Revista Latina de Comunicación Social
47 – febrero de 2002
Edita: Laboratorio de Tecnologías de la Información y Nuevos Análisis de Comunicación Social
Depósito Legal: TF-135-98 / ISSN: 1138-5820
Año 5º – Director: Dr. José Manuel de Pablos Coello, catedrático de Periodismo
Facultad de Ciencias de la Información: Pirámide del Campus de Guajara - Universidad de La Laguna 38200 La Laguna (Tenerife, Canarias; España)
Teléfonos: (34) 922 31 72 31 / 41 - Fax: (34) 922 31 72 54
Figuras del otro: formas de la diferencia en la prensa argentina
actual
Lic. María Ximena Ávila Barei ©
Córdoba (Argentina)
Resumen
El presente trabajo se plantea leer algunas de las formas actuales de construcción del discurso acerca del "otro" en circulación
en nuestra sociedad.
El tratamiento de la información en la prensa gráfica muestra formas de discriminación de los sujetos que se perciben desde la
"diferencia", sea ésta sexual, racial, ideológica o cultural, y entran en juego operaciones complejas que en la actualidad se
entienden como actitudes discriminatorias aún cuando no lo parezcan explícitamente. Históricamente, estas operaciones han
estado en relación con los intereses simbólicos y los juegos de poder de los grupos sociales.
Desarrollamos breves consideraciones acerca de la construcción social del discurso estigmatizante y ejemplificamos con
distintos modos de circulación de este discurso en la actualidad.
1. Subjetividades e imaginario social
Nos preguntamos inicialmente acerca del modo en que la combinación de fuerzas de los discursos sociales y los juegos de
poder dan existencia a la construcción del entramado particular que conforma ciertos discursos periodísticos de carácter
denigratorio que constituyen finalmente una forma de exclusión de los sujetos.
Sabemos que el discurso social (Angenot, 1992) contribuye a sostener el imaginario social y cómo ofrece a los sujetos figuras
de identidad -de sí mismo- y de identificación -del otro- fuertemente marcadas por los prejuicios epocales.
El lenguaje crea imágenes de lo real y concretiza los modos en que la sociedad refuerza o modifica sus representaciones de
mundo. Crea objetos "invisibles" que el psicoanálisis entiende ligados al principio del placer y al principio de la realidad. Pero la
realidad es también una construcción -una "significación imaginaria", dice Castoriadis, es decir que está dotada de sentido para
los sujetos (1999).
Lo que aquí nos interesa pensar es cómo en el presente la institución periodística ha impuesto una clausura sobre el hacer de
ciertos sujetos y pensar a esta clausura críticamente.
Para la psicología clásica, cada persona constituye un sujeto independiente en el universo, un sistema motivacional y cognitivo
singular, único, delimitado e integrado, que es el centro de la conciencia y de la vida emocional.
Sin desestimar este paradigma, pero desde otro punto de vista, a los estudios centrados en el discurso y la ideología les
interesa explorar las posibilidades de definir al sujeto como resultado del proceso humano de la "interacción" que produce
significados por medio del uso del lenguaje. Y el lenguaje nos precede. Está cargado de evaluaciones sociales, de ideología, de
maneras de mirar el mundo. En el lenguaje, crear nuevos significados, implica recuperar discursos y recrearlos. En el mejor de
los casos, no somos más que coautores de discursos en permanente cambio, inmersos en historias que vienen del pasado y
que se transforman al circular en contextos actualizados.
Esto hace que la naturaleza de nuestros discursos y la de nuestras subjetividades sea en realidad, un fenómeno intersubjetivo:
el producto de decirnos a nosotros mismos, a los otros y de leernos en los discursos que otros dicen sobre nosotros y/o a
nosotros.
La compleja red de discursos es el producto de intercambios y prácticas sociales, del dialogismo y la polifonía propias de todas
las culturas que alteran en mayor o menor medida su imaginario, según la fuerza que imponen los cambios históricos.
