Un período oscuro de la vida de Pedro de Vera
por HIPÓLITO SANCHO DE SOPRANIS
(Conclusión)
Cierapan este período tan abscoiiro de la vida de Pedro de Vera siis actuia-cioiiieis
al frente de la administración de la ya importante ciudad míuríti-ma
de Cádiz, de la que fué alcaide, y como director de eacipeidiciones a la
vecina Berbería, oosa muy indicada para sus condiciones, y que mo ha debido
circunscribirse a estos añoaj, XHuea casi medio siglo despules se hialllan
menciones docuanentales de entradas allende el mar hechas bajo su direa-ción,
que resiáta um poco difícil llevar tata atráa. Ein otro ocasdón hemos
estudiado en ipairte él asunto, mal orientaxiois indudablemente por no cono-cerise
piezas que hoy aon del dominio público, y «lio nos llevó a una equivocación
cromológica, que aprovedhamos la ocasión de rectificar, bien que
en lo deonáa hayamos de mantener las miemais oondufldonea y las mismas
Eipreciacion'es de hoinnbree y hechos (23).
La mención del oficio de alcaide d)e Cádiz dosemipeñado por Pedro d«
Vera, cotsa totaljmente desconocida para cuantos ae ocupairon tanto de éste
como del pasado de aquella ciudad, aparece con caracteres de plena veracidad
en el importantísimo documento quie hace unos años publicamos, y
es la información de los servicios del conquistador dte Caaiardas, hecha en
Jerez, a petición de «u nieto el Adelantado deJ Río de la Plata Alvar Nú-ñez
Cabeza de Vaca. Entre las pregTintae que se hacen a loa testigos que
desfilan ante él alcaide mayor Adairnio, era una de ellas—la ocho para
(28) Cfr. La guerra del moro en el siglo XV, por M. Jiméaez de la
Espada. Ed. «motiadia. Ceuta, 1940, pág. SO, núm. 4 en note.
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completa exactitud—^la sigTiiante: "ytem sy saben que el dicho governa-dor
pedro de vera en seruicio de dyos e sus reyes fizo otras cauaJigadae en
tierras de moros de muy grand estima en eapecyal la de fadaia e la da
laraohe dyg'an los tesitigoe 'lo que cerca deslo «aben", que, siendo una invitación
a explanar loa conocimientos de cada cual, Ice llevaiba a mencionar
el gobieirno del famoso conquistador eni Cádiz, durante el cual se verificaran
las que mAs especialmente s« deseaba poner en plena luz. Sin
embargo, debía sier cos'a tan saibida y en la memoria de todos que taln ¡solamente
uno de los testigos—no obstante dar los otros detalles aicerca de
los resultados princLpalmente económicos de la expedición—, Juan Cama-cho
de los Hijuelos, determina con iprecisión el lugar de donde salieron y
I>artieron las cabalgadas, así ooono su época,, diciendio: "a da ocho pregunta
dixo que siendo el dicho govemador pedro de vera alcaide de la cib-dad
de cáliz...", tras de lo cual una falta de memoria del declarante o una
oficiosiidaid del escribano luego, prestamente corregida, precisaba "por el
marques don rodrigo iponce de león**, que nos hizo caer an el error de colocar
en el período en que los señoree de Marohena dominan" en Cádiz,
esta alcandía de su grande servidor el alcaide de su villa fortificada
de Arcos dorante tantos años. Claro que la tachadura debió habernos lie-
,oho comprender que la noticia no debía ser exacta, pero resultaba tan verosímil
eíl nombramiento, dadb lo que .se siabía de las relaciones entre el
Marqués-Duque y él que fué su lugarteniente; estábamos tan a ciegas' así
sobre la historia de Cádiz como sobre la biografía de Pedro de Vera por
estos años, que caímos gini tener en cuenta que una fuente histórica nue-sramente
alumbrada, bien que aun no (hecha del dk>minio público, euminiís-traba
un dato oronollAgico que justificaba plenamente la omáisdón del detalle
que no6 parecía iluminador, y colocamos la alcaidía g'aditana eni un
período áe tiempo oomiprendiido entre 1471 y 78 (24). Más tarde pudimos
corregir el error cronológico., situando la alcaidía en su verdadera época,
que es eü período aledaño a 1463, ipero consideirándola una encomienda de
los PoTiceis e interpretando la corrección de la Información citada como
(24) Cfr. La^ entradas de Pedro de Vera en Berbería, "Mauritania",
1943 y 44, en que corregimos la equivocación cronológica de las aiiotacio-
Tves a IM' guerra del moro a fwm del sigol XV, pero adelantando demasiado
el comienzo de la dominación de Jos Pon'ces de León en Cádiz, que nuie-vos
documentos encontrados ha .permitido fijar ya con entera exactitud.
