"Oando** y **gapa**
NOTA8 riireCiSTICAB
POK JUAN ALTAREZ DEUiADO
A D. Ramón Menéndez Pidal, Maestro d« la
Filología Eftpaftola, con todo afecto.
En un breve articulo "Sobre el substrato mediterráneo occádentaü", inserto
en Ampnríaa II, habla D. Ramón Menéndez Pidal de coLncidenciais en lo n«edi-terráneo
entre lo alpino y lo africano y concretamente alude a topónimos canarios.
Ble aquí mm ipalaihra*: "El pueblo europeo (alpino) y el nocteafricano (ibérico)
«e faan separado del tronco común hace milenios, y una estrecha oorres-pondenda
de los toipónimoa tkl uno con los del otro no nos parecerá explicable
8i no tiene oomprdbación en el heciho de existir también oorreapondencia con
loa topónimoe del Norte de África o del Oriente mediterráneo, que nos certificase
la vitalidad de una forma dadla entre los pueblos mediterráneos fuera del Occidente
eurcipeo. Por desgracia la toponimia africana nos e» muy poco conocida.
En el caso de ganda (pedregal) podríamos citar Gandón en las Canarias;
ipero un nombre así aislado no piede tomarse sino como im homófono fortuito.
Esa comiprobación del África o del Oriente iioe falta casi sienvpre."
Hasta aquí Menéndez Pidal; loa paréntesis intercalados como aidaración
son imkw.
Desde nuestro punto igeográfico: puesto de observación y estudio, queremos
recoger la alurión a los iprobI«mas toponímicos de Canarias. No sólo porque
en dos trabajos míos en preparación (uno sobre toponimia tinerfeffa y otro
solhre Canarias y el substrato mediterráneo), se abordan piroUemas de toponimia
canaria y de rdaciones cOn lo mediterráneo, sino también porque pensamos
que las investíigaciones de conjunto o las grandes síntesis como la abordada
por Menéndez Pidal en aquel artículo requieren aportaciones de cuantos
puedan dar informes concretos, en especial de zonas mal conocidas, como él mis^
nw advierte que lo es la «Cricana.
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Se nos penfonairá par ello el atrevimiento de apostillar el trabajo dd iilu«-
tre maestro.
Enipecemoís caii»in7i«»MÍo nvie «fl toipAnimo citado en el ipárrafo tranecri-to:
Ganden, <no existe en Canaria». Engañó al Sr. Menéndez Pidal el Diccionario
Geográfico de Madm, donde efectivamente aparece recorrida esa vo*, y que
fué, «in duda, la fuente de información utilizada por aquel ipublicista. Y convendrá
hacerlo publico para que «irva de advertencia a cuantos lo manejetn: ES
Diccionario de Mados debe ser empleado con grandes reservM para nuestra toponimia,
porque además de ser muy pobre en topónimos canarios abundan en
sua datos de etstas i«la>s muc^o<s errores de tran«K;rix>ción y de ortografia. Em. el
miamo Mad^z »e apoyó ed insigne arabista Asin Palacio», al insertar en su li^ta
de la Contribución a la toponimia árabe el topónimo canario Guadalaya, que no
existe, y que se dice y pronuncia Guardaya.
Para la topanimia de Canarias conviene manejar el Diccionario Estadistico
administrativo de las Islas Canarias, de D. Pedro de Olive, que aunque carece de
datos informativas sobre el relieve de la zona consignada, y no faltan algufwe
errores orto^áficoa, es con mucho, más seiruro y más abundante de infomna-ción
que el de Madoz; o üaa liistae de Berthelot y Chil Naranijo, con ¡las naturales
reserva» ipoo- confusión ortofi:Táf ica.
En nuestros trabajos aobre Toponimia Tinerfeña, en prensa, y la ya publicada
Miscelánea Guanche, se recogen también algunos centenares de topónimos
con cita de la bitUiografía correspondiente, vnduyendo formas h««ita hoty inéditas.
El topónimo que qui<so recoger MadoK, y aludido por el Sr. Menéndez Pidal,
es Gando, el conocido aeropuerto nacional situado al Este de Gran Canaria, dentro
dd t. m. de Telde. Se trata, pues, de Gando (ac. llano) y no de Ganden; ann^
que esta diferencia en nada modifique la aproximacióén de forma» estaUeddaa
en el texto de M. Pidáis
Albora bien, Gando no es un nombre ainado dentro de la to;>onimia amada,
pero tamiMco «s segura su relación con ganda = "pedregal". He aquí nneatros
datos.
Es notorio con ese citado radical ganda ae conserva en el español canr
to = piedra y cantero, etc..., y aunque estas formas no pertenecen al n&cleo de
palabras de scdt>strato en Canarias sino que son de introducción hispánica, conviene
recorrerlas para sei^alar sus matices.
