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Números 90 y 91 Abril-Junio y Julio-Septiembre de 1950 SECRETARIADO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA / ^ ^ t C A^ FACULTAD DE flLOSOFlA Y LETRAS feo REVISTA DE HISTORIM^ Director: el Decano, DR. ELIAS SERRA RAFOLS '^Dí^i Tomo XVI Lo laguna de Tenerife (Islas Canarios) AAo XXIII La Kgloga de Díícil y Castillo HEMEtíOlECA P MUNICIRs Santa Crii? rtR Tenerifí S t>or Lfoi'oi.no de I.A ROSA OLIVERA Los amores del conquistador de la isla Gonzalo del Castillo con Dácil, la indígena de sanfi^re real, sentidamente cantados por el médico poeta Antonio de Viana, recogidos luego por l.ope de Vega en 8U comedia 7^0.? Guanches de Tenerife y hechos revivir más tarde por la escuela regional canaria del siglo XIX, conservan aún para el isleño toda la romántica frescura de que los revisticS el vate lagunero de fines del siglo XVI y comienzos del XVII. Muchas son las que han llevado y llevan en Canarias el nombre de Dácil, rememorando a la bella guanchc que Viana retrató en estos versos: Es de muy poca edad, gallardo brío, tiene donaire, gracia, gentileza, frente espaciosa, grave, a quien circuye largo cabello, más que el Sol dorado, cejas sutiles, que del color mismo parecen arcos de oro, y corresponden crecidas pestafías a sus visos, los ojos bellos son como esmeraldas cercadas de cristales transparentes, entreveradas de celosos círculos; cual bello rosicler las dos mejillas y afilada nariz proporcionada, graciosa boca, cuyos gruesos labios parecen hechos de cristal purísimo, donde a su tiempo la templada risa descubre y cubre los ebúrneos dientes, 116 [2] cual ricas perlas o diamantes finos; largo el hermoso rostro en color nieve, con fuego y sangre mixturado a partes, y como a cielo claro lo cstrellean algunas pecas como flores de oro... Para el profesor Valbuena el canto V de las Antigüedades, con toda la delicadeza de ambiente e ingenio y coquetería de la infanta, es^uno de los más líricos y hermosos del poema, al que denomina "Égloga de Dácil y Castillo"', título que hemos recogido para darlo a este trabajo, en el que, despojados de toda la fantasía del poeta, vamos a presentar a estos personajes tal y como aparecen en los fríos documentos donde dejaron huella de su paso por la vida. Era Gonzalo del Castillo, según Viana, uno de los capitanes de la gente de a caballo que tomó parte en la conquista de Tenerife desde la primera entrada de Alonso de Lugo en la isla y se destacó en las principales aciciones. Prisionero de los guanches en el desbarato de Acentejo, por la intercesión de Uácil con el rey de Taoro, su padre, queda en libertad. De nuevo cae en manos indígenas, en la segunda entrada de los españoles, y, una vez más, la infanta ruega por su amado, que por ello puede volver al campo castellano. Después de la victoria de Acentejo, Bencomo, decidido a rendirse, solicita la mediación de Castillo y éste interviene en las negociaciones que ponen íin a la campaña. En el último canto del poema, el vate, después de contarnos el bautizo de los guanches mas notables, dacima a los amores de Dácil y Castillo con su boda. Dácil y Castillo han sido en la literatura isleña el símbolo de la fusión de guanches y e8[)añoles, y el profundo cariño con que este tema es tratado [»or Viana nos hace pensar que puede haber mucho de cierto en el supuesto, no probaíío documentalmente, de la ascendencia indígena del poeta. Su mestizaje le hace sentir a la vez lo español y lo guanche. Orgulloso descendiente de conquistadores, cania de los liispanos pechos las victorias y, al tiempo, al referirse a los guanches, destaca su magnánimo valor, altivo espíritu, valientes fuerzas, ligereza y brío, dispuesto talle, cuerpo gigantesco, rostros ¡ilegres, graves, apacibles, agudo entendimiento, gran memoria, trato muy noble, honesto y agradable; y... con exceso apasionados ^ - 1 amor y provecho de su patria. I A. VALBUENA, Hisloria de la Pmitln Canaria. Harcelona, 1937, pág. 20. [3] 117 Viana sentía profundamente a sus islas, y cuando las describe 1 gra algunos de sus uícjores versos. En su exaltación pone en boc, de Gonzalo del Castillo estas palabras: ¡Oh isla afortunada, oh fértil tierra, cuan grata y bella que a mis ojos eres! ¡Mayores glorias tu pobreza encierra que España con sus prósperos haberes! ¡Deshecho los cuidados de la guerra, que promete tu paz dulces placeres, y contemplo tu vega, monte y prado de ílores matizadas esmaltado! Es de notar que Gonzalo del Castillo es en Viana el tipo del perfecto caballero, mientras que Lope, al trasplantarlo a su comedia, lo convierte en orgulloso Don Juan, fanfarrón y espadachín. El vate lagunero trata con amoroso carino aquellas dos razas de las que se honra en descender, y este motivo lo convierte en uno de los poetas representativos del espíritu isleño, donde tan enraizados están esos sentimientos. Para í^ope, en cambio, Dácil y Castillo fueron sólo dos personajes de una de sus innúmeras comedias, y no de los mejor logrados. Gonzalo del Castillo Si toda biografía tropieza con serias dificultades, por mucho que se haya destacado el personaje que se historia, no es de extrañar 3ue no sea posible seguir paso a paso la vida de nuestro conquista-or, figura muy secundaria en las grandes empresas castellanas de fines del siglo XV. Gonzalo era vecino de Valladolid, y tenía sus casas en la calle de la Misericordia^, la hoy llamada de San Blas, una de las más importantes de la primitiva población. Como en casi todas las de sus alrededores, nmchaa de sus caaas están blasonadas y en ella vivieron destacados vallisoletanos, como el Marqués de San Vicente, 2 listas y las restantes noticias sobre Gonzalo del Castillo y su familia, cuya procedencia no se cita expresamente, constan de los siguientes documentos: TcsKmmrío de los autos seguidos por Juan del Castillo contra el Concejo y vezinos de La Orotava, sobre tierras en ella. 1534. Archivo Municipal de La Laguna (en lo sucesivo: A. M. L.). El procoso fué iniciado por J. del Castillo en 1527 y terminó con sentencia de la K. Audiencia de 12 de septiembre de 1634. Consta de 259 folios y esta copia fué sacada en Las Palmas el 12 de marzo de 1535. El tejuelo es del XVIll. Los que podemos llamar Documentos de In administración de los Bravo, Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz do Tenerife (A. H. P.), registro de Sebastián Páez, 1510-13, n.° 10, folio 724 y sigs.; los de la Testamentaria de Gonzalo del Castillo, A. H. P., reg. de Antón de Vallejo, 1512-13, n" 606, f." 1062 y 11S4 y sigs., y los de la Testamentaría de Francisca do Tacoronte, A H P rec de Alonso Gutiérrez, 1620, n.° 51, f.° 690 y sigs. " "' 118 [4J don Juan de Villarroel Acuña y Chacón; don Antonio de Villegas, don Francisco de Espinosa y los Arce y los Astete." Su hermano Pedro, "escribano de cámara del Rey c de la Reina, nuestros señores, e su escribano e notario público en la su Corte e en todos sus Reinos e Señoríos", tenía en la mistiia capital castellana "bienes, esclavos, oro c joyas". No parece aventurado, pues, suponerlos nacidos en ella, a uno de cuyos regidores, el honrado Juan de Figueroa, representó Gonzalo en las Islas para cobrar cierta cantidad que le adeudaba Juan de Lugo, regidor de La Palma*. Criado de don Gutierre de Cárdenas, en el sentido propio que entonces se daba a esta palabra, desempeñó en su casa los cargos de repostero de la plata y luego de repostero de camas, ambos de extrema confianza y a cargo de liidalgos en las de los grandes señores, como lo era la del Comendador mayor, al que seguiría en todas sus andanzas. Este personaje se destacó, siendo maestresala de la que luego había de ser la Reina Católica, como decidido partidario de la boda de doña Isabel con el príncipe don Fernando. Sucede a su primo don Alonso de Cárdenas en la dignidad de comendador mayor de León en la Orden de Santiago, cuando éste obtiene el maestrazgo de la misma. Más tarde es nombrado contador mayor de la Hacienda real, cargo que desempeña hasta su muerte. Su nombre figura en los más importantes hechos de este reinado y se distingue también en destacadas acciones militares, como en las tomas de Baza y de Málaga, y, últimamente, en la conquista de Granada, cuyas llaves recibe de los Reyes, junto con el Conde de Tendilla, cuando Boabdil se rinde, para preparar la solemne entrada de los Monarcas en la ciudad. Don Gutierre estaba casado con doña Teresa Enríquez, prima hermana del rey don Fernando y dama extraordinariamente religiosa y caritativa, que mereció toda la confianza de doña Isabel y 3ue fué conocida por los sobrenombres de "la santa" y "la loca el Sacramento", como la llamó el Papa Julio II. Fué especial bene-factora de su lugar de Torrijos, en Toledo, al que trasladó los restos de su esposo, fallecido en Alcalá, y donde terminó sus días entre 8U8 fundaciones. Su cuerpo incorrupto se conserva en el convento de concepcionistas de aquella villa castellana'. 3 Datos amablemente facilitados por el periodista vallisoletano don Leandro Pérez, "I^pe", en colaboración con el cronista de dicha capital don Narciso Alonso Cortés. 4 A. H. P., reg. de Hernán Guerra, 1514, n" 18, f.° 605, escritura de F. de Tacoronte, como tutora de sus hijos, reconociendo su deuda por este concepto, en 30VIII.1514. 5 Los datos sobre D. Gutierre de Cárdenas y su esposa D.* Teresa Enríquez, en Ballesteros, Cristóbal Colón y el descubrimiento de América, [5] 119 Los servicios de Gonzalo del Castillo con estos personajes, que no 86 interrumpieron ni con su venida a Tenerife, ni con la muerte del Comendador mayor, como hemosde ver, le proporcionan influencia en la Corte, que aprovecha para labrarse una posición: Gonzalo del Castillo se convierte en lo que hoy llamaríamos un agente de negocios. La campaña de los Reyes Católicos contra el decadente reino granadino llevó hacia Andalucía a los más destacados caballeros de la época, y desde Córdoba, como centro de operaciones, partían a las cabalgadas a tierra de moros. Gonzalo del Castillo residió también en la ciudad de los califas, donde adquirió "dos pares de casas", según la terminología de la época, las unas "que lindan con casas de los señores del Cabildo", en el barrio de San Benito, y las otras en la colación de San Martín, "en la barreta de Luis Méndez"». En 1486 un poderoso mercader salmantino, el señor Alonso Bravo, al que deben dos traficantes, Alfonso de Salamanca Recuero y Pedro de la Fuente, sobrino del caballero sevillano Alonso Moreno, ciertas cantidades, da poder a Gonzalo del Castillo para qiie le cobre sus créditos. Recuero y La Fuente habían seguido a la isla de Gran Canaria a las tropas enviadas a su conquista, al mando de los capitanes Juan Rejón y el deán Bermúdez, a los que venden bastimentos, pertenecientes a Bravo, por valor de cincuenta mil maravedís. Alfonso de Salamanca se enferma en la villa del Real de Las Palmas y otorga su testamento el 12 de julio de 1485, ante el escribano de la isla Diego de Sant Clemente, en el que reconoce la deuda de cien castellanos y setenta y cinco florines que tiene con Bravo y declara el importe de lo que había vendido al deán y a Rejón'. Por esta circunstancia, Gonzalo del Castillo, diez años antes de pisar las Islas, interviene en asuntos relacionados con su conquista. Para cobrar los cincuenta mil maravedís, Gonzalo pide un testimonio del correspondiente asiento del Libro de la Grand Canaria, que se llevaba en la Contaduría, y se lo dan en estos términos: '^Pa-resce por el Libro de la Grand Canaria que tiene Francisco Núñez, contador,que en un pliego firmado del nonbre de Fernando deCabre- \mg. 462; Fz. PK HÉTHKNCGUUT, Historia Genealógica y Heráldica de la Monar-qnia española, II, pág. 310; F. Pii'ERKKK, Nobiliario de los Reinos y Señoríos de España, VI, páf?. 227; A. S. DE Ai.ARCÓN, Comentarios de los hechos del Señor Alareón, pág. 45 y 52; ZURITA, Anales de Aragón, cap. XI y passim; GAKIBAY, Crónica General de España, aap. LXXXIl; HKRUKUA, Historia de las Indias Orrídenlalvs, cap. X; 1). PKRKS y K. CKKDKIRA, Historia de Portugal, III, pág. 199 y LlUKRIo (ÍONZALKZ, IM Lora del Sarramrnio. fi 1V)der de G. dol Castillo a O. do Torres, on r2-IV-15ll A H P reg. de S. Páoz, 1510-13, n" 10, f.o 329. . . . ., 7 La cláusula del testamento, en el Apéndice a este trabajo. 120 [6] ra, recebtor que fué en la dha Canaria, que está puesto e asentado en el dicho libro que como a vueltas de otras ciertas deodas que se deven a ciertas personas de ciertas cosas que dellas se tomaron para el proveimiento de la gente que está en la dicha isla, están puestos por deodas que se deven a Alonso de Salamanca e Pedro de la Fuente de ciertas cosas que llevaron a la dicha isla e ge las tomaron para el proveimiento della cinquenta mili mrs." Firma el testimonio, por Francisco Núñez, Gonzalo Arias, oficial del mismo, el 22 de de septiembre de 1487. Al dorso del documento se extendió la orden de pago: "Estos cinquenta mili mrs. se librarán a quien los a de aver por recabdo cierto de la Inquisición de Sevilla", pero ha de pagarse para la entrega de la libranza 1,617 maravedís, que abona Gonzalo del Castillo el 2 de febrero de 1490, quien logra al fin cobrar los 50,000 mrs. de Antonio de Medina, receptor de la Inquisición en Córdoba, por Diego de Medina, que también ejercía el mismo cargo; pero ha de abonar entre derechos y gastos 12,651 mrs. Este I Abro de la Grand Canaria revelaría, seguramente, la participación de los Reyes y del Obispo Frías en los gastos de la conquista de dicha isla en este período, no satisfechos exclusivamente por la Mitra, como se deduce del documento transcrito. TH^rfl^ - > Firma de Gonzalo del Castillo Muerto Alonso Bravo, su hijo Fernán Bravo otorga poder a Pedro Cornejo, su criado, para que liquide con Castillo. En el Real, a 21 de diciembre de 1491, nombran arbitradores al bachiller Juan de Tiedra y a Alvaro del Castillo. Gonzalo declara detalladamente cuánto ha cobrado y los gastos habidos, sin que nada pueda discutírsele, pero aun habían de pasar años para que pueda hacer efectiva la aeuda de Recuero, que la reconoce su sobrino y heredero, Bartolonié do Salamanca, vecino de Gran Canaria, en la villa de San Cristóbal de la isla de Tenerife, el 7 de abril de 1512, ante el escribano Sebastián Páez, y al mismo tiempo Castillo protocoliza los documentos citados. Hemos visto a Gonzalo del Castillo en el Real, que no puede ser otro que el de los Reyes Católicos frente a Granada, el 21 de diciembre de 1491, vísperas de la entrada en la ciudad. No podemos. f71 121 pues, dudar de su intervención en lus jornadas que ponen fin al dominio musulmán en España. Sus servicios en esta victoriosa campaña los premian sus Altezas con una vecindad y dos caballerías de tierra en Iznallox, en el camino de Córdoba a Granada. La terminación de la Ileconquistu dejó inactivos a muchos españoles, cuya vida se había hecho al servicio de las armas, y cuando el duque de Medina-Sidonia alzó banderas para acudir en socorro de Alonso Fernández de Lugo, derrotado por los guanches en Acentejo, muchos de los que habían entrado con Isabel y Fernando en la ciudad de la Alhambra se alistaron para la nueva aventura ultramarina. "Muchos de los que vinieron a la dicha conquista avían sido primero conquistadores en la conquista del reino de Granada", dice una información hecha el \r>7()^. El primer historiador de las jornadas tinerfeñas de Eugo, fray Alonso de Espinosa, en el capítulo Vil de su obra Del origen y milagros de JSucstra Señora de Candelaria, impresa el 1594, dice: "Y así en llegando el socorro del Duque se partieron para Tenerife. Y a dos de noviembre del dicho año [1494 y no 1495 como dice este autor] surgieron en Santa Cruz, donde antes habían surgido, y saltando en tierra asentaron su real con determinación de no salir de la tierra hasta morir o ganarla. Entre las gentes de a caballo que envió el Duque nara el socorro fueron Diego de Mesa, Francisco de Mesa, Gonzalo del Castillo...." Aceptamos el dato de Espinosa, cuyo prestigio como historiador de estos hedíos está bien cimentado, pues es sabido se valió de concienzudas informaciones para escribir su obra. Por otra parte, se sabe que se hicieron relaciones de los conqtiistadorcs, las que habían visto varios de los testigos que deponen en 1576 a petición de Luis Carrillo de Albornoz, para probar que su abuelo, Francisco de Albornoz, iiabía asistido a la conquista de Tenerife. Alonso de Mon-tiel, uno de ellos, dice: "y este testigo lo vido escripto en la lista que se hiio de los cavalleros que vinieron a esta isla con sus armas e cavallo". Lo mismo declara Jorge Castellano, alguacil mayor de la guerra en esta isla c hijo del famoso lengua y regidor de ella Guillen Castellano. La llegada de Gonzalo del Castillo con las fuerzas enviadas por Medina Sidonia nos obliga a rechazar las afirmaciones de Viana relativas a la intervención de aquél en la primera entrada de los españoles y, claro es, no podemos tampoco dar otro valor que el de pura licencia poética al relato de su caída en mano de los guanches en el episodio del paso de Las Peñuelas y su mediación en la rendición de la isla. « Inf. de Luis Carrillo de Albornoz, que luego vuelve a mencionarse A. M. L., S-1, L-I, 1. 