LOS NUEVOS GaAí3ADOS RUPESTRES
DE LA ISLA DE LA PALMA
El señor Decano de nuestra Facultad me exige una reseña de nuestro hallazgo
de la Palma, para satisfacer la curiosidad científica. Be dicho nuestro
porque dcside las primeras líneas no quiero olvidar a los amigos ^colaboradores
qu€ iamta parte tuvieron en.él, y a los cuales envío un amplio saludo^ que
traduce la felicitación y el entusiasmo con que este conjunto universitario ha
respondido a nuestro descubrimiento.
Empecemos, xwes que és preciso, y de cara al lector interesiado en materias
arqueológicas con una breve reseña documentada que, con las fotografías
adjuntaSj^dará a conocer el tipo o tipos de grabados aborígenes l^e<;ientemente
encontrados en la "Fuente de la Zarza" ^ en otros puptos del término de Gara-fía,
isla de la Palma.
El conjuuito de trabajos variados existentes en dicha fuente están realizados
en las piedras lisas que limitan el arranque de un barranquillo, en semicírculo,
en el que está enclavada la "Fuente de la Zarza", y que en nuestro léxico
garafiano recibe la denomiftación de Cavoco. ,
Las paredes laterales y fondo del cavoco se hallarían en otro tiempo cubiertas
totalmiente de grabados; pues a aquellos lugares en que no los hay corres,
ponde algruna de las múltiples piedras'trabajadas que se encuentran esparcidas
por el suelo, cuyo dibujo completa a veces el motivo del risco roto.
La fotografía,riúm. 1 corresponde a un grabado de la derecha de la fuente,
obra maravillosa de" perfecto acabado y de difícil acceso tal como actualmemte
se ofrece el risco.
La foto de esta verdadera "piedra de roseta" (¿Qué diría Champolion si me
oyese?) tiene su recuerdo humorístico entre los exploradores del hallazgo, que
desprovistos en su primera visita de material adecuado, tuvieron que improvisarlo
como mejor<pudÍ€ron. Cuaivlo hubo que emplear un trípode del cual, por olvido
nb disponía el fotógrafo, subióse éste sin vacilar sobre los anchos hombros
de un compañero, comentando, mientras disponía su cámara: —Cuando esta foto
se publiqui^ en las revistas científicas debe llevarle! siiguiente pié: "Foto Gon^
zález Suiár«z, trípod« Rodríguez Martín".— No he querido ahora'defraudar tan
buen propósito.
Este motivo d€ roseta complicada, del que mejor idea dará la ilustración
que las explicaciones, se encuentra reproducida en distintos tamaños en yarios
lugares del cavoco. Consiste esencialmente en una serie de curvasi concéntricas
O una espiral, (pues su irregularidad no permite definirlo con precisión) a cuyo
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alrededor se dibujan otras parecidas, en parto ocultas por lá primera, como el
botón y los pétalos de una rosa. El resto de ¡as rocas se adornan cvon el motivo
de espirales sueltas como las que pueden apreciarse en la foto núm. 2; un tipo
le herraduras que únicamente hemos encontrado en este lugar y una tendencia
de curvas paralelas en línea no interrumpida que completa g-eneralmente la labor
de conjunto.
El grabado de la foto núm. 3, interesante jeroglífico o laberinto, correspon-de.
a un lugar próximo a "La'Zarza", localizado en un barranquillo de su derecha
subiendo. Tiene este conjunto "123 cmts. longitud máxima. Motivos de este
género no se ven, en cambio, en la "Fuente de la üarza". salvo uno pequeño, de
23 cmts. solamente, y de trabajo menos perfecto. No obstante este motivo ho es
exclusivo del lugar en que lo hallamos, pues a muchos kilómetros de distancia,
#n las inmediaciones de Las Tricias, en ol cavocQ del Corchete, existe un grabado
de tema similar, <)ue participa de^la espiral, de las curvas parajelas y de estas
formas raras que no responden aparentemente a realidad alguna.
