LA MUJER EN CANARIAS EN EL SIGLO XVI.
FUENTES PARA SU ESTUDIO
Ana Viña Brito
Las mujeres han sido objeto de muchos trabajos pero no interesan por ser
mujeres, sino por el papel que les ha tocado desempeñar en la sociedad '. Afortunadamente
los estudios sobre la historia de la mujer son una constante en las
últimas décadas, los mismos son fruto de trabajos parciales que con una nueva
metodología intentan desentrañar la participación de la mujer en los avatares
históricos. Este interés se plantea hoy día no sólo en investigaciones particulares
y foros de debate concretos, sino que incluso se plasma en la docencia con la
finalidad de cuestionar la visión tradicional de la historia, lo que no quiere decir
que ahora deba realizarse desde una faceta contraria, sino simplemente abordarla
desde una perspectiva global, haciendo hincapié en la verdadera y real participación
de la mujer en el quehacer histórico.
Esta realidad constatable para el conjunto del Estado ha tenido hasta la
fecha escaso desarrollo en Canarias, a pesar del enorme interés que estos estudios
despiertan entre las diferentes disciplinas, lo que no significa que no se
l. SEGURA GRAIÑO, c.: La Historia de las mujeres a través de la Revista «Hispania». Hispania ,
175 (1990), pp. 553 Y ss.
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hayan abordado algunos aspectos puntuales, pero pensamos que aún falta un
trabajo de base para poder establecer conclusiones sólidas2
•
Con la finalidad de contribuir a estos presupuestos vamos a señalar en líneas
generales algunas fuentes básicas para la investigación sobre la mujer en
Canarias desde el momento de la incorporación de Canarias a la corona de Castilla
hasta finalizar el decimosexta centuria, aunque como podremos constatar a lo
largo de la exposición las fuentes que proponemos no sólo son válidas para este
período de tiempo específico sino que consideramos que las mismas son prioritarias
para etapas posteriores como lo demuestran algunas de las investigaciones
que actualmente se están llevando a cab03•
Es necesario señalar que haremos especial mención a las fuentes escritas
que se han conservado no sólo en nuestra región sino en otros lugares, siempre
que las mismas hagan referencia al tema objeto de análisis: la mujer en Canarias.
Partimos de la base que las fuentes coetáneas a los acontecimientos tenían una
finalidad inmediata, muy diferente de la que nos interesa actualmente, pues no
podemos olvidar que la mayoría de los testimonios escritos procedían de la clase
social dominante, por lo que sus autores dejaron constancia de su mentalidad, lo
que nos impide conocer la actuación y muchas veces el pensamiento de la
globalidad de la población y mucho más en el caso de las féminas.
A pesar de ello consideramos que el análisis de la mujer no puede separarse
del análisis global de la sociedad, pues forma parte de la misma aunque la mayoría
de las veces los datos que poseemos lo son de manera indirecta, de ahí la
importancia que desde nuestro punto de vista tiene el conocimiento de las fuentes,
pues sin las mismas no es posible el análisis desde perspectivas tan diferentes
como el marco jurídico, relación con las instituciones, condiciones de vida:
vida familiar, trabajo, prostitución, especulación ideológica, etc. Sin duda como
2. Entre los trabajos realizados sobre la mujeren Canarias en el siglo XVI destacamos: RAMrREZ
MESA, E.: «La mujer en Tenerife a raíz de la conquista» Memoria de Licenciatura inédita
(1992); OONZÁLEZ MARRERO, M.e.: «La vida cotidiana en Tenerife a raíz de la conquista:
Vestido.Menaje.Ajuar». Memoria de Licenciatura inédita (1993). Los trabajos
de RODRíGUEZ OONZÁLEZ, M.: «Pintoras doradoras tinerfeñas: Ana Francisca». VI Coloquio
de Historia Canario-Americana (1984). Las Palmas de O.C. (1988). Tomo Il , pp.
343 Y ss.; RONQUILLO RUBIO, M.: «El ajuar de la casa urbana en las Islas Canarias».
Veguera, O, Las Palmas de O.e. (1992), pp. 37 Y ss.; VIÑA BRITO, A.: «La prostitución en
las islas realengas en el siglo XVI». El Museo Canario, 187. Las Palmas de O.C. (1987),
pp. 187 Y ss .; Idem: «La participación de la mujer en la repoblación de Canarias».
