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RESUMEN
GONZALO DE LORENZO-cAcERES EN
LA BASfLICA DEL PINO, TEROR.
NUEVOS DATOS PARA UN ESTUDIO
DE SU ACTIVIDAD PROFESIONAL"
Juan Alejandro Lorenzo Lima"
Universidad de Granada
El reconocimiento que el ingeniero Gonzalo Delgado de Lorenzo-Cáceres practicó sobre la
basílica del Pino centra un estudio complejo, donde se aborda el análisis de treS aspectos
distintos: el estado y ornato que mostraba ese templo a principios del siglo XIX, reformas
promovidas a raíz de la ruina que manifestaban sus techumbres y la personalidad del ingeniero
que lo evaluó por requerimiento del obispo Verdugo. Por este motivo en él tienen
cabida cuestiones que atañen a la trayectoria de Lorenzo-Cáceres e intentan contextualizar
su actividad profesional en un panorama complejo por cuestiones políticas, siempre con el
propósito de completar últimos estudios que se han publicado sobre el tema.
PALABRAS CLAVE: ingeniero, Teror, Virgen del Pino, obispo Verdugo, Gonzalo Lorenzo-Cáceres.
ABSTRAer
«Gonzalo de Lorenzo-Cáceres at the basilica of Qur Lady of che Pine , Teror. New dara for
che research ofhis professional activities». The recognition thar che engineer Gonzalo Delgado
de Lorenzo-Cáceres performed on che Basilica del Pino focuses a complex srudy, which
deals with the analysis of chree disrinct aspects: che state and showing rhar temple ornament
in rhe early ninereench century, reforms promoted following che wreck roofs, and expressing
rhe personaliry of rhe engineer who evaluared rhe bishop Verdugo stock. For chis reason
ir must accommodate issues concerning the career ofLorenzo-Cáceres and rry to contextualize
cheir professional acriviry in a complex picture of polirical issues, always wich the objecrive
of completing recent studies have been published on the subject.
KEY WORDS: engineer, Teror, Virgen del Pino, bishop Verdugo, Gonzalo Lorenzo-Cáceres.
No cabe duda de que la basílica del Pino es uno de los monumentos más
controvertidos de cuantos existen en Gran Canaria. Desde el mismo tiempo de su
construcción despertó el interés de muchos vecinos, clérigos y constructores de la
isla, quienes verían un referente de modernidad en los planos que el ingeniero An-
REVISTA DE HISTORIA, 192; abril 2010, pp. 147- 179
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tonio de la Rocha firmó para ella en 1760'. Sin embargo, ya era sabido que sus
novedades no responden a una aportación personal del tracista o a un requerimiento
efectuado por sus promotores. La iglesia que los padres jesuitas edificaron en Las
Palmas mostraba en la década de 1730 cuidada planimetría, bóvedas en sus naves y
remate cupular en el crucero, por lo que no es de extrañar que sirviera de referente
a la hora de promover la reconstrucción del santuario marian02
• Se ha escrito mucho
sobre esa medida, el influjo de los repertorios jesuíticos y la incidencia del
templo de Teror en lo que constituye luego un episodio de la arquitectura insular:
iglesias abovedas que los hermanos Eduardo popularizaron a finales del siglo XVIII,
inmersas ya en una dinámica que responde a cánones plenamente neoclásicos y al
afianzamiento de soluciones tomadas de estampas o proyectos anteriores que pudieron
conocer en las Islas3.
La postura más tradicional tiende a considerar estos precedentes como un
hecho aislado, importantes desde el mismo tiempo de su construcción y ajenos al
debate que se producía entonces en otras localidades del Archipiélago. El hallazgo
de nuevos documentos permite variar esa idea y demostrar que los antecedentes
dieciochescos constituyen una respuesta inequívoca a ambiciones e inquietudes
comunes. Por ello no es casual que los jesuitas de La Orotava planificaran un templo
de similares aspiraciones al de Vegueta (no construido finalmente e iniciado en
la década de 1730) o que el proyecto del ingeniero Francisco Gozar para reconstruir
la parroquia de la misma Villa (1755-1756) responda a presupuestos de vanguardia
en esas fechas tan tempranas, también con bóveda y dando cabida a un esquema de
exaltación eucarística que triunfará en edificaciones intervenidas por el obispo Tavira
. Este trabajo forma parte de los contenidos abordados en la tesis doctoral que preparo en
la actualidad: Arquitectura, Ilustración e ideal eucarlstico en los templos de Canarias (1 755-1850),
auspiciada por el programa FPU del Ministerio de Educación y Ciencia (ejercicio 2006-2010) .
.. Becario de investigación. Departamento de Historia del Arte y Música, Universidad de
Granada.
I La bibliografía sobre este edificio se ha enriquecido últimamente con la publicación de
una monografía de Julio SANCHEZ RODRtGUEZ: Las iglesias de Nuestra Señora del Pino y las ermitas
de Teror. Las Palmas, 2008. Su aparición coincide con la finalización de este artículo, por lo que
sólo aludiré a él con el fin de completar cuestiones secundarias o señalar los mismos puntos de
vista atendiendo a la consulta de documentos que permanecían inéditos hasta la edición de dicho
estudio.
2 Así lo planteó en un primer momento M' . Carmen FRAGA GONZÁLEZ: «Arquitectura
religiosa de los siglos XVII y XVIll», en Historia del Arte en Canarias. Las Palmas, 1982, pp. 107-118.
3 Último análisis del tema en Juan Alejandro LORENZO LIMA: «Arte y espiritualidad jesuítica
en Canarias. Un ejemplo a través del colegio de San Luis Gonzaga, La Orotava», en Actas del XV/ll
coloquio de historia canario-americana (1998), en prensa; donde se recoge la bibliografía precedente e
hipótesis formuladas a partir de documentación inédita hasta ese momento. Otros estudios que
insisten en la misma idea fueron publicados antes por Juan Sebastián LOPEz GARCíA: «Promoción,
mecenazgo y cambio en la arquitectura religiosa de Gran Canaria, siglo XVIII» y Francisco J. GALANTE
GOMEZ: ,<Arquitectura y ciudad. La Ilustración en Canarias y el nuevo ideal estético», ambos en
AA.W.: Patronos, promotores, mecenas y clientes. Actas del VII congreso del CEHA. Murcia, 1992, pp.
519-530,613-621.
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a finales de la centuria4• Lástima que esta iniciativa no fuera materializada por problemas
económicos, aunque su influencia se puede rastrear en la organización que
Patricio García idea a posteriori y en los alzados que el arquitecto Ventura Rodríguez
envió a Tenerife en 1784 para corregir los excesos de la iglesia orotavense5•
Además no debemos olvidar que la parroquia de los Remedios poseía desde 1745
una cúpula en el crucero, demostrando con ello la asimilación de recursos que antes
eran atribuidos a inmuebles grancanarios del siglo XVIII y que tienen en esa fábrica
de La Laguna un referente significativ06
•
Sin ánimo de insistir en el tema ni relatar los aportes de otras construcciones
de esta época, deduzco que la originalidad de la basílica debe cifrarse en un
doble aspecto. Su edificación (1760-1767) planteó soluciones que codificaron más
tarde proyectos de envergadura (sirva de ejemplo la parroquia de Santiago Apóstol
en Gáldar desde 1778) y recuperaba un modo de concebir la arquitectura con el
que empezaban a obviarse anteriores recursos constructivos. Desde entonces los
modos mudejáricos quedarían superados con el fin de dar cabida a variantes de
bóveda en vez de a los artesonados o cubiertas de madera que tanto proliferaron en
el Archipiélago hasta el siglo XIX. Concluía así la forma de entender los templos
como una sucesión de ampliaciones o reformas para dar paso a una concepción
unitaria del inmueble, que responde a un mismo estilo y no requiere de añadidos
que distorsionasen su configuración inicial. De ahí que el santuario del Pino junto
a la nueva iglesia de los agustinos en La Laguna (en palabras de los frailes un templo
magnifico que camina a la perfección, bendecido en 1784) se convirtiera en manifestación
de inquietudes que responden a un planeamiento global y autónomo, mucho
más interesante si atendemos a otros componentes que anuncian rasgos formales
del neoclásico?
Lo idóneo sería calibrar el alcance de dicha medida y advertir los problemas
que trajo consigo variar sistemas constructivos de gran arraigo en el medio local, ya
que los maestros isleños no estaban acostumbrados a trabajar con estructuras abovedadas
o a prescindir tan fácilmente de las techumbres lignarias. Si a ello se unen
complicaciones en la cimentación y los consiguientes peligros de derrumbe podemos
intuir la dificultad que entrañaba responsabilizarse de una fábrica de estas
características, aunque ese hecho no impidió que se produjeran casos insólitos en
4 Juan Alejandro LORENZO LiMA: <<Arquitectura religiosa e ideal ilustrado en el pensamiento
del obispo Tavira y Almazán. Reformas de componente sacramental en las parroquias de Canarias
(1791-1796)>>, en Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada, núm. 39 (2008), pp. 79-92.
5 Jesús HERNÁNOEZ PERERA: «Planos de Ventura Rodríguez para la Concepción de La
Orotava», en Revista de Historia Canaria, núm. 90-91 (1950), pp. 143-16l.
6 Pedro T ARQUIS RooRfGUEz: «Diccionario de arquitectos, alarifes y canteros que han trabajado
en las Islas Canarias. Siglo XVlI1 », en Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 12 (1996), p. 435.
7 Ésta es la hipótesis vigente para investigaciones en curso. Comparto similares opiniones a
las manifestadas por Carlos RooRfGUEZ MORALES: Los conventos agustinos de Canarias. Arte y religiosidad
en la sociedad insular de la época Moderna. Agradezco a este autor la posibilidad de consultar su
tesis sin estar concluida, un trabajo que se antoja imprescindible para conocer a fondo la cultura, el
arte y la religiosidad emanada de las fundaciones de esa orden en el Archipiélago.
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..."
los años finales del Setecientos. En este contexto sirve de referencia la dedicación
del carpintero Miguel García de Chávez a la parroquia de la Concepción de La
Orotava, cuando dirige su fábrica tras la muerte de Patricio García y construyó la
cúpula que conserva aún sin haber visto un ejemplar de su envergaduras. De hecho,
aunque sus promotores afirmaban en 1787 que la cúpula era resistente, se vieron
presionados por circunstancias que ponían en entredicho los juicios previos. Poco
antes de 1794 se tuvo que reedificar parte de un estribo en el crucero y lo que
aparentemente era un apaño debió causar más de un disgusto a los oficiales que
trabajaban en é19
•
La basílica de Teror es un ejemplo paradigmático de estas circunstancias, ya
que poco después de su bendición comenzaría a padecer serios problemas de estabilidad
y despertó temor entre muchos fieles que lo frecuentaban para venerar en ella
a su imagen titular. Tras acometer varias reformas en la década de 1780, la situación
desembocaría en la clausura momentánea del recinto y en un motín que protagonizó
el vecindario de la zona en 1808. El obispo Verdugo había intervenido en el
asunto unos meses antes y solicitó a varios técnicos que evaluaran el estado de los
cimientos de la iglesia y de todas las techumbres, barajando con ello alternativas a la
hora de paliar su creciente deterioro 10. Entre los peritos elegidos para ese fin se
encontraban algunos maestros de Gran Canaria y figuras de renombre como el
ingeniero icodense Gonzalo Delgado de Lorenzo-Cáceres (1769-1840) o José Luján
Pérez (1756-1815), convertido desde 1804 en arquitecto de la catedral de Santa
Ana con un programa de actuaciones que había definido previamente Diego Nicolás
Eduardo (1733-1798). Este artículo trata sobre la repercusión de los dictámenes
que ofrecieron dichos personajes, a la vez que ins.iste en los argumentos esgrimidos
para justificar sus decisiones y en otras circunstancias que acarreó la polémica resolución
del prelado .
EN TORNO A LA BASíLICA DE TEROR.
ESPLENDOR EN EL ORNATO Y PRIMEROS PROBLEMAS
DE ESTABILIDAD (1767-1800)
La ceremonia de bendición que protagonizó la basílica del Pino el 30 de
agosto de 1767 constituye una de las efemérides más relevantes que vivió Gran
Canaria a lo largo del siglo XVIII, ya que, ante todo, suponía el respaldo a una devoción
de gran arraigo en la isla y la identificación de varios prelados, clérigos y comi-
8 M' . Carmen FRAGA GONZÁLEZ: «Miguel Garda de Chávez y la iglesia de la Concepción de
La Orotava», en Homenaje al profesor Telesforo Bravo. La Laguna, 1990, t. I1, pp. 223-236.
9 Noticias sobre el tema en Juan Alejandro LORENZO LIMA: «El completo saber de un oficio.
Miguel Garda de Chávez (1734-1805) y la arquitectura orotavense de su tiempo», en Actas del XVII
coloquio de historia canario-americana (2006). Las Palmas, 2008, pp. 1328-135l.
