Datos para la biografía de don Gabriel
del Álamo y Viera
Por Leopoldo de LA ROSA OLIVERA
Los expedientes de las escribanías de la Isla que conserva el
archivo de su antiguo Cabildo, cuyo índice apareció en el último
cuaderno de REVISTA DE HISTORIA CANARIA, constituyen fuentes
valiosas para la bioj^rafía de quienes desempeñaron estos oficios,
no sólo en cuanto a su ejercicio, sino también para conocer otros
pormenores de su vida, ya que la exigfencia de presentar la partida
de bautismo y acreditar la limpieza de su san^fre, buena fama y
habilidad para desempeñarlo, así como la posesión de bienes suficientes,
o la prestación de fianza para responder a posibles responsabilidades,
hacen que contengan documentos varios que los
completan.
En este caso, la personalidad de don José de Viera y Clavijo
da interés a las noticias que de su padre puedan conocerse, y esta
circunstancia nos lleva a extractar las que aparecen en varios de
estos expedientes.
Gabriel del Álamo y Viera (algunas veces escribe su nombre
y firma Viera del Álamo) nació en La Orotava el 19 de febrero de
1696 y recibió el bautismo en la parroquia de la Concepción el 23
del mismo mes. Lo apadrinó el licenciado don Juan Correa, presbítero,
sin duda pariente suyo. Era hijo de Gabriel Rodríguez del
Álamo y de Magdalena Viera, nieto paterno de Domingo González
del Álamo y de María Isabel Domínguez Béthencourt, naturales de
Los Silos, en esta isla, y materno del doctor don José Viera, abo-
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gado de los Reales Consejos, muerto en Madrid, y de María de
Barrios Correa. El doctor Viera era a su vez hijo de Alonso Viera,
escribano público que había sido de La Orotava, y de Catalina
Francisca; y María de Barrios Correa, de Francisco Pérez Bárrelo,
natural de la isla de La Palma, y de María de Barrios, hija ésta del
portusfués Antonio Correa y de Ana Rodríguez. Esta genealogía
es la que resulta de la información de limpieza de sangre que hizo
en La Orotava, ante el alcalde mayor licenciado Ledesma y el escribano
Francisco Núñez, el 7 de agosto de 1732, en la que declaran
como testigos el alférez Andrés Afonso, Manuel Hernández
Ximénez, el capitán don Juan Antonio Home de Franchi, el también
capitán don Juan de Anchieta Cabrera y San Martín y don
Francisco de Lugo Viña. Todos ellos habían conocido a los padres
y abuelos de Gabriel Viera del Álamo, como aquí se hace llamar,
a excepción del doctor Viera, que había muerto en Madrid, pero
en el momento en que se hizo sólo vivía Magdalena Viera, ia madre
de nuestro biografiado. Declaran asimismo los testigos que los
Álamo y Viera eran «personas de estimación», con «diferentes
eclesiásticos entre sus deudos».
Era a la sazón don Gabriel del Álamo alcalde real de El Realejo
de Arriba y había obtenido a su favor la renuncia de la escribanía
del Puerto de la Cruz de don Baltasar Vandama (Van
Damme) de Lezana, a cuyo fallecimiento comenzó a ejercerla, el
14 de agosto del mismo año 1732; pero dicho ofício pertenecía,
con el carácter de perpetuo, por juro de heredad, al alférez don
Pedro de Vera y, muerto éste, a su viuda doña Isabel García Dum-pierres
y sus hijos el presbítero don José Domingo de Vera, que
residía en Santa Cruz, y su hermano don Lorenzo Nicolás de Vera.
