Número 67
Sartta Cruz de Teiierite
Julio-Septiembre de 1944
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DE LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
REVISTA DE HISTORIA
Director: el Detono, DR. EllAS SERRA RAFOIS
Tomo X I L« Laguna da Tenarlf» (lalaa Canana») | ''fio XVli
NUEVAS INVESTIGACIONES
Las Canarias y el primer libro de Geografía medieval»
escrito por un fraile español en 1350
POR BUENAVENTURA BONNKT
Caí sabio <Dr. 25. Gífas cierra <^rf/o/f
Los cinco códices
Entre la fecha en que se concedió por el Papa Clemente Vi al Infante
D. Luis de la Cerda la investidura de las is'las Canarias (1344) y el año 1351
en que se realiza la tercera expedición conocida de aragonesies y mallorquines o
esite archipiélago, un fraile franciiscano español cuyo nombre s€ desconoce, escribe
un relato de viajes que titula.: "Libro del Conos^imiento de todos los reinos
et tierras et señoríos qu* son por el mumdo, et de las señales et armas que han
cada tierra et señorío por sy et d* los reyes et iseñores que los iproueen". Bs
decir, una Geogfrafía universal del mundo conocido en la Edad Media.
Esta oibra, interesantísima para el conocimiento que entonces se tenía de
la tierra, fué publicada por primera vez en 1877 en el "Boletín de la Sociedad
Geográfica Española", bajo la dirección del sabio D. Marcos Jiménez de la Espada
(1), con notas aclaratorias del texto.
Dicho erudito estudió tres códices de ese libro, todos ellos copias hechas
en el último tercio del siglo XV, en 49 y llevando figuradas las armas y señales
que el texto indica.
El más reciente de los tres manu,<»critos está escrito en papel y oon
(1) La bibliografía no es abundante. Fué traducido al inglés pox Sir Cle-mena
MaTkans. (Londres, 1912). En portugués: Jordao de Freitas lo comenta en
el opúsculo "iQuando foi descoberta a Madeira? Resenha histórica". (Lisboa,
1911). D'Ayres de Sá en "Prei Gonzalo Velho" (comentarios y esituddo) New-
York, 1914. Extracto en la "Revue Hisipanique", Toni. XXX. Cario Conti Rossini.
"n Libro del Conos<;iimiento" e l'a que notizie su'H'Etipia. (Bol. de la Real Sociedad
de Geografía italiana, 1917). Existe una edición española de divulgación, sin
notas ni comen^tao-ios, publicada por la "Colección Telémaco". Vol. VI. (Alejandro
Pueyo, ed. Madrid).
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ietra ordinaria alg-o cursiva, y consta de 41 hojas foliadas ton númeroí;
romanas en el ángulo inferior externo; está compleito y sus fig-uras anas e^tán
iiuminiadas, otras a mediio iiluiminar, y algunas perfiladais salame-nte con la pluma,
faltándole las que corres;>ond6n a los últimos capítulos a partir del que trata
del imiperio de Trebisionda. Además de las señales o armas, lleva unas cuantas
viñetas de mala ejecución, representando hombres o vegetales fabulosos, varios
montes célebres como el Ararat con al arca de Noé, el Paraíso terrenal
•con sus cuatro ríos, etc. Debajo del título y de letra del siglo XVIII, se lee: "De
la Biblioteca del Colegio mayor de Cuenca." Hoy pertenece a la Biblioteca particular
del Palacio Real. Sala 25, est. I., pl. 5.—^Se le designa con la letra R por
el Sr. Jiménez de la Espada.
El que le sigue por orden de antigüedad contiene también viñetas semejantes
al (anterior, todas iluminadas. Está escrito en papel y en letra clara, igual
a la llamada francesa o de códice; debió contar 67 folios, pero actualmente le
faltan ocho, concluyendo con el capítulo de Gocia y con la figura de dos hombres
desprovistos de cuello. Pertenece a la Biblioteca Nacional, en cuyo catálogo de
manuscritos y bajo la signaitura Aa 158, se encuentra mencionado. Eistá encuadernado
junto con la mitad final de la "Historia de la doncella Theodor" y unas
efemérides que llegan al 2 de julio de 1454; todo de mano de un tal Rodericus de
Gaton, que firma al pie del capítulo correspondiente al año de 1402. Se le dec'igna
•con la letra N.
El tercer códice procede de la biblioteca del señor Bstébanez Calderón, y hoy
®e encuentra en la Biblioteca Nacionall. Carece de título, coinsta de 49 hojas sin
foliar; hállase completo, escrito sobre excelente vitela y con esmero. La letra es
del mismo carácter que la del códice anterior y las iniciailes de cada capítií'o al-terniativamente
de azul con .perfiles bermejos y de rojo con perfiles azu'es. No
tiene viñetas y los «scudos y eniseñas están ejecutados con más destreza que en
los códices R y N. En la primera página lleva una orla de oro y colores por el
estilo de las que aflornan el famoso devocionario de Isabel la Católica, aunque
más pobre y menos primoroso. Perteneció a la biblioteca del Marqués de Santi-
Uana (2). Se le señala con la letra S., y fué el pitblicado.
A estos códices debe añadirse otro, que [según el crítico Sr. Morel Fatio],
aparece citado en los "Progresos de la historia en el reino de Aragón" del señor
Dormer, que en la pág. 269. col. 1, núm. 60, cita un "Viaje del mundo escrito el
año 1305" con notas del historiador Jerónimo Zurita al cual perteneció, pasando
después a la Biblioteca del conde de San Clemente, sin que el señor Jiménez de
la Espada pudiera descubrirlo. En este códice se toma el nacimiento del autor
por la fecha en que redactó el manuscrito.
(2) Todos los códices de la "biblioteca del Marqués de Santíllana ostentan
sus armas en lo ibaijo de la orla de la primera página, que consistían en dos ájn-geles
tenantes de un escudo todo gules flanqueado de seis baistones perfilados
de sable con la salutacióm "Ave María, gratia plena". La E caipital de dichla
primera página es grande, matizada de oro y colores, y dice: "En el nomlbre
de dios padre e fijo e spiritu santo que sooi tres personas indeuidas..." sirviendo
de marco la E precitadia a la figura de un personaje que, vestido de ropa
azul y manto TOJO, cubierto de un gorro negro del mismo corte que los Usados
por don Enrique IV de Castilla, y sentado en una especie de consola, escribe
sobre un pergamino.
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Aún podemos nosotros agregar un quinto códice más antiguo que los reseñados:
o sea el que utilizó el fraile Fierre Boutier en su "Canarien" al describir
la parte de África cercana a las Canarias. Si los manuscritos estudiados por Jiménez
de la Espada pertenecen al último tercio del siglo XV, hemos de comve-nir
en que el del "Canarien" remontándose a fines del siglo XIV, es muy anterior
a aquellos. El hecho de ser utilizado como fuente ipor los monjes del norte de
Francia, demue.stra la difusión por toda Europa del libro del fraile español, y el
enorme crédito que se le concedió por los estudiosos.
Por lo que respecta a la personalidad del fraile autor de la dbra que estu-aiamos,
diremos que aún continúa en el anónimo. Solamente se conoce que nació
en Esipaña el año 1.304 o 1305, dato que él mismo nos proporciona al comenzar el
libro, cuando dice: "...yo fuy nas?ido en el Reynado de castilla ReynaTite en vno
El muy noble Rey don femando fijo del muy noble Rey don sancho quando an-daua
la era del mundo segund los abraicos en (;inco mili et sesenta et (¡inco años
et la era del general diluuio en quatro mili et quatrocientos et siete et la era
de na'bucodonosor Rey de Caldea en dos mili et ?inquenta et dos años et la era
del grande alixandre de ma?edonia en mili et seyscientos et diez et siete años...
E la era de Ohristus en mili ot trezientois et quatro años..."
Posiblemente redactó su libro en Sevilla por el año 1350, contando cuarenta
;• cinco años aproximadamente. Esta ciudad seria su patria o residencia habitual
del fraile, ya que en Sevilla comienza y termina el itinerario: "E dende
vin me para flandes E dende vin me para seuilla donde salí primeramente...'
(pág. 116). De las sucesos consignados en la narración, el más- reciente no pasa
del año 1348 que es la derrota de Abulhasán Alá junto a Kair'huan; por consiguiente
el libro puede fecharse hacia el 1350.
Además, acasio «e podría sieñalar la fecha en que el religioso anómnio comentó
a escribir su libro. Dice: "En onze días del mes de setienbre" et avia en el
Reynado del dicho Reyno veynte et ocho (¡ibdades et otras muchas villas et castillos
et logares las tres ?ibdades son ar(;obispados que son seuiH'a et toledo et con-postela..."
(pág. 2). En el códice "N" la redacción es más exacta: "En ojice días
del mes de setienbre sali et fallé el rregno del dicho señor rrey de españa..."
Lo transcrito parece indicar que en ese día y mes comenzó nuestro fraile el
Mipuesto viaje alrededor del mundo conocido. Por comsiguiente, podemos aceptar
que la obra se principió el 11 de sepitiembre de 1349, y se terminaría posiblemente
en los comienzos del año 1350.
El libro del fraile y la crítica
Veamos ahora cómo fué acogida por el mundo científico la obra del fraile
español. Antes de publicarla Jiménez de la Espada, dio cuenta del hallazgo en el
prólogo de su libro "Andanzas e viajes de Pero Tafur" (3). El erudito biblió-
(3) Jiménez de la Espada, trabajo publicado en la "Revista Europea" del
2 de mayo de 1875. Compte-rendu por Alfred Morel-Fatio en la "Revue critique
d'histoire et de littérature" del 12 de junio del mismo año, contestando al geógrafo
español.
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grafo M. Alfred Morel-Fatio publicó seguidamente un trabajo demostrando que
j*e3a obra había sido utilizada por los cronistas de la expedición de Gadifer de la
Salle y de Juan de Bethencourt a las Canarias, de la que habían extractado fraj?-
mentos referentes al África, y que por lo menos cuatro veces «e le había negado
valor a dicho libro.
