Número 75
HEWfROTECA P. M'J^'!CIFAl
_:,Mú3 CruL;j|Jei:er¡fd^- Septi«nbre deJL946
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
DE LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
REVISTA DE HISTORIA
Director: el Decano, DR. ELÍAS SERRA RÁFOLS
Tomo XH La Laguna de Tenerife (Isla» Canarias) ] Año XIX
Teobaldo Pówer, estudiante en París
por AMARO LEFRANC
4 la gran arpiula Rosa BdlrelLs; a los seño-ri\
s lücarl Muían, musicólogo, y Rvbio, direc-lor
del Archivo provincial de Barcelona.
Ccii la expresión de mi profunda gratitud,
porque a ella y a ellos debo el haber tenido conocimiento
del expediente relativo a los años
en (¡ue Teobaldo Pówer vivió en París, pensio
nado por la Diputación barcelonesa.
D. Bartalomé Pówer y Arroyo que, cuando su hijo Teobaldo nadó en
Santa Cruz de Tenerife, era aaipárainte del Cuerpo Admimiistnatívo y Oficial
de Secretaríe de la Intendencia Mdlitar de Canarias, aideJiantó en su
carrera y fué destiiiado, unos diez años máa tarde, en 1868, a prestar servicio
» en Barcelona, como oficial de aquel Goibiemo Civil.
Apenas llega a 9a Penfneulla com «ii familia se preocupa, tanto como
de toniar posesión de au nuevo cargo—^y desempeñado com puntualidad—,
de que las rélevainites cualidades de ipianista iprecoz que adocman a su hijo
sean puesrtaa de relieve. No sólo en ia oaipital catalana, donde, en el teatro
principal de Santa Cruz, da un memoraiWe concierto el 10 de noviembre
de 1858, adno también en Madrid y otra® localidades es aplaudido el ira-pazuelo.
Bn púiMico y en privado, dondequiera que el "niño Pówer" se pre-
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semita, atrae a sí todwa dos aiufragios. Una atmósfera, de intensa adimira-ción
vía creéndosie en torno suyo.
Bl celoso funcionario D. Bartolomé, ipadre amantísimo y previsor, consigue
fácilmente que su jefe, él gobemaidor cdvU D. Ignacio Llasera Esteve,
se lailiste ©ntre los valedores del chiquillo, siga con cariño sus progresos
como alumnio del maestro Gaibriel Bialart y is* interese .por su porvenir.
Al correr de los meses, y a meddda que aumenta y se afirma la general
admjpatía que el muchacho insipira, su padre madura—¿no cuenta de
antemano con la aprobación y el aipoyo del jerarca civil ?—la idea dte solicitar
de la Diputación barcelonesa (cuyoa acuerdos s61o tienen efectividad
una vez ratificados preoisamembe por el gobernador) la merced de una
penisión .para ampliar estudios, a favor del joven artista.
Todo lo relativo al inicio y puesita en mardha de este proyecto se desarrolla
sin mayores baches.
Del 11 de diciembre de 1861 data la instancia ipor medio de la cuall
D. Bartolomé, ansioso de que "su hijo D. Theobaldo... pueda llegar a ocupar
em el mundo musical el elevado puesto a que está llamado", no vacila
en acudir, "lleno die confianza", a la Excma. Diiputacióni Provincial de Barcelona
"para exponerle su natural y ardiente deseo de que... sie digne votar
en favor del referido D. Theobaido, por vía de subvenición, la cantidad
que estime, para que pueda costear el complemento de sus estudios".
En el cuerpo de su imstanoia destaca D. Bartolomé que la realización
die lesite moble propósito "puede ser de grande utilidad para el arte filarmónico...
no porque lo asevere el exponente, aJucinado por el amor de padre,
sino jKurque así lo ha atestiguiado repetidamente la prensa de esta capital,
Madirid y otras poblaciones, se:g^n es de ver por los periódicos que
en oail'idad de devolución tiene la honra de acompañar".
Vista la solicitud en sesión de 14 ide enero de 1862, pasa a estudio de
una "Comiisión especi.al", (jompuesta por ios Sres. Farquell, Valls y Ribas.
Bl dictamen de esta ponencia, firmadlo por D. Félix Ribas, es presentado
a la Corp<)ración el 28 de enero. En 61 se afirma rotundamente que e!
joven Pówer es "una eapeciailidad en »u dase", y .se le considiera, por tanto,
dáigno del apoyo a que aspira; "'mayormente cuando su padre, D. Bar-toloimé,
no tiene medios con que franquearle la brillante carrera a que por
8u asombroso genio—copio bien: asombroso genio—parece estar llamado.
Propone, puea, que la Provincia le otorgue (sujetando como se supone su
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resolución a la 'aprobación del Excmo. Sr. Gobernador civil) una pensión
paira dos año3 de aluiminio interno del Conservatorio d« París... sin perjuicio
de iprorrogarla, a inistanci'aa del interesado, después de finidos, si justifica
por medio del miismo Conservatorio que el satisfactorio estado de
sus adielantoa reclaana la continuación de aquélla y la permamiencia del
aüumno en el establecimiento".
Pero—imdel «obre hojuelas!—'la comisión no entiende hacer las cosas
a medias y, convencida de que un estudiante de música en París necesita
adqudiriir Mbirois, instrumentos y otros varios accesorios de trabajo, propone
adlemáiS "que del fondo de imprevistos, de cuyo capítulo deberá también
sacarse, a lo menos con resipecto al corriente año, la pensión", se vote la
cantidad que lae considere necesaria "para hacer frente a tan indispensables
^astoa".
El Exomo. Cuerpo provincial, en sesión celebrada el mismo día 28, a
ipreaencia del gobernador Llasera, hace suya en un todo la propuesta de
la 'Comisión especial, y fija en dos mil reales el subsidio para "libros y
demás enseres".
EH 29 de ©rfero comunica oficialmente la Diputación sai acuerdo al Gobernador
civil y a D. Bartolomé Péwer, en sendos oficios.
Bl 30, decide el padre de Teobaido partir cuanto antes ipara París, vía
Mansella, en oomipañía del joven pensionado. ¡El primer trimestre del curso
acBjdiémico 1861-62 ya está perdido, y conviene otbraír rápidamente!...
