En torno a Pedro de Vera y su obscura
cronología
t.or HIPÓLITO SANCHO DE SOPRANIS
Si la biografía del famoso alcaide árcense cuyo nombre encabeza estas
líneas está toda ella erizada de dificultades por la falta de documentos y
por lo penoso que ha sido ir estableciendo una cronología segura, aunque
sumaria, éstas suben de punto cuando se llega al período de su regreso de
la conquista de Canarias llamado por los Reyes Católicos para responder
de las acusaciones que se articulaban contra la dureza de su represión en la
rebelión de los gomeros contra su señor Hernán Peraza. De una parte están
las afirmaciones rotundas de los cronistas locales conocedores de su persona
y sus contemporáneos, que llegan a dar la fecha exacta de su arribo a la ría
del Quadalete; de otra, las dificultades que surgen cuando se las intenta
armonizar con las de los cronistas canarios e incluso con hechos de cronología
hasta ahora tenida como segura y entre ellas el hecho cierto de
su presencia en la campaña contra el reino de Granada—y de modo concreto
en la que comenzada contra Vélez Málaga en abril de 1487 culmina
con la toma de Málaga en el dlal5 de agosto del mismo año—, y asi el investigador
se siente perplejo sin atreverse a tomar partido, pues a medida
que va avanzando en su labor se encuentra unas veces con que se derrumba
lo que, tenido como indiscutible, le servía de punto de partida y
otras con que surgen hechos bien probados que obligan a modificar aquellas
hipótesis que le parecían en camino de confirmación transformándose
en historia. Esperar sería lo más prudente, máxime que proyectamos estudiar
cierta Importantísima fuente que nos consta es rica en noticias
acerca de la actuación de Pedro de Vera como proveedor real, sinecura
con que se quiso endulzar el amargo trago de su relevación del gobierno de
la isla que había ganado para Castilla; pero como poseemos datos concretos
que ilustran la vida de aquél y podrían ser útiles a quienes ahora quieren
hacer luz sobre el obscuro período primero de la incorporación a la monarquía
castellana de la principal de las Islas Canarias, vamos a reunirlos
evitando hipótesis y quizá salvando alguno de ellos del riesgo inminente
de desaparición en que están, dado el mal estado de los documentos de
que se han ido tomando. De todas formas evitarán dudas y consultas en
un momento dado, y esto solo creemos justifica la presente publicación.
En ella examinaremos primero el valor de los testimonios alegados en
pro y en contra de un retorno de Pedro de Vera a la metiópoli muy cercano
a la conclusión de la campaña de incorporación y estudiaremos después
los datos que establecen la presencia de aquél en la campaña contra
224 [2]
Málaga antes de la substanciación de la causa de los gomeros. Y renunciamos
a una tercera parte por no haber podido hacer luz sobre ella armonizando
los datos encontrados.
I
La data del regreso de Pedro de Vera a España según los cronistas
ierezanos.- Lo seguro y lo incierto.—Las diferencias con don Juan
de Frías y la cronología segura de este prelado.^Consecuencias
que de lo anterior se desprenden.
Si se pudiese prestar completo asentimiento al testimonio del cronista
jerezano de los últimos años del cuatrocientos Benito de Cárdenas,
a quien su cualidad de notario apostólico, el buen nombre de que gozaba
entre sus conterráneos y el ser contemporáneo de los hechos que cuenta
prestan considerable autoridad, la fecha del regreso de Pedro de Vera a
su patria habría tenido lugar muy a poco de concluida la campaña oficial
de Gran Canaria. Y no habría problema, pues el buen analista va consignando
los hechos a medida que suceden y guardando un riguroso orden
cronológico al dar la serie de los mismos. Aunque del dominio público »u
cronicón, vamos a transcribir el pasaje referente al regreso de Pedro de
Vera cuya partida había anteriormente consignado con análoga minuciosidad:
Vino Pedro de Vera, Alcaide de Arcos, a Xerez de Canarias
que estaba por mando de los Reyes para que tomase la isla e que
los tornase cristianos e peleó con ellos fasta tanto que los tomó a
todos e quedó la isla por cristianos e es tubo alia fasta que los Reyes
mandaron que se viniese y él ansí lo fiso. Ganó gran honra que
otros habían tomado la demanda y no los habían podido tomar. Estovo
cerca de tres anos allá, vino a Xerez segunda semana de Septiembre
año de M. C.C.C.C. LXXXIU. Trujo muchos canarios tornados
cristianos que no dejó allá ninguno y envió otros al Rey primero
que él viniese de allá^.
Las dificultades que presenta la admisión de estas palabras de Cárdenas
tal cual suenan ha hecho que ingeniosamente se haya querido dar
una interpretación menos difícil a su testimonio, suponiendo una lectura o
una grafía defectuosa del guarismo 1483, pero estando insertas aquéllas
entre dos hechos del mismo año y aun del mismo mes de septiembre, nu
queda otro recurso que admitir el testimonio o discutirlo demostrando que
l Cfr. BKNITO DE CÁHDKNAS: Oronjctít?,publicado por J. MORENO DEGUE-RRA
en Bandos en Jeras Los del puesto de abajo, Madrid, 1929, vol. I, página
116. Cárdenas, que era notario apostólico y persona estimada en el Jerez
de fines del cuatrocientos, fué coutemporáneü riguroso de los hechos que
relata, en muchos de los cuales fué actor según él mismo se cuida de consignar.
Vivió bastantes años después del periodo que historia, según demuestran
las menciones que de él liemos encontrado en los restos de protocolos
notariales anteriores al año 5500. Que conocía a Pedro de Vera y
no superficialmente es la impresión que dejan en el lector algunos pasa-ges
de 8U Crontcdn.
[3] 225
existe en él un error que pudiese ser solamente de detalle^. De todas formas
un contemporáneo y persona seria como lo era Cárdenas es dificil se
equivoque totalmente o mienta al hablar de un hecho presenciado por
todos.
Años después que Cárdenas pero tras de examinar y utilizar de un
modo exhaustivo una documentación que en parte salvó del olvido y de
la desaparición, escribió su historia inédita de Jerez el P. fray Juan de
Spínola^, a quien su alta extracción hubo de facilitar, como en las mismas
actas capitulares se comprueba, el acceso a archivos lo mismo públicos
que particulares difícilmente consultables; y resumiendo su labor con minuciosidad
y cuidado, el monje Jerónimo Fr. Esteban Rallón escribió su
trabajo sobre el mismo asunto, calificado desdeñosamente de centón, pero
útilísimo, pues es un rico venero de noticias. En él se encuentra una
que armonizando con lo dicho por Benito de Cárdenas, a quien no parece
haber conocido —la crónica se entiende—, ha obligado a una investigación
que deja las cosas en la misma indecisión que estaban pero cuyos resultados
conviene dar a conocer para evitar trabajos innecesarios y baldío.