La primera, por los mismos capellanes de la conquista, al declarar en el capítulo
57 (ed. de Bergeron), que "omiten ciertas cosas imaravillosas contadas
por el fraile esipañol para abreviar, y en la duda de que al lector \e parezcan
mentiras." La segunda, por el mismo Fierre Bergeron, que al anotar y comentar
el "Canarien" en la parte relativa a los viajes de nuestro franciscano, califica la
geografía de aquél de "confusa e incierta". La tercera, exponiendo la opinión
del alemán Otto Peschel, que en la página 174 de &u obra "Geschichte der Er-kunde"
escribe que la relación del fraile contiene "tantas majaderíasi, que llega
uno a recelar si es juguete de una burla." Y la cuarta, lo expuesto por el crítico
inglés Mr. R. H. Major, quien escribe: "Este historia del fraile mendicante es
una confusa compilación de las tradiciones geográficas de aquel tiempo." Y más
adelante: "La posibilidad para un europeo de atravesar el continente africano, y
escapar a los peligros que cuenta el fraile, puede engendrar la duda de haberlo
realizado; pero el lector no debe ver en esta narración sino xm "rechauiffé" ái
la confusa geografía de Edrisi, y no perder de vista los tropezones (stumble,
I.'aso en falso) del buen fraile en punto a sus referencias al Eufrates, para juzgar
si son fundados los recelos de los cronistas (Bontier y Leverrier), en cuanto
al crédito que su veracidad merece..."
Ninguna de las cuatro pruelbas aducidas por Morel-Faitio, tienen hoy valor.
La expresión atribuida a los capellanes, de que omiten las cosas contadas por el
fraile, "ante el temor de que parezcan mentiras" es una falsiedad más que añadir
al m'anuscrito contrahecho de Juan V según demostraremos más adelante;
y las notáis de Bergeron a los extractos del libro del franciscano insertos en el
"Canarien", señalan la ignorancia de la geografía africana por el erudito francés,
propia del tiempo en que vivió.
En cuanto al juicio de Otto Peschel, tenemos el curioso dato de que en la
página 58 de su obra "Gesíhichte des Zeitalters der Entdeckunigen" exalta a
i/uestro fraile, y más tarde al publicar su "Gesohichte der Erdkunde", lo denigra,
sirn razón que lo justifique, pero cuyo origen ha de verse en la lectura de
Bergeron. Por lo que se refiere a H. Major, basta comparar el texto del Edrisi
con el de nuestro franciscano para advertir la enorme equivocación del crítico
inglés.
Un estudio más detenido del "Libro del Conosgimiento" ha hecho cambiar
por completo los juicios desfavorables que se habían formado por los eruditos.
El eminente geógrafo M. D'Avezac, impugna a Bergeron con estas palabras:
'On avait nié aussi que le moine espagnol, dont la chronique de Bethencourt ra-conte
les voyages, eüt depassé le cap Bojador; maintenant on ne le conteste
plus..." (Nouv. ann. des voy., 1846. Tomo I, pkg. 258).
Interesante por demás, fué la polémica entablada entre este geógrafo y el
vizconde de Santarem a propósito del viaje de nuestro franciscano al Río diel
Oro en la cual D'Avezac combate victoriosamente el exclusivismo del Vizconde,
quien cediendo el campo busca una salida honrosa intentando deimostraj que el
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fraile 'bien pudo ser paisano sauyo. De suerte que si el franciscano resultaba portugués
doblaría el cabo Bojador y llegaría al Río de! Oro o donde se le antojara.
Más tarde, otro geógrafo francés M. J. Codine, ha refutado las apreciaciones
de iH. Major (4), de modo tan contundente que no dejan lugar a dudas. Por
último, otro defensor de nuestro fraile iha sido el erudito Ch. La Konciére, rehabilitando
así el nomibre de nuestro geógrafo medieval.
En nuestra patria ,se han dividido los pareceres respecto a esta obra. Sánchez
Alonso en su "Historia de Historiografía española" (5), inserta el sigu.ente
juicio de Serrano y Sanz publicado en "Autobiografías y Memorias" acerca
de nuestro fraile: "Muestra del abuso de la fantasía en este tiempo parece ser
una obra en que la imaginación se mezcla, no en hechos históricos sino geográficos:
"El libro del conoscimiento..." escrito por un franciscano a mediados del
biglo XIV, que publicó M, Jiménez de la Espada en el vol. II del Bol. de la Sociedad
Geográfica de Madrid."
Por el oontrario, el insigne político e historiador don Antonio Cánovas del
Castillo en su discurso exaltando la figura de Sebasiián del Cano, se inclina favorablemente
al geógrafo niedieval: "Por lo que hace a documentos inéditos.
pocos podrán rivalizar en curiosidad e importancia con el "Libro del conocimiento
de todos los reinos..." escrito a mediados del siglo XIV por un franciscano
e.sipañol cuyo nombre se ignora, obra de sabrosísima lectura para los profanos
a la par que objeto de consideración solícita para los geógrafos nacionales y extranjeros."
("Problemas contemporáneos", II. pág. 433).
Fuentes del "Libro del Conoscimiento"
¿De dónde provenía el conocimiento de África por nuestro religioso? Es posible
que sea de tres elementos principales.
Supone La Ronciére en vista de la exactitud con que el fraile describe las
rutas del interior del continente africano así como las costas, que el franciscano
español fué instruido por algún santón (marabut) (6), y que además recogió
laa tradiciones árabes que aún existían muy frescas de esos parajes en Andalucía,
país casi 'musulmán en aquel tiempo.
A este conocimiento va unido sin duda el de una carta o portulano de la
época hoy desconocido. El Sr. J. Codine afirma que la geografía del fraile puede
estudiarse en el mapamundi de 1375, y con más exactitud en el de Mecía de
Viladestes (1413). La Ronciére estima que de la fuente de que se ha valido el
religioso español deriva un mapamundi del siglo XV, la carta catalana conservada
en la biblioteca Este, de Módena, donde la costa africana vuelve al oriente
(4) R. H. Major: "The life of prince Henri of Portugal, surnanied tlhe na-vigator,
etc." (London, A. Asher, 1868, págs. 116-117). J. Codine. Compte-ren-du
«ipud "Bulletin de la Société de Geographie", (París, avril 1873, pág. 401 y
siguientes).
(5) Ob. cit. Tom. I. pág. 267, nota. Madrid 1941. Serrano y Sanz (Ob. cit.
págs. XL-XLI, nota 6).
(6) "L'énigmatique FVanciscaine semble documenté par di6s Arabos, peut-étre
par ees marabouts clair-voyantes et instruits du Seguiet el-Hamra, emigres
du Maree aprés l'anéantissement des Almohades én 1258..." (Tom. I. páíg, 118).
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y comienza a diibujaj- el golfo de Guinea, los montes de Albotíh y Lirry, las islas
Gropis y Quyble.
En verdad, el "Libro del Conosgimiento" no es un relato de viajes, pues no
e» posible que en aquel tiempo ise pudiera recorrer todo el 'mundo conocido, y
menos con la rapidez que con.sigfna nuestro religioso. Es un curso completo de
geografía, pero convirtiendo la geografía estática de un mapa en geografía dinámica,
y esta es la originalidad del libro de nuestro franciscano.
Se advierten algunos errores que justifican ese extremo. Dice el fraile:
''PaiTty de iKxruega en vna nao de ingleses et tomamos camino contra el poniente
et venimos a vna isla que dizen insola cola (Oland) et dende venimos a otra
isila que dizen lister..." (pág. 17). Jiménez de la Espada, comentando este pasaje,
escribe: "Es imposible tocar en la isla de Oland i)artiendo de Noruega con
rumibo al occidente. O el texto está equivocado, o el fraile español no estuvo en
aquellos parajes setentrionales de Europa. Yo me inclino a lo último en vista de
la poca exactitud con que sitúa algunas de las islas y ciudades ribereñas del
Báltico..."
Además, confirma la idea de que el franciscano siguió en un portulano su
imaginario itinerario, el que conserva en su narración ireminiscencias del lenguaje
usado en los .mapamundis de la época. Dice nuestro fraile: "et fuyme
para el Reyno de Inglaterra et sabed que es tierra muy poblada..." (.pág. 18).
En otro pasaje escribe: "E sabet que sobrestá treineíen maitaron a ibeacob Rey
del poniente..." (páig. 45). Otro ejemplo: "llegué a los montes caspios al castillo
de magot. E sabet que estos montes son muy altos sin mesura..." (pág. 83).
Esta expresión "sabed" o "saibet" se encuentra frecuentemente en las leyendas
de los mapamundi, como aclaraciones de los accidentes geográficos. "Tota
aquesta muntanya de lonoh es appelade Carena per Serrayns, per crestians es
appelade Montis Claris, e sepiats que en aquesta dita muntanya..." (Atlas ca-«
talán de 1375). Mecía de Viladestes, agrega: "Sapiats... bones fruytes..." Nuestro
franciscano traduce al castellano esa expresión.
Sin desdeñar la hipótesis de La Ronciére, respecto a que el fraile estuviera
instruido por alglín santón respecto a los accidentes geográficos de África, estimamos
que los conocimientos de que da muestra, sobre todo del Occidente de
dicho continente, tuvierftn un origen más segfuro, o sea la implantación de las
órdenes religiosas en Marruecos, esipecialimente la franciscana a que pertenecía
el autor del "Libro del Conoscimáento".