122 [8] Los documentos que conocemos no revelan detalles de la intervención de nuestro biografiado en los hechos guerreros, pero no dejan de ser significativos los términos en que Alonso de Lugo se expresa al otorgarle beneficios. Al hacerle fiel ejecutor de la isla en 1495, justifica la merced "por los muchos e buenos e leales servicios que de vos e recevido e me avéis fecho en la dicha conquista", y diez años más tarde, al darle ciertas tierras, dice: "Servistes a los dichos Señores Reyes progenitores de su Alteza la dha Reina Doña Juana, nuestra señora, en la conquista de la dicha isla de Tenerife, donde pusistes asas trabajos así con vuestra persona e gastastcs muchos de vuestros bienes e fezistes a sus Altezas otros muchos servicios en la dicha conquista, de que sois diño de remuneración y galardón". Sin olvidar lo que puede haber de pura fórmula y la posibilidad de la redacción de los documentos por el propio interesado, no puede dudarse que han de recoger mucho de verdad. Conociendo las anteriores actividades de Castillo y la preocu-f «ación demostrada por Alonso de Lugo para favorecerle, no más legado a Tenerife, como lo prueba su nombramiento de ílel ejecutor, del que luego hablaremos, pensamos si sus servicios en la conquista de la isla pudieron serlo tanto en el servicio de las armas, como de otra clase, y nos hacemos las siguientes preguntas: ¿contribuiría Gonzalo del Castillo a los gastos de la conquista?; ¿traería algún cometido del Comendador mayor?; ¿tendría alguna relación con servicios prestados por éste para esta campaña la cesión hecha por los Reyes de la renta de las orchillas de las tres islas de realengo a favor de don Gutierre de Cárdenas? En enero de 1499 el Comendador mayor disfrutaba ciertos derechos sobre las orchillas de Tenerife, según resulta de los acuerdos de Cabildo, y en enero de 1509 Gonzalo del Castillo, como hacedor y fiel de esta renta en las islas de Canaria, Tenerife y La Palma por doñaTeresa Enríquez,firma ciertos contratos sobre la misma". Sin facultad aun para hacer nombramientos, pues sólo tenía la promesa real de que se le daría la gobernación de Tenerife después déla conquista, Alonso de Lugo hace en 1495 a Gonzalo del Castillo fiel ejecutor de la isla. Es la primera designación que conocemos hecha por el futuro Adelantado. En el título le otorgaba el cargo para ejercerlo "agora e después de ganada la isla", por toda su vida y podía venderlo, empeñarlo o trocarlo. Sus funciones eran las de "dar el peso e pesos e medidas justas con que se pesen e venden las cosas que en la dha isla se pesaren e vendieren, así en las carnecerías como en las pescaderías 9 Acuerdos del Cabildo de Tenerife, n." 84-89, correspondiontes al 9-1 y 28-1-1499 y escritura de arrendamiento de las orcliillas por (1. dol Castillo a Sancho de Ordufla, vizcaíno, ante S. Páez, 5-1-1509. A. H. P., reg. de diciio escribano, 1509, n.° 9, f.° 614 f9J 123 de lo fresco c lo suliulo"', y podía i»cnar a los infiactores según las Ordenanzas de Sevilla, mou(!lo de ésta como de tantas otras instituciones canarias de la época"*. Poco tiempo ejerció Gonzalo este oficio, pues terminada la conquista se ausentó de la isla y' en cabildo de 26 de enero de 1498 es nombrado fiel ejecutor un tal Ríos, y a partir del 24 de abril de 1500, Alonso de las Hijas concurre como regidor y fiel ejecutor. Este, por cierto delito, es depuesto de ambos cargos el 10 de enero del 1502, y el Adelantado nombra fiel ejecutor a Esteban Zambrán". Castillo está de regreso en Tenerife el 8 de marzo del 1503, fecha en que presentó su título [)ara testimoniarlo y con el fin de lograr su aprobación y confirmación, que no consigue, aunque así se Ic llame en la escritura de confirmación de sus datas, de abril de 1505'2. Don Gutierre de Cárdenas había muerto, y nuestro biografiado ha perdido ya su influencia. Alonso de las Hijas vuelve a figurar como regidor y fiel ejecutor en el cabildo de 5 de agosto del 1505, y el 12 de abril de 1511 Gonzalo del Castillo otorga poder a Gonzalo de Torres, criado del señor tesorero Ldo. Vargas, del Consejo de su Alteza, para que presente ante la Reina y los señores de su Consejo los autos del pleito que ha tratado con Alonso de las ¡lijas sobre este oficio'^. Cuando, dos años más tarde, muero nuestro biografiado, no había recuperado el cargo. Conzalo del Castillo asiste a los cabildos de 26 de octubre y 29 de diciembre de 1505,'* sin que se diga el porque de su presencia ni se le de título alguno. Posteriormente su nombre sólo vuelve a figurar en los acuerdos capitulares cuando solicita autorización para edificar sus casas, y al reclanuir, infructuosamente, durante los años 1511 y 1512, el pago de 3,000 inrs. de salario por el ejercicio de la escribanía de la mesta, por tiempo de dos nieses'^. 10 Do copia sacada por Núfiez do la Peda, hoy en el arch. de D. José V. de Ihiergo. Publicada en extracto i)or L. OK LA KOHA y E. SKIIRA, El Ade-lanhido don Alonso de Lugo, pág. VIH. Su orifiinal so liallnba en el expediente sobro el oficio de fiel ejecutor entro el Cabildo y Pedro de Trujillo, hoy perdido con todo el legajo. Vid. L DK LA KOSA, Catálogo del Archivo Municipal de La Laguna, al mencionar el leg. A-XVI. U E. SKRRA, Acmrdosdcl Cabildo de Tenerife 1497-1507, números 23, 164 y 254. 12 La diligencia de copia, en el testimonio del nombramiento citado en la nota 10. 13 Acuerdos del Cabildo, n° 803, y poder citado en la nota 6. 14 Acmrdos del Cabildo, números 826 y 842. Por esta fecha Gonzalo era apoderado de Meneses y de Juan Maldonado, continos de su Alteza, en cu-vo nombre contrata con Tomás Justiniano para cultivo de cañas ciertas tierras de aquéllos. Ante S. Páez, 5-11-1506, f." 54, A. II. P., n." 3. 16 Libro I de acuerdos del Cabildo, f." 258 v. correspondiente a reunión de ll-IV-1511; en él Castillo pido el pago de su salario y la autorización para cortar la madera; en la do5-VII-l511, f." 277 v., reitera la solicitud del 124 [10] AI regresar Gonzalo a Castilla, después de concluida la conquista de Tenerife, pretende hacer efectiva la merced de las tierras de Iznalloz, pero las encuentra ya repartidas y ha de suplicar a la Reina ordene le sean entregadas en otro lugar. Su condición de conquistador de esta isla justifica el cambio y doña Isabel, desde Granada, el 8 de mayo de 1501, dirige una cédula a Alonso de Lugo para que le haga dicho repartimiento. Este documento lo conserva el Ayuntamiento de La Laguna, heredero del antiguo Cabildo de Tenerife, como preciada reliquia, por ser el único de los que guarda firmado por la Reina Católica". Los amores de Gonzalo del Castillo Cuando el Adelantado confirma a Gonzalo del Castillo sus datas, el 12 de abril de 1505, da, entre otras razones, para concedérselas, el "aver sido e oy día ser vezino e poblador de la dicha isla, con toda vuestra casa, mugcr e hijos y esclavos..." De no ser estas palabras pura fórmula, hacen referencia a la familia, al parecer legítima, que en aquel momento tenía constituida, es de presumir que con alguna guanche, y de la que fueron fruto dos hijos, Francisco y Ana; pero no conocemos el nombre de esta mujer, ni las circunstancias de 8U8 relaciones con Gonzalo". Cuando éste mucre, en 1513, su citado hijo era aún menor de edad, fijada entonces hasta 25 años, y en 1529 el mismo era fraile dominico, y su hermana, según los genealogistas, casó hacia el 152.'}. De estos datos cabe deducir que ambos debieron nacer poco después de la vuelta de su padre a Tenerife el 1503. En 1520 Francisco del Castillo firma el testamento de su madrastra, en el que ésta hace a sus dos hijastros cierto legado. Luego, las relaciones entre los descendientes de ambas uniones se nos muestran íntimas y cordiales. La otra unión es mucho mejor conocida. Gonzalo del Castillo se casa, in facie eclesiae, hacia el 1509, con otra indígena, Fran-sdlario y precisa el tiempo y la cantidad, contostándosole "que muestre el concierto que hizo"; y en la del 13-VIII-1512 insiste, por voz de su sobrino Fernando, cometiéndolo el Cabildo a los regidores Corbalán y el Br. Pero Fernández, para que vean oi tiempo que sirvió y el asiento que con él so hizo, y hagan relación para resolver (f." 328 r.) 16 Publicamos 6u fotocopia, y la transcripción en el Apéndice. 17 En el Libro IV de Dalas originales, cuad. 8.", f." 56 se encuentra un título en que consta que el 5 de febrero de 1517 se dio a "Isabel del Castillo e a Francisco del Castillo, su hijo", a cada uno un solar, pero como en el Libro / / de Datas por tcslimonio t.° 258, donde consta el rejiarto de unas cuevas a Francisca do Tacoronte, (pie en el texto so la llama Francisca del Castillo, al margen dice: "Isabel del Castillo mujer do Gonzalo del (bastillo', nos queda la duda de si aquel otro repartimiento se referiría también a Francisca, a quien estaba muy unido Francisco del Castillo, el hijo de su mando. [11] 125 cisca de Tacoronte. Dos do los testigos que su hijo Juan presentó en pleito que siguió el 15.'i2, Francisco Delgado y Gaspar Fernández, 86 hallaron presentes en las bodas, y, aunque no precisan su fecha, como Juan, el hijo, tenía de dos a tres años a la muerte de su padre, el 1513, podemos deducirla con relativa aproximación. Los restantes testigos que deponen en el pleito sabían también que eran legítimamente casados. Pero, ¿cuál era el nombre indígena de Francisca de Tacoronte? ¿Tenía algún parentesco con los mcnceycs tinerfeiios? La primera pregunta hemos de dejarla sin respuesta, y veamos lo que es dable deducir sobre la sangre que corría por sus venas, prescindiendo de cuantas afirmaciones se han hecho por gencalogistas forjadores de bellas informaciones nobiliarias, sin otra base que las estrofas de Viana, que bien pudieran ser muy lícitas licencias poéticas del autor de \as Antigiicaade.i, pero nada más. Gonzalo del Castillo tenía íntimas relaciones con dos guanches, don Juan de Tcgneste y don Pedro de Tacoronte'-^. Este último era primo de Francisca, la mujer de Gonzalo, pues así lo declara ésta en su testamento. No tenemos noticias de si le unía alguna relación de parentesco con don Juan de Tegucste, pero parece probable que así fuese. Ahora bien, es sabido que a los indígenas a quienes se dio el don, terminada la conquista, fué sólo a los antiguos reyes, a sus hijos o a algún otro muy cercano pariente suyo. Veamos los casos que conocemos. De los vencidos jefes, únicamente es citado en documentos fehacientes don Diego de Adexe, y también llevaron el don varios de sus deudos. Hay noticias ciertas de don Enrique y don Diego, hijos del rey de Anaga, y de doña Constanza y doña Mencía, hijas del de Abona, esta última citada en el testamento de Francisca 18 En ol inventario do sus bienes, on términos poro claros en cuanto a su sentido, dice "don Juan e Pedro do Tacoronte", pero en escritura de arrendamiento de no puercas por 4 años portíonzalo del Castillo a "don Juan de Toguesto y a don Podro do Tacoronte", ante S. l'iíez el 5-1-1509 (A. H. 1'., ro^r. do 1509, n." 9, f.'' 614), se da a ambos ol don o interviene Francisco de Tacoronte como lengua, lo que indica que aquellos no conocían el castellano. Pudiera ser que hasta poco tiempo atrás estuviesen huidos. Al íln y al cabo oran do los "bandos do guerra '. Don Juan do Togues-te interviene como testigo al copiar el escribano, en la casa de (íonzalo del Castillo, los fíocumenton de la nrlminisirnrión rfo ios Bravo, on 1512, y on el siguiente afio otorgó su testamento, según dice Nfifloz do la Pona on su extracto de los documentos del reg. de Sebastián Páez y Alonso de blerena, de 1510-13 (Arch. de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife, A/s. dp Nú-ñex de la Peña, 1). Como estaba al final del legajo, se había i»ordido en su época parte del documento, hoy desaparecido por completo. Aunque, como dijimos, el sentido en que se mencionan en el inventario estos indígenas no es claro, lo cierto es que don Pedro ora primo de la mujer do (ionzalo y don Juan tiene relaciones de negocios con él y en su casa actfla de testigo de documentos de interés. 126 [12] de Tacoronte como acreedora suya"*. Bien es verdad que de los dos relacionados con Castillo no conocemos la genealogía, pero nos inclinamos por considerarlos deudos cercanos de los menceyes o jefes délos bandos en que la isla estaba dividida, y como Francisca de Tacoronte era prima de don Pedro y, posiblemente, parienta de don Juan de Tegueste, no parece aventurado suponer la unía relación de sangre, aunque no fuese en muy inmediato grado, con los de los bandos de Tacoronte y Tegueste. El hogar de Gonzalo del Castillo En la margen izquierda de la laguna, que existía en la vega donde Alonso de Lugo decidió erigir la capital de la Isla, y sobre ligera elevación del terreno, se asentó la Villa de Arriba, en la que en un principio, sin un orden prefijado, los conquistadores van levantando sus casas, formando irregulares calles y con aquellos techos de paja que luego el Cabildo persigue implacablemente, por el temor a los incendios. A la entrada del barrio levantan la iglesia de Santa María de la Concepción, la primera parroquia. Cuando el Adelantado decide, a los pocos años de concluida la conquista, protejer el nuevo Logar de Abaxo, dicta severas prohibiciones contra la Villa de Arriba; pero al adquirir la nueva población inusitado desarrollo y unirse ambos barrios, la condena que sobre el primitivo pesaba se olvida''". En 1514 varios regidores, como Ferrando de Llerena, Guillen Castellano y Alonso de las Hijas, Juan Perdomo, que había sido jurado do la isla, el personero Francisco de Albornoz y destacados vecinos y antiguos conquistadores, 19 "Don Diedro de Napra y don Enrique do Anafra, hijos dol Roy de Anaga", su poder a Antón do Ortoí^a, arito Juan Ruiz do FJorlaníra, el 22 de agosto de 1508 (A. II. I'., n." 12, f." 17J. Ksto don Knrique aetnó como defensor de losguanclioR en la residencia del Adelantado por Lope de Sosa (cf. El Adelantado don Alonso de Lugo, XXVII y 42). De doña Constanza, iiija del Roy de Abona, doc. ante S. Páez, 21-1- 1508, f.