otra vez el "Oaroé"
POR EL DR. MAX STSFFEN
Muchísimos artículos han sido ya dedicados al "Garoé", Anbol Santo de la
isla del iHli«rro|, ártool que, condensando las nieblas qtie ^ formaiban alrededor de
su co(pa, daba a los herreños el ag'ua necesaria para su sustento y ipara. el de su
sanado. El' Árbol Sainto fué derriibado por una tormenta en el año 1610.
Loa dos trabajos publicados en esta Revista de Historia, núm. 61, sobre este
'tema, atraen nuestra atención (*).
¿Qué árbol era el Garoé? Los historiadores que escribieron cuando vivía
todavía esrte árbol, dan de él descripciones distintas. Andrés Bernáldez (1): "Hay
un érlbol de (manera de un álamo, y es verde todavía que nunca ipierde la hoja, y
su fruto que da es unaíS bsülotillas que aonari^an como hiél, é si las comen son
medicinal es, y no hacen daño al ouenpo." Abreu GaJindo (2): "Su fnuto es como
bellotas con «u Capillo y fruto como piñón gristoso al comer y aroonáftico aunque
más blando. Jaimás pierde esite Aubol la oja la qual es como la hoja del Laurel
aunque máa igrande y ancha y encoaibafe con verdor ipenpetuo iponqu* la oja
<1U€ se aeca se cae lueg-o y queda siemipre verde."
El dlbviijo de Torriainá (3) que repre<s«nta una rama con fruto» de este ásbol
disipa las últimas dudiais sobre la eápecie deü Garoé y el naturalisita D. Jesús
Maynar asegura de una manera rotunda y persuasiva que el Árbol Santo del
(*') Todavía en el número 64 publicamos otra interesante contribución a
oste tema inagotable, en la que el EÍr. Antonio Rumeu nos daba un texto contemporáneo
de la caída del árbol y más explícito que otro alguno conocido (pé-trtnas
839-41). Aprovechamos la ocasión para enmendar en él una erraita en la
línea 9, desde aibajo, del texto de la péigina 340, en donde el colectivo arbolado
salió indebidamente en lugar del superlativo arbolaco del original; y en este ca-
^o. por lo menos, está lejos de ser indiferente.—Nota de la Redacción.
(1) "Historia de loei reyes católicos D. Femando y D* Isabel", escrita por
el bachjiller Andrea Bemález, cura que fué de la Villa de los Palacio» y capellán
de D. Diego Deza, ansobiapo de Sevilla; en la Biblioteca de autores españoles,
Jwno 70 de la colección», y tomo .3 de las "Crónicas de los Reyes de Castilla";
Madrid, Rivadeneyra 1878, pég. 612. Bernáldez murió en 1618.
(2) Abreu Galindo, sejgún el manuacrito conservado en la Biblioteca de la
««al Sociedad Económica de Amigos del Pad», libro 12, cap, 17.
(8) Leonardo Torriani, "Die Kamarisdhen Inseln und ihre Urbewobner";
luanuMnito publicado por el Dr. J. WSlfel; Leipzig, Koehler 1940.
40
Hierro era la "Oreodaipihiie foetens Nees.", árf>ol peculiar de la» Oamarias y de
la isla de la Madera, oomocido aquí con el nombre vulgar de til o tilo (4).
La i>arte concerniente al Garoé de la "Historia inédita" del sacerdote tiner-feño
D. Dámaso de Queíaada y Chaves, publicada ipor D. Elmiiio Hardissoni, carece
de valor histórico, ya que el manuscrito data de 1770, es decir, 160 años des^
pues de la diesaiparioión del Aribal Saoto. Quesada y Chaves ha insistido en tiempo
de los Eneidopedisitas en la existencia del 41*501, y puede ser que la publica-cit^
n de la "Historia" en aquel tiempo esoéptico huibiesie comlbatido eficazmente
las dudaiS que halbían surgido alrededor del Árbol Santo.
Nos ipenmitimos hacer als[una« observaciones sobre el artículo de D. Eknilio
Hairdisson.
En la i^á^ina 30, leemos: "...los diferentes autores... no se conouerdan sobre
el género, especie y faimilia del útilísimo árbol: quién dice tratarse de un "aitil",
"til" o "tilo", quién de unía laurácea y más especialmente de la Oreodapihne foetens,
quién lo identifica con..." Este pasaje se presta a equivocaciones. El til canario
es, precisamente, la Oreodaphone foetens Nees, de la familia de las lauráceas.