Sabido es que reinando en España Fernando III el Santo, envió al.África
un cuerpo de ejército de 12.000 hombres en auxilio de Almamún, emperador de
ios Almohades, que había sido destronado. El resultado de esta expedición fué
sitamente ¡beneficioso para los intereses de España y del catoHcisímo, pues Almamún,
agpradecido a los cristianos que le repusieron en el trono, les permitió
-undar iglesias en Marruecos, y abrió las puertas de su imperio a laS' misiones
franciscanas que hasta hoy día existen (7). Las tentativas anteriores a este
(7) La primera misión que penetró en el Mogreib (1220), fué enviada por
el propio San Prancieco, al tiomipo que él se dirigía a evanigelizar entre los (musulmanes
de oriente. Estaba formada por cinco religiosos' y todos sufrieron el
martirio. (Véase nuestro tuaibajo "El testamento de los trece hemi'anos" pu'bli-
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suceso para fundar en Marruecos habían fracasado, pero ya en 1227, y gracias
a las garantías obtenidas por San Femando, pudo Fray Agnelo, compañero del
fundador de la Orden, estaiblecer la primera misdón permanente.
Fray Agnelo fué el primer Obispo de Marruecos, muriendo en el ejercicio
de su cango a una edad muy avanzada. Los sucesores en el episcopado continuaron
granjeándose el respeto y cariño de los Sultanes, a quienes servían, de intérpretes
y mediadores con los cristianos, así como prestaiban toda dase de consuelos
y auxilios a los cautivos que gemían en las mazmorras, y tamibién a los
aventuTero», o caballeras Farfanes, que se pasaban al servicio de los emperado-les
marroquíes.
Siendo esto así tenemos que perteneciendo el fraile autor del "Libro del
Conosíimiento" a la orden franciscana, y ésta establecida en África hacía más
de un siglo, (parece natural que aquellos misioneros en su trato con los mahometanos
adquirieran noticiáis exactísima® de lugares y accidentes geográficos, sin
contar las obtenidas mediante su observación personal en las excursiones para
formar nuevas misiones en el interior del territorio africano, datos que reunidos
y ordenados por nuestro fraile, constituyen la parte más notable del libro por
su exactitud y veracidad. Esta hipótesis nos parece más lógica que la apuntada
por el geógrafo francés ya citado.
Lo extraordinario, y lo que confirma nuestro aserto, es la aseveración de
Ch. La Ronciére al consignar una sinigular casualidad; las rutas del fraile en
África están determinadas por el itinerario todavía hoy seguido por las cara-
^anas. Y, en efecto, el franciscano conoce el monte "Tamar", así llamado por
sus palmeras; el "Adrar" y "Tmar" de la Mauritiana; el "Timer", donde se recoge
el oro, que ciertaoienite se dice "tibar" en árabe. Pasó por Sidjilmaisisa
(Sugulmen^a), por "Tabelbert" (Tibalbert) construida sobre una montaña, y
por "Buda del Tuat" (Buda), fundada por un rey de Tlemcen que se refugió
allí con sus tesoros para escapar al furor homicida de sus subditos (8), hasta
"Ghana" (Gaiíahc), capital del reino de Guinea. De Dongola (Dangola) en el
Nilo, Ikigó en sesenta días al Cairo (Alcaara), en compañía de unos mercaderes
genoveses; después por Damieta llegó a Ceuta a bordo de una nave cristiana.
La exploración de la costa occidental africana por nuestro franciscano es
muy interesanite por su exactitud. Oigámosle: Del puerto marroquí de "Zama-tana"
embaircó en uina nave para doblar el cabo Non (Na), donde viven gentes
crueles; después pasó el cabo Cantin (Sant Bin), y el cabo Bojador (Buyeder),
donde moros y judíos obedecen al rey de Guinea. De allí al río del Oro se cuenr
cado en Revista de Historia acerca de esos mártires y los religiosos sacrificados
en la isla de Gran-Oamaria).
(8) Dice el franciscano: "e saibet que esta 5Íbdat pobló un Rey de treme-gen
porque era malo e fazía malas obras e despechaua a los pueblos quiziéranlo
matar e fuyó con su® thesoiros a este lugar e fizo esta ?iibdat de Buda..." (Ed. Jiménez
de la Espada, pág. 52). Hemos de consignar sin embargo, que Ibn-Khal-dun,
e Ibn-Batuta, los dos escritores árabes que tratan con algún detenimiento
de la fundación de la ciudad expresada, guardan silencio acerca del origen que le
atribuye nuestro franciscano. Tampoco se habla en las historias, descripciones
y efeméridea de Tlemcen de ningún rey, señor o goibernador expulisado por sus
subditos y que fundase poblaciones' en el oasis de Tuat o Gurara donde está enclavada
la dudad de Buda.
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tan 860 millas. Pasado este río la nave llegó a la isla de "Gropis", cuyo rey
quedó asombrado de las costuimbres y usos de los mercaderes; después volviendo
al este nuestro fraile entró en el mar meridional, y dejando a la derecha la
isla de negras de "Qoiyible" se estrecha la costa al pie del monte "Alboeh" y del
monte "Lirry", de donde salen dos ríos.
Los geógrafos modernos estiman que esta descrip'ción del fraile fi-ancisca-no
corresponde a la primera exploración del golfo de Guinea, después de lois
oartaginesies.
El erudito J. Codine ha estudiado el itinerario anterior con la competencia
cue le es propia. Dice: "Los viajes del fraile mendicante pueden seguirse en la
carta de Mecia de Viladestes, a lo iiKínos en lo que se refiere a la costa de África
hasta el riu de l'or. Todos los nombres del itinerario se encuentran intercalados
y en el mismo orden después de Nyffet (el anife de la carta) (9) hasta el cabo
y puerto de buyeter o buyetder (Bojador) a excepción de Samaténe (samo-tinat
del Atlas catalán <le 1375), última etapa del fraile mendicante antes de su
llegada al cap de Nom (el cavo de non de la carta), donde se embarcó.
Al Sur-este de la ciudad de Maroch está representada una enorme cordillera,
el Atlas, con una de las rutas entonces seguida por el comercio del África
central, o sea el valle del Dráa, y más al Este, una leyenda «e refiere a toda la
cordillera. Entre ambas leyendas, al Norte aparece el meluya (ued Muluya) y
hacia el Sur el Ued Zyz, donde se ve una isla formada por este río, y en ellai la
ciudad de segelmese (Segelmesa); al Sur-este de dicha población y en la misma
dirección hasta Tauat, tebelbete (Tebelbet), tamantet (Tementit). y ciutat de
buda (Buda de Ibn-Batuta), de las cartas modernas. Al Sur-este de Buda está
tagaza, y al Sur de dicha población tenbuch (Tonbuctú) en !a orilla septentrional
del riu de I'or que corre hacia el Oeste y pasa por la citat musa meli (10)'.
El rico y poderoso monarca está sentado sobre un cojín y a su lado una leyenda
explicativa.
En la costa del cabo Bojador aparecen dos leyendas, abach y cap de abach.
Este parece un nombre genérico que significa punta, cabo o montaña, y se le
encuentra dos veces en la carta de Mecia de Viladestes. Abac aparece al Sur de
danom en la carta de los Pizzigani (1367); con la forma alboc en el itinerario
del fraile franciscano se a.pHca a Sierra Leona; y bajo la forma albach en leí
(9) En la refundición del "Canarien" publicado por E. Charton en 1855
(cap. 56, pág. 36, nota 1) se pretende identificar a Samaténe con el cabo Sem.
Pero Samiaténe no es el cabo Sem ni tampoco Tefetneh de la edición de 1872
(iH. Major) situados ambos a! norte del cabo Guer, debiendo s»er fijado al sur de
éste, entre el cabo Agulón y el Non.
(10) Mas al sur, este río forma una gran isla, (la "Ínsula de Morfil"), ya
filgurada en la carta de los Pizzigani con la inscripción "Ínsula palola, hic co-
Uigitur auro." Despojes el río pasa por Sengany y desemboca frente a una isla,
representación de las que están en el interior de la barra del río. La 81 leyenda
del "Itínerarium Antoníi Usodimarís" le llama "rujaura" (río del Oro) y Veda-mel
(Oued al Mel). Fra Mauro, que coordinó las nomenclaturais antiguas con
laT de los portuigueses, dice a este río "Canaga" y "canal de loro", distinguiéndolo
del "Río do ouro" de losr portugueses y le identifica con el Senogal. ("Bu-lletin
de la Société de Geographie" enero-junio 1873, pág. ^ai, nota 7& y página
403, nota 10*).
21S
mapamundi de Pra Mauro, se aplica al cavo d'albori (caibo Verde). Albach
parece ser el «albo Blanco en Mecia de Viladestes; una embocadura vecina sería
la bahía del Levrier o la Culata, donde las cartas dicen Tigen-witt. Cerca de
este paraje debe colocarse teget, que se reconoce fácilmente en los nombres Ge-te
y Adeget, pueistos el primero por Azurara, y el S'egrundo por Barros, a la isla
descubierta en 1443 por el portugués Ñuño Tristán y que después fué llamada
ArgTiin.
Cerca del cap de abach (cabo H'iwick) hay una islita redonda, y más al Sur
una oorriente de agua que corresponde al río San Juan. En la carta de Mercator
este río se llama Tafian (los portugueses sabían que en su desemibocadura es-taiba
el caJbo Tofia). En este río Tafian está hinbedefex, sin duda la misnua población
de Ulindefex de la carta de Viladestes. Cerca de la desembocadura die
Tafian hay una iedita que figura en ambas cartas, a pesar de los 160 años que
las separan. Bs una manera sumaria de representar los grupos de pequeñas islas
Medine y Tider, entre el cabo Hiwick y el cabo Mirik. Entre el río San Juan
y el Senegal, la cosita no tiene ninguna otra isla.
De todo lo expuesto puede deducirse la importancia del relato de nuestro
fraile español.
"Le Canarien" y el libro del franciscano
La única obra hasta ahora conocida que ha utilizado como fuente geográfica
el libro del fraile mendicante es el "Canarien", o sea la Crónica de la coinr
quista de las Canaria® por Gadifer de la Salle y Juati de Bethencourt. De esa
crónica se conoce hoy el códice verdadero publicado por Margry, y el adulterado
desde el 1630 (11).
