Revista Latina de Comunicación Social
16 – abril de 1999
Edita: Laboratorio de Tecnologías de la Información y Nuevos Análisis de Comunicación Social
Depósito Legal: TF-135-98 / ISSN: 1138-5820
Año 2º – Director: Dr. José Manuel de Pablos Coello, catedrático de Periodismo
Facultad de Ciencias de la Información: Pirámide del Campus de Guajara - Universidad de La Laguna 38200 La Laguna (Tenerife, Canarias; España)
Teléfonos: (34) 922 31 72 31 / 41 - Fax: (34) 922 31 72 54
ÁMBITOS - Revista Andaluza de Comunicación Número 1 - Año 1998
Facultad de Ciencias de la Información - Universidad de Sevilla
La prensa republicana de Sevilla ante las elecciones del 12 de
abril de 1931: el semanario Crítica
Lic. Concha Langa Nuño ©
Grupo de Investigación en Estructura, Historia y Contenidos de la Comunicación Universidad de Sevilla
Análisis histórico de la victoria electoral de los republicanos-socialistas, a través del semanario político Crítica. El 9 de abril nace
Crítica, declarándose por la libertad civil contra todo despotismo y en clara defensa de la República. Periódico caracterizado por
su alta calidad de composición y sus grandes titulares, estaba dividido en dos parcelas: una política y otra dedicada a la cultura.
Mediante el estudio de los artículos publicados en este semanario de crítica y opinión se ofrece una visión de la ciudad de
Sevilla y de España, envueltas por la incertidumbre. Los articulistas son importantes personajes, como Antonio Núñez de
Herrera, Diego Martínez Barrio o Antonio León. En opinión de la autora, Crítica se encuentra cercano al partido Republicano
Radical en Sevilla. Considera que fue uno de los más fallidos intentos de organizar una cobertura de los hombres de Martínez
Barrios en la capital.
No cabe duda que la caída de la monarquía española y la proclamación de la segunda República es uno de los momentos
fascinantes del siglo XX español por las características especiales que rodearon el caso. Al mismo tiempo, tampoco cabe duda
que la fuente hemerográfica ofrece un particular interés a la hora de aproximarse al pulso de la sociedad en la edad
contemporánea. Así, si una vía para acercarse a cualquier fenómeno de esta etapa histórica es la de acotar la opinión ''pública"
o "publicada" a través de la información ofrecida por los periódicos teniendo en cuenta sus diferentes ideologías, si se trata de
un semanario político, como es el caso de CRÍTICA, que se publicó justamente en ese momento de transición respondiendo a
unos ideales, y sobre todo, a unos fines concretos, encontraremos un excelente termómetro para averiguar la temperatura de
una de las variantes que intervinieron en tan complicado proceso.
El advenimiento de la República se produjo de forma algo "anormal", tras unas elecciones municipales cuyo proceso ha sido de
sobra estudiado. Baste decir que la caída de la dictadura llevaba a un callejón sin salida por, entre otras causas, la grave crisis
económica que, con sus secuelas de tensiones sociales, se proyectó sobre España. Se produjo así, un cambio en la "opinión
pública", manifestado en las revueltas estudiantiles y en la ausencia de confianza de los militares ante la figura del dictador. Por
estos motivo, Primo de Rivera dimitió el 28 de enero de 1930, iniciándose un periodo de transitoriedad con el gobierno del
general Berenguer. Sin embargo como dice Alvarez Rey:
"El problema político en que se debatía el país permanecía inalterable, con el agravante de que la España de 1930 no era ya la
de seis años atrás: la dictadura había vacunado a muchos españoles contra el miedo a la República, idea que se configura ya
como una alternativa viable al caduco sistema de la restauración que el general Berenguer piensa volver a implantar.
Desaparecido Primo de Rivera, quien estaba en peligro era el propio rey. (...) lo que va a dilucidarse a partir de entonces es la
continuidad o no de la institución monárquica. República o monarquía, éstas serán las dos ideas que polarizarán y configurarán
desde el primer momento a las fuerzas políticas sevillanas» (1).
Ante eso, es lógico que las diferentes fuerzas tomaran posiciones de modo que se operó una bipolaridad política e ideológica en
grado radical. Remitiéndome de nuevo al caso sevillano, por su significación y posible representatividad, la evolución de dichas
fuerzas ayuda a comprender la actitud de la prensa en relación con los acontecimientos políticos y la "opinión" vertida sobre los
mismos.
Sobre la capital hispalense han aparecido en los últimos años magníficos estudios que nos dan una perspectiva muy completa
sobre el período (2). Remitiéndonos a ellos, observamos la existencia por un lado del bloque de derechas o "monárquicos".
Formado por numerosos grupúsculos, se hallaba muy dividido, y en estos momentos se agrupó y reagrupó formando diferentes
coaliciones. Finalmente se presentó a las elecciones municipales de abril de 1931 en dos listas: la Concentración Monárquica
que compusieron los conservadores de antaño y la Unión Monárquica Nacional (prolongación de la Unión Patriótica
primorriverista); y la Coalición Liberal Monárquica, formada por los romanonistas, albistas y reformistas. La postura que tomaron
ambos sectores monárquicos es confusa. Calificada de "plural'' por Tusell y de "reduccionista" por Macarro, se ciñó a una
defensa de los principios tradicionales. De cualquier modo, este no saber permanecer unidos frente a un enemigo cada vez más
fuerte y la carencia de una propaganda inteligente encauzada a divulgar la importancia del momento histórico son algunas de
las causas que, para Tusell, ayudan a comprender la victoria electoral de los republicano-socialistas del 12 de abril de 1931.
