el desprendimiento de retina
fáquico. Es la técnica quirúrgica más con-solidada
y con los resultados publicados con
mayor seguimiento. En los últimos tiempos,
las técnicas de vitrectomía no han demostra-do
resultados anatómicos primarios superio-res
a la cirugía escleral. La tasa de reaplica-ción
publicada ha sido del 75 al 91% en una
revisión de siete artículos con 4.940 ojos. La
reaplicación primaria tras cirugía escleral es
del 63,6% frente al 63,8% de la vitrectomía
sin diferencias significativas. (17) Sin embar-go,
el manejo quirúrgico del DRR ha cam-biado
considerablemente en los últimos años.
Mientras la mayoría de los pacientes solían
tratarse con explante escleral, la tendencia
actual es al predominio de la vitrectomía. Los
estudios comparativos han demostrado que
ambos métodos son válidos y tienen sus indi-caciones
pero también que pueden hacerse si-multáneamente
o sucesivamente. Aparte de la
experiencia del cirujano con ambas cirugías,
la elección del procedimiento depende prin-cipalmente
de los signos de cada paciente.
El explante escleral es preferible a la vitrec-tomía
en: ojos fáquicos sin cirugías previas,
con roto claramente visible no muy extenso,
sin PVR y con buena visibilidad de la zona a
tratar (3).
En nuestro estudio se sometieron 81% de
los pacientes a vitrectomía, 12,1% a neumo-retinopexia
y sólo un 4,5% a explane escleral.
Por tanto, la técnica quirúrgica predominante
para la reparación del desprendimiento de re-tina
fue la vitrectomía por tres vías a través de
la pars plana; la cirugía escleral ha ido que-dándose
en un segundo plano probablemente
debido a que su aprendizaje es más arduo y
la técnica más costosa, además de las altas
probabilidades de pasar por alto pequeños
desgarros muy periféricos. La realización de
la retinopexia (láser o frío) es más fácil en la
vitrectomía. Aún con todo, como ya hemos
dicho, no se ha demostrado la superioridad de
una técnica frente a la otra en cuanto a por-centaje
de reaplicación y los cirujanos vete-ranos
siguen abogando por la cirugía escleral.
En el caso de la vitrectomía debe eliminarse
el vítreo por completo seguido de la creación
de una escara retiniana alrededor del roto de-jando
el tamponador adecuado cuya función
será prevenir la entrada del fluido vítreo a
través del roto antes de que la cicatriz reti-niana
se produzca. La posición postoperato-ria
no parece tener tanta importancia como se
cree (10). Las ventajas de la reparación del
DR pseudofáquico mediante vitrectomía so-bre
el explante o la neumoretinopexia según
algunas series incluyen un mayor éxito qui-rúrgico,
la eliminación de todas las tracciones
vítreas en los rotos retinianos, la extracción
de células vítreas o hemorragias, una mejor
visualización de la patologías perifericas reti-nianas
y la posibilidad de realizar una capsu-lotomía
posterior si es necesario (18,19).
Dado que la primera premisa ante un
paciente es el primum non nocere, siempre
que tengamos un paciente con un despren-dimiento
de retina superior y un roto visi-ble
de pequeño tamaño entre las 11 y las 2
horas, abogaremos por la realización de una
neumoretinopexia y posterior láser con lente
cuadrasférica o de Goldman bajo lámpara de
hendidura, lo cual preservará las estructuras
del ojo posibilitando la reaplicación de la re-tina.
Esto se aplica con mucha más razón en
pacientes jóvenes y fáquicos. También pode-mos
usarlo en pacientes que no puedan ser
sometidos a cirugía por negativa de aneste-sia.
El paciente no necesitará postoperatorio
más que el de mantener la posición de la ca-beza
adecuada para taponar el desgarro con
el gas (semisentado/algo boca abajo en los
superiores) incluso al dormir, y ahorraremos
la cirugía vítrea o escleral. Sin embargo nos
surge la duda de hasta qué punto este tipo de
procedimiento ambulatorio no es un simple
parche que a la larga no pueda impedir un
nuevo desprendimiento de retina. En nues-tro
estudio se realizaron neumoretinopexias
en un 12,1%. Los pacientes a los que se in-dique
neumoretinopexia deben ser seguidos
de manera muy estrecha hasta poder rodear
el desgarro periférico de modo completo. Se
suele sobretratar con fotocoagulación con lá-ser
argón a éstos pacientes con el objetivo de
PEÑATE SANTANA H
96 ARCH. SOC. CANAR. OFTAL., 2017; 28: 89-96
evitar cualquier fuga de LSR. Al inyectar el
gas y reposicionar la retina, muchos de éstos
rotos quedan escondidos sumándose esto a la
dificultad de la visión por el simple hecho de
tener gas intravítreo. Esto hace que sea una
técnica poco valorada por algunos oftalmólo-gos
e indeseable para otros.
CONCLUSIÓN
Los pacientes en los que aconteció el
desprendimiento de retina regmatógeno en
nuestro entorno fueron predominantemente
hombres alrededor de los 60 años, con un alto
porcentaje de miopía magna y pseudofaquia.
Los rotos retinianos se localizaron más fre-cuentemente
en el cuadrante superotemporal
y fueron mayoritariamente mútliples. Un ter-cio
de estos pacientes presentó la mácula on.
La vitrectomía fue la técnica predominante
para la reparación de los DRR.
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