R.H.C. , 178. La Laguna (1997), pp. 178 Y ss. A esta somera bibliografía es necesario
añadir, entre otros, los trabajos presentados en el «Seminario Mujer y Cultura» de la
Universidad de Las Palmas, en fase de publicación, por sólo citar algunas de las investigaciones
cuyo tema central es la mujer a lo largo del siglo XVI.
3. Señalamos a modo de ejemplo los trabajos en curso de realización sobre la mujer en
Canarias a través de las crónicas y narraciones de viajes entre los siglos xv y XVIlI.
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ha señalado Ma Teresa Arias4 el ideario de esta etapa histórica resulta lejano a sus
propias consideraciones y conceptualizaciones, por lo que al realizar un estudio
sobre la mujer habremos de ajustar los interrogantes a los modelos con los que
trabajamos.
Como ya hemos señalado vamos a referirnos exclusivamente a las fuentes
escritas, lo que no significa en modo alguno que sean las únicas fuentes válidas,
pues también lo son las arqueológicas, iconográficas, etc., pero nuestro objetivo
son las fuentes escritas de las que intentaremos realizar a gros so modo un rápido
recorrido que no pretende, en modo alguno, ser exhaustivo.
Iniciaremos el mismo por las fuentes cronísticas, pues son precisamente
éstas, como ya se ha señalado en muchas ocasiones5, las que presentan mayores
inconvenientes al ser unas fuentes en las que se refleja la actividad masculina y
apenas aparecen las mujeres y cuando lo hacen encontramos un fuerte desequilibrio
entre las damas de la nobleza y las mujeres del pueblo, que por otra parte
son desequilibrios generales en cualquier tipo de fuentes.
También se ha manifestado últimamente que el análisis de la mujer no puede
hacerse a través de las crónicas puesto que éstas al menos en el Medievo
Hispano, han sido escritas por los hombres, salvo el Memorial de Leonor López
de Córdoba, por lo que los cronistas siguen en sus relatos la reproducción de
unos modelos establecidos, lo que ha llevado a afirmar que si la historia de las
mujeres se hace a través de las crónicas el resultado es una historia positivista en
la que sólo se recogen los hechos excepcionales realizados por los hombres,
mientras que las mujeres sólo aparecerán de forma tangencial, al igual que otros
colectivos como el de los no privilegiados.A pesar de estos inconvenientes consideramos,
tal como manifestó M.P. Rábade Obradó, que si bien no puede ser
una fuente exclusiva para acercarse a la problemática de la mujer es interesante
su análisis siempre que sus datos sean contrastados con otras fuentes.
En nuestro caso concreto sería necesario diferenciar las crónicas peninsulares
de las insulares; las mismas deben ser analizadas conociendo previamente el
origen social de sus autores, pues no olvidemos que una crónica tenía como
finalidad resaltar aquellos hechos que giraban en torno a un personaje concreto,
lo que explica que las mujeres por la mentalidad imperante aparecieran en pocas
ocasiones y en el caso de las mujeres del pueblo sólo se las menciona cuando
tienen relación directa en los acontecimientos políticos y no a nivel individual
sino como colectivo, casi siempre estas últimas aparecen como sujetos pasivos y
víctimas de coyunturas precisas. En Canarias es necesario recordar que la con-
4. ARIAS BAUTISTA, M.T.: índices de las colecciones legislativas medievales para el estudio
de la mujer. Madrid, 1997.
5. RÁBADE OBRADÓ, M.P.: «La mujer en las crónicas reales castellanas». A.E.M. , 17 (1987),
pp. 533 Y ss.
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quista del territorio se realizó por la fuerza de las armas, debido a la gran resistencia
de los nativos frente a la penetración castellana y el objetivo de los conquistadores
era claro, lo que se observa con nitidez en las diferentes crónicas
que narran los principales sucesos acaecidos así como los personajes y hechos
destacados que están en estrecha relación con el objetivo propuesto, de ahí la
dificultad inicial en desentrañar la participación real de la mujer en aquellos
acontecimientos.
