ARCH. SOC. CANAR. OFTAL., 2002; 13: 95-99
Retinopatía en enfermo con anemia
falciforme. A propósito de un caso
Drepanocitic retinopathy. Case report
MARTÍN CARRETERO G1, LÓPEZ MUÑOZ D1, ROMERO MARTÍNEZ F1,
DURBÁN ARMENTERAS R1, MARTÍN MOLINA J2
Servicio de Oftalmología del Hospital Torrecárdenas. Almería.
1 Licenciado en Medicina y Cirugía.
2 Doctor en Medicina y Cirugía.
Correspondencia:
Daniel López Muñoz
Avda. La Estación, 16, 6.º B
04005 Almería
España
RESUMEN
Presentamos los hallazgos clínicos y oftalmoscópicos de un varón de raza negra de 23 años con
retinopatía drepanocítica.
Se discuten los factores etiopatogénicos y el aumento de la enfermedad en nuestro medio debi-do
a factores demográficos.
Palabras clave: Retinopatía drepanocítica, anemia falciforme, drepanocitosis.
SUMMARY
We present the clinical and ophthalmoscopic findings of a colored man 23 years old with dre-panocitic
retinopathy.
The etiopathogenic factors are discussed and the disease increasement due to demographics
factors.
Key words: Drepanocitic retinopathy, falciform anemia, drepanocitosys.
CASO CLÍNICO
INTRODUCCIÓN
La anemia falciforme o drepanocitosis es
una hemopatía que se caracteriza por ser una
anemia hemolítica, congénita y crónica que
afecta mayoritariamente a enfermos de raza
negra.
En ella, y a causa de una hemoglobina
mutada, existen hematíes anómalos en forma
de hoz. La mutación de la Hemoglobina
adulta normal por la sustitución en el 6.º pép-tido
en una o ambas cadenas beta, del Ácido
Glutámico por: Valina (Hemoglobina S), o
Lisina (Hemoglobina C), provoca una poli-
merización de la molécula cuando se desoxi-gena:
(Desoxihemoglobina).
La menor solubilidad de la forma reducida
de esta hemoglobina da lugar a la síntesis de
una red gelatinosa de polímeros fibrosos lla-mados
cuerpos tactoides que provocan la
deformidad del eritrocito que adopta formas
de media luna con brazos alargados: El Dre-panocito.
Estos cambios provocan dos altera-ciones
cardinales: La hemolisis producida
por un aumento de la fragilidad y el fenóme-nos
de vaso-oclusión por dificultad mecánica
para atravesar las paredes de los vasos de
pequeño calibre.
Desde el punto de vista semiológico,
padecen la enfermedad entre el 0,3 y el 1,5%
de los individuos de raza negra homocigotos.
Entre el 8 y el 13% son heterocigotos y no la
padecen pero la transmiten. Su expresividad
es variable, desde sujetos con trastornos
leves a graves alteraciones.
Los drepanocitos atraviesan vasos finos
con dificultad o no los atraviesan en absolu-to.
Si la velocidad con que estos hematíes
son retirados de la sangre circulante excede a
la capacidad de la médula ósea para susti-tuirlos,
aparece una anemia hemolítica. La
obstrucción de los vasos por las células falci-formes
provoca infartos repetidos que afec-tan
a todos los órganos y sistemas con circu-lación
lenta y con tensión de O2 y pH bajos,
especialmente al bazo, pulmones, riñón y
cerebro. También se afectan tejidos con
pequeñas arteriolas terminales, entre ellos la
Cabeza del fémur y los ojos.
Hay varios factores que influyen en la
evolución de la drepanocitosis: infecciones,
fiebre, deshidratación y disminución del
pH.
Son típicas las llamadas crisis drepanoci-tarias
que consisten en una crisis dolorosa o
infártica. Se caracterizan por dolor óseo
intenso, que puede durar días o incluso
semanas que se acompañan de fiebre y don-de
no hay cambios en la concentración de la
hemoglobina.
Estas manifestaciones sistémicas son más
frecuentes en casos de pacientes homocigóti-cos
SS, apareciendo más raramente en
pacientes heterocigóticos AS o AC salvo en
condiciones de severa hipoxia.