° 534. Era su tutor don Pedro do" Adexo. De don Diego de Adexe, como do algunos do sus hijos y de este don Pedro, su pariente cercano, hay varios documentos, conocidos desde antiguo. Hasta ahora no conocemos otros guanclies, salvo los citados, a quienes Be diese el don. En unos papeles genealógicos que protocolizó oí capitán don Francisco Aguado, ante Pedro Higueras (A. II. P., reg. do 1673, n." 1013, f." 359), hay un testimonio de información iieeha en Icod el 1647 por Lorenzo Díaz Delgado, que prueba descender, entre otros, do Gonzalo de Ibaute, dol (|ue dice era "de los hidalgos antiguos do Naga". A ésto y otros guanches (pie se apellidaron Baute o Ibaute, los genoaíogistns posteriores los iiacon de la familia del Key de Daute, sin otra razón seguramente que la analogía entre arabos nombres. 20 E. SERBA, Acuerdos del Cabildo de Tenerife, XIV. [13] 127 como Gregorio Tabordo, Marcos Verde, Juan y Pedro de Trujillo \ ^ Ibone Fernández tienen aún sus casas en aquella Villa de Arriba, '' en la que liabita también un grupo de indígenas: Francisco de Ta-coronte, Gaspar, Antón, Juan e Isabel Guanche-". Gonzalo del Castillo solicitó del Cabildo el 11 de abril de 1511 licencia para cortar la madera necesaria para edificar dos casas, y se la conceden. A su muerte tenía dos en la citada Villa de Arriba. Una, la de su morada, que "linda con las calles reales por todas partes e con casas de Pedro Fernández de las Islas y de Üie^o de Agreda"; la otra, en la que siete años más tarde moriría su viuda, junto a la del regidor Ferrando de Llerena. Por la descripción que hace de la primera, con frente a calles reales por todas partes, ¿se levantaría en el lugar donde hoy lo está aquella en que una lápida quiere recordar que la habitó el Adelantado, de lo que no hay prueba alguna, y que es la única del barrio que da a tres calles? La casa de Gonzalo del Castillo es la modesta vivienda de im labrador y no la aventajarían otras nuichas de la naciente población. Kn olla encontramos unas mesas de cadena, sillas de asentar, un bazar, la cama del matrimonio y dos camas de criatura, unas cajas de pino, candclcros de metal, un paño de lienzo pintado, dos santos, frazadas, rcnderos, manteles de presilla, platos y escudillas de Málaga, picheles de peltre, jarretas, platos de vidrio. Y, al lado de una "atahona con sus ruedas e piedras", unos molinillos de hacer gofio, reflejo de las costumbres del castellano y de la gunnche. Notemos que el inventario de 1513, de donde están tomados estos datos, es el más antiguo documento en que se menciona el nombre de este alimento indígena. Sus trajes y los de sus hijos los guarda Francisca de Tacoronte, en cajas de diversas maderas. Un mantillo de rostro, unas faldillas leonadas, sayitos, una mantilla colorada guarnecida, de su hija Inés; una loba de ferrete de Juan, el hijo, y otras faldillas coloradas de su hija. Y en un cofre de Flandes: una cofia labrada de oro, dos gorgneras, una labrada de negro y otra de amarillo; un rcndero de seda y dos pares de guantes, de su hija. También tenían "una caja de cuchillos, con dos cuchillos e dos tenedores". Los historiadores afirman que sólo en época más tardía se conocieron en España los tenedores»^'. No es fácil que llegasen primero a Canarias, por lo que debían ser objeto de frecuente uso,cuando los tenía aquella indígena que recientemente había abierto sus ojos a las costumbres europeas. 21 L. HE LA RO.SA y E. SERRA, Veríndario de la ñudad de San Cristóbal de La lM.gtina en eí siglo X VI, 5. 22 MAX VON BOEIIN, en La moda, tomo segundo, sig-lo XVI, pap. 282, dice quo "los tenedores so usaban ya en E,s[)afla desdo 1535". El menaje de la casa de (tonzalo, lo tomamos del inventario que incluimos en el Apéndice, y el de Francisca de Tacoronte, del levantado a su muerte. Cf. nota 2. A^ (^ * . . í . • • 128 [14] En el inventario de su casa íiguiaii además cinco esclavos guanches, uno negro y otro morisco. Ya hablamos de los bienes que Gonzalo tuvo en Valladolid y en Córdoba. Cuando llega a Tenerife con la real cédula de doña Isabel y la presenta a Fernández de Lugo, este tardó casi un año en cumplirla, hasta que el 7 de diciembre de 1503 ordenó a Guillen Castellano y a Diego de Mesa que le den un solar y terreno para viñas por la vecindad, y las dos caballerías de tierra ue sembradura en el Arautava. Pero transcurre otro año bien largo para que estos dos regidores cumplan el encargo, que está fechado en Taoro el 4 de abril del 1505 y le señalen las dos caballerías, de a sesenta fanegas de tieira cada una, en dicho término, desde el barranco de la Arena hasta el que está "junto al lugar del Arautava", que limita con el arroyo del agua que va por la heredad de Rodriguianes, y dos fanegas de tierra para viña, por la vecindad, abajo de la que tenía Diego de Mesa, con un solar lindante con Gaspar Drago, también en el mismo término^^. Los testigos del pleito sostenido más tarde por su hijo están conformes en que "una vecindad de qual-quier persona que aya sido conquistador a sido y es en más cantidad de doscientas e trescientas fanegas de tierra de sembradura y así lo dava e repartía Alonso de Lugo", que no fué tan generoso con Castillo. Parece quela llegada de éste a Tenerife, en 1503, con la orden de la Reina, no fué grata al Adelantado, que no se apresura a atenderle. Bien es verdad que ya entonces había fallecido su gran protector don Gutierre de Cárdenas. 23 En los Autos de Juan del Castillo, cit. nota 2, constan estos documentos: "Diego de Mesa, primo, e Guillen Castellano, vezinos e regidores dcsta isla, dad a Gonzalo del Castillo para sí un solar o dadle tierras para vinas segund al respeto do la vezindad que tiene do merced o de las dos cavallo-lias que tiene dadle para en conplimionto dosto qualquiera tierra que esté por dar ay en el Arautava para senbrar, de manera (lue se cunpla enteramente dos cavallorías e su vezindad. F'oclia a siete de dizionbre de mili e quinientos e tres.—El Adelantado". "E después desto en Taoro a quatro de abril de mili e quinientos e cinco años los dichos Diego de Mesa e Guillen Castellano, vezinos e regidores de la dicha isla, sostitutos repartidores, por virtud de la dicha cédula que de MISO se contiene dieron al dicho Gonzalo del Castillo las dichas dos ca-vallerías de tierra e su vezindad do tierras en Taoro dol Arautava... (con-tinlia la descripción de las tierras). El Adelantado confirma ostos repartimientos y dice que "por quanto vos Gon(;alo del Castillo, fiel osocutor e vezino e conquistador de la dicha isla de Tenerife, que sois presente, servistes a los diclios seíloros Keyes progenitores de su Alteza do la Reina Doña Juana nuestra seilora en la conquista de la dicha isla de Tenerife o por aver sido e oy día ser vezino e poblador do la dicha isla con toda vuestra casa, muger e hijos e os- A^VS ^^^^^'S& 6l documento, feciíado en la villa de San Cristóbal el 12 de abril de 1505. Gonzalo presentó sus títulos ante el reformador Ortizde Zarate y éste le di6 carta de confirmación (F" 239 r. y siguientes). [15J 129 Al morir Gonzalo del Ccnstillo dejó, además de estas tierras, y de las casas antes citadas, 15 fanegas de riego en el Arautava, "la viña e valle de Luzía, ques en Taganana e ovo de Maldonado", una suerte de viña en El Sauzal, un solar en la Villa de Arriba, la casa de la orchilla y un solar y casa en Santa Cruz, en cuya templada costa pasaría los meses más crudos del húmedo invierno lagunero. El fin Gonzalo del Castillo había ido a la isla de Gran Canaria, es posible que para algún negocio relacionado con su cargo de hacedor y fiel de la orchilla, cuando enferma de mal de cámaras. Se agrava y otorga sus últimas disposicioiuis en la Ciudad Real de Las Palmas el 11 de febrero del 1513, ante el escribano Cristóbal de San Clemente. El protocolo de dicho ano se ha perdido y sólo conocemos dos cláusulas de su testamento, copiadas más tarde en distintos expedientes. En una de ellas designa sus albaccas a Gregorio de Trujillo, al regidor Fernando de Llorcna, a Jaime Joven y a su sobrino Fernando del Castillo, al que faculta especialmente para que pueda vender de sus bienes los necesarios para cumplir las mandas Í' le dice que "mire e faga como yo faría por él... por mis hijos y os administre e rija como hermanos e mire e honre nuicho a la dicha Francisca de Tacoronte, mi nmjcr". En la otra disponía que "entretanto que la dicha mi nmjcr no se casare tenga la administración y tutela de los dichos Juan e Inés, ñus fijos... e de sus bienes". Juan del Castillo dice fué el universal heredero de su padre y como tal ha de seguir más tarde pleito contra el Cabildo, pero debió dejar importantes legados a sus otros hijos y hasta a su hermano Pedro del Castillo, como resulta de poder que este dio al fallecer Gonzalo. Nos imaginamos a nuestro biografiado de más edad que su es- Eosa y quién sabe si ya en los linderos de la vejez cuando muere. a enfermedad que le llevó al sepulcro, la conocida ancianidad de su hermano, "viejo e desmemoriado", y sus servicios con don Gutierre de Cárdenas, quién sabe si desde su intervención en las guerras con Portugal, parecen indicar no podía ser va joven el 1513. Por otra parte, la posibilidad que prevé Gonzalo de unas segun-gundas rlupcias de Francisca de Tacoronte, que hacía poco tiempo ie había dado dos hijos, hacen pensar en un matrimonio de edades desiguales, pero Gonzalo sentía por su esposa profundo cariño y confiaba en ella, y ésta le fué fiel hasta la nmerte. El 6 de mayo siguiente, nmcrto ya Gonzalo, el teniente de gobernador Ldo. Lebrón, a petición de los albaccas Fernando de IJe-rena y .Taime Joven, manda hacer el inventario de sus bienes. Días más tarde la familia y los albaccas han de cumplir ineludibles 130 [16] formalidades. El 2 de julio Francisca de Tacoronte solicita y obtiene del Ldo. Lebrón la tutela de sus dos bijos. Francisco, el bijo de la otra unión, pide al propio teniente de gobernador le nombre tutor, y Lebrón designa para el cargo al procurador Alonso Veláz-quez. El día 9 Francisca de Tacoronte da poder a Fernando del Castillo para cobrar los alquileres de las casas de Córdoba y el 11 Alonso Vclázquez concede igual autorización al mismo Castillo, y Pedro, el hermano de Gonzalo, el 13 de junio, babía dado amplios poderes a su bijo para la liquidación de la berencia de Gonzalo, tanto de los bienes de Valladolid, como de los de Tenerife. Francisca de Tacoronte sobrevive siete años a Gonzalo. El 30 de agosto de 1514 reconoce, en nombre de sus bijos, al bonrado Juan do Figueroa, regidor de Valladolid, cierta deuda. El 28 de febrero del 1518 obtiene del Adelantado la data de unas cuevas, "que son sobre la fuente de Juan Fernández en la mar, que es aba-xo de Tacoronte, para que tengáis vuestro bato de cabras...", dice el documento^'*. Enferma del cuerpo y sana de la voluntad, como se decía, otorga testamento ante el escribano Alonso Gutiérrez el 18 de abril de 1520, por el que instituye beredcros a sus bijos Juan e Inés y lega a Francisco y a Ana del Castillo, su hermana, "por que son hijos de mi marido e por algunas cargas que les tengo ', cincuenta ovejas, de las quinientas que tenía. Declara tener pleito con Fernando del Castillo, "sobre un esclavo que vendió no siendo suyo". Relaciona los bienes que posee, sus crédito» y sus dcndas y nombra albacea a Ana Gutiérrez, mujer de Martín de Mena, y a su primo don Pedro de 'JV.coronte. Los albaceas hacen el inventario de los bienes de Francisca de Tacoronte, ya difunta, el 23 del mismo mes de abril. Éstos son los datos que sobre la vida de Gonzalo del Castillo conocemos por los documentos en que intervino y que han llegado a nosotros. Evidentemente, bay un fondo de verdad en la égloga de Dácil y Castillo de Antonio de Viana, que cantó los amores de nuestro biografiado, añadiéndole episodios de su invención. Podemos preguntarnos a quién de sus mujeres quiso presentar el autor de las Antigüedades bajo el nombre, posiolemente sólo poético, de Dácil. Cuando Viana escribió su obra estaba vivo el recuerdo de un Gonzalo del Castillo, conquistador destacado, que había estado casado con una guanche de la familia de los menee-yes. La de memoria más cercana y que reunía estas circunstancias era Francisca de Tacoronte, y ésta creemos debió ser en la que se 24 Libro II de Datas por testimonio, í.° 258. [17] 131 íijó, es pasible que sin saber ni su nombre, el poeta, que con estos elementos construyó uno de los cantos más bellos del poema. Los documentos nos rcflej<an a un Gonzalo caballeroso y honorable, cumplidor de sus compromisos e íntimamente unido a su familia. Hemos debido prescindir, por faltas de pruebas, de una serie de afirmaciones que sobre (bastillo nos han legado tardíos genealo-gistas, y hemos procurado perfilar su personalidad tal y como resulta de fuentes indubitadas. Le liemos quitado un hábito de Santiago para dejar al descubierto a un hidalgo de vida honorable. La familia de Gonzalo del Castillo Antes de dar fin a estas notas veamos qué fué de los parientes de nuestro biografiado. Poco sabemos de su hermano Pedro, que viene a la Isla años después que Gonzalo. El antiguo escribano de cámara firmó en Tenerife algún documento"''''. Viejo ya a la muerte de Goii/alo, vivía aun en la Villa de Arriba en octubre del siguiente at"io 1514, cuando el Cabildo señala lo que cada vecino había de limpiar <le la laguna. Su hijo Fernando, que estuvo al servicio de Gonzalo, por contrato celebrado el 10 de septiembre de l-WJ'"', se ocupó de varias actividades: el 2i) de junio de I.*")!! Vítores de Colmenares, tesorero de la cruzada del obispado de Canarias, le da poder para cobrar la bula en las islas de La Palma, La Gomera y El Hierro-'. Por los años de 1515 a 1517 obtiene en repartimiento algunas tierras y asientos de colmenas"** y la noticia suya más tardía es la referencia que de él hace su tía Francisca de Tacoronte al testar el 1520. De los dos hijos habidos por Gonz.ilo en su matrimonio con Francisca de Tacoronte, .Juan fué escribano público de esta isla desde el año 15,35 hasta el 1.566, en que renunció en su hijo Pedro, pero vuelve a ejercer el oficio desde el 1570 hasta el 1578. Sucedió en la escribanía al genovés Hernardino Justiniani o Justiniano, con cuya hija Hárbola había casado. El 2 de mayo de 1547 tomó posesión del cargo de síndico personero general de Tenerife, para el que había sido elegido'", y viudo de su primera mujer contrac nuevo matrimonio el 1566 con fnés de Béthencourt, hija del mercader flamenco Juan Xenbreux y de Ana de Béthencourt, de cuyo segundo enlace no tuvo descendencia. 