Las referencias a Canarias y más concretamente a la mujer, las podemos
encontrar en las crónicas de los reyes de Castilla desde la primera mención en la
crónica de Enrique 111, siendo más abundantes en el momento de la conquista
que corresponde a las crónicas del reinado de los Reyes Católicos por autores
diferentes: Bernáldez, Palencia, Pulgar, Valera, etc., y en todas ellas la característica
más llamativa es la parquedad en la descripción, por su parte las crónicas
canarias son más prolijas tanto las coetáneas de la conquista: Lacunense, Ovetense,
Matritense, Sedeño, ... y sobre todo en las de autores posteriores que narran a
veces con meticulosidad algunos aspectos como por ejemplo Torriani, Espinosa,
Núñez de la Peña, Pérez del Cristo, Fray José de Sosa, etc.
Algunos autores de crónicas peninsulares como mosén Diego de Valera
narra con gran detalle los principales sucesos que acontecieron a lo largo de la
conquista, se admira ante el tremendo valor de las mujeres canarias, que prefieren
la muerte antes que la conversión al cristianismo o el caer en manos de sus
adversarios como es el caso de Guayafanta6
: « ... e una muger que por su voluntad
se despeño ... ». Esta resistencia no era mantenida por el total de la población
canaria, pues en las crónicas también se alude a la conversión al cristianismo y
participación activa en la guerra a favor de los castellanos por parte de algunos
grupos indígenas.
Por otra parte, tal como sucedía en las crónicas peninsulares, en la cronística
canaria es clara la visión personal del cronista inserta en una época concreta,
como lo demuestra por ejemplo el hecho de la calificación de algunas mujeres,
es el caso de Atidama: «varonil mujer, que siendo doncella quiso governar y
aconsexar a los mas valientes ... »?, esta Atidama era la madre de Artemis, o la
propia Yballa de la que se aficionó Hernán Peraza «y como la hermosura de las
mugeres es lasso en que caen los mas cuerdos y avisados y aun los muy sabios,
el dicho no se pudo abstener...»8.
6. Crónica de los Reyes Católicos de Mosén Diego de Va/era. Edic. de Juan de Mata Carriazo,
Madrid, 1927, pp. 110 Y 111.
7. MORALES PADRÓN, F.: Canarias: Crónicas de su conquista. Las Palmas de G.c., 1993 (2'
edic.), p. 141.
8. Ibídem, p. 133.
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Debemos tener en cuenta que las crónicas de la conquista tenían una finalidad
diversa y además sus autores pertenecen a estratos sociales y formaciones
diferentes, aunque de todas ellas puede detraerse que su finalidad, al menos
desde un punto de vista formal, era la de conquistar y evangelizar.
En las crónicas de la conquista la participación de la mujer es escasa y
cuando aparece al igual que sucedía en las crónicas castellanas se individualiza
a las «nobles» de las del pueblo y las menciones son también para las esposas de
los conquistadores, como doña María, mujer de Alonso Fernández de Lugo que
reside con él y con sus hijos en la torre y fortaleza de Agaete de la que era su
alcaide9
. Estas mujeres en algunas ocasiones fueron protagonistas ya fuera por
su actuación particular o porque en ausencia de sus cónyuges asumen la titularidad
de sus posesiones e incluso algunas de ellas apelaron a la Corona para pedir
justicia al ser víctimas de tropelías a nivel personal o ejercidas en sus familiares,
siendo uno de los casos más notables el de la hermana de Alonso Jaímez de
Sotomayor, doña Elvira de Sotomayor mujer de Juan Rejón.
Hemos señalado que el grupo de las indígenas queda bastante relegado
salvo casos singulares como los ya reseñados o los de Francisca de Gazmira,
María Tasirga, aunque en este último la importancia que refiere el cronista fue
por el papel jugado en la cristianización de sus congéneres, y al igual que sucede
en la cronística americana, son consideradas como menores de edad «mujeres y
niños», probablemente porque el cronista aplica los mismos parámetros europeos
sin reflexionar siquiera sobre las diferencias culturales, por lo que podemos
afirmar que los cronistas reflejan en sus escritos lo que ellos consideran que
debía pasar en contextos diferentes.
