Sobre Arqueología Grancanarta
FOB J. ALVAREZ DELGADO
Un reciente viaje a da isla hemianu de Gran Canaria, me ofreció oportoini-dad
de ver con propios ojos, si bien rapidísimamente, algunos vestigio» arqueológicos,
que haibían despertado mi interés, acuciado por publicaciones reden-tes,
como las de mi dilecto amigo D. Sebastián Jiménez Sánchez, Comisario Pro-vinciail
de Excavaciones de Las Palmas.
Deseo consignar mis primeras impresiones de aquella visita, si bien alarvuM»
aspectos merecerán por mi parte nuevo y más detenido estudio.
Gáldar: Necrópolis de la Guancha
La Comisaría Provincial de Excavaciones y &l Ayuntamiento de Gáldar han
acometido y en gran parte realizado la leconistrucción de los túmulos y casas viviendas
de canarias de una extensa zona cercana al mar.
Espero que ía Comisaría Provincial, como nos ha indicado el Sr. Jiménez
Sán(íhez, publicaxá una extensa memoria, muy bien documentada y con abundantes
grabados y reproducciones fotográficas deíl estado actual y del estado
antiguo de los restos reconstruidos.
Algunos lienzos de paredes de los túmulos y de las viviendas están bastante
bien conservados, como se puede apreciar aún hoy; pero otras partes han tenido
que ser totalmente reconstruidas. La disposición general de los túmulos y
viviendas parece garantizada del todo, por las partes conservados, pero es posi
ble que en algunas partes la mano del operario restaurador haya puesto algo
de su cosecha inexistente.
Personalmente no creo en la existencia de respiraderos en las fosas sepulcrales,
porque serían magnífica entrada de cuervos y guirres. Esos huecos hallados
hoy antes de la restauración son debidos a dos factores: de un lado a remoción
fortuita de las piedras que cubrían las fosas; de otra—cierto según mis
'nformes—, a que quienes hace años levantaron y trasladaron algunas momias
o esqueletos de los allí conservados, dejaron abierto algún hueco por donde había
sido abierta la fosa o extraídos los huesos.
Las viviendas, también parcialmente conservadas, son de planta reotanga-
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i lar (frente la circular de los túmulos), con celdas o apartamentos laterales en
;. el eje mayor del rectángulo. Este parece el tipo peculiar de la habitación! de los
1 canarios aborígenes. En las reconstrucciones he observado que los muros están
'[ terminados en rampa o plano inclinado, y los muros de igual altura; y de ninigu-
1 no de estos dois elementos podemos estar seguros. Porque los indígenas gram-i
canarios, conforme nos testifica Sedeño (cap. XVIII;, cubrían sus viviendas con
; techos envigados y cubiertos con tablas y tierra amasada enicdma, y como
? esas techumbres han desaparecido totalmente sin dejar huella, no podemos sa-
I ber ;si el techo era plano, con una o dos vertientes, etc., y, por consiguiente, si
^ algunas paredes eran más altas que las demás, como era el caso de las viviendas
I apalastradas primitivas.
;; Pero el estado actual de la costa de la Guancha, en Gáldar, ofrece un inte-j
'esante aspecto arquealógico de cómo aproximadamente sería la disposición fun-
I damental de las construcciones aborígenes de aquella zona. Y esto no deja de
I ser un estímulo para la afición, y un objeto de estudio.
I Lo ciertamente laimentable es que esa obra de reparación y custodia no se
hubiera hecho hace tantos años tomo se descubrió, para conservar tambiém la
parte destruida en los últimos decenios.
Telde: Montaña de Cuatro Puertas, o Montaña Bermeja
9.
Hay en esta montaña tres elementos arqueológicos, en mi opinión., de diversa
importancia, a saber: a) La Cueva de Cuatro Puertas, situada en la ven-
"iente Norte de la loma; b) la plazoleta con inscultoiras de la cima de la morir
taña; y c) las Cuevas de los Pilares en la vertiente Sur.
a) La Cueva de Cuatro Puertas debe su nombre a las cuatro entradas que
posee (fig. n9 2) que dan todas ellas a la cueva única de planta casi rectangular,
excavada en la toba, previo un tajo vertical y allanamiento de la parte correspondiente
a !su entrada. Tiene el aspecto de un corral de caibras, finalidad
que debió tener desde el principio y hasta hace muy poco; y para mi impresión
personail es miás que dudoso que se trate de construcción indígena. Las cuevas
de corrales de cabras, que aún se excavan en las toscas blancas o amarillembas
del Sur de Tenerife, tienen notables semejanzas con esta Cueva de Cuatro Puertas.
Ni siquiera pienso que una cueva primitiva hubiera «ido modificada posteriormente;
porque la excavación y terraplén de aquel sector, existiendo por leí
otro costado, corno veremos, un acantilado más vertical, parece impropio del sistema
de aprovechamientos aborígenes conocidos en Canarias.
Le falta adtemáis a la Cueva de Cuatro Puertas la típica disposición de celdillas
laterales, que indicamos, y que existía en aquella zona en las Cuevas diei
los Pilares.
b) Es, en cambio, del mayor interés la "plazoleta" con insculturas. de la
cima de Ja montaña (fig. n2 á ).
Por el costado Noi-oeste de la misma se ve la excavación en planta cireui-lar;
por el resto del costado Norte de la roca el tajo en ella es irregrular; por é!