Cfr. Cinco lustros d¡e historia gaditana, "Archivo "hiispaleoise", 1944 y 45.
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una aclaraciAn respecto al señor de la casa de Machena que la encoinein-áó,
que no era ciertaimeivte entonces D. Bodirigio, sino su padre, el Conde
de Arcos D. Juan; ello noa llevó a eoiponer oomensado el señorío de los
Ponce sobre Cádiz algmios años antes de lo que en realidad empezó, y
«olamente al poder reunir una serie bastante completa de importantee documentos
sobre las banderías (Jooiiarcales, encontrando la dave de interpretación
de gfran número de eiiigimiae históricois, es cuando hemos podido,
no solaimemte siituar cronológicamente el referido gobierno, s'ino también
precisar isus circunstancias (25).
Aei, pues, Pedro de Vera ha sido aüioaide de Cádiz, oomo hoy lo exige
Su oronodogía ya conocida en líneas generales, con anteTÍoridad al señorío
de la ©asa de Arcos sobre la ciudad d'e Hércules y, por consiguiente,
*
no puede interpretarse el oficio como una, merced de aquelloe magnates
interesados en premiar los servicios de su lugarteniejite en la comarca
giaditano-xericiense aseguránidoae eiu adhesidn. En estos a.ños y los que
siguen, aun antes de ios sucesos de Jimeaia, goza plenamente de la gracia
de Enrique IV, que le colma de mercedes, algunas reputadas excesivas, y
en el elenco dle las mismas debe figurar la alcaidía de ulna ¡plaza mediatizada
entonces económicamente ipor Jerez—de aquí la conveniencia de
un (magistrado jerezano—^y que, por tener uno de los recursos ibásicos de
m
eu economía en las entradas en Beiibería, pedía hombre expedito en la organización
de eorpresas y suficientemente conocedor de la zona ipara que
pudiese sacar de ella los reciiirsios personale» y de otros órdenes que los
saltos en allende requerían. A estas consideraciones se las robustece con
el documento, y este docuanento asocia tanto a Cádiz como a su alcaidía
a un importanite hedho de artmas contemiporáneo, en que las milicias de
Jerez, unidaa esta vez con las de Cádiz,, jugaron un papel muy importaji-te,
por mucho que se le haya querido rebajar. Nos faltan las actas capitulares
xericiense», precisamente en el mes de agosto de 1463; pero un pasaje
salvado por la diligencia de Fr. Juan de Spdnola y tras él por su imitador
€(1 P. Rallón, que el Libro del Alcázar conserva con las ingenuas incorrecciones
que abonan «u literalidad, es suficiente para lo que aquí nos
interesa establecer y vamoe a copiarlo, pues ahorra copia de razonieis,
siempre menos convincentes que su escueto laconismo: "Estando el bachiller
Gonzalo López del Castillo alcalle mayor en las casae donde posava
(25) Cfr. lo dicho em la nota anterior.