10 Vicente SuAREz GRlMÚN: «Las estampas municipales y religiosas (s. XIX»>, en El Pino.
Historia, tradición y espiritualidad canaria. Las Palmas, 2002, pp. 375-378.
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ten tes con el edificio concluido poco antes. Por esa razón no es de extrañar que la
literatura emanada de este acontecimiento presentara a la nueva obra como un
testigo de gran notoriedad para la época o -lo que es lo mismo- como la plasmación
más notable de ideales modernos en el arte insular. De ahí que, por ejemplo, el
prebendado Álvarez de Silva la describiese como un templo tan suntuoso que puede
ser nueva maravilla del mundo, y es sin exageraciones voluntarias el Escorial de las
Islasll
• Este tipo de comparaciones no resultaron gratuitas e infundían en el pueblo
una idea determinante para comprender los adelantos que evidenciaba ya la arquitectura
religiosa, aun cuando proyectos posteriores prescindieran de soluciones aportadas
por estos antecedentes y otorgasen cualidades inauditas a los sistemas consttuctivos
del mudéjar. Desde esta perspectiva es lógico que lo sucedido en Teror
fuera un punto de partida para fábricas tan notables como las citadas parroquias de
Gáldar (con obras iniciadas en 1778 y graves problemas de financiación que retrasaron
su apertura hasta la tardía fecha de 1824)12 o La Orotava, el ejemplo mejor
conocido de esa dinámica. Nuevos documentos desvelan que esta edificación de
Tenerife sintetizó los adelantos que conocían muchos canteros del Archipiélago, de
forma que al valorar un primer proyecto en 1753 los regidores de la isla censuraron
ya sus pretensiones planteando que la obra prevista era suntuosa por dispensar en su
idea rompidos (entiéndase frontones quebrados o rotos), capiteles, frisos y arquitrabes
con todo lo que arquitectura puede dar13
• Aunque siempre a menor escala, la iglesia de
Teror recuperó ese debate unos años más tarde y a él tampoco fueron ajenos importantes
personajes de la época.
Viera y Clavijo, por ejemplo, describía su fábrica como el templo mds suntuoso
que hay en Gran Canaria después de la catedral, apuntando que su arquitectura
era regular, despejada, noble y grandiosa. Nada extraño si tenemos en cuenta que el
mismo autor planteaba que en ella quisieron competir el arte, la naturaleza y la piedadl4
. Esa idea se antoja determinante para comprender su apariencia y demuestra
cuál era la clave del éxito constructivo en la época, ya que habitualmente este tipo
de factores condicionaban la viabilidad de cualquier proyecto importante: el arte
(elementos constructivos, principios estéticos y mano de obra), la naturaleza (recursos
materiales y la adecuación de los edificios a una realidad tan peculiar como la
del Archipiélago) y la piedad (demanda religiosa, anhelos devocionales y sustento
económico por parte de la feligresía que permitió construir los templos). Hasta
ahora esa cuestión no se había planteado de un modo claro, por lo que dichos
principios fueron difundidos entre personajes que intervendrían directamente en
los cambios de la actividad edilicia. Sin ir más lejos, a ello podría referirse el ingenie-
11 Diego ÁLvAREZ DE SILVA: Descripción de las fiestas de La dedicación del magnifico templo del
Pino de Teror. .. (manuscrito). Las Palmas, 1767, f. Iv. He consultado el ejemplar que conserva BMLO:
Fondo Antonio Lugo. Registro 5.950/sign. 09.
12 Santiago CAZORLA LEÓN: Gdldar en su archivo. Gáldar, 1999, pp. 41-54.
13 Estudio detallado de esa circunstancia en Juan Alejandro LORENZO LIMA: Arquitectura,
Ilustración .. . , tesis doctoral en curso.
I4 José VIERA y CLAVlJo: Noticias de La historia de Canarias. Madrid, 1978, r. 11, p. 315.
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ro Miguel de Hermosilla cuando afirmó que la basílica del Pino era uno de los
templos más bellos de las CanariaP. En cualquier caso, lo interesante es valorar que
al margen de sus bondades arquitectónicas la nueva construcción de Teror aportaba
también condiciones desconocidas hasta el momento por la profusión y riqueza de
su ornato. No en vano, el prebendado Álvarez de Silva afirmaría que no le foltó algo
de lo preciso para su aseo y adorno al tiempo de la bendiciónl6.
Es bien sabido que los obispos Morán y Delgado Venegas cedieron parte de
sus caudales en el transcurso de las obras, además de ofrecer algunos bienes que todavía
conserva en su interiorl? Las tareas de ornato recayeron luego en Estanislao de Lugo y
Viña (1708-1781), quien procuró la mejor ostentación al adquirir ricas alhajas de
plata o contratar los retablos del presbiterio y capillas laterales con los principales
ensambladores del momento (entre otros Nicolás Jacinto Viera y José de Quesada o
San Guillermo) 18. Iniciativa suya debe ser la adquisición de un interesante lote de
esculturas que importó desde Sevilla y pudo ejecutar allí Benito de Hita y Castillo
(1714-1784), el artista preferido de la clientela insular a mediados del siglo XVIII. A él
se atribuyen las parejas de Arcángeles y Santos Vtzrones que decoran dos de sus conjuntos
lignariosl 9, aunque debió concertar otras piezas en el taller de Hita con anterioridad.
Ahora sabemos que en 1764 donaría una imagen de San Francisco Javier al colegio
jesuita de La Orotava, por lo que no está de más pensar en su relación con los mecanismos
que avalaban entonces el comercio artístico y sus muchas ventajas. Consta que la
obra villera fue adquirida en Sevilla y pagada allí en los primeros meses de 1764, otra
circunstancia que podría avalar su relación con el estilo de dicho imaginero20
•
1; José H ERMOSILLA: Descripción topogrdfica y militar de la isla de Gran Canaria (manuscriro).
Las Palmas, 1785, f. 28v. He consultado una copia decimonónica del texto original, conservada
en BMG: signo 1785/M-l.
16 Diego ÁLvAREZ DE SILVA: Descripción de las fiestas ... , ff. 1 r-2v.
17 Análisis circunstanciado de rodo ello en Ignacio QUINTANA MARRERO y Santiago CAZORLA
LEÓN: La Virgen del Pino en la historia de Gran Canaria. Las Palmas, 1971, pp. 189-190; Y Julio
SÁNCHEZ RODRfGUEZ: Las iglesias ... , pp. 301-333.
18 A pesar del desconocimienro que se tenía de estas obras hasta 2001, en los últimos años
han sido estudiadas con detalle por varios aurores. Sus aportaciones dibujan un panorama de gran
interés para comprender la evolución del retablo insular en la segunda mitad del siglo XVlIl (y más
específicamenre el de la isla de Gran Canaria, donde se inscribe la rotalidad de las obras que conrrataron),
aunque aún resta por saber cuál es el precedenre direcro de su trabajo y los medios que
explican su relación con manifestaciones de la arquitectura efímera de nuestro país datadas a principios
del siglo XVIl!. Para rodo lo demás, véanse los compleros estudios de Julio SÁNCHEZ RODRfGUEZ:
La Merced en las Islas Canarias. Las Palmas, 2001, pp. 117-135; Y José CONCEPCiÓN RODRfGUEZ: «El
aprendizaje artístico de José Luján Pérez», en Lujdn Pérez y su tiempo [catálogo de la exposición
homónima]. Las Palmas, 2007, pp. 119-124. Últimas valoraciones con roda la documentación conocida
al respecro en Julio SANCHEZ RODRfGUEZ: Las iglesias .. . , pp. 317 -39l.
19 Hipótesis planreada inicialmenre por José CONCEPCiÓN RODRrGUEZ: "San Rafael arcángel
» y "San Gabriel arcángel», en La huella y la senda [catálogo de la exposición homónima]. Las
Palmas, 2004, pp. 427-430.
20 Juan Alejandro LORENZO LIMA: "San Francisco Javien>, en Roque de Montpellier. lconografta
de los santos protectores de la peste en Canarias [catálogo de la exposición homónima]. Garachico,
2006, pp. 154-155.
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Aunque en ocasiones se olvida, esta dinámica de encargos resulta del mayor
interés y confirma que la basílica del Pino participó de un proyecto de renovación al
que tampoco fueron ajenas construcciones relevantes de las Islas (esencialmente la
catedral de Santa Ana y las parroquias mayores de Gáldar y La Orotava). Todas
conocían un serio proyecto de reedificación durante esa época y encontraron en los
mismos obradores el lugar idóneo para satisfacer sus necesidades. Por ese motivo
resulta lógico el auge que alcanzaron manifestaciones como la platería cordobesa en
tiempos de Damián de Castro (bien representada en las Islas con piezas de este
maestro que no existen por casualidad en La Orotava, Las Palmas, Santa Cruz de
Tenerife, Gáldar y Telde)21, los trabajos escultóricos de Luján o un episodio previo
que constituyen imágenes sevillanas próximas al estilo de Hita del Castillo. Es más,
dicha circunstancia cobra sentido si tenemos en cuenta que muchos encargos de ese
tipo fueron gestionados en Cádiz por un intermediario común: el agente mercantil
José Retortillo, figura clave para la importación del arte andaluz al Archipiélago y
para dinamizar el comercio de los isleños con el Caribe22
• Últimas aportaciones
confirman su mediación en el envío de las esculturas ya citadas de Teror23, algo que
debe sumarse a actuaciones ya conocidas en varias localidades de Tenerife, La Palma
y la misma Gran Canaria. Todo ello es un tema que requiere aún de investigaciones
más precisas, aunque testimonios como los expuestos prueban una relación que
supera la coincidencia de encargos o patrocinadores en un momento dad024
•
Las donaciones tampoco tardaron en llegar y pronto ingresarían en el santuario
dádivas de cierta importancia, en su mayoría ofrecidas por devotos que entregaban
pequeñas joyas y demás piezas suntuarias para el ajuar de la Virgen. Los
obispos del momento continuaron con la actitud de sus antecesores y mostraron
especial interés por la basílica, su ornato y el culto de la titular. De ahí que en sus
frecuentes visitas a Teror legaran cuantiosas limosnas con el fin de adelantar la fábrica
o el culto mariano, además de promover medidas que repararan los crecientes
perjuicios del inmueble. Así lo prueban 400 pesos cedidos por el obispo Martínez
de la Plaza cuando acudió a celebrar las fiestas de septiembre en 1785, unos días
después de haber llegado al Archipiélago25 • Con posterioridad se han datado otros
legados de consideración, puesto que en septiembre de 1790 la Virgen estrenaría
una nueva grada de plata y la mesa de las andas. Sin embargo, estas actuaciones
2 \ Estudiada inicialmente por Jesús HERNANDEZ PERERA: Orfebrería de Canarias. Madrid,
1955, pp. 117-142. Para valorar su inclusión en los nuevos estudios de orfebrería, véase la esclarecedora
síntesis de Jesús P~REZ MORERA: «Platería en Canarias. Siglos )(V-XlX», en Arte en Canarias [siglos
XV-XIX]. Una mirada retrospectiva. Islas Canarias, 2001, t. 1, pp. 246-247.
22 Juan Alejandro LORENZO LIMA: "Constantes de! comercio artístico entre Canarias y Andalucía
durante e! siglo XVlIl», en Actas del congreso internacional Andalucía Barroca. Sevilla, 2009, t.
1, pp. 344-346.
23 Julio SÁNCHEZ RODlÚGUEZ: Las iglesias ... , pp. 365, 367-369.
24 Juan Alejandro LORENZO LIMA: "Constantes ... », pp. 339-350.
25 Isidoro ROMERO y CEBALLOS: Diario cronológico histórico de los sucesos elementales políticos
e históricos de esta isla de Gran Canaria (1780-1814). Las Palmas, 2002, t. 1, p. 306.
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resultaron secundarias ante la progresiva decadencia del edificio y la muerte de su
tracista, quien sería enterrado en el presbiterio del santuario en abril de 17B3 validando
un privilegio que le concedió en su momento el obispo Delgado Venegas26•
En esos años se documentan también bajadas de la Virgen a Las Palmas y otras
tantas donaciones que recibió durante su desarrollo, participando siempre de un
ambiente que contradecía la nueva espiritualidad de las Luces. Aun así, el obispo
fray Joaquín de Herrera no dudó al obsequiarle un traje confeccionado en famosas
sederías de Valencia (el conocido como traje de los Pinos), al tiempo que la devoción
profesada a la imagen motivó su reproducción en veras efigies y otras representaciones
pictóricas que se han atribuido a los pintores más importantes del momento27 •
De todo lo expuesto es fácil deducir que los nuevos retablos, las sedas de
Valencia, la plata de Córdoba y de América, el lote de esculturas de Sevilla y otras
traídas de Génova o las manufacturas locales contribuyeron a dotar un templo que
satisfacía las expectativas del isleño. Su esplendor no era ajeno al fervor que transmitía
la Virgen titular y a los cambios que se produjeron en su entorno, englobando
en ellos cuestiones tan significativas como la propia iconografía de la efigie. Aunque
es un tema que en principio escapa a este estudio, no parece aleatorio que la ruina
del edificio coincida con el periodo de mayor difusión de su culto gracias a estampas
devocionales que participan del catolicismo ilustrado. Como es bien sabido el
referente inicial para todas ellas sería una lámina que grabó Manuel Salvador Carmona
valiéndose de un dibujo previo de José Rodríguez de la Oliva, donde se representa a
la Virgen sin vestidos y con amplia cartela identificativa28
• La difusión de esta estampa
es mejor conocida y a las obras que la reproducen fielmente en el Archipiélago
se han sumado recientemente un lienzo en la iglesia de la Soledad de Tzintuzan
(México)29 y otro más modesto en la parroquia de Alcalá del Río (Sevilla)3°.