En el otro lado del escenario político, figuraba el Bloque de Izquierdas, al que también se podría denominar "antimonárquico".
Formado por republicanos, socialistas y algunos liberales, había difundido un manifiesto cuyos puntos iban dirigidos a la
consecución de Cortes Constituyentes, soberanía nacional y liquidación por vía jurídica de la dictadura. En su seno había
decidido mantener la independencia de cada partido. De estos, el más fuerte era el Partido Republicano Radical, agente tiempo
atrás de un importante proceso reorganizativo bajo la dirección en la capital hispalense de Diego Martínez Barrio donde tenía su
plaza fuerte debido a una gran popularidad. Junto a él, los socialistas que, al contrario que en el resto del país, gozaban sólo de
discreta implantación. Por su parte, los liberales terminaron abandonando el Bloque por la presencia de los socialistas,
culminando de este modo el proceso de disgregación comenzado años atrás. La postura ante los comicios municipales de estas
fuerzas fue más allá de lo puramente local y, así, para los socialistas «el único dilema clave en el momento que vivían era optar
por la monarquía o la república, y todo lo que fuera distraer la atención del elector de esta opción era "una desviación del
camino revolucionario que sigue el proletariado español"» (3). Todavía más a la izquierda de éstos, se encontraban los
anarquistas, quienes carecían de una actitud política claramente definida con relación a las elecciones; y los comunistas, los
cuales se presentaron en solitario pues buscaban realizar unas elecciones revolucionaria en contra de una república burguesa
como la pretendida, según ellos, por los socialistas.
En cuanto a la prensa, en ese momento los diarios que veían la luz en la ciudad eran: El Correo de Andalucía, El Liberal, El
Noticiero Sevillano, La Unión y Abc. Su actitud ante las elecciones municipales de abril, y la proclamación de la república
dependió de su línea editorial. Comenzando por el decano de los periódicos sevillanos, El Noticiero Sevillano, respaldado por
hombres de conocida ideología liberal, su moderación le inclinó antes de las elecciones por la Concentración Monárquica, mas
al conocerse los resultados electorales, acató la decisión soberana del pueblo. El Correo de Andalucía, "diario católico de
noticias", órgano de la derecha católica sevillana, apoyó a la Concentración Monárquica, atacando a la coalición republicano-socialista,
actitud que mantuvo después, criticando la validez del advenimiento de la república. El Liberal, "diario de información
general", informó bastante de la acción de los republicanos- socialistas durante la campaña electoral. Tras proclamarse la
república, expresó su satisfacción esperanzada en el nuevo régimen. La Unión, "diario independiente" en este momento de
transición, fue el diario que más férreamente defendió los intereses monárquicos, recomendando votar a la Coalición
Monárquica. Cuando se conocieron los resultados de las elecciones, el mismo día 13, publicó un artículo titulado, 'Monárquicos
ayer; Monárquicos hoy más que ayer' de su director Domingo Tejera, en el que, defendiendo más fuertemente que nunca dicho
ideal. El Abc, diario monárquico, mantuvo una clara postura durante todo el periodo electoral en defensa de Alfonso XIII. Más
aún, a pesar de sorprenderse del triunfo de las izquierdas, reafirmó sus ideales monárquicos el día 14 de abril, aunque, por
respeto a la soberanía nacional, acató la república, sin renunciar a la lealtad a los principios de la monarquía alfonsina.
Como puede verse, unos diarios comprometidos ideológicamente pero dentro de un restringido abanico que incluiría la derecha
y un centro moderado. Se echa en falta una prensa de partidos que incluyese las tendencias de izquierda: no existen periódicos
del partido republicano radical o del socialista y muchos menos de tendencias más radicales.
Éste es el ambiente informativo en que se desenvuelve la prensa sevillana y en el que surge el semanario político y de
información CRÍTICA, que aparece el jueves 9 de abril, justo tres días antes de las elecciones, con un primer número de cuatro
páginas. El segundo lleva fecha del lunes 13 con los resultados obtenidos, más, debido a lo precipitado de los acontecimientos,
se publicó el día 14 incluyendo una serie de noticias de última hora, y dos páginas centrales que bajo un inmenso, ¡Viva la
República!, confirmaban la proclamación. Este número vio muy incrementado su contenido, de cuatro a catorce páginas,
añadiendo nuevas secciones. El tercer y cuarto ejemplares aparecen ya en su fecha, los lunes 20 y 27, manteniendo la
ampliación de espacio y secciones. El semanario, de tamaño tabloide a tres columnas, se caracterizó por su muy alta calidad de
composición, usando grandes titulares, e introduciendo dibujos, caricaturas y fotografías.