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vino Dieigo fijo de Juan I>iaz de Bonilla e dixo qu« ayer viernes pasado
que fueron veinte de agosto en que «atamos a oera de vísperas que la oib-dad
de gihraitar fue entrada e lanada poír loe cauelleros de xerez e qtiieil
dexo e vido el pendón desta eibdad en el caatillo de la dicha ciibdad e que
los mioros se dieran a pleitesía e porque robaban esta eibdad los mando
meter en el aüca^ar de la eibdad e que ally estauan tos moroe goardadois
e que toda la gente estaua dentro en la ciibdad e que con el auia venido
Pedro de Vera corr^idir (aic) de Cáliz que fue ay el didio «in ganar la
eibdad" (26). Como la conquista de Gibraitar tuvo lugar en 1463, tenemos
una serie de conclusiones que fluyen áeA. texto transcrito y que ilue-tran
un poco uno de los períodoe más obscuros de la biografía del alcaide
Vera, entre las cuales señalaremos por Ynás importantes las que siguetti:
a) Al ejercer la alcaidía—^un error de interpretación ha hecho escribir
corregimiento—dte Cádiz, plaza de realeingo, Pedro de Vera no ha entrado
aun al siervicio de la gran casa de Arcos y Marchena;
fo) La alcaidía de Cádiz queda cronoJdgicamente situada en las proximidades—
antes y después—del día de San Bernardo de 1463, fecha de
la ganancia de Giihraltar;
c) Las milicias gaditanas han tomado parte en un glorioso hecho de
armas, partiendo la gloria ganada por la« de Jerez, con las cuales por su
mienor número han actuado, pues sin ellas la presencia del jefe de las
mismas en el hecho de armas es inexplicable, dadas las costumbres de la
época, y
d) Esto prueba que, juntamente con las actividades mercantiles que
ya habían comenzado a desarrollarse, la vieja ciudad de Hércules practicaba
otra» que explican sus intervenciones en la obra de hostiilizad6n
de la costa ibenberisca.
Trazar un cuadro de la vida gaditana en la época en que Pedro de
Vera gobernaba la ciudad—que la confusiéin entre alcaide y corregidor
eso nos dice—, aun conseirvando aquella suficiente autarquía para que
sus alcaldes mayores no fueran meras figuríis decorativas, no ee eosa fá-cU,
por la falta de noticias ooncxetas y, además, noe llevaría más lejo»
(26) El texto citado en el llamado Libro del Alcázar, que ee uma com-pilaeián
de historia de Jerez mezclada con la genealogía de la familia Vi-llavicencio
hecha del dominio público hace algunos años. Jerez, lOSS'SQl
cap. 39, pág. 228.
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de lo que querríamos y pretendemois, en trabajo de la índole de la serie
presente. Nos interesa tan sólo hacer resaltar la obra persomal del famoso
alcaide, y por ello vamos a limátarjios a hacer mención—^la documentación
no permite otra oosa—de las expediciones que bajo eoi gahier-no
se hkderoDi a laa islas de Fedaia y al campo de Laradhe, locializándo-las
cronológicamente.
Estas poitradas a barrajear—esgiini la expresión consagrada—aduares
africanos ison lima iimi>osición del estado económico de Cádiz, situada en
una isila areniosa. con una corta sona de huertas JaboPables y que carecía
por completo de artíouloa tan fundiameintole» como «1 trigo y la cebada,
base de la alimetaeióin de las clase» populares, entonces más aúin que ahora.
Había que adquirir lo preeieo para la vida de las poblaciones limítrofes,
particularmeinte de Jerez, gran productora no sólo de los preciados cereales,
sino taimbién die aceite y ganadol, y para ello precisaban o unos productos
intercamlbdaibles, de quie se carecía, o inumerario abundante, a ba-
«e del icual comprar aquéllos, y el cual, no siendo posible adquirirlo ooin
elemientos autóctonos', había que buscarlo fuera, mediante el comercio
que aun no ha adquirido el suficiente vuíflo para ser base de la economía
local, o mediante la guerra, quo, si era hecha con fortuma, isumi'nistraba,
en uin botín abundante, numierario, bestiaje y material humano, fuente de
dinero, si era rescatado, o mano de obra barata, ai permanecía «n cautiverio.
Los gaditanos, unas veces solos y otras mancomunados con los pu»"-
blos de la bahía—Rota y el Puerto de Santa María—y otrae con Jerez y
aun la lejana SamMcar, practicaron con tanta frecuencia el peligroso procedimiento
de abastecerse que eran las entradas, que a principioe del sii-glo
XVI, etn cierto interesante documento, «ran citados como maestros en
el igárjero, y algúm linaje histórico de la ciudad, como el de los Estopiñán
o el no menos ilustre de los Sánchez de Cádiz, al llegar lo ocasión, ponía
sus máemibros al servicio de la vecina corotaa lusdta,n¡a cuando la falta de
iniciativas locales les obligaba a una forzada ociosidad (27). No es, puetsi,
de extrajüar que bajo la alcaidía de Pedro de Vera, homlbre de experiencia
^ la guerra comitra el moro adquirida en Jerez, cuyos habitantes fueron
incanealbles entradores en el reino granadino dtoaaite más de dos largas oen-
(27) Ofr. Cinco lustros de Historia gaditana. Cádiz bajo Ion Ponca
de León, "Archivo hisipalens'^", 1944-45. Srbre los Estopiñán, cfr. Los Es-topiñdn
y las act^vidaéífs gaditanas en Marruecos, "Mauritania", julio,
1938. y La guerra del moro eit. edic. 1940, pág. 14.