Atuique no lo digan ni el Diccionario Académico ni los demás, tiene en
Cañadas la voz cantero el sentido de "trozo de terreno o huerta" destinado al
cultivo afl^fcola. Lo inclinado de las tierras en Canarias hace que los terrenos
destinados al cultivo se acondicionen en corta extensión, con paredes de contsn-clán
de tierras de "piedra viva" (basalto, fonolita o traquita) o de "cantos de
tosca* (¡piedra pótnez o toba méio o menos calcárea o arcillosa según las zonas).
ao
En lias zonas del Sur de Tenerife, por ejemplo, donde la .piedra más ainundante
es la citada tosca, las huertas o canteros se forman co-si siin tierra, con ese misma
tpiaca fraigmentada o zahorra, constituyendo un verdadero pedregal menudo
que, no obstante, se presta a los cultivos del país. No saibemos si ese nombre
cantero ha sido dado ora por »u forma rectangular, aunque son muy pocos
los de este tipo en Canaria», ya que en general adoptan formas muy irregula-re
con iparedes rectas, curvas o quebrada» en siu traxo; ora por estar farmada*
por terrenos pedregOM» en general; ora, finalmente, por estar cercados por p«
redes de cantos o piedra». Aunque no dejatré de recalcar que en eJ ipiuefolo se nota
una tendencia a eopecializar la palabra canto no en el sentido de cualquier
piedra, «ino en eapecial con eil significado de ¡piedra escuadrada como paraJele-pipedo
en particailar de toba o tosca; de la misima manera que la voz muy usual
en Oanaríaa callao (del francés caillou), se aiplica en esipecial ail canto menudo
rodado prinoipailmente de las barranqueras u orillas del mar.
Tanubién ise ttsa en lugar del nombre cantero o canterito la palabra gocho o
cocho, voz que, a mi manera de ver, debe aludir etimológicamente a que la tierra
de qvee consta esté bien deehedha, podrida o bien comivertida en humus; porque
los caoiipesinos a los terrenos que no están en esas condiciones fweien decir
que está cmdo.
Por «1 oontrario, la forma ancón, que debe ser de origen céltico (Cf. Emérita,
1935, pág. 106), y la voz usual paredón aluden a su forma. Ancón, existente
aún en la toponimia de todais las Islas, era un codo o rincón de terreno cultivare
«ituado por lo oomúti en zoma» colgada» de las faldas montañosa» e incluso
alcanzando algunos topónimos como "Los Ancones" o "El Ancón" a toda
la montaña. Paredón designa en el uso corriente del campesino canario una tira
estredha y alargada de terreno, limitada por paredes dé piedra, y a eso mie^
mo ancle dienominarse también andén, principalmente cuando los terrenos son
muy odigadios o pendientes; y son frecuentes en estas i«las topóniímoe como Los
Andenes o Los Paredones.
Se ve, pues, que cantero, en el uso canario, ipudo deber su origen a «u fondo,
como gocho o cocho; a mi forma como ancón o andén, o a sus bardes, como
paredón; g>ero en tod<> caiso se explica esta palabra e«ipañola por 1» forma o radical
de substrato mediterráneo kanta / ganda = "piedra", mas TVO como indígena
sino como españolismo muy vulgarizado.
Pero volvamos al topónimo préhispénico Gando. Esta voz no es única en Canarias.
Berthelot (EUnograidiie, pág. 196), cita además de Gando, puerto un
Agando, roque, en la i«la de Gran Canaria, y lo misnvo hace en «us Estudios el
Dr. CSiil y Naranóo (páig 5% del tom. I), aipoyado en Berthelot. Pero esto mi«mo
es dudoso, porque Berthelot no incluye esta voz Agando en la Gomera donde sin
duda existe y se emplea aún hoy y donde lo ponen otros escritores como Alvarez
Rixo (Catálogo, fol. 8 v.) y D. Lucas Fernández Navarro (1).
(1) José Agustín Alvarez Rixo.—Catálogo de voces de indígenas canarios.
MtMeo Camarioi.—Los Palmáis.—T-P-18. Tiwne a lo» folios 81 vt». y Disienten
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Más (pireacinidiendo de eata cita de Gran Canaria, exisit« »ÍA duda aleruna en
la isla de la Gomera el famoso Ko^ue de Agando, que unido a loe iúnítrofes de
Ojilla y Zarcila se llaman también grenéricamente "Roques de Ag^ando", y se ha
lian aituadoa en la ailta meseta de la isla, por la parte de Ayaimosna, soibre el barranco
de la Laja, que desemboca por la capital, San Sebastián de la Gomera.
