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UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 235 REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 20; abril 2004, pp. 235-262 UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA DE ACENTEJO (TENERIFE, ISLAS CANARIAS) Vicente Valencia, Gabriel Escribano y Alfredo Mederos RESUMEN La prospección arqueológica sistemática, desarrollada entre 2002-03 en la comarca de Acentejo en el Noreste de la isla de Tenerife, en la mitad septentrional húmeda de la isla, que comprende cinco municipios, Tacoronte, El Sauzal, La Matanza, La Victoria y Santa Úrsula, ha supuesto localizar 350 yacimientos, principalmente cuevas de habitación y cue-vas funerarias que se concentran en el acantilado costero, y en el cauce medio y bajo de los principales barrancos: Barranco Cabrera, Barranco de Acentejo y Barranco Hondo. Merece destacarse la amplia distribución de grabados rupestres en la comarca, en torno al 10% de los yacimientos, y el uso funerario de los pequeños tubos volcánicos, principalmente para enterramientos infantiles y neonatos. PALABRAS CLAVE: Islas Canarias, Tenerife, prospección arqueológica, guanches, Acentejo. ABSTRACT A systematic archaeological survey, developed between 2002-03 in the region of Acentejo in the Northeast of the island, in the moist north side of Tenerife, with five municipalities, Tacoronte, El Sauzal, La Matanza, La Victoria and Santa Úrsula, it has supposed to locate 350 archaeological sites, mainly habitation and funerary caves that are concentrated in the coastal cliff, and in the middle and lower main deep valleys: Cabrera, Acentejo and Hondo. Deserve be emphasized the wide distribution of the rock engravings in the region, around the 10% of the archaeological sites, and the funerary use of the small volcanic tubes, mainly for infantile burials. KEY WORDS: Canary Islands, Tenerife, archaeological survey, guanches, Acentejo. 1. INTRODUCCIÓN Entre marzo de 2002 y marzo de 2003 se realizó, por encargo y financia-ción del Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, el Inventario Arqueológico de la Co-marca de Acentejo, Municipios de Tacoronte, El Sauzal, La Matanza de Acentejo, La Victoria de Acentejo y Santa Úrsula, isla de Tenerife. V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 236 El proyecto, adjudicado por concurso público al CICOP, fue dirigido por V. Valencia Afonso, y codirigido por el Dr. A. Mederos y los licenciados D. Chinea, G. Escribano, J.T. Macías, T. Rodríguez y J. Rodríguez, participando también los estudiantes G. González y R. Rodríguez de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna. Debido al alto nivel de antropización que presentan los municipios del Norte de Tenerife, por el intenso aprovechamiento agrícola al que han estado sometidos, el número de referencias bibliográficas con que se contaba y la dificultad de la prospec-ción, dividió los municipios y equipos de trabajo en dos grandes zonas, el acantilado costero y entorno más inmediato siguiendo la carretera general desde Valle de Guerra hasta El Sauzal, y el trazado de la autopista hasta el municipio de Santa Úrsula, y una segunda con las zonas de medianía y cumbre, dedicando especial intensidad a la pros-pección de los cauces de los barrancos y acantilado costero por tratarse de las áreas que potencialmente podían conservar mayor número de yacimientos arqueológicos. En determinadas zonas de difícil orografía hubo que recurrir a equipos de escalada y descenso, bien por miembros de nuestro equipo (G. González, J.T. Macías y R. Rodríguez) en zonas puntuales de los acantilados de El Pris y Mesa del Mar de Tacoronte, en la margen izquierda del Barranco de Acentejo de La Matanza, en Barranco Hondo en La Victoria o Barranco de la Cruz en Santa Úrsula, o por miembros del Grupo Tajinaste de espeleología, en particular en La Hondura del Barranco de Guayonje. Sin embargo, es importante reseñar que, en general, los resultados fueron desalentadores, lo que también pone en evidencia que salvo cue-vas de enterramiento y, fundamentalmente, cuevas que han quedado colgadas por derrumbes o por total abandono de los antiguos caminos, no es habitual que se ocupen este tipo de cavidades de muy difícil acceso. En el caso de las zonas altas, donde domina la laurisilva o el fayal-brezal de sustitución, se encuentra un monteverde muy tupido que impide en muchos casos acceder a cuevas o tubos volcánicos, o simplemente quedan ocultas. En los cauces de los barrancos, muy afectados por la acción antrópica, la densa y tupida vegetación de sustitución, en particular los zarzales, oculta gran cantidad de paredes con afloramientos rocosos, que obligan al recurso del machete, guantes aislantes y rozaderas para poder avanzar o acceder a algunas paredes con afloramientos basálticos o cuevas, lo que endurecía el trabajo y además lo ralentizaba de una forma directa. El vertido de escombros es un riesgo añadido de gran peligro-sidad por la presencia de varillas metálicas, cristales, etc., y que se aprecia muy bien al prospectar la desembocadura del Barranco Cabrera de El Sauzal, en una zona donde existe la estructura de un hotel que no acabó de construirse por la afección que produjo en el entorno. La climatología también es un factor importante en las prospecciones. Cuan-do se desarrollan en invierno, a la ya difícil orografía se le une el agua en los barran-cos que dificulta atravesarlos, el barro limita la movilidad en todo tipo de sitios, y se aumenta el riesgo de patinar y de producirse accidentes, especialmente en zonas de acantilado, simplemente con un sereno nocturno muy intenso o una lluvia maña-nera, genera situaciones peligrosas que en épocas de verano presentan muchos me-nos riesgos. UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 237 Finalmente, un serio factor limitador del trabajo es la existencia de cierres artificiales. Bien con la construcción de urbanizaciones de chalets que llegan hasta el mismo risco del acantilado, hecho que sucede sistemáticamente en El Sauzal, con las urbanizaciones de Las Breñas, Puntillo del Sol, Los Naranjos y Los Ángeles, que cierran los antiguos accesos a los senderos para bajar al acantilado y obligan a des-cender por zonas peligrosas o simplemente lo imposibilitan. Bien con el levanta-miento de vallas metálicas de varios metros de altura, como sucede en el sector occidental del Camino del Rey en Tacoronte. O simplemente, porque el acceso a la cueva se encuentra debajo de un chalet privado, y si no hay posibilidades de entrar desde abajo bordeando la casa, resulta imposible acceder a él. Finalmente, la última variante es el cierre mediante puertas con candados y levantamiento artificial de paredes en algunas cuevas que presentan buenas condiciones de uso como almacén de productos agrícolas o bodega. 2. DIAGNÓSTICO GENERAL 2.1. VALORACIÓN GLOBAL CRONOLOGÍA TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Prehisp. Reutil. 84 42 32 35 28 Prehispánico 35 24 17 15 34 Histórico 2 0 0 0 0 Total = 350 121 66 49 50 62 EXCAVACIÓN TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA No 117 65 48 48 60 Sí 4 1 1 2 2 Total = 350 121 66 49 50 62 A la hora de señalar diversas conclusiones generales sobre los resultados de la Prospección Arqueológica de la Comarca de Acentejo, la más destacada sería el enorme aumento en el número total de yacimientos que actualmente alcanzan los 350, lo que pone en evidencia el potencial arqueológico que tiene la comarca en relación con los datos previamente conocidos, particularmente procedentes de pros-pecciones realizadas entre 1943-44 por Luis Diego Cuscoy (vide infra, apéndice 1). Por otra parte, salvando una excavación de urgencia realizada en 1984 en el Camino de Michel de Santa Úrsula, no existe ninguna cueva excavada con técnicas modernas en el municipio, y en concreto ninguna de habitación. Las actuaciones V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 238 realizadas en los años cuarenta se ciñeron básicamente a cuevas de enterramiento, la mayor parte de ellas ya expoliadas, total o parcialmente, en parte de ellas se trata de los primeros trabajos de campo de Diego Cuscoy, sus motivaciones estaban orienta-das a localizar cuentas de collar de los enterramientos para un estudio específico en este sentido1, y aportan una información muy insuficiente sobre la dinámica del poblamiento de la comarca de Acentejo. Los trabajos posteriores se reducen a alguna actuación de urgencia, como el descubrimiento durante el trazado de una atarjea de una cueva con 5 enterramientos en la Cueva del Risco Caído (La Victoria), que fue excavada en 19492, o la publica-ción de un apéndice con el inventario de yacimientos con material depositado en el Museo Arqueológico de Tenerife dentro de la monografía Los Guanches de L. Diego Cuscoy3, donde se dan a conocer una quincena de nuevos yacimientos: 6 de Taco-ronte, 3 de El Sauzal, 1 de La Matanza, 1 de La Victoria y 4 de Santa Úrsula (vide infra, apéndice, 1). Posteriormente, sólo merece citarse la tesis de licenciatura de Mª.C. Jiménez Gómez, Contribución a la Carta Arqueológica del N.E. de Tenerife, defendida en 19714, que se basó en la información publicada entonces disponible5, al igual que en la síntesis de otra tesis de licenciatura sobre los enterramientos abo-rígenes las Islas Canarias, donde se incluyen los de la comarca de Acentejo6, y final-mente, la excavación de urgencia realizada en una cueva funeraria del Camino de Michel (Santa Úrsula)7 en 1984, que presentó 7 enterramientos. Resulta complicado valorar estadísticamente las novedades en relación con los trabajos precedentes, porque muchos de estos yacimientos eran mencionados genéricamente y no de forma individualizada como se ha realizado en este trabajo, pero como mínimo se han triplicado o cuadruplicado. La mayor parte de ellos han sido reutilizados en fechas históricas, especial-mente las cuevas de habitación, y en los casos que no existen indicios precisos sue-len observarse señales de expolio, en particular en las cuevas funerarias, siendo un claro síntoma que es prácticamente imposible localizar un cráneo incluso en las cuevas mejor conservadas. 1 DIEGO CUSCOY, L.: «Adornos de los guanches. Las cuentas de collar». Revista de Historia Canaria, 10 (66), 1944, pp. 117-124. 2 DIEGO CUSCOY, L.: Nuevas excavaciones arqueológicas en las Canarias Occidentales. Yaci-mientos de Tenerife y La Gomera (1947-1951). Informes y Memorias, 28. Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas. Ministerio de Educación Nacional. Madrid, 1953, pp. 107, 109. 3 DIEGO CUSCOY, L.: Los Guanches. Vida y cultura del primitivo habitante de Tenerife. Publi-caciones del Museo Arqueológico de Tenerife, 7. Tenerife, 1968, pp. 237-239. 4 JIMÉNEZ GÓMEZ, Mª. de la C.: Contribución a la Carta Arqueológica del N.E. de Tenerife. Memoria de Licenciatura inédita. Universidad de La Laguna, 1971. 5 JIMÉNEZ GÓMEZ, Mª.C.; TEJERA, A. y LORENZO PERERA, M.: Carta Arqueológica de Teneri-fe. Enciclopedia Canaria. Cabildo Insular de Tenerife. Tenerife, 1980, pp. 36-38, 42-45, 47. 6 ARCO AGUILAR, Mª. del C. del: «El enterramiento canario prehispánico». Anuario de Estu-dios Atlánticos, 22, 1976, pp. 35-36, 43, 45, 53, 56-59. 7 LÉON, Mª. del C. y ROMERO, A.: «Excavación de urgencia de una cueva sepulcral en el camino de Michel (Santa Úrsula, Tenerife)». El Museo Canario, 49, 1992-94, pp. 53-58. UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 239 Las nuevas prospecciones han confirmado que el hábitat principal se con-centraba en la costa, prácticamente en todos los espacios aprovechables, con una preferencia por las cuevas de habitación en los puntos más accesibles o las cuevas con mejores condiciones, mientras que las cuevas funerarias utilizadas eran más pequeñas, de más difícil acceso o con humedad puntual en algunas zonas. Pero una vez conseguido este inventario completo de yacimientos en la Comarca de Acentejo, se aprecian aún mejor las limitaciones que supone una prospección, porque no es posible ofrecer lecturas diacrónicas o cronológicas de la ocupación aborigen de la comarca, para valorar si esta ocupación general fue permanente, si presentó oscila-ciones, si fue resultado de una demografía creciente, etc. La entidad de la ocupación documentada depende en muchas ocasiones de las propias condiciones de conservación de los yacimientos y eso hace difícil en ocasiones tener una imagen lo suficientemente objetiva de cuáles fueron las princi-pales áreas de habitación y enterramiento, ya que algunas de ellas han sido las más expoliadas, en particular a partir de la década de los setenta del siglo XIX, lo que supone 140 años de expolio in crescendo. Pero resulta claro que todo el Acantilado de Tacoronte, con centro en el Camino del Rey, y las desembocaduras del Barranco Cabrera-Ladera de Rojas de El Sauzal-La Matanza, el Barranco de Acentejo-La Sa-bina en La Matanza-La Victoria, Barranco Hondo en La Victoria-Santa Úrsula, y el Acantilado de El Ancón en Santa Úrsula, fueron algunos de los núcleos de habita-ción principales. Respecto a un hábitat de medianías, la sistemática explotación que ha existi-do en la zona por el aprovechamiento agrícola de todo el suelo posible para la plan-tación de vid, papas y frutales principalmente, y la creciente expansión de los cascos urbanos de la comarca, no sólo en las ciudades, sino también alrededor de los prin-cipales ejes viarios, han eliminado prácticamente todas las evidencias de habitación en la zona medio-baja que debió también ocuparse, como puede observarse en cue-vas muy reutilizadas en los cauces de los principales barrancos de la comarca, y debió existir en las cercanías de los actuales núcleos urbanos de Tacoronte, en el cauce medio-bajo de Guayonje, más dudosamente en El Sauzal, La Matanza, en La Sima de los Huesos de La Victoria o en Santa Úrsula, ya que debió existir cierta coinciden-cia entre los espacios ocupados por los conquistadores y los de los aborígenes, aun-que los primeros buscaban principalmente los entornos agrícolas más adecuados. Sin embargo, no se ha podido confirmar la presencia de un hábitat de caba-ñas en las medianías del Norte. Y esta misma impresión surge de la prospección de las zonas de transición hacia la cumbre, del bosque de laurisilva al pinar, donde sólo se ha localizado un poblado de superficie con unas 8 cabañas alrededor de la Mon-taña de la Vica, pero claramente vinculado al aprovechamiento regular de piedra molinera en sus inmediaciones, acompañado por adecuadas condiciones medioam-bientales como una extensa llanura y una importante fuente. En Santa Úrsula, pero ya en las proximidades de La Orotava, cabe mencionar otro poblado quizás estacional alrededor del Roque de Chipeque, éste claramente en las rutas de ascenso hacia Las Cañadas de El Teide, que buscan alrededor de lomas, montañas o grandes rocas mayor protección contra las inclemencias del tiempo, aunque no se trata de una o dos cabañas aisladas, y puede subdividirse en varios conjuntos próximos. V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 240 En parte, esta ausencia se podría vincular a la repoblación forestal a partir de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX, a la obtención de brea entre los siglos XVI-XIX, al aprovechamiento de la pinocha para abono, y en particular de la