Ocupándose de la entrada de los moros a correr Teba y Antequera
el año 1483 y de la presencia en Jerez del gran marqués de Cádiz, venido
a sostener su pretensión del alguacilazgo mayor que en él había renunciado
antes Pedro de Vera, escribe las líneas siguientes, que de resultar
confirmadas darían pleno valor al testimonio del notario Cárdenas:
Tuoo una carta [el Marqués] de Arcos, de Pedro de Vera,
alcaide de aquella ciudad, que ya había ouelto de las Canarias en
que le avisaba que moros de Granada y Ronda con mucho poder se
habían juntado a correr la tierra, los cuales habían sido vistos de
seis caballeros que habían enviado a correr la tierra. Esta carta
envió el Marqués al cabildo... por acuerdo de la ciudad, se tocó luego
a rebato y el Marqués se fué a Arcos... salió el pendón y fué a
dormir a Casinas y allí vino el Marqués con Pedro de Vera y hasta
sesenta de a caballo y juntos fueron el río arriba donde vieron
2 Quita toda posibilidad de discusión el concluirse la narración de
Cárdenas al finali/.ar el año 1483. Las palabras son las siguientes: «Todos
estos capítulos y notas de memoria (jue a(iuí van escriptos desde que el
marqués de Cádiz salió de Sevilla y vino a Jerez, que fué el año de
MCCCC.LXXXI por el mes de agosto, fasta que fueron a Garciago, lugar
de moros, y se volvieron sin hacer nada, que fué año de IM.CCCC.LXXXIII,
que fueron doce años...» (loe. cit. pág. 143). Cfr. BONNKT B.: Más sobre
la conquista de gran Canaria, («llevista de Historia», I^a Laguna XIII, 19-17,
pág. 358 y ss). Convine tomar con calma tanto las noticias como la cronología
de mosén Diego de Valera, a quien han fallado con más frecuencia
de lo que hubiera sido de desear, no sabemos si la memoria o los informadores,
Y en el caso de Pedro de Vera especialmente.
3 Sobre Fr. Juan de Sptnola, que no ha sido objeto del estudio critico
que merece una labor de investigación y síntesis como la realizada por
el insigne dominico, cfr. AC.USTÍN MUÑOZ ÜÓMKÍC: Historiógrafos y/ aniigiit-dades
de ,lerez de la Frontera, Jerez, 1889, pág. 37 y ss., donde se hallarán
también documentos relacionados con el ,P. Rallón, utilizador del material
acopiado por el P. Spínola, aunque se refieren no a su actividad histórica,
sino al desempeño de su oficio de procurador en Jerez del monasterio
de Ntra. Sra. del Rosario de Hornos, donde había profesado.
226 [4]
todo el poder de los moros que estaban en resguardo de los que habían
ido hacia Utrera y el Coronil...:^
La cita es rica de contenido pues nos presenta no solamente a Pedro
de Vera en la Península a mediados de septiembre de 1483, sino otra vez
posesionado de la alcaidía de Arcos que había dejado al aceptar la empresa
de Cananas Esto nos pareció demasiado rápido y tratamos de ver si en las
actas capitulares de aquel año, en parte conservadas, era posible encontrar
la fuente de las noticias del monje historiador. Afortunadamente las
actas correspondientes a los cabildos del mes de septiembre existen y en
ellas encontramos, primero, lu noticia de la venida de don Rodrigo Ponce^
y después lo relativo a las cartas comunicando la entrada de los moros y
lo determinado por Jerez ante la premura del caso; fragmentos que copiaremos,
pues lejos de hacer luz sobre el caso, nos hacen presumir que el
P. Rallón ha tenido otra fuente a más de las indicadas actas, la cual por
ignorarla no podemos valorizar y tenemos que dejar en suspenso la aceptación
como buenas de las noticias que sobre Pedro de Vera nos ha dado
aquél.
Martes de madru- «fué dicho que fasían almenaras en la cibdad de
gada. 16 de septiem- Arcos e que uabía respondido a ellas la torre de
bre de 1483, fol. 223. sera [ilegible] que eran [ilegible] e que al señor
marqués era dicho que se deuía en ello proveer e
su señoría dixo que le parescía que se deuia
apercebir la cibdad e estar presta para que venido
el mensagero pudiese socorrer a qualquier
parte».
Martes por la maña- «e luego se leyeron ciertas cartas quel señor mar-na.
16 de septiembre qués que en esta cibdad está agora embió al
de 1483, fol. 233. dicho cabillo que a la ora la envió su cibdad de
Cádiz, la primera de Ramiro de Quzmán que
escriuió al alcaide de Morón como el de Granada
es pasado la vía de Ronda con tres mili
de a cavallo e veinte mili peones para correr
la vía de Utrera e el Coronil e la otra del alcaide
de Morón para el señor marqués en que le certi-
4 Cfr. FRANCI.SCO ESTKHAN RALLÓN. Hisloria de ,lercz de la Fronlora.
Tratado XXVII, cap. Xll, pkg. 80, edic. de Joro/, de 1894, vol. IV. Luego veremos
lo que hay de verdad en todo osto aportando las pruebas de nuestras
afirmaciones. La cronología de Podro do Vera en estos ailos es extraordinariamente
difícil de establecer, máxime que a medida que se va esclareciendo
plantea problemas nuevos que no parecen tener más solución que
modificar lo que como fundamental y bien establecido se venía teniendo.
5 La noticia de la venida del Marqués a Jerez la da Cárdenas con su
acostumbrada exactitud, en la pág. 141 de su fíronicún. En las actas del cabildo
celebrado el día 15 de septiembre do 1483, fol. 229 v., se lee: «leoso
una carta del señor Maniuós, (juo presentó Pedro de Pinos, en que fase
saber su señoría que bieno a posar a su tierra y se aposentará en San
Francisco que [roto] del dicho monesterio le den posada». Por los textos
que se insertarán luego se verá quo aciuella tarde, o al día siguiente muy
de madrugada, don Rodrigo Ponce de León estaba en la ciudad (lue tantos
anos había tenido bajo su poder.