De esa última fecha data, pues, el conocimiento entre los doctos de un fraile
que escribió un libro de viajes, del cual no se conocían sino los fragmentos
que en extracto insertaiba el "Canarieni". Bergeron, por nota marginal al capítulo
55, en que se describen las rutas del África por el mencionado religioso,
escribe: "Ce liure doit estre perdu" (pág. 101), y esa afirmación de un erudito
que gustaba de viajes, demuestra que fué ignorado en su integridad el libro de
leferencia hasta que Jiménez de la Espada lo publicó.
Veamos ahora lo que de riuestro fraile dice el "Canarien", según la edición
de P. Magry (cap. LII): "Y porque Gadifer tiene gran deseo de saber la ver-oad
acerca del estado del país y de los buenos puertos que se dice existen en la
costa y tierra firme que se extiende a doce leguas de distancia de nosotros' hasta
el cabo Bojador, hemos anotado aquí algunas cosas relativas a dichos lugares,
extractadas de un libro escrito por un rdigioso mendidantc (extractez d'un
liure, que fit un frére menden) que recorrió aquel país y visitó todos sus puertos
de mar, los cuales señala y nombra, y fué por todos los reinos cristianos, de
(11) Gallen de Bethencourt tenía preparada la publicación del "Canarien"
o sea una copia del manuscrito falsificado de Juan V, pero cedió este trabajo a
Fierre Bergeron, quien ^suprimió capítulos, umó_ otros, y quitó frases enteras,
modernizando el texto. La copia exacta del original contrahecho la publicó ipri-mero
H. Major, en Londres, y G. Gravier, en Rúan.
214
paganos y sarracenos que se encuentran por esta parte, los cuales describe, et
deuise les noms des prouincez et les armes des Roys et des prince».^,"
En las líneas transcritas, especialmente en Jas subrayadas, se habla de >un
fraile mendicante, autor de un libro, que visitó muchos países "señalando loa
nombres de las provincias, y las armas de sus reyes y príncipes..." Al momen^
to se identifica la obra con el "Libro del Conos5Ímiento de todos los reinos e tierras
e señoríos que son por el mundo e de las señales e armas que han ifadia
tierra e (Señorío por sy e de los reyes e señores que los proueen".
La Crónica hace resaltar la exactitud de la narración del franciscano, al
diecir: "Eit pour oe qu'il parle si au vray d'es oontréez et des pais dont nous
auons cognoiasance, il nous semble que aucy doit il faire de tous les autres
pays." Este juicio está en contradicción con lo expuesto en el cap. 57 de la edición
Gravier. El fraile nos habla de su estancia en la ciudad de Melia, y el ma-miscrito
de Juan V dice: "Pour ce qu'il y veoit assés de choses meruilleusez,
desquelles nous ne faisons nulle mención, quant á présent, en se liure, pour plus
brieuement passer oultre, et pour doubte que se ne semblast au lysiaiig estre
mensongez..." (porque veía cosas maravillosas que allí se encuentran, de las
cuales no hacemos mención ahora en este libro, para volver con brevedad a otras,
y por el temor de que al leerlas parezcan mentiras...)
Las frases subrayadas sirvieron de argumento poderoso al bibliófilo e investigador
Morel-Fatio para negarle valor al libro del franciscano, ya que los
mismos autores del "Canarien" dudaban de la narración (12). Sin embargo,
nuestro asombro suibió de punto al comprobar que la frase en cuestión no aparece
en el texto oriíginal de la Crónica publicada por P. Magry, donde se lee:
"et lá demoura (el fraile) moult de iours, pour ce qu'il y voiet moult de choses
merueilleuses, desquellez nous ne faisons nulle mancion, quant á present en nos-tre
liure pour plus breuemient passer oultre, et nostre entencion est au ptaisii*
de Dieu d'en déclairer vne aultre foys plus á plain..." (Chap. LIV.)
En los textos contrahechos que tienen origen en el manuscrito de Juan V
(Bergeron, Gravier y ÍH. Major), se suprimieron las palabras subrayadas "y
nuestra intenición es, con la gracia de Dios, declararlas otra vez con mayor extensión",
sustituyéndolas el mistificador por las que siguen: "y por el temor
que al leerlas parezcan mentiras", frase que desvirtúa por entero el sentido
que pretendía el cronista darle al libro del franciscano. Indudablemente Jiménez
de la Espada hubiera tenido una magnífica ocasión para impugnar a Morel-
Fatio si lleiga a conocer la Crónica publicada por Margry.
Hasta ahora el "Canarien" nos habla del fraile mendicante (frere menden);
otras vece® escribe: "le frere desisus dit en son liure", pero en el cap. LV ya se-fiala
su nacionalidad. Dice así: "Et se les chousses de pardessa son tellez que le
liure du Fraire Espaigneul deuise et auxi que ceulx qui ont frequenté en cestez
marohez dient et racontent..." (p&g. 226. ed. Margry). Lo expuesto establece la
identidad entre el fraile citado en el "Canarien" y el autor del "Libro del Oor
(12) A esto oponía Jiménez de la Espada el razonamiento siguiente a favor
del franciscano: "¿Cómo habían de dudar de él (lo® capellanes) «i hacían de
su libro el derrotero del viaje que proyecta'ban a las costas occidentales del África?"
(Introd. pág. VI).
216
nossimiento", o sea que los extractos insertos en la Crónica pertenecen a aquella
obra.
¿ Qué dicen los Jiistariadores regionales del franciscano es(pañol ? Muy poco
o mejor nada, y si lo citan es equivocadamente. Viera y Clavijo resume los
capítulos referentes a los viaje© del fraile en el oap. IV del libro 42, que tituda:
"Designios de Betíhenicourt sobre las costas occidenitales de África" en unas diez
o quince líneas, y termina diciendo: "Además de esto, asegiiran nuestros autores
(se refiere a los capellanes Boutier y Leverrier) que se aplicó a adquirir varia
» instrucciones y noticias relativas a la geografía de sus puertos (África) y
en especial los viages de Fr. Guillermo Hubruquis, Franciscano, con el pensamiento
de elegir uno para construir alguna Fortaleza, capaz de poner en contribución
al país..." (Tom. I. pág». 328-329.)
Es un error lamcntaible sufrido .por Viera el identificar al fraile mendicante
autor del "Libro del Conossimiento..." con el franciscano Rubrucq o Rulbru-quis
(su verdadero apellido era Ruisibroek). A este religioso de origen ñamenco,
«abemoa que San Luis le confió en 1253 la misión de visitar al Gran Khan, y
pasando por Crimea corrió a lo largo del mar Azof, el mar Caspio y las estepas
del Asia Central, llegando a Karacorum donde estaJba el palacio de verano del
Kiban, dando después la vuelta por los países del Cáucaso en 1255. La xelaición
de su viaje escrita en latín (13), iba llegado hasta nosotros.
i Qué tiene que ver ese viaje con el que pretendía realizar Gadifer de la Salle
isegún el texto de Margry, o Juan de Bethencourt según Bergeron, Gravier y
H. MajoT? Absolutamente nada. Suponemos que el autor de lajs "Noticias" al
leer en el "Canarien" de 1S30 el extracto del viaje de un fraile franciscano, inmediatamente
recordó a Rubnuquis que era de la misma Orden; pero Viera se olvidó
de que éste viaja por el Oriente, y nunca por el Occidente; que uno era flamenco
y el otro era español.
El historiador Millares Torres no hace la menor alusión a nuestro fraile.
Oigámosle: "Verificado el bautismo (de Guadarfia y los suyos), se ocupó Be-tJhenoourt
cuya actividad era coda día más enéngica, en recoger datos y noticias
sobre las tierras africanas que se extendían al sur, desde los cabos Cantin y Bo-jador,
hasta Rio del Oro y Costa de Gabón, nombres que le eran familiares, por
las expediciones que solían llevar a término los armadores y marinos de Dieppe,
Nante» y Roue«(7) Deseaba conocer al mismo tiemipo los puertos que ofrecían
más seguridad, las playas "que podían más fáoilmenite fortificarse, los usos y
costumbres de los indígenas, y los productos de la tierra, consultando para ellrt
sus recuerdos (!), y las .tradiciones de los que allí habían anteriormente aiborda-do."
(Liib. V. pág. 61.)
(13) Se titula: "De moribus Tartarorum. Itinerarium Orientis". Se conserva
un manuscrito de la época en la biblioteca de Leyden. La mejor edición es
la publicada por Mi<íhel y Wrigtht en el tomo IV del "Recueil de voyages et me-moires
de la Societé de Geographie" (París, 1839). Existe una tTiaducción alemana
por Kulb en "Ges. D. Mission nade Mongoley" (Ratisbona, 1860), y otra inglesa
por Rockhill (1900). Además, pueden consultarse: "Les voyageurs belgeg
dii XIII au XVII siécle" de J. de Saint-Genois (Bruselas, 1846); "Le voyage de
Fr. Guillaume de Ruebrouck" de Mathod (Couvin, 1909) y la de Schlager "Mon-golenfahrten
der Franziskaner" (Trier, 1911). Roger Bacon dice de este franciscano:
"Frater Willielmus, quem dominus rex Franciae misit ad Tártaros..."
216
Millares Torres yerra cuando habla de las expediciones de las> marinos de
Dieppe, Nantes y Rouen, a las cositas de África en el siglo XIV, pues hoy isiabe-mos
que ocurrieron en el XVI (14). También se equivoca cuando atribuye a
Juan de Bethencourt el consultar sus recuerdos en la expedición que preparaba,
cuando ya está demostrado que jamás el barón normando pisó las costas africanas;
y en cuanto a las tradiciones de los que en aquel continente habían aaite-riormente
abordado, de que habla el señor Millares, diremos que si en esias frates
no quiere señalar al fraile franciscano español, no sabemos a quien pueda
referirse, 'pero el caso es que ni lo nombra siquiera.
