EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN GRAN CANARIA
El yacimiento de La Montañeta (Villa de Moya)
t>or SEBASTIÁN JIMÉNEZ SÁNCHEZ
En el deseo de dar a conocer algo de lo mucho que hemos explorado,
descubierto y estudiado en las campañas arqueológicas
correspondientes a los planes nacionales que hemos dirigido, merced
a la preferente atención del Estado a los problemas arqueológicos
de las Islas Canarias, hoy nos complacemos en ofrecer a los
lectores de la prestigiosa «Revista de Historia», siempre tan acogedora,
un exponente de nuestras actividades en el año 1946.
Antecedentes y emplazamiento. Conócese por La Montañeta a
una regular elevación formada por toba volcánica que da frente al
Barranco de El Pagador, en su mismo nacimiento. Esta montaña
encuéntrase ubicada a unos dos kilómetros del casco urbano de la
villa de Moya, a doscientos metros próximamente de la margen derecha
de la carretera que conduce a la expresada villa. Su emplazamiento
en zonas de medianías es extraordinariamente estratégico,
por lo que constituye un excelente mirador que domina el Caidero
de El Lance, lugar donde tiene nacimiento el mentado barranco de
El Pagador y los valles y hondonadas del término municipal de la
ciudad de Guía de Gran Canaria, la interesante costa de Bañaderos
y Lairaga, rutas hacia el Tagóror del Gallego y Agadir de Valerón,
y el resto de costa recortada y acantilada que ofrece el norte de la
isla de Gran Canaria hasta la Isleta (figura núm. 1)
Toda La Montañeta en su costado sureste aparece cubierta de
euforbios canarios y de nopales o tuneras indias como se las llama
en la isla. El acceso a este costado sureste de La Montañeta, el más
interesante de ella no sólo por las elocuentes huellas de su vulca-nismo
e interés arqueológico, es bastante difícil, por lo abrupto y
cortado de la montaña, ser terreno unas veces movedizo y otras de
tosca en rampa acusada y por las plantas espinosas que cubren dicha
montaña. No obstante, se asciende a ella por estrechos senderos
y veredas que dan comunicación, desde antiguo, a los curiosos
[2] 28
y muy importantes conjuntos de cuevas viviendas, cuevas funerarias,
agadires o graneros, gran cámara santuario y tagóror, excavados
todos ellos en la toba volcánica. Los costados norte y poniente
de ia misma son suaves y por algunas partes se confunden con el
llano del terreno que da al lugar conocido por El Palo, topónimo
que tiene su origen en el ilustre apellido genovés Rapallo, correspondiente
a una familia asentada en dicha comarca, que entroncó
con las nobles casas de Castillo y Amoreto, entre otras, fundadas
por conquistadores de Gran Canaria.
La Montañeta aparece ubicada en plena zona de dominio del
que fué popular y valeroso jefe indígena canario Doramas, por lo
que está en lo posible que este hermoso conjunto de cuevas y anexos
de La Montañeta fuera en su tiempo la residencia habitual del
indomable caudillo, prototipo de la audacia y genio guerrero del
canario prehispánico.
Fig. 1.—Croquis de situación del yacimiento de
La Montatíeta, Moya
Grupos de cuevas. Arqueológicamente estudiado, este yacimiento
de La Montaiíeta comprende cinco importantes grupos de
cuevas naturales y excavadas, cuyos destinos están perfectamente
definidos por los vestigios que en ellos hemos recogido, por su estructura
y por los detalles especiales que apreciamos en su labra.
Lleganao a La Montañeta por donde llaman El Palo, encontramos
en primer término un conjunto de cuevas arruinadas, cavadas
en la tona volcánica, en franco período de. descomposición, por lo
3
24 [3J
que muchos de sus departameotos aparecen hundidos por desplome.
Aun vemos en ellos restos de galerías, oquedades y silos. Actualmente
son usadas pura extraer de las mismas la arena volcánica
ue llaman picón, motivo por el que se las conoce con el nombre
e La Piconera. Esta parte carece de interés arqueológico, dadas
las modificaciones experimentadas en toda ella.
Colindando con la parte arruinada, pero en un plano más alto,
comienzan los conjuntos de cuevas, oquedades, silos, etc., verdaderamente
interesantes y de auténtico valor arqueológico. Su conservación
es casi normal. Prescindiendo de algunas cuevas de escaso
interés, merece destacar, en primer término, un notable granero o
agadir, grupo de cuevas viviendas, gran cueva vivienda con segundo
piso en el que sobresale un pavimento de tosca casi circular
con ocho hoyos o pozuelos circulares a manera de oráculo, cuevas
viviendas, una amplia cueva de carácter religioso con pozuelos votivos
y de libaciones, y una cueva tagóror.
Granero o agadir. Este granero o agadir es amplio. Mide
quince metros de fondo, 5'50 m. de ancho en el centro y 7'50 m. de
ancho en el fondo. Su techo es entre abovedado y plano, y se eleva
a unos cuatro metros. La boca de entrada mide 2'50 y 3 m, de alto por
1 y 2'50 m. de ancho, y mira al sureste. La planta del mismo es bastante
irregular, como bien se desprende de-las dimensiones dadas.
Hecha la limpieza en el interior de este granero, pusimos al descubierto
cinco silos distribuidos en distintos planos del piso y en la
propia pared del fondo.