madera para carbón hasta finales de los años sesenta del siglo XX, a la coincidencia por la presencia de algunas zonas recreativas en las proximidades como el Llano de las Lagunetas, o al reciente trazado de pistas forestales y cortafuegos, etc., pero no parecen razones suficientes, y es probable que la fuerte humedad de la zona durante buena parte del año no los convirtiera en entornos especialmente apetecibles. No obstante, sí se ha podido detectar, sobre todo en las medianías de El Sauzal, en zonas del dominio del bosque de laurisilva, la ocupación de tubos volcá-nicos a pesar de la gran humedad del entorno, como las cuevas de La Labrada, La Culebra, Las Mechas o Los Covachos I y II, y sugiere un aprovechamiento, al menos estacional, del bosque de laurisilva, probablemente vinculado con el pastoreo de piaras de cerdos y de ovicápridos durante el verano, y la recolección al madurar de los frutos de las fayas, mocanes, etc. Por otra parte, se puede confirmar la presencia, tanto en la zona de medianías como de cumbre, de estaciones de grabados próximas a los cauces o interfluvios de los principales barrancos en toda esta comarca del norte de la isla, algunos con seguridad históricos en Tacoronte, y de estaciones de cazoletas y canalillos que van aumentando a partir de La Victoria, entre las que cabe citar Lomo las Chozas, Lomo la Orea, Lomo Barranco de Bobadilla, Barranco del Garabato, etc., que pro-bablemente existieron en mayor cantidad también en la costa, como ejemplifican la de la desembocadura del Barranco de Acentejo-La Sabina, pero la elevada antropi-zación de toda la costa, salvo en los espacios de los acantilados, por su difícil acceso, urbanizaciones, fincas de plátanos y aprovechamiento agropecuario, ha destruido otras evidencias que seguramente existieron en la zona. A nivel metodológico, el aspecto más novedoso ha sido la localización de un nuevo tipo de yacimiento funerario, el pequeño tubo volcánico con boca de entrada inferior a 0.50 m de diámetro. Estos pequeños tubos volcánicos son utiliza-dos para enterramientos generalmente individuales de adultos, como sucede en el Camino del Rey en la bajada hacia Los Lavaderos de Tacoronte, más de un adulto en las Toscas de Ana María de Santa Úrsula, o neonatos e infantiles en el Barranco de la Cruz de Santa Úrsula, pero exigen la revisión detenida de ellos para poder detectar alguna evidencia ósea humana ya que habitualmente también han sido expoliados. 2.2. TIPOLOGÍA DE YACIMIENTOS Si observamos la tipología de los yacimientos documentados, las dos cate-gorías de cuevas responden claramente a lo esperado. Las cuevas de habitación al-canzan un porcentaje en torno al 60% de los yacimientos, con las excepciones de La Matanza, donde el descubrimiento de una necrópolis muy saqueada en cuevas pe-queñas, quizás algunas sólo de enterramientos individuales, en la desembocadura del Barranco de Acentejo-La Sabina, ha incrementado significativamente el por- UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 241 centaje general, y en Santa Úrsula, que cuenta con un porcentaje anómalo de cue-vas de enterramiento en Barranco Hondo, Barranco de la Cruz, El Ancón y Cami-no de Michel, en relación con cuevas de habitación que debieron localizarse en mayor número en un área muy expoliada de la cuenca baja y medio-baja de Barran-co Hondo, y que dificulta la valoración de cuál fue el principal núcleo de habita-ción del municipio. Por el contrario, el cambio más novedoso sobre la imagen que teníamos de la distribución de tipos de yacimientos es la constante presencia de estaciones de grabados rupestres en todo el norte de la isla, que hasta ahora no se había confirma-do por falta de prospecciones adecuadas, que mantienen un porcentaje regular de un 10%. Es interesante que el porcentaje disminuya algo en Tacoronte y aumente de forma sostenida en Santa Úrsula, porque está relacionado con el progresivo in-cremento de altura de los municipios, y algunas de las estaciones están en zonas de cumbre o en áreas de transición hacia ella. El descubrimiento de estaciones de grabados ha sido fruto de una detenida prospección sistemática de la zona de las medianías y transición a la cumbre, vincu-ladas a los cauces altos y medios de los principales barrancos. Suelen situarse en las zonas de transición del fayal-brezal al bosque del pinar, y se distinguen por tratarse a menudo de afloramientos basálticos en los interfluvios de los barrancos promi- TIPO TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Cueva hábitat 70 41 22 31 18 Cueva enterr. 21 11 12 8 28 Rupestre 7 6 5 5 9 Poblado 0 0 2 3 1 Necrópolis 0 6 1 0 1 Sepult. aislada 1 0 0 3 0 Abrigo 1 0 1 0 1 Recinto aislado 0 0 0 0 1 Otros 7 7 9 3 6 Total = 350 121 66 49 50 62 TIPO TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Cueva hábitat 58 % 62 % 45 % 62 % 29 % Cueva enterr. 17.5 % 16.5 % 24.5 % 16 % 45 % Rupestre 6 % 9 % 10 % 10 % 14.5 % Total 3 categ. 81.5 % 87.5 % 79.5 % 88 % 88.5 % V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 242 nentes y visibles desde cierta distancia, aunque a veces están parcialmente ocultas por la vegetación. Así, en Tacoronte, en cotas de ca 925 m se encuentran grabados históricos en el Barranco de Toledo con cruz latina y estrella de cinco puntas. En cotas entre 775-675 msnm del Barranco de San Jerónimo-San Joaquín se encontraron cuatro estaciones sencillas, cada una con un solo panel con grabados geométricos incisos con rayas inconexas y dameros. Y ya en el cauce medio del Barranco de San Juan, a 400 msnm, otra estación con grabados geométricos incisos de menor entidad. O continúan en El Sauzal en el Barranco de la Negra. Sin embargo, la cronología aborigen de muchos de ellos no resulta eviden-te, y merecen destacarse los barquiformes de la Ladera de la Baranda de El Sauzal, los paneles próximos al poblado de la Montaña de la Vica de La Matanza, o los grabados geométricos de la desembocadura del Barranco de Acentejo-La Sabina de La Matanza y en las Toscas de Ana María en Santa Úrsula. Estas tres categorías concentran entre el 80-85% del total de los yacimien-tos documentados y reflejan la ausencia de un hábitat en cabañas significativo en las medianías, mientras que en proximidad a la costa el entorno del acantilado costero presenta suficientes cuevas susceptibles de aprovechamiento. Este hecho puede de-berse a la alta antropización del territorio, pero sigue sin confirmarse para el norte de Tenerife un modelo de hábitat no estacional con estas características que fue enfatizado tras las prospecciones en el sur y noreste de Tenerife del Inventario del Patrimonio Arqueológico de la Provincia de Santa Cruz de Tenerife entre 1988- 1991, dirigido por J.F. Navarro en Tegueste8, La Laguna, Santa Cruz de Tenerife, Arona, Adeje, Granadilla y San Miguel de Abona y en el Inventario de Patrimonio Arqueológico de los municipios de Arico, Fasnia, Güímar y Candelaria para la Di-rección General de Cultura del Gobierno de Canarias dirigidos por V. Valencia y F. Álamo entre 1994-1995, información que precisa de una contrastación más ade-cuada, también en el sur de Tenerife. La mención de Béthencourt Alfonso9 del emplazamiento de los tagorores del menceyato de Tacoronte hacía pensar que habría una ocupación regular de las zonas de medianías, ya que suelen situarse en las inmediaciones de las principales montañas o atalayas del entorno, pero las prospecciones en toda una serie de eleva-ciones con un notable control visual del territorio no lo han confirmado. Así, en Tacoronte, donde se encuentran la Montaña del Cerro, Montaña del Haya, Montaña de Hija, Montaña Facundo, Lomo del Trazo, Montaña Madru-ga, Montaña de los Naranjeros, Montaña de la Caldera y Montaña de la Atalaya, sólo han dado resultados positivos en el Lomo del Trazo y la Montaña de los Naran- 8 VALENCIA AFONSO, V.: «El Patrimonio Arqueológico del Municipio de Tegueste (Teneri-fe): Valoración General». Investigaciones Arqueológicas en Canarias, 3, 1992, pp. 241-248. 9 BÉTHENCOURT ALFONSO, J.: Historia del Pueblo Guanche. II. Etnografía y organización so-cio- política. M.A. Fariña (ed.). Francisco Lemus editor. La Laguna, 1912/1994, pp. 98, 118. UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 243 jeros, donde se documentó cerámica aborigen y obsidiana, y en ningún caso cons-trucciones vinculadas a un posible tagoror. Estrictamente, quizás sólo la Montaña o Lomo del Trazo sea el único hábitat de superficie del municipio de Tacoronte, aun-que se tienen referencias orales de la recogida de material aborigen en las reformas del Calvario, al lado de la Alhóndiga. Otro tanto podría decirse para La Matanza, donde sólo se localizó un po-blado de superficie en la loma de La Rebolada próxima a la cara norte del volcán de San Antonio, aunque sí se ha localizado ocupación aborigen en el Llano de las Lagunetas, en los alrededores de la Montaña de Cabeza de Toro, donde también Béthencourt Alfonso situaba otro tagoror. Es posible que esa ocupación estuviera también vinculada a las laderas de los actuales pueblos de Tacoronte, El Sauzal, La Matanza, la Galería de los Huesos en La Victoria o Santa Úrsula, pero tampoco hay datos claros en ese sentido, por-que las cuevas de sus entornos están altamente antropizadas y en superficie no ha podido documentarse nada significativo. Tampoco ha podido constatarse la presencia de talleres líticos de obsidiana; sin embargo, sí merece destacarse la abundancia de obsidiana presente en toda la comarca, especialmente en algunos sectores de los acantilados costeros, que además se aprecia desechada, de forma aislada, en los antiguos caminos naturales, y al me-nos en parte debía proceder de la zona de Las Cañadas. No obstante, en El Sauzal se documentó en la zona de Rojas, en la Punta del Puertito, un punto de extracción de lajas de basalto, que ha continuado hasta la actualidad, pero que quizás se retrotraiga a época aborigen porque permite un apro-visionamiento ocasional aprovechando las fracturas naturales de la roca. En su con-tra está que se trata de un espacio utilizado como necrópolis. Lo más interesante ha sido la confirmación de una importante área de cap-tación de piedra molinera alrededor de la Montaña de la Vica en El Sauzal-La Ma-tanza10, acompañado por la presencia de un poblado de superficie con unas 8 posi-bles cabañas, con cerámica aborigen y obsidiana, del que habría que tratar de determinar en un futuro si se trata de un hábitat estacional o permanente, pero que habla de la presencia de zonas especializadas de aprovechamiento de recursos como sucede con la obsidiana en la zona de La Tabona, también en el norte de Tenerife. Respecto a los concheros, su estado de conservación no es muy bueno, aunque en Tacoronte existe uno en Juan Fernández, otro pequeño en El Pris, inte-grado ya en el propio pueblo de pescadores, muy cortado por la erosión y por la carretera inmediata, un tercero en la ladera del Barranco de San Juan, cerca de su desembocadura, y finalmente un cuarto en La Hondura, en la desembocadura del Barranco de Guayonje, también muy pequeño y cortado por un sendero. En todo 10 MEDEROS, A. y ESCRIBANO, G.: «El comercio de los molinos rotatorios romanos en el Mediterráneo y litoral atlántico norteafricano». Archivo de Prehistoria Levantina, 24, 2001, p. 322-323. Ib., «Molinos rotatorios romanos en Canarias». Revista de Arqueología, 23 (252), 2002, pp. 56-61. V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 244 caso hay un claro aprovechamiento de las bajas inmediatas a la costa para pesca y marisqueo. Esto queda confirmado por la concentración de 4 grandes concheros que se conservan en Rojas, al final de Camino del Clavo, ya en el municipio de El Sauzal, la principal concentración de la comarca. Tienen continuidad a lo largo de la costa en la Hoya de Morales, dentro del entorno de Punta del Sol de La Matanza o en Callao Blanco de La Victoria. Finalmente, en las cuevas de enterramiento, según el estudio de Álvarez Delgado11, parecía reconocerse una por cada conjunto de cuevas de habitación, lo que ya no resulta tan evidente. En general, sí se advierte que se utilizan cuevas independientes, aunque relativamente próximas, que presentan peores condiciones de habitabilidad. Su acceso suele ser más difícil, y están más expuestas, con lo que suele realizarse el cierre parcial o total de su boca mediante la construcción de mu-ros artificiales de piedra. Salvando casos muy puntuales, como dos cuevas con abun-dantes restos antropológicos de Tagoro, en El Pris de Tacoronte o en otra del Cami-no de Michel en Santa Úrsula, en todos los casos han sido saqueadas y apenas se conservan huesos humanos, aunque sí los suficientes para su identificación como cuevas funerarias. No obstante, se ha detectado una tipología nueva de yacimiento funerario, el pequeño tubo volcánico con boca de entrada inferior a 0.50 m de diámetro. Estos pequeños tubos volcánicos son utilizados para enterramientos individuales de adultos, como sucede en el Camino del Rey en la bajada hacia Los Lavaderos de Tacoronte, o neonatos e infantiles, como hemos documentado en el Barranco de la Cruz de Santa Úrsula. En general, se encuentran expoliados, pero una observación detenida de éstos permite detectar en ocasiones huesos humanos. También merece señalarse el enterramiento de la Cueva de la Culebra de El Sauzal, al final de un tubo volcánico, donde se localizó un diente humano, por el que casi es imposible transitar, salvo arrastrándose y llevando hachones de tea, o queman-do grasa animal. No obstante, también pueden haber intervenido procesos postdepo-sicionales, como la acción de roedores, en el desplazamiento de estos restos humanos. A nivel de estructuras vinculadas a prácticas cultuales, es evidente la escasa presencia y sencillez de las estaciones de cazoletas en la costa, de las que realmente sólo se conoce una estación segura en la desembocadura de los Barrancos de Acentejo- La Sabina en La Matanza, muy sencilla a pesar de la importante plancha de toba presente en toda la zona, hasta otra situada sobre los altos del acantilado de Martiánez, ya en el Puerto de la Cruz. Probablemente por estar menos antropizadas, a pesar de la fuerte repobla-ción de la zona, esta presencia de estaciones de cazoletas es mayor en las zonas de 11 ÁLVAREZ DELGADO, J.: Excavaciones arqueológicas en Tenerife (Canarias). Plan Nacional 1944-1945. Informes y Memorias, 14. Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas. Ministe-rio de Educación Nacional. Madrid. 1947, pp. 20-22. UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 245 medianías altas y cumbre, donde se busca también emplazamientos elevados con buena visibilidad, aunque siguen tratándose de una o muy pocas cazoletas y un canalillo, siendo más abundantes a partir de La Victoria, con estaciones como el Lomo la Orea, Lomo de las Chozas o el Lomo del Barranco de Bobadilla, o en Santa Úrsula las Toscas de Ana María y Barranco de los Garabatos. Se conoce por Béthencourt Alfonso12 El Bailadero en el Monte de El Sauzal, dentro de la actual zona de Las Calderetas, al que también se asociaba un tagoror, bailadero o quizás baladero, y otro bailadero en Santa Úrsula, que coincide con la denominada Cueva de los Guanches que presenta restos arqueológicos, aunque en teoría debería vincularse a un espacio al aire libre. 