25 Testimonio de poder de A. Bravo, firmado por Pedro del Castillo en La Laffuna el 13-VIII-1508 (/>oc. de los Bravo). 26 Escritura ante S. Páez, 10-IX-15()Í», f." 563. A. 11. P., n." 9. 27 Ante 8. Péez, 2B-VI-151t, f° 320. A. II. P. n." 8. 28 Datas a Fernando, Libro IV de Datas originalex, cuaderno 2, f." 6 cuaderno 8, f." 53 y cuaderno 9, f.° 19, y Libro V de Dalas originales, f." 84 29 Su posesión como síndico personero, A. M. L., Libro ¡I de acuerdos del oficio primero, f." 93 v. ' 182 [18] Juan del Castillo sostuvo largo pleito con el Cabildo de la isla sobre las tierras del Arautava que el Adelantado había dado a su padre y de las que en los días de su muerte le había privado el señalamiento de la dehesa hecho por el teniente Lebrón. Lo gana en la Real Audiencia de Canarias el año 1534, que le restituye en la posesión de los bienes y condena al Cabildo al pago de las rentas de los años en que las ocupó. Ya viejo, Juan del Castillo hace su testamento el 5 de enero de 1579, en el que declara por hijos de su primer matrimonio al licenciado Pedro del Castillo, a Alejo, a María, a Antonia, a Francisca y a Barbóla^". Ignoramos dónde estudió su primogénito, en el que renunció su padre la escribanía el 1566. Aquél obtiene una canongía en la Catedral de Canarias, en la que fue recibido el 28 de agosto de 1578 y que ejerce hasta su fallecimiento el 25 de octubre de 1591"'. Pedro del Castillo intentó el 1580 ser abogado de presos del Santo Oficio, con cuyo motivo desde Canaria solicitan al Dr. Pedro de Rojas, beneficiado de los Remedios, cierta información de sus antepasados'*. El obispo don Fernando de Rueda nombra al Ldo. Castillo el 10 de mayo de 1582 inquisidor ordinario, en su representación, para el Tribunal de Canarias, cargo que ejerció hasta el año de su muerte, en que fué a las islas de Lanzarote y Fuertcventura como visitador y en cuyo mes de mayo su casa sirvió de prisión a William Cofil, uno de los tripulantes del "St. James", llegado a Santa Cruz con pasaportes falsos de naciones neutrales^". 30 Ante Lucas Rodrfffuez Sarmiento, 5 1-1579, t.° 149, A. H. P. n." 400. 31 Libro de loa Señores prebendados de, esta Santa Iglesia, que empieza desde el siglo X VI siguiendo en el orden eronológieo hasta el X VIH y debe cotüi-nuarse ron el mismo orden y método, Arch. do la Catedral de Canarias, pág. 62. Canonfíía 1.° do antiírOodad. 32 Arch. Inquisición, Museo Canario, 1580, sig. CLIV.-15. Sólo so conserva la cubierta dol expediento con la carta fociíada en Canaria el 18-1- 1580, firmada por el Ldo. I), üiogo Ossorio do So.\aa y, por Alonso de Val-dés, escribano, por la que ordena se asista dol notario Francisco do Coronado, alguacil dol S. O. en Tonorifo, dol que hay una diligencia do haber recibido la orden del Tribunal y acordado citar' loa testigos, poro no se coDBervan ni el pliego do preguntas ni el interrogatorio. Las fichas del Arch. do la Inciuisición, del Museo Canario, las dobemoe a nuestro buen amigo Sergio Bonnot y Suároz. 33 MARQurs OF IJ'liTK, The Tnquisition in íhe Canary Tslands, vol. I, en la pág, 161, el nombramiento dol Ldo. I'odro dol Castillo: "que por quanto el tiene dado su podor al 8r. Ldo. Andrés do Soto do Itibora su i)rovlsor para que como inquisidor ordinario se junte con los Iltmos. Srs. inquisidores appostólicos dosto Obispado para entender on las causas y negocios de la fe y tocantes al dicho santo oficio y por que por sus enfermedades no puede asistir como conviene a olio, por tanto no revocando el diclio poder que le tiene dado, dava y di6 podor cumplido in solidum con al dicho su provisor qual de derecho so reipilore al Sr. Ldo. Pedro del Castillo, canónigo... para ((ue en lugar de su señoría ilustrísima y en su nombro como tal uiquisidor ordinario pueda..." Kn la i)ág. 216 hay sentencia pronuncia- [19J 183 Alexo del Castillo Jimtiiiiaiiu, d segundo hijo de Juan, fué nombrado por acuerdo del Cabildo de Tenerife su solicilador en la Corte, tuisión que ejerce desíle abril de 1577 hasta el 1579, en que el concejo de la isla le revoca el poder. Los regidores atacan a Alexo, afirmando no hacía nada en provecho de la isla, pero había otra razón: su primo Bernardino Justiniano y Mcriiando de Castro habían obtenido por real carta la fiel ejecutoría de IVnerife. El Cabildo protesta y logra nueva merced para rescatar el privilegio a su favor —entendíunonos, a favor de los rej;idorcs— pagando a Ju»ti-nianoy a Castro lo que éstos habían satisfecho n la Corona; pero, como la Isla no paga, le embargan los fondos capitulares, y de su lucha con los regidores resulta víctima Alexo del Castillo, cuyo único defensor lo fué el Ldo. Reinaldos''*. Nada más sabemos de este nieto de Gonzalo. Se hallaba en la Corte al ser nombrado solicitador y seguramente no regresó a la Isla. Ninguna de las cuatro bijas de Juan del Castillo contrajo matrimonio. En el testamento do María, otorgado el 17 do agosto de 1582, dispone se la eiitierre en la iglesia del cofivtínto de Santo üomingo de esta ciudad, donde lo están sus padres, y, de no ser posible, al pie de las gradas de la capilla de Nuestra Señora del Rosario, "donde tengo mi asiento", y en el hábito dominico, en el 3ue su padre igualmente había dispuesto se le amortajase. María eja por herederos a su hermana Barbóla, de faltar ésta a Francisca y por último a Pedro, el canónigo. Parece no existían ya Alexo y Antonia. Barbóla dicta sus últimas dispotíicioiies el 120 de octubre del mismo año de 1582'". i/Terminaría la terrible epidemia que asoló la isla en este año con las hermanas Castillo Justiniano? da por este Ldo. Y tostimonio do un proceso en que interviene, seguido contra cuatro inglenes, <iuo st> fugaron por la caleta de Santa Catalina, cuyo auto do fo tuvo lufíar ol 1."* do niavo do IñOl (pAs. 313 y sig.). Arch. ln(|UÍ8Íoión, Museo Canario, 1591. S\g. OLXIl, 15, la declaraeión do cierta esclava morisca horra, la toma oí canóniífo Ldo. D. Pedro del Castillo en Toguis« ol 13 de marzo de 1591, en 8u calidad de "Visitador do las islas de J^anzarote y Fuerteventura por el Obispo D. Fernando Saárex de Figueroa". A. lluMKU DE ARMAS, PiraleHas y ataques vavales contra lat Islas Gatui-riae, vol. I, segunda parto, pág. 620 y sig., refiere la llegada del .8t. James » a Santa Cruí y el alojamiento de W. Cofll en la casa del canónigo Castillo. 34 En el Ldbro IV de acuerdos del oficio primero, í.° 199 v. y sig. el nombramiento do Alexo como solicitador, en reunión de 29-lV-15:7 y señalamiento del salario «n la do 20 V-1577, f." 202 v. y sig. Su revocación en cabildo de 16-III-1079, f.°4 y sig. dol Libro III de acuerdos del oficio gcgiindo. Varias instrucciones a Alexo dol Castillo como tal solicitador en S-1, Í)-X1I 2, 3, 4 y 14, todos del A. M. L. ' 35 Testamentos de María dol Castillo y de Dárbola Justiniano, su hermana, ante Rodrigo Sánchez dol Campo, en 17VIII1582 v 28-X-1582 f." 393 y 436. A. IL P. n.' 429. 184 [20J Inés del Castillo, la otra hija de Gonzalo y de Francisca de Ta-coronte, se casó con Francisco Martín y ya viuda testó el 7 de junio de 158P*. Dispone se la entierre en la iglesia del convento de San Francisco, donde lo había sido su única hija, María del Castillo. Esta había casado con Francisco Xuárez, de quien sólo tuvo un hijo, Roque Xuárez del Castillo, escribano público de La Orotava, que casó con Constanza López, y María del Castillo, único fruto de este matrimonio, contrajo matrimonio con otro escribano, Francisco Bienvenido'^. Y nada más sabemos de la descendencia de los hermanos Castillo y Tacoronte. Como los gcnealogistas no han faltado en esta tierra y ninguna otra noticia nos dan de esta familia, es muy probable que hoy no quede en las Islas quién descienda del matrimonio del conquistador vallisoletano y de la indígena de sangre real. Dijimos más atrás que Gonzalo del Castillo había tenido otros dos hijos, de la unión anterior a la que acabamos de mencionar, Francisco y Ana. Francisco ingresó en la orden de Santo Domingo, con el nombre de fray Lucas de San Francisco y, después de profesar, viviendo en Las Palmas, dicta ciertas disposiciones testamentarias, el 4 de marzo de 1529, por las que lega a María Fernández, mujer de Diego Martín de Espmar, su convecina en La Laguna, "en pago e remuneración de algunas honras que ove recevido e resciví", unas casas en la Villa de Arriba, en la calle que va a La Orotava, las que grava con un tributo de diez reales de plata viejos o sean 220 maravedís de la moneda de Canarias para que perpetuamente dijeren en la parroquia de la Concepción, en el altar de la patrona y dentro de su octavario, una misa de réquiem cantada con responso en cada año, "por las ánimas de mi padre c mi madre, difuntos", y en el caso que la legataria quisiese vender las casas tienen opción preferente su hermana Ana del Castillo y sus herederos'*. 36 Testamento de Inés ante Lucas Rodríguez Sarmiento en 7-VI-1B8I, t.° 734. A. li. V., n." 403. 37 De Gonzalo del Castillo y su descendencia se ocupó F. Fernández de Béthencourt en su Nobiliario y Blasón de Canarias II, pág. 170, al hablar de la familia Justiniani, y en el Libro de las familias de Tacoronte y El Sauzal, que hizo el beneficiado de Tacoronte D. Juan Pérez Santos, a fines del siglo XVIII y del que hay copias en el Arcli. do la parroquia de la Concepción de Santa Cruz do Tenerife, fondo Avecilla, y en el que pertenocióa nuestro malogrado amigo, el diplomático I). Emilio llardisson y Pizarroso, 80 cita la descendencia de Inés del Castillo, que termina en los relacionados, con la mención de estos documentos: Dote de María del Castillo con Francisco Xuárez ante Anchieta 1552, f.° 707. Testamento do Francisco ante Pedro del Castillo en 1575. Dote de Roque Xuárez del Castillo con Constanza López ante Anchieta, 1583, f." 331, v testamento de Roque ante Bonito Ortega 158R, f." 366 v. (Libro II, casilla'2497 y referencias). 38 Copia de sus disposiciones testamentarias en el Protocolo antiguo de tributo», II, n." U, f." 174 y sigs. del Arch. de la Concepción de La Laguna, en el que dice, entre otjas cosas, "teniendo voluntad de hacer profe- [21] 135 Fray Lucas de San Francisco murió joven. En la8 cuentas de fábrica de la parroquia benriiciaria, correspondientes al año 1536, los obligados al pago del tributo adeudaban ya 400 maravedís, cerca de dos años de importe-". Ana del Castillo, la hermana de Francisco, casó con Rodrigo Yanes, natural de Cañizares, más conocido por Rodrigo de Cañizares. Ana otorga su (estamento el 13 de abril de 1550 y Rodrigo el 1.» de noviembre de 1558"*. Tuvieron sus casas "abaxo la plaza de los Remedios, que son conocidas por las casas de Cañizales"*' y fundan familia de labradores de numerosa descendencia, que habían de continuar en su mayoría usando el apellido del Castillo, en recuerdo de su remota antepasada. Tres hijos fueron el fruto de este matrimonio: Juan Cóniez de Cañizares, del que luego hablaremos; Andrés Cómez de Cañizares, que dejó |)or heredera de sus bienes a su tía Inés del Castillo, la hermanastra de su madre, y a Francisco de Cañizares, de cuya vida nada sabenios. Juan Gómez de Cañizares casó con Catalina Perdomo; fueron vecinos de El Rosario y labradores y tuvieron cinco hijos: Rodrigo de (Cañizares, Juan del Castillo, Francisca, Ana y María del Castillo. De éstos sólo tenemos noticias de Francisca, casada con Sebastián López, vecinos igualmente de El Rosario y padres de seis hijos, que dejaron numerosa descendencia. Dos familias, que sabemos descienden de este matrimonio, han llegado a nuestros días, llevando el apellido Castillo: la que se extinguió en su varonía con el poeta don Mateo Alon.so del Castillo y sus hermanos el doctoral de la catedral de Tenerife y orador elocuente don Silverio y doña Concepción, familia procedente de Inés del Castillo, bija de Sebastián López y de Francisca del Castillo, y de su marido Diego Alonso; la otra, apellidada Fernández del Castillo, aun numerosa y muy conocida en la vida insular, que tiene su origen en otra de las hi-siíin en la dielin orden de 8. S. Dominíjo... havía hecho mi testamento ante Cristóval de Sant Clemente y queriendo correfrir algunas cosas..." :J9 El Libro primero IÍP' fábrica de la i)nrroquia de la Concepción, comienza el lO-XII-1541, pero hacen asientos de cuentas de los aílos anteriores y en el f.° 4."', dice "...dexó fray Francisco del Castillo... unas casas a las espaldas dosta iírlosin, que va á la montafía..." y el f." 20, al referirse a las cuentas dé 1536, dice "del tributo de Castillo devían cuatrocientos mrs." Indistintamente se le cita con su nombre y el de fray Lucas de San F'ranciseo. 40 En los llamados Arboles genealógicos de Núñez de la Peña que se conservan en la Biblioteca de la Universidad y que sólo son en parte copia de los del cronista, al f." 170 relaciona la descendencia de Rodrigo Yanes de Cañizares o Cañizales y da la fecha del testamento de Ana, ante Juan del Castillo, y dice que ésta dio poder a su marido ante Rui Ctarcfa de Estrada el 1540, f." 118, y (pie líodrigo testó auto Juan López de Azoca el 13 de abril do 1555 y su testamento so abrió el 19 do noviembre do ISSS, ante Juan de Azoca, f." 30. 41 Consta así del testamento de Inés del Castillo, va citado. 186 [22] jas de Sebastián y Francisca, llamada Catalina y de su marido Lázaro González Pérez*-. Muchos genealogistas han afirmado la existencia de relaciones de parentesco entre Gonzalo del Castillo y la familia que formó Hernán García y una indígena que, al parecer, tomó el nombre de Isabel del Castillo y que dió origen a la apellidada García del Castillo, que se distinguió en los siglos posteriores a la conquista*'. Ignoramos quién fuese esta Isabel del Castillo y si le unía alguna relación de sangre con Francisca de Tacoronte. Por otra parte, historiadores y forjadores de informaciones nobiliarias han atribuido a Heraán García circunstancias que no se dieron en él, sino en Gonzalo del Castillo. Creemos no equivocarnos al asegurar que aquellas afírtnacionet carecen en absoluto de fundamento y que catas con- 42 La filiación de los Alonso del Castillo es osta: I—Diego Alonso con Inés dol Castillo, citados on el texto. II—Juan Alonso dol Castillo con Nicolasa María Conde (Concepción, Laguna, 1665). III Francisco Alonso del Cantillo con María Machado Toxera (Remedios, Laguna, 1704). IV Bartolomé Alonso del Castillo con Dominga Delgado (K, L. 1782). V—Josó Alonso del Castillo con Antonia García Molián (K. L. IBtl). VII -D. Juan Alonso del Castillo con D." María do las Morcodos Petra Pérez y Pérez, padres de los citados D. Silverio, Dr. on Derecho, vicario general y gobernador que fué de esta DiócesÍB; I).'' Concepción, que no casó, y D. Mateo, el poeta, que contrajo matrimonio con D.* Concepción Domínguez Pérez. Su única hija, D.