Número 55 ffHtM EflOTEeA P. MtiiJICIfAll iyHo-8>ptteiiibf d« 1941
Santo Gruí ds jBnsrlfe
FACULTAD DE RLOSOnA Y LETRAS DE U UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
REVISTA DE HISTORIA
Tomo Vil. La Laguna da Tanarifa (lalaa Canarlaa) Ano XIV.
Embalsamientos y enterramientos de los "canarios" y
"guanches'S pueblos aborígenes de las islas Canarias
Las exploraciones y descubriniientos arqueológicos de estos últimos años,
especialmente los hallazgos de monumentos tumularea en forma de círculQ, han
abierto nuevos horijioBtes al estudio de la Arqueología en el Archipiélago Canario,
ipor presentar aquéllos facetas similares a los monumentos megalfticos de
¡as culturas del Xlar Mediterráneo.
Las momias y restos humanos encontrados en diversas sepulturas de cuevas
funerarias y túmulos unipersonales, descubiertos en las Islas, pero principal-niente
en las de Gran Canaria y Tenerife, los cuales se conservan en el "Museo
Canario" de Las Palmas de Gran Canaria y en el "Miuseo Municipal de ISanta
Cruz de Tenerife", así como los que se exhiben en el "Museo Etnológico Nacional",
ponen die manifiesto todo un arte y una cultura encaminados a conservar y
rendir culto a sus deudos. 'i
La operación de mirlar los cadáveres ha sido hasta el iwesente momento
objeto de serios estudios y conjeturas, así como de comparaciones- con la momificación
y embalsamamientos del pueblo de los Faraones, entre otrosí
El historiador Pedro G^mez Escudero, que asistió a la Conquista de Gran
Cuniaria, motivo éste que nos hace pensar en la veracidsui de sus narraciones,
refiere en su Crónica que "la manteca y el sebo los guardaban en ollas y leñas
olorosas para exequias de los difuntos, untándolos y ahumándolos y poniéndolas
eti arena quemada los dejaban mirlados, y en quince o veinte días los metían en
las cuevas, y estos eran los más nobles..."
Fray Alonso de Espinosa, del Orden de Predicadores, escribió en 1694 que
"luego que el enfermo moría se colocaba eu cadáver sobré una ancha mesa dfe
piedra, donde se hacía la disecación para extraerle las entrañas". "Lavábanle
dos veces cada día en agua fría y sal todas las partes más endeWes del cuerpo,
como son orejas, dedos, ipulsos, ingles, etc., y luego le ungían todo con una confección
de manteca de cabras, hierbas aromáticas, corcho de pino, resina de tea,
polvo de (brezos, de piedra pómez y otros absorbentes y secantes, dejándole des-
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pues expuesto a los rayos del Sol. Esta operación se hacía en el espacio die quince
días, a cuyo tiempo los parientes del muerto' celebraban sus exequias con una)
gran pompa de llanto".
En 1632 4ecía el historiador FVay ' Juan Abreu Galindo, que a los no^
bles e hidalgos los "mirlaban al sol, sacándole las tripas y estómago, hígado
y bazo, y todo lo interior, lavándolo primero y lo enterraban, y al cuerpo sacaban
y vendaban con unas correas de cuero muy apretadas, y poniéndoles sus ta-marcos
y.toneletes, como cuando vivían, e hincados unos palos, los metían ;en
rueyas, que tenían dispuestas ipara este efecto, arrimados en pié..."
Núñez de la Peña, en 1(!&76, y el doctor. Tomás Marín y Cubas, año de 1694,
refieren m^s o menos lo mismo, si bien el segundo, más observador y detallista—
(juizá por ser médico—se extiende un poco más, afirmando que "al cadáver le
abrían el vientre ,por la parte derecha de bajo de las costillas, a modo de inedia
'.lina, por donde sacaban las visceras; y por la cabeza extraían la lengua y los.
resos. Los huecos eran rellenados de mezcla de arena, casacras de pino tnolidáíi
y borujo de "yoya" o mooanes, cerrándolos luego".
Aunque esto es lo referido por quienes vivieron en los días de la ConquiS'
ta e Incorporación de las Islas a Castilla, y aun por quienies vivieron en los años
siguientes a ella, lo cierto es que el historiador y naturalista Viera y Clavijo, si-ftlo
XVIII, descubrió momias conteniendo todas sus visceras, como afirma en
sus escritos. El Dr. Chil y Naranjo, fundador de la Sooiedad "El Museo Canario",
en su monumental obra "Estudios Históricos, etc." hace atinadas apofe-tillas
a las afirmaciones de los anteriormente referidos hiltoriadoíes, demos-írando
que los canarios nOiextraían ninguno die los. órganos de las cavidade» cefálicas,
toráxima y abdominal, quedando .por lo tanto sin resolver el problema
de como evitaban los aborígenes canarios la putrefacción de sus difuntas.