El 31, D. Bartolomé, "poseído de un isientimiento de profunda gratitud",
se dirige de nuevo por escrito a la Excma. Diputación proivincial de Barcelona
aseg^urándole "que «u neoonocimdento .será siempre tan sincero como
vehemente el deseo de poder correaponder en todas ciipcunstancias el
grande beneficio que iha recibido, el cual le inspira la sagrada obligación
de inculcar en ©1 corazón de su hijo el miamo sentir de gratitud que abriga
ell exponiente, ,para que procure hacerse digmo de 'la decidida protección
que V. E. ha tenido a bien ddapensarle".
Esto, que perfectamente pudo haberse dicho en un simple oficio, lo
mamifiesta D. Bartolomé por medio de una imistancia, extendida en papei
selladlo de 2 Rs. y en cuyos últiimos renglones solicita respetuosamente,
como única gipacia, que la Diputación "se digne contemplar en estas líneas
la expresión del miáis vivo reconocimiento'"... ¡Pocas veces se habrá pedido
menos en un pliego de papel timbrado!
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Parten, pues, padre e hijo a principio de febrero, llevando cartas dtí
presentación ipaira D. Pabilo Gil, a ^ n t e en París del homihre de negocioi
barcelonés D. Pedro Gil, a quien el gabernadoT Llaaera había encomendado
la tramiitacdón die lo tocante a movimienito y transferencia de fondos,
conversión y caanibio de monedas, cuiestiones éstas de tipo financiero o económico
que la ipensdón otorgada había de plantear.
En el Gonservatoirio Imperial de Música y Declamación, lo primero que
oyen loa recién llegadOis, quizá de latoios del propio maestro Auber, director
del centro, es que allí no se admiten alumnos internos, «i ibien, en atención
a las exceipcionalies aptitudes del joven Pówer, ise le permitixá seguid
los cursos ofidales, no obstante lo avanzado del año escolar.
Sin previa consulta a Barcelona, D. Bartolomé eortea «1 inconveniente
de no poder Teobaldo residir en él Coneervaitorio Im/perial, buscando para
»u hijo una pensión de famüle seria, tranquila y no demasiado dispen^
diosa. La de una tal Mme. Doupau es finalmente elegida entre las diversas
que se pasan en revisita. Y en casa de Mme. Doupau queda alojado «1
joven; claro que no aán antes haberse debatido y concertado con la casera—
asiistddo en esto el Sr. Pówer por el Sr. Gil—el precio del hospedaje:
dos mil francos ai 'año.
Lleno de confianza esta vea también, regresa a Barcelona D. Bartolomé,
iseguiro de que ni el Gabemado«r civil ni la entidad provincial tendrán
nada que objetar en contra de la solución adoptada en este asunto del alojamiento
del ipequeño. Por pura fórmula, D. Pedro Gil escribe a D. Igna-oio
Llasera narrando lo sucedido.
El iseñor gobernador, fundándose, pues, en lo que le comunican D. Pedro
Gil, ipor caarta, y D. Bartolomé, de palabra, se dirige a la Diputación
en 25 dé febrero, exponiéndole la "imprevista circunstancia" que ha obligado
a "colocar al joven Pówer, lo mismo que se hace con todos los que
están en su caso, en una casa de huéspedes".
Como esto "en nada atenúa ni desvirtúa el pensamiento protector de
la Diputación... aun cuando varía la forma de realizarlo", la autoridad
guibernativa termina su escrito declarando: "'he creído deber recurrir a
V. E. por sii tiene a bien, como me lo prometo—¡ese r(ymn me lo prometo
vale un Potosí!—, determinar que el subsidio aoordado... sea mediiante el
pago de dichos dos mil francos, si bien con la circunstancia de que para
•su abono haya de acreditarse, por .medio de certificación del representan-
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te <le España en París, qu€ Pówer permanece en aquella Corte recibiejiido
9u educación del CoJiservatorio".
La Corporación—¿no lo habíais adivinado?—^resuelve ©n armonía con
lo que él «eñor gobernador "se ha prometido".
Y ya tenemoa a -nuestro Teobaldo, con sólo catorce años de edad, campando
por 8iia respetos en el imiperial París de Naipoleón HI. Ya le tenemos,
además, tnaibajando oon una constancia, con un entusiasmo, oon un
aprovedhiamiienito que nos adimiran y nos conimueven, que nos abruman y—
casi^—^nos aturden...
Los certificados die aptitud, los testimonios de satisfacción, los títulos
y los diplomas, los premios y los accésits van cayendo, curso tras curso,
en oopiosísiima lluvia de honores, sobre las juveniles isienes del estudiante
tinerfeño.
A medida que van ciñendo 9U esipaciosa frente tantas coronas y tantas
'paiknais, Pówer (hijo) se despoja de ellas y a Pówer (padre) se las remite.
Apresúnase éste a ofrendarilas, a su vez, julbiloso, ufano, exultante, a la
Excnva. entidad pensionadiora.
Pero, la misima obstinada reiteración del noticioso gesto paterno va ti-ñéndolo
ipoco a poco de un sobrecogedor matiz do cosa inexorable, fatídica...
Y llegamos a dudar, a veces, de si es que D. Bartolomé—agradecido,
afable y cortés^—deposita los galardones de su hijo a las plantas de los
diputados provinciales barceloneses, o si es más bien, por el contrario,
que—arrogante, despectivo y retador—s»e lo® arroja violentamente a la
cabeza...
Eli 18 de agosto de 1862, D. Bartolomé—^adorando, como se suele de-
OÍT, el santo por la peana—^remite al gobernador civil, "para conocimiento
de V. E. y de la Exorna. Diputación provincial", copia del Diploma de segundo
accésit de Armonía entregado, en la solemine distribución de premios
d«a día 4 anterior, a "Air. POWER, Théobald-Joseph-dc-lo.s-Rpyeí
y de la Concepción, né á Santa Cruz de Tenerife (lies Canarirs, Espa-gne,
le 6 Janvier 1848, Eldvc du Comervatoire Imperial, de Mvsiqur et
de Déclamation". Esta recomipensa es ganada por Teobaldo—y su padre
cuida de aubrayanlo—"a los cinco meses escasos de sus estudios", en el
ooncunso ée armonía celebrado en el mes de julio. La entidad provincial,
a 4 de septiembre, oficia al gobernador Uasera mamfestándole haber vis-
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to complacidia, "por la significación que contiene", la carta de D. Bartolomé,
y €vS(peraiMlo que la honrosa distinción otorgada al estudiante Pówer
"servirá a éste de poderoao estímulo para merecer nuevos lauros en los
sucesivos cursos".
i "Nuevos lauros", han dicho?... Pues, allá van. ¡Y esta vez sin pasar
por condiuioto del gobernador!