En el primer número, en su contraportada, aparece el propósito del semanario:
«CRíTICA nace, bajo la luz del sol, como una criatura fuerte y sana, a la que el libre oxígeno de la plaza pública ha de vivificar
los pulmones. No lleva este niño robusto una bandera en la mano, porque su bandera es la vuestra, lectores y amigos. Ha
nacido para vosotros, los que pensáis con el propio cerebro y no teméis el resplandor de las auroras. Es ingenuo y libre; esto es
todo. A veces, levantará entre las manos su propia hoja de papel, como un espejo. En él se reproducirá la vida, la vida que pasa
y la que quiere llegar. Este espejo crítico deformará, a veces, la imagen; pero será para tomarla más visible. Esta es su función
de glosador, de comentarista. No adulará a nadie, ni siquiera al pueblo. Su rótulo es la verdad, con las limitaciones subjetivas
que siempre tiene la verdad, que no es tan orgulloso que se crea infalible. No tiene partido, en cuanto un partido es frontera y
delimitación Pero tiene un gran partido: el de la libertad civil contra todo despotismo, amanezca por Levante o se obscurezca por
Occidente». Esta línea la defendió de principio a fin.
En el aspecto formal, el semanario se organizó en distintas secciones, claramente diferenciadas por una cuidada tipografía, que
se van incrementando al avanzar los números. Como es lógico, los editoriales, fundamentales para el conocimiento de la
posición sociopolítica del mismo, aparecen en primera página. En la segunda, encontramos en todos los números de CRíTICA,
Sonrisas y Comentarios, un apartado satírico de marcado carácter político y social. Realmente es éste su plato fuerte con
diferentes artículos de pequeña extensión, algunos firmados. Las demás secciones van a variar su emplazamiento a excepción
de Impactos, muy destacada tipográficamente, que ocupa la contraportada, con una serie de pequeños "flashes", de
elevadísimo tono satírico, sobre diferentes aspectos de la vida política y ciudadana. A partir del segundo número, en el que
aparece en la tercera, la sección El Panorama Nacional, incluye artículos de opinión, en su mayoría sin firma, y noticias
acompañadas de un breve comentario, que pueden ocupar más de tres páginas. El cuarto apartado es el denominado La Vida
en la Ciudad. De iguales características que el anterior, se ofrece como su continuación, a excepción del último número en el
que se encuentra antes. Tras ellas, en el número tres y de modo único se incluye un apartado sobre La Actualidad Mundial, de
información internacional.
Otras secciones que se mueven en el semanario son, en todos los números la dedicada a Arte y Literatura; y, a partir del
tercero, una sobre Cine y Teatro, y otra sobre Deportes. La primera, por su continuidad muestra la relevancia que se le dio al
aspecto cultural. Estaba compuesta por dos partes: la artística, y la de crítica literaria. Con respecto la primera, Núñez de
Herrera firmó un texto en todos los ejemplares, a excepción del tercero. Junto a esos, aparecen dos de Manuel Villalobos Díaz
sobre la crítica artística de la exposición de Bellas Artes. Una segunda parte bajo el epígrafe "Los Libros", hace juicio literario a
libros de muy diversa índole, en su mayoría ensayos publicados por el C.I.A.P. -Consorcio Iberoamericano de Publicaciones- de
Madrid. Las otras dos, Cine y Teatro, y Deportes -con noticias procedentes de la agencia "Noti Sport"-, muestran el intento de
abarcar la mayor cantidad de información por semanario conforme parecía consolidarse.
Por tanto, tras una primera mirada, un semanario dividido en dos claras parcelas, una primera parcela dedicada a la política,
completada por secciones culturales.
Como ha podido observarse, este semanario se presentó como expresión crítica y de opinión. Pero, ¿cuáles fueron los blancos
de esta CRíTICA? Básicamente los temas tratados los redujo a los de tremenda actualidad en ese periodo, y por ello, los
relacionados con los cambios políticos acaecidos en el país y en Sevilla. Eso sí, dada la velocidad histórica de los
acontecimientos, cada número reflejó las mutaciones habidas en la perspectiva de ese instante. De acuerdo con esto, el primer
número, editado en el final de un gobierno monárquico, tres días antes de las primeras votaciones habidas en España en siete
años, dedica su editorial A los electores que van a votar el domingo. En él, el semanario manifiesta ya su ideología, pues, tras
resaltar la importancia histórica de tales comicios al suponer un «recuento de votos contra la monarquía y cuanto ella representa
y defiende», pide al elector su repulsa contra «los que llevaron a España al caos económico, político, social y jurídico presente»,
y descalifica a todos los que habían representado a la dictadura. Frente a estos pide que se preste atención y apoyo «a los que
quieren acabar con la humillación, la opresión y la ruina del país y los habitantes... a los que representan, no la defensa de una
dinastía extranjera, sino a la libertad y la felicidad de los españoles». Por tanto, no es extraño que el editorial termine con un
«Votad la candidatura republicano-socialista» (4). A renglón seguido, el apartado Sonrisas y Comentarios, en idéntica
orientación incluyó tres pequeños artículos. De ellos destaca el titulado 'Cortes reconstituyentes' en razón a la mordacidad con
que ataca al gobierno, todavía monárquico, y a la posible reunión de Cortes Constituyentes. Hace en tono irónico un juego de
palabras entre Cortes Constituyentes y el «tónico reconstituyente» que el gobierno necesitaría para, a su juicio, poder continuar;
un «reconstituyente» hecho de la «carne del pueblo», recomendando a los «pastores» tengan cuidado de los «lobos de la
política». También ironiza mordazmente Antonio Núñez de Herrera en su artículo, 'Otoño en primavera' acerca de cómo las
«hojas amarillas» de las proclamas monárquicas tiradas al suelo, daban un aspecto otoñal a las calles sevillanas en plena
primavera. La página se completa con eslóganes propagandísticos, dirigidos a considerar el carácter político y no municipal de
las elecciones, la necesidad de la exigencia de un sufragio libre por parte del pueblo, y cómo la coalición republicano-socialista
persigue este propósito. El semanario concluye con unos Impactos en los que son elegidos como blancos los personajes
políticos de la dictadura; marqués de Torrenueva; Pedro Caravaca; Díaz Molero; Cruz Conde; La Cierva; el general Cavalcanti;
el general Saro.... y la Exposición Iberoamericana por su coste económico para los sevillanos, y su falta de utilidad. En la
columna central es donde se incluye el propósito del semanario citado párrafos atrás.