Y ésto que el nunca pondieraáo Dr. Chil asevera con razones irrefutables, lo
hemos podido comprobar en momias recogidas en estos últimos años (1935), como
son las halladas en las cuevas del cumbreño pago de Acusa, del término tou-nicipal
de Artenara (Gran Canaria), las cuales conservan ojos, tráquea, esófago,
pulmones, etc. E«tas hiomias, envueltas en tejidos de junco y dos pieles, «parecieron
dentro de ataúdes lespeciales formados toscamente por cortezas de drago y
tablas ée tea. "El Museo Canario", de La? Palmas de Gran Canaria, exhibe
til »ús salas,de Antropología esta.s preciadas reliquias de la población autóctona.
La cabeza de momia, anotada con el número 826, de la sala núm. 1 de Antropología,
Dr. Vemeau, encontrada en las cuevas del abrupto barranco de Gua-yadeque
(Gran Canaria) constituye otra demostración palpable que los canarios
aborígenes", por lo general, no extraían los s,esos, ojos, etc., a sius difuntos, pues
esta que áos ocupa está muy bien conservada".
Disecado el cadáver, es decir, ya enjuto y acartonado, lo amortajaban, envolviéndolo
en pielea superpuestas, adobadas o agamuzadas, de ovejas y cabras,
cosidas con finas correas, tan delicadamente que parecen ser cosidas a máquina.
El número de estas pieles fué variable habiendo quien haya- afirmado que en
Gran Canaria llegó a encontrarse momias jon doce y diez y seis pieles enrolladas
y superpuestas con extrema habilidad. Este número de pieles acusaba la categoría
político-social o religiosa del difunto, ^
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Entre las momias d-e "El .Museo Canario" destaca por sus colosales dimensiones
la. hallada/en el pago de Arg^uineguín (Gran Canaria) y donada a
esta Entidad por la familia de los Condes de la Vega Grande, Su longitud es de
2 metros. Las numerosas pieles que la envuelven son do un fino* adobo. Ño cabe
duda que perteneció a un magnífico ejemplar de la raza primitiva que gozó de
alta akuriúa. En este pago de Arguineguín así conío en los de Juan /Grandle
Artedara, etc., ha sido donde mayores dimensiones ofrecen las momias y restos
humanos.
No todos los cadáveres, ya embalsamados, eran amortajados con pieles, sino
que, por •ejemplo, en la Gran Canaria, lo hacían también sólo con envolturas d«
tejidos de junco y .palma, de diversos y primorosos tejidos, y otras veces de fo-
TO o ]>elliejos de cabras y junco. De todos ellos existen claras y elocuentes muestras
en "El M'useo Canario", de ,Las Palmas de Gran Canaria, figurando enr
xre los mismos varias momias de niños de corta edad y «na momia encontrada
en el ya citado pago die Acusa, que conserva gran parte de las orejas y ipelos de
la barba.
Y así preparadas las momias las llevaban a las grutas naturales o excavadas,
emplazadas en lugares de diifícil acceso, para el reposo eterno die sus difuntos.
-
Los escritos y exploraciones hechos desde los más remotos tiempos hasta»el
momento presente demuestran que la población aborigen del Archipiélago Ca-
.uario, canariA y guanche, ya de la raza de cromagnon o de la semítica, enterra-b.
Tn a sus muertos en lugares o sitios inaccesibles o en zonas privilegiadas, donde
pudiesen acudir para practicar libremente sus romerías y cenemonias.
El pueblo guanche-canario fué un pueblo sano y creyente en una Divinidad
y en la otra vida; die aquí sus ritos, su alta moralidad, su elevadg espíritu de
justicia, sus prácticas de embalsamamientos y exequias funerarias»
La raza aborigen de las Islas Afortunadas, con anterioridad a la Conquista,
y aún la de esta época, jamás enterró a sus deudos junto a la tierra ante el temor
de que.sus cadáveres, xaxos, fuesen destruidos por los gusanos. Por eso los depositaban
después de mirlados en grutas naturales o excavadas en la roca basáltica,
o los depositaban en fosas construidas en zonas pedregosas formi^da» ¡por
csoorias de las erupciones volcánicas. Estas fosas, túmulos unipersonales, solían
temer algunos tablones en los que eran colocados el cadáver; otros por el contrario,
absolutamente .nada. Los sepulcros unipersonales formábanlos de piediras
sueltas. Su longitud se aproximaba a los dos metros por sesenta centímetros de
ancho y cincuenta centímetros de alto, incluido el revestimiento exterior, for-miado
de' lajones yt»tras piedras que luego daban forma de pequeño montículo.