El silo número uno encuéntrase en la parte central de la pared
del fondo de la cueva. Es casi circular; mide 1'40 m, de profundidad,
0'70 m. de ancho o diámetro y 2'30 m. de largo. El número dos está
situado sobre el número uno y es de forma romboidal; mide 2'50 m.
de largo, l'SO m. de alto y 0'90 m. de ancho. Este silo mide 2'80
m. de profundidad (largo) al extenderse por un lado. El silo número
tres es de forma aplisada y mide 0'70 m. de ancho en la boca,
1*20 m. de alto y l'SO m. de ancho interior. El silo número cuatro
es de boca mayor y un poco irregular. Mide de alto l'SO m., su
diámetro interior es de 2'45 m. y'su ancho de boca es de 0'60 m.
f»or un largo de dos metros. El silo número cinco es de boca circu-ar;
mide 0'90 ms. de ancho, O'Stt m. de alto y 0'90 m. de ancho
interior. Este silo es el primero que pusimos al descubierto y está
cerca de la puerta.
A la izquierda, y a más bajo nivel del .piso de la cueva granero,
pero formando parte de la misma, encontramos una amplia cueva
vivienda que presenta entrada directa al exterior. Su techo aparece
hoy casi derruido. La planta de la misma es casi circular. Dimensiones:
diámetro transverial 4'60 m., diámetro opuesto 4'20 m. Al-
W 26"
tura máxima a que estuvo el techo, 3'25 m. La puerta, de 2'50 m. de
ancho, mira al naciente. En las paredes del interior de esta vivienda
encontramos agujeros para colocar palos y vigas que sirvieron
para hacer divisorias interiores y para colgar útiles del hogar. Esta
cueva vivienda fué, sin duda alguna, la morada del guardián de este
importante granero.
Próximo a los silos localizamos pequeñas cavidades o alacenas,
arqueadas unas y otras con tendencia cuadrangular.
Material recogido. En el interior de este granero o agadir recosimos
trozos varios de morteros circulares y ovaloides, cinco bruñidores,
varios alisadores, trozos de tea en avanzado estado de descomposición,
trozos cerámicos de un solo color correspondientes a
pequeños tazos troncocónicos, cazuelas, ollas, platos y bandejas;
asas arqueadas, asas trapezoidales (grandes y pequeñas), nueve pedazos
de molinos pétreos, hachita de obsidiana y cantidad abundante
de lapas. Gran parte de todo este material fué recogido en el
interior de la cueva vivienda del guardián de este granero.
Cuevas viviendas y cueva para prácticas agoreras. Muy próximo
al granero hallamos una hermosa cueva con ventanal interior
que comunica con otras cuevas laterales. Sus dimensiones son: 2'80 y
2'50 m. de diámetros, por lo que ofrece planta casi circular. La altura
interior es de tres metros. Su boca mide de ancho 1*25 m. y 1*20
de alto. Al remover el piso lleno de piedras y terrumen encontramos
dos trozos de piel color blancuzco, perfectamente adobada y
con cosidos delicadamente hechos que denotan una técnica especial
(figura núm. 2); este cosido parece haber sido hecho con fano
hilo trenzado portugués, pero visto al microscopio resultan ser filamentos
vegetales muy seleccionados y trabajaaos. Ello constituye
una sorpresa más, en cuanto se ha repetido una y mil veces que los
canarios, al confeccionar sus vestiduras de cuero, sus ropillas, jubones
y tamarcos, zurrones y bolsos, y aun sus envolturas funerarias
o mortajas, los hacían cosiendo sus partes sólo con filamentos
de cuero y nervios, para lo que empleaban espinas de pescado y
púas de plantas espinosas. Las pieles blancas como estas que damos
a conocer en este estudio, hábilmente adobadas, a i^ual que gamuza,
fueron las que usaban, según refieren los antiguos cronistas,
las vestales canarias, harimaguadas o maguadas, a manera de
camisón.
Este hallazgo que nos ocupa, con tan delicado y esmera'do cosido,
nos hace creer c^ue los canarios prehispánicos practicaban, a
parte del cosido corriente, de por sí admirable, una técnica espe-cialfsima
para otro cosido más nno, cual es el de la pieza a que nos
referimos.
26 [5]
En el derrumbadero existente delante de la citada cueva y entre
malezas, peñascales y tierra de acarreo, encontramos una vasija
de medianas dimensiones, de corte elegante y no frecuente, con un
poco de deterioro en el cuello (figura núm. 9). Su boca debió ser
ancha: es un tanto panzuda y la base es plana. El color de la misma
es ocre apagado. El ancho de su vientre es de 5 cm. El alto alcanza
a 18 cm. Es una pieza de fácil restauración.
A pocos metros localizamos una gran cueva de planta circular,
con claraboya de pequeñas dimensiones y ventanal interior lateral
que comunica con otra cueva colindante de más reducidas dimensiones.
La boca de esta cueva es amplia y mira al sureste. Mide 3
m. de alto y toma forma de arco casi perfecto. La entrada ofrece
pequeña rampa de 80 cm. de altura, y junto a ella, al nivel del piso,
aparece un ventanal casi circular, de un metro de diámetro, mag-níñco
mirador que domina la entrada a La Montañeta, poniendo
bajo su vista la margen derecha del Barranco de El Pagador en su
propio nacimiento.
