V O C E S DE T I M A N F A YA
( N O T A S I , I N ( Í Í I S r H AS)
("on t<Klo ¡ifocfo doclicado a los amibos 1). Eugenio
Hijo. I). Ramón Castañoyra y I). Andrés Cabrera, a
quienes se debe gran parte de la información aquí rp-cojíida,
y tantas orientaciones prestadas en nuestra
excursión.
Acabo do llegar do muí rápida excursión por lus islas de Lanzarote y F>uer-tovcntura,
aquellas tierras de aventuras históricas: áridas unas, esqueléticas y
yermas, calcinadas otras por V(>lcanes destructores, sobre cuya lava el brazo del
hombre ha vuelto a crear la'vida.
Esta visión de aquellas tiri-ras, aunque fu;ía7., uie h » iierniitido adentrarme
algo en su ambiente, y situar los coiu)ciiiiientos y hechos históricos sobre el armazón
g-eojíráfico de esas islas. .Sólo así pude cajUar la topografía de alquellos*
terrenos, y sólo así puede el lingüista formarse ¡dea exacta del hablar do aquellas
gentes, recoger datos en ví.as de perderse, o lograr una más justa interpretación
de los hechos de lengu.ije.
Pasará tal vez mucho tiempo autos (pie pui^da dar la última mano al tomo
de Miscelánea Guanche ( 1 ' , que dedicaré a estas Islas, l'or ello he creído oportuno
adelantnfr aquí ciertas voces de aquella zoiui. que aún retiñen on mis oídos,
algunas sugerencias desportad;!s en nuestro rápido andar ¡lor esas tierras, y unas
])ocas conclusiones iiuo la meditación de aquellas hor.as nos permite sentar don
seguridad.
TIMANFAYA
Tal es el nombre que los indígenas de Lanzarote dieron a las llamadas hoy
"Montañas del Fuego".
(1) En esta obrita que ahora se termina de imprimir y en "Puesto de Canarias
en la Investigación Lingüística", La Laguna, 1941, de las que ha hablado
REVISTA DE HISTORIA en números anteriores, siento niuch.as de las conclusiones
a que aludiré en este trabajo. Allí podrá leerse la discusión deUUIada sobre
cada particular.
Se halla en esta voz ¡iHludabli-inenlc el clenietito timan, ))lural de timc = risco,
montaña, (lue estudié en el uúnieri) 62 y siRuiervlcs de Miscelánea Guatwhe, y ello
justifica perfectamente el ((ue la ¡xenic del iiaís llame vultruL-mento "Montañas
del Fuego" a lo <iue maf)as >• escritos suelen decir en siiiK'ular "Montaña del Fuego".
Y es muy posible que el nombre (|ue estudiaitios se aplicara primitivamente,
no sólo a l a actual montaña del fueno, sino a toda !a cortina rocosa (jue va desde
la "Montaña Quemada" hasta la "Caldera de Fuencaliento" o tal vez mcás allá.
El sepTUndo elemento de la palabra, faya, es de difícil interpretación. I'udiera
significar efectivamente fuego, en cuyo c.iso tendríamos un nuevo ejemplo de dal-co
o traducción de toponimias indÍRenas en topónimos españoles actuales (2), así:
Timan — faya = riscos (o montañas) del ftiefío.
Esto parece bastante sefcuro. si desde tiem]io inmemorial, y d(!sde luego antes
de las erupcion.ss de 1730, que \'olcanizaron gran parte de la isla, había ipor
aquellas montañas las manifestaciones ígneas (pie boy subsisten. Es por lo memos
seguro, que tn 'la zona entre Tahiche y Arrecife hay capas de lava anteri(í-res
a las de 1730, Y creo también seguro (pie algunas de las calderas (lue van desde
el monte de Tremczana al de Tíngafa (zona en la que está comprendido el Ti-manfaya),
pertenecen a erupciones muy antiguas.
Esta permanencia centenaria de erupcionss y fases variadas de volcanismo,
además de ser conocida por los geólogos como frecuente, se lia reproducido ert
otras islas de nuestro archipiélago. En la Tsl.a de la Palma desde hace muchoí<
siglos se vienen produciendo erupciones desde el Rejanao hasta el volcán de San
Antonio en Fuencaliente. Las erupciones históricas del Teide, en Tenerife, son conocidas
desde el siglo XIV por lo menos, y ellas di'eron pie a los navegantes de
aquella época para llamar a Tenerife "Isla del Infierno"; y tal vez desde antes
(3) determinaron a los isleños del grupo oriental a nombrarla Tenerfix o Tene-refix
= tierra del fuego.