En la página 31, nota 2, publica D. Emilio Hardiason el pacaje entero (en
italiano) de "U primo vioiggio imtomo al mondo" de Antonio Plgafetta ... a cura
di Camilo Manfroni, seconda edizione riveduta; Milano, Edizioni Alpes 1929,
páig. 79. Beibemos ajgradiecer al Sr. Hardisisoin haibemos dado a conocer el texto
ori^nail que noe permite hacer algunas comparaciones con la traducción española
de la obra de Antonio Pigafetta, "Primer viaje en torno del globo" (citado
en la nota 6). La obra de Piígafetta fué publicada por primera vez por Amoretti
y traducida al francés por el mianw (Milán y París 1800 s e ^ n la "Enciclopedia
Bspaaa" a. u. Pigafetta, Antonio). Amoretti tradujo tamibién al italiamo el
manuscrito die Pigafetta de <su lengua original, que es una mezcla de it«iliana, de
veneciano y de español (véase Ed. Austral p. 43 en el prefacio del traductor
francés). La traducción española de la colección Austral se basia en la traducción
francesa y iieproducimos el pasaje que habla sobre iCanariaiSi, pég«. 56-66: "El
20 de septiendbre (1519) partimos de Sanlúcar, naive%;\aindo ihacia el Sudk>esAe, y
el 26 Ueigamoa a uaa de las islas Canaria», llamada Tenerife, situada en< lo» 28°
de latitud septentrional. Nos detuvimos tres días a propósito paira hajcer a^ada
y carbonear; en seguida entramos en un puerto de la misma isla al que llaman
Monterroso (¿qué puerto ea éste?), en donde pasamos dos días. No« oontairoii
Un fenómeno sin^pular de esta isla, y es que en ella no llueve nunca y qu<e no hay
ninguna fuente ni tampoco ninigúin río; pero que crece un igran árbol cuya» hojaa
destilan oantinuemente igota» de un agua excelente, que se recoge en una fo«a
calvada EII pié del éaboi, y allí van los insiul'ares a tomar el agua, y los animales,
tanto domésticoB como salvajes, a abrevarse. Este áibol está siempre envuelto
en espesa niebla, de la que sin duda absorben el agua las hojais.''
(4) Equivocada está la indicación die la "Enciclopedia Espun". Garoé,
"nombre vulgar de la Oreodiapiluie foetens, de la faimilia de k» laurácea*". El
nomibre vulgar de este áibol e» til, tilo, y no garoé. Un seigruind>o airtículo de di-dha
"Enciclopedia" trata d^el Garoé o Aiboil Santo.
41
Graciae al atrtfculo del Sr. Hairdia»on ;pod«iinos comptxjibar qu« el texto italiano
"in qoielle isoile de la Gran Canaria, c'é una in t r a le altre, ne la quale non
ai trova pur una ÍTOCCÍA de (sic!) acqua que naisca" dice daramente "&n una de
esta» isla»" y no en Tenerife, como erróneamente infonma la traducción eapa-ñoda.
¿A quién hay que imputaír este error f o s e r o ? ¿A Amoretti? ¿Al tra-dluctor
eaipañol ? No estaimos en condiciones de decirlo por no 'tener la traducción
frairacesai.
En la palana 81, nota 3: ¿Se puede traducir exprimatur de Plinio en el pasaje
anterioCTnente citado por el verbo tan general "se obtiene" ? Eli Padire J. Ar-douin
en su edición de la H'istoria Natural de Plinio (5) citado taimibiéni por
D. Bmilio Hardifsson e¡n la página 39, nota, coimenita con mucho acierto el paisaje
en cuestión, rechaizandk) la idenitificación del Garoé con los árboles die que habla
Plinio: "Celebria porro est in Ferro Ínsula aíbor ea, quam saicram vooajnt, l'Ar-l'ire
Saint: "ougus stülaititia «qua universis s^ufficit inisulainis, quamvis unice sit.
Sed ñeque eat arfbcr ea naturae femlaceae, nec vi aqua ex ea expriimitur, aed
sponte stUlat"; véase también el compendio de Solino, donde se lee "expreesae".