El segundo número -según se dijo- es el fechado el lunes 13, pero publicado el mismo día 14. 0 sea, su editorial se escribe en el
momento en que se acaban de celebrar las elecciones y se conoce el triunfo de las candidaturas de izquierdas, pero aún no se
ha proclamado la república. Es el único que aparece firmado y lo es por Mario Jocard. Lleva por título 'Poder social y poder
estatal'. En primera, a dos columnas una caricatura titulada 'Alegoría monárquica' -muestra una calavera dentro de su ataúd-,
con una cuña informativa debajo en la que, tras congratularse por el triunfo de las candidaturas republicanas, mostrando su fe
en que la república sea la salud y paz futura para España, se anuncia amplia información electoral en las páginas interiores.
Tras ello se inicia el editorial, en él que Jocard habla de la diferencia entre la España real y la oficial. Comenzaba afirmando la
existencia en España de un divorcio entre la voluntad nacional y lo que el estado traducía. El causante había sido para él la
restauración pues fue un régimen de ficciones en el que se llegó a legislar para sí en contra de los incluso llamados amigos,
conviviendo legislaciones y modos quasi feudales con una legislación social tan avanzada que aún su recuerdo hacía temblar a
la pequeña burguesía. Jocard concluía afirmando que «las dictaduras son siempre de clase. La rusa es proletaria y la italiana
burguesa. Para que no exista superposición despótica de ninguna clase social contra las otras no hay más fórmula de
convivencia humana que la democracia» (5) Esto sería lo que pretenderían ahora en España muchos hombres llamados
intelectuales. Jocard ponía su esperanza en que España aprenda a ser una democracia y olvide pasadas costumbres y errores.
Tras dos artículos aparecidos en la sección Sonrisas y Comentarios -sobre cómo la elocuencia del político profesional sirve para
captar a un rico indiano como concejal a cambio de su dinero-, y una caricatura del panorama electoral existente -compara la
Candidatura Monárquica Liberal con tres cadáveres anónimos solitarios sin nadie que los llore abandonados en la calle-, la
información nacional ocupa, en este número del 13 de abril, cinco páginas. Con un completo seguimiento a los resultados
electorales en el país y cuatro artículos de opinión. Antonio Núñez de Herrera en El estilo en la política, defiende que «el mal
fundamental de la política española es su estilo. (...) tiene tantos estilos como políticos. El estilo anula el ideario, la pauta y el
programa. Como el estilo es el hombre, la política, por traslación es el hombre también». Así pues, y a su juicio este
personalismo caudillista sería el mal principal del sistema político español, y sería también el responsable del derrumbe
monárquico. Núñez de Herrera llega a decir: «La política española ha sido en todo tiempo un estilo y una furrielería» (6). En la
cuarta página se reproduce parte del manifiesto de los intelectuales republicanos, Ortega y Gasset, Pérez de Ayala y Marañón,
especialmente los párrafos que atacan el alejamiento de la monarquía española respecto del pueblo, y muestran esperanza
hacia el nuevo estado republicano. La quinta plana estaba ocupada por un extenso artículo de José de Montes, 'La agonía del
régimen'. En él planteaba la enfermedad de origen del régimen de la restauración, experimento que se mantuvo por la falta de
interés político del pueblo español debido a la profunda división entre el estado y el pueblo. La clave era la imposibilidad de
democratización de la monarquía; por ello aseveraba que: «es imprescindible destruirla y levantar un estado nuevo que sea fruto
de estas esperanzas que hoy alientan en el corazón de los españoles» (7). La sección se completaba con diversas cuñas en
negrita, en una, un mensaje A las clases conservadoras - firmado con las iniciales R.M.- declaraba que los verdaderos hombres
de orden y auténticos conservadores eran los republicanos por actuar en conciencia con lo que deseaba la mayoría y por
requerir la restauración del «Derecho violado»
Los resultados electorales sevillanos aparecen en la sección La vida de la ciudad, con notas sobre los incidentes ocurridos o
información del conjunto de sufragios en los distritos afirmando que «Sevilla vuelve a encontrarse a sí misma». Es aquí donde
introduce unas opiniones de personalidades políticas; de Ramón Carande, (catedrático y de la agrupación al servicio de la
República); Hermenegildo Casas, (jefe de la agrupación socialista sevillana); Ramón González-Sicilia (vicepresidente del Partido
Republicano local); Moreno Gallego (presidente de la Juventud Republicana); y González Taltabull (secretario del partido
Republicano Autónomo de Sevilla), quienes muestran su entusiasmo por los resultados. Como telón de fondo y bajo la viñeta de
Impactos, unas víctimas: la Unión Patriótica y, sobre todo, la Unión Monárquica, a la cual entierra sin piedad. También un aviso
para que no se venda España, en forma de créditos, a Estados Unidos, como las demás repúblicas sudamericanas. Por último,
CRíTICA ofrece su amistad a los productores: «Ni las extorsiones de la Hacienda, ni los descuidos de los gobiernos, ni las
impalpables tendencias, de carácter ideológicos que cunden por ahí, y que, en definitiva, se traducen en nuevas persecuciones
contra los productores, encontrarán en nosotros cómplices silenciosos sino severos fiscales» (8).