El 16 de julio de 1863 participa D. Bartolomé al Presidente de la Diputación
provincial que su hijo "ha obtenido en el certamejí del corriente
año, en la dase de armonía escrita, el único premio adjudicado por ©1 Jurado
del Concurso, entre los quince alummos que tomaron parte en él". Y,
en apoyo de su aserto, el padre feliz remite un ejemplar del periódico "La
Presse", deíl diominigo 12 de julio, en el que M. Power, élévc de M. Ei-wart,
encabeza, con la codiciada mensión Premier prix, la lista de los
concursantes laureados. Una coletilla precisa: "Quinze eleves avaient
pris part á ce concours rernarquable. La basse ct le chant avaient cié
donnés par M. Lebornc, l'éminent professeur du Covservatoire". Corolario:
sd loa aspirantes a premio fueron nada menos que quince, y si la
prueba miereció ser calificada die "retnnrquable'', el éxito del joven tiner-feño
no fué, ciertamente, de los' que se consig^uen sin pena ni gloria...
Así lo entiende, ibiem a las claras, el periódico barcelonés "La Corona",
en su edición del jueves 16 de julio, a través de un ardoroso artículo, cuyo
autor halla en el éxito de Teabaldo materia para vituperar a los que "elogian
y aplauden todo lo extranjero sólo por iser extranjero, y menosprecian
o mi'ran con indiferencda a todo lo que es' español, siendo ellos^ españoles"...
Termina el articulista gritando: "¡Gloria para Theobaldo Pówer;
gloria para la Diputación provincial de Barcelona!"
La Diputación—bueno fuera que no—también reacciona favorablemente
y, al tiempo que felicita a D. Bartolomé, "ise felicita a ai misma como
protectora del joven pensionado D. Theobaldo Pówer por «1 triunfo que
ha obtenido en el certamen del corriente año en la dase de armonía escrita.
Premio tan merecido como justamente ambicionado por los alumnos
del Conservatorio—añade—indica el aprovechamiento y felices disposiciones
del laureado".
Conque: "Felices dáapoisidones", ¿eh?... Dentro de nada volverán a
ver... Y, en efecto, una «emana después D. Bartolomé "diispara" una nueva
misiva d Presidente de la Diputación notificándole que su hijo ha me-
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recido, por añadiidura, al fmaJizar el imismo curao, un «egundo accésit de
pia<no, según puede leense en el ejemplar que acomipañía del periódico "Le
Siéde", el que a 23 de julio, y bajo eJ eipígrafe Nouvelles diverses, inserta
los resultados del concurso anual de piano. CJomata allí que fueron concedidos
dos (seigundios accésits: a MlM. Lack (1) el Power, eleves de
M. Marmontel.
Una vez máa—cato parece el cuento de la buena pipa^—^la Diputación
»e complace en los "triunfos de su ipensionado D. Tlheobaldo Pówer, y no
puede memos" de rogar a D. Bartolomé, "que como padre se halla tan interesado
em los adelanto® de su hijo, se sirva traamitiiile los senitiniientos
de este cuerpo iprovimcial por las reipotidais muestras de aplicación y aprovechamiento
que está daaidio".
Mas, este año 1863 reserva todavía al Exorno. Ouerpo provinciial nuevas
(Sorpresas: Teobaldo compone en Parla una obertura ipara grande orquesta
con el título de "Aurora" (2). Dedícala a la Diputación de Barcelona
y, «n 31 de julio, ae la remite "^como débil testimondo del profundo
reconocimieoto que se oomipilace en tributarla su atento y respetuoso servidor".
¿Es esito todo?... De ninguna manera... El Director dféil Conservatorio
imiperial, Auiber; ©1 catedrático de armonía, Elwart; el maestro de piano,
Marmontel; el profesor de contrapunto y fuga, Ambrodse Thomas, se soii-darizan
para extender y firmar un atestado acreditativo de que "le jeune
éléw Théobald Power" ea digno por «u comiportamiento y por su aptitud
de seguir gozando de la "haute protection de la députation"; de que ae le
acaban de otorgaír dos recompensáis, y de que do» años más die permanencia
«n París le son necesarios para terminar sus estudios de piano y lo» de
contrapunto; entregándosele "aven une véritabl^ satisfaction" tan laudatorio
oertifioado...
Este documento lo guarda celosamente D. Bartolomé, y no hace uso de
(1) Tráitaae, según toda verosimilitud, de Théodiore Lack, quien, como
compositor, culibivó en Francia el género de la "música de salón", al Ig^al
que hizo Pówer en España.
(2) El Cuerpo piwrinciBl, en 20 de octuibre siguiente, acordó, paira formar
cabal conceipto del mérito de la sinfonía (sic) que D. Theobaldo Pówer
dedicó a la Diputación, "oír el parecer de un Maestro de Música"; pero no
sobemos cuál fuese el miaestro a quien se encomendó este encargo, ni menos,
por deagracia, el juicio que emitió.
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él haisita ipasiados tres mieses. ¿ A qué obedece ello ? Segiuramenite a que el
sagaz y |>reoaviid'0 ,pajdre diel aprovechadlo estudiante no ha olvidado aquella
oláusuJa d«l priimitivo acuerdo provincial que prevé La posibiilidlad de
prorrogar la pensión d« Teobatóo, después de finddos ios dos primeros años,
si justifica por me4io del mismo conservatorio de París que la satisfaic-toria
marcha de suis estudáos le hace acreedor a su permaneTidla en el es-tablecimáiemto.
¿ No constituye este certificadio la mejor de las juistificacio-oes?