Don Gabriel del Álamo, aparte del examen de aptitud para el
oficio, que era facultad del Cabildo, había de obtener, dentro de
cierto plazo. Real Título, que aún no tenía en 1738, aunque afirma
que lo solicitó en plazo de la Cámara. Pero, bien por la muerte del
agente en Madrid, don Damián de Bustamante, o por malicia, como
dice en sus escritos el presbítero don José Domingo de Vera, el caso
es que el Consejo declaró caducado el derecho de los Vera y reintegrado
el oficio al Real Patrimonio, del que lo obtuvo, con igual
carácter de perpetuo por juro de heredad, a su favor, don Gabriel
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del Álamo y Viera, por Real Carta fechada en el Buen Retiro el
24 de junio de 1738.
Quince años ejerció la escribanía del Puerto, hasta 1757, fecha
en que la vendió a don Nicolás de Curras y Abréu, por escritura
ante sí mismo de 21 de febrero de dicho año, en la que figura como
testiguo, entre otros, su hijo, el presbítero don José Antonio
Viera y Clavijo. Este oficio daba derecho a «escribir y actuar en
todo el partido de Taoro>, como resulta de los títulos, y para ejercerlo
don Gabriel del Álamo había dado en fianza, en unión de su
segf^unda esposa doña Antonia María Clavijo, por escritura que
otorgó en El Realejo de Arriba el 9 de agosto de 1732, ante don
Jerónimo Agustín Hurtado de Mendoza y Velasco, la mitad de un
cercado de viña de vidueño y malvasia, en el pago de San Jerónimo,
con cabida de fanegada y media, y otras dos fanegadas de pan
sembrar e higueras en el pago de Los Horonales, lindando con el
barranco de Sancho Caballero, heredadas ambas de sus tías Isabel
María y Lucía de Vega [sic], así como unas casas altas y dos terreras,
en la Calle Real que va a San Sebastián y en la del Loro. El
valor de estos bienes los cifró en 14.000 reales corrientes.
Pero don Gabriel del Álamo no se conformó con la escribanía
del Puerto, sino que aspiraba a una de la capital de la Isla, y la obtuvo
por renuncia a su favor de la que ejercía el alférez don Pedro
José Perrera, en La Laguna, el 4 de septiembre de 1756, a la
muerte de éste, ocurrida el 8 de octubre del mismo año, pasados
loa 20 días, plazo necesario para que pudiese surtir efecto. La gestión
del nuevo escribano de la capital la afianzó don Francisco
Antonio García Cocho, por escritura otorgada en el Puerto de la
Cruz, ante Lorenzo Alvarez de Ledesma, el 25 de noviembre siguiente,
sobre sus casas situadas en la plaza del Charco, que valían
más de 5.000 pesos, y abonó dicha fianza don Manuel Díaz del
Monte, ante el mismo escribano, el 6 de diciembre del citado año.
Don Gabriel del Álamo obtuvo Real Título de su nuevo oficio,
con la cualidad de renunciable, expedido en el Buen Retiro, con
fecha 10 de marzo del siguiente año 1757, para presentarlo al Cabildo
de Tenerife el 22 de julio siguiente. Era el oficio décimo de
la Isla, cuyo primer titular había sido Bernardino de Madrigal, en
1585, y Viera lo ejerció hasta renunciarlo en don Vicente Eapóu
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de Paz, que obtuvo Real Título a su favor en San Lorenzo, el 11 de
noviembre de 1764, aunque ya había sido recibido, a reserva de
presentarlo, el 21 de mayo anterior.
Pero aún otro oficio había de ejercer don Gabriel del Álamo:
el de escribano mayor del Concejo de la Isla (oficio primero, pues
hubo dos). Su antecesor fue don Lucas Agustín Pérez Machado,
que lo renunció el 3 de febrero de 1758, en don Bernardo José
Uque y Freiré, don Gabriel y don Santiago Antonio Penedo, por
este orden, pero el primero, o séase Uque, hizo dejación de su
derecho, en Santa Cruz, el 13 de abril siguiente, porque ejercía en
dicho puerto, junto con la escribanía pública, la de Guerra y Rentas
Reales, y asi recayó en Viera, que presentó al Cabildo escrito
el 18 de abril, para ser recibido, como lo fue, y el 8 de agosto del
mismo año obtuvo Real Titulo, fechado en Aranjuez, que presentó
al Ayuntamiento de la Isla el 12 de marzo de 1759.