El tercer número ve la luz el lunes 20 de abril, ya inaugurada la república; es decir entre el entusiasmo y la preocupación de una
España llena de incertidumbres ante la necesidad de desprenderse del pasado y emprender un futuro mejor. Ello se puede
observar en los dos editoriales que aparecen en la portada. El primero, con el título, 'Deberes de ciudadanía', hace una apología
de la democracia, a la que avala incluso con citas de doctores evangélicos, y un ataque a todas las formas dictatoriales: «todas
las dictaduras de minorías, sean favorables o adversas a los obreros, son un crimen, un gran crimen histórico». Unas ideas que
extrae del siguiente principio populista: «la fuerza no crea el derecho (...) El orden verdadero, es decir, el fundado en la voluntad
general, es sagrado». Así, el semanario recuerda los deberes implícitos en los derechos y más en el momento en que se
acaban de conseguir; deberes de ciudadanía, en suma, que formalizan su compromiso como medio de comunicación. El
segundo, bajo el enunciado, 'Nuestro caballeroso monarca', es utilizado como réplica a las amenazas hechas sobre una posible
vuelta del rey al poder. De ahí su fuerte crítica a la figura de don Alfonso de Borbón y su «última faena» en términos como estos:
«Pero la masculinidad es equivalente a dignidad y hay que reconocer que el que fue rey de España ha rematado su suerte
dejándose en España la dignidad real y la ordinaria» (9). Este anhelo de salir de la transitoriedad marca las diferentes secciones
del semanario. En esa línea, Sonrisas y Comentarios, después de satirizar la historia del típico medrador que hacía carrera
dentro de los viejos círculos oligárquicos y que, de repente, se pasa al bando republicano, reprocha la marcha de los
responsables por la blandura del gobierno al haber dejado ir a «los más altos responsables de los últimos años de ignomia»
gente para la que pedía la extradición pues, «amasaron una fortuna a fuerza de grandes estafas y vergonzosos corretajes» (10).
Dentro del Panorama Nacional, CRíTICA muestra su empeño por fundamentar teóricamente el nuevo régimen. Núñez de
Herrera en, Teoremas de la República lo hace recorriendo los diversos momentos históricos de la política española. Desde las
monarquías de Antiguo Régimen a la dictadura de Primo de Rivera, no había habido en España una verdadera democracia,
incluyendo los períodos constitucionales, «una tiranía al cuadrado servida por gente aldeana y apetente». Concluye afirmando
que al faltarle fuerzas al monarca y valor a los monárquicos se situaron «frente a frente, el rey y el pueblo; la tiranía y los
ciudadanos; la dinastía colonizadora y la nación; venció el pueblo» (11). El artículo termina con una aclaración muy al estilo del
pensamiento burgués diferenciando a este pueblo triunfador de la «plebe» que se «desmandó» el día quince en la calle.
La sección continúa con pequeños apartados compuestos de cuñas a modo de mensajes destinados a las clases media y al
pueblo en general. Destacarían los que fustigan a esas clases medias por no acreditarse a fondo como demócratas o por
despreocuparse de la política, y los que invocan un sentimiento colectivo para el mejor funcionamiento de la democracia.
También se ataca al régimen anterior en la figura de la Exposición Iberoamericana, y en los famosos arbitrios pagados por los
sevillanos para sufragarla. Ya en la quinta plana hay un artículo de colaboración firmado por Feijoó y Torres en Barcelona el 16
de abril sobre 'El error Maciá'. En él Feijoó, que partía de una posición radical-socialista y por ello federalista, sostenía que la
desmembración de la República Española en pequeñas nacionalidades era un groso error; rebatía la proclamación de la
república catalana desde la lógica electoral ya que entendía que en el referéndum del día 12 no sólo no ganaron los
separatistas, sino que únicamente a las Cortes correspondía la potestad para tal proclamación; por tanto, Maciá debía haber
esperado. Con todo, la opinión de Feijoó se completa con un editorial acerca de la desaparición del problema por la decisión de
Maciá de respetar el Pacto de San Sebastián, ante lo cual se congratulaban asintiendo: «la República tiene, sin duda, el favor de
Dios, porque los asuntos más arduos se resuelven en horas» (12). La sección se cierra con un pequeño artículo, de marcado
cariz literario, que propugna el optimismo para la «nueva edad» que se está viviendo en el mundo.