Entendemos con Edgar Morin (1994) que el principio de incertidumbre -utilizando metafóricamente una noción de la física
cuántica (1994)-, es el que rige la constitución de las subjetividades: el sujeto es una organización biológica pero también
cognitiva y por lo tanto, su asociación con las nociones de exclusión e inclusión, marca la imposibilidad de determinar
exactamente quién habla: si soy yo, si soy hablado, si alguien habla por mí, tal como observara Bajtín. De allí que sea
necesario, desde nuestra perspectiva, pensar a la subjetividad/intersubjetividad dentro del dinamismo de los discursos sociales.
Pero -creemos nosotros-, que es justamente el discurso el que se ofrece como regulador de esta incertidumbre porque los
sujetos producen activamente determinados tipos de discursos que están regidos por reglas más o menos comunes a todos los
grupos -el discurso de la xenofobia o las formas de estigmatización, por ejemplo, se sostienen en el principio de exclusión que
ha sido una constante en todas las historias de las culturas-, pero les otorgan sentido sobre la base de procedimientos
compartidos por el grupo social o la comunidad a la que pertenecen.
La constitución discursiva del imaginario ofrece a los sujetos representaciones de mundo dotadas de sentido: saberes
doxásticos que imponen tabués y censuras, tópicas y retóricas del lenguaje e ideologemas dominantes o emergentes.
Si bien el discurso estigmatizante es patrimonio -en mayor o menor medida- de todas las comunidades, en sus manifestaciones
prácticas y de lenguajes no es igual con respecto a las evaluaciones acerca de los comportamientos, la raza, la sexualidad, el
género o la clase social. En uno u otro caso, hay concepciones en mayor o en menor grado restrictivas, intolerantes o violentas.
Las marcas de la identidad y de la alteridad, tienen que ver con las historias de cada cultura, con los procesos de socialización
impuestos a los sujetos, por aquello a lo que una sociedad otorga sentido (en este caso el "otro" suele ser quien transgrede los
límites del territorio, de la sexualidad permitida, las divisiones de clase, etc.) y por lo tanto, aquellas significaciones imaginarias
en las que los individuos se reconocen.
Y el discurso refuerza, se mueve en las fronteras o desarticula estas doxas para crear otras nuevas.
¿Cómo opera particularmente, el discurso discriminatorio en relación con estas significaciones imaginarias?
Creemos que al reforzar la hegemonía, opera como elemento de control social y limita fuertemente la posibilidad de alteración
de las significaciones sociales operando siempre desde el interior de su clausura.
Porque justamente el modo en que las sociedades sostienen discursos de exclusión devela el hecho de que toda significación
social puede volverse antinómica, es decir, que hay sujetos -y discursos- que trabajan entre sus fisuras y pueden resultar en
mayor o menor medida "peligrosos".
De esta manera posibilita que los integrantes de una comunidad sostengan, muchas veces sin saberlo, la certeza de que el
origen de un saber, una creencia, un modo de mirar el mundo, un sistema de valores, está en discursos sociales internalizados
como verdaderos, y sea incapaz de establecer nuevas reglas y de pensar como suprimibles antiguas prohibiciones.
Lo que todos sabemos es que ciertos sujetos o ciertos grupos se sitúan no en la clausura de orden centrípeto, sino en las
fronteras, en umbrales de inestabilidad desde donde fisuran de los modelos a través de los cuales las sociedades autoorganizan
su imaginario y se perciben. Ellos suelen ser el blanco de la discriminación.
¿Qué discursos de exclusión vehiculiza la prensa y qué acciones provoca?
La autorepresentación positiva de unos (Nosotros) y la representación negativa de los otros (Ellos) parece ser una propiedad
fundamental de las formas sociales de estigmatización -es extranjero, es loco, es negro, es homosexual, etc.- a través de las
cuales se definen la identidad y los intereses de los grupos.