Refiere el P. Espinosa que las momias eran colocadas dentro de las cueva?
verticalmente, arrimadas a las pai^edes, o las colocaban sobre especiales ánda-mios
con todo orden y simetría. Verneau al hablar de este extremo hace comstar
cuie "las acostaban en «1 suelo-sobre caballetes o sobre ramas". Otros, IMH" lo común
hidalgos, los colocaban en un ataúd formado por la corteza de árboles de
maderas incorruptibles como el pino''.
Indeipendientemente de esta forma peculiarísima con que el puííWo gfuaji-che-
camario enterraba a .»us difi^ntós se han descubierto enterramleiítos distin-
2«0
ios que poiten de relieve otras culturas y la existencia de otras razas en las Islas,
razas y culturas que ya el aabio antropólogo francés M. Rene Verneau, «1 Profesor
de la Universidad de Argel M.. G. Marcy, y el propio Director del Museo
Etnológico deoViena, Dr. Domenick Josef Wolffel ,han subrayado, espcialmente
el primerOj al sistematizar la raza aborigen del Archipiélago Canario, en los
íiías de la Conquista, (siglo XV), en tres grupos perfectamente defiíiidos: cro-inagnon,
«emita y negroide, con predominio absoluto de los dos primeros grupos,
que son los mayoritarios en las Islas, aparte de otros elementos étnicos resultantes
de cruzamiento».
Una particulardiad especial que no podamos menos de consignar es la anotada
por Viera y davijo al decir que en su tiempo se descubrieron en las cuevas
del barranco de Herques, isla de Tenerife, varias momias en las que pudo
•'•wISriltS!?..'
Cutva tuntrarla (Bran Canaria»
observar el detalle que los varones tenían los brazos extendidos sobre ambos
muslos, y las hembraSj'con las manos juntas hacia el vientre.
Otras cuevas funerarias donde se han encontrado momias son las del barranco
de Guayadeque, en Gran Canaria; las de Güimar, San Andrés y de Artaos
en Tenerife, y en la de Belmaco, en la isla d« La Palma.
En una de las vitrinas de la salita de Historia Natural del Instituto Nacional
de Enseñanza Media de la ciudad de I>a Laguna, ee exhibe, muy 'bien coln-servada,
una interesante momia', al parecer de mujer, envuelta desde el cuello
a la rodilla en dos capas de peles adobadas y cosidas admirablemente. La dis-
4;68ición de esta momia no es horizontal; preséntase con l%s extremidades abdominales
un tanto encogridas. Fué hallada en una cueva cementerio del pago de
Bajamar, donde llaman Las Goteras o La Laja, en el año 1881.
No solamente fueron las cuevas las únicas que encerraron los cadáveres de
la primitiva raza isleña sino que, bien por f aJta de cuevas o por otras varias circunstancias,
de cultura o de rito, existieron las ya citadas fosas o sepulcros, levantados
en las sonas de malpaísea. Y esto nos lo dicen los más antiguos cronis-
. tas Sedeño y Escudero, que estuvieron en la Conquista, y el franciscano P. Abreu
Galindo, al referir que "los sepulcros hacían en la tierra: a unos ponían en'ataúd,
hecho de cuatro tablones, y alrededor hacían paredón y por dentro lo llenaban
de piedra menuda y lo remataban en pirámide: a la gente más pobre y común
enterraban en sola la tierra: a estos, como a los otros, encima d'el tablón ponían
MI
una gran .piedra que oorrespondía en el cuerpo, y después, alrededor de la sepultura
ponían ipiedras grandes solamente". Es más, el citado G&mez Escudero,
añade, "a los demás, esto es a los plebeyos, ponían en los malpafses o piedras de
volcán, haciendo hoyos en las piedras, y cubríanla con unos montes de ellas, como
torreoncillos, que hoy se hallan y hallarán siempre, porque no se van a buscar,
aunque por codicia de palos de buena ftiadera en las Isletas han descubierto
muchas casas y sepulcros de estos mirlados".
