Revista Latina de Comunicación Social
48 – marzo de 2002
Edita: Laboratorio de Tecnologías de la Información y Nuevos Análisis de Comunicación Social
Depósito Legal: TF-135-98 / ISSN: 1138-5820
Año 5º – Director: Dr. José Manuel de Pablos Coello, catedrático de Periodismo
Facultad de Ciencias de la Información: Pirámide del Campus de Guajara - Universidad de La Laguna 38200 La Laguna (Tenerife, Canarias; España)
Teléfonos: (34) 922 31 72 31 / 41 - Fax: (34) 922 31 72 54
La imagen romántica en la prensa valenciana del siglo XIX
Dr. J. Enrique Peláez Malagón ©
Colaborador del área de Arte Contemporáneo de la Universitat de Valencia
Resumen
El presente artículo recoge la temática y evolución del grabado romántico que aparece en la prensa valenciana a lo largo del
siglo XIX. El grabado, como técnica artística, no es ajeno al romanticismo que en otras artes se está desarrollando en esta
época y por ello se sumerge en su estilo y en sus temas. Temas, que, dado el nuevo soporte de este tipo de arte: la prensa,
adquieren una mayor relevancia dadas sus posibilidades de difusión, apareciendo por consiguiente nuevas posibilidades de
llegar al lector por medio de la imagen. De esta forma podemos ver desarrollados los relatos de viajes, las modas, las escenas
de costumbres, la vida cotidiana... materias todas ellas que tratan de ilustrar al lector. En definitiva, podríamos afirmar que el
grabado en la prensa será uno de los mejores elementos que dispondrá el romanticismo para llegar a hacerse popular. Valencia,
como otras partes de España y de Europa, no es ajena a este proceso y cuenta con un amplio ejemplo de esta circunstancia.
Palabras clave: Romanticismo - Prensa - Grabado - Valencia - Siglo XIX
El Romanticismo artístico es un movimiento difícil de definir. tal vez porque sea más un movimiento social y espiritual, "un modo
de sentir", que un estilo en el más estricto sentido del término. Tal vez por este motivo siempre se le ha puesto en relación al
Neoclasicismo, bien para señalar la oposición del segundo respecto al primero, bien para matizar esta oposición.
Sea como fuere, lo cierto es que el Romanticismo tiene un contenido, unas características, que nacen del fuerte desengaño
frente a la realidad, de ahí que se trate bien de cambiar ésta (caricaturas políticas, panfletos...), bien de eludirla alejándose de
ella en el tiempo (se recurre a la Edad Media) o en el espacio (hacia otros lugares lejanos y exóticos).
Estas características determinadas y definitorias también se dan en la ilustración gráfica, hecho por el que podemos hablar de
grabados románticos.
Si como hemos dicho el concepto de Arte Romántico está todavía por definir de una manera clara y final, el capítulo del grabado
romántico dista, hoy por hoy, mucho de tener una cronología específica, unas características exclusivas o simplemente de una
definición más o menos precisa. Si afinamos más y en vez de hablar de grabado ilustrado lo hacemos de producción gráfica en
la prensa y concretamente en la prensa valenciana, nos damos cuenta que este concepto está todavía por construir, y
definiciones, cronologías o peculiaridades que podrían ser más o menos exactas para el grabado romántico en general, no
terminan por concordar con la producción ilustrada en la prensa valenciana. Por ello, necesariamente se tenga que recurrir a
hablar de "producción en la época romántica", haciendo una referencia únicamente cronológica o a tratar de rastrear algunas
determinadas características románticas en una producción que muchas veces se escapa de la cronología oficial.
Hecha esta aclaración, nos disponemos a estudiar aquellos temas o facetas "románticas" que se dan en la ilustración gráfica de
la prensa valenciana. El estudio tal y como proponemos será abordado conforme a una serie de temas románticos de los que se
hace eco la ilustración en la prensa; estos, a su vez se agruparán por revistas, manera más oportuna de poder estructurar todo
el material, habida cuenta de la importancia que tiene el soporte (la revista) en la producción de las obras, de tal forma que ésta
influye determinantemente en la producción de las ilustraciones marcando el tipo, el autor o las características de la misma.
La moda
En primer lugar nos detendremos en las ilustraciones que sobre la moda del periodo romántico aparecen en la prensa
valenciana del siglo XIX. Hacemos esta salvedad y no la llamamos moda romántica porque éste es un concepto que de existir,
está por hacer y desde luego no coincidiría con los límites cronológicos de lo que se entiende por Romanticismo.
Si siempre existió un interés por las personas en todas las épocas de vestir de una determinada forma, será a partir del siglo
XVIII cuando surja el fenómeno "moda" próximo al concepto que conocemos en la actualidad.
Desde finales del siglo XVIII y durante todo el siglo XIX, asistimos a un proceso en donde la burguesía está tomando el poder en
la mayoría de las naciones de Europa en lo político y en lo social se alza como clase media (pequeña burguesía) o alta (alta
burguesía) que empieza a tener un dinero que nunca tuvieron sus antepasados campesinos y en la mayoría de los casos se
lanza a gastarlo en una serie de bienes de consumo inexistentes hacía sólo un siglo. Entre estos bienes de consumo destacarán
los muebles, la educación, la comodidad y servicios dentro de una casa y también, este es el caso que nos ocupa ahora, la
ropa.