Este discurso puede observarse como patrón organizativo de un gran número de creencias y acciones (ideológicas por
antonomasia) de los miembros de una cultura. Y se manifiesta en representaciones sociales que, como veremos, representan,
ponen de manifiesto actitudes estigmatizantes, discriminatorias y de exclusión que se sostienen en prejuicios sociales.
Los juicios previos
Lo que cuenta en la construcción del pre-juicio son los intereses y valores del grupo que representa negativamente -estigmatiza-al
otro, como diferente, desviado o peligroso.
El contexto, es decir, dimensiones pertinentes a la estructura social, al imaginario y las relaciones de poder, se pone en
evidencia frente a sujetos que tienen interpretaciones, evaluaciones del mundo y creencias diferentes.
Sabemos que todo conocimiento de mundo está constituido por creencias social y culturalmente compartidas, evaluaciones que
sirven a un grupo para pensar lo que es verdadero y lo que es falso, lo que es agradable o desagradable, lo permitido y lo
prohibido, etc.
La historia relatada por Carlo Guinzburg sobre Menocchio, un molinero italiano del siglo XVI, muerto en la hoguera por orden del
Santo Oficio, muestra claramente de qué manera se discursivizan en una época ciertas representaciones de mundo, un
imaginario que no se limita a lo que existe sino que comprende todo el sistema de creencias que fundamentan un conocimiento
compartido. Como Galileo en la misma época, Menocchio comenzó discutiendo el uso del latín:
"la opresión que ejercían los ricos sobre los pobres mediante el uso, en los tribunales, de una lengua incomprensible como el
latín" (Guinzburg; 1981: 42)
siguió con la discusión de la virginidad de María y la santidad de Cristo y finalizó sosteniendo que el diseño del universo era
similar al de un enorme queso con orificios por donde circulaban los gusanos, idea propia de la cultura popular de la época,
como lo demuestra Guinzburg y de los ámbitos de la literatura herética. Pero este saber y esta literatura tenían una circulación
clandestina y estaban prohibidos de antemano por la iglesia. De modo que el juicio a Menocchio, ya era "cosa juzgada", pues
partía de un pre-juicio, un juicio previo sancionado desde las estructuras del poder.
Actualmente sabemos no solo que la Tierra gira alrededor del Sol, sino que la idea del Universo como un gran queso horadado
no es en absoluto descabellada y se aproxima bastante al diseño que han propuesto los astrofísicos en el siglo XX. Solo que en
el siglo XVI la metáfora no respondía de ningún modo al imaginario de la época. Y el molinero Menocchio fue quemado por
hereje.
Episteme y doxa -conocimiento científico y saber popular- no estaban profundamente divorciados y sin embargo comenzaban a
mostrar en cada uno de sus cuerpos (marca, señal, huella, lesión, orificio, trastorno), una fractura por donde habría de entrar el
pensamiento disidente.
Guinzburg señala claramente en su investigación las analogías entre una y otra cultura como coincidencia entre
"... las tendencias de fondo de la cultura campesina y la de los sectores más avanzados de la alta cultura del siglo XVI. Explicar
estas analogías mediante la simple difusión de arriba abajo, significa aceptar sin más la tesis insostenible, según la cual las
ideas nacen exclusivamente en el seno de las clases dominantes. El rechazo de esta explicación simplista indica, por una parte,
una hipótesis mucho más compleja sobre las relaciones... entre cultura de las clases dominantes y cultura de las clases
subalternas" (pág.184)
3. La discriminación
Nos preguntamos: ¿cómo opera actualmente la victimización del otro mediante el discurso social dicriminatorio?
Sabemos que el discurso social es "todo lo que se dice, todo lo que se narra y argumenta en un estado dado de sociedad" (Marc
Angenot, 1992). Cuando decimos "discurso social discriminatorio" agregamos un complemento que limita el "todo" angenotiano,
imposible de aprehender.
Sabemos también que el Discurso Social Hegemónico (DSH) se manifiesta en formas legítimas del lenguaje, comporta tabúes y
censuras, legitima hegemonías e impone ideologías. En el caso del discurso discriminatorio, se hace hincapié en la circulación
de un sistema de valores legitimados socialmente que hacen posible de ser estigmatizado (y catalogado como "otro-diferente")
al sujeto a quien se atribuye la no observancia de los valores legitimados, la diferencia con el poder.
