E c e r o
NOTAS LINGÜÍSTICAS SOBRE EL HIEKRO
por JUAN ALVAREZ DELGADO
(Continuación)
Descripción de "Los Santillos"
Nueatro grabado número 1 nos ,perimite aipreciar y descri'bir perfectamente
la estructura del paraje. La montaña que se ve a la izquierda del
observador es la llamada del Jorao, con cuevas y socavones que pudieron
ser viviendas indígienas. La cerca que baja bflista el émg\úo SO del cercadk)
aprovedha en parte rocas y salientes para formar s.obre ellas la pared.
Ese ángulo SO está formado por una roca saliente uíi tanto inclinada
hacia el Naciente, que constituye una especie de abrigo natural. Y a ¡partir
de ella gira la pared de piedra del cercado casi en ángulo recto en dirección
Eiste.
Delante, muy cerca de la pared, y dentro de la zona limitada por ellai,
están dos ¡roques separados que pueden verse en nuestro igrabado número
2, con altura aproximada de 4 metros. Al lado de todo esto hay linos
roquetes menores, aprovechados actualmente para apoyo de covaahos, pozos
y eatabloe.
Se ve, pues, que aquellos dos roques de Los SfíMillos son, efectivamente,
los dos peñascos largos a manera de mojones de que haibló Abreu Ga-lindo,
lugar de adoración o culto de los iindígenas herreños.
Otros elementoe arqueológicos de "Los Santillos"
Los dos roquetes o SantiUos no presentan nada en su estructura que
permita suponer en ellos la mano humana. Son rocas volcánicas geológica-
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mente modernas, de superficie muy irregrular inadecuada para la fijación
de graibadas, que se ven en otros parajes diea Hierro.
Pero entre él roque de la izquierda, y el á n ^ l o SO del cercado, hay
una cueva subterránea en forma de pozo, de unos 3 metros de profundidad,
con un agujero lateral, hoy impracticable. Se ignora el uso que pudo
haber tenido, pues a ella han sido arrojados modernamente huesos de animales
y piedras, y se impone una excavación para poder dictaminar.
En la >^ona central inmediata a anlbos roques o Santillos existe un
conchero, de procedencia indígena sin duda, por los fragmentos de cerámica
hallados en él, en catas de uno« 50 cm. de profundidad.
Junto a los roques, como ya dijimos, hay algunos covaehos que pudieron
ser aprovedhados como viviendas o establos: hoy mismo algunos de
ellos han «ido ampliados o modificados y utilizados como establos por fll
propietario actual de la zona. Algunas de las goronas o fragmentos dte
ellas que pueden apreciarse, y parte de la cerca de piedra seca del cercado,
totalmente modernizada en sus partes altas, deben conservar restos de la
configuración antigua. Invitan a pensarlo así las partes de estructura me-galítica,
o formada por grandes rocas, que permite apreciar nuestro grabado
número 3, respecto de la cerca o pared de piedras más pequeñas de
su parte alta.
Tal es la estructura actual de lo que Abreu Galindo llamó Los Santi-líos
de los antiguos.
La toponimia actual, los textos de un historiador tan cercano a la conquista
como Abreu Galindo, y los vestigios arqueológicos del paraje, se
aunan en este caso para garantizar la identificación de un lugar del culto
de los aborígenes del Hierro.
"Tacuitunta" y "Asteheita"
Enormemente más difícil es resolver d problema del envplazamiento
e identificación actual de e^tos dos parajes, a los que nos referimos en
Miscelánea Guanrhr y que dejamos como inexplicada (pág. 132).
Tratemos primero de precisar el carácter de estas palabras en cuanto
a su .geografía. Todos los textos están conformes en que Asieheita o sus
variarntea designa la cueva donde estaba el cerdo sagrado. Pero respecto
de Tacuitmita hay una diferencia: Torriani dice que era el lugar de la
adoración, junto al cual estaiba la cueva del cerdo sagrado (ed. de "Wol-
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M, pág. 118): "Quanflo tardaií/ino le pioggie fligtunauaiw Irc di cnntinui,
ct gridauano al Cielo chiamarulo a,'qua starido in un sito da loro dejm-tato
detto tucuitunta, ilqualc era prcsso una grotta d('ita abstew'hita..."