D. BartoJomé únele, pues, ail enbreigarlo afl Cuerpo provincial, «1 20
de octulhre, poco antes de da aesdón que este día se oelebrta, una instancia
era la que pide y "se promete" alcanzar—¿por qué no ha de prom/'tcrse
éfl también aJgo ?—que a «u hijo ee le prorrogue "la pensión y aubsidiio para
gastos de música por dos años y medáo más a contar desde el 3 de febrero,
en que termina el priimer plazo, hasta ei 3 die agosto de 1866; debiendo
advertir... que ai ae .pide la pensión hasta esta última fecha es para
que su hijo pueda tomar parte en el Concurso die 1866 que tendrá lugar en
jiilio, lo que no podría oonsegudir «i hubiese de salir del Conservatorio en
febrero".
fbcposilcdón tan juiciosa, demanda tan razonable, avaladas por firmiais
de tanta competencia y monta como las del director y tres destacados profesores
del Conservatorio Imperial, actúan de eficaz talismán y arrancan
a la dieliüberante asamblea el amhelado "isí"... Que queda estampado al margen
de la instancia por medio de esta mota: "En consideración al notable
ai>rovecíh(am'iento del i)ensdoinado y a la justificada necesidad que tiene de
continuar auis cursos de piano y conitratpuinto, se acordó prorrogarle la ipen-sión
hasta el 3 de agosto de 1866..." Y en el oficio que traslada tal acuerdo
ail gobernador civil, solicitando su aprobación, insinúaise la oonvenien-cáa
de que produzca "suis debidos efectos en la formación del presupuesto".
(No hay que ollvitíar que esibamos en octubaie...)
¡Bravo!... ¡Magnífico!... D. Bartolomé respiía. Acaba de apuntalase un
toen tanto a su favor. Umo más. Pero este lo considera él de calidad insuperable
y de auténtica factura maestra, cuando lo compara con cuantos
lleva ganados ya. Porque, desde su ,puesto de oficial del Gobierno Civil,
bien advierte que el horizonte de la ipolítica nacional se cubre rápidamente
die oscuros y nada tranquilizadores nubarrones...
Si, haeta los comienzos de 1863, 0*Donnell, aunque no siemipre sin tambaleos,
pudo conservar entre sus manos, iror encargo de S. M. la Reina
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I>9 Isa'bel, las riendaa de da española casa pública, ya él 3 de marzo de este
año tuvo que ceder el paso en la presidemcia del gobierno al Marqués da
Mirafflores...
A través de lais cdrculaires, oficios, inistruccioneis mimiateriaJes y Reailes
órdenes que, a diario, va¡n desfilando ante su® ojos, aobre su mesa de trabajo,
D. Bartoíomé vislumibra la amenaza de una inminente borpasca...
o de algo máa grave quizá: un aiuténitioo huracán revolucionario.
¿ Cómo dudar de que, dte Ha noobe a la mañama, pueden ser sustituidas
por oaraa nuevas, descomocidas—quizá hostiles; cuando menos indiferentes—^
las de estos, en suma, asaz m'aileaihles señores diputados que, hasta
alhora, fuerza es reconiocerlo, han briindado sin cicaterías ni regateos su
apoyo al joven huésiped de Mme. Doupau?... De la noche a la mañana,
también, puedie cesar en su puesto el gobernador civil de Barcelona, este
caballeroso y comiprenisivo D. Ignacio. Quien haya de sucederle i sentirá
por D. Bartolomé la imisma deferente y solícita simpatía—^tan beneficiosa
,para Teobaldo y »us estudios—con que el Sr. Llaaera Esteve honra y distingue
a su adicto, celoso isubordinado ?...
He aquí que al Marqués die Mipaflores, en enero diel 64, sustituyele
don Lorenzo Arrazola. No da pruebas de mucha aoJidez su igabinete. Cae
antes de los dos meses die su formación. Sucedíale, en 2 de marzo, el de
D. Alejandro Mom, con Cánovas de ministro ipor .primera vez...
¡Cómo van los acontecimientos dándole la razón al prudente oficial de
Seoretaría!... Cambian los diputados provinciaílea de Barcelona. CamiWa
también el gobernador civil.
Mas, D. Bartolomé vigila, cavila, no descansa. Haibrá que arregüárseflas
de imaaiera que «ata nueva gente vaya enterándose de quien es él .peneio-nado
D. Theobaldo Pówer... Y de quiem es D. Bartolomé, su paxire.
La ocasión—caisual o iprovocada—no tarda en presentarse. Ambroise
Thomais, a 3 de miarzo de 1864, ha «iscriito al St. Pówer una carta cuajada
de frasies elogiosias pana la laibor ipresente, y llena de halagüeños augurios
para Ja futura cainrera del joven artista isleño.
D. Bartolomé hace llegar la ciarta diel célebre autor -de Mignon al
Presidente del Cuerpo iprovindal. "Y como los términos en que didio compositor
se expresa—conduye—^no ipueden iser más lisonjeros, pues entiw
otrais cosáis asevera que si tni ¡hijo oontinúa en sus estudios llegará a ser un
242
compositor distingTirwio en «1 género instruimentaJ, abrigo la esperanza
de que la Diputación se congraitulaxá de los adelantos de mi citado hijo y
oontinoará dispenisáindoile su alta proteccióin".
Oficio y carta ipaaan, para la redacción de un proyecto de acuerdo, a
la "Comisión 15", compuesta por los Srea. Maluquer, Masadas, Balaguer
y Romeu... ¿Qué se hicieran los Farquell, los Valls y los Ribas de la "Co-isdón
especial" de antaño?... Estos ponentes de ahora, tamtoién se compla-oen,
toómo no hacerlo?, en los progresos de Teobaldo. Pero...—¿por qué
escribo "ipero" ?—terminan su dictamen "prometiéndose (decididamente el
terminacho está de moda) que oom su apliicacióin y estudio se hará digno
de la (proteoción que le dispensa la .provinria"...
Ese "pero" me intranquiliza. Habré de explicármelo sin demora:
—"Abrigo la esperahza de que la Diputación s,e¡ congratulará de los
adelantos de mi hijo y continuará dispensándole su alta prolccción"
había escrito D. Bartolomé. Y atinque le preocupa sobre todo eJ porvenir
de su vastago, hace valer iprimcipalimente ante loe señores diputad'os, los
laureles eo»eohaxios por Teobaldo. Cosechados hasta hoy. Es decir, en el
pasado.
