Documentos
Sobre la primera presencia de la Santísima
Virgen de Candelaria en La Laguna
1554-1555
Hace poco publicó Goya Ediciones una completa reedición de
la obra famosa de fray Alonso de Espinosa sobre la Santísima
Virgen de Candelaria. A ella, junto a dos trabajos serios, llenos de
dignidad historiográfica de los señores don Buenaventura Bonnet
(q. D. h.) y del gran erudito don Elias Serra, a quien tanto debe la
más científica historia de las Islas, los editores han tenido la gentileza
de incorporar una leyenda—mejor, «hallazgo histórico»—,
que con el título El milagro de Fray Gil publicamos hace años en
el diario «Falange» de Las Palmas.
Por si lo real del caso —es decir, la exactitud hitórica de la
leyenda— pudo levantar sospechas a causa de lo absolutamente
inesperado e insólito de su asunto, quisimos dar como lastre documental
las comparecencias de testigos en. enero de 1555 ante el
comisario del Santo Oficio de la ciudad de La Laguna. Estos documentos,
que paraban en los fondos de Inquisición de Canarias
por nosotros catalogados en la etapa que tuvimos a nuestro cargo
el Archivo y Biblioteca regionales de El Museo Canario de Las
Palmas, no aparecieron —ni ellos ni otros muchos, entre los que se
cuentan la imponente cantidad de fondos documentales sobre
moriscos, desaparecidos con sus fichas, sin dejar rastros —así como
las reseñas que de sus contextos dejamos en el fichero.
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No tenía la cosa —ni tiene— más que estas dos explicaciones:
o el haber desaparecido en absoluto, o no entrañar su pérdida más
finalidad que la de separar sus testimonios de la circulación y darlos
luego al público —e igual que sucedió con lo publicado sobre la
invasión de Morato Arráez y el papel en ella de Gonzalo Argote
de Molina— como propios e indeclinables descubrimientos de sus
editores.
El saludable revuelo formado en torno a esto por mis notas a
El milagro de Fray Gil tuvo por consecuencia la reaparición de los
documentos que aquí ofrecemos al lector; de desear es que ello
sirva para que regrese a zonas de conocimiento y consulta la gran
cantidad de documentos misteriosamente desaparecidos, con sus
fichas, de aquel Archivo de la Inquisición de Canarias y que año
tras año hubimos de catalogar, reseñar y filiar, con resultado en gran
parte —digámoslo con suave eufenismo— negativo.
Néstor ÁLAMO
Las Palmas, enero de 1953
[Portada] Tenerife.—Año de 1555.—En treynta de Enero de
MDLV años [roto].—Sobre el tornar de la ymagen de Nra. Señora
deCandelaria cuando la llevaron escondidamente de la Cibdad de
La Laguna a su casa.—Legajo 12 de Suspensos.—Tenerife.
[Texto] El padre fray Vicente de Cal^adilla flayre profeso de
la borden de Santo Domingo sacerdote sacristán del monasterio de
Sr. Santo Domyngo desta 9ibdad, testigo recebido para la dicha yn-formación
juró en forma de derecho por Dios y por Santa María y
por las palabras de los Santos Evangelios y señal de la Cruz e ór-denes
que recibió so cargo del qual prometió de dezir verdad y
syendo preguntado que diga y declare lo que pasa en razón de lo
contenydo en la cabeza desta ynformación el qual dixo qué lo que
sabe y pasa es que la ymagen de Ntra. Sra. de Candelaria es muy
debota y en todas estas Islas y en otras partes se tiene muy gran
devoción con ella y suelen ordynariamente venir romerías a su casa
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asy destas yslas como de otras partes fuera della porque se a hallado
que a hecho muchos milagros y en su casa y lugar donde suele estar
es en el término de Güjmar lug^ar despoblado junto a la mar, donde
se dize que fue hallada la dicha ymagen a la orilla de la mar y allí
está hecha una yglesia donde la dicha ymagen suele estar en el altar
mayor y que por temor de los francezes que algunas vezes en las
guerras presentes y pasadas an saltado en aquel término y por que
no salieren y la tomasen fue trayda la dicha ymagen del dicho término
a esta gibdad y se puso en este monesterio de Santo Domingo
en el altar mayor podrá aber cinco meses poco más o menos y aquí
donde estaba la dicha ymagen concurrían los peregrinos que venían
en romería a ella y abía mucho concurso de gente por su devoción
y que para ansí fue ayer martes que se contaron veynte y nuebe
días del presente mes de enero podría ser a las ocho oras de la noche
poco más a menos mucha gente que estaba resando en la dicha
iglesia ante la ymagen de Nuestra Señora como ordinariamente
suelen venjr se salieron todos y este testigo como sacristán que es
viendo que la yglesia estaba sola y no abía gente en ella cerró las
puertas de la [roto] iglesia con llave y se vino por la yglesia y vio
la ymagen de Ntra. Señora en el altar mayor y se salió por la puerta
de la sacristía y la cerró con la llave y llebó las llabes consygo
como lo suele hazer ordinariamente y se fue a su celda y que no
bolbió a la yglesia hasta iut esta mañana y que abrió sus puertas
según lo tiene de uso y costumbre y no halló la ymagen de Nuestra
Señora en el altar ni en otra parte de la yglesia ni del monasterio y
que luego fue a dar razón dello al padre provincial y que esto es lo
que sabe deste caso y preguntado si a oydo dezir a los flayres deste
monasterio o a otra persona que se quedare en la yglesia e alguno
se oviere quedado en la yglesia o que ayan tomado o llevado la
dicha ymagen dixo que no a oydo tal ni él tiene sospecha dello.
Preguntado que tantos flayres ay en este conbento dixo que
ay catorze flayres los doze profesos y dos novicios son quinze
porque se acuerda que ay otro más y preguntado si todos los
dichos flayres que estaban anoche se hallaroa esta mañana en el
dicho monasterio dixo que sy estaban y que quando este testigo
dixo qiie faltaba la ymagen de Nuestra Señora se juntaron todos los
dichos flayres.
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Preguntado que qué bestidos tenja la ymagen de Nuestra Señora
ayer noche quando d¡ze que quedó en el altar dixo que estaba
bestida toda de damasco blanco una saya y una saboyana y una
corona de oro en la cabeza.
Preguntado si quando esta mañana dize que halló menos la
ymagen en el altar si blo alguna señal de persona que obiese subido
en el altar o alguna señal de pie o arrollo de los manteles del altar
o desbaratado alguna cosa [roto]... tan de como suele estar y de
como este testigo lo tenía conpuesto o otro rastro [roto]... no dixo
que no halló rastro ninguno ni señal en el altar ni en otra parte
[roto]... na por donde paresciese aber entrado persona y que como
es notorio la ymagen de nuestra señora estaba más alta en el altar
y esta es la verdad y lo que sabe por el juramento que hizo e firmólo
de su nonbre y preguntado si tiene memoria quién son los que
primero entraron en la dicha yglesia, que se acuerda que Pero Pacho
fue la primera persona que se halló con él en la dicha yglesia
[firmado] fray Vicente de Calgadilla.
[Margen: testigo] El padre fray Tomás de Molina maestro en
Santa Teulugía Visitador provincial que es de las casas y conventos
de la Orden de Santo Domingo destas yslas y Obispado de Canaria
religioso de la dicha Orden sacerdote testigo recebido para
la dicha ynformación juró en forma de derecho por Dios y por
Santa María y por la señal de la Cruz y palabras de los Santos
Ebangelios y Órdenes que rescibió y por el Abito y Orden que
tiene profesado so cargo del qual prometió de dezir verdad y siendo
preguntado en razón de lo susodicho dixo que lo que sabe y
pasa es que la ymagen de Nuestra Señora de Candelaria fue trayda
de su casa y yglesia donde suele estar en el término de Güjmar
podía aver seis meses poco más o menos por temor de los franceses
y fue traída a esta casa y conbento de Santo Domingo donde a
estado del dicho tienpo a esta parte puesta en el altar mayor y
sienpre a abido mucho concurso de gente que ocurrían a la devo-
Sión de Nuestra Señora así desta ysla como de otras partes y que
oy miércoles por la mañana que son treynta de enero bien de mañana
quando amanecía sintió este testigo levantar al padre fray Vicente
de Calzadilla sacristán del monasterio porque tiene la celda
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junto a la deste testigo un tabique en medio y le dixo este testigo
que tañese la primera señal de prima antes que hiziese otra cosa y
que llamase a los flayres y que el dicho sacristán respondió que
abía gente que llamaba en la poterna y en la puerta de la yglesia
que quería acudir a abrir y así se fue y tañó la señal y dende a poco
estándose este testigo vistiendo llegó el dicho sacristán y dixo
a este testigo que faltaba la ymagen de Nuestra Señora que no estaba
en el altar y este testigo se acabó de bestir y tomó consigo
muchos flayres que estaban junto a la celda y se fue a la yglesia y
quando llegaron a la yglesia abía ya en ella gente onbres y mujeres
que abian llegado y no hallaron la ymagen de Nra. Señora y este
testigo y los dichos flayres se llegaron al altar a ver si abía alguna
señal de gente que obiese llegado y en las andas donde estaba la
dicha ymagen y todo lo demás estaba que no parescía aver llegado
a ello persona ninguna y que este testigo miró si abía algunas pisadas
o rastro alguno de gente y no lo hallaron ni en el altar ni en
la iglesia ni fuera y que este testigo se informó del dicho sacristán
si abía cerrado las puertas de la dicha iglesia con Uabe y el dicho sacristán
dixo que sí que todas las puertas abía (errado con llabe y así
las abía aliado por la mañana y que esto es lo que sabe deste caso.
Preguntado si tiene sospecha de alguna persona o personas
que ayan Uebado la dicha ymagen asi de los flayres como de otras
personas de fuera dixo que de ninguna persona tiene sospecha ni
de flayre ni de otra persona alguna pero que los flayres deste convento,
todos los que en él están estubieron la noche próxima pasada
en este convento y en maytines y durmieron gerrados con dos
llabes en el dormitorio y todos amanecieron en casa y que no ay
más personas en el convento si no es un esclavo negro que duerme
fuera de la clausura en la cocina y no ay otra persona de fuera de
quien sospechar por no aber visto ni sentido señal ni indicio alguno.
Preguntado qué vistido tenya la ymagen de Nuestra Señora
dixo que estaba vestida de damasco blanco y con una Corona de
oro en la cabera la qual Corona le fue enbiada dende las Yndias
por un devoto desta ymagen y que ésta es la verdad y lo que sabe
por el juramento que hizo e firmólo de su nombre y dixo más que
el padre fray Gil de Santa Cruz es Vicario de la casa de Nuestra
Señora de Candelaria en el término de Güjmar a muchos años y
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que es religioso anciano y de muy buena vida y aprobado y que
ayer tarde el dicho fray Gil avía venido del Arotaba y que dixo a
este testigo cómo se quexaba mucha gente porque la ymagen de
Nuestra Señora no estaba en su casa y que lo harían mal en no Ue-barla
y que este testigo le dixo que dexase agora este neg09Ío y
no tratase del y el dicho fray Gil dixo que le rogaba a Nuestra Señora
con mucha instancia que Ella se fuese y que cada día se lo rogaba
y que esto es lo que sabe por el juramento que hizo e firmólo
de su nombre—Fray Thomás de Molina—Vicario Provincial.
[Margen: testigo] Pero Pacho, vecino desta ysla testigo res-cebido
para la dicha ynformación y por la señal de la Cruz y palabras
de los Santos Ebangelios y señal de la Cruz que corporalmente
tocó con su mano derecha so cargo del qual prometió de dezir
verdad y siendo preguntado si se halló esta mañana presente al
tienpo que se abrió la puerta de la iglesia deste monasterio de
Santo Domingo y si vido cómo la ymagen de Nuestra Señora de
Candelaria faltaba de la dicha yglesia dixo que lo que sabe y pasa
es que esta mañana bien de mañana que aún no hera bien claro el
día vino este testigo a hazer oración a N° Sa. de Candelaria y que
quando llegó halló la puerta de la yglesia abierta y entró y halló
dos mugeres puestas de rrodillas en medio de la yglesia y este testigo
pasó adelante hasta la rrexa de la capilla de la dicha iglesia
donde está el altar mayor en el qual solía estar la ymagen de Nuestra
Señora y que junto a las gradas del dicho altar se puso este
testigo de rrodillas a rresar y que luego que algo los ojos al altar
bido que no estaba la ymagen de Nuestra Señora en el altar y que
este testigo no se alteró porque algunas vezes la suelen baxar para
bestirla y que pensó que la abrían quitado para bestirla y que den-de
a poco salió Fray Vicente el sacristán deste monasterio con un
tisongito de fuego en la mano para encender lunbre porque no abía
lunbre en la dicha capilla y luego se admiró el dicho fray Vicente
y dixo Jesús qué es esto la ymagen an llebado y que este testigo le
dixo no digáis eso padre pregunte a los flayres allá dentro qui^á
abrán metido allá la ymagen para bestirla y que el dicho fray Vi-
9ente se entró en el monesterio y luego salió otro flayre y este testigo
le preguntó al dicho flayre si tenyan la ymagen de Nuestra
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Señora dentro en el monasterio y que el dicho flayre dixo que no
y este testigo se salió de la dicha iglesia muy espantado de que
faltase la ymagen de Nuestra Señora y se fue a la yglesia de Nuestra
Señora de los Remedios y que esto es lo que sabe y preguntado
quién eran las dos mujeres que estaban en la dicha yglesia
quando este testigo dize que entró en ella dixo que este testigo no
las conosció ni sabe más de que después le dixeron no se acuerda
quien que aquellas mujeres eran las de Juan de Torres.
Preguntado si sabe o tiene sospecha o a oydo dezir que alguna
persona o personas flayres o legos ayan Uebado la dicha ymagen
dixo que no tiene sospecha ni sabe ni a oydo dezir que persona
alguna la aya llevado y que puede aver doze o quinze días que estando
este testigo en el término de Güjmar dondo está la casa y
yglesia de Nuestra Señora de Candelaria ayudó este testigo a misa
al padre fray Gil Vicario de la dicha casa y le dixo este testigo al
dicho Vicario padre parésceme que esos señores no están en traer
acá a la Madre de Dios a su casa y que el dicho fray Gil le dixo y
sy Ella se viene y este testigo dixo que poderosa era para hazello
y el dicho Fray Gil le dixo que abía de venir a esta fibdad a pedir
que llebasen la ymagen de Nuestra Señora a su casa y que ésta es
la verdad y lo que sabe por el juramento que hizo e firmólo de su
nombre.— P" Pacho.
[Margen: testigo] Fray Francisco de Santo Domingo flayre
profeso deste monasterio de Santo Domingo saferdote testigo
recebido para la dicha ynformación juró en forma de derecho por
Dios y por Santa María y por las palabras de los Santos Ebangelios
y señal de la Cruz y órdenes que regibió y hábito de Santo Domingo
so cargo del qual prometió de dezir verdad y siendo preguntado
en razón de lo susodicho dixo que lo que sabe y pasa es
que la ymagen de Nuestra Señora de Candelaria fue trayda a esta
casa y monasterio puede aber cinco o seis meses poco más o menos
por temor de frangezes y que del dicho tienpo a esta parte a
estado en esta iglesia y monasterio en el altar mayor y que ayer
noche después de ferradas todas las puertas de la dicha yglesia y
monasterio se dixeron maytines por todos los religiosos deste con-bento
y este testigo se halló en el coro hasta acabados los maytines
Dibuiode Néstor Ainmo
Fi-ay (lil de Saiitii Cruz adoi-iiiulo a
Nuestra Señoi'a de (Candelaria
f 'J'l
) •-.
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/
' ^
'^•tl-í'.
f'.
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y que después de acabados los maytines se quedó este testig'o habiendo
oración y bido que aquellas oras estaba la ymaj^en de Nuestra
Señora en el altar como solía y le hizo acatamiento y se fue a su ^el-da
y que oy por la mañana bien de mañana antes que saliese el sol
se levantó este testigo para dezir la primera misa rresada y que saliendo
este testigo del dormitorio encontró al sacristán que benfa
de la yglesia y que venía muy espantado diziendo que no estaba
ay la ymagen de Nuestra Ssñora de Candelaria y que este testigo
yncrédulo de lo que le dixo el sacristán se fue al coro de la dicha
yglesia y dende allí miró al altar y no vido la ymagen de Nuestra
Señora y que se baxó a la capilla y que se llegó al altar de la dicha
yglesia y alió en la dicha capilla resando a un onbre lego que a visto
que le an tomado aquí su dicho y que el dicho onbre preguntó
a este testigo por la ymagen de Nuestra Señora y que este testigo
le dixo que no lo sabía y este testigo se llegó al altar de la dicha
iglesia donde solía estar la dicha ymagen a ver si avía algún rastro
o señas de gente que obiese llegado a Ilebar la dicha ymagen y
que no halló rrastro ni señal alguna ni en el altar ni en la sacristía
ni en la yglesia ni en otra parte ninguna.