3. DIAGNÓSTICO POR ZONAS 3.1. GRANDES UNIDADES NATURALES 12 BÉTHENCOURT ALFONSO, J.: Historia del Pueblo Guanche. II. Etnografía y organización socio-política. M.A. Fariña (ed.). Francisco Lemus editor. La Laguna, 1912/1994, pp. 98, 118. Si observamos la distribución de los yacimientos en las grandes unidades naturales, se observa claramente que entre 85-90% de los yacimientos se concen-tran en las zonas de la costa, cuya altura se incrementa notablemente a partir de La Matanza y afecta a las condiciones de habitabilidad en las zonas de la costa también en La Victoria y Santa Úrsula, las cuales mantienen un alto porcentaje de yacimien-tos en la costa, pero una buena parte de ellos son cuevas funerarias. ALTURAS TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Costa 113 60 36 41 53 Medianías 8 6 13 8 5 Cumbre 0 0 0 1 4 Total=350 121 66 49 50 62 ALTURAS TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Costa 93.5 % 91 % 73.5 82 % 85.5 % Medianías 6.5 % 9 % 26.5 16 % 8 % Cumbre 0 % 0 % 0 % 2 % 6.5 % V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 246 El aumento de altura de los municipios favorece un progresivo incremento del número de yacimientos hacia las zonas de medianía, y la aparición de yacimien-tos de cumbre ya en La Victoria y, en particular, en Santa Úrsula, donde ya suponen un 6.5%. En el caso de La Matanza, al tratarse del municipio más pequeño de la comarca, su porcentaje de costa disminuye significativamente y explica en parte el descenso de los yacimientos de la costa, pero también le afecta el alto grado de degradación que presenta el principal conjunto arqueológico del municipio, que se sitúa en la margen derecha del Barranco de Cabrera, mucho mejor conservada en la margen izquierda de El Sauzal. Por otra parte, a partir del Barranco Cabrera, en el límite entre El Sauzal y La Matanza, se encajan a lo largo de las medianías los grandes cauces de los barran-cos de cumbre que permiten una ocupación significativa en las cuencas medio-baja de los barrancos de Cabrera, de Acentejo, o Barranco Hondo, lo que también suce-de en barrancos más pequeños como el Barranco de Marta en La Victoria, que ocupan cuevas en el andén medio y bajo del barranco, por encima de posibles arrolladas y más protegidas de las inclemencias del tiempo, o en el andén superior por la mayor facilidad de acceso. 3.2. DISTRIBUCIÓN DE EMPLAZAMIENTOS POSICIÓN TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Ladera Bco. 31 23 26 40 25 Acantilado 78 21 14 7 26 Ladera 2 11 0 0 3 Cauce Bco. 5 1 0 0 0 Montaña 1 0 1 0 1 Meseta 1 0 0 0 1 Roque 2 0 0 0 0 Otros 1 10 8 3 6 Total = 350 121 66 49 50 62 POSICIÓN TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Ladera Bco. 25.5 % 35 % 53 % 80 % 40.5 % Acantilado 64.5 % 32 % 28.5 % 14 % 42 % Ladera 1.5 % 16.5 % 0 % 0 % 5 % Total 3 categ. 91.5 % 83.5 % 81.5 % 94 % 87.5 % UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 247 La distribución de los yacimientos en función de sus emplazamientos muestra claramente que se concentran en dos tipos, ladera de barranco y acantilado. En el acantilado, a medida que va creciendo en altura, especialmente a partir de La Ma-tanza, se produce un descenso regular del número de yacimientos que se encuen-tran en este tipo de hábitat, con la excepción de Santa Úrsula, que cuenta con un notable frente de acantilado, la zona de El Ancón, pero que tiene una funcionalidad principalmente funeraria, salvo en el andén superior que sí mantiene un número significativo de cuevas de habitación. Por el contrario, hay una progresión constante en el aumento de la ocupa-ción en las laderas de los barrancos, favorecida también por la aparición desde el Barranco Cabrera, a partir del límite de El Sauzal y La Matanza, de los grandes barrancos de cumbre con mayor profundidad y mayor superficie de ladera de ba-rranco aprovechable. La excepción ya mencionada de Santa Úrsula está vinculada al importante papel que tiene el Acantilado de El Ancón, junto con el notable expolio y afecciones antrópicas que afectan al cauce medio-bajo y bajo del Barranco Hon-do, que atenúa la importancia que debió tener la zona. 3.3. YACIMIENTOS MÁS SIGNIFICATIVOS PATRIMONIAL TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Alto Medio Bajo + = - + = - + = - + = - + = - Monumentalidad 1 21 99 3 14 49 0 11 38 1 15 34 1 9 41 Representatividad 2 52 67 2 24 40 2 17 30 1 25 24 5 17 40 Singularidad 4 68 49 2 35 29 3 16 30 1 26 23 5 16 41 Complejidad 1 50 70 0 19 47 3 12 34 0 24 26 3 14 45 Diversidad 0 39 82 1 18 47 0 11 38 2 14 34 2 14 46 Extensión 4 36 81 7 26 33 5 13 31 2 22 26 5 12 45 Fragilidad 14 95 12 10 49 7 17 30 2 20 25 5 23 30 9 PATRIMONIAL ALTO MEDIO BAJO Municipios TC ES LM LV SU TC ES LM LV SU TC ES LM LV SU Monumentalidad 1 3 0 1 1 21 14 11 15 9 99 49 38 34 41 Representatividad 2 2 2 1 5 52 24 17 25 17 67 40 30 24 40 Singularidad 4 2 3 1 5 68 35 16 26 16 49 29 30 23 41 Complejidad 1 0 3 0 3 50 19 12 24 14 70 47 34 26 45 Diversidad 0 1 0 2 2 39 18 11 14 14 82 47 38 34 46 Extensión 4 7 5 2 5 36 26 13 22 12 81 33 31 26 45 Fragilidad 14 10 17 20 23 95 49 30 25 30 12 7 2 5 9 V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 248 El criterio patrimonial más claro para jerarquizar la importancia de los ya-cimientos, la monumentalidad, resulta poco operativo porque la importancia de las estructuras es muy modesta en los yacimientos de Tenerife en comparación con otras islas, como Gran Canaria. Si se sigue un criterio más arqueológico que podría ser el de la representati-vidad a nivel de la isla o del archipiélago, por la importancia de la información arqueológica proporcionada, al ser la excavación más reciente una urgencia de 10 días en 1984, y después tenemos que retrotraernos a 1943-44 y 1949, la situación no mejora e incluso empeora cualitativamente. Si se valoran yacimientos expoliados que han proporcionado momias, existe el lamentable problema que la atribución es genérica a una zona pero no puede loca-lizarse en concreto las cuevas de las que proceden, y las tres momias principales ex-traídas del Barranco de Guayonje y de Barranco Hondo, además, fueron destruidas. Ello lleva a la conclusión de que ningún yacimiento de la comarca alcanza en la práctica las condiciones exigibles de monumentalidad o representatividad, a pesar de que algunos inicialmente fueron así catalogados. Un valor interesante es el de la singularidad, por las novedades que pueden ofrecer, su funcionalidad específica o en el contexto de la comarca en que se sitúan. Los grabados que fueron singulares en Tacoronte, el primer municipio que se prospectó, especialmente por su emplazamiento en el norte de la isla, han pasado a ser la tercera categoría más frecuente (vide supra, 2.2). Sin embargo, sí hay que señalar un yacimiento singular en la comarca en la Montaña de la Vica, no tanto por ser el mejor poblado de superficie entre los pocos conocidos, sino porque se sitúa en las proximidades de un recurso abiótico, la piedra molinera, que tiene en este yacimiento uno de los escasos puntos de aprovechamiento seguros en la isla. La otra categoría que merece destacarse en los yacimientos singulares, aun-que su estado de conservación no sea el adecuado, es la nueva tipología de yaci-miento funerario, los pequeños tubos volcánicos con boca de entrada inferior a 0.50 m de diámetro, utilizados para enterramientos generalmente individuales de adultos, como sucede en el Camino del Rey en la bajada hacia Los Lavaderos de Tacoronte o en las Toscas de Ana María de Santa Úrsula, o neonatos e infantiles en el Barranco de la Cruz de Santa Úrsula. Otro criterio patrimonial poco operativo es el de la complejidad, ya que está en función de la organización interna de un yacimiento, y lo típico sería una complejidad media cuando se combinan cuevas de habitación y funerarias. Hay casos excepcionales, como podría ser un poblado como el de la Montaña de la Vica en La Matanza, que al contar con cabañas, grabados y ser un punto de extracción de piedra molinera supera los parámetros habituales. Este criterio de la complejidad tiene muchos puntos en contacto con otro de operatividad también dudosa, la diversidad en las diferentes construcciones que alberga y su carácter monofuncional o multifuncional, pero usando los parámetros antes comentados, la Montaña de la Vica sería multifuncional por usos de habita-ción, explotación de un recurso y «cultual» por la presencia de los grabados rupes-tres, mientras el típico conjunto de cuevas serían a menudo sólo monofuncional, al individualizarlas por ser unas de habitación y otras funerarias. UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 249 El criterio de extensión, cuando estamos hablando de grandes poblados en superficie, es muy significativo en arqueología espacial, porque sirve para una jerarquización de los asentamientos, pero cuando predomina un hábitat en cuevas resulta poco eficaz. En este caso lo que primaría sería cuantificar las grandes con-centraciones de cuevas, que es interesante a nivel de conjunto, o si deben subdivi-dirse en pequeñas agrupaciones internamente, pero resulta poco operativo en caso de cuevas individuales, por sus pequeñas superficies y porque parte del espacio interior puede incluso no haber sido usado, caso de los tubos volcánicos. Por otra parte, como sucede con algunas cuevas funerarias muy importantes, que suelen tratarse de tubos volcánicos, la boca puede ser muy pequeña, si se toma como refe-rente sus dimensiones, pero la cavidad interior es muy grande. Usar el criterio de extensión para separar un poblado de una cueva, de una estación de grabados ru-pestres o de un simple panel aislado, resulta además algo simplista. 4. AFECCIONES Y FACTORES DE AMENAZA ESTADO DE CONSERVACIÓN TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Malo 69 44 38 32 48 Regular 49 20 10 13 9 Bueno 3 2 1 5 5 Total=350 121 66 49 50 62 Malo % 57 % 66.5 % 77.5 % 64 % 77.5 % PATRIMONIAL TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Alto Medio Bajo + = - + = - + = - + = - + = - Fragilidad 14 95 12 10 49 7 17 30 2 20 25 5 23 30 9 Alta Fragilidad % 11.5 % 15 % 34.5 % 40 % 37 % PATRIMONIAL ALTO MEDIO BAJO Municipios TC ES LM LV SU TC ES LM LV SU TC ES LM LV SU Fragilidad 14 10 17 20 23 95 49 30 25 30 12 7 2 5 9 BIC TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Incoado 69 0 14 17 0 No incoado 52 68 35 33 62 Total 121 68 49 50 62 V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 250 4.1. AFECCIONES GLOBALES Tal como puede observarse en las estadísticas sobre el estado de conserva-ción de los yacimientos y su fragilidad ante el riesgo de afecciones, el panorama no permite una visión optimista. Aproximadamente entre el 60 y el 70% de los yaci-mientos tienen un estado de conservación malo, con graves afecciones, en particu-lar por el sistemático expolio del que han sido afectados, siendo especialmente pro-blemática la situación en La Victoria y Santa Úrsula, donde esto ocurre con uno de cada 4 yacimientos. Los daños que afectan a los yacimientos de la margen derecha de Barranco Cabrera en La Matanza, Barranco Hondo en el límite de La Victoria y Santa Úrsula, y el mal estado de conservación de zonas como Barranco de la Cruz y El Ancón en Santa Úrsula influyen en las estadísticas. Este mayor riesgo y la elevada fragilidad de los yacimientos vuelve a ratifi-carse en el apartado de fragilidad, donde nuevamente son La Matanza, La Victoria y Santa Úrsula, las que por una mayor presión urbanística, o agrícola en el caso también de Santa Úrsula, están más amenazados los yacimientos, con una media que ronda el 35-40% para estos tres municipios. 4.2. AFECCIONES GENÉRICAS Entre las afecciones antrópicas, una de las más peligrosa es la construcción de carreteras, como por ejemplo la del Pris o la de Mesa del Mar en Tacoronte, que han supuesto la destrucción casi total o parcial de algunas cuevas, las cuales han quedado seccionadas y colgadas, siendo actualmente muy difícil su acceso. Éstas también producen a veces el derrumbe de parte de la cornisa o en su interior de grandes bloques que dificultan su acceso o sellan parte de su relleno estratigráfico. La otra categoría antrópica de mayor riesgo son las urbanizaciones o cons-trucciones de chalets individualizados. En los primeros, aunque suelen actuar sobre zonas en general ya antropizadas, van acompañadas de la ausencia de respeto de un frente de protección del acantilado, el cierre de los caminos tradicionales de acceso a las veredas y el vertido de escombros de todo tipo. A ello se suma que en los primeros años, antes de que los viarios y las canalizaciones de las urbanizaciones pasasen a la titularidad de los ayuntamientos, suelen existir fugas de aguas negras que afectan a las cuevas de los andenes superior y medio. En los chalets priman más los cierres completos de los accesos a los acanti-lados, la presencia de vertidos de escombros en caso de reformas y graves alteracio-nes en muchas cuevas del andén superior del acantilado, para convertirlas en cómo-das bodegas «típicas» con todos los estándares del siglo XXI. BIC TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Incoado % 57 % 0 % 28.5 % 34 % 0 % No incoado % 43 % 100 % 71.5 % 66 % 100 % UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 251 Menor intensidad, aunque sí a nivel de casos concretos, tiene el levantamien-to de muros para la realización de fincas de plataneras, invernaderos o bancales agríco-las, que suelen provocar que la cueva situada en los alrededores más inmediatos acapa-re todo tipo de escombros, basura y, en particular, filtraciones de aguas de regadío y fertilizantes contaminantes, que han provocado en ocasiones derrumbes interiores. Las cuevas, en su práctica totalidad, se encuentran afectadas por una inten-sa acción antrópica. En primer lugar, por su reutilización como punto de estabulado de ganado cabrío y vacuno, que especialmente en este segundo caso suponen obras de infraestructura interior, como sitios para comer el ganado, cerramiento casi total de la boca natural de la cueva, etc. Un segundo tipo de reutilización está vinculado como espacio de almacén de productos agrícolas: papas, secado de las piñas del maíz, almacenamiento de aperos agrícolas, pequeña bodega, etc. La tercera variante, como lugar de esparcimiento lúdico, ha evolucionado en los últimos años. De utilizarse algunas cuevas por cazadores, pastores o vecinos del entorno como sitio para realizar una «chuletada», recientemente, en particular algunas grandes cuevas próximas a chalets, pero también otras dentro de las fincas, con la mejora general del nivel de vida en las zonas agrícolas, están siendo transfor-madas completamente para preparar bodegas, acompañadas por serias afecciones en el entorno al habilitar accesos «adecuados» para vehículos con tracción 4 × 4. Una cuarta actividad es la de los pescadores que, en las zonas donde su pre-sencia es significativa, han reutilizado sistemáticamente toda cueva situada en sus alrededores, con casos paradigmáticos como en el núcleo pesquero de Las Rojas, donde han destruido la totalidad de las cuevas que había en el poblado. Algo mejor conservados están El Pris y Mesa del Mar en Tacoronte o El Caletón de La Matanza. Finalmente, está la actividad ya centenaria de los expoliadores, muy difícil de evitar porque se renuevan de generación en generación, ahora también vincula-dos al senderismo, donde sigue el afán coleccionista, del redescubrimiento perma-nente de los mismos sitios, de la comprobación in situ de los lugares comentados por los amigos que han encontrado algo para tener una vivencia de aproximarse al pasado, y de la búsqueda del gran descubrimiento de su vida, si es posible una momia, que muy raras veces suele producirse. Los factores de tipo geomorfológico o erosivo afectan mucho menos, ya que se trata mayoritariamente de cuevas e inciden en menor medida, aunque hay zonas afectadas por derrumbamiento de las paredes, siendo clásico el Risco Caído del Barranco Hondo. Sí inciden en mayor medida en los caminos y antiguas vere-das de acceso a muchos yacimientos, pues actualmente apenas puede transitarse en buena parte de ellos y debería realizarse una labor regular de mantenimiento. Los factores bióticos, como la presencia de animales o plantas, también re-sultan secundarios. En el caso de los animales, a la prohibición de pastoreo en mu-chas zonas de acantilado por ser Espacio Natural Protegido, se suma que las urbani-zaciones no quieren animales estabulados o pastando en sus entornos porque dan mal olor o pueden resultar poco higiénicos, efectuándose diversos tipos de «presión» sobre los pastores, como sucede en El Ancón de Santa Úrsula, en fase de urbaniza-ción, lo que acaba provocando su marcha o el abandono de la actividad pecuaria. V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 252 En el caso de la vegetación, lo que sí existe es la colonización de plantas foráneas, cañaverales y especialmente zarzales, por no realizarse un mantenimiento de los caminos tradicionales o abandonarse las zonas de cultivo, y se convierte en una seria dificultad para acceder a algunas cuevas o estaciones rupestres, especial-mente en el cauce de los barrancos, y más en particular, en los entornos próximos a los cascos urbanos, donde el nivel de degradación acompañado por vertido de es-combros, basura y filtraciones de aguas negras, alcanza límites insospechados. 