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turias, se hayam organizado em Cádiz expediciones cíontra África, de dos
de las cuales el éxito militar y el considerable botín conservaba todavía 1*
memoriia, a más de quince lustros de ocurridas.
Tenemos uin testimonio fuindamental y muy expresivo de lo que acabamos
de ^apuntar en la información de lo» servicios del Gobernador a que
hemos aludido tantas veces, len cuyo interrogatorio de testigos figura al
iHÚroero ocho la siguient* pregunta: "ytem si saben que el dioho governa-dor
pedro de vera en servicio de dyoe e de sus reyes hizo otras caualgadas
en tierra de moros de muy grand estima eai especial la de fadala e la de
laraohe", a la cual respondía Juan Oannaoho de los Hijuelos, con la autoridad
de testigo presencial, lo que sigue: "A la ocho pregunta dixo que sabe
que alendo el diciho gauernador piedro de vera alcaide ée la cibdad
de Cádiz vido este testigo como el dicho gouemador pedro de* vera biso
sierta oauailga[da] a ailarache e della truxo sierta cava3ga[da] de moros y
anisi vido este testigo que a fadala e della—entre líneas—vido que trujo
cierta caualgada de moroe a esta cibdad de calis e awsi fue publico e notorio"
(28) y, alegado, no cabe duda razonaible tanto acerca de la realidad
de las dos expediciones como de haber partido de Cádiz y del sincronisono
de su realización y la magistratura del gobernadar canario; ;pero ae ofreces
algunos pequeñoe problemas, cuando se compara el texto anterior con
otros no tan claros, y ello no® obliga a una pequeña discusión, con la que
terminaremos, pues carecemos por completo de detallee positivos acerca de
las do» o quizás tres expediciones.
Si acerca de la cabalgada de Fedala no existe dÍB,paridad, sí la hay ent
re los testigos acerca del punto adonde vuelve ur.-a cabalgada hecha a La-raohe,
lo que haae dudar un momento «i esta expedición realmente partió
dd puerto gaditano y cortreapoiidió a la magistratura en él del gobernador
Vera. Así Femando Riquel el Viejo dice que: "vidio las caualgadas de moros
[que] truxo a esta cibdad e otrais joyas e preseas de los dichos loga-rea"
; Francisco Ramírez: "como corrió a ailarache e traxo del muchos moros
e ganados e loe truxo al reall del rey porque este testigo lo vido e se
hallo a ello presente". Lo que obliiga a pensar en otra expedición hecha en
la época en que Pedro de Vera servía en la campaña de Granada, pues uín
testigo presencial no olvida detalles tan fundamentailes, y, por fin, acaba
de aumentar la confusión el dicho die Antón de Cuenca, testigo tanmbién de
(28) Cfr. Documentos del archivo del Marqués de Casa Vargas Mar-chuca,
Cádiz, 1942. Información de los servicios de Pedro de Vera, pág. 28.