— ^Promettiéndose que con su aplicación y estudio se hará digno de
la protección que le. dispensa la provincia", han respondido lo® diputados.
Y aunque, lógicamente, isólo ipueden ellos graduar sus liberaflidad'cs
para con Teobaldo en fumción de los éxitos del pretérito iumediato de su
protegido, insisten en "prometerse" que el estudiainte se hará digno del
provincial favor. Se hará digno, de hoy en adélarnte. Ee decir, en el futuro...
Y lo que a D. Bartoloané ¡rnáa piaireoe contrariarle ea precisamente ese
«mpeño de loa diputadioo en ledhar una mirada furtiva, distraídií y como
de soslayo sobre las sólida» promesas dteü ayer, para, en cambio, hacer hin-oapié
desde hoy—^y con adiemán emiplazadoír—en él cumplimiento de un
mañama que laólo a Dioa iperteneoe... "Se hará digno (Je la protección..."
IKubiera sido tan fácil escribir: "se hará digno, como hasta ahoro.", o
continuará ha«iéndo»e digno"!... ¿Por qué no lo hicieron?
Es, sin duda, que cada cuail >9e apresta a afianzar sus posiciones. D. Bartolomé
no cejará en «u asedio. La Diputación—ila nueva Diiputacdón'—no se
ba de ipenddr así como así... "Es cuanto tiene el gusto de manifestar
a V", «fÍTinaTán y finmiarán en nombre de ella, formulistas, formailistaa
243
—isecos y distajites, a i>esar de ese "goisto" más propáo de carta que de
oficio—los Snea. Maluquer y Palau, trasladiamdo el acuerdo que nos ocupa
ail [X>adire dte Teobaldo.
¡Vaya que ai la» cosáis hiam cambiado!...
No obstante, D. Bairtoilomé comprende que, en el fondo, l a aituación del
bloque Pówer es ventajosa más bien. ¿No está aihí la carta de Ambrodse
Thamas, reapondiendo de antemano con su elocuente vaticinio—lun compositor
distinguidol—a los recelos y sus^picaclas porobaibfliemeinte ocultos
tras aquel "so hará digno" de estos señoTCS diputados de nuevo cuño ?
Por lo demás, a otro recurao de mucha mayor eficacia que el dueio dialéctico
más o menos encubierto que acabamos de ipresenciar, piensa aipelar
en Hireve el Sr. P6wer, para ir debilitando la resistencia que advierte—o
cree advertir—^en el ánimo de los diputados.
D. Bartolomé desea que su hijo venga a terminar junto a él las actuales
vacaciones veraniegas (3). Su afecto de padre así se lo dicta. Pero es, so-ibre
todo, que D. Bartolomé, en su fuero interno, irrevocablemeBte ha decretado:
"A Theobaldo tendrá que oirle tocar de nuevo el ipiano, antes de que
camiemioe el curso académico 1864-66, eJ público de la Ciudad Condal".
Seis años hace que, por última vez, ae presentó el "niño Pdwer" ante
un auditorio barcelonés. Todk) aconseja una nueva compaireoencia frente
a la hidra de las mil cabezas, en esta misma pahlacidn.
Con sus dieciséis adolesoenites años de hoy; con un primer premio de
armonía traído diebajo éél brazo désdte París; con lauros comediados en
ooncuTisoe, tanto de piano como die contrapunto y fuga (e«to últáino no lo
ha notificad'o todavía oficialmente la táctica paterna a la Diputación, pero
debe de sier un secreto a voces en los medios filarmónico® die la capital catalana),
el ya no tan "niño" Pówer congregará, de fijo, él 3 de octubre,
a todo el Barcelona musical en él teatro dte Sfinta Cruz, también llannado
Principal, el mismo donde tanto se le aplaudiera en sus día» de "asombro-sio
genio" infantil.
Y hasta es lógico pensar q^je entre el auditorio habrá de sentarse al-
(3) Vacaciones éstas de 1864 que Teabaldo iniciará pasándose unas semanas
en Tenerife, donde tocó en público como, con isu habitual preocupación
del detalle exacto, nos recordó, no hia mucho, María Rosa Alonso, de«^
de las páginas 66 y 67 del núm. 73 de Revista de Historia.
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gTÍn que otro diputado provincdial, deseoso de comprobar por sí mismo la
veracidiad de cuanto la fama trompetea acerca del privilegiadlo temperamento
y a9am(bro»as facultades músicaa de este muchatího a quien la Provincia
pensiona.
La audición, naturalmiente, constituye un éxito rotundo. Teobaldo interpreta
con asombrosa maestría el gran Concierto de Humel en La menor.
Ejecuta las variaciones de Thal'bepg sobre un tema deJ Don Juan, de
Moaapt, haciendo resailtar la "sutil trabazón" die la ipieza—escribirá Par-gas
y Soler en el "Diario die Barcelona" del día siguiente—, "con una facilidad
que pocos dguiaíliarán, sin que dtejase de isoirgir «iemipre límpido y
expresivo el motivo que constantemente isostienen lais variaotes".
Con tanta "decisión y brío" fué tocada por el joven artista la última
página de su programia—una descriptiva y efectista fantasía de Houstki,
titulada El despertar del león—, que los acordes finales de esta pieza
provocaron en la concurrencia un verdadero COPO de rugientes aclamaciones...
Ahora que Teobaldo ha visto reverdecer sus laureles en la propia capital
catalana; ahora que la afición imisical barcelonesa ha ratificado al
"joven" Pówer el acogiimáento de admirativo fervor que hace seis años
había tributado al "niño" Pówer—ahora precisamente—, es cuanto estima
D. Bartolomé llegado el momento de remitir "con la mayor satisfacción",
al Presidente dte la entidad provincial, un ejemplar del número de la "Re-vue
et Gaziette musicales de Paris" del 16 de julio anterior, donde aparecen
los resultados del concurso de Contrapunto y Fuga, celebrado a puerta cerrada
el martes, 12 de julio, en el Conservatorio Imperial. Obtuvo Teobaldo,
en esa pruieiba, segundo accésit. (El ^primer premio fué ganado ipor Alberto
Lavignac, el futuro profesor dieíl Conservatorio de París, que tanto habría
de isobresalir, andando el tiem'po, en terrenos didáctico-pedagógicois de mu-sioografía
y musicología).