Ignoro si esta forma — fix (con —x prepaladi,al antigua) es variante fónica
de faya, cosa que no sería difícil si la forma "Tenerfix" o "Tenerefix" fué tomada
por oídos habituados a la fonética francesa, catalana o española medievales,
o bien trascripta de mapas o roteros catalanes, mallorquines, francos o andaluces,
lo mismo da, porque en todos los casos tendría la —x valor prepaladial. Adviértase
tamibiéni que Timanfaya puede responder a un primitivo Timrfhfay, por adición
de —a, en casos similares a lo-s estudiados por mí en las citadas obras. Este
acercamiento, aunque posible, no queda del todo comprobado por falta de datos
y contraprueba seguros.
Porque el elemento —faya aparece también en la antroponimia lanzaroteña
Ting^afaya, cuyo valor ignoro, pero que de ser cierta In aproximación anterior y
otras hipótesis no confirmadas, podríamos interpretar como tingua— faya = pedernal
—ígneo = brasa o ascua. Hay también un —faya. de valor igualmente
problemático, en fayahucane,s o fayahuracanes de Castillo, citado por Wolfel (4),
con el valor de hombre poderoso, y que permite atribuir a la forma en cuestión
sentidos tan varios como ser, persona, alto, elevado, etc.. De ser segura esta
(2) Cf. REVISTA DE HISTORIA, n? 53, pág. 182.
(3) Cf. Miscelánea Guanche, I, n? 48, y adiciones,
(4) En el Torriani, p&g. 249,
aiproximación podríamos traducir con grandes dudas Timan — faya =: riscois o
montañas — altas o elevadas.
FLEXIÓN NOMINAL EN EL HABLA INDÍGENA
Esta forma documentada timan = riscos, montañas, viene a confirmar lo que
había sentado sobre la forma de ¡rfural en — n, de las hablas indÍRenas canarias
(5), en contra de un suiíuesto i)lural en — r, ideado jior otros escritores; y viene
a aumentar la ya larga serie de i)lura!es documentados tígotan, háguayan, tomaran,
aháman, e t c .
Con ello tenemos documentadas las formas siguientes de la misma voz: time,
timi, timas, y timan (6). Como además la forma tcnique (de igual estructura fonética
y morfológica que time) tiene documentada la forma casual teniquis (deducida
de teniquisguan = hi^'o o corazón de i)iedra; cf. tcnique — piedra), es seguro
que también time haría con igual valor (imis. Existe igualmente la toponimia Ti-mariche
(Puerteventura), ¡lue comparada con oti'os tonónimos como Tahiche. Chi-miche,
Tagamiche... nos permite deducir otra forma fl(>x¡onal, timar (7).
La conclu'sión más im'i)ortante de esta serie es el que nos <ia la fórmula exacta
y segura, por estar documentada, de la flexión nominal guanclie, al menos para
una categoría de formas, o un tiix) morfológico (time, tcnique...).
De esto se deduce que la flexión nomiiuil se hacía ijor medio de sufijos y con
alternancia vocálica —a—, para el idural. Hela aquí:
time (o quizá tim sí la —e es paragógica por final impropia en la hispaniza-pión
de la forma), nominativo de singular. De uso actual "El Time (8).
timi — genitivo o locativo de singular. Deducido ¡lor Timibúcar = cuenca del
risco.
timis — instrumental o ablativo singular, forma hipotética deducida i)or teni-quisguán.
según dije antes.
timan — plural nomituitivo, documentado en Timanfaya, y comparable con
tígotan...
(5) Véase el citado número de REVISTA DE inSTORIA (53), y en Miscelánea
Guanche, a propósito de cuahpiiera de los ¡ilurales citados seguidamente.
(6) La comprobación y discusión de las formas se halla en Miscelánea
Guanohe, n5 62, 65 y 69. Y lo de tcnique en el rV-' 102.
(7) La forma Tima, señalada como to|)onim¡a en Gran Canaria, y deduci-hle
también por Timagada, tu) es forma flexional -íegura. Pues el segundo elemento
de este topónimo pudiera ser —-agada (y i)or tanto el primero time, o
tim—), a base de Agache, Agana. Agandó, Aganuvsna, y otras toponimias similares.