En el interior de esta cueva descubrimos dos asientos labrados
en la pared del costado izquierdo de la misma, y en el suelo, igualmente
labrados en la tosca, cuatro pequeños hoyos circulares de 10
y 12 cms. de diámetro por 10 cms. de proftinaidad, y una zanja
rectangular de l'20x0'40 m., así como tres cubilos. En el último
cubilo, emplazado frente a la puerta, apreciamos un ventanal que
da al segundo piso de la cueva. A este segundo piso comunica también
una gatera, la que a su vez da comunicación con un gran silo
de 1'45 ms. de ancho en la boca, 1*55 y 2 m. de ancho interior.
Por esta estrecha gatera, que aun conserva en sus bordes las huellas
de ranuras en la que estuvo colocada la pequeña compuerta o tor-ba
que daba paso al grano, hemos pasado arrastrándonos con difí-cultad
para poder admirar y estudiar la estructura curiosa del piso
alto. En este segundo piso, después de las operaciones de limpieza,
descubrimos otro gran silo, de 7 m. de longitud interior, es decir,
de largo, por 2 m. de ancho. Este silo da al primer piso por el ventanal
situado frente a la puerta principal. En el costado derecho
del mismo se localizó una pequeña cueva de r 5 0 x 2 m. En el interior
de este gran silo hallamos un hacha, diversos trozos cerámicos,
una media cazuela de base curva, raspadores, bruñidores y
múltiples caparazones de lapas. Tiene este segundo piso, en conjunto,
5 silos y 9 oquedades diversas que estimamos fueran viviendas,
creencia que queda debidamente probada con los residuos de
hogar que hemos encontrado y recogido.
La planta de este segundo piso es circular y ofrece un enorme
ventanal que cae asimismo sobre la puerta del primer piso. La altura
del abovedamiento de esta dependencia superior es de unos
7 m. En su centro, pero hacia el ventanal, descubrimos, después de
'JJ
[61 27
Fig. 3.-Po2uel08 labrados en la tosca.
¿Braseros u oráculos para prácticas
agoreras?
una seria limpieza, una tosca casi circular de 2'75 m. de diámetro.
Ella nos proporcionó regocijo al apreciar labrados en la misma varios
pozuelos distribuidos irregularmente pero formando circunferencia
o cadena alrededor de un
pozuelo mayor. Se trata de 7 pozuelos
u hoyos circulares de dimensiones
más pequeñas que el
pozuelo central (35, 40,45,50 y 63
centímetros de diámetro). El pozuelo
que consideramos central, a
pesar ae tener cierto desvío, es enteramente
circular, con un diámetro
de 45 cm. El espacio que media
entre los círculos aparece, aun
estando en ruina, como formando
radiaciones o separaciones radiales
de la misma tosca de 28 a 53
cm. de espesor. La profundidad
de estos pozuelos es variable, oscilando entre 25 y 30 cm. (figura
núm. 3). Tan extraña labra en la tosca, con disposición interesantísima
y curiosa, nos ha sorprendido y nos ha hectio preguntar sobre
su especial destino. A nuestra mente se agolpan múltiples respuestas,
pero en esta materia no podemos sentar afírmaciones categóricas.
Sólo nos preguntamos si serán éstos pozuelos o braceros donde
cocinaban frutos, menos carne, para adivinar, a través del humo,
según fuera éste derecho o ladeado, y sobre los que hacían sus agüeros,
prácticas éstas que, según los más viejos cronistas de las Islas
Canarias, hacían los aborígenes prehistóricos cuando se veían sumidos
en miseria, revueltas intestinas o asaltos de forasteros. La misma
disposición de esos pozuelos nos true el recuerdo del oráculo para
sus prácticas agoreras en determinados días del año y lunaciones.
Estos pozuelos, con esta especial distribución, que hoy subrayamos,
constituye en Canarias el primer y único exponente de esta
clase, por lo aue le damos una importancia excepcional, esperando
de los especialistas digan el entronque c^ue puedan tener, así como
su especial y auténtico destino, ya religioso, votivo, de ofrenda, o
sencillamente de oráculo, lo más probable.
A la izquierda de la cueva alta, cerca del ventanal exterior, pero
en alto, hallamos una pequeña cueva de un metro de altura por 78
cms. de ancho y l'SO m, de profundidad. Presenta oquedades interiores.
La cueva principal aparece con dos hendiduras tapadas con barro,
una de ellas tapiada con piedras. Esta circunstancia nos hiso
pensar en un posible hallazgo interesante en su interior, pero cual
no sería nuestra sorpresa al quitar las piedras y no encontrar nada
de interés: tan sólo un mortero pétreo de forma ovaloide.
28 [7]
A la derecha del observador y en el propio segundo piso de la
cueva que estudiamos descubrimos dos cavidades de poco más de
1*80 m. de largo, 0'80 m. de ancho y 1'60 m. de alto, posibles dormitorios.
A ellas se llega por una escalera empinada, casi vertical,
labrada en la piedra, de unos tres metros de alto. Sus peldaños están
aán perfectamente definidos y conservados casi en su totalidad.
Material. Nueve fragmentos de morteros no completos, ova-loides
y circulares.
Caparazones de lapas.
Trozos de sabina y tea con claros vestigios de haber estado encendidos.
Pedazos cerámicos de platos, ollas, tazos, cuencos, cazuelas, etc.
en un solo color achocolatado, y otros con restos de adornos dentellados
pintados en negro y bermellón sobre fondo canelo con
motivos geométricos.
Huesos de cerdo, especialmente colmillos.
Un núcleo.
Dos hachas talladas.
Ocho bruñidores planos, circulares y ovaloides.
Cinco raspadores.
Dos raederas.