La burguesía quiere diferenciarse de otras clases más bajas y una buena manera de hacerlo es mediante la ropa; símbolo en
muchos casos de un estatus social determinado, de tal forma que "ir a la moda" se convertirá en una manera de representar el
papel social que se desarrolla en la vida. Es más, la moda y ya desde estos momentos ha de ser casi por definición pasajera, al
margen de cambios en el gusto estético (en principio bastantes lentos en el tiempo), o en la evolución de las formas; por
razones netamente de consumo: Si la moda cambia, habrá que ir cambiando la ropa con el consabido coste económico que no
todo el mundo puede afrontar y que se constituye así como otro elemento diferenciador de clase. El consumo hace que se
reactiven sectores de la industria textil a manos de esa misma burguesía, con lo que se cierra una cadena que origina que se
vaya desarrollando el capitalismo.
Estas modas fueron criticadas por algunos de sus contemporáneos como por ejemplo Puigari [1] quien veía en ello una
destrucción del individualismo al estar "atados" a determinadas maneras que de una forma abstracta se impone cada cierto
tiempo y una destrucción de la idiosincrasia de cada lugar o ciudad que había ido creando con el tiempo un modo de vestir
propio y único acorde con sus costumbres y modo de ser social.
Por estas razones y por que la moda también se hace eco del determinado gusto estético de una época, no pasa inadvertido por
la ilustración gráfica en la prensa valenciana, donde se intenta plasmar estas circunstancias.
De entre todas las obras que se podrían citar, nos hemos restringido a las imágenes exclusivas de la moda, las que en el XIX se
tomaban como tales y servían para ilustrar a los lectores los derroteros por los que ésta se movía en un determinado momento.
Se podrían citar otros ejemplos, ya que siempre que aparece un personaje se le representa vestido con algún tipo de ropa
acorde con la que usaban sus contemporáneos; sin embargo, hemos renunciado a ello por varios motivos, el primero de ellos es
que en muchos casos la ropa es simbólica, un mero ejercicio de dibujo realizado con sólo unos trazos que no dan lugar a poder
pormenorizar los detalles; en segundo lugar, porque estas obras han sido seleccionadas por motivos ajenos a la moda y en
tercer lugar porque la intención del grabador nunca fue la de ilustrar una moda, sino la de vestir a un personaje de alguna
manera.[2].
Unas de las revistas en las que aparecen secciones de moda será El Cisne [3]; éste es un semanario dirigido por José María
Bonilla y Vicente Boix, con secciones de religión, historia natural, poesía, derecho, costumbres, viajes, educación, moda… todo
ello con el fin de ilustrar las más variadas cuestiones a sus lectores. Pese a ser una revista no política (según reza su subtítulo)
se ha de encuadrar dentro de la prensa conservadora, dado el carácter moralista cuando no reaccionario de algunos de sus
artículos.
Dado este carácter ilustrativo, recoge en sus páginas diversas escenas de moda contemporánea, con el fin de dar ideas sobre
ropas de actualidad, motivo de interés para unos potenciales lectores, no solo de clases altas (las que seguramente de una
manera más fácil podrían conseguir este tipo de ropa) sino también y dado el carácter de la revista, a clases medias que se
están desarrollando en estos momentos y que están demostrando un gran interés por estos temas que de alguna manera les
sirven para reivindicar su nuevo estatus burgués.
Las ropas que podemos ver en las
ilustraciones, continúan en esencia, la
trayectoria que se ha ido dando en todo el
siglo XIX que conforma el traje de la mujer,
como una pieza única al margen de los
complementos. El vestido consta de una
parte inferior ampulosa (a consecuencia del
miriñaque [4]) que llega hasta el suelo
ciñéndose por el talle y subiendo hasta el
cuello. El vestido suele ir acompañado de
capa, sombrero y parasoles de vistosos
colores a juego con el resto del conjunto. En
general las diferencias entre unos y otros
estarán en la cantidad de ornamentos del
vestido, lo cual denotará como es lógico la
posición social de quien lo viste y en lo
atrevido de los escotes. (Figura nº 1)
Por lo que respecta a los trajes masculinos, el hombre va vestido con pantalones que se estrechan por los tobillos, moda
extendida que sin embargo en los primeros momentos causó sorpresa por marcar las piernas de los hombres [5]. Sobre la
camisa más o menos adornada con encajes según gustos particulares, lleva una levita larga y entallada con extraordinario vuelo
de faldones, mangas que dibujan el brazo por los angostas y solapas escotadas para dejar paso a los amplios pliegues de las
grandes corbatas. El conjunto se acompaña de sombrero y bastón.
Esta moda entra en España en la década de los cuarenta del siglo XIX venida directamente de Francia y los contemporáneos la
consideraban como una vuelta a las costumbres más decorosas que cubren el cuerpo "realzando su garbo" [6]. Una vez
pasados los años de la convección y del imperio en donde proliferan los escotes, las faldas por encima de los tobillos y vestidos
en general más ceñidos al cuerpo que dejaban entrever las formas femeninas.
Todos los grabados están realizados mediante un proceso litográfico que permite la inclusión de detalles y todos ellos son
también anónimos, dado que en estos momentos el ilustrador es sólo un técnico más que trabaja para la publicación.[7].
Otra de las revistas que abren una galería de trajes en sus páginas será la Galería Pintoresca [8]: revista de variedades
fundamentalmente teatrales, hecho éste que le sirve para introducir unos grabados de personajes vestidos con ropas históricas,
circunstancia que los entronca directamente con el escapismo romántico y el gusto por otras épocas.
Estos grabados están realizados por Linati y litografiados por A. Pascual, mediante un proceso litográfico en color, siendo por
tanto una de las primeras litografías que se dan en Valencia, según este proceso de varias tintas.