4.3. AFECCIONES POR ZONAS Si tenemos en cuenta que entre el 60 y el 70% de los yacimientos de la Comarca de Acentejo tienen un estado de conservación malo, y el nivel de fragili-dad es alto entre el 35 y el 40% de los yacimientos en los municipios de La Matan-za, La Victoria y Santa Úrsula, resulta muy complicado enumerar los casos más destacados de amenaza al patrimonio arqueológico de la comarca. En general, las zonas de cumbre y de transición de medianías a cumbre, al estar ya repobladas de pinar, revisten escaso riego. En las medianías, el nivel de destrucción actual es tan acentuado por la urbanización y uso agrícola que resulta imposible proceder a su recuperación por ser ya prácticamente inexistente, aunque debe tratarse de recuperar los cauces de los grandes barrancos de cumbre, Cabrera, Acentejo o Barranco Hondo, que cuentan con un significativo poblamiento a lo largo de su cauce medio y medio-bajo. En las zonas de costa hay casos paradigmáticos, como la reciente destruc-ción del principal tubo volcánico del Risco de los Guanches de Tacoronte, por una urbanización aún en construcción que aunque sea multada, el coste de la sanción nunca superará una cuarta parte o la mitad del precio de sólo uno de los chalets próximos al acantilado. Éste es un caso típico de los peligros de no respetarse una franja de protección de acceso al acantilado, que sí se ha conservado recientemente en la urbanización El Ancón de Santa Úrsula y otorga mayor vistosidad a todo el entorno. Este espacio debería tratar de recuperarse incluso en muchas urbanizacio-nes ya construidas, que al estar mayoritariamente ocupadas por extranjeros, actúan a veces como islas independientes dentro de algunos municipios, en ocasiones in-cluso con cierres parciales de los accesos de coches o viarios. Otro caso especialmente problemático es toda la margen derecha de la cuenca baja del Barranco de Cabrera en la parte de La Matanza, donde actualmente una urbanización ha sepultado buena parte de la ladera del barranco que debía y debe contener abundantes cuevas, obras que de momento se encuentran paralizadas por parte del Ayuntamiento, y en su desembocadura tiene actualmente un edificio aban-donado con sólo la estructura construida. Finalmente, Barranco Hondo, entre La Victoria y Santa Úrsula, en su cau-ce medio-bajo y bajo, las áreas aún conservadas prácticamente se restringen a zonas de muy difícil acceso. UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 253 5. CONCLUSIONES Parece claro que el principal conjunto arqueológico de la Comarca se loca-lizaba en el Acantilado de Tacoronte en torno a la Cueva del Rey, en el Camino del Rey (Los Lavaderos, Los Sauces), alrededor del cual giran los conjuntos arqueológi-cos de Tacoronte: La Fuentecilla, Risco de El Pris (Tagoro, Juan Fernández), Ba-rranco de San Juan, Mesa del Mar (Risco del Pedregal), Barranco de San Jerónimo, Risco y Camino de los Guanches, y Barranco de Guayonje (La Hondura). Las desembocaduras del Barranco Cabrera de El Sauzal-La Matanza, el Ba-rranco de Acentejo-La Sabina en La Matanza-La Victoria y Barranco Hondo en La Victoria-Santa Úrsula, fueron también núcleos importantes. En este sentido, la presencia de momias de adultos nos pueden servir a nivel orientativo, y sólo las tenemos constatadas en el Barranco de Guayonje vinculado al Camino del Rey en Tacoronte y en Barranco Hondo entre La Victoria y Santa Úrsula. En el Barranco Cabrera, su margen izquierda debió también incluir el con-junto de Ladera de Rojas, pero la margen derecha de la desembocadura presenta la estructura de hormigón de un edificio de apartamentos u hotel abandonado, y ha debido destruir parte de los yacimientos que en los años cuarenta visitó Diego Cuscoy. A ello se suma que ascendiendo por esta margen derecha del barranco una urbanización en construcción ha sepultado parte del cauce y toda la ladera original del barranco. Las desembocaduras de los barrancos de Acentejo y La Sabina presentan el conjunto de yacimientos mejor conservados de La Matanza y La Victoria, como una cazoleta en un punto visual excepcional, grabados geométricos, numerosas cuevas de habitación y un área de enterramiento en el acantilado. El Barranco Hondo, quizás el hábitat principal de La Victoria y Santa Úrsula, se prolongaba en dirección hacia el casco urbano de La Victoria, y aún se aprecia una zona importante de enterramientos desde el Puente de Hierro hasta Los Ce-menterios, pero ha sido sistemáticamente expoliado hasta la actualidad por los afi-cionados del entorno, especialmente en su tramo medio-bajo entre la Carretera General del Norte y la Autopista del Norte. Finalmente, en Santa Úrsula, el llano de La Quinta Roja y el Barranco de la Cruz son de las zonas más dañadas de la isla de Tenerife por el vaciado de buena parte de las cuevas, quizás cuando se abancaló parte del cauce bajo del Barranco de la Cruz. Esta zona tiene una notable prolongación a lo largo del acantilado en El Ancón, sobre todo en el andén superior, pero también en el medio, con cuevas de habitación y enterramiento, que se prolongan en algunos casos ya dentro del muni-cipio de La Orotava. V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 254 APÉNDICE 1 Municipio Tacoronte Tacoronte Tacoronte Tacoronte Tacoronte Tacoronte Tacoronte Tacoronte Tacoronte Tipología 1 cueva de enterramiento Cueva de habitación 9 cuevas de habitación 1 cueva de enterramiento 8 cuevas de habitación 1 cueva de enterramiento Cueva de enterramiento 6 cuevas de habitación 1 cueva de enterramiento 5 cuevas de habitación 2 cuevas de habitación 1 cueva de enterramiento 1 cueva de enterramiento Actuaciones Excavación 1943-44 Excavación 1943-44 Excavación 1943-44 Excavación 1943-44 Prospección Excavación 1943-44 Excavación 1943-44 Bibliografía Diego Cuscoy, 1944: 118-119, 121-123 y 1968: 237; Álvarez Delgado, 1947: 122-123 Diego Cuscoy, 1968: 237 Álvarez Delgado, 1947: 21, 28; Diego Cuscoy, 1962: 79, 1968: 236 y 1971: 113, fig. 48/1 Álvarez Delgado, 1947: 21, 25-26; Diego Cuscoy, 1949: 213, fig. 4/ 4; 1968: 236 Diego Cuscoy, 1968: 237 Álvarez Delgado, 1947: 21, 26-27 Álvarez Delgado, 1947: 21; Diego Cuscoy, 1968: 237 Álvarez Delgado, 1947: 21, 24, 28- 29; Diego Cuscoy, 1950: 104, fig. 2/ 6-8, 1962: 80 y 1968: 237 Diego Cuscoy, 1944: 123, 121 fig. 2/1-7 y 1968: 237; Álvarez Delgado, 1947: 121-122 Yacimiento Cueva de la Hondura; Risco del Señorito, Barranco de Guayonje Barranco de Guayonje Risco de los Guanches Risco de la Fuentecilla Risco de la Fuente Risco Boquerón Risco de El Pedregal Risco del Pris Risco de los Sauces YACIMIENTOS PREVIAMENTE CONOCIDOS DEL MENCEYATO DE TACORONTE UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 255 El Sauce Juan Fernández Puerto de la Madera El Roque Cueva de los Caninos, Risco de la Garañona Risco del Castillo La Baranda Las Breñas Risco de los Ángeles La Atalaya Cueva de El Sauzal Cueva en Punta Volcánica del Sauzal, 25 m.s.n.m. Barranco Cabrera. Sector 1 Barranco Cabrera. Sector 2 Tacoronte Tacoronte Tacoronte Tacoronte El Sauzal El Sauzal El Sauzal El Sauzal El Sauzal El Sauzal El Sauzal El Sauzal El Sauzal El Sauzal Cueva de enterramiento Cueva de enterramiento Cueva de habitación Cueva de enterramiento Cueva de enterramiento Cueva de enterramiento (5 muertos) Cueva de enterramiento Cueva de enterramiento Cueva de habitación Cueva de enterramiento Cueva con momia Cueva con momia de un infante 5 cuevas de habitación 13 cuevas de habitación 2 cuevas de enterramiento Excavación 1943-44 Excavación 1943-44 ca. 196? ca. 1970-79 Excavación 1943-44 Excavación 1943-44 Diego Cuscoy, 1968: 237 Diego Cuscoy, 1968: 236 Diego Cuscoy, 1968: 237 Diego Cuscoy, 1968: 237 y 1971: 113, fig. 48/3 Diego Cuscoy, 1944: 123, fig. 3 y 1968: 237; Álvarez Delgado, 1947: 123-124 Diego Cuscoy, 1944: 119, 123, 121 fig. 2/8-14; 1947: 119, 1952: 144 y 1968: 237; Álvarez Delgado, 1947: 124-126 Diego Cuscoy, 1968: 237 Diego Cuscoy, 1968: 237 Diego Cuscoy, 1968: 237 Diego Cuscoy, 1962: 79 Diego Cuscoy, 1976: 239 Notman, 1995: 100; Rodríguez, 1995: 162, fig. 4 Álvarez Delgado, 1947: 12 Álvarez Delgado, 1947: 11-16, 18-19 Diego Cuscoy, 1947: 118- 119, fig. 2; 1949: 212-213, fig. 4/3; 1950: 104, fig. 2/ 1-4, 14-15, 21, 1952: 143, 139 fig. 2/1a, 1962: 80, 1968: 237 y 1971: 41, fig. 5/2- 4, 113 fig. 48/2 y 4 V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 256 Barranco Cabrera Cueva de los Guanches. Risco del Perro Cueva del Risco Caído. Bco. Hondo a 300 m. de la Cueva del Risco Caído. Bco. Hondo Risco Caído. Bco. Hondo= Barranco de los Naranjos El Caletón Camino de Michel Barranco de los Acebiños La Quinta Roja El Ancón La Matanza La Matanza La Victoria La Victoria La Victoria-Santa Úrsula La Victoria Santa Úrsula Santa Úrsula Santa Úrsula Santa Úrsula-La Orotava Cueva de enterramiento Cueva de enterramiento Cueva de enterramiento (5 muertos) Cueva de enterramiento con 2 momias destruidas Cueva de enterramiento con 2 momias destruidas Cueva de enterramiento Cueva de enterramiento (7 muertos) Cueva de enterramiento Cueva de enterramiento Cuevas de enterramiento y habitación Prospección Excavación 1943-44 Excavación 1949 Excavación 1943-44 Excavación 1943-44 Excavación 1984 Diego Cuscoy, 1968: 237 Diego Cuscoy, 1943: 278-279, fig. 1-2, 1968: 237 y 1971: 40, fig. 4/5-7; Álvarez Delgado, 1947: 16-18, 127-128 Diego Cuscoy, 1953: 107-110 y 1968: 237 Diego Cuscoy, 1953: 107, 109 Álvarez Delgado, 1947: 129-130; Diego Cuscoy, 1953: 107 y 1968: 237 Diego Cuscoy, 1968: 237 Diego Cuscoy, 1968: 237; Léon y Romero, 1992- 94: 53-58, fot. a-d Diego Cuscoy, 1962: 79 y 1968: 237 Diego Cuscoy, 1968: 237 Diego Cuscoy, 1968: 239 UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 257 FUENTES DEL APÉNDICE 1 ÁLVAREZ DELGADO, J.: Excavaciones arqueológicas en Tenerife (Canarias). Plan Nacional 1944-1945. Informes y Memorias, 14. Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas. Ministerio de Educación Nacional. Madrid, 1947. BERTHELOT, S.: Histoire Naturelle des Îles Canaries. Tome I. Partie 1. Ethnographie. Annales de la Conquête. Béthune et Plon. Paris, 1840-42. —— Etnografía y Anales de la Conquista de las Islas Canarias. Goya. Tenerife, 1840-42/1978. DIEGO CUSCOY, L.: «La cerámica decorada de Tenerife». Revista de Historia Canaria, 9 (64), 1943, pp. 277-279. —— «Adornos de los guanches. Las cuentas de collar». Revista de Historia Canaria, 10 (66), 1944, pp. 117-124. —— «De arqueología canaria: estudio acerca de las ‘tabonas’ de los guanches». Cuadernos de Historia Primitiva, 2 (2), 1947, pp. 111-120. —— «Notas acerca de la industria lítica guanche». Revista de Historia Canaria, 15 (86-87), 1949, pp. 204-214. —— «La cerámica de Tenerife como elemento definidor de la vida guanche». Ampurias, 12, 1950, pp. 97-113. —— «El ajuar de las cuevas sepulcrales canarias occidentales». I Congreso Nacional de Arqueología (Madrid, 1951). Zaragoza, 1952, pp. 135-159. —— Nuevas excavaciones arqueológicas en las Canarias Occidentales. Yacimientos de Tenerife y La Gomera (1947-1951). Informes y Memorias, 28. Comisaría General de Excavaciones Arqueológi-cas. Ministerio de Educación Nacional. Madrid, 1953. —— «Calcos y vaciados de grabados rupestres». VII Congreso Nacional de Arqueología (Barcelona, 1960). Secretaría General de los Congresos Arqueológicos Nacionales. Zaragoza, 1962, pp. 88-95. —— Los Guanches. Vida y cultura del primitivo habitante de Tenerife. Publicaciones del Museo Ar-queológico de Tenerife, 7. Tenerife, 1968. —— Gánigo. Estudio de la cerámica de Tenerife. Publicaciones del Museo Arqueológico de Tenerife, 8. Tenerife, 1971. —— «Escondrijo y ajuar del ‘Risco de los Guanches’ (Tacoronte, Tenerife)». El Museo Canario, 35, 1974, pp. 29-39. LÉON, Mª. del C. y ROMERO, A.: «Excavación de urgencia de una cueva sepulcral en el camino de Michel (Santa Úrsula, Tenerife)». El Museo Canario, 49, 1992-94, pp. 53-58. V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 258 NOTMAN, D.N.H.: «Paleoradiology of the guanches of the Canary Islands». I Congreso Internacional de Estudios sobre Momias (Puerto de la Cruz, Tenerife, 1992). I. Museo Arqueológico y Etnográfico de Tenerife. Cabildo de Tenerife. La Laguna, 1995, pp. 99-104. RODRÍGUEZ MARTÍN, C.: «Una historia de las momias guanches». I Congreso Internacional de Estudios sobre Momias (Puerto de la Cruz, Tenerife, 1992). I. Museo Arqueológico y Etnográfico de Tenerife. Cabildo de Tenerife. La Laguna, 1995, pp. 151-162. UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 259 Fig. 1a-1b. Dos vistas del acantilado de Acentejo. Fig. 2. Descenso a cuevas en Tacoronte. V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 260 Fig. 3a. Cuevas de habitación de la Fuentecilla (Tacoronte). Fig. 3b. Cuevas de habitación de El Ancón (Santa Úrsula), actualmente reutilizadas como rediles de cabras. UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 261 Fig. 4a. Interior con huesos en superficie dentro de una cueva funeraria de Rojas (El Sauzal). Fig. 4b. Vista de cuevas de habitación y funerarias del Bco. Cabrera (El Sauzal). V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 262 Fig 6. Grabado de barco piqueteado de La Baranda (El Sauzal). Fig. 7. Cazoleta en Punta de la Sabina (La Matanza). Fig 5. Enterramientos en tubos volcánicos del Barranco de la Cruz (Santa Úrsula).