La vida de la ciudad refleja la constitución del nuevo ayuntamiento hispalense, relatando el acto social y político al efecto. Tras
aquel, reproduce un telegrama del ministro de Comunicaciones, Martínez Barrio agradeciendo un saludo del ayuntamiento, y
entre chistes satíricos antimonárquicos, escritos y caricaturas pro-republicanas, inserta un 'Saludo al gobernador': «CRíTICA,
que nació ha días bajo la amenaza del código de la dictadura, con vida asfixiada, hoy respira el libre oxígeno de la república, se
complace en saludar fraternal y respetuosamente al gobernador republicano» (13). La octava página acoge de modo único la
sección La Actualidad Mundial, con opiniones sobre la crisis de Rumania, -a causa de los afanes personalistas del rey Carol-, y
la política inglesa, -por la tensión del gobierno de coalición entre laboristas y liberales-.
Tras las secciones de Arte y Literatura; Cine y Teatro; y Deportes, este tercer número se cierra con los Impactos de una
contraportada en la que piden responsabilidades a las autoridades del anterior régimen, como Cruz Conde, y solicita la marcha
de los antiguos políticos, como Guadalhorce o los Ibarra. También censura a El Liberal por incluir unas declaraciones
comunistas, recordándole al diario de Laguillo que no se puede publicar «cualquier cosa», y que existe una frontera entre ellos,
los republicanos, y el «despotismo asiático». 0 sea, dando a entender que la libertad de prensa tiene su límite en la extrema
izquierda marxista.
El último ejemplar de CRíTICA presenta en primera plana dos viñetas en las que aparecen, a un lado, una manifestación
jubilosa a favor de la república y, en el otro, la figura alegórica de la misma amenazada por un fraile quien intenta apuñalarla por
la espalda, con el pie: «Realidad...» Tras ambas el editorial bajo el título 'Una nota del Sr. alcalde'. En él se habla del verdadero
y desastroso estado de la hacienda municipal tras los ayuntamientos de la dictadura. El escrito pide que se tomen medidas
contra los culpables de tales «líos gordos» y por ello: «ahora lo que hace falta es que se haga con todos, con los últimos y los
penúltimos, una sola redada y que sean entregados a los tribunales competentes» (14). En especial, se mostraba duro con el
Banco de Crédito Local por cobrar intereses de un préstamo no dado, y con Pedro Caravaca por haber pretendido demostrar un
superávit inexistente en las arcas municipales. Todo esto hace que el editorial termine con una irónica crítica la Unión Patriótica
a quien se acusa de adulterar «hasta las matemáticas».
La sección 'Sonrisas y Comentarios' está compuesta este último número por tres artículos. En el primero se hace una dura
crítica a la figura del Dr. Albiñana y sus Legionario de España. El segundo es un poema que, con el título 'El primado y la
primada', descalifica al cardenal Segura por su actitud respecto a la república. Su tema es el siguiente.
Quién os viera Cardenal
más metido en vuestra casa,
entre alfombras y tapices,
entre rezos y sotanas.
Ay, quién os viera Arzobispo
primados de las Españas,
recapacitando en que
ya se acabó la primada.
Quién os viera, Cardenal,
metido a la cura de almas
y no a negocios políticos;
propios de gente pagana.
Señor Cardenal Segura:
ya hay república en España.
Si nos va tan bien con ella,
¿por que vos con esa sana,
pedís que Dios la castigue,
que su maldición le caiga?
¿Por qué desde los altares
pedís a Dios su desgracia
si gracias a Dios le vino
tan divinamente a España?
Señor Cardenal Segura:
no maldigáis la muchacha,
que para suerte de ustedes
nació demasiado santa.
Curáos más de lo divino
que de las cosas humanas,
mirad que la Virgen fue
al fin una proletaria
y Jesús un socialista
mártir como los de Jaca.
Recordad que fueron reyes
quienes a Jesús mataran.
o maldigáis la República,
señor primado de España,
mirad que os estáis metiendo
en casullas de once varas,
y es la República ahora
quien paga vuestra soldada» (15) .
El texto es tan suficientemente esclarecedor de las ideas que merecía la posición del cardenal Segura a los hombres de
CRÍTICA que no necesita comentario. Eso sí, sobresale su sentido propagandístico en algunos versos resaltados en cursiva,
referentes a diversos temas: cómo la pobreza evangélica estaría más cerca de las ideas sociales que defiende la república; un
recuerdo a los llamados "mártires de Jaca"; y el ataque a la monarquía en la figura de quienes mataron a Jesús. Nótese pues
que no se hace en ningún momento un ataque a la religión, sino a las formas efectuadas por los representantes eclesiásticos.
Después de firmar Núñez de Herrera 'La guardia civil y los parados', en el que se comenta cómo el cuerpo de la benemérita por
fin puede hacer gala de su nombre pues, con la llegada de la república, ya no ha de obedecer órdenes contra los obreros, la
sección se completa con otra cuña propagandística que, por su claro mensaje, merece ser reproducida: «Los obreros que eran
recibidos a palos cuando pedían pan y trabajo, o, simplemente justicia, deben saber ahora esperar de grado puesto que antes
esperaron a la fuerza. Cualquiera actitud contra el Ayuntamiento y la República irá en contra del pueblo mismo en sus
organismos representantes» (16). Sin duda, le interesaba esta advertencia a la clase obrera para su contención y comedimiento,
en la medida de los logros de una república "burguesa".