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mayor excepción: "porque fue en compañía del dicho gouerinador en
lo de fadala e le vido traer gran caiuaüigada de moros e siertas joyas
qufi truxo a eiata eiibdad d'e xerez". Todo ello tiene, emipero, su ex^^licación,
co'noddas Üas costumbres die la época, que hacen que la mayoría de estajs
expediciones lae haigsm miamcomunadamente,, como la faimosísima que por
unas horaa llegó a apodierarise dle Azemmour y concluyó en un regnáiair
dlesastre, en la cual entraron fuerzas de Jerez, Cádiz, eJ Puerto y hasta
la viUa de Bortial, y a/sí no es de extrañar que los frutos de la cahaJigada a
Laraohe hayan llegado a Jerez, idlonde lo» tesltiígos los vieroni, aun organi-zámdiose
bajo la dirección del alcaide de Cádiz; y en cuanto a la. diurp!lici>-
dad de expedicionicB a Laraohe, que las afirmaciones de dos testigos presenciales
obligan a admitir, orgamizada la una desde fla ciudad d'e Hércules
y la otra desde la costa miailagueña, cuianido andaba con la armada en
1487, tenemos que confesar que lo mismo ocurrió con Fedaila, ya que otro
testig*o presencial, cuyo nomibre igmoramos, el anónimo informador del
Cardenal Cianeros, caiyo memorial puiblicó Jiménez de la Espada bajo e]
título de La guerra del moro a fines del siglo XV, escribe: "en la Berbería
deil poniente por capitán Pedio de Vera gobernador dte Canaria ba-rraxamos
los adiuaras de Pad'aña y truximos los moros y moras que an
ellos estaban'. Y antes deeta cabalgad'a el mismo Pedro de Vera oon caballeros
de Xerez hizo otra en las miam'as istos de FadaJa que trujo loe ma-vios
Hemos de moros y morae" (29). Que una tendencia bastante marcada
en los antigfuos jerezianos a atribuir a los suyos de modio excluisivo lo qiuie
hicieron con la cooperación de extraños haya hedho olvidar a los gadita,-
nos en el testimonio anterior, y tenemos a salvo el hecho de la realización
de las dos entradas en Berbería, durante la alcaidía de Pedro de Ve^
ra en Cádiz, que declaraba Juam. Camadho de loe Hijuelos (30).
La falta de documentaeióm nos ha impedido fijar con iprecisión el comienzo
de esta magistratura del, máis famoso conquistador jerezano del
fsiglo XV, teniendo que conténtameos con fijarla aproximadamente en loe
aledaños de la década en que se verificó la conquista dé Gibraltar, sin rebalsar
como límite ed año 450; su terminación tiene tope más definido, ya
que fué trasladado con ell mismo oficio a la villa fronteriza de Ximena
(29) Cfr. TM guerra del moro cit., pág. 27.
(30) Abundan los casos en las crónicas locales, v. gr. en la de Benito
de Cárdema».
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para «Uistituir al valeroso Esteban de: Villacrece®, ea. grande amigo que,
enennlstaidio con isu cuñado el validio D. Beltrán de la Cueva, ipasaba a la
plaza fuerte dte Gibraitar con el mismo ofioio, aplicación del hábiil procedimiento
romano promovcatur ut arrwvcatur, y resolver problemas que
se presentaban preñada» de inquietudes para un futuro próximo. Como
conocemos las datáis dieil viiaje re^io—Br.irique IV astaba en Jerez y en el]
Puerto los días 6 y 7 de «ñero de 1464 y die vuelta en Madrid ail promediar
el mes—, dentro de lae .extremas hay que colocar la terminación de
la magietratuia del conquistador de Gran Canaria en! Cádiz, puís Enrique
IV le puiso de alcaide al pasaír por la villa de Ximena, después de entronizado
y bien galardonadlo el nuevo alcaide de Gibraltar (31).
Esta* andanz.a9 deil triste rey que puso a Castilla en él borde d«l abismo
y esta mudanza de roagistradios que parecieiron por el momento un
triunfo de la diplomacia pacífica, a que tan aficionado fué aquel soberano,
habrían de costar ante» dte pasar muchos año® hartas láigrimas y no
poca sangre a la comarca gaditana, .puies fueron una de la» icausais qu«
más influyeron en la gestación de aquel «amgriento parto que fueron loa
(bamidos jerezanos.
A ellos consagraremos estudio especial, ya que Pedro de Vera fué
figiura prinoipalísimaj, tanto en la preparación como en el período de mayor
efervecencia de los mismos, y la no escasa documentación que hemos
tenido la foituma dte reunir nos permitirá escribir algunas páginas bastante
densas que estudien por segunda vez la di£»autid'a gestión del máa
famoso de los alcaides de la plaza fronteriza de Ximena. En ellas se revelará
la comiplicada psicología dte nuestro jerezano, rica en contrastes y
de rasgos de una energía poco común, en general Insuficientemente valorados.
A P É N D I C E
PIEZA 1*
Rpquerimiento de Podro de Vera presentado en cabildo de 22 de
enero de 1455. Cuaderno capitular, fol. 8, (Catalogado 1455.)
luego el dicho pedro de vera jurado diio un escripto que luego fue leído
e el su tihenor es este que ee sygue
honorables ss^ñores corregidor e regidores desta noble cibdad de xerez
(31) Cfr. el itinerario del Rey en Gutiérrez, flislm-i'i c'ú.. vol. III, página
40 y siguientes.
