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Tercera invasión berberisca en Lanzarote
UANDO los berberiscos invadieron, por tercera vez,, la Villa de
Teguise, los cristianos, para evitar que pudiera ser objeto de profanación
por parte de los infieles la imagen de María, que por entonces
llamábanla Nuestra Señora de Guadalupe, sacáronla del
templo parroquial de San Miguel, llevándola a la ancha cueva de
los Verdes Ocurrió este desgraciado suceso el año 1618.
Los berberiscos ejecutaron la más violenta irrupción que cuenta en sus
anales la honrosa historia de Teguise.
Una armadilla de turcos y argelinos, compuesta de sesenta velas, mandada
por Taban Arraz y Solimán, desembarcaron el 1.° de mayo, marchando inmediatamente
hacia la desgraciada Villa, a la que embistieron el día 2, entrando a
saqueo, sin que los indefensos habitantes hallasen otro remedio que la fuga.
La marquesa doña Mariana huyó con su hijo, el joven marqués sucesor de
la Casa de Herrera, al cortijo de Testeina, después de confiar al arcediano Brito
un baúl lleno de papeles, que era todo su su archivo, y tres talegas de dinero,
que era tod© su tesoro.
La mayor parte de los habitantes corrieron despavoridos ante aquellas hordas
morunas, a esconderse en la ancha cueva de los Verdes, que corre bajo
tierra casi tres millas a lo largo, cerca del valle de Haría.
Abandonada la Villa por completo, los agarenos, después de robar sus mejores
joyas, ponían fuego a los principales edificios, en cuyas llamas perecieron
el templo parroquial, el convento de Miraflores y la mayor parte de los edificios
particulares. . ,
Casi reducida a cenizas aquella triste capital, sabiendo los argelinos que el
grueso de los habitantes se habían salvado en los confines de la ancha cueva de
los Verdes, salieron en su persecución hacia el valle de Haria el día 3; pero como
no podían atacaries dentro de la gran gruta, contentáronse con bloquearla para
TERCERA INVASIÓN BERBERISCA EN Í-ANZARÓTE 243
que perecieran de hambre los alli refugiados, creyendo que sin remedio se rendirían
cuando les faltasen los víveres.
No sabían los infames beduinos que esta precaución era inútil y que los allí
refugiados recibían todo género de socorro por utia salida secreta que tiene la
cueva hacía otro campo; pero un paisano traidor llamado Francisco Amado, (acto
verdaderamente denigrante
y doloroso), les
reveló el secreto, ante
las amenazas cíe someterlo
a los más atroces
tormentos.si no revelaba
el remedio que tenían
sus paisanos para subsistir
por tantos días en
aquella gruta sin recibir
socorros.
Esta traición de Amado
fué concedida bajo
la condición de que le
dejasen en libertad a él
y a su familia.
No fué difícil que los
moros cerrasen la avenida
secreta y reduje-cen
a la más dolorosa
servidumbre a más de
novecientos cristianos
que allí se refugiaban,
entre ellos, una hija y
un yerno del traidor,
llamado Baltazar González
Cabrera.
Mientras Teguise ardía
por todos lados, encontrándose
en el castillo
de Rubícón el capitán
Hernán Peraza de
Ayala, acaudilló éste un
considerable número de
paisanos, acudió a ella
y pudo cortar el fuego
de los edificios y salvar
algunos registros ya
chamuscados, así como la imagen de la Virgen de Miraflores. (1)
Los berberiscos lleváronse a Argel casi mil cautivos de ambos sexos, entre
ellos al traidor Amado, su yerno Baltazar y un considerable botín, consistente e^
Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de Teguise
(1) La tradición nos dice que ésta es la imagen que regaló Argote de Molina (1590) al edificarse el
convento de Miraflores. Esta escultura, cuya talla es del siglo XV, salvóse también del incendio que
sufrió en 1909 el templo parroquial, a donde había sido trasladada para su culto.
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alhajas y otros preciosos objetos, así como la imagen venerada de Nuestra Señora
de Guadalupe.
Mientras los habitantes de la desgraciada Villa quedaban atónitos y bañados
en lágrimas, vendiendo todo lo más precioso para rescatar a los suyos del cautiverio,
los argelinos, en las calles de Argel, procedían a la venta del tesoro, y no
encontrando aquellos malvados quiones les comprasen la imagen de la Virgen,
por profesar la religión mahometana, un berberisco, viéndose buriado, desenvainando
su enorme alfange, dio un terrible tajo en la cabeza de la sagrada esfigie,
y en el mismo momento en que llevaba a efecto tal infame y estúpida profanación
en presencia de los cristianos cautivos, se abalanzó sobre él un enorme mastín
de su propiedad, hasta entonces compafíero leal del malvado infiel, despedazando
a dentelladas a su propio dueño.
La Real piedad de Don Felipe III mandó rescatar muchos cristianos por medio
de las Ordenes de la Redención, y otros fueron sacados de rehenes por sus
familiares, que habían convertido todos sus efectos y frutos en dinero efectivo.
Al retornar de nuevo ala Isla los cristianos cautivos, después de su rescate,
una piadosa señora llamada doña Francisca de Ayala, trajo consigo a la venerada
imagen, que restaurada más tarde, fué destinada a la ermita de Nuestra Señora
de las Nieves, donde permaneció en completo olvido hasta el año 1914, en que
el digno sacerdote don Antonio Gil, viéndola en deplorable estado, la trasladó a
Teguise para su restauración, y observó en ella las mismas señales que cita la
tradición.
También volvió a Teguise, entre los rescatados, el traidor y desdichado
Amado, quien trajo el sonrojo de retornar sin su yerno Baltazar, que había abrazado
el mahometismo, renegando de la fe de sus mayores. ¡Digno yerno de tal
suegro!
Francisco Amado, después de un ruidoso litigio por unos papeles de su
archivo, salvados del incendio de Teguise, fué residenciado por el Regente Caldera,
quien le desterró a la Oran Canaria; pero volvió a Teguise después de
cumplir su destierro y murió el año 1630, quizá lleno de remordimientos por la
cojbardía de su pasada acción, que llevó a la esclavitud a muchos de sus convecinos
y paisanos, sin que él mismo se viera libre de ella. ¡Qué ese premio acostumbran
de ordinario recibir los traidores!
Lector: Si pasas algunas vez por Teguise, no te olvides de visitar el templo
parroquial, y allí encontrarás esta joya que nos ha legado la historia.
LORENZO BETANCORT.
Cronist» de Teguise