Marin y Cubas, historiador isleño del siglo XVII, por cierto muy fidedigno,
hace constar en su obra "Historia de las Islas Canarias", (que los guanches-ca-
Túmulo de Aoaat* (Gran Canaria)
narios tenían por gran delito enterrar a sus difuntos en la tierra pura por temor
a que los gusanos los devorasen; por esta razón levantaban sepulcros especiales
a sus difuntos a base de unos torreoncillos de piedras de malpaises, como
íi fueran pequeñas pirámides. En la finca llamada dte S. Ignacio (Telde), Isleta,
Agaete, Las Huesas (Telde), etc., aún se encuentran numerosos túmulos de este
tipo. 1^
El Dr. Verneau distinguió dos clases de fosas: fosas abiertas en descampado
y.fosas abiertas en corrientes de lava. Las primesas aparecen rodeada» de
,?Í>>#l*lliWll2*»*«'*•**•
•Tamul» Hnlparaanal (Oran Canaria)
grande» losas y formando un túmulo de tierra, y las segundas con escorias vol-ráhicas.
Los enterramientos de túmulo de, tierra, añade el referido doctor, re-fiütaban
ser fosas comunes en las cual«s halló unas veinte osamentas. Por |BB
contrario «n los túmulos levantados sobre las escorias volcánicas solo encontró
un cadáver . ^
En Tahiche y Guatiza (isla de Lanzarote) refiere el imentado antroi>ólog<ó
en su obra "Cinq années des sejours aux ¡les Cañarles" que pudo sprediar que
los habitantes de estas localidades enterraban a sus muertos en túmulos de piedra,
habiendo descubierto una vieja villa anterior a la conquista. En la Usleta
262
(Gran Canaria) halló asimismo túmulos en gran cantidad, segrún afirma ert su
estudio "Habitatioins, sépultures et lieux secrés des anciens canaries".
Ripoche y Torrens descubrió igualmente en GuayadeqUe, Temisa, Las Huecas
y Gáldar diversos túmulos unipersonales y fosas comunes, con restos humanos,
piedras de molino, vasos de cerámica y carbón vegetal.
En el mes de Agosto de 1940 pude ver y explorar en el pequeño cerro denominado
Roque Partido, que circunda y domina la playa y puertecito de las
Nieves, en Agaetp (Gran Canaria), dos sencillos túmulos o cistas unipersonales,
separado «1 uno del otro por un espacio de unos cuatro metros. Aparecieron estos
enterramientos con motivo de las obras de fortificación que se venían realizando'.
Estos sarcófagos estaban formados por unos sencillos paredones de pie^
dras irregulaTes y sueltas, superpuestas en ensambladura, de unos cuarenta centímetros
de alto. La longitud del sepulcro se aproximaba a los dos inetros. Los
paredones que formaban el túmufo, de forma de ataúd, se cerraban por su parte
f^uperior por lajones d'e unos 70 centímetros de largo por 30 de ancho. Las unio-iTes
de estos lajones aparecían tapadas con arcilla. Sobre el túmulo, quizás por
efecto de arraátre de lluvias había una buena capa de niaterial de aluvión. El»
fondo de la fosa está a 1'20 metros. De cada cista saqué restos de un sólo oa-'
dá^er, ambos varones, sin que apreciaran vestigios de pellejos de cabra o tejidos
de junco. Solamente se hallaron los huesos perfectamente limpios y de un color
amarilloso. Los huesos aparecían colocados como si se hubiera hecho uno n, uno.
La disposición del padáver fué con la cabeza al oeste. Los restos, por su' mucha
antigüedad y mineralización que origina la pérdida de gelatina halláronse muy
corroídos, no pudiéndose conservar los cráneos por esta causa y muy en esipe-cial
por la falta de cuidado de uno de los obreros que realizaban las operaciones,
hecho que me originó una gran contrariedad. La cavidad de la fosa estaba libre
de todo otro material térreft. Dichos restos humanos fueron remitidos por esta
Comisaría Provinqal a la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas (1).
Opiniones encontradas tenemos en la orientación de cadáveres y sepulcros.
Mientras unos, como el Dr. Berthelott, afirman que la cabeza estaba orientada
•al norte, ha habido otros como D. Pedro Maffiotte, que han afirmado que lo es
•A oeste, por haberlos visto en sepulcros de la Isleta. No ha faltado tampoco
quienes hayan dicho sea de este a oeste, como Mr. Despréaux, hablando de los
cnteETamientos del poblado aborigen de Arguineguín.
Los túmulos a base de torreoncillos de piedras son en extremo abundantes
' en las vertientes de barrancos y en zonas cubiertas de esgorias y malpaises. Tal
sucede eh el barranco de Agaete, desde los Acarreaderos y San Pedro a la playa
y LlanQ del Turnas; barrancos de Silva, Arguineguín, Aldea y Guayadeque;
y en las localidades de Mogán, Jinámar,. Artedara, Cumbre, etc....