Para la introducción de estas vestimentas, el autor se inspira en los trajes que para sus diferentes representaciones usaba Rosa
Chavarri; ésta era una artista teatral francesa (1824-1861) que llegó a ser una de las primeras actrices de París durante más de
veinte años, creando en el género de vaudeville importantes papeles de dama joven y primera dama. Fue también admirada en
Inglaterra, en donde desempeñó varias obras de gran éxito, de ahí que se la represente en el grabado con un traje inglés del
siglo XVIII, o con barrocas ropas españolas [9].
En otras ocasiones, el artista recurrirá a personajes históricos, tal es el caso de san Basilio, revestido con ropas de ceremonia
en donde se puede ver el alba recubierta por una casulla rematada por una gran estola que baja hasta los pies. Es ciertamente
improbable que ésta fuese realmente la ropa ceremonial de un obispo del siglo IV, a tenor de las toscas representaciones de
obispos de la antigüedad, de los que se podía tener noticia en el siglo XIX; es más bien una ropa ceremonial de un obispo a la
que se han quitado ciertos añadidos barrocos y góticos, obteniendo así una ropa sencilla acorde con lo que debería de haber
sido la vestimenta de un obispo, pero no es histórica. Esto se puede observar al comparar la obra con las pinturas de san Basilio
de El Greco o de Francisco Herrera, de donde resulta esta litografía una simplificación.
Hay que tener en cuenta que san Basilio fue un obispo del rito griego no latino y por lo tanto debería de tener otras ropas para la
liturgia.
El tema de la moda en estos últimos ejemplos entronca directamente con el gusto por lo exótico, al tratarse de una moda de los
siglos pasados.
El exotismo
Ya nos hemos referido a lo exótico como categoría de lo romántico, seguidamente nos disponemos a analizar y comentar
algunas de las obras exóticas que aparecen en la prensa valenciana y por las cuales se introduce el romanticismo en el grabado
valenciano.
Producción exótica podemos encontrar en varias revistas valencianas, una de ellas será El Cisne [10], publicación, a la que ya
nos hemos referido y en donde encontramos una serie de grabados exóticos:
En ella podemos ver diversos grabados como el denominado "Armenios" [11], en donde se representa a una pareja de esta
etnia ataviada con los respectivos trajes típicos. Armenia, situado en el Asia Anterior, que desde 1375 desapareció como estado
independiente, mantuvo sus costumbres, ritos, religión y moda, de ahí el atractivo exótico dada la gran diferencia con el folklore
europeo.
Del mismo modo, otra de las imágenes exóticas es la llamada "Las cataratas del Niágara" [12], en donde aparece un grabado de
este accidente geográfico, considerado desde 1885 al convertirse en parque nacional como una de las maravillas de la
naturaleza.
El exotismo de esta imagen lo da la lejanía de este río así como su grandiosidad, lo cual despierta la curiosidad de los lectores
de la prensa, máxime cuando se trata de un accidente geográfico que es universalmente renombrado pero que muy difícilmente
puede haber sido visto por los posibles lectores de este semanario. Exotismo, además, que se ve fortalecido por la inclusión en
la imagen de dos indígenas, uno de ellos portando una lanza que ubican a esta catarata en territorio indio y que además sirven
para dar contraste y poder entender mejor la grandiosidad de la cascada.
Una nueva imagen exótica que aparece en la
revista representa una escena de caza de un
caimán, y lleva por nombre "caza de
aligatores"[13] (Figura nº 2) por un lado
aparece este animal, lo cual ya es un
elemento exótico al ser éste un reptil del que
sólo se tienen referencias muy lejanas e
indirectas por localizarse en África, y por otro
aparecen cinco nativos que lo intentarán
cazar. Así se construye una escena en la
que una serie de indígenas ataviados con
taparrabos y penachos en la cabeza (lo cual remite a las selvas africanas ya de por sí exóticas), intentan por medio de un tronco
introducido en la boca del caimán provocarle la muerte a la vez que evitan un posible ataque con sus poderosas mandíbulas,
convirtiéndose así en exótica también la peculiar forma de caza del animal.
Estas tres imágenes han sido realizadas mediante un proceso de grabado en madera, método a la altura de 1840 anticuado por
lo costoso y lento que es frente a otros procesos como lo pueda ser el litográfico; no obstante, tiene la ventaja de que la figura
de un artista sea necesaria para su desarrollo, dada la complejidad del proceso, cosa que no ocurre con la litografía, siendo en
muchos casos el propio taller de imprenta quien las realiza, perdiendo así parte de todo el valor artístico de la obra.[14].
Todas ellas vienen firmadas por José María Bonilla, colaborador de la publicación tanto en la parte literaria como gráfica como
ejecutiva. Bonilla será tal vez uno de los artistas del grabado más conocidos, pero sólo se hace referencia a él por lo que
respecta a su producción gráfica crítica (caricaturas fundamentalmente). Sin embargo y antes de dedicarse a la sátira trabaja
como artista en revistas en donde las ilustra románticamente por medio de escenas de costumbres, exóticas, de modas… En el
caso que nos ocupa, Bonilla decide ilustrar los textos de viajes que aparecen en la revista con el fin de poder ofrecer al lector
unas imágenes que capten más su atención y que sirvan para hacerle comprender mejor el texto.
Otra de las revistas en donde aparece obra exótica será en El Museo Literario[15]; éste es otro semanario valenciano que surgió
en la década de los sesenta del siglo XIX. Es una publicación parecida a la anterior contando con secciones de información
general, viajes, descripciones… con lo que en algunas de ellas ilustrando dichos textos aparecen una serie de litografías
exóticas.