Una piedra fraccionada, de forma interesante, de las llamadas
vivas, que por su configuración especial la identificamos con un be-tilo.
Su altura total pudo haber tenido 30 cms., ya que al recogerla
fraccionada no nos da su longitud exacta; el diámetro de su casi
base alcanza 13 cms. (fig. 4, c).
Múltiples asas de distinta tipología.
A pocos metros de la cueva que acabamos de estudiar, después
de subir un pequeño repecho, descubrimos en el centro de todo este
rico yacimiento de La Montañeta un grupo de tres cuevas viviendas
de estructura interior casi circular, de unos 4 m. de diámetro. El
techo casi abovedado está formado por guijarros de toba volcánica.
Dentro de las mismas, y después de extraer los escombros, abundantísimos,
hallamos pequeñas oquedades. Las paredes presentan
las huellas o agujeros donde estuvieron colocadas las clavijas para
colgar las vasijas, etc. En el centro del piso, pero hacia la puerta,
apreciamos las clásicas piedras del fogón mezcladas con extraordinaria
cantidad de cenizas, huesos de animales, especialmente de
cabra y cerdo, caparazones de lapas, almejas, raspadores, bruñidores
ovales y discoidales. Esta misma limpieza del piso y dependencias
nos dió este otro material:
4 mortero» ovales.
m 29
2 morteros circulares.
Diversos trozos de piedra de molino de grandes y pequeñas
dimensiones, de color gris rosáceo.
Trozos de sabina y tea, muchos de ellos quemados, como si fueran
restos de hachones.
3 clavijas de tea.
2 lancetas o palillos de tea, planos y aguzados.
1 espátula de madera con mucho uso.
2 hachas de grandes dimensiones con talla bifacial, de 21 y 22
cms de longitud por 9 y 11 cms. de ancho máximo (fig. 4, /, p).
1 hacha grande, de 26 cms. de largo por 11 de ancho (fig. 4 , / ) .
FIflchita lanceolada, de 13 por 4'5 cms. (fig. 4, m).
4 piedras pulidores de forma ovaloide.
7 tahonas (fig. 4, /).
1 bruñidor de piedra porosa en forma de horma de zapato, utilizado
para el adobe y preparado de pieles (fig. 4, k).
1 piedra elipsoidal, de 14 por 8 cms., completamente lisa
(fig. 4, a).
1 piedra bruñidor circular, de 8 cms. de diámetro (fig. 4, 6).
1 piedra oval, alisada por el uso, de 11 por 8 cms. de diámetro.
4 tahonas de forma variable.
1 piedra discoidal, muy porosa, de 9 cms. de diámetro, con canalón
circular de un cm. de ancho, labrado en el espesor de la
misma (fig. 4, o).
2 dardos balines pétreos empleados en hondas de cuero o de
trenza de palma (fig. 4, d, e).
1 bruñidor cilindrico alisado en sus caras por el excesivo uso.
Dimensiones: alto, 10 cms., diámetro, 7 cms. (fig. 4,y).
1 sandalia de cuero y trozos de pieles adobadas con cosidos a
base de hilo vegetal y de delgados filamentos de cuero (fig. 5).
3 cráneos de perros pequeños.
Múltiples caparazones de patella.
1 gigantesco betilo (fig. 6), pieza excepcional labrada en asperón
de toba volcánica color terroso. Dimensiones: 47 cm. de alto;
base mayor de planta circular un tanto irregular, de 30 cm. de diámetro,
y base superior de 20 cm. de diámetro. Su forma es la de
un huso. Esta pieza, hábilmente moldeada ha»ta darle su peculiar
estructura de falo, es mucho mayor que el otro betilo pétreo descubierto
y estudiado al hablar de la cueva precedente (fig. núm. 9,^"),
y también mayor y más robusto que los recogidos en el yacimiento
de Tara, en la ciudad de Telde^ Este betilo de La Montañeta, de
1 SEBASTIÁN JIMÉNEZ SÁNCHEZ.—iVuewos idolos de los canarios prehia-pánicos.
«El Museo Canario», n." 13, Enero-Marzo 1945.
PEDRO HERNÁNDEZ BENÍTEZ.—De prehistoria Canaria: tres bttilos y un
ara, diario «Falange», Las Palmas, 21 de Octubre de 1942.
30 [9]
la villa de Moya, es una prueba más, y elocuente, del culto fálico
practicado por los grancanarios prehiapánicos.
2 cucharas de palo o madera, de 9 cm.dc largo en su mango (fíg.7),
1 cuchara de madera, en tamaño mayor (fiff. 7).
1 peine de madera, de 6 x 5 cm.; un lado lleva dientes fuertes
y separados, y por el otro delgados y muy unidos (fig. 7).
1 tro/.o de madera de 7 cm. de longitud, taladrado en su centro;
por su forma quiere ser un mango que sirviera de estuche para
guardar dentro de dicho taladro alguna pieza aguzada y de fácil
rotura y de posible empleo en labores artesanas, como agujetas de
cosido, etc.
1 tapadera de 6 cm. de diámetro, con dos pequeñas orejas o asideros,
correspondiente a ollíta ventruda de 4 cm. de diámetro en
su boca, según deducimos del canalón de ajuste que presenta en su
cara posterior. Su color, canelo oscuro (fig. 7).
1 tapadera de cinco centímetros de diámetro, color negruzco;
le faltan asideros. Tiene canalón de ajuste en su cara posterior.
1 trozo de plato con decoración angular, color negro sobre fondo
rojo.