En lel lugar denominado "La Gabia", jurisdicción de la ciudad de Telde, se
descubrió hace bastantes años, eh ocasiión de excavaciones fortuitas por obras
de "desorribo" en zona agrícola y entre capas de malpaises, tres sepulturas co-
(ÍV Véase ."Dos túmulos guanches en'Agaete", notas del autor en "'Revista
Atlantis". Actas y Memorias de la Sociedad Española de Antropología, Etno
grafía y Prehistoria y Museo Etnqlógico Nacional, tomo XV, 1936-1940. Publ, del
Conaejio Superior díe Investigacdones Científicas.—Madíid. . ,
rrfentes en cistas, con «us torreoncillos de 'escarias volcánicas. Dentro de e&á<&
una de «stas sepulturas se halló un esqueleto de aborigen canario, y a la cabecera
de éstos un caso de cerámica o "gánigo", que contenía una cuchara de palo
y caparazones de paJo. Otros caparazones de lapas perforadas por el centro,
aparecieron junto a la cabeza de uno de los esqueletos. No cabe duda que estas
.apas' perforadas son las conchas marinas con las que adornaban los indígenas
notables las crinejas de su ¡pelo, pues éstos, o no trasquilados, tenían por costumbre
embellecr las puntas de las trenzas de su pelo colocando l^s caparazones
áe moluscos, que ellos tanto apreciaban en su alimentación.
En ciertas zonas de la ciudad de Arúcas, de la isla de Gran Canaria, tam-
Dos aspecto* de un cráneo de aborigen canario con corte
de arma blanca.—Cortas da arma blanca, en el húmero
("Lo* Acarreaderos", enAgaate)
bien se han descubierto sepulturas o cistas conteniendo olla,s con manteca y
grasas. >
A todos estos túmulos y seipulturas de altos cerros se dirigían en determinados
días los familiares del difunto con jel objeto de hacer fuego cerca o sobre
de sus tumbas, aderezándolas con comidas. Á la mujer difunta llevaba comida
hu marido y a este su mujer. Todo ello tenía su fundamento en el culto a Ib
ütr^ vida. Marín y Cubas afirma: "el alma era hija del sol y los fantasmas eran
llamados "magios" que significaba encantados M ocultos, que tenían allá otra
vida de penas y afanes congojosas, por lo cual andaban llevándoles de comer a
¡os .sepultados".
En *Los Acarreaderos" (Agaete) descubrieron los señores D. Juan del Río
Ayala y D. Antonio Doreste García, en 19^5, tres cuevas funerarias naturales,
donde en una de ellas hallaron cinco esqueletos completos bien conservados, for-inando
dos.carnadas superpuestas y sin orientación determinada. Esto» esqueletos
estaban envueltos en sudarios de tejidos de junco. Uno de estos esquele-
$64 - '
tos ofrece un interés extraordinario para su estudio científico c histórico por
tener en el cráneo, húmero y otros huesos sendos cortes de amia blanca. De este
esqueleto dicen los señores anteriormente citados lo sig^uiente, en su 'trabajo
"Contribución al estudio de la arqueología prehistórica canaria" (2): "El cráneo
presenta dos cortes! uno en la parte izquierda ¿él frontal y otro que inteiresa
su región superior y parte del parietal derecho. El primero tiene su comienzo
por encima del seno frontal izquierdo, extendiéndose por la parte anterior hasta
las proximidades de \a> "glabela" y el "nació" y por la posterior llega a tocar
?a rama descendente de la sutura coronaria, produciendo una gran rabanadura,
que ha motivado el deaprendimiiento de la región superior de la órbita del ojo
izquierdo y ha seccionado, además de gran parte del frontal, el lagrimaJ izquierdo,
medio nasal derecho, buena parte del vómer y el ala izquierda del esfe-noides,
provocando la fractura, segruramente por apalancamiento, de la espina
superior del malar izquierdo. La sección se muestra en un solo plano, y en ella
han quedado grabadas las huellas de las melladuras que debió tener la hoja que
la produjo, Jas cuales ágMen la dirección de arriba abajo con una ligera indina-
«•ión sobre el plano de sustentación del cráneo." En el húS»ero izquierdo tiene
dos cortes profundos. Vertebras, costillas, esternón, pelvis y 'otros huesos presentan
incisiones notables y cortes que seccionan. Estos cortes tan numerosos
j profundos, que revelan ensañamiento, nos h*c€ .pensar en gestas heroicas de
un caudillo, defensar viril de la libertad del pueblo canario, ante la conquista
y correrías de castellanos, etc., en el siglo XV, como constan en la historia de
las Islas. (3).