Una de ellas es la llamada "Los embajadores ammanitas"[16], este grabado representa las figuras de los tres embajadores en
España de este pueblo asiático: Phan Than Gian, Nouy Khoe Dan y Phan Phu Thu, ataviados con sus ropas protocolarias de
gala consistentes en unas túnicas de seda con una pañoleta a los hombros, llevando en la cabeza un sombrero de forma
trapezoidal.
Del mismo modo podemos considerar exótico, aunque en menor medida, el grabado "coche anunciador en Londres"[17] desde
el momento en que está reflejando una calle de una ciudad extranjera con sus carruajes peculiares, sus diligencias, su gente
con sus formas de vestir, sus edificios o incluso el mismo coche anunciador. Este mismo ejemplo tiene sin duda alguna también
un componente realista ya; pese a la peculiaridad exótica, en la medida en la que corresponde a un país distinto a España, no
deja de representar una escena de la realidad cotidiana europea.
Todos estos grabados están realizados mediante proceso litográfico, razón por la cual nos pueden aparecer un mayor número
de detalles y pese a no estar firmados, por noticia que nos aporta Tramoyeres podemos intuir que fuesen realizados por
Bergón.[18]
Los retratos
Otro de los temas del Romanticismo es el retrato, encaminado en dos grandes vertientes, la primera la de representar a los
grandes héroes de la actualidad (dentro de un concepto laxo del término); la otra, la de los héroes antiguos, cuyos méritos
todavía se mantienen en la memoria. La prensa valenciana recoge en algunas de sus revistas varias galerías dedicadas a estos
personajes.
Una de las publicaciones que nos presentan una galería de personajes es El Cisne[19], publicación a la que ya hemos hecho
referencia con anterioridad. De entre las obras de retrato que existen en sus páginas, son destacables:
1. - la del pintor de historia valenciano "Vicente López"[20] (1772-1850)[21];
2. - "Quevedo"[22], en este caso nos encontramos con un retrato que no es el de ningún contemporáneo con lo que su
autor, José María Bonilla, ha de inspirarse en otras obras anteriores, como los lienzos de Velázquez con quien guarda
gran parecido;
3. - el humanista "Luis Vives"[23] que como en el caso anterior al no tratarse de una figura de un contemporáneo el autor
ha de recurrir a anteriores obras de donde poder inspirarse.
4. - "Pedro Montoño"[24], militar valenciano a quien se le representa con traje oficial de gala.
Otras de las revistas que va a incluir grabados de retratos entre sus páginas serán: El Fénix[25], publicación también del siglo
XIX que abre en sus páginas secciones similares a la de la anterior (viajes, descripciones…) y en donde aparecen litografiados
una serie de personajes. Estas litografías corren a cargo de Traver, litógrafo valenciano que trabaja para la revista. Uno de estos
retratos será el del poeta romántico francés "Alejandro Soumet"[26]. También incluirá retratos entre sus páginas El
Panorama[27], periódico quincenal que aparece en Valencia en la segunda mitad de la década de los sesenta del siglo XIX.
Como en el caso de las anteriores publicaciones inserta entre sus páginas novelas, cuentos, descripciones… y, por lo que nos
está ocupando en estos momentos, una galería de personajes famosos que sirven para ilustrar noticias y comentarios de la
labor que desempeñan estos personajes.
Uno de estos retratos será el del "conde de
Inhauma", (Figura nº 3) aristócrata brasileño
cuyas actuaciones en política llegaron hasta
España. Del mismo modo, también podemos
encontrar una serie de retratos en otras
publicaciones como El saltamartí[28] o El
sueco[29].
El teatro romántico
Tratar de definir el teatro romántico es otra tarea difícil, ya que más que de teatro romántico habría que hablar de características
románticas en la producción dramática de la primera mitad del siglo XIX, características que muchas veces vendrían dadas por
la oposición al frío teatro neoclásico y otras por la rehabilitación del antiguo teatro del Siglo de Oro Español.
Desde este punto de vista, habría que hablar cómo el teatro del siglo de oro del siglo XVII es abandonado por los dramaturgos,
en aras de buscar un nuevo tipo de teatro más acorde con la Ilustración y el Neoclasicismo; así aparecen las nuevas comedias
del siglo XVIII en donde se vuelven a tomar las características clásicas: regla de las tres unidades (acción, tiempo y lugar),
separación entre lo cómico y lo trágico, preferencias por los temas burgueses contemporáneos, proscripción de todo lo
imaginativo y lo heroico, imitación de la realidad de un modo verosímil y sobre todo una intencionalidad moralizadora y
pedagógica en las obras. Estas características seguidas por Moratín, Nassarre e Iriarte, entre otros, dan como resultado una
producción teatral fría, académica y alejada de los intereses del espectador que se va a refugiar en las antiguas comedias del
Siglo de Oro, rechazando un nuevo tipo de arte.
Con esta perspectiva, la aparición del Romanticismo en el arte rechazando las reglas y volviendo al siglo XVII provoca una
rápida aceptación de este movimiento entre las capas más populares. Aceptación que se puede observar en las críticas y
referencias teatrales que aparecen en todos los periódicos, algunos de los cuales llegan a incluir la representación de sus
escenas entre sus páginas.
Teniendo en cuenta todo lo anteriormente dicho, podemos rastrear una serie de características en el teatro que se pueden
definir como románticas y que serán reflejadas gráficamente por la prensa de ese momento.