Esta cuestión resulta significativa si tenemos en cuenta el aspecto que mostraba
la imagen en su entorno habitual (revestida como ahora con tejidos que esconden
la talla original), ya que el nuevo retablo mayor le procuró un espacio de
gran significación en muchos cultos que oficiaban los clérigos de la basílica. Es más,
26 Isidoro ROMERO y CEBALLOS: Diario cronológico .. . , t. 1, pp. 253, 367.
27 El último catálogo sobre estas cuestiones fue publicado por José CONCEPCiÓN RODRICUEZ
y M' . de los Reyes HERNÁNDEZ SOCORRO: Arte, devoción y tradición: la imagen del Pino de Teror
[catálogo de la exposición homónima]. Teror, 2007. En él se contiene bibliografía previa y el parecer
de otros autores al respecto.
28 Estado de la cuestión sobre el tema en Carlos GAVIÑO DE FRANCHY: "Iconografía de la
Virgen del Pino», en Arte en Canarias ... , t. 11, pp. 363-367.
29 Jesús PIlREZ MORERA: "Devociones isleñas en América. Un retrato de la Virgen del Pino
de Gran Canaria en Michoacán (México» >, en Actas del XIII coloquio de historia canario-americana
(1998). Las Palmas, 2000, pp. 2887-2890; Y Pablo F. AMADOR MARRERO: "Devotio moderna. Iconografía
canaria en Morelia», en Primera jornada internacional: El arte sacro en la era de la Razón (2008).
México, en prensa.
30 Dado a conocer por Francisco J. HERRERA GARCtA: <<Virgen del Pino», en Vestida de Sol.
lconografta y memoria de Nuestra Señora de Candelaria [catálogo de la exposición homónima]. La
Laguna, 2009, pp. 259-260.
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esa obra en concreto plantea cuáles eran las claves estéticas del inmueble y la imagen
de esplendor que empezaría a quebrase en los años siguientes por la ruina de sus
techumbres. La lectura que planteo de ella podría extenderse a otros bienes del
templo pues, al igual que sucede con la arquitectura que los cobija, en su apariencia
y financiación intervinieron agentes que participaban de las novedades del momento.
El retablo mayor ha sido siempre un objeto de atención preferente, gracias en
parte a los estudios formales de Alfonso Trujill031 ya los datos publicados luego por
Suárez Grimón, quien, entre otras cuestiones relevantes, documentó el dinero que
el matrimonio integrado por Francisco Carvajal y Bernarda Manuela de Matos
entregaría para su contratación en torno a 176732. Aportaciones posteriores explicaron
su discurso iconográfic033 e insinuarían el nombre de maestro que debió darle
forma (el ya citado Nicolás Jacinto Viera)34, aunque de momento se ha obviado la
explicación de su apariencia discordante o de ciertos recursos que evidencian una
distinción de ideas a la hora de conferirle modernidad. Dicha condición justificaría,
por ejemplo, el uso que cumple aún al contener obras con diverso origen (entre
otras las grandes esculturas de San José y San Joaquín del segundo cuerpo, llegadas
de Génova por petición expresa de Lugo)35 y mostrar recursos que quiebran la ortodoxia
clásica en el primer cuerpo (clara distorsión de las columnas externas, un
hecho que el mismo Trujillo planteaba como muestra del ímpetu ascensional del
conjunto o de un error de cálculo en su adaptación al espacio donde se inscribe)36.
Esa circunstancia puede tener explicación al valorar ahora un cambio en la composición
del retablo o las cualidades de un modelo infrecuente hasta esa fecha en la
retablística insular, ya que el segundo cuerpo reinterpreta fielmente la estructura de
portapaces de plata que Damián de Castro contrató para diversas parroquias de
Tenerife en las décadas de 1760 y 1770 [fig. 1]. Una pieza de este tipo se conserva
en la Concepción de La Orotava (templo al que estuvo vinculado entonces el mayordomo
Estanislao de Lugo) y dos más en la iglesia matriz de Santa Cruz como
donación del obispo Delgado Venegas, quien los haría llegar a la isla cuando era
prelado de Sigüenza37. Ahora sabemos que estas realizaciones participan de las exigencias
mercantilistas de la época y que contribuyeron a otorgar innovación en el
31 Alfonso TRU]ILLO RODRíGUEZ: El retablo barroco en Canarias. Las Palmas, 1977, t. 1, pp.
188-190 Y t. 11, pp. 506-512.
32 Vicente SUMEZ GRlMÓN: La propiedad pública, vinculada y eclesidstica en Gran Canaria
en la crisis del Antiguo Régimen. Las Palmas, 1987, t. 11, p. 680; y «El mayorazgo de Carvajal: un
precedente de la capellanía de coro de Teron>, en Anuario de Estudios Atltinticos, núm. 34 (1988),
p.394.
33 Juan Sebastián LÓPEZ GARClA: «El programa iconográfico del retablo mayor de Teror
(Gran Canaria»), en Cuadernos de arte e iconografla, núm. 3ft. 11 (1989), pp. 389-399.
132.
34 Primeros comentarios al respecto en Julio SANCHEZ RODRíGUEZ: La Merced ... , pp. 124-
35 Últimas noticias sobre ellas en Julio SANCHEZ RODRíGUEZ: Las iglesias ... , pp. 358-359.
36 Alfonso TRU]ILLO RODRíGUEZ: El retablo ... , t. 1, p. 508.
37 Comentarios al respecto en Jesús HERNANDEZ PERERA: Orfobrerla ... , pp. 131-132, 136,
quien ofrece en muchos casos citas de la documentación donde se consigna su pago y/o encargo.
f1
."
...".
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2013
ID
...". Fig. 1. ¿Nicolás Jacinto Viera?: Retablo mayor (detalle). Basílica
de Nuestra Señora del Pino, Teror. Foto: Juan A. Lorenzo .
arte insular, puesto que tanto las alhajas de plata como las esculturas sevillanas de
Teror son consecuencia de una misma realidad comercial38•
Dicha circunstancia abre nuevos horizontes en el estudio de la basílica y
resulta extensible a otras creaciones que conserva en su interior, confirmando a la
vez el éxito formal de repertorios rococó que tanto demandaba la clientela insular.
La novedad del trabajo de Castro era tal que fue adaptado sin problemas en el
nuevo retablo mayor, algo que unido a la majestuosidad procurada por el dorado y
a la precisión de sus decoraciones escultóricas plantea el grado de sofisticación alcanzado
por este inmueble en torno a 1770. Se trata de una situación atípica que
pronto quedaría ensombrecida por los problemas de estabilidad que mostraba su
estructura arquitectónica, puesto que al dar cabida a una cúpula en el crucero no
guardó la estabilidad esperada en sus cimientos. Habían transcurrido quince años
38 Juan Alejandro LORENZO LIMA: "Constantes .. . », pp. 339-350.
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desde que e! recinto fue consagrado y e! peligro de desplome era real, por lo que
medidas de ornato pendientes fueron suspendidas ante la necesidad de resolver e!
asunto de las cubiercas39•
Cuando se produjo la muerte de Lugo (1781) y de De la Rocha (1783) la
iglesia padecía problemas de firmeza debido a una mala cimentación y a la poca
seguridad que ofreció e! lugar elegido para su construcción, ya que entonces los
vecinos de la zona valoraron e! terreno frágil y arcilloso sobre e! que fue emplazado.
La documentación conocida silencia e! tema, pero es probable que antes de iniciar
su construcción en 1760 e! asunto no se atajara con las garantías exigidas en un
primer momento. Aun así, cuando Álvarez de Silva describió su consagración en
1767 planteaba que después de colocar la primera piedra e! 5 de agosto de 1760 se
zanjó larga mina mds profunda que los hondos cimientos que se abrían para revertir a
ella las aguas que los lLenaban40• Resulta evidente que esa solución no fue la más
apropiada, puesto que e! perjuicio para la construcción primitiva fue notorio. A
posteriori se produjeron infinidad de filtraciones y manchas de humedad en las
paredes, a las que tampoco eran ajenas otras viviendas de! lugar por e! barranco
situado en sus inmediaciones y los inviernos tan fríos que asolaban a esta población
de! interior. Así lo indican con detalle los oficiales elegidos para evaluar su estado en
marzo de 1801, aunque no explicitan cuál había sido la evolución de actuaciones
previstas antes. En esos momentos e! albañil Agustín Martín sería quien ofreció más
noticias al respecto, si bien por ahora se desconoce cuál es e! alcance de su actividad
en otros templos de Gran Canaria y e! prestigio que pudo obtener por ello.
Su exposición relata que las primeras inspecciones de! inmueble debieron
producirse en torno a 1785-1786, cuando él mismo acompañó al maestro Pablo
Hernández y apreciaron juntos las aperturas que desde entonces se advirtieron en sus
paredes y filtraciones de aguas, flrmdndose un estanque de las lluvias en un sótano bajo,
el coro y una pieza de la sacristía. Su deterioro fue tal que en esos años se practicaron
medidas de urgencia, centradas en cortar el agua del barranquillo de la Higuera,
cegarlo, enlozar alrededor de la iglesia y empedrar toda la plaza. Sin embargo, las
prevenciones adoptadas resultaron insuficientes y en poco tiempo aumentó el quebranto
de la obra41
• Tanto Martín como Hernández convenían en la mala situación
del lugar, tener éste movimiento y correr hacia los lados del barranco principal por los
varios trozos de tierra que dicho barranco ha llevado, estando sin firmeza alguna y ser la
tierra gredosa y resbaladiza42.
El estado de la basílica debía ser preocupante en torno a 1795, por lo que
Agustín Martín acudió a supervisarlo de nuevo junto al maestro Marcos Padrón,
esta vez atendiendo a una solicitud previa de Antonio María de Lugo. Comentó
entonces que la situación empeoraba en gran medida, de modo que al crecimiento
39 Julio SANCHEZ RODIÚGUEZ: Las iglesias ... , pp. 412-436.
40 Diego ÁLVAREZ DE SILVA: Descripción de las fiestas ... , f. 1 v.
41 AMG: Fondo Lorenzo-Cáceres. Legajo 8, expediente 21/documento 3.
42 Vicente SUÁEREZ GRlMON: «Las estampas ... », p. 375.
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CIO
.1.f.t
de las aperturas le sucedió la podredumbre de los techos en muchas partes de la
cubierta. Ante ese problema propusieron levantar todo el tejado, quitar la cal que
tenía debajo y volverlo a tejar de nuevo, no sin advertir que algunas filas de tejas
debían cubrirse con cal para impedir las salpicaduras del agua y que no se introdujese
en la madera y acabase de corromperla. Los traslados de este oficial a Teror fueron
frecuentes en esa época, ya que al menos emprendió otro en compañía de Vicente
Falcón para reconocer la ruina de los arcos del crucero, el desencaje de sus claves,
varias grietas en las paredes y demás problemas en los techos. Ambos manifestaron
la necesidad de actuar de un modo coherente y con urgencia pues, según advierten,
las maderas estaban podridas debido a las filtraciones del agua y su continuación en los
dilatados inviernos que allí se sufren43
• Sin embargo, como expone Suárez Grimón, es
probable que dichos trabajos no se emprendieran entonces por la falta de tejas u
otros recursos económicos44•
Esa imagen de ruina la mencionan también documentos de finales del siglo
XVIII, aunque no ofrecen demasiados detalles al describir el estado del inmueble o
sus crecientes desventajas. No es casual que el obispo Antonio Tavira refiriera el
tema en sus mandatos pastorales (agosto de 1793), donde expresaba la mayor pena
que sentía ante una iglesia acabada de fabricar a tanta costa y su exposición a la ruina
sin que pasen muchos años. Lamenta los problemas padecidos y sus temibles efectos,
concluyendo que un templo de tanto aseo y decoro causa también una fea deformidad.