Enterramiento notable fué sin duda algruna, no sólo por su antigüedad sino
por su estructura, el conocido por el "Túmulo del Agujero', situado en la costa
á» la antigua ciudad de Gáldar o Agaldar, iresiidencia de los "guánartemes"
y principales notables de la población indígena. Fué descubierto este túmulo en
el año 1984 con motivo de las obras de desorriba que venía realizando en terrenos
de su ipropiedod' Mr. David J. Leacock. Este monumiento prehistórico, de
forma circular, y radio de siete metros, está constituido por un amontonamien-
, to die tierra fina de aluvión. Comienza elevándose por la periferia, con una cota
de veinte oentímietros «obre el nivel del terreno, aumentando progresivamente
hacia el centro o 'meseta central, formando a su vez, alrededor de ésta, coronas
circulares concéntricas, a manera de peldaños o gradas, cuya anchura variable
uscUa entre un metro y sesenta centímetros. La altura de cada peldaño de la
escalinata es de 30 centímetros. iLa superficie de estos y la de la meseta <JenH-Iral
aparecía cubierta de cantos rodados y lajas.
En la exploración a este túmulo, llevada a cabo en Marzo del mentado año,
te hallaron, a la profundidad de 80 centímetros, cinco esqueletos, uno de ellos en
magníficas condiciones para ser estudiado, acusando ser de un hombre de avanzada
edad. Junto a estos restos humanos aparecieron tres vasos-ánforas de unos
23 centímetros de altura, cuei^x» alargado y 'elegante y con dos verteros-asas.
Todas ellas tienen artística ipresentación, destacando por su decorado a base de
(2) Revista "El Museo Oanario", núm. 6, Mayo-Agosto 1935.
(8) Abreu Galiiido,. pág. 186.
Marín y Cubas, págs. 19, 20 y 1S8.
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triángulos y círculos, en negro, y en disposición triangular, sobre el fondo color
ocre vivo de los propios vasos, y de rayas finas en rojo y negro y borde negi-o.
Son, sin duda alguna, de las más vistosas que conserva la rica sala de Cerámica
de "El Museo Canario". .
La forma y motivos de decoración de los expresados vasos parece respon
der a una época y a una cultura superior dentro de la tipología de cerámica tu
mularia del pueblo guanche.
También se recogieron una aguja de hueso, varios morteros y una pila de
forma cuadrangular. En el fondo d€ la meseta central, múltiples huesos. Esta
Túmulo de El Aoujero COáldar)
tiala'Hao
\ e^ahí-l:ao.
hallábase tapada con una puerta cubierta de piedras. Todos estos materiales arqueológicos
se custodian en "El Museo Cantirio".
L&stíjna grande que este importante túmulo desapareciera en aquella época
en que las exploraciones, búsquedas awjueológicas y labor de desorribas de propietarios
sin afecto a los problemas prehistóricos y raciales del Archipiélago,
se realizaban sin un ¡plan metódico y científico, y solo por el afán egoísta de
guardar cosas del pasado o cofi la buena fe de poner a salvo restos y vasos de
la población autóctona, sin importarles mayormente la conservación exacta de
sarcófagos y monumentos prehistóricos.
De éste túmulo de "El Agujero" no queda sino el recuerdo y el gráfico que
ilustra el presente trabajo.
Suerte mejor ha corrido el túmulo d¡e "La Guancíia", emplazado á unos 400
metros del anterior, en una pequeña elevación pedregosa cercana a la costa de
Gáldar, cuya curiosa y notable estructura puede apreciarse en el grabado que
te acompaña. Destacan en este túmulo, gran necrópolis, el torreón central y un
¿66
círculo tangencial a éste, de unos seis metros de diámetro, y cámaras sepulcrales
de cistas, en número de 42, rodeando al torreón central y círculo tangencial
y dentro de éstos. El torreón achatado tien^ una profundidad de unos 3 .metros.