227
fica aquello e cómo hauía tomado dello lengua e
eso mesmo otra de !a señora marquesa para el
dicho señor marqués e otra de Arcos para su señoría,
e visto e platicado...»**
Pedro de Vera como se ve no aparece por ninguna parte aquí, ni tenia
por qué aparecer de no decirse quien firmaba la carta de Arcos; y en
el cronicón de Cárdenas al ocuparse del hecho, el silencio continúa, diciéndose
al principio tan sólo: martes a diez e seis del dicho mes vino
una carta al dicho señor Marqués que le enviaba el alcaide de Arcos...
de manera que mientras no se puedan alumbrar otros datos quedamos
en la duda de si el P. Rallón sufrió una alucinación confundiendo con
el conquistador de Canarias a alguno de sus homóninos o dejándose llevar
de la memoria creó un problema a los investigadores que tras él
vendrían'.
Apurando las cosas hemos tratado de ver que lo que podríamos sacar
de la documentación de la antigua villa de Arcos utilizada por un benemérito
hijo de la misma, pero a más de encontrar que sus cronistas siguieron
al P. Rallón sin que por consiguiente su testimonio aporte ajguna
nueva luz sobre el problema discutido, la formación de un elenco de sus
alcaides en estos años, a base de las citas documentales y las menciones
que se encuentran tanto en las actas capitulares xericienses como en los
cronistas de ios Reyes Católicos y otras fuentes, obliga a excluir de él en
el quinquenio 1-180 a 85 al que lo fué y de gran relieve en los años que
precedieron a la primera de las fechas indicadas**.
6 Los toxtos insertos .arriba se encuentran en los restos del libro capitular
del año 1483 conservados en el archivo municipal de Jerez, sección
Acias. Los hemos leído con todo cuidado así como el resto del cabildo
por ver si encontrálinmos aljüruiia baso a la afirmación del P. Rallón
que, como los otros historiadores de .lerez, ha debido tener informes sobre
el coníjuistador de Canarias «lue a nosotros nos faltan y a ellos permitieron
señalar su presencia en ocvísioncs en que la documentación oficial
salvada, con la iiue lo relacionan, nada dice. Ksto explicará ([ue juzgando
poco probable (jue Pedro de Vera estuviese en Arcos a mediados
de septiembre de 1483, no lo rechacemos por completo, pues ya se sabe
las sorpresas que la investigación reserva.
7 Ksta cuestión de los homónimos que vimos ha jugado tan importante
papel en las falsas pistas abundantes en ht primera parte de la vida
del conquistador de la (irán Canaria, no conviene |)erderla de vista, ya
que por aiiora actúan a más del Jurado Pedro do Vera, bien conocido.el
nieto del gobernador t|UO entendía en sus asuntos en 1489 y llevó la administración
del patiimonio familiar en las Islas y se llamaba como su
abuelo.
8 Los alcaides de la villa de Arcos en 1480 a 84 no son cronológicamente
los que figuran en un elenco do los mismos que publicó el docto
historiador de atiuélla I). Mr(uiKi> MANdUKÑo, tomándolo de un manuscrito
antiguo. C'fr. Apuntes para una historia do Arcos de la l'Vmitera, 1, página
779, Arcos 1922. De documentos y de las menciones de los cronistas de la
guerra de (¡ranada, coetáneos, se deduce que desempeñaron la referida
alcaidía, después de dejarla en 1480 l'edro do Vera (pie según el forma-dor
del elenco la habría desempeñado de 1488 a 90 , los caballeros siguientes:
1." Nicolás de Hojas. Mencionado por MosÉN DIKOO DE VALKRA, Cróni-
228 [6J
Y las actas capitulares de Jerez no pueden ayudarnos en este intento
de localización cronológica al mismo tiempo que ubicación del que fué su
veinticuatro, pues habiendo renunciado al oficio en que su hijo Diego, no
tenía asiento en el consistorio de la ciudad, por lo cual las actas no tenían
para qué señalar su presencia ni acusar su ausencia. Como antes dijimos
fallan lo mismo los argumentos positivos que los negativos nacidos del
silencio de las fuentes que deberían hablar.
Y pasaremos a otro punto que tradicionalmente admitido, comienza a
fallar también.
Es uno de los episodios salientes de la actuación de Pedro de Vera
en Canarias, según lo cuentan los cronistas, su encuentro con el prelado
de la diócesis don Juan de Frías, antiguo canónigo sevillano, con ocasión
de la actitud tomada por éste en defensa de la libertad de los indígenas,
de la que hacía tabla rasa el gobernador, valiéndose de astucias y engaños
para reducirlos a servidumbre y arrancarlos de su patria. Se ha exaltado
el celo apostólico del obispo que habría increpado al gobernador
amenazándole ion los anatemas de la Iglesia si norectificabn su conducta
e incluso en el P. Abreu se encuentra la escena violenta y muy dramática
en que Pedro de Vera amenaza a su contradictor con ponerle una corona
ardiente sobre la eclesiástica, repitiendo la bárbara venganza de un señor
aragonés contra uno de los abades de Rueda. Y de aquí se ha derivado el
viaje del prelado a Andalucía, sus quejas a los Reyes, la llamada al gobernador
para que presentara sus descargos con su prisión y la sentencia
favorable a la libertad de los gomeros, cosas todas que tienen lugar en
los años aledaños al 1489, en que se pronunció aquélla en las gradas déla
catedral hispalense. Y termina el P. Abreu:
y en esta sazón murió el obispo don Juan de Frías primero de
Canaria y que fué conquistador de esta isla y en su lugar proveye-
<M de los Reyes Católicos, cap. XLVI, pá?. 138, como presente en la toma de
Alhama y por CÁRDK.NAS que se halló en ella, Cronicón cit. pag. t24, quien
testifica su muerte: u las ptierfas del Castillo para entrar a la cibdad, mataron
a un Gorregidar ds Carmona e a un Alcaide de Arcos que se llamaba Roja.
Este fué alcaide de 1480 a 82. La entrada de Alhama fué el martes 10 de
Febrero del antes indicado año.
2.* Antón de Medina. En cuyo tiempo fué el desafío de tres caballeros
de Arcos con tres moros de Hortales, que fué causa del asesinato de los
hijos del referido alcaide y do grandes turbulencias en aquella villa. No
lo menciona el citado elenco.