De ahí que mande renovar las tejas de la cubierta empleando piezas de mayor calidad
y muy cocidas o que se hallara el modo de protegerlas con un barniz vidriado para que
resista a las lluvias tan comunes en este pueblo. Su estado le lleva a sugerir un dictamen
de Diego Nicolás Eduardo y emprender así las oportunas medidas de rehabilitación
pues, según advierte, era la persona idónea para desarrollar tal comecid045•
La apreciación de Tavira adquiere interés por muchos motivos. Se trata de
una de las pocas ocasiones en que el prelado alude a problemas arquitectónicos de
un modo explícito, hecho infrecuente en su larga visita pastoral por el Archipiélago
(desarrollada entre 1792 y 1795) y los mandatos que conocemos de ella. Lo curioso
es que esta circunstancia se produzca en un edificio de importancia para el prelado,
pues si obviamos las techumbres mudéjares o el espesor de los muros la fábrica se
acomodaba a las condiciones que tanto defendió en Canarias por su proximidad a
la noble arquitectura. Participaría del espíritu clasicista con su fachada, cúpula e
interior columnado, además de responder a una concepción unitaria y acorde al
espíritu del momento por su volumetría. No es de extrañar que también le sorprendieran
las proporciones que alcanzaría al contemplarlo desde diferentes puntos de
vista, ya que resultaba armónico y próximo a la racionalidad que imperó entre las
43 AMG: Fondo Lorenzo-Cáceres. Legajo 8, expediente 21/documento 3.
44 Vicente SUÁREZ GRIMÓN: «Las estampas ... », p. 375.
45 José Antonio INFANTES FLORIDO [estudio introductorio y notas]: Diario de Tavira. Córdoba,
1998, pp. 120-12 1; Y M'. Reyes H ERNÁNDEZ SOCORRO y José CONCEPCiÓN RODRIGUEZ: El
patrimonio histórico de la basllica del Pino [serie Cuadernos de Patrimonio Histórico, núm. 5]. Las
Palmas, 2005, pp. 34-35.
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construcciones donde se superaban los modos del pals. En cualquier caso, ello no
impide que refiera también aspectos que podrían modificarse en su ornato, a la vez
que ordenar la adquisición de buenas obras para presidir sus retablos o desarrollar
con esplendor las principales funciones del recinto.
No deseo extenderme en este tema, pero resulta significativo que el obispo
aluda a problemas de corrección litúrgica, fomente la instauración de una escuela
con parte del legado que cedió el presbítero Domingo Navarro, distribuya limosnas
ofrecidas en la época o aliente la explotación de unas tierras cedidas al templo por
Carlos III en las orillas del barranco del Rapadón, la principal fuente de ingresos para
el santuario en esas fechas. Asimismo procuró el encargo de una nueva custodia
para el Corpus (claro síntoma de sus preocupaciones eucarísticas) o de varias imágenes
de Luján Pérez, llegando a elogiar el Cristo de la Columna que concluyó en 1793
como la primera que en estos tiempos se ha ejecutado en estas islas de buena y arreglada
esculturtt6
• Al igual que otros enseres, dicha efigie fue costeada por uno de los principales
promotores del recinto, el ya citado Domingo Navarro del Castillo (I716-
1790)47. Su actividad de patronazgo se inscribe en una dinámica propia de épocas
pasadas, donde primaba siempre la atención a las necesidades del templo y a la
Virgen del Rosario (una antigua devoción que es suprimida a finales del siglo XVIII
por inconveniencia litúrgica)48. Los fondos aportados por su familia fueron un aliciente
a la hora de emprender reformas y con ellos se pagaría también parte de un
nuevo crucificado de Luján Pérez49, artista de creciente fama en esas fechas que
estuvo vinculado afectivamente a la localidad terorense. En estos momentos el mismo
imaginero había concluido esculturas que conserva todavía el recinto (esencialmente
la Virgen de Dolores y San Juan Evangelista)50, aunque tal vez se deba incluir
en su catálogo el San Matlas que recibe culto en un retablo lateral. Pese a que la
documentación investigada no alude a él de un modo explícit051 , podríamos encontrarnos
ante otro encargo de principios del siglo XIX o una pieza que reproduce
fielmente los modelos del maestro, interesante siempre por sus resultados plásticos
y por la relación que plantearía con representaciones del círculo lujanesco. Fuera o
no una creación del imaginero de Guía, en ella no se advierten rasgos de la efigie
previa del Seiscientos.
46 José Anronio INFANTES FLORlOO: Diario ... , p. 118. En relación con su cercanía al arte de
Luján, véanse las últimas reflexiones de Juan Alejandro LORENZO LIMA: «El artista en su época. Luján
como referente de las inquietudes ilustradas: comitentes, patrocinadores y entorno social", en Lujdn
Pérez ... , pp. 141-157.
47 Análisis de este personaje y de su entorno familiar en Vicente SUÁREZ GRlMON: Contribución
al estudio de la historia de la enseñanza en Gran Canaria: la escuela de patronato de Teror. Teror,
1990.
48 José Anronio INFANTES FLORlOO: Diario ... , p. 118; Y Julio SÁNCHEZ RODlÚGUEZ: Las igle-sias
... , pp. 424-425.
49 José Anronio INFANTES FLORlOO: Diario ... , pp. 118-119.
50 Vicente HERNÁNOEZ JIMIlNEZ: La Semana Santa en Teror. Teror, 2000, pp. 77-80.
51 Julio SÁNCHEZ ROORIGUEZ: Las iglesias ... , pp. 342-343.
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Lo que no se puede demostrar aún es la inspección que Tavira sugiere en el
inmueble, ya que los documentos que manejo y las noticias publicadas52 silencian
cualquier dato sobre una visita constante del arquitecto Diego Nicolás Eduardo
durante la década de 1790. En cualquier caso, Tavira recordaba la idoneidad de esta
medida atendiendo a que la inteligencia y pericia de Eduardo eran el remedio idóneo
para contrarrestar la inminente ruina de las cubiertas. De haberse desarrollado
en esas fechas la actuación del canónigo supondría una segunda intervención en el
santuario, puesto que con anterioridad diseñó una escalera que facilitaba el ingreso
al camarín superior (se supone que el plano original aparece firmado en 1784)53.
Reformas de este tipo abundan en los usos recibidos por el inmueble o en su acomodo
a cuestiones de mayor funcionalidad, cuyo fin sería una visita cómoda para
muchos fieles que accedían al mismo espacio donde se exhibe aún la Virgen. De
todas formas, ignoro si esa circunstancia obedece sólo a la petición previa del mayordomo
Andrés Rodríguez o si por el contrario se debe a una intervención consensuada
del arquitecto de la catedral54•
Varios motivos invalidan una larga estancia de Eduardo en Teror o su dedicación
constante a la basílica, puesto que durante la década de 1790 residió de un
modo permanente en La Laguna y firmó allí informes que requerían varios edificios
de Gran Canaria y del norte de Tenerife que estaba dirigiendo. No olvidemos que
Eduardo padecía entonces una grave enfermedad y que ello le impidió dedicarse a
sus ocupaciones con la entrega deseada, tal y como lo expresa él mismo en una carta
que escribió al cabildo catedralicio antes de morir55 . Es más, su estancia en Tenerife
constituye un periodo del mayor interés por la dedicación prestada a muchos proyectos
que se materializaban en la isla y por su cercanía a trazas y grabados de
arquitectura llegados desde la península. Lástima que los datos de archivo sean
todavía insuficientes y no permitan estudiar su trayectoria con detalle, ya que entonces
procuró la difusión de ideales neoclásicos frente a edificios de tradición
mudéjar que existían en La Orotava, La Laguna, Santa Cruz, Puerto de la Cruz y
Candelaria56.
52 Enrique MARCO DORTA: Planos y dibujos del archivo de la catedral de Las Palmas. Las
Palmas, 1964.
53 Ignacio QUINTANA MARRERO y Santiago CAZORLA LEÓN: La Virgen ... , p. 192.
54 No hay alusiones al proyecro de Eduardo en la última monografía de Julio SÁNCHEZ
RODRfGUEZ (Las iglesias ... ). Los intentos por esclarecer esta intervención han resultado infructuosos
hasta el momento, aunque debe advertirse que su representación gráfica se conservaba en el archivo
del marquesado de Arucas. Quizá a111 exista documentación sobre el encargo o la memoria de un
proyecro que finalmente quedó inoperante, puesro que los papeles conservados en la catedral contienen
un dibujo a mano alzada que no revela tanro interés (Enrique MARco DORTA: Planos ... , pp. 44-
45, 83-84).
55 Publicada por Jesús HERNÁNDEZ PERERA: «Postrera carta del arquitecro Diego Nicolás
Eduardo y un inédiro elogio fúnebre», en Revista de Historia Canaria, núm. 129-132 (1960), pp.
381-386.
56 De rodo ello y de la trayecroria de Eduardo me ocupo en Juan Alejandro LORENZO LIMA:
Arquitectura, ilustración ... , tesis docroral en curso, donde se aporta material inédiro hasta ahora.
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Aunque aún desconozcamos muchos datos de este periodo, la única medida
que se puede documentar sobre el templo del Pino es el informe que el albañil
Agustín Martín emitió junto al maestro Marcos Padrón en torno a 1795-1796. Esa
circunstancia obligó a que las principales decisiones del inmueble de Teror fueran
adoptadas a principios del siglo XIX, coincidiendo ya con la prelatura de Manuel
Verdugo. A él se debe gran parte de las actividades desarrolladas en torno a la basílica
y el motín que los vecinos protagonizaron en 1808, motivado por su deseo de
abandonar la fábrica preexistente y construir una nueva en otro emplazamiento. Tal
y como expuso Suárez Grimón, un dictamen de la Audiencia publicado el 13 de
julio de 1809 zanjó definitivamente el asunto, favoreciendo la rehabilitación del
inmueble dieciochesco y no el desarrollo de medidas alternativas que habían propuesto
los técnicos comisionados por el prelado y el cabildo catedral. Con dicha
resolución triunfaba la postura de los amotinados, no sin conseguir antes la temprana
incorporación de la imagen de la Virgen a la basílica y el desarrollo de los cultos
con mayor comodidad57. Pese a ello, el asunto no resultó tan fácil como se esperaba
y acarrearía bastantes dificultades para los implicados en él a principios del siglo XIX.
Las primeras medidas que Verdugo tomó al respecto se limitaron a un reconocimiento
del santuario en marzo de 1801. Los encargados de cumplir ese cometido
fueron los citados Vicente Falcón y Agustín Martín, a los que debemos sumar
el carpintero Antonio Juan Cabral y el polifacético José Luján Pérez, quien firmaría
entonces el informe más completo que se conoce del edificio. Lo interesante es
constatar que todos estaban vinculados al entorno episcopal por su intervención en
la catedral de Santa Ana, obra que dirigía el mismo Luján después de la muerte de
Eduardo y de la que fue nombrado único responsable en 180458• Se han publicado
ya algunos trabajos que dichos técnicos desarrollaron en varios edificios de la isla,
aunque sus mayores logros están ligados a la fábrica catedralicia y a la actividad
gestada en su entorno bajo la dirección del escultor guiense. Así, por ejemplo, sabemos
que Martín estimó los gastos de una intervención prevista en las galerías de la
Sala Capitular (1810) o que Cabral realizaría una caja para el reloj de la torre en
1794 y adquirió en Tenerife la madera que Luján necesitaba para esculpir el apostolado
del cimborrio (1804)59.
Sin conocer los argumentos expuestos en el dictamen previo de Martín, el
mismo Cabral insiste en el mal estado de las techumbres por hallarse en parte negras,
verdes y de color de tierra a causa de la mucha humedad que reciben. Entiende que por
ello las vigas y tirantes no pueden perdurar mucho tiempo, temiendo más que
nunca el desplome de la cúpula [fig. 2]. Los peores presagios los confirma al subir al
techo y reconocer su peligro porque -aclara- todas las maderas están enteramente
podridas y hechas tierra, no superando en muchas ocasiones el grueso de una línea de
tea. Concluye su exposición afirmando que los problemas de la basílica venían da-
57 Vicente SUÁREZ GRIMÓN: "Las estampas ... », pp. 375-378.
58 Santiago CAZORLA LEÓN: Historia de la catedral de Canarias. Las Palmas, 1992, p. 75.
59 Santiago CAZORLA LEÓN: Historia ... , pp. 75, 231, 233, 342.
... .U..I
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Fig. 2. Basílica de Nuestra Señora del Pino, Teror (cúpula).
Foto: Juan A. Lorenzo.
dos por la malísima calidad del terreno en que se halla aquel templo como porque los
flechales de la armadura están podridos y no hay que tener mucha confianza en ello/>o.
Luján ofrece conclusiones similares al firmar un dictamen muy completo el
28 de marzo de 1801, por lo que no es de extrañar la premura que el asunto despertó
entonces entre el obispo y algunos vecinos de Teror. Su memoria ofrece mayor número
de detalles y permite evaluar el deterioro experimentado por la estructura del
edificio, el desequilibrio que ocasionaban malos cimientos o los problemas de estabilidad
que padecían la cúpula y las tres portadas de piedra que se abrieron en fachada.