2 fondos con pequeño alto de ollitas de base plana de 5 y 6
cms. de diámetro. Color canelo claro con especial decoración.
1 tazo troncocónico muy escotado, de base plana, color bermellón;
carece de ornamentación. Es vasija elegante. Dimensiones,
diez cms. de diámetro en su base y 7'5 cms. de alto.
Fragmento de cazuela, con cuerpo superior escotado, de 4'5
cm. de alto, y cuerpo inferior curvo para formar la base. Corresponde
al tipo de cazuela de base curva con asa cuadrada perforada.
Color rojo (fig. 8, e).
Trozo de tazo troncocónico de vivo color bermellón, base plana,
con asa y pico-vertedero (tipología no frecuente); dimensiones:
alto, 11 cms., diámetro en su base, 8 cms.
Media cazuela de base plana y limpio color rojo, sin decoración;
tiene asa trapezoidal con taladro circular. Dimensiones: 19
cms. de diámetro en su boca por otro igual en su base, altura de su
cuerpo, 7 cms. (fig. 8, d).
Tres fragmentos de cazuelas similares, (fig. 8, h, k).
Pedazo de cazuelita color canelo claro con decoración dentada
en negro dentro del alto de su cuerpo; lleva asa trapezoidal con taladro
(fíg. 8, ¡).
Dos trozos de pequeñas cazuelas en color rojo oscuro y canelo,
de 5 y 8 cms. de diámetro en su base, con altos de 4 y 5 cms.
(fíg. 8, c). '
Fragmento de cazuela de base curva.
2 trozos de cuencos planos con altos de 2'5 y 4 cms., respectivamente.
Color rojo.
[10] 31
Pedazo de bandeja con asa perforada, tipología cabeza de cernícalo.
Color rojo.
3 trozos de ollas color canelo oscuro con asa-vertedero (fíe. 9,
b, d, /); ofrecen la particularidad de tener sus paredes exteriores
cubiertas de humo.
3 grandes ollas color negruzco con asas perforadas y alargadas,
de las que hemos denominado de "cabeza de lagarto" (fig. 9, a, h).
Fragmentos de grandes y ventrudas vasijas, tipo tinajones, con
asas perforadas, excesivamente fuertes y de dimensiones exajeradas;
algunas de estas asas, de forma arqueada, alcanzan longitudes de 16
y 17 cm. con grosores de 2, 4 y 6 cm. (figs. 8, g; 9, c, i).
Vertedero cerámico cilindrico, de 3 cm. de diámetro y 9 cm. de
longitud, pieza en extremo rara, y como aditamento ornamental
Fig. 10.—Dibujos en interiores de platos: a, color chocolate
con dibujos en negro; a', color rojizo con decoración arborescente
en bermellón; b, canalones incisos en platos; b\ trozo de
platos con trazos incisos.
posible de vasija es muy extraño, pues no responde a las variadas
tipologías de pico-vertederos de ánforas que hemos estudiado y
clasificado; tal vez pueda ser pieza de una lámpara prehistórica
(fig- 9. g).
32 [II]
Media tapadera de olla con asidero perforado y plano en sa parte
superior.
Media tapaderita de pequeña vasija con asidero redondeado y
perforado.
Dos voluminosos picos-vertederos con asas pronunciadas en su
centro, correspondiente a ollas, y medianos calentadores (fig. 9, e).
Trozos de platos, algunos de ellos con incisiones estriadas y
canulares en sus fondos exteriores, en tanto que otros presentan esas
incisiones en sus fondos interiores a base de motivos angulares y
arborescentes pintados (fig. 10).
Cran cantidad de asas de formas variables.
Oran Cueva de Los Silos o Cueva Santuario. Responde esta
denominación a una amplísima cueva excavada en la toba volcánica,
ubicada casi en el extremo de la propia Montañeta. Lista del anterior
grupo de cuevas unos cuarenta metros.
La planta de esta enorme cueva es, a primera vista, casi rectangular,
a pesar de lo irregular de su forma. Ella nos recuerda a la gran
cueva y tagóror de Cuatro Puertas, en el término municipal de la
ciudad de Telde, y a la amplia Cueva de las Huesas, en el mismo
término*. Mide de largo 30 m. y su ancho interior, en la parte central,
que es el más estrecho, es de 7 m. El alto del techo alcanza 4
m. y aparece entre abovedado y plano. Ofrece esta notable cueva
cinco huecos o puertas a distintos niveles debido ello a lo irregular
del piso y al propio desnivel del talud que está delante de la misma.
Esta cueva, teniendo en cuenta estos y otros detalles interiores de
acusado valor arqueológico, resulta más completa e interesante que
la de Cuatro Puertas citada anteriormente.
Los cinco huecos o puertas de acceso presentan dimensiones distintas,
a igual que los espacios que median entre cada hueco de
f>uerta y que hacen de pilastra, de contorno bastante irregular, por
o que ofrecen longitudes variables de 4'50 m., 4 m., 4'50 m., l'óO
m., 1'60 m., y 1*50 m. Los anchos de los citados huecos de puerta,
de izquierda a derecha del observador son: 1 m., 2 m., 80 cm., 1
m. y 1 m. Sus altos respectivos son: 3'50 m., 2'50 m., 2 m., 2'80 m.
y 3 m. El espesor de la pared que hace de frontis es de 1'50 m. El
acceso a la cueva es actualmente en rampa, hoy muy desgastada
por la erosión.