Descripción de las Canarias por el fraile español
El interés excepcional del "Libro del Conoscimiento" se encierra indudablemente
en la descripción de los países africanos que caen al sur del Atlas; y para
nosotros lo tiene en alto grado también porque enumerív por vez primera las islas
que forman el archipiélago de las Canarias, designándolas por sus nomibres
con sorprendente exactitud. Es muy probable que el fraile mendicante conociera
alguna carta de la escuela mallorquína, intermedia entre la de Angelino Dul-cert
y el atlas catalán de Carlos V dibujado por Abraham Cresques, en el que
aparece este archipiélago señalado completamente. Desde luego, esa carta debió
ser anterior al mapamundi Mediceo de 1351 y al de los hermanos Pizzigani
de 1367.
Veamos lo que nos dice el fraile español, antes de embarcar para estas islas:
"Partí de la íugia (Su®) e entré por la Gazula (Djezula) vna provincia muy
viciosa e muy grande cercada de sierras muy altas e abondada de aguas' e party
de la Gazula e tomé a un puerto que dizen Zamatana e dende fuy al cabo de
Na (Non) en el mar o<;idental e es tierra yerma pero que ay glentes malas crueles
que viuen en los campos e fuy por la ribera adelante siempre en un panfilo (15)
fasta que llegué al cabo de Sant Bin (Cantin) e toda la marisma desabitada que
non ay gibdat nin villa nin logar e andoue por la marisma muy igrand camino
c atrauesé todas las playas arenosas que no (son) abüadasi de ornes e llegué a la
tierra de los negros a vn cabo que dizen Buyder (Bojador) que es del Rey de
Giiynoa ^arca de la mar e ally fallé moros e judíos e sabet que desdel cabo de
Buyder fasta el Río del Oro son ochocientas e sesenta millas toda tierra desiabi-tada
e deste logar se tornó el panfilo e yo finqué ally vn tiempo e fuy (a) ver
_ (14) El doctor Serra Rafols escribe: "Se ha insistido por mudhos sobre
viajes franceses a Canarias y costa de África, anteriores a los de Bethencourt,
contra nuestra hipótesis. Pero La Bonciére "La découverte de l'Afrique au mo-yen-
áge" (Tom. II, 10), ha demostrado el grave error de Villault de Bellefond
que en el 16€9, habla de viajes de los marinos de Dieppe en el siglo XIV, que
corresponden en realidad al XVI..." (Cfr. "Los portugueses en Canarias", noi-t
a 5*, 1941).
(16) El panfilo era una embarcación usada en la edad media. Hubo dos
clases; el del siglo IX "pamphilon" usado en el imperio griego, tenía dos órdie-nes
de remos, y era como el "drómon", pero de mayor tamaño; y el que se (Uaó
en todas las naciones del Mediterráneo durante los siglo» XIII, XIV y XV, qu«
se asemejaba a las galeras, si bien más pequeño, teniendo como ésta« una sola
cubierta, y por lo tanto un solo orden de remos. A veces se le confundió con la
saetía, de cuya importancia era: tenía dos mástiles y sus velas eran latinas.
217
las islas perdidas que llama Tolomeo las islas de la Caridat e sabet que desdi?
el oaibo Buider fasta (la) primera isla son CX millas." (Bd. J. de la Es'pada. páginas
48-49).
La descripción como puede advertirse es muy acabada: la índole de los naturales,
la tierra yerma, los accidentes geoigráficois señalados con precisión, en
fin, la distancia entre el cabo Bojador y Río del Oro (Senegal) casi la misima,
unos 14 grados. Todo nos dice que el fraile tenía un conocimiento exacto de esa
r e g i ó n . i ', ; ' ! I 1
Las Canarias las designa el franciscano, invocando a Ptolomeo, "Islas de la
Canidat". Esta palabra sin duda tiene su origen en la traducción al árabe de la
voz latina "Fortunatae" con la que eran conocidas en la antigüedad clápica, y
que en áralbe corresponde a "Al-Kalidat" o simplemente "Kalidat", significaindo
felices. Al retraducir el texto de Ptolomeo (16) en la edad media, como »e
ignoraiba el origen de dicha palabra se dijo "Caridat" aplicándolo a las Ca-narias.
Mayor dificultad hallamos en la denominación de "Islas Perdidas". En dos
ocasiones las nombra así el franeiiscano: la .primera en el texto ya transcrito, y
la segunda ouiando se dirige a la is«la de Gropis: "e andodimos después que partimos
del Río del oro muy grand camino guardando sienpre la ribera e dexamos
atrás las Islas perdidas..." (pág. 58, ed. cit.). Parece evidente que tal sobrenombre
no es invención de nuestro franciscano. La "Crónica de Pedro IV de Aragón
al haiblar de la visita de D. Luis de la Cerda al monarca aragonés, dice: "Fo ree-but
molt honradament. E mentres cstendh aqui menja ad Nos e offerim convi-nent
ajuda per lo pass'atge entenia a fer en las ylles perdudes..." (17). Esto ee
escribió en 1346, por consiguiente es anterior en dos a tres años al ms. del fraile
español.
López de Gomara en su "Historia general de las Indias" sigue el texto últimamente
transcrito. Dice hablando de estas Islas: "Cuenta el rey don Pedro
IV de Aragón, en su historia, como el año 1344 ( ?) vino a pedirle ayuda para
conquistar las islas perdidas de Canaria don Luis, que se llamaiba príncipe de la
Fortuna..." (cap. 222). No saibemo® si el designarlas el relato de la expedición
portuguesa de 1341 con el de "Ínsula quedam reperte" y los aragoneses y mallorquines
con la expresión "noveyllament trobades", influyera en la denominación
de referencia.
A continuación el fraile describe su viaje por el Atlántico para visitar las
Í3la>a.
(16) A mediaidos del siglo X, Cosroes el Grande rey de los persas, atrajo
a Ctesifonte gran número de sabios griegos y sirios, e hizo traducir al persa la
geografía dte Ptolomeo. Mas tarde aparecieron traducciones en hebreo y en sirio,
lo que facilitó el paso al árnbe cuando éstos cr>nquistaron Persia. La dinastía
de los Abbásidas, árabe de origen, persa por sn nacimiento y educación, al
encontrarse a la cabeza del imiperio volvió a fomentar las' escuelas^ de Bagdlad,
ciudad erigida en las cercanías de Ctesifonte. Entonces fué traducido el Alma-gesto
al áralbe y llevado a España, donde fee vertió al castellano, se comentó en
las escuelas de Toledo, y lo estudió Alfonso X el Sabio.
(17) Ed. Coroleu, (pág. 176). La traducción castellana, es como sigue:
"Fué recibido (don Luis de la Cerda) muy honradamente. Y mientras estuvo
aquí (en Poblet) comió con Nos, y ofrecimos conveniente ayuda para el viaje
que se proponía hacer a las islas perdidas..." Debemos esta traducción a mi
amigo el doctor Serra Ráfols.
218
"Sobí en vn leño (18) con vnos moros e llegamos a la primera isla que dizen
Gresa e apres della es la isla de Langarote e dizen le asi porque las gentes diesta
isla mataron a vn ginovés que dezian Langarote e dende fuy a otra isila que dicen
Bezimarín e otra que dicen Ruchan e dende a otra que dicen Alegranga
e a oltra que dizen llegimar e a otra que dizen Forte ventura e otra qu«
dizen Canaria e fuy a otra que dizen Tenerefiz e a otra que dizen la isla
del Infierno € fuy a otra que dizen Gomera e a otra que dizen la isla de lo
Fero e a otra que dizen Aragauia e a otra que dizen Saluaje e a otra que dizen
la isla desierta e a otra que dicen Lecmane e a otra el Puerto Santo e a otra la
isla diel Lobo e a otra la isla de las Caibras e a otra la isla del Brasil e a lotra
la Calumbarla e a otra la isla de la Ventura e a oitra la isila de Sant Jorge e a
otra la ysla de los Conejos e a otra la isla de lo» Cuervos marines e en tal mai-nera
que son veinte e gimco yislas." (Ob. cit. pág. 50).
La primera de las islas que visita el fraile e9 la de Gresa, (aibreviatura de
Graciosa), después sigue la de Lanzarote, luego a la que llama Bezimarin (el
"Vesci marini" de la carta de Angelino Dulcert, o sea la de "Lobos miarino»")
después va a Rachan (El Roque, lo Roch, de las cartas catalanas), luego a "Ale-granza"
sig:uiendo a la de "Uegimar", que puede identificarse con la de "Bezi-mariin"
pues ambas significan lo mismo. El franciscano se traslada después a
Fuerteventura, luego a Canaria, y de ésta a "Tenerefiz" y al "Infierno" que es
la misma, pero de las que hace dos islas; por último, visita la Gomera, luego "la
isla de lo Fero", o sea el Hierro, y la "Aragauia" que debe ser la Palma.
Continuando su derrotero, el fraile enumera la Salvaje y la Desierta, al norte
de Tenerife; después la de "Lecmane" variante de "Legname" voz italiana
equivalente a la portuguesa "Madeira", y la de Puerto Santo, pasando después
al archipiélago de las Azores. Por consiguiente, nuestro franciscano se dirigió
primeramente de este a oeste, recorriendo la® Canarias, y luego de sur a norte
para visitar los archipiélagos de Madera y Azores.
Atendiendo solamente a la descripcién del archiípiélago canario, hemos de
convenir que el relato es de un valor histórico incuestionable, dada la fecha a
que pertenece (fi^n de la primera mitad del siglo XIV) y la exactitud de su contenido,
siendo el primer documento que enumera todas las islas mayores y cuatro
islotes principales, en el mismo orden correspondiente a su sdtuacióni geográfica
a partir de la costa africana.