Aibreü Galindo, como ihemos leído antes en su texto, y con él la generalidad
de los escritores canarios, afirma que Tacuilunla era la región o término,
separada del lugar de adoración, en la que se ihallaiba enclavada la cueva del
cerdo sagrado.
Absolutamente parece más natural la interpretación de Torriani, y el
que la cuerva del cerdo sagrado (fuera o no animal totémico, o instrumento
ritual obligado de sai culto) se encontrara en las inmediaciones del paraje
destinadlo a ia ,práctica diel rito de la lluvia. Bn este caeo los nombres
de Tacuitunta y Asteheita se habrían perdido y estarían englobados en el
actual de Los Santillos, designando el primero la zona, y el segundo la
cueva o pozo de que hablamos antes, situada junto a los mojoínes o peñascos
de Loa Samtillos.
Pero a tal interpretación se opone la identificación que antes establecimos
de Bentaica con Los &antillos, señalada indudablemente por Abreu,
y conservada en la actualidad. Ello prueba, sin duda, qu* Tacuitunta ea
distinto de Los Santillos, porque estos se decían en haibla indígena Bentaica,
y aquella voz era nombre, como afirma Abreu Galindo, de la región
o término donde estaba emplazada la cueva del cerdo sagrado. Ello no impide
que también en Tacuitunta existiera paraje de adoración o culto, como
apuntó Torriani; aunque se ve que el fraile franciscamo estuvo más
amplia y seguramente informado.
En la trasmisión oral de la actualidad no se conservan estas voces ni
variantes seguras con las cuales identificar Tacuitunta ni Asteheita. Por
ello es necesario exponer algunas hipótesis que indiquen su posible identificación.
I
Fonetismo de "Tacuitunta"
Las variantes de esta palaibra en los escritores son Tacuitunta (Torriani,
Viera), Tacuytunta (Abreu Galindo) y Taguatuntn (Ohil, según
Max. Aguilar). Se ve que la última forma ofrecida por Ohil es evolución
fácil de la precedente, teniendo en cuenta la frecuencia de la sílaba -gua-en
la toponimia insular y la acción asimiladora de la inicial: el paso ta-
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cuitunta>toicuetunta'^-tacuatunt(i>' la^fxmtunUí es extrenxadament* fácil
y probable en la fonética del español de Canarias.
Pero no ,parece posible admiitir la identificación de Wólfel entre Tarui-tunta
y TaguacinU; (ed. de Torriani, pág, 291), como una errculn lectura
de Vdera, parque la forma Taguasinlc es nombre del bairranco de su nombre
situado cerca de Tenecedra, hacia la punta del Norte de la Isla, y aaí
se pronuncia dicha voz en la actualidad.
Ahora bien, la mala lectura o errada grafía de la voz s61o podría asignarse
en este caso a las fuentes antiguas, de querer identificar estas formas.
Porque de larmlúnle (o si se quiere tnrunlúnti'), así articulado, no
puede derivarse en la fonética del español de Canarias el topónimo actuail
Taguasinte, con la articulación que tiene. Porque la dificultad no está en
el caimbio -cui- > -gna- en posición átona, que ya vimos era posible, ni en
la alternancia de la final a por c, que aparece incluso en otros topónimos
herreños como Ajara y Ajare; kv.of, y Azofe y Azof a, etc.. Lo fonéticamente
imposible en tal hipótesis es el camibio lu por si en sílaba acentuada.
Para admitir aquella hipóteais haibría que suponer que las grafías de
Aibreu y Torriami están equivocadas y representan un primitivo Tncuitziii-te
o Tacuifinta; como máxima concesión podría llegarse a un arcaico la-cuitintc,
que por su mojamiento entre las dos i hiciera evolucionar en c
la t intermedia.
Pero nada de esto garantizan los textos. Por consiguiente, o admitimos
la identificación de ambas formas, con los errores gráfico® apuntados,
o teneimos que resignaTnos a dar por perdida definitivaimente aquella forma
Tacuitunla y renunciar a su identificación geográfica.
Fonetismo de "Asteheita"
Las variantes de esta voz aon: AbstruNiita (Torriani), Aslrheyta
(Abreu Galindo), AstcheUa (Darlas Padrón y demás autores modernos);
pero Astechcita trascribe Millares en el mamiscrito de Allvarez Rixo.