Por su parte las crónicas portuguesas así como las narraciones de viajes no
presentan grandes diferencias en cuanto al tema de la mujer, por ejemplo Eanes
de Zurara señala: «no salían fuera sino a pedir a Dios buenos temporales ... e a se
lavar en la mar»lO, quizá insisten más en algunos aspectos como su valor con
frases bastante elocuentes, como se observa en la descripción de Frutuoso: «las
mujeres de fieras, bravas y guerreras se tornaron mansas ovejas, afables y con-versadoras
... » o también « ... eran belicosas, osadas y animosas ... »". La misma
situación presenta Diogo Gomes de Sintra cuando nos dice: « ... e tee molheres
certas e vive mais como homes que alguus destes outros ... »12, por sólo citar
9. [bídem, p. 165.
10. ZURARA, Gomes Eanes de: Cro/lica dosfeitos Ilótaveis que se passaron na conquista de
Guillé por ma/ldado do i/lfante D. He/lrique Est. crítico y anotaciones por Torquato de
Sousa Soares. Lisboa, 1978. Cap. LXXIX.
11 . FRUTUOSO, Gaspar de: Las Islas Canarias (De Saudade Terra). Edit. Por E. Serra Ráfols.
La Laguna, 1964, pp. 108 Y 109.
12. GOMES DE SINTRA, Diogo: El descubrimiento de Guinea y las islas occidentales. Introducción
y Edición por Daniel López-Cañete Quiles. Sevilla, 1992, p.299.
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algunos casos. Como podemos observar a través de estos ejemplos propuestos
las descripciones deben analizarse teniendo en cuenta los parámetros vigentes
en esos momentos, los modelos de comportamiento «legales» y por supuesto la
opinión de los cronistas, representantes de una élite concreta.
También es importante reseñar algunos referencias a las mujeres canarias
de manera tangencial en viajes y exploraciones realizadas en el Atlántico como
por ejemplo en el manuscrito de Valentim Fernandes, o el capítulo de Canarias
en el Islario de André Thevet, en el que entre otras cuestiones trata las costumbres
de la población aborigen y particularmente de la mujer, recogida por otra
parte en la totalidad de los autores a partir de las crónicas de la conquista: « ... se
casaban con varias mujeres, pero el rey o señor tenía la primera ocasión, a fin de
disponer de la esposa a discreción ... »I3, pero añade el mismo autor « esto sucedía
cuando vivían a la morisca y no eran cristianas, al igual que los de África que
eran sus vecinos». En idénticos términos se pronunció Lütolff en la década de
los cuarenta I4» .. . los varones y las hembras se reunían en cualquier lugar público,
mezclándose también en coito natural y las mujeres eran comunes para todos,
es decir no eran poseídas por determinados varones» y añade «la naturaleza
hizo a las mujeres para esto: para parir. Lex !le de indicta viduitate».
Consideramos necesario una reinterpretación de las crónicas y analizar la
dicotomía existente entre el papel real desempeñado por las mujeres y la exigua
mención a las mismas. Como ya hemos dicho en ellas aparecen de forma
individualizada personajes como:
Inés Peraza, doña Constanza mujer de Diego de Silva, doña Leonor Suárez
de Figueroa, doña Beatriz de Hinojosa y doña Catalina Zurita, esposas de Vera y
pocas más, mientras que el colectivo apenas figura, a pesar de su importancia
pues recordemos que uno de los requisitos para poder ser beneficiario de tierras
era precisamente residir con su familia en el territorio.
En este primer caso que acabamos de mencionar, las fuentes cronísticas y
las narraciones de viajes, es necesario continuar con el análisis abordando aspectos
hasta ahora poco estudiados yen el que nos encontramos inmersos en la
actualidad.
Importante destacar también las fuentes legislativas y especialmente las
de tipo judicial ya que son mucho más explícitas y quizá reflejan un punto de
vista más objetivo, al limitarse a la aplicación del ordenamjento jurídico vigente.
Es imprescindible la consulta tanto de la legislación general del reino:
13. FERNANDES, Y.: Descripción de la costa occidental de África . Senegal, 1951.
AZNAR VALLEJO, E.: «El capítulo de Canarias en el islario de André Thevet». VI Coloquio
deHis/oria CanarioAmericano (1984). Las Palmas de G.C. (1988), p. 857.
14. ["UTOLFF: «Acerca del descubrimiento y cristianización de las islas del occidente de
Africa». R.H. c., 61-64 (1943), p. 291.