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Calificación | |
Título y subtítulo | Una valoración arqueológica de la comarca de Acentejo (Tenerife, Islas Canarias) |
Autoría principal | Valencia, Vicente ; Escribano, Gabriel ; Mederos, Alfredo |
Publicación fuente | Revista de historia canaria |
Numeración | Número 186 |
Sección | Artículos |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | La Laguna (Santa Cruz de Tenerife) |
Editorial | Universidad, Servicio de Publicaciones |
Fecha | 2004 |
Páginas | p. 235-264 |
Materias | Arte ; España ; Canarias ; Historia ; Lingüística ; Publicaciones periódicas |
Enlaces relacionados | Página web: http://publica.webs.ull.es/publicaciones/lista-volumenes/revista-de-historia-canaria/ |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 5465278 Bytes |
Texto | UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 235 REVISTA DE HISTORIA CANARIA, 20; abril 2004, pp. 235-262 UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA DE ACENTEJO (TENERIFE, ISLAS CANARIAS) Vicente Valencia, Gabriel Escribano y Alfredo Mederos RESUMEN La prospección arqueológica sistemática, desarrollada entre 2002-03 en la comarca de Acentejo en el Noreste de la isla de Tenerife, en la mitad septentrional húmeda de la isla, que comprende cinco municipios, Tacoronte, El Sauzal, La Matanza, La Victoria y Santa Úrsula, ha supuesto localizar 350 yacimientos, principalmente cuevas de habitación y cue-vas funerarias que se concentran en el acantilado costero, y en el cauce medio y bajo de los principales barrancos: Barranco Cabrera, Barranco de Acentejo y Barranco Hondo. Merece destacarse la amplia distribución de grabados rupestres en la comarca, en torno al 10% de los yacimientos, y el uso funerario de los pequeños tubos volcánicos, principalmente para enterramientos infantiles y neonatos. PALABRAS CLAVE: Islas Canarias, Tenerife, prospección arqueológica, guanches, Acentejo. ABSTRACT A systematic archaeological survey, developed between 2002-03 in the region of Acentejo in the Northeast of the island, in the moist north side of Tenerife, with five municipalities, Tacoronte, El Sauzal, La Matanza, La Victoria and Santa Úrsula, it has supposed to locate 350 archaeological sites, mainly habitation and funerary caves that are concentrated in the coastal cliff, and in the middle and lower main deep valleys: Cabrera, Acentejo and Hondo. Deserve be emphasized the wide distribution of the rock engravings in the region, around the 10% of the archaeological sites, and the funerary use of the small volcanic tubes, mainly for infantile burials. KEY WORDS: Canary Islands, Tenerife, archaeological survey, guanches, Acentejo. 1. INTRODUCCIÓN Entre marzo de 2002 y marzo de 2003 se realizó, por encargo y financia-ción del Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, el Inventario Arqueológico de la Co-marca de Acentejo, Municipios de Tacoronte, El Sauzal, La Matanza de Acentejo, La Victoria de Acentejo y Santa Úrsula, isla de Tenerife. V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 236 El proyecto, adjudicado por concurso público al CICOP, fue dirigido por V. Valencia Afonso, y codirigido por el Dr. A. Mederos y los licenciados D. Chinea, G. Escribano, J.T. Macías, T. Rodríguez y J. Rodríguez, participando también los estudiantes G. González y R. Rodríguez de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna. Debido al alto nivel de antropización que presentan los municipios del Norte de Tenerife, por el intenso aprovechamiento agrícola al que han estado sometidos, el número de referencias bibliográficas con que se contaba y la dificultad de la prospec-ción, dividió los municipios y equipos de trabajo en dos grandes zonas, el acantilado costero y entorno más inmediato siguiendo la carretera general desde Valle de Guerra hasta El Sauzal, y el trazado de la autopista hasta el municipio de Santa Úrsula, y una segunda con las zonas de medianía y cumbre, dedicando especial intensidad a la pros-pección de los cauces de los barrancos y acantilado costero por tratarse de las áreas que potencialmente podían conservar mayor número de yacimientos arqueológicos. En determinadas zonas de difícil orografía hubo que recurrir a equipos de escalada y descenso, bien por miembros de nuestro equipo (G. González, J.T. Macías y R. Rodríguez) en zonas puntuales de los acantilados de El Pris y Mesa del Mar de Tacoronte, en la margen izquierda del Barranco de Acentejo de La Matanza, en Barranco Hondo en La Victoria o Barranco de la Cruz en Santa Úrsula, o por miembros del Grupo Tajinaste de espeleología, en particular en La Hondura del Barranco de Guayonje. Sin embargo, es importante reseñar que, en general, los resultados fueron desalentadores, lo que también pone en evidencia que salvo cue-vas de enterramiento y, fundamentalmente, cuevas que han quedado colgadas por derrumbes o por total abandono de los antiguos caminos, no es habitual que se ocupen este tipo de cavidades de muy difícil acceso. En el caso de las zonas altas, donde domina la laurisilva o el fayal-brezal de sustitución, se encuentra un monteverde muy tupido que impide en muchos casos acceder a cuevas o tubos volcánicos, o simplemente quedan ocultas. En los cauces de los barrancos, muy afectados por la acción antrópica, la densa y tupida vegetación de sustitución, en particular los zarzales, oculta gran cantidad de paredes con afloramientos rocosos, que obligan al recurso del machete, guantes aislantes y rozaderas para poder avanzar o acceder a algunas paredes con afloramientos basálticos o cuevas, lo que endurecía el trabajo y además lo ralentizaba de una forma directa. El vertido de escombros es un riesgo añadido de gran peligro-sidad por la presencia de varillas metálicas, cristales, etc., y que se aprecia muy bien al prospectar la desembocadura del Barranco Cabrera de El Sauzal, en una zona donde existe la estructura de un hotel que no acabó de construirse por la afección que produjo en el entorno. La climatología también es un factor importante en las prospecciones. Cuan-do se desarrollan en invierno, a la ya difícil orografía se le une el agua en los barran-cos que dificulta atravesarlos, el barro limita la movilidad en todo tipo de sitios, y se aumenta el riesgo de patinar y de producirse accidentes, especialmente en zonas de acantilado, simplemente con un sereno nocturno muy intenso o una lluvia maña-nera, genera situaciones peligrosas que en épocas de verano presentan muchos me-nos riesgos. UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 237 Finalmente, un serio factor limitador del trabajo es la existencia de cierres artificiales. Bien con la construcción de urbanizaciones de chalets que llegan hasta el mismo risco del acantilado, hecho que sucede sistemáticamente en El Sauzal, con las urbanizaciones de Las Breñas, Puntillo del Sol, Los Naranjos y Los Ángeles, que cierran los antiguos accesos a los senderos para bajar al acantilado y obligan a des-cender por zonas peligrosas o simplemente lo imposibilitan. Bien con el levanta-miento de vallas metálicas de varios metros de altura, como sucede en el sector occidental del Camino del Rey en Tacoronte. O simplemente, porque el acceso a la cueva se encuentra debajo de un chalet privado, y si no hay posibilidades de entrar desde abajo bordeando la casa, resulta imposible acceder a él. Finalmente, la última variante es el cierre mediante puertas con candados y levantamiento artificial de paredes en algunas cuevas que presentan buenas condiciones de uso como almacén de productos agrícolas o bodega. 2. DIAGNÓSTICO GENERAL 2.1. VALORACIÓN GLOBAL CRONOLOGÍA TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Prehisp. Reutil. 84 42 32 35 28 Prehispánico 35 24 17 15 34 Histórico 2 0 0 0 0 Total = 350 121 66 49 50 62 EXCAVACIÓN TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA No 117 65 48 48 60 Sí 4 1 1 2 2 Total = 350 121 66 49 50 62 A la hora de señalar diversas conclusiones generales sobre los resultados de la Prospección Arqueológica de la Comarca de Acentejo, la más destacada sería el enorme aumento en el número total de yacimientos que actualmente alcanzan los 350, lo que pone en evidencia el potencial arqueológico que tiene la comarca en relación con los datos previamente conocidos, particularmente procedentes de pros-pecciones realizadas entre 1943-44 por Luis Diego Cuscoy (vide infra, apéndice 1). Por otra parte, salvando una excavación de urgencia realizada en 1984 en el Camino de Michel de Santa Úrsula, no existe ninguna cueva excavada con técnicas modernas en el municipio, y en concreto ninguna de habitación. Las actuaciones V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 238 realizadas en los años cuarenta se ciñeron básicamente a cuevas de enterramiento, la mayor parte de ellas ya expoliadas, total o parcialmente, en parte de ellas se trata de los primeros trabajos de campo de Diego Cuscoy, sus motivaciones estaban orienta-das a localizar cuentas de collar de los enterramientos para un estudio específico en este sentido1, y aportan una información muy insuficiente sobre la dinámica del poblamiento de la comarca de Acentejo. Los trabajos posteriores se reducen a alguna actuación de urgencia, como el descubrimiento durante el trazado de una atarjea de una cueva con 5 enterramientos en la Cueva del Risco Caído (La Victoria), que fue excavada en 19492, o la publica-ción de un apéndice con el inventario de yacimientos con material depositado en el Museo Arqueológico de Tenerife dentro de la monografía Los Guanches de L. Diego Cuscoy3, donde se dan a conocer una quincena de nuevos yacimientos: 6 de Taco-ronte, 3 de El Sauzal, 1 de La Matanza, 1 de La Victoria y 4 de Santa Úrsula (vide infra, apéndice, 1). Posteriormente, sólo merece citarse la tesis de licenciatura de Mª.C. Jiménez Gómez, Contribución a la Carta Arqueológica del N.E. de Tenerife, defendida en 19714, que se basó en la información publicada entonces disponible5, al igual que en la síntesis de otra tesis de licenciatura sobre los enterramientos abo-rígenes las Islas Canarias, donde se incluyen los de la comarca de Acentejo6, y final-mente, la excavación de urgencia realizada en una cueva funeraria del Camino de Michel (Santa Úrsula)7 en 1984, que presentó 7 enterramientos. Resulta complicado valorar estadísticamente las novedades en relación con los trabajos precedentes, porque muchos de estos yacimientos eran mencionados genéricamente y no de forma individualizada como se ha realizado en este trabajo, pero como mínimo se han triplicado o cuadruplicado. La mayor parte de ellos han sido reutilizados en fechas históricas, especial-mente las cuevas de habitación, y en los casos que no existen indicios precisos sue-len observarse señales de expolio, en particular en las cuevas funerarias, siendo un claro síntoma que es prácticamente imposible localizar un cráneo incluso en las cuevas mejor conservadas. 1 DIEGO CUSCOY, L.: «Adornos de los guanches. Las cuentas de collar». Revista de Historia Canaria, 10 (66), 1944, pp. 117-124. 2 DIEGO CUSCOY, L.: Nuevas excavaciones arqueológicas en las Canarias Occidentales. Yaci-mientos de Tenerife y La Gomera (1947-1951). Informes y Memorias, 28. Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas. Ministerio de Educación Nacional. Madrid, 1953, pp. 107, 109. 3 DIEGO CUSCOY, L.: Los Guanches. Vida y cultura del primitivo habitante de Tenerife. Publi-caciones del Museo Arqueológico de Tenerife, 7. Tenerife, 1968, pp. 237-239. 4 JIMÉNEZ GÓMEZ, Mª. de la C.: Contribución a la Carta Arqueológica del N.E. de Tenerife. Memoria de Licenciatura inédita. Universidad de La Laguna, 1971. 5 JIMÉNEZ GÓMEZ, Mª.C.; TEJERA, A. y LORENZO PERERA, M.: Carta Arqueológica de Teneri-fe. Enciclopedia Canaria. Cabildo Insular de Tenerife. Tenerife, 1980, pp. 36-38, 42-45, 47. 6 ARCO AGUILAR, Mª. del C. del: «El enterramiento canario prehispánico». Anuario de Estu-dios Atlánticos, 22, 1976, pp. 35-36, 43, 45, 53, 56-59. 7 LÉON, Mª. del C. y ROMERO, A.: «Excavación de urgencia de una cueva sepulcral en el camino de Michel (Santa Úrsula, Tenerife)». El Museo Canario, 49, 1992-94, pp. 53-58. UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 239 Las nuevas prospecciones han confirmado que el hábitat principal se con-centraba en la costa, prácticamente en todos los espacios aprovechables, con una preferencia por las cuevas de habitación en los puntos más accesibles o las cuevas con mejores condiciones, mientras que las cuevas funerarias utilizadas eran más pequeñas, de más difícil acceso o con humedad puntual en algunas zonas. Pero una vez conseguido este inventario completo de yacimientos en la Comarca de Acentejo, se aprecian aún mejor las limitaciones que supone una prospección, porque no es posible ofrecer lecturas diacrónicas o cronológicas de la ocupación aborigen de la comarca, para valorar si esta ocupación general fue permanente, si presentó oscila-ciones, si fue resultado de una demografía creciente, etc. La entidad de la ocupación documentada depende en muchas ocasiones de las propias condiciones de conservación de los yacimientos y eso hace difícil en ocasiones tener una imagen lo suficientemente objetiva de cuáles fueron las princi-pales áreas de habitación y enterramiento, ya que algunas de ellas han sido las más expoliadas, en particular a partir de la década de los setenta del siglo XIX, lo que supone 140 años de expolio in crescendo. Pero resulta claro que todo el Acantilado de Tacoronte, con centro en el Camino del Rey, y las desembocaduras del Barranco Cabrera-Ladera de Rojas de El Sauzal-La Matanza, el Barranco de Acentejo-La Sa-bina en La Matanza-La Victoria, Barranco Hondo en La Victoria-Santa Úrsula, y el Acantilado de El Ancón en Santa Úrsula, fueron algunos de los núcleos de habita-ción principales. Respecto a un hábitat de medianías, la sistemática explotación que ha existi-do en la zona por el aprovechamiento agrícola de todo el suelo posible para la plan-tación de vid, papas y frutales principalmente, y la creciente expansión de los cascos urbanos de la comarca, no sólo en las ciudades, sino también alrededor de los prin-cipales ejes viarios, han eliminado prácticamente todas las evidencias de habitación en la zona medio-baja que debió también ocuparse, como puede observarse en cue-vas muy reutilizadas en los cauces de los principales barrancos de la comarca, y debió existir en las cercanías de los actuales núcleos urbanos de Tacoronte, en el cauce medio-bajo de Guayonje, más dudosamente en El Sauzal, La Matanza, en La Sima de los Huesos de La Victoria o en Santa Úrsula, ya que debió existir cierta coinciden-cia entre los espacios ocupados por los conquistadores y los de los aborígenes, aun-que los primeros buscaban principalmente los entornos agrícolas más adecuados. Sin embargo, no se ha podido confirmar la presencia de un hábitat de caba-ñas en las medianías del Norte. Y esta misma impresión surge de la prospección de las zonas de transición hacia la cumbre, del bosque de laurisilva al pinar, donde sólo se ha localizado un poblado de superficie con unas 8 cabañas alrededor de la Mon-taña de la Vica, pero claramente vinculado al aprovechamiento regular de piedra molinera en sus inmediaciones, acompañado por adecuadas condiciones medioam-bientales