Ya vimos en el texto que el Sr. Darías Padrón da como formas identi-ficaibles
con ésta los nombres actuales de Tojeirita, cerca de Valverde, y
Tesmeita, en el Mocanal, y, por consiguiente, cercama a Taguacinte; y
también el Dr. Wólfel (ed. Torriani, pég. 247) da esta última como segura
forma actual de la de Torriani.
Además de estas dos hay que tener presentes las sig^uientes formas: el
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Dr. OhJl Naranjo, apoyado en Maximianio AigniiJar, oita T>yrtKiitn posiible
variante de Tcjc-neila, forma que no podemos decir si es idéntica o variante
más antigua del actual T('jcli'ila, y Tmi'gaUi, citada por Ohil y por
Viera (Dice. Historia Natural, ed. 1942, pág. 242, tomo I), en las inmediaciones
de Valverde.
Haré observar que la denominación Ti'j('l''ita no se aplica precisamente
a una gruta, sino a un barranco abundante en cuevas-ihabitación o inscripciones,
de que hablamos en otra parte de este trabajo; en camibio, el
nombre Tcscncita, en el Mocanal, se refiere a cueva. Tamlbién lo es por «u
descripción el topónimo Trncgcita (que el A. fí. ('. (U^ l'Xs islas Cannria^i
del año 1912, que supongo inispirado y editado por A. J. Benítea, llanma
"Ouevas de Tenegpsla, con departamentos"), pues habla Viera de cuevas
"grandes y cómodas, señaladamente la cvcvn de Tciicgcita", repartida en
ddatiiitas piezas y adornada de una especie de cliimenea abierta en la peña,
paraje que se presta a maravilla para alcázar del cerdo sagrado.
Punto de partida obligado es admitir que las formas de Torriani y
Abreu han d« ser fonéticamente reductibles, porque se refieren a la misma
voz, cuya forma indígena tratan de trajsmitir. Albora bien, si suponemos,
a viata de formas actuales como Ti'jclrita, que el acento en aquellas
primitivas cae en la Í", hay que admitir que hay error gráfico en Torriani,
y que quiso escribir ahstonhéila. Soibre esta forma se explica perfectamente
la variante de Abreu Galindo: astfíhcita o Aslehe'yta; porque es fácil
la elimimación en articulación deisicuidaida de la 6 y la n agrupada»
(ipues las h en la época de Torriani y Abreu se aapirabain, y aún lo son
en Ganiarias) en la posición que presenta la forma de Torriani, si potrí
otra paaste lel grupo inicial abs no es en él una grafía ultracorrecta o laiti-mzamte.
Partiendo de la forma de Torriani Ahstmhéila o astcnhcAla, y suponiendo
viva esta articulación (en vez de la más descuidada de la forma de
Albreü Calando Antehcita, como aparece, por ejemplo, en Tangarmsogn
frente a Taganasoga), se explica fácilmente como derivada suya la forma
de Viera Tenegéita, pues sólo presenta eliminación de la a inicial, de
la que hay otros ejemplos (cf. Sánaque, por Asánaqur, etc.), y el desarrollo
de uíia e erpentética para disolver el grupo interior.
La forma Tejeldta es irreductühle tamto a la forma de Torriani como
a la variamte de Abreu. Para explicar Tesc-nñln por la forma de Torriani,
a pesar de la seguridad de Wolfel, sería preciso suponer que omitió la
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sílaba -se- (debiendo escribir abs1rscT¥'hita o absU'scnhcüa, y €x,plicar
luegiQ la desaparición de la h aspirada). En. todo caso resultarían la forma
de Torriana así, y la forma actual inexplicables con la variante dte
Aibreu Galindo.
Por consiguiente, la única forma fonéticamente reductible a la dadd
por Torriani y Aibreu ea la cueva de T<^nfj'ñtn, citada por Viera; para las
otras habría que suponer errores gráficos, o trasformaciones de voces
siempre posibles, pero en ningún caso demostradas, y para nuestro problema
de identificación inútiles.
La "Cueva del Samto"
(Hiablo de ella, sólo par la frase de Abreu Galindo relativa al nranfnihii
o cerdo sagrado, que dice tenían en liignr dr santo, y estaba encerrado en
Aisteheita.