Los trabajos del barranquiUo cerca d<,"La Zarza", están completados por .
símbolos raros y esipirales sueltas, pero no se encuentra allí ejemiplos de la roseta
complicada. , '
Localizados y descritos así sumarTamento les grabados, me creo ya autorizada
para enviar un saludo lírico a Garafía y dar a conocer al lector el pintoresco
lugar donde, está emplazado el valioso monumento arqueológico.
Garafía esf tradición. Se traduce en sus viejos telares, ftún explotados, sus
tahonas, sus lagares de tea aconf»ipañ^dos éel clásáco estanque del mismo material,
sus aldeanos., pastores y labriegos de vena humorística, satisfechos de cultivar
un terreno fértil, circnudado de formidables panoramas que hacen sentirse artista
al menos sensible.
Este pueblo del NW de la I^l«, tiene los famosos montes de su nomibre, donde
está emiplazada la vieja iglesia de San Antonio de] Monte, la más antigua
de Gatafía, hoy de reciente construcción por haber sido pasto de uno de los voraces
incendios que con relativa frecuencia se provocan en aquellos lugares
(1912). ^
San Antonio del Monte era lugar de feria anual, romerías y. sirinoques, y
su tradicional s^aboreico se pierde a medida que pasan los años y se tala él bosque.
En él y a poca di*tancia de la Iglesia, se halla la "Fuente de la Zaraa" en
posición orientada ^c este a oeste y a una altura de 900 metros sobre el nivel
yel mar. Describir aquellos Higares cof la plwma, s.ería Jierejía jamás perdonada
por un pintor. I Salve, oh Garafía y todo eso que es tan tuyo!
Para terminar estas notas fáltame agradecer públicamente la ayuda de
mis colaboradores, saludando en primet lugar a Ramón Rodríguez Martín, maestro
nacional, a quien se debe la pista para nuestro descubrimiento f pues él en^u
curiosidad de arqueólogo latente, había hallado en su? <()rrerías por aquell(M
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montes el jeroglífico del barranquillo próximo a "La Zarza". El viaje de exploración
intencionada,>1 29 del pasado agosto, fuéójjtegrado por 61, su esposa Lina
Rodríguez Mata, que sentada siobre una roca, descubrió con sus gemelos la
piedra de la "roseta", y Eze^uiel González Suárez, encargado de la cámara fotográfica,
y a quien se debe además, la loralización exacta del "centro de la tierra",
que según su parecer tiene que estar en la "traviesa" de Garafía, ya que
es iinposible que en otro lugar de Iroundo haya más tierra que allí; se alude,
a la gruesa alfombra de polvo que tapiza aquellos caminos, digo, en verano,
pues en otro tiempo se -convierte en espesa mafea de barro, cftsa que me coim-jVlazco
en poner en conocimiento de curiosos, no sea que algún valiente investigador
se encuentre luego sorpreíiidido.
En nuestro sejgunido viaje, de labor positiva, lavado, de rocas, tnabajo de improntas,
etc., etc., se integró la Caravana con varios excursionistas entusiastas
éntrelos cuales no puedo dejar de citar al maestro naciorial, también, Amgel
Ponxbal Hernández que junto conmigo se llevó el grueso de la labor del día. A
/él y a todos los demás compañeros de jornada (Etlsebio Muñoz y esposa. Adoración
Díaz y Eutimio Mata) envío un recuerdo con la frase ritual i"báj.^me la
jaul^ Jaime"!
- Deseo a todos los aficionados tan buen resiponder dé-la suerte como hemos
tenido nosotros.
0 V
Avelina MATA
/ •
Con la desbordante alegría juvenil de las líneas que preceden, da ,cuentá
Avelina Mata, alurntia de nuestra Facultad, de su feliz hallazgo de nuevas-rocas
grabadas en la isla de la Palma. A" mi .me tocti, de forma más gris, jiñadir al-gijinos
comentarios y precisiones, después de felicitarla, a ella y a sus colaboradores
palmeros, y poner su entusiasmo como ejemiplo y estímulo a los demás.