Preguntado si tiene sospecha o sabe o a oydo dezir que alguna
persona o personas flayres o clérigos o legos ayan ilebado la dicha
ymagen o sy tiene alguna sospecha dello dixo que no sabe ni sospecha
que persona alguna aya llevado la dicha ymagen de Nuestra
Señora y que todos los flayres deste convento estuvieron anoche en
colación juntos y después en maytines y que después se en9erraron
todos debaxo de una clausura y todos amanescieron esta mañana
en este conbento y que esta noche pasada este testigo y otros
flayres estuvieron platicando como abyan de sacar la ymagen de
nuestra señora en progesyón su día que es el sábado próximo
venjdero.
Preguntado qué ropas tenía la ymagen de Nuestra Señora dixo
que estaba bestida de damasco blanco y que le parece que tenja
una corona de oro y que esta es la verdad y lo que sabe por el juramento
que hizo e firmólo de su nombre —Frai Franco, de Santo
Domingo.
[Margen: testigo] El padre fray Gil de Santa Cruz religioso de
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la orden de Santo Doming-o sacerdote testigfo res^ebido para la
dicha ynformación juró en forma de derecho por Dios y Santa María
y por las palabras de los Santos Ebangfelios y señal de la Cruz que
corporalmente tocó con su mano derecha y órdenes que rrescibió
y hábito de Santo Domingo so cargo del qual prometió de dezir
verdad y le fueron hechas las preguntas syguyentes.
Preguntado cómo se llama y qué hedad tiene dixo que se llama
fray Gil de Santa Cruz y que será de hedad de sesenta años
poco más o menos.
Preguntado si es profeso en esta rreligión y qué órdenes tiene
y si tiene algún oficio dixo que es profeso en esta orden puede
aver quarenta años y que puede aber treynta y ^inco o treynta y seis
años que es sa9erdote que se ordenó de mysa y que a dies años
poco más o menos que es Vicario en la yglesia y monasterio de
nuestra señora de Candelaria en el término de Güjmar hasta ayer
que vino a esta casa y el padre provincial lo asolvió de la dicha
vicaría y que la cabsa fue que este testigo a estado en el lugar del
Arotava y en el lugar del Realejo y que allá muchos le dezían que
por que no llevavan la ymagen de Nuestra Señora a su casa que se
perdía la devoción y que solían ir su día en progesión a su casa y
que no vernjan aquj o sy vinyesen que no traerían tanta devoción
y que ayer viniéndose camino para esta (ibdad en la iglesia de
Nuestra Señora de La Bitoria que es en término de Qentejo este
testigo dixo mysa de Nuestra Señora suplicándole que ella encaminase
por donde se fuese a su casa para su día y que ansí mesmo en La
Rotava dixo mjsa y lo suplicó a Nuestra Señora y que sienpre tenia
particular cuydado de rrogar a Dios que encaminase como fuese la
ymagen de Nuestra Señora a su casa y que venido ayer a este monasterio
habló al padre provincial diziéndole que diese orden como
se llevase la ymagen de Nuestra Señora a su casa sygnjficándole como
todos los pueblos deseaban que se llebase y que sobre esta
rrazón obieron enojo y el padre provincial le absolbió de bicario.
Fuele dicho que se dize que la ymagen de Nuestra Señora de
Candelaria a desaparesfido y no está en este monasterio y asy se
bee que no está aquí que diga lo que acerca desto sabe y pasa dixo
que lo que sabe es que ayer tarde este testigo estubo en la yglesia
y bido la ymagen y rresó ante Ella y que esta mañana quando hizie-
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ron la primera señal de prima este testigo se lebantó y fue al coro
a hazer ora9Íón y que estando en el coro miró hazia el altar y le
paregió que no vía allí la ymagfen de Nuestra Señora y como no estaba
bien claro parecióle que por defeto de su vista deste testigo
no la vía y bolbióse al dormitorio hasta que aclarase más y que llegado
al dormitorio vido que bino el sacristán a dezir al padre provincial
que la ymagen de Nuestra Señora no estaba allí y luego fue
el padre provincial a la yglesia y con él este testigo y otros flayres
y miraron por la ymagen de Nuestra Señora y no la hallaron ni hallaron
rastros de personas ningunas que allí obieren llegado y que
este testigo a tenido muy particular devoción y cujdado de rrogar
a Nuestro Señor que la llebase a su casa y que le da el espirito que
porque no llebaban la dicha ymagen a su casa que Dios la llebó
para que el día de su fiesta estuviese en su casa y que sicnpre tubo
este testigo esta esperanza porque continuo se lo suplicaba y que
asy lo dezía a muchas personas que hablaban dello diziéndoles que
él esperaba en Dios que para su día estaría la ymagen de Nuestra
Señora en su casa y que ésta es la berdad y lo que sabe por el juramento
que hizo e firmólo de su nombre y preguntado si ay algunos
religiosos en la casa de Nuestra Señora de Candelaria dixo que
no está más que un flayre que se dize fray Vigente que es sacerdote
—Fray Gil de Santa Cruz.
Acerca de los rescates de los canarios en Guinea*
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Carta de Marlim Córrela para a Rainha D. Catharina
Senhora—Por huma Carta de Vossa Alteza de vinte e hum de
Dezembro fui avizado como por Cartas de Simáo Cardozo Feitor
' Debo hacer constar que la sij^uiente copia no se hizo sobre la edición de
Baiáo, lino sobre una copia que me mandó la Biblioteca de la Universidad de
Coimbra; por lo tanto es copia de copia y no puedo garantizar su exactitud. Lo que
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em Andalozia avia sido informado como em Sivilha se faziáo prestes
tres Navios, pera irem a Guiñé rescatar, ou saltear, nos quaes hiáo
Portuguezes, que vivem ñas Canarias, e alguns no Reyno do Algarve:
eposto que deste negoceo nao tinha outra informa^áo, era de crer
pelo custume, em que esteváo os das Canarias a hirem a Guiñé, e
ás outras térras de sua Demarqua^áo a resguatar, e fazer saltos
contra sua defeza, e das Capitulagoes feitas antre esses Reynos de
Vossa Alteza, e estes, de que Elrey, que está em Gloria, se avia
mandado queixar, e Vossa Alteza tambem, de que se nao á visto
castigo algum nos culpados, avendo tantas rezoes pera isso, que
foi azo destes, e outros cometeram mais vezes este caminho de que
Vossa Alteza he muy deservido, de que loguo fui dar conta á Prin-ceza,
e ella me respondeo, que ella faria nissoo tudo o que podcsse,
e fosse necessario: e por me Vossa Alteza escrever na mesma Carta
que tinha mandado ao mesmo Feitor tomasse deste negoceo particular
informadlo, e ma enviasse em diligencia^ o qual me escreveo
depois por duas, ou tres vezes, sem me falar em nenhuma neste
negoceo, por donde me pareceo que dcvia auer cessado, epor isso
nao fiz outra mais diligencia e com tudo Ihe escrevi que me avisasse
deste negoceo, e oje fez cinquo dias me foi dado huma .Carta sua,
e huma informadlo de todo, que delle tinha entendido, em a qual
diz que os Navios partirlo de Sevilha pera Cales, e dahi pera Ta-narife
preste, próvidos para fazerem avlagem de Guiñé, como
mais larguamente Vossa Alteza vera pola mesma informadlo que
com esta envió: eu mais folguara que viera em tempo que estivera
a ida destes Navios, porque mais servido de Vossa Alteza fora nio
fazerem esta jornada, que averem Provizoes pera serem castigados,
por que tenho entendido, que se fez pouqua justiía ñas Canareas
puedo decir es que he copiado la copia con el mayor cuidado, reproduciendo todas
•tti particularidades de ortografía y puntuación, para que el editor eventual sepa a
qué atenerse. Ahora, el cotejo que se hizo de otros documentos de esta colección de
Baiáo para reeditarlos en Sources inédiies, Portugal, t. V, reveló que la edición de
dicho erudito, sin ser mala, no resulta siempre de una exactitud perfecta. Desde
luego, como no •« cotejó este documento—que no reeditamos—no puedo decir si
las formas sospechosas están en el original o representan errores sea de Baiáo sea
del copista de Coimbra.—Robert RICARD.
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porque as justigas, e os delinquentes todos tem parte neste trato e
por isso requeiro hum Pesquezidor, que va daqui esperar que se
fa9a Justina, porque, como diguo, todos tem parte nelle, e se me
concedem Pesquezidor, como espero, Vossa Alteza deve d'aver por
seu servido fazer-lhe alguma mercé, e que Iha prometa eu de sua
parte, porque o com que se poderá contentar montará pouquo, e a
Vossa Alteza vailhe muito em estes serem bem castigados, e afora
isto nao me parece que se cscuzará ir com elle algum criado de
Vossa Alteza, que solecite, e requeira este negoceo, porque fazen-dose
boa diligencia desta vez, e sendo castigados os culpados, de
verdade será escaramente, pera nao tornarem la outros: Em tempo
de D. Duarte d'Almeida me dizem vieráo a seu poder Estormen-tos,
que se tiraráo ñas Canarias, per que constava muito claras as
culpas destes todos, que váo a Guiñé, e tratáo ordinariamente la:
mande Vossa Alteza saber delle se os tem, ou aquem os deixou,
que pode ser seráo necessarios, pera se prouer milhor no que
cumpre a servÍ90 de Vossa Alteza, por que mos pedem pera isso,
e nao se acháo qua. Tambem pe^o outras Provizóes pera que em
quaesquer Portos destes Reynos, a que estes ditos Navios vierem,
sejáo os omens, que nelles vierem prezos, e as fazendas socrestadas,
até se fazer comprimento de justifa; e que os Portuguezes, que
nelles vierem, sejáo entregues as justigas de Vossa Alteza: tenho
confianza, que será bem despachado este negoceo, e com todo
mande Vossa Alteza saber de Dom Duarte se tem estes papéis, que
diguo, que sao necessarios... [lo que sigue hasta el fin de la carta
no tiene relación con la historia de Canarias].
[Al final:] De Valhedolid a vinte e dous de Janeiro de mil
quinhentos cincoénta enove.—MARTIM CORREA DA SYLVA.'
(Gaveta 15, mafo 18. n." 18)^
2 No Quadro elementar do Visconde de Santarem, t. II, p. 103, summaria-se
este documento, cuja cita^io ahí está errada. Encontra-se muito dilacerado [Esta
observación se refiere sobre todo a la parte final del documento.—R, R.j
' Archivo Nacional de la Torre do Tombo (Lisboa).—R. R.
174
La Inquisición de Canarias y el Cristo
de Tacoronte ^
En la Villa de M.^ a veinte días del mes de Abril de mil y
seiscientos y sesenta y Zinco años el S/ D. Diego Sarm.*° de Valladares
del q.° de su Mag.^ de la s.*» G.' Inq." En virtud de Co-miss."
del Ex."°- Sr. Obispo Inq.' Gl. y Sres. del dho. Consejo
estando en Junta y Vista de negocios con los Padres Maestros Fr,
Rafael de Oñate del orden de S. Ber/° Fr. Joseph Méndez de St.
Joan del orden de los mínimos de S. Fran."^" de Paula, Fr. Joan de
Heredia y Fr. Blas tostado del orden de nra. S.* del Carmen Fr. Basilio
de Zamora capuchino Todos Calificadores del dho. Cons.° Se
vio lá delación remitida al Cons." por los Inq.'" de Canaria Concertar
24 de abril de 622 a la Pintura de Christo nro. S.' En ella mencionada
y zensura dada por los Calificadores de aquella Inquj."" y
conferido sobre ellos.
Dixeron conforme los Padres Oñate, Méndez, Heredia y Zamora
que dha. Pintura se deue tolerar.
Y el P.* Fr. Blas tostado, Dixo que por q.'° esta ymagen representa
a Christo nro. S.' Resucitado, y tener más llagas de las Zinco
' En la 2.* edición de Papeles de Inquisición, Catálogo y Extractos de A. PM
y Mélia, publicado por el Patronato del Archivo Histórico Nacional, Madrid, 1947,
aparece rejfistrado al número 375 lo siguiente:
«Sobre la pintura de un Cristo crucificado, con un pie'sobre calabera, serpiente,
etc., con muchas Uag^as, etc. '
>Que es alg^o irregular, por estar a un tiempo triunfante de pasión y doloroso.
Era de Canarias. 1662».
Esta nota resultó pertenecer al legajo n.° 4432, n.° 17, referente a la pintura y
hechura del Cristo de Tacoronte, traido por el regidor don Tomás Pereira de Castro,
sobrino del capitán don Diego Pereira de Castro, también regidor, quienes, en
el año de 1662, hicieron escritura de patronato, ayudando, con su propio peculio,
en la edificación de la iglesia del convento de Tacoronte y colocando, en su altar
mayor, la maravillosa talla del Santísimo Cristo de los Dolores y Agonía.
Paree* ser que a la Inquisición de Canarias le hixo muy poca gracia la talla
de la imagen y su pintura, porque como la imagen representaba a Cristo Nuestro
Señor resucitada y tenía más llagas de las cinco que comúnmente dicen los Sagrados
175
que comúnmente dizen los Sagrados Euangelistas parece Conue-niente
que no se tolere esta pintura, porque se pueden hazer tantas
que el Vulgo tome ocasión para hazer quanto Christo Sr. nr. Resucitó
con más de las Zinco llagas que dizen los Euangelistas y tenerlo
por tradición de la Yglessia Como tomaron ocasión algunos herexes
para dezir que San Pedro no fue en su tienpo vnica Cabeza de la
Yglesia por Ver pintado comúnmente a su mano derecha a San Pablo
y lo firmaron.—FR. RAPHAEL DE OÑATE [Rúbrica],—FR. JOSEPH
MÉNDEZ DE S. JOAN [Rúbrica].—FR, JOAN DE HEREDIA [Rúbrica].—
FR, BLAS TOSTADO [Rúbrica],—FR, BASILIO DE ZAMORA [Rúbrica],
—JOAN DE CLABIJO Secret,"° del Rey Nro Sr,' y del Consejo,
M," a 7 de Set.* de 1662,—Muy Ps.° Señor.—Al Relator.
M,* Ot* 6 de 1662. Sres, Brauo,—Santos,—Sotomayor.
Que se lleue a la Junta de Calificadores.
El Comiss.° de la ciudad de La Laguna nos dio auiso que Don
Thomas Pereyra de Castro Recaudador de las Rentas Reales De
estas Yslas Trujo de España Vna hechura de Vn S.'° Cristo en pie
de estatura de Vn hombre Viuo Con Vna cruz en la mano izquierda
Y la derecha sobre el pecho Y debajo Del pie izquierdo Vna
Calavera Y vna serpiente con vna manzana en la Voca Y con Hagas
Evangrelios, les parecía conveniente que dicha pintura no le tolérate, ya que eito
daría ocasión al vul^o para decir que Cristo resucitó con más llagas de las cinco
que dicen los evangelistas, o que fuese tradición de la ij^lesia, como en cierta ocasión
habían dicho alg'unos herejes de que San Pedro no había sido, en su tiempo,
la única cabexa de la iglesia, sólo porque habían visto pintado, en su mano derecha,
a San Pablo.
La carta en la cual se ordena de que se lleve el asunto a la Junta de Calificadores
la htn citado ya los señores don Dacio V. Darías Padrón en su artículo El
Cristo de Tacáronte, «La Tarde», Santa Cruz de Tenerife, 21 de septiembre del 940;
el malogrado don Buenaventura Bonnet en su articulo El Santísimo Cristo de Tacáronte,
«El Día», Santa Cruz de Tenerife, 19 de septiembre de 1941, y el Dr. don
Jesús Hernández Perera en su monografía Domingo de la Rioja. El Cristo de Felipe
IVen Serranilla, «en Archivo Español de Arte», núm.° 99, Madrid, 1952, pág.267.
Por considerarlo de interés, publico aquí el expediente íntegro, tomado del
Archivo General de la Inquisición de Toledo, que se encuentra en el Archivo Hif-tórico
Nacional, de Madrid.—Antonio RUIZ ÁLVAREZ.