En Fuerteventura cita el Dr. Ohil (ob. cit. pág. 446) como anotadas por Ma-ximiiliaino
A f i l a r una localidad Agando, que es la misma que trascribe Oliva
Agaudo, oon un cambio grráfico de U por N frecuente en él, por lo que hay que
leer indudablemente Agando: chozas en Tuineje de Fuertevei^ura.
Todas estas formas tan ampliamente repartidas en el arciiipiiélaigo pueden
cansiderars« como replicáis de una miisma voz indiigcna con el sentido universal]
de "roque"; porque « bien Ja descripcióin de Oliva: Gando: Fortaiesa de Telde,
d«be provenir del ca»tillo que desde tienupo de Herrera y anteis de la conquJerta
de la iisla, se oonsitruyé en aquella zona, no puedie diudorse que la conatrucción de
los esipañoles debió aprovedhar ciertas condiciones topográficas de aquel territorio,
que en Canarias, como hemos indicado (2), s« denomincuban fortaleza» o
lugares fuerte», esto es "roque»" o elevaciones.
Oreo que así mismo se pueden aproximar a las estudiadasi, con el prefijo
Ar-, tan emfpleado en la toiponimia canaria que trae Bemáldez (3), y al que ge-neraümeote
ae ha dado el valor de "lugar" o "paraje"; la forma Aragandoy que
da Bená'test (4) como notnbre de una fuente en el Hierro, tomada de Maximiliano
Aiguilar; y la forma Aragunduy, que de viejos documentos iha recogido en la
Gomera D. LUÍA Fernández Pérez (5), y que tal vez <sea errada trascripción por
Araganduy, si bien «1 radical - gan - aparece también en otros topónimo» insuiia-i'ea,
como Gargundaje én Fuerteventura.
Pero no es seguro ni con mucho que la rafz de la forma Gando, sea kanta,
ganta o gand -; gxkrque es miuy «probable que la desinencia - do «ea tin sufijo aparte,
y por twnto la raíz de la pallabra sea simplemente gan • o Agan • con la prótesis
tan frecuente de que hemos hablado (6).
En efecto, existen topónimos como £¡chedo caserío de Valverde del Hierro,
Tagado nomibre de un roque en la mi«ima is^la, Agacido nombre de localidad en
Lanzorote y JajNido en Tenerife (7), donde aparece ese sufijo en oontraposición
con formas de iguales raíces como Taganana, Agaceme, etc...
una am(piláa Sista de to(póAimo«».—D. Lucas Fernández Navarro: Observaciones
geoló^cas en la Mía die Gomera, Madnd, 1918; con amfíilia cita de tofpónimos en
la descniSMiión de terrenos.
(2) V. nuestro estudio Miscelánea Guanche. I. Benahoare. Saatta Cruz de
Tenerife, 1941, pAg. 1S5.
(3) Andrés Bernálde», Cura de los Palacios: Historia de los Reyes Católicos,
cap. LXVI, pá«. 614.
(4) A. J. Benítez: Historia de las Islas Canarias, Santa Cruz de Tenerle,
a. «k. ipé«. 899.
(6) A^pud Revista de Historia, La Laguna, números 49 y 50, pág. 9.
(6) Of. Miscelánea Guanche, pág. 21, y reexámen para la toponimia eape-ciaOmernte
en Toponimia Tinerfefia, en preparación.
(7) Algunos de eatos topónimos están citados en Chil y Naranjo, en Al-
VMirez Rixoi, en Bertiteiot, etc..., pero algunos no citadas por nadie los tengo re-gistawdos
en náa fkheros.
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Por ello caibe pensaír qu« la raíz de Gando y Agando es la miama de Agana
(paraje de Gcmeira y monte de Lanzairote), Ganana (nomibre de Gran Camairia)
Taganana (toipóinimo de Tenerife) etc...
FormaiS de dudosa aproximación a las esituddadas son los topónimos usuales
en OamiaTdais Candía y Gandía; el primero repetido en Orotava (Tenerife) y en
el Hierro: el bar>ranco de la Candía, faonoso por sus letreros o petroglifos; y eJ
segundo existente en Gran Canaria y en Güímar (Tenerife).
Es verdad que en topónimiois iguancihes iseguros existen amibos radicales:
Gan - en lais formáis antes estudiadas; y Can - en otros como Cano en Tenerife,
Canana en Gran Candaría y Canasco en Gomera. Pero lo conocido del topónimo
eapañol Gandía y del nomibre de la isila de Creta o Candía unido al heoho fr&-
cuentemenite aludido por nuestros estudiosos (8) de que el fundiamento del titulo
del Marquesado de la Caodia, debió su nomlbre a la malvaría plantada en el
viñedo famoso que dio fama a aquella oasa, <ponen dudas al guanc'hismio de aquellos
topónimo».