Auq dejando aparte los grrabados de la cueva de Belmaco (denunciados desde
el siglo XVIH, copiados varias^ veces y .publicados en 1867), repetidamente
"-ste ha hablado de grabados y hasta de inscfipcidnes en la Isla de la Palm^, si
bien esta última calificación parece iftadécuada, pues, por lo que es posible juz-
,gar,en ningún jaso podemos rjBferirnos a letreras como en el Hierro y en otras
islaa canarias; se tratfi siempre de dibujos o adornos grabados en roca, ya en
las peña» verticales^ yá en piedras sueltas probablemente desprendidas da aqu-p-
' Has, aanque esfo no pasa de cqnjeturá. De algunos de estos grabados, acaso los
que se mencionan en el lugar llamado El Calvario, en. (Jarafía, tenía referencias
verbales, debidas al difunto erudito local don Anionio Pestaña, nuestro com-
I»ñero Juan Alvarez Delgado. Como cada alumno de la Facultad venía encargado
de realixar algún trabajo de investigación propia, tuvo Alvarez la feliz
idea de aproyeeliaa* la teniporada de verano que nuestra activa discípula Avelina
iba a pasar a Las Tricias, término de Garafía, para proponerle comprobar
y reproducir debidamente estos grabados del Calvario y aún indagar la existencia
posible de otros. Avelina no defraudó, ciertamente, nuestras esperanzas.
No fué pequSña nuestra" satigfaceión cuandp recibimos esta carta en que no»
daba entusiasmada, la notima de 8119 haHaagosi^y que merece ser copiada:
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"Tengo que comunicarles el hallazgo de abundantes inscripciones guanches,
llevado a cabo en una de nuestras excursiones últimas realizadas por estos contornos.
Hace algún tiempo, hablando con VLU amigo, (Ramón Rodríguez, que don
\ Juan Alvarez debe conocer) sobre mi tema de investigación para esa Universidad
y tratando sobre la posible loí^alización de una' piedra inscrita cuya exi«h
tencia me había indicado don Juaii, díjome él que había visto algo interesante
en un risco cerca de la llamada "Fuente de la Zarza", próximo o la vieja Iglesia
de San Antonio, en nuestros montes de Garafía.
Orgáfiiaamos una de nuestras acostumbradas expediciones y des^pués de
dos horas de larga caminata pudimos comprobar la existencia de unas raras
' , inscripciones hechas en las piedras lisas del risco, junto a cuevas que posiblemente
fueron moradas guanches.
Estas piedras, medio cubiertas de musgo y demás materiales propios de
los montes muy húmedos, apenas dejaban al descubierto algo de aquellas hu*-
Uas, y dispuestos a de-scansar un momento para dedicarnos luego .T la labor de
limipieza, nos dirigimos a la Fuente de la iíarza. Pero he aquí que el entusiasmo,
nos hizo olvidar el cansancio y nos dedicamos en aquel lugar a la busca de nuevos
vestigios; y... ioh maravilla! allí había asombrosa cantidad de trabajos.
¡Para qué hablar de las grandes emociones! Aquella perfección no ^odia compa-
, ' • rarse ii lo encontrado anteriormente; eran" grabados mu(*ho más abundantes y
de un acabado más perfecto.
Los motivos son variados predominando las espírales. Hay \ina verdadera
maravilla de trabajo realizado del modo-líiguiente: una espiral central codeada
de otras más pequeñas y dispuestas de un modo caprichoso. Hoy rit) puedo hi-
» blarles de la diversidad de motivos (entendiendo por esto" una'forma posible de
comparar a una realidad conocida por-nosotros); pero no,puedo pasar por. alto
V él indicarlesxla existencia de unos garabatos (con perdón de los guanches) la
fnar dé caprichosos y formados casi siem^ire por una sola4ine» c•ont^nu£^. Hay
muchas Qosas más; pero ante el temor de no lograr con las palabras una repro-dfucción
exacta, rtie limito a comunicarles el hallaago y, a la vez, rogarles me
' \ indiquen cuantos detalles sea preciso observar, para realizar estos trabajos preliminares
con una pauta científica. Yo me pongo gustosísima a la disposición
de ustedes y les commicp que teíigo colaboradores entusiastas'y capacitados
que llevarán conmígfl una gran adquisición al Instituto de Estudios Canarios.