Las operaciones de estigmatización desde el discurso periodístico se manifiestan, según nuestro criterio, de varios modos:
Se estigmatiza según tabúes y censuras que se adscriben a formas de sexualidad: ser gay, ser travesti, ser lesbiana, ser
prostituta. Por eso se ocultan todas las formas de la prostitución, los llamados "actos sexuales perversos", se discrimina (incluso
legalmente) a la madre soltera y a las parejas homosexuales.
Ejemplos:
- “Se trata de gente que con solo mirarla se adivinan qué hacen” (travestis y prostitutas) – Clarín, 20 de marzo de 2001.
- “Como se trata de una travesti, la policía y la justicia no hacen nada para resolver el caso” – La Voz del Interior, 10 de marzo
de 2000.
La discriminación opera de manera dominante sobre los atributos de la inteligencia: o se es tonto o se es loco. El primero es
fruto de toda clase de ridiculización y basta solo pensar en los chistes "de gallegos" (entre los argentinos), "de argentinos" (entre
los españoles), "de belgas" (entre los franceses), etc., para ejemplificar: el tonto, el loco, el raro, no entiende los códigos del
discurso hegemónico y por eso provoca risa.
El choque de culturas o la traslación de un sujeto de un espacio al otro lo estigmatiza como "ignorante", "torpe", "inculto", "raro",
"insoportable", etc. Este discurso discriminatorio muestra formas ocultas o explícitas de la xenofobia.
El DSH que estigmatiza aún más desde el poder, es el de quien piensa fuera del canon dominante. A veces la peligrosidad
radica en la independencia de una inteligencia o un pensamiento creador (los artistas "raros"). No responde fácilmente a los
moldes del DSH, a lo que "debe" decirse o hacerse. Al salirse del canon, se "vuelve loco" o "es raro". Y en una sociedad
acostumbrada a "vigilar y castigar", el discurso acerca de la supuesta locura de alguien, es sumamente creíble.
Ya sea "manso", "lindo" o "peligroso", el supuesto "raro" o "loco" es estigmatizado porque socava seguridades o corroe verdades
dogmáticas. Habla aquello que para otros (o alguien) no es decible o tolerable.
Ejemplos:
- “Si hay un tipo piola, realmente piola en la televisión de estos días ese tipo es sin duda el Gran Hermano”. Clarín, 19 de agosto
de 2001
3. Se estigmatiza atribuyendo a alguien vicios y adicciones condenables: el alcoholismo, la drogadicción, la ludopatía y más
recientemente, los fumadores empedernidos.
Acá, el discurso social roza lo no dicho o lo dicho entre líneas o en baja voz, utilizando casi siempre los mecanismos del chisme,
del rumor y del chiste por medio de formas no legítimas del lenguaje que componen un sociolecto compartido: "se emborracha
todos los días", "se zarpa por la noche", "se da con todo", "fuma como un murciélago", "se juega todo", etc.
La imagen estereotipada de los chistes sobre borrachos por ejemplo, se contrapone en apariencia al dogmatismo y seriedad de
las normas sociales, pero en realidad sostiene una doxa que corrobora los límites de lo aceptable.
Ejemplos:
- “Los verdaderos asesinos estaban todos faneados” – La Voz del Interior, 18 de agosto de 2001.
- “Que George hijo fue alcohólico, estudiante mediocre, empresario en quiebra y político por obligación, ya no es una novedad”.
La Voz del Interior, 16 de septiembre de 2001.
3. Desde la más remota antigüedad, se discrimina atribuyendo a alguien enfermedades graves, incurables en su época o
contagiosas. En siglos anteriores se discriminaba a los portadores de lepra, de sífilis o peste.