La forma tim— pudiera ser la realmente indígena, y time eufonizad.a a la
española; y una trasforniación de cualquiera de est;is el lopi'iniíno grancanario
Tima, si es seguro; pues no lo he hall-ido sino en un;i sola fuente.
(8) Empleo para los nombres de caso los usu.ales en las lenguas indeuro-poas,
por su mayor uso; bien entctuiiúo que le doy un valor meramente provisn-rio,
por estar seguro de que los casos guanches habrían de teii(>i- am])litud y aplicaciones
bastantes diversas del latín y el griego, por ejenvplo.
Las formas que aduzca seguidamente como comprobación y su valor están
estudiadas ya por mi en Miscelánea Guanche.
6
timas — instrumental o ablativo plural, deducido por Ayatimasguaya (seguramente
primitivo adeya— timas — guaya) = lo que está — debajo
de — los riscos, según versión segura do Abreu Galindo.
Timar — de valor dudoso (será genitivo plural?), deducido por Timaricho.
La alternancia vocálica del plural: sing. —e:i—: plural —a— (Cf. nom.
sing. time: plural timan; instrumental sing. timis: plural timas....) viene a explicar
ciertas formas dudosas, ya recogidas. Ella exiWicaría la alternancia: sing. gó-med:
plural góraad, aparecida en Gumidafe (por Gomed-afe) — espalda icn pico
o elevador =: "petudo", frente a Adargoma (por Adar-gómad) —pétreas—espaldas.
Igualmente se ve clara la oposición sing. adir: plural adar •— piedra, risco;
representada por el citado Adargoma, frente a Tirajána - Adir-aliánac (y lo mismo
Tirma = Tirmac " Adir-mac), que significa Risco — Blanco, toiionimia conservada
actualmente para denominar una aldea situada a 5 Km. de la cabeza de
municipio llamada, San Bartolomé de Tirajána, y que e¡j de seguro la presente toponimia
indígena en su versión his])án¡ca. Tal vez esté igualmente aquí la diferencia
entre Tagálguen (seguramente compuesto de Ta-gálguen) y Galga (posible
plural primitivo bajo forma gálgan, a base de "Los Galguitos").
Poseemos, pues, una conclusión importante. Porque si la flexión noinvinal se
hacía por medio de sufijos, parece muy seguro que también fuera .sufijal la flexión
verbal; y ello viene a confirmar mi interpretación (Cf. Miscelánea Guanche
n- 58) de vacaguaré = quiero morir, a base de la raíz de abicar = morir, con uin
sufijo en —r de valor futuro u optativo.
TENEMOZANA Y GÜIMES
Ambas formas fueron por mi estudiadas en Miscelánea Guancbe n- L59 y
168, si bien algo incidentalmentc. Será bueno por ello recoger nuevos datos, que
me parece aclaran mis maneras do ver, divergentes de afiririaciones de otros investigadores
(9).
Güímes es conocido también y articulado "Goíme" y "Goimes" con lo cual se
acerca de manera indubitable a la forma primitiva d» Güímar = Goymad, y ci
Agüímes, dado por Boutier (Cf. Margry) Argonncs con posible lectura errada por
Agoímes o Argoímes. Es por consiguiente seguro, a base de la articulación vulgar
aún usual Goime, que esta palabra (como tam¡)oco Güimar) no puede interpretarse
a base de un primitivo wi— o güi , (ni acercarse en ningún ca.so a Gomera »>
JináTTJiar); sino que su raíz primitiva es indiscutiblemente goí , que por fonética
española (como expliqué a base de coyta = cuita....) ha producido la forma moderna
corriente güi—,
Tenemozána es voz dada por Torriani en el mapa de Lanzarote, y que así pronunciada
y escrita no debió existir jamás. El error d* Torriani parece comprobado,
porque la forma actual Tremezána no puede derivarse en fonética esi)añola de.
aquella, y por el contrario supone una primitiva Teremezána o Tonoremezáiui
(9) Me refiero principalmontc a las explicaciones etimológicas, y acercamientos
bereberes (por otra parte Interesantes y llamativos) de Wiilfel. en su
edición y comentario del Torriani, ipgs. 280 y 298.
(porque la agrupación Trem— no es frecuente en toponimias guanchinesas), con
algún pasible cambio de tin\bre en lu vocal protónica.