Junto a las puertas y dentro de la cueva hay cinco pequeñas claraboyas,
tres de ellas en la parte alta de las dos puertas del ludo
derecho.
2 SBBASTIAN JIMÉNEZ SANCHRZ.—ín/brwes^ Afeworias. Excavaciones Ar-queológicat
en Gran Canaria, del Plan Nacional de 1942-43 y 44. Pubis, de la
CJomisarfa General de Excavaciones, Madrid, 1946. lo.—Cuerna p tagóror de
Cuatro Puerta», «Revista de Historia», aflo 1942.
HEMEROUCA P MUNiCI
Sania Ciu; úv Tnitiri
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Fifí. 2. Tro/os de piel do color blanco
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H H M l H U i t U H r munibirní
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Fi<í. 5. Sandalia de Cuero
Kifr. 4. -a, bruñidor elipsoidal;
í>, bruñidor un tanto (Circular
con fuerte alisamiento
por el uso; r, piedra fraccionada,
de las llamadas vivas,
d(> forma interesante, que
por su especial configuración
puede ser parte de un
betilo; d. c, g, dardos o balines
pétreos utilizados en las
hondas; f, hacha de 26 cms.
de longitud por 11 cms. do
ancho, tiene mango pétreo;
/í,brunidor;t, hacha de grandes
dimensiones con talla
bifaciahi, bruñidor cilindrico
muy alisado por el uso,
mido longitud 10 cms. y do
diámetro 7 cms.; fr, curioso
bruñidor en forma do hormtk
de zapato, utilizado en el
adobo y preparado do pieles;
/, pequeña tahona de obsidiana;
I», hachita pétrea la-ceolada,
de 13 x 4';') cm. n,
raspador; o, pieza discoidal
de material pétreo muy poroso,
do 9 cms. dediámetro,
con canalón do un cm. do
ancho, labrado en el bordo
del mismo;/), hacha de grandes
dimensiones con talla
bifacial
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Fi^. l!i. l''l"lj:ili(Mlt(i (li> í d o l o i)l;i('i\
Fig. 8. a, media olla color
negruzco, con fuerte cantidad
de tizne adherido; b, fragmento
de cazuela; c, trozos de cazuela
de base plana; d, fragmento
de elegante cazuela color
ocre con asa trapezoidal
con perforación circular; e, pedazo
de cazuela un tanto escotada
Y base curva; f, trozo de
tapadera de ollita con asidero
perforada y parte superior plana;
g, asa de grandes dimensiones,
de forma arqueada con
perforación circular central,
correspondiente a vasijas grandes
y ventrudas; ft, trozo de
cazuela de base plana, color
canelo con decoración dentada
en color más oscuro; i, fragmento
de tapadera de pequeña
ollita de forma pentagonal,
tiene sus asideros rotos; J, pedazo
de ánfora ventruda con
asa arqueada; k, trozo de cazuela;
I, pedazo de cazuclita
con alto y asa alargada de forma
rectangular con perforación
circular; m, fragmento de
vientre de olla con asa-pico-vertedero,
con taladro circular
inferior
Fifí. 9.-rt, tro/.o (le olla con asa típica; h, voluminoso pico-vertodero con pulpejo
taladrado, corres()ondiente a herniosa y típica ánfora; c, fragmento
de olla ventruda con asa aniuoada; </, tro/.o do vasija con |)ioo-vertedero
con taladro en su parto inferior; c, asa coniforme con taladro; f; vertedero
pezoniformecon arranciue de asa circular; y, vertedero cilindrico atípico,
de a cms. de diámetro y 9 de longitud; por su as|)ecto extraño y no frecuente
en ánforas lo consideramos como posil)lo pieza de una lámpara
prehistórica; h, media vasija con asa corriente aniueada; i, trozo de olla
con asa triangular; y, vasija encontrada en una de las cuevas colindantes a
la cueva granero; k, f ragriionto de vaso troncocónico con |)ico-vertedero,
que lleva en su extremo inferior un taladi'o; I, trozo de vasija con vertedero.
U2J ss
- - - ^ ^ ^5^?-
Fig. 11.—Mesa-Altar de los saoriflcios y de las ofrendas a Aloorac, y
lugar de los agOeros. La Montafíeta (Villa de Moya. Gran Canaria)
34 [13J
Tan amplio recinto tiene a lo largo de la pared del fondo 11
hermosos silos de 2, 3 y 4 m. próximamente de largo, por 1 y 2 m. de
ancho en su boca, y 1, 2 y 2'50 m. de profundidad. Aunque la boca
de estos silos es comúnmente circular, los hay que la tienen bastante
irregular. Ofrece, además, tan admirable cueva palacio cinco cavidades
distintas; destaca una de ellas, de forma rectangular, de
1 m. de largo, 70 eme. de alto por 2 m. de profundidad, situada en
el costado derecho, según se entra.
La amplitud y suntuosidad de esta cueva palacio, los silos y cavidades
diversas en ella encontrados después de la ímproba labor
de limpieza realizada en la misma, los restos de ajuar del hogar hallados
en su interior, así como el descubrimiento en el centro del
piso de once pozuelos de distintas dimensiones y formas, nos lleva
a la creencia fume que se trata de la auténtica cueva palacio morada
"del jefe político y religioso del poblado montaraz, amplia y regia
dependencia troglodita que, además de granero y viviendas, fué
tagóror o lugar del sabor o asamblea de notables y a la vez santuario
para prácticas votivas y litúrgicas en obsequio de la divinidad.