como una extensa llanura y una importante fuente. En Santa Úrsula, pero ya en las proximidades de La Orotava, cabe mencionar otro poblado quizás estacional alrededor del Roque de Chipeque, éste claramente en las rutas de ascenso hacia Las Cañadas de El Teide, que buscan alrededor de lomas, montañas o grandes rocas mayor protección contra las inclemencias del tiempo, aunque no se trata de una o dos cabañas aisladas, y puede subdividirse en varios conjuntos próximos. V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 240 En parte, esta ausencia se podría vincular a la repoblación forestal a partir de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX, a la obtención de brea entre los siglos XVI-XIX, al aprovechamiento de la pinocha para abono, y en particular de la madera para carbón hasta finales de los años sesenta del siglo XX, a la coincidencia por la presencia de algunas zonas recreativas en las proximidades como el Llano de las Lagunetas, o al reciente trazado de pistas forestales y cortafuegos, etc., pero no parecen razones suficientes, y es probable que la fuerte humedad de la zona durante buena parte del año no los convirtiera en entornos especialmente apetecibles. No obstante, sí se ha podido detectar, sobre todo en las medianías de El Sauzal, en zonas del dominio del bosque de laurisilva, la ocupación de tubos volcá-nicos a pesar de la gran humedad del entorno, como las cuevas de La Labrada, La Culebra, Las Mechas o Los Covachos I y II, y sugiere un aprovechamiento, al menos estacional, del bosque de laurisilva, probablemente vinculado con el pastoreo de piaras de cerdos y de ovicápridos durante el verano, y la recolección al madurar de los frutos de las fayas, mocanes, etc. Por otra parte, se puede confirmar la presencia, tanto en la zona de medianías como de cumbre, de estaciones de grabados próximas a los cauces o interfluvios de los principales barrancos en toda esta comarca del norte de la isla, algunos con seguridad históricos en Tacoronte, y de estaciones de cazoletas y canalillos que van aumentando a partir de La Victoria, entre las que cabe citar Lomo las Chozas, Lomo la Orea, Lomo Barranco de Bobadilla, Barranco del Garabato, etc., que pro-bablemente existieron en mayor cantidad también en la costa, como ejemplifican la de la desembocadura del Barranco de Acentejo-La Sabina, pero la elevada antropi-zación de toda la costa, salvo en los espacios de los acantilados, por su difícil acceso, urbanizaciones, fincas de plátanos y aprovechamiento agropecuario, ha destruido otras evidencias que seguramente existieron en la zona. A nivel metodológico, el aspecto más novedoso ha sido la localización de un nuevo tipo de yacimiento funerario, el pequeño tubo volcánico con boca de entrada inferior a 0.50 m de diámetro. Estos pequeños tubos volcánicos son utiliza-dos para enterramientos generalmente individuales de adultos, como sucede en el Camino del Rey en la bajada hacia Los Lavaderos de Tacoronte, más de un adulto en las Toscas de Ana María de Santa Úrsula, o neonatos e infantiles en el Barranco de la Cruz de Santa Úrsula, pero exigen la revisión detenida de ellos para poder detectar alguna evidencia ósea humana ya que habitualmente también han sido expoliados. 2.2. TIPOLOGÍA DE YACIMIENTOS Si observamos la tipología de los yacimientos documentados, las dos cate-gorías de cuevas responden claramente a lo esperado. Las cuevas de habitación al-canzan un porcentaje en torno al 60% de los yacimientos, con las excepciones de La Matanza, donde el descubrimiento de una necrópolis muy saqueada en cuevas pe-queñas, quizás algunas sólo de enterramientos individuales, en la desembocadura del Barranco de Acentejo-La Sabina, ha incrementado significativamente el por- UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 241 centaje general, y en Santa Úrsula, que cuenta con un porcentaje anómalo de cue-vas de enterramiento en Barranco Hondo, Barranco de la Cruz, El Ancón y Cami-no de Michel, en relación con cuevas de habitación que debieron localizarse en mayor número en un área muy expoliada de la cuenca baja y medio-baja de Barran-co Hondo, y que dificulta la valoración de cuál fue el principal núcleo de habita-ción del municipio. Por el contrario, el cambio más novedoso sobre la imagen que teníamos de la distribución de tipos de yacimientos es la constante presencia de estaciones de grabados rupestres en todo el norte de la isla, que hasta ahora no se había confirma-do por falta de prospecciones adecuadas, que mantienen un porcentaje regular de un 10%. Es interesante que el porcentaje disminuya algo en Tacoronte y aumente de forma sostenida en Santa Úrsula, porque está relacionado con el progresivo in-cremento de altura de los municipios, y algunas de las estaciones están en zonas de cumbre o en áreas de transición hacia ella. El descubrimiento de estaciones de grabados ha sido fruto de una detenida prospección sistemática de la zona de las medianías y transición a la cumbre, vincu-ladas a los cauces altos y medios de los principales barrancos. Suelen situarse en las zonas de transición del fayal-brezal al bosque del pinar, y se distinguen por tratarse a menudo de afloramientos basálticos en los interfluvios de los barrancos promi- TIPO TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Cueva hábitat 70 41 22 31 18 Cueva enterr. 21 11 12 8 28 Rupestre 7 6 5 5 9 Poblado 0 0 2 3 1 Necrópolis 0 6 1 0 1 Sepult. aislada 1 0 0 3 0 Abrigo 1 0 1 0 1 Recinto aislado 0 0 0 0 1 Otros 7 7 9 3 6 Total = 350 121 66 49 50 62 TIPO TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Cueva hábitat 58 % 62 % 45 % 62 % 29 % Cueva enterr. 17.5 % 16.5 % 24.5 % 16 % 45 % Rupestre 6 % 9 % 10 % 10 % 14.5 % Total 3 categ. 81.5 % 87.5 % 79.5 % 88 % 88.5 % V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 242 nentes y visibles desde cierta distancia, aunque a veces están parcialmente ocultas por la vegetación. Así, en Tacoronte, en cotas de ca 925 m se encuentran grabados históricos en el Barranco de Toledo con cruz latina y estrella de cinco puntas. En cotas entre 775-675 msnm del Barranco de San Jerónimo-San Joaquín se encontraron cuatro estaciones sencillas, cada una con un solo panel con grabados geométricos incisos con rayas inconexas y dameros. Y ya en el cauce medio del Barranco de San Juan, a 400 msnm, otra estación con grabados geométricos incisos de menor entidad. O continúan en El Sauzal en el Barranco de la Negra. Sin embargo, la cronología aborigen de muchos de ellos no resulta eviden-te, y merecen destacarse los barquiformes de la Ladera de la Baranda de El Sauzal, los paneles próximos al poblado de la Montaña de la Vica de La Matanza, o los grabados geométricos de la desembocadura del Barranco de Acentejo-La Sabina de La Matanza y en las Toscas de Ana María en Santa Úrsula. Estas tres categorías concentran entre el 80-85% del total de los yacimien-tos documentados y reflejan la ausencia de un hábitat en cabañas significativo en las medianías, mientras que en proximidad a la costa el entorno del acantilado costero presenta suficientes cuevas susceptibles de aprovechamiento. Este hecho puede de-berse a la alta antropización del territorio, pero sigue sin confirmarse para el norte de Tenerife un modelo de hábitat no estacional con estas características que fue enfatizado tras las prospecciones en el sur y noreste de Tenerife del Inventario del Patrimonio Arqueológico de la Provincia de Santa Cruz de Tenerife entre 1988- 1991, dirigido por J.F. Navarro en Tegueste8, La Laguna, Santa Cruz de Tenerife, Arona, Adeje, Granadilla y San Miguel de Abona y en el Inventario de Patrimonio Arqueológico de los municipios de Arico, Fasnia, Güímar y Candelaria para la Di-rección General de Cultura del Gobierno de Canarias dirigidos por V. Valencia y F. Álamo entre 1994-1995, información que precisa de una contrastación más ade-cuada, también en el sur de Tenerife. La mención de Béthencourt Alfonso9 del emplazamiento de los tagorores del menceyato de Tacoronte hacía pensar que habría una ocupación regular de las zonas de medianías, ya que suelen situarse en las inmediaciones de las principales montañas o atalayas del entorno, pero las prospecciones en toda una serie de eleva-ciones con un notable control visual del territorio no lo han confirmado. Así, en Tacoronte, donde se encuentran la Montaña del Cerro, Montaña del Haya, Montaña de Hija, Montaña Facundo, Lomo del Trazo, Montaña Madru-ga, Montaña de los Naranjeros, Montaña de la Caldera y Montaña de la Atalaya, sólo han dado resultados positivos en el Lomo del Trazo y la Montaña de los Naran- 8 VALENCIA AFONSO, V.: «El Patrimonio Arqueológico del Municipio de Tegueste (Teneri-fe): Valoración General». Investigaciones Arqueológicas en Canarias, 3, 1992, pp. 241-248. 9 BÉTHENCOURT ALFONSO, J.: Historia del Pueblo Guanche. II. Etnografía y organización so-cio- política. M.A. Fariña (ed.). Francisco Lemus editor. La Laguna, 1912/1994, pp. 98, 118. UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 243 jeros, donde se documentó cerámica aborigen y obsidiana, y en ningún caso cons-trucciones vinculadas a un posible tagoror. Estrictamente, quizás sólo la Montaña o Lomo del Trazo sea el único hábitat de superficie del municipio de Tacoronte, aun-que se tienen referencias orales de la recogida de material aborigen en las reformas del Calvario, al lado de la Alhóndiga. Otro tanto podría decirse para La Matanza, donde sólo se localizó un po-blado de superficie en la loma de La Rebolada próxima a la cara norte del volcán de San Antonio, aunque sí se ha localizado ocupación aborigen en el Llano de las Lagunetas, en los alrededores de la Montaña de Cabeza de Toro, donde también Béthencourt Alfonso situaba otro tagoror. Es posible que esa ocupación estuviera también vinculada a las laderas de los actuales pueblos de Tacoronte, El Sauzal, La Matanza, la Galería de los Huesos en La Victoria o Santa Úrsula, pero tampoco hay datos claros en ese sentido, por-que las cuevas de sus entornos están altamente antropizadas y en superficie no ha podido documentarse nada significativo. Tampoco ha podido constatarse la presencia de talleres líticos de obsidiana; sin embargo, sí merece destacarse la abundancia de obsidiana presente en toda la comarca, especialmente en algunos sectores de los acantilados costeros, que además se aprecia desechada, de forma aislada, en los antiguos caminos naturales, y al me-nos en parte debía proceder de la zona de Las Cañadas. No obstante, en El Sauzal se documentó en la zona de Rojas, en la Punta del Puertito, un punto de extracción de lajas de basalto, que ha continuado hasta la actualidad, pero que quizás se retrotraiga a época aborigen porque permite un apro-visionamiento ocasional aprovechando las fracturas naturales de la roca. En su con-tra está que se trata de un espacio utilizado como necrópolis. Lo más interesante ha sido la confirmación de una importante área de cap-tación de piedra molinera alrededor de la Montaña de la Vica en El Sauzal-La Ma-tanza10, acompañado por la presencia de un poblado de superficie con unas 8 posi-bles cabañas, con cerámica aborigen y obsidiana, del que habría que tratar de determinar en un futuro si se trata de un hábitat estacional o permanente, pero que habla de la presencia de zonas especializadas de aprovechamiento de recursos como sucede con la obsidiana en la zona de La Tabona, también en el norte de Tenerife. Respecto a los concheros, su estado de conservación no es muy bueno, aunque en Tacoronte existe uno en Juan Fernández, otro pequeño en El Pris, inte-grado ya en el propio pueblo de pescadores, muy cortado por la erosión y por la carretera inmediata, un tercero en la ladera del Barranco de San Juan, cerca de su desembocadura, y finalmente un cuarto en La Hondura, en la desembocadura del Barranco de Guayonje, también muy pequeño y cortado por un sendero. En todo 10 MEDEROS, A. y ESCRIBANO, G.: «El comercio de los molinos rotatorios romanos en el Mediterráneo y litoral atlántico norteafricano». Archivo de Prehistoria Levantina, 24, 2001, p. 322-323. Ib., «Molinos rotatorios romanos en Canarias». Revista de Arqueología, 23 (252), 2002, pp. 56-61. V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 244 caso hay un claro aprovechamiento de las bajas inmediatas a la costa para pesca y marisqueo. Esto queda confirmado por la concentración de 4 grandes concheros que se conservan en Rojas, al final de Camino del Clavo, ya en el municipio de El Sauzal, la principal concentración de la comarca. Tienen continuidad a lo largo de la costa en la Hoya de Morales, dentro del entorno de Punta del Sol de La Matanza o en Callao Blanco de La Victoria. Finalmente, en las cuevas de enterramiento, según el estudio de Álvarez Delgado11, parecía reconocerse una por cada conjunto de cuevas de habitación, lo que ya no resulta tan evidente. En general, sí se advierte que se utilizan cuevas independientes, aunque relativamente próximas, que presentan peores condiciones de habitabilidad. Su acceso suele ser más difícil, y están más expuestas, con lo que suele realizarse el cierre parcial o total de su boca mediante la construcción de mu-ros artificiales de piedra. Salvando casos muy puntuales, como dos cuevas con abun-dantes restos antropológicos de Tagoro, en El Pris de Tacoronte o en otra del Cami-no de Michel en Santa Úrsula, en todos los casos han sido saqueadas y apenas se conservan huesos humanos, aunque sí los suficientes para su identificación como cuevas funerarias. No obstante, se ha detectado una tipología nueva de yacimiento funerario, el pequeño tubo volcánico con boca de entrada inferior a 0.50 m de diámetro. Estos pequeños tubos volcánicos son utilizados para enterramientos individuales de adultos, como sucede en el Camino del Rey en la bajada hacia Los Lavaderos de Tacoronte, o neonatos e infantiles, como hemos documentado en el Barranco de la Cruz de Santa Úrsula. En general, se encuentran expoliados, pero una observación detenida de éstos permite detectar en ocasiones huesos humanos. También merece señalarse el enterramiento de la Cueva de la Culebra de El Sauzal, al final de un tubo volcánico, donde se localizó un diente humano, por el que casi es imposible transitar, salvo arrastrándose y llevando hachones de tea, o queman-do grasa animal. No obstante, también pueden haber intervenido procesos postdepo-sicionales, como la acción de roedores, en el desplazamiento de estos restos humanos. A nivel de estructuras vinculadas a prácticas cultuales, es evidente la escasa presencia y sencillez de las estaciones de cazoletas en la costa, de las que realmente sólo se conoce una estación segura en la desembocadura de los Barrancos de Acentejo- La Sabina en La Matanza, muy sencilla a pesar de la importante plancha de toba presente en toda la zona, hasta otra situada sobre los altos del acantilado de Martiánez, ya en el Puerto de la Cruz. Probablemente por estar menos antropizadas, a pesar de la fuerte repobla-ción de la zona, esta presencia de estaciones de cazoletas es mayor en las zonas de 11 ÁLVAREZ DELGADO, J.: Excavaciones arqueológicas en Tenerife (Canarias). Plan Nacional 1944-1945. Informes y Memorias, 14. Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas. Ministe-rio de Educación Nacional. Madrid. 