El error de Torriani es explicable, si por tratarse de voz que no oyó (no la cita
en .el texto, sino en «1 mapa), la copió de alguna cartíi geográfica o manuscrito
anterior, que leyó mal. Efectivamente en mapas antiguos he visto la palabra
escrita "Tonemizona" y "Terema74an", con variantes del todo injustificadas. Finalmente
el mapa de Torriani tiene otros errores seguros en la misma zona del Sur
de Lanzarote, que no debió recorrer por tierra, como Guacimeta que escribe Gua-rinicta.
Taiga que escribe Teguei, y Muñique, que escribe Miiniqs.
Pero hay más; no pueden darse coimo de la misma raíz las formas Mazo, Mo-zana,
mezana..., ni siquiera como variantes dialectales insulares. Porque dentro de
la misma isla de Lanzarote había un Mazo (igual que en Ua Palma), «epultado
con otros varios poblados de aiiuella zona en la citada erupción del Tinianfaya; y
aún existe un Mozaga (t. m. de .S. Bartolomé). Resjiecto a mi hipótesis de un primer
componente tere^—, o-tener— distinto completamente de Tone—, a más de las
formas citadas en Miscelánea Guaucho (núm. 168 y 169). agregaré aquí de esto
oriental Tenerías (Hetancuria—Fuerteventura). Tenesar (montaña do Tinajo),
Tenasoria o Tinasoria (t. m. de Tías).
0
ARRECIFE, ACATIFE Y RU'ÍJICON
Yo había supuesto un guanchismo. tal voz disfrazado, en "Arrecife" o "La-i-
acif", como da el texto do Hontior. editado por Margry (10), para el nombro de
la actual capital insular. Se fundaba mi duda en la existencia de ambas raíces
ar« e ife en otras toponimias canarias indígenas, junto a la facilidadi d« error
por contaminación y equivalencia acústica con la forma hispano-árabe arrecife.
Me apoyaba en un pasaje del "Canarieti" en la edición normanda, donde se cita
a Laracif o Alcatif, equivalente esta última a Acatife, forma indudablemente indígena.
El examen ocular do la topografía de aquella zona, no deja lugar a dudas
—^me panece— sobre que efectivamente el nombre actual de Arrecife, es una d€-
nomimación moderna basada en la citada fornuí arábiga, que so apJicó primero
tal vez al islote o arrecife donde se asienta el gran castillo o fortaleza antigua,
defensa de la entrada del puerto.
Esto a pesar de las ideas ant^s expuestas, y de la existencia de la forma notable
arrife, usada actualmente entre los campesinos para designar terrenos pedregosos
y de mala calidad, con un valor semejante al de achip«?nqucs, achup«n-ros
y.archiprcnqucs en Tenerife y la Goíiiera.
Lo difícil es señalar la fecha y el Tnotivo de la imposición de ese nombre.
Una hipótesis posible es ésta: ila forma aracif y arracife (que pareoe la tomada
por los capellanes de Bethoncourt al escribir Laracif — L'aracifK son formas del
español antiguo (11), que pudieron ser impuestas biion ¡tor los marinos niallor-
(10) Margry (Pierre"': La comiuóte ot les conquéranls des lies Cañarles...
París, 1896.
(11) Cf. Steiger (Arnald): Contribución a la fonética del hispano-árabe y
de los arabis.mos en el ibero-romántico y el siciliano.—Madrid, 1932. pág. 168.
6
quines, bien por los de Avendaño, en sus aportaciones a aquella comarca antes
de la conquista betancuriana^
Ello nos explicaría también que Rubicón fuera nombre latino impuesto por
los :genoveses de Lancelot Maloisel, al lugar donde establecieron su primitivo castillo.
(Cf. Rubico = enrojecer, o tal vez un recuerdo gcog-ráfico del territorio
genovés: Rubico = río limítrofe de Ciénova y Francia). Por aquella zona existe
actualmente la llamada "montaña de las Coloradas", que justifica el viejo no;ii-bpe
latino.
Acatife es no^mbre de un paraje o aldea del término municipal de Teguise, di
qué los historiadores suelen dar el sentido de la "Rran aldea". Tís cierto que el
Canarien habla de un lugar llamado la gran aldea (12), pero la identificacióli
precisa de este valor con el indígena A'catife, no la hallo dada sino por fuentes
más modernas. Ello nos deja en la duda de si el valor de gran aldea corresi)onde
en efecto a Acatife, o a otra tojioniíniia indígena, como Teguise, que tuvo de antiguo
categoría de capital, tal vez i)or serlo t;unbién entre los indígenas.