En la página 84, nota 9, corrige D. Eimilio Hairdiswon (desipoés de haber corregido
ya en la nota 8 el venbo formare por fermare) Ij; traducción del Dr. W61-
fel. Tonriaínii., o(p. cit. p. 192 dice: "Tutti gli aJtri alberi simili faawio il stea^o
efetto quiando soura ui passa la nelbbia, et símilmente gli Elici in tuitte queste
laole doue é nebbiai..." en que Wolfel erróneaimente traduce elíce por "Faamkrau-ter"
= "heléchos", en italiano "felci" o en Torriani "felici" (p. e. en la p. 188).
D. Enúlio Hardisson traduce elici por "encinas", después de haber dicho que no
había encontrado en ninigp^ diccionario antiguo ni moderno, ni en él de la Cnuca
la palaibra elici. Nosotros 1» encontramos en P. Petrocchi (6) bajo la raya, donde
van apuntadas las palabras fuera decuso: élice = "elce, léccio" que es la encina,
Quercuia ilex L. (7). Dudamos de que Torriani quiera hablar de la Quercus
i)ex, ya que no se enctientra en estas islas (8). ¿No se tratará más bien de un
árbol diel género Ilex (Ilex canariensáa Poir. que es el acebiño; o de la Ilex pla-typlhylla,
que es el nairangero salvaje) ?
¿Por qué día D. Emilio Hardiason la^nota bibliográfica del manuscrito de
D. Dámaso de Quesada y Chaves ®ólo en la nota 21 de las pagináis 41-42 (en que
(6) Caii Plinii Secuaidi, "Historiae Naturalis Libri XXXVII", quos inter-pretatione
et notis Ulustravit loannes Harduinus e Societate Jesu, jussu Regis
Ghristianistsimi Ludovici Maigrni, in usum serenissimi Delphini. Editio nova emen-datioa-
et auctior. Pariaiis, Impen»is Socdetatis, 1741.
(6) P. Petrocchi, "Novo Dizionário scoláetico della lingua italiama deüFuso
e fuori d'uso"; Milano, Treves 1923.
(7) IHacemois observar que Torriani habla en la pág. 196 otra vez de elici,
que Wolfel, esta vea, traduce por Steineichen = "«noiMUs".
(8) Véase Viera y Clavijo, "Diccionario" s. u. encina: "Em nuestras dalas
>ólo «e conocen algunas encinas plantadas modernamente en la ciudad de La Laguna,
y en Canairia la encina vieja de Teror, con otras cuantas nuevas, no contando
con el corto plantío, que hiso en el Monte del Lentiscal la Sociedad Sco-
Qómiica no ha mucíhos años." Pitard et Proiist (véase nota 11), pág. 349, da ipa-ra
lai8 Canarias solo Quercuis luaitamica W«bb. y Quercus «iber L,
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\«nM>s que f«té escrito en 1770) en luigar de darla en la pétg. 8&, donde lógicamente
debeirta estor?
Etimología de til
D. Jesús Maynar, catedrático de Biología en la Universddad de La Laguna
dice en el articulo citado, |>éginaia 42-43: "La confusión de til com tilo ha eódo,
a mi juicio, la causa de que alig^' historiador niegue al Garoé su identidad. Los
que creen que til es lo misono que tilo y que se llamó así por el parecido olcu'
de las flores de ambas plantas, puede ser que cuenten con pruebas filológicais
que yo desconozco, pero en general, los nombres que daban' los españoles a las
plantas eran basados en analogías de aspecto. Tamibién es extraño que el plural
. no sea coimo enseña la gramática y el uso en hilo, nautilo, etc., es decir, tilois.
La Data halladki por el Dr. Serxa que comprueba la toponlmiai dice tilesi (como
fonil, sutil, fútil, etc.) y por añadidura "tiles del agua"."
El I>r. Wolfel, C|p. cit. apunta en la página 276, número 113, las variantes
con que los historiadores designaban el árbol bienhechor de la isla del Hierro:
Torriani, 1690 y López die Ulloa, 1646, Garos; la crónica anónima 1&&4 (publicada
por B. Bonnet y Elias Serra; Fontes Rerum Canaríairuim, La Laiguna 1933)
Garao; Abreu Gaündo,, 1632, Garoe; CastUlo, 1737, Gareo (9). ¿Dieron los indígenas
canarios el nonubre de Garoé solamente al Árbol Santo del Hierro o designaban
con el mismo n(»nbre todos los árboles de la misma especie?