187
Fueros, Partidas, Ordenamientos de Cortes, así como la de ámbito local como
pueden ser las Ordenanzas, que plasman las necesidades concretas de una sociedad,
así como cualquier tipo de litigio porque a través de ellos conoceremos
«legalmente» la situación de la mujer, recordar a modo de ejemplo que en el
Fuero Juzgo aparece definida b inferioridad y la sumi sión de la mujer al varón,
mientras por su parte en el Fuero Real la ley está concebida para proteger
por igual a hombres y mujeres.
Generalmente pleitos y procesos son posteriores a la época objeto de análisis,
pero nos proporcionan importantes referencias a la realidad del momento,
sin duda alguna un significativo ejemplo de lo que señalamos se observa por
ejemplo en la documentación conservada en el R.G.S. del Archivo General de
Simancas que afortunadamente la documentación relativa a Canarias hasta el
primer cuarto del siglo XVI está publicada '5. A través de esta documentación
podemos analizar algunas facetas de la sociedad canaria del siglo XVI y la situación
de la mujer, como por ejemplo en el litigio por la venta de una esclava
canaria de 17 años, llamada María, natural de La Gomera, puesta en libertad por
el obispo de Canaria cuando el vecino de Ciudad Real Francisco de Madrid
había pagado por ella a Francisco de Mercado, ] 0.650 mrs. 16
•
Otro de los casos es la demanda de Juana García por bienes recibidos en
dote por su hija Beatriz López en las islas 17 ; las rentas de las mujeres de la mancebía
a los propios del Concejol8, por sólo citar algunos casos menos conocidos
que aquellos otros relativos a demanda de bienes de personajes de la élite como
la sentencia dada a favor de doña Teresa Enríquez, viuda de Gutierre de Cárdenas,
en el litigio que mantuvo con Francisco Riberol, genovés, por el arrendamiento
de la orchilla de Gran Canaria, Tenerife y La Palma'9.
Un análisis pormenorizado de esta documentación nos permite afirmar que
la realidad cotidiana proporcionaba a la mujer una actividad pública superior a
la que el rígido ordenamiento legal le permitía, tal como se observa también al
examinar los Protocolos Notariales en los que encontramos a la mujer reali zando
compra-ventas, obligaciones, traspasos, reclamando derechos, etc. , como por
ejemplo en los Protocolos de Bernardino Justinian020
, en que Inés Rece, vecina
de El Hierro, solicita al alcalde que le fianza y seguridad, porque se temía que
15. AZNAR V ALLEJO, E.: Documentos Canarios en el RGS (1496-/5/7). La Laguna, 1981 y
AZNAR V ALLEJO, E.; VIÑA BRITo, A .; PALENZUELA DOMíNGUEZ, N. y BELLO LEÓN, J.M.:
Documentos Canarios ell el RGS (15/8- /525). La Laguna, 199 1.
16. 1491 , febrero, 13. Sevilla. Cit. AZNAR V ALLEJO, E.: Documentos ... Ob. Cit., doc. n° 2 15.
17. 1512, abril, 5. Burgos. ldem. Doc. n° 903.
18. 1510, febrero, 23. Madrid. Ibídem. Doc. nO 800.
19. 1510, febrero, 28. Madrid. Ibídem. Doc. nO 803.
20. GALVÁN ALONSO, D. : Protocolos de Bemardillo Juslilliano ( / 526-1527). La Laguna, 1990.
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Juan Martín que le debía una esclava de 7 u 8 años no se la diera; otro caso es el
testamento de Isabel de Freites realizado en el año 1520, por sólo citar algunos21
.
A través de la documentación conservada en los Protocolos Notariales podemos
analizar también el artesanado y en general todos los oficios pues algunos
eran casi exclusivos de las mujeres, tanto en lo relativo a la organización del
trabajo, obligaciones, nivel de vida, como el mundo laboral urbano y semiurbano
a través de las escrituras de asiento y soldada, asalariadas, oficios, etc., e incluso
podemos analizar el papel desempeñado por algunas mujeres que si bien a primera
vista no aparecen en la documentación desempeñando un oficio como es
el de las doradoras, la razón en este caso estribaba, tal como ha señalado Margarita
Rodríguez22, en el papel secundario que se les otorgó en siglos pasados,
aunque a través de testamentos sabemos cuál fue su actividad e incluso la labor
de formación que llevaron a cabo con otras mujeres de su entorno, es el caso de
la ya citada Ana Francisca con la mulata Juana. Por supuesto a través de los
Protocolos Notariales también se pueden analizar todos los aspectos relacionados
con la historia económica y rural: campesinado, trabajo, ...