Si acatife significa gran aldea, hay que suiíoner quo —ife (iiico. elievación,
grandeza (estudiado a propósito de Tenerife , encierra la idea de grande, alta; y
haiy que dejar a acat— e.l sentido de aldea, poblado, sin que |i)odamo.s liMlarie
e»nfrontacionSB.
#
TEGUISE Y EL FEMENINO INDÍGENA
Para Teguise tenemos iguales dudas. Torriani da las formas Teuguise, Te-guisse,
Teguise, y Tegusc, de las cuales la últitiia debe .s.or error gráfico/, y la
penúltima La pronunciación actual. Si la primera es la forma primitiva (y n»
errada transcripción), la eliminación de la —u—' es fácil en la fonética hispánica
por la velar siguiente y la posición protónica.
De ser así podría verse en ese primer componente una forma paralela a
Tao llamada también la fortaleza, (¡ue debe ser su traducción. Pero como clane-cemos
de identificación para el segundo demerito, no podemos afirmar ciue Teuguise
sea igual a grande (o fuerte) aldea. En la dudii y mientras otras pruebas
no se aporten es preferible seguir manteniendo —como más segura— la aproximación
y sentido dada comunmente por los cronistas que identifican Acatife con
la Giran Aldea.
Lo que no puede en modo alguno afirmarse es que Gui.se o Guize sea fonéi-ticamente
igual a Yose o Ayose (como quiere Wólfel en Torriani, pág. 297), nfi
que Teguise sea el femenino de Guise, por medio del prefijo do femenino te—.
La única forma segura de femenino, que conozco hasta ahora, es (Rucaba,
frente a achi^uca; porque es la única raíz que aparece con ambos valores mascu-
(.12) Obra citada de Margry. cap. 12. pág. 154: "Bertin ainsi acompaigné
s'en ala a un certain village, nonmie la grant Aldóe..."
El otro pasaje en que la edición normanda citaba a Acatife: el texto dte
Margry, dice (p. 175, cap. 27); "le roy estoit a un de sos ho.stelz (ed. norm. bos-tieulz-
autiexI, en un villaige pre-s de Laracif..." Y me parece seguro que ese palacio
o casa J^eal e.stá situada en el conocidísimo ca.stillo de Zonzamas, verdadera
fortaleza y casa indígena, en la cual y por cuyos alrededores hay vestigioi» dn-dudahles
de po'blación indígena.
lino y femenino. De las otras formas, si no nos consta documentalniente su género
gramatical indígena, no podemos asegurarlo; toda vez que ignoramos la
valoración sexuada, y por consiguiente el género granuitical, que nuestros ÍRd5-
gonas daban a cada una de sus palabras (13).
Espinosa (14) nos dice que achicuca es el hijo ilegítimo o bastardo, considerando
así al que pertenecía a un matrimonio divorciado; y cucaha = la hija ilegitima
o bastarda. Pero como Viera y Galindo dan. :i la forma Cucaha las variantes
Zucaha o Ziicasa. hay que suiíoner que el texto impreso de Espinosa omitió
la cedilla en sus formas y hay que leer allí: achicuca — hijo bastardo y Rucaba
= hija bastarda.
Esta forma, unida al fenómeno siniihir de Zuguiro: H.uguiro (15), nos explica
perfectamente el valor del nombre Agunhuco, que con significado el bastardo
nos dan Núñez de la Peña y otros historiadores. El sentido y etimolo.gía
])recisos de esta forma debe ser: Aguahuco = (a) guan-huco - el hijo — del
bastardo.
El primer elemento die Achi<;uca nos conl'ii'm:! en la difenciación de lo'S doJ
elementos arhi " hijos, hombres, gente í, - aitu (Mi G. GaiKiria), y el determinativo
ach semejante (aunque tal ve-/, no igual) al artículo (16). Por consiguiente,
achi-<;uca equivale a hombro — bastardo, con clara diferencia semántica y mor-fológioa
del estudiado aguahuco.
(.^ucaha o Zucaha (Zucasa es errada transcripción i, es el femenino de la forma
precedente eliminando el precomp(ment(> "hombre achi. y con indiscutible
caracterización del femenino, sobre la misma raíz.