* Concepción, falleció sin descendencia do sus dos enlaces, el primero con D. Antonio de Luque y Alcalá y ol segundo con el general de brigada y caballero hijodalgo de Madrid Excmo. Br. I). Anatolio de Fuentes y García do Mesa. D. Daniel Fernández del Castillo nos ha facilitado, entre otros datos familiares de Gonzalo del Castillo, los de su filiación por osta línoa, que es como sigue: I^Lázaro González Pérez con Catalina dol Castillo, citados on el texto. II—Ana del Castillo con Pedro Hernández Romano (Sauzal, 1630). III—El ayudante Juan Romano del Castillo con Polonia Fernández Oliva (La Mataiiza, 1677). IV—Juan del (bastillo con María Pérez Guerra (La Matanza, 1707). V—Juan Fernández del Castillo con Rosa Francisca do Anohieta (Sauzal, 1757). VI -I). José F'ernández del Castillo con D." Antonia Rita Martel de Espinosa (Tacoronte, 1796). Vil—I). Pedro Fernández del Castillo oon D.^ Juana Hernández Abad (La Laguna, 1834). VIH D. Daniel Fernández del Castillo con 1).* Josefa Martín (¡onzález (Sauzal, 1886). IX—D. Daniel Fernández del Castillo, más arriba citado, vicepresidente que ha sido del Cabildo Insular do Tenerife, con D.* María del Carmen Machado y del Hoyo-Solórzano (La Orotava, 1925). Omitimos, i>or la Índole de este trabajo, otras líneas de osta familia, ((ue aun llevan este apellido, que igualmente puodon sentir ol orgullo de descender de (íon-zalo del Castillo. 43 DÍAZ DoKTA, Apuntes hittóricos del Pueblo de Biienamsla, pág. 58 y sig,, afirma que en varios documentos que cita consta el nombre de Isabel ^ Castillo. También relata mucha de la descendencia de Hernán García. Este autor, máí escrupuloso que otros genealogistas, aun cuando no Ue- *'...* P*'"®''^*'* •''«•'aniente la suporciioría de los historiadores do esta familia, tleae la honradez de no aceptar lo no probado y remite a otros autores transcribiendo sus asertos, poro sin continuar por ol camino de la fantasía do muchos de éstos. [28] Í37 fusiones no fueron fruto de la ignorancia de los que las forjaron, sino sembradas intencionadamente. Las hazañas que Viana atribuye a Gonzalo del Castillo, Núñez de la Peña las tranafíere a un imaginario Fernando Careta del Castillo y Viera y Clavijo las aplicó a otro no menos irreal Cómalo Carcia del Castillo. Otros autores han pretendido identiñcar a Hernán García con Fernando del Castillo, el sobrino de Gonzalo. Los que se llamaron García del Castillo en Tenerife, repetimos, tienen su origen en Hernán García y en la guanche Isabel del Castillo, de la que no sabemos otra cosa que su nombre, ni hay pruebas de relación de parentesco entre esta familia y la de Gonzalo del Castillo. Hay una información que aceptaríamos, de no ser tan tardía, sobre ios García del Castillo. Es la seguida ante la Inquisición de Canarias y aprobada el 9 de noviembre de 1658 sobre fray Pedro García del Castillo, natural de Chasna, en la que cuatro testigos declaran saber que "venían de los reyes de esta isla"; dos de ellos precisan que del "rey Bencomo" y otro que "son descendientes del reí de Taoro**. Ya notamos en El Adelantado don Alonso de Lugo los motivos del interés en atribuir a Hernán García la personalidad de Gonzalo del Castillo, que lo fueron el no haber sido Hernán conquistador de la isla y su condición de eclesiástico, que no se avenía bien con la de ser tronco de un noble linaje.^' 44 Inquisición, Museo Canario, siji. XXXV, 2, año l(i58. 45 L. i)K LA ROSA y E. SKUUA, op. rít. pAg. XVll, nota at). 138 [24] A P K N D I C E CLÁUSULA DEL TESTAMENTO DE ALFONSO DE SALAMANCA EN QUE REGISTRA UNA DEUDA «UE CON ÉL CONTRAJERON LOS CAPITANES DE LA CONQUISTA DE GRAN CANARIA, KL DEÁN Y JUAN REJÓN. J^as Palmas, 2 de marzo de 1487. "A los señores que la presente viéredes que Dios honre e guarde de maL Yo Uieg'o de Saiit Clemente, eserivario público desta isla de la (Jrand Canaria, vos fago saber o doy feo como en dozo días del mes do jullio año del nascimiento de Nuestro Señor Jesucristo de mili e (luatrocientos e ochenta 6 cinco años, ante mí, como ante esorivano público, Alfonso de Salamanca, vezino de la villa del real de las Taimas, ques en la dicha Isla, estando doliente e en su soso e entendimiento tal qual Nuestro Señor se lo quiso dar, hizo su testamento e postrimera voluntad de ciertas cláusulas o en uñado las cláusulas del dicho testamento doclarava lo que se sigue: Iten declaro mas que devo a Alfonso Bravo cient castellanos o setenta e cinco florines, que traxe a esta isla en mercadería de lo (|ual me tomó el deán e Juan Rejón capitanes para en servicio de los Royes Nuestros Señores cinquenta mili maravedís, poco mas o monos. Mando que se paguen los maravedís que remanoscieron después de ser recabdados lo que así deven los dicho capitanes que roscibioron los dichos capitanes por los dichos Reyes Nuestros Señores o por ((uosto sea cierto y firme e no venga en dubda, doyvos esta fee, firmada de mi nonbre, fecha en la dicha villa del real de Las Palmas, ques en la dicha Isla, a dos días del mes de mar(,'o año del nascimiento del Señor Jesucristo de mili o quatrocientos e ochenta e siete años.—Diego de Sant Clemente, escrivano público". CERTIFICACIÓN DEL "LIBLO DE LA GRAND CANARIA EN QUE SE REGISTRA LA DEUDA ANTERIOR. En la Contaduría Real, 2 de febrero de 1490. "Paresce por el Libro de la Grand Canaria, que tiene Francisco Núñez, contador, que en un pliego firmado del nombre de Fernando de Cabrera, recebtor que fue en la dicha Canaria, que está puesto e asentado en el dicho libro, que como a vueltas de otras ciertas deodas que se deven a ciertas personas de ciertas cosas que ellas se tomaron para el proveimiento de la gente que está en la dicha isla, están puestos por deoda que se deven a Alonso de Salamanca e Pedro de la Fuente, de ciertas cosas que llevaron a la dicha isla e ge las tomaron para el proveimiento della cinquenta mili maravedís e por ques verdad que está así asentado en el dicho pliego que dio el dicho Fernando de Cabrera, yo (Jon^alo Arias, oficial del dicho libro por el dicho Francisco Nuñoz firmó aquí mi nonbre. Fecho a veinte e dos días de setienbre de ochenta o siete años.—Gon(.'alo Arias". "E en las espaldas de la dicha estraza estava escrito lo siguiente. Estos cinquenta mil maravedís se libraron a quien los a de aver por recabdo cierto en la Inquisición de Sevilla, como fue las otras deodas de Canaria. K conosco yo Pedro de Valladolid que re.sceví de vos Gonzalo del Castillo ™"^ ® ^J'Scientos e diez e siete maravedís, de esta -^scrlptura. E por ques verdad firmé aquí mi nonbre. Fecho a dos días de hebrero de noventa a o í 11 ce 3 O [25] 13» afios. Pedro de Valladolid. E si Pedro del Castillo o Gonzalo del Castillo su hermano vos dieren mili e seiscientos e diez o siete maravedís, désele esta escritura e scfíores |)idos por merced mandéis desi)acliar esta que lleva Gonzalo (lues cosa mia e «luedo a lo que mandardes. Araoz. Lo qual estava escrito en las dichas espaldas en quatro partes". KKAL CKOULA PARA Ql'K SK ÜKN TIERRAS A GONZALO UKL CASTILLO. Granada, 8 de mayo de 1501. La Ro¡na=Alonso de Lugo, mi govornador de las islas de Tenerife e la Palma. Gon(,íalo del Castillo mo hiso relación que yo le hise merced de una vesindad e dos cavallerías de tierra en la villa de Asnallós, la cual dis (juc non se le dio por que non avía dónde e me suplicó e pedió por merced le mandase cunplir la dicha vesindad o dos cavalhM'ías de tierra en esa dicha isla de Tenerife o como la ini merced fuese. Por onde yo vos mando ((ue de ([ualosquier tierras e hasiendas quo estén vacas en esa dicha isla de Tenerife e pertenescan a mí, sin perjuisio do mis rentas e de tercero dedos o fafrados dar al dicho (íon(,'alo del Castillo una vesindad e dos cava- Herías do tierra do que nos lo liásemos merced de la dicha vesindad para (juo la rrosida e sirva por el tieiipo o con las condiciones e de la manera ([ue se han dado a las otras personas (jue se han avesindado en la dicha isla o de las dichas dos cavallerías <lo tierra, para que i)ueda faser dolíase on ellas lo que (luisioro o por bien toviero como do cosa suya propia ávida I)or justo título o no haírades ende al. Fecha en (íranada a ocho días del mes de mayo de mili e (quinientos o un años=Yo la Heina-=Por mandado de la Reinn="(}nspar do Grizio (/yí7)ro / de Datas originales, cuaderno 4, í.° 10, A. M. L.). CLAUSULA DKL TUSTAMKNTO \W. OON/ALO DKL CASTILLO E INVENTARIO UE SUS BIENES La Laguna, 6 de mayo de 1513. Kn la villa de San Cristóval qucs en la isla de Tenerife, en seis días del mes do mayo año del nascimiento de nuestro Salvador Jesucristo de mili o quinientos o trece ailos antel nuiv noble sef5os Cristóval de Lebrón, teniente do jrovornador do las islas de tenerifo o la Palma, por mandi^do do la Heina nuestra señora, en lugar dol señor don Alonso Fernándes de Lugo, adelantado do las islas de Canaria, governador e justicia mayor de las dichas islas de Tenerife y la Palma por su Alteza, páreselo presente Fernando de Llorona, vczino e regidor de la dicha isla e Jaime Joven, mercader, vezino de la dicha isla, e dixeron a su merced quo ellos heran testamentarios de Gon(;alo del Castillo, difunto que Dios aya, segund páresela i)or la carta de testamento de que hizieron presentación jiara en lo que adelante so hará minción, su tenor del qual os este que se sigue: K para conplir e pagar este mi testamento e las mandas en el contenidas de mis bienes sin dafío de loa suyos dexo y establesco por mis alba-ceas e testamentarios a los dichos Hernando de Llorona e Jaime Joven e a (iregorio do Trogillo e a Fernando del Castillo mi castillo (s,V), al quñ\ encargo la conciencia lo mire e haga como yo haría por ol e a todos quatro juntamente y a cada uno dollos in solidum e los ruego e pido por merced por amor de Dios nuestro señor lo acebten e cunplan e hagan por que Dios 140 [26] depare quien por ellos lo haga y si por caso los otros no lo acebtaren lo encomiendo y encargo todo al dicho Fernando del Castillo, mi sobrino, que mire por mis hijos y los administre e rija como a hermanos e que mire e honre muciio a la dicha Francisca de Tacoronte mi mujer y les doy e otorgo todo mi poder conplido para que ellos e qualquior de ellos in soli-dum e especial e señaladamente al dicho Fernando del Castillo mi sobrino para que puedan entrar e tomar e vender e rematar tantos de mis bienes que cunplan y basten para conplir o pagar este mi testamento y las mandas en el contenidas. El qual dicho testamento de donde la dicha cláusula fue sacado pares-ce que fue otorgado ante Cristóval de Sant Clemente y heclio en la cibdad real de las Palmas ques en la dicha isla de Canaria en honzo días del mes de hebrero año del nascimiento do nuestro Salvador Jesucristo de mili e quinientos e treze afíos e firmólo de su nonbre. (lon^alo del Castillo e pa-resce que fueron testigos presentes Diego de San Pedro e Juan Delgado e Juan Gutierres e Bartolomé de Cala e Juan Fernández e Podro Estévez e Fernandianes, estantes en la dicha isla. K luego el dicho Fernando de hlerena e Jaime Joven dixeron que ellos ante su merced acebtavan e acebtaron el cargo del dicho albacoasgo o que pedian e pidieron a su merced se hiciese e mandase hazer inventario de los bienes, segund que en tal caso so requiere. E luego el dicho seHor Licenciado dixo que oye lo que dizen e questá presto de hazer justicia e que mandava fazer e fizo el dicho inventario e que por que está ocupado en algunas cosas conplidoras al servicio de su Alteza y execución de su justicia que cometía e cometió a mi el dicho es-crivano al hacer del dicho inventario e tomar qualquier juramento que sobre este caso convenga. E después desto, en ocho días del mes de mayo del afío de mili o quinientos e treze años los dichos Jaime Joven e Fernando de Llerena, alba-ceas del dicho Gonzalo del Castillo, usando del cargo que tenían fueron a la casa del dicho (Jon^alo del Castillo ya difunto e para hazer el dicho inventario se tomó juramento a la dicha Francisca do Tacoronte, muger del dicho Gon(,'alo del Ca.stillo, la qual declaró los bienes e se iiizo el itivonta-rio en esta guisa: Primeramente las casas de su morada, que son en la villa de arriba, que alindan con las callos reales por todas pártese con casas de Pero Fernandos de las Yslas e casas de Diego de Agreda. Yten una atahona con sus ruedas e piedras, quostán dentro do las dichas casas. Dos alanadanas e una barra. Dos o tres picos e dos o tres cufias. Cinco amadores. Unas tenazas. Tres martillos Tres colchones. Tres sábanas e una fresada. Cinco caxas de pino. Dos manteles do prezilla. Quatro platos de Málaga. Un pichel de peltre. Quatro escudillas de Málaga. Un candoloro de metal. Treze o catorze arrobas de lana poco mas o menos. Dos quarti-llas azules que dixo Jaime Joven ser a doze varas cada una. Una {)ie(;a do prezilla que dixo Jaime Joven tener treinta varas ¡)oco mas o menos. Otra pieza de anglo en que dize Jaime Joven aver quinze varas. Nueve platos de vidrio. Una romana con su pilón. CafSaniazo teñido seis varas. Un marco. Un paño de lienzo pintado. Quatro calderas. Otra caldera. Cinco rejas. Otras tantas arrojadas. Dos sillas de sentar. Una silla de muía. Otra silla que está en casa del sillero. Dos mesas de cadena. Un vazar. Un escalera. Dos vaucos. Dos camas de criaturas. Cuatro canastas, dos grandes e dos pequeñas. Dos jarras de trigo. Dos alvardas de cavallos. Dos alvardas de asnos. Tres harneros. Dos cedamos. Otro ceda(.'o. Dies palomas duendas. ^27] 141 Unos molinillos de gofio. Una g.Tllina con cinco pollos. Un broquel. Unas casas (lue alindan con casas de Hernando de Llerena. Yten un solar linde con solar y casas de Diego Martin d'Espinal. Un solar y casa on Santa Cruz. La casa de la liorcliilla do que hazo minción on el testamento. Quinzo fanegas de tierras do riego en Taoro del Arautava. La viña e vallo de Luzía ques en Taganana, que ovo de Maldonado. Una suerte de tierra en el Qabzal con una villa. Unas tierras de pequero questán en Taoro. Ilonze bueyes de azada. Vacas e novillos que guarda Diego de Aranda e se informarán del. Yeguas con tres criangas que son cuatro. Dos cavallos. Siete o ocho burras con sus crian^jas e un asno. Los puercos e puercas que tiene Sebastián Rodrigues a renta, ase de verla carta quantos son e tiene, el dicho, a don Juan e Pedro doTacoron-te, guanches. Francisco de Tegueste, esclavo. Pero Amofaca, esclavo. Catalina, su mujer, esclava. Perico, su hijo, esclavo, e Juanico, su hijo, esclavo. Juan Valiente, negro, esclavo. Alonso de Málaga, morisco, esclavo. Quinientas caberas de ovejas, chicas e grandes, a juramento de Francisco do Togueste, on que ay y están quinze carneros de Mateo Viña y non so aviondo pagado el diezmo de ogaño. Treziontas cabras, grandes e chicas. Ciertos puercos que andas salvajes, que se sepa donde y como están, en que dizen que puede aver treinta cabe(,'as. Cincuenta fanegas do oementora do trigo e cevada en Tacoronteyen Santa María do Gracia en conpañía do (íon^alo Estévanes. Veinte fanegas de trigo e cevada del dicho Gonzalo del Castillo e Martín de Mena, en conpaftía. Fecho ü sacado fue todo lo susodicho por virtud del dicho mandamiento conpulsorio en la cibdad do San Cristoval ques on la isla de Tenerife en veinte o siete días del mes de hebrero año del nascimiento de nuestro Salvador Jesucristo de mili e quinientos e treinta e tres afios. Testigos que fueron presentes que lo vieron corregir e concertar con el oreginal, Juan Sánchez Niño o Francisco Marques, vezinos destaisla. Eyo Fernán Gon(,'ales escrivano do sus Magostados e público del número desta isla de Tonerife lo flze oscrevir o flze aqueste mió signo a tal. Fernán Genitales, escrivano público.