A su vez Álamo y Viera renunció la escribanía mayor en el
escribano y subteniente de milicias don José Antonio López G¡-
nori, pero muerto don Gabriel en La Laguna, el 7 de diciembre de
1773, le pone pleito ante el corregidor don Francisco Uque, que
la había obtenido por cesión de la dueña del oficio, doña Mariana
Ponte y Lordelo, viuda de don Manuel de Roo. Uque logró del
corregidor don Fernando Ramírez Laina auto a su favor, en La
Laguna, el 13 de febrero de 1776, y sentencias condenatorias de
las Reales Audiencias de Las Palmas y de Sevilla, de 5 de octubre
de 1776 y 23 de enero de 1783, que apeló López Ginori.
Un nieto de don Gabriel del Álamo y Viera, don Ángel Ginori
y Viera, continuó la tradición familiar. Había nacido en Santa
Úrsula, el 6 de julio de 1744, fue bautizado el 11 del mismo mes
por su tío abuelo el doctor don José Antonio del Álamo y Viera,
cura propio del lugar, visitador general y examinador sinodal del
obispado, y era hijo de don Domingo Ginori y Andueza, alcalde
real de Santa Úrsula, y de doña Gabriela Josefa Viera de Estrada,
nieto paterno de don Ángel Ginori, alguacil mayor de los tribunales
de la Inquisición y la Cruzada, y de Doña Francisca Andueza,
y materno de nuestro biografiado y de doña Lucía García de Orta,
su primera mujer. Fue procurador de los tribunales reales y eclesiásticos
de La Orotava, hasta obtener el oficio de escribano de
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esta villa, por Real Título fechado en El Pardo el 28 de marzo de
1773. En la solicitud que elevó al Cabildo recuerda que lo habia
ejercido su cuarto abuelo Alonso Viera, del que no se conserva
su expediente, aunque sí el de su hijo y sucesor García González
Viera, en cuyo favor lo había renunciado su padre el 10 de junio
de 1676.
García González nació en La Orotava y recibió el bautismo
en la Concepción el 18 de abril de 1634; el 18 de setiembre de
1676 presentó en el Cabildo solicitud para ser admitido al ejercicio
de la escribanía y hubo de acreditar que su padre habia vivido
al menos veinte días después de la renuncia. Otro escribano, Do-ming^
o Romero, así lo certifica, y dice que el 24 de setiembre del
citado año 1676, «estando en la calle de la Agfua vide vivo y en pie
a Alonso Viera». El Cabildo debía examinar al aspirante, éste jurar
que ejercería el ofício con fidelidad y el Concejo elevar al rey
la propuesta en el plazo de seis meses. Dentro de otros seis el
nvievo escribano había de sacar el titulo de la Cámara, para que
no caducase su derecho. García González obtuvo el suyo en Madrid,
el 27 de enero de 1677, y en cabildo del 15 de junio siguiente
se leyó y mandó que lo usase.
Estos expedientes nos reflejan dos «dinastías» en esta familia:
una de escribanos públicos: Alonso Viera y García González Viera,
en el sigilo XVII, Gabriel del Álamo y Viera y An^fel Ginori y Viera,
en el XVIII; otra la de los José Viera, que arranca del doctor
don José Viera, el abog:ado, pasa por su nieto, el presbítero doc-
.tor don José Antonio del Álamo y Viera, para terminar en don
José de Viera y Clavijo, sobrino del anterior.^
« Exp«di«ntei T-XXn, n» 15 y 18; T-XXV. n" 14, 22, 23. 28 y 30; T-XXVI,
I,* 3,18 bw. 19, 24 y 25; T-XXVII, n" 9 y 13.