3." Femando de Padilla. Que estuvo presente en el escalo y ganancia
de Zahara como consta por numerosas referencias (MOSÉN DIEÍÍO. Crónica
cit. cap. LV. pág. 176). Como esto tuvo lugar el 27 de Octubre de 1483 tenemos
una fecha tope para el señalamiento del gobierno de su sucesor.
4.° Juan Lozano. Muerto en la entrada que hicieron los moros de Ronda
en la batalla de las Vegas ciuo por él llamaron de Juan Lozano (Cfr.
RALLÓN. Historia de, Xerez cit., Trat. XVII, cap. XIII, pág. 85).
Como se ve no cabe por estos años la alcaidía de Pedro de Vera en
Arcos por estar ocupada la plaza. Acaso no pueda decirse lo mismo en lo
que se refiere a algunos años adelante.
[71 229
ron a don Fr. Juan Miguel de la Serna, que vino a Canaria el año
de 148ff>.
¿Ocurrieron así las cosas? Veamos que nos dice la cronología de los
mencionados prelados. Por lo pronto hay que rectificar a fondo toda la
cronología anterior desmontando la máquina que la fantasía de algunos
historiógrafos del seiscientos forjó con el castigo —que alguien calificó
de judaico— que recibió del cielo Pedro de Vera'".
La serie de los obispos de Canarias en el siglo XV —prescindimos
de los de Rubicón sus predecesores— tal como sale de los registros pontificales
utilizados por Éubel en su Hierarchia ecclesiastica medii aeoi^^
es la que sigue:
a) Donjuán de Frías electo obispo de Rubicón en 1479, trasladado
a Canarias al hacerse la erección de esta iglesia que sustituía a la primera,
en Sevilla el 22 de noviembre de 1485. Vacante la iglesia por muerte
de aquél según se consigna en el registro pontifical, fué electo para cubrir
su vacante:
b) Don Fr, Miguel López de Lassorra —debe ser una mala lectura
de la Serna— a quien se preconizó el 29 de marzo de 1486, suce-diéndole
por su muerte el canónigo compostelano, pretendido fraile de la
Merced:
c) Don Diego de Muros preconizado el 27 de junio de 1496.
Como entre la muerte de don Juan de Frías, la noticia de ella en Roma
y la elección de su sucesor hay que poner algún tiempo, tenemos que
colocar aquel suceso dentro de 1485 y así caso de ser llamado el gobernador
Vera a la Península por efecto de las quejas de don Juan de Frías
venido a Sevilla a pedir justicia y protección contra los desafueros y ame-
9 Cfr. FR. JUAN DK AUREU: Historia de la conquista de las siete islas de
gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, 1940, lib. II.°, cap. 29, pág. 184. Como
veremos ahora, el buen franciscano anduvo como todos íilgo equivocados
en la cronología de los obispos de Canarias.
10 En el fondo algo dio pie a esas imaginaciones: la larga enfermedad
de gota que amargó los últimos años del conquistador de Gran Canaria
y de cuya realidad no puede caber duda, después de los testimonios
contemporáneos que figuran en la información abierta en Jerez en 1537, a
instancias de Pedro de EstopiOán Cabeza do Vaca, en nombre del adelantado
del Río de la Plata Alvar Níifiez de quo hablaremos.
11 Cfr. KUHEI.-VAN Gm.lk: Hierarchia cathólica medii aevi, vol. 2.°, pág.
226. En la preconización del P. La Serna se hace constar estar vacante la sede
por muerte.—A^oto de In nerisla: Todavía este episcopologio es poco satisfactorio.
Juan de Frías testaba, en forma de donalio inter vivos, en Sevilla
a 20 de Octubre de 1485 («El Museo Canario», II, 1934, n.° 4, págs. 61-65).
Viera, fundado en un dudoso asiento de la dataría romana, supone fallecido
a su sucesor La Serna, ya en 1488, el mismo año en que se pone la muerte
violenta Fernando F'eraza en La Gomera. Pero en los documentos aducidos
por Wolfel sobre la liberación de los gomeros («El Museo Canario»,
I, 1933, págs. 40-76) aparece continuamente un «obispo de Canarias», su
defensor, aunque sin expresión del nombre. Consta desde enero de 1490 a
abril del 95 por lo monos. Diego de Muro es preconizado, en efecto, en 1496,
pero no fué trasladado en 1504 como admite Eubel, sino (jue murió rigiendo
su diócesis canaria en 1506 (Cfr. HERNÁNOKZ BENÍTEZ, «El Museo
Canario», Vil, 1946, n.' 20, págs. 27-34).
230 [8]
nazas de aquél resulta insostenible la cronología de ios antiguos cronistas'^,
si no se piensa que en el fondo de todo ello al lado de una verdad
fundamental —el mal trato de los indígenas y la venta de los mismos—
existe no poca tiojarasca imaginativa*''. Todavía podría suponerse un
error de atribución, y las diferencias entre el gobernador y el obispo habrían
ocurrido en el pontificado de don Fr. Miguel de la Serna, pero en
este caso habría que hacer grandes reservas sobre las fuentes informativas
inmediatas de que se sirvieron el P. Abreu y Núflez de la Peña, aun
admitiendo que las acusaciones contia Pedro de Vera están sobradamente
probadas por el dicho de los mismos cronistas sus contemporáneos y
por algunos contratos que hemos encontrado de venta de esclavos canarios
hechos por personas muy allegadas a él y alguno recién terminada
la conquista'^. Sin necesidad de acudir a la terrible represión de los
gomeros.
Todavía el P. Abreu, que dista de ensañarse con la memoria del conquistador
de Gran Canaria, como lo hicieron otros historiadores más
modernos, le hace intervenir en la guerra contra el moro de Granada con
el oficio de mariscal —entiéndase guarda mayor del real— dándole por
presente en el cerco de Málaga y continuándole el oficio hasta la toma
de la capital del reino— prueba todo ello de que no careció de buena información
por lo menos en parte— pero colocando todo esto con posterioridad
a 1490 no parece haberse dado cuenta del embrollo cronológico
que sus afirmaciones implicaban. Esto nos obliga a dedicar una segunda
parte al establecimiento de la presencia de Pedro de Vera Mendoza en
Castilla antes de 1487 de modo que no deje lugar a dudas, sin dejar por
ello de atribuir al hecho de la rebelión y cautiverio de los gomeros matadores
de su señor Hernand Peraza la significación que tiene y la dificultad
de armonizar la ausencia del gobernador con su presencia en la
Gomera. Y como no queremos entrar en el resbaladizo terreno de las hipótesis
reservamos para cuando hayamos logrado confirmarla la que se
nos ocurrió y que resuelve las dificultades, aunque dando un .'mentido que
no es el que suena a la primera lectura a la afirmación rotunda de Benito
de Cárdenas, de que su contemporáneo y paisano el famoso alcaide árcense
no volvió a las Afortunadas. El cronicón se termina en los últimos
días de 1483. ¿No podía ser verdad poco después lo que hoy no lo es? En
este género de discusiones aquella historia del pino y del campanario se
repite con más frecuencia de lo que se pensarla. Y hay que dejar abiertas
todas las puertas para que por ellas pueda entrar la verdad.