De esta forma, la revista El Fénix ilustrará sus comentarios de obras teatrales con imágenes de dichas representaciones, en una
de ellas[30] observamos la lucha de dos caballeros a espada, de resultas de la cual cae herido de muerte uno de los
contrincantes, esa "teatralidad" nunca mejor dicho, esa escena de gestos grandilocuentes, nos recuerdan a temas del honor (es
un duelo) tan al gusto del siglo XVII y que ahora se vuelven a representar, es más la vestimenta y acción de los personajes. Nos
recuerdan las novelas de capa y espada tan al gusto de la moda de estos momentos. Es que la sociedad de esos años
demandaba obras de sentimiento en donde las pasiones, los dramas, las luchas, lo heroico y lo trágico fuesen corrientes, en
lugar de frías obras de contenido pedagógico.
Otro ejemplo lo tenemos en otra figura[31] en donde una pareja representa una escena galante; ambos van con una
indumentaria medieval (gusto romántico por aquella época), y sus gestos y expresiones son bastante representativas de la
escena que están desarrollando, lo que aumenta la teatralidad y dramatismo del momento.
También en la misma revista
encontramos otra escena[32]
en donde además se deja ver
el aforo del teatro así como los
telones, (Figura nº 4)
circunstancia que pone de
manifiesto el origen de la
representación. En ella
aparece un personaje
clamando al cielo con actitud
desesperada, mientras que
otros lo observan con gran
resignación, elementos y
gestos que nos hablan de un
drama romántico. Las ropas
contemporáneas de los actores
nos acerca a la idea de que es
un drama que vive la sociedad
del momento y por eso tal vez
gozase de gran aceptación.
Un peculiar ejemplo que aleja estas imágenes del clasicismo más si cabe es la figura de un hombre disfrazado de mujer para
representar una determinada escena[33]. La utilización de actores masculinos para la representación de femeninos se puso de
moda (por lo que a precedentes del teatro romántico se refiere) en la Inglaterra isabelina y más concretamente con el teatro de
Shakespeare, momento en el que se prohibió a la mujer actuar públicamente y los hombre hubieron de ocupar su lugar en la
escena. Esta utilización del rol femenino en las obras tuvo su aceptación y se extendió por otros lugares, pero con la llegada del
Neoclasicismo tal cambio de papeles se consideró aberrante y un teatro pedagógico y moralizante no lo permitió, con lo que se
hubo de esperar al nuevo Romanticismo para volver a realizar este cambio de papeles. En la ilustración, este hombre vestido de
mujer en expresión de declamar un monólogo ante el público está vestido con ropas del siglo XVII, con lo que se vuelve a
recalcar la idea del gusto por este siglo.
El Liceo Valenciano nos muestra otra imagen[34] en donde aparece un grupo de soldados por cuyas vestimentas los podemos
acercar al siglo XVI en actitud de conversar y animar a un compañero que se siente abrumado por alguna cuestión, de nuevo
argumentos como otros tiempos (los del esplendor militar de España), la camaradería o el honor vuelven a aparecer en el
panorama teatral del momento.
La zarzuela
Este género teatral musical nacido en España durante el siglo XVII siempre estuvo de actualidad (a excepción de las últimas
décadas del siglo XVIII y principios del XIX), pero será en torno a 1850 cuando comience un nuevo resurgir popular del que se
harán eco las imágenes de la prensa valenciana.
Se toma esta fecha como el momento en el que la zarzuela moderna comenzó a extenderse y a obtener un rápido éxito: en
febrero de 1850 encontramos la primera representación en el Principal valenciano, con el estreno de "El Duende". En los
primeros años de la década, estas obras eran realizadas por cantantes secundarios, pero ya a partir de 1853 comienzan a
contratar los teatros valencianos cantantes de primera fila [35], lo cual nos da idea del auge de este género. Tal auge no podía
pasar inadvertido por los ilustradores de la prensa valenciana y algunos de ellos afrontaron el problema.
Ejemplo de ello serán las ilustraciones de la revista "El museo literario"; en ella aparecerá una serie de imágenes que en cierta
medida se suman a la crítica más o menos seria que entre defensores y detractores del género se estaba dando en la prensa
valenciana durante estos momentos.
Una de ellas llevará por título "He aquí un apreciable tenor cómico de zarzuela" [36], en ella vemos a un individuo colocado
frente al espectador cantando un fragmento de zarzuela. El esfuerzo fónico que realiza desfigura de tal manera sus rasgos que
le imprimen un sentido cómico a la figura. Además, el hecho de la postura que adopta (sobre todo de las manos) acompañado
de la vestimenta, con un lazo blanco exageradamente grande, refuerzan la idea de comicidad de la obra, e incluso el hecho de
llamarlo "cómico" y vestido de gala carga a la imagen de una ironía también cómica, comicidad que habría que situarla dentro de
lo que Baudelaire denominó "cómico significativo" [37], esto es, una comicidad de la imagen que necesita de la deformación o
exageración bien de lo representado bien de su contexto para poder conducir a la risa. Es una tipología cómica bastante sencilla
y por ello comprensible por amplias capas de la sociedad.
Las razones de tomarse la cuestión zarzuelística como broma las podríamos encontrar bien dentro de los detractores del género
en su globalidad (la zarzuela es el género "chico" en su acepción peyorativa del término y por lo tanto difícilmente puede llegar a
igualarse con otros géneros musicales "serios", como la ópera) o bien se trate de una crítica constructiva por la que se pone en
duda el valor de las representaciones zarzuelísticas en Valencia, que no alcanzan el valor artístico de otros lugares. En este
sentido, este tipo de crítica acercaría la caricatura a los postulados de García Cádena, quien durante la década de los sesenta
escribía artículos deplorando la calidad de estas piezas musicales e intentando dar algunas soluciones posibles, con el fin de
poder mejorar el género en Valencia [38].