176
en los pies manos y costado muí sangrientas y muy rrotas y disformes
que Causan orror Y mucho reparo con otras muy grandes Y
del mismo modo en algunas partes Del querpo como son Rodillas
codos y espaldas.—Y porque esta Pintura nos pareció Yregular Y
que manifiesta estar a un mismo tiempo Cristo nuestro Redentor
triunfante de Pasión Y doloroso mandamos que quatro Calificadores
de esta Inqq.°° Viesen dicha hechura para sauer si se oppone en
algo al texto sagrado Y Dieron la censura cuya Copia Van con esta
Y por quanto dho. Don Thomas es de la nación ebrea por tal tenido
y reputado Damos quenta a V. A. para que la mande Ver Y a
nosotros Lo que fuere de su seruicio g / ' Dios a V. A. Como sus
Capellanes se lo suplicamos Canaria y Abril 24 de 1662.—DON
FRAN.=° MESSIA DE FRÍAS SALAZAR [Rúbrica].
M.<> a 5 de Dez.' de 1662;—Muy Pod. S.°'—Véase si está despachado
y sino se traiga al Relator.
En Carta de 24 de Abril passado de este año dimos quenta a
V. A. q.' Don Thomas Perera de Castro Recaudador de las Rentas
Reales destas Yslas portuguez de nación Truxo de España Vna hechura
de Vn S.'" Christo Cuya pintura nos pareció Yrregular por
estar a un mismo tiempo Christo nro. Redemptor doloroso Y Triunfante.
En ésta hacemos requerdo para que V. A. lo mande Ver y a
nosotros lo que fuere de su seruicio Gu.' Dios a V. A. Como sus
Capellanes se lo suplicamos. Can." Y Octubre 14 de 1662.—DON
FRAN." MESSIA DE FRÍAS SALAZAR [Rúbrica].
Canaria 14 de Oct.* de 1662.—Hace recuerdo sobre el exped.**
de la causa de D. Thomas Perera de Castro.—Al consejo Supremo
de Su Mag.** la Santa general Inq.°° de Dios Inq."" de Canarias.—
M.' CARTA del Coms.»
Recluida En Veinte y tres de febrero de Mil y seis.°' y sesenta
Y do»,—Muí 111.* Sres.—Don Thomas Pereira de Castro Recaudador
de las Rentas Reales de estas Yslas trajo una hechura de Vn Santo
Christo en que se a hecho Reparo en esta Ciudad porque Representa
a Christo nro. S.°' Viuo Con vn» Calauera debajo de un pie
Como triunfando de ia muerte Y de Vna serpiente Con vna
177
mangana en la boca que parece Representar a el Demonio quando
engaño a Eva Y vna Cruz enarbolada de Peralto señales todas de
Christo nuestro Redemptor triunfante Y Vitorioso Y se muestra
mas claro porque tiene Llagas en manos pies y Costado porq.* la
llaga del Costado no la tubo Christo nro. Redemptor viuo sino después
de Resucitado Y por otra parte tiene la dha. Ymagen puesta
en pie muchos golpes y llagas grandes Y disformes que Caussan
horror en algunas partes del Cuerpo Como son Rodillas Codos y
espalda en que se manifiesta estar al mismo tiempo de passion Y
doloroso Y porque esta escultura parece que se opone a el texto
Sagrado pedi a algunos Calificadores Como son Don Francisco
Ventancor Prouisor deste Obispado al Prouincial de Sto. Domingo
y Fr. Blas Manuel y al Recetor que Viesen con Cuidado esta Ymagen
Por si V. S. tubiese gusto de Ynformarse porq.* llanamente se
a hecho Reparo en ella en esta ciu.'' no obstante que a dicho el que
la trajo que fue vna reuelacion Y que en Madrid ay algunas Yma-genes
de Jesuchristo nuestro Redemptor en esta misma forma doi
quenta a V. S. para que me mande lo que V. S. fuere sentido Nro.
Sr. Gu.* a V. S. largos años etc. Laguna y Febrero cinco de Mil y
seiscientos y sesenta y dos.—FR. JUAN DE SAN FRAN.*°=Fr. Juan de
San Fran.'° En carta de cinco del corriente nos da q.*' de la Hechura
del S'° Christo que Don Thomas Pereyra de Castro Recaudador
de las Rentas Reales de estas Yslas Y el Reparo que se a hecho
en essa Ciudad Por lo qual conuiene que en Reciuiendo esta disponga
que Vn pintor saque en dibujo en un pliego de papel la
hechura del Santo Christo procurando que las Ynsignias llagas y
Señales sean Con toda Distinción Y de modo que se Conoscan
Valiéndose de la Persona o Personas que mejor le pareciere para
que se haga con su ynterbencion con motiuo de que es para hacer
Algunos quadros de debocion por lo que Ymporta el Secreto y que
no se entienda es orden nuestra.—Y en Vista de la hechura Y dibujo
hará que en su Celda Con toda disimulación Se Junten el D.°'
Don Fran.'** de Vetancor y Fray Blas Manuel CaliBcadores de este
Santo Officio con el Mro. Fray Alonso Melgarejo Prouincial de
Santo Domingo del qual Recluirá Juramento del Secreto y todos
quatro darán su parecer al pierde esta si en algo se opone dicha
hechura al sagrado texto para que en Vista de todo se prouea lo
RHL, 12
178
que conuenga. Gu,* nuestro Señor a V. P. Canaria y febrero veinte
y siete de mil y seis.°' y sesenta y dos.—Licen/° DON FRAN.*^"
MESSIA DE FRÍAS SALAZAR.—En Veinte y dos de Marzo de Mil y
seis.'"* y sesenta y dos estando en la Celda de Fr. Juan de San
Fran."^° Y por su presencia Como Comissario del Santo Oficio el
Mro. Fray Alonso Melg^arejo Prouincial de la orden de Predicadores
antes de saber para que fue llamado Juro de guardar Secreto
Y fidelidad En la forma acostumbrada Y lo Firmo.—FRAY JUAN DE
SAN FRAN.^O .—FR. ALONSO MELGAREJO.
Carta del Tribunal al Comiss.° de la Lag."
Por Carta de nueue del Corriente nos auisa la dificultad que
tiene de Hacerse el dibujo de la hechura del Sto. Christo Y que no
se deje de sauer que se hace por nro. mandado que a nosotros auia
parecido fácil Y conueniente sera lo que en reciuiendo esta Disponga
que Don Fran." de Betancor y Fray Blas Manuel Calificadores
de este Sto. Oficio y el Prouincial de Santo Domingo Y por su
perss." se haga la Censura Y Calificasion que esta pedida En Ragon
de declarar si dicha hechura se opone en algo al Sagrado texto
dando de ntra. parte Un Recaudo a los Referidos y hecha dha. Censura
al pie de esta Y todos juntos y cada uno de por si Como
mejor les pareciere se Remitirá original a este tribunal que en casso
necess." a todos y a cada uno se da Comission En bastante forma
Gu.* Dios a V. P. etc. En Canaria a diez y siete de Marzo de mil y
seiscientos y sesenta y dos.—Licen.^° DON FRAN.'^" MESSIA DE
FRÍAS SALAZAR. Por mandado del Santo Oficio de la Inq.°° BR.
DON MIGUEL ALUAREZ DE MIRANDA.
En Conformidad de lo mandado por el Tribunal en la Carta
de atrás Juntos los Referidos En ella Y conferida la materia para
que se juntaron pareció Responder lo siguiente.—Lo primero todos
los que aqui estamos y firmamos Emos visto con Cuidado la Imagen
del Santo Christo que trajo Don Thomas de Castro que es vna hechura
de vn Santo Christo en pie de estatura de hombre Viuo en
la Cruz de Peralto en mano ysquierda Y la derecha Sobre el pecho
y debajo del pie Isquierdo Vna Calabera y Vna Cerpiente con vna
manzana en la boca con llagas en los pies manos y costado mui san-
179
grientos y muí rotas y otra Ua^fa grande algo honda y apartada la
Carne en la Rodilla derecha y otra de la misma manera en el codo
del bra90 derecho Con el cuerpo acardenalado a partes y en las
espaldas dos heridas como hechas con algún garfío o instrumento
de hierro y estas dos singularm.'* grandes Y que causan Reparo y
estrañesa—Y aserca de lo que Sentimos de la excultura Referida
decimos que aquí se a dicho en esta ciudad que en la Corte ay dos
Ymagenes de esta misma hechura Vna en el Conuento de nra. Señora
de Atocha y otra en la capilla de los Terceros de San Fran. ^° Y
que el Sr. Cardenal y arzobispo de Toledo Concedió dias de Yndul-gencia
a los que Refaren delante de dha. Ymagen Y pensamiento
aunq.' no se Reconoce bien la estrañeza de las heridas ni se ve lo
sangriento por ser solo de tinta la pintura por lo qual nos parece
que supuesto que se pinta en España y mayormente en la corte
donde esta el Consejo Supremo de la Santa y general Inqq.°" esta
1 magen abra sido para alguna Reuelacion Calificada o algún otro
motiuo superior pero que sin este es pintura yrregular porque Junta
lo posible con lo glorioso sin determinar misterio particular Y aunque
no parece Contra el texto Sagrado del Evangelio quanto a la
sustancia En quanto a el modo y lo disforme de algunas de las llagas
y heridas Representándose Viuo caussan algún horror y no prouo-can
a deuocioh tanta como las de otras ymagines de Christo nuestro
Señor llagado Y este es nro. parecer que firmamos en esta ciudad
de la Laguna en veynte y dos de Marzo de mil y seiscientos y sesenta
y dos.—FRAY JUAN DE SAN FRAN.<=°—D." FRAN." DE VE-TANCOR,—
FRAY ALONSO MELGAREJO.—FRAY BLAS MANUEL.—Va
entre Renglones.—Blas.—Vala.
Conquerda Con sus originales que quedan en la Cámara del
Secreto de este Sto. Oficio de Can.* a que me Remito y doi ffee.
—DR. BARTOLOMÉ ESTACIO [Rúbrica].
Can."" a 24 de Abril de 1662.
Los Inq.'*» remiten la Censura que han dado los Calificadores
de aquel Tribunal a una pintura de un Sto. Christo que tenia
D. Thomas Pereyra de Castro.
Zensurado por la Junta de Calificadores.—No visto.—AI Con-
180
sejo Supremo de Su Mag."* Consejo General Inqq."" gf/* Dios.—
Yqq.°" de Canarias.—Leg. 4432 n." 17.—Madrid.
(A. H. N., Inquisición de Canarias, Leg. 4432, n." 17)
Solicitud de Alonso Talarico Cabeza de Vaca,
Provincial de Santo Domingo, de ser ministro de
la Inquisición
Entre los expedientes que sobre la Inquisición de Canarias—
dependiente como es sabido del Tribunal de Toledo—se conservan
en el Archivo Histórico Nacional, aparece el perteneciente al
n." 8 del legajo 1383 que dice:
«Testimonio de Información ad perpetuam de joromo Talarico
y Sulpicio Talarico su hijo», en el cual va incluido el de Alonso
Talarico Cabeza de Vaca, hijo del tal Sulpicio Talarico.
Alonso Talarico Cabeza de Vaca, provincial de Santo Domingo
del convento de Ntra. Sra. de Candelaria, es de quien nos cuenta
Viera y Clavijo en sus Noticias de la Historia General de las Islas
Canarias que se presento el día 6 de abril de 1668 al ayuntamiento
para reconvenirle nuevamente con la antigua real cédula «para-trasladar
a Santa Cruz el santuario de Candelaria, con los acuerdos
que en diversos tiempos se habian hecho sobre este punto y con
varías observaciones contenidas en una larga petición».
Y don José Agustín Álvarez Rixo nos dice en su narración
sobre Establecimiento del Gobierno antiguo y moderno, asi civil
como Militar en este Puerto de la Cruz, con noticias de sus magistrados.
Escribanía publica. Correo y Consulados Extranjeros que
antea de 1641 había sido alcalde del Puerto Sisenio Talarico (posiblemente
no leería bien y confundiese el nombre de Sulpicio y
no Sisenio), quien debió de haber sido el tal primer alcalde, según
parece desprenderse del Espediente primordial del Muelle y Puerto.
181
Damos a continuación la tal solicitud de información en la cual
se incluye la genealogía de los Talaríco.
Antonio RUIZ ÁLVARE?
En el Conss.° a 28 de Junio de 1670 Su Exa. preste.
Fray Alonso Talarico Cabeza de Vaca Prior Probincial desta
Probincia de nra. Sra. De Candelaria de la orden De predicadores en
estas Islas natural de la Villa De la orotava en la De tenerife
pretende ser ministro De esta Inqq."" y habiéndosele hecho la gracia
Dio su genealogía y de ella parece que su padre y abuelos paternos
fueron naturales de el Lugar de Diano jurisdicion de Guillano en el
Rey no de ñapóles probincia de Calabria y como en el no ay inqq.""
ni tenemos noticia (ni la parte) de que obispado sea dho. ÍMgar dudamos
a quien se an de Remitir los despachos para la calificación del
sussdho. y a parecido Remitirlos al vicario ecclesiastico del Lugar de
Guillano de cuya jurisdicion es el de Diano salvo la corrección y
enmienda de V. A. a quien remitimos dhos. despachos para que sea
servido a mandar encaminen y hagan las ynformaciones y hechos
se nos Remitan por duplicado dando noticia a la parte en la secretaria
Del Consejo para que sepa adonde a de acudir a hazer el deposito
para los costos de dhas. ynformaciones V. A. mandara lo que mas
convenga gde. Dios a V. A. como sus capellanes se lo suplicamos
Inqq.ox Jg Qan.' y marfo IJ de 1670 anos.—FR. FRAN.~ PORTEROS
DE LA WEGA—Rubricado.
[Hay una nota marginal —en el original— que dice:] Oficio de
Fray Alonso de Talarico, sobre la pretensión de ser ministro dé la
Inquisición. Otro oficio de Fray Fran."' Porteros de la Vega sobre
averiguación de la genealogía [Y luego dice:]
Escrivase a los Inqres. que el Ecxmo. S."' Obp." de Plass."
lnq.°' Gen.*' dispensa en la estrangeria que tiene este Religioso pa-
'•a que pueda ser ministro y que están advertidos que semejantes
gracias tocan privativamte a su exa. y que sin que huviese precedido
e*ía dispensación no devieron mandar se entrase en las informa-
182
dones que informen la causa y motivo para dispensar en esta es-trangeria
y con que orden y remitan al Conss.° copia autorizada de
la genealogía deste Religioso V el presente Secret/'" se informe de
la Secref* del Conss." de Sta. inq. de la parte de Ñapóles a que
Diócesis toca el lugar de Diano Jurisdicción de Guillano y si ay
obpo. o Archpo. en aquella Diócesis o a que persona toca elgovierno
de lo espiritual como se llama y que títulos tiene para que se le es-crivan
con la genealogía que se hagan estos inform." en la forma
que se acostumbra Y se pase si ay aqui quien solicite estos depa-chos—
Rubrica—Escriviose a Canaria—Rubricado.
Genealog^ia del Padre fr. Alonso Talarico Cabeza de Vaca Prior
Provincial de la Provincia de nra. Sa. de Candelaria de estas islas
de Canaria de la orden de Predicadores natl. de la Villa de la
Orotava en la de Tenerife.
Padres: Sulpicio Talarico natural del Lugar de Diano Jurisdicción
de Guillano Reino de Ñapóles y Probincia de Calabria y vecino
de la Orotava.—D.* Asencia Beatriz Serrano natural de Icod
de los Vinos en dha. isla.
Abuelos paternos: Gerónimo Talarico natural y vecino de dho.
Lugar de Diano.—Hipólita de Neila natural y vecina de dho. lugar
de Diano.
Abuelos maternos: Benito Alonso de Mesa natural de la ciudad
de La Laguna y vecino de Sta. Úrsula y la Orotava.—Beatriz Serrano
natural de la Ciudad de La Laguna y vecina de dhos. lugares—
FR. ALONSO TALARICO.
Concuerda con la genealogia original que esta en los autos de
la pretencion del dho. Fr. Alonso Talarico y queda en esta Cantara
de el secreto desta inquissicion de Canaria a que me remito y doy
fe.—B» BARTOLOMÉ ESTAÑOS—Rubricado.^
Nota d« l a Redacción»—Hemos respetado la transcripción de don Antonio
Ruit Alvares en loi documentos anteriores, aunque se aparta radicalmente
de las normas que preferimos, que son las divulg^adas hace años por la Escuela de
Estudios Medievales del Consejo Superior de Investisraciones Científicas.