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Título y subtítulo | La égloga de Dácil y Castillo | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Autor principal | Rosa Olivera, Leopoldo de la | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Publicación fuente | Revista de historia | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Numeración | Tomo 16. Año 23. Número 090-091 | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Tipo de documento | Artículo | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Lugar de publicación | La Laguna de Tenerife | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Editorial | Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Laguna | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Fecha | 1950 - 04 | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Páginas | p. 116-141 | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Materias | Canarias ; Historia ; Siglo 15-16 ; Fuentes | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Formato digital | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Tamaño de archivo | 1465551 Bytes | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Texto |
Números 90 y 91 Abril-Junio y Julio-Septiembre de 1950
SECRETARIADO DE PUBLICACIONES DE LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA / ^ ^ t C A^
FACULTAD DE flLOSOFlA Y LETRAS
feo
REVISTA DE HISTORIM^
Director: el Decano, DR. ELIAS SERRA RAFOLS
'^Dí^i
Tomo XVI Lo laguna de Tenerife (Islas Canarios) AAo XXIII
La Kgloga de Díícil y Castillo
HEMEtíOlECA P MUNICIRs
Santa Crii? rtR Tenerifí S
t>or Lfoi'oi.no de I.A ROSA OLIVERA
Los amores del conquistador de la isla Gonzalo del Castillo con
Dácil, la indígena de sanfi^re real, sentidamente cantados por el médico
poeta Antonio de Viana, recogidos luego por l.ope de Vega en
8U comedia 7^0.? Guanches de Tenerife y hechos revivir más tarde
por la escuela regional canaria del siglo XIX, conservan aún para
el isleño toda la romántica frescura de que los revisticS el vate lagunero
de fines del siglo XVI y comienzos del XVII. Muchas son las
que han llevado y llevan en Canarias el nombre de Dácil, rememorando
a la bella guanchc que Viana retrató en estos versos:
Es de muy poca edad, gallardo brío,
tiene donaire, gracia, gentileza,
frente espaciosa, grave, a quien circuye
largo cabello, más que el Sol dorado,
cejas sutiles, que del color mismo
parecen arcos de oro, y corresponden
crecidas pestafías a sus visos,
los ojos bellos son como esmeraldas
cercadas de cristales transparentes,
entreveradas de celosos círculos;
cual bello rosicler las dos mejillas
y afilada nariz proporcionada,
graciosa boca, cuyos gruesos labios
parecen hechos de cristal purísimo,
donde a su tiempo la templada risa
descubre y cubre los ebúrneos dientes,
116 [2]
cual ricas perlas o diamantes finos;
largo el hermoso rostro en color nieve,
con fuego y sangre mixturado a partes,
y como a cielo claro lo cstrellean
algunas pecas como flores de oro...
Para el profesor Valbuena el canto V de las Antigüedades, con
toda la delicadeza de ambiente e ingenio y coquetería de la infanta,
es^uno de los más líricos y hermosos del poema, al que denomina
"Égloga de Dácil y Castillo"', título que hemos recogido para darlo
a este trabajo, en el que, despojados de toda la fantasía del poeta,
vamos a presentar a estos personajes tal y como aparecen en los
fríos documentos donde dejaron huella de su paso por la vida.
Era Gonzalo del Castillo, según Viana, uno de los capitanes de
la gente de a caballo que tomó parte en la conquista de Tenerife
desde la primera entrada de Alonso de Lugo en la isla y se destacó
en las principales aciciones. Prisionero de los guanches en el desbarato
de Acentejo, por la intercesión de Uácil con el rey de Taoro,
su padre, queda en libertad. De nuevo cae en manos indígenas, en
la segunda entrada de los españoles, y, una vez más, la infanta ruega
por su amado, que por ello puede volver al campo castellano.
Después de la victoria de Acentejo, Bencomo, decidido a rendirse,
solicita la mediación de Castillo y éste interviene en las negociaciones
que ponen íin a la campaña. En el último canto del poema, el
vate, después de contarnos el bautizo de los guanches mas notables,
dacima a los amores de Dácil y Castillo con su boda.
Dácil y Castillo han sido en la literatura isleña el símbolo de la
fusión de guanches y e8[)añoles, y el profundo cariño con que este
tema es tratado [»or Viana nos hace pensar que puede haber mucho
de cierto en el supuesto, no probaíío documentalmente, de la ascendencia
indígena del poeta. Su mestizaje le hace sentir a la vez
lo español y lo guanche. Orgulloso descendiente de conquistadores,
cania
de los liispanos pechos las victorias
y, al tiempo, al referirse a los guanches, destaca su
magnánimo valor, altivo espíritu,
valientes fuerzas, ligereza y brío,
dispuesto talle, cuerpo gigantesco,
rostros ¡ilegres, graves, apacibles,
agudo entendimiento, gran memoria,
trato muy noble, honesto y agradable;
y... con exceso apasionados
^ - 1 amor y provecho de su patria.
I A. VALBUENA, Hisloria de la Pmitln Canaria. Harcelona, 1937, pág. 20.
[3] 117
Viana sentía profundamente a sus islas, y cuando las describe 1
gra algunos de sus uícjores versos. En su exaltación pone en boc,
de Gonzalo del Castillo estas palabras:
¡Oh isla afortunada, oh fértil tierra,
cuan grata y bella que a mis ojos eres!
¡Mayores glorias tu pobreza encierra
que España con sus prósperos haberes!
¡Deshecho los cuidados de la guerra,
que promete tu paz dulces placeres,
y contemplo tu vega, monte y prado
de ílores matizadas esmaltado!
Es de notar que Gonzalo del Castillo es en Viana el tipo
del perfecto caballero, mientras que Lope, al trasplantarlo a su comedia,
lo convierte en orgulloso Don Juan, fanfarrón y espadachín.
El vate lagunero trata con amoroso carino aquellas dos razas de las
que se honra en descender, y este motivo lo convierte en uno de los
poetas representativos del espíritu isleño, donde tan enraizados están
esos sentimientos. Para í^ope, en cambio, Dácil y Castillo fueron
sólo dos personajes de una de sus innúmeras comedias, y no de
los mejor logrados.
Gonzalo del Castillo
Si toda biografía tropieza con serias dificultades, por mucho que
se haya destacado el personaje que se historia, no es de extrañar
3ue no sea posible seguir paso a paso la vida de nuestro conquista-or,
figura muy secundaria en las grandes empresas castellanas de
fines del siglo XV.
Gonzalo era vecino de Valladolid, y tenía sus casas en la calle
de la Misericordia^, la hoy llamada de San Blas, una de las más
importantes de la primitiva población. Como en casi todas las de
sus alrededores, nmchaa de sus caaas están blasonadas y en ella vivieron
destacados vallisoletanos, como el Marqués de San Vicente,
2 listas y las restantes noticias sobre Gonzalo del Castillo y su familia,
cuya procedencia no se cita expresamente, constan de los siguientes
documentos: TcsKmmrío de los autos seguidos por Juan del Castillo contra el
Concejo y vezinos de La Orotava, sobre tierras en ella. 1534. Archivo Municipal
de La Laguna (en lo sucesivo: A. M. L.). El procoso fué iniciado por J. del
Castillo en 1527 y terminó con sentencia de la K. Audiencia de 12 de septiembre
de 1634. Consta de 259 folios y esta copia fué sacada en Las Palmas
el 12 de marzo de 1535. El tejuelo es del XVIll. Los que podemos llamar
Documentos de In administración de los Bravo, Archivo Histórico Provincial
de Santa Cruz do Tenerife (A. H. P.), registro de Sebastián Páez,
1510-13, n.° 10, folio 724 y sigs.; los de la Testamentaria de Gonzalo del Castillo,
A. H. P., reg. de Antón de Vallejo, 1512-13, n" 606, f." 1062 y 11S4 y
sigs., y los de la Testamentaría de Francisca do Tacoronte, A H P rec de
Alonso Gutiérrez, 1620, n.° 51, f.° 690 y sigs. " "'
118 [4J
don Juan de Villarroel Acuña y Chacón; don Antonio de Villegas,
don Francisco de Espinosa y los Arce y los Astete."
Su hermano Pedro, "escribano de cámara del Rey c de la Reina,
nuestros señores, e su escribano e notario público en la su Corte
e en todos sus Reinos e Señoríos", tenía en la mistiia capital castellana
"bienes, esclavos, oro c joyas". No parece aventurado,
pues, suponerlos nacidos en ella, a uno de cuyos regidores, el honrado
Juan de Figueroa, representó Gonzalo en las Islas para cobrar
cierta cantidad que le adeudaba Juan de Lugo, regidor de La
Palma*.
Criado de don Gutierre de Cárdenas, en el sentido propio que
entonces se daba a esta palabra, desempeñó en su casa los cargos
de repostero de la plata y luego de repostero de camas, ambos de
extrema confianza y a cargo de liidalgos en las de los grandes señores,
como lo era la del Comendador mayor, al que seguiría en todas
sus andanzas.
Este personaje se destacó, siendo maestresala de la que luego
había de ser la Reina Católica, como decidido partidario de la boda
de doña Isabel con el príncipe don Fernando. Sucede a su primo
don Alonso de Cárdenas en la dignidad de comendador mayor
de León en la Orden de Santiago, cuando éste obtiene el maestrazgo
de la misma. Más tarde es nombrado contador mayor de la Hacienda
real, cargo que desempeña hasta su muerte. Su nombre figura
en los más importantes hechos de este reinado y se distingue
también en destacadas acciones militares, como en las tomas de Baza
y de Málaga, y, últimamente, en la conquista de Granada, cuyas
llaves recibe de los Reyes, junto con el Conde de Tendilla, cuando
Boabdil se rinde, para preparar la solemne entrada de los Monarcas
en la ciudad.
Don Gutierre estaba casado con doña Teresa Enríquez, prima
hermana del rey don Fernando y dama extraordinariamente religiosa
y caritativa, que mereció toda la confianza de doña Isabel y
3ue fué conocida por los sobrenombres de "la santa" y "la loca
el Sacramento", como la llamó el Papa Julio II. Fué especial bene-factora
de su lugar de Torrijos, en Toledo, al que trasladó los restos
de su esposo, fallecido en Alcalá, y donde terminó sus días entre
8U8 fundaciones. Su cuerpo incorrupto se conserva en el convento
de concepcionistas de aquella villa castellana'.
3 Datos amablemente facilitados por el periodista vallisoletano don
Leandro Pérez, "I^pe", en colaboración con el cronista de dicha capital
don Narciso Alonso Cortés.
4 A. H. P., reg. de Hernán Guerra, 1514, n" 18, f.° 605, escritura de F.
de Tacoronte, como tutora de sus hijos, reconociendo su deuda por este
concepto, en 30VIII.1514.
5 Los datos sobre D. Gutierre de Cárdenas y su esposa D.* Teresa
Enríquez, en Ballesteros, Cristóbal Colón y el descubrimiento de América,
[5] 119
Los servicios de Gonzalo del Castillo con estos personajes, que
no 86 interrumpieron ni con su venida a Tenerife, ni con la muerte
del Comendador mayor, como hemosde ver, le proporcionan influencia
en la Corte, que aprovecha para labrarse una posición: Gonzalo
del Castillo se convierte en lo que hoy llamaríamos un agente de
negocios.
La campaña de los Reyes Católicos contra el decadente reino
granadino llevó hacia Andalucía a los más destacados caballeros de
la época, y desde Córdoba, como centro de operaciones, partían a
las cabalgadas a tierra de moros. Gonzalo del Castillo residió también
en la ciudad de los califas, donde adquirió "dos pares de casas",
según la terminología de la época, las unas "que lindan con
casas de los señores del Cabildo", en el barrio de San Benito, y las
otras en la colación de San Martín, "en la barreta de Luis
Méndez"».
En 1486 un poderoso mercader salmantino, el señor Alonso
Bravo, al que deben dos traficantes, Alfonso de Salamanca Recuero
y Pedro de la Fuente, sobrino del caballero sevillano Alonso Moreno,
ciertas cantidades, da poder a Gonzalo del Castillo para qiie le
cobre sus créditos. Recuero y La Fuente habían seguido a la isla de
Gran Canaria a las tropas enviadas a su conquista, al mando de los
capitanes Juan Rejón y el deán Bermúdez, a los que venden bastimentos,
pertenecientes a Bravo, por valor de cincuenta mil maravedís.
Alfonso de Salamanca se enferma en la villa del Real de Las Palmas
y otorga su testamento el 12 de julio de 1485, ante el escribano
de la isla Diego de Sant Clemente, en el que reconoce la deuda de
cien castellanos y setenta y cinco florines que tiene con Bravo y declara
el importe de lo que había vendido al deán y a Rejón'.
Por esta circunstancia, Gonzalo del Castillo, diez años antes de
pisar las Islas, interviene en asuntos relacionados con su conquista.
Para cobrar los cincuenta mil maravedís, Gonzalo pide un testimonio
del correspondiente asiento del Libro de la Grand Canaria,
que se llevaba en la Contaduría, y se lo dan en estos términos: '^Pa-resce
por el Libro de la Grand Canaria que tiene Francisco Núñez,
contador,que en un pliego firmado del nonbre de Fernando deCabre-
\mg. 462; Fz. PK HÉTHKNCGUUT, Historia Genealógica y Heráldica de la Monar-qnia
española, II, pág. 310; F. Pii'ERKKK, Nobiliario de los Reinos y Señoríos de
España, VI, páf?. 227; A. S. DE Ai.ARCÓN, Comentarios de los hechos del Señor
Alareón, pág. 45 y 52; ZURITA, Anales de Aragón, cap. XI y passim; GAKIBAY,
Crónica General de España, aap. LXXXIl; HKRUKUA, Historia de las Indias
Orrídenlalvs, cap. X; 1). PKRKS y K. CKKDKIRA, Historia de Portugal, III, pág.
199 y LlUKRIo (ÍONZALKZ, IM Lora del Sarramrnio.
fi 1V)der de G. dol Castillo a O. do Torres, on r2-IV-15ll A H P
reg. de S. Páoz, 1510-13, n" 10, f.o 329. . . . .,
7 La cláusula del testamento, en el Apéndice a este trabajo.
120 [6]
ra, recebtor que fué en la dha Canaria, que está puesto e asentado en
el dicho libro que como a vueltas de otras ciertas deodas que se deven
a ciertas personas de ciertas cosas que dellas se tomaron para el proveimiento
de la gente que está en la dicha isla, están puestos por
deodas que se deven a Alonso de Salamanca e Pedro de la Fuente
de ciertas cosas que llevaron a la dicha isla e ge las tomaron para
el proveimiento della cinquenta mili mrs." Firma el testimonio,
por Francisco Núñez, Gonzalo Arias, oficial del mismo, el 22 de
de septiembre de 1487. Al dorso del documento se extendió la orden
de pago: "Estos cinquenta mili mrs. se librarán a quien los a
de aver por recabdo cierto de la Inquisición de Sevilla", pero ha
de pagarse para la entrega de la libranza 1,617 maravedís, que abona
Gonzalo del Castillo el 2 de febrero de 1490, quien logra al fin
cobrar los 50,000 mrs. de Antonio de Medina, receptor de la Inquisición
en Córdoba, por Diego de Medina, que también ejercía el
mismo cargo; pero ha de abonar entre derechos y gastos 12,651 mrs.
Este I Abro de la Grand Canaria revelaría, seguramente, la participación
de los Reyes y del Obispo Frías en los gastos de la conquista
de dicha isla en este período, no satisfechos exclusivamente
por la Mitra, como se deduce del documento transcrito.