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de lia frontera yo pedTo ferrandes de vena juradlo e escriuano publico d«
la dicha cibdad non reuocando nús procuradores nj disistiendo délas ape-
Ilaciones por ¡mi parte feohaie e intimadas aniti la alltega e mer©et del ray
nu-estpo señor sobre la iiiquietacion; e peTtunba<úon. a mj fedva e al didho
oficio de juradieria cfue t&ago e poseo con justo e derecho titulo e moks-tacion
por esteoian de villacreces que ipreteinde iser junadio digo que la que
pareoce aobre carta del didho señor rey agora dada e ganada por el dicho
e.steuan de villacreces como quiera que deua ser obedeecida no la deuiadeis
comiplir porque segund su ef©tto es mui agraviada dada e impretada en
mi perjuicio y por muy afincada ympor*unidlad iseñaladiamente porque sobre
este imi«mo fecho esta plito pendiente enel conjsejo de la justicia del
dicího señor rey entre mj e el dicho esteuam de villacreces e alegadas tales
cabeas contra la primera carta que \9egund' su calidad da 'necesario rre-quieren
consejo e determinación e fasta que sobre aquellas sea determinado
por los señores del consejo no ouo logar la que paresce Begunda m-sion
[sdc] e sobre carta nj el derecho ordinario lo permite nj rason natural
e buena equidat.
ítem la que paresce soibre carta eegund su forma non fue dada en
oomisejo nj fecha «obre ella discusión en la forma acostumbrada antee pneH
modo die su decreto non se avría guardad'o la suisrtancia e eeria dada de ca^
mará segund por ella bien paresce porque non se presume donde tan altp
consejo e collegio se ayunta que dte ailli procediese cosa injusta que bien
ee congetura no aver emanado del dicho consisjo pues que en ella non se
fase mención dfel dicho mi oficio de juraderia nj del dicho proceso pendiente
enel dicho consejo anitsis por ella paresce del todo asoluer mi dei-recho
quitándome idie fecho e contra derecho d dicho mi oíicio sin cabsa
alguna que propiamente se puedie desir violento espolio por las aquella»
rasonea e por otras que se podrían desír e alegar las quales protesto especificar
ante su altesa la dicha pretensa sobre carta es ininguna o a lo menos
mui injusta e muí abravíada contra mj por ende añadiendo appella-cion
a appellacion e suplicación a suplicación apelo déla dicha sobre carta
e de todo su efetto e sy mon puedo appellar suplico para ante la altesa
e mercet del dicho señor rey e dIe los d)e eu mui alto consejo e pido una
e dos e mas vesies con gr'ande e mui mayor afincamiento que me sea dada
e otrogada esta ddcha appellacion e suplMcacion e me sean dado los abtoe
sy ay quien me las otorgue en otra manera pido las teetimoniales e por
quanto «egund la grand distancia del lugar donde el dioho señor rey esta
yo no podría aippellar ny atuirOicar por ende yntimo esta di^flia appellaoion
e suplicación por arte dicho eeñor correigtidor e juan román alos qualee
pido con las mesmas ystanciae que me otorguen la dicha appellacion sep.
jus ut ynstant (sic) protestando de faser la didha yntimaoion ante la per-eona
trreal e im'ageistad del dicho señor rey lo mas ibreue que yo pueda
aver su presencia de todo lo qual pido testimondo re que sea asentado por
auto para guarda de mi derecho.