Los pacientes SC presentan una anemia
moderada y raras crisis drepanocitarias, por
el contrario éstas son las formas oculares
más severas.
En la afectación ocular, todos los segmen-tos
del ojo pueden verse implicados. En el
polo anterior pueden encontrarse modifica-ciones
del aspecto de los capilares conjunti-vales,
excepcionalmente una atrofia iridiana
secundaria a oclusión de los capilares del
mismo.
En el polo posterior: el examen del fondo
de ojo puede poner en evidencia anomalías
que suelen depender del área donde el calibre
de las arteriolas se hace más angosto. Así
podemos encontrar agregados de glóbulos
rojos en los pequeños vasos de la superficie
de la papila, o un aspecto brillante de la
región perimacular por la afectación de las
arcadas perifoveales.
En casos excepcionales puede producirse
una embolia de la arteria central de la retina
o de alguna de sus ramas principales.
Las anomalías más evidentes suelen
hallarse en la retina periférica, en el área
donde el calibre de las arteriolas se hace más
pequeño en su alejamiento de la papila.
Podemos ver la enfermedad en diversos esta-dios:
1) Oclusiones arteriolares periféricas,
2) Anastomosis arteriovenosas periféricas, 3)
Neovascularización prerretiniana, 4) Hemo-rragia
vítrea. Por tanto el examen de la retina
periférica puede poner en evidencia cual-quier
aspecto del cortejo semiológico propio
de la isquemia retiniana, así pueden percibir-se
hemorragias rojo-naranja (manchas color
salmón), pequeñas lesiones refringentes
(manchas iridiscentes), o manchas pigmenta-rias
periféricas (black sunburst).
Los neovasos pueden visualizarse bajo la
forma de pequeñas líneas onduladas (sea
fans). Estos neovasos prerretinianos pueden
ser planos, pero lo más común es que estén
sobreelevados, dando lugar a un riesgo
importante de fractura y hemorragia vítrea
subsiguiente.
En angiografía, las hemorragias y las man-chas
pigmentarias hacen un efecto pantalla.
En estadios más avanzados pueden observar-se
anastomosis arteriovenosas que delimitan
la zona de retina periférica no perfundida.
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El déficit de perfusión capilar puede ser
importante, afectando a toda o a una gran
parte de la periferia retiniana. Los neovasos
se visualizan muy bien en la angiografía con
formaciones prerretinianas que adoptan la
forma de abanico o de paraguas. La mayor
parte de las retinopatías son de gravedad
moderada. No obstante, las hemorragias
vítreas pueden aparecer habitualmente en
pacientes que presentan una hemoglobinopa-tía
del tipo SC.
Las formas más severas entre éstas, pue-den
complicarse con un desprendimiento de
retina traccional a veces asociado a desga-rros.
CASO CLÍNICO
Examinamos a un paciente varón, de 23
años, de procedencia subsahariana y de raza
negra, que nos es remitido por el servicio de
hematología con diagnóstico de anemia fal-ciforme.
El paciente acudió al hospital tras sufrir
una crisis con fiebre, dolores óseos y mial-gias.
El proceso se desencadenó tras estar
varias horas trabajando en un invernadero.
Tras el oportuno estudio se tipó la enferme-dad
como drepanocitosis y el incidente como
de crisis drepanocitaria. La anamnesis reveló
la existencia de crisis similares desde la edad
de siete años.
Nos fue remitido para despistaje de pato-logía
ocular.
Asintomático oftalmológicamente, la
exploración en principio fue anodina con una
agudeza visual normal con su corrección, sin
anomalías reseñables en polo anterior, y nor-motensión
ocular. El examen del fondo en
midriasis reveló un polo posterior normal,
pero los hallazgos periféricos mostraban sig-nos
evidentes de proliferación neovascular,
por lo que se procedió a una exploración
angiofluoresceínica con el siguiente resulta-do:
El polo posterior mantenía una perfusión
normal (fig. 1), pero a partir de un determi-nado
nivel y comenzando desde media peri-feria
se apreciaba una zona con intensos sig-nos
isquémicos afectando a los 360º del fon-
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Retinopatía en enfermo con anemia falciforme. A propósito de un caso
Fig. 2: AFG del
mismo ojo donde
se aprecian
intensos signos
isquémicos en los
360° a partir de la
media periferia.