TH^rfl^
- >
Firma de Gonzalo del Castillo
Muerto Alonso Bravo, su hijo Fernán Bravo otorga poder a Pedro
Cornejo, su criado, para que liquide con Castillo. En el Real, a
21 de diciembre de 1491, nombran arbitradores al bachiller Juan
de Tiedra y a Alvaro del Castillo. Gonzalo declara detalladamente
cuánto ha cobrado y los gastos habidos, sin que nada pueda discutírsele,
pero aun habían de pasar años para que pueda hacer efectiva
la aeuda de Recuero, que la reconoce su sobrino y heredero,
Bartolonié do Salamanca, vecino de Gran Canaria, en la villa de
San Cristóbal de la isla de Tenerife, el 7 de abril de 1512, ante el
escribano Sebastián Páez, y al mismo tiempo Castillo protocoliza
los documentos citados.
Hemos visto a Gonzalo del Castillo en el Real, que no puede ser
otro que el de los Reyes Católicos frente a Granada, el 21 de diciembre
de 1491, vísperas de la entrada en la ciudad. No podemos.
f71 121
pues, dudar de su intervención en lus jornadas que ponen fin al
dominio musulmán en España. Sus servicios en esta victoriosa campaña
los premian sus Altezas con una vecindad y dos caballerías de
tierra en Iznallox, en el camino de Córdoba a Granada.
La terminación de la Ileconquistu dejó inactivos a muchos españoles,
cuya vida se había hecho al servicio de las armas, y cuando
el duque de Medina-Sidonia alzó banderas para acudir en socorro
de Alonso Fernández de Lugo, derrotado por los guanches en
Acentejo, muchos de los que habían entrado con Isabel y Fernando
en la ciudad de la Alhambra se alistaron para la nueva aventura
ultramarina. "Muchos de los que vinieron a la dicha conquista
avían sido primero conquistadores en la conquista del reino de
Granada", dice una información hecha el \r>7()^.
El primer historiador de las jornadas tinerfeñas de Eugo, fray
Alonso de Espinosa, en el capítulo Vil de su obra Del origen y milagros
de JSucstra Señora de Candelaria, impresa el 1594, dice: "Y
así en llegando el socorro del Duque se partieron para Tenerife. Y
a dos de noviembre del dicho año [1494 y no 1495 como dice este
autor] surgieron en Santa Cruz, donde antes habían surgido, y saltando
en tierra asentaron su real con determinación de no salir de
la tierra hasta morir o ganarla. Entre las gentes de a caballo que
envió el Duque nara el socorro fueron Diego de Mesa, Francisco de
Mesa, Gonzalo del Castillo...."
Aceptamos el dato de Espinosa, cuyo prestigio como historiador
de estos hedíos está bien cimentado, pues es sabido se valió de
concienzudas informaciones para escribir su obra. Por otra parte, se
sabe que se hicieron relaciones de los conqtiistadorcs, las que habían
visto varios de los testigos que deponen en 1576 a petición de Luis
Carrillo de Albornoz, para probar que su abuelo, Francisco de Albornoz,
iiabía asistido a la conquista de Tenerife. Alonso de Mon-tiel,
uno de ellos, dice: "y este testigo lo vido escripto en la lista
que se hiio de los cavalleros que vinieron a esta isla con sus armas
e cavallo". Lo mismo declara Jorge Castellano, alguacil mayor de
la guerra en esta isla c hijo del famoso lengua y regidor de ella
Guillen Castellano.
La llegada de Gonzalo del Castillo con las fuerzas enviadas por
Medina Sidonia nos obliga a rechazar las afirmaciones de Viana
relativas a la intervención de aquél en la primera entrada de los
españoles y, claro es, no podemos tampoco dar otro valor que el
de pura licencia poética al relato de su caída en mano de los guanches
en el episodio del paso de Las Peñuelas y su mediación en
la rendición de la isla.
« Inf. de Luis Carrillo de Albornoz, que luego vuelve a mencionarse
A. M. L., S-1, L-I, 1.
122 [8]
Los documentos que conocemos no revelan detalles de la intervención
de nuestro biografiado en los hechos guerreros, pero no
dejan de ser significativos los términos en que Alonso de Lugo se
expresa al otorgarle beneficios. Al hacerle fiel ejecutor de la isla en
1495, justifica la merced "por los muchos e buenos e leales servicios
que de vos e recevido e me avéis fecho en la dicha conquista",
y diez años más tarde, al darle ciertas tierras, dice: "Servistes a los
dichos Señores Reyes progenitores de su Alteza la dha Reina Doña
Juana, nuestra señora, en la conquista de la dicha isla de Tenerife,
donde pusistes asas trabajos así con vuestra persona e gastastcs muchos
de vuestros bienes e fezistes a sus Altezas otros muchos servicios
en la dicha conquista, de que sois diño de remuneración y galardón".
Sin olvidar lo que puede haber de pura fórmula y la posibilidad
de la redacción de los documentos por el propio interesado,
no puede dudarse que han de recoger mucho de verdad.
Conociendo las anteriores actividades de Castillo y la preocu-f
«ación demostrada por Alonso de Lugo para favorecerle, no más
legado a Tenerife, como lo prueba su nombramiento de ílel ejecutor,
del que luego hablaremos, pensamos si sus servicios en la conquista
de la isla pudieron serlo tanto en el servicio de las armas,
como de otra clase, y nos hacemos las siguientes preguntas: ¿contribuiría
Gonzalo del Castillo a los gastos de la conquista?; ¿traería algún
cometido del Comendador mayor?; ¿tendría alguna relación con
servicios prestados por éste para esta campaña la cesión hecha por
los Reyes de la renta de las orchillas de las tres islas de realengo a
favor de don Gutierre de Cárdenas?
En enero de 1499 el Comendador mayor disfrutaba ciertos derechos
sobre las orchillas de Tenerife, según resulta de los acuerdos
de Cabildo, y en enero de 1509 Gonzalo del Castillo, como hacedor
y fiel de esta renta en las islas de Canaria, Tenerife y La Palma
por doñaTeresa Enríquez,firma ciertos contratos sobre la misma".
Sin facultad aun para hacer nombramientos, pues sólo tenía la
promesa real de que se le daría la gobernación de Tenerife después
déla conquista, Alonso de Lugo hace en 1495 a Gonzalo del Castillo
fiel ejecutor de la isla. Es la primera designación que conocemos
hecha por el futuro Adelantado.
En el título le otorgaba el cargo para ejercerlo "agora e después
de ganada la isla", por toda su vida y podía venderlo, empeñarlo
o trocarlo. Sus funciones eran las de "dar el peso e pesos e medidas
justas con que se pesen e venden las cosas que en la dha isla se
pesaren e vendieren, así en las carnecerías como en las pescaderías
9 Acuerdos del Cabildo de Tenerife, n." 84-89, correspondiontes al 9-1 y
28-1-1499 y escritura de arrendamiento de las orcliillas por (1. dol Castillo
a Sancho de Ordufla, vizcaíno, ante S. Páez, 5-1-1509. A. H. P., reg. de diciio
escribano, 1509, n.° 9, f.° 614
f9J 123
de lo fresco c lo suliulo"', y podía i»cnar a los infiactores según las
Ordenanzas de Sevilla, mou(!lo de ésta como de tantas otras instituciones
canarias de la época"*.
Poco tiempo ejerció Gonzalo este oficio, pues terminada la conquista
se ausentó de la isla y' en cabildo de 26 de enero de 1498 es
nombrado fiel ejecutor un tal Ríos, y a partir del 24 de abril de 1500,
Alonso de las Hijas concurre como regidor y fiel ejecutor. Este, por
cierto delito, es depuesto de ambos cargos el 10 de enero del 1502,
y el Adelantado nombra fiel ejecutor a Esteban Zambrán".
Castillo está de regreso en Tenerife el 8 de marzo del 1503, fecha
en que presentó su título [)ara testimoniarlo y con el fin de lograr
su aprobación y confirmación, que no consigue, aunque así se
Ic llame en la escritura de confirmación de sus datas, de abril de
1505'2. Don Gutierre de Cárdenas había muerto, y nuestro biografiado
ha perdido ya su influencia.
Alonso de las Hijas vuelve a figurar como regidor y fiel ejecutor
en el cabildo de 5 de agosto del 1505, y el 12 de abril de 1511 Gonzalo
del Castillo otorga poder a Gonzalo de Torres, criado del señor
tesorero Ldo. Vargas, del Consejo de su Alteza, para que presente
ante la Reina y los señores de su Consejo los autos del pleito que ha
tratado con Alonso de las ¡lijas sobre este oficio'^. Cuando, dos
años más tarde, muero nuestro biografiado, no había recuperado el
cargo.
Conzalo del Castillo asiste a los cabildos de 26 de octubre y 29
de diciembre de 1505,'* sin que se diga el porque de su presencia
ni se le de título alguno. Posteriormente su nombre sólo vuelve a
figurar en los acuerdos capitulares cuando solicita autorización para
edificar sus casas, y al reclanuir, infructuosamente, durante los años
1511 y 1512, el pago de 3,000 inrs. de salario por el ejercicio de la
escribanía de la mesta, por tiempo de dos nieses'^.
10 Do copia sacada por Núfiez do la Peda, hoy en el arch. de D. José
V. de Ihiergo. Publicada en extracto i)or L. OK LA KOHA y E. SKIIRA, El Ade-lanhido
don Alonso de Lugo, pág. VIH. Su orifiinal so liallnba en el expediente
sobro el oficio de fiel ejecutor entro el Cabildo y Pedro de Trujillo,
hoy perdido con todo el legajo. Vid. L DK LA KOSA, Catálogo del Archivo Municipal
de La Laguna, al mencionar el leg. A-XVI.
U E. SKRRA, Acmrdosdcl Cabildo de Tenerife 1497-1507, números 23,
164 y 254.
12 La diligencia de copia, en el testimonio del nombramiento citado
en la nota 10.
13 Acuerdos del Cabildo, n° 803, y poder citado en la nota 6.
14 Acmrdos del Cabildo, números 826 y 842. Por esta fecha Gonzalo era
apoderado de Meneses y de Juan Maldonado, continos de su Alteza, en cu-vo
nombre contrata con Tomás Justiniano para cultivo de cañas ciertas
tierras de aquéllos. Ante S. Páez, 5-11-1506, f." 54, A. II. P., n." 3.
16 Libro I de acuerdos del Cabildo, f." 258 v. correspondiente a reunión
de ll-IV-1511; en él Castillo pido el pago de su salario y la autorización
para cortar la madera; en la do5-VII-l511, f." 277 v., reitera la solicitud del
124 [10]
AI regresar Gonzalo a Castilla, después de concluida la conquista
de Tenerife, pretende hacer efectiva la merced de las tierras de
Iznalloz, pero las encuentra ya repartidas y ha de suplicar a la Reina
ordene le sean entregadas en otro lugar. Su condición de conquistador
de esta isla justifica el cambio y doña Isabel, desde Granada,
el 8 de mayo de 1501, dirige una cédula a Alonso de Lugo
para que le haga dicho repartimiento. Este documento lo conserva
el Ayuntamiento de La Laguna, heredero del antiguo Cabildo de
Tenerife, como preciada reliquia, por ser el único de los que guarda
firmado por la Reina Católica".
Los amores de Gonzalo del Castillo
Cuando el Adelantado confirma a Gonzalo del Castillo sus datas,
el 12 de abril de 1505, da, entre otras razones, para concedérselas,
el "aver sido e oy día ser vezino e poblador de la dicha isla, con
toda vuestra casa, mugcr e hijos y esclavos..." De no ser estas palabras
pura fórmula, hacen referencia a la familia, al parecer legítima,
que en aquel momento tenía constituida, es de presumir que
con alguna guanche, y de la que fueron fruto dos hijos, Francisco
y Ana; pero no conocemos el nombre de esta mujer, ni las circunstancias
de 8U8 relaciones con Gonzalo". Cuando éste mucre, en
1513, su citado hijo era aún menor de edad, fijada entonces hasta
25 años, y en 1529 el mismo era fraile dominico, y su hermana, según
los genealogistas, casó hacia el 152.'}. De estos datos cabe deducir
que ambos debieron nacer poco después de la vuelta de su padre
a Tenerife el 1503.
En 1520 Francisco del Castillo firma el testamento de su madrastra,
en el que ésta hace a sus dos hijastros cierto legado. Luego,
las relaciones entre los descendientes de ambas uniones se nos
muestran íntimas y cordiales.
La otra unión es mucho mejor conocida. Gonzalo del Castillo
se casa, in facie eclesiae, hacia el 1509, con otra indígena, Fran-sdlario
y precisa el tiempo y la cantidad, contostándosole "que muestre el
concierto que hizo"; y en la del 13-VIII-1512 insiste, por voz de su sobrino
Fernando, cometiéndolo el Cabildo a los regidores Corbalán y el Br. Pero
Fernández, para que vean oi tiempo que sirvió y el asiento que con él so
hizo, y hagan relación para resolver (f." 328 r.)
16 Publicamos 6u fotocopia, y la transcripción en el Apéndice.
17 En el Libro IV de Dalas originales, cuad. 8.", f." 56 se encuentra un
título en que consta que el 5 de febrero de 1517 se dio a "Isabel del Castillo
e a Francisco del Castillo, su hijo", a cada uno un solar, pero como en
el Libro / / de Datas por tcslimonio t.° 258, donde consta el rejiarto de unas
cuevas a Francisca do Tacoronte, (pie en el texto so la llama Francisca del
Castillo, al margen dice: "Isabel del Castillo mujer do Gonzalo del (bastillo',
nos queda la duda de si aquel otro repartimiento se referiría también
a Francisca, a quien estaba muy unido Francisco del Castillo, el hijo de su
mando.
[11] 125
cisca de Tacoronte. Dos do los testigos que su hijo Juan presentó en
pleito que siguió el 15.'i2, Francisco Delgado y Gaspar Fernández,
86 hallaron presentes en las bodas, y, aunque no precisan su fecha,
como Juan, el hijo, tenía de dos a tres años a la muerte de su padre,
el 1513, podemos deducirla con relativa aproximación. Los
restantes testigos que deponen en el pleito sabían también que eran
legítimamente casados.
Pero, ¿cuál era el nombre indígena de Francisca de Tacoronte?
¿Tenía algún parentesco con los mcnceycs tinerfeiios?
La primera pregunta hemos de dejarla sin respuesta, y veamos lo
que es dable deducir sobre la sangre que corría por sus venas, prescindiendo
de cuantas afirmaciones se han hecho por gencalogistas
forjadores de bellas informaciones nobiliarias, sin otra base que las
estrofas de Viana, que bien pudieran ser muy lícitas licencias poéticas
del autor de \as Antigiicaade.i, pero nada más.
Gonzalo del Castillo tenía íntimas relaciones con dos guanches,
don Juan de Tcgneste y don Pedro de Tacoronte'-^. Este último era
primo de Francisca, la mujer de Gonzalo, pues así lo declara ésta en
su testamento. No tenemos noticias de si le unía alguna relación de
parentesco con don Juan de Tegucste, pero parece probable que así
fuese.
Ahora bien, es sabido que a los indígenas a quienes se dio el
don, terminada la conquista, fué sólo a los antiguos reyes, a sus hijos
o a algún otro muy cercano pariente suyo. Veamos los casos que
conocemos. De los vencidos jefes, únicamente es citado en documentos
fehacientes don Diego de Adexe, y también llevaron el don
varios de sus deudos. Hay noticias ciertas de don Enrique y don
Diego, hijos del rey de Anaga, y de doña Constanza y doña Mencía,
hijas del de Abona, esta última citada en el testamento de Francisca
18 En ol inventario do sus bienes, on términos poro claros en cuanto
a su sentido, dice "don Juan e Pedro do Tacoronte", pero en escritura de
arrendamiento de no puercas por 4 años portíonzalo del Castillo a "don
Juan de Toguesto y a don Podro do Tacoronte", ante S. l'iíez el 5-1-1509
(A. H. 1'., ro^r. do 1509, n." 9, f.'' 614), se da a ambos ol don o interviene
Francisco de Tacoronte como lengua, lo que indica que aquellos no conocían
el castellano. Pudiera ser que hasta poco tiempo atrás estuviesen huidos.