Sorprende conocer algunas afirmaciones e imaginar la preocupación que causaría
el desnivel de las paredes, la ineficacia de medidas anteriores (tendentes a cubrir
con callas grietas mayores) o la manifiesta inestabilidad de las cubiertas6 1
• Sin embargo,
a pesar de la precisión del documento o la validez de sus juicios, la opinión de
Luján nunca tuvo un carácter concluyente. El artista afirmaba que los desperfectos
poseían remedio, aunque sus elevados costes y la inseguridad a la que se expondrían
los fieles después de su acabado hicieron inviable esta opción. En sus tesis deja entrever
que la única medida coherente era construir un nuevo templo, pese a que nunca
refiere dicha propuesta u otra alternativa de un modo convincente.
60 AMG: Fondo Lorenzo-Cáceres. Legajo 8, expediente 211documento 2.
61 AMG: Fondo Lorenzo-Cáceres. Legajo 8, expediente 211documento 1. Véase su trascripción
en el apéndice documental, texto núm. 1.
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Quizá este hecho no resulte del todo aleatorio, ya que la figura de Luján
adquiere un papel secundario y para nada acorde a la popularidad que empezaba a
disfrutar como imaginero. Su presencia en estos momentos parece anecdótica y
recibe igual trato que un perito o maestro de obras. La capacidad de decisión que le
otorgaron entonces fue nula o casi inexistente, algo que, por ejemplo, podría confirmar
la actitud impasible del obispo Verdugo ante su resolución. Después de conocer
dichas valoraciones esperó unos años para afrontar el problema con garantías
y obtener opiniones mejor cualificadas, que plantearan una solución efectiva al
asunto y no la mera descripción de los daños que mostraba la basílica en sus techumbres
y paredes. Sobreentiendo que ello deja entrever la limitación del maestro
de Guía como constructor o arquitecto, si bien el empleo de dicho término implica
una serie de condicionantes que no deben asociarse con el trabajo que pudo desarrollar
antes de su muerte en 1815. Pese a las valoraciones que ha despertado su
labor en esta disciplina62, los proyectos de Luján siempre fueron secundarios y no
respondieron a una excesiva creatividad, por lo que muchos diseños que firmó están
supeditados a programas impuestos (catedral de Santa Ana), a órdenes superiores
(iglesia de Cercados de la Araña) o a repertorios conocidos en la época a través de la
estampa (planos del coro catedralicio y fachada del cementerio de Vegueta, por
poner sólo dos ejemplos). A esa circunstancia cabe sumar su implicación en el tema,
puesto que el mismo Luján poseía una estrecha relación con la villa de Teror63 y no
emitiría un informe objetivo sobre el futuro del inmueble.
El obispo Verdugo debió ser consciente de esta circunstancia y de la limitación
que encontraba en Gran Canaria al no disponer de un arquitecto o maestro
titulado. Por esa razón convocó al único técnico de las Islas capaz de presentarle una
resolución coherente: el ingeniero Gonzalo Delgado de Lorenzo-Cáceres. Con él
obtendría el respaldo necesario y la imparcialidad que otorgaba su residencia permanente
en Tenerife, aunque a posteriori los resultados de su memoria le acarrearon
más problemas que certezas y un enfrentamiento soterrado con algunos miembros
del cabildo catedral. En cualquier caso, esa circunstancia no impide la estrecha
relación que mantuvo con otros oficiales del entorno de Santa Ana y con el mismo
Luján Pérez, a quien incluso encargaría esculturas para las parroquias que creó en el
interior de la isla a principios de sigl064 • Lo interesante es calibrar la pasividad inicial
de Verdugo ante la espera de acontecimientos controvertidos que le forzaran a
tomar una decisión in extrernis, ya que el mal estado del templo y el peligro de sus
cubiertas cambiaron el panorama a los pocos años. Las complicaciones padecidas
en 1803 motivaron una intervención que se fundamentaba en dos hechos inminentes:
la clausura apresurada del santuario y promover el viaje de Lorenzo-Cáceres a
Gran Canaria con la mayor brevedad.
62 Sintetizadas últimamente por Juan Sebastián LÓPEZ GARCfA: <<Arquitectura y urbanismo
en Canarias en la época de Luján Pérez (1 7 56-1815)>>, en Lujdn Pérez y su tiempo ... , pp. 195-21l.
63 Sintetizada por Vicente H ERNÁNDEZ JIMÉNEZ: La Semana .. . , pp. 71-73 .
64 Cfr. Juan Alejandro LORENZO LIMA: «El arrista ... », pp. 149-157.
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EL INFORME DEL INGENIERO
Aunque la documentación investigada no refiere el asunto de un modo
claro, la decisión de cerrar la basílica requería un acuerdo consensuado sobre su
futuro. El creciente deterioro que manifestaba la techumbre obligó que en enero de
1803 la escultura de la Virgen y otros enseres fueran depositados en una capilla
provisional con el fin de evitar los destrozos que podría causar su desplomé5• Esa
capilla o iglesia chica que cita Romero y Ceballos debe identificarse con una estancia
de la casa que la Diputación Eclesiástica poseía en Teror, como reconocieron
luego algunos vecinos y el propio Luján Pérez. Él fue el encargado de su habilitación
y las medidas necesarias para poner en ella el servicio de la parroquia, pues así lo
refiere el propio artista en el recibo que firmó por ese trabajo el4 de agosto de 180 l.
Según expone en dicho documento, su labor importó un total de 200 pesos corrientes
que satisfizo el canónigo Antonio de Lugo, mayordomo del templo terorense
con quien debía mantener una estrecha relación por cuestiones profesionales66
• Otros
descargos de fábrica aluden a estas medidas con detalle, ya que, por ejemplo, en esas
fechas retiró el órgano de la antigua tribuna del santuario, el monumento de Semana
Santa y todas las imágenes de sus retablos. Los ladrillos de mármol que poseía el
presbiterio y gran parte de sus naves también fueron depositados de un modo provisional
en el patio de la diputación, pues sólo así quedarían resguardarlos ante el
deterioro que iba a causar la caída de los techos67•
Mientras, el obispo Verdugo había iniciado los trámites necesarios para que
el ingeniero Gonzalo de Lorenzo-Cáceres se trasladara a Gran Canaria y emitiese
un informe definitivo sobre el edificio. La primera carta que escribe con ese fin
aparece datada el 30 de junio de 1803 y en ella expone los sucedido hasta entonces,
no sin lamentar los perjuicios que padecía el pueblo de Teror y los muchos fieles de
la Virgen al venerarla en una capilla muy estrecha. De su contenido lo más interesante
es que responsabiliza al técnico tinerfeño del futuro del inmueble, ya que debía
decidir sobre su conservación atendiendo a la confianza que él y muchos canónigos
habían depositado en su talento e instrucción. No duda al comentarle que los juicios
anteriores ofrecían ideas contradictorias pues, según expresa, ninguno de los dictámenes
que aquí se oyen ya sobre reedificar ya sobre demolerlo para hacerlo nuevo alcanzaron
el consenso necesario. Concluye su ofrecimiento brindándole una invitación
al palacio episcopal y comentando que para ese fin no debía emplear más tiempo de
ocho a quince díaf8. La respuesta no se hizo esperar y a las pocas semanas el ingeniero
manifestaba al prelado su disposición a contribuir en cuanto pueda al bien general
de nuestras Islas y particularmente al de ésa donde recibí mi primera instrucción (misiva
fechada el 15 de julio de 1803). Reconoce estar pronto a emplear sus limitados
65 Isidoro ROMERO y CEBALLOS: Diario ... , t. 11, p. 90.
66 Ignacio Q UINTANA Ñ1ARRERO y Sanrjago CAZORLA LEÚN: La Virgen .. . , p. 19 1; Y Vicenre
HERNÁNDEZ D íAz: La Semana ... , p. 72.
67 M'. Reyes HERNÁNDEZ SOCORRO y José CONCEPCIÚN RODRICUEZ: El patrimonio ... , p. 35.
GB AMG: Fondo Lorenzo-Cáceres. Legajo 8, expedienre 21/documenro 4.
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conocimientos para resolver el asunto, cumpliendo, eso sí, las ordenanzas que regían
una actuación de este calibre. Con el pretexto de examinar las fortificaciones
del litoral de la isla ya había pedido licencia para trasladarse a Gran Canaria y
cumplir lo antes posible con el cometido encomendado por Verdug069 •
Gonzalo no debió tardar mucho en desplazarse a Las Palmas, ya que en una
carta de esas fechas (tal vez del mes de agosto, pues no aparece datada) el obispo
agradece las expresiones de aprecio y amistad que había manifestado a su persona,
haciendo extensible dicho reconocimiento al comandante general Casa Caggigal y
a otros individuos de la Audiencia que favorecieron su traslado con tanta celeridad.
No duda en que cumplirá con la visita a Teror y que para ello sería ayudado por el
canónigo Antonio de Lugo, quien como mayordomo debía comunicarle todas las
noticias que últimamente se han adquirido sobre la seguridad del terreno en que se hizo
la excavación que había solicitado con anterioridad70• De ello deduzco que el ingeniero
conoda perfectamente el estado del templo, ya que además contaba con los
informes anteriores de Luján y otros operarios de la catedral. Además cabe la posibilidad
de que antes de viajar los mismos capitulares de Santa Ana le remitiesen
copia de dichos documentos para que valorara de antemano la situación, aunque
tampoco debe descartarse la hipótesis de que con esos envíos llegara a sus manos un
sencillo dibujo de las techumbres y armaduras del edificio (algo que explicaría su
conservación entre los papeles del archivo familiar como un testimonio más de esta
actividad). Se trata de un alzado que ha permanecido inédito hasta ahora, con una
apariencia simple en sus formas pero atractiva si valoramos la posible vinculación
con Luján Pérez y el maestro Antonio Juan Cabral [fig. 3]. Al dorso del mismo
figura una inscripción alusiva a ambos técnicos7l y podría describir cuál era la solución
estructural de las techumbres que el ingeniero observaría luego en Gran Canaria.
Otra hipótesis viene dada por la posibilidad de que fuera un apunte tomado por
él mismo cuando evaluó el santuario de Teror o que sirviera de excusa ante las
reformas que plantea en su informe sobre las estructuras de signo mudéjar.
Suya debió ser la decisión de analizar el solar sobre el que se alzaba el santuario
y otro más idóneo en San Matías, para disponer así de la información necesaria
cuando supervisara ambos in situ. Al poco tiempo -o quizá antes- debió
realizarse el traslado a Teror, aunque de él ni del contexto en que se produjo hay
datos en la correspondencia investigada. Debemos sospechar que entonces disfrutó
de todas las facilidades necesarias y del asesoramiento de Lugo o de otros canónigos
de Santa Ana, en principio partidarios de construir un templo nuevo sobre terrenos
de mayor estabilidad. La visita al interior de la isla pudo producirse antes del 22 de
agosto, puesto que en ese día el canónigo Antonio de Lugo escribiría una larga carta
a Delgado en que le comunica los primeros resultados de sus indagaciones:
69 AMG: Fondo Lorenzo-Cáceres. Legajo 8, expediente 21/documento 5.
70 AMG: Fondo Lorenzo-Cáceres. Legajo 8, expediente 21/documento 6.
71 Cita literal: Copia de los reconocim'" hechos en la iglesia de Teror p' D" Joseph Lujan y Perez,
y p' el maestro de carpinterfa Juan Ant" Cabral.
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2013
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Fig. 3. Sección de las techumbres de la basílica del Pino, Teror.
AMG (fondo Lorenzo-Cáceres). Foto: Juan A. Lorenzo.
Tengo la satisfacción de participar a Vm que se ha encontrado ser firme el terreno
de San Matías, donde hicieron las catas de orden de Vm, no quedando los dos
maestros que fueron del que a este fin satisfechos con el terreno que estaba descubierto
hasta las cuatro varas de profundidad, se ahondó hasta las seis varas en una
nueva cata que se abrió en el centro de todo aquel sitio. A las cinco varas y se
notaba suficiente firmeza pero prosiguiéndose la excavación se encontró a las dichas
seis varas una especie de torcón de piedra firme entrelazada y unida entre sí,
que aseguran ser muy propia para cimentar cualquier edificio, no siendo mejor
según dicen el terreno sobre que se cimentó la obra nueva de la catedral y otras
iglesias en cuyos cimientos han trabajado.
