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INTRODUCCIÓN
La rotura coroidea tras un traumatismo
se produce por una compresión anteropos-terior
del globo ocular con expansión hori-zontal
del contenido ocular. Anatomopato-lógicamente
se trata de una rotura del epite-lio
pigmentario, membrana de Bruch y
coriocapilar (1,2). En la mayoría de los
casos, se asocia a hemorragia vítrea, intra o
subretiniana, dificultando su diagnóstico en
los primeros estadíos (3,4). El pronóstico
visual depende fundamentalmente de la
zona afectada (5).
ARCH. SOC. CANAR. OFTAL., 2005; 16: 95-98 CASO CLÍNICO
Rotura coroidea. A propósito de un
caso
Choroidal rupture. A case report
BAETA BAYÓN L1, FARINOS GONZALVEZ M1, CABRERA MARRERO B1, JEREZ
OLIVERA E1, CARDONA GUERRA P2
RESUMEN
Caso clínico: presentamos el caso de un paciente de 19 años que tras una agresión refirió dis-minución
de agudeza visual en el ojo derecho. El caso fue etiquetado como rotura coroidea
por traumatismo contuso.
Discusión: la rotura coroidea acontece en un bajo porcentaje de los traumatismos contusos. El
curso y pronóstico de la misma esta relacionado con el área afecta.
Palabras clave: rotura coroidea, hemorragia subretiniana.
SUMMARY
Case report: we report a case of a 19 years old man with poor visual acuity after blunt trau-ma
on his right eye. The diagnosis was choroidal rupture
Discussion: choroidal rupture is an uncommon complication of blunt trauma. The course and
pronosis is relationated with the afected area.
Key words: choroid rupture, subretinal haemorrhage.
Servicio de oftalmología, Hospital Insular, Las Palmas de Gran Canaria.
1 Licenciado en Medicina.
2 Doctor en Medicina.
Correspondencia:
Lidia Baeta bayón.
Hospital Insular.
Servicio de oftalmología.
Avenida Marítima del sur s/n.
Las Palmas de Gran Canaria.
CASO CLÍNICO
Presentamos el caso de un varón de 19
años de edad que acudió a nuestro servicio de
urgencias refiriendo disminución de agudeza
visual (AV) en el ojo derecho (OD) de 5 días
de evolución tras un traumatismo contuso por
agresión (el paciente refería haber sufrido
varias patadas en dicho ojo).
A la exploración oftalmológica encontra-mos
una AV de 1/4 en OD que no mejoraba
con estenopéico, y de la unidad en el ojo
izquierdo (OI). El resto de la biomicroscopía
, así como la presión intraocular fueron ano-dinas
en ambos ojos.
Al referirnos al fondo de ojo (FO), apre-ciamos
una hemorragia subretiniana que se
extendía desde área macular hasta la zona
peripapilar superoexterna de aproximada-mente
2 áreas de disco, que no permitía
visualizar retina (fig. 1). El resto del FO fue
normal. No se advirtió patología en el OI.
Se practicó una angiografía fluoresceínica
(AGF) que demostró un efecto pantalla por la
hemorragia en el área descrita, así como dos
líneas hiperfluorescentes a los largo de todo
el angiograma, compatibles con rotura coroi-dea
(fig. 2).
Al cabo de 7 días la hemorragia comenzó
a reabsorberse, confirmando el diagnóstico.
(fig. 3). En el seguimiento, el paciente sufrió
una dismución de la AV, de tal modo que al
mes de evolución ésta era de contar dedos en
el OD. Esto tuvo su origen por la disemina-ción
de la hemorragia al área foveal.
El paciente fue sometido a revisiones
quincenales, apreciándose una completa
resolución de la hemorragia, así como una
recuperación excelente de la AV. De tal modo
que a los 4 meses tras el traumatismo la AV
era de la unidad para ambos ojos (fig. 4).
DISCUSIÓN
La rotura coroidea acontece en un 8% de
los traumatismos contusos (7). Generalmente
la lesión suele adoptar forma lineal o en
media luna, y se situa concéntrica al nervio
óptico (NO) (1,2). En ocasiones, atraviesa el
área macular verticalmente.
BAETA BAYÓN L, et al.
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Fig. 1:
Hemorragia
subretiniana que
se extiende desde
área macular
hasta zona
peripapilar
temporal superior.
Fig. 2: AFG.
Hemorragia
subretiniana, de
bordes nítidos y
regulares que
provoca un efecto
pantalla.
Apréciese las dos
líneas
hiperfluorescentes
que la atraviesan.
Fig. 3: Una
semana tras el
diagnóstico. Se
observa la rotura
coroidea con
forma de semiluna
y concéntrica al
nervio óptico.
Fig. 4: Al cabo de
4 meses la
hemorragia se ha
reabsorbido en su
totalidad.
A la hora de etiquetar el cuadro, son fun-damentales
la historia clínica y la exploración
del FO. La dificultad en el diagnóstico radica
en que siempre existe una hemorragia subre-tiniana
a nivel del epitelio pigmentario y de la
coroides, asociándose a veces, hemorragias
intrarretinianas o vítreas que dificultan la
visualización de la rotura, como acontecía en
nuestro paciente. En otras ocasiones, la solu-ción
de continuidad coroidea se aprecia des-de
el principio. Lo característico de la hemo-rragia
en una rotura coroidea, es que ésta sea
de límites nítidos y regulares, indicando que
se encuentra en subretina o coroides (3).
La prueba complementaria más utilizada y
fundamental cuando la hemorragia no permi-te
identificar el cuadro, es la AGF. Lo carac-terístico,
es una hiperfluorescencia precoz y
constante a lo largo de toda la prueba. Sin
embargo, algunos autores parecen concretar
que la angiografía con verde de indocianina
(AVI) sería preferible a la AGF. Esto se basa,
en que la molécula de verde de indocianina
absorbe y emite luz cerca del espectro infra-rrojo,
aumentando así la transmisión a través
de la sangre (4,5). De tal modo que, lesiones
ocultas por hemorragia y edema retiniano
que no podrían verse con oftalmoscopía o
AFG, se visualizarían como áreas hipofluo-rescente
con la AVI (5). En nuestro caso sólo
se realizó AGF, apreciándose la hiperflores-cencia
desde tiempos precoces típica.
El pronóstico visual de estos pacientes se
basa, en un primer momento, en si la fovea está
o no incluida en la región afectada. Sin embar-go,
son pacientes que requieren control perió-dico,
ya que tienen riesgo a padecer membra-nas
neovasculares subretinianas, incluso años
después del traumatismo. Estas membranas
son más frecuente en las roturas localizadas
cerca de la foveola o en las muy extensas (2).
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Rotura coroidea. A propósito de un caso
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