El til, tilo canario, no tiene nada que ver desde el punto de vista botánico con
el tilo español. En la Peninsula se da el nombre de tilo a la Tilia platyiphylla
Scap. (siyn. T. grandifolia Ehrb.), a la Tulmifolia (syn. T. parvifolia Bhrb.) y a la
T. intermedia DC. (syn. T. vulgaris Hayn) (10). Ninguno de esitos arboléis se
encuentra en estas islas (11). Torriani, por lo tanto, no puede (hablar de tiglie
(p. 196) ni Wolfel traducirlo .por "Linden" (p. 197) o p. 190: "In queste tre Iso-le
ocidentali ui sonó as«aisime tiglie che danno acqua biiona" (trad. Wolfel, p.
191: "In diesen drei westlichen Ineeln findet 'man eine igrosse Menge Linden, die
gutea Wais0er geben").
Veamos ahora IOA más antiguos datos sobre ^ ái^ol:
1612: El barranco de los tyles en la Data hallada por el Dr. Elias Serra (12).
1694: Torriani p. 60: ^.vn albero^. ch'é detto Til, a Tilia.
1604: Viana (13) da el singular Til (hoja 7 anverso; ed. 1906, p. 21) y el plural
Tiles (hoja 3 anverso; ed'. 1906, p. 16).
1632: Abreu Galindo (14) el sing. til (libro IS, cap. 17; la edición de 1940,
p. 67 escribe til) y el pl. tiles (libro 19, cap. 15; la ed. 1940, p. 50 escri
be tUMl).
(9) ¿De dónde viene la forma aguda Garoé corrientemenite usada hoy?
(10) Según Blas Lázaro e Ibiza", "C5ompendio de la Flora Española", 8
tomos; 38 ed., Madrid, Imprenta Oásica, 1920-21; III/64.
(11) Véase J. Pitard et L. Proust, "Les lies Canarie»; Flore de l'Ardhi-pel";
Pari», Klinckadeck 1906.
(12) Revista de Historia, núm. 61, pág. 43, noU 2.
(13) Antonio de Viana, "Antigüedades de las Islas afortunadas de la Gran
Ganada"; SevUla, B. Gómez 1604. Eldición nueva con ortografía moderna, La
Leiguna, 1906.
(14) Según el manuscrito conservado en la Biblioteca de la Real Sociedad
Económica de AmicM del País; la edición de 1940 está basada en la ed. de 184S:
43
1676: Núñez de la Peña (15): sincr. til (págs. 16-17), pl. tiles (^ágs. 23-24).
1770: Queoada y Chaves (parece usar e) sinier- til (pga, S7 y paeeün) y el plural
tilos (p. 40).
En La PaiLma y en Gran Canaria hay vm Barranco de los Tiles; hoy ae lla^
ma el de Gran Canaria, ipor lo menos, Barranco de loa Tilos cerca de Moya (16).
£1 noniíhre primitivo de la Oreodaptine foeten» en estas isla» es puesi til, pl
tiles. Hoy predomina el nomibre tilo, pl. tilos (17). En tiempos de QvM«ada y
Chaves parece emipezada la ludia entre til y tilo, tiles y tilos; pues sería inoooi-cedi>
üble el pl. tilos d« til.
¿De donde viene el nomíbre til y cuál es au etimología? D. Jesás Maynar
I-arece poner en duda que til y tilo eiimolóigicamente j»on idéntico»: "los nombres
que daiban los españoles a la» plantas canarias eran ibaaados en amalogias de
aiafpeato". Parfi nosotroa no hy duda que el til canario y el tilo español, aunque
dosóignain dos árboles completamente distintos, ^provienen de la mJsma palabra latina
R£W 873S TILLA "tilo. Linde" (18):
is "Dans les moma de plam,tea, les dép>lacement» de sene sont fréquents", dice
Vendryes (19).
La "Enciclopedia" de Gspasa Calpe, tomo XXI, p. 436: "La flora americana,
itan diversa de la europea, recibid multitud de nombresi, cotno saúco, al-ca(
pairra, ciruelo, niispero, madrcmo, etc„ qae denotan especie» muy distintas
de las de España."
2S El olor de laa flores de la "OreodapSine foetens" (20) es parecido a ^ de la
"Tilia ewopea" (21).
39 Torriam dice p. 190 hablando del Árbol Santo del Hierro: "Conciosia di'egli
non é al'tro che la incorruttible Titila di che e adorno 11 diletteuole Parhenio
del diuino Sanazaro (hoy Sannazairo), laquale ama i monti, et é dura, no-
"Historia de la conquista de las siiete Islas de Gran Canaria", por Fr. Juan de
Albreu Galindo de la orden de San Francisco.