Noticias de la exemplar vida de el Illustrísimo
Sr. Dr. D. Bartholomé García Ximenes
CANÓNIGO LECTORAL DE LA STA. IGLESIA DE SEVILLA Y
DIGNÍSSIMO OBISPO DE ESTAS ISLAS, QUE FALLEZIÓ EL
14 DE MAYO DEL AÑO DEL SEÑOR 1690»
Illmo. y Rmo. Sor.— Señor: mándame V. S. Illma., en la postdata
qus se sirvió poner de su letra y carta ds 16 de julio, dé a
V. I. las noticias más authorizadas de las virtudes del Illmo. Señor
Dn. Bartholomé García Ximenes, mi Señor y amantíssimo Padre, y
un testimonio en forma proveniente de las demonstraciones de devoción
y dolor del pueblo en su muerte; y aunque mi insuRsiencia
pudiera temer arrojarse a tanto asunto, con todo, la rendida obediencia
que debo professar a V. I. me haze atropeilar el impossible
a que me expongfo, y assi passo a obedezer a V. I. en lo que se
digna, mandarme.
Supongo lo primero que tendrá V. I. noticias de la vida y virtudes
del Obispo mi Señor, del tiempo que residió assi en Salamanca,
siendo estudiante y cole^fial de el menor de Cañisares y de
el mayor de Cuenca, como del tiempo que fue Canónico de oñcio
de essa Santa Iglesia Patriarchal de Sevilla, d^ que V. I. es dignís-simo
Prelado; y passaré a referir la vida y modo de govierno que
el Obispo mi Señor tuvo en los veinte y sinco años que govemó
este Obispado de las Islas de Canaria, para que de el contexto de
ella y de su modo de proceder pueda reconozer V. I. las virtudes
en que se exercitó.
' Esta extensa «carta» fue escrita por don Juan García Ximénez, secretario y
primo del obispo biojrrafiado, al arzobispo de Sevilla, en 1691, y parece que su primitivo
título era Heroica vida, virtudes y muerte del limo. Sr. don Bartolomé
García Ximénei (VIERA Y CLAVIJO, Noticias, IV, lib. XVI, cap. 57). Aunque esta
historiador incluya un buen resumen de ella en sus Noticias, creemos interesante
editar el texto completo. Fray Fernando de San Joseph Fuentes le añadi¿ muchoa
apéndices y la titul¿ Itinerario, al copiarla de un ejemplar de la librería del d«in
Alonso Carriazo, copia a su vez del original. De aquella copia, conservada en «1
convento de Candelaria, procede la presente edición, de nueva y cuidadosa copia
de nuestro colaborador don Jesús Hernández Pereía.—La Redaccl4a«
184 [2]
Y comenzaré desde que nos embarcamos en Cádiz el año de
1665, que fue a sinco de Junio, un Domingo; y pongo la calidad del
día, para prevenir a V. I. desde aora, para que note y vea los cas-sos
singulares que en semejantes días le sucedieron al Obispo mi
Señor (en este viaje y basta el último día de su vida). Aviendo
salido en compañía de flota, de que era General Don Joseph Centeno
y Ordoñes, y en medio de que este caballero avía ofrezido
al Obispo mi Señor que le comboyaría hasta estas Islas, permitió
Dios por sus altos e inescrutables juizios que en nuestra embarcación,
que era una Saetía Genovessa, el piloto y patrón, a los sinco
días que aviamos navegado, comenzaron a dezir que la flota no
traía el rumbo de estas Islas, y con esso algunos passajeros de
cuenta que el Obispo mi Señor avía admitido por hazerles este
«gazajo siguieron la opinión del patrón y piloto e instaron a Su
Señoría a que nos apartássemos de dicha flota, persuadiéndole que
el rumbo que llevaba era el de las Islas Terceras y que nos exponíamos
a un cautiverio, por ser muy frequentes los piratas moros
por aquellas costas; y en medio de esta persuación e instancia
grande que le hizieron estuvo renitente dos días y sin querer apartarse
de la flota, satisfaziendo con lo que el General le avía ofrezido,
y que si fuese navegando fuera de el rumbo de estas Islas,
discurriendo que Su Señoría venía en su compañía, se lo avía de
hazer avissar; pero fueron tales las instancias que le hizieron y
los peligros y riesgos que le ponderaron, que' los creyó y temió,
aunque con todo mandó se arrimasse la saetía a la capitana y que
de su parte se diesse un recado a dicho General' y se le pregun-tasse
si avia de passar la flota por las Islas de Canaria; y se le respondió
de dicha capitana con estas formales palabras: como el
tiempo diere lugar y sin añadir ni quitar más palabras; y como esta
respuesta fue tan confussa y lacónica, preguntó el Obispo mi Señor
qué fuese lo que le querían dezir con ella, y se la glossaron
de calidad que le hizieroii creer de el todo lo que antes le avían
ponderado de que la flota iba fuera de el rumbo de estas Islas, y
mandó que nos apartássemos de dicha flota, a que ayudó el patrón
y piloto, para que se huvieran persuadido a que la flota no seguía
el rumbo de estas Islas, ni aver podido observar el Sol, por aver
estado aquellos días toldado, y el Domingo, que fue el siguiente al
[3] 185
que salimos de Cádiz, el piloto reservó el Sol y se halló propassado
de estas Islas; podrá considerar V. I. en qué desconzuelo y consfo-xa
se vería el Obispo mi Señor y todos los demás que veníamos
en dicha saetía, pues aljfunos no aviamos visto el mar en nuestra
vida ni savíamos ni entendíamos qué era propassarse, y se discurrió
aquel día que fuéssemos a buscar la Costa de Berbería, por si
encontrábamos en ella algún barco de los que suelen ir de estas
Islas a la pesquería de la sama; y haviendo navegfado aquella noche,
estábamos tan cerca de dicha costa, que si dura más la noche una
hora encallamos en ella y damos en manos de moros alarves, pero
amanezimos tan cerca, que los vimos correr por aquellas playas; allí
estuvimos todo el Lunes y el Martes navegando de una vuelta y
otra por si podíamos volver a ponernos en paraje que cogiéssemos
alguna de estas Islas; peto los vientos soplaban tan recios y eran
tan contrarios, que no pudimos mexorarnos, antes sí estábamos en
conozido peligro de que nos cautivassen, y conziderando el mise*
rabie estado en que nos hallábamos, los riesgos y peligros que
nos amenazaban assi de naufragar por lo recio de los vientos y de
ser cautivos por el paraje en que estábamos, como de perezer de
hambre y sed, porque veníamos embarcados sobre sinquenta personas;
y aunque el Obispo mi Señor avia hecho prevenir muy
abundantemente bastimentos para el viaje de estas Islas, aviéndose
resuelto de que siguiéssemos el rumbo de las Indias, por si podíamos
coger alguna Isla de las de Barlovento, fue preeisso entrar en
la economía de estrechar la comida y bebida de calidad que pu-diéssemos
con lo que traíamos llegar a las Indias, y desde el Miércoles
se comenzó a dar ración tan parca y limitada, que de 24 a
24 horas nos daban a todos de comida que no sé si llegaría a ocho
onzas y de agua no sé si medio quartillo; a que se añadió otro desconzuelo
bien considerable y fue que, aviendo de seguir la derrota
de las Indias, el patrón y piloto dixeron que no traían carta de
marear más que para estas Islas, y en este desconzuelo le ocurrió a
Dn. Miguel Roldan, que venía por secretario, que traía entre sus
libros uno intitulado Theairo del Orbe de la tierra de Habrahano
Chortelio, que tiene los mapas iluminados, que sería possible ver
por él la graduación de las Islas de barlovento, para tomar alguna
de ellas, o passar a Puerto Rico; y, aviéndosse sacado dicho libro,
186 [4]
en él estaba lo que deseábamos: pero con la confución que se
puede conziderar, no estando delineado como para carta de marear.
Con este tal qual consuelo, cayéndonos por suertes que se"
echaron para el patrocinio de nuestra aflicción en este viage Nuestra
Señora y Madre Santíssima de Candelaria, Patrono Universal
de estas Islas, y el Glorioso Santo Thomás de Villa Nueva, santo
Obispo y socorro con espesialidad de pobres y de hambrientos,
cuyo amparo nos valió tanto para con Dios, con el principal patrocinio
de su Madre Santíssima de Candelaria, que en medio de los
pelij^ros y riesgos en que nos vimos en dicho viaje nos sacó su
Majestad Divina con felizidad de todos ellos, pues el mismo Do-minsfo
que nos hallamos propassados estuvo toda la flota sobre
esta Isla de Thenerife, y Dispusso la Divina providencia que tres
de veinte y seis naos de que se componía tomassen la canal de
mano isquierda, que mira a berbería, juzgando tomarían por allí las
demás naos; pero aviendo lleg^ado la capitana a la punta que llaman
de Naga, el General dirigió su viaje por el otro canal, que corresponde
a la isla de la Palma, y aviendo disparado pieza para que
por él le siguiessen las demás naos, las tres quizieron dar la buelta
desde un canal al otro, para seguir la capitana; pero siéndoles el
tiempo y las brissas contrarias, estuvieron para perderse, y si no es
por un saliente con que dio fondo la nao de la Santíssima Trinidad,
que era de mucho porte y buque y de las mayores que iban en la
flota, encalla y se hace pedazos entre [...] en esta misma tierra en
donde era Prelado el Obispo mi Señor, dándoles lástima con su
misericordia [...], avían de usar con Su Señoría y con los demás de
su familia que veníamos en la saetía. Perseveraron dichas naos
Msí toda aquella noche del Domingo que nos hallamos propassados,
y el Lunes al amanezer, siéndoles aún el tiempo contrario para
•eguir la capitana y el demás resto de la flota, tomaron su derrota
por el primer canal por donde avían entrado.
El Domingo siguiente 19 de Julio descubrimos de nuestra
saetía estas tres velas, y aunque al principio tuvimos grande gozo
juzgando que era U flota, después, viendo que no parezían otras
velas, discurrimos que no eran naos españolas, y nos entró el miedo
de que serían enemigas, y el patrón de la saetía se puso en
huida, y nos huvíera salido bien cara, si Dios después no huviera
[5] 187
alumbrado nuestra ceguedad, poniendo en nuestros corazones ánimo
para llegar más cerca y reconozer si traían señas de ser navios
españoles; hizímoslo assí y en breve tiempo se reconozió por los
corredores la nao de la Santíssima Trinidad, y nos acercamos a ella
hasta poder hablarles, y quando les avisaron de nuestra desgracia
y de que el Obispo mi Señor venía allí, se quedaron todos tan admirados
como compassivos, y luego mandó el capitán de dicha
nao, que lo era Dn. Balthazar de Requesla, echar el lanchón y en
él a su merced un recado ofreziéndole al Obispo mi Señor toda su
nao y quanto en ella huviesse de regalo y commodidad de su Señoría,
y toda su familia nos repartimos en dichas naos.
Ya podrá conziderar V. I. quál sería nuestro consuelo, viendo
restauradas nuestras vidas, pues en los ocho días solos que aviamos
navegado con la dieta y corta ración de comida y bebida que
llevo referido a V. I. ybamos ya lo más bien atenuados y apurados,
especialmente de la sed, en cuya ocación se experimentó bastantemente
la fee Cathólica y religión de los españoles, pues entrando
en dichas naos nos ressivieron sus capitanes y todos universal-mente
con lágrimas, movidos de la piedad de ver en naufrago y
en tanto desamparo a un Obispo Cathólico, y no savían cómo darnos
sus corazones y su sangre, y con grande regalo y agazajo in-dezible.
Seguimos en dichas naos la derrota de las Indias, y con
mucho consuelo espiritual, porque en dichas naos iban diferentes
Missiones de Religiossos de Nuestros Padres Santo Domingo y
San Francisco y de la Compañía de Jesús, y todos los días avía
Missas y se rezaba el tercio de Nuestra Señora y se cantaba la
Letanía y salve; algunos días avía sermones y plácticas espirituales,
y la nao de la Santíjsima Trinidad, que fue k que recogió al Obispo
mi Señor, llevaba por especial Patrono de su viaje a Nuestro
Padre Santo Domingo, y se celebró su día con la solemnidad y
grandeza que se pudiera aver zelebrado en qualquier Cathedral, y
el día 6 de agosto descubrimos tierra, y el siguiente día dio con
nowmos la capitana y demás resto de la flota, que aún no avian
visto tierra hasta que de nuestras naos se les avissó. Reconoziendo
el General los efectos de la Divina providencia, que avia dispuesto
se apartassen dichas tres naos, no sólo para remediar al Obispo mi
Señor, a toda su familia y demás passajeros, sino también para
188 [6]
librar la armada de el riesgo que podía tener dando en los bajos de
alguna de aquellas Islas de Barlovento, de quien tan cercanos estaban
y aún no avían visto, y la causa de processo que dicho General
avía hecho contra los capitanes de dichas tres naos, que se
avían apartado, la depusso y no prosiguió en ella.
Siguiendo el viaje, el Domingo siguiente 9 de Agosto dimos
fondo en la aguada de Puerto Rico, en donde estuvimos dos días,
y en ellos vissitaron al Obispo mi Señor los Señores Obispos de
Guajaca y Guadalajara, que iban en dicha flota, y los demás cabos
principales de ella, lastimándose de nuestra desgracia con demostraciones
muy expeciales de sentimiento; y los dos Señores Obispos
le ofrezieron sus cassas y caudal si quiziesse passar con sus
Señorías a la nueva España, que les estimó como debía el Obispo
mi Señor, aunque no aceptó la oferta, y el General dispusso con el
Capitán Miguel de Flores, que iba de registro a la Isla Española de
Santo Domingo, nos llevasse en su navio, porque se dixo estaba
allí una nao que avía de venir la buelta de España y que nos
podría traer de camino a estas Islas, y aviéndosse despedido el
Obispo mi Señor de los Señores Obispos, de el General y demás
Jefes principales, el General y el capitán Don Balthazar de Reques-ta
le cortejaron con regalos de bastimentos de muchos géneros y
con grande abundancia. Seguimos nuestro viaje a Santo Domingo,
y a 14 de Agosto dimos fondo en su caudalosso Río, y luego que
el capitán saltó en tierra y dio noticia de venir en su navio el
Obispo mi Señor, el Señor Arzobispo de dicha Ciudad, que lo era
el Illmo. Señor Don Francisco de la Cueva Maldonado, vino a bordo
y sacó a tierra al Obispo mi Señor y a su familia, y el Pressi-
4ente y Capitán General, que lo era el Maestro de Campo Don
Pedro de Carabajal, lo estuvo esperando en su carrossa a la puerta
de la Ciudad, y ambos lo condujeron a las cassas del Señor Arzobispo,
quién agazajó al Obispo mi Señor y a toda su familia con imponderables
agazajos, y por conziderar el Obispo mi Se|u}r la
cortedad de la renta de aquel Arzobispado, se determinó é ' ^ ar
cassa, a los seis días de aver llegado, aunque con sobrada mortifí-cación
de el Señor Arzobispo, de cuya orden se alajó dicha cassa,
y no permitió que el costo de los alquileres fuesse de el Obispo
mi Señor, sino del suyo. Luego se trató de aviamos embarcación
[7] 189
para venir a estas Islas, y a la sazón estaba allí una nao de alto bordo
que avía venido de la Habana, y porque las Cédulas Reales que
avia prohivía viniessen navios con carga a estas Islas, ajustó el
Obispo mi Señor su viaje con el capitán de dicho navio en 14 mil
pesos, porque avía de venir safo y sin cargfa alguna. Aviendo ido a
sacar el despacho del Presidente y Capitán General le negó, escus-sándose
con dezir prohibían las zédulas salida de navio con carga
o sin ella debaxo de cualquier pretexto; y aunque el Obispo mi
Señor le reconvino con la palabra y permisso que antes le avía
dado para que ajustasse su viage con dicho navio y hecho dos papeles
motivando los fundamentos que avía para interpretar con la
epiqueya aquellas leyes, dicho Capitán General tomó la ley por la
letra y no por la interpretación, temiendo que en su ressidencia
mirarían más el texto que a el comento, y aunque agazajó y regaló
al Obispo mi Señor, en esto se cerró y no quizo dar el despacho,
y le obligó a resolverse a embarcar en una carabela que estaba allí
cargada y ya para salir con registro de Canaria, y ajustó con el
capitán su flete en siete mil pesos, por serle precisso echar parte de
la carga en tierra para poder cargar lo más necessario de nuestro
carruaje, que todo lo que era de volumen se quedó en Santo Domingo;
y estando para salir la carabela y para embarcarse en ella el
Obispo mi Señor, nos llamó a todos y nos ponderó lo que le pre-cissaba
embarcarse en embarcación tan pequeña y tan arriesgada,
que era lo estrecho de la obligación a la residencia en su Obispado,
y que le tenía muy inquieto y escrupulosso el estar fuera de ¿1, y
assí, que viessemos si voluntariamente lo queríamos seguir, y que,
si no, no quería que ninguno se embarcasse violento, a que todos
le respondimos nos embarcábamos muy gustosos con Su Señoría y
que esperávamos en Dios que nos avía de traer a salvamento, en
que cada uno explicó su buena ley y cariño con que le amábanos;
y el día veinte y quatro de Setiembre nos embarcamos con Su Señoría,
menos el cozinero mayor y el repostero, que eran Francesses,
que no se quisieron embarcar, y siendo francesses no nos admiró
mucho y más viéndosse en Indias, y navegamos aquel día, y al siguiente
al amanezer descubrimos una vela, que presumimos ser de
piratas, porque se vino para nossotros y nos hizo volver a.arrívar
a Santo Domingo, y fue altissima providencia de Dios el que en las
190 [8]
24 horas que navegamos se reconozió que la carabela iba mal lastrada
y cargada y era menester ponerle un triquete nuevo, porque
el que llevaba no aguantava, y aviéndosse compuesto todo volvimos
a salir a 10 de Octubre y remontamos la ^asna [sic] con gran felizidad
en quatro días, que otros ni en 24 suelen venzer esta dificultad; y
después nos fueron contrarios los vientos, y el Domingo siguiente
por la tarde comenzó a ventar favorable, pero en menos de media
hora se nos pusso contrario y se fue alborotando el mar, que pa-dezimos
una de las mayores tormentas que en él se han visto;
exortóse a todos a la disposición con que debíamos esperar la
muerte, y cada uno se fue confessando como pudo y Dios le ayudó.