1947, pp. 20-22. UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 245 medianías altas y cumbre, donde se busca también emplazamientos elevados con buena visibilidad, aunque siguen tratándose de una o muy pocas cazoletas y un canalillo, siendo más abundantes a partir de La Victoria, con estaciones como el Lomo la Orea, Lomo de las Chozas o el Lomo del Barranco de Bobadilla, o en Santa Úrsula las Toscas de Ana María y Barranco de los Garabatos. Se conoce por Béthencourt Alfonso12 El Bailadero en el Monte de El Sauzal, dentro de la actual zona de Las Calderetas, al que también se asociaba un tagoror, bailadero o quizás baladero, y otro bailadero en Santa Úrsula, que coincide con la denominada Cueva de los Guanches que presenta restos arqueológicos, aunque en teoría debería vincularse a un espacio al aire libre. 3. DIAGNÓSTICO POR ZONAS 3.1. GRANDES UNIDADES NATURALES 12 BÉTHENCOURT ALFONSO, J.: Historia del Pueblo Guanche. II. Etnografía y organización socio-política. M.A. Fariña (ed.). Francisco Lemus editor. La Laguna, 1912/1994, pp. 98, 118. Si observamos la distribución de los yacimientos en las grandes unidades naturales, se observa claramente que entre 85-90% de los yacimientos se concen-tran en las zonas de la costa, cuya altura se incrementa notablemente a partir de La Matanza y afecta a las condiciones de habitabilidad en las zonas de la costa también en La Victoria y Santa Úrsula, las cuales mantienen un alto porcentaje de yacimien-tos en la costa, pero una buena parte de ellos son cuevas funerarias. ALTURAS TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Costa 113 60 36 41 53 Medianías 8 6 13 8 5 Cumbre 0 0 0 1 4 Total=350 121 66 49 50 62 ALTURAS TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Costa 93.5 % 91 % 73.5 82 % 85.5 % Medianías 6.5 % 9 % 26.5 16 % 8 % Cumbre 0 % 0 % 0 % 2 % 6.5 % V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 246 El aumento de altura de los municipios favorece un progresivo incremento del número de yacimientos hacia las zonas de medianía, y la aparición de yacimien-tos de cumbre ya en La Victoria y, en particular, en Santa Úrsula, donde ya suponen un 6.5%. En el caso de La Matanza, al tratarse del municipio más pequeño de la comarca, su porcentaje de costa disminuye significativamente y explica en parte el descenso de los yacimientos de la costa, pero también le afecta el alto grado de degradación que presenta el principal conjunto arqueológico del municipio, que se sitúa en la margen derecha del Barranco de Cabrera, mucho mejor conservada en la margen izquierda de El Sauzal. Por otra parte, a partir del Barranco Cabrera, en el límite entre El Sauzal y La Matanza, se encajan a lo largo de las medianías los grandes cauces de los barran-cos de cumbre que permiten una ocupación significativa en las cuencas medio-baja de los barrancos de Cabrera, de Acentejo, o Barranco Hondo, lo que también suce-de en barrancos más pequeños como el Barranco de Marta en La Victoria, que ocupan cuevas en el andén medio y bajo del barranco, por encima de posibles arrolladas y más protegidas de las inclemencias del tiempo, o en el andén superior por la mayor facilidad de acceso. 3.2. DISTRIBUCIÓN DE EMPLAZAMIENTOS POSICIÓN TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Ladera Bco. 31 23 26 40 25 Acantilado 78 21 14 7 26 Ladera 2 11 0 0 3 Cauce Bco. 5 1 0 0 0 Montaña 1 0 1 0 1 Meseta 1 0 0 0 1 Roque 2 0 0 0 0 Otros 1 10 8 3 6 Total = 350 121 66 49 50 62 POSICIÓN TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Ladera Bco. 25.5 % 35 % 53 % 80 % 40.5 % Acantilado 64.5 % 32 % 28.5 % 14 % 42 % Ladera 1.5 % 16.5 % 0 % 0 % 5 % Total 3 categ. 91.5 % 83.5 % 81.5 % 94 % 87.5 % UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 247 La distribución de los yacimientos en función de sus emplazamientos muestra claramente que se concentran en dos tipos, ladera de barranco y acantilado. En el acantilado, a medida que va creciendo en altura, especialmente a partir de La Ma-tanza, se produce un descenso regular del número de yacimientos que se encuen-tran en este tipo de hábitat, con la excepción de Santa Úrsula, que cuenta con un notable frente de acantilado, la zona de El Ancón, pero que tiene una funcionalidad principalmente funeraria, salvo en el andén superior que sí mantiene un número significativo de cuevas de habitación. Por el contrario, hay una progresión constante en el aumento de la ocupa-ción en las laderas de los barrancos, favorecida también por la aparición desde el Barranco Cabrera, a partir del límite de El Sauzal y La Matanza, de los grandes barrancos de cumbre con mayor profundidad y mayor superficie de ladera de ba-rranco aprovechable. La excepción ya mencionada de Santa Úrsula está vinculada al importante papel que tiene el Acantilado de El Ancón, junto con el notable expolio y afecciones antrópicas que afectan al cauce medio-bajo y bajo del Barranco Hon-do, que atenúa la importancia que debió tener la zona. 3.3. YACIMIENTOS MÁS SIGNIFICATIVOS PATRIMONIAL TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Alto Medio Bajo + = - + = - + = - + = - + = - Monumentalidad 1 21 99 3 14 49 0 11 38 1 15 34 1 9 41 Representatividad 2 52 67 2 24 40 2 17 30 1 25 24 5 17 40 Singularidad 4 68 49 2 35 29 3 16 30 1 26 23 5 16 41 Complejidad 1 50 70 0 19 47 3 12 34 0 24 26 3 14 45 Diversidad 0 39 82 1 18 47 0 11 38 2 14 34 2 14 46 Extensión 4 36 81 7 26 33 5 13 31 2 22 26 5 12 45 Fragilidad 14 95 12 10 49 7 17 30 2 20 25 5 23 30 9 PATRIMONIAL ALTO MEDIO BAJO Municipios TC ES LM LV SU TC ES LM LV SU TC ES LM LV SU Monumentalidad 1 3 0 1 1 21 14 11 15 9 99 49 38 34 41 Representatividad 2 2 2 1 5 52 24 17 25 17 67 40 30 24 40 Singularidad 4 2 3 1 5 68 35 16 26 16 49 29 30 23 41 Complejidad 1 0 3 0 3 50 19 12 24 14 70 47 34 26 45 Diversidad 0 1 0 2 2 39 18 11 14 14 82 47 38 34 46 Extensión 4 7 5 2 5 36 26 13 22 12 81 33 31 26 45 Fragilidad 14 10 17 20 23 95 49 30 25 30 12 7 2 5 9 V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 248 El criterio patrimonial más claro para jerarquizar la importancia de los ya-cimientos, la monumentalidad, resulta poco operativo porque la importancia de las estructuras es muy modesta en los yacimientos de Tenerife en comparación con otras islas, como Gran Canaria. Si se sigue un criterio más arqueológico que podría ser el de la representati-vidad a nivel de la isla o del archipiélago, por la importancia de la información arqueológica proporcionada, al ser la excavación más reciente una urgencia de 10 días en 1984, y después tenemos que retrotraernos a 1943-44 y 1949, la situación no mejora e incluso empeora cualitativamente. Si se valoran yacimientos expoliados que han proporcionado momias, existe el lamentable problema que la atribución es genérica a una zona pero no puede loca-lizarse en concreto las cuevas de las que proceden, y las tres momias principales ex-traídas del Barranco de Guayonje y de Barranco Hondo, además, fueron destruidas. Ello lleva a la conclusión de que ningún yacimiento de la comarca alcanza en la práctica las condiciones exigibles de monumentalidad o representatividad, a pesar de que algunos inicialmente fueron así catalogados. Un valor interesante es el de la singularidad, por las novedades que pueden ofrecer, su funcionalidad específica o en el contexto de la comarca en que se sitúan. Los grabados que fueron singulares en Tacoronte, el primer municipio que se prospectó, especialmente por su emplazamiento en el norte de la isla, han pasado a ser la tercera categoría más frecuente (vide supra, 2.2). Sin embargo, sí hay que señalar un yacimiento singular en la comarca en la Montaña de la Vica, no tanto por ser el mejor poblado de superficie entre los pocos conocidos, sino porque se sitúa en las proximidades de un recurso abiótico, la piedra molinera, que tiene en este yacimiento uno de los escasos puntos de aprovechamiento seguros en la isla. La otra categoría que merece destacarse en los yacimientos singulares, aun-que su estado de conservación no sea el adecuado, es la nueva tipología de yaci-miento funerario, los pequeños tubos volcánicos con boca de entrada inferior a 0.50 m de diámetro, utilizados para enterramientos generalmente individuales de adultos, como sucede en el Camino del Rey en la bajada hacia Los Lavaderos de Tacoronte o en las Toscas de Ana María de Santa Úrsula, o neonatos e infantiles en el Barranco de la Cruz de Santa Úrsula. Otro criterio patrimonial poco operativo es el de la complejidad, ya que está en función de la organización interna de un yacimiento, y lo típico sería una complejidad media cuando se combinan cuevas de habitación y funerarias. Hay casos excepcionales, como podría ser un poblado como el de la Montaña de la Vica en La Matanza, que al contar con cabañas, grabados y ser un punto de extracción de piedra molinera supera los parámetros habituales. Este criterio de la complejidad tiene muchos puntos en contacto con otro de operatividad también dudosa, la diversidad en las diferentes construcciones que alberga y su carácter monofuncional o multifuncional, pero usando los parámetros antes comentados, la Montaña de la Vica sería multifuncional por usos de habita-ción, explotación de un recurso y «cultual» por la presencia de los grabados rupes-tres, mientras el típico conjunto de cuevas serían a menudo sólo monofuncional, al individualizarlas por ser unas de habitación y otras funerarias. UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 249 El criterio de extensión, cuando estamos hablando de grandes poblados en superficie, es muy significativo en arqueología espacial, porque sirve para una jerarquización de los asentamientos, pero cuando predomina un hábitat en cuevas resulta poco eficaz. En este caso lo que primaría sería cuantificar las grandes con-centraciones de cuevas, que es interesante a nivel de conjunto, o si deben subdivi-dirse en pequeñas agrupaciones internamente, pero resulta poco operativo en caso de cuevas individuales, por sus pequeñas superficies y porque parte del espacio interior puede incluso no haber sido usado, caso de los tubos volcánicos. Por otra parte, como sucede con algunas cuevas funerarias muy importantes, que suelen tratarse de tubos volcánicos, la boca puede ser muy pequeña, si se toma como refe-rente sus dimensiones, pero la cavidad interior es muy grande. Usar el criterio de extensión para separar un poblado de una cueva, de una estación de grabados ru-pestres o de un simple panel aislado, resulta además algo simplista. 4. AFECCIONES Y FACTORES DE AMENAZA ESTADO DE CONSERVACIÓN TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Malo 69 44 38 32 48 Regular 49 20 10 13 9 Bueno 3 2 1 5 5 Total=350 121 66 49 50 62 Malo % 57 % 66.5 % 77.5 % 64 % 77.5 % PATRIMONIAL TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Alto Medio Bajo + = - + = - + = - + = - + = - Fragilidad 14 95 12 10 49 7 17 30 2 20 25 5 23 30 9 Alta Fragilidad % 11.5 % 15 % 34.5 % 40 % 37 % PATRIMONIAL ALTO MEDIO BAJO Municipios TC ES LM LV SU TC ES LM LV SU TC ES LM LV SU Fragilidad 14 10 17 20 23 95 49 30 25 30 12 7 2 5 9 BIC TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Incoado 69 0 14 17 0 No incoado 52 68 35 33 62 Total 121 68 49 50 62 V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 250 4.1. AFECCIONES GLOBALES Tal como puede observarse en las estadísticas sobre el estado de conserva-ción de los yacimientos y su fragilidad ante el riesgo de afecciones, el panorama no permite una visión optimista. Aproximadamente entre el 60 y el 70% de los yaci-mientos tienen un estado de conservación malo, con graves afecciones, en particu-lar por el sistemático expolio del que han sido afectados, siendo especialmente pro-blemática la situación en La Victoria y Santa Úrsula, donde esto ocurre con uno de cada 4 yacimientos. Los daños que afectan a los yacimientos de la margen derecha de Barranco Cabrera en La Matanza, Barranco Hondo en el límite de La Victoria y Santa Úrsula, y el mal estado de conservación de zonas como Barranco de la Cruz y El Ancón en Santa Úrsula influyen en las estadísticas. Este mayor riesgo y la elevada fragilidad de los yacimientos vuelve a ratifi-carse en el apartado de fragilidad, donde nuevamente son La Matanza, La Victoria y Santa Úrsula, las que por una mayor presión urbanística, o agrícola en el caso también de Santa Úrsula, están más amenazados los yacimientos, con una media que ronda el 35-40% para estos tres municipios. 4.2. AFECCIONES GENÉRICAS Entre las afecciones antrópicas, una de las más peligrosa es la construcción de carreteras, como por ejemplo la del Pris o la de Mesa del Mar en Tacoronte, que han supuesto la destrucción casi total o parcial de algunas cuevas, las cuales han quedado seccionadas y colgadas, siendo actualmente muy difícil su acceso. Éstas también producen a veces el derrumbe de parte de la cornisa o en su interior de grandes bloques que dificultan su acceso o sellan parte de su relleno estratigráfico. La otra categoría antrópica de mayor riesgo son las urbanizaciones o cons-trucciones de chalets individualizados. En los primeros, aunque suelen actuar sobre zonas en general ya antropizadas, van acompañadas de la ausencia de respeto de un frente de protección del acantilado, el cierre de los caminos tradicionales de acceso a las veredas y el vertido de escombros de todo tipo. A ello se suma que en los primeros años, antes de que los viarios y las canalizaciones de las urbanizaciones pasasen a la titularidad de los ayuntamientos, suelen existir fugas de aguas negras que afectan a las cuevas de los andenes superior y medio. En los chalets priman más los cierres completos de los accesos a los acanti-lados, la presencia de vertidos de escombros en caso de reformas y graves alteracio-nes en muchas cuevas del andén superior del acantilado, para convertirlas en cómo-das bodegas «típicas» con todos los estándares del siglo XXI. BIC TACORONTE EL SAUZAL LA MATANZA LA VICTORIA SANTA ÚRSULA Incoado % 57 % 0 % 28.5 % 34 % 0 % No incoado % 43 % 100 % 71.5 % 66 % 100 % UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 251 Menor intensidad, aunque sí a nivel de casos concretos, tiene el levantamien-to de muros para la realización de fincas de plataneras, invernaderos o bancales agríco-las, que suelen provocar que la cueva situada en los alrededores más inmediatos acapa-re todo tipo de escombros, basura y, en particular, filtraciones de aguas de regadío y fertilizantes contaminantes, que han provocado en ocasiones derrumbes interiores. Las cuevas, en su práctica totalidad, se encuentran afectadas por una inten-sa acción antrópica. En primer lugar, por su reutilización como punto de estabulado de ganado cabrío y vacuno, que especialmente en este segundo caso suponen obras de infraestructura interior, como sitios para comer el ganado, cerramiento casi total de la boca natural de la cueva, etc. Un segundo tipo de reutilización está vinculado como espacio de almacén de productos agrícolas: papas, secado de las piñas del maíz, almacenamiento de aperos agrícolas, pequeña bodega, etc. La tercera variante, como lugar de esparcimiento lúdico, ha evolucionado en los últimos años. De utilizarse algunas cuevas por cazadores, pastores o vecinos del entorno como sitio para realizar una «chuletada», recientemente, en particular algunas grandes