^ , Todos trabajaremos con ahinco y cuando sea posible enviar buenas' reproduccio-*
nes espero que los miembros de ese Instituto sentirán curiosidad por aventurarse
a recorrer estos desiertos. <
Perjionen que conscientemente les haya reservado una nueva sorpresa.
Cuándo llegué a mi casa, cementando con mi hermano el resultado de la excursión
díjome asombrado —íjfe venjad ^; pues te voy a dfecir una cosa. En el
fondb de este barranquillo que tenemos al lado de casa hay también inscripciones
de este tipo—. Des^e luego no fui entonces misnpo porque era de nodie; pero
a la mañana siguiente, cuando apéhas el rubicundo Apolo...' etc., eU"., m«
personé allá abajo y pude confirmar la existencia de los garabatos. Eran los mo-
^i,vos de la Zarza, messclados en un solo dibuijo.
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He de advertirles qu.e entre, estos y los encontrados en el monte media una
distancia aproximada de 20 kilómetros de camino... Un saludo entusiasta de esta
I triciana que espera pronto noticias de esa.—Avelina tóata."
Una segunda excursión a la Zarza, permitió un estudio detenido, con medí- •
ciones, calcos, etc., que serán la base de la publicación que el Instituto de Estudios
Canarios y esta Facultad preparan. Entretanto nos contentatnos con esta
noticia y las muestras adjuntas para conocimiento de los esítudiogos, con ,1o
que por lo menos se evitará que este hallazgo caiga en la confusión y vaguedad
de los anteriores. De estos, he:ha una rebusca bastante completa, tenemos noticia
de los siguientes, aparte los de la cueva de Belmacm, en el barranco del mismo
nombre, término del Mazo; •
!)• Pedro de las Casas Pestaña ("La IsJa de San Miguel de la Palma, Bosquejo
histórico, Sta. Cruz de ?, 1898) dice que el ya mencionado D. Antonino
Pestaña halló en el sitio llamado La Cruz de la Pasión, cantón ^e Galgüen, jurisdicción
de Garafía, "otras líneas semejantes y cen signos:en.un todo iguales
a los de Belmaco". (1).
2) D. Manuel de'Ossuna y Van-den-Heede, en "La Inscripción de Anaga",
1889, trabajo-referente por cierto a una inscripción imaginacia.dice ([ue durante
UTia residencia del autor en la isla de la Palma, D. Antonio Rodríguez López,
le regaló un facsímil de l a inscripción que se acababa de descubrir en un muro
de la casa Kabitación de D. Pedro Alcántara, sita- en Garafía. Esta versión, más
bien .absurda, de una inscripción aborigen en una casa actual, parece que debo
explicarse en.el sentido de una mala inteligencia del hecho referido por D. Antonino
Pestaña a D. Juafi Alvarez, que una de las piedras grabadas, por él halla-
"das, había sido lueg» aprovechada en la jamba de una puerta do una construcción
rural dfe Gajafía.