Llegó el sábado en la noche en que nos vimos ya tan perdidos, que
fue precisso cortar el árbol mayor y con el mastelero y vela de
gavia hecharlo al mar procurando juntamente alixerar la embarcación
de la demás carga que se pudiesse; y perseverando la tempestad,
el Domingo siguiente naufragando la carabela entre quatro
vientos contrarios, se quebró la caña de el timón, último descon-zuelo
para toda nuestra aflicción y en donde experimentamos que
sólo la missericordia Divina nos avía ayudado con conozido milagro,
alo que probablemente creímos, pues aviéndosse atravessado la
embarcación por falta de govierno, con riesgo de que sólo un va-lanze
o golpe de mar la acabasse de sumergir, y para esto sobraba
un viento, quanto más quatro; en aquella ocación se conozió con
evidencia que quebrada la caña cessaron todos quatro vientos y
calmó el mar, perseverando assí media hora de tiempo que duro el
poder romper el palo para poder poner otro, y para esto dispusso
la divina providencia, desde que se fabricó el timón de la carabela,
una cossa bien particular y rara, y fue que. haziendo el encaxe para
poner la-caña, éste salió ancho a el artífice para la caña que tenía
que poner, y lo dexó assí abierto en el timón y abrió otro en que
ajustó la caña, y dicho encaxe fue el que nos dio la vida, porque en
el se eacajó un bombalete de la bomba, y le vino tan ajustado, que
quedo sirviendo de caña, y con ella se pudo governar la embarcación,
y assí que se acabó de hazer esto volvió el mar y los vientos
a alterarse con el rigor que antes, y en esta tormenta y término de
ella passaron otras bien particulares circunstancias que omito por
no alargarme en esta relación. Aviendo ido corriendo la tormenta,
[91 191
fue echando ál mar el Obispo mi Señor algunas reliquias que traía,
y aviéndole quedado sólo una de Nuestro Padre Santo Domingo,
que avía reservado por la gran devoción que tenía con el gloriosso
Santo, clamando todos que se echasse alguna reliquia si avía quedado,
la echo al mar S. 1., fiando en la intercessión de el Santo
nuestro remedio, y aviéndola echado el mismo Domingo, quebrándose
después la caña como he referido, llegando a la última tribulación,
aquella noche aplacó Dios su enojo y cessó la tempestad
que comenzó el Domingo antecedente. Conzidere V. I. qué tal quedaríamos
todos, y muy especial el Obispo mi Señor, con su summa
flaqueza y debilidad, con tantos valanzes y golpes de mar sin aver
podido en los ocho días comer cossa alguna de fuego, y el alivio
que tuvimos fue un poco de viscocho ensopado en mal caldo, pues,
qué tal podía ser siendo de tassajo? Y el trinche o plato era una
albornía de palo, porque el tiempo no daba lugar a más descencia
ni más asseo, y viéndonos desarbolados, todos tan canzados y quebrantados
de los baibenes, golpes de mar y de el susto, tratamos
de ver si podíamos coger a Puerto Rico o alguna de las Islas de
Barlovento, y yendo en esta derrota, a 11 de noviembre a el amane-zer,
descubrimos treze velas Inglesas, que al principio las temimos,
y aun después de aver llegado a nossotros huvo más sospecha de
si nos robarían acasso, por aver una nao de ellas amenazádonos,
porque nos apartamos algo, y mandado nos tirassen una pieza, que
no se executó, por arriar nossotros y hazer lo que gustaban, aunque
después nos trataron con benignidad y nos dixeron el paraje en
que nos hallábamos, porque nuestro capitán y piloto con el desatino
y confusción de la tempestad venía dudosso para reconozerlo,
y nos ofrezieron ayudar y darnos por nuestro dinero el árbol mayor
y lo demás necessario para que siguiéssemos nuestro viaje a estas
Islas, y aviéndoles comprado a bien levantado precio todo lo que
huvimos menester, se trató de aderezar nuestra embarcación y poner
el árbol mayor, y para esto dispusso el Obispo mi Señor passar
a alguna de dichas naos, con algunos de su familia que le assisties-sen,
y para esto hizo proponer al principal cabo, que venía hazien-do
oficio de General de dicha armada, por medio de un intérprete,
que viesse lo que quería de interez por aquellos pocos días que
se podían gastar en aderezar nuestra embarcación, • que se
192 [10]
respondió con grande galantería que no quería nada, y se passó el
Obispo mi Señor a la Almiranta en donde estuvo treze días, y al
tercero día de estar en dicha Almiranta el General le mandó un
recado con el intérprete pidiéndole mil y quinientos pesos por el
agazajo de tenerlo a bordo con algunos de su familia, en lo que
hubo diferentes réplicas, por la impossibilidad en que se hallaba
de tener dinero prompto, y se vino a ajustar la materia en mil pesos,
que se pagaron en algunas piezas de plata y oro que traía assí el
Obispo mi Señor como el capitán, porque se cerró el General en
que si no se la daban llevaría a Su Señoría y al capitán a Inglaterra,
e hizo prenda de uno y otro y no los dexó salir del navio
hasta que no se las dieron; y dichas piezas de plata y oro, en que
entraron hasta las caxetas de el tabaco y quantas prendessitas traían
los marineros y el pectoral, anillo, un cáliz y patena consagrado,
que era de la capilla de el Obispo mi Señor, apreciado todo a ojo
y como ellos querían, importó quinientos pesos, y los otros quinientos
se los dio nuestro capitán en manojos de tabaco, y en los 13
días que con ellos estubimos comenzaron a experimentar el castigo
del Cielo, por el mal trato y poca fee que avían guardado al
Obispo mi Señor, porque al primero Domingo que se siguió al día
que los encontramos se les quemó una nao de las 13, sin saberse
por qué descuido o modo, y al Domingo siguiente se les fue otro
navio a pique, ocacionado de un golpe de mar que les dio el primer
Domingo que salieron de su Puerto, que ellos llamaban las
barbadas; salváronse en ambos naufragios las personas y algunos
bastimentos que traían más a mano, pero perdiósseles toda la carga,
que era de asúcar y algodón, y todos padezimos los sustos de
ver so aflicción, y no paró en esto el castigo divino que experimentaron,
pues de todas 13 naos que salieron de las Barbadas, sólo
una, que era la de menos porte, llegó a Inglaterra, y todas las demás
Sé perdieron y perezió mucho número de personas que en ellas
ibea embarcadas, como nos lo refirió assí el capitán de el navio que
•e le* quemó, quando estábamos en su compañía, que vino de piloto
en un navio que compró un caballero de esta Isla para navegar a
las Indias: y la experiencia también nos lo ha manifestado en todo
el tiempo que ha reMidimos en este Obispado, pues de tantos
Inglesses como conozimos en dicha armada y siendo tan frequentes
[11] m
los navios que vienen de Inglaterra todos los años a el trato de los
Vinos de Malvasía, no hemos visto otra persona de las que cono-zimos
que <licho piloto, después que nos apartamos de ellos.
Seguimos nuestro viage en demanda de estas Islas y Domingo, que
fue aquel año tercero día de Pascua de la Natividad de Nuestro
Señor y Redemptor Jesu Christo, al amanezer dimos vista a la Isla
de la Palma, que para nossotros lo teníamos ya como impossible,
y cresió nuestro gozo a lo que se puede conziderar: no pudimos
tomarla por ser el viento contrario, y pussimos la proa a esta Isla de
Thenerife, y llegamos a este Puerto de Santa Cruz el Martes por la
mañana 29 de dicho mes de Diziembre, y aun aquella noche antes
tuvimos harto susto con una nao Olandesa que andaba a corzo entre
estas traviessas creyendo era de turcos, pero con el día recor
nozimos el engaño que aviamos padezido, si bien, por que no se
acabassen los miedos y tuviéssemos sustos y fatigas hasta poner
el pie en tierra, aviendo ido la lancha a bordo saltó en ella el
Obispo mi Señor, y algunos de nossotros distante aún de tierr»
como un quarto de legua y de la mitad de el camino, se levantó de
repente una mareta, que pudimos temerla bastantemente y padeier
alguna desdicha, si los remeros de la lancha no fuessen de tanta
fuerza y aguante. Saltamos en tierra, y el Obispo mi Señor tan
acabado y sin fuerzas, que estaba cercano al paraje adonde tomamos
tierra, que fue menester llevarlo en brazos a un castillo, y allí
estuvo algún rato descanzando en el ínterin que se le «xmiponía
alojamiento en el Convento de Nuestro Padre Santo Domingo, y ei
gozo y el júbilo que tuvieron todos estos Isleños lo explicaron
bastantemente en las demostraciones que todos hizieron, pues aun
sin conozer al Obispo mi Señor le amaban y veneraban ya por las
noticias que de sus virtudes avían corrido, y por otra parte se persuadían
a que no tenían Obispo para 15 días por la suma flaqueza
y grande debilidad con que llegó, pero fue Dios servido dilatarle
la vida en medio de sus continuos y habituales achaques a tantos
anos, que fue el Obispo que más vivió y ressidtó en este Obispado
de todos sus antecessores; y despachó luego a su secretario a
la Isla de Canaria, en donde está la Cathedral, a tomar pocescióa
para hazer suyos los frutos que avían caído desde que se passaron
las Bulas en Roma, para poder tener con qué pagar los muchos
RHL. 13
194 tl2]
empeños que traxo. Este propasso y trabajos ponderaba el Obispo
mi Señor con su acostumbrada humildad que los avía permitido
Dios para librarle de muchos desaciertos y hierros que podia cometen
porque en la misma saetía que salimos de España venia
zédula de el Rey Nuestro Señor para que empuñasse también el
bastón de Presidente y Capitán General de estas Islas, porque el
que las gfovernaba estaba capitulado, y solía ponderar Su Señoría,
que si huviera entrado en ambos goviernos, ecclesiástico y secular,
qué desaciertos y hierros no huviera cometido, mayormente no
teniendo conozimiento de la tierra ni de los genios o inclinaciones
de los habitadores de ella, y los que hemos visto el progresso
de su vida, su santo zelo y desvelo que pusso en el govierno de
este Obispado y los grandes frutos espirituales y temporales que
logró en todo el tiempo que le governó S. I., hemos discurrido
que el Demonio, como tan grande astrólogo, previo todos estos
buenos efectos, y Dios por sus altos juizios permitió le tentasse con
todos estos trabajos para mayor corona; y luego que se reformó
algo comenzó el govierno de su Obispado y expidió un edicto
general de govierno para todos los Párrochos y Parroquias, que
contiene veinte mandatos muy útiles para el buen govierno y reformación
de costumbres, y después, conforme fue teniendo las noticias
de lo que necessitaba remedio, fue expidiendo otros edictos
y cartas pastorales e instrucciones por todo género de materias, y
reconoziendo que los fieles de este Obispado no estaban muy instruidos
en la doctrina Christiana, expidió un edicto para todos los
Pirrochos y Confessores en que los exortó al cumplimiento de su
obligación para que enseñassen e instruyessen a los fíeles, y aunque
algunos le escrivieron dándole las gracias y significándole quán
útil avia sido, porque todos procuraban instruirse y saber lo que
era de su obligación, a los principios hizo mucho ruido este edicto
y se escabrozearon todos; después reconozieron tanto fruto dichos
Pirrochos y Confessores. En todo el tiempo de su Pontificado no
cessó de expedir edictos e instrucciones y Cartas Pastorales uti-
Ifssimas al govierno y dirección de los Párrochos y sus feligresses,
de calidad que cada Párrocho en su Parroquia tiene un legajo de
bastante volumen, además de otras muchas instrucciones que hizo
pertenecientes ai ofizio de Vicarios, para instruirlos en el modo
[13] 195
de portarse en las causas civiles y criminales y demás cassos que
se ofrezieren; también hizo un capítulo que intituló Nuestro Pastor
y Prelado, para quitar conciencias erróneas, y tenia mandado se leyese
en las Parroquias y hermitas muy frequentemente, y a este
fin, quando salía al campo en los lugfares en que ressidía, por los
tiempos de las sementeras y cosechas, si hallaba alg'unos trabajando
en días festivos los examinaba y preguntaba la causa o motivo
que tenían para trabajar y con qué conciencia lo hazían. Y los
instruía y advertía lo que convenía, y también solía para esto mismo
embiar algunos capellanes suyos que saliessen por fuera de el
lugar en dichos días festivos para que hiziessen buenas conciencias
a los fieles; y aviendo entendido que avía más de 40 años que a la
Isla de la Palma, que es una de las tres principales de este Obispado,
no avía passado Prelado, determinó passar por Julio de 66, y
aviéndonos embarcado en el Puerto de la Orotava con buen tiempo
y llevando con nossotros al capitán y piloto de la carabela en que
venimos de las Indias, y, sin saber cómo, nos propassamos también
de el Puerto principal de dicha Isla de la Palma y fuimos a coger
a otro puerto detrás de la Isla, que llaman Tasacorte, en donde
están los ingenios de asúcar, y aviendo hallado allí al dueño dts-pussimos
nuestro viaje para venir por tierra a la Ciudad de la dicha
Isla, y por el grande y exessivo calor que hazía determinamos
passar el camino de noche, y salimos a las sinco de la tarde, y en
el camino está una cumbre o montaña y, aviéndola comenzado •
subir, después de la oración una hora, se comenzó a levantar tal
temporal de relámpagos, truenos, viento, agua y tal obscuridad, que
viniendo acompañado el Obispo mi Señor del dueño de los Ingenios
y de mucho número de hombres que venían con el carruaje
y familia y que eran baquianos de aquel paraje, se aturdieron de
calidad que el dueño de los ingenios se llegó a la silla de manos
en que venía el Obispo mi Señor y le dixo que estábamos perdidos
y que él y todos aquellos que venían con nossotros avian
perdido el tino y no savían en dónde estaban, y que si caminábamos
adelante íbamos arriesgados a dar en algún precipicio, por
los muchos que ai en dicha cumbre, y que assí nos volviessemot
por donde aviamos venido y esperássemos en la falda a que ama-neciesse,
porque de otra suerte era impossible passar adelante; y
196 [14]
ass! lo executamos, y volvimos a desandar lo que aviamos andado,
y arrimados a aquellos árboles y matas passamos todo el resto de
la noche: y aviendo querido huir del calor, fue tal el frío y yelo, que
para poder escapar al Obispo mi Señor de que no se quedasse
muerto y elado, fue necessario a el derredor de la silla hazer una
hovera, y consiguientemente todos nossotros arrimados a ella, y
todos los demás que nos acompañaban, en diferentes hogueras,
para poder ressistir los rigores de el frió que ocacionaba la grande
tempestad de viento y agua, que no cessaba injuriando, y de esta
suerte estuvimos hasta que amanezió y que vimos por dónde aviamos
de caminar. Este trabajo y extravío maltrató tanto al Obispo
mi Señor, que estuvo algunos días en la cama, y quando ya estaba
con algunos alientos y que avía mandado publicar Confirmaciones
para el día de la Asumpción de Nuestra Señora, la víspera amanezió
un navio en la Palma, que lo despachó de esta Isla de Thenerife
el Conde de Puertollano, que a la sazón era Pressidente y Capitán
General de estas Islas, por unos ruidos que aquí se avían movido
sobre una compañía que querían introduzir los mercaderes Ingles-ses
para la compra de los vinos de Malvasía, por dezir los vezinos
de esta Isla era muy perjudicial, y los motores de dichos ruidos
tomaban el nombre de clérigos, aunque en la realidad todos no
lo eran, porque en los lugares en que se movieron estas inquietudes,
no avía el número de sinquenta clérigos, y de noche andaban
enmascarados con el nombre de clérigos trecientos o qua-trocientos
hombres, y el Obispo mi Señor dicho dia de la As-sumpción
se embarcó en la Palma y volvió a esta Isla, adonde [)ios
fue servido que con su venida y los demás medios que aplicó se
•quietassen dichos ruidos, y estuvo en esta Isla hasta principio de
I^iembre de dicho año de 66, en cuyo tiempo se embarcó en este
Puerto de Santa Cruz a la Isla de Canaria para ver y conozer sus
Capitulares y para ressidir en su Iglesia Cathedral, y aviendo salido
en un oavichuelo que a la sazón estaba en este Puerto, padezió tal
tormenta de mar y viento en la corta traviessa que ai de esta Isla
a la de Canaria, pues es viage de una noche o un día, que si no
lleva también consigo al capitán piloto de la caravela se propassa;
y con gran travajo cogió tierra en Canaria, pero fue en tal paraje
de tierra tan áspera, que fue menester andar a pie mucho trecho y
ílSi 197
por passos tan arriesgados, que acá llaman andenes, que era menes-ter
llevarlo assido tres o quatro hombres para que pudiesse salir
de dichos andenes. Y de este trabajo perdió a Don Migfuel Roldan,
que era el secretario, que avía sacado de España, de quien hazía
mucho aprecio por sus buenas y amables prendas; porque en esta
tormenta y agfua que huvo por mar y tierra hasta lleg^ar a la Ciudad
se mojó, de que resultó un resfrío que se le convirtió en tabardillo
que lo llevó a la tierra. El año si^fuiente de 67, día de todos Santos
en la noche, le dio veneno un mal sacerdote a quien tenía presso
por graves delictos en una sala baxa de el Palacio Episcopal; y el
modo con que executó su depravada maldad fue taladrando muy
subtilmente dos huevos, y les infundió cantidad de solimán, y éstos
hizo a un muchacho que venia a traer lo necessarío que fuesie a
la cozina y con dissimulo viesse a dónde ponían los huevos que
tomaba de cena Su Señoría lilustríssima y que con el mismo disimulo
los trocasse, como lo executó assí; y aviéndosse puesto a cesar
Su Illma. (que en aquel tiempo solía tomar tres huevos, con alguna
porción de dulce), quizo la infinita piedad de Dios que el primero
que tomó fue el que no estava envenenado; y al tomar el segundo
reconozió que estaba muy agrio y la clara muy dura, y aviendo paa*
sado al tercero halló lo mismo y diziendo a los que le assistlan •
la cena que mirassen en qué avia hecho el cozinero aquellos hue*
vos y aviendo ido a hazer la diligencia Don Rodrigo Pérez Romero,
que hazía oficio de caballerizo y era nuestro deudo, vio el eassillo
y el agua en que se avían hecho, y estaba pura y limpia; y aviéndole
Dios inspirado si podría ser veneno, cogió los huevos, que aún estaban
en el plato, y estregó alguna porción de ellos en una cucharilla
de plata, que instantáneamente se pusso toda negra; vino a
toda priessa y le dixo al Obispo mi Señor que era veneno lo de
los huevos, y aviéndosse mrrojado de la cama en donde cenaba
siempre^ comenzó a hazer la diligencia para bomitarlos, a que ayudó
no poco, para que no se huviesse logrado la depravada intención
del tal eclesiástico, lo uno el hábito que tenía Su Señoría Illustrit-sima
de volver todos los días la comida, y lo otro que el veneno
se conzolidó en la clara y no passó tanta fortaleza ni actividad a
las yemas, que fueron las que passó el Obispo mi Señor, pero coa
todo reconozió que al instante le tiró el veneno al corazón, y aviendo
198 [16]
llamado al médico dispusso algunas píctímas y bebidas cordiales,
que fue tomando, y fue Dios servido de librarle en este peligro
tan grande, aunque después muchos años reconozió Su Señoría
Illustríssima el daño y operación que le avía hecho, por la congo-xa
y opreción que padezía en el corazón. Aviéndole dicho aquella
misma noche algunos de los familiares mayores que nos diesse
licencia, que antes que amaneziesse le daríamos provado quién avía
cometido tan enorme maldad (sospechando todos en el tal clérigo,
porque era de muy depravadas costumbres), y no sólo no nos lo
permitió, sino que nos mandó que no se dixesse ni publicasse por
familiar alguno suyo que tal avía sucedido, si bien al otro día se
éxparció por la Ciudad, y aviéndolo entendido el Provissor y Vicario
Genera!, que lo era entonzes el Dr. Don Diego Bázquez
Botello, Chantre de la Iglesia Cathedral de Canaria y oi es Deán,
le hizo cabeza de processo contra los que resultassen culpados y
procedió a la averiguación de el delicto, de que resultó culpado dicho
clérigo, y aunque el muchacho que trocó los huevos hizo fuga,
después fue aprehendido y confessó el modo y cómo le avía entregado
los dos huevos y el encargo que le avía hecho de que los tro-casse.