Este hallazgo despertó el interés de los promotores de un nuevo santuario y
del ingeniero, quien se aferraba con ello a la idea de derribar el edificio anterior y
mudar su emplazamiento. No duda al expresarle la satisfacción que muchos compañeros
del cabildo sintieron por el trabajo realizado, citando entre otros a Encina,
Zumbado y Montesdeoca, amigo personal que -comenta Lugo- prometía escribirle
desde Guía a la menor brevedad. No puede olvidar tampoco que el terorense
Quintana (sobreentiendo Sebastián de Quintana), su prima Ángela y otros vecinos
se encontraban esperanzados con el resultado de la cata y una próxima visita a Gran
Canaria72• En este contexto resulta significativa la intervención de Lorenzo de Mon-
72 AMG: Fondo Lorenzo-Cáceres. Legajo 8, expediente 21/documento 8.
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2013
tesdeoca, quien, como es sabido, accedió al cargo de canónigo en el cabildo de
Santa Ana después de más de veinte años de servicio como titular de la parroquia de
Guía. Allí entró en contacto con Luján Pérez (a quien encargaría obras de consideración
para promover la reforma de ese templo junto a su hermano Gaspar) y con
otros personajes que difundieron el credo ilustrado como el futuro obispo Arequipa
Luis de la Encina o el también canónigo Fernando Zumbado, de quien conocemos
ahora la defensa que hizo del arte neoclásico en entornos rurales (entre otras actuaciones
sirven de ejemplo varias esculturas del mismo Luján que costeó para la recién
creada parroquia de San Mateo o dádivas que cumplían un mismo fin en la parroquia
de Valsequillo, instituidas ambas por Verdugo en 1800)13. De estas circunstancias
se desprende que el apoyo conferido al obispo y a Delgado en su cruzada por
reconstruir un templo nuevo encontró acomodo entre los clérigos más avanzados
de la época, aquellos que recogieron el testigo de Tavira en un claro afán de renovación
que incluía todos los componentes imaginables. Sin embargo, el conocimiento
de esa situación es bastante limitado porque la documentación conservada (en su
mayoría correspondencia epistolar) no alude con detalle a su implicación real e
impide probar el grado de influencia que ejercieron sobre las autoridades competentes
en el tema.
La siguiente misiva del ingeniero está fechada en Tenerife unos meses después
(9 de diciembre de 1803) yen ella comenta que desde su regreso había vivido
con la mayor impaciencia y agitación el no poder emitir un informe con la prontitud
deseada. Anhela la piedad y bondad del obispo para justificar la tardanza del dictamen
o sus resultados, puesto que en ellos intentó mostrarse imparcial y responder a
lo que en conciencia me han dictado mis limitados conocimientos. Es entonces cuando
se produce el envío de la memoria que tanto ansiaba el obispo y su entorno más
próxim074
• El documento remitido debe ser el mismo que custodia el archivo del
Museo Canario en Las Palmas y lleva explicación justificativa de sus intenciones, al
afirmar sin tapujos que su objetivo no era otro que entregar una exposición circunstanciada
y razonada del fatal en que se halla la iglesia de Nuestra Señora del Pino de
Teror en la isla de Gran Canaria, de las causas y progresos de sus graves daños y de los
remedios mds propios y eficaces que podrían ( ... ) repararlo y corregirlo.
Las esperanzas depositadas en su persona eran muchas y no ofrecieron novedades
significativas pues, tal y como ha expuesto Sánchez Rodríguez75, el texto
que entregó a Verdugo participa de ideas planteadas por otros técnicos con anterioridad.
De ahí que en sus primeros párrafos describa la situación real del edificio o la
viabilidad de promover actuaciones de urgencia para estabilizarlo, si bien deben
recordarse los pronósticos tan negativos que esgrime al hablar de una terrible catdstroje
si se produjera el desplome de los techos del santuario con el daño consiguien-
73 Nuevas valoraciones sobre esta actividad de los miembros del cabildo catedral en Juan
Alejandro LORENZO LIMA: Arquitectura, Ilustración ... , tesis doctoral en curso.
74 AMG: Fondo Lorenzo-Cáceres. Legajo 8, expediente 21/documento 7.
75 Julio SANCHEZ ROORlGUEZ: Las iglesias .. . , pp. 426-432.
....
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2013
CD
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te para el caserío inmediato. Los comentarios que realiza sobre el tema son más
coherentes que los de Luján y dejan entrever una circunstancia no resaltada hasta
ahora, ya que atribuye la ruina del edificio a la rapidez con que se levantó en un
entorno peculiar como Teror. De ahí que sus defectos comenzaran cuando aún la
obra no había podido hacer su natural asiento para concluir con la idea de que su
constructor era un mero aficionado a la arquitectura.
Hecha esta aclaración, la actitud de Gonzalo sobre el inmueble manifiesta
una ambigüedad que en ocasiones resulta desconcertante por lo contradictorio de
sus juicios. Pese al mal estado que presentaba la obra propone una serie de recomendaciones
que debían seguirse para su conservación en el futuro, poniendo especial
énfasis sobre el asilamiento de la mina subterránea, la aireación de los bajos y la
cubrición de los cimientos con pesados muro de piedra. Además describe cuál sería
la solución ideal para arreglar sus techumbres y demás componentes arquitectónicos.
Su parecer no puede resultar más claro al concluir el informe:
La causa o raíz de este mal es de tan antigua naturaleza que no permite dar esperanzas
ciertas de que se corregirá para siempre. No obstante, si se quiere dilatar al
menos la ruina de aquel edificio es absolutamente indispensable poner en ejecución
las obras propuestas. Si no deberá demolerse enteramente para volverla a
edificar en un sitio o solar libre de los inconvenientes que hacen tan defectuoso en
que se halla actualmente establecid076
•
Las conclusiones de Lorenzo-Cáceres no ofrecían un parecer concluyente y
debieron ser conocidas en Las Palmas antes de que firmara el informe, puesto que
desde su visita a Teror abogó por el derribo del viejo santuario y su construcción en
un terreno con mayor firmeza. Así lo expresa a posteriori el obispo Verdugo, quien
a las pocas semanas le comunicaba haber leido con el mayor gusto y atención el escrito .
No deja de reconocer que el tiempo empleado en extender un dictamen tan sólido y
bien fondamentado con razones convincentes acreditan que no sólo ha procedido según le
dicta su conciencia, sino también el interés que ha tomado este asunto y sus eficaces deseos
de complacerme. Termina agradeciendo el gesto y le comunica que los comisionados
en el tema llegaron a la conclusión unánime de que no se puede decir otra cosa (misiva
datada el 22 de diciembre de 1803)77. De ello cabe deducir que el obispo y su
séquito de intelectuales adoptaron sin miramientos las tesis del ingeniero, decantándose
desde un primer momento por la idea de reconstruir el edificio en un lugar
óptimo para las exigencias de su arquitectura y los distintos usos que recibía.
Gonzalo no se mostró impasivo ante la incertidumbre que ocasionaban sus
opiniones y por ello escribe dos cartas a sus valedores en Vegueta, de modo que en
una genial argumentación expresó a Montesdeoca lo sucedido hasta entonces, cuál
era su situación y los problemas padecidos en Tenerife para concluir tan anhelado
informe:
76 Julio SANCHEZ RODRIGUEZ: Las iglesias ... , p. 431.
77 AMG: Fondo Lorenzo-Cáceres. Legajo 8, expediente 21/documento 9.
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Bien conozco que muchos me habrán tildado de moroso, pero Vd que tiene juicio
y discernimiento conocerá que para hablar se necesita pensar, y que pensar ligeramente
no es de hombres cuerdos. Además, puedo asegurar a Vd que todo recae
sobre mí y no ignore que éste es un país tan caluroso que solo permite trabajar por
las mañanas, mayormente siendo trabajo de cabeza. Es muy regular que Vd. vea el
tal escrito. Espero que no se disimule nada, solo deseo que esté en que he puesto de
mi parte cuanto he podido para corresponder a la confianza que se hizo de mí para
este encarg078
•
Cuando escribe al mayordomo Antonio de Lugo se expresa en términos
similares, advirtiéndole que ya llegó el dla en que rompiese yo el habla, pero dudo que
se me diga: habló el buey y dijo muo Quería evitar las críticas y le invita a leer su
dictamen con detalle, disculpando posibles errores y la tardanza de su envío por
ocupaciones que le impidieron atender algunos negocios que tuvo entre manos. A
la hora de redactar se sincera y no deja de reconocer su identificación con el juicio
emitido:
Lo cierto es que yo he puesto en mi encargo todo el desvelo y trabajo posible, a fin
de proporcionar a los de Teror y demás devotos de Nuestra Señora del Pino todo el
consuelo dable sin dejar comprometida mi opinión. Si no lo hubiese logrado me
haré cuenta que he trabajado para el obispo, como dicen las costureras cuando se ha
han equivocado en su trabajo79 .
Desde estos momentos el problema ya no recaía en agentes externos y la
burocracia episcopal empezó a idear artimañas para obtener una respuesta favorable
a las tesis de Lorenzo-Cáceres, aunque finalmente su plan no se desarrolló con la
prontitud deseada. Después de validar una a una sus opiniones el asunto volvió a
retrasarse de nuevo por la escasez de fondos para emprender la reconstrucción del
templo, pese a que en esas fechas esperaban la asignación de varias partidas económicas
y con ello dar una solución eficaz a las necesidades de todos los implicados en
el asunto (los fieles por no tener un espacio de culto en condiciones, los clérigos de
Teror por acabar con las incomodidades de una iglesia provisional y la jerarquía
eclesiástica por resolver un problema que empezaba a dilatarse más de la cuenta).
Así lo expresaba Lugo al ingeniero en una nota que envía apresuradamente en febrero
de 1804. En ella reconoce que el informe le resultó exacto en sus conclusiones,
como me agradan las buenas pinturas sin saber de arte, ya que no había oído a
persona que lo haya visto y no le haya parecido bien. Expresa entonces que el impulsor
de la nueva construcción era el canónigo Lorenzo de Montesdeoca, quien anhelaba
un templo sobre terreno firme y con bóveda del malpaís en vez de techumbres
lignarias, atendiendo a lo mucho que cuestan éstas aqul. No duda en que él mismo
convendría en ello enterado de las circunstancias80
•
78 AMG: Fondo Lorenzo-Cáceres. Legajo 8, expediente 21/documento 1I.
79 fdem, expediente 21/ documento 12.
80 fdem, expediente 21/documento 10.
en
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2013
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La sanción definitiva al texto de Gonzalo se produjo después, cuando en los
meses siguientes el obispo firmó un decreto en el que validaba su propuesta con una
única alternativa: construir un santuario nuevo en el sitio sefialado previamente,
con las mismas dimensiones que el anterior para aprovechar sus materiales. Asignaron
medios de financiación y la idea de mudar la localidad a ese nuevo emplazamiento,
donde las casas que se irdn fabricando se arreglen a él y se forme un pueblo bien
delineado. Así lo notificaba al ingeniero en una carta firmada el4 de julio de 1804,
en la que expresó también que ya quedarían pocos vecinos a favor del antiguo
edificio y su pretensión de invertir en él amplias partidas8 1
• Ignoro cuál era el fundamento
de estas afirmaciones tan optimistas del obispo, puesto que la situación descrita
se alejaba de la realidad vivida entonces en Teror. El problema del Pino y su
templo adquirió en esos momentos un nuevo rumbo, aproximándose a una coyuntura
complicada para aquellos que quedaron implicados en su resolución.
EL PLEITO PASA DE CANARIAS
A MADRID. ALTERNATNAS
Los acontecimientos que se sucedieron desde entonces en el interior de
Gran Canaria no dejarían indiferente a nadie, puesto que Verdugo decidió aunar
posturas y concluir con tanta especulación tomando como aval el dictamen previo
de Lorenzo-Cáceres. De ahí que en un primer momento no aceptara otra solución
que contradijese las tesis planteadas en su informe, algo que empezaría a pasarle
factura y a granjearle fama de ser un hombre poco conciliador entre los vecinos de
la isla (y más específicamente entre aquellos que se veían perjudicados por el tema).
Su mandato resultó poco atractivo para los habitantes de Teror desde el mismo
tiempo en que fue publicado, ya que de alguna u otra forma les obligaba a abandonar
el antiguo núcleo poblacional y a deshacerse de un edificio religioso en el que
habían depositado intereses comunes y muchas aspiraciones. Nada se sabe con certeza
de los motivos que paralizaron un tiempo el desarrollo de las ideas de Verdugo
y sus asesores, aunque finalmente el motín ya citado de 1808 terminó por invalidar
la propuesta que tanto defendían Lugo y otros compafieros del cabildo catedral. El
parecer de la Audiencia emitido al afio siguiente (13 de julio de 1809) acabaría con
la contienda y respaldó la postura de los vecinos amotinados, quienes ante todo
deseaban preservar el santuario preexistente82
•
Es obvio que no corrían buenos tiempos para la feligresía de Teror, ya que al
margen del recinto religioso la propia imagen de la Virgen se convirtió en objeto de
controversia entre los miembros del cabildo capitular. Pese a los esfuerzos previos de
reformar su culto, los canónigos de Santa Ana no habían aproximado ciertas cele-
81 AMG: Fondo Lorenzo-Cáceres. Legajo 8, expediente 2 1/documento 13. Ver trascripción
en apéndice documental, texto núm. 2.