Otra ilustración llevará por título "Dúo de
tenor y barítono y coro de armas de ambos
sexos"[39]. (Figura nº 5) En este caso nos
encontramos también con una crítica, pero
una crítica en sentido cómico que, como en
el caso anterior, busca la comicidad a través
de las exageraciones o deformaciones de la
realidad. Sin embargo, en este caso se ha
hecho necesaria una frase para acentuar la
comicidad: Si el tenor es la voz masculina de
registro elevado y barítono la voz masculina
de registro medio, se juega entonces con los
registros de voces para identificar las graves
con lo masculino y las agudas con lo
femenino, de ahí la crítica a un
"afeminamiento" de las voces está servida;
además, un afeminamiento que se llega a
plasmar en la imagen, representando al
barítono con cara ruda y bigote, mientras que
al tenor se le hace barbilampiño, delgado,
estilizado, y de maneras "poco masculinas"
en sus gestos y posturas. Aquí, la comicidad
ha utilizado la afeminación de personaje
masculino con el fin de provocar la risa. No
será la primera vez ni la última que se recurre
como objeto cómico a la utilización de
estereotipos de posibles homosexuales.
En este sentido se busca lo que en palabras de Berson era una socialización de la risa, esto es buscar inconscientemente en lo
cómico el mecanismo social por el cual "lo diferente" era considerado ridículo y ridiculizado, con lo que se tendía a impedir de
esta forma que lo diferente tuviese carta de naturaleza propia. En este sentido, lo homosexual como "diferencia" sexual es un
terreno abonado para la crítica muchas veces feroz en la que empiezan a vislumbrase planteamientos homofóbicos.
Las reproducciones artísticas
El gusto romántico por el pasado también dio lugar a la reproducción en forma de grabado de una serie de obras artísticas de
periodos históricos anteriores. Unas serán realizadas por la prensa corriente con el fin de ilustrar gráficamente algún tipo de
comentario artístico que se realizaba en sus páginas, con lo que la obra ilustrada ayudaba a "desplazar" al espectador a aquel
lugar del que se estaba haciendo referencia. Otras obras formaban parte de revistas especializadas en bellas artes que incluían
grabados en sus páginas, tratando de reproducir obras maestras que se estudiaban.
Ejemplo de todo ello lo encontramos en algunas de las ilustraciones de El Almanaque de Valencia[40]. Una de ellas representa
una capilla gótica de la catedral de Valencia en donde los elementos característicos de este estilo aparecen con toda claridad;
estamos pues ante una obra que vuelve a sumergirnos en la época medieval tan al gusto de los contemporáneos.
Otro caso es el de "La puerta de Ruzafa"[41], que nos presenta la revista El Rubí[42], construcción neoclásica a modo de los
arcos de triunfo que se realizaron durante esta época, que por lo que tiene de "triunfal" y por lo tanto de exaltación es señalada
en la prensa romántica, siendo además una nota histórica de una producción artística antigua. El mismo caso ocurre con "La
vista pintoresca de la nueva ciudad de Salamanca, tomada desde el antiguo puente de Gafaut"[43], aparecida en la revista El
Tabalet[44], en donde se refleja ante todo un gran arco de triunfo.
El caso de las revistas especializadas, como el de Las Bellas Artes[45], es un poco especial. La academia no rompió con el
Neoclasicismo y siguió postulando su discurso, de ahí que la producción gráfica que emana de esta institución hay que ponerla
en la mayoría de los casos al lado de un clasicismo; esta circunstancia se puede observar en la reproducción del Monumento a
Colón en Génova[46], donde sobre un pedestal rodeado por relieves clásicos se sitúa una columna sobre la que se coloca la
estatua del descubridor español. El fondo es una alegoría clásica y la forma un clasicismo grecolatino propio del siglo XVIII.
Otras obras serán meras reproducciones de obras maestras
como El Salvador de Joanes[47], (Figura nº 6) pintura de
finales del Renacimiento Valenciano, en la que Cristo
presenta su cuerpo mediante una hostia consagrada y su
sangre mediante el cáliz. Obra también de Joanes será "Las
bodas místicas del Venerable Agnesio",[48] cuyo grabado
recoge la misma revista.
Las escenas de costumbres
Grosso modo, podríamos definir el costumbrismo como las descripciones de los modos de vivir en ambientes populares y de
tipos populares representativos. Este género creado en Francia resulta del interés de los románticos por todo lo que existía al
margen de la sociedad burguesa, y que, no obstante, era representativo del carácter nacional y de lo autóctono. No obstante, a
pesar de su origen romántico, por lo que supone este movimiento de observación de lo cotidiano, contribuye al triunfo de
realismo durante la segunda mitad del siglo.
El primer tema costumbrista que se da en el grabado de la prensa es el de la referencia a paisajes valencianos, paisajes de las
afueras de Valencia que están todavía alejados de "la vida moderna" y que guardan en su fondo y en su forma de alguna
manera la esencia de lo que fue Valencia y su gente. Un ejemplo lo encontramos en la ilustración "Paisaje del Cabañal"[49] que
nos propone la revista El Cisne en donde podemos contemplar una escena con grandes calles formadas por casa de una planta
y barracas. Las calles están concurridas por labriegos que con sus carros y útiles de labranza se dirigen hacia su trabajo, otros
se paran a conversar tranquilamente con sus vecinos... Es un paisaje que refleja la tranquilidad de un pueblo y en donde las
costumbre tanto en ropa como casas, carros, nos están recordando otros tiempos.