La "Cueva del Santo", sita en el Júlan, en zona más alta pero bastante
cerca a los letreros o imscripciones, es muy conocida de los pastores de los
contornos y de los nabunales del sector de Taibique por la tradición religiosa
a que se refiere.
El isanto, según esta moderna tradición religiosa cristiana, es San
Antón Aibad, patrón de Taibique. Y en el paraje contiguo a la cueva se
hacían ainialmente junta de ganado y pastores, apañada o distribución de
crías, el pago de rentas y la distribución de pastos, corriendo de cuenta
del isanto los gastos ocasionados en la feria y junta de esos días, durante
los cuales todos se alojaban en la indicada "Cueva áú Santo". Tal es el relato
que, oído a sus mayores, nos ha referido el actual propietario de la
cueva, coniocido por Juan Gaspar.
Pero esa coincidencia de nombres de "Cueva del Santo" ¿será recuerdo
en leü sector del Júilím de un viejo lugar de culto indígena, donde la
cristianización sustituyó un culto cris'tiano, como fueron reemplazados los
conoeiptoa cristianas de Jeaiús y María a los nomibresi de Eraoranhan y Mo-ineiilba?
¿iHabria en los diversos cantones diversos lugares de culto indígena y
allí se celebrarían romerías anuales, como lo demuestran, al parecer, los
comcheroa del Júlan, die Los Santtílo®, déli Golfo, etc. ?
Será conveniente esperar mayores aclaraciones para decidirse.
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El "betilo" del Alto del Malpaso
Niíestro ig^-aibado núme''o 4 permite a nuestros lectores observar el
aspecto y extraña figura de una piedra que (hallamos al pie del "Alto áe
Malpaso", en la Isla del Hierro. Por las inmediaciones del camino que del
Pinar, por encima del monte, va a empalmar con el general de la cumibre
inmediaito a la Cruz ée los Reyes, intentamos reicomocer unos "númenas"
o "letreros" que, por el estilo de los del Júlaini, no® íhaibían dicho existían
allí y que no pudimos encontrar. Volteando piedras y examinándolas,
por aqoíellaa torrenteras y huertas, en parte cultivadas entonces y sembradas,
dimos con esta piedra, que por su forma, tamaño y calidald nos
llamó poderosaimente la atención.
Tiene el aspecto indudable de una cara humana toscamente representada.
La clase de piedra, totalmente distinta de las rocas y picachos de los
montículos circundantes, ño caibe duda que fué allí llevada de intento. Se
hallaiba arrastrada y vuelta abajo, en una torrentera.
Presenta lig'eramente convexa su cara delantera, y ligeramente cóncava
y sin huellas humanas especiales su cara posterior. Su dimensión máxima
es de 60 cm. y su anchura máxima, a Ja altura de los ojos de la figura,
unos 35 cm. El espesor o grueso de la piedra varía, pero su máximo tamaño
jio relbasa 12 centímetros.
Los liqúenes que cubren gran parte de la piedra demuestran la antigüedad
de su factura, y compruebam las dos roturas recientes; una en el
lado derecho de la figura, muy profunda, y otra a la altura de la -nariz y
lado izquierdo de la cara, que pudo destruir la desaparecida nariz del be-tilo.
Parece una inidudahile obra humana, para la que se aprovechó una ligera
adaptación natural de la roca. Creemos que se trata de una figura an-tropomiorfa,
que quizá tuvo apllicación religiosa o oultuaj, por lo que le
daimoa el nombre de betilo.
En una isla poblada de inscriipcáomes, de grabados y de tan diversas
respresentaciones, como El Hierro, no resulta extraño encontrar estas re-presentacioniea
humanas o betilos. Y caso notable es éste a lo que sabemos,
pues es el primero de este tipo hallado en la provincia de Santa Cruz de
Tenerife.
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Fig. 1 - E l Hierro. Aspecto del conjunto de «Los Sontillos»
Fig 2.—Los dos roquetes de «Los Sontillos» y detrás el Cercado
Fig 3. -Vista de un trozo de cerca megalítica ¡unto a una especie de tagoro
con piso empedrado de grandes lojas, en «Los Santillos>
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Fig. 4.-Betilo hallado en Alto del Malpaso (El Hierro)
Fot!, da ta Comisaria Provincial da Excavacionai Arqueológicas