537
PIEZA 2S
Confirmación de la elección de Pedro de Vera para la juraderia
de Sam Mateo de Jeiiez. Expedidla «n Segovia a 24 de marzo
de 1455. Cuaderno capitulaír cit., fol. 35.
veno pedro ferrandes de vera scriuano publico desta cibdiad « moetro
e presento una carta de nuestro señor el rey eecripta en papel firmada de
su iKxmíbre e selladla con au sello de la poridad! de cera coloradla en laa
espaildlas que luego fue lieydia e el su th^eíaar e» este que se sygue
Dan Etirique por lia gracia de Dios rey de castilla die león dte toíledlo
dte gialMcia de sevdlla dte córdoba de muircia de jaihen del algarue « die !al-gesira
señor de vlscaya e de molinia al concejo corregidor aillcales tadguia-sái
regidores caiuálleros e escuderos e jurados e oficiales e omies buenos
déla oiMad de xeres de la frontera e alos perrodhi'amos vecinos e movar
dores della collación de ean mateos déla dioha ciibdad que agora son e ale-ran
de aqui adelante salud e gracia. Sepades que payo ipatiño jurado qu«
fue déla dicha cibdad collación de san matheos paso de la presente vi'da e
por 6U fin vaco to dicha juradoria dtela dicha collación e yo fise della mier-oet
a eateuan de villacreces mi criado e antes que la dicha meroet fuese
a vos [entre líneas: "otroe"] notificadla e por virtud diella fuese por vosotros
recebido alia posesión d'ella jiarese que pedro ferrandte de vera es-ciúuano
día dicha ciMad de xeres fue elegido por vosotros ilos dichos pe-rrochianos
de la dicha collación ail dicho oficio de juraderia e fue recebido
aíla posesión o quasy dtela dicha juraderia e por la mi jueticia e rre-gidoreg
e jurados desa dioha cibdad segund el previllejo que esa idichla
cibdad tiene del rei don alfonso mj visabuelo—marginal: de esclarecidia
memoria—e segund la costumbre usada e guardada fasta oy en- la dlicha
cibdad porque mj voluntad es—interlineal: de guardar toda justicia—e no
quebrantar e. pasar contra eni co.% alguna por ende oeervando en todo
ello nuesitro derecho para adelante e por faeer bien « mercet al dicho ea-teban
de viJlacrece® mi mercet e voluntad es que en este solo oaeo e no
en mas aya efetto la dioha mercet por mi fecha al dicho «steban de villa-oreces
déla dioha juraderia nj el derecho desa dioha oilbdad e vuestro sea
en este «aso menguadlo e por le faser bien e meroet al dStího pedro ¡fe.
rrandes de vera en emienda de algunos servicios que me ha fecho t€(ago
por bien e es mi mercet dele oonfirmar la dicha juraderia <»n que' po*
vosotras ha seydo elegido e rreceibidk) a la posei^on e anisy en tal mianera
que por esto no eeha perjudicado en cosa ailgumia el dicho esteban de vS-llacrecea
en la dicha mercet por roj a «1 fedha déla dicha juradieria maos
que «1 dáoho estelbaní de villacrecesi e él didio pedto feírrttndes de vera 6
cada uno dellas sean jurados en la dicha collación de ean matheos deas
dicha oübd'ad en toda su vidla pero es mi mercet e voluntad* que qualquiear
de los jurados déla dicha collación de san matheos que iprimeramente
finai<e se consuma en la dicha juradleria porque vos mando a todos e a
oadla luno de vos gruardedies e cumpJadies lo que dlciho es agora e de aquí
adiéliante e qiiie estedeg aigora e die aqtd adrante en toda su vida con loa
duchos estéban de villacreces e pédipo ferpamdes áe vera e con cada umo
diellos segund e en l'a manera que avedes usadlo e usadles con los vuestnoa
jurados que fasta agora han seydo e .son en la dicha oiibd'at e los avedea
por .ppeuáilejo e uso e coatumbre e les recudladies e fagaye ireoudiúr a elloa
e a cada uno dellos con los derechos e ealaryos a los dichos oficiales « a
cada uno dellos dieuidias e segund qaie a/vedes rrecudídlo e rrecudedes e
<leu<edie8 ireoudSr alos otroe jurados desa oibdad fbfrnrallais de oham-
(Jiileria dada en la muí noüle oibdlat de segouia a veinte e quiatro die
m a r ^ año del uascimiieiito dell noiesitro «eñorihesu crispfco de mili e qua-trodentois
e cinquenita e cinco añosi=yo el Rey=yo el dkvtor ferrando düae
de toüedo oydor e rrefreindairio d|el red. e au seoretairio la fiís eaoreuir pdir
au maiiidato e «n las esipaldas dise registrada aluaro muñes e otra sellal e
éli^cUo.
Se observan varias adiicion'es interliinealOB ik'gibles por la humod'ad y
que no alterran el texto.