Lo que se hizo sólo con el tal clérigo fue assegurarlo mexor en
la prísción, y reconoziendo él que de esta estrecha prisción estaba
su delicto conozido rompió una pared maestra del Palacio, que se
tuviera por impossible, si no le huvieran ayudado de fuera, e hizo
fuga. Aviéndosse proseguido la causa y provádosse plenamente el
ddicto, fue sentenciado en reveldía a degradación, y de el contenido
y de la sentencia se pussieron papeles o zedulones en las
«•quinas y plazas de esta Isla y de la de Canaria hasta el mes de
Henero de el año siguiente de 68, que sucedió un casso bien grave
en esta Isla de Thenerife, que obligó a passar en persona a Su
Señocia Illustríssima a la averiguación de él, y fue Dios servido
<pw con au gran prudencia y madurez averiguasse la verdad y se
efeetuasse el cassamiento de un cavaliero que procuraba impedir
con lá maldad de deíir avía tenido cópula ilíssita con una Reli-gioss
» profetsa. En esta Isla estuvo ressidiendo y vissitando por
su persona los lugares principales de ella, en donde hazfa convocatoria
de los Beneficiados y Curas de cada partido, y en una de
las Iglesias los hazla juntar y allí les hazia leer el synodo de este
117] Í99
Obispado y sus instrucciones, edites y al^funos capitules de el
Concilio concernientes al ministerio de cura de almas y les ponderaba
y explicaba lo estrecho y rig'orosso que era la oblisfación
de Párrochos y la estrecha cuenta que darían a Dios si no cumplían
con ella como debian, y muchos de ellos salian bien instruidos
y pessarossos de hallarse ocupados en semejante ministerio.
De esta suerte fue introduziendo en su Obispado tal s^ovierno
qual no se avia experimentado y al mismo passo haziéndosse amar
de todos sus subditos, pues puedo dezir que no ha tenido este
Obispado Obispo más amado ni más temido. El año de 74 se movieron
entre el Cavildo Ecclesiástico y el Provissor y Vicario General,
que de ordinario resside en la Ciudad de Canaria, unos pleitos
bien ruidossos y embarazossos que le motivaron a volver a Canaria,
y es cierto que lo trabajaron y dieron que hazer sobradamente,
cuyas resultas pasaron a la Corte, adonde fue un Prebendado
por parte del Cavildo, de que resultaron sobradas mortiñcaciones,
costos, glastos para unos y para otros; y aviéndosse vuelto a esta
Isla el mismo año de 74, que por lo numerosso de sus poblaciones
y habitadores es la que necessita que el Prelado ten^fa en ella su
más continua ressidencia, el año sijfuiente de 75 por Abril se volvió
a embarcar para la isla de la Palma, cuya Parroquia principal
vissitó personalmente, y a las demás parroquias embió vissitador y
missionaríos, y también hizo convocatoria de todos los Párrodios;
y de allí se embarcó a vissitar las Islas de Gomera y Hierro; y a
¿stas avia muchos años que no avia passado Prelado ai ellas, y
aviéndolas vissitado volvió a dicha Isla de la Palma, en' donde nos
tuvieron detenidos dos navios de Moros que anduvieron sobre
estas costas, hasta principio de Marzo de el año sigtiiente de 76, y
perseveraron tan dilatado tiempo entre estas Islas, expecialmente
asia las que andábamos vissitando, que llegfamos a presumir hazian
diligencias de apressarnos, y nuestra presumpción no fue vana,
porque después de algún tiempo vinieron cartas de algunos cautivos
de Argfel y avisaron que con efecto avían andado todo este
tiempo sobre estas Islas para cautivarnos, por las noticias qoe
avian tenido de aljfunos barcos que avian apressado de que andábamos
vissitando dichas Islas, y lo huvieran logrado, si D^os pm
su infinita Misserícordia no nos hubiera librado en su modo mWai-
200 I18J
irosamente, porque aviéndossele despachado barcos al Obispo mi
Señor avissándole que esta Isla de Thenerife estaba padeziendo
^ave necessidad, por la falta de granos que en ella avía, en medio
de que aún todavía perseveraban los navios de Moros en estas
costas, su ardiente charidad le hizo abandonar los riesgos y se
resolvió a embarcar; y estando un viernes ya todo embarcado y
baxando el Obispo mi Señor a tomar la silla de mano para ir al
Puerto, vino un caballero, que era el que cuidaba de el apresto de
nuestro viaje, y le dixo, estando ya en dicha silla, que aquel día no
nos podíamos embarcar, porque avia entrado un tiempo que allí
lUm»n de Caldereta, que el nombre común es Leste, y cierra aquel
Puerto, y con harta congoxa y fatiga volvió a salir dé la silla y se
entró en mi Secretaria lamentándosse y explicando la congoxa
que le ocacionaban las necessidades que se padezían en esta Isla.
Al Domingo siguiente, que mexoró el tiempo, se resolvió e embarcar,
y estando ya a bordo de la fragata para hazernos a la vela,
vino una lancha de tierra muy apriessa, con el avisso de que un
hombre que avía venido de un lugar cerca de la Ciudad avía visto
dos velas al amanezer en medio de la traviessa, y el Obispo mi
Señor le preguntó a el Arráez o Maestre de la fragata si teníamos
tiempo a propóssito para coger aquel día la Gomera, a que le
respondió que si; y fíados en la infinita missericordia el Obispo mi
Señor dixo: pues vamos en gracia de Dios y si fuere de su agrado,
que nos cautiven, hágasse en todo su Santíssima Voluntad; conque
seguimos nuestro viaje a la Gomera; y nos escasseó el tiempo,
que no la pudipios cager aquél día, sino el otro por la mañana; y
quando saltamos en tierra se quedaron aturdidos los de la Gome-fa
y nos dixeron que el mismo Viernes qus estábamos en la Pal-
41».: para embarcarnos, avían estado sobre aquel Puerto los dos
B^tps de Moros y avían fechado lanchas y alguna gente en tierra
y «viaa lie^o algunas hostilidades en desbaratar algunas cassillas
o pájaros qu» estdban por aquel paraje, aunque no avían cautivado
* persoga alguna, y si salimos aquel Viernes de la Palma y no nos
manda Dios tas de repente aquel tiempo contrario, damos sin remedio
en sus^nanos. Benditas sean sus Missericordias, Amén. De
la Gomera lu^« passamos a esta Isla, cuya traviessa es muy corta
y quassi sin pcligíc^ y desde ^ue llegamos a ella o la confianza y
[19] 201
pía afícción a estos habitadores o Dios que quería premiar y fa-vorezer
el zelo y chañdad del Obispo mi Señor, comenzaron las
aguas y a venir navios con trigo; el Obispo mi Señor despachó
un navio a Cádiz con quarenta y siete mil y doscientos reales de
plata, para que se empleassen en trigo para socorro en las neces*
sidades de los pobres, y con efecto volvió con toda brevedad dicho
navio y traxo cantidad de trigo, cuyo flete importó dies y
ocho mil quinientos y sesenta reales de plata, y con este socorro
y el demás trigo que fue viniendo de fuera y la buena cosecha
que Dios dio aquel año, cessó la necessidad, y aquel verano volvió
a salir a vissitar muchos de los lugares de esta Isla de Thenerife,
haziendo frequentemente Confirmaciones y assistiendo los dias festivos
en las Parroquias, haziendo pláticas y sermones a sus feligres-ses,
y si ocurría algún día de Jubileo, acostumbraba de ordinario irse
a la Iglecia señalada y daba la Sagrada Comunión a los fíeles y les
hazia pláticas exortándolos a la pureza y reverencia con que avian
de llegar a ressivir tan alto y soberano Señor. El año de 78 volvimos
a la Isla de Canaria a proseguir la vissita de Cavildo y Contaduría,
y desde allí passamos a vissitar las Islas de Fuerteuentura
y Lanzarote, y nos embarcamos el día 2 de Noviembre del dicho
año, y a pocas horas de embarcados (pues estábamos aún a vista
de la Ciudad) se levantó tal tempestad de viento, truenos, relámpagos
y agua, que parezía se avía suelto todo el infíemo y que nos
quería tragar el mar, y pusso en tanto cuidado y tribulación a toda
la Ciudad de Canaria de vernos en tal aprieto y peligro, que en
la Cathedral, demás Iglesias y Conventos se estuvieron haziendo
públicas rogativas, hasta que fue Dios servido cessase el temporal,
y se apassiguó tanto y quedó el mar tan en calma, que siendo el
viage frequente y ordinario de doze horas de la Isla de Canaria a
la de Fuerteventura, tardamos tres días naturales en coger la primera
de ellas, que por aquella parte está despoblada y muy distante
del Puerto principal; y aquella noche la passó mi Santo Padre
en una bien desacomodada cueva; y aviéndonos vuelto a embarcar
a el otro día, para mexorarnos de paraje y coger algún Puerto más
cercano de población, aviendo navegado todo el día, sólo nos me-xoriunos
una legua, y volvimos a saltar en tierra, en donde ni avia
cueva alguna en que entrarse, y como se pudo se hizo una maU
frfe!--^.
202 [201
chossa, con unas velas de el barco, para que estuviesse el Obispo
mi Señor algo resguardado del frío y cereño. Allí estuvimos dos
noches y un día, y a el otro vino el carruaje a buscarnos, que se
componía de camellos, porque por lo inculto y áspero de aquel
terreno no podían sacarnos otras cavalgaduras. Conzidere V. ¡lima,
qué trabajos y quebrantos no passaría mi Señor, cuya salud y naturaleza
la tenía tan gastada y quebrantada, y lo que más es lo que
también participaría de estos trabajos e incomodidades la pobre
familia en estas peregrinaciones; yo de mi parte puedo dezir que
en ellas, y especialmente en ésta, quedé bien quebrantado en mi salud
y con un corrimiento de oídos que me molestó lo bastante y
me ha dado sobradamente que padezer. Aviendo vissitado la Isla
de Fuerteventura, passamos a la de Lanzarote, que vissitamos también,
aviéndosse hecho en una y otra Missiones y resultando
grandes frutos espirituales a los fieles de aquellas Islas. Por Henero
de 79, volvimos a la Isla de Canaria, en donde estuvimos hasta
Mayo, que volvimos a esta Isla de Thenerife, y por Julio volvimos
a salir por los lugares de esta Isla, confirmando y vissitando, y per-manezimos
hasta el año de 82, que volvimos a la la Isla de Canaria
a fenezer la vissita del Cavildo y Contaduría. Aviéndola fenezido
volvimos a esta de Thenerife, adonde en cuyo tiempo fue ya des-caeziendo
mucho el Obispo mi Señor de los alientos y fuerzas, y
la salud se le fue quebrando más y debilitándosse cada vez más la
naturaleza, por cuya razón se retiró a este Puerto, que es puerto de
mar, por la benignidad y templanza de su temperamento, de donde
no salió, si no fue el año de 87, quando passó a la Ciudad de la
Laguna a hallarse en el Capítulo Provincial que celebró aquel año
la Provincia de San Agustín de estas Islas, por letras que le embió
de Roma el Generalissimo de dicha Orden en que le dio toda su
autiiorídad y le rogó por sus cartas missivas se dignasse de assis-tir
a dicho Capítulo para sossegar y extinguir un gravíssimo scisma
que se avia continuado en dicha Provincia algunos años, de que se
avían originado grandes escándalos y ruidos entre los Religiossos
de dicha Provincia, y fue Dios servido que con su assistencia se
celebrasse dicho Capítulo con gran quietud y paz y que se extin-guisse
dicho sciama que tanto nos había fatigado y trabajado a
todos. Luego se volvió a este Puerto de Santa Cruz, pero en todo
[21] 203
el tiempo que estuvo aquí retirado incessantemente estuvo velando
sobre el rebaño que Dios avía puesto a su cuidado y goviemo,
ya con edictos, ya con instruciones y cartas pastorales y ya con
cartas missivas o circulares, conforme hallaba se necessitaba, dando
los avissos y advertencias saludables a todos sus Párrochos y
demás ministros y fieles de su Obispado. En medio de su cuidado
y desvelo se dedicó también en este tiempo a escrivir y componer
alsfunos libros, que todos los que los han visto los tienen por bien
doctos y bien útiles y necessarios a que se imprimiessen; me los
dexó y paran en mi poder, para que si Dios en algún tiempo me
diere medios para darlos a la prensa los imprimiesse, porque su
escrúpulo y nimia charidad no le dexó tener ánimo para aplicar la
cantidad necessaria para dicha impressión. También dexó otra obra
pósthuma de un apéndix de todos los Heresiarchas que han ávido
en la Iglesia de Dios, expressando sus herejías y refutando sus
herrores, y dexo trabajado hasta los tiempos de Martín Lutero.