Como acabamos de citar, en el centro del piso descubrimos a
nivel superior del mismo una tosca que, después de limpia, nos puso
bien de manifiesto una serie de pozuelos u hoyos casi circulares,
pero de diámetros distintos, a excepción de uno casi rectangular
(figura núm. 11). Esta tosca volcánica mide de largo 3 m. por 2m.
de ancho en su parte más amplia. La tosca presenta la forma de un
cono truncado. En la parte más estrecha descubrimos un pozuelo
casi circular de 40 cm. de diámetro vertical por 30 cm. de diámetro
transversal. Su profundidad es de 30 cm. Como cosa extraña presenta
este pozuelo dos canalones o rebosaderos (véase lámina), uno a cada
lado, de 35 y 20 cm. de largo, terminando en el extremo de la tosca,
que permite a través de ellos la salida al exterior del preciadb líquido
que los aborígenes canarios depositaban en él como ofrenda y
sacrificio. El rebosadero de la izquierda, que es el más largo, tiene
la forma de embudo por lo que su ancho es de 15 cms. junto al pozuelo
y de 2 cm. en su terminación.
Un poco más abajo di este pozuelo, a la izquierda, localizamos
otros dos de 10 cm. de diámetro, unidos entre sí por un estrecho
canalón; próximo a ellos, hacia la de»echa, encontramos otro hoyo
también circular de 17 cm. de diámetro. Hacia la parte más ancna
de la tosca y en el lado izquierdo pusimos al descubierto siete pozuelos
con diámetros variables, seis de ellos circulares, de 10, 12 y
15 cms. de diámetro, y uno rectangular, de 12 por 6 cms. Tres de
estos pozuelos aparecen unidos por un estrecho canalón que parte
del más alejado de ellos, que, como se deja dicho, es circular. Este
canalón al iniciarse lo hace en forma de pico. La profundidad
de los mismos es variable, de 5 a 15 cms.
[1*1 W
Estos detalles labrados constituyen lo más valioso, curioso y
notable que hemos descubierto en el preciado conjunto de dependencias
trogloditas que exploramos en L« Montañeta y particularmente
en este almogarén de Moya, detalles que bien a las claras
ponen de relieve el especial destino religioso que tuvieron todoa
estos pozuelos en la casa santa, casa santuario o almogarén del
faicán o faycag del poblado montañero de base pastoril. Labras y
detalles son éstos que guardan íntima relación, con caracteres de
identidad, con los pozuelos y canalones que hemos estudiado en la
montaña de Cuatro Puertas (Telde)^; pozuelos que sin duda estuvieron
destinados a las libaciones de leche, ofrenda ritual que lo»
grancanarios prehispánicos hacían a su dios Alcorah, juntamente
con RUS danzas litúrgicas, conjuros, etc., a presencia del hechicero
de la tribu cantonal y de las sacerdotisas, que entonaban cánticos
tristes y (juejumbrosos para obtener la protección y especial asistencia
de la divinidad, en los días del plenilunio, cuando desgracias,
como invasiones, sequía, luchas intestinas, etc. asolaban al
poblado montaraz. Por todo esto consideramos a esta tosca, más o
menos plana, como el ara sagrada o votiva y altar de los holocaustos.
Este espléndido almogarén de La Montañeta de Moya nos recuerda
a aquel otro almogarén que cita el cronista de la coqquista Gótnes
Escudero, llamándole "Casa Santa"*; y a la "Casa de Oración" qwe
consigna el historiador teldense Marín y Cubas, refiriéndose « las
montañas de Humiaga y Tirma'.
Material. Entre los escombros
extraídos de este gran recinto santuario,
recogimos el material siguiente:
/ ' j % 9 "X Siete pedazos de morteros.
' ' * Ocho trozos de molinospétreos,
algunos de ellos de pequeños molinos,
posiblemente de 15 a 20
cm. de diámetro en sus muelas.
'»• Cuatro bruñidores ovales y uno
Fig. 12.-Fragmento de ídolo placa, discoidal.
completada su silueta probable en Cinco tahonas y varios cuchi-trazo
interrumpido. m^^^g ¿^ obsidiana.
Dos dardos o balines pétreos para hondas.
3 SEBASTIAN JIMÉNEZ SÁNCHEZ.—CMems y tagéror de la montaña de
Cuatro Pwiiij,», «Revista de Historia», 1942.
4 PEDRO GÓMEZ ESCUDERO.—ífisíorta de la conquista de la Oran Cana-ria,
eapftnlo XIX.
5 TOMÁS MARÍN CVBKB.—Historia de las Tslaa Canarias, oapftalo XVHI.
86 [16]
Trozos cerámicos diversos, grandes y pequeños, correspondientes
a vasijas de diversa tipología.
Asas arqueadas, trapezoidales y redondas.
Un notable trozo de ídolo placa de excepcional interés. Esta
fragmentaria y muy curiosa pieza arqueológica corresponde a la
parte más importante de la figura, toda vez que comprende la cabeza
de tipo monstruoso con ojos profundamente señalados con incisión
al parecer ungulada o hecha con instrumento de fina punta, con dos
pequeñas ranuras que hacen de fosas nasales y una aleta lateral, a
manera de brazo atrofiado; la parte opuesta a esta aleta aparece
mutilada, pero con evidentes huellas del comienzo o arranque de
su gemela (ñgs. 7,12y 13). Los trazos continuos de la figura num. 12
representan lo que hallamos de la pieza arqueológica y los puntos
señalan lo roto y la posible forma que pudo tener el ídolo placa.