Es muy significativo que nuestro fraile designe a la isla de la Palma con la
denominación de "Aragauia", palabra que por primera y única vez hemos visto
aplicada a esa isla, ya que en los planisferios sucesivos se le dice "Palme" o también
"Palmas". Más interesante aún es el nombre de "Tenerefiz" que no lo vemos
antea de esa descripción en ningún documento ni carta geográfica, alendo el
fraile franciscano quien primero lo da a conocer. En todos los planisferios de
origen italiano o mallorquín, se aplica a Tenerife el nombre de "Ínsula dtel In-
(18) Embarcación usada en España en la edad media. Era el leño como la
contmiuación del "lenbus" aunque de mayor porte, pues había algunos que tenían
hasta cuarenta remos, y don Jaime de Aragón armó uno con ochenta. En
el Tit. 23, Partida II? de Alfonso X el Sabio, se nombra el leño después de las
naos, galeras y fustas. Es muy difícil que con una embarcación de ese género
pudiera el franciscano hacer el recorrido que indica. Ese viaje (marítimo' no tuvo
realidad sino en la imaginación de su autor.
219
femó" o "Infienno" y tados &an dibujados oon posterioridad a la redacción del
libro del fraile mendiicante.
Beoientemente G. Maircy, profesor de lenjfua berebere en el Instituto de Altos
Estudios marroquíes, analizó con la competencia que le acredita, el oriígep
de la palaibra " Tenerife" partiendo del documento que soiponía más antiguo conocido,
o sea el "Canarien" publicado por P. Margry, en donde aparece escrito
"Tenerfiz" y otras veces "Tenerfix". Marcy dedujo equivocadamente, que siendo
la expresada voz de orígeii francés por atribuirla a los expedicionarios iior-mandos,
la "z" o la "x" finales son mudas', debiendo leerse "Tenerfi". Pero en
la Crónica citada Boutier se limitó a copiar ese nombre de la relación del viaje
del franciscano que designa ai esia isla con el de "Tenerefiz", voz en la que al
Euprimir Boutier una "e" imuda, quedó "Tenerfiz" o "Tenerfix", como lo vemos
escrito (19).
Veamos como el "Canarien" describe el viaje marítimo del franciscano:
"Allí (en el cabo Non) sé embarcó y vino al puerto de Saubrun sig'uiendo toda
la costa de los moros basta el cabo Bojador, situado a doce leguas de nosotros
como se ha dicho; allí hay un reino llamado GTiynoye (Giiinea) desde donde se
encaminaron a reconocer todas las islas de por allí, y encontró veinte y seis..."
Y continúa así: "que vnez que aultrez et sercha maint aultre, du dit iwis par
mer et par terre, dont nous ne faisons nuUe mancion..." (ohap. 53).
Estudiemos este naisaje. Aquí, la distancia de doce leguas equivaldría a las
ciento diez millas señalada i)or ©1 fraüe para la primera isla que visitó o sea la
Graciosa. Además, el autor del "Canarien" hace constar que no menciona las is-las,
y es evidente que así lo hiciera porque su propó'Sito era describirlas con
má¡> extensión, como en efecto lo realiza.
El texto del fraile publicado por Jiménez de la Espada discrepa del utilizado
en el "Canarien" en cuanto al número de islas. Aquel nos dice: "e en tal manera
que son veynte e ginco yslas", mientras que Boutier escribe: "lá prilidrent le ohe-min
pour aler uoir auiser toutés les isles de pardessa et en trouua XXVJ..."
(chap. 53). Esto proviene de que el códice de que se sirvió el autor del "Canarien"
tiene un origen común con los designados por las letras "R" y "N", que en efecto
señalan también veinte y seis islas, mientras que el "S" o sea el publicado, solo
cita veinte y cinco (20).
19) Dice Boutier: "L'isle Tenerfix anciens l'appellent l'isle d'Enfer..."
pág. 243 de la ed. P. Magry). Y más adelante: "L'isle d'Enfer, qui se dit Tenerfiz,
est en maniere d'une herse..." (chap. 67). El autor del manuscrito oontara-becho
de Juam V, oopiaiMio a Boutier, dice en el epígrafe del cap. 68: "De Tisle
qui s'appelle risle Tenerfiz, anciens l'appellent l'isle d'Enfer." Por último Ber-geron,
en el cajp. 68, le llama "Temerfis" ipor error de copia. En los pasajes tnans-oritos
se observa que el nombre "Tenerfiz" va unido siempre ai de "Enfer", co-rreiiKwidiendo
amibas denomina«5Íonies a una sola isla y no a dos, como se adKrier-te
en el relato del firamiciisoajno. Para el punto estudiado por G. Marcy puleide
consultarse el número II del "Museo Canario" (enero-abril 1934) que inserta un
estudio de dicho investigador, titulado: "El apostrofe idirigido por Iballa en lenr
guia guamche a Heman Peraza" (págs. 1-14).
(20) Si se cuentan las islas veremos que no son más de veinte y cuatro
en los cAdices "R" y "N", en vez de veinte y seis, mientras que en el "S" aparecen
veinte y cinco por agregarse la isla de "Ueigimar'', que no es sino uina variante
de "Bezimarin". Este error señala la filiación del texto utilizado por Boutier
con los "R" y "N", según hemos dicho.
220
Desde luego no es posible en la actualidad discernir exactamente si el origina]
común a los códices "N" y "R" es más antiguo qu« el del "S" dado a conocer
por Jiménez de la Espada, si bien este último tiene al parecer un origen
distinto a los dos primeramiente citados.
Pero sea de esto lo que fuere, se advierte en los textos conocidos por las letra
» "R" y "N" datos muy cvirioeos que no íiguran en el "S". Dicen: "E de todas
estas yslas non eran pobladas de gentes mas de las tres que son Canaria e
Langarote E Forte ventura..." De estas palabras, omitidas en el códice publicado,
w desprende que cuando se redactó el libro del franciiScano no se 'había desem-barcado
sino en trts islas de nuestro archipiélago, o si se desembarcó «n las
d«más, sus habitantes huyeron al inteirior.
Supuesto habitante de lat Canarias, según el
códice R del cubro del Conos;¡miento»
También acredita la antigüedad de esos dos <9Ódice« el conservar aún lo«
'N'estigfioa de las preocupacioneis nnedievales. Así, al tratar de los 'habitantes de
las tres islas citadas, leemos: "E las gente« qu« ende moran son a tales cocno
éstos." A contioiuacióni, a{>arece en el códice "N" el dibujo de un "sciáipoda" o
"xnonópoda", y en el códice "R" la misma figura perfilada eolam«nte con la pJu-mia,
representando toscamente un hombre con uiva sola luierna. Esa leyenda y
las figuras que las acompañan, recuerdan el mapamundi de la catedral de ¡He-reford
(Inglaterra) compuesto por Ricardo de Haldingham a fines del sdiglo
XIII, con «os monstrooBOs dibujos de hombre» y animales. Ekitre los primeros
aparecen los "Monodos" y -debajo s« lee: "En la India (21) Itabitac loa Mono-clos
que no tienen mas de una pierna, y corren, «in embergo, con misravilloea
rapidez..."
Aquí terminamos «1 estudio del "Libro del Conos^imiento" de nuestro fraile
franciscano en la parte referente a este archipiélago, esperando realizarlo en
otra ocasión por lo que se refiere a la costa africana cercana a estas islas.
(21) Sin que preténdannos buscar paridad en lo expuesto, recordemos que
a las Af(»tuDadiks se les UaRMuron también Indias en un iprincipiov a cuyo respecto
«M^ *^ »tttor de laa "Elxeelencias y antigüedades de las siete iaías de Canaria":
'Nadie repare que a esas Afortunados los llamen Indios, que no es extraño que
los antigTJos equivocasen el sitio de las Afortunadas y Eüseoe con el de las Indias,
como note el P. Luis de la Cerda sobre Virgilio ("Eneida", liib. VI), o que
las llaniasen vecinas a las Indias imitando a Sidonio en el "Panegírico de Ar-tihenúo",
m tampoco desdice a la frase dte los iHrimeros esiwñolee que comiuisU-ron
estas islas, y las llamaron Indias de Canaria, estilo que en aquel tienspfr
fardaron algunos historiadores." (pág. 20).
222
Capítulos del auténtico «Canarien»
escrito por el monje Fierre Boutier, en los que se extracta el relato
del franciscano español acerca de África, con su versión en castellano
CHAPITRE CINQUANTE - DEUXIÉME (•)
Et pcmr ce que Gadifer a tres grant volante de eavodr la verité, i'eetat et
le gouverriement du ,pai® de par dessa et des pors de mer, que l'en ly dist estre
bone du couste de la ierre ferme qui marohist á xij lieuez prés de nous au diroit
du cap de Buigedor auons nous cy mis aucunes parolles touchans celles marchez,
c'xtractez d'un liure, que fist un frére mendem, qui environna y celui país ©t fut
á touis les pors de mer, lesquelx il devise et namme et ala pas tous les Royaut-miez
de xtiens do paiena et de Sarrazina, qui son de ceiste ibande par desaa et les
Domme touz, et deuise les noms des prouincez et les armez des Roys et des
primees, qui seroit longfie chose á escribure. Si n'en prendronis quamt á présent
fors que ce qui nous est mestier pour noois adroicier de moult de dioses au fait
de la conqueste lá oü 11 escherra á point. Et pour ce qu'il iparle ai au vray dtes
contréez et des pais dont nous auons oognioiisisaTice, il nou® «emible que aucy dodt
iü faine de tous les autres paya. Et pour ce auons nous oy-aprés mi» laucumez
ehosez qui sont en son liure dont nous auons mestier, comme dessus est dit.