Si achiguca representa un iirimitivo achicjucah, (con pórdida de la —h (17)
por ser final impro'pia), entonces la característica femenina está sólo'en la —(a
(13) Obsérvese que en idiomas del mismo grupo o faimilia lingüística la
distinción de géneros ofrece contrastes y diferencias notables, aun tratándose
de seres sexuados. I'or ejemplo en latin (y en griego) bos —buey, vaca, carecía
de diferenciación sexual, tampoco la tenía mater frente a pater. Los nombres de
árboles en latín son siempre femeninos y los de los frutos correspondientes neutros
o masculinos; por el contrario en español (auníjue no sienvpre) la regla general
es justamente la contraria: man/.:ino, manzana...
No podemos pues generalizar a un idioma desconocido (como nuestras hablas
indígenas) ni nuestras apreciaciones actuales del género, ni menos características
temáticas de otros idiomas, aunque sean parientes.
(14) E'.spinosa (Pr. Alonso): Del origen y milagros de N. S. de Candaleria.-
Sta. Cruz de Tenerife, 1848.^-Caip. 7. pág. 12.--••Los hijos de aquel matrimonio
dirimido o divorcio eran tenidos por no ligítimos y así llamaban al tal hijo Achicuca
y a la hija Cucaha."
(15) Cf. mi "Puesto de Canari.-is i^n la investigación lingüística", pág. 28.
(16) De esto hablé en "Miscelánea (lu-m'he". 1. núm. 1.%, y núm. 17, nota
34, donde rectifiqué una anterior opinión mía. Que el elemento ach es artículo
o determinativo, sin diferenciación de género, lo demuestra el que se aplica indiferentemente
a Mayex en Arhmay. ;. la madre, y a (niayaxcTax — nombre
de Dios, en Achguayaxerax, formas (kid.as por el propio Espinosa.
(17) Sobre el problema de l:i : , ''i'0])o de fin:tles improjuas hablé tanto en
Miscelánea Guanche conio en Puesto !'• Canarias..., donde quedaron sentados no
sólo los principios lingüísticos y la crcinnlngía de los fenómenos, sino también
una serie de ejeniiplos muy variados . ¡ l¡;da el área de los dialecto.s canarios.
10
final; en otro caso hay qup suponer que la feminización se caracteriza por el
sufijo —ha (18).
GUANIL, TEGALAS Y JAMEO
Estas voces comunes de uso actual en Lanzarote, me parecen muy interesantes.
, ,
Los cronistas dan a giianil el sentido de cabra salvaje, pero se trata de un
simple adjetivo aplicado a todos los animales, equivalente a salvaje, libre, sin
dueño o no marcado con hierro de propiedad. Es forma curiosa de uso actual entre
los cabreros o pastores de la isla.
Me han dado a conocer también allí la fc-ma juanil, de sentido coimpleta-mente
diverso, equivalente a la unidad,, único o sencillo. Sin intentar decidir (He
plano el indigenismo de esta voz, advierto su proximidad semántica y fonética
a las formas wan, wen de las hablas berebere.*, que tanto se parecen al numeral
puanche ben = uno, de la lista de Sedflño.
Tegála, también de uso actual, se llama en Lanzarote el sitio alto donde se
hacen hogueras, o ilos lugares altos i)ara hacer señales a largas distancias. Por
su estructura y sentido se acerca a las voces tinerfeñas tagóror y taro, e.studia-das
en mis citados trabajos.
Hoy son estas légalas simple elemento folklórico en las fiestas sanjuaneras
o en ]s,s costumbres pastoriles; pero de seguro recuerdan costumbres políticas y
religiosas de los indígenas. Debieron tener la misma finalidad de aviso, anuncio
de guerra e invasiones, etc.. que el taro y los bucios en Tenerife, conforme expuse
en un trabajo que verá la luz en Tagoro (publicación próxima del Instituto
de Estudios Canarios).
El sentido religioso puede deducirse de los datos que nos suministran Ga-lindo
y Escudero (19). El jjrimero nos dice que los lanzaroteños "adoraban a un
Dios, levantando las manos al cielo hacíanle sacrificios en las montañas... Y
Góimez Escudero, amplificando esta información, dice que "tenían los de Lanza-rote
y Fuerteventura unos lugares o cuevas a modo de templos, donde haciendo
sacrificios o agüeros... donde haciendo humo de ciertas cosas de comer que eran
los diezmos, quemándo'las tomaban los agüero.^ en lo qile habían de emprender
mirando al humo, y dice que llamaban a los magos (léase maxios) que «ran las
(18) Me permito llainar la atención de los no c.s'j)ecial"istas (los lingüistas
de profesión lo saben ipor tener a mano las obras de Meillet, Brugmann, Er^
nout...), acerca de esta femcnización por medio de —a, que aunque aparece en
latín (y en griego) no es carácter exclusivo ni típico del indeuropeo. En efecto;
es muy sabido que el carácter femenino de sufijo —^a, es un ^ fenómeno reciente
del latín y del griego, en los sustantivos, y no ha llegado aún a ser universal en
esipañol.