Dimensiones: alto, 5'5cm. por 7 cm. de ancho. La altura total de
tan extraña pieza la hemos calculado en 9 cm. con un ancho de
9 cm. de extremo a extremo de las aletas o brazos.
Cueva tagóror. En el extremo de La Montañeta, pero formando
parte del conjunto de su poblado grancanario aborigen de tipo
montaraz y base pastoril, exploramos una espaciosa cueva con amplio
ventanal. Ella mide 11'35 metros de largo por 4'25, 4 y 4'60
m. de ancho. Su ventanal que hace de puerta mide 5'50 de ancho
por 1'20, 1'60 y 2 metros de alto. En uno de los extremos presenta
otro ventanal claraboya de l'BO m. de altura por 1 m. de ancho.
La planta de esta importante cueva, aun siendo irregular, tiende a
ser rectangular. El piso ofrece distintos niveles naturales, ascendiendo
desde la entrada al interior, con cinco toscas gradas o mesetas,
como si fuera en disposición de anfiteatro. Tanto desde el
amplio ventanal como del interior de la cueva se ofrece al observador
un vistoso y espectacular escenario que comprende no sólo la
abrupta barrancada basáltica del Pagador, colinas y valles próximos,
sino que su campo visual alcanza a las vegas de la ciudad de Arucas,
a la costa norte de la isla y a la propia Isleta con su Puerto de la
Luz(fig. 14).
Por la amplitud de esta cueva, especial disposición y emplaza-mMnto,
la hemos denominado cueva o sala de asamblea política.
Sus mismos asientos pétreos naturales, dispuestos en mesetas ascendentes,
nos reafirman en nuestra opinión.
Otras cuevas. En esta misma Montañeta de Moya hemos visto
otras cavidades y solapones juntos a los grupos ya estudiados, que
Íior su forma y dimensiones y aun por su situación consideramos
ueron cuevas funerarias. Sin embargo, no hemos hallado en ellas
vestigios que confirmen nuestra creencia.
[16] 87
Valoración de este yacimiento. La estación arqueológica de
La Montañeta, en la villa de Moya, es para nosotros más completa
y valiosa que la del ya afamado agadir o granero de Valerón,
vulgarmente Cenobio ae Valerón, en la Cuesta Silva, en la misma
isla de Gran Canaria, aun siendo el yacimiento de las harimaguadas o
vestales'.
No podemos dejar de consignar, por la trascendencia que ello
tiene, la circunstancia de recoger en este yacimiento de La Montan
neta, zona plena de medianías, a una altitud de 525 metros sobre
el nivel del mar, la misma clase de material que hemos recogido
en los ya numerosos poblados ciclópeos de costa ya explorados
y estudiados, material que nos pone de relieve una unidad cultural.
La tipología de la cerámica recogida en el yacimiento que nos
ocupa es exactamente la misma que la de la que hemos recogido en
El Agujero, Tufia, Agaete, Los Caserones (Aldea), Tara, etc., estaciones
todas de costa, como idéntico es también el material lítico e
idénticos son asimismo los pozuelos, canalones, braseros y betilos
de Moya y los de Cuatro Puertas y Tara, en el término municipal
de Telde.
Gratitud. La paciente labor de meticulosa limpieza llevada a
cabo por la Comisaría Provincial de Excavaciones en este yacimiento
de La Montañeta nos permitió descubrir el abundantísimo material
que dejemos reseñado y estudiar detalladamente cada uno de
los conjuntos o grupos de cuevas del mentado yacimiento granca-nario.
No sólo se llevó a efecto el acondicionamiento de todas estas
dependencias trogloditas interesantísimas, sino que por la propia
Comisaría las hemos puesto en condiciones de ser visitadas, mediante
la construcción de veredas de acceso. Para acusar la importancia
de tan notable primitivo poblado se han colocado mojones y
cartelones.
Un deber de renovada gratitud nos obliga a hacer constar la
muy valiosa colaboración económica prestada por el ayuntamiento
de la villa de Moya, merced a la decisión patriótica de su alcalde,
don Pedro Moreno, y secretario, don Juan González León, que desde
el primer momento en que la Comisaría Provincial les sugirió la
idea ae que colaborasen a conservar tan preciados y valiosos exponentes
de la cultura de los grancanarios prehispánicos accedieron
muy gustosos a su realización, con lo que los muchos atractivos naturales
que son ornato de la villa de Moya y que gustan ser admi-
6 SEBASTIÁN JIMÉNEZ SÁNOHEZ.—excavaciones en la isla de Oran Canaria,
del Plan Nacional 1942-43 y 44. Pubis, de la Comisaría General de Excavaciones
Arqueológicas, Madrid, 1946.
» m
radM y ditfnttadot por nataral«s y forasteitM so ven anri<{u«cidos
con eite nuevo yacimiciito arqueolój^ico de La Montañeta, oue la
•••lora y |veatigia, constituyendo un motivo más de atracción tu-ríatioa
para aquellas personas que gustan recrearse en las cosas emo»
tívat del pasado.
Gratitud también debemos consignar al entonces Delegado Provincial
del Frente de Juventudea don Juan del Río Ayala, persona
•mattte de loe estudios canarios, por habernos facilitado un grupo
d« cadetes montañeros (^e prestaron a esta Comisaría Provincial de
Excavaciones un patrióoco y aleccionador servicio.