CHAPITRE CINQUANTE - TROISIÉME
Et commancerons, quant il fu oulitre les Mons de Olaire (*•*), il vinfá la cité
de Marroc, laquelle Cipion l'Afriquann conquist, qui jadis soulolt estre nom-mée
Gairitaigo, qui estoit dhief de taute Afrique et de lá s'en vint ver» la mer
Occéanne á Njrfet, á samor et a safy qui est bien prés du cap de Cantin, et puis
vint á Moguedor, qui est en vne prouince, qui s'appelle la Gaseule et lá comman-oent
les mon» de Qaire et de lá «'en vi-nt á la Gaseule dessu» ditte qui est vn
grant país f^Toy de tous biens et s'em vint uers la maryne á vn port, qui de
nnimme Samataue et de lá au cap de Non, qui eat en venant vers nous ides' et lá
se núst en mer en vn penfil et vint au port de Saubrun et toute la coustiére des
Morez, jusquez au cap de Bugeder, qui marehist xij lieues préss de nous, comme
dit est, «t est en vn Royauíme qui s'appelle la Guynoye, lá prindirent le chemin
(*i*) Mons de Claire (equivalente a Montes claros, brillamteíai, niveos). Lois
que son extractados del "Libro del Gonoscimiento" compuesto iM>r nuestro fraile
franciscano, al cual nombra con frecuencia considerándolo como una verdadera
autoridad en geografía africana. Y, en efecto, hoy los eruditos reconocen
en la obra del fraile mendicante, una fuente de primer orden para el estudio
del África occddentail.
LK» capíbdos 5B-i58 de las ediciones de Bergeiron, H. Major y G. Gravier
están copiados del manoiacrito contraheciho de Juan V, y contienen suatitudo-nes,
omisiones y yerros de tal magnitud que alteran el texto de Boutier de
modo sensibie. Por esa razón los hemos desechado, considerando inútil su cotejo
con el auténtico del cual proceden, ya que el mistificador deformó a sabiendas
el oriíginal.
(*) Mons de Claire (equivalente a Miontes claros, brillantes, niveos). Los
228
CAPITULO L.II
Y parque Gadifer tiene gran dj e^„e„o r¿ípe >.aí-bibeerr ^la^ ^^v e^r^d^a^d^ ^^a^c e^r^c a ^^d e^l^ ^e^s^t a^d^o ^y^
gobierno del país y de los buenos P""^»; ^ " ^ ; ^^^^^,^, hasta el cabo Bojador,
tierra firme que se extiende a doce leguas «e ^^ ^^^^^ extractadas d« un
hemos anotado aquí algunas cosas relativas a Q ^^-_^ ^^,^ ^ ^.^.^^ ^^^^^
Ubro escrito por un religioso mendicante que ^^^ ^^^^^ ^^^ ^^.^^^ ^^.^
los puertos de mar, los cuales señala y nomor , ^^^^ ^^^^^ ^^^ ^^^^^^
tianos, de paganos y sarracenos que en ei se ^^ ^^^ ^^^^^ ^ ^^,^^.
describe, indicando los nombres de las provin^a^^J ^^ tomaremos de esto por
pes y «tras cosas que sería muy largo ^^^^J . ' ^^ ^^^^..^ asuntos, por lo
ahora sino lo que fuere necesario para mstruirn _^^ ^^ ^^^^^ comarcas
que toca a esta conquista. Y porque habla con muc.n ^^ ^^^ ^^ ^^^^ ^^^^^ ^.^^^^^_
y países que conocemos, juzgamos debe '^«"'^"' , ^„ e^ s^ libro que nos son
Por eso ponemos aquí algunas cosas que se encu
necesarias referir, como ya hemos dicho.
CAPITULO Lili
„.^^ nnsados los Montes Cía-
Empezaremos (esta relación) en ^ ^ ^ ^ f . f ^ u e c " clpital de toda d
ros, vino (el fraile mendicante) a la ciudad J Marr;;^ ^^_^^ ^^ ^^^^^^^.
África, llamada en otro tiempo Cartago, '* «uai M ^^^.^^ ^ ^ ^^
de allí «e dirigió hacia el mar Océano, a Ni«et, S^m y ^^ ^^^^^ ^^ ^^^^ ^^^
halla cerca del caibo Cantin, y pasó después a Mogaa<^j q ^^^^^^ ^^^^^ ^ ^^
vincia llamada Gaseule (Gazula) en d « " « ^ ^ P " " ; ' J ; 2 de todos los bienes; con-allí
va a la Gaseule ya nombrada, e'^***"-''*/^f'J* , gamatave (Samaten), desde
tinuó hacia la costa, llegando a un P^^'^o 1 arnaco -^^^^^^ .^^^^_ ^^^^ ^^ ^^
donde pasó al cabo Non, que se «"«^^^f ^ "^'""^"T .gobrun, puerto Sabreira), si-b
«rcó en un panfilo y vino al puerto de J>*^^™ ^^ Boií^dor, situado a doce le-guiendo
toda la costa de los moros, h a s t a j i ^^^^^^^ Guynaye (Gui-guas
de nosotros, como se ha didio; alli nay ui
j V Jo«.h daram, nombres conocidos desde la
árabes les llamaron dará, darha, «a™"' ^^^j^an Atlas v los bárbaros Dry»",
antigüedad: «La montaña que los ÍY/^"' oración desde luego casual de las
dice Strabon (Lib. XVII, «aP/^-L,„ transformó Montis daris en Montis ciados
partes constitutivas de la a ^^^^ traduce al francés. Pero ya sea
ri8, y en español Montes c ' " " ^ ' J i " ^ nombre está justificado por las nieves
error, o sea coinoideincia i»"^'*?; i, ciudad de Marruecos, y principalmente
perpetuas del Atías al ^ ^ ^ ^\^ denominación de Montes Carena (pág. 48
en el valle d d Su®. En .cua«^ ° encuentra también en las cartas ma-del
«Libro del Conosgimiento ) yJl"« r ' •
Itorquinas y catalana*, proviene del latín carina.
224
pour aler uoir auiser toutes les isles de .pardessa et en trouua xxvj, que vnez
que aultreiz «t seroha mainit aultre, du dit paie par mer «t par terre, dont nous
ne faieoms mille mancian, et ala par maintez contréez jusque a un rayaume qui
s'appelle Dongala, qui est en la prouince de Nuibie et sont Ohreatiens et s'appelle
prestre Jehan en vn de ees titres, patriarche áe Nubie, qui inarchist d'un des
cauísitez aus diésers Bg-Lpte et d'aultre cousté á la riuiére de Nyle et s'estent le
Régne de Dongala jusquez la oü le Nyle se fwurohe en deux parties, dont Tune
fait le flun de l'or et l'autre e'en va en Egipto et entre en mer a Damiete et de
celles marches, s'en ala en Egipte et fu au Caire et á Damiete et la entra en vne
nef de Shrestiens et depuis reuint á Saiéte qui est front á front de Granade et
s'en ala arriére par terre á la cité de Marroc et trauersa les Monis de Claire et
passia par Gaseule et trouua Mores qui armoient une galée pour aler au flun de
rOr et se loua auecques eulx et entrérent en mer et tindrent le chemin au cap
de Non et au cap de Sa-u'brun et puis au cap de Bugeder et tooite la coustiére
deueps mydi ¡usques au Flun de l'or.
CHAPITRE CINQUANTE - QTTATRIÉME
Et quant eulx furent la, ils trouuérent formierez sur le riuage, dont les
faurmiz estoient moult grans et trouuérent grand foison d'or et gaingnérent les
mardhanis merueilleusement en ce voyage, puis se partirent de la et tindrent
tousiours le dhemin selon le riuage de la mer et trouuérent une isle, moult bonne
et ricihe, oü ilz firent grandement leur proufit et s'appele ínsula Vulpis, et y sont
les gens ydolátrez et dte lá se partirent et alérent plus auant et trouérent vne
aultre isle qui s'appelle Caable et la laissérent a main dextre, puis trouuérent
Vne monitaiígne moult haulte et moult abondante de toois bña, qui s'appelle Al-boc,
de laquelle naisit une riuiére moult grant et de lá s'en touma la galée des
Mourez et le frere diemoura aucun temps illec... puis s'en entra en' Royaume de
Gotome et lá sont les montaigneis tant haultez que l'en dit que ce sont les plus
haultez du monde et auciins les appeloient. les Mons de la Lune et les aultres les
Monts de l'Or, et sont six et naisisent d'ellez viij grosses riuiérez, qui touteis cho-yent
on flun de l'Or et y font vn mooilt grant lac, et dedans ce grant lac, a une
moult grant isle que s'appelle Paloa, qui est peuplée de gens noir et de lá e'en
ala tousiours auant, jusques á vne riuiére nomimée Eufrate, qui vient de Parra-dis
Terrestre et la trauersa, paasa par maintes diuerses et estranges contréez
et s'en ala droit á la cité de Melce, lá oü demouroit prestre Johan (*i) et la die-
(nouira moult de jours, pour ce qu'il y voiet moult de choses merueilleuses, desque-
(*) Son varios los pasajes del "Canarien" que hablan del Prleste-Juain,
y del deseo que muestra Gadifer de entrar en relaciones con el defensor de los
ciiiatianfl», con el Rey-Sacerdote que adoraba a Cristo en el lejano Oriente afri-oamo,
¡poseedor de vastísimas ciudades, de un ejército innumeraible y de faíbtt-loaas
riquesas. La denominacidn de "Preste-Juan" estiman los filólogos que
proviene die un título y de una función. La voa Gan o Zan significa Majestad
en la antigua lengua etiope, y todavía hoy el ras de Axum lleva ese título. Si
a éste se le antepone la función sacerdotal, se forma "PrestenGAN" o '-Pne»-
te-ZAN" y por oorrupoión PRESTE-JUAN.