El Cuerpo provincial contesta»—24 de noviembre—al padre del, una vez
más, laureado estudiante: "Al paso que la Diputación felicita a V. por los
aidelantoia de su hijo D. Tlheobaldo, ipensionado por la provincia en el Conservatorio
de música die París, se congratula en vista diel premio de 29 accésit
que en el concurso de contrapunto y fuga celebradlo el 12 de julio
último ha obtenido él mismo, pues que demuestra que no aeran inútiles los
dispendios que a su favor hace la provincia".
245
¡Bravo, d« nuevo; de nuevo, mag-nífico!... La Provincia se ha rendido.
¡Qué cambio de tono, dfe Jéxioo y hasta de sentimientos!
Aihora la Diputación se cuida de felicitar a D. Bartoilomé, cosa que no
se preocupó de hacer meses antes. Ahora la entidlad (protectora nada
»c promete para el futuro, en cuanto a la "aplicación y estudio" del joven
tinerfeño. Ahora ya saibe ella a qué atenerse en lo tocante al temipile artístico
de »u iprotegido; aJhora oomiprende íntimamente—y así lo expresa sin
más amibajes ni reticencias—que "no serán inútiles los dispendios que a
su favor hace la provincia"...
A la reservona corrección de hace poco ha soicedido esta sincera y franca
cordialidad de aihora.
¡La Provincia se ha rendido!... Y no deja de tener mérito au capitulación.
Porque D. Bartolomé sí que se mostró reticente—y haata dajó asomar
una punta de imipertinencia—en su último oficio. Al referirs'e en él
ail accésit de su hijo, escribe: "Y como tal reauíltado es el más elocuente
testimiomie de sus esfuerzos para corresponder a la protección que esa
Diputación le ha dispensad'o, no dtulo irruirá n bien reconocerlo asi..."
Bs'to—para todo buen entendedor que sepa leer entrie lineas—es tanto como
d^cir: "¡Dejémonos de lindezas!... La Diputación, la inievn diputación,
emplazó a ios Pówer. Las Pówer—¿ no es cierto ?—han cumipHdo como buenos.
Por lo tanto, no ven ahora los Pówer motivo alguno ipara dudar de
que su ex-acreedor .se servirá reconocerlo así". Piden concretamente—y
piden con cierta jactanciosa arroganciía—el oportuno recibo ,por »3.iéo de
um extinguido débito. Eso es todo.
Y la Diputación, lealmente, ajcoede, reconoce, felicita, se congratula,
se declara satisfecha... ¡Se rinde!
Se rinde, «í. Pero con diecoro; ,pero con ddignidad'; pero sin pagar indemnización
de gueaira; ,pero sin merma de sais antas prerrogativa®; pero án
adlmitir siquiera la aomibra de una bumMlación. Queremos decir—^precisé-mosllo
yar—desairrollando una severa, ienaíz politioa de irreductible resistencia
€n la dá«cu8ión de oiertais neigociaciones económicas que hubderan de
llevarse a oaibo ipor estos meses dieil verano y del Sboño de 1864, en que
tanto estredharon lo» Pónver su cerco em tomo a la Diputación.
¡Cuestiónela económicas!... Haibréds adivinado—¿verdad'?—que la sombra
die loa Sres. Gil rondía por estos contomos...
D. Pedro, el Gdl ibarcéloinés de 1862, es ahora banquero en París. D. Pablo
Gil, que antaño residía en la capital de íVamcda, ya no aparece en los
•¿i6
doeum«ntos áe 1864. Ha sungáclo, en oamibio, un- tercer Gil, D. José, "del
comercio de Banoelona".
Es este último quien, a través del Goibiernio Oiviil, y desde fines de junio,
viiene redamando a la ProviTicia ae abone a D. BartoJomé Pówer, coono
apoderaido eiapeciial de D. Pedro Gil, bainquero de París, La cantidad! de 1.085
reailes 66 cémtimics, imtporte aegiún la cuenta que acompaña, de las gastos
de intereses, comisión, etc.", que han causado a)l financiero los anticipos
hechos por él para eil .sostenimiento del latomno.
Sin doida, no son muy pumtualles ni muy regulares los libramientos de
la Diputación; y D. Pedro Gil, obsequiossa y bondadosamente, adelanta los
fondos necesarios, penisando—cabal bamiquero—cobrar por razón de sus
servicios un módico interés, más una .pequeña comisión, más unos ligeros
Rastillos... TotaJl, poca cosa, apenas mil y pico de realillos al cabo del año...
El caso es sometido a la Comisión 15. La. Comisión se reúne y díctiai-mina
en contra de lo que se pide. La Diputación delibera y redhaza también
la solicitud dell Sr. Gil. Un número respetable de diputados tomian y
finman el acuerdo: son los Sres. Maluquer, Majsadas, Oodina, Balaguer,
Raanomeda, Vinyals, Aymar, Romani, Rovira, Pon», Par, Feixá, Puig, Ro-meu,
Vaxeras, Dalmases, Serra, y, como secretario, Palau.
Finalmente, a 24 de noviembre de 1864, el miemo día en que aparece
fecíhada la carta (le rendición más arriba inserta—¡coincidencia significa^
tiva!—ia aisamlblea provincdañ manifiesta de oficio al gobernador:
"Teniendo en consideración que al votarse la pensión de D. Theobaldo
Pówer se consignó y sujetó a la aprobación del Gobs de S. M. .una cantidad
fija y determinada; teniendo en oonaideración que el aibono de inte^
resies y dichos de comisión, además de la pensión acordada, produciría una
extrail'imiXíaición del presupuesto: Y finalmente teniendo en consideración
que la Diputación no encargó ni estaba en sus atribuciones encargar, ai
Banquero D. Pedro Gil en París, el anticipo de cantidlade® para el sostenimiento
del ailumno Pówer en el Conservatorio de músiaa de la oapitaü
del Imperio Francés, la Dápuitacióm se halla en el dieürer die mamiftestar a
V. E. en contestación al informe pedido con atento oficio de 8 de octubre
último y con devolución de las adjuntas (Solicitud y cuenta, que según su
juicio, no prooedie efl abono de lo que con supuesto cargo a la provincia redama
D. José Gil de este oomercio".
"No procede el abono".