También son importantes para los estudios de religiosidad a través de testamentos,
donaciones, inventarios y para la propia hi storia de la famjJia y en este
caso concreto me gustaría señalar que junto al análisis de la filiación en función
de relaciones de consanguinidad, básicas para detectar en muchos casos la actividad
de la mujer, y las variables demográficas se puede analizar la realidad
socioeconómica y cultural a través de las dotes, legados, la vida cotidiana: vestidos,
ajuar, joyas, cuadros, etc. y en este último caso podemos examinar los diversos
sectores de la sociedad desde la mujer «noble» detentadora de privilegios
con sus vinculaciones familiares hasta aquellas que ocupan los escalones más
bajos socialmente.
Podríamos seguir enumerando otros aspectos susceptibles de ser analizados
a través de los protocolos notariales, no como fuente exclusiva pero si imprescindible.
Como el objetivo que nos habíamos propuesto era el de hacer un
recorrido por las fuentes escritas para el estudio de la mujer en Canarias llamamos
la atención sobre los Acuerdos del Cabildo, a través de ellos podemos conocer
por ejemplo la actividad de las panaderas « ... que todas las panaderas que
quisiesen amasar pan que lo amasen e que den dies onzas cochas por dos mrs .
... »23. Por supuesto también es básica la consulta de las Ordenanzas del Concejo
21. 1520, diciembre, 19 y 1520, mayo, 6. San Pedro. Cit. GALVÁN ALONSO, D.: Protocolos
de ... Ob. Cit. Doc. nO 272 y 71.
22. RODRíGUEZ GONZÁLEZ, M.: «Pintoras doradoras ... ». Ob. Cit., pp. 343 Y ss.
23. 1499, enero, 28. Acuerdos del Cabildo de Tenerife Vol. 1(1497-1507). Edic. Y Est. E.
Serra Ráfols. 2" edición. La Laguna, 1996.
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para conocer por ejemplo la prostitución y el papel desempeñado por las
mancebías, una de las rentas de bienes de propios del Concejo y que éste arrendaba
por varias razones: finalidad económica, conveniencia policial y para preservar
la moralidad de la población, pues sobre ella se legisla como «mal necesario
» y sólo se castiga cuando transgrede los márgenes de la «legalidad»24.
Por su parte las Datas constituyen otra de las fuentes imprescindibles para
acercarnos a la participación de la mujer en la colonización. Lo primero que nos
llama la atención, al igual que sucedía con las fuentes cronísticas, es que el
número de mujeres que aparece en las mismas es reducido, pero no porque su
participación fuera exigua sino porque su «función», según la mentalidad de la
época, lo era en el ámbito de lo privado y no de lo público aunque para ser
repoblador y vecino era necesario estar casado, a pesar de ello y a diferencia de
lo que sucedía con las fuentes cronísticas las mujeres que aparecen mencionadas
en las datas son tanto personajes significativos de la vida insular, generalmente
por su parentesco con el Adelantado, como gentes del común. A pesar de ello los
datos que hemos podido constatar son parciales por la pérdida de fuentes directas
como se observa por ejemplo en la escasez de este tipo de fuentes para el
conjunto del archipiélago por diversos avatares, recordar simplemente el incendio
del archivo del Concejo de La Palma en 1533.
Así por ejemplo encontramos sólo 115 mujeres beneficiarias en el repartimiento
de Tenerife, de las que 33 lo son en compañía de sus maridos, 17 son
viudas, 8 son criadas, etc.; únicamente aparecen 5 para La Palma hasta el año
1525, lo que significa que el papel de la mujer está mediatizado por la mentalidad
del período que les tocó vivir, porque sin duda alguna su participación tanto
desde un punto de vista cuantitativo como cualitativo fue superior a los que estos
datos nos ofrecen, pues también es necesario tener en cuenta que a la mujer
generalmente se la conocía por los lazos de parentesco, pues la atadura familiar
imprimía una mayor fuerza sobre la mujer.