(15) "Conquista y Antigüedades de la» Islas de la Gran Canaria", compuesto
por el Licenciado D. Juan Núñez de la Peña, ntutural de la dicha Isla de
Thenerife en la Ciudad de La Laiguna; Madrid. Im.prenta Real 1676.
(16) Véaise J. Delgado Marrero, "Geogrrafía regional de la» Islas Canarias",
La Laiguna, Cuiii>elo 1929; p. 94 y p. 112.
(17) Véase p. e. Leoncio Rodrígniex, "Los árboles históricos y tradicionales
de Ganarías"; Santo Ous de Tenerife, Publicaciones de la Prensa 19S8; pg«. 37
y siíguientes: Los tilos de Moya; o p. 44 tilo.
(18) "Romanisdhes etymologi^ches WSrterbuch", de W. Meyer-Lübke; 8*
ed., Heidelbeiv, Winter 1995.
(19) J. Vendryes, "Le Langage"; París, La Renaiasan^ du Livre 1921;
p. 288.
(20) El nombre botánico lo ha recibido la Oreodaphne foetens por el olor
hediondo de su madera; véase Webb et Berthelot, op. cit. III/226 sigtea: "Lig-num
durissimun, fibrosum, fu»co-viride demun nigrum arboris vivae «uft> ügna-torum
bipenni tam fetidum iit non uno eodemque ^ Hsdem hominibus sed' saepe
iterando cadendum, trunci mortui et jaan «ioci inodorunv." O Quesada y Chawee,
p. 40: "el i'nterior (del til) de color Migro... siendo aquella negrecidsd hedionda
como el humano excremento."
(21) Welbb et Berthelot, op. cit. 111/226: "Flores viridi-luteecemtes, suave-olentes,
Tiliam europaeam ({uodammodo referentes unde nomen endemíevm et
hic 0t in M«d«ni til."
44
doaa et odorifera o ip. 60: oh'é (el ¿if>ol) detito Til, a Tilia..." (22). A To-rianá
le ha soiprendido el olor agradable de la» flore» diel til. i Ckuiisideiraiba
él el Til como utu. Tilia? Por una parte ae podría creer que sí, cuando lo
identifica con loe tíloii de Sannazaro o cuando da la etimología; pero por
otra parte nos parece inconcdbi/ble que el ingeniero cxemonés haya confundidlo
dos ádbolea t&n distintos y dando él mismo el dibujo y la descripción,
p. 190: ...(el Gaivé)... "iha le foglie neruose, et igúnili á queille del lauro, et
il fioiitto mezo pera et mezo gianda" (=ghianda), "tiene las> hojas nervudas
y parecidas a las del laurel y el fruto medio pera y medio glamáe" (trad. de
D. £}málio Hardison, p. 33). ¿No le 'habrá sorprendido a Tomriand esta divergencia
enorme? (23). No lo sabemos. Sea como sea, una co«a debe haberle
hedho recotrdar un punto de contacto común de estos árboles, al igual que
a los primero» extrangeros que le dieron el nombre a la "Oreodaphne foe-tens";
y este punto de contacto no puede ser sino el olor de lasi flores (24).
¿ Tendría el til este nombre, »i en las Canarias hubiese existido la Tilia eurot
pea?, es una ipregunta vana.
4S El punto en que 'más apoyamos nueistra opinión de que el til canario y el tilo
español son etimológicamente lo mismo, se funda en lo siguiente: La Oreodaphne
foetens es un éxbóí >peouliar de las Canarias y de la isla de la Ma^
dera y. que en ambos archipiélagos es llamado til (Webb et Berthelot oip. cit.
III-226: nomen endemicum... hic (en Canarias') et in Madera til). No hemos
podido averiguar si la afirmación de Web et Berthelot es' verdadera o no;
pero no tenemos motivo para ponerla en duda. Bnoointram.08 til en portugués:
Bluteau (25) til "arvore, telha"; Costa e Sá (2«) til "arvore formo-mosa,
francés tilleul, latín tilia; Wildik (27) til "tila, tilo, árbol y su ñor".
(22) Repetimos aqui la ingeniosa explicación de Torriani, p. 60; (l'albero)
"ch'é detto Til, a Tilia, che i greci chiomano "phillura": che «anamene giudican-do,
si puó diré essere stato il U'Ocaibulo corotto, et detto férula: ó, á quelllla ei-mila".