247
Y sin embargo... Nosotros, hoy—más de odhenta años después, cuando
han oadticaido todos loa plazos, cuando todos los derechos han pres«5rij>-
to, cuiamdo ningún recurso es adimisible—creemos ver en unos documentos
de 1862 que se custodian en los archivos municipales de Barcelona un seguro
antecediente de gastos banicarios, i-ediativos a Teobaldo, cairgados por
los Qii a la Diiputación, por ella aioeptados y por ella satisfechos.
¿Lo iposilWe en 1862 tno lo es ya en 1864? ¿Tanto han cambiado las
cosas ?
¡Vaya que si lae cosas han camlbáado!...
Lo cierto, en fiin, es que los Sres. Gil parecen haberse conformado con
ia negativa de la corporación. Ni protestan ni recurren; que nosotros sepamos,
al rnieiio®.
Por lo que hace a D. Bartolomé, conociendo como conocemos de antiguo
isu ponderada cautelia, hallamos perfectamente lógico que, lejos die
insistir, ise vuelva de espaldas a esas enojosa® y, para él, secundarias cuestiones
de francos, céntimos, diuros, reales, cambios, intereses, comisiones
y gastos, que en tormo a la pensión de sai hijo por fuerza tienen que suscitarse...
¿No acaban, por lo demás, de darle cumplida satisfacción en lo
tocante a cuanto isd considera él de vitalísima importancia: el reconocimiento
de ios méritos artísticos del hijo dé isus desvelos ?...
Bl verano de 1865 trae a Barcelona la noticia de un nuevo éxito de Teo-baldo:
ha ganado el segundo premio de Contrapunto y Fuga, mejorando
así el accésit del año anterior. D. Bartolomé revela a la entidad provincial
el "nuevo lauro de su protegido", y destaca: "son ya cinco los premios
obtenidos por mi citado 'hijo em el corto período de tres años y medio..."
Según su oostumibre, y como prueba fehaciente, remite un periódico pairi-
8ién, esta vez "Le Petit Joum^" del miércoles, 12 de julio, el que dice,
en letras de molde, que ha sido otorgada la aludida recompensa a M. Power,
de Barrrlnnr (sic), éDéve de M. Ambroisc Thomasl, et d'nbnrril
icr. prix d'harmonie de la clnsse de M. A. Eltuart".
¡Todavía perdura el recuerdo del prdmer ipremio de armonía obtenido
en aquel concours remarquable de 1863 por este joven español, al que
"Le Petit Journal" asigna ahora por cuna Ja Ciudad Condal! Error éste
explicalble; quien saibe si intencionado... ¿Ee acaso el humano corazón-—^y
los diputadlos son hombres—insensátíle a ciertos halagos ?...
Heimos llegado al CUTOO académico 1865-66, con eil que ha de finalizar
la pensión que disfruta Teobaldo Pówer.
248
El 23 d€ dácietnibre del 65 certifica Auiber, director del Conservatorio
Imperial, y para que ello surta ef«cto en Bairceüoina, que el alumno continúa
estudiando en el Establecimiento.
Acaiba e!l CUTSO. Coimienzan las vacacion©s. El joven artiüta vuelve a
Barceloaia. Y ell 27 de agosto de 1866 comunica a la Comporación provincial:
"Terminado el tiempo por el que esa Excma. Diputación tuvo a bien
pensionarme en el Conservatorio de París, cumiple a mi deber manifestarle
me bailo de regreso en esta capital dispuesto a corresponder ©n cuanto
die mí dependa a la especial protección que deibo a ©se Cuerpo.
"Al propio tiempo iijongo a la diepasición de V. E. los premiois siguientes,
que son los que he alcanziaido en ©1 referido Coinservatorio desde efl
año 1862 hasta mi isalida ded miaímo efectuada el día 3 del mes actual,
"22 Accésit de Armonía
"1er. Premio de Armonía
"2? Accésit de Piano
"22 Accésit de Contrapunto y Fuga
. "22 Premio de Comtraipunto y Fuga".
La entidad provincial, en sesión de 16 de enero isiguiente, y a propuesta
de lia consabida Comisión 1^, acuerda tan sólo quedar "enterada del
mencionado escrito y disponer se una a los antecedentes de su relación a
los efectos oportueos".
No nos dejemos deslumibrar por la impresionante enumeración de re-cam'pensas
que amite nuestrofs ojos ha puesto este hombrecito de dieciocho
años.
Nos hallamos en ipreseocia die un hecho incuestionaibíle: en el último
curso de ®us estudios Teobaldo, por primera vez, no consigue recompensa
ailguom en el Conservatorio de París. Ni ipremio ni accésit.
Y no podemos roemos de recordar, a este resipecto, que su padre, un par
de años arates, al solicitar una aimpliación de plazo en el disfrute de la ^be-ca
die Teobaldo, airigiimeintó que lo hacía para que ®u hijo pudiera "tomar
iparte en «1 Concurso de 1866".
Bl tam laudatorio certificado colectivo de Auiber, Elwart, Marmontei y
Amlbrodsie Thomas, extendido «n 1863, Eiconaejajba que el alumno Pówer
permaneciese dos años más en París "pour qu'il puissc termincr .srs
cours de piano et de contrepoint".
249
Por lo que se refiere aJ contrapunto, «J iseguindo premio diefl año ajite-rioT
conistituye, sin duda alguna, el reconocimiento oficial de su capacidad
en la materia.
Bien está. Pero... ¿y eJ piano?...
El premio de armonía, el premio de contrapunto y fugu los preparó,
por así decirilo, nuestro estudiante obteniendo ^previamente un accésit en
Liada una de esas asigmaturas.
¿ Por qué quedaíron los estudios de piano sancionados úndcaimente 'por
medio de un eegU'ndo accésit, que parecía ser—y no fué—, como sxiis hoanó-logois
de las demás diiscipliinae, mmcdo de recompensa más ailta?
