Revista Latina de Comunicación Social
La Laguna (Tenerife) - octubre de 1999 - número 22
D.L.: TF - 135 - 98 / ISSN: 1138 - 5820
http://www.ull.es/publicaciones/latina
Mediatización súbita en La Rioja (Argentina)
Naturalizacion e indiferencia en el consumo de medios masivos /
Reflexiones sobre una sociedad sin esfera pública y sin medios
Lic. María Rosa di Santo ©
Lic. Roberto von Sprecher ©
Profesores de Ciencias de la Información en la Universidad de La Rioja (Argentina)
clauro@onenet.com.ar
"Sólo la existencia de una esfera pública, y
la consiguiente transformación del mundo
en una comunidad de cosas que agrupa y
relaciona a los hombres entre sí, dependen
por entero de la permanencia. Si el mundo
ha de incluir un espacio público, no se puede
establecerlo a una generación y planearlo
sólo para los vivos, sino que debe superar el
tiempo vital, tanto hacia el pasado como
hacia el futuro." (Arendt, 1993: p.64) (1).
Seguramente el subtítulo de este artículo puede conducir a equívocos. Aclaramos que nuestra
reflexiones sobre "la alienación en una sociedad sin esfera pública y sin medios" no se refieren a La Rioja
como un caso particular, se extienden a la condición de las sociedades contemporáneas de lo que
podríamos llamar el "occidente económico y cultural". En todo caso nuestras consideraciones tuvieron
como punto de partida resultados de una investigación que realizamos en la citada ciudad.
Desde 1996 llevamos a cabo un proyecto de investigación sobre recepción y consumo de medios
masivos de comunicación y de nuevas tecnologías de la información y la comunicación en La Rioja
(capital) (2), teniendo inicialmente como referentes centrales los trabajos de María C. Mata (1997) y
David Morley (1988, 1996).
Tras las primeras exploraciones, denominamos como mediatización súbita a las condiciones verificadas
en La Rioja en los últimos quince años. En una sociedad, que ya avanzada la segunda mitad del siglo
conservaba marcados rasgos tradicionales, se pasó en muy poco tiempo de una baja densidad mediática
a una alta densidad mediática (3). Si bien este fenómeno comienza a notarse a mediado de los años
ochenta, se lo puede datar más concretamente desde fines de esa década con la aparición de la
televisión por cable.
En menos de diez años el cableado se extendió a más del ochenta por ciento de los hogares de la
ciudad. Este porcentaje supera al del país como al de los Estados Unidos. El tiempo de encendido del
aparato de TV suele extenderse hoy entre once y trece horas, y -ateniéndonos a los casos indagados-cada
vez más se lo pone a funcionar al levantarse a la mañana en reemplazo de la radio; asimismo, se
multiplican el número de televisores por hogar. Gran parte de los entrevistados consideran que no
renunciarían al abono del cable ante apremios económicos, equiparándolo casi al servicio eléctrico. La
televisión por cable ha superado el 80% de difusión en las familias, convirtiéndose en bien de primera
necesidad (ver Douglas e Isherwood, 1990, pp. 113/4), lo cual tendría incidencia en la valoración de los
consumos.
Habiendo señalado el rasgo más notable de lo que denominamos mediatización súbita, corresponde que
nos detengamos en algunas de las conclusiones de la primera etapa de nuestra investigación (4), que
derivarán en las reflexiones que pretendemos presentar en este trabajo.
A pesar del crecimiento del número de aparatos de TV por familia y de las horas de encendido, como de
la mayor disposición de oferta de canales, el cable pareciera incorporarse a lo doméstico en un orden
temporal propio de la programación típica de la televisión abierta (Silverstone, 1996, p. 217). Un
visionado poco atento, errático, tiene su grado más elevado en las numerosas horas en que el televisor
permanece encendido simplemente como "ruido de fondo" o "sonido ambiente". No se verifican
demasiadas adherencias fuertes -recepciones relevantes, en los términos de Morley- y lo que se verá no
se planifica, salvo algunos casos particulares. Las disposiciones que se aplican para el cable parecen
seguir siendo las adquiridas en la experiencia de recepción cuando sólo existía la oferta de la televisión
abierta y ello da como resultado que se privilegien el tipo de programación de las mismas -hoy parte de la
oferta del cable-.