Otro ejemplo que podríamos citar es el de "El
Grao de Valencia"[50] (Figura nº 7) de la
revista El Fénix. Aquí podemos contemplar
una escena con casas pequeñas, una iglesia
y unas calles anchas, con árboles transitadas
por gente con carros y vestida con trajes
populares valencianos, la representación de
Valencia o de esta zona, desde luego la de
un pequeño pueblo tranquilo en donde
parece transcurrir la vida de una forma
sencilla, lenta y sosegada.
Parece como si dentro de la misma Valencia existiese una pequeña ventana que contempla la idealización de otra época
perdida en el tiempo.
De la misma manera, la revista "El Liceo Valenciano" nos propondrá otro ejemplo, "Vista de valencia"[51] una vista panorámica
de la ciudad rodeada por la muralla medieval y por una gran riqueza de huertas, un paisaje tal vez más real que el de los
anteriores ejemplos, pero que nos sigue trasmitiendo esa idea de reflejar algo que parece que está a punto de desaparecer.
Por lo que respecta al costumbrismo en escenas, éste lo podemos contemplar en la publicación El Cisne, en donde aparecen
dos labriegos conversando ataviados con trajes regionales [52].
Las escenas de la vida cotidiana
Alejado ya del costumbrismo, en cuanto el reflejo de tradiciones, costumbres, paisajes urbanos... que marcan las peculiaridades
de las regiones y su idiosincrasia, aparece del mismo modo en la prensa un tipo de grabado que refleja unas veces como crítica
y otra de forma testimonial las escenas contemporáneas de la vida cotidiana.
Uno de estos ejemplos lo encontramos en la revista Álbum de Valencia, [53] (publicación de variedades) en donde se insertan
varias imágenes descriptivas, una "escena de invierno" [54] en donde se representa una estancia de una casa en donde
transcurre una escena cotidiana. La otra "escena de verano" [55] desde un punto de vista cómico nos lleva hasta una playa en
donde hombres trajeados pese al calor se "deleitan" contemplando a las bañistas pese a sus peculiares trajes de baño de
mediados del siglo XIX. Escenas de calle o de campo complementan la aportación de esta revista a las imágenes de la vida
cotidiana.
La revista El Fénix abrirá en sus páginas una galería de "caricaturas y escenas de costumbres" en la que se reflejarán desde un
punto de vista más o menos humorístico varias escenas de la vida cotidiana: En una de ellas observamos a un personaje
trabajando sobre su escritorio mientras que su mujer lo observa [56], muebles y trajes corresponden a la moda de mediados del
siglo XIX. La segunda [57] de ellas representa a un padre sentado en un sillón acariciando a su hija, mientras ésta
contemplando el bastón del padre hace la siguiente reflexión:
"El bastón que se encontró mi papá
en el cuarto de la mamá aquel día
que se puso tan enfadado, era mucho
más bonito que éste." [58]
Nos muestra esta imagen una escena de la vida cotidiana a la que, dado el sentido cómico que se le quiere dar a la misma,
introduce el tema de la fidelidad matrimonial y más concretamente el del marido "engañado".
El Museo Literario será otra de las
publicaciones que introduzca la vida
cotidiana en las imágenes de sus páginas; un
ejemplo de ello será la llamada "Un
ciudadano de Chile y un chulo" [59] (Figura
nº 8) en donde aparece un individuo
asaltando y amenazando a un señor con un
afilado cuchillo. Llamar "vida cotidiana" a esta
escena tal vez sea un poco exagerado
desde el punto de vista que el asalto callejero
o la inseguridad ciudadana no sea la constante en Valencia en aquellos momentos, pero sí refleja la realidad de los asaltadores
de caminos, los ladrones de la vida real que incluso pasan a la literatura popular en el siglo XIX, formando parte de esas
historias populares que se contaban recordando determinados hechos llamativos.
Esta revista también recoge escenas más familiares [60] como en donde aparece el enfado de un padre al tropezarse con el
juguete de su hijo, y los lloros de éste por habérselo roto su padre.
Otras escenas corresponderán a las que reflejan el mundo de las fiestas y bailes, ilustraciones las más de las veces idóneas
para ironizar sobre los vestidos, las apariencias de algunos nuevos ricos, las mismas apariencias de los que ya no lo son, los
orgullosos jovenzuelos que se creen que son ya mayores e intentan copiar el comportamiento de aquellos, situaciones ridículas
que se originan en bailes, comportamientos extraños en algunos jóvenes que se lanzan a la conquista de alguna chica, el
desprecio de algunas mujeres por aquellos hombres que no tienen aspiraciones o dinero, el "poder" de ese dinero en cuestiones
como las del amor, las nuevas costumbres y sus reflejos sociales como la del tabaco, la moda, los roles femeninos y
masculinos... en definitiva, un sinfín de diferentes comportamientos protagonizados fundamentalmente por la burguesía y que
dan lugar a situaciones más o menos cómicas que le sirven al caricaturista para poder sacar beneficio gráfico de ellas. El Museo
Literario será pues la publicación que más recoja este tipo de imágenes.
Notas
[1] Cfr. el comentario de Puigari que sobre los cambios de la moda recoge Max Von Boehn, La moda, Historia del traje en
Europa desde los orígenes del cristianismo hasta nuestros días, Barcelona, Salvat, 1951, t.VII, p. 104.