Ahora, ligado a la estigmatización sexual, está el Sida; y por supuesto, en relación con el tema "locura", toda clase de
enfermedades psíquicas y psicosomáticas, aún aquellas vinculadas con el uso de las nuevas tecnologías y también, su simple
enunciación merece una serie de discursos descalificantes a nivel de doxa (que vehiculiza de manera ingenua las formas del
DSH): "se volvió loco", "está de la nuca", "que vaya a terapia", “es un fanático”, "tiene un trauma infantil", "hay que comprenderlo
porque es hijo de padres separados", "que lo encierren en un loquero", etc.
Ejemplos:
- “Lo único que necesita es conectarse junto con otros fanáticos de la red, para que la realidad se disuelva, los pensamientos se
desvanezcan”. Revista Noticias, 18 de marzo de 2000.
- “Hombres jóvenes, socialmente incapacitados” (los denominados ciberadictos). Revista Noticias, 18 de marzo de 2000.
5. Se discrimina por pertenencia a otro país, zona de frontera, raza, etnia, color de piel, costumbres o rasgos culturales. Es
común en Argentina llamar “gringos” a los italianos, “gallegos “ a los españoles, turcos, “perucas” a los peruanos, “bolita” a los
bolivianos, etc. Como ya hemos dicho, las marcas de la identidad y de la alteridad, tienen que ver con las historias de cada
cultura, con los procesos de socialización impuestos a los sujetos, por aquello a lo que una sociedad otorga sentido (en este
caso el "otro" suele ser quien transgrede los límites del territorio, quita el trabajo o impone nuevas costumbres) y por lo tanto,
aquellas significaciones imaginarias en las que los individuos se reconocen.
Ejemplo:
- “Los ilegales, que a veces son mujeres, incluso embarazadas, tienen que desaparecer tierra adentro para evitar las patrullas
de control”. Clarín, 19 de agosto de 2001.
- “Reúne condiciones ideales para ser proclamado el enemigo público número uno del mundo occidental, por sobre todo, es
musulmán”. La Voz del Interior, 16 de septiembre de 2001.
6. Se discrimina por edad y clase social a los niños de la calle, los habitantes de las villas miserias, los
jóvenes de pertenencias diferentes (villeros, rockeros, cuarteteros, etc.)
Ejemplos:
- “Hay varios aguantaderos donde se refugian los que vienen escapando de la policía” (villeros) – Clarín, 19 de agosto de 2001.
- “Estuvieron pululando en el estacionamiento, un lugar exclusivo para socios” (barrabravas) – Clarín, 19 de agosto de 2001.
7. Por último, se discrimina por filiación política según el gobierno de turno o las ideologías dominantes.
En la Argentina de los 80, las Madres de Plaza de Mayo eran llamadas “las locas de Plaza de Mayo”, solo porque emprendieron
una lucha sin pausa en búsqueda de sus hijos y nietos desaparecidos. En la actualidad “las locas” son otras mujeres cercanas al
poder que se han atrevido a denunciar la existencia de mafias y de graves casos de corrupción (Caso Zulema Yoma, quien
denunció la existencia de mafias en el poder menemista o caso Elisa Carrió, quien denuncia actualmente, en medio de un gran
silencio y vacío a su alrededor, la existencia de poderosos intereses políticos y económicos ligados al narcotráfico).
Ejemplos:
- “Felizmente, sesudos politólogos acudieron rápidamente para cubrir ese vacío...” La Voz del Interior,
16 de septiembre de 2001.
Inserto en una red de relaciones intersubjetivas, de discursos, instituciones y poderes, este sujeto-otro, no es, sin embargo, un
sujeto aislado. Pero su práctica y su discurso generan la distancia, el juego de la diferencia y la consiguiente réplica
estigmatizante.
El sujeto no ha dicho o hecho tanto lo opuesto, sino algo distinto, algo-otro, generalmente una percepción "distorsionada" del
mundo que pone en evidencia los errores de la ciencia, la hipocresía de la moral o las costumbres, el estado policíaco, la
corrupción de los poderes, etc., que se sostienen en ciertos discursos hegemónicos como necesidad de imponer
homogeneidades y sumisiones sociales.