Encontramos unas modalidades de fruición signadas por la falta de atención, la carencia de criterios de
selección y una recepción indiferente incorporada a los horarios y ritmos cotidianos. Pareciera verificarse
una suerte de naturalización de los medios en el hogar, cuestión que ya había planteado María C. Mata
después de analizar datos sobre el consumo cultural en la ciudad de Córdoba:
"Una cuestión a profundizar es el modo de inserción que hoy tienen los diversos medios en la vida
personal y social. Por encima del conjunto de medios y productos culturales que integran la oferta
existente, la televisión y la radio parecen haberse transformado en bienes que forman parte del ambiente:
su presencia constante, sus funciones de relevo, la naturalidad de su uso que va en desmedro de la
existencia de claros criterios de selección y que se revela en una considerable imposibilidad o desinterés
por formular elecciones en términos de preferencia, hablan de esa suerte de naturalización cuyos efectos
sobre la vida cotidiana y la cultura sería importante conocer."
(1997, p. 83).
Al terminar la primera etapa nos planteamos revisar algunos aspectos de nuestro marco conceptual en el
cual los usos aparecían como una modalidad o forma de los consumos (tal como lo consideran James
Lull o David Morley, por ejemplo). Parecía necesario, asimismo, contemplar como variables relevantes la
existencia de criterios de selección o no en los receptores (5).
De acuerdo a nuestro trabajo de campo, pareciera que las familias concentran sus actividades no
laborales en el hogar y que recurren a unos supuestos medios, como la televisión, para su conexión con
otras esferas de la vida social. Sin embargo esas conexiones, esos consumos, parecen estar signados
por la irrelevancia y la indiferencia, una tonalidad casi siempre intrascendente para cubrir los largos
tiempos diarios de la TV. Cuando realizamos este tipo de reflexiones comenzamos a cruzar las huellas
encontradas en nuestra indagación empírica con nuestra lectura de algunos de los puntos de vista que
consideramos plantea Hannah Arendt en 'La condición humana' (1993) (6).
Hannah Arendt utiliza como referente para sus consideraciones sobre la condición humana, y para
"rastrear la alienación del hombre moderno" (1993, p. 18), una especie de tipo ideal localizable en la
Grecia clásica (7) en el cual se distinguen nítidamente una esfera pública y una esfera privada. Esa
esfera pública constituía en este modelo un espacio, un lugar de encuentro, de distinción y de
diferenciación. En la polis, los hombres podían encontrarse con los otros hombres pero al mismo tiempo
distinguirse de ellos, constituirse a través de la acción y el discurso.(8).
"La polis estaba calada en un espíritu agonal, donde todo individuo tenía que distinguirse
constantemente de los demás, demostrar con acciones únicas o logros que era el mejor." La polis "...el
único lugar donde los hombres podían mostrar real e invariablemente quienes eran." (Ibid., p.52).
A su vez, el trabajo (diferenciado de la labor (9) "la actividad correspondiente al proceso biológico del
cuerpo humano" [Ibid., p.21]) "proporciona un «artificial» mundo de cosas, claramente distintas de las
circunstancias naturales. " (Ibid., p.21) Afirma Arendt más adelante: "El mundo, el hogar, levantado por el
hombre en la Tierra y hecho con el material que la naturaleza terrena entrega a las manos humanas, está
formado no por cosas que se consumen, sino por cosas que se usan." (Ibid., p. 141)
La acción, que "corresponde a la condición humana de la pluralidad" y que es "específicamente la
condición (...) de toda la vida política" (Ibid., p.22), y que se expresa en la polis, como el mundo resultado
del trabajo y que no se extingue en el consumo, son los que permiten la trascendencia de la vida humana
e impiden la futilidad de la vida individual. Volvemos a citar a Arendt:
"Ante todo la polis fue para los griegos (...) su garantía contra la futilidad de la vida
individual, el espacio protegido contra esta futilidad y reservado para la relativa
permanencia, si no la inmortalidad de los mortales." (Ibid., p. 64) "Vivir juntos en el
mundo significa en esencia que un mundo de cosas está entre quienes lo tienen
en común, al igual que la mesa está localizada entre los que se sientan alrededor;
el mundo como todo lo que está en medio, une y separa a los hombres al mismo
tiempo.