3) D. Diego Jiménez de Cisneros, por su parte, en un artículo que con el
vago título de "Contribución al estudio de las antigüedades guanches", publicó-en
Ibérica, XX, págs. 28-30, 1923, refiriéndose también a informes verbales, del
tan citado D. Antonino Pestaña, dijo que éste "ert la villa de Garafía enco^itró
mfuchas ]Medras con dibujos semejantes a los de la cueva de Belmaco repitiéndose
en ellos.la espiral, no presentando algunas nada níás^que esta figura (una
•"3é -estas es la más perfecta de las tres qvpe se oofiservan en el museo—(de la So:
ciedad Cosmológica)—y que él llevó allí); que estos dibujofi están én piedras
sueltas o^en -peñascos que se levantan poco del suelo; añadió^que abundan estos
dibujos en el sitio denominado El Calvario y que una de ellas tiene dibujos en
(1) Apuid la "Historia <ie las íalas Canarias", editada por ANSELMO J. BE-NITEZ,
págs. 293-94. Por mi parte me l iá sido imposible ver la obra de LAS
CASAS PESTAÑA, aunque Ja busqué hasta é;i la Palnia. No he podido identificar,
este cantón de Galgüen, pero en el Diffcionario d? OLIVE, luego citado, sí
hay un lugar del término de Garafía llamado la Cruz de la Pasión, a 180 mts. de
la cabeza del mismo. Me dicen se halla en direccfón S. sobre el mismo- camino
en que, más allá, a 500 mts. según Olive, a tm kilómetro según noticia verbal.
est^i elbarrio del Calvario, del que ge citan también "inscripciones".
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las dos caras opuestas, enlazados por un signo trazado en el canto de la piedra".
Aunque es iijiposible saber si estas noti( as se refieren precisamente a los mismos
hallazgos que he destacado con los núm. 1) y 2), ésto es lo más probable;
según el "Diccionario-estadístico administrativo de las Islas Canarias", da Olivo
(1865), La Cruz de la Pasión y El CalvaVio son entidades de población distin^
tas, situadas a 180 y 500 metros de distancia, respectivamente, de la cabeza del
término (Sto. Domingo de Garafía), pero me informan que ambas se hallan en
la misma dirección y sobre el mismo camino, hacia el S. y acaso, dada la dispersión
de nuestros pagos, se eonfundenen sus límites. Además se refiere que la
piedra aprovechada en una-construcción tenía precisamente relieves en dos caras,
un ade las cuales quedó oculta en el muro y debe ser la misma aludida últimamente.
Por otro lado, cuando en 1931 visité el museo'de la Cosmológica no"
vi ni me fueron mostrados los fragmentos de roca decorados, allí depositados
por D. AntoniniO.
4) D. Antonino refirió también a D . Diego Jiménez (y más tarde a mi
mismo, en la ocasión citada, pero sin el nombre de lugar) "que según le dijo un
pastor, en las cumbres de la Caldera, en las inmediaciones, die la fuente de Taja-doque,
existe una cueva que tiene en lo alto dibujos parecidos a los de las piedras
de Garafía, y en el piso de ella se encontraron trozos de gánigos". A esta
( cueva es a la que se refiere la tradición local de las mujeres y,niños aborígenes
muertos de frío al refugiarse en ella cuando la conquista; y, además, explicó
nuestro informador que suele servir de punto de descanso a los que hacen el camino
de Garafía a la ciudad-capital, por las cumbreg, detalle que acaso facilite
.su identificación.
5) Dos jóvenes discípulos de D. Diego, que como es sabido era catedrático
del Instituto, pntonces únicoi de Canarias, en La Laguna^ llamados Francisco
Pérez Algarrada y Antonio Rodríguez Pérez, le regalaron copias de los dibujos
de Belmaco y adei<iás "el que ostenta una piedra grande situada en el centro de
un círculo que debió servir de Jugar de consejo o templo quizás... Me dicen que
las piedras del círculo presentan grabadas, en hueco, también, circunferencias
concéntricas y espirales: a este interesante monumento le ilainan la ^rita, por
su figura y está situado en el pico de la Nieve". Un esquema de este grabado
publicó ,el Sr. Jiménez, adjunto a su artículo. Estas copias de Belmaco y d* la
Erita, junto con la de una d* las piedras de Garafía, mandolas el autor a la
Academia de la Historia, dé Madrid, donde, como de costumbre, fueron totalmente
olvidadas.