Hacia el lado del poniente presenta este túmulo una gradería formada por tres
medios círculos, todos ellos de 'piedras sueltas y bien dispuestas. Todas estas
támaras sepulcrales quedan encuadradas por una ancha muralla circular, de po^
ca altura, fuera d;e la cual existen enterranfiientos. Cuarenta y tres esqueletos
enconiráronse en esta necrópolis, de los cuales dos ap^recieron^dentro de una
.ola cista; y todos, por lo general, en mal estado de <^onservación. En la cisíta
del torreón central, revestida de maderas, se halló un solo esqueleto que debió
nertenecer a un alto dignatario del reino guanche. A la cabecera y pie de esta
sepultura se hallaron piedras labradas. Cubría esta cista un grueso tablón y
piedras. En esta necrópolis no se han encontrado vestigios de sudarios de cuero
ni de junco. Ellas estaban libres de tierra, salvo los arrastres por filtración.
eran necrópolis de la "Ouaneha"
Gáldar (Sran Canaria)
Sólo una pequeña vasija, tipo cazuela, con materias carbonizadasi encontraron
ios exploradores señores Benítez Padilla, Doreste del Río, Moreno Naranjo,
Arroyo y Naranjo Suárez.
Las cistas del torreón central y círculo tangencial, así conxp otras fosas de
las encerradas dentro de l a muralla, parecen revelar alcurnia, casta familiar o
diigniidad política, religiosa o social. Los enterramientos del exterior de la ne-orópolis,
a juzgar por su modestia y emplazamiento, nos lleva a sentar el criterio
que pertenecieron a servidores de aquéllos.
Ante el suntuoso túmulo de "La Guancha", que en distintas ocasiones hemos
visitaJio,-y últimamente en unión del Dr. Pérez^de Barradas, Director del
Museo Etnológico Nacional, y del Iltmo. Sr. Comisario General de Excavaciones
Arqueológicas, D. Julio Martínez_,Santa-01alla, no p&demos menos de recordar
a los "talayots" de Baleares y a los "nuragas" sardas, admirablemente
descritos por los arqueólogos. Desde luego nos encontramos cara a un monumento
excepcional de la cultura prehistórica aborigeri de las Islas Canarias, mo-n.
umento hasta el presente único en su genero, digno no sólo del mayor estudio
sino de especialísima conseir^ación. En ello se ocupa esta Comisaría Provincial
Ijp Excavaciones Arqueológicas, realizando a tal fin gestiones con el propietario
del ierren<J, Mr. J. David Leacock, que permita la cesión patriótica de estois no-
267
tables monumentos a favor del Estaco, para su mejor conservación, gestiones
uue, al decir verdad, van por muy buen camino. En este empeño de comservar
¡03 vestigios del pasado ayuda eficazmiente a esta Comisaría Provincial el
I'-xcmo. Cabildo Insular de Gran Canaria.
Tanto el túmulo de "El Agujero", desgraciadahi«nte desaparecido, como el
de "La Guancha", del cual hemos venido hablando, son dos grandes enteinrta-niientos
prehistóricos pertenecientes al pueblo guanche^anario. Su especial dis-posiciÓQ
y construcción—en contraposición con los comunes enteiramientos en
cuevas fun( ririos y túmulos en malpaises—y el recuerdo de las exploraciones y
comercio de genoveses, mallorquines y otros pueblos a las Canarias, en los siglos
XIII, XIV y XV, llévanos a hacer pensar.<^ue esta clase de construcciones
funerarias son la resultante de una influencia extranjera. Aparte de esto tam,-
poco podemos olvidar que en los tiempos prehistóricos existió una misma cultura
desde la Gran Bretaña al Sahara y desde Siria al Archipiélago Canario, civilización
nórdica y mediterránea con parecidos y semejanzas que sólo el clima,
medios de vida, calidad de terrenos, creencias, etc., pueden originar hechos diferenciales
más o menos acusados.
El sabio Dr. Obermaier hablando de este extremo ha dicho que en las Baleares
se encuentran construcciones circulares que por su forma de torre o atalaya
llaman "talayots"; y en la isla de Cerdeña "nuraghas" y todas "pertenecen
a und edad del bronce muy avanzada".
Lo propio dicen los arqueólogos D. José María Quadrado y D. Andrés Jimé-nes
Soler, quienes al describir los "talayots" refieren que son torres circulares
y cuadradas, y hablan de graderías en coronamientos, hiladas de piedras superpuestas,
nichos o fosas, círculos de piedras, etc,; descripciones tan semejantes
a las de las construcciones megalíticas canarias que bien parecen ser de ésta».
Don Ramón Mélida relaciona las construcciones megalíticas de las Baleares
con monumentos análogos de las islas del Mediterráneo occidental y ^
Mar Egeo, que a su vez guarda paralelismo con l i s grandes túmulos de "La
"GuancKa" y "El Agujero".
Aguado Bleye manifiesta asimismo que los "talayots" son sepulturas u osa-rÍM
donde depositaban los huesos. Ya hemos visto como en la meseta central
de "El Agujero" y en las criptas de la necrópolis de "La Guancha" s« hallaron
esqueletos y múltiples huesos sueltos.