82 Vicente SuAREz G RlMON: «Las estampas ... », pp. 376-378.
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braciones que presidía a los rigores del culto ilustrado. Su exposición constante a los
fieles, el aparato barroquizante que la rodeaba y la actitud de los peregrinos distaba
aún de los deseos de la clase dirigente, cuyo ideario definió el obispo Tavira con
acierto unos años antes. Su actitud respecto al protagonismo de las imágenes es bien
conocida83 y resultaba incompatible con lo vivido en torno al Pino en esos momentos,
sobre todo porque en las fiestas anuales de septiembre o en sus frecuentes desplazamientos
a la capital incitaba sentimientos que contradecían el exigente ideario
de las Luces84• Uno de los episodios más traumáticos de ese cruce de opiniones tuvo
lugar en 1804, justo cuando el obispo Verdugo decidía la suerte del santuario en
Teror. El pleito entre el cabildo concejil y el colectivo eclesiástico puso de manifiesto
sus discrepancias sobre la organización de oficios extraordinarios que conllevaban
el traslado de la efigie a la catedral, ya que su desarrollo lo había exigido el
monarca a través de una Real Orden firmada en septiembre de 1804 para superar
las actuales calamidades que afligen al reino. Sin entrar en los vericuetos del litigio
que trató ya Suárez Grimón85, interesa conocer cuál era el protagonismo de la efigie
en estos momentos tan críticos y su capacidad de convertirse en arma de discusión
política. Así lo pone de manifiesto la exposición del cabildo catedralicio, donde los
clérigos se atribuían el derecho a decidir sobre el tema atendiendo al trasfondo
religioso de los actos. De ahí que censuraran abiertamente:
[ ... ] el escándalo del pueblo a quien se inquieta y perturba moviéndole resortes
funestos del fanatismo hasta ofrecerla erigir iglesia contra iglesia y altar contra
altar, la disminución del fervor en las actuales rogativas, que han ido bajando proporción
desde que ha tomado cuerpo la voz de que viene Nuestra Señora del Pino
porque teniéndola el pueblo y haciéndola tener como el único eficaz recurso suspende
sus favores para exhalarlos solamente delante de ella86•
Queda claro que para muchos canónigos y defensores del ideario reformista
la Virgen del Pino era sinónimo de fanatismo y comportamiento idolátrico, por lo
que es probable que en esa actitud y en su intransigencia sobre el templo se cimentara
también un rechazo tan fuerte como el que vivió entonces Verdugo. De todas
formas, ésta en concreto sería una de las tantas disputas que dicho prelado tuvo que
lidiar por motivos religiosos a principios del siglo XIX, cuando bajo pretensiones
piadosas se escondía un tema capital: el choque de mentalidades que trajo consigo
el fin del Antiguo Régimen o -lo que es lo mismo--la resistencia a perder comportamientos
devocionales en una sociedad que empezaba a participar de un laicismo
con mayor alcance.
83 José Antonio INFANTES FLORIDO: Tavira: ¿una alternativa de Iglesia? Córdoba, 1989, pp.
201-210.
84 AsI lo estudia de un modo monográfico Vicente SuAREz GRIMÓN: Fe y tradición en Canarias.
Las bajadas de la imagen de Nuestra Señora del Pino a las Palmas (1607-1815). Las Palmas, 2007.
85 Vicente SUÁREZ GRIMÓN: Fe y tradición ... , pp. 140-160.
86 AHN: Consejos. Legajo 2.517, documento 20, s/f.
...
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Esas circunstancias explican por sí mismas que el pleito de Teror fuera un
acontecimiento destacado para toda la isla, más aún si tenemos en cuenta que en él se
enfrentaron dos posturas irreconciliables. Recordemos que antes de 1804 el propio
Verdugo ordenó su reedificación en el paraje de las Capellanías del Hoyo o San
Matías, reservando para su financiación los diezmos del partido jurisdiccional en que
se inserta la villa mariana. No es de extrañar que esa imposición despertara pronto el
rechazo de los vecinos, por lo que a través del síndico José Manuel Rivero remitieron
en 1805 una queja a la Audiencia refiriendo que el inmueble anterior servía aún para
el culto y necesitaba sólo una conveniente restauración. Los magistrados del Tribunal
validaron el recurso en Las Palmas y pidieron informes sobre el tema al tan cuestionado
obispo Verdugo, al polémico cabildo eclesiástico y al nuevo mayordomo de
fábrica (Antonio María de Lugo dejó el cargo y en 1808 sería designado como tal
Pedro del Castillo Bethencourt, tío del influyente conde de la Vega Grande)87. Sin
embargo, la indiferencia de estos comisionados ante el trámite y la ausencia de respuesta
por todas las partes motivó que años después la propia Audiencia designara al
alcalde, a un escribano y a tres peritos para que efectuasen un nuevo reconocimiento
al santuario. Los encargados de tales operaciones fueron maestros de prestigio: el ya
citado Agustín Martín (quien practicó su examen el 13 de noviembre de 1808) y los
afamados Juan Pedro Domínguez e Isidoro García (no presentes en Teror con ese fin
hasta el 10 de julio de 1809), de modo que a los pocos días la Audiencia emitía la
resolución comentada de reedificar la iglesia con dictámenes favorables que poseía
sobre el tema (el pronunciamiento final lleva fecha de 13 de julio de 1809).
Para conseguir esa medida los vecinos tuvieron que protagonizar el conocido
motín de 1808, motivado por la colocación de la Virgen en la iglesia chica o
provisional después de concluir una visita a Las Palmas por la situación política que
vivía el país. La disputa tan acalorada de Teror ocasionaría algunos disturbios en el
interior de la isla, derivando sin querer en un sonado enfrentamiento con el cura y
en la detención posterior de varios vecinos del pago de Valleseco. No obstante,
como expone Suárez Grimón, detrás de ese episodio podría esconderse el deseo de
protestar ante los repartos de tierra en la Montaña de Doramas que beneficiaban
entonces a los pueblos limítrofes de Moya y Firgas88.
El pleito de Teror era conocido hasta ahora en estos términos, pero adquiere
un interés superlativo al saber que la resolución del mismo implicó a organismos
radicados en Madrid. No resulta extraño que la imposibilidad de los oidores de la
Audiencia para darle fin obligara a recurrir a órganos imparciales como el Consejo,
al igual que había sucedido ya con disputas previas en la isla89. De la inspección del
expediente por el fiscal del Consejo da buena prueba la remisión de la memoria de
87 Julio SÁNCHEZ R ODIÚGUEZ: Las iglesias .. . , p. 434.
88 Vicente SuAREz GRlMÓN: «Las estampas ... », pp. 378-379.
89 Recuérdese, por ejemplo, lo sucedido unos años antes con el famoso motín de Arucas
(bien conocido por diversas publicaciones y la documentación conservada en AHN: Consejos. Legajo
2.159, documento 20). Sin embargo, tras una búsqueda exhaustiva en la documentación que
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2013
Gonzalo de Lorenzo-Cáceres a la Academia de Bellas Artes de San Fernando, ya que
éste era un requisito indispensable para emitir cualquier pronunciamiento sobre
cuestiones en que se involucrara la actividad edilicia. De ese modo el futuro del
templo entraba en un callejón sin salida, puesto que la lenta burocracia de la Corte
y la inexistencia de un plano donde se mostrara cuál era su estado real dificultaron
cualquier manifestación de los censores de San Fernando. Pero mejor tratemos con
detalle estas cuestiones, ya que anteceden en más de un año al célebre motín de 1808.
El análisis de la situación vivida en torno a 1807 debe partir de una idea
clara: lo sucedido con la basílica del Pino en estos momentos no resulta para nada
anecdótico porque el veredicto que debía emitir la Academia sobre el estado de la
antigua iglesia era crucial a la hora de valorar su futuro. Con ello la actuación
centralizada de los organismos estatales cobraba sentido y venía a confirmar la inclusión
del edificio grancanario en una dinámica infrecuente para el Archipiélago,
sobre todo porque fábricas anteriores que se habían levantado allí con apoyo estatal
(caso de la catedral de Santa Ana o la parroquia matriz de La Orotava) prescindieron
de ese trámite en la Comisión de Arquitectura. Ésta fue creada en 1786 con el
fin de regular la actividad edificativa del país90 y dichas construcciones iniciaron los
trámites preceptivos en Madrid unos años antes, por lo que requirieron solamente
el visto bueno de Ventura Rodríguez (persona de confianza y responsable de tal
cometido en el seno del Consejo)91.
Nuevos documentos plantean que el pleito de Teror fue tramitado en Madrid
antes de 1807, ya que el 12 de septiembre de ese mes el personal de la Cámara (yen su
nombre el secretario Juan Ignacio de Ayestarán) remitía la memoria de Lorenzo-Cáceres
a la Academia para que ésta informara sobre lo que se ofreciese y pareciese devolviéndome
el citado expediente y ddndome entretanto aviso de su recibo92• Dicho y hecho. El secretario
de la Academia escribió a Ayestarán dos días después confirmando que había
recibido un expediente con al menos tres piezas de autos donde se trataba fa reedificación
de fa iglesia parroquial en el lugar de Teror de Canaria, previniéndole de que el
organismo de su representación contestaría con fa brevedad posible93•
custodia el AHN en la sección Consejos, no he hallado el expediente que centró la revuelta de Teror.
Su futura localización entre los cientos de legajos de este órgano estatal podrá arrojar algo de luz
sobre el tema y confirmar ideas que planteo ahora en el ambiguo terreno de la hipótesis.
90 La bibliografía sobre este organismo de la Academia es numerosa, pero al menos deben
recordarse las aportaciones de Claude BÉDAT: La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando
(J 744-1808) . Madrid, 1989, pp. 388-398; Y José Enrique GARCfA MELERO: "Arquitectura y burocracia:
el proceso del proyecto de la Comisión de Arquitectura de la Academia», en Espacio, tiempo y
forma, núm. 4 (1991), pp. 283-347.
91 Así lo plantea la situación concreta de ambos edificios, tratada ya con detalle. Cfr. Antonio
R UMEU DE ARMAs: "Diego Nicolás Eduardo, arquitecto de la catedral de Las Palmas», en Anuario
de Estudios Atldnticos, núm. 39 (1993), pp. 291-369; y "Patricio José García y Miguel Garela de
Chaves, maestros arquitecros de la construcción de la Iglesia de La Concepción de La Orotava", en
Anuario de Estudios Atldnticos, núm. 43 (1997), pp. 605-654.
92 MSP: Signo 1-29-4. Expediente sobre la basílica de Teror, docum. l.
93 MSP: Signo 1-29-4. Expediente sobre la basílica de Teror, docum. 2.
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El asunto fue abordado a las pocas semanas y en su junta del 30 de septiembre
de 1807 la Comisión de Arquitectura examinó el expediente enviado desde
Canarias, cuyo contenido conocemos parcialmente ahora por las declaraciones que
aportan los integrantes de este colectivo de arquitectos. No en vano, su representante
planteó que la situación de la fábrica era conocida por los informes previos de
Manuel Martin y del ingeniero don Gonzalo de Lorenzo Cáceres, los cuales -prosigue-
están conformes en que es inevitable la ruina de la iglesia. De ello deduzco que
los miembros de la Audiencia adjuntaron toda la documentación disponible sobre
el asunto que trata y entre ella, como es lógico, debían encontrarse los informes de
reconocimiento que se habían practicado en 1795-1796. Lo curioso es constatar
que esa situación benefició enormemente a aquellos que propugnaban la conservación
del templo primitivo, porque atendiendo a la memoria presentada en Madrid
los comisionados de la Academia no podían pronunciarse sobre la fábrica. El secretario
de la Comisión Silvestre Pérez fue muy claro al respecto:
Pero en cuanto a la reparación que propone Cáceres no puede formarse juicio de
las demostraciones necesarias. No hay diseños que manifiesten ni el terreno, ni el
templo, ni tampoco las obras del apeo ni la reparación del edificio; por lo que la
comisión para servir en conocimiento pleno del asunto y dar su parecer con la
madurez que acostumbra necesita planos exactos, levantados sobre el terreno y
presentados que sean la junta producirá su dictamen.
Así lo hizo saber el mismo Pérez al secretario general de la Academia ell de
octubre94 y éste a Ayesterán seis días más tarde95 , de forma que con dichos comunicados
los responsables de San Fernando quedaban libres de cualquier resolución al
respecto. El pleito debió seguir su curso natural en la Cámara de Castilla, aunque
por ahora se ignora cuál fue el desarrollo después de este suceso. El expediente
enviado a la Academia no ha aparecido todavía entre los legajos que conserva la
sección Consejos del Archivo Histórico Nacional y lo conocido sobre este tipo de
trámites sugiere que pudo estancarse un tiempo atendiendo a la necesidad de pedir
nueva documentación a Las Palmas, la lentitud de la Audiencia y los acontecimientos
vividos en Gran Canaria durante el año tan conflictivo de 1808 (el motín había
estallado en Teror durante el mismo mes de octubre y a nivel nacional las tropas
napoleónicas habían invadido ya muchas ciudades de la península). Quizá hubo
una resolución previa, pero la propia dinámica de los hechos confirma que las autoridades
locales dieron un nuevo impulso al pleito. Sólo así se explicaría la petición
de informes actualizados a los peritos más prestigiosos de la isla y una resolución
que la Audiencia de Las Palmas emitió con carácter concluyente en julio de 1809,
punto de partida para las obras de acondicionamiento que se desarrollarán en la
basílica unos años después.