12 Nota de la Uevista: El procoso de la libertad do los gomeros fué
concluso y sentenciado on octul)ro do 1490. El de residencia do Podro de
Vera es pieza independiente, incoada por el juez pesquisidor Francisco
Maldonado, que fué comisionado para ello en 30 de Marzo do 14!)1 (Wolfel,
Loe. cit., pág. 35).
13 Cfr. ABRKti, Op. rít., lib. 2.", caí). XXfX, pág. 183.
14 En las notas del escribano del Puerto de Sta. María Hernando de
Carmena figura al fol. 63 —falta el encabezamiento en (|ue está la fecha-una
referente a una esclava canaria vendida por Francisco de Mercado,
criado e escudero de Pedro do Vera, gouernador de la Oran Canaria. El
documento inmediatamente inserto en el [¡rotocolo es de 9 de octubre de
1483, fecha que es, plus minusve, la que hay que asignar al anterior.
[9] 231
II
Pedro de Vera presente en la primera parte de la campaña contra
Granada.—Serie uniforme de testimonios.—Establecimiento de una
cronología firme.—Seguridad de no tratarse de un doble del gobernador
de la gran Canaria.
Que Pedro de Vera Mendoza, el conquistador de la gran Canaria, parte
en la campaña contra los granadinos que culminó con la toma de su
capital, es cosa afirmada por los contemporáneos de aquél y que dejó huellas
en las notas de la secretaria de los Reyes Católicos, especialmente
en la época en que fué proveedor del ejército Es más, siguiendo a los
antiguos cronistas, cuando con ocasión del cuarto centenario de la toma
de Granada se quiso formar un elenco documentado de los caballeros que
se encontraron presentes en una fecha tan destacada de la historia patria,
se le incluyó entre aquéllos y ha sido necesario que un examen atento de
las noticias recogidas haya puesto de relieve las dificultades de conciliación
que ofrecen, para que en nuestros días se niegue rotundamente por
unos dicha participación, en tanto que otros más moderados y que tienen
presente el valor de ciertos testimonios la retraen al último bienio de la
campaña, pues antes suponen a F'edro de Vera o desempeñando su capitanía
en las Islas o preso en Sevilla hasta la substanciación de la causa
que contra él se seguía por su atropello de los gomeros como represalia
del alzamiento contra los Peraza, sus señores.
Vamos a intentar una vez más hacer luz sobre un período obscuro de
la vida del famoso conquistador jerezano tomando la vida media entre las
afirmaciones opuestas. Para ello nos vamos a limitar, evitando en lo posible
toda polémica, a dejar establecidas una serie de fechas y unos hechos
de cuya seguridad y realidadj no se pueda dudar, dejando a cargo de los
que sostienen las tesis negat, vas la labor de armonizar sus afirmaciones
y contrastar sus noticias con as que aquí se aportarán. Con frecuencia se
toma como cierto lo que no es más que probable y más de un testimonio
que se creería seguro deja de serlo o cambia de sentido al tener que
modificar su dato cronológico. Nos serviremos de los cronistas consagrados
de los Reyes Católicos que procedieron independientemente al historiar
la campaña de Granada y de la importantísima información de los servicios
del gobernador Vera hecha en Jerez a instancias de su nieto el adelantado
Alvar Núñez Cabeza de Vaca, procurando en lo posible llegar a
una cronología sumaria pero segura; y después nos haremos cargo de una
posible objeción cuyo alcance quizá escape a muchos, pero no a quien esté
algo familiarizado con el conocimiento de la familia Vera durante el
ultimo quinto del cuatrocientos y el primero del siglo que sigue, época en
que actúan al lado del conquistador de gran Canaria dos nietos sus homónimos'^'.
15 Gfr. lIií'óiJTO SANCHO; Un documento ititorfí.mnle, pam la biografia
de Pedro de Vera. ínformaciói) de aiís serririoif hecha en .lerez en /.'),'Í7 a instancias
de sif nielo Jlvar Niiñei: Vabeea de Vaca (Kn Vornmenins interesantes del
archivo del Marqués de Casa Vargas Machuca, ("áfli/, 1943, pág. 16-31). Como
se verá i)«r los extractos (jue daremos de este importante documento, que
ooneuerda con otras fuentes históricas contemporáneas, la presencia del
232 [lOJ
El historiador más detallista y en general mejor informado acerca de
la marcha de la campaña contra Granada, de los varios que tuvieron los
Reyes Católicos, es su secretario Hernando del Pulgar, ya bien situado
en el campo de la literatura histórica castellana con sus Claros Varones,
digna réplica a las Generaciones e semblanzas de Fernán Pérez de
Quzmán. Y a su crónica vamos a pedir el primer testimonio de la presencia
del gobernador Pedro de Vera en la campaña que culminó con la toma
de la bella ciudad malacitana, episodio acaso el más duro de toda la guerra
contra los granadinos, ya que mencionándole varias veces coinciden
sus noticias, un poco dadas de pasada, con las de la información de Alvar
Núñez, contrastando con el silencio que en su crónica de los Reyes Católicos
guarda el maestresala y escuchado consejero de aquellos soberanos
Mosén Diego de Valera"'.
En tres ocasiones hacen alusión el del Pulgar a Pedro de Vera Mendoza,
bien que todas ellas estén bastantes cercanas cronológicamente; y
pues no son largas, vamos a transcribirlas, con lo que será más fácil y rápida
su confrontación con la otra fuente.
Se ocupa Pulgar de la distribución de la gente en el ejército que iba
sobre Vélez-Málaga y escribe lo que sigue:
tE luego cerca de la batalla real iba todo el fardaje y en guarda del
iba la gente de caballo e de pie de la ciudad de Xerez de la Frontera. Y
en la rezaga iba Diego Sánchez de Ayala e Francisco de Bovedilla e Pedro
de Vera y el alcayde de Morón con las gentes de sus capitanías»".