En tercera 'La vida en la ciudad' continúa esa línea. Así, un artículo dedicado a los obreros en paro que acuden al ayuntamiento
a apuntarse en las listas de parados, denuncia cómo las derechas, en «fea maniobra demagógica», les utilizan para hablar de
una crisis que ya existía. Por su parte, el concejal republicano Manuel León Trejo firma un comentario satírico sobre una
información de Abc en el que, sarcásticamente, emite un gesto de comprensión hacia los que aún no aceptaban la proclamación
de la república.
El 'Panorama nacional' de este último número, sigue siendo una de las secciones más jugosas, con un grupo de artículos de
opinión de media extensión sin firma. En ellos se pueden observar las preocupaciones del medio por la república recién
estrenada. Así, el semanario pide que no se vuelva a usar la legislación por decretos; condena al general Martínez y Anido;
solicita que capital y trabajo no sigan caminando por separado para que, así, «en una misma lucha», se pueda conseguir un
futuro mejor; requiere que, para la correcta administración de los problemas de España, el gobierno no debería ser provisional
-«Este gobierno no puede ser provisional. Tiene muchos fines que rematar y muchas ocupaciones que cumplir. Puesto que
acabó con las partidas que merodeaban el país, es necesario que no acaben con él los partidos. Que el pueblo le sepa defender
de los partidos. Con la monarquía ha debido terminar, por ahora, el turno y el volteo de los partidos en el Gobierno de la nación»
(17)- ; vuelve a mostrarse preocupado por 'El federalismo y la cuestión catalana' remitiendo al punto de vista que apuntara ',
Cataluña puede ser una región autónoma dentro de la federación española, pero con el total consenso de los españoles y de la
Asamblea Constituyente y soberana, no por un condescendiente pacto del ambos gobiernos; reclama justicia para los mártires
de Jaca; y, continuando con la crítica al fenecido sistema monárquico, exige con un artículo denominado 'Exhortaciones', que se
respete al gobierno y se ayude «no sólo a reprimir los desmanes, sino también a la gigantesca y complicada tarea de reconstruir
la nación y la ciudadanía, sobre el montón de ruinas morales y materiales que nos han dejado toda una etapa de tiranías e
incomprensiones (18). Esta sección se completa con una última hora sobre la constitución de la Diputación provincial de Sevilla,
y un extracto de la 'Historia de la civilización ibérica' llamado 'La España contemporánea'; concretamente sentencia:«España
siempre fue una democracia. Lo fue en su estado de tribu; lo fue bajo el régimen municipal romano. La invasión de las
instituciones aristocráticas germanas o pudo destruir la anterior constitución de España ni enraizar en ella el régimen de
herencia y de casta, como lo hizo en el resto de Europa. Este hecho social-histórico, amalgamado con el carácter de la raza, con
la nobleza, el orgullo y la independencia personal, hizo de la península una democracia -ya militar, ya eclesiástica; ora
monárquica, ora oligárquicamente gobernada. El fondo, como las rocas ígneas, permanecía inmutable; lo demás eran
accidentes» (19). En definitiva, un apasionado alegato de la democracia de inspiración liberal.
Para finalizar, Impactos denuncia el «camaleonismo» de los políticos del antiguo sistema; pide responsabilidades para los
responsables del antiguo ayuntamiento; y avisa de la continuación del «caciquismo» en la creación de comités izquierdistas en
determinados pueblos dominados todavía por los antiguos «señores». En este último número aparece un pequeño recuadro
muy espectacular con el siguiente mensaje: «El gobierno y el ayuntamiento laboran por la solución de la crisis del trabajo con
toda actividad». Los obreros han de pensar solo en que el municipio se ha encontrado con las arcas vacías de dinero y con los
presupuestos llenos de débitos y líos./ Hay que aguardar a que los recursos se arbitren y los embrollos se desmadejen» (20).
Hasta aquí la descripción del semanario y sus contenidos.
Después de esta detenida y densa exposición sobre CRÍTICA, caben ciertas observaciones puntuales:
A. La notoria presencia de los trascendentales momentos que contextualizan el semanario. Aquí, destacar la importancia ya no
sólo del momento general sino del particular en que aparece cada número. Ello se puede observar desde el hecho de que,
viendo la luz tres días antes de las elecciones del 12 de abril, se caracteriza por su claro propósito electoral en beneficio de la
coalición republicano-socialista, con un ataque a la candidatura monárquica; un segundo que, escrito tras las elecciones y
publicado después de la proclamación de la república, muestra su alegría por el triunfo republicano-socialista, alegría que se
desborda al conocerse la proclamación republicana; y finalmente un tercer y cuarto ejemplares donde muestra, conseguido el
triunfo deseado, un interés por dar fin con todos los restos del anterior sistema político y, sobre todo, la búsqueda de amplio
apoyo social, desde la burguesía al proletariado, para la construcción de la república.
B. Una temática mayoritariamente política, o totalmente si exceptuamos las secciones dedicadas a arte, literatura y deportes.