Quiera Dios darme medios para poder dar a la imprenta estas
obras, assí para la utilidad pública que puede resultar a la Iglesia
Cathólica como porque no queden sepultados en el olvido estos
trabajos del Obispo mi Señor. También juntó muchos papeles y
apuntaciones de cassos sucedidos y consultas que hizo a diferentes
Abogados y Theólogos, de que hizo algunos quadernos y legajos
muy útiles y necessarios para el goviemo ecclesiástico de
este Obispado; y otorgó un instrumento público ante escribano en
que donó a la Dignidad Episcopal de estas Islas un escaparate y
en él dichos quadernos y papeles para que a los Señores sus su-cessores
les pudiessen servir de regla y directorio en los cassos
ocurrentes de su goviemo, con que no sólo su santo zelo se contentó
en procurar los aciertos de su Pontificado sino que quizo
passase a la posteridad para que se conttnuass^ el buen goviemo
que estableció. £1 año de 89 por el mes de Diziembre se vio un
formidable cometa en esta Isla, que salía de madrugada y de asía la
Isla de Canaria sin verse la cabeza o principio de ella, y la forma
era corva y la punta o remate a manera de alfanje. A los primeros
días que comenzó a salir se veía la punta como que atravezaba esta
Isla y después fue torziéndosse de calidad que venía a rematar
204 [22]
sobre esta cassa en que vivía el Obispo mi Señor, y se vio como
cossa de veinte días, y fue tal el ruido y armonía que le causó este
cometa, que se levantó a verlo alg'unas madrugadas, y los que no
se levantaba hazia al paje de cámara que se levantasse y obser-vasse
los movimientos de dicho cometa, que hizo dibujar en el
modo y forma que salía, y si hallo dicho dibujo lo remitiré a V.
Illma. con ésta. Por fin los últimos días que se vio vino a rematar
sobre el Convento Real de Nuestra Señora y Madre Santíssima de
Candelaria, en donde por cláusula de su testamento tenía mandado
se trasladassen sus venerables huessos, y dio en aprehender que
aquel cometa se veía por Su Señoría Illustríssima, y llegó a prorrumpir
que también salían cometas por Obispos, y en esta apre-hencíón
perseveró; y por Marzo del año siguiente huvo un eclypse
de Luna que duró rato conziderable y fue sobre esta misma cassa,
y sucedió otra circunstancia bien particular y fue que la Abadessa
del Convento de San Ildefonzo de Canaria, que es de la recolección
de San Bernardo y sujeto a la Jurisdicción Ordinaria, le es-crivió
por el mes de Henero cómo en las suertes que echan en
dicho Convento el primer día del año y que acostumbraban echarlas
por el Obispo mi Señor y su familia, le avía salido por suerte a
Su Señoría Illustríssima el gloriososo Padre Santo Domingo de
Gusmán, de quien era devotíssimo, y aviendo ressevido la carta
con una estampa del Santo que traía inclussa, fue tal el gozo inte-terior
que ressivió, que teniendo el color del rostro quebrado y
pálido, se encendió y puso sonrosado, y con grande alegría son-riéndose
cogió la estampa en la mano y dixo: Santo Padre mío,
aunque peccador y ruin, he sido siempre vuestro indigno devoto,
y aunque me han echado suertes en diferentes partes, nunca me
«veis salido por mi expecial abogado; y pues este año me avéis sa-
Hdo, puedo persuadirme que es el último de mi vida y que me-dwaie
la infinita Missericordia de Dios espero que avéis salido
para por vuestra intercesción acompañarme a la bienaventuranza; y
a dicha Abadessa le respondió en esta sustancia y con grande jú-biio
de que le huvtesse salido por suerte el glorioso Santo, y lo
mismo le escribió al Inquisidor Don Andrés Romero, que avía sido
su Provisor y Vicario General muchos años y era el que cuidaba
de la administración de la hazienda en aquella Isla, y le mandó
123] 205
diessen a la Abadessa cien reales para la enfermería, para que dis-tribuyesse
en el regalo de las enfermas. Por fin de Marzo le comenzó
a entrar una inapetencia a la comida y bebida y ésta se
fue continuando, y aunque a principios de Abril estuvo con alg'una
mexor disposición, después se fue reconoziendo algo de torpor y
pezadez en los movimientos del cuerpo y pies y el brazo derecho,
de calidad que no escrivía con aquella ligereza y desembarazo
que solía; y por fin de Abril cayó en cama y, reconoziendo que el
achaque se iba gravando desmasiadamente, se dispusso luego para
morir y ressivió los Santos Sacramentos con gran ternura y devoción.
El día 29 de dicho mes de Abril y el día 30, que fue Domingo,
le sobrevino a la una de del día [sic] un accidente tan mortal de
afecto aplopético, que hirió con todo el cuerpo, brazos, pies y rostro
con grandes y extraordinarios movimientos, de calidad que le
cantaron el Credo dos vezes, y aunque se recobró de este accidente
y fue volviendo algo, fue con enagenación de sentidos, y de esta
suerte estuvo entrándole grandes acessaciones de calentura, que
unas se alcanzaban a otras, hasta el día sinco de Mayo, que fue
Viernes, y aquella tarde fue volviendo en sí, de calidad que se recobró
en todos sus sentidos, y al otro día sábado amanezió con
conocida mexoría, aunque tan postrado y la habla tan quebrada,
que era menester llegarse muy cerca para persevir lo que hablaba;
y de esta suerte se fue continuando la mexoría, que se tuvo por
milagrossa; pero no quizo Dios se continuasse el milagro, quizá por
castigo de mis grandes pecados y de los otros, que no mereziamos
gozarle más tiempo; y a los ocho días naturales, que fue Viernes,
por la tarde, le repitió el accidente apoplético y totalmente se privó
de sentidos, y desde el dicho día Viernes hasta el Domingo siguiente,
que fue el día de Pasqua de Espíritu Santo, le debió de
repetir el accidente más de ciento y sinquenta vezes, hasta la Oración,
y desde aquella hora se sossegó, y cruzadas las manos, a las
ocho de la noche con poca diferencia, entrego su espíritu a Dios
Nuestro Señor. Aviéndolo amortajado y revestido según lo dispone
el Pontifical, se pusso en la sala principal, que estaba adornada
según la decencia que cabe en este Paíz, y estuvo patente a todo
el Pueblo hasta el Martes, c^e se depossitó en la Parroquial de este
Lugar, según lo tenia dispuesto por cláusula de su testamento, qu«
206 [24]
tenia otorgado muchos años avia, y por la grande devoción que
tuvo con Nuestra Señora y Madre Santissima de Candelaria mandó
que cumplido el año de su fallezimiento o antes se trasladassen sus
venerables huessos a la Iglesia de Nuestra Señora; y mandó assi
mesmo se pussiesse en su sepultura una pobre y humilde lossa
(traslado, Sr. lUmo., las palabras expressas que constan de la cláusula
de su testamento), para que aya memoria que en vida y en muerte
desseó Su Señoría la presencia de esta Soberana Señora y el
titulo de parezer perpetuo esclavo suyo. Assi mesmo mandó no se
pussiesse otro epitafio en la losa que éste: aquí iace Don Bar-tholomé
García, perpetuo esclavo de Nuestra Señora de Candelaria,
Obispo que fue de estas Islas de Canaria, rueguen a Dios y a
su Santissima Madre de Candelaria por él para que le lleve a su
descanzo eterno, y con palabras muy expressivas de su grande y
fervorosa devoción nos encarga a sus Albaceas le demos este consuelo
y nos pide por amor de Dios que si la Reverenda Cámara Ap-postólica
no separasse la cantidad que fuesse necessaria para dicha
translación, que nosotros, por el mucho amor que nos tuvo, lo hagamos.
Fue tal la compación y conmoción de los Pueblos circunvezi-nos,
que se dospoblaron a venir a venerar su venerable cadáver, y
hasta los forasteros de otras Provincias que se hallaron en este
Lugar por ser Puerto de mar entraban a venerarle y muchos le
bezaban el pie. El día que se le dio sepultura, desde que salió de
estas casas en que vivía fue tal conmoción de innumerable gente,
que no se oía otra cossa que llantos y clamores, que se fueron
continuando todo el tiempo que se llevó el venerable cadáver
processionalmente por las calles acostumbradas de este Lugar,
oyéndosse en todas las cassas por donde iba pasando los mismos
llantos, siguiéndole assi mismo innumerables pobres que, como
más lastimados, conoziendo lo que perdían y la grande falta, que
les hazia prorrumpir en diferentes razones y clamores que exprés-
•aban su dolor y pena; y en muchos parezía que no eran ellos los
que hablaban sino que les inspiraba algún influxo superior, según
las discretas y concertadas razones que dezían, y por mucho que
yo en esto quíziesse ponderar y dezir asseguro a V. Illma. que no
me es fázil ni yo puedo explicarlo cómo passó. Y mientras fue assi
processionalmente hasta la Iglecia fueron tocando Rossarios y otras
TtÜtHOTtCA P. MUNICIPAL 1
[25] LifiiJi^L-SíIlS-J 207
cossas, sin que se pudiesse impedir; y quando llegó a la Igflecia llevaba
ya cortados alg;unos pedazos de las sagfradas vestiduras, y hasta
la Cruz que llevaba en las manos se la avían quitado y fue menester
ponerle otra, y en todo el tiempo que estuvo en el féretro,
mientras se cantaron las exequias, estuvieron diferentes sacerdotes
tocando en su venerable cadáver infinidad de rossarios y otras cos-sas
o reliquias, y quando se llevó a la sepultura fue menester que
muchos Ecclesiásticos y personas s^raves se pussiessen a defender
que no le dejassen desnudo por la multitud de gente que ocurrió,
y en medio de esto no pudieron defenderlo a que no le cortassen
muchos pedazos de dichas sagradas vestiduras, y de toda quanta ropa
y demás cossas que tenía de su usso de donde podía aver tenido
su contacto y que se podían aver a las manos en el discurso de su
enfermedad las fueron quitando y se fueron despareziendo, y hasta
de una de las sillas del Pontifical y de la litera cortaron unos pedazos
del asiento y arrimo, y de un colchón de los de la cama, que era
el inmediato al cuerpo, le cortaron también un pedazo, y el sentimiento
fue tan general, que en todas estas siete Islas se hizieron
grandes demostraciones de sentimiento y dolor y se encontraban
por los caminos los pobres llorando a grito's, y preguntándoles loa
que los encontraban la causa de su llanto respondían que por el
Padre de la pobres y otros epítectos y renombres que le daban,
como se me escrivió de algunas de estas Islas.—Passando a individuarme
en referir a V. Illma. las expeciales virtudes en que se señaló
el Obispo mi Señor, comenzaré por la del zelo y vigilanza en
su oficio y ministerio pastoral, en que se desvelaba tanto, que no
perdonaba trabajo alguno por grave que fuesse, velando de noche
y de día sobre su rebaño, para lo qual tenía en la cabezera de la
cama un libro de memoria para a qualquier hora de la noche que le
occurríesse algo digno de reparo poner algunos caracteres o señales
y por la mañana registraba el libro para que le volviessen a
occurrir las materias para dar en ellas providencia según convenía,
y muchas vezes le picaba tanto el escrúpulo, que o me hazía levantar
a qualquier hora de la noche, para preguntarme lo que huviesse
dispuesto en algunos cassos o materias, o embtaba el camarero o
paje de cámara a preguntarme lo que huviesse en lo que le oecu-rria;
y aviendo reconozido luego que llegó a este Obispado que U
208 [26]
moralidad no estaba muy versada y que los exámenes asst de Ordenantes
cúmo de Confessores no avían corrido con la melancolía
y atención que convenía, fue criando algunos examinadores syno-dales
de los suj^etos más doctos y graduados y les fue advirtiendo
el gravíssimo cuidado que avían de poner en dichos exámenes y
les ponderaba su obligación y la estrechíssima cuenta que darían a
Dios si faltaban a ella, por la confianza que de ellos hazía y fiar su
conciencia de ellos. A los principios de su Pontificado assistía Su
Señoría lllustríssima a los exámenes de órdenes para instruir a los
examinadores el modo y forma que avían de guardar en examinar;
no continuó en assistir, porque era desmasiada la turbación que les
causaba a los examinandos, y a los que se exponían para Confessores
hazía darles la cédula de examen para tres examinadores, y en
ella se expressaban todas las principales materias y cassos en general
de la moralidad, y cada uno de los examinadores examinaba
de por sí, y del mismo modo remitía su censura sin carearse unos
con otros, y si alguno reprobaba, aunque los dos aprovassen, se avía
por reprobo el examinando, y de esta suerte procedió en todo su
Pontificado, y fue de calidad lo que aprovecharon todos en la moralidad,
que los Maestros y Cathedráticos de las Religiones llegaban
a dezir que después que Su Señoría lllustríssima avía venido a
este Obispado savían que avía moralidad, porque antes, con quatro
propossiciones escolásticas que savían, les parezía que lo savían
todo. Aviendo hallado que los Beneficios Curados de esta Isla de
Thenerife, por Cédula Real los presentaban dos Regidores del
Cavildo y Ayuntamiento de la Ciudad de la Laguna, dos Beneficiados
y dos Ciudadanos, para los quales echaban suertes, y los que
salían nombraban examinadores los que les parezían y con esto se
juntaban en una Parroquia y por muchos opossitores que huviesse
lo ordinario era examinarlos todos en un día, y luego entraban a
votar los que avían de ser nombrados en primer lugar, y los que tenían
más votos, aunque no fuessen los más dignos y beneméritos,
eran los que se llevaban los Beneficios, y reconozíendo el Obispo
mi Señor los gravíssimos inconvenientes y malas consequencias que
se seguían de este género de Eclesiásticos, lo representó al Rey
Nuestro Señor y Señores de la Cámara y obtuvo cédula para que
fuesse el Prelado quien hiziesse los concursos y exámenes para los
[27] 209
Beneficios vacantes, y dio nueva forma a dichos concursos, porque
nombraba tres examinadores synodales y assistía Su Señoría IIlus-tríssima
y duraban los concursos algfunos días, porque sólo dos
opossitores se examinaban cada día, uno por la mañana y otro por
la tarde, y cada uno de los examinadores le preg^untaba de por si
en materias morales y concernientes al oficio de Párrocho, sin permitir
Su Señoría Illustríssima que se les preguntasse en otro gfénero
de materias, porque dezía que no convenia a dicho ministerio. También
obtuvo de Su Santidad un breve en que por quinquenios le
concedió diferentes facultades, y entre ellas para poder dispenzar
entre parientes para contraher matrimonio, excepto en el segundo
Sfrado simple o mixto, y fue de gran beneficio para este Obispado,
porque por su grande y general pobreza y por la cortedad de sus
poblaciones están enlazados unos con otros con parentezcos, y
era mucha la suma de ducados que salía para dispenzaciones; y
también evitó muchas culpas y ofenzas de Dios de muchos que
por fragilidad humana avian caído con parientas y por su pobreza
no podían recurrir a Roma a obtener dispenzaciones, quedando
también recuperadas muchas honras de varias pobres mugeres que
como frágiles avían caído; y si conozia por algunas noticias que
le daban que podía intervenir alguna injusticia o daño contra tercero,
luego escrivía a la persona o personas comprehendidas y
les advertía su obligación. Sobre los tratos que suele aver y modo
de pagar a los hornaleros, en que en este Obispado ai mucho de
trabajo, fue inmenso el desvelo con que en todo el tiempo de
su Pontificado estuvo trabajando, ya con edictos, ya con instrucio-nes
y cartas pastorales, ya con pláticas y exortaciones que hazía
continuamente sin omitir trabajo ni diligencia por fatigossa y muy
gravossa que fuesse.