En la descripción del campamento regio sobre Málaga al señalar las
estancias de los principales capitanes de aquél no olvida indicar la situación
de la de Pedro de Vera entre las del alcaide de Atienza Qarci Bravo
y la de Hernán Carrillo, caballero a cuyo cargo estaba cierta gente de las
hermandades y que tomó parte en toda la campaña desde sus comienzos
hasta la entrada en Granada**.
conquistador de la Gran Canaria on la Península con antorioridadad a la
llamada de ios Reyes Católicos, que sitúan cronológicamente los historiadores
de Canarias hacia el 1489, era cosa notoria entre sus conterráneos.
Que ello parece muy difícil de armonizar con cosas que, admitiendo ciertas
datas, parecen* indudables, no se nos escapa, pero ¿no se estaría
en el caso de someter a revisión esas cosas que por seguras se tienen y
acaso no pasen de probables?
16 Es cosa que intriga un poco el silencio de Mosén Diego de Valera en
lo que se refiere a la presencia de Pedro de Vera en la campaña contra Málaga
por ser contemporáneos —casi conterráneos, el cronista residía en
la villa del Puerto, aledaíla— y haber hecho mención de su actuación en
Canarias en el cap. XXXVII de su Crónica de los Reyes Católiros. El historiador
no tenía ciertamente buenos recuerdos del guerrero, segundo del gran
Marqués de Cádiz, cuando éste hostilizaba a los Valeras, pero no creemos
haya llevado su resentimiento hasta silenciar en su crónica lo (|ue a la vista
de todos debía de estar. Quede hecha la advertencia por lo que pudiere
servir.
17 Cfr. HERNANDO DEL PULUAR: Crónica de los Reyes Católicos, cap. 69.
pág. 448. Utilizamos la edición de Ilivadeneyra. Biblioleca de A. A. E. E. Crónicas,
vol. III. MOSÉN DIEÍJO: Crónica cit. cap. LXXH. pág. 221 sólo dice: La
qual guarda [del real] tenía la gente del obispado de Jaén, de quien eran capitanes
Diego Lópee de Ayala e Francisco de Bobadilla.
18 Cfr. PüLaAR. Crónica cit. cap. 76.° pág. 456. MosÉN DiEGO en el cap.
[11] 233
Por último al ocuparse de la toma de los lugares del alfoz malagueño,
Mijas y Osunilla, no solamente menciona a Pedro de Vera sino que le
atribuye un papel capital en la rendición de aquellas plazas que no se deduciría
de la narración de Valera, para quien el héroe es persona muy distinta
del gobernador de gran Canaria. Copiamos íntegramente su narración,
pues habremos menester de ella:
«Tomada la ciudad de Málaga, luego el Rey e la Reyna enviaron un
capitán que se llamaba Pedro de Vera con cierta gente de caballo e de pie
e con algunos tiros de lombardas a dos villas cercanas de la mar; la una
se decía Mijas e la otra Osuna, que estaban en la ciudad de Málaga en
una conserva e de continuo hacían guerra a las gentes que iban e venían
al real; e mandáronlos combatir e poner a cuchillo a todos los que en ella
fallasen si luego no se rindiesen según habían fecho los de Málaga. Los
de aquellas villas vista la amonestación que les fué fecha e que los de Málaga
se habían rendido, recelando la muerte, se ofresieron al captiverio e
luego fueron tomados e traídos a los corrales donde estaban los de la ciudad
de Málaga»'".
Un historiador de estos sucesos encontrará, quizá, demasiado simplificada
la narración de Pulgar, que puede completarse con las de otros
cronistas más frondosos de detalles, pero a nosotros nos es suficiente lo
transcrito, pues señala la presencia del antiguo alcaide de Arcos y especialmente
el aprecio y confianza que de él seguían haciendo los Reyes al
confiarle comisiones al mismo tiempo arduas y honrosas. Veamos ahora lo
que por su parte dicen quienes estuvieron en esta jornada y que por testigos
presenciales, por concordes en su dicho y por conocer bien al gobernador
no pueden ser rechazados.
En la información a que antes se hizo alusión figuran en el cuestionario
según el cual habrían de ser interrogados los testigos que concurriesen
a ella, dos artículos, el quinto y el sexto, directamente relacionados con
nuestra labor presente. Los copiaremos íntegramente pues nos resultará
ventajoso y a la larga abreviador el hacerlo. El primero de ellos reza así:
ítem si saben quel dicho gouernador Pedro de Vera pino de Canaria
a servir a ios dicfios Reyes Católicos en la conquista de Granada,
y por ser la persona que era le fué dado cargo de guarda mayor
de los reales e gente de la dicha conquista, el qual sirvió administró
e hizo como muy buen cauallero e sabio e esforzado e puso
en ello muy gran recabdo e sus altezas se tenian del por bien
servidos en el dicho cargo...
El segundo artículo que recoge igualmente lo que debería ser voz común
en Jerez y ya iba borrándose con el medio siglo transcurrido desde
los sucesos a que en él se alude, es como sigue:
ítem si saben que la dicha conquista del dicho reino de Grana-
LXXVlll, pág. 2tl do la suya seilnla las ORtaneias del Real omitiendo no
sólo a Pedro de Vera sino a" Ilernftn Carrillo y señalando a (iaroi Bravo a
quien da su título de alcaide de Atienza.
19 Cfr. l'ui,r,An: Cróuim, cap. XCIII, pñír. 472, Mosén Diego dice sencillamente:
Y Pti psir día rinirron los mnrns dp Mija.i p Osuna /os qnalpfi .w dieron
a la niprred dpi fíe/i romo ios mnroK de Málaga. (VóioVo. cap. LXXXVIIL
pág, 271. Luego veremos que hay bastante más de lo que uno y otro parecen
decir.
234 [12]
da tuuo otros cargos e fué capitán e corrió muchos lugares de moros
e hizo otros grandes servicios y le fueron entregados ciertos lugares
de moros en especial Osunilla e otro lugar cabe Málaga...'^.