6) En una descripción anónima del pueblo de Tijarafe, publicada en un
extraordinario del diario "Hoy"', de Sta. Cruz, de Tenerife, de enero de 1934, se
dice "en la misma costa dei Occéano «xiste una cueva basáltica, denominada la
cueva Bonita...,.encontrándose en el techo de la misma unas inscripciones de los
guanches, que tienen un gran valor prehistórico".
Y 7) En fin;~D. Juan Alvarez me dice que también hay grabados en la
cueva de Niquiomo, ^ r encima de El Mazo. En el jnapa de la Isla que usan en
Obras Públicas, y que me ha sido facilitado por el ingeniero D. Juan Amigó,
'aparece en-tal lugar un "Roque de Niquiamo", que^con lijero error de nombre
corresponderá al mismo sitio. No he visto citada esta cueva en escrito alguno.
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De noticias tan confusas es imposible sacar partido sin minuciosas comprobaciones
y esta tarea es la que nos proponemos realizar con ayuda de nuestros'
discípulos- palmeros. Aún es probable que todos los fragmentos sueltos que se
aluden hayan des'aparecido a.ma«os de los aficionados sin debida orientación,
como ocurre con la mayor parte de los restos aborígenes que la casualidad pone
a SU alcance.
No soy partidario de teorizaciones prematuras, pero aun así creo que desde
ahora se irarpone, juagando sólo por los grabados de Belmaco y estos de La Zar-
7,B, únicos que realmente conocemos, una comparación de gran interés. No es
del todo nueva, pues el Dr. Chil ya la ^ugirió al visitar los dólmenes del Mor-bihah,
en Bretaña (2);'.'p€ro curiosamente, habla de letras, cuando nuestra comparación
parte de la idea que en la Palma no hay nada parecido a tales letras:
ías espiraká, círculos y líneas onduladas para;lelas, de La Zarza, .recuerdan en
forma que hace difícil suponer una simple semejanza casual, los- grabados de
ios dólmenes de óravr'inis (Morbihan, Bretaña) y New Grange y otros (Meath,
Trlanda). A falta de las publicaciones originales (3) pueden verse buenas reproducciones
en oora tan asequible como "Summa Artis", de Cossio-Pijoan, (VI,
págs. 176-181 y 205). Compárase sobre todo nuestra figura 2 con la 311 de esa,
obra y volumen. Los círculos concéntricos centrales pisando otros distribuidos a
su alrededor es una combinación que se comprende mal que se repita, en lugares
diferentes, meramente por azaf. Tengo idea que 'en Galicia, se presentan petro-glifoB
análogos, si bien todavía no he podido obtener la colección publicada de
ellos (4) para hacer cotejo. » •
, .. Ahora biek estos grabados de Bretaña e Irlanda, puesto que aparecen asociados'a
dólmenes, están aproximadartiente datados: corresponden al fin del
Neolítico. Si hemos de suponerlos relacionados con los nuestros, habrá que re^
trotráer éstos a época análoga, Entonces nu^strps aborígenes del tiempo ^e la
conquista serían, acaso, tan .ajenos,a ellos, ieomo nosotros mismos!
En cuanto a su significacióniconcreta vale más dejarse por ahora de conjeturas
vana^.-Tampoco hay nada que decir sobre quienes usaron estos símbolos
en lugares tan alejados, aunque siempre puntos avanzados del Viejo Continente
sobre el Occéanó.
' En fin, ¿este tipo de grabados se presenta, en Canarias, sólo en la Palma?
Tenemos ciertas refefencias en contratlo, perb necesitan comprobación.
' ELIAS SERRA.
(2) CHIL, "Estudios... históricos de las Islas Ca.narías", II, pág. 290, citando
a CLOSMANDEC. Scylptures ¿t signes graves des dolmens dans le Morbihan,
1873, - ;
(3) LE B0UZI6, Les nwnumen^s mégalithiques, 1907. COFFEY, New
Grange, 1912. , _ ,
(4) SOBRINO BUiHiGÁS, Corpus Petroglyphorum Gallaeciae, 19SB. Instituto
de Estudios Gallegos.