Podría dividirse en dos bloques. El primero, al que denominaremos artículos antidinásticos, ataca abiertamente al anterior
régimen. Los ataques están destinados a demostrar tanto la incapacidad política, que había llevado al país al desastre, como la
ineptitud de sus representantes, desde la figura del monarca hasta la de los viejos caciques. El segundo bloque sería el
dedicado a lo prorrepublicano. Estaría compuesto por: la propaganda republicano-socialista para las elecciones; una apología
de la democracia como único sistema válido; la continua llamada a la ciudadanía para conseguir una ayuda al nuevo sistema; un
intento de concienciación a la pequeña burguesía y de los obreros de las excelencias republicanas, al mismo tiempo que se pide
su paciencia; y finalmente, la total afirmación de un futuro dorado para el país con la república.
C. La autoría de los artículos que se debe a importantes personajes de la vida política sevillana como Antonio Núñez de Herrera,
editor del semanario con toda seguridad, y hombre de confianza de Diego Martínez Barrio en Sevilla; o Antonio León Trejo,
elegido síndico del ayuntamiento por el Partido Republicano en las elecciones del doce de abril. Hombres que dentro del mundo
político sevillano, estaban relacionados con la coalición republicano-socialista.
Por tanto, para concluir, tenemos un semanario más político que de información y que, autodenominado apartidista, actúa como
órgano de propaganda prorrepublicano en un periodo electoral en el cual se muestra muy cercano a los intereses de la coalición
republicano-socialista. Sin embargo, una lectura más detenida me inclina a opinar que el semanario se encuentra más cercano a
los intereses del Partido Republicano Radical en Sevilla, y ello en razón a que, de un lado, los nombres que aparecen son los de
los hombres de Martínez Barrio en la ciudad, y de otro el que las ideas insertadas no responderían tanto a un pensamiento
socialista como a unos mensajes proburgueses de ayuda a las clases industriales y comerciales. Esto último respondería a la
procedencia burguesa de este grupo republicano.
Por todo ello, y por su corta duración, entiendo que este semanario fue uno más de los fallidos intentos de organizar una
cobertura propagandística de los hombres de Martínez Barrio en Sevilla. En este sentido, CRíTICA sería el proyecto de un
órgano de propaganda en pleno periodo electoral, del mismo modo que se volvió a intentar en las primeras elecciones
republicanas del 28 de junio con el "diario republicano de Andalucía" EL PUEBLO, del que fue director Antonio Núñez de
Herrera. De este sólo existen doce ejemplares, de los cuales el primero data del mismo día 28 de junio de 1931 para volver a
ver la luz, -año 1, núm. 1- el 8 de julio del mismo año. Martínez Barrio pues, no llegó a conseguir su propósito, en todo el periodo
republicano, de organizar un órgano periodístico de propaganda en Sevilla, pese al gran apoyo electoral de que gozaban en ella
(21).
Notas
(1) ALVAREZ REY, Leandro: Sevilla durante la dictadura de Primo de Rivera. La Union Patriótica Sevillana. 1923-1930.
Diputación Provincial de Sevilla. Sevilla 1987. p.255
(2) Entre ellos destacan; MACARRO, José Manuel: La utopía revolucionaria. Sevilla en la Segunda República. Monte de Piedad
y Caja de Ahorros de Sevilla, Sevilla, 1985. TUSELL, Javier: La crisis del caciquismo andaluz. (1923-1931). CUPSA, Madrid,
1985. BRAOJOS, ALVAREZ, PARIAS: Sevilla en el siglo XX (1868-1950). Universidad de Sevilla, Sevilla, 1990. Y ALVAREZ
REY, Leandro: Sevilla durante la Dictadura de Primo ... Op. cit., y La derecha en la II República: Sevilla, 1931-1936. Universidad
de Sevilla, Sevilla 1993,
(3) MACARRO, J.M.: La utopía revolucionaría ... Op. cit., p. 103.
(4) CRíTICA 9-1V-1931, p. 1.
(5) CRíTICA del 13 de abril de 1931 p. 1.
(6) CRíTICA del 13 de abril de 1931 p. 3.
(7) CRíTICA del 13 de abril de 1931, p. 5.
(8) CRíTICA del 13 de abril de 1931 p. 314
(9) CRíTICA del 22 de abril de 1931 p. 1.
(10) CRíTICA del 20 de abril de 1931 p. 2.
(11) CRíTICA 20- IV-1931, pp. 3-4.
(12) CRíTICA20-IV-1931, p. 5.
(13) CRITICA, 20-IV-1931, p. 7.
(14) CRITICA, 27-IV-1931, p. 1
(15) CRíTICA, 27-IV- 193 1, p. 2.
(16) CRITICA, 27-IV-1931, p.2
(17) Ibídem, p. 6.
(18) Ibídem, p.7.
(19) Ibídem, p.6.
(2r) Ibídem, p. 12.
(21) BRAOJOS GARRIDO,A: "El regionalismo autonomista andaluz en la prensa sevillana (1900-1936) , En" Nacionalismo y
Regionalismo". Córdoba 1986. p. 101.
FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO EN BIBLIOGRAFÍAS:
Langa Nuño, Concha(1999): La prensa republicana de Sevilla ante las elecciones del 12 de abril de 1931: el
semanario Crítica. Revista Latina de Comunicación Social, 16. Recuperado el x de xxxx de 200x de:
http://www.ull.es/publicaciones/latina/a1999iab/104langa.htm