Los relatos die la Edad Media le describen sentado en un trcow) de oro -por
225
nea), desde doiule se encaminaron a reconocer todas las islas de por allí y encontró
unas veinte y seis, unas cercanas y otras distantes de dicho país, reco-
"•"" ' . ' , 1 „ hc,„e.mn<i mención, y fué haciendo esca-rriéndolo
por mar y üerra, de lo cual "<> '^^^^^^^ ™ f ^ j , ' ¿ , , y , , t á habitado
las hasta un reino llamado D^ngala, ^^^^ ^^ J f ^ ^ s ,e apel ida Patriarca de
de cristianos, y el Preste-Juan, - 7 ; , ^ t : t r j d t a r t o s Z E.ipto, y por el
la Nubia; corre este país P°^^.^'^;^'^° '^^'''.j^^Dongala hasU donde el río Nilo
otro hasta el río Nilo, y se -^-"<^^^^^ ^ ^ ^ / ^ . . ^ T e l río del Oro, y el otro se
se divide en dos brazos, de los cuales «^ """/^'.'"¿^^d, ,,tos países se trasladó
dirige a E^gipto, entrando en el mar - D a ^ ^ ^ . d e s d a s ^^P^^^.^^^^^ ^.^^^_
al Cairo, en Egipto, y en Damieta se ^ ^ ^ ^ ^ « ' ¿ ^ ^ J ^ desde alU pasó por tie-cio
en ella a Saiéte (Sareta). situada frente ^ « ' ^ " J ,^%, Ga^ula;
rra a la ciudad de Marruecos, atravesó los ^^"^^ ^^'¡^^ ^ ,, ^ a r c ó con
encontró allí unos moros armando una «^^^^^¡l ^^ ^ ués al de Bo-ellos,
y navegaron hacia el cabo Non y el cabo ¿^ « « J.
jador, siguiendo la costa del mediodía hasta el Río del wo.
CAPITULO UV
\i ribera del río cuyas hormi-
Y estando allí, encontraron hormigueros P"^ } ^ ^^ ^^^ ^ ^^ mercaderes
gas eran muy grandes, y encontraron gran can ^^ partieron de aquel
hicieron una ganancia maravillosa en este yioj , ^ ^^^^ rica,
puerto, siguiendo su viaje por la costa y nallaron ^"¿^^^'^ J^ ^^g^i„. j ^ r -
poblada de idólatras, llamada Isla Vulpis, en la <i^^^'^]^ * ^^ 11^„^^ Caable,
tieron de ella, y siguiendo adelante ^"'^'>"^'"^'"r ° ' ' , ' ^ . ^ I n t a ñ a muy elevada
la cual dejaron a mano deredia; encontraron después una m^^^ ^^ ^ ^ ^ ^ ^ ^^^
y de abundantes productos que se llama Alibocae j ^^^-^ el cual
daloso; desde allí regresó la galera de os -^¡¡¡¡J^fXt^rné en el reino de
aeapués de permanecer algún tiempo all ... ^««P^ ^ ^ ^Itas del mundo, y
Gotome (Goyana), donde se encuentran las ' « " f ^^^^j^^^tes del Oro; son seis
algunos las llaman los Montes de la Luna, y °''' ^n el Río del Oro, for-y
de ellas nacen ocho caudalosos ríos que todos ^^^^^^^ .^^^ q^^ llaman Paloa,
mando un gran lago, en el cual ««. ^"«"^f":^J, ^¿^lante hasta llegar a un río
poblada de negros, y desde allí siguió ei ir» ^^ atravesó siguiendo distintos
llamado Eufrates, que viene del Paraíso terr ^_^^^^ ^^ ^^^^^ ^^ ^^ ^^^.^^
países y diversas comarcas yendo df«fto a ^ muchas cosas maravi-el
Preste-Juan, donde permaneció algún tiempo v
11- ^^ pn una sola esmeralda, y dominando todo
rísimo, empuñando J'"'?^?,,,'j„ ¿e la el Ori^mite.
mnando un cetro í»""^?**^,,". j . j ^ luna y sus ojos lainizaban rayos
„. ^ Su rostro irradiaba «'.^¿'^J ^ preste-Juan era el nombre mági<ro
diiamawtinoa de un emcanto irresisiw • ^^ g^ipremo valladar contra los ene-que
toda Europa repetía con ^^T^'^-^L conocerlo; por eso el fraile Bouitier,
migos de Cristo. Por eso Gadifer ansia ^ ^ ^ ^ ^ ^
encendido de fe, repite au no™"!^ ^ viajeros se condensaron en una carta
Las atritaída naalr rafacmioonseos Rdee y-^Sa^cer^do^t e q1u.^e eés¿^e^ ^^d^ir igSi^ó ^a^ ^M^a.^n^ui^e l,^ ^e^m^i.p^e^r a^d^o r ^d^e
Bizancio, y que fué traducida oei g « ^ ^ ^ ^ ¿ ^ además para eu invención (el
gumcia, entre el año libo m ¡-Í •' > "¡r
relato de Alejandro el Grande.
226
Hez nous ne faisons nulle mancion, quant á présent en ñre liure pour plus bresue-ment
passer oultre, et ñre entencion est au plaisir de Dieu d'en déclairer vne
aultre foys plus á plain...
CHAPITRE CINQUANTE-CINQUIÉME
Et dit ainsi le frére dessus dit en son liure que l'en ne conté du cap de Bu-geder
jusque au flun de l'Or que viijc Ix milez, qui valent enuiron c et Ix lieuez
et ainisi le trouuons nous par la carta, et ce n'est singleure que pour iij joiurs
pour barge ou pour ñaue car galéez qui vont touslours terre á terre prenment
pluis lonc ohemin et quant eat pour y aler d'icy nous n'an tenonis pas gralnt
camte, mais nous n'en poiiuons plainement parler quant á présent. Et se les
choTises de pardessa sont tellez que le liure du Fraire Espaigneul deuise et auxi
que ceulx qui ont fréquanté en cestez mardhez dient et racontent, á l'aide de Dieu
et des fprinoes et du peuple Ohresti'en, l'enteneion de Gadifer est d'essaier d'ou-
Trir le chemin et s'il puet conquerir l'isle de Gadez (*) qui est bien pr&s du
Flun de l'Or, ce ly seroit vn grant comenceir.ment pour le chemin ouurir et sont
gens qui oncques ne virent guerrez. Si est son entencion d'y aler et d'y enuoier
vne barge ou aultre niaaiire en maniere de marchans pour auiser les pors et les
conitTeez et le gouuernement des pais afin d'estre plus certain de son fait et
seloin •ce qu'il trouuera il mettra paine et diligence á l'exéeution du fait, oar
s'il en vient a bonne fin sera grandement l'onneur et le prouíit de Roya.ume de
France et de tous les Royaumes xpiens, qui sont deuers Ponant, et ne dou'btie
l'en point que moulte de oboises siont demouréez inconignues on temps passá par
faulte d'emprise. Et il ne se vante mié de le faire, mais il mettra bien telle deli-gence
que l'oi» leur deoira teñir pour excuse, car il mettra paine de s^auoiir s'il se
pourroit faire ou non...
(*) Es el último paraje que cita el "Canarien" de Boutier. El mainius-orito
de Juan V suprime casi todo el párrafo. Estas iplas no las consigna el fraile
franciscano, y aparecen por vez primera en el mapa-mundi de Meeia de Vila-destes
(141.3). La leyenda, incompleta, dice:
"les iles de gades se
esciiven asi p salamo VI
e X si de lu."
que ha sido interpretada del siguiente modo: "se escriven asi" o sea (se representan
así). El autor del mapa compara las dos isla® con un lampadario (salamo)
y las sitúa a VI y X (miles, millas, que es la medi^ usada en otras ocasiones
en el mismo portulano) de distancia (si de lu) acaso de Caibo Verde,
dooide el Cabo Manuel flanquea las islas Magdalena y Gore, con las que ihan
sido identificadas por los geógrafos.
La leyenda pudiera traducirse así: "Las Islas de Gades se reipresenitain así,
por un laimipadario., (y están a) VI y X (millas) de distancia de Caibo V«rde).
Dijimos que dichas ialas ai>arecen por vez primera en el mapa de Mecia de
Viladestes, pero ya en 1402 la expedición franco-normanda las' conoce, de ¡lo
cual 96 deduce que GadSfer poseía un mapa prototipo del dibujado más tarde
por Viladestes, como ya hemos dicho.
227
llosas, d« 1 ^ cuales na haremos mencidn por ahora en nuestro libro, p ^ a con
más brevedad pasar a otras, pues nuestra intención es, con la gracia de Dios,
declararlas otra vez con mayor extensión.
CAPITULO LV
. ., u j „r, «11 liihro Que desde el cabo Bojador
Y así dice el fraile va nomibrado en su HOTO, que
hasta eÍRÍo leí Oro se Cuentan ochocientas sesenta milla, .ue vienen a .er
alrededor de ciento sesenta leguas, y asi lo - ¡ ^ - ^ ^ ^ ¡ ^ ^ ^ ^ ^ ^ l ^ X s
cuya distancia es viaje de tres f"'»^^^^';/ 'P^¡J ^l^^Jy para ir desde estas
las galeras que navegan costeando, ^-¡^'^^^^l'^Z ^ 1 podemos hablar
islas es cosa que a nosotros no nos dáj^'dadj' ^J^" ^^^ ^^^.^^ ^^^^^^
por ahora, y si las cosas de por a ^ son tales co^no ^^
las describe, así como los que han frecuentado estos ^^ses m y ^^^^^
la intención de Gadifer, con la ayuda de ^^¡¡''^Jl^^^^ i i,la de'cadez
cristianos, intentar abrir ese cimmo y ver si puede co q
que está cerca del Río del Oro, lo que sería un buen com ^ ,^^^^^^^
esa navegación, ya que son .gentes que desconocen^- guerr ^^^^^^^^
(la de Gadifer) ir allí, enviando una barca o ""JJ^J^;**; 5 ,,i„„o de aque-eran
mercaderes para conocer los puertos, - e n W a s y g^^ ^^^^^^
líos países con objeto de estar seguro en su ^ ^ ^ ^ ^ / ^ ^ ^ e ^ ^ . a ^ i e n t o llegase
pondrá cuidado y diligencia en su ^ - ^ ^ ^ ' / ^ ^ y ^ ^ h o al reino de Francia y
a buen término, sería muy grande el honor y e P-°^ ^^ ^¿^ dudarse
a todos los reinos cristianos que ^^l^^'^^lf/^Zos.^sLos por no empren-que'muchas
cosas se han quedado sin hacer en tiemp j diligencia, que
derlas. Y él (Gadifer) no se alaba de hacer as^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ J J ^ ^ ^ ^ ^ L e e r o no.
9e le debe tener por excusa, pues tendrá cuidado en saber lo v^