La esfera pública, al igual que el mundo en común, nos junta y no obstante impide
que caigamos unos sobre otros." (Ibid, p.62)
Considerando puntos de vista como los precedentes -y quede claro que apenas apuntaremos algunas
perspectivas de Arendt- y considerando asimismo nuestras indagaciones, los resultados de nuestro
trabajo de campo, podemos plantear que la modalidad de recepción de los medios masivos de
comunicación, de la televisión, es de consumo. Se extingue en el acto y no deja huella. Podríamos
intentar alguna reconceptualización de consumo y uso en la cual la diferencia entre "consumo" y "uso" se
produjera según la diferencia de constitución de valor en la apropiación. Estableciendo una correlación -
en primer lugar- entre consumo, irrelevancia (en la apropiación) y ausencia de criterios de selección, y en
-segundo lugar- entre uso, relevancia de la apropiación y presencia de criterios de selección.
AUSENCIA CRITERIOS ELECCION
IRRELEVANCIA
CONSUMO
RECEPCION
USO
RELEVANCIA
PRESENCIA CRITERIOS SELECCIÓN
La perspectiva esbozada podría dar algunos frutos para precisar los estudios sobre recepción (10); sin
embargo, desde el punto de vista de Arendt pareciera que no tiene sentido hablar de uso -como
contrapuesto a consumo (11)-, dado que los que denominamos medios masivos de comunicación no
tendrían la entidad suficiente para convertirse en tales medios desde tal punto de vista.
Podríamos pensar que un medio es aquel producto del hombre (físico, físico y simbólico, simbólico) que
permite que los mismos hombres se distingan, se unan y a la vez se diferencien entre sí (que no se
confundan, que no se conviertan en una masa). Medio sería aquello que permite establecer relaciones
entre los hombres, pero relaciones tales que unan y diferencien. Los medios masivos de comunicación
no serían -sometidos a estas condiciones- medios y la recepción sólo podría dar lugar a consumo, a la
extinción en su consumo, a la intrascendencia, a la futilidad a la que se refiere Hannah Arendt, a la
alienización.
En los términos planteados ¿Tiene sentido hablar , como suele hacérselo, de una esfera pública
mediática? (12). La respuesta es no, dado que esta supuesta esfera pública no podría ser tal en cuanto
que lo que hoy denominamos mediático -articulado alrededor de los medios masivos de comunicación-no
constituyen una esfera donde los hombres -a través de la acción y del discurso- puedan unirse y
diferenciarse (constituirse en diferentes, poseer una identidad fuerte) ni establecen las acciones que
pueden hacerlos perdurar. No existiría hoy esfera pública -desde el punto de vista que ensayamos- y
menos aún esfera pública mediática.
Pero aún más, los medios no alcanzan a constituir un medio:
"...un mundo de cosas [que] está entre quienes lo tienen en común, al igual que la mesa está
localizada entre los que se sientan alrededor; el mundo como todo lo que está en medio, une
y separa a los hombres al mismo tiempo." (Ibid., p.62)
Si el objetivo era "rastrear la alienación del hombre moderno" (Ibid., p.18) ¿Podemos los hombres
reconocernos en la supuesta esfera pública mediatizada? ¿Podemos reconocernos en los medios
masivos de comunicación? Queda claro que no. Podríamos concluir con las palabras de Hannah Arendt
cuando afirma que nos hemos convertido en una sociedad de laborantes:
"Para una sociedad de laborantes, el mundo de las máquinas se ha convertido en un sustituto
del mundo real, aunque este pseudomundo no pueda realizar la tarea más importante del
artificio humano, que es la de ofrecer a los mortales un domicilio más permanente y estable
que ellos mismos." (Ibid, p.171).
Apenas hemos esbozado algunas de las múltiples reflexiones posibles a partir de los puntos de vista que
podemos leer en Hannah Arendt; pero, quizás, estas reflexiones ya no tengan sentido en unas
condiciones donde las innovaciones cosméticas son confundidas con pensamiento crítico, donde las
lógicas de la estadística y de los índices de audiencia funcionan como criterios de convalidación que se
extienden hacia todas las esferas de la vida convalidando lo fútil.