A estas dos preguntas responden los testigos según lo vieron, oyeron
o de alguna manera están informados acerca de su contenido. Los hay que
confiesan ignorar lo que se les pide, otros que dicen que así se dice, pero
hay varios que confiesan haberse hallado en el real al tiempo de la conquista
de Málaga y vieron al gobernador en funciones de guarda mayor,
y algunos que tomaron parte en la ocupación de Mijas y Osunilla, que son
los dos lugares vecinos a la bella ciudad andaluza a que se hacia alusión
en la pregunta. Como las respuestas coinciden y a nada conduciría ensartar
un rosario de testimonios, vamos a seleccionar algunos de ellos, los
que resultan o más explícitos o más expresivos, mirando siempre a la finalidad
que ahora perseguimos, de la cual no queremos desviarnos, siquiera
ello implicara poner de relieve cosas en la que no se ha venido parando
la atención.
Será el primer testimonio que utilizaremos el del tundidor Lope de
Ocaña que acompañó a Pedro de Vera en la conquista de Granada y se
halló también presente en la campaña contra Málaga. A la primera pregunta
responde ampliamente y con tanto mayor autoridad cuanto que hace
hincapié en que sabe lo que dice porque a todo lo sobredicho se halló
presente. Así pues:
üido como el dicho Pedro de Vera lo hazía en el dicho cargo de
guarda mayor del real de sus Altezas como buen cauallero esforzado,
e vldo como el Rey Católico, de gloriosa memoria, estaua
muy satisfecho de su seruicio de la dicha guarda del dicho Pedro
de Vera e que lo sabe porque el dicho Rey Católico siempre mientras
duraron las guerras de Granada le vido este testigo que tenía
mucha confianza en el dicho..^^.
En lo referente a la segunda pregunta, aunque omite los nombres de
los lugares ganados a que se refiere aquélla, es muy expresivo por lo que
respecta a las actividades del antiguo alcaide árcense tan hábil organizador
de entradas y cabalgadas:
estando el Rey Católico sobre la ciudad de Málaga, este testigo
üido muchas veces al dicho Pedro de Vera, con la gente que a
su cargo tenia de la guarda del dicho real, hacer... muchas entradas
e le vido traer al real muchas cavalgadas de moros e oyó desir
estando este testigo en el dicho real como el dicho Pedro de Vera
avia tomado dos lugares cerca de la dicha cibdad de Málaga.
Confirman el testimonio de Lope de Ücaña otro» testigos como
Francisco Zarco, que añade el detalle de haber visto a Pedro de Vera, al
20 Para las preguntas del interrogatorio de la información xericien-se
de W.M, mencionada antes, cfr. Un documento inleresmúe cit., pág8. 17 y
18, Conviene tener presente la primera de las dos arriba transcritas pues
demuestra, contra lo (¡ue se suele decir, que Pedro de Vera no perdió el
favor de los Reyes. Éstos aun retirando de puestos a quienes no lo desempeñaban
a su gusto, supieron utilizar en otros a las personas a las cuales
removían. Los ejemplos podrían multiplicarse fácilmente.
21 El testimonio de Lope de Ocaña es el segundo de la información de
1537. El pasaje transcrito en la pág. 21 de Un documento interesante cit.
[131 235
tiempo de la tala que precedió a la campaña de Málaga, en funciones de
guarda mayor y muy tenido en cuenta por el soberano, Fernando Riquel
el Viejo y Gómez Patifllo, todos testigos presenciales de lo firmado por
ellos; pero el testimonio que redondea el antes inserto de Lope de Ocafla
es el siguiente de Juan Camacho de los Hijuelos, con el que cerraremos
la serie. Aunque en algo repitamos lo ya comprobado, será bien copiarlo
íntegramente:
a la sexta pregunta dixo que sabe que estando su Alteza en el
cerco de Málaga e con él el dicho gouernador Pedro de Vera, su
Alteza le mandó que corriese los dos lugares que fueron Osunilla e
Mijas, e el dicho gouernador Pedro de Vera por mandado de su Alteza
los corría e conquistaua e andaua con éste e iba en su compañía
e oyó desir que desde [una linea comida por la polilla]/g/i/eron
entregados los dos lugares e que esto \es público\ e cierto'^'^.
Si se recuerda lo escrito por Pulgar en su Crónica acerca de la comisión
dada por el Rey Católico al gobernador Vera de ocupar estos dos
castillos malagueños, uno de ellos —el de Mijas— de amargos recuerdos
por el descalabro que su intento de ocupación hizo sufrir a los comienzos
de la campaña, el silencio de Mosén Diego de Valera sobre este episodio
que siguió a la ocupación de Málaga pierde por completo todo el valor
de argumento negativo^^. En lo que toca a la quinta pregunta, Juan Camacho
aparentemente no hace más que repetir lo que otros han dicho,
esto es, que Pedro de Vera fué guarda del real, pero su dicho da un nuevo
matiz al hecho y por esto merece lo transcribamos en sus primeras
líneas:
a la quinta pregunta dixo que sabe que, andando este testigo
en la guerra del reino de Granada, vido en ella al gouernador Pedro
de Vera ser guarda mayor del real de los Reyes Católicos e como
tal guarda mayor ponía e quitaba guardas...
Creemos que después de los testimonios anteriores y de lo dicho por
Pulgar sería bizantino seguir discutiendo la realidad de la presencia del
conquistador de Gran Canaria en uno de los períodos de la guerra de Granada
anterior a la sentencia en la causa de los gomeros. Con ello se crearán
problemas y habrá que rectificar lo admitido como cosa segura, pero
ésa es la historia y más cuando se trata de épocas y personalidades el bagaje
documental de las cuales está lleno de lagunas.
Punto interesante en la labor que realizamos es el de situar cronológicamente
los hechos que acaban de ser establecidos y aunque grosso
modo la cosa es fácil y los límites del estudio presente excluyan las actuaciones
posteriores a 1489, no lo es tanto cuando se trata de precisar el
comienzo del desempeño del oficio de guarda mayor del real por parte
de Pedro de Vera, máxime que de aquí penden la aceptación o la rectifi-
22 Juan Camacho de los Hijuelos figura con el nv'imero siete en la
información cit. El texto inserto en la pág. '27. En la respuesta a la quinta
pregunta dice que él estuvo en la campaña de Granada y fué testigo presencial
de lo que diga.
23 Cfr. sobre el primer intento de tomar la fortaleza de Mijas lo que
dice MOSÉN DIEGO DE VALERA: Crónim, cap. LXV. El silencio del alcaide
portuense en este episodio hace sospechar de la fidelidad de sus informadores
ya que no de la imparcialidad y buena fe del historiador.