Como señaláramos inicialmente, el discurso contribuye a crear el imaginario social y ofrece figuras de identidad y de
identificación -en este caso, del otro en tanto "diferente" y por lo tanto, estigmatizable- fuertemente marcadas por los prejuicios
epocales.
De este modo, la sociedad refuerza o modifica sus representaciones de mundo, elimina el disenso y dota de un cierto sentido al
mundo que nos rodea imponiendo una clausura sobre el hacer de ciertos sujetos.
Asimismo, el periodismo como generador de discursos y contradiscursos sociales también ofrece figuras de identidad y de
identificación a veces marcadas por prejuicios que se alejan del discurso de la verdad objetiva informativa que rige la ética
profesional como una de las principales reglas a respetar. De esta manera posibilita que los integrantes de una comunidad
sostengan, muchas veces sin saberlo, la certeza de que el origen de un saber, una creencia, un modo de mirar el mundo, un
sistema de valores, está en discursos sociales internalizados como verdaderos, como es el caso de la prensa, y sea incapaz de
establecer nuevas reglas. Aunque en algunos casos estos juicios se disfracen de citas textuales, tomadas de algún entrevistado,
el énfasis que se les adjudique en el discurso puede reforzar o modificar las evaluaciones del mundo generando en su práctica
distancias, diferencias, estigmatizaciones y exclusiones.
BIBLIOGRAFIA
ANGENOT, Marc; (1992) "CIADEST. Presentación del centro de investigación" en Revista Social Discourse/discourse social.
Vol. IV, Nos. 1 y 2. Hiver/Winter. pags.13-15. Montreal, Canada. (Trad. S. Barei, UNC, 1997)
CASTORIADIS, Cornelius; (1998) Hecho y por hacer. Pensar la imaginación. Ed. Eudeba, Buenos Aires.
----------------------; (1999) Figuras de lo pensable, Ed. Frónesis-Cátedra. Universitat de Valencia.
CROS, EDMOND; (1986) "Introducción a la sociocrítica" Rev. de Artes y Letras Káñina. Universidad de Costa Rica, Vol. X. págs.
69-83.
------------; (1991) "Interdiscursividades" en MALKUZINSKI, M- Pierette; Sociocríticas. Prácticas textuales. Culturas de fronteras.
Editions Rodopi, Amsterdam.
DELACAMPAGNE, Christine; "Los otros" en Doce Lecciones de Filosofía (1993); Ed. Juan Granica, Barcelona.
FOUCAULT; (1992) El orden del discurso, Ed. Tusquets, Buenos Aires.
GINZBURG, Carlo; (1981) El queso y los gusanos. Muchnik Editores, Barcelona.
MACKIE, J.L.; (2000) Ética. La inversión de lo bueno y lo malo. Gedisa Editorial. Barcelona.
MALKUZINSKI, M- Pierette; (1991) Sociocríticas. Prácticas textuales. Culturas de fronteras. Editions Rodopi, Amsterdam.
MORIN, Edgar; (1994) "La noción de sujeto" en Dora FRIED SCHNITMAN (comp.) Nuevos paradigmas. Cultura y subjetividad.
Ed. Paidós, Barcelona - Buenos Aires.
SÁNCHEZ-BRAVO CENJOR, A.; (1979) Periodistas: mensajeros, escribas y retóricos. Ediciones Pirámide, S.A. Madrid.
STEIMBERG, Oscar - Traversa Oscar; (1997) Estilo de época y comunicación mediática. Tomo I. Colección del Círculo ATUEL.
Buenos Aires.
FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO EN BIBLIOGRAFÍAS:
Ávila Barei, María Ximena (2002) Figuras del otro: formas de la diferencia en la prensa argentina actual. Revista
Latina de Comunicación Social, 47. Recuperado el x de xxxx de 200x de:
http://www.ull.es/publicaciones/latina/2002/latina47febrero/4712avila.htm