Al íln y al cabo oran do los "bandos do guerra '. Don Juan do Togues-te
interviene como testigo al copiar el escribano, en la casa de (íonzalo del
Castillo, los fíocumenton de la nrlminisirnrión rfo ios Bravo, on 1512, y on el
siguiente afio otorgó su testamento, según dice Nfifloz do la Pona on su extracto
de los documentos del reg. de Sebastián Páez y Alonso de blerena,
de 1510-13 (Arch. de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife, A/s. dp Nú-ñex
de la Peña, 1). Como estaba al final del legajo, se había i»ordido en su
época parte del documento, hoy desaparecido por completo. Aunque, como
dijimos, el sentido en que se mencionan en el inventario estos indígenas
no es claro, lo cierto es que don Pedro ora primo de la mujer do (ionzalo
y don Juan tiene relaciones de negocios con él y en su casa actfla de testigo
de documentos de interés.
126 [12]
de Tacoronte como acreedora suya"*. Bien es verdad que de los dos
relacionados con Castillo no conocemos la genealogía, pero nos inclinamos
por considerarlos deudos cercanos de los menceyes o jefes
délos bandos en que la isla estaba dividida, y como Francisca de
Tacoronte era prima de don Pedro y, posiblemente, parienta de don
Juan de Tegueste, no parece aventurado suponer la unía relación
de sangre, aunque no fuese en muy inmediato grado, con los de los
bandos de Tacoronte y Tegueste.
El hogar de Gonzalo del Castillo
En la margen izquierda de la laguna, que existía en la vega donde
Alonso de Lugo decidió erigir la capital de la Isla, y sobre ligera
elevación del terreno, se asentó la Villa de Arriba, en la que en
un principio, sin un orden prefijado, los conquistadores van levantando
sus casas, formando irregulares calles y con aquellos techos
de paja que luego el Cabildo persigue implacablemente, por el temor
a los incendios. A la entrada del barrio levantan la iglesia de
Santa María de la Concepción, la primera parroquia.
Cuando el Adelantado decide, a los pocos años de concluida la
conquista, protejer el nuevo Logar de Abaxo, dicta severas prohibiciones
contra la Villa de Arriba; pero al adquirir la nueva población
inusitado desarrollo y unirse ambos barrios, la condena que
sobre el primitivo pesaba se olvida''". En 1514 varios regidores, como
Ferrando de Llerena, Guillen Castellano y Alonso de las Hijas,
Juan Perdomo, que había sido jurado do la isla, el personero Francisco
de Albornoz y destacados vecinos y antiguos conquistadores,
19 "Don Diedro de Napra y don Enrique do Anafra, hijos dol Roy de
Anaga", su poder a Antón do Ortoí^a, arito Juan Ruiz do FJorlaníra, el 22 de
agosto de 1508 (A. II. I'., n." 12, f." 17J. Ksto don Knrique aetnó como defensor
de losguanclioR en la residencia del Adelantado por Lope de Sosa
(cf. El Adelantado don Alonso de Lugo, XXVII y 42).
De doña Constanza, iiija del Roy de Abona, doc. ante S. Páez, 21-1-
1508, f.° 534. Era su tutor don Pedro do" Adexo.
De don Diego de Adexe, como do algunos do sus hijos y de este don
Pedro, su pariente cercano, hay varios documentos, conocidos desde antiguo.
Hasta ahora no conocemos otros guanclies, salvo los citados, a quienes
Be diese el don.
En unos papeles genealógicos que protocolizó oí capitán don Francisco
Aguado, ante Pedro Higueras (A. II. P., reg. do 1673, n." 1013, f." 359), hay
un testimonio de información iieeha en Icod el 1647 por Lorenzo Díaz Delgado,
que prueba descender, entre otros, do Gonzalo de Ibaute, dol (|ue dice
era "de los hidalgos antiguos do Naga". A ésto y otros guanches (pie se
apellidaron Baute o Ibaute, los genoaíogistns posteriores los iiacon de la
familia del Key de Daute, sin otra razón seguramente que la analogía entre
arabos nombres.
20 E. SERBA, Acuerdos del Cabildo de Tenerife, XIV.
[13] 127
como Gregorio Tabordo, Marcos Verde, Juan y Pedro de Trujillo \ ^
Ibone Fernández tienen aún sus casas en aquella Villa de Arriba, ''
en la que liabita también un grupo de indígenas: Francisco de Ta-coronte,
Gaspar, Antón, Juan e Isabel Guanche-".
Gonzalo del Castillo solicitó del Cabildo el 11 de abril de 1511
licencia para cortar la madera necesaria para edificar dos casas, y se
la conceden. A su muerte tenía dos en la citada Villa de Arriba.
Una, la de su morada, que "linda con las calles reales por todas
partes e con casas de Pedro Fernández de las Islas y de Üie^o de
Agreda"; la otra, en la que siete años más tarde moriría su viuda,
junto a la del regidor Ferrando de Llerena. Por la descripción que
hace de la primera, con frente a calles reales por todas partes, ¿se
levantaría en el lugar donde hoy lo está aquella en que una lápida
quiere recordar que la habitó el Adelantado, de lo que no hay
prueba alguna, y que es la única del barrio que da a tres calles?
La casa de Gonzalo del Castillo es la modesta vivienda de im
labrador y no la aventajarían otras nuichas de la naciente población.
Kn olla encontramos unas mesas de cadena, sillas de asentar,
un bazar, la cama del matrimonio y dos camas de criatura, unas
cajas de pino, candclcros de metal, un paño de lienzo pintado, dos
santos, frazadas, rcnderos, manteles de presilla, platos y escudillas
de Málaga, picheles de peltre, jarretas, platos de vidrio. Y, al lado
de una "atahona con sus ruedas e piedras", unos molinillos de hacer
gofio, reflejo de las costumbres del castellano y de la gunnche.
Notemos que el inventario de 1513, de donde están tomados estos
datos, es el más antiguo documento en que se menciona el nombre
de este alimento indígena.
Sus trajes y los de sus hijos los guarda Francisca de Tacoronte,
en cajas de diversas maderas. Un mantillo de rostro, unas faldillas
leonadas, sayitos, una mantilla colorada guarnecida, de su hija Inés;
una loba de ferrete de Juan, el hijo, y otras faldillas coloradas de su
hija. Y en un cofre de Flandes: una cofia labrada de oro, dos gorgneras,
una labrada de negro y otra de amarillo; un rcndero de seda
y dos pares de guantes, de su hija. También tenían "una caja de
cuchillos, con dos cuchillos e dos tenedores". Los historiadores
afirman que sólo en época más tardía se conocieron en España los
tenedores»^'. No es fácil que llegasen primero a Canarias, por lo que
debían ser objeto de frecuente uso,cuando los tenía aquella indígena
que recientemente había abierto sus ojos a las costumbres europeas.
21 L. HE LA RO.SA y E. SERRA, Veríndario de la ñudad de San Cristóbal
de La lM.gtina en eí siglo X VI, 5.
22 MAX VON BOEIIN, en La moda, tomo segundo, sig-lo XVI, pap. 282,
dice quo "los tenedores so usaban ya en E,s[)afla desdo 1535". El menaje de
la casa de (tonzalo, lo tomamos del inventario que incluimos en el Apéndice,
y el de Francisca de Tacoronte, del levantado a su muerte. Cf. nota 2.
A^ (^
*
. . í . • •
128 [14]
En el inventario de su casa íiguiaii además cinco esclavos guanches,
uno negro y otro morisco.
Ya hablamos de los bienes que Gonzalo tuvo en Valladolid y
en Córdoba. Cuando llega a Tenerife con la real cédula de doña
Isabel y la presenta a Fernández de Lugo, este tardó casi un año en
cumplirla, hasta que el 7 de diciembre de 1503 ordenó a Guillen
Castellano y a Diego de Mesa que le den un solar y terreno para
viñas por la vecindad, y las dos caballerías de tierra ue sembradura
en el Arautava. Pero transcurre otro año bien largo para que estos
dos regidores cumplan el encargo, que está fechado en Taoro el 4
de abril del 1505 y le señalen las dos caballerías, de a sesenta fanegas
de tieira cada una, en dicho término, desde el barranco de
la Arena hasta el que está "junto al lugar del Arautava", que limita
con el arroyo del agua que va por la heredad de Rodriguianes, y
dos fanegas de tierra para viña, por la vecindad, abajo de la que
tenía Diego de Mesa, con un solar lindante con Gaspar Drago, también
en el mismo término^^. Los testigos del pleito sostenido más
tarde por su hijo están conformes en que "una vecindad de qual-quier
persona que aya sido conquistador a sido y es en más cantidad
de doscientas e trescientas fanegas de tierra de sembradura y
así lo dava e repartía Alonso de Lugo", que no fué tan generoso
con Castillo. Parece quela llegada de éste a Tenerife, en 1503, con
la orden de la Reina, no fué grata al Adelantado, que no se apresura
a atenderle. Bien es verdad que ya entonces había fallecido su gran
protector don Gutierre de Cárdenas.
23 En los Autos de Juan del Castillo, cit. nota 2, constan estos documentos:
"Diego de Mesa, primo, e Guillen Castellano, vezinos e regidores dcsta
isla, dad a Gonzalo del Castillo para sí un solar o dadle tierras para vinas
segund al respeto do la vezindad que tiene do merced o de las dos cavallo-lias
que tiene dadle para en conplimionto dosto qualquiera tierra que esté
por dar ay en el Arautava para senbrar, de manera (lue se cunpla enteramente
dos cavallorías e su vezindad. F'oclia a siete de dizionbre de mili e
quinientos e tres.—El Adelantado".
"E después desto en Taoro a quatro de abril de mili e quinientos e cinco
años los dichos Diego de Mesa e Guillen Castellano, vezinos e regidores
de la dicha isla, sostitutos repartidores, por virtud de la dicha cédula que
de MISO se contiene dieron al dicho Gonzalo del Castillo las dichas dos ca-vallerías
de tierra e su vezindad do tierras en Taoro dol Arautava... (con-tinlia
la descripción de las tierras).
El Adelantado confirma ostos repartimientos y dice que "por quanto
vos Gon(;alo del Castillo, fiel osocutor e vezino e conquistador de la dicha
isla de Tenerife, que sois presente, servistes a los diclios seíloros Keyes
progenitores de su Alteza do la Reina Doña Juana nuestra seilora en la
conquista de la dicha isla de Tenerife o por aver sido e oy día ser vezino
e poblador do la dicha isla con toda vuestra casa, muger e hijos e os-
A^VS ^^^^^'S& 6l documento, feciíado en la villa de San Cristóbal el 12
de abril de 1505. Gonzalo presentó sus títulos ante el reformador Ortizde
Zarate y éste le di6 carta de confirmación (F" 239 r. y siguientes).
[15J 129
Al morir Gonzalo del Ccnstillo dejó, además de estas tierras, y
de las casas antes citadas, 15 fanegas de riego en el Arautava, "la
viña e valle de Luzía, ques en Taganana e ovo de Maldonado", una
suerte de viña en El Sauzal, un solar en la Villa de Arriba, la casa
de la orchilla y un solar y casa en Santa Cruz, en cuya templada
costa pasaría los meses más crudos del húmedo invierno lagunero.
El fin
Gonzalo del Castillo había ido a la isla de Gran Canaria, es posible
que para algún negocio relacionado con su cargo de hacedor
y fiel de la orchilla, cuando enferma de mal de cámaras. Se agrava
y otorga sus últimas disposicioiuis en la Ciudad Real de Las Palmas
el 11 de febrero del 1513, ante el escribano Cristóbal de San
Clemente. El protocolo de dicho ano se ha perdido y sólo conocemos
dos cláusulas de su testamento, copiadas más tarde en distintos
expedientes. En una de ellas designa sus albaccas a Gregorio de
Trujillo, al regidor Fernando de Llorcna, a Jaime Joven y a su sobrino
Fernando del Castillo, al que faculta especialmente para que
pueda vender de sus bienes los necesarios para cumplir las mandas
Í' le dice que "mire e faga como yo faría por él... por mis hijos y
os administre e rija como hermanos e mire e honre nuicho a la dicha
Francisca de Tacoronte, mi nmjcr". En la otra disponía que
"entretanto que la dicha mi nmjcr no se casare tenga la administración
y tutela de los dichos Juan e Inés, ñus fijos... e de sus bienes".
Juan del Castillo dice fué el universal heredero de su padre y
como tal ha de seguir más tarde pleito contra el Cabildo, pero debió
dejar importantes legados a sus otros hijos y hasta a su hermano
Pedro del Castillo, como resulta de poder que este dio al fallecer
Gonzalo.
Nos imaginamos a nuestro biografiado de más edad que su es-
Eosa y quién sabe si ya en los linderos de la vejez cuando muere.
a enfermedad que le llevó al sepulcro, la conocida ancianidad de
su hermano, "viejo e desmemoriado", y sus servicios con don Gutierre
de Cárdenas, quién sabe si desde su intervención en las guerras
con Portugal, parecen indicar no podía ser va joven el 1513.
Por otra parte, la posibilidad que prevé Gonzalo de unas segun-gundas
rlupcias de Francisca de Tacoronte, que hacía poco tiempo
ie había dado dos hijos, hacen pensar en un matrimonio de edades
desiguales, pero Gonzalo sentía por su esposa profundo cariño y
confiaba en ella, y ésta le fué fiel hasta la nmerte.
El 6 de mayo siguiente, nmcrto ya Gonzalo, el teniente de gobernador
Ldo. Lebrón, a petición de los albaccas Fernando de IJe-rena
y .Taime Joven, manda hacer el inventario de sus bienes.
Días más tarde la familia y los albaccas han de cumplir ineludibles
130 [16]
formalidades. El 2 de julio Francisca de Tacoronte solicita y obtiene
del Ldo. Lebrón la tutela de sus dos bijos. Francisco, el bijo de
la otra unión, pide al propio teniente de gobernador le nombre
tutor, y Lebrón designa para el cargo al procurador Alonso Veláz-quez.
El día 9 Francisca de Tacoronte da poder a Fernando del
Castillo para cobrar los alquileres de las casas de Córdoba y el 11
Alonso Vclázquez concede igual autorización al mismo Castillo, y
Pedro, el hermano de Gonzalo, el 13 de junio, babía dado amplios
poderes a su bijo para la liquidación de la berencia de Gonzalo,
tanto de los bienes de Valladolid, como de los de Tenerife.
Francisca de Tacoronte sobrevive siete años a Gonzalo. El 30
de agosto de 1514 reconoce, en nombre de sus bijos, al bonrado
Juan do Figueroa, regidor de Valladolid, cierta deuda. El 28 de febrero
del 1518 obtiene del Adelantado la data de unas cuevas,
"que son sobre la fuente de Juan Fernández en la mar, que es aba-xo
de Tacoronte, para que tengáis vuestro bato de cabras...", dice
el documento^'*.
Enferma del cuerpo y sana de la voluntad, como se decía, otorga
testamento ante el escribano Alonso Gutiérrez el 18 de abril de
1520, por el que instituye beredcros a sus bijos Juan e Inés y lega
a Francisco y a Ana del Castillo, su hermana, "por que son hijos
de mi marido e por algunas cargas que les tengo ', cincuenta ovejas,
de las quinientas que tenía.
Declara tener pleito con Fernando del Castillo, "sobre un esclavo
que vendió no siendo suyo". Relaciona los bienes que posee,
sus crédito» y sus dcndas y nombra albacea a Ana Gutiérrez, mujer
de Martín de Mena, y a su primo don Pedro de 'JV.coronte.
Los albaceas hacen el inventario de los bienes de Francisca de
Tacoronte, ya difunta, el 23 del mismo mes de abril.
Éstos son los datos que sobre la vida de Gonzalo del Castillo
conocemos por los documentos en que intervino y que han llegado
a nosotros. Evidentemente, bay un fondo de verdad en la égloga de
Dácil y Castillo de Antonio de Viana, que cantó los amores de
nuestro biografiado, añadiéndole episodios de su invención.
Podemos preguntarnos a quién de sus mujeres quiso presentar
el autor de las Antigüedades bajo el nombre, posiolemente sólo
poético, de Dácil. Cuando Viana escribió su obra estaba vivo el recuerdo
de un Gonzalo del Castillo, conquistador destacado, que
había estado casado con una guanche de la familia de los menee-yes.
La de memoria más cercana y que reunía estas circunstancias
era Francisca de Tacoronte, y ésta creemos debió ser en la que se
24 Libro II de Datas por testimonio, í.° 258.
[17] 131
íijó, es pasible que sin saber ni su nombre, el poeta, que con estos
elementos construyó uno de los cantos más bellos del poema.
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