Consideramos y reiteramos que las datas constituyen las fuentes básicas
para conocer la participación de la mujer en la repoblación del territorio como lo
demuestran algunos trabajos que sobre este aspecto se han realizad025 y así podemos
conocer incluso si las concesiones de tierras lo fueron a mujeres solteras,
casadas o viudas y en que % aproximado o también por ejemplo cuando las
viudas reciben tierras, solares, etc. las perciben en razón de su estado y en un
porcentaje elevado porque sus maridos o familiares participaron en la conquista
24. VIÑA BRITO, A.: «La prostitución de las islas realengas en el siglo XVI» . El Museo Canario,
187. Las Palmas de G.c. (1987), pp. 187 Y ss.
25. VIÑA BRITO, A.: «La participación de la mujer en la repoblación de Canarias». R.H.C.,
178 (1997), pp. 171 Y ss.
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como fue el caso de Catalina González, beneficiaria de 50 fanegas de tierra en
Tacoronte, aduciendo ser: «viuda, pobre y madre del conquistador Juan González,
ya fallecido»26. En cuanto a las solteras el motivo es su relación con el Adelantado:
hijas, esposas, criadas, etc. y en ocasiones se estipulaba que el motivo
era para contribuir al casamiento. Constancia Ferrandes obtuvo tierras yagua en
La Orotava «para su casamiento»27.
Señalar que el estado civil de la mujer condicionaba su actividad en la sociedad,
pues si bien es verdad que su actuación en la realidad cotidiana y su
participación era superior a lo que el rígido ordenamiento legal le permitía, es
necesario un estudio meticuloso para poder detectar esta actividad, pues en el
caso que estamos exponiendo la participación de la mujer en el repartimiento no
es un hecho excepcional, la encontramos con los mismos derechos y obligaciones
que los hombres, debiéndose las desigualdades a la categoría social y al
sexo.
Es interesante también el análisis de los censos y recuentos generales de
población, que como señaló M. Lob028
, si bien su ejecución venía motivada por
el carácter fiscal, encabezamiento de alcabalas, recaudación de donativos, etc,
son fundamentales para cualquier análisis de demografía histórica, pues nos permitirá
conocer la estructura de la población en relación a tres elementos claves:
estado, edad y sexo, y así analizaremos las diferencias entre géneros.
En este rápido repaso aludiremos a la documentación conservada en los
archivos eclesiásticos: diocesanos, parroquiales ya sean libros sacramentales,
donaciones, capellanías y por supuesto las bibliotecas eclesiásticas que recogen
numerosos aspectos sobre la vida de las mujeres tanto las dedicadas a una vida
conventual, como también las normas que regían el «buen comportamiento», las
penitencias, etc. Es interesante el análisis de los sermones puesto que los mismos
nos permiten vislumbrar la mentalidad del momento respecto a la actuación
de las mujeres, recordemos simplemente que ya las Partidas señalaban: la mujer
de buena fama había de demostrarla. Citemos a modo de ejemplo el extracto de
un sermón correspondiente al siglo XVII en el Puerto de la Cruz29 con motivo de
la escenificación de la sepultura el Viernes Santo: « ... con gran estruendo de
martillazos, al tiempo que un fraile, desde el púlpito hacía grandes aspavientos
26. 1503, noviembre, 19. Cil. SERRA RÁFOLS, E.: Las Datas de Tenerife. Libros 1 al IV de
dwas originales. La Laguna, 1978; Doc. n° 567.
27. 1503, noviembre, 20. Cit. SERRA RÁFOLS, E.: Las Datas ... Ob. Cit. Doc. nO 1104.
28. LOBO CABRERA, M.: «El vecindario de Las Breñas en La Palma en 1603». Serta Gratulatoria
en Homenaje a Juan RéguLo. Vol. 111. La Laguna, 1987, pp. 545 Y ss.
29. Datos proporcionados por Dña. Cleme!ltina Calero a quién agradecemos profundamente
esta referencia de un trabajo de RUlz ALVAREZ, A.: Santísimo Cristo de la Misericordia .
Santa Cruz de Tenerife, 1949, p. 6.
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que ocasionaban trastornos a los fieles, muy particularmente a las mujeres, las
cuales caían desmayadas o presas de ataques nerviosos ... ».