La verdad—^no nos engañemos—es que el "joven" Pówer, al iguail que
antes había hecho el "niño" Pówer, impresionaba poderosamente a la afición
miisical coetánea, más que por otras cualidades, por sus extraordinarias
dispoeiicioTies de intériprete del piamo, por su asomibrosa vocación de
virtuoso del teclado. ¡Y he aquí que, cuando nos promHíanios, terminado
el último año de su aiprendizaje •artístico, saborear su triunfo en la suprema
prueba de su especialidad, regresa a Esipaña sin el preciado gailardón.
Sin el decorativo premier prix de piano, que tanto hubiésemos deseado
verde conquiístar en aquel París decimonómco, umversalmente tenido enr
tonces por la Capital de Euroipa, y hasta del mundo!
¿Cómo no hemos de confesamos defraudados? ¿Y cómo sorprendernos
de que el acuerdo provincial, al conocer la Diputación barcelonesa el
oficio de fin de estudios de Teobaldo Pówer, se reduzca, sobre poco má^ o
menos, a una simiple fórmula de "Visto y arcihívese"?...
¡Qué frío, qué lacó>ndco ea el reciente certificado de Auibar, comparado
con aquél coJectivo, tam caluroso y elocuente, de 1863!
¡Dios mío!... ¿Qué ha pasado?
A cáencia cierta no lo aabemos. Para explicamoe este, a iprimera vista,
inexplicable cambio, sólo a conjeturas podemos apelar.
Conjeturemos, pues:
1865 y 1866 se llaiman, expresados en edad de Teobaldo Pówer, diecisiete
y dieciocho años... Peligrosa etaipa crucial, ésta de la crisis de pubertad,
para cuaüquier mozaJibete. Peligrosísima para quien, dotado como
nuestro joven estucante, de exqwiieita senaibiMdad y ardoroso temipera-mento,
vive, solo y suelto, en la más tentadora y seductora ciudad del universo.
250
¿Nos ^produciría mucha extrañeza que este rouchaíoho die ojos vivas y
ftrente diesipejada aaliese, un buen día, como todos los aniteiriores, ée oasa
de su patrona, Mmie. Doupau, rumibo aJ CSoniservatorio, y se encontrase, de
buenas a primeras, como por arte de maigia, bHandiamiente recostado, cabe
cualquier Musette o cualquier Mimí Pimson, de traza juvenil y pizpi-ireta,
en eil mullido lecho de césped ^de algúin diiscireto rincón del Bois de
Bouliogne, o bajo la ruimorosa fronda de un aipartado macizo del Boia de
Vánoemiies ?
¿Y qué de particular tuviera que, a la caída de la tarde, la gentil pareja
se dlespiddeee con un tierno apretón de manos y un isoroiente "hasta
mañaiía" ?... Lo ipeor del caso, ¡Señor!, es que junto con un Quartier Latín
y un Momtmairtre, esceniatrios ideales para el triunfo de quien lo mismo
aiwebata, isentadio al ipiano, desgranando variaciones sabré un tema de
Mozart que fulminfloido El despertar del león, ofrece París tantos y tan
linidos hocáquillos femeniles y, por añadidura, tantos y tan atrayentes, acogedores,
poéticos oasis, en sus alentours y en sus banlieue... Hoy podamos
ir a Versalles, mañana iremos a Saint-Gloud, o a Saint-Germain, o a Le
Raáncy, o a Montfermedl. i Cómo resistir la tenitaoióm de evadirse del estudio
y d«l trabajo para visitar, uno tras otro, en amigable y grata compañía,
los mil y mil pintorescos lugares de ensueño que circundan la grande
urbe?... ¡Si hasta algunos die ellois ostentan mÁgicos nombres—como Bois-
Col'Orabe, como Le Blanc Mesnil, como Les Lilias, como Mame-la-Coquet-te—,
que jjor sí solos invitan a la escapada sentimental'....
Añadamos que quizá haya elegido esta época crítica, que coloca a nuestro
biografiado en los uanibrales de la edad viril, para hacer su entrada en
escena y lanzar sus primeras sugerencia®, un misterioso personaje, invisible,
huidizo—ente iimponderable pero perfectaimente real y actuante—que
a ipartir de estos momentos acompañará—ángel a veces, a veces demonio—
a Teobaüdo Pówer a lo largo de su vida demaeiiado corta. Queremois aludár
al voluintarioso y tiránico "Espíritu migratorio" que va a sarandearle a través
del mundo...
Ya nos i>areoe estarle oyendo en esta ^su prinjera aparición:
"¿Cuándo t e vas a considerar libre y emancipado? Sacude al fin el yugo
que te ata a la imonotonía de un ir y venir estúpido, asiduo, cotidiano,
rutinario y monótono de tu casa al Conservatorio y diel Conservatorio a tu
casa... Goza, »in tardar, los encantos de la vida. Un verdadero artista
eiprende más y mej'Or en el libro de la Naturaleza que en las aulas y en los
251
tratados... ¿No aaibes que tienes talento?... Pues, desentiéndete de eisie
mezquino premio de piano y... ¡a vivir, mundo adélaTVte, por tu cuenta y
razóin!... Ya se te ^presentarán .pcamones de consegpuir honores oficiales y
públicas recompensas".
Nunca saibrá Teabaldo desoír la voz de su déspota interior. Le obedecerá
ciiegsmente. Unas veoes a causa de «u espíritu migratorio, otras veces,
a pesar de su espíritu migratorio, conseguirá "encumbrar »u fama entre
incienso halagador", oonfonme el día que, a los diez añois de edad, al hacer
su primera aparicién en público, le profetizó la poetisa tinerfeña Victo-rina
Bridoux.
Dieciocího años tiene lahora el ariJÍsta. Otros dieciocho le quedan de vida.
Será gran pianisita admiradto en^ Europa y en América; campositor
eminente; sagaz escritor dáidáctico, dotado de relevantes cualidades de pedagogo;
catedlrátieo superior <de piano del ConsevEitorio Nacik>nial; organista
de la Real Gapilla de Madrid; piandsita de cámara de S. M. el Rey de Portugal.
Y—^lo que a nosotros, los timerfeños, más habrá de emocionamos y
enorgiiilleoemos—autor, entre otras, de bellas páginas musicales en las
que perdurablemente vibrará y ^palpitará el genio de nuestro sabroso arte
vernáculo.