Sin emibarigo el problema queda en pie, porque esta última explicación valdría
ipara el topónimo tinerfeño de la Orotava, pero no para el de Güímar, ni para
el del Hierro, donde no tengo noticias que existieran viñedos de aquel título;
a lo que ee une el suendiismo de la raíz en los topónimos citados antes.
No sería difícil que Candía fuera indígena, y que ese semejanza fónica unido
a la fama de las mialvasías del Ma^rqués, justificairan en la trasmisión tal interpretación,
que vendría a ser una etimología popular más que añadir a la» mu-dias
del ardupiéla^o.
Más adelante (pág. 11) vuelve a estudiar Menéndez Pidial, otra radical albun-dflinte
en la toponimia ilírica y española, constituida por la ba>se carau = ",pie-dra".
Al parecer, si bien con dudas, Menéndez Pidal y Meyer-Lübke juzgan esta
voz ilírica, como sin género de dudas lo hace Kralhe; mientras Bertoldi y Aies^
sio la conñderan mediterrániea.
Advertimos que G. Alessdo en el sentido citado por M. Pidal sobre La base
preindoeuropeo Kar(r)a, gar(r)a "pietra", puWicada en Studi Etruschi (193S y
1836), (presenta dos variantes respecto de la forma reseñada por M. Pidal: la
primera que no inserta como de la raíz la consonante labial que traen las formas
Caravantius, caravellata y Carabaña por ejemplo; y la segunda que dá como
equivalentea las formas con sonora y oon sorda inicia!, prescindiendo de la posible
genúnación de la vibrante.
Y es precisamente esta forma con sonora inicial y vibrante simple: gara, la
que aiparece en la toponimia canaria en forma aibundantísima, coai un sentido que
en nuestra opinión es el mismo de aquella voz que juzígamos mediterránea, ipor-que
en Canarias no caJbe pensar en un substrato ¡lírico propio. Taimbién aparece
el radicail cara - pero es menos abundante.
(8) €f. Andrés die L. Cácere«: Malvasta y FaUtaff, la hagm» de Tenerdfe,
1941, p6«s. 10.
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La base gara aiparece en topónimos de todo el aivhipiéilaiKO cumo Garachíco,
Garafía, Garajonay, Garañada, Garanduy Garagonache, Garabijo, etc... Junto a
e»to9 existen otros inucihos topónimos con una baee paireeidia guar -, que tamibién
tiene «1 sentido de pedregañ; tales son Chinguaro, Guaro, Chinguarime, Guara-gana,
Guarchico, Guamaga, Imaguar, Guargacho, Guarazoca, Guarazofa, Gua-resimia,
Guasaguar, etc..
Entre estos taponamos hay ailigainos cuya etimología parécenois del todo dará,
como Garajonay = Gara + ajonay r= "monte alto", "El Auto"; Chinguaro =
chin + guaro = "tierna de pedreg-ales"; Guarazofa = guara -f aizofa = "fuente
Ole pedregales"; Guarnaga = guaír -|- naga = "pedregosa cumbre"; Guaragana =
guar + agama = "pedreigoso cerro" o "cerro de picachos", etc..
En oonoltiiSión, resulta que (A)gando = "roque" y gara = "peña", aparecen
anupliamente dooumenitadais en la toponimia canaria; y teniendo en cuenta los re-
?ailtetdoa del citado tralbajo de D. Ramón Menéndez Pidal, son formas que quedan
enllazadas con el substrato mediterráneo occidental y norteafricano, y eliminado
al carácter ilírico que se había sosipechado.
Halbla taimlbién Menéndez PidlaJ en el' citadlo trabajo (pág. 12) del radical
bhorm / bhorn = "oaJierete, tibio", taimbiéoi amipllameinite proipatgada em la cuenca
medüiterránea.
No creo que exista en la toponimia indígena de Canarias forma mniguna de
esfbe radical, y ei existía por esta zona debía ipresembar esa raíz una allteimaincia
fonuética bástente alejadla (Cf. adírjirja = adi-jirja=).
Pero ea miuy <usuall en d eapañol del archipiélago una forma común derivada
die la pirofpia raí&, qfue mo he visto recoigidia en mnigUTra die nuestros léxicos o
'listas de (palabras. Se trata del adjetivo, casi aiiemipre usadlo en foamm femenina,
bomia, como ise pronuncia usualmente o bornea como escribe Alvarez Rixo en^ au
citado Catálogo (fol. 59), para significar «1 "agna tibia o caliente*.
Otros elementas mediterráneos die igual carácter y procedeAcia creemos poder
ofrecer a loe estudiosos en nuestro eabudto «obre Canarias y lo mediterráineo
prehiideu!rc(peo.