También a través de los procesos de la Inquisición y por supuesto de los
registros inquisitoriales y de toda la documentación referente a los tribunales
inquisitoriales podemos conocer y tratar varias facetas desde la mujer acusada
de bruja hasta otros aspectos de la vida cotidiana a través de los inventarios e
incluso la participación de la mujeres de diferentes etnias y confesiones30.
Me gustaría añadir que si bien estamos insistiendo en esta segunda parte en
la importancia de las fuentes documentales, éstas no son únicas ni exclusivas,
pero si estamos convencidas que hoy día siguen siendo prioritarias para el análisis
de la sociedad canaria en el XVI, pues si bien es verdad que en los últimos
años se ha manifestado que los historiadores que nos basamos en este tipo de
fuentes no podemos aportar una visión de la realidad porque la sociedad de esos
momentos obligaba a la mujer a refugiarse en el ámbito privado y además no
poseemos fuentes directas que nos permitan conocer que pensaban las mujeres
canarias de si mismas como escritos sobre mujeres ya sean textos literarios,
cartas, memorias, biografías, etc., a través de fuentes directas y sobre todo indirectas
y, por supuesto, con un conocimiento histórico del período objeto de análisis,
podemos no sólo investigar sino aportar importantes conocimientos sobre
este tema, contribuyendo así a una historia global.
Posiblemente la escasez de datos referentes a las mujeres habría también
que ponerla en relación con los propios argumentos misóginos que desde la
Antigüedad se van trasmitiendo hasta la Edad Media y por tanto los encontramos
en Canarias en el siglo XVI, que intentaron demostrar la inferioridad femenina
basándose en ideas filosóficas, bíblicas y científicas como son por ejemplo
los textos médicos o la propia contradicción existente en la teología para resolver
el conflicto entre unos textos evangélicos que abogan por la igualdad entre
hombre y mujer y la tradición oriental que la considera inferior al varón. También
la legislación establecía prioridades y si bien en las Cortes de Briviesca
(1387,2) establecieron que «ante Dios los hombres y las mujeres son iguales,
incluso el rey y la reina», las leyes constreñían a la mujer a veces en aras de la
convivencia común y del mantenimiento de la estructura social vigente, llegándose
incluso a señalar que a las mujeres «no se las encuentra capacitadas para
desarrollar actividades intelectuales» (Partidas, 111 , IV). Añadamos, como decía
30. Véanse entre otros los trabajos de ANAYA HERNÁNDEZ, A.: «Las minorías en la Historia de
Canarias». VII Coloquio de Historia CanarioAmericalla (1990), pp. 30 Y ss.; FAJARDO
SP[NOLA, F.: «Las Palmas en 1524. Hechicería y sexualidad». A.E.A., 31 (1981) Y
RONQUILLO RUBIO, M .: Los orígenes de la Inquisición en Canarias. Las Palmas de O.c.,
1991.
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Magdalena Rodríguez Gil, por ejemplo al examinar la condición jurídica de la
mujer que es necesario diferenciar las que corresponden a las condiciones naturales
físicas con respecto al hombre y las que son consecuencia de su disposición
en la familia o en la sociedad 3 1.
Podríamos concluir señalando que la realidad cotidiana proporciona a la
mujer un papel mucho más importante de lo que el discurso oficial revela: domina
la esfera de lo privado, cuando éste aún no estaba muy separado de lo público,
coexistiendo un discurso oficial muy hostil a la mujer y una realidad en la que
desempeña un papel muy importante, pues no sólo participa sino que influye en
los acontecimientos públicos, aunque como ha señalado G. Duby no podemos
olvidar que toda la organización de la sociedad estaba fundada sobre el matrimonio
y sobre la imagen de la casa. Se hace necesario como señalamos al inicio
de este trabajo cuestionar la visión androcéntrica de la historia, lo que no quiere
decir que ahora deba realizarse desde una perspectiva contraria, sino simplemente
abordar la misma desde una perspectiva global, haciendo hincapié en la
verdadera y real participación de la mujer en el acontecer histórico y para ello el
punto de arranque es el conocimiento de las fuentes, que hemos limitado en
nuestra exposición a las fuentes escritas, no exclusivas pero si prioritarias al
menos para el período que abordamos.
31. RODRíGUEZ GIL, M.: «Las posibilidades de actuación jurídico-privadas de la mujer soltera
medieval», en La condición de la mujer en la Edad Media. Madrid, 1986, pp. 107 Y ss.
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