En la virtud de la Charidad y limosna sobresalió en supereminente
grado y lo aclamaban en este Obispado por otro Santo
Thomás de Villanueva, pues en su modo se puede dezir que todo
lo que redituó lo distribuyó en limosnas y sólo en la Ciudad de la
Laguna de esta Isla de Thenerife diré a V. Illma. lo que dio de limosna,
que constan de los libros de cuentas del Administrador
General. Al Convento y Colegio de Santo Domingo de dicka
Ciudad treze mil y doscientos realas para ayuda del sustento de los
RHL. 14
210 [28]
colegiales.—Al Hospital de dicha Ciudad dio en tributos sinquenta
mil reales de principal.—A dicho Hospital y a otros pobres vergonzantes,
porque tenia dado orden a los médicos para que rece-tassen
de la botica todos los medicamentos que fuessen necessarios,
pagaba en cada un año regularmente siete mil reales, poco más o
menos.—A la Cuna de Niños expóssitos, porque los criaba de su
cuenta todos, importaba la cría de ellos en cada un año más de seis
mil reales, además de la ropa que les daba; y a esta obra pía le dio
también más de sinquenta y dos mil reales de principal en tributos.—
Las messadas de pobres particulares vergonzantes importaban
cada mes mil y doscientos reales.—Ropa para pobres que vestía en
cada un año importaba de cinco a seis mil reales.—A todos los
Conventos de Regulares de estas Islas daba en cada un año de limosna
más de mil fanegas de granos.—Al Convento Real de Nuestra
Señora de Candelaria dio de limosna por espacio de ocho años
a trescientos ducados en cada uno.—En la reedifícación de su Capilla
e Ig'lecia gastó treze mil reales, y en un retablo que se fabricó
y pusso en dicha capilla, además de algunas limosnas que dieron los
fieles, suplió treinta y tres mil reales, y para el dorado de dicho retablo
y capilla donó quarenta mil reales dé plata antigua.—A dicha
Cuna y Hospital de dicha Ciudad les donó para después que Dios
lo Uevasse mil pesos de plata, para que tuviessen con qué socorrerse
hasta que viniesse successor.—En la Ciudad de Canaria daba de
limosna todos los años en pan amassado en el Palacio Episcopal y
a pobres vergonzantes y a los Hospitales de S. Martín de enfermos
y de S. Lázaro y a los pobres de la cárcel más de mil y seiscientas
fanegas de trigo, y pagaba el médico que assistía a dichos enfermos
y la botica de la misma suerte, y cantidad de messadas que en dicha
Ciudad repartía con muchos pobres vergonzantes, y generalmente
tenía dado orden muy amplio a todos sus Administradores, que avía
en cada Isla, para que se socorriessen todas las necessidades que se
ofreziessen, y esto lo tenía encargado y encargaba de ordinario con
grandes ponderaciones, para que no se faltasse en cossa alguna en
el socorro de los pobres.—A las Islas menores, en donde no suele
aver aquel regalo que necessitan los enfermos, embiaba frequente-mente
a sus Administradores cajones de dulzes y asúcar y almendras,
para que los fuessen disfribuyendo en los enfermos pobres, y su
[29] 211
cassa ordinariamente estaba llena de pobres que recogía, y todos
los días solían salir muchas más raciones de carne para pobres en-fermosjque
las que gastaba la familia, haziéndoles proveer a muchos
de colchones y ropa de abrigo, de que estaba siempre prevenido;
y quando acaezía aver falta de granos en unas Islas, hazia
conduzirlos de las otras para el socorro de los pobres y cuidando
también su providencia de que se diessen para sembrar por vía de
limosna a los pobres, y a los que tuviessen algún caudal, prestados,
con la condición de que si tuviessen cosecha los pagassen y si no,
no.—En la Isla de Fuerteventura sucedió un año, aviendo hecho
traer de la de Lanzarote algunos granos, darlos y prestarlos en la
forma que llevo referida, y se cogió una abundantissima cosecha.—
A el Colegio de Santo Thomás de essa Ciudad de Sevilla el
año de 75 remitió por vía de limosna quatro mil pesos en letras,
que con la condución importaron treinta y sinco mil reales.—A su
Iglesia Cathedral de Canaria dio una lámpara que pessa quinientos
marcos de plata, que costó con la hechura y fletes quarenta y ocho
mil reales de plata, que es hermossísima pieza hecha en Genova
de grande y singular hechura. El año de 74 remitió a el Illmo. Sr.
Don Ambrosio Ignacio Espinóla, antecessor de V. Illma., veinte y
siete mil reales, para la redempción de pobres cautivos de este
Obispado, como con efecto salieron algunos, y los más fueron mu-geres
y niños, que encargó fuessen preferidos por el mayor peligro
de subverción, y además de las limosnas regulares que para este
fin hazía en este Obispado. El año de 88, con los temores que
siempre andaba de la muerte, donó quatro mil fanegas de granos a
los pobres de este Obispado, que se fueron repartiendo en su socorro
y remedio, y era tanta la charidad que ardía en su pecho, que
en medio de darle a los pobres siempre se lamentaba que no daba
cossa alguna y se quexaba de sí mismo confessándosse por avariento
y sin ánimo para dar limosna; y quando estaba en la cama
del achaque que Dios lo llevó, se afligía con gran ternura de que
no avía tenido la charidad que debía con los pobres, y era menester
alentarlo a que desechasse semejantes escrúpulos, y ardía tanto
en su pecho, que aviéndole dado el primer accidente, que lo enajenó
de sus sentidos, las palabras y razones en que y que se podían
persevir todas miraban a los pobres y a cuidar de ellos, y con esto
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estaba batallando, y puedo assegfurar a V. Illma., según todos
conozfamos de su ferviente charidad, que si tuviera cobradas las
cantidades que le debían no huviera dexado expolio alguno, porque
todo lo huviera repartido en limosnas, como lo clamó siempre. En
esta virtud sobresalió tanto. Señor lUmo., que no es fázil pueda yo
dezir ni explicar lo que se señaló en ella y los modos y trassas que
discurría para socorrer los pobres.—La pobreza de espíritu que tuvo
fue rara, pues el porte de su persona era tan humilde, que conservó
remendados algunos vestidos que sacó de España; y su vestido
interior de imbierno era de paño, y de verano de género de
lana, y no me acuerdo que en todos los 25 años de su Pontificado
hiziesse más que dos vestidos, y las medias que gastaba de ordida-río
eran de hilo teñido, y si ponía algunas de seda hazía le durassen
muchos años, y llegaban a no saverse de la primer materia que fueron
en su modo, por los muchos puntos que les cogían; y la ropa
blanca que ussaba era bien poca y ésta se avía de remendar muy
mucho, y «ssf la traía remendada hasta que no la podía traer, y lo
mismo passaba con los pañuelos y todo lo demás de su usso. La
cama era tan humilde, que se componía de unos bancos de hierro
y unas tablas, y la colgadura era enterissa por el abrigo y de paño
muy basto, y sólo tuvo una litera, y éssa algunos años después de
Prelado, en que solía salir por las tardes a rezar el Oficio Divino
y hazer algún exercicio; y una silla de manos en que iba a la Iglesia
y a las vissitas sin más coche ni más aparato de Prelado.—Su humildad
fue profundíssima, pues aviéndole Dios doctado de tanta
ciencia y saviduría, era raríssima la desconfianza que de sí mismo
tenia, pues en qualquier cassos y materias que se ofrezían siempre
los avía de consultar con personas doctas o Theólogas o Juristas,
conforme la calidad de los cassos; y siempre se estaba confessando
por el mis humilde y más ignorante de todos. También resplandezió
en la virtud de la Justicia con gran desvelo, procurando exercitarla
•n su tribunal y que todos sus ministros la guardassen, y para
esto les exortaba continuamente dándoles los avissos convenientes,
ya por escrito, ya de palabra, advirtiéndoles hiziessen
elencos de las causas que pendiessen en sus tribunales, para
que no se retardassen y se siguiessen daños a las partes y litigantes,
y qae hiziessen memoria a los Procuradores y Notarios
m 2iá
para que las siguiessen y despachassen sin mora ni dilación aljruna.
Ert virtud de la penitencia fue muy secreto, porque en lo exterior
no manifestaba acción alguna por donde se conociesse; pero
el semblante y debilidad era muy penitente, y se halló quando murió,
en un escritorio de que siempre tenia la llave, un cilicio de penetrantes
púas de verg'a de hierro y una disciplina de cadenas también
de yerro, que ningfuno de los familiares jamás aviamos visto ni sa-víamos
que tal tenía; y en una papelera otra disciplina ordinaria de
remales, y sólo el camarero dize aver oído en algunas ocaciones de
la noche estarse disciplinando.—En la contemplación fue bien admirable,
y siempre que estaba solo y que no estaba ocupado en
algún exercicio o trabajo exterior, podemos deponer todos los familiares
que si entrabamos a su quarto lo hallábamos en alta contemplación
y meditación, y frequentemente prorrumpía en suspiros
y jaculatorias espirituales.—La pureza fue bien singular, y siempre
que entraba alguda muger a hablarle llamaba al paje de guarda o a
otro familiar que estuviesse a la vista, y siempre que iba a la Iglecia
o función en que avía concurso de mugeres llevaba la vista inclinada
a la tierra.—Fue acérrimo defenzor de la inmunidad y libertad
eclesiástica, y solía dezir muy frequentemente que era la niña de
los ojos de los Obispos, y assí lo manifestó en todo el tiempo de
su Pontificado, pues luego que llegó a este Obispado, aviendo entendido
que en las Islas de Gomera y Hierro, que son de señorío,
un derecho que llaman de quintos que se paga de todo lo que sale
de dichas Islas lo pagaban también los Eclesiásticos, informado de
todo muy bien, hizo que el Promotor fiscal saliesse a poner demanda,
y con efecto se siguió en este tribunal y salió a favor del Ecle-
•iástico, y aviéndosse llevado por apelación a la Nunciatura está
•ún pendiente en ella, en que han ávido diferentes autos interlocu-torios,
y el último que salió fue a favor del estado Eclesiástico,
aunque todavía no se ha determinado en lo principal.—Con los
recaudadores de las reales Aduanas de estas Islas siempre vivía con
pan cuidado y los tuvo muy a la raya, y huvo tiempo que sinco
causas de inmunidad eclesiástica sobre querer cobrar derechos un
recaudador de eclesiásticos fueron a la Real Audiencia por vía de
fuerza, y declaró no hazerla el Obispo mi Señor, sin otras muchfs-
>imas que en el discurso de su Pontificado se siguieron con
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diferentes recaudadores y juezes seculares, sin que perdonasse su
zelo aun a los más estimaba y con quien tenía más amistad, pues
aviéndola professado bien estrecha con el Señor Don Feliz Nieto
de Silva, que fue Presidente y Capitán General de estas Islas y después
Assistente de essa Ciudad de Sevilla, se le opusso acérrimamente
en la ocación de un degredo que se hizo a la gente de un
navio que llegó de España en el tiempo que grassaba la peste en
ella, porque le dio un accidente a una muger del degredo, y avien-do
ido un Religiosso para administrarle los Santros Sacramentos y
aviendo llevado las chrismeras y vestiduras sacerdotales para de-zirles
missa a los degredados, los Regidores Diputados de la Salud
quizieron introduzirse a que avían de manuzear personas seglares
dichas vestiduras y vassos para quemarlas y deshazerlas, a que se
opusso el Obispo mi Señor diziendo que se avían de entregar a
persona ecclesiástica, la que Su Señoría Illustríssima avía señalado,
para que guardasse el orden que le tenía dado, sobre que se hizieron
autos y se precedió contra los dichos Diputados, que patrozinaba
el Señor Don Feliz, y llevaron los autos por vía de fuerza a la Audiencia,
quien declaró que se avían de entregar dichas vestiduras y
vassos a la disposición del Obispo mi Señor; y no puedo dexar de
contar a V. Ilima. una acción muy christiana del Señor don Feliz
y muy digna de su sangre y es que estando en el Puerto para embarcarse
para España, quando vino a despedirse del Obispo mi
Señor, lo entró en el Oratorio o Capilla, que estaba inmediata a la
sala del resevimiento, como para dezirle algún secreto, y teniéndolo
ya en el Oratorio le dixo que por última despedida le avía de ha-zer
un favor y le avía de dar un grande consuelo a su alma, a que
el Obispo mi Señor le respondió que dixesse lo que se le ofrezía y
el Señor Don Feliz le dixo que le permitiesse bezar los pies, a que
el Obispo mi Señor se resistió por su grande humildad, y el Señor
Don Feliz se le pusso de rodillas y le pidió con grandes instancias
le hiziesse este agazajo y que si no se lo conzedía se embarcaría
con gran desconzuelo y temor de que no avía de tener buen viaje,
y viendo el Obispo mi Señor sus instancias le dixo que como a
Ministro de JesuChristo y sucessor (aunque indigno) de los Santos
Apóstoles hiziesse Su Señoría aquel acto de humildad, y con afecto
lo hizo con profundissima humildad y reverencia; y después mucho
m 215
tiempo el Obispo mi Señor, aviéndosse ofrezido hablar del Señor
Don Feliz, me contó esta acción, ponderando sus virtudes, y discurrió
Su Señoría lUustríssima que se avía motivado a hazerla por
aquel género de oposición y disgustos que le podía aver ocacionado
quandó se ofrezió el embarazo del degredo que llevo referido; y a
la verdad el Señor Don Feliz tenía muy alto concepto de las virtudes
heroicas del Obispo mi Señor y repetidas vezes me dixo que
las cartas y firmas que tenía de Su Señoría lUustríssima las guardaba
con gran veneración, porque esperaba que avían de ser reliquias.—
Y con el Señor Don Francisco Bernardo Varona, que también
fue Presidente y Capitán General de estas Islas y oi Governa-dor
de Zeuta, tuvo otro ataque bien reñido, por aver mandado este
Caballero recoger todas las cartas que venían de España, reservando
sólo las que viniessen para el Obispo mi Señor y no las de los
Eclesiásticos, para que no se diessen a sus dueños hasta que dicho
Capitán General huviesse visto y leído las suyas, en que ubo diferentes
demandas y respuestas bien agrias y fatigossas, hasta que con
efecto hizo recoger dicha orden y que las cartas se diessen libre e
indistintamente a sus dueños como se hazía antes.—Con la Real
Audiencia tuvo por último otro choque, que no sé si le costó U
vida, porque de doze alabarderos que por Cédula del Rey Nue^ro
Señor assisten a el Presidente y Capitán General de estas Islas,
quando vino el Señor Conde de Eril, que es el que actualmente las
Sfovierna, traxo orden de Su Magestad para que dichos doze alabarderos
assistiessen quatro a la Real Audiencia para la execución
de sus autos y proveídos, y aviéndosse ofrezido en la Cathedral de
Canaria hazer las exequias por la Reyna difunta y aviendo assistido
dicha Real Audiencia en la función de las Vísperas y oficios que al
otro día se hizieron, entró con dichos quatro alabarderos en dicha
I^lecia Cathedral, y aviendo tomado sus assientos los Oidores, los
dichos quatro alabarderos se pussieron detrás en fila con las alabardas
erectas y estuvieron assí todo el tiempo que duraron las dos
funciones, y aviendóssele participado de Canaria al Obispo rai
Señor por persona confidente esta novedad, escrivió luego a el
Cavildo para que passase recado a la Real Audiencia con toda
urbanidad y poh'tica para que escussase entrar en los Templos con
dichas alabardas, y aviéndolo hecho se empeñó la Real Audiencia
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en que ayan de entrar; promulgó el Obispo mi Señor un edicto o
despacho prohibiendo la entrada de dichas alabardas en los templos
assistiendo y acompañando a los Oidores, hablando sólo con
las personas inmediatas que governaban dichas Igflecias o hermitas
y con los Prelados y Preladas de las Iglecias de los Regulares, sin
íntrometerse con los Oidores en cossa alguna y dando el orden que
se avía de guardar en casso que quiziessen entrar violentamente
estando en los divinos ofícios, para que se evitassen ruidos y dis-turvios.
El Oidor fiscal tomo la voz de la Real Audiencia y se formaron
autos, y a su instancia la Real Audiencia despachó dos
proviciones comminatorias para que el Obispo mi Señor mandasse
dar los autos para alegar en forma, haziéndose juezes en causa
propia los mismos, que eran la parte formal. La una de las proviciones
se la notificaron a el Obispo mi Señor el Martes o Miércoles
Santo, sin atender ni guardar el punto que desde el sábado de
Ramos se da en todos los tribunales en las causas judiciales y estando
como estaba para hacer la función de los Santos Óleos, que
desde que entraba la quaresma comenzaba a asustarse y congoxarse
por tener tan quebrada su salud y por no poderse diferir esta función
a otro día que el Jueves Santo. A la verdad este fragante lo
quebrantó mui mucho,