El geólogo D. Lucas Fernández Navarro afirma que los monumentos me-galíticos
de Baleares se concretan en los siguientes tipos: talayots, cuevas, navetas,
taulas, círculos y murallas. Refiriéndose a IQS primeros dice que están
formados por el amontonamiento de piedras toscamente labradas, sin ligazón
i:i argamasa que los una, colocados en hilera, en sentido horizontal. Afecta la
forma de Un tronco de cono de base circular, elíptica u ovoidea y algunos pocos
de pirámide cuadrangular truncada. Las rampas que fívcilitan la subida a la
cúspide y las puertas abiertas en la terraza superior, deben considerarse como
rditamentos de pueblos posteriores que diergn a estos monumentos una utilidad
práctica, de donde nació el nombre con que se les conoce, o sea el aumentativo
de "atalaya". Datos más prolijos y concretos nos los da ilustrados con grabados
e! ilustre Catedrático de la Universidad Central, D. Julio Martínez Santa-Olallft,-
Comisario General de Excavaciones Arqueológicas, en su obra "Elementos para
el.estudio d€ la cultura de los talayots en Menorca".
Si relacionamos lo que antecede con la gran necrópolis de "La Guan-cha"
y el desaparecido túmulo de "El Agujero" (Gáldar) de oonstruceiones
de .planta-circular con torreón central tronco-cónico y graderías en coronal-miento,
no podemos menos que estimar que éstos sean restos de antiguas
construcciones megalíticas que responden a una cultura similar a la de los
pueblos mediterráneos; ciclópeas construcciones que bien pudieron tener el triple
.•arácter de vivienda, fortaleza y sepultura. 'Ahora bien, si nos fijamos en las
reiteradas visitas que a las Canarias hicierqn mallorquines, genoveses, florentinos,
etc., en los siglo» XIII, XIV y XV, principalmente los mallorquines, qut?
aiantuvieron cordiales relaciones comerciales con los indígenas canarios eri el
siglo XIII, siglo del renacimiento marítimo, no es extraño que seriamente pensando
sentemos lia afirmación que estos enterramientos de "El Agujero" y "La
Guancha", í?ean exponentes de la clara influencia del pueblo balear y de su cultura
mediterránea - en el Archipiélago Afortunado, influencia qi^e se deja sentir
igualmente, bastante definida, en los restos de las antiguas viviendas, en forma
de cruz latina, Ubicadas en terrenos muy próximos a las citadas necrópolis, las
cuales difieren notoriamente de las viviendas de los aborígenes canarias como
son las cuevas, casas de planta elíptica, oval, chozas y goros.
Por otra parte, no ha faltado quien, comoD. Carlos Pizarroso, en su estudio
"Los aborígenes de Canarias", haya afiíimado, siguiendo al Abate Michón, que
las tambas de los í^narios, por su disposición, revestimiento circular de piedras
formando cúpula, relleno de piedras, etc., sean producto de la raza fenicio-ca-nanea.
, Yj últimamente, otras de las" construcciones que acusan igrual procedencia,
&on "Los Mugaretes" de Gáldar, lugar donde administraban justicia los "Gua-
I artemes" de la Gran Canaria. Monumento es éste que, como otros tantos, hace
muchos años «e halla en el mayor abandono y ruina a pesar que en él «uño 1925
bl historiador y canónigo de la Catedral de La Laguna, Dr. D. José Gavcía Ortega,
señalara su importancia en eoruditos tráibajoe que se publicaron en la prensa
de Las Palmas de Gran Canaria. Se trata, dice el disting^uido escritor, de "una
\««ta edificación de <doe mH metro» de auperficie y de forma elíptica, que dividida
por su eje mayor en dos miiitades, ofrece en la posterior un compli<»do laberinto
de estancias cuya forma es todavía imposible de determinar, y en la anterior
nn ^nran patio o plaza amurallada, en cuyo centro quedan vestigios de unas
{rradas circulares y concéntricas".
' Estas glosas y anotaciones nos las ratifica el eminente etnólogo Dr. Woffel,
al afirmar que la raza indígena de las Islas Ganarías, su lengua y su cultura son
"demostración preliminar, peno decisiva, de que los antiguos canarios no fueron
unos primitivos, sino los últimos herederos de una Alta Civilización Mediterránea".
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. Sebastián JIMÉNEZ SÁNCHEZ
Comisario Provinciail de Ebccavaciones Arqueológicas
Las Palmas de Gran Canaria.