A
B
Fig. 1: AFG que
muestra una
perfusión normal
del polo posterior.
Fig. 3: AFG
donde se observan
shunts arterio-venosos.
do (figs. 2a y 2b). El área isquémica tenía un
límite bastante preciso que coincidía con la
disminución del grosor de los capilares.
Podían apreciarse claramente shunts arterio-venosos
en el límite de la isquemia (fig. 3).
Existían abundantes penachos neovasculares
en forma de sombrilla o abanico (figs. 4-8).
DISCUSIÓN
No existe un verdadero diagnóstico dife-rencial
ante una rarefacción capilar periféri-ca
asociada a una neovascularización prerre-tiniana
en pacientes de raza negra. El aspec-to
angiográfico puede confundirse con una
Enfermedad de Eales o una arteritis retiniana
con dilatación arterial múltiple. La drepano-citosis
es igualmente una de las etiologías
clásicas de las estrías angioides.
En cuanto a las alteraciones del polo ante-rior
por su banalidad no precisan tratamien-to.
El tratamiento de la patología retiniana es
el propio de la isquemia retiniana. Una vez
detectada mediante angiografía fluoresceíni-ca
se debe proceder, siempre que la transpa-rencia
de los medios lo permita, a la fotoco-agulación
con láser Argón para silenciar las
áreas afectadas. La neovascularización pre-rretiniana
debe ser tratada mediante fotocoa-gulación
del territorio isquémico adyacente.
La modalidad del tratamiento es comparable
a la de una fotocoagulación panretiniana, con
impactos entre 200 y 500 micras de spot, de
0,1 segundos de duración y con una intensi-dad
moderada. Este tratamiento resulta pre-ferible
a la oclusión directa del vaso nutricio
de la membrana neovascular.
Las hemorragias intravítreas obligan rara-mente
a practicar una vitrectomía, ya que en
la mayoría de los casos puede esperarse a su
resolución espontánea para poder fotocoagu-lar.
Cuando la hemorragia vítrea es irreducti-ble
puede recurrirse a la crioterapia transes-cleral
de la retina periférica, aunque esta téc-nica
tiene detractores que avisan del aumen-to
de la fibrosis vítrea inducida por la conge-lación
y el aumento del riesgo de desprendi-
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Figs. 4-8: AFGs
que muestran la
abundancia de
penachos
neovasculares en
forma de sombrilla
o abanicos.
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5
6
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miento traccional de la retina. Estos últimos
abogan por practicar una vitrectomía y endo-fotocoagulación
si la hemorragia vítrea impi-de
la fotocoagulación durante un período
superior a cuatro meses.
En los casos de desprendimiento traccio-nal
de la retina deberá recurrirse siempre a la
vitrectomía.
En los últimos treinta años muchos avan-ces
han reducido la incidencia de pérdida
visual debida a esta retinopatía. El uso de la
laserterapia y de las técnicas de vitrectomía
han mejorado el pronóstico enormemente.
El desarrollo de técnicas para detectar pre-cozmente
los factores de riesgo tales como la
hipoxia o la aparición de neovasos en su fase
inicial permite un tratamiento selectivo de
los pacientes con alto riesgo.
Serán precisas investigaciones para deter-minar
los factores celulares y reológicos que
contribuyen a la oclusión vascular, así como
el establecimiento de medidas terapéuticas
encaminadas a reducir la falciformación y las
oclusiones secundarias a ésta.
Se revelan potencialmente esperanzadoras
modalidades de tratamiento por los hemató-logos
tales como el incremento de los niveles
de hemoglobina F para reemplazar las cade-nas
b-globinas, que estabilizan la membrana
RBC, reducir los niveles de ISC, y disminuir
la adhesividad de las células falciformes
Hay en la actualidad diversas terapéuticas
farmacológicas que se han mostrado efica-ces,
entre ellas la más prometedora es el uso
de metabolitos tales como el butirato de
sodio y análogos.
Nos ha parecido conveniente la exposición
de este caso dado que en la actual situación
social, los movimientos inmigratorios (y en
el caso que nos ocupa los subsaharianos),
nos hacen ver y tratar patologías que hasta
ahora resultaban infrecuentes en nuestro
medio.
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Fig. 8.