(19.) Abreu Galindo: Historia de la conquista de las Siete Islas de Gran
Canaria.—Sta. Cruz de Tenerife, 1848.—Nueva edición en la Biblioteca Canaria,
Sta. Cruz de Tenerife (s. a. —1941?), capítulo^ 10.—Pedro Gómez Escudero:
Historia de la Conquista de la Gran Canaria (edición dirigida por D. Darias)
Tip. El Norte—Gáldar—1936. cap. 19, pág. 81).
li
espíritus de sus antepasados que andaban por los mares... y dicen que los veían
en forma de nubecitas a las "orillas del iiuir..."
Jameo, voz también de uso corriente, que debe ser igualmente indígena, a
pesar de su aparente forma hispánica. El más conocido jamco es el famoso "Jameo
ddl agrua". gran sima y cueva abierta naturalmente (por fenómeno volcánico)
bajo el nivel del terreno, y al cual lleRan las aguas del mar a larga distancia,
constituyendo una especie de laguna.
Pero jameo.tiene también el sentido gener.Hl de cueva grande y muy profunda.
Así os frecuente oir a los cazadores frases como ésta: "no metas ahí el hurón
que eso es un jameo", para indicar el peligro de perderlo jior su gran profundidad.
En un maipa he visto escrito jameio, vulgarismo frecuente en formas hispan
nicas del mismo tipo (p. ej. creyó, veyo...) y que no puede considerarse como
ia forma primitiva, porque ya el historiador Sosa, emplea la forma actual jameo.
Benítez (en su Historia) cita la toiKuiimia d(> Fuerteventura, término municipal
de la Antigua, escrita Jaméhon, cuya topografía desconozco; pero que por
su estructura pudiera ser una variante, tal vez la fornuí primitiva, de la otra
usual que estudiamos.
MAJOS Y MAJOREROS
No estuve acertado al dudar (cf. Miscelánea Guanche n5 166), de la generalización
a las dos islas de Lanzarote «\' Fuerteventura del nombre de majorc
ros, conforme consignaron Esipinosa, Abreu Galludo, Torriani, e t c ..
La comunidad de esta forma (y de otras que se irán señalando), indica también
que no puede tomarse en todo su valor la afirmación de Galindo (cap. 9)
de que los moradores de entrambas islas no se entendían de ninguna manera, 'y
su modo de hablar era nuiy diverso. Esto sólo podrá admitirse como una gran
diferencia de aire fonético (aún bastante notable', y ciertas diferencias dialectales
quizá más profundas que. hoy día.
En Lanzarote se llaman todavía hoy "Cuevas de los majos", a las cuevas naturales,
que sirvieron de morada o entei'ra.miento a los indígenas. Esta voz, como
se ve, corresponde exactamente a l;i forma indígena máhoh (ligeramente aK
terada por Torriani que escribe Maoh, maohs, miiohreri, mahorieri), que por ti^'
ner h-* aspirada equivale exactamente a la actual majo, plural majos. De ella
se deriva la forma arcaica mahohero, y mahororo o majorero, por adición a la
misma del sufijo español-ero, muy generalizado en Canarias (Cf. Puesto de Canarias...)
; y también la forma Mahorata. invención culta y latinizante de la misma
raíz, inventada ipor los cronistas para designar a la isla de Fuerteventura.
Como ya expuse en Miscelánea Guanche, esta raíz máhoh aparece en el nombre
indíjíena de la Isla de la Palma Henahoare (seguramente primero Benaho-hare),
significando mi país, o nurslri (ierra. Poi- otra parto el tinerfeñismo
usual mago, tiene el valor primario de campesino, ipaisano. Por ello es posible
pensar ahora en una diferenciación i]- ilectal fie estas dos formas majo (orient
a l ) : mago (tinerfeña"), como provH niciitcs de la misma raíz primitiva con iguaJ
valor semántico de campesino u ho¡.;;;.'. ilc la tierra.
tí
Acabo de recoger también la forma maúro. Segián informaciones fidedignas
esta palabra, muy usada en Gran Canaria, tiene el mismo sentido despectivo que
mago en Tenerife.