236 [14]
cación de afirmaciones de los historiadores canarios que pueden hacer
cambiar considerablemente la cronología de hechos importantes déla conquista
de aquel archipiélago.
Desde luego es incuestionable que al iniciarse la marcha sobre Vélez
Málaga el antiguo veinticuatro jerezano y segundo del gran Marqués de
Cádiz estaba en el ejército real, puesto que según el detallista y exacto
Hernando del Pulgar formaba parte de la rezaga de aquél en compañía de
otros capitanes bien conocidos^^. Ahora bien, la campaña contra aquella
ciudad comenzóse a partir del siete de abril de 1487, en cuyo día, sábado
de Ramos, salió el rey don Fernando de Córdoba y recogió gente en
el río de las Yeguas, de donde partió el 12 de los mismos mes y año en
que, puestos sobre Archidona y recibidas las tropas de Jaén, se puso cerco
a Vélez el lunes de Pascua, que se contaron catorce días. Tenemos,
pues, un hito importante así fijado, fecha mínima indiscutible, que podría
prudencialmente adelantarse, ya que no hay que suponer incorporado al
ejército en los mismos días en el que salía a campaña el gobernador de la
Gran Canaria, que aun debía conservar este oficio, pues se le sigue designando
como tal todavía en documentos oficiales del año 1489. Y como
la expedición —esta vez pacífica, pues se dieron a partido— contra las
villas de Mijas y Osunilla tuvo lugar entre el 15 de agosto del 487 en
que se rindió Málaga y el 25 del mismo mes en que, según Valera, vinieron
los moros de Mijas e Osuna, los cuales se dieron a la merced
del rey como los moros de Málaga, y entraron en el corral de la alcazaba,
por quedar cautivo con pérdida de todos sus bienes, por estos días
aun conservaba el favor real el discutido conquistador de Gran Canaria^*.
Hacer suposiciones y razonarlas estando faltos como estamos de documentos
seguros, lo creemos muy expuesto y preferimos cerrar aquí esta
parte de nuestro trabajo.
Pero podría ocurrírsele a alguno que este Pedro de Vera a quien menciona
Pulgar y silencia Mosén Diego, que le conocía bien de años atrás y
era persona notoria, no haya sido el alcaide árcense sino uno de sus parientes
y homónimos que por entonces vivían en Jerez desempeñando oficios
concejiles, como el jurado de quien quedan numerosos rastros en la
documentación capitular. Y como las milicias de Jerez toman parte y muy
importante no solamente en la guerra contra Granada en general sino en
la campaña malagueña en especial, la suposición parece tomar cuerpo y
exigir se la tenga en consideración, pues de resultar confirmada evitaría
el planteamiento de los problemas a que antes se aludió.
Si la información hecha en Jerez en 1537 no nos fuese conocida no
24 Recuérdese el pasaje de la crónica de Pulgar transcrito con anterioridad.
La data del comienzo do la campaña contra Vélez Málaga la
dan los cronistas uniformemente, marcando Mosén Diego las estapas de
la misma hasta la caída de la fortaleza. No existen, pues, razones para
que nos detengamos a documentarla.
25 Cfr. Crónica cit., cap. LXXXVIII, pág. 271. Mosén Diego pudo conocer
bien la campaTia do Málaga por liabor sido la villa del Puerto de Sta.
María, su habitual residencia, uno de los lugares designados para la venta
de los moros de Málaga y su alfoz, condenados a esclavitud, como lo
demuestran los documentos transcritos en el protocolo del escribano Hernando
de Carmena en los afios 1483 y 84.
[15] 237
cabe duda de que este argumento no solamente tendría un peso considerable
sino que obligaría a dejar en suspenso la conclusión a que antes llegábamos;
pero como entre los puntos en ella puestos en claro figuran la
presencia del gobernador y no de sus parientes y homónimos —primos ni
nietos— en la campaña contra Málaga y en la expedición contra las villas
de Mijas y Osunilla, el escrúpulo cesa por no tener base, ya que los testigos
presenciales que deponen en aquella y los que sin serlo aluden a lo
que en Jerez era público y notorio, no han podido ni incurrir en error sobre
persona tan conocida ni prestarse a una superchería que hubiera quedado
al descubierto antes de consumarse. Lástima grande que no se hubiesen
precisado esas entradas y cabalgatas y esas otras tomas de castillos y
lugares que sin distinguir menciona más de un testigo y las cuales, al ser
fijadas cronológicamente, no sólo llenarían vacios de la vida de Pedro de
Vera Mendoza sino que nos habrían evitado no pocas fatigas, en buena
parte infructuosas hasta ahora^*.
Pero resulta bizantino insistir más sobre un problema cuya solución
nos da la real cédula dirigida por el Rey Católico a Diego Gómez de Vera,
el primogénito del conquistador de Gran Canaria, desde el real de Baza
el 15 de julio de 1489 que ya dimos anteriormente. En ella se lee: Diego
de Vera, mi veinticuatro de Xerez. Pedro de Vera, vuestro padre,
mi gobernador de Canaria y proveedor general, me dice que Juan
de Olmedo, vecino del Puerto, le avia dicho que me serviría con cinco
o seis carabelas, en que yo mucho seré servido según veréis por
lo que vuestro padre sobre ello os escribe..'^T. NO creo que después
de lo dicho antes se puedan hacer interpretaciones sutiles para evitar las
dificultades que de todo lo dicho se desprenden, dando a la frase «me dijo»
el significado de «me escribe».
En estudio sobre la actuación del antiguo segundo del gran Marqués
de Cádiz en el trienio 1489 a 92 examinaremos el problema de su presencia
en el hecho de la rendición de Granada.
26 Un antiguo elenco de los alcaides de Arcos de la Frontera coloca
a Pedro de Vera al frente de aquella villa en el trienio 1487 90. No hemos
querido hacernos cargo de esta noticia, que a su tiempo examinaremoí*, por
limitarnos en el presente estudio a hacer ver que, venido o no do Canarias
en 1483 el gobernador Pedro de Vera y haya retornado o no a .su gobierno,
estaba en la Península tomando parte en la campaTm contra los moros
granadinos, alo menos durante la primera mitad—bien holgada -del
año 1487.
27 Cfr. Pedro de Vera hasta su gobierno de Gran Canaria, La Laguna,
1950 pág. 19, Separata de «Revista do Historia», XM, 1946, prtg. 428.