cuevas próximas a chalets, pero también otras dentro de las fincas, con la mejora general del nivel de vida en las zonas agrícolas, están siendo transfor-madas completamente para preparar bodegas, acompañadas por serias afecciones en el entorno al habilitar accesos «adecuados» para vehículos con tracción 4 × 4. Una cuarta actividad es la de los pescadores que, en las zonas donde su pre-sencia es significativa, han reutilizado sistemáticamente toda cueva situada en sus alrededores, con casos paradigmáticos como en el núcleo pesquero de Las Rojas, donde han destruido la totalidad de las cuevas que había en el poblado. Algo mejor conservados están El Pris y Mesa del Mar en Tacoronte o El Caletón de La Matanza. Finalmente, está la actividad ya centenaria de los expoliadores, muy difícil de evitar porque se renuevan de generación en generación, ahora también vincula-dos al senderismo, donde sigue el afán coleccionista, del redescubrimiento perma-nente de los mismos sitios, de la comprobación in situ de los lugares comentados por los amigos que han encontrado algo para tener una vivencia de aproximarse al pasado, y de la búsqueda del gran descubrimiento de su vida, si es posible una momia, que muy raras veces suele producirse. Los factores de tipo geomorfológico o erosivo afectan mucho menos, ya que se trata mayoritariamente de cuevas e inciden en menor medida, aunque hay zonas afectadas por derrumbamiento de las paredes, siendo clásico el Risco Caído del Barranco Hondo. Sí inciden en mayor medida en los caminos y antiguas vere-das de acceso a muchos yacimientos, pues actualmente apenas puede transitarse en buena parte de ellos y debería realizarse una labor regular de mantenimiento. Los factores bióticos, como la presencia de animales o plantas, también re-sultan secundarios. En el caso de los animales, a la prohibición de pastoreo en mu-chas zonas de acantilado por ser Espacio Natural Protegido, se suma que las urbani-zaciones no quieren animales estabulados o pastando en sus entornos porque dan mal olor o pueden resultar poco higiénicos, efectuándose diversos tipos de «presión» sobre los pastores, como sucede en El Ancón de Santa Úrsula, en fase de urbaniza-ción, lo que acaba provocando su marcha o el abandono de la actividad pecuaria. V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 252 En el caso de la vegetación, lo que sí existe es la colonización de plantas foráneas, cañaverales y especialmente zarzales, por no realizarse un mantenimiento de los caminos tradicionales o abandonarse las zonas de cultivo, y se convierte en una seria dificultad para acceder a algunas cuevas o estaciones rupestres, especial-mente en el cauce de los barrancos, y más en particular, en los entornos próximos a los cascos urbanos, donde el nivel de degradación acompañado por vertido de es-combros, basura y filtraciones de aguas negras, alcanza límites insospechados. 4.3. AFECCIONES POR ZONAS Si tenemos en cuenta que entre el 60 y el 70% de los yacimientos de la Comarca de Acentejo tienen un estado de conservación malo, y el nivel de fragili-dad es alto entre el 35 y el 40% de los yacimientos en los municipios de La Matan-za, La Victoria y Santa Úrsula, resulta muy complicado enumerar los casos más destacados de amenaza al patrimonio arqueológico de la comarca. En general, las zonas de cumbre y de transición de medianías a cumbre, al estar ya repobladas de pinar, revisten escaso riego. En las medianías, el nivel de destrucción actual es tan acentuado por la urbanización y uso agrícola que resulta imposible proceder a su recuperación por ser ya prácticamente inexistente, aunque debe tratarse de recuperar los cauces de los grandes barrancos de cumbre, Cabrera, Acentejo o Barranco Hondo, que cuentan con un significativo poblamiento a lo largo de su cauce medio y medio-bajo. En las zonas de costa hay casos paradigmáticos, como la reciente destruc-ción del principal tubo volcánico del Risco de los Guanches de Tacoronte, por una urbanización aún en construcción que aunque sea multada, el coste de la sanción nunca superará una cuarta parte o la mitad del precio de sólo uno de los chalets próximos al acantilado. Éste es un caso típico de los peligros de no respetarse una franja de protección de acceso al acantilado, que sí se ha conservado recientemente en la urbanización El Ancón de Santa Úrsula y otorga mayor vistosidad a todo el entorno. Este espacio debería tratar de recuperarse incluso en muchas urbanizacio-nes ya construidas, que al estar mayoritariamente ocupadas por extranjeros, actúan a veces como islas independientes dentro de algunos municipios, en ocasiones in-cluso con cierres parciales de los accesos de coches o viarios. Otro caso especialmente problemático es toda la margen derecha de la cuenca baja del Barranco de Cabrera en la parte de La Matanza, donde actualmente una urbanización ha sepultado buena parte de la ladera del barranco que debía y debe contener abundantes cuevas, obras que de momento se encuentran paralizadas por parte del Ayuntamiento, y en su desembocadura tiene actualmente un edificio aban-donado con sólo la estructura construida. Finalmente, Barranco Hondo, entre La Victoria y Santa Úrsula, en su cau-ce medio-bajo y bajo, las áreas aún conservadas prácticamente se restringen a zonas de muy difícil acceso. UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 253 5. CONCLUSIONES Parece claro que el principal conjunto arqueológico de la Comarca se loca-lizaba en el Acantilado de Tacoronte en torno a la Cueva del Rey, en el Camino del Rey (Los Lavaderos, Los Sauces), alrededor del cual giran los conjuntos arqueológi-cos de Tacoronte: La Fuentecilla, Risco de El Pris (Tagoro, Juan Fernández), Ba-rranco de San Juan, Mesa del Mar (Risco del Pedregal), Barranco de San Jerónimo, Risco y Camino de los Guanches, y Barranco de Guayonje (La Hondura). Las desembocaduras del Barranco Cabrera de El Sauzal-La Matanza, el Ba-rranco de Acentejo-La Sabina en La Matanza-La Victoria y Barranco Hondo en La Victoria-Santa Úrsula, fueron también núcleos importantes. En este sentido, la presencia de momias de adultos nos pueden servir a nivel orientativo, y sólo las tenemos constatadas en el Barranco de Guayonje vinculado al Camino del Rey en Tacoronte y en Barranco Hondo entre La Victoria y Santa Úrsula. En el Barranco Cabrera, su margen izquierda debió también incluir el con-junto de Ladera de Rojas, pero la margen derecha de la desembocadura presenta la estructura de hormigón de un edificio de apartamentos u hotel abandonado, y ha debido destruir parte de los yacimientos que en los años cuarenta visitó Diego Cuscoy. A ello se suma que ascendiendo por esta margen derecha del barranco una urbanización en construcción ha sepultado parte del cauce y toda la ladera original del barranco. Las desembocaduras de los barrancos de Acentejo y La Sabina presentan el conjunto de yacimientos mejor conservados de La Matanza y La Victoria, como una cazoleta en un punto visual excepcional, grabados geométricos, numerosas cuevas de habitación y un área de enterramiento en el acantilado. El Barranco Hondo, quizás el hábitat principal de La Victoria y Santa Úrsula, se prolongaba en dirección hacia el casco urbano de La Victoria, y aún se aprecia una zona importante de enterramientos desde el Puente de Hierro hasta Los Ce-menterios, pero ha sido sistemáticamente expoliado hasta la actualidad por los afi-cionados del entorno, especialmente en su tramo medio-bajo entre la Carretera General del Norte y la Autopista del Norte. Finalmente, en Santa Úrsula, el llano de La Quinta Roja y el Barranco de la Cruz son de las zonas más dañadas de la isla de Tenerife por el vaciado de buena parte de las cuevas, quizás cuando se abancaló parte del cauce bajo del Barranco de la Cruz. Esta zona tiene una notable prolongación a lo largo del acantilado en El Ancón, sobre todo en el andén superior, pero también en el medio, con cuevas de habitación y enterramiento, que se prolongan en algunos casos ya dentro del muni-cipio de La Orotava. V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 254 APÉNDICE 1 Municipio Tacoronte Tacoronte Tacoronte Tacoronte Tacoronte Tacoronte Tacoronte Tacoronte Tacoronte Tipología 1 cueva de enterramiento Cueva de habitación 9 cuevas de habitación 1 cueva de enterramiento 8 cuevas de habitación 1 cueva de enterramiento Cueva de enterramiento 6 cuevas de habitación 1 cueva de enterramiento 5 cuevas de habitación 2 cuevas de habitación 1 cueva de enterramiento 1 cueva de enterramiento Actuaciones Excavación 1943-44 Excavación 1943-44 Excavación 1943-44 Excavación 1943-44 Prospección Excavación 1943-44 Excavación 1943-44 Bibliografía Diego Cuscoy, 1944: 118-119, 121-123 y 1968: 237; Álvarez Delgado, 1947: 122-123 Diego Cuscoy, 1968: 237 Álvarez Delgado, 1947: 21, 28; Diego Cuscoy, 1962: 79, 1968: 236 y 1971: 113, fig. 48/1 Álvarez Delgado, 1947: 21, 25-26; Diego Cuscoy, 1949: 213, fig. 4/ 4; 1968: 236 Diego Cuscoy, 1968: 237 Álvarez Delgado, 1947: 21, 26-27 Álvarez Delgado, 1947: 21; Diego Cuscoy, 1968: 237 Álvarez Delgado, 1947: 21, 24, 28- 29; Diego Cuscoy, 1950: 104, fig. 2/ 6-8, 1962: 80 y 1968: 237 Diego Cuscoy, 1944: 123, 121 fig. 2/1-7 y 1968: 237; Álvarez Delgado, 1947: 121-122 Yacimiento Cueva de la Hondura; Risco del Señorito, Barranco de Guayonje Barranco de Guayonje Risco de los Guanches Risco de la Fuentecilla Risco de la Fuente Risco Boquerón Risco de El Pedregal Risco del Pris Risco de los Sauces YACIMIENTOS PREVIAMENTE CONOCIDOS DEL MENCEYATO DE TACORONTE UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 255 El Sauce Juan Fernández Puerto de la Madera El Roque Cueva de los Caninos, Risco de la Garañona Risco del Castillo La Baranda Las Breñas Risco de los Ángeles La Atalaya Cueva de El Sauzal Cueva en Punta Volcánica del Sauzal, 25 m.s.n.m. Barranco Cabrera. Sector 1 Barranco Cabrera. Sector 2 Tacoronte Tacoronte Tacoronte Tacoronte El Sauzal El Sauzal El Sauzal El Sauzal El Sauzal El Sauzal El Sauzal El Sauzal El Sauzal El Sauzal Cueva de enterramiento Cueva de enterramiento Cueva de habitación Cueva de enterramiento Cueva de enterramiento Cueva de enterramiento (5 muertos) Cueva de enterramiento Cueva de enterramiento Cueva de habitación Cueva de enterramiento Cueva con momia Cueva con momia de un infante 5 cuevas de habitación 13 cuevas de habitación 2 cuevas de enterramiento Excavación 1943-44 Excavación 1943-44 ca. 196? ca. 1970-79 Excavación 1943-44 Excavación 1943-44 Diego Cuscoy, 1968: 237 Diego Cuscoy, 1968: 236 Diego Cuscoy, 1968: 237 Diego Cuscoy, 1968: 237 y 1971: 113, fig. 48/3 Diego Cuscoy, 1944: 123, fig. 3 y 1968: 237; Álvarez Delgado, 1947: 123-124 Diego Cuscoy, 1944: 119, 123, 121 fig. 2/8-14; 1947: 119, 1952: 144 y 1968: 237; Álvarez Delgado, 1947: 124-126 Diego Cuscoy, 1968: 237 Diego Cuscoy, 1968: 237 Diego Cuscoy, 1968: 237 Diego Cuscoy, 1962: 79 Diego Cuscoy, 1976: 239 Notman, 1995: 100; Rodríguez, 1995: 162, fig. 4 Álvarez Delgado, 1947: 12 Álvarez Delgado, 1947: 11-16, 18-19 Diego Cuscoy, 1947: 118- 119, fig. 2; 1949: 212-213, fig. 4/3; 1950: 104, fig. 2/ 1-4, 14-15, 21, 1952: 143, 139 fig. 2/1a, 1962: 80, 1968: 237 y 1971: 41, fig. 5/2- 4, 113 fig. 48/2 y 4 V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 256 Barranco Cabrera Cueva de los Guanches. Risco del Perro Cueva del Risco Caído. Bco. Hondo a 300 m. de la Cueva del Risco Caído. Bco. Hondo Risco Caído. Bco. Hondo= Barranco de los Naranjos El Caletón Camino de Michel Barranco de los Acebiños La Quinta Roja El Ancón La Matanza La Matanza La Victoria La Victoria La Victoria-Santa Úrsula La Victoria Santa Úrsula Santa Úrsula Santa Úrsula Santa Úrsula-La Orotava Cueva de enterramiento Cueva de enterramiento Cueva de enterramiento (5 muertos) Cueva de enterramiento con 2 momias destruidas Cueva de enterramiento con 2 momias destruidas Cueva de enterramiento Cueva de enterramiento (7 muertos) Cueva de enterramiento Cueva de enterramiento Cuevas de enterramiento y habitación Prospección Excavación 1943-44 Excavación 1949 Excavación 1943-44 Excavación 1943-44 Excavación 1984 Diego Cuscoy, 1968: 237 Diego Cuscoy, 1943: 278-279, fig. 1-2, 1968: 237 y 1971: 40, fig. 4/5-7; Álvarez Delgado, 1947: 16-18, 127-128 Diego Cuscoy, 1953: 107-110 y 1968: 237 Diego Cuscoy, 1953: 107, 109 Álvarez Delgado, 1947: 129-130; Diego Cuscoy, 1953: 107 y 1968: 237 Diego Cuscoy, 1968: 237 Diego Cuscoy, 1968: 237; Léon y Romero, 1992- 94: 53-58, fot. a-d Diego Cuscoy, 1962: 79 y 1968: 237 Diego Cuscoy, 1968: 237 Diego Cuscoy, 1968: 239 UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 257 FUENTES DEL APÉNDICE 1 ÁLVAREZ DELGADO, J.: Excavaciones arqueológicas en Tenerife (Canarias). Plan Nacional 1944-1945. Informes y Memorias, 14. Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas. Ministerio de Educación Nacional. Madrid, 1947. BERTHELOT, S.: Histoire Naturelle des Îles Canaries. Tome I. Partie 1. Ethnographie. Annales de la Conquête. Béthune et Plon. Paris, 1840-42. —— Etnografía y Anales de la Conquista de las Islas Canarias. Goya. Tenerife, 1840-42/1978. DIEGO CUSCOY, L.: «La cerámica decorada de Tenerife». Revista de Historia Canaria, 9 (64), 1943, pp. 277-279. —— «Adornos de los guanches. Las cuentas de collar». Revista de Historia Canaria, 10 (66), 1944, pp. 117-124. —— «De arqueología canaria: estudio acerca de las ‘tabonas’ de los guanches». Cuadernos de Historia Primitiva, 2 (2), 1947, pp. 111-120. —— «Notas acerca de la industria lítica guanche». Revista de Historia Canaria, 15 (86-87), 1949, pp. 204-214. —— «La cerámica de Tenerife como elemento definidor de la vida guanche». 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LÉON, Mª. del C. y ROMERO, A.: «Excavación de urgencia de una cueva sepulcral en el camino de Michel (Santa Úrsula, Tenerife)». El Museo Canario, 49, 1992-94, pp. 53-58. V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 258 NOTMAN, D.N.H.: «Paleoradiology of the guanches of the Canary Islands». I Congreso Internacional de Estudios sobre Momias (Puerto de la Cruz, Tenerife, 1992). I. Museo Arqueológico y Etnográfico de Tenerife. Cabildo de Tenerife. La Laguna, 1995, pp. 99-104. RODRÍGUEZ MARTÍN, C.: «Una historia de las momias guanches». I Congreso Internacional de Estudios sobre Momias (Puerto de la Cruz, Tenerife, 1992). I. Museo Arqueológico y Etnográfico de Tenerife. Cabildo de Tenerife. La Laguna, 1995, pp. 151-162. UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 259 Fig. 1a-1b. Dos vistas del acantilado de Acentejo. Fig. 2. Descenso a cuevas en Tacoronte. V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 260 Fig. 3a. Cuevas de habitación de la Fuentecilla (Tacoronte). Fig. 3b. Cuevas de habitación de El Ancón (Santa Úrsula), actualmente reutilizadas como rediles de cabras. UNA VALORACIÓN ARQUEOLÓGICA DE LA COMARCA... 261 Fig. 4a. Interior con huesos en superficie dentro de una cueva funeraria de Rojas (El Sauzal). Fig. 4b. Vista de cuevas de habitación y funerarias del Bco. Cabrera (El Sauzal). V. VALENCIA, G. ESCRIBANO Y A. MEDEROS 262 Fig 6. Grabado de barco piqueteado de La Baranda (El Sauzal). Fig. 7. Cazoleta en Punta de la Sabina (La Matanza). Fig 5. Enterramientos en tubos volcánicos del Barranco de la Cruz (Santa Úrsula). |
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