[2] Es cierto no obstante que en algunas ilustraciones en las que aparecen personajes el grabador, sin querer específicamente
mostrar un determinado tipo de moda, recoge con gran detalle y realismo unas determinadas vestimentas a las que podemos
aludir para completar este apartado sobre moda si bien de una forma indirecta.
[3] El Cisne, Imp. Ventura Lluch, Valencia, 1840
[4] Falda interior de aros que da cuerpo a la vestimenta que ponga por encima.
[5] Puesto de manifiesto por Zaldívar, escritor y periodista contemporáneo a los hechos que estamos comentando y que recoge
Maz von Boehn, op. cit. P. 116.
[6] Comentario de Puigari al respecto de la nueva moda recogido por Max von Boehm, op. cit. P. 110.
[7] Ejemplo de todo ello lo podemos ver en los ejemplares: nº 3 del 17 de junio de 1840 (p.20);nº 12 del 20 de agosto de 1840
(p. 92); nº 16 del 17 de septiembre de 1840 (p.124); entre otros
[8] Galería pintoresca, Imp. José Rius, Valencia 1847
[9] Podemos ver esos ejemplos en el nº 1 del 15 de diciembre de 1847
[10] Supra, nota 3
[11] El cisne, nº 13 del 27 de agosto de 1840, p.100
[12] El cisne, nº 18 del 1 de octubre de 1840, p.140
[13] El cisne, nº 19 del 8 de octubre de 1840, p.108
[14] Idea esgrimida por Valeriano Bozal en "El grabado popular en el siglo XIX" en Summa Artis, Madrid, Espasa Calpe, 1988, t.
32, p. 285.
[15] El Museo literario, Imp. José Rius, Valencia, 1863
[16] El museo literario, nº 1, 19 de octubre de 1863, p 8
[17] El museo literario, nº 4, 28 de enero de 1866, p. 8 (2ª época)
[18] Tramoyeres Blasco, Luis, Catálogo de los periódicos de Valencia, ed. fascímil París-Valencia, Valencia, 1991, p. 37.
[19] Supra, nota 3
[20] El Cisne, nº 1, 4 de junio de 1840, p.5 (2ª época)
[21] Barón de alcahalí, Diccionario bigráfico de artistas valencianos, Imp. Doménech, Valencia, 1897, p. 184
[22] El Cisne, nº 4, 25 de junio de 1840, p.36 (2ª época)
[23] El Cisne, nº 14, 3 de septiembre de 1840, p.108 (2ª época)
[24] El Cisne, nº 17, 24 de septiembre de 1840, p.132 (2ª época)
[25] El Fénix, Imp. Benito Monfort, Valencia, 1845
[26] El Fénix, nº 50, 30 de octubre de 1947, p.268
[27] El Panorama, Imp. José Doménech, Valencia, 1867
[28] El salatamartí, Imp. Manuel Alufre, Valencia, 1882
[29] El Sueco, Imp. Regeneración tipográfica de Boix, Valencia, 1847
[30] El Fenix, nº 62, 6 de diciembre de 1846, p. 315
[31] El Fenix, nº 49, 6 de septiembre de 1846, p. 252
[32] El Fenix, nº 47, 23 de agosto de 1846, p. 239
[33] El Fenix, nº 35, 29 de mayo de 1846, p. 177
[34] Liceo valenciano, nº 2, 9 de enero de 1841, p. 6
[35] Gálbis López, Vicente, "La zarzuela en el área mediterránea", Cuadernos de música, nº 2 y 3, Madrid, 1997.
[36] El museo literario, nº 7, 17 de febrero de 1866, p. 65
[37] Baudelaire, Charles, Lo cómico y la caricatura, Madrid, Visor, 1988, p. 39.
[38] Ver los artículos que sobre esta cuestión publicó el mismo Cádenas en El Diario Mercantil de Valencia (del 17 de Marzo de
1860 por ejemplo)
[39] El museo literario, nº 7, 17 de febrero de 1866, p.66
[40] Almanaque de Valencia para 1864, Imp. Domenech, Valencia, 1863.
[41] El Ribí, nº 3, 23 de noviembre de 1862, p.1.
[42] El Rubí, Imp. desconocida. Valencia 1862.
[43] El Tabalet, nº 13, 31 de julio de 1847, p. 847.
[45] Las Bellas Artes, editada por la Academia, Valencia, 1854.
[46] Las Bellas Artes, nº6, junio de 1854, p.55
[47] Las Bellas Artes, nº69, agosto de 1858, p.87
[48] Las Bellas Artes, nº6, junio de 1854, p.88
[49] El Cisne, nº10, 6 de agosto de 1840, p.76
[50] El Fénix, nº48, 30 de agosto de 1846, p.245
[51] Liceo valenciano, nº2, 9 de enero de 1841, p.6
[52] El Cisne, nº1, 4 de abril de 1840, p.5
[53] El Álbum Literario, Imp. Doménech, Valencia, 1864.
[54] Álbum literario, s.d. p.77
[55] Álbum literario, s.d. p.70
[56] El Fénix, nº1, 6 de julio de 1845. p.5
[57] El Fénix, nº1, 6 de julio de 1845. p.7
[58] El fénix, nº1, p.3.
[59] El museo literario, nº7, 17 de febrero de 1866, p.64 (2ª época)
[60] El museo literario, nº6, 5 de enero de 1864, p.48
FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO EN BIBLIOGRAFÍAS:
Peláez Malagón J. Enrique (2002): La imagen romántica en la prensa valenciana del siglo XIX. Revista Latina de
Comunicación Social, 48. Recuperado el x de xxxx de 200x de:
http://www.ull.es/publicaciones/latina/2002/latina48marzo/4806pelaez2.htm