Naciente y Sur, si había roca elevada sobre el piso, ha sido destruida; y, por el
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Poniente, hay huellas de parciaJ destrucción de la roca que se elevaba sobre la«
rnsculturas.
Paréceme de excesivas dimensiones su planta, y demasiado alto su emplazamiento
»obre la conformación de la montaña, para suponer—como ise ha sospechado—
que esta plazoleta fuera cueva de techo cubierto.
Los grabados de contorno iiregular del costado poniente ya llamaron la
atención a Wolfel, ®i bien ignoremos eu valor preciso, y su simbolismo, ya que
no deiben ser alfabéticos.
Es muy curiosa igualmente la inscultura o zanja de forma de circunferencia
no cerrada, con unos apéndices separados de igual factura y de profunidd
dad de cerca de 30 cni. en algunas partes. Me recuerda esta cisura (si bien faltan
los cortes interiores que aquella tiene) a la que hallamos en Laiizaro.tí, llamada
la Quesera, y que fué estudiada por Serra Ráfols en REVISTA DIü HISTORIA,
n2 158, ,pág. 128. Si esta cora fué terminada, y tenía aiguna finalidad
fcntre los aborígenes, me inclino por una práctica ritual, problema religioso de
sacrificios, libaciones, cuite soilar... Solo hipótesis pueden hacerse; pero, indudablemente,
se trata de obra humana y de carácter indígena.
c) Las llamadas Cuevas de los Pilares—nombre debido al aspecto de su*
soportes (fig. n2 1 y n9 4), son una serie de cuevaa en varios pisos o andei-nes,
excavadas en una toba arenosa en la vertiente Sur, bastante rápida, de la
misima Montaña de Cuatro Puertas.
Nuestra figura número 1 permite apreciar la disposición de alguna» de esas
cuevas, el desnivel de la vertiente rápida del risco sobre el fondo del barranco
y la llanura que desde allí se extiende hasta Gando. Y esa misma y mejor la número
4, el aspecto de la roca, la rotura de algunas cuevas, por recientes desn
prendimientos de los riscos que han hecho desapívrecer tal vez una cuarta parte
de las cuevas primitivas; y al fondo de una de ellas el mirador desde el que
puede divisarse la llanura y la intercomunicación de unas con otras.
La figura númiei^o 5 permite apreciar en una de las cuevas la disposición
de planta rectangular con apartamentos laterales, típica de las viviendas gran-canarias;
y como la altura de todas estas cuevas es superior a la talla humana,
debieron estar destinadas a viviendas, aunque hoy lo estén a establos de ganado.
Por todo csito, juzgo que las Cuevas de los Pilares son del mayor interési
arqueológico, aunque no sé si han sido visitadas por los arqueólogos que han
hablado de las de Cuatro Puertas, a mi ver de mucho menos interés. Unicamen
te, a lo que sé, ,Wolfel en Torriara haibía llamado la atención y reproducido al-gun'as
fotografías de estas cuevas.
Guia: Barranco del Valeren
La Comisaría de Excavaciones ha construido un acceso cómodo que desde
la carretera conduce a estas famosas cuevas.
Es lástima que el cartel, que llama la atención del visitante sobre el interés
de aquella zona, contribuya a propagar la idea, no por vulgarizada y admitida
en todos los textos canarios, menos falsa, de que se trata del Convento o
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Santuario de las Harímáguadas. £/sia aipreciación no resiste al t n ^ superficial
examen de aquella zona.
Las cuevas aJlí existentes son en general menores que la talla humane corriente,
sin tomar como punto la elevada que se atribuye a los indlgrenas de estas
tierras. Muchas están excavadas casi del todo en >profundidad!: son verdaderos
hoyos de forma cilindrica aproximada.
Algunas die ellais tienen hendiduras en los bordes de la entrada para oolo'
car puertas o cierres. La situación en un lugar apartado y escabroso de la zona
die Guía y Gáldar, sá iborde de un precipicio o barranco, huyendo del pelig^ de
robos y para facilidad de defensa confirma la idea del granero fortaleza que
apuntaba Marcy.
En resumen, es indiscutible—a mi manera de ver—que no se trata de ean-tuario,
ni de viviendae indígenas, sino de un verdadero "silo", "granero" o "íd-macón",
que pudiera ser de Harímáguadas como podría serlo tribal o del gua-narteme.
Dios quiera que la Comisaría de Excavaciones y los demás investigad'orefi
de lia vecina isla logaren dar con otros restos arqueol&gicos que permitan confirmar
o rectificar estas maneras de ver que me ha sugerido tan rápida visita a
aquellos interesantes X)araje9.
La Laguna, 1943>.
I l y U f U I
Telde. Montaña
Bermeja.
Un aspecto
de las
Cuevas de
los Pilares.
Figura 2
Telde. Vista
general dt
la Cueva da
Cuatro Puertas.
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T^M^.'^^
Figura 3
Vista gene
ral de lo pía
zoleto de li
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Montaña d
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ña Bermejc
Figura 4
Telde. Cuevas
de los
Pilares.
Figura 5
Cueva de ios
Pilares. Una
de lascuevas
ron departamentos
laterales.
Figura ó
G u í a . B a
rranco d«
Valeren. Vis
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vas.