Pero hay un tropiezo filológico: el griego apúXtcp con el acento en la u
difícilmente podría confundirse con férula. Y, preguntamo», ¿qué edad puede alcanzar
el til?
(23) • Nos sorprende también que vm observador tan fino como Miguel de
Unaonano en "Por Tierras de Portugal y de España" (Colección Au«tral número
221) páginas 176 y 177 habla die tilos e introduzca en la literatura española
el nombre de tilo canario sin mencionar la diferencia que existe entre el tilo canario
y el tilo castellano: "la quebrada die los THlos"; "bajamos a los Tilos";
"aquedla quebrada de los Ulois, entre lo» tilos y euceilipto»"; "junto al airroyo,
ba^o los tilos que forman como una vasta catedral viviente, con su» miles de co-
Ivimnas y mi bóveda (te follaje."
(24) Para prevenir una pregunta que se nos podría hacer: si Torrianii ha
visto el fruto, puede ser que no viese la flor, repetimos lo que dice Osear Bur-ohard,
"Beitríge zva Oekologie und Biologie der Kanarenpflanzen"; Stuttgairt,
Sdhweizerbart 1929; p. 98 sobre la Oreodaphne foetens: florece 'muy Irregular-mente;
a menudo lleva al námao tiempo flores y fruto».
(26) R. Bluteau, "Diccionario da Lingua Portuguesa"; Lisboa, Thaddeo Fe-rreira,
1789.
(26) Joaquín José da Costa e Sá, "Diocionario Port«tguez-Fnuice»-e-Lati-no";
LiÁoA, Fnvim 1794.
(27) Viscond» d« Wildik, "Nuevo Dicciomudo Portugii«»-E4>«ftol"i P«ri«,
45
La ipalalbra portuguesa moderna es tilia; tanto el poirt. tilia como el esp. tilo
son voces caltas.
Podrfaimos añadir aquí que también el antiguo francés tenía til, apuntando
en REW 8736, donde no va registrado el portugués til.
En 1402 arribaron los primeros conquistadores franceses bajo Jean de Be-thamcourt
y Gadáfer de la Sadle en las isla» Canarias; por lo tanto no sería ion
posible que huyan dado a la Oreodaphne foetens el nombre francés de til; pero
miíy (poca influencia debió quedaír de lo francés en Camaria», dice D. Juan Ali-vairez
Delgado (28); es miucho más probable que los portugueses han dado ai!
árbol este nombre como ae lo han dado en la Madera.
Resumen: Sean los franceses o sean los portugueses que hayan llaimado til
A la Oreodaphne foeten®, seguro ea que le han impuesto este nombre vulgar so-lanwnte
por el olor de las flores; no oJvidemos que los conquistadores franceses
y loa pobladores portugfueees no eran botánicos. Sería interesante hacer el expedimento
siguiente: enaeñar en un paí<s donde la Tilia europea es árbol conocidísimo
a personas no especializadas en cuestiones botánicas, unas veinte hojan
de árboles diferentes pera qtie indiquen la del tilo y darles a continuación el mismo
número de frascos q'Ue contienen extractos de las flores de los mismos veinte
árboles diferentes, i Cuál sería el resultado ? Lo ignoramoe, pero es muy pro-liale
que muctiais personas ae confundirían en la hoja y que habría muy pocas
que no conocieran el olor tan típico del tilo.
El nombre (primitivo de la Oreodaiphne foetens «ra til, pl. tiles. Bwjo la influencia
del eopañol, la palabra ha tomado .poco a poco la forana t^o, pl. tilos;
haiy que añadir que en el campo se oye aún til, tiles.
Gamier s. a. Cándido de Figueiredo, "Novo Dicionário da Lfnflrua Portuguesa",
6> ed^. Lisboa, Bertrand í 19Sd T apunta til como poético "o mesmo qu« tiUa."
(28) Juan Alvares Delgado, "Puesto d« Canarias en la lnve¿tigad6n Un
giÜstica", Instituto de Estudios Canarios en la Universidad de La La^nM, 1941,
páginas 16-17, donde el autor cita el apellido Bctancor de Bethancoart; JaUc, labres,
Jablitos de sable y quitas bieo "pucheros o ffeato precursor
del Uanto «n los
aifio*, y taniMáo fonna aipuntada de algún objeto" <>• bcc.