Bibliografía
Arendt, H. (1993) 'La condición humana'. Paidos. Buenos Aires.
Douglas, M. e Isherwood, B. (1990) El mundo de los bienes.
-Hacia una antropología del consumo. Grijalbo. México.
Habermas, J. (1981) Historia y crítica de la opinión pública. La transformación estructural de la vida
pública. Gustavo Gili. Barcelona.
Mata, M.C. (1997) Públicos y consumos culturales en Córdoba". Centro de Estudios Avanzados.
Serie Investigación 2. Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba (Argentina).
Morley, D.(1988) Family television: cultural power and domestic leisure. Routledge. Londres.
(1996):Televisión, audiencias y estudios culturales. Amorrortu. Buenos Aires.
Rey, Germán (1997) "Puertas y umbrales de la ciudad". En revista Dia-logos Nº47. Lima.
Silverstone, R. (1996) Televisión y vida cotidiana. Amorrortu. Buenos Aires.
Notas
1. Todas las negritas, como los cambios de tamaño de la tipografía, de las citas son nuestras.
2. No puede dejar de observarse, como bien nos lo apuntara el investigador riojano Ricardo Mercado
Luna, que la mediatización se produjo en condiciones de "excepcionalidad" dadas a partir del
retorno de la democracia y de Carlos Menem a la gobernación y más aún a partir de su asunción
presidencial en 1989. Sin embargo las ventajas comparativas respecto de provincias con historias
homólogas no se pueden considerar definitorias en cuanto al proceso de mediatización.
3. Aquí sólo nos referimos a ciertos aspectos de nuestra indagación y de nuestros replanteos, que
incluyeron la necesidad de retrabajar sobre un "marco teórico sustancial" en pos de lo cual
revisamos las teorías -que ya funcionaban como nuestros referentes claves- de Pierre Bourdieu y
Anthony Giddens.
4. Durante 1997 participamos de un seminario de estudio dirigido por Héctor Schmucler y María C.
Mata, en el cual trabajamos sobre el citado texto de H. Arendt. En buena medida, nuestras
disquisiciones son tributarias de los intercambios y reflexiones que en ese seminario se realizaron.
5. Habermas, haciendo referencia a esta obra de Arendt, observa: "Ese modelo de publicidad [de
esfera pública] helénica, tal como lo hemos recibido, estilizado por la autointerpretación de los
griegos, comparte desde el Renacimiento, con todos los llamados clásicos, la fuerza propiamente
normativa que ha llegado hasta nuestro días." (1981, p.44)
6. No corresponden aquí, dado que consideramos un tipo ideal al que abstraernos de condiciones
históricas particulares, las discusiones respecto de que la participación de los ciudadanos en la vida
pública estaba condicionada a la posición de oikdéspota (Habermas, 1981, p.43), a una posición de
privilegio permitida por la existencia de la esclavitud.
7. Mantenemos la traducción de Ramón Gil Novales de la edición de Paidós, advertencia necesaria
cuando existen discrepancias respecto de aquello que es traducido como labor y como trabajo.
8. Y creemos que merece la pena ensayar si ello sería efectivamente así.
9. Contraposición basada en que, entre otras cosas, en el uso no se verificaría la extinción ni la
indiferencia.
10. Arendt señala que lo público "En primer lugar significa que todo lo que aparece en público puede
verlo y oírlo todo el mundo y tiene las más amplia publicidad posible. Para nosotros, la apariencia -
algo que ven y oyen otros al igual que nosotros- constituye la realidad." (1993, p. 59) Y agrega: "En
segundo lugar, el término «público» significa el propio mundo, en cuanto es común a todos
nosotros y diferenciado de nuestro lugar poseído privadamente en él." (Ibid, p.61)
FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO DE LATINA EN BIBLIOGRAFÍAS:
Nombre de los autores, 1999; título del texto, en Revista Latina de Comunicación
Social, número 22, de octubre de 1999, La Laguna (Tenerife), en la siguiente dirección
electrónica (URL):