Si pertenece—como parece probable—al mismo grupo, este maúro pudiera
derivar de un primitivo mahúro, con un sufijo notable, que ampliaido aparece en
la forma del mismo grupo magaruto = hombre de campo, tosco, zafio, ignorante;
recogida por Millares (2p). No es posible pensar, coirio alguien ha supuesto,
en una derivación del latín maurus, por oponerse a ello el acento y la génesis)
antihispánica del hiato en esta posición, sobre un diptongo preexistente. El paso
normal en la fonética española es precisamente el contrario.
CHABOCO, MULEY Y VALHÜNDO
También es forma de uso actual en Lanzarote chaboco, similar al cabuco y
caboco, recogidos ya por mí en Miscelánea Guanche, y que tiene el sentido de
cavidad natural o artificual abierta en la lava para sembrar árboles en la arena
volcánica soterrada. No me atrevo a presagiar si la alternancia consonantica
que presenta la inicial (c— / ch—) entre ilas formas de Lanzarote y las occidentales,
se debe a fenómeno indígena o a influencia portuguesa o francesa (21).
Muléy, nombre de un barranco de Fucrtoventura, aparece escrito y pronun-ciaido
La Muley, Lamuley, Amuley y MuIey, con una prótesis y soldadura de artículo
castellano, de las que he señalado otros ejemplos, cuyo número aumenta
con el presente.
¡Hie dicho en otro lugar que Gran Tarajal es una trasformación por etimología
popular de Val Tarajal, por Valle de Tarháis. No es muy conocida esta composición
en lo toponimia canaria, donde aparece la forma completa muchas veces
(Cf. Vallehermoso...); por ello será bueno consignar como prueba,, en Ja
misma zona de Fuerteventura, la toponimia hispánica Valhondo, vulgarmente articulada
"vol-jondo", con la misma composición y valor que Val-Tarajal (22).
IMPORTANCIA DEL ACENTO
Repetidas veces he consignado, la importancia que tiene en la investigación
de lenguaje el acento (tan frecuentemente despreciado en las investigaciones lingüísticas
canarias), por lo cual practico—y aconsejo^—consignarlo en las voces
indígenas, aunque conforme las reglas de ortografía española no sea oibhgado el
acento ortográfico.
4
(20) Millares Cubas (Agustín): "Cómo hablan los canarios" (Refundición
del "Léxico de Gran Canaria").^Las Palmas, (s. a.) pág. 97.
(21) Mis dudas se basan en que en Tenerife existe también Chaboco (Cf.
toponimia "Chaboco del Gato", nombre de una galería en el Sur), y por tanto
podría tratarse de una contaminación entre ijna forma indígena "chaboco", con
la raíz de bucio, búcar..., y una forma gallego-portuguesa o castellana antigua
cavoco. cavuco... que la etimología popular ha identificado.
(22) Mi punto de partida es un pa;saje del Canarien que cita a Baltarhayz,
primitivo nombre dado a toda la cuenca que desemboca en «1 actual puerto de
Gran Tarajal.
18
He señalado que el acento influye poderosuineiite en las niodifií'aciones que
la forma indígena de uso corriente sufre en su bispanización o adaptación al
aire fonético del español, y en muchas lenguas la posición del acento influye en
el valor morfológico y semántico de las formas; por lo cual no podemos prescindir
de él, sin saber si en las hablas indígenas canarias carecía de influjo gramatical
preeminente.
La isla d* iLanzarote me ha dado ahora dos formas curiosas, de uso act\ial,
en que la diferencia del acento influye en el sentido de las iialabras.
Tajóse (acentuada llana) es el nombre usual para designar las pardelas |>e-queñas.
Tajóse (aguda) es el nombre igualmente usual del tomillo de Lanzarote.
No se (puede dar mayor identidad de. fonemas, (tal voz alguna forma indígena
tuviera —n final, perdida en la eufonización. :i juzgar por otras formas del
grupo de fonética parecida); pero la diferencia de valores seinánticos está encomendada
y estriba exclusivamente en el acento.
No queda agotado el repertorio, pero otras formas aguardarán más detenido
examen.
Juan ALVAREZ DELGADO
»
8