Hadia tallada prehistórica
POR Rt ÜH. PKDKO HKKNÁNDKZ, PBRO.
En una de l<ajs periódioaa viisd<ta.s que, en ouiniiplimiento d^ nuesitro dieiber, sotemos
reaüzar a Ja e«cu«la nacdoniíüi d«l hxgaír de 'la MnjadlUla (Teldie) y en el
íuetí de marzo último, nos topamos con vai buen homlbre, Máigrés d« esta panro-quia,
obrero de pico y flizada y al i(nten:oiga>rl« después diel ooinsalbido saludo eobfre
8i, en 9U ya laip^a vida (unos sesenta añas), al llevar a cabo trabajos de rotu-racián
de terrenos, «pentnira de zantjas, pozos, eitc., había hallado algún <^jeto
de ks iprimitivos canarios, Tespoifáióime negativamente; pero más tatde, hacáenr
(•o memoria, añadió: Recnuerdo que, hace unos cuarenta años, el reíalkar unit
caita para la apertura de un pozo frente al lugar de "Belén", sito en el "Ooirtijo
de San IgioaGio", enbre lae escorias volcánicas conocidas en ésta coa el nombre
de "Malpaiie'' y tamibíén con eí de "cascajo", fué halladla una sepultura bipereo-nal,
Iktonaodo grandemente la atención a los oibreros que realizábamos la faena
la pfesencifa «n «Ua de unas piedras veteadas de oodor rojizo y amarUlento que
m destocdÍMn «Abre aquilas obscuras escorias, piedras que nos dóstribuimos por
estimair, después de examinarlas» que podían sernos úitUes como "pdedrao de fuego".
Preguntado m conservaba la dicha piedra, JKSjpondióm'^ que recordaba haberla
viato en su morada anterior, la que dejó hace unos seis años pora trasla-darw
en la que al premnte habita, i^rnorando si se le había extraviado al reali-zaor
ia mudanza die domicilio; añadió que era muy "iboníta" y que servía haibía
para poner de pie como objeto de adorno sobre le mesa de un despacho. InMadu
a que la pax>cara«e para, a la vuelta de nuestra visita, verla-y examinairla, asi lo
pnumetíó. Cont&nóo mi camino en dirección a la escuela, di oamienjio a mi ex-pUoacióii
catequística y, no había terminado aún, cuando se presenta nuestro
buen hombre exlñbíéndome ki "piedra bonita" y cual no «ería mi asombro cuan-doi,
después de examónarla con algún detenimiento, me encuentro con un hacha
de mano tallada en un nodulo de pedernal o sQex, ej«ng)lar precioso y único en
nuestra isla, q/ae «epamne, de este úivl tan caracteristico 4» los comáensoe del
NeoMtioo y que, cuando «• «implentente talladlo como en este caso donde aólo
el íHo ipresenta pulimento, TMÍ recuerda las hachas del paleoJltico; su forma es
triangKdMr con «} típico filo u hoja tallada a grandes golpes con dos covtes a
{/«¡fecha e izquierda 'bastante perfectos (tipología que nos recuerda las hacha;
del período chelense).y deja ver uno de los.extremos de la dicha hoja aguzado
en 'Piuita. Su tamaño es de unos trece centímetroB y sU' peso de ochocientos.
quince gramo». Su valor arqueológico e knportancáa para ei estadio de nuestra
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arqueología prehistórica aube d« punto, ei i»e tiene en cuenta que apena» se han
reoogiido objetos de piedna tallada en las distinta» estaciones y yacinñentos de
nuestra isla, abundlando en cambio en nueetras colecciones los objeto» de piedra
pulimeintada; otro motivo que da relieve extracfrdinario a este feüz hallasgo lo
constituye eü hecho de que el materii^ envpleado en la ejecitción de dicho úitil e»
el pedernal o sílex, material tan codiciado y solfcátamente buscado en Is» entra-f.
as de la tieiTa, por el hombre prel istórico die las más primitivas etapa» cultu-lales,
para la ejecución de euÍ9 útile» Utico» por su dureza y relativa facilidad
para seír elaborado,' tanto mayor cuando aquél se extrae de mayoree profundidades.
¿Cu&l era el objeto de la presenda die c«te útil Utico en una fosa y junto
a dos esqueleto»? Muy poeóblemente la creencia de los aborigénes en el más
allá, la preocupación de que no todo terminaba con la muerte, creencia que nos
confirman nuestros principales cronista'», sobre todo «1 Dr. D. Toma» Marín de
Cubas y el cremonense Leonardo Torrianá que, al exponer el por qué lo» aborígenes
hacían sus enterraimienbos proaurando aidar él cuerpo de la tierra, escribía:
"Porque la tierra que ya fué animada o vivificada con la otva no se mes-clase,
creyendo ello» que despué» de liargo espacio de tiem^w aquéllos otra ves
deiberían tomar a la vida", creencia que lesi hacía muy iprobabJeimente penaar
que dichos objeto» ipodríaii sierles útiles en la vida de uü^tratumba. También pudiera
ser un mero sentimentalisimo «1 móvil que gruieba a los aborígenes a odio-car
tales objetos en la» sepulturas, al iigual que hoy soienK)» depositar piadoea-menite
en k» tumbas de nuestro» deudos aquellos objeto» nürado» por ello» con
má» cariño, o aquéllo» que má» en contacto estaban con el mJsmo. Y, por último,
pudiera también tratarse de amuletos para precaver la violación de la sepultura
y iprote«:er los queridos despojo» allí depositados de tod^i prof anacióik
Como complemento de este trabajo, hemos de consignar aquí que, oerca del
caserío de Rociana en el término de Valseq^uillo y al pie de lo» Jomo» que Ito-van
kfl nombre» de "Berganziano" y de "La Era de la Mesa" existen yacimiento
» deH'precieido mineral en que está ejecutada nuestra hacha, siendo curioso
anotar qué a semiejanza de las nrnia» pirehistórioas del Neolítkov dicho» yaci^
miento» están excavados si^ienido los filone» de sñex cuya diTeodón demnician
hoy "ciertas porcione» de tierra hundida en el hueco que fosmaron lo» que desde
el barranco fueron extrayendo las piedra» de fuego de le» -vetas..." según no»
dice ID. José María Zuaznavar y Francia en su "TMaiio de .míe ocu^Ntdonea da-rainte
mi mansión en Télde".
Telde, 26 de abril de 1943.