94 MSF: Signo 1-29-4. Expediente sobre la basílica de Teror, docum. 3.
95 MSF: Signo 1-29-4. Expediente sobre la basílica de Teror, docum. 4.
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca universitaria, 2013
Fig. 4. Basílica de Nuestra Sefiora del Pino, Teror (fachada).
Foto: Juan A. Lorenzo.
El temor ante la repetición de episodios violentos explicaría que al poco
tiempo se adoptaran medidas con el fin de renovar el santuario, por lo que ubicar la
Virgen en su camarín era un propósito que entusiasmaba nuevamente a los fieles.
Romero y Ceballos plantea que su estructura arquitectónica se reedificó por completo
durante el verano de 1810, aunque los trabajos de rehabilitación comenzaron
de un modo oficial el 18 de marzo de ese año. Los operarios contratados habían
sustituido ya su techumbre y reorganizado la fachada con la labra de tres nuevas
portadas, cornisas, remate y barandaje de cantería [fig. 4] . Para la siguiente primavera
los maestros reservaron el trabajo de yeso en todos los cielos rasos y el pavimento,
ya que éste debía contar con nuevas lozas de cantería. Detalla también que se
cuidó mucho el sistema de evacuación de aguas, habiéndose forrado de plomo las
canales y recipientes de las aguas de los tejados que están sobre lo superior de las paredes.
En todas esas actuaciones colaboró desinteresadamente el pueblo, ejemplificando
así la unidad que siempre mostró en torno al santuario y su conservación. De ahí
que los vecinos de Teror y sus mujeres acarrearan los materiales de maderas de los
pinares, de cantos, cal, arena, teja y cuanto se ofreció96• El coste total de los trabajos
ascendió a 177.490 reales de vellón en mano de obra y materiales, no englobando
% Isidoro ROMERO y CEBALLOS: Diario cronológico ... , [. Il, p. 174
..,.."..
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1.....0..
en esa cantidad el ahorro que procuraron los fieles al trasladar cuatrocientas cargas
de madera, cal, piedra, teja, agua, yeso y enseres menores97 •
El encargado de dirigir la rehabilitación del edificio fue Luján Pérez98 , si
bien por ahora desconocemos cualquier implicación de Lorenzo-Cáceres en esos
trabajos de reforma. Los documentos investigados sugieren que esta idea resulta
inapropiada e inviable, ya que dichas actuaciones no se incluían dentro de los cometidos
que describe en la correspondencia previa y en esos momentos el mismo
Gonzalo tenía otros intereses (ya se había trasladado a la península para combatir
en Cádiz contra las tropas francesas). Lo que sí resulta lógico es que fueran emprendidas
por Luján siguiendo las indicaciones que el ingeniero describió en la memoria
entregada a Verdugo, puesto que en ella quedaron definidas las pautas a seguir:
aislamiento de la mina del subsuelo, mejora de los cimientos, albeo de los muros y
sustitución de las viejas techumbres por artesonados más estables. Dicho contexto
convierte al imaginero guiense en el único maestro que conoció de cerca la evolución
de propuestas previas o su manifiesta inviabilidad, pues no olvidemos que
actuó como perito en marzo de 1801 y que después habilitaría la capilla o iglesia
.chica donde la Virgen se instaló de un modo provisional en 1803. Su labor ya había
concluido para la festividad de septiembre en 1811, sólo que entonces la imagen de
la Virgen era venerada en Las Palmas y no podía entronizarse en el templo con el
boato esperado. Se había llevado allí con motivo de una rogativa y el traslado a
Teror resultaba inviable debido al cordón sanitario que asilaba la ciudad para evitar
el contagio de la peste que venía azotando a sus habitantes99 •
Pese a esta circunstancia la efeméride se celebró por todo lo alto. Romero y
Ceballos apunta que hubo luminarias, fuegos, calen da, vísperas, maitines y misa
con la mayor solemnidad que presidió el obispo Verdugo. Fue él mismo quien
ordenó trasladar el Santísimo al templo en la festividad de San Agustín (28 de
agosto) y luego daría paso a una serie de actos que contaron con gran concurrencia
popular. La colocación de la Virgen del Pino no se produjo hasta finales del mes de
octubre, cuando regresó a su santuario después de varias misas y rogativas que le
encomendaba con fervor el pueblo 100. Concluía así la dispura generada en torno a la
basílica y su conservación, asunto que no dejó de despertar interés entre muchos
fieles y organismos de la isla por inscribirse en un periodo de esplendor para el culto
de la imagen. De éste o de otras actividades que generaría entonces hay constancia
en muchos documentos de la época yen el diario manuscrito de Romero y Ceballos,
fiel cronista de todo lo que sucedió a su alrededor'o,. En cualquier caso, esas medidas
no debieron ser las únicas que se preverían a principios del siglo XIX, ya que los
mayordomos proyectaron otras con el fin de paliar un deterioro a la basílica recién
97 Vicente SuAREz C RlMON: «Las estampas ... », p. 377.
98 Vicente HERNÁNDEZ ]IMÉNEZ: La Semana Santa ... , pp. 7 1-73.
99 Vicente SuAREz C RlMON: Fe y tradición ... , pp. 166- 170.
100 Isidoro R OMERO y CEBALLOS: Diario cronológico ... , t. 11 , pp. 187, 195-196
101 Cfr. apuntes contenidos en Isidoro R OMERO y CEBALLOS: Diario cronológico ... , t. 11.
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bendecida. De ahí que, por ejemplo, el maestro Antonio Hernández dirigiera desde
1812 una complicada obra para evacuar el agua del barranco a través de una mina
y de ese modo, con un amplio muro de contención, aislar por fin los cimientos del
inmueble102
•
SIGLAS
AASF: Archivo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid.
AHDLL: Archivo Histórico Diocesano de La Laguna, Tenerife.
AHN: Archivo Histórico Nacional, Madrid.
AHPT: Archivo Histórico Provincial de Tenerife.
AMG: Archivo Municipal de Garachico.
AMLL: Archivo Municipal de La Laguna, Tenerife.
AMC: Archivo del Museo Canario, Las Palmas de Gran Canaria.
APMI: Archivo parroquial de San Marcos, lcod.
BGM: Biblioteca General Militar, Madrid.
BMLO: Biblioteca Municipal de La Orotava, Tenerife.
BULL: Biblioteca unversitaria de La Laguna (fondo anriguo).
102 Vicente SUAREZ GRlMÓN: «Las estampas ... », p. 378
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APÉNDICE DOCUMENTAL
DOCUMENTO 1
AMG: Fondo Lorenzo-Cáceres. Legajo 8, expediente 21/documento 1.
«Reconocim,ohecho prDn Joseph Lujan y Perez en 28 de marzo de 1801.
Reconocidos los basamcos de todas las columnas así esentas como arrimadas,
se notó que todas aqllas qC arriman al testero qC mira al barranco empiezan a bajar de
su nivel en la capilla colateral del crucero la cantidad de dos pulgadas y corriendo pr
este testero hta la puerta de baptisterio se va aumentando la caida en cada una de las
basas hasta llegar a quatro pulg' en la puerta referida. Todo lo demas se conserva
exactamC< en sus niveles = Por lo qC hace el aplomo de esquinas, estrivos y paredes en
lo exterior del templo ni pr un costado ni pr el otro se halla cada una de estas partes
fuera de su aplomo casi hta la cantidad de dos pulg', yen alg' poco menos = En alg'
de las puertas se ven las claves algo floxas y desencajadas de su sitio, sostenida al
presente a fuerza de cuñas y pellas de cal, comas se ve en la puerta mayor en qC no
solo la clave sino otros muchos cantos qCestan junto a ella, padecieron este detrim'o,
y han sido vueltos a su lugar asegurados de esta suerte pa evitar la ruina de este
cerrado, cuyo remedio, a mi juicio es mui pasagero y de poca duracion, como se
advierte en una apertura qC corre desde esta puerta pr la ventana de la tribuna hta el
techo de la Iglesia qC en otro tpo. Fue tapada con cuñas y cal a fuerza de martillo, y
hoy se sacan facilmc< con la mano, como lo experimente yo mismo = Se ha visto lo
mismo en la puerta qC esta junto a la torre, qC a pesar delas diligencias qC de este
modo se practicaron pa asegurar sus adelantados qC amenazaban ruina se vinieron a
tierra dos canras de su capialzado, siendo como prodigio no ha haberse venido todo
el cerrado = Hai otra puerta, y es la qC mira álas casas de Dn Sebastian de Quintana,
qC parte de los cantos de su cerrado está totalmente descansando sobre las hojas de
madera, y a ese apoyo se debe el qC habiendose desprendido de su lugar se hayan
venido al suelo con alguna parte de aquella pared = Todos los arcos de este edificio
se ven al poniente bien asegurados, ni manifiestan aun la menor flaqueza, a excepcion
de los qC cruzan la nave mayor, y sostienen parte de la media naranja, qC estos solo
bastan pa amenazar la ruina del templo. El qC mira a la puerta mayor de donde está
pendiente la lampara, se vé sostenido como pr milagro, pues habiendo se desprendido
la clave y quatro cantos en ella desde su lugar, solo se mantienen con alg' apresion
qC les hace el haberse inclinado adentro los lados del arco, y asi se ven las uniones
floxas, y la clave separada de uno de ellos cosa de una pulgada. Esta falsedad corre
hacia la media naranja, separada tambien de la cornisa la misma cantidad por la
junta de cantos y hubo hta su concavidad cosa de vara y media. En el arco enfrente,
qC es otro delos qC sostienen dha media naranja, se conoce alga flojedad y la clave se
ve separada tambien pr un lado del canto inmediato, subiendo esta separacion en la
misma conformidad hta la cornisa y centro de esta cupula, la qC considero mantenida
en su lugar pr ser una materia bastantemCO ligera y restarle hta ahora los dos lados,
qC son los unicos apoyos qC le restan = Las maderas delos techos qC al parecer descu-
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bren una nueva y ligera faz se hallan en su lugar mantenidas corno por milagro. Las
sobreparedes qe son unas vigas dobles y qC manifiestan firmeza estan casi enteramC<
podridas en las tres faces qC estan en la pared, todas las alfardas qC tornan la armadura
podridas en sus principales apoyos, tanto qC al menor impulso de la una se deshacen.
La tablazón en qC sienta todo el tejado sano el grueso de dos lineas y en parte
algo menos. La cana de los cielos rasos esta parte destrozada y reducida a polillas, y
parte pasada qe se deshace con los dedos = Todos estos danos qC advierto no quiero
decir qC carezcan enteramC< de remedio po el unico qC yo contemplo, despues de ser
mui costoso, no puedo asegurar qC durara mas qe lo qC ha durado la obra, p'qe no
alcanza ningun remedio contra la insubsistencia del piso qC es el origen dela ruina,
principalmente siendo mas fuerte los impulsos de los tres anos a esta parte».
DOCUMENTO 2
AMG: Fondo Lorenzo-Cáceres. Legajo 8, expediente 211documento 1.
«Canaria á 4 de Julio de 1804
Muy estdo Amigo y Dueño: Ya al fin se ha decidido al suerte del templo de
Teror, conforme al dictamen de Vm corno era razono Pensaba remitir copia del
decreto del S°' Obispo, pero no lo tengo todavía: lo principal de su contenido se
reduce a qC se construya nuevo templo en el sitio señalado p' Vm qe llaman de Sn
Matias, con las mismas dimensiones del actual, pa aprovechar sus materiales. Su Ha
asigna pa esta obra mientras dure lo qC le pertenece en aquella jurisdicion qe vendrá
á ser cosa de 1400 p' cada año con esto y con el sobrante de la mayordomia de
aquella Ig> y el Noveno Parroql tocante a mi Cabo qC no dudo lo donara con gusto p'
el tiempo de dha obra, juzgo podra contarse con dos mil p' anuales fuera de algunas
limosnas qC es regular con este motivo. Corno se cuenta con la mayor parte de los
materiales y con al ayuda del Pueblo pa su conducion y demas qC se necesiten pa la
obra, creo qC dentro de pocos años tendran aquellos vecinos templo p' ellos, sus
hijos y descendientes, y se ira mudando aquella población al mismo sitio dela Igla,
redimiendo la pesada carga de fabricar casas pa 20 anos o poco mas corno ahora
sucede. No me olvido del plan qC es necesario formar pa qC los qC vayan fabricando se
arreglen a el y se forme un pueblo bien delineado. Pocos preocupados quedan ya a
favor del antiguo templo, en qC querian invertir tantos caudales p' quatro dias ( ... )).
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